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Matehuala y los conventos franciscanos en el sur del Nuevo Reino de León (1638-1718) // Francisco Javier Alvarado

CONOCIDA en su inicio como “Matehuala la vieja”, este asentamiento indígena data del siglo XVI. En un paraje o labor denominado Ojo de Agua, al cual ya para el siglo XVIII, se le identificaba como hacienda o labor de San Francisco de Matehuala. Mas fue hasta el 10 de marzo de 1706 cuando se le erigió definitivamente.

En su antecedente histórico es preciso destacar que toda esa región era habitada por indios huachichiles o chichimecas, y negritos -el significado de huachichil es gorrión, y el de negritos se refiere a su baja estatura y color-. La pacificación de la mayor parte de esta zona del norte de la llamada Nueva España se dio hacia 1590 o 1591, con el Virrey Luis de Velasco, quien para realizar este fin trasladó desde Tlaxcala a varios grupos de familias diseminadas en el norte, llamados Tlaxcaltecas.

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En aquel proceso pacificador hubo participación importante de muchos capitanes; mas en el proceso evangelizador, fue de relevada trascendencia la autoridad de los franciscanos. También desempeñaron un papel medular, en 1562, el Real de las Salinas del Peñón Blanco, y poco después el Real de Charcas “viejo”, en 1574; éste, después de fundarse, fue despoblado por los ataques de los indios refundándose luego hacia 1584.

Matehuala, San Luis Potosí, fue un sitio de tránsito muy destacado en el Nuevo Reino de León, tanto en el caso del comercio, como en el de las misiones y la ganadería trashumante. En la parte sur del llamado Nuevo Reino de León, también jugó un papel sobresaliente en la evangelización franciscana, pues muchos de estos frailes partieron del convento de Nuestra Señora de las Charcas, en busca de la conversión de los indios.

Con base en lo anterior puede explicarse la relación que existió entre el Nuevo Reino de León y la Nueva Galicia y de León (Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco, Nayarit y parte del noreste de San Luis Potosí). Del mismo modo, las distancias sumamente cortas entre el sur de Nuevo León y Matehuala. Rige la misma consideración para el caso de los huachichiles y negritos de San Francisco de Matehuala, San Sebastián Agua de Venado e Ipoa -o Ypoa- este último situado a 22 kilómetros al sur de Matehuala.

Entre las primeras concesiones de tierras otorgadas después de 1615, figuran personajes importantes en el Nuevo Reino de León -sur de Nuevo León-, como Miguel de Escorihuela, por parte de la Nueva Galicia, y escobedos, los medellines, etcétera. Por ello y a partir de 1615, la obra franciscana partió de charcas, Matehuala, a la Congregación de San José -hoy general Zaragoza- a Santa María de los Ángeles de Río Blanco -hoy Aramberri- y a San Antonio de los Llanos -hoy Hidalgo, Tamaulipas.

Por lo antes referido, se puede afirmar que entre las personas destacadas, dueñas de Matehuala entre 1615-1706, están Miguel de la Escorihuela, Antonio de Orpinel Escorihuela, Francisco de León, José de Espinosa, Nicolás de Alanís, Alonso Sánchez Muñiz, Diego, Juan y Cayetano de Medellín y Juana de Medellín.

Matehuala fue, pues, muy influyente en el proceso evangelizador del sur, dada su permanencia al Nuevo Reino de León por espacio de 80 años, es decir, de 1638 a 1718, y militarmente de 1638 a 1754.

Los constantes ataques de los chichimecas hicieron necesario el establecimiento de los llamados presidios, o Casas Fuertes, con escuadras de soldados que resguardaban la seguridad de los viandantes, quienes en caravanas acostumbraban llevar un carro en forma de fortaleza para protegerse de los jarazos, piedras, etcétera, y desde sus troneras poder disparar desde dentro, lo que abrigaba a mujeres, niños y ancianos.

Conventos

Para 1602 existían 25 conventos en la provincia de Nuestro Padre San Francisco de Zacatecas; entre otros estaban los de San Luis Potosí, San Antonio de Guadiana, San Mateo de Sombrerete, la villa de Nombre de Dios, San Francisco de Chalchihuites, Santa Bárbara del Valle de San Bartolomé, San Juan del Río, San Juan del Mezquital, San Esteban del Saltillo, San Luis de Colotlán, San Pedro y San Pablo de Topia, la Concepción de Cuencamé, Santa María del Valle de Atotonilco, la Concepción de la Sierra de Pinos, la Asunción de Tlaxcalilla, San Juan del Noxtio, Santiago de Ixmatitlán, San Miguel Mesquitic, San Francisco de Conchos y, desde luego, los que nos interesan por ser desde 1602 parte del Nuevo Reino de León: Santa Lucía del Nuevo Reino de León, y San Francisco de Charcas. Algunos de ellos estaban situados en la frontera norte, plagada de chichimecas e indios infieles. Donde vivieron un sinfín de misioneros franciscanos, adoctrinando y administrando a los que ya estaban convertidos a la fe de Cristo Señor Nuestro, y convirtiendo poco a poco al resto de ellos.

