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SUPLEMENTO VERACRUZ

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Sexo y cannabis

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Estadistas, especie en extinción

Edgar VÁZQUEZ*

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XALAPA, VER.- Estamos de acuerdo que el desarrollo estatista de nuestro País planteado por el Presidente López Obrador, gira en torno al escenario geopolítico de México, a saber: el global y regional (como integrante de América del Norte y de interés para países industrializados como China, así como uno de los países Latinoamericanos mas importantes), y el Nacional, delimitado en la gobernanza a nivel federal, con 32 Estados de la República y los 2457 municipios del País.

A partir de esa premisa, se pensaría que la administración López obradorista parte de la idea que el Estado se constituye en una superestructura plural y compleja, que controla por medio de las políticas públicas fundadas en las facultades del Estado y la gobernanza, las condiciones políticas, económicas, sociales, de seguridad patrimonial y física de la población, educativas y culturales, ambientales, y tecnológicas.

Habida cuenta, se deben considerar como complementados en la gobernanza, los intereses hegemónicos, fácticos y metapolíticos, las consecuencias y los hechos públicos que pueden determinar el curso del Estado, y muchos de estos se manifiestan en conflictos lo que por ende, traerá consigo una reacción por parte del Estado.

Ahora bien, la realidad es que en el Estado actual hay libertad, pero no justicia social, puesto que en México dos terceras partes de la población viven en la pobreza, con una clase política y gobernante mayoritaria emanada principalmente por un Neo Partido (MORENA), que surge hace poco menos de un lustro, y cuyo desempeño de ensayo-error navega actualmente en la crisis institucional, y que va con la firme idea de que el neoliberalismo ha llegado a su agotamiento como modelo económico.

Y se puede o no estar de acuerdo con estas ideas, no obstante lo anterior, en un escenario de magros resultados, y a un año y medio de Gobierno del Presidente López Obrador, existe en el territorio nacional un empobrecimiento social, un rezago en infraestructura y servicios

públicos, y es que el actual gobierno lleva consigo graves señalamientos de un falso combate a la corrupción, flagelo que por el contrario, -según estudios aplicados por organismos No Gubernamentales y en la percepción ciudadana- se ha incrementado a un nivel endémico en las tres esferas gubernamentales, así como la evidente debilidad del estado de derecho radicado principalmente en la inseguridad que pervive el país y los niveles de impunidad de quienes tuercen la ley.

Amén que en estos momentos los mexicanos vivimos una etapa crítica mundial, provocada por la pandemia del coronavirus, la cual ha sido administrada solo con la clarividencia de

quien lleva las riendas de la república mexicana. En consecuencia, el presidente AMLO sale de gira tras lo que consideró como “cuarentena”, y menosprecia la crisis, llevando un mensaje confuso y mal ejemplo a los mexicanos quienes al creer que ya salieron del confinamiento, se dirigen inexorablemente a convertir al país en una fosa abierta.

En diversos países que han manejado más adecuadamente la crisis (Alemania, Finlandia, Noruega, Dinamarca, Taiwán, Nueva Zelanda, China). En todos estos casos la estrategia ha sido más ciencia y menos intuición. Noruega, Dinamarca y Finlandia, que suman juntas menos de 1200 muertes, aplican protocolos claros que siguen sus jefes de Estado. Empero, en México el científico a cargo de las respuestas públicas a la crisis cede protagonismo al liderazgo político y observa cómo el presidente Andrés Manuel López Obrador hace lo que quiere, quien a fuerza de su intuición reabre el país sin haber aplanado la curva de infecciones.

Es decir, mientras en varios gobiernos hay científicos en posiciones prominentes o se entienden con ellos -Angela Merkel es doctora en química; el vicepresidente de Taiwán, epidemiólogo- o en Corea del Sur y Nueva Zelanda, que se impusieron confinamientos inmediatos e instrumentaron decenas de miles de pruebas.

