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● Entrevista a Pedro Quezada ........................Pág ● Programas de alimentación invernal para el

Pedro Quezada Con la ganadería en el corazón

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Sus primeros recuerdos están entre las vacas. Las del inicio, eso si, son Holstein americanas, de la lechería de su padre, uno de los precursores del rubro en Ñuble. Pero tanto le gustaron, que cuando su madre trataba de encauzarlo en una dirección, él respondía, “no, yo quiero acompañar a mi papá y criar vacas”.

Hoy a los 70 años, Pedro Quezada, ha dedicado su vida a la ganadería y es reconocido entre sus pares como un buen productor. “A pesar de que soy un productor pequeño”, dice. Ubicado en 11 de la colonia Bernardo O’Higgins, cuenta que los orígenes de la ganadería se remontan al año 48, fecha en que se parcelaron los sitios. Ahí, en dos parcelas colindantes, su padre formó una pequeña lechería. Poco después se formó la cooperativa lechera Ñuble, de la que su padre fue uno de los fundadores. “Pero cuando bajaron los precios optó por dedicarse a la crianza y yo sigo sus pasos, incorporando lo que aprendí y lo que estudié”, cuenta, este técnico agrícola de la Universidad de Concepción, antes de que la carrera pasar a ser Escuela de Agronomía tras el Plan Chillán. Las Holstein se empezaron a cambiar paulatinamente por vacas Clavel alemán y la llegada de un toro clavel fueron el primer paso. Después de experimentar y ver resultados en campo, la familia Quezada siguió usando vacas Clavel alemán pero cambió los reproductores por Charolais, tradición que mantuvo don Pedro, aunque incluyendo vientres de Angus rojo, “porque las crías resultan de color bayo y blancas y eso en feria las hace muy apetecidas, marcan precio y eso se sigue viendo”. Al destete, vende la totalidad de los terneros, con un peso de salida de 250/260 kilos, de 6 a 7 meses y de acuerdo a sus números, con una diferencia de entre 100 a 200 pesos por kilo en el precio con respecto a los angus rojos puros o angus negro. Con un plantel de 100 hembras, repartidas entre La Colonia y Puyaral con 50 animales en cada predio, Quezada espera aumentar su masa ganadera en el mediano plazo, para lo cual inició la preparación de empastadas.Para la reproducción tiene 4 toros, 2 por rebaño, los que divide en distintos cuadros más chicos al interior del predio, pero sin separar a los toros de las vacas. “No hago la separación porque no tengo desfase de pariciones, que están concentradas entre julio y agosto, con muy poca variación”. . Siempre las pariciones se concentran entre julio y agosto, con muy poca variación, por eso no separo a los toros. Para enfrentar la alimentación del ganado, su manejo consiste en mover los rebaños de acuerdo a las condiciones climáticas y de pastura. En Puyaral, donde es mas húmedo, traslada las cabezas a un predio forestal con empastada y más eco, por lo que hizo pozos y zanjas para permitir una correcta alimentación. En La Colonia, las divisiones del predio le permiten un buen manejo de franjas de pastoreo, manteniendo a los animales entre uno y tres días por potrero, dependiendo de las condiciones de pastura, para no sobrecargar el potrero. Sobre la rusticidad del clavel alemán, indicó que se adapta bien a la zona y con una buena ganancia de peso, aunque contó que no es muy riguroso con los registros. “Debo confesar que soy bien rústico en esas cosas. No peso a los terneros al nacer, por ejemplo, pero como me muevo todo el día entre los animales, los voy viendo al ojo”. Eso, para cumplir con el descarte que realiza cada año, bajo criterios prácticos: se descartan los terneros que no ganan peso, y van quedando rezagados y las vacas viejas. En el caso de las vacas secas, hace una excepción: “Si por algún problema se le ha muerto la cría pero es buena reproductora, le doy otra oportunidad y otro año, aunque pierda plata”. Sus resultados lo avalan con un índice de pariciones superior al 95 por ciento. Este año, de 100 terneros se perdieron sólo 3, dijo. Al momento de preñarse las vacas, se apartan enseguida y se dejan con alimentación o con pastura pero en un potrero cercano, con observación permanente.

La revisión del rebaño es diaria, al momento de encerrar a las vacas cada tarde en un galpón con comedero y patio de alimentación, con patio bajo techo y otro al aire libre. Para don Pedro, uno de los secretos de su éxito es la alimentación y un buen sistema productivo, que le permite generar todos sus insumos en el campo. “No compro nada afuera, todo se producen el campo; hago empastadas, hago fardos y con eso mantengo la alimentación de los animales. La excepción, es la compra de sales minerales y ocasionalmente, un saco de concentrados para suplir cuando algún animal va quedando rezagado. En el caso de las empastadas, su politica es la mantención permanente, el resguardo de la franja de pastoreo para evitar el sobretalaje y la fertilizacion constante en los potreros de manera alternada.

