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Fundación de las Escuela Municipal de Música //Alfonso Ayala Duarte

ESTE ESCRITO es parte de un trabajo mayor hecho para conmemorar el 80 aniversario de la Facultad de Música de la UANL. Una gran parte de los documentos consultados para su preparación son resguardados en el Centro de Documentación y Archivo Histórico de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Los errores y omisiones que pueda contener son responsabilidad exclusiva del autor.

ANTECEDENTES DE LA EDUCACIÓN MUSICAL EN MONTERREY

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En Nuevo León la educación musical tiene sus antecedentes en la iglesia, la milicia y las autoridades municipales y estatales. [1] También son importantes algunos músicos extranjeros y locales que a fines del siglo XIX y principios del XX se desempeñaron como maestros.

Dos importantes músicos, maestros en el Monterrey de fines del siglo XIX y principios del XX, fueron Jacinto Villanueva Francesconi y Joaquín Palomares, ambos españoles radicados en Monterrey durante un tiempo. [2]

Una escuela de música municipal pionera fue la dirigida por Nicolás Mauro Rendón (18461909), quien fue pintor, músico y fotógrafo. En 1886 el maestro inauguró una Escuela Municipal de Música, que en 1889 graduó a sus primeros alumnos: Alfredo Garza Castillón, flauta; Ignacio Rendón (su hijo), piano; José Santillana y Pedro A. Rocha, violín. Otros distinguidos discípulos suyos fueron Antonio Ortiz y Gustavo Quiroga. [3]

Los instrumentistas Daniel Zambrano, piano, y Antonio Ortiz, violín, fueron dos sobresalientes músicos locales. Junto al padre Francisco Estrada, fundaron la Academia de Música Beethoven (1916-1930), institución particular regiomontana dedicada a la promoción de la obra de los grandes maestros.

La Academia de Música Beethoven ocupa un relevante sitio en la historia artística nuevoleonesa, porque en 1922 fundó la Orquesta Sinfónica Beethoven, primer ensamble de su tipo en el norte del país, y proveyó a la ciudad y su región de excelentes ejecutantes y profesores de música. Durante los años veinte, numerosos egresados de la institución, en su mayoría mujeres, fundaron estudios particulares de piano, orientados a la enseñanza y ejecución del repertorio clásico. [4]

La institución educativa musical de mayor presencia en los años treinta fue el Conservatorio Regional de Música. Fundado con el patrocinio del Club Sembradores de Amistad, el instituto fue encabezado por maestros de amplia experiencia concertista en México y el extranjero: José Vargas de Núñez, piano; Ignacio L. Tello, violín; Joaquín Girón Ruelas, piano; y José Andrade M., violonchelo.

LA ESCUELA MUNICIPAL DE MÚSICA

En la década de los treinta la ciudad experimento un acelerado crecimiento urbano y en la demanda de servicios educativos profesionales. Fueron tiempos en que se fraguaron los cimientos de la, en ese entonces, Universidad de Nuevo León (UNL) y se fundaron nuevas escuelas técnicas y profesionales que pasarían a formar parte de la misma.

Monterrey contaba con numerosas escuelas, academias de música y hasta un conservatorio de música, pero ninguno de aquellos planteles gozaba del aval de la universidad o las autoridades educativas gubernamentales de manera que pudiera ofrecer títulos con valor profesional.

Sin precisar fuentes, el 29 de marzo de 1934 una nota periodística de El Porvenir informó que algunos “elementos profesionales” de la ciudad se habían organizado para fundar una escuela de música. El propósito era crear una institución de carácter particular con el reconocimiento de las autoridades educativas. La escuela proyectada ofrecería estudios de música vocal e instrumental; el plan curricular sería semejante al del Conservatorio Nacional. [5]

El proyecto no prosperó. La prensa no volvió a tocar el tema en años. Hubo que esperar hasta enero de 1939 para retomar la idea, cuando el alcalde de Monterrey, profesor Manuel Flores Varela, propuso al Ayuntamiento la creación de una Escuela Municipal de Música. El presidente municipal contó con el apoyo de “seis competentes profesores”. El principal objetivo de la propuesta fue “cooperar a la labor cultural del pueblo [...] contrarrestar con escuelas la infinidad de centros de vicio que se tiene en cada esquina”; en suma, despertar “el espíritu del pueblo con cosas bellas”.[6]

