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Panqué de plátano

/confesionario de moro Alfredo MARTÍNEZ DE AGUILAR

alfredo_daguilar@hotmail.com / director@revista-mujeres.com @efektoaguila

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Murat, de la tragedia al éxito; Nuevo Pacto Social

* Fuera inútiles e incompetentes * Urge la unión de todos los sectores

Sin frivolidad, mucho menos con cursilería, hemos recordado que el Universo todo está regido por la ley máxima de los contrarios. Ley aceptada, con sus asegunes, por la ciencia y las religiones. No se trata de pontificar. Llamémosle bien y mal, positivo y negativo, yin yang, karma o justicia divina e inmanente. No importa, finalmente, los polos opuestos rigen la vida toda en el Universo.

Dicho está que, históricamente, está demostrado que las crisis son grandes oportunidades de crecimiento personal, familiar, social y nacional. Alemania y Japón son sólo dos ejemplos de ello.

En México y Oaxaca la terrible crisis provocada por la pandemia global del COVID-19 ha puesto de manifiesto el Principio de Peter o nivel de ineptitud e incompetencia en muchos funcionarios.

A ello, se suma la aparente tragedia del grito de dolor de los sismos de la madre Tierra y que contra muchas opiniones, se puede y debe traducir en oportunidad de crecimiento y desarrollo de Oaxaca.

Es indispensable incluir como actores en la firma de un Nuevo Pacto Social a los rectores de las universidades, cuyas facultades y escuelas

de arquitectura deben diseñar viviendas antisísmicas.

Ciertamente, en las últimas tres décadas a ningún Gobernador le había tocado enfrentar tantas tragedias trocadas en desgracias, por diversos siniestros naturales, sismos, huracanes y sequías.

De ninguna manera, se trata de lo que se conoce como mala suerte o mal fario, porque éstos no existen. Los siniestros naturales, se pueden prevenir contando con Atlas y Agendas de Riesgos.

Ésta es la coyuntura favorable para que en una evaluación objetiva de los resultados en su trabajo, el Gobernador Alejandro Murat se deshaga de una bola de inútiles, ineptos e incompetentes. A la vista de todos está el hecho que varios de los amigos y colaboradores más cercanos del Gobernador Alejandro Murat, conocidos como yupis y yopes, han fallado a la confianza de su jefe. Los mayores yerros se acumulan en áreas neurálgicas, por estratégicas, como las secretarías responsables de la política interior del Estado y de la seguridad pública, ampliamente cuestionadas. Con el paso de más de tres años, la comedia, resultante de la soberbia y de la hoguera de las vanidades de los yupis y de los yopes, se ha convertido finalmente en una tragedia para Oaxaca.

Pero es, al mismo tiempo, la gran oportunidad histórica y social para pasar a la historia, de las desgracias recurrentes al éxito de su Gobierno, a través de la firma de un Nuevo Pacto Social.

Es una tarea titánica de interlocución para hacer entender y convencer a todos los líderes y actores de los sectores económicos, políticos y sociales, la necesidad de trazar la nueva ruta de

Oaxaca.

Ciertamente, es un quehacer nada fácil, pero tampoco imposible de realizar. Debió hacerse al principio de la administración. Pero nunca es tarde. Lo peor es no hacerlo, porque el fin se acerca.

El joven mandatario Alejandro Ismael Murat Hinojosa no solo tiene a su favor su innegable fuerza y decisión, sino la autoridad política y moral del bono democrático con el que llegó al poder local.

Éste es un enorme activo que hasta ahora el gobernante oaxaqueño no ha querido o no sabido detonar para potenciar su creciente liderazgo nacional. Es uno de sus mayores bienes intangibles.

Apoyo de iglesias es fundamental

Debe apoyarse en el liderazgo moral del Arzobispo Pedro Vásquez Villalobos, y los seis Obispos, Auxiliar, de Puerto Escondido, Tehuantepec y Tuxtepec, y las Prelaturas de Huautla y los Mixes.

Pero el Gobernador Alejandro Murat Hinojosa, también debe echar mano de los ministros y pastores de las diversas Iglesias Cristianas, cuya participación es indispensable en un Nuevo Pacto Social. Por razones filosóficas, científicas, teológicas y espirituales, es nuestra profunda convicción personal que no existe de manera manifiesta un destino fatal determinista que nos condene al fracaso.

A nuestro juicio las llamadas desgracias, no son más que consecuencia de la concatenación de la dinámica de una serie de yerros que, necesaria y obligadamente, tienen un resultado negativo.

No es casualidad y sí causalidad que el genio científico Albert Einstein y el poeta místico mexicano Amado Nervo, coincidieran en afirmar que "somos arquitectos de nuestro propio destino".

