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UN JALISCIENSE

Para La Historia Y Para Los Altares

La persecución religiosa que sufrió el catolicismo mexicano durante el gobierno de Plutarco Elías Calles no suele formar parte del contenido de la materia de Historia de México, pero es un hecho absolutamente real, al que se debe la existencia de muchas libertades de las que hoy gozamos los mexicanos.

La persecución produjo una gran cantidad mártires —algunos ya están en los altares—, entre ellos Anacleto González Flores, quien fue beatificado junto con otros mexicanos el 20 de noviembre de 2005 en una ceremonia realizada en el estadio Jalisco.

El entonces arzobispo de Guadalajara, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, acomodó los dosieres de causas pendientes de beatificación o canonización que estaban sobre el escritorio del Papa Benedicto XVI para que el de Anacleto quedara arriba, y Su Santidad lo leyera y decretara su aprobación en ese momento (el propio cardenal Sandoval me lo comentó).

Pero aun antes de la beatificación oficial, “la fama de santidad de Anacleto González Flores comenzó el mismo día de su martirio, ocurrido el 1 de abril de 1927: cuando era velado en su modesta vivienda después de haber sido torturado y fusilado por órdenes del gobierno, la gente comenzó a tocar con

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