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Elio y Oliver: crónica de un verano // Nazario Sepúlveda
Llámame por tu nombre (Call Me by Your Name,) Director: Luca Guadagnino. Guión: James Ivory, basado en la novela homónima de André Aciman. F en C.: Sayombhu Mukdeeprom. Música: Robin Urdang y Sufjan Stevens. Edición: Walter Fasano. Con: Timothée Chalamet (Elio), Armie Hammer (Oliver), Michael Stuhlbarg (señor Perlman), Amira Casar (Annella), Esther Garrel (Marzia), Victoire du Bois (Chiara). Productor: Peter Spears, Luca Guadagnino, James Ivory, Rodrigo Teixera, Emilie Georges y Marco Morabito. Italia-Francia-EUA-Brasil, 2017, 131 mins. Distribuidora: Sony Pictures. Clasificación: B-15.
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LA PELÍCULA Suddenly last summer (De repente en el verano), fue filmada en 1959 y se dio a conocer al inicio de la siguiente década, y como era norteamericana: producida y distribuida por la Columbia Pictures, se estrenó aquí sin problema alguno pues además, tenía tres actores de prestigio en los papeles principales y, aparte, no tenía clasificación alguna que impidiera que sectores del público local pudieran verla; si bien hubo protestas contadas de muy pocos y el film circuló por los cines elegantes, las salas de segunda, los cines de barriada y por último llegó a los municipios del estado. Poco más tarde la cinta llegó a la capital y allá, desde su estreno, tenía una clasificación muy visible y que aparecía en las publicaciones sobre cine que advertía: Clas. D. Sólo para mayores de 21 años y en Monterrey, por ser tan excesivamente pro yanqui, jamás fue clasificada para adultos y muchos adolescentes la vieron sin problema alguno gracias a la bendita doble moral regiomontana y de esta suerte, el film Suddenly last summer (De repente en el verano), fue el primer caso del cine gringo en el que se trataba del inmencionable caso de la homosexualidad y la palabra, jamás era dicha y el homosexual del relato fílmico basado en una obra teatral corta de Tennesee Williams, sólo tenía el nombre de Sebastián Venable: era muy rico, jamás se le vio el rostro o se le oyó hablar y sólo salió de espaldas en trusa de baño, y lo que de él más se vio fueron sus piernas, y su final ocurría cuando una muchedumbre de hombres jóvenes decidía castigarlo y el pobre de Sebastián, era perseguido y agarrado por los nativos del lugar y lo devoraban: acto presenciado con gran horror por su bella prima, actuada por Elizabeth Taylor, y ella, enloquecía. Tal era el destino de los homosexuales en el cine de Hollywood y la censura reinante, no veía las posibilidades de darles un final tranquilo o feliz y desde entonces hasta ahora, por fortuna, han pasado muchas cosas en la manera de contar las que les pasan a los hombres y las mujeres homosexuales. La rigurosa moral inquisitorial y punitiva, al menos en los países occidentales, ahora acepta que los homosexuales ya no acaben devorados y destruidos en forma cruel, y como muestra actual está el film Call me by your name (Llámame por tu nombre), film italiano francés y de otros países europeos, que fue dirigido por Luca Guadagnino, italiano, con guión de James Ivory, el famoso cineasta norteamericano-inglés, y tiene como protagonistas al jovencito Timothée Chalamet y Armie Hammer y la obra resultante ha sido un inesperado éxito local de crítica y público. De esta suerte, Llámame por tu nombre es una obra fílmica que hay que conocer y admirar porque narra una historia sobre el amor que en el cine –al menos– ahora sí ya puede decir su nombre y mostrarse como el sentimiento fuerte que une a dos hombres: un adolescente y un hombre de treinta años, creo, durante un verano de inicios de los años ochenta en la región italiana de Lombardía y el director Guadagnino, se ha ocupado del tema de la homosexualidad sin caer en los inevitables lugares comunes que abundan en estos films. Crónica de un verano de un jovencito muy culto pues es hijo único de un matrimonio muy intelectual. Crónica de un viajero norteamericano que viene para pasar varias semanas con esta familia y que partirá de allí luego de su experiencia amorosa con el adolescente y en esta relación de los hechos ocurrente en 1983, están los padres de Elio, que son tan maduros como lúcidos y saben de la exteriencia del hijo y lo comprenden y aceptan en forma asombrosa pero que en la realidad de muchos, es imposible que así ocurra. El actor Michael Stuhlbarg, que personifica al padre de Elio, se merece muchos premios por su actuación en la muy hermosa secuencia en la que le explica al jovencito que él sabe de sus relaciones con Oliver y el grado de intimidad al que llegaron. Sin emitir reproches, ataques o burlas, el padre apoya a Elio por su decisión de que esto sucediera y le dice que también la madre sabe del asunto: “Desde un principio lo supo” y Elio, experimenta el amor y aceptación de sus padres en estos parlamentos del guión de James Ivory –y no pude evitar la memoria del film que él escribió y dirigió hace años, titulado Maurice, que trataba un tema semejante– que sigue siendo un gran cineasta. No obstante, la cinta puede ser para muchos un melodrama, pues Oliver parte a su país y su relación con Elio acaba con una conversación telefónica. Elio, que abre y cierra la película con su presencia en primer plano, sigue amando a Oliver pero ya no es como antes y el verano feliz ha pasado y afuera reina un invierno muy frío y nevado. Él, ha crecido mucho emocionalmente y aunque ya no aparezca en escena, Oliver también ha madurado y en la distancia le asegura a Elio de los sentimientos que por él alberga, pero le cuenta que está comprometido para casarse y acaso ya no vuelvan a encontrarse pero ambos, a pesar de todo, siguen unidos y el final es serio pero no cursi y Elio, que en el verano tuvo también sexo con una chica de su edad, se convertirá luego en un hombre tan sabio como sus padres y se evita el melodrama convencional dictado por la homofobia. No conozco, pero quisiera leer, la novela del mismo título que escribió el italiano Andre Aciman, pero sin duda pronto llegará por acá la traducción española y será posible conocer la fuente original de este excelente film y también espero que James Ivory dirija otra obra y lo mismo haga el cineasta Luca Guadagnino, quien dirigió esta historia con una elegancia inesperada y que sorprendió a muchos espectadores al convertir en imágenes la novela sobre la relación, ni prohibida ni escandalosa o vulgar, del adolescente y el adulto en un mundo con la naturaleza bella y perfecta del estío italiano y de la casa de la familia de Elio, llena de muchos y muy buenos libros y objetos y obras de arte por todos lados y esto sólo es frecuente en el cine europeo y muy pocas veces en el norteamericano, ¿o me equivoco?
Hasta ahora sólo he hallado críticas positivas y elogiosas al film Llámame por tu nombre y las merece. También me entero que está nominada para ganar premios por su calidad y lo mejor de todo es que tras medio siglo o más de prejuicios del cine acerca de la homosexualidad y de quienes la practican, ya casi no se hacen películas como De repente en el verano, en donde el personaje homosexual no tuvo el derecho a tener rostro y a ser lo que era y moría en forma terrible según lo descibe la obra de T. Williams, que para variar era homosexual abierto, pero que no era optimista respecto a los que eran como él.
En cuanto al público de esta ciudad, no siempre acepta el cine con estos personajes y sus entornos, y los exhibidores ejercen autocensura sobre films como éste y la censura no ha llegado a desaparecer, pues hasta en la Cineteca local ha ocurrido en años pasados nada menos. A ver si ahora ya pueda llamarse con toda la libertad y sin censura, al cine que pide que lo nombren sin intolerancia y disgusto. A ver que pasa.