Cactus #24

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#24 julio / agosto uztaila / abuztua 2017 Gratis Doan

Cine LAURA MULVEY DESMONTA LA MISOGINIA DE HOLLYWOOD Libros SABINA URRACA // Videojuegos LA RELIGIÓN EN LOS VIDEOJUEGOS Libros / Cine WONDER WOMAN Y ELISA MCCAUSLAND // Libros EL ESCRITOR Y EL ASESINO Música RRUCCULLA // Cómic KLARI MORENO & BEGOÑA GARCÍA-ALÉN


Zure lanbide-bizitzako bidaia luzea izan daiteke eta oso urrutira eraman zaitzake. Abiada hartzen lagunduko dizugu orbitan jar zaitezen.

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¡Hola!

NÚMERO 24 JULIO / AGOSTO 2017 Un proyecto de Sandro Gomato, Koldo Gutiérrez, Elizabeth Casillas La cabecera de la revista es obra de Cristina Daura Han colaborado en este número José Blázquez, Borja Crespo, Yahvé M. de la Cavada, Laura Lazcano, Arrate Hidalgo, Fran Pinto, Roberta Vázquez, Mireia Pérez, Cristian Robles, Klari Moreno. Contacto info@revistacactus.com Publicidad publicidad@revistacactus.com Imprime Another Press Depósito legal BI-669-2013

Edita Gomagula S. Coop. Pequeña www.revistacactus.com @revistacactus

Esa mujer que aparece en nuestra portada no es otra que Laura Mulvey, dibujada por Mireia Pérez, experta en teoría fílmica feminista, que impartió un seminario sobre la representación de la maternidad en el cine al que tuvimos la oportunidad de asistir. No sabemos qué opinará sobre la reciente adaptación de Wonder Woman, pero el libro que Elisa McCausland le ha dedicado al personaje es un gran repaso sobre este icono pop feminista. Un símbolo de la cultura popular más cañí es Carmen de Mairena, a cuya figura ha dedicado una curiosa biografía que mezcla literatura y cómic la artista Carlota Juncosa, tras vivir casi un año con ella. Otras dos ilustradoras, Klari Moreno y Begoña García-Alén, charlan a su manera en una entrevista dibujada. También hablamos con la articulista Sabina Urraca, que acaba de publicar su primera y excelente novela donde evita los discursos moralizantes para volver a la dureza de la infancia: Las niñas prodigio. Ese título podría hacer alusión a Rrucculla, una joven artista que se dedica a la música electrónica y que tras su irrupción a finales del año pasado, lo está petando por multitud festivales. Zora Neale Hurston, en cambio, no obtuvo el reconocimiento merecido hasta mucho después de su muerte. La escritora y antropóloga afroamericana acaba de recibir una biografía en forma de cómic que le hace justicia por parte de uno de los autores más grandes del medio: Peter Bagge. Repasamos una reciente tendencia en el mundo de los videojuegos, que hasta ahora era casi tabú: representar la religión cristiana. Varios títulos se han atrevido a mostrarla de diferentes maneras y nosotros lo celebramos.. Y de demonios también sabían mucho varios escritores clásicos como Emmanuel Carrère, Ayn Rand, Norman Mailer o Terri Jentz, que quedaron fascinados por asesinos sanguinarios, como se aprecia en algunas de sus obras.

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L A E S T R AT O S F E R A

Por José Blázquez

@balazkez

El discreto encanto de la burguesía No os vais a creer la historia

que os voy a contar. Ocurrió no hace muchos días y no muy lejos de aquí. Nadie esperaba que un grupo de muchachos se rebelara de una forma tan valerosa, reclamando, para ejemplo de propios y extraños, justicia. Porque era injusto, así lo creyeron ellos, y por eso iniciaron el levantamiento, que ante la persistente ola de calor que les estaba cayendo encima en los últimos días, tuvieran la desgracia de sudar. Porque ellos sabían, a pesar de no haber vivido todavía muchos años, que sudar es cosa de otros, y que, por tanto, el sudor es un elemento intolerable en sus cuerpos y en sus vidas. Entonces, la insurrección se gestó cuando tratando de evitar el asco de sudar, reclamaron poder ir al colegio con pantalón corto, para airear sus piernas y con ello, algo tan fácil como eso, proporcionar el frescor necesario para conseguir el fin legítimo de no segregar ese líquido absolutamente repugnante y tan propio de cerdos, marranos y otros animales de clase inferior. La exigencia fue desoída por la dirección del centro escolar, que impedía de esta manera que los jóvenes usaran los pantalones cortos que demandaban; la razón, que esa prenda no formaba parte del uniforme escolar, según rezan los estatutos de la institución. ¡Cómo soportar tal infamia! ¡Cómo obedecer semejante despropósito! Nuestros héroes, lejos de amilanarse ante el poder opresor, convertido desde ese momento en el poder de la vergüenza, se sublevaron. Solamente habían

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pedido no sudar y les estaban jodiendo, así que la mecha de la revolución no tuvo por menos que encenderse. El poder de la indecencia no les había dejado otro camino que el de la insubordinación y el motín fue inevitable. Y así fue como decidieron acudir a clase, al día siguiente, con faldas, puesto que la falda tableada que usaban sus compañeras de clase era una prenda que sí contemplaba la ley, para ellas, sí, pero en vista de que no ponía en ningún lugar el impedimento de que sean usadas por ellos, así lo decidieron. Semejante subversión, muestra de un atrevimiento jamás visto, dio la vuelta al mundo. Su causa se hizo viral. Y el discurso mediático volvió a confluir con el discurso de nosotros, los seres mediatizados… ¡Pobres muchachos! ¡Míralos qué graciosos con las falditas…! ¡Es injusto que no puedan ir con pantalones cortos…! Y esta es la historia. Sé que la conocéis de sobra, pero quizás habríamos de darle una vuelta. Último capítulo, quizás anecdótico, pero no por ello menos significativo, de una revolución burguesa iniciada en Francia en 1789 y que a día de hoy sigue conquistando derechos y libertades, como las de estos muchachos ingleses de Exeter, que si te paras a mirar las imágenes de su protesta verás que, efectivamente, son niños de papá y mamá, lo que vulgarmente llamamos niños pijos, hijos de la burguesía o hijos de la clase media-alta que adopta como propios los valores burgueses, niños de raza blanca, ricos, caprichosos, acostumbrados a tenerlo todo y a tenerlo

ya, niños consentidos de sus familias bien, en sus casas de más de cien metros cuadrados con aire acondicionado, que esta vez no querían sudar en el colegio y algún mierda les puso el límite. Y nadie les pone límites a los niños de bien, entre otras cosas porque la libertad es la ausencia de límites. La sociedad hará la vista gorda con ellos, después de su llamada de atención. Nadie irá más allá de la superficie divertida del relato que nos han regalado. Y muy pocos –porque ni siquiera nuestros héroes revolucionarios que fueron en falda al colegio lo cuestiona– pondrán en controversia el hecho de que tengan que ir al colegio en uniforme, ni que las niñas que enseñan las piernas por debajo de sus falditas tableadas tengan la obligación de depilarse, ley que, por otra parte, sí cumplieron algunos de nuestros niños subversivos para demostrar que iban en serio en la reclamación de sus derechos. Tampoco en ningún medio de comunicación oiremos acabar la historia de estos adolescentes explicando que su queja no era una queja contra el poder, sino que su performance fue la forma de decirle al mundo que ellos mismos ya son el Poder, el Poder mismo, puesto que ellos ya saben que están destinados a ser los líderes del futuro, los presidentes, los jefes, los directores de personal, los encargados de fábricas, los hijos de puta que hagan sudar sangre, sudor y lágrimas a los desdichados de verdad que tengan la desgracia de estar por debajo de ellos, allí donde ellos estén siendo los líderes.


Uztailaren 13tik abuztuaren 11RA arte / DEL 13 DE JULIO AL 11 DE

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AGOSTO

Antolatzailea / Organiza


F L A N C O N N A PA L M

Por Borja Crespo

@ElTioCreespy

La mierda millennial La cagamos todos. La mierda

millennial. Esa misma. Entre todos. No huelen mal solamente ellos, los nacidos en los años 80 y 90 que han alcanzado la edad adulta, es un decir, cruzando la barrera del nuevo siglo, el XXI, que aunque suene a futuro nos tiene a todos andando como un cangrejo, marcha atrás, en temas de libertad y espíritu crítico. Avanzan las tecnologías e involuciona el pensamiento. Nos vigilamos nosotros mismos, el triunfo del Gran Hermano. Métanse el criterio por el culo, no me sea usted pedante. El sistema educativo busca el ocaso cultural y la imagen vende más que nunca, la meta son los likes y el forever young. La belleza interior que la disfruten los psicólogos. En este panorama inquietante, donde somos a la vez apocalípticos e integrados, mirando de soslayo el cadáver de Umberto Eco, los jóvenes de entre 18 y 34 años, por poner una cifra, están hartos de que la gente mayor se meta con ellos, el que esto escribe el primero. Y tienen razón, bastante, porque tanto mirar a los demás nos olvidamos de nosotros mismos, y ellos, los que han venido después, pastan en nuestro legado. Comen lo que les ponemos en la mesa, un menú convenientemente condimentado para nuestros intereses. Son unos consentidos, unos mimados, lo han tenido todo y no han sabido aprovecharlo, se pasan de soberbios y creen que saben más de lo que realmente controlan. ¿Y nosotros? Les estiramos de las orejas, pero ya están tardando en tirarnos piedras. Ambas acciones son necesarias. Les hemos endiñado la crisis, esa palabra que casi llevan tatuada en la frente. El miedo al mañana, el pánico a crecer y escapar del nido. ¿Qué esperamos? El infantilismo reinante no es solamente un problema de la generación

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millennial, es inherente a nuestra sociedad. Ahí está el negocio de la nostalgia, cuarentones luciendo camisetas con iconos pop de un tiempo pasado que quizás no fue mejor. Luego se nos exige ser adultos cuando conviene. Por ejemplo, a la hora de pagar impuestos. Para todo lo demás, tontos. Ser bobo mola, como los minions. Pero idiotas somos todos, como esos padres que echan la bronca al profesor porque sus hijos no sacan buenas notas. A veces, llegan a las manos, como en los campos de fútbol, hervidero de nuestros más bajos instintos. Ya va siendo hora de que los chavales nos den un toque de atención. La caca millennial es cosa nuestra, y de nuestros padres, porque nuestros queridos abuelos bastante tuvieron con la Guerra Civil y una dictadura que aún colea. Para atolondrar al personal con carnet joven, una franja de edad que cada año se expande, los mayores que manejan los presupuestos montan eventos culturales que se basan en selfies y photocalls. Han oído hablar del poder de convocatoria de youtubers e instagrammers. Sirvan como metáfora estos festivales apoyados por instituciones, anunciados a bombo y platillo, sin un claro contenido, un cajón de sastre donde rinde el caos, prima el número de asistentes y no la calidad de la programación cultural. Un ejemplo más de un sistema educativo que crea esos monstruos de los que luego nos quejamos porque no les entendemos. Y no nos entienden. Los millennials no tienen pasta, mientras otros roban a espuertas desde los organismos oficiales, lo dicen por televisión en programas rancios donde también nos recuerdan todo el rato que la cosa está mal, no hay trabajo, y nos entra el pánico. ¿Dónde están

las energías para quemar mobiliario urbano? En casa, donde, al fin y al cabo, no se está tan mal con la que está cayendo ahí fuera. Adocenados con la multipantalla, no les instigamos a que nos digan las cosas a la cara y nos paren los pies, están domesticados, y así nos interesa que estén, paralizados, por los siglos de los siglos, amén. Está saliendo bien la jugada a los de siempre. Los jóvenes no tienen voz en los medios, no se sienten representados en política, los periódicos les dan la espalda, manipulan la información cuando se refiere a ellos llevándola al terreno de la estupidez. Desde el momento en que aceptamos este sistema somos culpables de la situación. Somos la planta dormidera. Les drogamos a base de consumismo y superficialidad para que no protesten demasiado. A los más espabilados les cortamos las alas cuanto antes, no se puede estar demasiado motivado en un mundo deshumanizado. Que no den la lata. Pero llegará el día en el cual un grupo de maleducados alzará las antorchas a nuestro pesar. Nos quemarán el culo, hartos de ser ninguneados e ignorados, cansados de que matemos su creatividad y anestesiemos su libertad, porque no hay mayor rabia que la contenida tanto tiempo por la presión de un puñado de viejos que no tienen los pies en el suelo y están alejados de la realidad. Los jóvenes quieren un buen trabajo, bien remunerado, como tiene que ser, y que, además, les realice como personas, ¡vaya por Dios! ¡Habrase visto! ¡Vaya osadía! ¡Quieren que se cumplan sus derechos como seres humanos! ¡Malditos malcriados!


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HARM(ONICS)

Por Yahvé M. de la Cavada

@YahveMC

Pudrirse en los márgenes Hay una cita atribuida a Keith

Richards, cuya procedencia soy incapaz de recordar, en la que viene a decir que, si los Rolling Stones nunca hubieran existido, él simplemente tocaría en su garaje por las noches, al salir del trabajo. Viniendo de quien viene, es más que razonable dudar de la veracidad de esa afirmación, pero me gusta pensar que es cierta. No siento ni un atisbo de veneración mitómana por Richards, pero me gusta imaginármelo tocando con sus amigos del pub o de la fábrica, bebiendo cerveza barata comprada a granel en el supermercado del barrio y pasando la tarde del viernes aporreando una guitarra de tercera mano, con esas manos obreras a las que nunca se les va del todo la suciedad que se amontona bajo las uñas, porque se renueva en cada una de sus interminables jornadas laborales. Desde siempre me he rodeado de gente que quería hacer cosas. Yo mismo llevo toda mi vida haciendo cosas; más o menos útiles, más o menos gratificantes, pero con un objetivo: dedicarme a lo que me gusta. Rentabilizar lo que a uno le gusta es lo complicado; vivir de ello, una meta casi utópica, y normalmente embarrada con elementos que puede que hagan que te preguntes si todo esto ha merecido la pena. Si, después de todo, no estaríamos mejor tocando en el garaje después del trabajo. Como estamos tan desesperados por perseguir nuestros anhelos, regalamos nuestro trabajo hasta que estamos demasiado viejos y cansados para seguir haciéndolo, o hasta que nos creamos una

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burbuja imaginaria en la que consideramos que tenemos un estatus que ha de ser recompensado, porque llevamos mucho tiempo dedicándonos a algo. La realidad es que casi nadie paga lo que debería porque a casi nadie le interesa lo suficiente lo que hacen los que hacen cosas, o porque siempre habrá otro que lo haga por menos. Así, en nuestra larga travesía hacia un presunto crecimiento profesional, unos y otros nos movemos de un estado al siguiente, estableciendo categorías en base a lo que estamos dispuestos a hacer, y por cuánto. Pasamos de hacer cosas porque nos gusta a hacerlas porque queremos dedicarnos a ello; y de ahí, cuando la verdad se va abriendo paso entre los sueños hasta darte en la cara, pasamos a ese estado en el que, como creemos que nos hemos esforzado mucho –algunos lo hacen, otros ni siquiera eso–, damos por sentado que se nos debe algo. Reconocimiento, dinero, lo que sea. Como si acumular experiencia, quemar etapas y alcanzar metas conllevase algo más que eso. Había una frase que se oía mucho en la época en la que la piratería musical le preocupaba a alguien, algo así como “todos los músicos tienen derecho a ganarse la vida con la música”. Esa afirmación, digna de la época llorona y autoindulgente en la que vivimos, es una falacia que se extiende por todos los ámbitos del espectro creativo; y no, no es cierta. Todos podemos cultivar lo que nos hace sentir plenos, lo que sentimos como nuestra identidad, pero que uno quiera escribir, tocar, rodar o pintar

no quiere decir que pueda, ni deba, ganarse la vida con ello. Para empezar porque, aunque sería maravilloso que la sociedad no fuera así, en general a casi nadie le interesa nada de esto, y tampoco puedes ir por la vida obligando a la gente a que se cultive y consuma cultura. Pero sobre todo porque, que tú creas que tu destino es hacer algo no quiere decir que lo hagas bien; y mucho peor aún: aunque lo hagas bien, eso tampoco significa que vayas a conectar con una audiencia que financie tu labor. Escucha a la vida leyéndote tus derechos: tienes derecho a hacer lo que quieras en las condiciones que puedas, a moverlo hasta donde alcancen tus fuerzas o tus recursos, y a encajar las derrotas y los desplantes como puedas. Tienes derecho a rendirte cuando quieras, sin dar explicaciones a nadie, como a tomar caminos sucios y a aprovecharte de las ventajas que tu posición te ofrezca. Si lo consigues, estupendo. Si no, siempre te quedará todo lo que has hecho, lo que has cultivado, que debería ser el único motor de tus aspiraciones. Muchos se obnubilan con la idea de hacer de su vocación un medio de vida, sin darse cuenta del inmenso lodazal que es el mundo de la cultura, desde la editorial más independiente y autogestionada hasta la multinacional más faraónica. Porque hacer de tu vocación una profesión tiene más de concesión y de traicionarse a uno mismo de lo que parece. Y a veces es mejor pudrirse en los márgenes de la sociedad, haciendo lo que quieras para quien quiera escucharte, por pocos que sean.


