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Publicación mensual de distribución gratuita // Octubre 2020
Niños que no hablan
El mutismo es un trastorno que afecta a aproximadamente el 2% de los menores de 15 años. Las causas son múltiples, pueden ir desde lesiones en el cerebro hasta problemas emocionales, abuso, mala audición, problemas en el aparato fonatorio, retraso mental, etc. Solamente en los casos más extremos es total, casi siempre debido a dificultades físicas. Mayoritariamente es selectivo, es decir, no se habla en determinados ámbitos o ante ciertas personas. Introducción El mutismo es un trastorno que afecta el habla de los niños. Raramente sucede que realmente no sean capaces de emitir ni una sola palabra. Esto ocurre solamente en casos extremos, en los cuales algún tipo de afectación, sea esta somática o de la psiquis, impide la expresión oral. Todos los seres humanos tenemos tiempos distintos para la adquisición del lenguaje, aunque este se desarrolla en forma secuencial y se considera normal la consecución de determinadas capacidades dentro de un cierto rango temporal, teniendo en cuenta que las niñas suelen ser más precoces que los niños. Así, en el período que va desde el nacimiento hasta los 3 meses el bebé gorjea, llora de distinta manera según sus necesidades y presenta una sonrisa social. Esos son los
comienzos, los primeros ensayos para comunicarse con quienes lo rodean. Entre los 4 y los 6 meses suelen continuar con el gorjeo y agregan balbuceos, utilizando sonidos de sílabas que se parecen al habla y también emiten sonidos para expresar placer o disgusto. Desde los 7 meses y hasta el año, se complejiza el balbuceo con emisiones sonoras más largas, mientras que comienzan a utilizar sonidos y gestos para mantener la atención y también con objetivos diversos, como que los alcen, negarse a algo, despedirse, etc. Hacia el final del período comienzan a observarse imitaciones imperfectas del habla e incluso alrededor del año aparecen las primeras pa-labras, usualmente “mamá” y “papá”, junto con otras que pueden no ser tan claras. A partir del año y hasta los dos
incorporan cantidad de nuevas palabras, amplían la cantidad de letras a utilizar correctamente, comienzan a hacer preguntas simples y son capaces de utilizar frases de dos palabras. Entre los 2 y los 3 años consiguen articular frases referidas a lugares, cosas y acciones familiares, al tiempo de que son capaces de nombrar objetos que no están al alcance de su vista, utilizan correctamente palabras para referirse a posicionamiento (en, dentro, detrás, debajo, etc.), imitan sonidos de aviones, autos u otros al jugar, comienzan las preguntas del por qué, aparecen las combinaciones de tres palabras y se les entiende todo lo que hablan. En la etapa siguiente, la que transcurre entre los 3 y los 4 años, son capaces de responder preguntas sencillas sobre quién, qué y dónde;