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PANORAMA ECONÓMICO ENSOMBRECIDO POR LA PANDEMIA
La pandemia del coronavirus ha tenido un "impacto más negativo" de lo esperado sobre la economía mundial que se prevé ahora una contracción del -4,9% en 2020, frente al -3 % calculado en abril con "catastróficos efectos" sobre el empleo.
El coronavirus, que sigue imparable en Latinoamérica con unos 3.5 millones de casos y más de 145 mil muertes, ha puesto contra las cuerdas a los frágiles sistemas de Salud de la región, donde numerosos países afrontan ya dramáticas situaciones de saturación hospitalaria, escasez de profesionales y desborde de servicios funerarios.
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En plena fase de transmisión “intensa” del virus, como lo ha descrito la Organización Mundial de la Salud (OMS), países como
Panamá, Ecuador, Perú o Bolivia han advertido en la última semana de un desborde, mientras otros, como Colombia, Brasil o Chile, intentan mantener a flote los servicios con la capacidad hospitalaria a tope en varias de sus ciudades.
La saturación de los servicios ha ido escalando a la par del aumento vertiginoso de contagios en la región, que alcanzó en los últimos días el primer lugar del mundo en número de casos y el segundo en decesos, después de Europa.
“Es un enorme cuello de botella. Los contagios aumentan exponencialmente, y estadísticamente se sabe que un 5 % va a terapia intensiva, lo que requiere de una estructura del sistema de Salud amplia para evitar morir sin ser asistido, que es lo que está pasando, la gente muere sin tener una asistencia digna”, advierte a Efe el especialista en medicina intensiva Gustavo Grecco, integrante de la Confederación Médica Latinoamericana y del Caribe y presidente del Sindicato Médico de Uruguay.
En este momento la región de América Latina y el Caribe registra más del 50 % de los contagios del continente, con Brasil, Perú, Chile y México entre los diez primeros del mundo en cuanto a cifras totales de casos y con un repunte de infectados en naciones como Colombia, Costa Rica, Bolivia y Panamá.
La alarma más reciente la emitió Panamá, donde el lunes se informó la ocupación del 100 % de las UCI en todos los hospitales privados del país, mientras los profesionales del sistema público mantienen su protesta ante un previsible colapso. "El profundo declive en la actividad viene con golpe catastrófico
al mercado de trabajo global", aseveró el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe actualizado de "Perspectivas Económicas Globales".
La reducción en horas de trabajo en el segundo trimestre del año es probable que sea equivalente a una pérdida de más de 300 millones de empleos a tiempo completo.
Pese a las dramáticas cifras de los pronósticos, desde el FMI se recalca la excepcionalidad de la situación actual ya que es una crisis sin precedentes. Incertidumbre total
"Cerca del 75 % de los países están ahora reabriendo a la vez que la pandemia se intensifica en muchos mercados emergentes y en desarrollo. Varios países han empezado a recuperarse. Sin embargo, en ausencia de una solución médica, la fuerza de la recuperación es altamente incierta y el impacto en los sectores y mercados es desigual", subrayó Gita Gopinath, economista jefa del FMI.
De las grandes economías, solo China mantendrá un crecimiento positivo del 1 %, dos décimas menos de lo previsto en abril, mientras que Estados Unidos caerá un -8% este año, comparado con el -6,1 % de hace tres meses; en Japón el retroceso será de -5,8 %, frente al - 5,2 % de abril y en el Reino Unido de -10,2 %, comparado con el -6,5 % estimado tres meses atrás. "La pandemia del COVID-19 ha tenido un impacto más negativo en la actividad en la primer mitad de 2020 de lo anticipado, y la recuperación se proyecta que sea más gradual de lo previsto anteriormente", señaló el Fondo en su informe.
Cerca del 75 % de los países están ahora reabriendo a la vez que la pandemia se intensifica en muchos mercados emergentes y en desarrollo”. Gita Gopinath, economista jefa del FMI.