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Por Roberta Vรกzquez


Por

Koldo Gutiérrez

Por

Elizabeth Casillas Un libro:

Un cómic:

EL SHERIFF DE BABILONIA

UN LIBRO PARA ELLAS BRIDGET CHRISTIE (ANAGRAMA, 2017)

TOM KING Y MITCH GERADS (DC, 2015)

El guionista estadounidense de moda gracias al éxito de su notable La Visión, acaba de publicar en España el segundo tomo que cierra su otra serie del momento: El Sheriff de Babilonia. King deja por un momento de lado el género superheróico para contar una historia que conoce bien, la del Irak invadido por las tropas norteamericanas en 2003 tras el derrocamiento de Saddam Hussein. La historia se centra en la llamada Zona Verde, donde las tropas campaban a sus anchas, con tres protagonistas muy distintos, incluida una iraquí criada en Estados Unidos que forma parte del consejo de gobierno. Lo más llamativo es que el propio King se alistó en la CIA tras el 11-S y pasó un tiempo trabajando en Iraq, así que sabe de lo que habla y lo hace de una manera crítica.

La comediante Bridget Christie no tenía intención de empezar su libro hablando de pedos, pero lo hizo. En concreto, por el pedo que un dependiente de una cadena de librerías se tiró en la sección de ensayo sobre la condición femenina. ¿El motivo? El sujeto suponía que era la zona menos frecuentada de la librería y por ende el mejor sitio para dejar caer sus flatulencias. Este suceso le valió a Christie para dar un nuevo rumbo a su carrera de monologuista e incluir el feminismo dentro de sus espectáculos. Y la crítica avaló su trabajo. En Un libro para ellas relata con acierto y humor la situación de la mujer hoy en día y da una visión bastante acertada sobre qué significa ser comediante. «Fue el mejor de los pedos, fue el peor de los pedos».

Un cómic:

Un canal de Youtube:

MIKEL CALVO

TAGURPIDI

PRIIT PÄRN (FULGENCIO PIMENTEL, 2017)

(2017)

El desarrollador de videojuegos bilbaíno Mikel Calvo, uno de los fundadores de la empresa LUDUS, especializada en proyectos de realidad virtual, lleva un par de meses destripando semanalmente juegos en su canal de YouTube. Desde su perspectiva creativa, Mikel aporta un interesante punto de vista que analiza aspectos del game design de títulos clásicos como el eterno Parappa the Rapper 2, hasta obras maestras recientes como Doom, Shovel Knight o Rogue Legacy. El joven diseñador es capaz de extraer reflexiones interesantes incluso de juegos que él mismo cataloga como mediocres, como Vroom in the Night Sky, o casual como Kitty Powers Matchmaker. Sus lecciones resultan didácticas y profundas, un auténtico manual para quienes quieran dedicarse a crear videojuegos.

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Los editores de Fulgencio Pimentel llevan años demostrándonos su gusto exquisito por los cómics y no sólo en lo que al público adulto se refiere. Tras obras preciosas como El rey escualo de R. Kikuo Johnson, Pequeño Vampir de Joann Sfar o la divertidísima La cena con la reina de Rutu Modan, acaban de publicar el extrañísimo, a la par que fascinante, Tagurpidi. Se trata de una obra del animador estonio Priit Pärn en el que narra el viaje de Pepe, un niño que lo hace todo al revés y que, poseído por este espíritu de la contradicción, termina de vacaciones en el pueblo de su tío donde todo es opuesto al mundo real. Este cómic supone todo un juego para los niños, pero también para los adultos, quienes verán desfilar entre las viñetas las esencias de René Magritte, de los movimientos psicodélicos o el pop art.


Una sección hecha por los editores de la revista y un invitado distinto cada número, totalmente subjetiva y que no atiende a razones temporales ni de género. Recomendaciones a gogó. Sólo buena mierda.

Por

Sandro Gomato

Por

Sabina Urraca

Un libro:

QUIÉN TE CERRARÁ LOS OJOS VIRGINIA MENDOZA (LIBROS DEL K.O., 2017)

Cada vez más solitarios y apagados, los pueblos sufren la deriva de una sociedad que les ha dado la espalda y que apenas ha girado siquiera la cabeza para mirar atrás. Sin trabajo, sin vida, el éxodo rural está convirtiendo a una preocupante cantidad de municipios en un páramo donde no quedan ya jóvenes y donde los viejos que van muriendo se van llevando consigo para siempre los últimos relatos de sus gentes. Ahora que nadie quiere oír a los pueblos, Virginia Mendoza ha querido darles voz con un compendio de historias de vida en el mundo rural, casi como forma de hacer justicia con un universo sobre el que los urbanitas proyectamos una visión llena de prejuicios y teñida de ignorancia. Si has leído La España Vacía, Quién te cerrará los ojos puede ser el complemento ideal.

Una serie:

Un cómic:

FUN HOME ALISON BECHDEL (2006)

Conocida sobre todo por el famoso Test de Bechdel y por sus tiras cómicas Unas bollos de cuidado, Bechdel sorprendió con esta novela gráfica autobiográfica en la que, partiendo del supuesto suicidio de su padre y las incógnitas que deja tras él, explora la relación paterno-filial y los paralelismos entre la sexualidad secreta de este y la suya propia. Hace ya muchos años que salió este libro, pero yo no me canso de seguir recomendándolo. En general, intento meter una especie de corte publicitario cada vez que alguien nombra el Test de Bechdel: «Ya, sí, el test, pero, ¿te has leído su libro Fun Home?». Supuso un enorme descubrimiento ver que alguien que nunca se había mojado de forma personal en su obra, de pronto hacía el inmenso esfuerzo de vomitar todo. Tiene una segunda parte, que trata de la relación con su madre, pero mi favorita es sin duda Fun Home.

Una película:

MASTER OF NONE

WATER LILIES

No es ni mucho menos la primera comedia que aborda una vida en la treintena marcada por las inseguridades y la precariedad, pero sí que se trata sin duda de una de las que lo hace con mayor ternura y naturalidad. Su éxito se apoya en varios pilares, aunque tal vez el más grande está reservado para el carisma de su protagonista, manejado por un Aziz Ansari que, además, es el creador de la serie. Master of None ha iniciado recientemente su segunda temporada siguiendo el camino que marcó la primera: un excelente tratado sobre la cuestión millennial que aborda con delicadeza e inteligencia temas como la sexualidad, el machismo, los prejuicios raciales o la ruptura cultural con nuestros mayores. Puro flechazo instantáneo.

Conocí a Céline Sciamma por Tomboy, que me fascinó y me arrebató locamente. Al ponerme a indagar en sus obras anteriores, encontré Water Lilies, una maravilla de película que muestra un periplo lésbico preadolescente ambientado en el mundo de la natación sincronizada provinciano y suburbial. Hay un momento por el que ya merece la pena verla, y es cuando la protagonista es atacada porque tiene 12 años y está enamorada de una chica de 16. Ella contesta: «Me gustan las mujeres viejas». Es una escena magnífica y delicada, de dar volteretas de risa, desesperación y pena. Creo que Sciamma sabe captar como nadie el mundo infantil y adolescente, con toda su dureza y su verdad. Y no me explico cómo se las apaña para dirigir a esos actores que no lo son. He visto que su última película, Girlhood, gustó mucho, pero para mí la auténtica joya de su carrera es Water Lilies, sin duda.

AZIZ ANSARI (NETFLIX, 2015-)

CÉLINE SCIAMMA (2007)

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La mujer perfecta: tiene pene y tiene teta

«Ahora mismo es más fácil demostrar que ha existido Carmen de Mairena que Jesucristo» –Javier Pérez Andújar–

CARMEN DE MAIRENA, UNA BIOGRAFÍA Carlota Juncosa (Blackie Books, 2017)

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Texto Elizabeth Casillas

E

staba convencida de que Carmen de Mairena llevaba tiempo muerta. Recordaba perfectamente haber leído en los periódicos la noticia en la que narraban cómo las pertenencias de la artista habían aparecido tiradas en un contenedor y todo lo que aquello suponía: perder una parte de la historia de la otra Barcelona, más próxima al Anarcoma de Nazario –obra que precisamente acaba de cumplir su cuarenta aniversario con una nueva edición integral por parte de Ediciones La Cúpula– que a las canciones de Joan Manuel Serrat. Recordaba nítidamente cómo sobre el suelo yacían fotografías, premios con “reconocimiento a su gran trayectoria lúdico-artística”, retratos pintados y ropas ajadas. Estaba equivocada (y no lo estaba). Carmen de Mairena no está muerta, aunque en parte sí lo está. Es la paradoja de Schrödinger de la televisión, esa que dicta que si no estás aún en algún programa de la parrilla televisiva no existes. Mairena se ha convertido en un fantasma en vida, alejada del candelero, de todos aquellos que se aprovecharon de su maltrecha fama, y ha vuelto a la luz de la mano de Carlota Juncosa, autora de una biografía a medio camino entre la novela y el cómic de la artista catalana que acaba de editar Blackie Books bajo su consentimiento y aprobación. Aunque lo cierto es que Carlota Juncosa no quería escribir las memorias de Carmen de Mairena, que todo empezó como un juego que ha llegado demasiado lejos y que, más que ante una biografía, estamos ante el relato de la autora sobre el año que pasó junto a la popular travesti.


Hace ahora cinco años, la ingresos o al hombre que autora quiso promocionar había sido detenido por la presentación de su ser homosexual en los fanzine Perro Caro tiempos del franquismo por Internet con un amparados en la vídeo que se titulaba aplicación de la Ley de Carmen de Mairena, te Vagos y Maleantes que a busco nena. Semanas la protagonista de FBI de más tarde se encontró Javier Cárdenas. Exacto, sentada en la terraza de aquella que anunciaban un bar y aceptando la como «la película que propuesta de Alfonso, Hollywood no tuvo el representante de cojones de hacer». Y lo Mairena, de escribir la que sigue a continuación vida de la artista. Al poco en la novela es una tiempo, estaba llamando narración a veces cómica, por primera vez al timbre a veces desoladora y otras de una casa de El Raval crítica. «Mi ejercicio fue de Barcelona, la cual conocerla, ni encumbrarla visitaría regularmente ni perjudicarla», me durante los siguientes asegura Juncosa. siete meses. En aquel oscuro piso situado en Es precisamente este un barrio que nació de punto crítico el que puede la ampliación de las resultar más polémico y, murallas medievales de sin embargo, la autora Carlota Juncosa: «Mi ejercicio fue la ciudad, se encontró mantiene una autocrítica con una Carmen de conocerla; ni encumbrarla ni perjudicarla» que lo equilibra. «Carmen Mairena que poco tiene y su entorno es muy que ver con aquella contradictorio, es muy que aparecía en Crónicas Marcianas soltando soeces, aquella difícil de encajar. Por ejemplo, ella es un símbolo de libertad, precisamente a la que yo recordaba. «Al principio sufrí un pero a la vez, cuando sale a la calle y ve a dos personas del shock cuando la vi. Esperaba encontrarme con la Carmen de la mismo sexo juntas le repele», comenta la escritora. Carlota televisión o incluso que fuese más divertida, me hiciese bromas Juncosa se encontró con un mundo al que no pertenecía, o que jugara el papel que siempre había jugado, pero en vez de del que no sabía nada y con unas ideas sobre Mairena y eso me encontré una persona muy mayor en condiciones muy su entorno preestablecidas, en parte, por la televisión. precarias, que prácticamente no hablabla», me explica Juncosa. Sin embargo, la realidad a la que se enfrentó, la que se lee, Gracias al breve resumen de la vida de Carmen de Mairena más allá de ser muy diferente también le aportó cosas que, a que dibuja Juncosa descubro que Carmen se llamaba Miguel priori, no esperaba. «Como ella es una figura que toca tantos y que lo que queda de ella ahora se asemeja más a la mujer temas, me ha hecho replantearme muchas cosas y aprender que había encontrado en la prostitución su única fuente de otras. Creo que justamente eso es lo bonito, estar abierto y que aporte cosas. La situación en la que la conocí y su propia persona, las decisiones que ha tomado, el contexto en el que ha vivido… Todo esto a mí me ha hecho crecer y entender de una manera más amplia el mundo en el que vivimos», confiesa. Cuando Juncosa terminó de hacer este libro, entró en una contradicción. Por un lado, porque pensaba que nunca más querría hacer algo así y, por otro, porque quizás nunca tendría algo tan bueno entre manos, que este sería el culmen de su carrera creativa. «Fue un producto de la casualidad, antes de esto no había escrito nada en mi vida. Hacía dibujos sueltos, que además eran muy brutos, más punkis». El primer intento fue hacer una biografía normal, cronológicamente ordenada, pero pronto tuvo que desechar esa idea debido a toda la confusión que había, a la sucesión de contradicciones, y optar por el diario. «Al hablar hago muchos gestos y para mí son muy importantes a la hora de expresar las cosas. Estos gestos, traducidos, son los dibujos. Quería ir al grano y con una imagen digo muchas más cosas», aclara. Por lo tanto, pulir su dibujo supuso el último cambio. «Si hubiera dibujado como dibujaba antes todo el libro, aparte de que habría requerido mucha energía, habría endurecido mucho más esa realidad con la que me encontré», concluye. @

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Fire!!: Con una única exclamación no es suficiente Petter Bagge vuelve al cómic documental para recuperar la intensa vida de la escritora y antropóloga afroamericana Zora Neale Hurston.

