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►Estabilidad aeróbica e inoculantes: Puntos críticos en los ensilajes de maíz

El ensilaje es una técnica de conservación de forrajes frescos, basada en su fermentación en ausencia de oxígeno. Básicamente se trata de producir una disminución en el pH del forraje ensilado, minimizando la pérdida de materia seca (MS) y maximizando la preservación de los nutrientes, con el objetivo de lograr su estabilización y conservación en el tiempo.

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Entre los forrajes conservados, una excelente alternativa para suplementar la ración es el ensilaje de maíz. La importancia de este alimento en la formulación de las raciones implica que su deterioro, o cualquier actividad microbiana no deseada, puede afectar al rebaño y tener importantes repercusiones en la rentabilidad global del sistema productivo.

Sin embargo, numerosos factores influyen en la calidad final de los ensilajes, entre los que se encuentran: el estado de la máquina al momento de cosechar el producto, las características del forraje a ensilar, la técnica de ensilado, y un adecuado manejo del silo una vez que este ha sido abierto. Es en relación a este último punto, al manejo del silo abierto, en donde hay que tener especial consideración con los ensilajes de maíz y cereales de grano pequeño. Esto se debe a que, producto de su alto contenido de carbohidratos, son muy susceptibles a la “inestabilidad aeróbica” una vez que entran en contacto con el aire y principalmente con el oxígeno.

Para comprender lo anterior, la “es-

tabilidad aeróbica”

es un término utilizado para describir la cantidad de horas en que la T° del ensilaje no exceda en 2°C la T° ambiental y, por ende, no sufra deterioro nutricional después de expuesto al aire (pérdida de MS). Si lo anterior no se cumple, se habla de “inestabilidad aeróbica”, la cual, se genera con la exposición del ensilaje al oxígeno, ya sea cuando abrimos el silo, por deficiencias de sellado o por malas prácticas de consumo por parte de los forrajeros; los microorganismos aeróbicos comienzan a desarrollarse, provocando lo que se conoce como deterioro aeróbico. Estos microorganismos utilizan inicialmente sustratos solubles y luego compuestos más complejos, causando pérdidas importantes de volumen ensilado y disminuyendo la digestibilidad y calidad nutricional del material ensilado. Generalmente las levaduras inician este deterioro, incrementando la temperatura y el pH del ensilaje (Las levaduras y hongos, consumen azúcares y como subproducto generan CO2, agua y calor, siendo este último el que permite evaluar la estabilidad aeróbica del ensilaje), lo que favorece a su vez el desarrollo de otras bacterias indeseables. Finalmente, actúan los hongos, los cuales, no sólo reducen el valor nutritivo y la palatabilidad del ensilaje, sino que también producen micotoxinas, las cuales, son un riesgo para la salud de los animales y personas

Diversas medidas de manejo pueden implementarse para prevenir el deterioro aeróbico, desde “barreras de oxígeno” y sellantes en base a ácido propiónico aplicados como cobertura bajo el polietileno, para proteger el metro superficial del silo. Pero gran parte de los trabajos realizados recientemente en torno a este tema se han enfocado en el estudio y desarrollo de inoculantes que ayuden a mantener la estabilidad aeróbica de los ensilajes en su totalidad.

Hasta hace pocos años, la mayoría de los inoculantes usados correspondían a cepas de bacterias homofermentativas, tales como Lactobacillus plantarum y distintas especies de Pediococcus. Su objetivo era promover una rápida disminución del pH, minimizando la pérdida de MS y tratando de preservar el valor nutricional del cultivo ensilado. Sin embargo, en los ensilajes de maíz y cereales de grano pequeño, estos productos no han logrado contribuir eficientemente a mejorar o mantener la estabilidad aeróbica. Por estos motivos surgió una nueva clase de inoculantes, formulados en base a bacterias heterofermentativas como Lactobacillus buchneri, que previenen el deterioro aeróbico. L. buchneri inhibe el desarrollo de levaduras y hongos, evitando el calentamiento del material ensilado, el aumento del pH, las pérdidas de MS y valor nutricional, prolongando de este modo la estabilidad aeróbica de los ensilajes. Sin embargo, se debe tener en cuenta que los beneficios obtenidos al inocular los ensilajes con L. buchneri dependen directamente de la dosis, del tipo y respaldo de la cepa empleada, siendo 100.000 ufc/g de forraje fresco, la dosis mínima a inocular (Basso et al. 2012), ya que esto permitirá resguardar la calidad del producto ensilado.

