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Raymundo Ramos Gómez: gran poeta mexicano // J.G. Martínez
Raymundo Ramos Gómez: gran poeta mexicano
J. G. Martínez
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EL DÍA ÚLTIMO DEL AÑO dos mil diez y siete partió a integrarse a esferas siderales Raymundo Ramos, humanista y poeta creador de colores musicales y ritmos sensuales que envuelven y atrapan con su cadencia a los lectores de sus obras. Poeta de la totalidad concreta y de la totalidad imaginada.
Con las señales que fue dejando en el camino intentamos acercarnos a su trayectoria creativa como poeta, investigador de la historia literaria y del desarrollo del pensamiento social mexicano e hispanoamericano.
Nació el 2 de noviembre de 1934, en Piedras Negras, Coahuila. En este municipio estudió la primaria. La segunda enseñanza la concluyó en la Secundaria Núm.1, de Monterrey, Nuevo León. En esta escuela descubre su vocación. Con varios amigos publica un periódico de cuatro páginas y participa en obras de teatro. Pero lo más importante es que se inscribe entre los gambusinos de palabras luminosas. Búsqueda y apropiación que durará hasta el último instante de su vida.
Estudia el bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria. En esta institución recibe la cátedra de Introducción a la Filosofía, por don José Alvarado –escritor amigo de los jóvenes–, quien lo nombra como auxiliar durante sus ausencias, por ser Raymundo el más sobresaliente de sus alumnos. Al terminar la preparatoria se inscribe en la Facultad de Leyes de la UNAM. Cursa hasta el tercer año y descubre su verdadera vocación que lo lleva directo a la Facultad de Filosofía y Letras. Al concluir la carrera en letras españolas, sigue estudiando la maestría en su especialidad. El doctorado en filosofía y letras lo obtendrá de la Universidad Iberoamericana. Después, miles de afanes reflejados en sus libros y la docencia, más de cincuenta años impartiendo cátedras de su especialidad en la UNAM y en el Instituto Politécnico Nacional. Toda una vida entregada a la Universidad y a la juventud mexicana.
Como poeta, siendo estudiante, ganó un concurso y fue declarado “El poeta del año”. Con el tiempo sus conocimientos se consolidan y al mismo tiempo se van acumulando sus poemas. Al ordenarlos y depurarlos nacerán sus primeros libros de poesía. Fue publicando –entre muchos otros–, Paloma de sur a polo, en 1957, con ilustraciones de Gerardo Cantú, en 1960; Luz en las segovias, UANL, 1962; Lázaro Cárdenas: estatua levantada en el desierto, en 1978; La prisión y su forma, en 1983; los mencionados y los que faltan, fueron incluidos en un robusto volumen de más de 800 pp. Hermosas páginas donde emerge la sensualidad totalizadora. Todo lo que toca el poeta se transforma en poesía. Todos los elementos, todas las ciencias: botánica, zoología y genética. Los grandes filósofos griegos. Los guerrilleros de México y de toda América Hispana. Músicos y pintores. Luchadores sociales y estadistas. Y, muy espacialmente: poetas, novelistas, cuentistas y periodistas. En fin, nada escapa ni es ajeno a Raymundo Ramos.
Incluimos tres fragmentos de poemas tomados de los libros mencionados en líneas anteriores:
GENERAL DE LA PAZ
Lázaro Cárdenas,
tu nombre evoca
resurrecciones evangélicas;
sabe a pan campesino tu palabra
y un verano de palomas civiles
vive en el fondo claro
de tu mirada.
HOY CUMPLO UN AÑO MÁS
Hoy cumplo un año más de muerte lenta,
de caminar sin pausa hacia la bruma,
y cada pie que avanzo resta y suma,
el debe y el haber que hay en mi cuenta.
VINO LA MUERTE
¿Será así de sencillo aquel beleño
para cortar de un tajo este camino:
una noche tomar tósigo y vino
y amanecer despierto en otro sueño?
GALLO
Para Esculapio el gallo precautorio
es pura sabiduría socrática.
Para Pedro es mortal sobresalto:
el tres de espadas del clarín
que niega a su maestro.
En el vudú sangriento,
el gallo degollado es
agua viva que se bebe
el santo encabalgado.
Para Góngora:
(“doméstico del sol nuncio canoro”)
el gallo es una estrofa de la mejor retórica.
Para mi es solo infancia ida
regurgitando buches de oro;
aún el gallo que contesta al otro
gallo de la barriada, enloquecido,
como réplica urbana.
