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la delicadeza al navegar un Archivorural

Por: mari mari narváez

Cuando este libro se publicó, me pareció que no se trataba solamente de un libro. Pensé que Archivo rural era un concepto; una propuesta personal y colectiva de toma de la memoria. Al leerlo, comencé a verlo como una forma personal y política de búsqueda, evocación y liberación. Son varios los procesos de revelación que reúne este último proyecto literario de Vanessa Vilches Norat.

Podríamos juntarnos y hablar el resto del día sobre este pequeño libro que, como los grandes libros, guarda diversos misterios y recados. Pero me limitaré a hablar sólo de un par de aspectos que me han sorprendido y conmovido sobre este libro y que me enternece y anima compartir con ustedes hoy.

Creo que, en su forma, Archivo rural es tal vez la obra más experimental de Vanessa Vilches Norat. La escritora se lanza incluso a un nuevo género, con ciertos segmentos en la primera parte que, si bien son narrativos, también son breves y fragmentados y absolutamente poéticos. Pero también este experimento contiene un ejercicio de desnudamiento radical: porque hurga hondo en su propia historia, develando no sólo al padre sino a la casa: a las abuelas, a la madre, a las seis hermanas que conforman la constelación Vilches Norat, hasta volver a dibujar la historia de Comerío y, en el río de esa historia, a las mujeres despalilladoras a quienes el feminismo liberal decimonónico dejó atrás en la lucha sufragista. Aquel era un feminismo que no cuestionaba las premisas opresivas de un sistema de explotación centrado en las mujeres analfabetas, trabajadoras y campesinas, de cuyas historias y humanidad Vilches da cuenta de forma personalísima pues su propia abuela fue despalilladora. De hecho, esta historia viene tejiéndose desde mucho antes, a través de las páginas del espacio de columna que compartimos hace diecisiete años: “Será otra cosa,” antes “Fuera del quicio,” en el periódico Claridad y junto a compañeras escritoras como Sofía Irene Cardona, Beatriz Llenín Figueroa, Ana Teresa Pérez Leroux, Zahira Cruz y Rima Brusi, entre otras. Fue ahí donde primero leí acerca de la abuela despalilladora.

Me temo que ese hurgar ha sido una frontera espinosa en su trabajo literario. Conociendo el pudor extremo del que sufre mi amiga Vanessa, sé que este ejercicio narrativo ha sido inmensamente valiente, además de frontal, además de aparatoso, como sus mejores cuentos. Todas tenemos historia y a todas nos toca un día pensar esa historia. No todas iniciamos una búsqueda escrupulosa como ésta, pero sí creo que a todas nos llega el momento de reiterarnos en nuestra historia o, por el contrario, de darle la espalda, de expulsarla. No es coincidencia que esa también sea la historia de nuestro país: la de unos que han dado la espalda a la historia de nuestras opresiones, mientras otras nos reiteramos y buscamos en ella. Digo que no es coincidencia porque este ejercicio histórico-literario de búsqueda de la memoria de Vanessa Vilches Norat no es azaroso. Este interés, ese mirar no hacia afuera sino hacia adentro y hacia atrás, es una postura política en sí misma. Y a eso hay que añadirle que el registro histórico y literario de las historias de mujeres es demasiado escaso. Lo es, como regla general, en el mundo, y más aún en Puerto Rico, donde, de por sí, nuestros archivos y memoria viven en una crisis e invisibilidad perennes.

Hay escritoras que hablan de las historias, particularmente las de mujeres, como formas de compensación o reparación. En el acto de tomar nuestras historias y las de nuestras abuelas, en la acción de hacer que nos devuelvan nuestras historias, hay una gran redención. ¿Por qué? Porque estas historias no se conocen, no porque no existieran o fueran irrelevantes, sino porque nos fueron robadas. En ese robo, fueron invisibilizadas, y esa ausencia nos invisibilizó a nosotras, las mujeres como clase mundial, a media población del globo, y por el simple hecho de ser mujeres. Todavía estamos tratando de existir, de marcar espacio y territorios, de contar nuestras vidas y opresiones y amores y violencias, como se contaron desde siempre las de los hombres, que fueron a grandes rasgos quienes escribieron la historia, por supuesto, con su mirada patriarcal y, por tanto, desde el poder. En Archivo rural, Vanessa nos devuelve algunas de las historias robadas en este país.

