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RECUPERAR LO BUENO
Que Aprendimos En La Pandemia E
n nuestra sociedad, la vida apresurada y las interacciones virtuales han irrumpido en las relaciones interpersonales. Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares, los usuarios de internet en México utilizaron la red para comunicarse (90.3%) y para obtener información (86.3%). Comunicarse y obtener información son las dos funciones principales de estos dispositivos. El impacto de estos datos es enorme. Nos hemos acostumbrado a un ritmo de vida rápido, y pasar horas en el automóvil o el transporte público forman parte de nuestra cotidianidad, lo que nos obliga a mirar constantemente el celular. La gran mayoría regresa a su hogar cansado, haciendo tareas pendientes de la casa y listos para tomar el celular, revisar algunas redes sociales y dormir.
La pandemia modificó estos hábitos: nos hizo permanecer más tiempo en casa, convivir con la familia y preocuparnos por quienes están lejos; también a pasar tiempo en soledad, así como a reorganizar el tiempo personal.
¿Y qué hacemos ahora? La pandemia nos hizo reflexionar sobre nosotros mismos y desarrollar actividades complementarias que antes no hacíamos, como hacer ejercicio. Muchos encontraron su lado artístico y aprendieron a bailar, cantar, actuar, leer, escribir, pintar, dibujar. Estoy segura de que muchos exploraron esas habilidades.
Fue tiempo de conocer y reconocer a la gente que está a nuestro alrededor, dedicar tiempo de calidad a las personas que queremos y podemos tener cerca, y hacer uso de las herramientas virtuales para reconectarnos con quienes están lejos, preguntar cómo están y escuchar, contestar cómo estamos y responder con más que un simple “bien”.
Si no fue así, creo que es momento de ponernos imaginativos, desempolvar la creatividad y la empatía humana que siempre han estado ahí, esperando, y así encontrar respuestas, ya sea con los seres queridos o con uno mismo.
La emergencia ya pasó ¿y qué nos quedó de los buenos hábitos que adquirimos en ese tiempo? Parece que también los dejamos atrás y regresamos a la vorágine anterior. Seamos más conscientes de que estamos vivos, cuidemos de nosotros mismos y de los otros a nuestro alrededor; aprendamos a jugar, y demos paso también a la contemplación, la oración y la reflexión, no solo en tiempos de emergencia, también en los de paz, ahora que ya ha pasado la tormenta.