Derrumbe en la demanda y el comercio
El FMI recalcó la "debilidad" en el consumo privado consecuencia de "la combinación de un gran shock adverso de demanda y un alza de precaución en los ahorros", así como en la inversión empresarial debido "al aplazamiento de gasto de capital dada la elevada incertidumbre".
En 2021, las previsiones son ahora de crecimiento global del 5,4 %, cuatro décimas menos de lo calculado en abril.
Según las nuevas proyecciones, el próximo año Estados Unidos registrará un crecimiento positivo del 4,8 %; China volverá a una elevada expansión del 8,2 %; Japón, al 2,4 % y el Reino Unido, al 6,3 %.
El comercio global será uno de los sectores más afectados, y se espera que cierre 2020 con una contracción del 11,9 %, ante la considerable menor demanda de bienes y servicios, incluido el turismo, y el próximo año cerrará con un gradual repunte hasta un 8 %.
Para América Latina y el Caribe, el organismo dirigido por Kristalina Georgieva anticipó que la actividad económica se derrumbará un 9,4 % este año por el impacto de la pandemia del coronavirus, 4,2 puntos peor que en sus cálculos de abril. "En América Latina, donde la mayoría de los países aún luchan por contener infecciones, proyectamos que las dos economías más grandes, Brasil y México, se contraigan un 9,1 y un 10,5 %, respectivamente, en 2020", detalló el reporte.
De cara a 2021, el FMI anticipó que la región latinoamericana crecerá un 3,7 %, 3 décimas más de lo pronosticado en abril, una cifra prometedora aunque insuficiente para recuperar la actividad perdida durante el presente año.
El paro de las actividades productivas por la pandemia del nuevo coronavirus provocará el cierre de 2,7 millones de empresas formales en Latinoamérica, la mayoría de ellas microempresas, lo que implicará la destrucción de 8,5 millones de empleos, indicó este jueves la Cepal. "El impacto de la crisis será muy diferente según el sector y el tipo de empresa", indicó en una rueda de prensa virtual la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América
Latina (Cepal), Alicia Bárcena.
Las más afectadas serán las micro y pequeñas empresas, de las que dependen a su vez los sectores más golpeados por las medidas sanitarias para frenar la expansión del virus, como el comercio, los hoteles y los restaurantes, según el nuevo estudio del organismo de la ONU.
El comercio, por ejemplo, perderá 1,4 millones de empresas y 4 millones de puestos de trabajo, mientras que en el turismo se destruirán por lo menos 290.000 empresas y un millón de empleos. El Salvador, un año de desafíos
Tras este panorama general, es claro que el país deberá enfrentar un largo camino para poder sanar y regresar al crecimiento económico que venía presentado. Hasta hace poco la economía en el país inició operaciones con la fase uno de reapertura, y las medidas a aplicar deben ser a mediano plazo, pues los efectos fiscales no van a desaparecer cuando pase la pandemia.
El Banco Central de Reserva, pronostica la caída económica de hasta 8.5% del PIB debido a los efectos del COVID-19. Dichas cifras solo son comparables con las reportadas en 1980, durante el conflicto armado. Es decir, que las medidas que se han adoptado para prevenir la propagación del virus han dejado un escenario donde se estará en la peor caída de la economía.
Para este año, el Banco Central de Reserva (BCR) ha proyectado que, debido a la pandemia, la economía salvadoreña caerá en un rango de entre 6.5 % y 8.5%, números que empeoraron respecto a las proyecciones que el Banco estimaba en marzo, cuando el virus recién comenzaba a esparcirse en el territorio nacional.
El análisis del desempeño económico del Banco Central no le atribuye el problema a las medidas restrictivas, sino “al actual entorno de incertidumbre sobre la duración y el control del coronavirus, así como las expectativas macroeconómicas mundiales y de los principales socios comerciales que denotan una contracción del crecimiento durante el año 2020, constituyen los principales factores explicativos de la proyección a la baja en el crecimiento económico de El Salvador en un rango estimado entre -6.5% a -8.5%”.