Como estudiante de Historia que fui y que creo sigo siendo, me interesan mucho los protocolos del archivo: cómo se le interroga. Ese acto de curiosidad equivale a estar dispuesta, como dice la escritora y profesora Saidiya Hartman, a mirar un ataúd abierto. Hay que preguntarse si las posibilidades de ese ataúd abierto superan los peligros de mirar otra vez.1

Hay mucha delicadeza en este libro y no me refiero sólo a la elegancia de su vocabulario, aunque también eso merece destacarse. Archivo rural nos ofrece un universo lingüístico y estético para mí sumamente maduro y personal, un lenguaje que le saca el cuerpo rotundamente a las modas y expectativas literarias, a las categorías generacionales, y se instala en el signo propio, personalísimo, de una escritora que ya tiene siete libros y cientos de columnas, ensayos y conferencias en su expediente, y que ha cavado una identidad y una presencia insondables en nuestra literatura a fuerza de una gran persistencia y de una ética ávida de estudio e investigación. De hecho, todos los libros de Vanessa han supuesto investigaciones históricas muy exhaustivas, centrales a sus historias.

1 Hartman, Saidiya. “Venus in Two Acts,” Small Axe, Number 26 (Volume 12, Number 2), June 2008, pp. 1-14.

Pero mencionaba la delicadeza en este libro… y también es porque hablo de la forma casi sin dejar rastros en que la escritora navega el archivo histórico. Hay muchas maneras de hacer ese ejercicio, no sólo desde el campo de la Historia, sino también desde la literatura. Jamás podremos reproducir el pasado con exactitud. Ese acceso siempre será un campo minado, lleno de vacíos, preguntas, presunciones. Pero el presente también es espinoso. Es determinante, sobre todo, en el marco que se utilice para acceder al pasado, porque no sólo se trata de acceder, sino bajo qué premisas. Se hace con perspectiva de género o con una mirada marxista o económica. Se accede pensando que un origen no cambia nada, que lo que somos ahora no está directamente relacionado a lo que transcurrió antes, o se accede creyendo que sí, que en el origen están las respuestas a nuestras incógnitas de hoy, como no se cansan de decir tantos historiadores, por no decir todos, en una especie de estrategia fatigada.

La mirada a este archivo rural no es voraz, no es glotona o insaciable, como tampoco es ornamental, sin dejar de ser literaria. Es una mirada que se vuelca sobre un telón malogrado de historia política. La belleza, cotidianidad y humanidad de estos relatos no vienen a decorar la historia de fracasos, violencias y desigualdades; tampoco a construir agencias a la medida del tiempo transcurrido, o gestas formidables creadas más para el acto de contar hoy que para la reflexión sobre la historia transcurrida.

Siempre he tenido cierto problema personal con la fabulación de historias reales cuando se trata de historias de opresiones y violencias. Percibía que ciertos acercamientos literarios podían repetir esas violencias incluso invisibilizándolas, o someter a sus personajes a nuevas capas de victimizaciones históricas. No sabía bien qué hacer con este malestar, más allá de articularlo en mi propia ética literaria, pero, recientemente, he tenido la suerte de reflexionar en torno a esta espina histórica gracias a mi profesora de Historia, María del Carmen Baerga, catedrática en UPR, Río Piedras. Ella me presentó a Saidiya Hartman, escritora estadounidense especialista en estudios de la afrodescendencia y a quien mencioné horita. Hartman disputa los intentos de llenar los vacíos en el archivo de las violencias históricas con adaptaciones a la medida de nuestra mejor sensación literaria y sus correspondientes personajes. De hecho, ella nombra una manera de abordar el archivo y escribir de forma responsable: le llama “fabulación crítica.”

La pérdida de historias agudiza el hambre por ellas. Por lo tanto, es tentador llenar los vacíos y brindar un cierre donde no lo hay. Crear un espacio para el duelo donde esté prohibido. Para fabricar un testigo de una muerte que nunca se notó mucho. […] Creo que hay una cierta agenda de derechos integracionistas que pueden asumir los sujetos que están posicionados de diversas maneras en la línea de color. Y ese proyecto es algo que considero obsceno: el intento de convertir la narrativa de la derrota en una oportunidad de celebración, el deseo de mirar los estragos y la brutalidad de los últimos siglos, pero, aun así, encontrar una manera de sentirnos bien con nosotros mismos. Ese no es mi proyecto en absoluto, aunque creo que en realidad es el proyecto de varias personas. Desafortunadamente, el tipo de historia revisionista social emprendida por muchos izquierdistas en la década de 1970, que intentaban ubicar la agencia de los grupos dominados, resultó en narrativas de celebración de los oprimidos.2

Aunque en este artículo que cito, “Venus in Two Acts,” Hartman se centra en las historias de la esclavitud, me pareció relevante su análisis en la reflexión sobre Archivo rural y esa revisión históricoliteraria de una de las violencias más grandes e invisibles de nuestra historia, que es sin duda la de las despalilladoras de tabaco del siglo XX, mujeres a las que no sólo las sufragistas, sino el país en pleno,

2 Hartman, Saidiya. “Venus in Two Acts,” Small Axe, Number 26 (Volume 12, Number 2), June 2008, pp. 1-14. Todas las traducciones del inglés provistas en este texto son de Google Translate les dio la espalda en más de un sentido y a quienes, de hecho, pocas reconocemos como nuestras abuelas.