Texto Elizabeth Casillas

Las similitudes entre la escritora y antropóloga Zora Neale Hurston y la implacable Margaret Sanger, defensora de los derechos de la mujer y propulsora de la planificación familiar, van más allá de que el dibujante Petter Bagge les dedicase una biografía. Ambas procedían de familias numerosas y trabajadoras, llevaron una vida multifacética y contaban con una energía interior que resultaba inspiradora y terrorífica al mismo tiempo para todos aquellos que las rodeaban. «Ambas eran sexualmente liberadas y albergaban sentimientos encontrados, en el mejor de los casos, hacia el matrimonio; ambas cultivaron una obra prolífica sobre innumerables temas; ambas mintieron con éxito al mundo sobre sus edades reales; ninguna de las dos profesó religión alguna, pero fueron poseedoras de un profundo sentido de la espiritualidad y lo más raro de todo: ambas mujeres pusieron toda su fe en sus propios sueños y visiones, ¡hasta el punto de volverlos su guía en la vida!», confiesa Bagge. No es de extrañar entonces que al repetir la fórmula de Una mujer rebelde (La Cúpula, 2014) –donde narra la vida, obra y milagros de Sanger en virtud de una de las mujeres más influyentes en la historia del feminismo–, el dibujante estadounidense repita éxito con Fire!! (La Cúpula, 2017), al mostrar la fascinante y combativa vida de una mujer que luchó por todo aquello que siempre había soñado: una educación digna y una carrera como escritora. Los últimos datos biográficos de Zora Neale Hurston apuntan a que nació en Notasulga, Alabama, el 7 de enero de 1891. Durante años se pensó que había nacido en 1901, pero eso sólo se debió a una de la tretas que Hurston tuvo que hacer cuando, para volver a estudiar ya alcanzada la veintena, tuvo que hacerse pasar por una quinceañera. Hurston se crió junto a sus hermanos en un pequeño pueblo para negros llamado Eatonville, al norte de Orlando, donde su padre, John, se convirtió en alcalde y en popular predicador baptista mientras que su madre Lucy gozaba de buena reputación en la comunidad. La muerte de Lucy, cuando Zora tenía apenas trece años, fue uno de los primeros reveses, puesto que la consideraba la única persona que la entendía de verdad. Tras la muerte de su madre, su familia se desintegró. La joven Hurston iría dando vueltas de un lugar a otro, a ratos

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Petter Bagge : «Hurston se trataba de una oradora iconoclasta e independiente, alguien que se esforzaba al máximo en formular sus opiniones y pensamientos con la mayor claridad posible»

FIRE!! LA HISTORIA DE ZORA NEALE HURSTON Peter Bagge (La Cúpula, 2017)

trabajando, a ratos avanzando en su verdadero objetivo: estudiar. Lo conseguiría en 1921, cuando ingresó en la Universidad Howard de Washington y finalmente recaería en Nueva York animada por Charles S. Johnson, editor de la revista Opportunity y el responsable de publicar el primer cuento de Hurston en 1924. Zora ya era una autora profesional y, de forma inminente, estudiante de Antropología gracias al interés personal de Annie Nathan Meyer, fundadora de la Universidad Barnard. Fue precisamente allí donde conocería al profesor Franz Boas, quien le animaría a profundizar en su investigación sobre el folclore sureño que, más tarde, serviría como fuente de inspiración para sus numerosas novelas y ensayos. Sin embargo, fue también el propio Boas el que auguró cómo la “Zora artista” terminaría venciendo a la “Zora científica”. Hurston fue también una de las máximas exponentes del Harlem Renaissance o Renacimiento de Harlem, un movimiento artístico surgido de la comunidad de afroamericanos residentes en el barrio neoyorquino y que fue encumbrado gracias, por un lado, al trabajo del filósofo y profesor afroamericano Alain Locke y, por otro, al crítico y escritor novelista blanco Carl Van Vechten. Allí se reunieron escritores, poetas, pintores, músicos y muchos de los miembros de este movimiento pasaron por la vida de la antropóloga de una forma u otra. Algunos como amigos íntimos, otros como compañeros de piso y otros, como Hughes, Thruman y Nugent como compañeros de faena. Juntos crearon Fire!!, una revista dedicada a «Los Más Jóvenes Artistas Negros» y, a la vez, una crítica abierta contra De Bois y Locke, quienes defendían un arte basado en la reivindicación de los derechos sociales.

Fue la actitud que Hurston tenía hacía la vida y su visión del arte y la política lo que llevó a una de las figuras más representativas del cómic underground a recuperar la historia de la escritora. «Claramente se trataba de una oradora iconoclasta e independiente, alguien que se esforzaba al máximo en formular sus opiniones y pensamientos con la mayor claridad posible, dado que sus convicciones -especialmente las políticas- no encajaban fácilmente en el habitual espectro político binario de derecha versus izquierda», escribe Bagge. Unos cuantos años antes, en 1975, la también escritora y feminista Alice Walker publicó el artículo In Search of Zora Neale Hurston en la revista Ms., cofundada por las activistas Gloria Steinem y Dorothy Pitman Hughes. Walker relataba la ira del Dr. C. C. Benton al conocer el estado de abandono en el que se encontraba el lugar donde estaba enterrada Hurston y sirvió para para poner de nuevo sobre la mesa la obra de la controvertida sureña. De hecho, la autora de El color púrpura, tiene un pequeño papel en esta biografía al ser una de las responsables de que Hurston tenga hoy una lápida que rece «Un genio del Sur», puesto que el sepulcro de la antropóloga no contaba siquiera con una simple marca de que estaba allí enterrada. Hoy, tanto su pueblo natal como su tumba, que se conoce bajo el nombre de “El Jardín del Descanso Divino”, se han convertido en atracciones turísticas con museos, monumentos y festivales dedicados a su persona. Este hecho tan significativo no es más que otra muestra de su frenética vida: a veces dichosa, a veces calamitosa y, por suerte ahora, siempre presente. @

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Sabina Urraca en busca de las niñas prodigio Texto Elizabeth Casillas

Acaba de publicar su primera novela, una autoficción que profundiza en los pensamientos más oscuros de la infancia. Hemos aprovechado para hablar con Sabina Urraca sobre algunos de los grandes temas que aparecen en su libro, como la sexualidad, la sororidad, lo políticamente correcto o la precariedad que nos rodea.

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abina Urraca (San Sebastián, 1984) una vez tuvo un affaire con Álvaro de Marichalar. Bueno, más que un affaire fue una pesadilla que dejó plasmada en un artículo. Le llovió por todas partes y ni tan siquiera sirvió para que le conociese la gente que debía conocerla. Porque Sabina Urraca lleva mucho tiempo escribiendo en internet (y fuera de él), y aquel artículo sólo fue uno más de los que nos tenía acostumbrados a publicar en cabeceras como Vice, Madriz o El Estado Mental y que siempre han supuesto una voz crítica y un retrato certero de la sociedad en la que vivimos. Con Las niñas prodigio (Fulgencio Pimentel, 2017) ha vuelto a demostrar su talento con una novela maravillosamente escrita en la que rehusa de discursos moralizantes para volver a la dureza de la infancia a través de una niña que es de todo menos prodigio, una femme fatal que apenas roza la adolescencia, un amigo íntimos de la familia con serios problemas de alcoholismo o el fantasma de una niña que murió en la casa que habita la escritora. En un mundo justo, ahora también le deberían llover las buenas críticas por su ópera prima. Tenía pensado empezar de una forma totalmente diferente, pero esta noche he soñado que llegaba tarde a esta entrevista porque se casaba mi abuela y me tocaba organizarlo todo. Cuando me he levantado tenía esta nota en mi móvil «sueño boda abuela mía llegar tarde la entrevista sobresaltada». Yo también apunto esas cosas y al día siguiente no las entiendo. Al menos esta parece que estaba clara. El caso es que me he levantado bastante angustiada y he pensado en Henri, uno de los personajes de tu libro. ¡Claro! No había pensado en el paralelismo. Es verdad, me olvido de partes del libro. Hay gente que me dice “oye, ¿en tu libro sale el mar?”. Y les tengo que responder que no lo sé, que me dejen pensar porque no soy capaz de saber si en mi libro sale el mar o no. Es un pastiche de cosas y no lo recordaba, no lo podía asegurar. Al final creo que no, pero no estoy segura. Quizás se quedó en mi subconsciente porque ese pasaje de la boda, ya avanzada la lectura, es uno de los más catárticos. Me parece un capítulo muy complicado y mi editor tenía miedo de que fuese farragoso y que avanzase muy lentamente. Recuerdo que me costó mucho escribirlo y en realidad estaba casi todo basado en cosas, flashes, que vi cuando era camarera en bodas hace años. ¿Quiénes son las niñas prodigio? En realidad, son niñas que no son niñas prodigio, que son a quienes quiero honrar en mi libro: niñas “normales”, aunque cada una con sus anormalidades e historias. Por ejemplo, una de ellas tiene una historia muy rara con su tío, quien le regala un teléfono sólo para hablar con ella. Está Olivia, una especie de femme fatale pequeña obsesionada con la muerte que avanza muy rápido hacia la madurez. Y la protagonista, que en realidad parece estar expectante ante la vida mientras las cosas pasan por ella y las va sufriendo internamente, y quien también tiene un montón de deseos y pensamientos extraños. Todas las historias que cuento, pese a que haya gente a la que le hayan escandalizado, están sujetas a la realidad de que las niñas “normales” sentimos esas cosas. No somos siempre sólo víctimas de fantasías y cosas horribles de los hombres, nosotras también tenemos deseos perversos y pensamos cosas incorrectas.

que sienten identificación con su infancia, con su mundo interno y con secretos más oscuros de la juventud. Una cosa es lo políticamente correcto, lo que mostramos, lo que decimos, lo que creemos que deben ser las cosas y otra cosa es lo que las cosas son. Y yo en este sentido no estoy haciendo un manifiesto de cómo debe ser la vida o de cómo deben pensar las personas, mi libro no es un libro de ética de segundo de ESO, es una novela. La ficción tiene eso, que puedes mostrar todo lo oscuro, todo lo malo, lo políticamente incorrecto y puedes llegar a donde quieras porque no tienes que dar ninguna lección moral, tienes que remover las cabezas y las emociones de la gente. La contraportada del libro dice que esta novela es “multisexualidad y panquerer”. Sí, la protagonista se enamora de un señor amigo de sus padres, de un asesino loco de forma mitómana, de una amiga que en realidad pasa de ella… Siente fascinación y deseo por todo tipo de seres sin ningún prejuicio; de ahí la multisexualidad y el panquerer. En principio íbamos a usar el término “poliamor”, pero se descartó finalmente por las connotaciones que tiene y porque no acababa de reflejar bien la idea original. ¿Crees que aún puede haber quien se escandalice por las relaciones que aparecen en la novela? Bueno, todavía hay gente a la que le puede resultar chocante que una niña se enamore de un adulto, y lo entiendo, porque es algo que toca tangencialmente en algún momento el tema de la pederastia. En

«No somos siempre sólo víctimas de fantasías y cosas horribles de los hombres, nosotras también tenemos deseos perversos y pensamos cosas incorrectas»

¿Temes que te pueden tachar de falta de sororidad por haber creado personajes así? En algún momento lo he temido, pero puedo defenderme perfectamente. Aunque creo que tampoco lo necesito, porque es un libro en el que hay mucha sororidad. Y la prueba es que muchas mujeres y hombres escriben diciéndome

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«En los estados de Facebook también hay literatura; aprecio mucho la gente que cuenta ahí sus vidas»

este caso se trata casi de una antilolita; ella es quien se enamora y persigue a Humbert Humbert, y no al revés. De hecho, ella es rechazada en favor de otra lolita, ésta más tradicional. Me interesaba mucho esta figura. Entiendo que pueda escandalizar, pero la intención era tratar de dar la vuelta al mito de Nabokov (aunque ni de lejos trato de ponerme a su altura), y en ese sentido es muy empoderador y hay mucha sororidad ahí, en el hecho de que una niña decida ser la perseguidora y la acosadora, con todo lo retorcido que pueda ser. Eso también aborda el tópico de la adolescente enamorándose del profesor o del amigo de los padres. Es algo que no es tan extraño. Yo recuerdo amigas mías enamoradas de profesores suyos o de chicos muchísimo mayores, es algo normal. Incluso luego, ya de adultas, hablando con otras chicas, me reconocían que sí que sentían un deseo sexual por algunos tíos. Es un tema delicado y controvertido del que nunca se habla. La sexualidad de los niños es una cuestión peligrosa, y tengo claro que un adulto no debe acceder aunque el niño diga “sí quiero”. Pero sabemos poco de lo que pasa en las mentes y en los cuerpos de los niños. Yo personalmente tuve una sexualidad muy tardía, pero tuve amigas que con 9 años ya tenían deseos sexuales muy claros. Es un tema incómodo y que se tapa porque no se sabe cómo manejar, pero es algo que existe. Creo que en el libro se refleja esa fascinación por esas chicas tan precoces y tan adultas. El libro se centra en la infancia, en crecer, y sacas a relucir muchas de las cosas de esa época. Por ejemplo, en el capítulo en el que hablas de ser hija única, tratas la fascinación por la fraternidad que solo los que no tenemos hermanos comprendemos. Sí, ese capítulo está inspirado en todas las veces que me quedé a dormir en casas de amigos que tenían hermanos. Me fascinaba esa forma de unión brutal, de cómo se odiaban pero estaban unidos todo el tiempo. Pensaba que si tuviese un hermano o hermana me enamoraría de él o de

ella. Me parecía una relación fascinante, la idea primigenia del amour fou, del amor desatado, esos hermanos que se perseguían con cuchillos pero al mismo tiempo se adoraban. Comienzas el libro hablando de que lo que has deseado desde que llegaste al pueblo en el que te recluiste para escribir era soltar el lastre del pasado, subir la colina siendo otra. Perder el miedo a los fantasmas y volver a la ciudad. ¿Es aquí donde se atisba más biografía que autoficción? Sí, hay partes que son autobiográficas. Me fui al campo a escribir porque en la ciudad no podía escribir. De hecho, me he prometido hacer activismo en cada entrevista y hablar de la precariedad. Yo me fui al campo no sólo por una idea bucólica del escritor aislado, sino más bien porque para poder mantenerme en Madrid tenía que trabajar y no tenía tiempo para escribir un libro. Vivir de escribir es algo muy precario y complicado, y sabía que no podría terminar un libro en esa situación. Allí pagaba una mierda de alquiler, era una casa a la que no llegaba ninguna carretera y que no tenía ni agua corriente. Para ir al pueblo había casi una hora de viaje caminando. Era irse a un sitio donde no había nada que comprar. ¿Has conseguido perder ese miedo de volver a la ciudad? Ir al campo a escribir y luego volver fue un ejercicio de redención absoluto. Así que ahora, ya con el libro publicado, es cuando estoy sintiendo la satisfacción del trabajo realizado. Ahora es cuando estoy comprendiendo realmente mi libro, también en parte gracias a las entrevistas. ¿Crees que tenemos una imagen demasiado bucólica del ir al pueblo a escribir como ideal de vida? Puede ser. En mi caso, fue fundamental hacerlo así, porque no había nada alrededor, era una especie de paraíso. En la ciudad tenemos tantas distracciones que nunca estamos solos con nosotros mismos y allí no te queda más remedio que

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estar continuamente encontrándote contigo mismo y con tu pasado. Se sufre, pero si vas a escribir una novela que habla sobre ti lo vomitas todo más fácilmente. En alguna ocasión has comentado que los mejores autores de hoy en día están en tu muro de Facebook. Los mejores autores están en todos lados, para mí literatura puede ser cualquier cosa. Yo he leído mucho desde muy pequeña y he aprendido mucho en Facebook sobre cómo escribir. Me gusta elaborar textos largos para Facebook. Aprecio mucho la gente que cuenta ahí sus vidas o cosas que acaba de ver. Odio los microrrelatos pero me encantan los estados de Facebook. ¿Qué diferencias encuentras entre uno y otro? El estado de Facebook no es autoconsciente, mientras que el microrrelato está hecho con una intención. El primero es más natural, más visceral. Incluso puede estar mal escrito, pero para mí es más perfecto que algo que está muy pensado.