Además, el Banco Mundial también ha estimado una caída de – 5.4% para el país y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, ha hecho una proyección más conservadora, con una caída de la economía por el orden del 3%,del PIB.
Cabe destacar que la economía y la población se han visto golpeadas de manera gigantezca, ya que han sido miles de negocios los que han ido quebrando poco a poco y con ello, aumentando el número de desempleados, reduciendo la
recaudación tributaria para el Estado y disminuyendo el consumo local.
Ante esto, a inicios del mes de julio, el ex Ministro de Hacienda, Nelson Fuentes, aseguró que al finalizar este 2020, Hacienda recaudará $990 millones menos de lo proyectado el año pasado debido a la situación de pandemia COVID-19.
Durante una entrevista en un canal de televisión, el ex titular de Hacienda, dijo que “El aporte del sector privado para las finanzas públicas ha sido fundamental, lo cual permitió cumplir con la programación de pagos”.
Dicha recaudación se destina para Gasto Público y realizar los pagos del Fondo de Desarrollo Económico y Social (FODES), Salarios, Pensiones y Deuda Pública.
Además, explicó que, si se logra tener una economía en V y no en U, va a ser mejor el año 2021 que el 2020 “Están bajando las condiciones de riesgo, sobre todo, será más si contamos con el apoyo de la empresa privada”.
Si bien lo que el Gobierno ha dejado de percibir es $606.3 millones menos en el Presupuesto General de la Nación, el Ministro manifestó que el país entero debe hacer un esfuerzo por reestructurar el Presupuesto del Estado, agregó que el Gasto Público debe ser más eficiente “En el camino vamos a tener que reformar la Ley de Responsabilidad Fiscal”.
Pero debido a que la pandemia es mundial, ingresos importantes como las remesas y las exportaciones también han caído a su punto más bajo de los últimos años. Sus caídas son consideradas históricas por los diferentes sectores mientras que instituciones de análisis como Fusades creen que tomará varios años recuperarse y volver a tener los números que, con esfuerzo, se habían alcanzado. Sin duda, El Salvador enfrenta un año de varios desafíos y el 2021 lo continuará.
Hasta hoy, según los últimos datos del cotizantes al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) ya hay más de 61,000 salvadoreños que han perdido sus trabajos o están suspendidos temporalmente.
Lo confirman, además, las cotizaciones en las Administradoras de Fondos de Pensiones que reportan más de 64,000 cotizantes menos. Los apriestos fiscales que enfrenta El Salvador, definitivamente, lo ubica como un país con bajo espacio de respuesta ante los efectos de la “coronacrisis”. La deuda pública, por ejemplo, ya supera el 67 % y la calificación de riesgo que posee, según el rating de Moody’s, es “B” estable. Latinoamérica en números
La pandemia del nuevo coronavirus no termina de controlarse en América Latina y el Caribe, lo que llevará al PIB regional a contraerse un histórico 9,1 % en 2020 y elevará la tasa de desempleo hasta el 13,5 %, informó este miércoles la Cepal.
El organismo de la ONU con sede en Santiago, que el pasado abril estimó para este año una recesión regional del 5,3 %, explicó que si bien hay países como Uruguay o Paraguay que han recuperado cierta normalidad y levantado las medidas de contención, "otros han debido mantenerlas o incluso intensificarlas ante el persistente aumento de nuevos casos diarios de la enfermedad".
Se trata de la peor contracción de la actividad económica desde que se tienen registros y se traducirá en una caída del PIB per cápita regional hasta niveles del 2010, con un desplome del 9,9 %, según el nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Con más de 3,4 millones de infectados y cerca de 350.000 muertos, la región es actualmente uno de los principales focos Si se logra tener una economía en V y no en U, el año 2021 augura a ser mejor año. Están bajando las condiciones de riesgo, sobre todo, será más si contamos con el apoyo de la empresa privada”. Nelson Fuentes, Ex Ministro de Hacienda de El Salvador
mundiales de la pandemia.