La fabulación crítica no es ficción histórica, aunque se nos parezca y suene como lo que las personas escritoras de ficción han estado haciendo desde siempre. La fabulación crítica es una forma de no ficción, una forma de escribir historia que requiere moderar la imaginación y la sed de resolver los vacíos del archivo con ficciones tremendas. “Cuando se escribe al estilo de la fabulación crítica, un escritor no puede dejarse llevar totalmente por su imaginación o por la línea argumental de su imaginación, como se puede hacer cuando se escribe ficción,” explica Theresa Dintino en su artículo “Critical Fabulation –Claiming the Narrative and Overriding the Supremacist Archive.” “Hay pautas para permanecer dentro… Una vez reunidos los hechos, podemos imaginarnos dentro de un contenedor de mesura que no va más allá de lo que sería creíble para el tiempo y el lugar. Podemos crear una narración sobre la vida o vidas de los humanos en las historias que estamos contando, recurriendo a otras fuentes de esa época y otros datos históricos que hemos recopilado.”3

Cuando hablo de la delicadeza de este libro me refiero a esto: aunque Vilches Norat es una escritora de ficción, me parece que hace una fabulación crítica. No se le ve maquillando opresiones ni construyendo historias tremendas sobre personajes ya oprimidos por la historia y por el olvido, por el robo de sus historias que mencionamos horita y vale reiterar. Y me refiero sólo a los personajes inspirados en aquellos que existieron, como el de la abuela, por ejemplo. No me refiero a personajes absolutamente creados por la autora. A mí me parece que, interesantemente, en su navegación del archivo, utiliza otras fuentes además de las evidentes (algunas de las cuales incluso menciona en el libro) para reconstruir la historia de la abuela y, por ende, la de su padre, que es también la suya y la de sus hijas. Creo que una de esas fuentes potentísimas que me conmovió mucho imaginar es la oralidad misma, la experiencia de lo que se contó en esa familia sobre la abuela despalilladora. La oralidad, así como la artesanía, han sido archivos revolucionarios para contar la historia de las mujeres. Pero no la he entrevistado; ahí habría que preguntarle a ella.

Decía al inicio que la forma de este libro es más experimental. Pero quiero mencionar el regocijo de encontrar en él los rastros de algunas grandes obsesiones de Vanessa Vilches Norat: la muerte, la perturbación, y esa maternidad descarnada, precarizada y transgresiva que nos cambió al filo de aquel vestíbulo de adultez que fue, al menos para mí, Crímenes domésticos, su primer libro de cuentos. Para mi sorpresa, la elegancia extrema de este libro poético, cuentista y archivístico no abandona el elemento desconcertante que ya viene siendo el sello Vilches Norat. En esta ocasión, la escritora nos sobrecoge con un nuevo cuento insólito, mórbido, erótico, yo diría que hasta ascético y, sin duda, tierno, sobre un hermano aprendiz de embalsamador que prepara el cuerpo de su hermana Aleida tras su muerte.

Esto me recuerda que en Archivo rural hay muchas pactaciones. Hay espíritus de cofradías, escenas de sororidad. A mí me evoca la tradición oral en torno a la hoguera. Como si, cientos de años atrás, esas mujeres de Comerío se hubiesen encontrado muchas veces alrededor del fuego para intercambiar el agua por provisiones y tácticas de preservación, para compartir historias y quemaduras.

Con mucho entusiasmo Cruce anuncia que está recibiendo colaboraciones para su próxima edición especial junto al Pato Project Foundation https://www.tpp-foundation. org El objetivo de esta convocatoria es recopilar textos (de todo tipo) que cuenten la(s) historia(s) moderna(s) puertorriqueña(s) a través del lente LGBTTQIA+ con un enfoque particular en el siglo XX. Nos interesa de manera particular recopilar datos históricos sobre la comunidad LGBTTQIA+ que ayuden a formar una memoria y secuencia histórica. Como, por ejemplo, temas puntuales que incluyan, pero no se limiten a: a. La generación silente (primeras dos décadas de siglo XX). b. La era de la pandemia del VIH/SIDA (las décadas de los 70 y 80 del siglo XX). c. Intersecciones con géneros musicales, artes plásticas, teatro, literatura, periodismo, activismo, salud pública y servicios sociales. d. Diversidad de puntos de vistas generacional, nivel socioeconómico, raza, clase y otras intersecciones.

