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70 años de la licenciatura en Químico clínico biólogo // Armando Hugo Ortiz Guerrero y J. Antonio Olvera
ANTECEDENTE
Los exámenes clínicos de laboratorio representan uno de los elementos fundamentales para la consolidación de la medicina científica o medicina moderna.
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Para mediados del siglo XIX ya era común en los hospitales de Europa y Norteamérica la existencia de los gabinetes bacteriológicos, encargados de los coprocultivos y el análisis microscópico de los tejidos. También se practicaban de manera rutinaria los exámenes químicos de orina y sangre.
Para cumplir dichas tareas se instalaron pequeños laboratorios de investigación en los hospitales, por lo general en el sótano o junto a la sala de autopsias. Ello propició el nacimiento de la patología clínica y experimental.
El título de una tesis, “Albuminiria”, redactada por el alumno de la Escuela Nacional de Medicina, Miguel F. Jiménez, en 1840, sugiere que en la ciudad de México, desde esos años se practicaban exámenes clínicos de laboratorio para detectar esta enfermedad.
En Nuevo León apareció esta disciplina diagnóstica a fines del siglo XIX, gracias a la aportación post mortem del benemérito de la educación, doctor José Eleuterio González. Fue el fundador del Hospital Civil de Monterrey en 1860, y la Escuela de Medicina en 1859, que funcionó en una sala del Hospital Civil por más de treinta años.
Se impartían las carreras de Médico, Farmacéutico y la de Partos; en las primeras dos se incluyó la materia de química, enfocada a la preparación de medicamentos y medicina legal.
El doctor José Eleuterio González falleció en 1888. Dejó un legado, destinando la mitad para el Hospital Civil (desde entonces Hospital Civil José Eleuterio González), y el otro 50% para la construcción de un edificio para la Escuela de Medicina, que se ubicó a espaldas del Hospital Civil, en lo que actualmente es la sede del ISSTELEON.
Una vez que terminó la construcción, quedó un remanente en efectivo. La mayor parte de ese dinero se utilizó en la compra de un gabinete bacteriológico, importado de Alemania en 1896, en $1233.35 MN (2421.59 marcos) De ahí nuestro comentario de que el inicio del laboratorio clínico en Monterrey se debe al doctor Gonzalitos.
La incorporación de esta rama de la medicina se da en 1894, al incluirse en el plan de estudios de medicina, la materia de “Bacteriología”, pero no fue posible localizar si logró impartirse, y el catedrático respectivo.
En la Memoria del gobernador Bernardo Reyes, del periodo 1895-1899, se incluye en su anexo un inventario minucioso de las piezas que integraban este gabinete bacteriológico. Para desfortuna este moderno equipo fue poco utilizado, pues no hubo matrícula de nuevo ingreso desde 1898; titulados los últimos alumnos en 1903, se cierra en definitiva.
El gabinete se siguió utilizando, pues en el AGENL se localizó un anuncio que promociona la consulta de diversas especialidades en un consultorio médico-quirúrgico en el Hospital González; entre ellas aparece la de “Enfermedades internas y practica análisis de orinas, sangres, esputos y tumores” los domingos de 4:00 a 6:00, a cargo del doctor Benigno R. Davis. Este médico se tituló en 1898, por lo que el anuncio apareció entre 1900 y 1910.
La Escuela de Medicina reabrió sus puertas en 1912, pero en condiciones muy precarias por escases de alumnos, situación que se agravó con el conflicto de la Revolución Mexicana, agudizado en Monterrey a partir de 1913. Pese a tales circunstancias se trató de adecuar el plantel a las tendencias y progresos recientes.
Gran parte de dichos esfuerzos estuvieron a cargo del doctor Eusebio Guajardo, que durante su primera gestión como director de la escuela, 1918-1919, gestionó ante el gobierno del Estado diversas mejoras, entre ellas la construcción de un nuevo anfiteatro y la instalación de diversos laboratorios de prácticas, entre ellos el de diagnóstico clínico.
En la memoria del gobernador Nicéforo Zambrano, periodo 1917-1919, se incluye el anexo 382, donde informa el doctor Guajardo:
"…habiendo llegado la mayor parte de los aparatos y útiles para el establecimiento de un Laboratorio de Diagnostico Clínico, encargados por disposición del Sr. Gobernador, me permito proponer a esa superioridad el nombramiento de un profesor que se llamará “Profesor de Laboratorio de Diagnóstico Clínico”, que se encargará de hacer toda clase de exámenes de sangre, orina, pus, tejido, etc., de los enfermos que estudien los alumnos en los diversos cursos de Clínica como también el de un Preparador para dicho Laboratorio."