Al iniciar el declive de la segunda mitad de la actual administración estatal el tiempo juega en su contra. El tiempo avanza a pasos agigantados y se acaba como agua que se escapa entre las manos.

Hecha excepción de los enemigos de su padre más que del propio Gobernador, la mayoría del pueblo de Oaxaca todavía concede a Alejandro Murat Hinojosa el beneficio de la duda y cree en él.

Es precisamente este activo como valor intangible, insistimos, del que el gobernante oaxaqueño tiene que echar mano, hoy más que nunca, con el innegable y necesario apoyo de Pepe, su padre.

A la luz de la ley de los contrarios, nada de extraño tiene que todos los sucesos en la vida del mundo y de los seres humanos tengan dos o más vertientes, pros y contras, al fin beneficios y perjuicios.

En esta cara y cruz de una misma moneda, poco se ha observado que la devastación

de la pandemia global del COVID-19, tiene consecuencias altamente positivas para las personas que sobrevivan.

La ley de los contrarios, consubstancial a la creación del Universo y la aparición de la vida humana, tiene una doble vertiente sumamente interesante, una especie de anverso y reverso positivo.

Obligará a algunos, no a muchos, lamentable y dolorosamente, a cobrar conciencia sobre la importancia vital, asunto de vida o muerte, de cuidar su salud integral, empezando por la física.

El nuevo coronavirus SARS-COV2-COVID-19 ha venido a pasar la factura a los excesos en el consumo de comida “chatarra” e ingesta de refrescos, convirtiendo la obesidad en alto riesgo.

Lo mismo ocurre con la hipertensión y la diabetes, detonadas generalmente por la vida sedentaria y el exceso en el consumo de alcohol y tabaco, además de la propia predisposición genética.

Presentar estos padecimientos convierte a las personas, hombres y mujeres, de cualquier edad, en integrantes de los grupos vulnerables ante el contagio de la “peste negra” que asola al mundo.

Duerme en el Senado Iniciativa de Ley Contra Crímenes de Odio en México

·Desde el 14 de agosto del 2019 se encuentra en estatus de pendiente en el Senado el proyecto de decreto para reformar el Código Penal Federal en materia de crímenes de odio.

Nora VILLEGAS*

CDMX.- El pasado mes de mayo, el mundo fue testigo de la muerte de George Floyd, un hombre de color que murió esposado y desarmado a manos de un policía en el condado de Minneapolis, en Estados Unidos. Según cifras oficiales, en Estados Unidos se comete un crimen de odio cada hora, es decir, en ese país cada hora muere una persona por el hecho de haber nacido como nació y representar a un grupo de personas consideradas diferentes.

George Floyd fue detenido por robo, esposado y maltratado en el piso, suplicando ayuda sin que nadie hiciera nada por auxiliarlo; minutos después murió asfixiado por la presión de la rodilla de un policía en su cuello. Conmovidos por la crueldad, los prejuicios y la intolerancia que aún pondera en el cotidiano colectivo, incluso en países que se dicen desarrollados, manifestantes de diversas ciudades en Estados Unidos salieron a las calles de forma violenta, exigiendo justicia y cese a los crímenes considerados de odio.

Los crímenes de odio son aquellos homicidios o asesinatos (la diferencia estriba en que el asesinato es premeditado y el homicidio no) cuya razón para cometerlo es racial, de nacionalidad, sexual, étnico, religioso o por otros motivos que causan intolerancia y discriminación; los asesinos que matan por odio, eligen a quien sea que comparta las mismas características de las personas que repudia.

Al ser de odio, estos crímenes llevan implícita una crueldad excesiva, indiferencia social y hasta justificación para que haya sido cometido; suelen ser minimizados y a veces encubiertos por las autoridades, ya que “el odio” no puede probarse legalmente, su tratamiento deja grandes lagunas en la impartición de la justicia. Así, asesinos, sociedad e instituciones envían el mensaje de “non gratum” a toda la comunidad afectada.

El concepto “crímenes de odio” surgió en 1985, en Estados Unidos, tras una oleada de asesinatos cometidos por motivos raciales, étnicos y nacionalistas; a partir de entonces varios movimientos de promoción y protección de derechos humanos alrededor del mundo incorporaron en su discurso este término para denominar agresiones cuya causa va desde la sexualidad, la religión, género o discapacidad.

En México existe una Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, sin embargo, según las observaciones del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) realizadas al informe

gubernamental de 2019, esta Ley no contiene la mención de discriminación racial y no está en línea con la Convención, no protege integralmente a los pueblos indígenas y no existe una legislación que tipifique “la difusión de ideas basadas en la superioridad o en el odio racial, toda incitación a la discriminación racial así como todo acto de violencia con motivación racial, en particular, contra los personas indígenas y afrodescendientes”, reza el informe.

La Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación prohíbe “toda práctica discriminatoria que tenga por objeto o efecto impedir o anular el reconocimiento o ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades”, pero no prevé sanciones penales, únicamente impone medidas administrativas y de reparación para el responsable.

En cuanto al Código Penal Federal (CPF), el artículo 149 contempla únicamente una sanción de uno a cinco años de prisión a quien “niegue a una persona un servicio o una prestación a la que tenga derecho; a quien niegue o restrinja derechos laborales, principalmente por razón de género o embarazo; o límite un servicio de salud, principalmente a la mujer en relación con el embarazo; o a quien niegue o restrinja derechos educativos.”, pero no se sancionan penalmente los actos de difusión de ideas basadas en la superioridad o en el odio racial, la incitación a la discriminación racial, los actos de violencia o la incitación a cometer tales actos contra cualquier raza o grupo de personas de otro color u origen étnico, ni la asistencia a las actividades racistas, incluida su financiación.

Desde el 14 de agosto del 2019 se encuentra en estatus de pendiente en el Senado el proyecto de decreto por el que se reforman el primer párrafo y las fracciones II y III del artículo 149 ter y se adiciona la fracción IV del Código Penal Federal. Esta reforma propone aumentar de dos a cinco años de prisión y de 200 a 400 días de trabajo a favor de la comunidad y hasta 300 días de multa la sanción y considera como delito la difusión e incitación de ideas basadas en la superioridad y odio racial, además de que prohíbe la organización y propaganda que promueva la discriminación de tipo racial.

La iniciativa con proyecto de decreto presentada por el Senador Ricardo Monreal Ávila, del Grupo Parlamentario de Morena, considera que “de no abordarse de modo integral, la discriminación racial puede conducir a actos de violencia y conflictos de mayor dimensión y es que la discriminación racial es una forma extrema de intolerancia que contribuye a los crímenes de odio.” En México hoy se vive una grave crisis de derechos humanos, el Estado Mexicano no puede seguir ignorando los registros e indicadores, ni evadiendo la falta de estadísticas y recomendaciones internacionales, urge tomar medidas efectivas para detener, prevenir y castigar los crímenes de odio.

* Periodista egresada de la UNAM. Amplia experiencia en el campo laboral más por necesidad que por convicción. Amante apasionada de las causas perdidas, de las buenas historias, de la vida, la libertad y sus enjuagues.

norvill_23@yahoo.com.mx

Colapso deseado

Armando EBOLI*

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIS.- “Muerto el niño a tapar el pozo” dice el refrán, es decir, las cosas no se arreglan hasta que sucede una desgracia, incluso si puede prevenirse. Por eso cuando vimos poco a poco al COVID invadir el mundo y colapsar los sistemas de salud chino, coreano, italiano y español, creímos que todos los sistemas de salud pasarían por los mismos problemas, sin embargo, con la ventaja del tiempo, los diferentes gobiernos tuvieron tiempo para prepararse para la pandemia y, como en el caso de México, salvar su ya deteriorado sistema de salud con unos pocos parches.

La prioridad del sistema no son los ciudadanos, sino la supervivencia del mismo sistema; falazmente hemos atado una cosa con la otra y asumido que, cuando el gobierno dice que hay que aplanar la curva para que el sistema de salud no colapse, se refiere a que vela por la salud de la población. Sin embargo, cuando se negó a comprar pruebas masivas, cuando escudó su pobre información estadística bajo el pretexto del modelo centinela, ya daba algunas muestras que las acciones del gobierno son principalmente para maquillar los indicadores tecnócratas.

Esto desembocó en el eterno vicio del estado mexicano, la hiperburocratización, es decir, la cantidad de requisitos que pide el gobierno para regalar una prueba de COVID o para validar

*Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y pasante de la maestría de Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Interesado en relacionar arte con política. De gustos altermundistas pero acostumbrado a vivir en un mundo neoliberal. exxebo@hotmail.com las pruebas de un laboratorio privado, con un retraso de información de más de una semana. Hoy, yo ya tengo amigos y familiares que se han enfermado e incluso fallecido por COVID, pero también varios que en menos de dos semanas su salud se deterioró por causa de “algo”, que todo el mundo asume que fue COVID, pero que no cumplieron los requisitos para el diagnóstico.

El gran indicador que esperábamos para medir el impacto de la enfermedad era la saturación de los hospitales que hoy, 9 de junio, no se ha dado. Quizá se debe al éxito de la Jornada de Sana Distancia. Sin embargo, el 6 de junio Jorge Galindo escribe para El País, basándose en las cifras oficiales, que el 76% de los muertos por COVID nunca fueron internados, intubados, ni pasaron por terapia intensiva;

quizá no cumplieron los requisitos burocráticos para merecer una cama o un tan preciado ventilador. La prioridad no es tanto el enfermo, sino no saturar los hospitales y no colapsar el sistema de salud. La frialdad de la tecnocracia.