Los países más afectados serán Venezuela (-26 %), Perú (-13 %), Argentina (-10,5 %), Brasil (-9,2 %), México (-9 %), Ecuador (-9 %), El Salvador (-8,6 %), Nicaragua (-8,3 %), Cuba (-8 %) y Chile (-7,9 %).
En el medio y final de la tabla se encuentran Panamá (-6,5 %), Honduras (-6,1 %), Colombia (-5,6 %), Costa Rica (-5,5 %), las islas del Caribe (-5,4 %), República Dominicana (-5,3 %), Bolivia (-5,2 %), Haití (-5 %), Uruguay (-5 %), Guatemala (-4 %) y Paraguay (-2,3 %).
Los indicadores laborales también sufrirán un importante deterioro: la tasa de desempleo se ubicaría en torno al 13,5 %, lo que implica un aumento del 2 % con respecto a la previsión de abril y del 5,4 % comparado con 2019.
El número de parados se incrementará así en 18 millones con respecto al año pasado y llegará a las 44,1 millones de personas. "Estas cifras son significativamente mayores que las observadas durante la crisis financiera mundial, cuando la tasa de desocupación se incrementó del 6,7 % en 2008 al 7,3 % en 2009", alertó Cepal.
Respecto a la pobreza, el organismo calcula que la tasa aumentará este año hasta el 37,3 %, con lo que el número de personas en situación de pobreza pasará de 185,5 millones en 2019 a 230,9 millones este año.
Los mayores incrementos de la tasa de pobreza se producirían en Argentina, Brasil, Ecuador, México y Perú, mientras que la pobreza extrema se incrementará en 28,5 millones este año y tendrá un impacto especial en las mujeres.
La Cepal también alertó de que aumentará la desigualdad y las remesas hacia Latinoamérica se verán seriamente afectadas y pronosticó que el valor de las exportaciones regionales caerá cerca de un 23 % "debido principalmente a la intensificación de la contracción de la demanda mundial". "La política fiscal debe jugar un papel central en la reconstrucción de una realidad mejor para los países de la región, con sociedades más inclusivas, igualitarias y resilientes", afirmó el organismo.
La región, con 626 millones de personas y considerada la más desigual del mundo, enfrenta la pandemia en un momento de debilidad de su economía, con un crecimiento que apenas alcanzó
una tasa del 0,1 % el año pasado. Antes de la COVID-19, la Cepal preveía que Latinoamérica crecería un máximo de 1,3% en 2020. Poblaciones pequeñas, la gran preocupación
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha advertido del desplazamiento de la covid-19 de las grandes urbes a otras más pequeñas y con menos recursos para afrontar la pandemia.
Es el caso de Perú, donde tras el colapso de los hospitales de las amazónicas Loreto y Ucayali, la pandemia se ha extendido por la selva central, en donde el oxígeno se ha convertido, como ya pasó en otras regiones del país, en un material escaso.
“Hemos visto y oído noticias sobre la saturación de diversos hospitales en varios lugares de Perú, al extremo de tener que atender al aire libre a los pacientes que no cabían en el recinto hospitalario”, explica a Efe Jaime Millás Mur, director del Departamento de Ciencias Básicas y Bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Piura, quien recuerda que al comienzo de la pandemia “había apenas 276 plazas de UCI con respiradores mecánicos para más de 32 millones de personas”.
Ahora, añade Millás Mur, quedan disponibles 125 camas UCI con ventilador a nivel nacional. “El problema es que estas camas no siempre están donde se necesitan y los médicos jefes de las UCI se ven obligados a rechazar enfermos”, advierte el experto. La estocada a un sistema precario
Antes de la pandemia ya existía una situación compleja en la región, cuyo gasto total en salud es en promedio el 6,6 % del PIB, inferior al 8,8 % de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y con grandes variaciones de país a país, desde el 1,1 % en Venezuela, pasando por el 9,2 % en Uruguay, hasta un 11,7 % en Cuba en 2017.