El gallo es el reflejo del instinto:
canta porque canta.
Después de leer Poiesis: poesía hasta donde va, comprendemos la intención y el impulso del autor. Rendir un homenaje totalizador a la vida. Adornar a todo lo humano con música y colores sensuales para llegar de los sentidos al pensamiento, porque está seguro que “La auténtica liberación de un pueblo en el mundo actual es la de poder reflexionar sobre su cometido en el mundo y ponerlo en práctica. Si no lo hace, haga lo que haga, será siempre un pueblo dominado y oprimido”. Con su poesía Raymundo busca la liberación consciente de su pueblo.
Podemos afirmar que si sólo hubiera publicado Poiesis, este volumen bastaría para inscribirlo entre los grandes poetas de la lengua española. Pero escribió también un número grande de cuentos que, reunidos, formarían un volumen de las mismas dimensiones que Poiesis. Se incluirían en él: Muerte amurallada, Alta Infidelidad y los espejos cóncavos, Cava de cuentos y La colina del Zahorí. En cierta ocasión le preguntamos que sería oportuno publicar en un solo tomo la totalidad de sus cuentos: “Sería bueno. Sería bueno” –nos contestó–, y se quedó pensando y agregó: “El título podría ser: Cuentos casi completos.” Sonrió y emocionado comentó: “Después seguiría: Ensayos casi completos, luego artículos y deferencias, etc. Al fin que soñar no cuesta nada.”
Si se reunieran sus cuentos casi completos, bastaría para que su nombre apareciera entre los grandes prosistas mexicanos. En éstos desfilan seres atormentados, gandallas de todo tipo y farsantes de corbata. También están los cuentos que son verdaderos ensayos y los ensayos que son verdaderos cuentos. Apasionantes todos. Escritos por placer y para proporcionar placer a los lectores.
Esperamos ver la publicación en un tercer tomo de Ensayos casi completos, donde podamos leer cómodamente: Donde comienza el asado y la prosa se afina: reflexiones sobre los libros de José Alvarado, “Introducción a El ensayo pólitico latinoamericano”, “Prólogo a Familia y patria, de Andrés Iduarte, “Jaime Torres Bodet: las marcas de su escritura”, “Sergio de la Peña y la raíz del espejo”, “Mi padre en cinco fotografías”, “Hifología” y tantos que se escapan ahora.
Durante años trabajó investigando en miles de libros de poetas mexicanos para encontrar y estructurar su antología titulada Otros 1001 sonetos mexicanos, dados a conocer bajo el amparo de la UNAM, en el año 2006. Otro tanto para dar fin a su Deítico de poesía religiosa mexicana, aparecido bajo el sello de LUMEN, en 2003.
Si en Poiesis nos atrapa la sensualidad totalizadora, decanta, en sus escritos de ficción el suspenso, el erotismo, y el humor exacerbado. En los ensayos y conferencias, el conocimiento puntual de los temas y de los escritores investigados.
Raymundo se ha ido. El vacío que deja es inmenso. Para terminar sólo incluiremos dos de sus poemas: el primero tomado de Poiesis y el segundo de Deítico de la poesía religiosa mexicana:
LAVORARE NO STANCA
A cierta edad,
cuando se tienen los coitos
y los poemas contados,
ya no es cosa de perder el tiempo
en politiquerías.
¡Hay que ponerse a trabajar!
PRUEBA DE DIOS
Que crea yo en Dios, de importancia carece,
soy un átomo feble errante a la deriva,
y en reescribir al mundo toda mi ciencia estriba
con mi pluma de caña, que sangra y obedece.
Lo importante, de veras, es que Dios en mí crea
y se amerite en cosa tan pobre y sin sentido;
que sus ojos Él ponga en ser tan carcomido
por la lepra del mundo, eso es la sola idea.
Que exista o que no exista, no es algo de cuidado,
porque si existe debe, como padre afligido,
recibir al idiota que se le había ausentado.
Más si el Padre no existe,
pues nada se ha perdido.
¿Quién es, en todo caso, quien ha de ser probado?
¿El que todo lo puede? ¿O al que nada le es sido?
Raymundo se ha ido, pero no se ha ido del
todo. Seguirá por siempre con nosotros. Nos
deja sus libros de poesía, ensayos, conferencias y
artículos periodísticos, para que los meditemos
y dejemos de soñar el mundo e intervengamos
para humanizarlo. Mi admirado Raymundo: nos
veremos pronto en otro espacio y en otro tiempo,
para darte un abrazo infinito.