Lo que más me entristece es que todo el discurso de la “nueva normalidad” habla de usar cubrebocas, rasurarse las barbas, abrir negocios con menos de la mitad de su capacidad, entre otros, pero no han mencionado todavía cómo se reestructurará nuestro tan afectado sistema de salud que no logró atender a 8 de cada 10 fallecidos por COVID.

Hubiera preferido que el sistema de salud colapsara a cambio de menos muertos, y de sus ruinas, crear uno nuevo que pueda responder a las pandemias que vienen con regularidad.

Reflexiones de la vida cotidiana: Oaxaca es poema

“La ciudad era un moridero de sueños materia nebulosa y rutilante cardumen de peces ciegos nadando en círculos hasta desfallecer. junto a mí yacían las ideas más sublimes un hombre solitario desafiaba a las bestias los árboles desnudos abrazaban a las aves y sus nidos y el miedo prófugo profano antropófago pagano nos encontraba siempre a la vuelta de la esquina.” (Alonso Aguilar Orihuela)

Mary LINARES*

Uno de los lugares donde se puede albergar una multitud en Oaxaca, es el Auditorio Guelaguetza. No sabemos qué pasará este año con nuestra fiesta anual que reunía a miles de turistas y es el sustento del estado. Después de esta pandemia me pregunto: ¿cuántas cosas cambiarán en nuestra vida comenzando con la fiesta de la Guelaguetza, que se originó después de un temblor y que podría terminar después de una pandemia? Me hace pensar la postura del filósofo Slavoj Zizek quien sostiene que la respuesta al Covid-19 es el comunismo, no al de los años 70´s, uno diferente. Desenmascara al virus del capitalismo que lo sacude el Covid-19 porque lo pone en evidencia. La cura será un nuevo comunismo. Ojalá sea una nueva forma de vida en la que no tengamos que engañar al turismo con rituales “prehispánicos”, enriquecer estúpidamente a unos cuantos con asistir a los partidos de futbol o “tener” que asistir a conciertos de artistas fugaces como sus campañas de marketing.

Me hago muchas preguntas: ¿usaremos permanentes los cubrebocas?, ¿cómo podemos evitar la manipulación de las redes sociales?, ¿qué pueden hacer las mujeres y la niñez cuyo único escape de la violencia es el trabajo y la escuela?, ¿cómo podemos construir los nuevos valores a partir de saber que lo valioso no es lo costoso?, ¿estaremos dispuestos a unirnos en un país tan dividido para sacarlo adelante?, ¿serán capaces los gobernantes de actuar con honestidad?

Lo más importante es que nos volvamos sensibles con quienes no tienen opciones: los que tienen que trasladarse en metro aun a riesgo de morir, los campesinos, las mujeres, la niñez que cada día está seriamente dañada por adultos insensibles. Tal vez llegó la hora de ser selectivos con quienes nos rodean y dejar de comprar sin necesidad para poder dejar el capitalismo que ha mostrado su fracaso.

También así, podemos ser poetas de nuestra realidad del 2020, el año que cambió al mundo. No es la primera pandemia y de muchas otras, y peores, hemos salido. La diferencia es que ésta nos concierne a nosotros que estamos inmersos en un mundo globalizado cuyo impacto es aplastante. Tal vez sea como dice Sara Sefchovich que las cosas después del Covid-19 “serán como puedan ser”, como ha sucedido en este país desde que tengo memoria y desde antes de mis abuelos. La postura filosófica a nivel internacional

habla de grandes cambios a partir de ésta pandemia y hasta del fin del capitalismo, pero yo creo que no hay cambios gratuitos, que para que exista un cambio debemos involucrarnos todos. Saber lo que queremos, a dónde vamos y caminar juntos hacía esa meta.

De nosotros depende que los cambios sean los tapabocas temporales y los cambios profundos en nuestro país, que acabemos, a través de una educación de calidad, con la idiosincrasia mexicana que la ciencia es un acto de fe. Pero ahí tendríamos que empezar con maestros que sean responsables de las personas que educan y sean profesionales. Podríamos comenzar exigiéndoles a ellos y a los gobernantes, podríamos empezar votando con conciencia lo que sería posible si no estuviéramos divididos en chairos y fifís.

Te invito, querido lector, a ser también un poeta de nuestra visión del mundo, que podamos actuar de acuerdo a metas que estén más allá de lo inmediato.

* Mujer de tiempo completo.

carmenlinares_mujeres@hotmail.com

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