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HABILIDADES BLANDAS U

n tema que preocupa a los gobiernos, a las personas en edad laboral y sobre todo a los futuros egresados de las universidades es su inserción al mundo laboral. Es un gran paso para los jóvenes, cuyo éxito requiere la conjunción de una serie de factores, resultado del esfuerzo y una planeación apropiada. La formación académica tiene distintas connotaciones: para los profesionales de la educación es sinónimo de asignaturas, evaluación, conocimiento, preparación, su quehacer diario. Para un joven o un padre de familia, la formación académica es resultado de una decisión tomada en conjunto que conlleva a destinar tiempo y esfuerzo para cursar materias específicas y cumplir una serie de requisitos y normas.

Ahora bien, aunque el significado de la formación académica sea distinto, el objetivo es el mismo para todos: lograr un mejor futuro para el educando mediante una inserción laboral exitosa y acorde con su preparación. Las instituciones educativas se esfuerzan para lograr esto, diseñando sus planes curricula- res, equipando sus laboratorios y creando la mejor variedad de experiencias de aprendizaje. Sin embargo, en los últimos tiempos ha surgido la cuestión de si se hace lo suficiente.

Sin duda, siempre ha sido difícil preparar a los jóvenes para el futuro, pero las cambiantes condiciones y la apertura mundial en la formación de la fuerza laboral, entre otros factores, han profundizado el reto, y hoy es imposible prever qué carreras o profesiones se necesitarán en el futuro, y sobre todo la formación que estas requerirán.

Ahora bien, el éxito profesional no depende solo de los conocimientos adquiridos, sino que demanda un conjunto de destrezas conocidas como “habilidades blandas”, las cuales son clave para el desarrollo de las organizaciones. Entre las más solicitadas se hallan el ser organizado, tener iniciativa, mostrar pensamiento crítico y adaptabilidad, y ser un buen comunicador. Estas se requieren en mayor o menor medida, según la necesidad del sector en el que la persona se desenvuelve.

Hoy en día, ningún profesionista debe carecer de habilidades interpersonales que le permitan interactuar con los demás, tengan o no su misma formación profesional. Tampoco pueden faltar las habilidades cognitivas. Es claro que necesitamos actualizar nuestros conocimientos y que esto será una constante en la vida de todos, por lo que saber la forma en la que cada uno aprende da una ventaja competitiva, permitiendo ahorrar tiempo y lograr mejores resultados.

Asimismo, es necesario desarrollar habilidades que ayuden a controlar las emociones para utilizarlas de manera proactiva. Es verdad que de manera innata muchas personas poseen “habilidades blandas”, pero lo realmente importante es que todos podemos mejorarlas mediante la formación y la práctica, y los líderes educativos deben considerarlas.

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