Caso contrario, en Estados Unidos, donde han muerto casi 113.000 personas, no logran que Donald Trump deje de soltar cuanto pase por su cabeza de virólogo informal, emulando a su homólogo de Brasil, Jair Bolsonaro, quien ha renunciado ya a dos ministros de Salud.

La diferencia está más que clara, pues los países que aplicaron el sentido común respondieron con una inmediata y sólida estrategia sanitaria y científica, lo que les ha redundado en librar mejor la crisis que aquellos

donde ha dominado la intuición.

Y a pesar de que la sapiencia técnica concede capacidad para entender mejor un fenómeno, esta no garantiza resultados. Es así que las naciones de vanguardia han optado por adoptar una fórmula de liderazgo político con una buena asesoría técnica y científica.

Y es que sobra decir que un presidente es un símbolo. Por ejemplo, cuando Trump, Bolsonaro o AMLO ignoran el consejo profesional y se exhiben sin tapabocas, estrechan manos y reparten abrazos, sugieren que están por encima de la inteligencia médica. Tres mandatarios con mensajes contradictorios que banalizan el trabajo de médicos, enfermeros y científicos. Minimizan la gravedad de la crisis y vandalizan el esfuerzo de las personas confinadas.

No es un secreto que en EEUU, Brasil y México la gestión de sus respectivos gobiernos ha girado en torno a la improvisación y el desdén. Por ejemplo, la confianza en Trump cae a cinco meses de las elecciones presidenciales, la aprobación de Jair Bolsonaro se ha desplomado desde enero; y casi el 70 por ciento de los mexicanos cree que las giras proselitistas de AMLO son riesgosas. Es decir, estos políticos no parecen preparados para la complejidad del siglo XXI. Trump promete aislacionismo y nativismo en una época de intercambios culturales y económicos globales. Bolsonaro hunde a Brasil en un rancio fascismo. Y López Obrador: besos y mítines multitudinarios durante la pandemia y, como colofón, pone y quita recortes presupuestarios brutales en centros educativos y de investigación en plena crisis. Los presidentes van a la guerra que diseñan sus generales y dirigen economías que no crean. Por lo mismo, no se trata una pandemia sin científicos al frente. Los gobiernos de la ignorancia, parecen estar sostenidos por una fe desmedida en la intuición del político profesional y un menoscabo del conocimiento técnico.

De ahí que salvo contadas excepciones, ya no haya estadistas, ya son especie en extinción.

* Con estudios de Ciencia Política, Administración Pública y Derecho. •Ex diputado local de la LIX Legislatura en el Congreso del Estado de Veracruz. •Ex Presidente de la Asociación Nacional de Estudiantes de Ciencia Política y Administración Pública. •Secretario de la Asociación Civil “Amigos de José Iturriaga”. •Imparte la asignatura “Estructura Socioeconómica de México” en el Sistema de Educación Media Superior de Veracruz. •Corresponsal de la Revista mujeres Shaíque en el Estado de Veracruz. •Colaborador de diversos medios de comunicación de Veracruz.

evazquezv@gmail.com

Línea caliente

*Polémica entre los “golpistas y separatistas” del Cuic y los “politiqueros” de AMLO *¡El erosionado gobierno del Peje se mueve entre la BOA y el GOAN!

Edgar HERNÁNDEZ*

Xalapa, Veracruz.- El saldo de la décima tercera visita de AMLO a Veracruz, se vio ensombrecida no solo por la embarcada que pretendió darle Cuitláhuac García, sino por el airado reclamo de madres de desaparecidos al gritarle, al más puro estilo jarocho, que prefería atender a la mamá de “El Chapo” que a ellas. Hoy ya no hay duda que la política no es lo suyo. Menos para el imberbe mandatario veracruzano que por quedar bien con el patrón señaló como “golpistas” y “separatistas” a 9 gobernadores obteniendo por respuesta un rotundo “¡No es así!” de parte del Peje.