El periodo 1939-1940 del Ayuntamiento de Monterrey se distingue por sus iniciativas en materia cultural. [7] Los méritos, desde luego, no sólo fueron del profesor Flores Varela. Éste contó con el apoyo de su secretario de gobierno, Genaro Salinas Quiroga, y de los demás miembros del Cabildo. [8]

La relevancia de las acciones del Ayuntamiento en materia musical destaca en dos acontecimientos: las fundaciones de la Orquesta Sinfónica de Monterrey y la Escuela Municipal de Música. La primera, como una continuación de la Orquesta Sinfónica Beethoven, ensamble de la prestigiosa academia del mismo nombre; la segunda, vinculada directa y consecutivamente con la Escuela Municipal de Música de Nicolás Mauro Rendón (1886-1891) y la Academia de Música Beethoven (1916-1930).

La formación académica del presidente municipal, Manuel Flores Varela, fue como profesor de música. Él estudió en la Academia de Música Beethoven, donde se distinguió como alumno y ayudante del maestro Antonio Ortiz, quien le brindó la posibilidad de relacionarse con los más distinguidos protagonistas de los escenarios locales artísticos y políticos. Su tesón y carácter servicial, aunados a la asociación con importantes actores políticos en Nuevo León, llevarían a Flores Varela a desempeñar numerosos puestos públicos, hasta ocupar en 1939 la presidencia municipal de Monterrey, desde donde proyectó la creación de la Escuela Municipal de Música. [9]

La fundación de la Escuela Municipal de Música obedeció a circunstancias oportunas, tanto en lo que se refiere a la presencia de políticos simpatizantes con la idea, como de músicos capaces con afanes pedagógicos. Entre estos últimos, la maestra de canto Alicia González jugó un papel protagónico.

Alicia González nació en Monterrey en 1912 en el seno de una familia procedente de Marín, Nuevo León. [10] Muy joven, inició sus estudios musicales en la Academia de Música Beethoven, pero a los 17 años se mudó a la capital del país con el propósito de inscribirse en el Conservatorio Nacional de Música. A su regreso a Monterrey, entusiasmada con la posibilidad de crear en su ciudad una escuela de música a la altura del Conservatorio Nacional, en 1938 acudió con el gobernador Anacleto Guerrero para animarle a consolidar la idea. Entonces no tuvo éxito, pero un año después sus deseos se concretaron en manos del presidente municipal Manuel Flores. [11] Las primeras gestiones oficiales para crear la Escuela Municipal fueron hechas la noche del 16 de enero de 1939, en el Salón de Cabildos del H. Ayuntamiento, bajo la presidencia del profesor Manuel Flores. [12]

Inauguración

La inauguración de la escuela, que sería llamada Escuela Popular de Música, fue programada para abril del mismo año. Después de algunos contratiempos, la apertura del nuevo instituto educativo tuvo lugar la noche del 15 de mayo siguiente en uno de los salones de la Escuela Secundaria Número Uno, localizada en la esquina de las calles Juárez y M. M. del Llano, sitio en que se planeó instalarle.

El acontecimiento fue solemnizado por la maestra Alicia González, canto, y el trío formado por Isaac Flores, piano; Inés Cerda, violín; y Narciso Aguilar, violoncelo. Los discursos estuvieron a cargo de Narciso Aguilar y Oziel Hinojosa; el primero dictó una conferencia de carácter histórico acerca de la importancia de la música en la vida de la humanidad, mientras que el segundo felicitó al presidente municipal por haber llevado a feliz término la fundación de la Escuela de Música, y a los maestros y alumnos de la misma por decidirse a participar en el proyecto.

Al final de la velada el profesor Manuel Flores declaró ante un centenar y medio de asistentes: “En la ciudad de Monterrey, estado de Nuevo León, a los 15 días del mes de mayo de 1939, siendo las 12:15 horas, declaro inaugurada la Escuela Municipal de Música”. [13]

ADSCRIPCIÓN A LA UNIVERSIDAD DE NUEVO LEÓN

Después de que el alcalde Manuel Flores terminara su periodo, tanto la Orquesta Sinfónica de Monterrey como la Escuela Municipal de Música entraron en un progresivo deterioro. En el periodo la escuela debió su permanencia a la perseverancia de los maestros, quienes trabajaron durante más de un año sin recibir sueldo.