Se designó como profesor responsable del laboratorio al doctor José Juan Martínez.
En una reforma al reglamento de la Escuela de Medicina se incluyó, por primera vez, la materia “Laboratorio de diagnóstico clínico” o “diagnóstico de laboratorio”; en una lista de personal docente de 1927 aparece a cargo de esta materia el doctor José Luna Ayala, egresado de esta Escuela en 1902, y director en 1928.
Por lo expuesto, se infiere que los inicios de esta especialidad en Nuevo León, se dan en la Escuela de Medicina. El propósito era que los alumnos se ejercitaran en estas prácticas de diagnóstico con pacientes del Hospital González.
Este Hopsital continuaba siendo el único que proporcionaba servicios médicos en el noreste de México; pero ya daba signos de incapacidad, aparte de su espacio limitado, la construcción del siglo XIX no cumplía con los estándares de la medicina moderna de esa época.
Pese a ello se hizo un último esfuerzo por mejorar sus instalaciones. A partir de 1927, según informe del gobernador Jerónimo Siller, comienza a funcionar en el Hospital un laboratorio de este tipo cuando “se estableció un Gabinete de análisis de sangre, de orina, de esputos y demás exudados para el diagnóstico de las enfermedades, y se tiene el propósito de poner ese departamento al servicio de los pobres que no estén asilados en el Hospital.”
Informes de gobierno posteriores dan cuenta de manera pormenorizada de los estudios practicados en este Hospital. Como ejemplo incluimos el del año de 1929 (Septiembre 28- Julio 1929).
1928 – 1929 GABINETE DE ANÁLISIS
Reacciones de Wasserman 100
Exámenes completos de orina 120
De esputos 50
De materia fecales 15
Fórmula leucocitaria 10
Líquido pleural 10
Exudado vaginal 50
Líquido encéfalo-raquídeo 8
Paludismo 50
Jugo gástrico 8
Difteria 5
Exudado uretral 25
Líquido ascítico 8
TOTAL 459
Para 1936 se menciona en el informe de gobierno respectivo solo la cantidad de exámenes practicados en el año: 6835, sin especificar tipos.
En 1932 se publicó el decreto de la erección del un hospital nuevo al poniente de la ciudad, en lo que hoy es el Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”. Proyecto que contemplaba un edificio de cinco pisos y capacidad de 500 camas. La construcción inició en 1933, pero por situaciones de diversa índole el avance quedó en obra negra.
En tanto la entonces llamada Facultad de Medicina de la Universidad de Nuevo León, gestionó apoyo para algunos médicos y alumnos, a fin de que se especializaran en instituciones extranjeras y del país, para cuando iniciara sus actividades el nuevo hospital. Entre los médicos aparece el doctor Jesús García Segura, quien fue becado por el gobierno en 1933 para tomar estudios de bacteriología en el Instituto Pasteur de París, Francia, donde radicó dos años y obtuvo las palmas académicas.
El nuevo hospital “Dr. José Eleuterio González” abrió sus puertas en 1938, funcionando de una manera parcial, sótano y primer piso, en 1943 trabajó en su totalidad. Los estudios de laboratorio aumentaron de forma exponencial, según la siguiente estadística.
EXÁMENES PRACTICADOS EN EL NUEVO HOSPITAL
AÑO CANTIDAD
1939-1940 1,926
1941-1942 7,436
1944 6,078
1945 11,366
1946 9,160
En el antiguo Hospital los estudios y análisis de laboratorio los desarrollaban los alumnos de la Escuela de Medicina, como práctica clínica de su carrera, pero la información recopilada hasta estos últimos informes no señala qué tipo de personal realizaba estos estudios en el Nuevo Hospital González.
En el nuevo Hospital se pueden suponer estas alternativas:
• Los estudios los continuaron realizando los alumnos de la Escuela de Medicina.
• Se contrató personal no profesional, con estudios médicos.
• Se contrataron profesionistas egresados de la recién creada Facultad de Química de la Universidad de Nuevo León.
LA CARRERA DE LABORATORISTA CLÍNICO BIÓLOGO
El doctor Roberto Treviño Martínez, egresó de la Facultad de Medicina en 1935. En su época estudiantil fue jefe de prácticas de laboratorio de análisis clínico en la Facultad en 1932; al año siguiente desarrolla prácticas de la misma especialidad en la Universidad Nacional. Recién titulado en 1935, se hace cargo de reorganizar el Departamento de Laboratorios del Hospital Muguerza, primer nosocomio particular en Nuevo León, donde duró un año como jefe del mencionado departamento.