LAS NIÑAS PRODIGIO Fulgencio Pimentel, 2017

Estaba pensando en terminar la entrevista parafraseando una de las frases más míticas de la televisión de los 90 y preguntarte qué fue de tu agria polémica con Álvaro de Marichalar. Nada, eso se terminó, y por ahora no ha pasado nada. Para mí fue una putada que pasase eso en ese momento porque creía que iba a coincidir temporalmente con la publicación del libro y no quería que se asociasen ambos sucesos. No buscaba para nada esa atención mediática. Me llamaron del programa de Ana Rosa ofreciéndome dinero por ir, y me decían: “Nos han dicho que vas a sacar un libro, ¿tiene algo que ver con lo de Marichalar?”. Y me daba pánico que se relacionase. La intención de aquel texto era hacer una crítica social y no un artículo de cotilleo, y era también una autocrítica por no haber sido capaz de reaccionar en aquel momento. De repente me vi metida en un mundo del corazón y fue un poco jodido. He llegado a estar en el metro y tener sentadas a mi lado a dos chicas hablando sobre mí (sin saber que era yo), criticando mi actitud por no haber dicho nada durante el viaje y haber escrito después el artículo. Volviendo al principio, tras el sobresalto del sueño que te conté al inicio de la entrevista, mi perra ha venido y se ha tumbado a mi lado buscando cobijo. Es curioso, porque creo que tiene de alguna forma unión con tu próximo trabajo. Sí, hace tres meses me encontré a mi perra abandonada en un polígono industrial de Murcia y me ha cambiado la vida. Vivo trabajando mucho en casa y había días que no salía, y ahora gracias a ella tengo una excusa para dejar de trabajar, pasear y pensar. Así ha surgido la idea para el próximo libro, cuyo hilo conductor tiene que ver con el ambiente del parque y los perros, aunque en realidad va de otras cosas. En cuanto a procesos creativos, los paseos con perro son maravillosos para pensar en ideas nuevas. @

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Cristianismo en los videojuegos:

Con la Iglesia hemos topado

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Texto Koldo Gutiérrez

Llevamos unos cuarenta años exterminando nazis, marcianitos, zombies y todo tipo de criaturas en los videojuegos, sin embargo, apenas hemos tenido la oportunidad de matar a seres provenientes de la Biblia, ni a fanáticos religiosos. La tendencia parece estar cambiando, ya que en los últimos tiempos han coincidido varios títulos que se atreven beber de la iconografía cristiana para plantearnos ciertas reflexiones o permitirnos reventar la cabeza a sus fieles a base de hostias sin consagrar. Repasamos el tratamiento de este tema que hacen obras como Blasphemous, The Binding of Isaac, BioShock Infinite, Far Cry 5 y Outlast 2.

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os videojuegos de rol japoneses clásicos, especialmente durante la época dorada de los años 90, juntaron con ingenio dos ingredientes inconexos: literatura artúrica y misticismo nipón. Así, los mayores referentes del género como Dragon Quest y Final Fantasy dieron lugar en sus infinitas entregas a una extraña mezcolanza de elementos provenientes de la vieja Europa junto a otros más propios de su idiosincrasia. Final Fantasy III fue el primero de la saga en introducir las famosas invocaciones, entre ellas Shiva y Ramuh (deidades hinduistas), Ifrit (deidad islámica), Bahamut (mitología árabe), Titán (mitología griega), Odín (mitología nórdica) y Leviathan (mitología hebrea). Con el paso del tiempo se fueron añadiendo otros como Fénix, Hades, Cerbero o Gilgamesh, pero siempre ha llamado la atención la escasa presencia de símbolos cristianos tanto en la veterana serie, como en otros representantes del género y en el medio en general. Sin embargo, de un tiempo a esta parte parece que la tendencia está cambiando y varios creadores se han atrevido a tocar este tema hasta ahora tabú en el mundo de los videojuegos. Y el ejemplo más reciente es una pequeña compañía de Sevilla. A finales de mayo, The Game Kitchen, un estudio independiente que se dio a conocer en 2013 con The Last Door, una curiosa aventura gráfica de cuidado aspecto de 8 bits e inspirada en la obra de Lovecraft, presentó su nuevo proyecto en Kickstarter. Su aspiración inicial era conseguir 50.000 dólares para financiarlo, objetivo que lograron en apenas 24 horas. Finalmente, en un mes han superado los 333.000 dólares por parte de 9.869 mecenas, convirtiéndose así en el juego español que más dinero ha obtenido jamás en una campaña de crowdfunding. Su propuesta es brutalmente honesta desde el título: Blasphemous. Se trata de un juego de acción y plataformas en 2D con una elaborada estética pixel art realizada de manera totalmente artesanal, centrado en las peleas con

espada y con un desarrollo no-lineal por las pantallas. Esa premisa suena similar a muchas obras recientes, y entre sus modelos se hallan clásicos como Ghosts ‘n Goblins, Castlevania y Dark Souls, pero lo original está en su ambientación, tal y como la describen sus autores: «Situada en la salvaje tierra de Orthodoxia, un lugar donde la religión es lo más importante a ojos del populacho, la superstición campa a sus anchas y las iglesias doblan a la cantidad de gente. Te encontrarás en este infernal territorio en el despertar de la Era de la Corrupción.» Con semejante punto de partida, no es sorprendente que The Game Kitchen tire de los referentes de su tierra para dar lugar al oscuro diseño artístico del juego, inspirado en la iconografía cristiana, en los pasos de Semana Santa de su Sevilla natal e incluso en la obra de Goya, especialmente en su cuadro Procesión de flagelantes, como cuentan en su página de Kickstarter. El protagonista, para más inri (por seguir con las referencias cristianas), es un penitente con enorme espada que va matando horribles criaturas salidas de la peor pesadilla de Rouco Varela. ¿Para qué imitar a americanos o japoneses cuando nuestra cultura es tan rica como la suya y está mucho menos explotada en los videojuegos? «Hemos decidido coger este folklore y esta herencia para construir algo fantástico que esté enraizado en todo esto, como hacen muchos mangas con su cultura milenaria», explica Mauricio García, uno de sus responsables, en el Podcast Reload. Sin embargo, reconoce que para llevarlo a cabo han optado por «dejar de lado la ideología y centrarnos en la iconografía», así que van a coger el arte religioso sin entrar en temas espinosos (perdón por el chiste), lo que puede sonar como una oportunidad perdida, ya que como apunta, «no queremos entrar en la ofensa religiosa ni pretendemos hacer una declaración». Aun así, no van a escatimar en imágenes duras, sórdidas, grotescas y sangrientas, lo que seguro que acaba molestando a los talibanes de siempre.

BLASPHEMOUS Creado por un estudio sevillano, se inspira en la iconografía cristiana, en los pasos de Semana Santa y en la obra de Goya

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MONSTRUOS EN EL SÓTANO

Quien sí se mojó, y de qué manera, fue Edmund McMillen, el creador de Super Meat Boy, cuyo siguiente juego le sirvió para purgar sus sentimientos hacia la religión. En The Binding of Isaac (título que alude al fundacional pasaje bíblico del sacrificio de Isaac por parte de Abraham) el desarrollador se desnuda para contar sus experiencias personales con su familia, dividida entre católicos por parte de madre y cristianos renacidos (una variante de los evangelistas) por parte de padre. Durante su infancia y adolescencia fue testigo de los conflictos surgidos entre sus parientes, pese a que su fe provenía originalmente de la misma Biblia. «Es fácil ver mi trabajo pasado y ver que muchos de los temas de violencia vienen de mi educación católica, y en muchos sentidos amo ese aspecto de nuestra religión», confiesa McMillen, «desgraciadamente, el otro lado de mi familia era un poco más duro en su visión de la Biblia; muchas veces me dijeron que iría al Infierno por jugar a Dragones y Mazmorras y Magic, y en general me condenaban por mis pecados». Por ese motivo pasó de un título tan simpático y ligero como Super Meat Boy a uno tan oscuro y maduro como este, en el que un juego de acción y disparos con perspectiva cenital que se podría haber sido otro más del montón y utilizar una estética de naves o bélica, como suele ser la convención del género, recurrió al imaginario religioso. La madre de Isaac recibe un buen día la llamada de Dios que le pide que sacrifique a su hijo como prueba de fe,

así que el niño huye y se refugia en el sótano de casa lleno de monstruos a los que debe derrotar para sobrevivir. Allí se topará con terribles criaturas, la mayoría provenientes del Antiguo Testamento, como Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, los Siete Pecados Capitales o el mismísimo Satán. «Quería que The Binding of Isaac representara esta dualidad que experimenté con la religión: tanto lo bueno como malo que a mí me supuso cuando era niño, ya sea el sentimiento de odio hacia mí mismo y de soledad que me inculcó como la oscura creatividad que me inspiró», rememora, «la Biblia es una gran libro muy bien escrito, y una de las cosas que más me gusta es que la gente pueda extraer diferentes significados de un pasaje, así que quería que The Binding of Isaac fuera similar en ese sentido, por eso sus múltiples finales tienen muchas posibles interpretaciones». El resultado es una obra maestra de apariencia simple y arcade, con una jugabilidad basada a medio caballo entre Zelda y Spelunky, pero cuya capa religiosa le otorga un valor añadido del que carecen la mayoría de videojuegos. La valentía de su creador de plasmar sus monstruos internos en una obra como esta le han servido de perfecta catarsis, de remedio terapéutico para mostrar sus temores y dudas. Estaría bien saber qué opinan sus padres al respecto. Yendo al terreno más comercial resalta Bioshock Infinite. Su creador, Ken Levine, estudió teatro y trató de labrarse


THE BINDING OF ISAAC Su creador consigue plasmar sus problemas con la religión; su familia se dividía entre católicos y cristianos renacidos BIOSHOCK INFINITE Plantea temas pocas veces tratados en el medio, como racismo, extremismo, nacionalismo, fanatismo, populismo y religión

una carrera como guionista, hasta que acabó de rebote en los videojuegos. Tras sus inicios en una de las compañías más míticas del sector en los 90, Looking Glass, acabó fundando su propio estudio, Irrational Games. Después de varios proyectos, en 2007 terminó dirigiendo BioShock, un complejo juego de acción en el que se reflexionaba sobre el objetivismo y la política inspirado en gran parte por la cuestionable ideología de Ayn Rand. Nada más empezar, nos adentrábamos sin saberlo en la ciudad secreta submarina de Rapture, en cuya entrada descubríamos un cartel que rezaba, o mejor dicho, afirmaba: “No gods or kings. Only man” (“Ni dioses ni reyes. Sólo el hombre”). Tras el éxito de ventas, críticas y premios, Levine tardó seis años en desarrollar su siguiente obra. GOD ONLY KNOWS

Judío, ateo y muy ambicioso, el creador dio un giro radical, al presentar ahora un escenario aéreo en las nubes, luminoso y vivo; todo lo opuesto a la oscura, decadente y moribunda Rapture. Columbia representa el ideal del sueño americano y su iderario se basa en gran parte en el de los Padres Fundadores. Bioshock Infinite se sitúa en 1912 y plantea temas pocas veces tratados en el medio, como racismo, extremismo, nacionalismo, fanatismo, populismo o, sí, religión. El fundador y líder de esta aparentemente idílica ciudad es el autoproclamado profeta Zachary Hale Comstock,

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que gracias a sus contactos en el Congreso norteamericano la construyó como una feria de muestras aérea con la que dejar boquiabierto al mundo entero para orgullo patrio. Tras ciertas desavenencias con el Gobierno, Columbia se acabó independizando y desapareció en el cielo para transformarse en un estado teocrático y policial digno de Corea del Norte. Peor aún, su líder supremo abrazó el Cristianismo radical e hizo que los habitantes le adoraran casi como a un dios. Desde que aterrizamos allí, descubrimos que el escenario tiene más de distopía que de utopía, por culpa de los delirios de Comstock, al darnos de bruces con la dura realidad que no dista tanto de la que había en tierra firme en aquella época: racismo, elitismo, supremacía blanca, clasismo, segregación racial… Los peores vicios de la humanidad han acabado arraigando en algo que iba a ser puro e inmaculado. Una de las primeras cosas que hacemos al llegar a Columbia es presenciar una ceremonia religiosa, en la que el predicador se refiere al lugar como “Nuevo Edén” y a nosotros como un recién llegado “de la Sodoma inferior”. Bajo un cartel que dice “This path of forgiveness is the only way to the city” (“este camino de perdón es el único hacia la ciudad”), el cura nos obliga a ser bautizados para poder entrar, «en nombre de nuestro Profeta, en nombre de nuestros Fundadores y en nombre de nuestro Señor». La escena, una de las más impactantes del juego, es repetida porque considera que aún no estamos del todo limpios. Y no le falta razón. Tras una ensoñación, despertamos en Columbia, rodeado por estatuas de George Washington sujetando una espada como símbolo de fuerza y coraje, de Benjamin Franklin con una espada como alegoría de la sabiduría y Thomas Jefferson con un pergamino que representa la justicia.

Pese a tan interesante planteamiento, Bioshock Infinite no es más que un simple juego de disparos en primera persona con mecánicas obsoletas y un control torpe. Sin embargo, eso no le impidió obtener varios premios, entre ellos al de mejor canción por Will the Circle Be Unbroken?, cantada por los dos protagonistas. Se trataba de una emotiva versión del famoso himno cristiano escrito en 1907 por Ada R. Habershon. En la aventura por Columbia también escuchamos God Only Knows, compuesta por los Beach Boys en 1966 y con un evidente carácter religioso. SECTAS CRISTIANAS

Otro himno cristiano utilizado recientemente en un videojuego es Amazing Grace, escrito en 1779 por el poeta y clérigo John Newton. Suena en el tráiler de Far Cry 5, la veterana saga de Ubisoft que tras ambientarse en África, en un archipiélago indonesio, en el Himalaya y en la Prehistoria, da el salto ahora a la América profunda. Aún no se ha lanzado el juego, pero


este escenario parece haber irritado a muchos fanáticos, por la reacción que está habiendo en internet. La primera imagen promocional que mostraron era el muy trillado cuadro de Da Vinci con la Última Cena en donde un grupo de extremistas religiosos posa con armas, tatuajes y frondosas barbas. Los vídeos han ido confirmando lo que apuntaba ese póster: una secta de locos que tomado el pueblo de Hope County, en Montana. El grupo, autodenominado Eden’s Gate, está haciendo la vida imposible a los habitantes del otrora tranquilo lugar. Su líder es Joseph Seed, que se dedica a ejecutar a los habitantes que no le rinden pleitesía. Será labor nuestra enfrentarnos a este culto con diversos personajes, entre ellos el pastor Jerome Jeffries, que no está cómodo con esta versión (aún) más radical de la fe que él profesa. Aún es pronto para valorar si este original planteamiento sirve a sus creadores (que son canadienses, claro) para hacer una interesante reflexión sobre el actual estado de crispación política y social que se vive en Estados Unidos desde la llegada de Trump, al que incluso el Ku Klux Klan apoyó abiertamente. Conociendo el historial de Ubisoft no es descartable que esta valiente premisa sea sólo un elemento cosmético que sirva para generar polémica y vender así más unidades. Los artículos de opinión y peticiones de prohibición no se han hecho esperar, todos provenientes de Estados Unidos, por supuesto, y eso que el juego sale en febrero.