Dos tipos de interés se concentraron en la incorporación de la escuela de música a la Universidad de Nuevo León. Por un lado, de los maestros de la escuela, quienes veían amenazada la pervivencia de su fuente de trabajo. [14] Por otro, en el Consejo Universitario se empezó a discutir la incorporación de la escuela y la orquesta sinfónica a la universidad, como una oportunidad para iniciar en la máxima casa de estudios un área académica dedicada a las bellas artes.

En 1942, incluso, el tema fue abordado por el gobernador Bonifacio Salinas Leal, quien en su informe administrativo correspondiente al año de 1942 anunció que la escuela de música sería adscrita a la universidad.

Las acciones de todos los interesados en la continuidad de la institución educativa y su incorporación a la Universidad de Nuevo León tuvieron resultados positivos al final de 1943. El 3 de noviembre de ese año, la escuela de música, representada por su director Isaac Flores Varela, tuvo un sitio en la reunión del Consejo Universitario:

La Escuela de Música quedó adscrita a la Universidad de Nuevo León, siendo gobernador del Estado, Gral. Bonifacio Salinas Leal; secretario general de gobierno, Lic. Arturo B. de la Garza; y rector de la Universidad, Dr. Enrique C. Livas.

LA ESCUELA DE MÚSICA Y LA ESCENA MUSICAL EN MONTERREY

A partir de la adscripción de la escuela de música a la universidad, la actividad musical en la institución, la ciudad y su región experimentó un importante desarrollo. Desde entonces, maestros y alumnos no sólo solemnizaron musicalmente los actos oficiales de la UNL, del gobierno estatal y de algunas importantes asociaciones particulares; también participaron activa y crecientemente en los programas universitarios de promoción y divulgación de la música de concierto. En los conciertos posteriores a la adscripción de la escuela a la universidad, la maestra Alicia González y sus alumnos ocuparon espacios de primer plano.

En los siguientes años la EMUNL continuó implementando su actividad concertista como una parte importante de los quehaceres estudiantiles y docentes. Con su adscripción a la plantilla de colaboradores del Departamento de Acción Social Universitario, la institución se distinguió como una sobresaliente promotora de la música clásica.

EL DEPARTAMENTO DE ACCIÓN SOCIAL UNIVERSITARIA

En la Ley Orgánica de la Universidad del 29 de septiembre de 1943, no sólo se hizo oficial la membrecía de la Escuela de Música en el directorio de la Universidad de Nuevo León; también se formalizó la creación del Departamento de Acción Social Universitaria (DASU), bajo el liderazgo del licenciado Raúl Rangel Frías. [15] El DASU incluyó dos áreas: extensión universitaria y difusión editorial.

Desde su inauguración, el DASU desarrolló una intensa labor de difusión cultural en la ciudad, Nuevo León y los estados vecinos de Coahuila y Tamaulipas. Para ofrecer un mayor cauce a los programas de difusión universitaria, en marzo de 1944 la oficina creó la Sección de Radio, con el propósito de establecer y activar vínculos con las empresas radiodifusoras regiomontanas.

Un mes después de que fuera fundada la Sección de Radio, el DASU creó la Sección de Cultura Musical, oficina orientada a la divulgación de la música clásica. La sección fue dirigida por Josemaría Luján, quien, como primera actividad, organizó una serie de conciertos y pláticas matinales, con la participación de distinguidos elementos artísticos de Monterrey, incluidos algunos maestros de la Escuela de Música. La Sección de Música, así mismo, se encargó de la parte musical en las transmisiones radiofónicas de La Hora Universitaria, programa iniciado en la época.

A partir de entonces, la música de concierto, su historia y sus grandes intérpretes y compositores, llegaron hasta los receptores domésticos, modificando las rutinas de la vida cotidiana y transformando la sensibilidad musical en la ciudad. La difusión de la música adquirió un sentido social, pues los grandes maestros estuvieron al alcance de todos, desde la Universidad de Nuevo León.