El epidemiólogo Alejandro Macías, excomisionado para la atención a la influenza en México, reconoce que históricamente ese país, como la mayoría de Latinoamérica, ha tenido un sistema de salud desabastecido y, aunque se “ha hecho un enorme esfuerzo” para brindar atención, existe un riesgo latente de colapso en varias zonas.
La experiencia señala “que el cuello de botella es el número de camas de terapia intensiva disponibles y eso va de la mano con el personal de salud que esté en condiciones de atenderlas”, indica a Efe Luis Mayorga, integrante de un equipo científico en Argentina que desarrolló un modelo matemático para evitar el colapso sanitario basado en la identificación de todos los pacientes infectados.
Aunque la capacidad se amplió por esta emergencia, según el reporte Panorama de la Salud: Latinoamérica y el Caribe 2020, antes de la pandemia en promedio solo había 9,1 camas de UCI por 100.000 habitantes en 13 países de la región, lo que es mucho más bajo que las 12 camas UCI en promedio en países de la OCDE.
Mientras el número de camas hospitalarias es de 2,1 por 1.000 habitantes, es decir, menos de la mitad del promedio de la OCDE de 4,7.
Además, la región sigue reportando un déficit de personal, con dos médicos por cada 1.000 habitantes, frente a un promedio de 3,5 de los países de la OCDE, un problema que ha desnudado la pandemia, en la que profesionales de diversas especialidades están tomando lugar en las UCI ante la falta de intensivistas Consecuencias inesperadas
La principal preocupación es que en caso de cualquier retroceso -como una segunda ola de infecciones, una recesión más profunda a lo esperado o una intensificación del malestar social- se podría poner en riesgo la recuperación.
El FMI destacó en su informe que el apoyo "sin precedentes", mediante la entrega de liquidez, los préstamos y una bajada de las tasas de interés ha "amortiguado el impacto de la pandemia en la economía global y ha disminuido el impacto inmediato sobre el sistema financiero".
La directora y gerente del FMI, Kristalina Georgieva, ha defendido de forma consistente un apoyo ingente a los gobiernos para evitar caer en una Gran Recesión, como la de la década pasada
¿CUÁNTO ESPACIO FISCAL TIENEN LOS PAÍSES CENTROAMERICANOS PARA HACERLE FRENTE A LA CORONACRISIS?
La presente pandemia a forzado a nuestros gobiernos a incurrir en gastos de emergencia para enfrentar la crisis sanitaria y mantener la economía, no solo con oxígeno, sino que también para reactivarla y regresar a la ruta de bienestar para los ciudadanos, todo esto está sucediendo en un contexto en el cual las recaudaciones del estado se están viendo afectadas significativamente por la contracción económica.
Esto nos sugiere que en el mediano plazo necesitaremos administrar un balance muy complicado entre nuestros déficits fiscales, pago de deuda, con los esfuerzos para reactivar la economía.
Desde el Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (CLACDS) de INCAE, Ronald Arce, Investigador del CLACDS, Claudio Mora, Investigador de INCAE y Francisco de Paula Gutiérrez, Profesor de INCAE, realizaron un análisis de la situación fiscal de los países centroamericanos y la capacidad de respuesta que tienen los gobiernos locales para hacerle frente a la coronacrisis.
Los resultados de esta investigación apuntan que los países enfrentan esta crisis con una capacidad muy distinta. En el caso de Costa Rica, la situación fiscal es una de las más críticas de la región ya que no ha logrado generar un incremento sustancial en sus ingresos totales (como el porcentaje del PIB), pero sí ha registrado un aumento acelerado en los gastos totales respecto al PIB, durante la última década. Por otro lado, Guatemala ha mantenido históricamente déficits fiscales bajos por lo que tiene mayor espacio fiscal para atender la pandemia.
Además, en todos los países de la región finalizarán el 2020 con un deterioro de sus finanzas públicas y se requerirá de hacer ajustes en el mediano plazo para brindar sostenibilidad a los niveles de endeudamiento. La magnitud del ajuste será distinta de acuerdo a las condiciones previas que tenía cada país y de acuerdo a las medidas tomadas en esta coyuntura.