OUTLAST 2 Es un efectivo tren de la bruja ambientado en el mundo de las sectas cristianas FAR CRY 5 transcurre en un pueblo de la América profunda ocupado por una violenta secta cristiana

Recientemente, también Outlast 2 tiene lugar en el mundo de las sectas cristianas en Estados Unidos y está desarrollado por un estudio canadiense. Controlamos a un periodista que investiga una zona rural de Arizona tras la aparición del cadáver de una chica embarazada en pleno desierto. Rápidamente todo se complica, ya que estamos en un juego de terror, y vamos descubriendo que todo es obra de una secta cristiana seguidora de un profeta que dice obedecer directamente a Dios. Como manda la tradición de este tipo de predicadores, el líder se aprovecha de sus descarriados fieles y les manipula para su beneficio. No cabe esperar sutileza ni análisis en este juego, que es un divertido y efectivo tren de la bruja para los adictos a los sustos y que emplea la religión como simple excusa. Al menos, es de agradecer el cambio de ambientación respecto a la primera entrega, que transcurría en un psiquiátrico mil veces visto. Cualquier medio artístico que se precie debe ser capaz de tratar todo tipo de temas, por complejos y peliagudos que sean. Acostumbrados como estamos a arrancar la cabeza a dioses griegos en God of War o a vincular al Islam con la guerra en Call of Duty, ya iba siendo hora de que algunos diseñadores se lanzaran a mostrar las miserias de la religión más mayoritaria del mundo, por mucho que a algunos les escueza. @


Desmontando la misoginia de Hollywood con Laura Mulvey Texto Laura Lazcano

Ilustración Mireia Pérez

Si nunca notaste nada raro en que Raquel Welch fuese la más sexy de la caverna en Hace un millón de años, en que Gilda se quitase un guante y provocase desmayos en la sala y en Marilyn colocándose justo encima de una salida de aire para que se le subiese la falda a la cabeza, Laura Mulvey te lo explica. La tercera edición de Filmadrid trae a Laura Mulvey, una de las primeras cabezas visibles de la teoría fílmica feminista de los años setenta, para un seminario sobre la representación de la maternidad en el cine.

¿

Qué habría sido del cine si el deseo de Ida Lupino de verse rodeada por más mujeres directoras se hubiese cumplido? ¿Quizás la representación de la mujer sería a día de hoy más justa y respetuosa? ¿Se habría atrevido Hitchcock a fetichizar a las rubias? Si los de Dorothy Arzner, Maya Deren o Ida Lupino entre otras no hubiesen sido casos aislados en Hollywood quizás Spielberg o Kubrick habrían caído en la cuenta de que conceder pocos papeles principales a actrices no está bien o Michael Bay no encasillaría a todos sus personajes femeninos en el estereotipo de mujer florero. La industria del cine –Hollywood en concreto– lleva tanto tiempo anquilosada en el machismo más rancio que lo sorprendente es que todo esto en la actualidad se percibe como un problema aislado de las mujeres, no de los hombres. Fue en la rueda de prensa de Colossal en la última edición del Zinemaldi donde Nacho Vigalondo defendía que «todas las películas románticas de mi adolescencia eran apología del acoso sexual». No hace falta desempolvar la lupa para darse cuenta de esto. Y sin embargo, la importancia de declaraciones como esta pasa porque al grueso de la población este tema todavía hoy le pilla cagando y sin papel a pesar de que no sólo no tiene nada de nuevo sino que lleva dando guerra desde los años 70.

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Precisamente la encargada de racionalizar toda esta situación dantesca fue la teórica y directora Laura Mulvey (Reino Unido, 1941), quien por aquellas fechas ya entendía la necesidad de las cuotas y en consecuencia programaba festivales de cine solo para directoras en Edimburgo. Hace ya más de cuarenta años que la británica publicó el ensayo Visual Pleasure and Narrative Cinema con el que revolucionó la teoría fílmica feminista. En su artículo, Mulvey se apoya en el psicoanálisis como marco teórico para desarticular las dinámicas que cosifican a la mujer en el cine, también llamadas mecanismos de placer del cine narrativo. Mulvey se centró en la “escopofilia” o el placer sexual de mirar que se activa por la propia situación del cine (la oscuridad de la sala, la manera en que se dirige la mirada del espectador mediante la cámara y el proyector, etc). LA MIRADA INDISCRETA

En base a este principio de escopofilia se articula el ya célebre término de “la mirada masculina” para desvelar los mecanismos que se interponen entre la imagen y la mirada. Así, según Mulvey, hay tres tipos de mirada: la de la propia narración fílmica, que se correspondería con los personajes masculinos observando a los femeninos, convertidos por tanto en objetos sexuales; la del espectador, obligado a identificarse con esa mirada masculina y a cosificar a las mujeres; y por último la de la cámara, que debido a lo anterior está contaminada. Si recordamos El cartero siempre llama dos veces,


Con su ensayo Visual Pleasure and Narrative Cinema revolucionó la teoría fílmica feminista hace ya más de 40 años < 27


lo primero que se enfoca de Lana Turner son sus piernas. Poco a poco la cámara va subiendo hasta desvelar el resto de su figura. El espectador se identifica con el protagonista masculino (pues es el que mira y por tanto la cámara adopta su punto de vista), visiblemente impactado por su belleza, y la asocia de ahora en adelante con un objeto sexual.

por excelencia desde que Ursula Andress salió de la playa con un bikini blanco en 1962. Todas ellas explosivas sin demasiadas líneas de guión ni mucho más propósito que pulular a disposición del héroe para darle más sentido a su trama de acción. Por supuesto el bikini y la ropa sexy son requisito imprescindible para formar parte del selecto club.

Además de estos tres tipos de mirada masculina, habría dos mecanismos según los que opera esa mirada: Mulvey reconoce la mirada voyeurística que identifica con la obra de Alfred Hitchcock. Pensemos en la escena de Psicosis en la que Norman Bates aparta un cuadro de la pared y se dispone a espiar a la protagonista. Lo siguiente que ve el espectador es a Marion a través de un agujero mientras ésta se desnuda para ir a la ducha. O en La ventana indiscreta, quizás uno de los ejemplos más claros. Con la excusa de una pierna escayolada un hombre se pasa la mayor parte del metraje escondido tras unos prismáticos en su apartamento. A él le corresponde ir eligiendo de ventana en ventana qué historia le interesa más, forzando por tanto al espectador a seguirla con él. Un detalle importante es que solo comienza a interesarse por su pareja cuando la ve a través de esos prismáticos en el edificio de enfrente, es decir, ya convertida en objeto.

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Por otra parte, estaría la mirada fetichista que Mulvey asocia a la filmografía del director Josef Von Sternberg. Hay varias escenas en La Venus Rubia (1932), en las que puede apreciarse esta mirada. Ya sea en el hipnótico número de baile protagonizado por Marlene Dietrich, disfrazada de gorila en un escenario ante la atenta mirada de los asistentes, o en una de las últimas secuencias en la que aparece actuando vestida con un esmoquin blanco. Este concepto de “mujerespectáculo” se lleva a cabo mediante primeros planos usados específicamente para captar el erotismo del sujeto femenino. Se busca crear un impacto en la narrativa. El caso de Sternberg es particularmente esclarecedor pues ejemplifica la necesidad que sentía de dominar a Dietrich afirmando que la actriz no sólo era su creación sino que era él mismo. Partiendo del hecho de que el personaje femenino siempre va a ser el receptor de esa mirada masculina, Mulvey asoció al personaje masculino como sujeto activo y al femenino como pasivo, identificando así a la mujer con la imagen y al hombre con la mirada. Relacionado con esto está otro de los conceptos freudianos que utilizó Mulvey en su ensayo de 1975: el falocentrismo. El cine clásico se ha desarrollado en base al falocentrismo en base al cual el patriarcado sólo adquiere sentido en tanto que dispone de mujeres “castradas” a su alrededor. Una prueba de que este concepto sigue activo en la actualidad se da en la saga de James Bond a través de la popularización de las chicas Bond, el concepto rancio

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Ha sido el neófito Filmadrid el responsable de la presencia de Laura Mulvey en la capital madrileña, ofreciendo un ciclo dedicado a su filmografía y un seminario de cuatro días de duración titulado Una mirada a las representaciones de la maternidad a través de la imagen y la narrativa. La expectación que puede levantar una personalidad del calibre de Mulvey se hizo evidente al agotarse las plazas para el seminario a pocas semanas de su fecha de inicio. Así, entre las películas proyectadas estaba Riddles of the Sphinx (1977), codirigida con su marido Peter Wollen, en la que exploran la posibilidad de un contra-cine abordando la cuestión de lo femenino y la maternidad desde una óptica totalmente vanguardista y arriesgada. Con el propósito de suprimir el principio de escopofilia y desarmar los mecanismos de placer visual según los que opera el cine convencional, Mulvey y Wollen ponen en práctica un proyecto bastante radical cuyas cualidades todavía pueden apreciarse a día de hoy. Las escenas de Mulvey hablando a la cámara combinadas con las panorámicas de 360 grados dan cuenta de las preocupaciones de la segunda ola del feminismo, interesada por cuestiones como la sexualidad, la familia, los derechos de reproducción y el lugar de trabajo. Mulvey analiza en el seminario cómo se codifica la maternidad a través de los silencios propios del melodrama, de la topografía y la inscripción del espacio en la puesta en escena y los patrones de temporalidad - todo ello atravesado por cuestiones de clase social y raza. Para ello se sirve de cuatro películas: desde el melodrama de Hollywood (Imitation of life, 1959), el documental feminista italiano

En su ensayo, Mulvey se apoya en el psicoanálisis como marco teórico para desarticular las dinámicas que cosifican a la mujer en el cine


(Un’ora sola ti vorrei, 2002), pasando por el realismo social iraní (Under the Skin of the City, 2001) hasta el documental biográfico británico (The Arbor, 2010). Ya lo decía E. Ann Kaplan: «Podría utilizarse cualquier filme de Hollywood para mostrar cómo se ha relegado a las mujeres al silencio, la ausencia, la marginalidad mediante el poder dominador de la mirada masculina». Mulvey, no obstante, elige centrarse en el melodrama como nexo común, género por el que siente gran apego y que ya se encargó de devolver al pódium en el que se codeaban otros géneros menos denostados. Es por ello que comienza aclarando que el melodrama ha estado dirigido tradicionalmente a una audiencia femenina más por cuestiones de contenido que de forma. TEXTO DEL MUTISMO

Una de las consignas que adoptó el feminismo de la segunda ola fue que “lo que no se nombra no existe”. Esto cobra especial sentido si nos detenemos en la sutileza de los silencios típicos del melodrama como lugares comunes del género; silencios que en realidad se revelan cargados de significado. Mulvey relaciona estos silencios con el “texto del mutismo”, concepto de Peter Brook, concibiendo la tensión social y la represión como parte del ámbito doméstico (espacio por excelencia del melodrama). Así ocurre en Imitation of Life, filme en el que Douglas Sirk hace uso de esos silencios para explicitar lo que sería demasiado insoportable, en este caso la opresión y la violencia que sufre la protagonista a cargo de prácticamente todos los personajes masculinos con los que se cruza, ya sea en su faceta maternal como en la profesional. También hace acto de presencia el mutismo en Under the Skin of the City por medio de un subtexto sobre la intimidad de la emoción. Esto se hace evidente en la incapacidad de cualquier personaje de penetrar en el sufrimiento silencioso de la madre en la escena en la que Tuba comienza a lavar ropa bajo la lluvia para canalizar la angustia. En The Arbor,

El cine clásico se ha desarrollado en base al falocentrismo en base al cual el patriarcado sólo adquiere sentido en tanto que dispone de mujeres “castradas” a su alrededor

cocina alcahueta

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no obstante, ocurre lo contrario: no pasa desapercibida la manera de Andrea Dunbar de fracturar ese silencio que implica la maternidad desafiándolo para hablar de alcoholismo y prejuicios raciales en una comunidad abandonada por los servicios sociales. El valor de películas como The Arbor y Un’ora sola ti vorrei reside en su sentido de la temporalidad que se desmarca de cronologías lineales mediante narrativas desordenadas para extraer historias universales de mujeres. Respecto a la puesta en escena, es interesante advertir cómo se sirve Mulvey del espacio para analizar cómo se perfilan dos iconografías de feminidad totalmente opuestas. Si tomamos la escena inicial de Imitation of Life, Lora se nos muestra desde abajo y lo primero que percibe el espectador de ella son sus piernas mientras corre buscando a su hija. Detrás de ella está el bullicio, la actividad. Ya está sexualizada. Por el contrario, la puesta en escena para Annie es interior, ella es representada como maternal, está llevando comida a las niñas y es lo primero que advertimos de ella. Esta escena también es importante en tanto que revela cuestiones de invisibilidad. Por una parte, Lora se nos muestra como la mujer-espectáculo al posar de manera inconsciente sin haber visto al fotógrafo. Unos segundos después una mujer negra baja esas mismas escaleras, el fotógrafo se dispone a retratarla pero en ese instante Lora choca con el fotógrafo tirándole la cámara al suelo y por tanto provocando que la mujer negra desaparezca del plano. El poder del cine para otorgar visibilidad e invisibilidad pone de manifiesto la invisibilización y marginación de los afroamericanos en EEUU en los años cincuenta. Es curioso que Mulvey saque a colación la perspectiva negra ya que en el pasado fue criticada, no solo ella sino toda la teoría fílmica feminista de ser normativamente blanca y heterosexual. Las críticas respecto a su artículo apuntaron a las limitaciones ideológicas de la teoría psicoanalítica (Mary Ann Doane, Teresa de Lauretis) y señalaron que su ensayo no dejaba sitio a que las mujeres pudiesen subvertir esa mirada masculina. Por ese motivo, Mulvey publicó a principios de los 80 otro artículo a modo de continuación (Afterthoughts on Visual Pleasure and Narrative Cinema) donde reconocía que había ignorado la posibilidad de una mirada femenina. Teresa de Lauretis, uno de los máximos exponentes de la teoría queer, puntualizó a Mulvey que la narrativa fílmica «no solo estaba sexuada sino heterosexuada». El carácter de manifiesto de su ensayo más conocido quizás ha hecho perdurar su obra más de lo sensato. Lo que no se puede negar es que llegados a este punto es evidente que el trabajo de Mulvey no solo ha servido para sentar una base sino para abrir la puerta a todo lo que llegó después. @

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La heroína de las mil caras Texto Arrate Hidalgo

El nuevo libro de Elisa McCausland sobre Wonder Woman es lectura indispensable para todo aquel interesado en cómo se crea un mito. Uno sobrehumano, pop y feminista, en este caso.