Desde la fundación del DASU, la difusión musical en Monterrey y el noreste de México realizada por la institución contó con la íntima colaboración de la Escuela de Música. Con la Sección de Cultura Musical se emprendieron proyectos y cursos de música de concierto, así como ciclos de audiciones con estudiantes y profesores de la Escuela de Música e invitados especiales de México y el extranjero. [16] El DASU funcionó hasta febrero de 1958. Posteriormente surgirían el Departamento de Extensión Universitaria y la Secretaría de Extensión y Cultura Universitaria. En las diferentes épocas de la promoción cultural, representadas por el DASU, el DEU y la SECUANL, la Escuela de Música ha desempeñado un papel protagónico, primero como Escuela de Música y posteriormente como Facultad de Música, a partir de octubre de 1981, fecha en que el Consejo Universitario le autorizó el ejercicio de facultad universitaria. [17]

Notas

[1] Véase, por ejemplo, Equipo de Historia del Seminario del Bicentenario 1792-1992, La aventura de 200 años. Apuntes para la historia del Seminario de Monterrey, Saltillo, 1992; Arnoldo Nerio, “La música en la Catedral de Monterrey”, La Catedral Metropolitana de Monterrey. Historia, Arte, Arquitectura, UDEM, Monterrey, 2012, pp. 197-230; Alfonso Ayala Duarte, “Bandas militares en Nuevo León”, Músicos y música popular en Monterrey (1900-1940), UANL, Monterrey, 1998, pp. 13-35.

[2] Erasmo Enrique Torres López, Descubriendo a Francesconi, artista del siglo XIX, El Quinqué Editores, Monterrey, 2016; Lucio M. Dávila, “Músicos extranjeros distinguidos. El maestro Joaquín Palomares”, El Porvenir, Monterrey, 26 de agosto de 1929, pp. 3, 5.

[3] Genaro Salinas Quiroga, Historia de la Cultura Nuevoleonesa, UANL, Monterrey, 1981, p. 130.

[4] Alfonso Ayala Duarte, La Academia de Música Beethoven (1916-1930), Gobierno del Estado de Nuevo León, Monterrey, 1994.

[5] “Se fundará en Monterrey una escuela de música”, El Porvenir, Monterrey, 29 de marzo de 1934, p. 4.

[6] “Celebró anoche sesión el nuevo Ayuntamiento”, El Porvenir, 17 de enero de 1939, p. 2.

[7] Genaro Salinas Quiroga, Una etapa cultural de Monterrey 1939-1940, Cuadernos del Archivo, Núm. 33, AGENL, Monterrey, 1989, pp. 26-35.

[8] Ibíd., p. 12.

[9] Archivo Histórico de Monterrey, Actas del Ayuntamiento, Acta 05 / 1971, mayo 20.

[10] “Alicia González de Fernández. Una vida entregada al canto y a la música”, Mosaico universitario. Las mejores entrevistas de Vida Universitaria a creadores y hacedores de la UANL, UANL, Monterrey, 2008, pp. 130-135.

[11] Ibídem.

[12] Archivo Histórico de Monterrey. Actas del Ayuntamiento. Acta 03/1939, 16 de enero, pp. 6 y 10. [13] “Anoche inauguró el alcalde la escuela de música”, El Porvenir, Monterrey, 16 de mayo de 1939, pp. 4, 7.

[14]Profesoraz, “Las más puras y tiernas melodías”, XXV Aniversario de la Escuela de Música de la UNL, UNL, Monterrey, 1964, p. 52.

[15] Armas y Letras, Boletín mensual de la Universidad de Nuevo León, año 1, número 1, enero de 1944, p. 4.

[16] Alfonso Reyes Aurrecoechea, “Raúl Rangel Frías”, Armas y Letras, Boletín mensual de la Universidad de Nuevo León, año 12, número 5, mayo de 1955, página 2.

[17] CDAHUANL, Actas del Consejo Universitario, Acta 2 / 1981-1982, 22 de octubre de 1981.

[18] Profesora Elvira López, “Las más puras y tiernas melodías”, XXV Aniversario de la Escuela de Música de la UNL,UNL, Monterrey, 1964, p. 52.

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