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SE ENCUENTRA NUEVAMENTE BAJO ASEDIO, AFIRMÓ EL

DR. JUAN MIGUEL TOSCANO.

y en el XX las guerras mundiales, que produjeron un enorme colapso y causaron la pérdida de millones de vidas humanas.

La humanidad comenzó a cuestionarse a sí misma. Frente al desastre de las conflagraciones mundiales se advirtió que algo se estaba haciendo muy mal, y hubo una intención sincera de restablecer el orden que se había perdido, pero en lugar de rescatar los valores, se promulgaron derechos humanos que, sin lugar a duda, se han malinterpretado, y hoy cada quién los entiende y aplica a su conveniencia.

“Los valores universales no son un invento del hombre, son un regalo de Dios para cada uno”, afirmó Toscano. “Teníamos la esperanza de que al entrar al siglo veintiuno retomaríamos las bases culturales que propiciaron el verdadero desarrollo, pero ocurrió todo lo contrario”.

El expositor mencionó una serie de valores que se han ido perdiendo, entre ellos la libertad, la justicia, la honestidad, el respeto y la bondad. Abundó sobre el primero: “La libertad —dijo— es lo que nos distingue del resto de la Creación, es un gran regalo, pero conlleva una gran responsabilidad; nos permite decidir cada uno de nuestros actos, no se puede abusar de ella. La interpretación equivocada de libertad es lo que está carcomiendo los cimientos de la sociedad”.

Afirmó que “no se puede engañar a la conciencia; nacemos con valores, vivimos con ellos y no podemos ignorarlos. El hecho de tratar de adaptar los valores a nuestro gusto y capricho es producto de la soberbia. Estamos deshumanizándonos, en el mundo se están dando fuertes desencuentros que fracturan la sociedad, la verdad, el orden y las virtudes”.

Finalmente, dijo que la destrucción moral de la sociedad ocurre por etapas: lo primero es desintegrar a la familia, y luego, desintegrar al individuo, confundiéndolo, metiéndole dudas sobre su propio ser y destino. Por eso, consideró el Dr. Juan Toscano, la restauración de la sociedad, que implica la recuperación de los verdaderos valores, debe comenzar en la familia.

Por Salvador Echeagaray Director del Departamento

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