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arece que son buenos tiempos para las superheroínas. Wonder Woman (Patty Jenkins, 2017), la nueva apuesta de DC/Warner en el ruedo de las adaptaciones millonarias de la viñeta al cine, es ya la película dirigida por una mujer más taquillera de la historia. También es el primer y único largometraje protagonizado por la amazona en sus setenta y cinco años de coexistencia con homólogos masculinos como Batman y Superman, bastante más paseados por la gran pantalla. Elisa McCausland, periodista, crítica, integrante del fanzine sonoro Sangre Fucsia e investigadora experta en cultura popular, repasa en su nuevo libro, Wonder Woman. El feminismo como superpoder (Errata Naturae) los orígenes, circunstancias, luces y sombras de una superheroína que, pertrechada con brazaletes antibalas, su fiel lazo de la verdad y un entrenamiento a cargo de mujeres guerreras, abandona su identidad como Diana de Themyscira y decide asistir con su poderío al reinado de la justicia en el mundo de los hombres. El libro nos acompaña por la cronología de su transformación de entretenimiento en tiempos de guerra a icono mediático (siendo portada inaugural de la legendaria revista feminista estadounidense Ms., por ejemplo). Con una mirada analítica y certera, McCauslad celebra y desmenuza en su libro el arquetipo de la heroína que Wonder Woman encarna, a menudo en conversación con guionistas, dibujantes y otras personas ligadas al desarrollo en curso del personaje. La presencia de Wonder Woman en castellano ha sido intermitente y puntuada por apariciones monumentales, como en la ya clásica aventura redefinitoria del universo DC, Kingdom Come (1996), en la que el dibujante Alex Ross le otorga, en palabras de McCausland, una “rotundidad física” difícil de olvidar. El primer encuentro de la autora con la superheroína, sin embargo, tuvo lugar mucho antes. Criada en una casa repleta de tebeos, McCausland relata descubrir a Wonder Woman en las grapas editadas en España por Zinco, que su madre metía en casa. «Más concretamente, en la etapa de George Pérez, una de las más celebradas por crítica y público. Encontrar a una superheroína

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que se relacionaba con otras mujeres y que protagonizaba la cabecera dejó una huella bastante profunda en mí». McCausland señala, de hecho, cómo Wonder Woman supuso para ella el principio de muchas cosas; no solo como lectora de cómics, sino como crítica e investigadora y, por ende, como feminista. Afirma que el ámbito de los superhéroes es uno de los espacios más propicios «para entender el poder e imaginar otras posibles relaciones». Con el tiempo, y como muestra en su ensayo, descubriría que los creadores de Diana, así como otras personas relacionadas con el personaje —dibujantes, guionistas, investigadores— compartían esta perspectiva. Insiste mucho en Wonder Woman «como espejo y como abismo, que, admitámoslo, son dos caras de la misma moneda». Dice haber encontrado una idea poderosa, «capaz de transformar las mentes» desde su planteamiento primigenio de ciencia ficción y, más adelante, desarrollada en la Promethea de Alan Moore y JH Williams, y en lo que McCausland plantea como el viaje de la superheroína, «que consiste en entender la aventura arquetípica de la superheroína en contraste con la del superhéroe, pues mientras este último está íntimamente ligado al sistema, es deber de la superheroína comprender que su misión es el apocalipsis de ese sistema». INTERNET, MERCADO Y LAS NUEVAS PATEADORAS DE TRASEROS

Wonder Woman se suma a la creciente creciente multitud de personajes femeninos fuertes (o strong female characters en inglés) como Imperator Furiosa (Mad Max), la Viuda Negra (Los Vengadores) o incluso, echando la vista atrás, la Novia de Kill Bill, que a primera vista podrían suponerse sinónimo de personajes feministas, y viceversa. ¿Cómo encaja esto con el ideal de William Moulton Marston, creador de Wonder Woman, de liberación en el sometimiento consensuado y el amor libre, la belleza y la sabiduría? McCausland imagina qué habría hecho hoy el clan Marston —formado por él, su esposa y la compañera de ambos— y aventura que, para la Wonder Woman de los años cuarenta, heredera del movimiento sufragista y del feminismo amazónico, el cuerpo es central. Diana trabaja su potencial a golpe de voluntad, controla sus emociones. «Su afán es pedagógico; la cultura amazona que ella representa, y que lleva al mundo del hombre, es revolucionaria incluso ahora». Califica el concepto de strong female character como bastante discutible, especialmente si el personaje solo está ahí «para una mera satisfacción transitoria», y hace referencia al artículo «We’re losing all our Strong Female Characters to Trinity Syndrome», de Tasha Robinson, al respecto. De ser así, se perdería el verdadero objetivo del viaje de la superheroína que, «en tanto feminista, ha de tener como propósito la transformación de la sociedad; un apocalipsis de los sentidos capaz de traer otra manera de pensar y de organizarnos». Hablamos también de la democratización, a falta de un término mejor, de los medios creativos, que ha permitido un sinfín de webcomics, argumentos, y personajes diversos que reflejan las inquietudes de colectivos tradicionalmente no representados en el mainstream. Tal vez sea demasiado pronto para dilucidar si el poder de las redes sociales y el crowdfunding, o micromecenazgo, es un espejismo de cambio o está, por el contrario, aquí para quedarse. Según McCausland, en el prosumo se encuentran puntos de fuga muy interesantes; pero, sobre todo, «la consciencia de que la ficción no es unidireccional», aunque recalca que nunca lo ha sido. Para ella, «somos cada una de nosotras las que terminamos una ficción cuando la leemos y la hacemos nuestra». Sí cree que dicho prosumo abre caminos para

Mientras el superhéroe está íntimamente ligado al sistema, es deber de la superheroína comprender que su misión es el apocalipsis del mismo

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«Si con el cambio de género la aventura de la superheroína permanece tal cual a la del superhéroe, estaremos ante un simple cambio de marketing» crear redes, compartir puntos de vista y poner en marcha proyectos independientes, así como para la reapropiación y el hackeo, que encuentra especialmente interesantes. Mientras que otras generaciones hemos construido nuestras redes de forma más precaria, continúa, Internet ha propiciado el encuentro de comunidades, el compartir puntos de vista, pareceres. Poner un proyecto en marcha es sencillo; los públicos, mucho más fáciles de detectar ahora que antaño. Para ella, queda cuestionarse si «esa visibilidad como target en una sociedad de consumo, que el capital sepa dónde encontrarte, pueda ser una ventaja o una desventaja para determinados colectivos, sobre todo si de lo que estamos hablando es de hacer política». A propósito de la diversidad en los cómics, y desde una tangente cercana a lo anterior, hablamos de cómo podría competir Wonder Woman —un personaje de 75 años de edad y tan “zarandeado”, como lo describe la investigadora, a lo largo de su trayectoria— con nuevos títulos como Capitana Marvel y Bitch Planet de Kelly Sue DeConnick, o Faith, la superheroína body positive recién llegada a la grapa en castellano, que albergan grandes promesas. McCausland señala precisamente al arquetipo inaugurado por Wonder Woman como razón de la existencia de Capitana Marvel o Faith, gracias a la capacidad de los y las artistas que han sabido leer, sublimar, e incluso subvertir. A su parecer, es obvio cómo DeConnick trabajó para hacer de Carol Danvers, un personaje «bastante maltratado por la historia del cómic de superhéroes», la Wonder Woman de Marvel. Lo hizo tomando su historia como personaje y resignificándola, estrategia que, señala, la editorial está llevando a cabo con otros personajes mediante el gender bending (o cambio de género). «Como ocurre con las strong female characters, si con el gender bending la aventura de la superheroína permanece tal cual a la del superhéroe, estaremos ante un cambio cosmético, de

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marketing. Sin embargo, con personajes como Spider Gwen, Lobezna o Thor, diosa del trueno, se está trabajando esta conciencia heroica que podríamos arriesgarnos a entender como feminista, precisamente porque sus guionistas buscan otro tipo de historias». En esta línea, McCausland recomienda historias como La Leyenda de Wonder Woman, de Renae De Liz, o la serie regular, guionizada por Greg Rucka, quien declaró hace un año que, “lógicamente”, Diana era queer. Asimismo, la Glory de Sophie Campbell y Joe Keatinge, personaje cuya creación fue “inspirada” en los noventa por Wonder Woman, «juega con la apertura del código, con la hiperinflación de las formas. Es difícil no toparse, de una u otra manera, con Wonder Woman en el ámbito de las superheroínas». DE LA PULPA A LA PANTALLA

Para McCausland, el largometraje de Patty Jenkins es un buen ejemplo de todo esto. Un divertimento con un supuesto strong female character que resulta ser, como también lo son las amazonas, una herramienta de un dios de dudosa reputación (Zeus) contra otra deidad masculina; en este caso, Ares. «Las bofetadas son épicas, y Gal Gadot es absolutamente icónica, pero la aventura de Diana en esta película poco tiene que ver con la esencia marstoniana del personaje». Pocas son las actrices con las que Gadot puede medirse en la piel de Diana de Themyscira. Los precedentes se limitan prácticamente a Lynda Carter, protagonista de la serie televisiva Wonder Woman en los 70, e incapaz —como señala McCausland en su ensayo— de hacer del personaje un “estandarte feminista” creíble, a raíz de su carácter público como sex symbol y esposa sumisa a la antigua usanza, así como a la deriva del personaje en la serie de televisión. Una cuestión que McCausland subraya en relación «con cómo son utilizadas las imágenes de los actores y las actrices, en contraste con su vida personal, para legitimar ciertos discursos que terminan siendo más venta que, desde luego, realidad fílmica». Algo que, como afirma, ha ocurrido con Wonder Woman de Patty Jenkins, una película dirigida por


una mujer, pero guionizada por tres hombres (Zack Snyder, Allan Heinberg y Jason Fuchs), que ha sido vendida como feminista y que, opina, dista mucho de serlo en forma y fondo. Las críticas a la película no han quedado ahí, sino que varias voces se han hecho eco de una elección de casting acorde con los preceptos de la supremacía blanca, así como de la polémica que rodea al pasado militar de Gadot y su postura política con respecto al proyecto sionista. Para la autora, en este sentido, una comparación entre Carter y Gadot es debatible: señala que «Gadot puede tener como persona las ideas que considere, pero ni ha hecho apología de las mismas a fin de aportar valor añadido a su personaje público, ni han interferido en su concepción de Wonder Woman en la ficción». Por otro lado, nada de esto resta importancia al hecho de que sea una película entretenida y un modo de atraer nuevas generaciones a leer los cómics, apunta, pese a resultar decepcionante en el ámbito artístico. Queda mirar hacia delante. McCausland tiene bastante fe en el porvenir de las supeheroínas, en general, y de Wonder Woman, en particular. «Las nuevas generaciones de artistas y guionistas tienen mucho que decir». No está segura, pese a todo, de que los cambios en la política de contenidos en las dos grandes del cómic de superhéroes —Marvel y DC— de los que estamos siendo testigos beneficien a la creatividad en el largo plazo, supeditadas como están a los intereses generados por los productos audiovisuales. «No obstante, aunque el cómic haya quedado relegado a ser parte del merchandising de las películas, incluso de las series de televisión, tengo cierta fe en una reacción punk por parte del mundo de la viñeta».

WONDER WOMAN: EL FEMINISMO COMO SUPERPODER Elisa McCausland (Errata Naturae, 2017) Ilustraciones: CARLA BERROCAL NATACHA BUSTOS

«Aunque el cómic quede relegado a ser parte del merchandising de las películas, tengo fe en una reacción punk por parte del mundo de la viñeta»

Tras varias semanas de promoción, presentaciones, entrevistas y críticas de cine —su reseña del filme de Patty Jenkins apareció en Tentaciones hace unos días—, la labor crítica de Elisa McCausland ya está tomando forma en nuevos proyectos. Actualmente, se encuentra trabajando con el crítico de cine Diego Salgado en un proyecto sobre la lectura del mainstream, que están desarrollando en colaboración con Consonni. «Creemos de vital importancia renovar las herramientas críticas, así como los puntos de vista, desde los que analizar determinados productos culturales». Wonder Woman. El feminismo como superpoder es claro ejemplo de la agudeza analítica de McCausland y de su idoneidad como representante de esta nueva ola de crítica cultural comprometida, entre otras cosas, con las insidiosas maniobras del heteropatriarcado. Y, por qué no, con el sentido de la maravilla también. Por curiosidad, le pregunté qué se llevaría a unas vacaciones amazónicas en Isla Paraíso, hogar de nuestra superheroína. No duda: «a mi Wonder Woman particular». @

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Bailar con los demonios:

La fascinación del escritor por el asesino Texto Fran Pinto

Ilustración Cristian Robles

La eterna lucha entre la razón y la pasión, tan manoseada en la historia la literatura, ha saltado en ocasiones de los libros a las páginas de sucesos: escritores de distintas épocas que han quedado hipnotizados por la influencia primitiva de sanguinarios asesinos. Embriagados de morbo, algunos literatos se han dejado llevar por la fascinación hasta el punto de convertir a esos monstruos en algo personal.

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n la noche del 22 de junio de 1977, dos estudiantes dormían en una tienda de acampada en el parque estatal Cline Falls, cerca de Redmond, en Oregón, cuando una camioneta se llevó por delante la tienda. Un hombre salió del vehículo y la emprendió a hachazos con las dos mujeres. Luego se detuvo, volvió a su camioneta y se fue dejándolas malheridas. Las jóvenes sobrevivieron al feroz intento de asesinato, y una de ellas, Terri Jentz, acabaría convirtiéndose en escritora, publicando en 2006 un libro titulado Strange Piece of Paradise en el que no solamente relata el suceso con todo detalle y explica cómo fue su particular proceso de asimilación y superación, sino que cuenta también cómo viajó al lugar donde intentaron asesinarla para tratar de resolver el crimen del que fue víctima y comprender las circunstancias que desembocaron en aquellos actos brutales. El libro funciona como una reconstrucción: Jentz no busca una venganza sino una manera de levantar un puente entre su Yo actual y esa parte de sí misma que quedó relegada cuando regresó a Connecticut con sus heridas aún vendadas. Desentrañar los cómos y porqués entrevistándose con exparejas de su agresor impune, con personal del hospital donde la atendieron y con las autoridades de la zona.