Después ocupó diversos cargos en el Nuevo Hospital Civil y en la Facultad de Medicina. En noviembre de 1947, es nombrado director de la Facultad por el gobernador Arturo B. de la Garza; duró en el cargo menos de un año, y le correspondió iniciar el edificio donde actualmente se ubica esta institución.
El 30 de junio de 1948 envía oficio al rector de la Universidad, doctor Enrique C. Livas, en el que le solicita su autorización para iniciar en el mes de septiembre de ese mismo año la carrera de Laboratorista Clínico. El principal argumento para crear esta nueva especialidad consistía en que:
“… cada vez son más los individuos que habiendo tenido su enseñanza en una Facultad de Medicina y sin llegar a obtener el título de Médico puedan dedicarse a auxiliar a la profesión médica en la ejecución de los diversos análisis clínicos indispensables para establecer correctamente el diagnóstico en la Medicina contemporánea y que cada día son más usados y más indispensables para el médico que quiera trabajar científicamente”. [1]
Propone que las clases correspondientes al orden médico se cursen en la Facultad de Medicina y las del orden químico, tales como Química General y Análisis Químicos se impartan en la Escuela de Química; en cuanto a las prácticas de Laboratorios sobre Análisis Clínicos se desarrollarían en el Hospital Civil, expidiéndose el título por la Escuela de Medicina. [2]
Durante el primer y segundo año de la carrera se harían tres horas semanarias de práctica de Laboratorio Clínico en el Hospital Civil, agrega el doctor Treviño, y al terminar los tres años el alumno haría su servicio social en un término de seis meses en el Laboratorio de Análisis Clínicos del Hospital “José Eleuterio González”, “considerándose este trabajo como servicio social y con derecho a presentar el examen profesional y a obtener título de Laboratorista Clínico”. [3]
La primera generación realizó sus estudios en la Escuela de Medicina, ubicada en esos años en la calle Zuazua y 15 de Mayo, donde se impartían las materias del área médica, las del área química se impartían en la Facultad de Ciencias Químicas.
Se inscribieron 13 alumnos, la mayoría mujeres, por lo que esta carrera desde su inicio estuvo marcada por la preferencia femenina, como un rasgo a tomarse en cuenta.
Estos trece alumnos fueron educados por más de una decena de catedráticos, destacando la labor del Químico Farmaco Biólogo José Luis Gómez Camargo, quien impartió las cátedras relacionadas con el campo de la química, por lo que los estudiantes ya no debieron trasladarse a la Escuela de Ciencias Químicas a tomar dichas materias.
En el año 1952 se concluyó la construcción del actual edificio de la Facultad de Medicina, en el que se construyó un laboratorio para el área química y el primer coordinador académico fue el referido profesor Gómez Camargo. [4]
Para 1953 se tiene noticia de tesis realizadas por alumnas de la carrera de LCB. “Investigación de la presencia de Estreptococos en la faringe de niños en edad escolar”, presentada por Rosalva Nora González y “Determinación de proteínas de sangre y orina por el método de la reacción de Biuret”, de Graciela Chapa Treviño, son dos de ellas. [5]
DE CARRERA TÉCNICA A LICENCIATURA
En 1965, la carrera fue certificada por la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública y su plan de estudios se modificó, para ampliarlo a cuatro años y uno de servicio social. [6]
En 1971 se decretó el pase automático de ingreso a la UANL, con lo que se incrementó la demanda de todas las carreras, y la de laboratorista no fue la excepción. Por esta razón, el plan de estudios volvió a modificarse, para convertirse en un programa de semestres intercambiables que permitiera manejar de manera adecuada la creciente matrícula de alumnos. La primera secretaria académica de la carrera fue la doctora Graciela López de Garza (1974-1977) y a ella le sucedió Esperanza Torres Espinoza (1977-1980), laboratorista clínica bióloga. [7]
A pesar de que el nombre de laboratorista clínico biólogo era similar a carreras con objetivos idénticos impartidas en otros países, como Estados Unidos y Canadá, tenía una connotación técnica. Por ello, los egresados solicitaron cambiar el nombre, por uno que representara de manera justa lo que significaba la carrera. En la sesión del Consejo Universitario correspondiente al 18 de marzo de 1982, la Comisión Académica del mismo informa que con fecha del 10 de enero de ese año, la Junta Directiva de la Facultad de Medicina presentó a dicho órgano colegiado la solicitud de cambio de nombre de la carrera de Laboratorista Clínico Biólogo, habiendo llegado a formular el siguiente:
Dictamen: Se aprueba en principio la solicitud de la Junta Directiva de la Facultad de Medicina para que en lo futuro la carrera de Laboratorista Clínico Biólogo se llame Químico Clínico Biólogo, supeditado esto a lo siguiente: 1º.-La base curricular del programa de la carrera de Laboratorista Clínico Biólogo no está lo suficientemente sustentada en las bases de la Química, Física, Matemáticas y Físico química, y más bien está orientada al aspecto operativo del área clínica, por lo que es necesario que se haga con la profundidad necesaria una revisión de la currícula del Plan de Estudios de esta carrera profesional con las suficientes bases académicas orientadas al nombre del grado que se quiere otorgar. [8]
Finalmente, como se consignó anteriormente, el plan de estudios es aprobado por mayoría con las modificaciones planteadas. [9]
A partir del 28 de abril de 1982, los profesionales egresados reciben el título de Químico Clínico Biólogo, con lo que obtienen un pleno reconocimiento profesional, laboral y salarial por parte de instituciones como el IMSS, la SSA y el ISSSTE. [10]
Era director de la Facultad el doctor José Mario Gutiérrez, y rector el doctor Alfredo Piñeyro López.