Entre los atropellos de los chichimecas está la muerte, en Charcas, de fray Juan del Río, ocasionada cuando éste salió a confesar a algunos españoles que habían sido heridos. Otro, también en Charcas, fue el de fray Pedro Beltrán, a quien los chichimecas sólo aprehendieron llevándoselo con ellos, aunque luego lo regresaron al mencionado convento de Charcas.

En lo referente al Nuevo Reino de León, cerca de Monterrey, los chichimecas mataron a fray Martín de Altamira, cuando éste visitaba el convento de Santa Lucía fundado con indios denominados borrados, nación indígena muy belicosa.

Mas fue en el periodo del Virrey de Guadalcázar, cuando fueron enviados, para pacificar la región, varios frailes, entre ellos fray Lorenzo Cantú. Luego, tocó al Virrey Luis de Velasco, el segundo, en 1591, enviar desde Tlaxcala a 400 familias a pacificar la región; estas 400 familias unidas a los chichimecas, debían congregarse en pueblos para facilitar el adoctrinamiento de los infieles.

El 10 de julio de 1591 salieron de Tlaxcala las 400 familias con sus caudillos, en 4 partidas sorteadas en barrios de aquella república. La primera fue del barrio llamado de Quiahuiztlán, en 20 carros de Rodrigo Muñoz, siendo sus jefes Lucas Tellez y Diego Ramírez; la segunda salió del barrio de Tizatlán, en carros y cuadrillas de Pedro Gentil, con sus capitanes Buenaventura Paz y Joaquín de Velasco; la tercera provino del barrio de Ocoteluco, en carros de Juan Berna, con sus capitanes Lucas de Monteverde y Miguel de las Casas; la cuarta partió del barrio de Tepetiepac, en 28 carros de Rodrigo García, con sus capitanes Francisco Vázquez y Joaquín de Paredes. La distribución de todos estos tlaxcaltecas la hicieron los franciscanos Jerónimo de Zárate e Ignacio de Cárdenas, quienes fueron situados en Colotlán, Mezquitic, Chalchihuites, Venado y Saltillo, y Fray Martín de Urrizar, radicado en uno de los conventos que había en 1688.

Entre los conventos que consignamos y nos competen, está el de Santa María de las Charcas, que tenía 5 religiosos, el legado de memorias de misas 2, que sumaban cada año 20 pesos, estando sus fincas en Casa Real de Minas, su erección sucedió en 1574, mas luego que los indios desolaron el pueblo, simultáneamente desolaron el convento, el cual se refundó en 1582. Por su parte, Venado tenía 4 religiosos, no tenían ningún legado de misas, siendo su fundación en 1593, cuando solamente era un pueblo de indios.

En Monterrey, cabecera del Nuevo Reino de León, existía el convento denominado San Andrés de Monterrey, que solo tenía 2 religiosos y no poseía ningún legado de mismas; su erección se debió a una cédula de su Majestad, que llevó el gobernador don Martín de Zavala hacia 1625 o 1626. Monterrey era, sobre todo, un poblado de españoles, a cuyo convento asistía Martín de Zavala, a pesar de sólo tener doctrina de indios.

El convento de San Gregorio de Cerralvo contaba con 2 religiosos, y no detentaba legado de misas; su erección data de 1630, fue pueblo de indios, aunque no tenía doctrina.

La doctrina de San José de Cadereyta constaba con 2 religiosos y no tuvo legado de misas, su erección sucedió en 1647; fue también un pueblo de españoles, con su presidio de 8 soldados, y su cabo; además tenía doctrina de indios.

Por lo que toca a la misión de Santa María de los Ángeles de Río Blanco, hoy Aramberri, solo operaba con un religioso y no tenía legado alguno de misas; su erección se llevó a cabo en el año de 1657. En su tiempo fue conocido como pueblo de indios.

Otra misión fue la de San Antonio de los Llanos, hoy Hidalgo, Tamaulipas, muy ligada a la de Río Blanco, la cual no tuvo ningún legado de misas. Su erección sucedió en el año de 1667 y tenía agregados algunos indios en forma de pueblo.

Existieron, asimismo, la misión de Santa Teresa del Alamillo, erigida en 1664, muy cercana a Gualeguas, que sólo tenía un religioso y no poseía legado de misas; la misión de San Bernardino, cuya erección es de 1677, muy ligada a la de San Antonio de los Llanos, que sólo tenía un religioso y ningún legado de misas; la misión de San Pablo de Labradores, hoy Galeana, fundada en 1677, la cual tenía sólo un religioso y ningún legado de misas; la misión de San Cristóbal de Hualahuises, con sólo algunos indios en forma de pueblo, instaurada en 1677, y la misión de San Nicolás de Gualeguas, establecida en 1677, la que solo tenía un religioso sin legado de misas.

Bibliografía

Morán de la Rosa, Carlos. (enero-diciembre de 2011) “Proceso fundacional de los asentamientos de Matehuala bajo las jurisdicciones del Nuevo Reino de León y Nueva Galicia”. Humanitas, IV(38), 121-138.

Peña, Francisco. (1979) Estudio Histórico sobre San Luis Potosí. San Luis Potosí: Academia de Historia Potosina.

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