En resumen, para mantener una buena conservación de los nutrientes en un ensilaje de maíz pre y post apertura, es fundamental la inoculación con Lactobacillus Buchneri, en un mínimo de 100.000 ufc/g de forraje fresco, esto, permitirá que dicha bacteria genere un efecto inhibidor de microrganismos indeseados, disminuyendo los procesos de deterioro aeróbico. Siendo recomendada principalmente para ensilajes con un elevado contenido de MS, como ensilaje de maíz y de cereales de grano pequeño.

Por lo anterior, hay que considerar siempre que un buen manejo de ensilaje, permitirá conservar un mayor porcentaje de MS y calidad nutricional, por ende, mayor alimento disponible y de calidad para consumo animal.

Eduardo Bustos Palma Asesor en Producción Bovina de Carne

Hugo Salazar Medina Med. Veterinario U de Chile Asesor Técnico en Ganadería y Trazabilidad Animal

Ventas de otoño: La encrucijada de los crianceros

Compleja es la situación que viven los productores crianceros bovinos de nuestra región, quienes tradicionalmente venden sus terneros entre los meses de marzo y mayo, antes de la llegada del invierno, permitiendo así que las vacas se recuperen y puedan parir nuevamente con una adecuada condición corporal.

La venta de animales en estos meses permite además ajustar los requerimientos alimenticios del rebaño con la menor disponibilidad de forraje, sin embargo, los actuales precios del ganado, sobre todo en la crianza, colocan a los productores en una difícil decisión, de vender sus terneros a precios inferiores a los esperados o bien retenerlos en invierno para venderlos de mayor peso entre septiembre y diciembre, momento en el cual los precios se ven influenciados al alza, en virtud del aumento en el consumo de carne observado en esos meses. Lo anterior significa pasar un invierno con más animales que lo recomendado, pudiendo la solución ser más compleja que el problema inicial.

Al revisar los precios de las ferias ganaderas de los últimos tres meses puede observarse que las categorías terminales como el novillo gordo, vaca gorda y otras categorías aptas para el beneficio alcancen interesantes precios, dado fundamentalmente por carniceros y otros compradores que requieren mantener oferta de carne y están dispuestos a pagar valores por sobre los $1.300 en el caso de novillos gordos y los $850 en el caso de vacas, por kilo de animal en pie más IVA. Situación similar se aprecia en toros y bueyes, los cuales más allá de la edad pero con buen nivel de gordura alcanzan valores por sobre los $800 el kilo.

Distinta es la situación que se aprecia con categorías que no están listas para la faena, como son vacas flacas, vaquillas y novillos para engorda, y por sobre todo con los terneros y terneras, cuyos promedios generales no sobrepasan los $1.050 y $750 respectivamente en los últimos remates de la región. ¿Pero qué hay de distinto en este año que empeora la situación? La respuesta tiene que ver con los efectos del cambio climático que llegó para quedarse y que prácticamente ha terminado con la actividad ganadera en la zona centro de nuestro país. En dichos lugares, la falta de pasto y agua de bebida para los animales, obligaron a que los productores se deshicieran de su ganado ante la imposibilidad de mantenerlos. Las ferias ganaderas de esa zona se llenaron de animales delgados, ocasionando una fuerte caída de los precios, permitiendo la compra por parte de comerciantes que llegan a vender esos animales en ferias del centro sur, dentro de las cuales destacan las ubicadas en la región de Ñuble.

Si bien es cierto que en nuestra región las condiciones para el rubro ganadero son mejores que en el norte del país, este año como nunca ha afectado la sequía, haciendo más difícil la mantención del ganado. En precordillera, dado el sistema productivo imperante, donde coexisten los vacunos y ovinos con los cultivos anuales, principalmente trigo y avena, en la actualidad se cuenta con rastrojos de cereales, que si bien nutricionalmente son pobres, al menos aportan el volumen requerido para el correcto funcionamiento ruminal. Aun contando con dicho recurso, el principal problema es la falta de agua para bebida, lo que limita el número de animales que se pueden mantener en los predios. Por otro lado, en el valle central de Ñuble y Bio Bío, tradicionalmente en esta época que se secan las praderas los animales solían entrar a vegas y sectores de mayor humedad, pero este año se encuentran mayoritariamente secas y no ofrecen la fuente de alimentación que permita mantener la condición corporal de las vacas y menos aún mantener la ganancia de peso de la crianza para ser desteta-

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