Según el estudio una de las medidas que los gobiernos deben tomar para recuperar un balance fiscal adecuado en el mediano plazo se deben aumentar los ingresos corrientes de los gobiernos centrales, lo que implica mejorar la recaudación de impuestos y en algunos casos también será necesario la creación de nuevos impuestos o aumento de las tasas así como reducir los gastos totales para buscar generar superávit primarios que permitan amortizar la deuda
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¿QUÉ ES LA
CIBERSEGURIDAD fases y de qué consta?
Cuanto más interconectados al mundo digital, más relevante se vuelve la seguridad pues en internet, tanto las empresas como la personas, están expuestas a una gran cantidad de peligros que pueden causar daños en sectores claves.
Por: OBS Business School www.obsbusiness.school
Desde hace unos años atrás la palabra ciberseguridad se ha vuelto un estándar al interior de las empresas, puesto que la informática es ya una herramienta habitual en los negocios y para mantener los sistemas a salvo hacen faltas medidas de seguridad que nos ayuden a evitar vernos expuestos a grandes riesgos.
Cuando nos planteamos qué es ciberseguridad, hay que decir que se conoce como la seguridad que debe cumplir la tecnología de la información, por ello engloba un gran número de técnicas y métodos para proteger nuestro sistema, así como otros dispositivos o las redes. Gracias a las herramientas que tenemos disponibles en relación a la ciberseguridad, nuestro sistema estará mejor protegido de los ataques informáticos, hackeos o cualquier robo de datos o identidad.
Por todo ello es importante que, para dotar a nuestro sistema con las mejores medidas, tengamos en cuenta cómo va evolucionando este concepto y nos mantengamos actualizados para conocer a la perfección las nuevas herramientas que van apareciendo para reducir así estas amenazas.
La ciberseguridad es tan importante que sólo el gobierno de los Estados Unidos invierte de forma anual alrededor de $13 mil millones en ella. Las autoridades estadounidenses también tienen claro que los ataques informáticos se renuevan constantemente y es por ello que siempre hay que estar alerta y no bajar la guardia en ningún momento. ¿Cuáles son las amenazas más comunes?
A pesar de que los ataques informáticos están a la orden del día y se van renovando más rápido de lo que quisiéramos, podemos decir que existen varias amenazas que son comunes y habituales dentro de este sector. Nos estamos refiriendo a la ciberguerra, el ciberterrorismo y el cibercrimen. ¿En qué consiste cada una de estas amenazas?
Ciberguerra:
Es un ataque cuya finalidad por norma general es de tipo político. En este contexto, los ciberdelincuentes intentan recopilar el mayor número de información posible y datos relevantes que puedan comprometer, en un futuro, a un partido político o un gobierno. Se han dado casos sonados de partidos políticos cuya estructura se ha tambaleado debido a una de estas acciones. Ciberterrorismo:
Es otra forma de amenaza común y aunque también buscan recopilar el máximo de información, la finalidad es diferente, puesto que el objetivo es crear un ambiente de terror entre los ciudadanos. Uno de los grandes miedos de la sociedad actual es perder la estabilidad debido a ello.
Cibercrimen:
El cibercrimen es una de las amenazas más comunes y la que más se suele producir en todo tipo de países. A través de ella, los hackers acceden a sistemas informáticos protegidos e intentan obtener ganancias financieras. La sufren los usuarios cuando el criminal toma el control de dispositivos concretos y solicita cantidades económicas a cambio de su liberación, entre otras posibilidades. Fases de la ciberseguridad
Protegerse ante los peligros de la era actual implica llevar a cabo procesos de ciberseguridad que se sustenten sobre su efectividad y para hacerlo, hay que conocer las fases en las que aplicarlos. Podemos dividir el proceso en tres fases concretas que suelen ser temario habitual del máster en seguridad empresarial: prevención, localización y reacción. Prevención:
El primer paso siempre es la prevención, lo que reducirá en gran medida el margen de riesgo. Por ello, hay que actuar de forma temprana e informarnos de todo lo que puede ocurrirle a nuestro sistema. Determinar las posibles amenazas y cuáles serán las medidas de prevención y reacción en caso de vernos afectados por una de ellas, nos permitirá estar más preparados. Es primordial que los empleados del negocio tengan unos conocimientos básicos sobre ciberseguridad. Deben conocer las distintas herramientas que se utilizan y cómo garantizar su máximo nivel de seguridad para que no cometan errores que puedan abrir el camino a la entrada de los hackers.
