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Efecto de la sequía sobre las praderas del Valle central regado de Ñuble.
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Manejo de la pradera en otoño
Marcelo Doussoulin G. Departamento de Producción Animal Facultad de Agronomía U. de Concepción mdoussou@udec.cl
El crecimiento de las praderas, su persistencia y en consecuencia la producción y calidad del forraje, está determinado por las condiciones ambientales. La variabilidad climática a través del año determina la estacionalidad de la producción de los pastos, con alta producción en el periodo primavera/verano y baja producción en el otoño/invierno.
El déficit hídrico que se ha vivido en Ñuble ha sido uno de los más grandes de los últimos años, causando la pérdida o deterioro de muchas praderas permanentes, en especial en el valle central regado y precordillera, lo que se debería traducir en un ajuste de la carga animal predial, una re planificación del uso de la pradera y forrajes conservados y en un aumento de la siembra y/o regeneración de praderas.
Establecimiento
épocas recomendadas para establecer praderas, tanto en condiciones de riego como secano. Para tener éxito en el establecimiento de praderas se deben considerar aspectos como:
Suelo firme y mullido, mejora retención de humedad y reduce problemas de gateo y descalce.
Semilla de calidad certificada, importante por germinación (>80%) y libre de semillas de malezas.
Usar semillas de leguminosas inoculadas con Rhizobium. Recomendable para ahorrar en fertilización nitrogenada.
Fertilidad del suelo y fertilización, incorporar en el suelo los nutrientes poco móviles (fósforo - potasio) y aplicar enmiendas.
Ajustar dosis recomendada considerando condición de la semilla (germinación, peletizado, ploidia) y condiciones de siembra (cama semilla y método de siembra.
En siembras tradicionales (máquina cerealera o cero labranza) no se requiere ajuste, pero al voleo y en regeneración de praderas, se requiere aumentar la dosis entre un 30 y 50%. No se debe superar los 2 cm en la profundidad de siembra.
Control de malezas. Un buen control de malezas evita competencia y permite un buen establecimiento.
Criterios de Uso de la Pradera en Otoño
Altura de entrada Altura de salida Cobertura de Forraje Residuo post-uso Frecuencia de uso 12–18 cm 4–6 cm 2.000–2.400 kg MS ha-1 1.200–1.600 kg MS ha-1 3-6 semanas
Regeneración
Cuando la pradera degradada presenta especies de cierto valor forrajero, o se perdió por un problema de déficit hídrico como pudo ocurrir este verano, es posible recuperarla con una regeneración, que permitiría sembrar una nueva especie y/o variedad que complemente a la ya existente.
Al realizar una regeneración hay que reducir la vegetación presente para evitar competencia, con un pastoreo intenso o con un corte de limpieza a baja altura. Adicionalmente, el uso de herbicida de contacto puede retardar el crecimiento de la pradera existente, dando espacio para crecer a la nueva pradera.
Siembra de praderas suplementarias
En otoño se debe realizar la siembra de praderas suplementarias, como ballica anual, avena, avena-vicia, trébol encarnado (secano); cuyo objetivo productivo puede ser aportar forraje de buena calidad para el período de invierno en la alimentación estratégica de animales de altos requerimientos (vacas en lactancia, recría, etc.) utilizándolas en condiciones de pastoreo o soiling; y/o destinarlas a la conservación de forraje como heno o ensilaje.
Se recomienda sembrar las praderas suplementarias lo antes posible, en el caso de disponer de riego hacerlo en marzo y regar, de lo contrario, luego de las primeras lluvias efectivas o a fines de abril. Entre antes se siembre la pradera más producirá y el forraje estará antes disponible para los animales.
Fertilización
Para lograr una buena producción y calidad de forraje, se debe procurar tener buenos niveles de fertilidad del suelo.
Para las praderas permanentes de gramíneas o mixtas, la fertilización nitrogenada se debe aplicar en al menos tres parcializaciones de entre 30 y 50 kg N2 ha-1(ideal una aplicación luego de cada uso) correspondiendo una de ellas a inicios de otoño. Es Importante para estimular el crecimiento de nuevos macollos y acelerar el crecimiento de la pradera.
Para el caso de la fertilización fosfatada y potásica, esta depende del tipo de pradera, nivel de producción esperada, forma de uso (pastoreo, soiling o conservación) y nivel del nutriente en el suelo (análisis de suelo). En términos generales, por cada tonelada de forraje a producir se requiere 1 mg/kg de fósforo olsen y 10 mg/ kg de potasio disponible, en los primeros 20 cm de suelo. Se sugiere aplicar los fertilizantes fosfatados y potásicos en otoño.
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Corte de Limpieza
Pastoreos intensos o cortes de limpieza a fines de verano u otoño eliminan el efecto negativo de material muerto sobre la pradera, que limita el próximo rebrote por la sombra que generan (se hace lento), hace disminuir la densidad de la pradera y baja la calidad del forraje disponible. La acumulación de material muerto sobre la pradera acelera la degradación de ésta.
Criterios de Pastoreo
El pastoreo intenso a fines de otoño o a principios de invierno provoca generalmente varios beneficios. Aumenta la densidad de la pastura y la producción, al favorecer el macollamiento en primavera.