Como resultado de los cambios tecnológicos, en 1982 se realiza una revisión curricular y se integran nuevos conocimientos al plan de estudios. En septiembre de 1983 comenzó la vigencia del nuevo plan de estudios de 10 semestres.
Según el doctor Luis Cavazos, catedrático de la Facultad de Medicina de la UANL, desde el sindicato del IMSS hubo fuerte presión a los profesores y a la dirección de la Facultad para que se cambiara el título de la profesión, a fin de que los egresados recibieran un mayor reconocimiento y mejoras salariales. Señala que el desempeño de los LCB era igual o más competitivo que el de los profesionales de la Química, sin embargo en el escalafón eran considerados como técnicos y los otros como profesionistas, por lo que su retribución era mucho menor a pesar de realizar las mismas actividades y en ocasiones hasta con horarios “más matados”. Los primeros egresados con perfil de licenciatura se acomodaron de inmediato en el sector salud de la localidad, en los laboratorios del área metropolitana de Monterrey y los que contaban con recursos instalaron los propios.
El egresado de esta licenciatura tiene como opciones de especialización, dentro de la Facultad de Medicina, la Maestría en Ciencias, con cuatro orientaciones; y el Doctorado en Ciencias con seis perfiles terminales.
Por su atributo de “Clínico”, la licenciatura de QCB está indisolublemente ligada a la Facultad de Medicina, si originalmente se le consideró como un ayudante técnico de la profesión médica, uno de sus retos actuales es consolidar su papel de profesionista pleno.
Referencias
[1] Archivo Histórico de la Facultad de Medicina y Hospital Universitario AHFMHU-UANL, 062/002, Propuesta del Director de la Facultad de Medicina, Dr. Roberto Treviño Martínez, para que se anexe a la Facultad la carrera de Laboratorista Clínico, enviada al Rector de la Universidad de Nuevo León, Dr. Enrique C. Livas, 30 de junio de 1948, f. 1.
[2] Ibidem
[3] Ibid, f.2
[4] LQCB. Curso de inducción para estudiantes de primer ingreso, Subdirección de Estudios de Pregrado. Licenciatura en Químico Clínico Biólogo, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, 2003, p.5
[5] AHFMHU-UANL, 078/012, Dictamen de la comisión de revisión de tesis de la Facultad de Medicina, Dr. Miguel Vera, Presidente, 1953
[6] Benítez de Ruiz, Sanjuanita, Martínez Villarreal, Laura y Romero de León, Angélica, “Evolución y desarrollo de la licenciatura de químico clínico biólogo”, en: Medicina Universitaria, vol. 4, núm. 17, Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León, octubre-diciembre, Monterrey, 2002, p. 239
[7] Ibidem.
[8] Acta No. 5. H. Consejo Universitario, año escolar 1981- 1982, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, marzo 18 de 1982, pp. 12-13
[9] Acta No. 6. H. Consejo Universitario, año escolar 1981-1982, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, abril 28 de 1982; e Informe de actividades que rinde la Rectoría, septiembre 1981-septiembre 1982, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, 13 de septiembre de 1982. Anexo F. “Informe de las actividades de la dependencias de la Rectoría”, p. 9.
[10] Ibid, p. 240