Saliendo por la tangente el Presidente precisó que el movimiento de los gobernadores opositores, es solo “politiquería” despivotando así la presión de quienes en días pasados sostuvieron que “México no puede desandar el camino del federalismo, de los contrapesos, ni de la libertad. No hay lugar al regreso de una suerte de república monárquica”, dijo. El pronunciamiento de los mandatarios del

*Oriundo de Xalapa, Veracruz, escribe en diversos Medios de Comunicación del Estado de Veracruz. En su trayectoria como comunicador destaca lo siguiente: •Fue Premio Nacional de Periodismo, otorgado por su participación como corresponsal de Guerra en la revolución sandinista, conflicto armado por la liberación de Nicaragua. •Recipiendario de la medalla “Defensor de la Libertad de Expresión”, que otorga el Club de Periodistas de México A.C. •1986 a 1988. Coordinador de Comunicación Social del Gobernador de Veracruz, Don Fernando Gutiérrez Barrios. edhdezr@ hotmail.com llamado GOAN, se sucedió previo a la visita presidencial a Veracruz, mismo que rechazó con un “No me voy a dejar. No voy a permitir que se ningunee la investidura presidencial”. Hasta ahí el pleito estaba en tablas.

Sin embargo, alguien aconsejó a Cuitláhuac que había llegado el momento de descubrirse el pecho, envolverse en la bandera nacional y tirarse de los balcones del Castillo de Chapultepec, gritando un no al golpismo y a los intentos separatistas de sus pares. Cuitláhuac jamás imaginó que el peso de sus palabras iba a provocar una inmediata reacción en contra de parte de su mismo jefe, de su partido y de los gobernadores opositores. El Cuic quiere quedar bien con AMLO y éste lo expulsa al paraíso de los estultos. Nunca midió que al hablar de golpismo, invocaba a las fuerzas armadas con las cuales en estos momentos, la fiesta va en paz.

No calculó que con su dicho etiquetaba a los grupos extremistas dispuestos a entrarle a la insurgencia; a los partidos políticos a ganar votos con el rechazo a la dictadura pejista y, al mismo tiempo, despertaba ese apetito anexionista de Estados Unidos que en el pasado ya nos arrebató media república. Un golpe de estado no es otra cosa que la toma del poder político de un modo repentino por parte de un grupo de poder, vulnerando las normas legales de sucesión en el poder vigente con

anterioridad.

En tanto que las acciones separatistas son movimientos sociales de carácter político que aspiran a la autonomía respecto a una institución política y un primer paso, como se está viendo en algunas entidades de nuestro país, es revisar el Pacto Fiscal como paso previo a la ruptura del Pacto Federal. Los gobernadores andan con un apetito de confrontación al reunirse nueve de ellos en la cuna de la Independencia, en Dolores Hidalgo, Guanajuato, para cuestionar la actitud dictatorial del Presidente López Obrador. Esos “golpistas” y “separatistas”, como los llamó Cuitláhuac, son los mandatarios estatales de Aguascalientes, Martín Orozco Sandoval; de Querétaro, Francisco Domínguez Servién; de Yucatán, Mauricio Vila; de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca; de Chihuahua, Javier Corral; de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis, y de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, además del gobernador de Durango, José Rosas Aispuro, y Antonio Echevarría, de Nayarit.

Si por alguna razón fuera realidad el pretendido separatismo del que habla el gobernador, se partiría en tres la república, norte, centro y sur. Con ello se cumpliría ese viejo sueño de construir como república la Capitanía de Yucatán, al tiempo que las entidades de más alta productividad se proclamarían como repúblicas independientes. ¿En eso pensó Cuitláhuac cuándo ayer abrió la boca con ese raro modito de hablar como el Peje?.. ¡Creo que no! Simplemente se lanzó como el borras esperando el aplauso presidencial que en realidad fue mohín, ya que a la suma golpista y separatista, le colgaron la medalla de omiso por no atender a las madres de los desparecidos. Tiempo al tiempo.

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