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Terri pretende liberarse de «los confines de la memoria», conectar el pasado y el presente para poner fin a una obsesión recurrente y febril, un estado de alerta perpetua. Terri encontró en la escritura el exorcismo personal contra un demonio que consumía su vida, pero su manera de expresarse en el libro da a entender algo más que una búsqueda de la verdad, algo más que la voluntad de descubrir un contexto que dé sentido a algo que nunca lo tuvo: en su búsqueda hay unas gotas de fascinación, de interés genuino por conocer los mecanismos de la sociedad y de la psique que llevaron a un desconocido a intentar despedazarla con un hacha en mitad del bosque. Una mirada en cierto modo morbosa que su personalidad de escritora parece incapaz de evitar. SYMPATHY FOR THE DEVIL

El escritor y documentalista Emmanuel Carrère reconocería, ruborizado, un impulso similar en la entrevista que concedió a El País en febrero de 2014. Allí, Jesús Ruiz Mantilla conversaba con él haciendo un repaso breve a sus novelas de no-ficción más famosas, y cuando llegó el turno de hablar de El adversario, el narrador galo parecía empequeñecerse en sus respuestas, superado por una vergüenza que casi rozaba el arrepentimiento por haberse dejado llevar por ese interés morboso hacia uno de los casos más escalofriantes


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La naturaleza contemplativa de los escritores suele dar como resultado cierta predisposición a asomarse a los rincones más oscuros del ser humano

de la crónica negra europea. «Fue una experiencia terrible que no repetiría», declaraba. Escribir ese libro le sirvió, probablemente, como cura de humildad: toda la frivolidad y todo el análisis objetivo se rompen en mil pedazos cuando el escritor debe entrevistarse cara a cara con el monstruo, viviente y muy real, que desata su creatividad y puebla en secreto sus pesadillas. En este caso, Jean-Claude Romand. En la madrugada del 9 de enero de 1993, Romand golpeó a su esposa con un rodillo de amasar hasta matarla y dejó el cadáver en la cama, como si aún durmiese. Por la mañana despertó a sus dos hijos, de 5 y 7 años, desayunó con ellos y vieron juntos los dibujos animados. Después les disparó a bocajarro con una carabina del calibre .22 para la que ese mismo día había comprado un silenciador. Tras dar un paseo, se subió a su coche, cruzó la frontera entre Luxemburgo y Francia, se dirigió a la casa de sus padres y, después de comer con ellos, los acribilló a tiros. Unas horas después regresó a su hogar, se tomó una sobredosis de barbitúricos e incendió la casa. Un equipo de bomberos logró rescatarle con vida a las cuatro de la madrugada y, tras una semana en coma, Romand recuperó la consciencia. Su juicio empezaría tres años y medio después y terminaría con una sentencia de 22 años de prisión. Lo que turbó a Carrère hasta hacerle dar el paso de hablar con el asesino y relatar parte de su vida en El adversario no fue tanto la atrocidad misma de su obra como el turbio e inverosímil curso de los acontecimientos previos, una increíble montaña creciente de mentiras que llevó a Romand a convertirse en un monstruo. Durante 18 años de su vida Romand se dedicó a tejer una complicada red de falsedades que empezó con algo pequeño (una depresión le impidió presentarse a los exámenes finales de segundo curso de

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Medicina, pero le dijo a sus padres y sus amigos que había aprobado) y fue creciendo hasta que la mentira le aplastó. Y cuando ya no pudo soportar más el peso de su invención (un doctorado que nunca existió, un falso empleo como investigador médico en la OMS, su opulento tren de vida, inversiones, avances científicos, relación con altos cargos políticos; toda su vida adulta era un gran embuste), decidió acabar con toda su familia para ahorrarles la dura verdad. El adversario es un intento extremadamente difícil de entender la locura, la miseria y la soledad de un hombre víctima de sí mismo. Carrère se mantiene firme en su voluntad de no juzgar al hombre que todos consideran algo parecido al Diablo, a Satán (“adversario” en hebreo), llegando a experimentar cierto grado de compasión, incluso cierta empatía, algo que quizá no esperaba sentir y chocó de frente con el placer culpable de una fascinación malsana pero conscientemente perversa y banal. El autor francés pasó siete años dudando si publicar el libro o no: «Me sentía muy avergonzado por el hecho de que me fascinara, y lo que me tranquilizó fue comprobar que interesaba a tanta gente y que aquello de lo que no me sentía muy orgulloso de experimentar era algo corriente que compartimos mucha gente. No solo trata de una persona que asesina a los suyos. Es la historia de alguien que pasa años mintiéndole a todo el mundo de una forma tan absurda que no puede enfrentarse al hecho de su propia verdad. Nos ocurre a muchos, a veces aunque no en esa dimensión, ni todo el tiempo. Cuando lo descubrí, me liberé.» Carrère admitía en la entrevista que, además de la carga psicológica que supuso para él encontrarse con Romand, al intercambiar correspondencia y profundizar en su percepción de los hecho, pasó miedo. La naturaleza contemplativa de los escritores suele dar como resultado cierta predisposición a asomarse a los rincones más oscuros del ser humano. Es una fascinación relativamente universal,


pero cuando la pasión por las historias se entrelaza con los sucesos macabros y los despliegues de violencia más inexplicables, el escritor tiende a menudo a perder de vista la realidad. Quizá no corren un peligro físico, pero sí coquetean con un proceso de desensibilización, con la trivialización de lo atroz en una danza macabra de la razón.

fue identificado y encarcelado hasta que en febrero de 2002 se ahorcó en su celda usando una sábana y los cordones de sus zapatos. Mailer nunca volvió a contactar con Abbott ni a ofrecer ningún tipo de ayuda o recurso para intentar que fuese liberado, y ni siquiera participó de modo alguno en la edición y publicación de su segundo libro. «Es otro episodio de mi vida sobre el que no tengo nada de qué alegrarme ni sentirme orgulloso», reconocería Mailer un año después del reingreso en prisión de su pupilo. «Aquello fue terrible, pero sirvió como una costosa reflexión sobre mi propia ingenuidad, no sobre mi maldad… No me siento culpable por haberle sacado de la cárcel». El tono defensivo de Mailer decía lo opuesto a sus palabras: el remordimiento de haberse dejado engatusar por la bestia hasta lograr que la liberase, pero también la certeza de que había un destello de violencia en Abbott con el que él también se sentía identificado. Un una noche de noviembre de 1960 Norman Mailer se emborrachó y apuñaló a su mujer en la espalda y el pecho con un cortaplumas. Quizá esa fuese en parte la clave de su fascinación por lo criminal: él era uno de ellos. El caso de Mailer y Abbott es quizá uno de los más sonados por la influencia recíproca de ambos personajes y sobre todo por el hecho de que en esta ocasión el autor fuese responsable de manera indirecta de que el asesino siguiese matando.

REBELDE MESIÁNICO

Norman Mailer no dejó nunca de idolatrar a quien consideraba su pupilo, Jack Henry Abbott, el hijo de un soldado irlandés y una prostituta china que se crió pasando de un orfanato a otro hasta que a los nueve años empezó a cambiar los orfanatos por los reformatorios y los centros de detención de menores. Pisó la cárcel en cuanto tuvo la edad para hacerlo y, mientras cumplía sentencia por falsificación, apuñaló a otro convicto. Seis años después escapó de prisión y robó un banco antes de ser detenido de nuevo. Confinado en una celda de aislamiento, Abbott leyó que Norman Mailer estaba escribiendo La canción del verdugo, una novela que relataba la vida y obra del criminal Gary Gilmore, y decidió escribirle una carta donde se ofrecía a dar su visión de la vida en prisión. El libro se tituló En el vientre de la bestia y reunía la correspondencia que ambos mantuvieron. El escritor quedó tan maravillado con su prosa y su brutal retrato del día a día en la cárcel que quiso convertirse en su mentor. Su fascinación por Abbott creció con cada contacto que tuvieron, y Mailer llegó incluso a presionar a las autoridades para facilitar su salida en libertad condicional (hasta le ofreció trabajar con él cuando saliese), un permiso que logró en el verano de 1981. Mailer se obsesionó con la idea de lo que él mismo describía en la introducción de En el vientre de la bestia como «el descaro del delincuente juvenil que se convierte en la audacia del intelectual autodidacta». La idea le sedujo hasta convertirla casi en una fe: creía con tanta convicción en una especie de redención a través del talento, del arte como terapia purificadora, que prácticamente se convenció de que Abbott era un rebelde mesiánico, una suerte de líder revolucionario con la voluntad y el potencial para cambiar el mundo. Mailer estaba enamorado del arte de contar historias y eso terminó por cegar su capacidad de juzgar la realidad evidente: que Abbott era una fuerza de la naturaleza incontrolable e imprevisible que hervía de violencia y que era incapaz de relacionarse con normalidad en una sociedad de la que nunca fue capaz de descifrar sus códigos.

CAPITALISMO Y AMPUTACIONES

Se suele decir que Ayn Rand es la gran ideóloga del neoliberalismo, una figura tremendamente influyente en la economía americana posterior a la Segunda Guerra Mundial y una de las instigadoras filosóficas del llamado Capitalismo Salvaje. De origen ruso y profundamente resentida con el socialismo soviético, Rand desarrolló una doctrina llamada Objetivismo, que enarbolaba el individualismo y la supuesta meritocracia en una sociedad de libre mercado como valores fundamentales. Y, aunque algunos de quienes la conocieron hablan de una personalidad extremadamente dura, rayana en la crueldad, quizá lo más representativo de su forma de ver la vida (y puede que también de quienes aún hoy le rinden culto) es lo que decía en sus diarios personales más que en sus novelas y tratados. En 1997 la editorial Dutton Penguin publicaba The Journals of Ayn Rand, un compendio de los diarios privados de la escritora en los que hablaba no solo de sus recuerdos de la Rusia comunista, sino también de sus proyectos y sus opiniones. Es un perfecto testigo escrito de cómo la mente de Rand se fue moldeando, una suerte de ideario involuntario. Entre sus textos están los primeros bocetos de una novela inconclusa, The Little Street, donde Ayn Rand trataba de perfilar los rasgos del que era para ella el hombre ideal, el equivalente al Übermensch de Nietzsche en su propia

Seis semanas después de salir en libertad condicional, Abbott discutió con un camarero en un restaurante y acabó matándolo a puñaladas. Tras unos días en busca y captura, finalmente

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Norman Mailer apuñaló a su mujer con un cortaplumas. Quizá esa fuese en parte la clave de su fascinación por lo criminal: él era uno de ellos

perspectiva pesimista y algo cínica del mundo que rodeaba a una joven inmigrante rusa, aún inadaptada a la Norteamérica previa a la Depresión. El protagonista de su novela mataba a un maligno líder religioso (inspirado en un conocido líder real del Ku Klux Klan) y huía de la autoridad en un mundo que oprimía a los valientes y devoraba a los héroes. Este protagonista, de nombre Danny Renahan, también estaba inspirado en una persona real: William Edward Hickman. El 15 de diciembre de 1927, William Hickman acudió al instituto Mount Vernon de Los Angeles y secuestró a Marion Parker, una niña de doce años, haciéndose pasar por un amigo de su padre. El 17 de diciembre el padre de Marion accedió a pagarle 1.500 dólares en certificados de oro sin avisar a la policía. Hickman recogió el dinero, subió a su coche y, al pasar junto a un patio ajardinado de Manhattan Place, abrió la puerta del copiloto y empujó a Marion fuera del vehículo. Un forense estipuló que la niña había muerto unas doce horas antes, estrangulada con alambre de espino y degollada. Hickman le había amputado los brazos y las piernas a la altura de las caderas, y la había destripado, sustituyendo sus órganos por trapos. Los párpados habían sido cosidos con hilo negro para permanecer abiertos. Las extremidades cercenadas de la niña

aparecerían al día siguiente en el Elysian Park, a 11 kilómetros, envueltas en papel de periódico. Hickman fue finalmente detenido por la policía local en Echo, un pequeño pueblecito de Oregón, una semana después. Su ejecución por ahorcamiento se celebró el día 19 de octubre de 1928 en San Quintín. En las despiadadas andanzas de William Hickman, Ayn Rand vio al prototipo del perfecto abanderado de su filosofía hecha a medida, el candidato ideal a labrarse una vida de éxito y servir de modelo a futuras generaciones educadas en su objetivismo. Un joven rebelde que vivía a su manera, desoyendo los convencionalismos sociales y trazando su propio destino con una determinación que, según su aproximación al caso, era el principal motivo del odio público y no el terrible acto que había cometido. «[Mi héroe] está muy alejado de él, por supuesto. Del exterior de Hickman, pero no de su interior. Más y más profundo. Un Hickman con un propósito, y sin la depravación», matiza Rand, «lo más preciso sería decir que el modelo no es tanto Hickman como lo que Hickman me sugiere a mí». Las menciones a Hickman son muy escasas en los diarios de la escritora rusa, y no existe en ellos ni una sola referencia a la niña Marion Parker o los escabrosos detalles de su asesinato.

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Uno puede seguir tirando del hilo, como lo hizo el periodista Michael Prescott en su ensayo Romancing the Stone-Cold Killer: Ayn Rand and William Hickman, utilizando las descripciones y los rasgos que la autora asignaba a su ficticio Renahan, y que por extensión eran un reflejo de la fascinación de Rand por Hickman: «Nadie tiene derecho, poder o influencia sobre él. Y esto no es algo adquirido o elegido: es innato, absoluto, no se puede cambiar, no tiene el “órgano” para ser de otra manera. A este respecto, tiene la psicología innata y auténtica de un Superhombre. Nunca podrá tener en cuenta o sentir a otra gente. Muestra también lo imposible que resulta para un alma genuinamente bella alcanzar el éxito en este presente, para el que [en todos los aspectos de] la vida moderna uno debe ser un hipócrita, alguien que se doblega y tolera. Este chico quería atraer y destruir las cosas y la gente a la que él no aprobaba».

Rand está aquí describiendo algunas características clásicas de un psicópata diagnosticado. Para ella la incapacidad de sentir empatía por los demás es una bendición, algo que facilita el camino hacia el éxito individual. Rand ignora deliberadamente la barbarie y relativiza el comportamiento de Hickman; convierte la abyección en arrojo y a un degenerado en un valiente. Al contrario que en el caso de Norman Mailer, Ayn Rand no parece interesada en la masculinidad primitiva del criminal, y ni siquiera parece impresionada como Carrère por la maldad que el ser humano es capaz de albergar en las circunstancias adecuadas; su disquisición es meramente formal: independientemente del objetivo que uno persiga, la voluntad de romper con las multitudes y de destacar por encima de cualquiera es siempre loable, y las cuestiones morales no tienen cabida. Es el núcleo mismo del objetivismo, el «A es A» como rechazo frontal a cualquier tipo de valoración, significado o dimensión emocional de las cosas.

Para Ayn Rand, la incapacidad de sentir empatía por los demás es una bendición La sociopatía de su doctrina se vuelve más evidente cuando Rand habla del odio de las multitudes como una señal de victoria: «Lo que ha elevado la furia del odio público es el hecho de desafiar a la sociedad, es el hecho de que el crimen haya sido cometido por un hombre, solo; que este hombre sabía que estaba actuando contra todas las leyes de la humanidad y así lo hizo; que no quiere reconocerlo como un crimen y que se siente superior a los demás. Es la imagen maravillosa de un hombre sin ninguna consideración hacia cualquier cosa que la sociedad abrace como sagrado, y con una conciencia que es únicamente suya. Un hombre realmente independiente, en acto y alma». El resto del artículo de Michael Prescott es una gesticulación vehemente, un análisis tan desconcertado como furioso de los escritos más personales y reveladores de una mujer a la que la Norteamérica del capitalismo convencido rinde culto desde hace décadas. Y aunque no es la primera vez que se habla de psicopatía al referirse a Ayn Rand y al neoliberalismo más feroz, tampoco se le puede culpar por esta fascinación oscura, por esa intriga morbosa y esa enajenada indulgencia difícil de justificar. Estos cuatro ejemplos (Jentz, Carrère, Mailer y Rand) hablan de escritores totalmente distintos entre sí, de diferentes épocas y experiencias muy dispares, de variadas contexturas ideológicas y caracteres opuestos, que tuvieron algo en común entre ellos y también con el resto de la humanidad: una curiosidad a menudo destructiva por asomarse a los infiernos y descubrir, avergonzados u orgullosos, que hay un poco de esos demonios dentro de cada uno de nosotros. @

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Sinestesia musical Texto Koldo Gutiérrez

Lo mismo toca la batería que el sintetizador, ha publicado varios álbumes online, ganó la última edición del concurso Villa de Bilbao en la categoría Electrónica, acaba de actuar en el Primavera Sound y en el BBK Live. Se hace llamar Rrucculla, pero su nombre real es Izaskun. Es de Barakaldo y tiene 22 años, pero hasta hace unos meses no se atrevió a salir de la cueva para mostrar su personalísimo estilo musical. Celebremos su irrupción en el panorama electrónico nacional.

