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EDITORIAL
CONFORME pasan los días, resulta más notoria la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador -del Partido Morenapara establecer, entre los mexicanos, un nuevo régimen, estos es, un nuevo modo de gobernarnos, al amparo de inéditos mandatos constitucionales, leyes, reglamentos y prácticas del gobierno. Su tarea es enorme, pues en esencia se trata de recuperar la confianza de los mexicanos en sus dirigentes y líderes políticos, una vez que muchos de ellos, en el pasado, nos mintieron, desinformaron y despojaron.
Desde luego, ante un gobierno innovador como el actual, todavía hay quienes se oponen a su lucha para fortalecer el Estado mexicano, combatir la corrupción y la pobreza y reducir la desigualdad social ofreciendo oportunidades de desarrollo para todos. Por fortuna, estos opositores son una minoría porque la mayoría sigue decidida a construir otro México, eligiendo a gobernantes dispuestos a erigir un país más justo e independiente. Un ejemplo de esta decisión lo constituye el resultado de las recientes elecciones en los estados de Puebla y Baja California, donde Morena y sus aliados salieron triunfantes.
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Hay razones para ser optimistas. Una de ellas concierne a los rasgos comunes a los miembros del grupo gobernante, propios de los auténticos liderazgos sociales. Dichos rasgos son: tener un proyecto integral bien definido; informar con veracidad y oportunidad; no tener miedo y dejar de lado la soberbia.
En este sentido, cada vez es más dificultoso negar que vamos por buen camino, a pesar de todas las acechanzas, internas y externas.