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Efectos de la condición corporal de la vaca sobre la productividad y requerimientos del rebaño

La alimentación invernal de la vaca de cría es crítica porque determina el éxito de la temporada de partos venidera, la lactancia para el ternero, la temporada de montas y por lo tanto la temporada de partos del próximo año. Así, decisiones equivocadas en la alimentación invernal de las vacas pueden determinar reducciones en la productividad del rebaño por 2 años y eventualmente puede implicar la salida de las hembras más sensibles del rebaño, lo que reduce su longevidad productiva, incrementa las tasas de remplazo y por ende reduce la venta de terneras y los ingresos del productor. La condición corporal de la vaca a fines de otoño y principios de invierno tiene un gran impacto en la cantidad y la calidad de alimento requerido. Las vacas con bajas condiciones corporales en otoño deben aumentar de peso durante el invierno para producir un ternero saludable, proporcionar cantidades adecuadas de leche, preñarse y producir un ternero al año siguiente. La condición corporal objetivo para llegar al parto debería ser de 3 en la escala de 1-5 (5 en la escala de 1 a 9). Otras etapas estratégicas del ciclo productivo anual de la vaca para evaluación de la condición corporal son al inicio de la temporada de montas y al momento del destete en las que debería ser al menos 3. Una baja condición al inicio de la temporada de montas reduce las tasas de preñez y alarga el lapso interpartos y una baja condición al momento del destete reduce la longevidad de las hembras por lo que el productor debe incrementar las tasas de remplazo lo que reduce el número de hembras que van a venta. Sin embargo, la condición corporal lograda durante el invierno previo al parto es determinante sobre las necesidades de las hembras en el primer tercio de lactancia e inicio de la temporada de montas.

Cuando es necesario mejorar la condición corporal antes del parto se requiere una ración de forraje de calidad combinado con un poco de grano. La cantidad total de alimento requerido para recuperar la condición de una vaca delgada es significativamente mayor que para un animal en buenas condiciones. Cada unidad de condición corporal en la escala de 1 a 9 equivale a unos 45 kg de peso vivo mientras que en la escala de 1 a 5 equivale a 90 kg de peso.

Separación

1.- Separe las hembras en diferentes grupos de alimentación

Siempre que disponga de diferentes fuentes de alimentos como henos, pradera o pajas y si puede entregar alimento de forma controlada, divida el rebaño de hembras en diferentes grupos de acuerdo a sus requerimientos. Los requerimientos nutricionales para vaquillas preñadas, vaquillas de primer y segundo parto, vacas delgadas, vacas viejas y vacas en buenas condiciones son diferentes. En estas situaciones, es necesario evaluar los alimentos y proporcionar una ración equilibrada para satisfacer a cada grupo.

Las vacas maduras más jóvenes en buenas condiciones requieren la menor cantidad de cuidado para pasar el invierno. Una ración de mantenimiento cumplirá con sus requerimientos.

Las vaquillas de primer y segundo parto representan el futuro productivo del rebaño y requieren una ración de mejor calidad que las hembras adultas ya que están creciendo y no tienen la capacidad de consumo de animales maduros. Estos animales más jóvenes a menudo tienen dificultades para competir con las vacas maduras por los mejores lugares de pastoreo o por espacio en los comederos. Si se proporciona alimentación suplementaria, las vacas más viejas normalmente consumen más alimento y tienden a excederse en su condición corporal. Las raciones suplementarias para vaquillas debieran contener un heno de mejor calidad o grano suplementario que una ración para las vacas maduras.

Las vacas delgadas (condición corporal bajo 3), vacas viejas y las hembras más tímidas, no compiten con las vacas maduras más dominantes. Estas categorías son similares a las vaquillas de primer parto y también requieren una ración de mayor calidad para pasar el invierno.

Si las vacas no se pueden dividir en tres grupos, se puede juntar las vaquillas y las vacas viejas y delgadas en un solo grupo. El esfuerzo invertido en un programa de alimentación diferenciado se verá recompensado con un mejor peso de nacimiento y destete de los terneros y mejor fertilidad en la próxima temporada de encastes. La concentración de energía en las dietas para las vaquillas gestantes debe ser mayor que para vacas adultas debido a que tienen una menor capacidad de consumo de alimento por lo que será útil en esta categoría estimular el consumo de alimento bajando el porcentaje de fibra en la dieta.

Jorge Avila Stagno Médico Veterinario, Profesor asociado Fac. Ciencias Veterinarias UdeC Magister en Ciencias, PhD Producción Animal.

2. Forraje suplementario de invierno

Las vacas en buena condición corporal pueden ser alimentadas con heno de baja calidad o una ración de paja con algún suplemento durante la mayor parte del período de gestación siempre que se asegure de llegar en la condición corporal adecuada al momento del parto. En general no se debería sobrepasar proporciones superiores al 30 % de la ración total bajo la forma de pajas de cereales o bien incluirlas hasta un 1.25 a 1.5 % del peso del animal. Debido a su alto contenido de fibra y bajo contenido de proteína la utilización de pajas es optimizada cuando se incluye alguna fuente de proteína en la dieta. Esto es importante cuando la proteína de la pradera es menor a 10% de la materia seca. Esto puede ser bajo la forma de urea (no más de 1% del total

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