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esulta complicado definir el estilo de Rrucculla, y justo ahí reside parte de su grandeza. Si nos ceñimos a lo que indica su Bandcamp nos encontramos géneros como “electronic”, “dubstep”, “experimental electronic”, “footwork” o “PCmusic”, aunque ella reniega de etiquetas, “prefiero no limitarme”, apunta. Esta barakaldesa de 22 años, que responde al nombre de Izaskun, estudió lenguas modernas y gestión, pero lleva literalmente media vida metida en la música. «Empecé a tocar la batería con once años y he estado en varios grupos de rock locales», explica. El cambio de estilo le llegó algo más tarde: «Comencé a hacer música electrónica hace unos cuatro años y con Rrucculla llevo dos». Izaskun reconoce que estaba un poco cansada de tocar siempre el mismo estilo, así que decidió hacer al fin lo que más le gustaba: «Como nadie más quería hacer mi rollo, así un poco más rebuscado, empecé por mi cuenta». Fue entonces cuando empezó a probar y experimentar, de manera totalmente autodidacta. Con su primer portátil fue indagando en la materia, usando diversos programas de edición como Logic Pro X o Ableton. Así se pasó unos cuatro años, profundizando y aprendiendo, encerrada en la cueva, sin mostrar su música al exterior. «La hacía porque era para mí y no creía que fuera realmente buena ni que tuviera algo especial para enseñarla al mundo», admite. Pero no podía estar más equivocada: el 10 de noviembre del año pasado participó en la 28ª edición del Concurso Pop-Rock Villa de Bilbao y le bastó media hora para cautivar a los asistentes con su ambiente sugerente, mezclando sintes y su fiel batería. Tanto es así, que fue la

ganadora en la categoría electrónica del certamen, y eso que tuvo problemas técnicos con su ordenador. Al salir al escenario se presentó con voz distorsionada haciendo toda una declaración de intenciones: «Mi nombre es Rrucculla y estoy muy contenta de estar aquí. Os informo de que no va a haber visuals acompañando estas canciones, así que os animo a imaginaros historias que pasen con estos sonidos. Es la primera vez que salgo de la cueva. Tened paciencia. Gracias». Lo que presenció el público fue una extraña fusión de estilos y géneros. Desde el primer minuto, la joven música logró crear una mágica atmósfera gracias a los peculiares sonidos generados con su Ableton Push y los que tenía asignados a la batería. En su primera sesión ante la gente, dio muestras de su talento para combinar elementos aparentemente distintos. Lo mismo optaba por un tono oscuro, que por otro más industrial, que versionaba a su manera parte del Aserejé. ENCONTRANDO SU SITIO

Antes de ser Rrucculla, ya había publicado seis álbumes online con diferentes nombres que no quiere contar, aunque es posible que acabe sacándolos nuevamente a la luz en el futuro. También era música electrónica, «pero de un rollo un poco más oscuro y extraño», según sus propias palabras. Con su actual encarnación reconoce que es algo más mainstream, sin que eso signifique que sea peor ni

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«Suelo asociar formas, colores y crear historias en mi cabeza para visualizar mejor lo que quiero hacer y eso me ayuda a crear una canción y sus sonidos» que haya perdido la esencia. Y es que le costó encontrar su propia voz, por lo que estuvo mucho tiempo a disgusto con su música porque no tenía un estilo definido. Pero eso ya es agua pasada: «Hoy no puedo estar más contenta de haber hecho cosas tan dispares, al final hago lo que me da la gana, sigue siendo música para mí», sentencia rotunda. Debido a esa experimentación constante, suelen mencionarse muchos nombres cuando se habla sobre las influencias de Rrucculla, pero ella asegura que en realidad sólo son tres: «Suelo escuchar mucho Alphex Twin y Flying Lotus, pero de siempre mi grupo favorito es The Mars Volta; me flipa todo lo que hace Omar Rodríguez-López». El líder del grupo de rock progresivo siempre se ha caracterizado precisamente por su capacidad de experimentación e innovación constante, así que es un gran referente creativo para ella. Todo ello, sin olvidar la actual escena beat de Los Ángeles y el movimiento electrónico que se cuece en Inglaterra. ¿Y cómo crea Rrucculla su música? Al carecer de la formación musical clásica y no haber estudiado solfeo, lo único que conoce bien es la batería, así que opta por una manera más abstracta. «Suelo asociar formas, colores y crear historias en mi cabeza para visualizar mejor lo que quiero hacer y eso me ayuda a crear una canción y sus sonidos», explica. Un proceso creativo que puede remitir, salvando las distancias, a las sinestesia de Kandinsky, pintor al que adora. No por casualidad, su siguiente disco, disponible en otoño tendrá una gran influencia del influyente artista ruso. Pero no es el único que le sirve de inspiración. En su cuenta de Instagram colgó un breve vídeo de un ensayo tocando la batería donde decía: «Así suena un cuadro de Pollock en mi cabeza». También le encanta Basquiat y el expresionismo abstracto en general.

COFFEE, TEA &

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CRAFT BEER LOVERS

Arechaga, 6; Bilbao 946 052 512 FB: /BihotzSanFrancisco Instagram: /bihotzcafe


VERSIONES VARIAS

Su método es mucho más artesano de lo que pueda parecer a simple vista, o escucha. «Mucha gente se piensa que es todo un corta-pega, pero no es así», aclara, «me tiro bastante tiempo diseñando los sonidos, porque me gusta que sean míos y resumen mi música». A oídos del gran público, puede parecer que lo que Rrucculla compone es simple ruido, pero sus creaciones poseen matices y capas que demuestran que hay una intencionalidad y mucho saber hacer ahí. Sólo así pueden surgir versiones como las que ha hecho de artistas tan dispares como Silvia Pérez Cruz (Löca), Bad Gyal (Fiebre) o su admirado Omar Rodríguez-López (Piedras y ansiedad). Esta mezcla tan ecléctica de géneros y estilos aparentemente tan contrapuestos es algo que nace de manera natural en ella, que lo mismo escucha free jazz, trap o math rock que lo último de Charli XCX. Rrucculla está abierta a colaborar con otros músicos con intereses e inquietudes similares. «Si hago esto sola es porque no hay nadie más, o aún no conozco a nadie, que quiera hacer esto conmigo», anhela, «por eso hice esa remezcla de la canción de Silvia Pérez Cruz, porque me encantaría colaborar con ella, pero es algo complicado de que pase». Quizá ese momento esté más cerca de lo que ella piensa. Tras su victoria en el Villa de Bilbao ha tenido una carrera meteórica: fichó por la agencia madrileña Suena Fuerte, ha pinchado en varios festivales importantes como el L.E.V., Primavera Sound, BBK Live y próximamente en el Low Festival. También ha tocado en salas míticas como la Siroco y Ocho y Medio de Madrid, o el Shake! de Bilbao, y ha teloneado a grupos de la talla de nudozurdo o American Football.

«Suelo escuchar mucho Alphex Twin y Flying Lotus, pero de siempre mi grupo favorito es The Mars Volta»

Hay otro elemento que llama la atención de la joven creadora: las portadas de sus discos. También las diseña ella misma y son tan personales como su música, auténticos collages de estilo surrealista y psicodélico. «Las hago nada más terminar el álbum en base a las canciones y a las posibles historias que he pensado, asociándolas a ciertas imágenes», cuenta. Recorta revistas viejas que tiene por casa y realiza montajes muy locos. «Es de las partes que más me gusta del proceso creativo; hacer eso y terminar ya el disco», rememora. Los títulos de sus temas combinan castellano, inglés y euskera, con caracteres alfanuméricos, y aluden a esas historias que tanto le inspiran a la hora componer. La carrera de Rrucculla acaba de empezar, y no podía haberlo hecho de mejor manera. Además de todos los festivales y actuaciones previstos para este verano, una de las citas que más ilusión le hace tendrá lugar el próximo 9 de septiembre en un espacio muy especial y atípico para este tipo de eventos: el Museo Thyssen. Ese día, Izaskun actuará allí inspirada por su querido Kandinsky, para que la conexión entre música y pintura sea aún mayor y fomentar así su relación sinestésica. @

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META! EGIN Zure proiektuarekin META! egin nahi baduzu, crowdfundingkanpaina egiten lagunduko dizugu zure proiekturako dirua lor dezazun, eta lortzen duzun euro bakoitzeko, Kultura Departamentuak beste bat jarriko du, 3.500 euroko mugarekin.

¡TÚ PUEDES HACER META! Si tu META! es la cultura, te apoyamos para lanzar una campaña de crowdfunding y lograr fondos para tu proyecto. Y por cada euro que consigas, el Departamento de Cultura pone otro, hasta un máximo de 3.500 euros.

Kultura + Gipuzkoa = META!

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Begoña García-Alén Begoña y yo hemos quedado a las 14:00 en un restaurante vegetariano del centro de Madrid. Llega diez minutos antes y me lo comunica por mail. Ella sabe que le voy a entrevistar, tampoco he especificado mucho pero comemos, pongo el móvil a grabar y mantenemos una agradable conversación sobre su trabajo. Desde que Perlas del infierno (Fosfatina, 2014) llegó a mis manos, la obra de Begoña García-Alén ha estado en mi mesilla de noche. Tiene un algo de fascinante e inspirador: paletas parcas pero delicadas e historias sencillas y sugerentes que ahondan en lo más profundo de nuestro estómago de una forma elegante. Me gustan sus historias porque no se pierden en detalles y lo hace sin dejar ninguno de sus elementos al azar. La voz de Begoña es grave y suave, y es de esas personas que se explican fenomenal, habla mientras recoge las miguitas que se esparcen sobre la mesa. Viste de colores oscuros y lleva pequeñas joyitas. Tiene sentido del humor y es muy fácil entablar una conversación interesante desde el primer momento. Begoña vive en Vigo, da clases y dibuja tebeos. Su manera de trabajar es muy personal y le da mucha importancia al proceso creativo.

Estuvimos un largo tiempo hablando y divagando sobre cultura, proceso creativo, lo personal y artístico... y he pensado que como dibujante y admiradora del trabajo de Begoña, la mejor manera de poder comunicar todo lo que estuvimos hablando sería empleando estructuras narrativas concretas que puedo interpretar de su trabajo. Espero ser acertada y poder acercarte a ti, queridx lector, a la obra de García-Alén.

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CONSUMIR PREFERENTEMENTE ANTES DE

CACTUS Nº 25

RUFFLES CHILIBRAVAS

¡¡BRAVO POR ! ! S A V A R LAS B

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odo snack estándar que se precie suele tener una serie de variantes clásicas: sabor a queso, de ketchup, al jamón… Algunas incluso se atreven a jugar a ser dioses y mezclan salado y dulce al darle un toque a chocolate. Pero quizá el estilo más habitual sea el picante. Cuando las patatas aún no se llamaban Ruffles, Matutano lanzó las Bravas, ese clásico del tapeo nacional. En aquella época apenas existían las Patatas Onduladas y Al Jamón, así que esta novedad vino a cubrir un hueco que muchos reclamábamos. Su ligero toque picante era suficiente para hacernos creer que estábamos tomando algo distinto. Eran sorprendentemente adictivas y podías ventilarte una bolsa entera antes de ir corriendo a beber agua, no sin antes chuparte los dedos para ingerir todo el picor acumulado en una sensación realmente placentera. Su repentina desaparición nos dejó huérfanos a quienes estábamos ya saturados de las otras patatas de la marca. Por eso aún existen webs que anhelan su vuelta, especialmente teniendo en cuenta los millones de sabores distintos que hay actualmente entre Ruffles y Lay’s: vinagreta, paprika, American barbecue, mostaza y miel, pizza & queso, sour cream & onion e incluso de sal, pimienta y un toque de ajo tostado. ¿Acaso tenemos que hablar con Walter White para que diseñe unas putas patatas bravas?

No me tire, deposíteme sobre una mesa para que otros puedan disfrutarme. Gracias.

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Agenda

julio / agosto 2017

Conciertos / Exposiciones / Proyecciones... AGENDA RESIDENCE CAFÉ

AGENDA AMBIGÚ

Barrainkua, 1. Bilbao

San Vicente, 5. Bilbao. / 944 24 23 43

CADA MIÉRCOLES 21:00

IRISH FOLK SESSIONS

BIHOTZ CAFÉ Arechaga Kalea, 6. Bilbao. HASTA LUN 31 JUL SEGUNDONES: PERSONAJES SECUNDARIOS DE PELÍCULAS COJONUDAS Exposición de la ilustradora Maite Díez.

CONCIERTOS ASTE NAGUSIA (TRAS LOS FUEGOS) GRATIS: SÁB 19 AGO

BUMAYE! (IRUÑA/CÓRDOBA) Un Show de Iñigo Cabezafuego con Beatriz Sánchez

JUE 24 AGO

MOTT (MURCIA) + LUKIEK (BILBO)

VIE 25 AGO SÁB 26 AGO

SERPIENTE (BILBO) + LA PLATA (VALENCIA) PET FENNENC (DONOSTI)

AGENDA TABAKALERA Plaza de las cigarreras, 1. San Sebastián.

AGENDA KLUBBA Cosme Echevarrieta, 3.. Bilbao. VIE 14 JUL SÁB 15 JUL VIE 21 JUL SÁB 22 JUL DOM 23 JUL VIE 28 JUL SÁB 29 JUL

COMETE COMETE , BAYONA ( DARK DISCO & NEW WAVE ) ZARATA & FRIENDS B PARTY ( DANCE GUATEQUE ) NATURAL BROTHERS (FUNKY GROOVES, BREAKS & PARTY BEATS ) MUGU + KLUBBA DJ FUNI SUNDAY AFTER PARTY ISMAEL DE VAL AKA BRUMMEL ( INDIE ) MIKEL CRISTÓBAL & KLANDESTINO MORBID + ALAIN ELEKTRONISCHE

BILBAOARTE Urazurrutia, 32. Bilbao. 27 JUL - 22 SEP ART HOUSE ZINEMA DE VERANO Ciclo de verano en VOS donde podremos ver obras como ‘Negociador’, ‘Elle’, ‘María y las demás’ o ‘Carretera perdida’, entre otras. GRATIS

HASTA 31 AGO UD-HA 2017 PROGRAMACIÓN DE VERANO EN LA TERRAZA DE TABAKALERA Un verano activo de la mano de aliadas fabulosas. Maia Villot se encarga de los jueves escénicos y Chiara Marañón de los viernes de cine. Los sábados musicales de julio tendremos como invitada a La Casa Encendida con La Terraza Magnética y en agosto Kutxa Kultur gauak. GRATIS MAR 11 JUL- JUE 13 JUL 10:30-13:30 TALLER DE APLICACIONES PARA ANDROID Utilizando el App Inventor 2, y gracias a su entorno fácil y visual, podrás crear aplicaciones móviles para Android sin tener ningún conocimiento especial en programación. GRATIS TODOS LOS DÍAS (EXCEPTO LUNES) 18:00- 19:00 DISONANCIA SOCIAL Disonancia Social es una partitura con instrucciones concebida por el artista Mattin (Getxo, 1977) y desarrollada por cuatro intérpretes, como parte de un extenso concierto que tendrá lugar a lo largo de la exposición de Documenta 14, tanto en Atenas (Grecia), como en Kassel (Alemania). GRATIS


ERIC BAUDELAIRE

ERAKUSKETA / EXPOSICIÓN

2017 . 06 . 23 . — 10 . 15 .

RAMÓN RAQUELLO ETA BERE ORKESTRAREN MUSIKA

TABAKALERA.EU DONOSTIA/SAN SEBASTIAN

LA MÚSICA DE RAMÓN RAQUELLO Y SU ORQUESTA /laguntzailea: /colabora:


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