Localización:
Después de prevenir, en el caso de haber sufrido algún tipo de problema, habrá que localizar dónde radica el problema. Para ello la mejor herramienta es disponer de un antivirus potente que nos ayude a detectar el ataque en tiempo real
y concentrarnos en él de inmediato. Localizar el ataque o la infección no es tan fácil como pueda parecer, dado que los hackers son conscientes del uso de los antivirus y lo que hacen es trabajar de manera que sus ataques puedan pasar desapercibidos. En algunos casos, desde el momento en el que se produce el golpe hasta que la empresa lo detecta, pueden pasar más de 100 días. Para intentar reducir en la medida de lo posible este problema, hay que concentrarse en dos aspectos: gestionar las vulnerabilidades de nuestro localizada la amenaza, tendremos que dar una respuesta técnica sobre la misma y para ello lo ideal es seguir los siguientes cinco pasos: comenzaremos desconectando los equipos de la red y seguidamente instalaremos un antivirus que pueda satisfacer las necesidades o actualizaremos el que ya teníamos. Después, llevaremos a cabo un análisis sobre el sistema y haremos cambios en todas las contraseñas. Para terminar, será crucial realizar una limpieza a fondo del sistema para comprobar que ya no existe ningún tipo de peligro. En el caso de sufrir robo de datos o de información confidencial, también deberemos proceder de la manera pertinente para comunicarlo a los usuarios afectados y elevar lo ocurrido a una situación de delito informático.
Entorno actual seguro
Para tener los ataques cibernéticos bajo control el primer paso que se debe dar es tener un sistema actualizado. Tanto el sistema operativo como todas las aplicaciones deben tener la versión más reciente, la última, ya se trate de ordenadores de escritorio, de portátiles, de tablets o de smartphones, pues los programas anticuados son más más vulnerables a los ataques. Un segundo y no menos importante paso es contar con un antivirus de calidad y un firewall configurado de tal manera que se conviertan en un protector sólido. Ser conscientes de la ingeniería social es el tercer paso. En el pasado hubo casos de criminales que adquirieron numerosos datos de grandes empresas al hacerse pasar por trabajadores del departamento de informática que necesitaban los datos de registro de otros trabajadores para realizar sus tareas. En esto, es imprescindible advertir a los trabajadores de este tipo de peligros, y enseñarles su audacia a través de cursos de formación para que hagan un tratamiento seguro de los datos
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Cuidado con las brechas
Independientemente del nivel de minuciosidad con el que se puedan implementar las medidas de seguridad en internet y en otras áreas del entorno digital, siempre hay brechas o debilidades que aprovechan los criminales. Además, siempre están abiertos a nuevas perspectivas para sustraer o sabotear datos con métodos sofisticados. En el peor de estos casos una situación de este tipo puede desembocar en daños económicos o personales considerables, sin embargo y aunque en ocasiones pueda parecer inútil, necesario adoptar las medidas necesarias para impedir ciberataques tanto en el ámbito laboral como en el privado.
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OBS Business School
Es una entidad que surgió en 2006 para instituirse como la primera escuela de negocios 100% en línea, en español. Se fundó en el entorno de Grupo Planeta, líder mundial en la publicación de contenidos para el mercado de habla hispana y con un importante know-how en e-learning. OBS busca cubrir la necesidad de formación continua de calidad sin barreras físicas, que permite compatibilizar el desarrollo profesional que exigen hoy en día los mercados con la vida personal.