En esta edición especial de Cruce lxs invitamos a contribuir con sus manuscritos y piezas que abunden sobre estos temas. Consideraremos ensayos, reseñas de libros relacionados, así como todo tipo de texto o pieza artística que explore temas y perspectivas afines a lo cuir (queer), derechos civiles y humanos de la comunidad LGBTTQIA+, activismo político, así como manifestaciones artísticas y sociales, desde distintas disciplinas. Contamos con la colaboración de Gary Bonilla, fundador del Pato Project Foundation como co-editor de esta edición especial. Algunos temas sugeridos son:

Política y sociedad:

- impacto de la comunidad en la economía

- las identidades en lucha y sus implicaciones en el espectro sociopolítico

- las violencias y fobias cotidianas, sesgos/prejuicios implícitos, micro-agresiones, esquemas innatos

- la relación mediática con los asuntos propios de la comunidad

- perspectivas históricas en el desarrollo de la comunidad

- enfrentamientos a la marginación y fobias a través de la acción social

Arte:

- expresiones escritas y piezas plásticas que partan o se instalen en el eje temático en cuestión

- análisis de las diversas manifestaciones y expresiones artísticas que cuestionan y reflexionan en y desde la complejidad de la comunidad LBTTQIA+

- foto-ensayos o documentación relativos

- novelas gráficas o textos ilustrados alusivos

Letras:

- mirada historiográfica cuir en la literatura

- acercamientos al lenguaje ante los cuestionamientos de género

- recopilación de crónicas, microhistorias y testimonios que partan o se instalen en el eje temático en cuestión

- reseñas y comentarios de textos o artículos relacionados a los temas LGBTTQIA+

Cine y otro material audiovisual:

- reseñas de películas alusivas

- la normalización de la alternatividad en las películas y series televisivas

- fotografías

- videos

- grabaciones

- arte digital

El plazo para someter las colaboraciones es hasta el 10 de abril de 2023. Invitamos a todxs lxs interesadxs en participar en esta convocatoria a enviarnos sus manuscritos y piezas. Las fotos, pinturas, entre otros formatos de imagen deben ser enviados en alta resolución. Los textos deben presentarse con el siguiente formato: Letra Times New Roman, 12 puntos, doble espacio, tamaño carta, en formato de Word, identificado con el o la autor(a). Los artículos no deben exceder de las 12 páginas. Las reseñas de libros no deben superar las 6 páginas. Los textos creativos tendrán un límite de 8 páginas. No se recibirán manuscritos que superen estos tamaños. Debe incluir una foto y una biografía del autorx que no exceda las 200 palabras. Los textos y piezas deben enviarse a editorescruce@uagm.edu . Si se incluyen mapas, ilustraciones, tablas o cualquier tipo de gráfico explicativo dentro del documento, deben estar en alta resolución (en formato jpg o png con el título con el cual será identificado en la publicación) y el o la suscribiente debe contar con los permisos de uso o regirse por la Ley de Derechos de Autor.

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Les agradecemos que colaboren con nuestro interés de gestar un espacio de encuentro de amplias perspectivas.

Martes, 25 de octubre de 2022

1:00 p.m.

Jueves, 27 de octubre de 2022

11:00 a.m.

Domingo, 30 de octubre de 2022

1:00 p.m.

Jueves, 17 de noviembre de 2022

Salón de Conferencias Vicerrectoría, UAGM, Recinto de Cupey

Firma de acuerdo colaborativo entre el Comité del Centenario Rafael Tufiño y la Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey.

Rotonda del Capitolio Actividad en celebración del centenario y exposición de obras de Tufiño. La exposición estará hasta el 30 de noviembre de 2022.

Museo Las Américas Actividad de celebración del cumpleaños y el centenario de Tufiño, presentación de video retrato Los 80 del Tefo, develación del cartel del centenario por Garvin Sierra y música.

Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP)

Sábado, 19 de noviembre de 2022 Sede de la Cooperativa de Seguros Múltiples en San Juan

Exposición de obras de Tufiño. Apertura de la exhibición Tufiño en el ICP, a las 7:00 p.m. en la Sala Central del Antiguo Arsenal de la Marina Española en el Viejo San Juan. Luego la exhibición estará abierta desde el 18 de noviembre de 2022 en horario regular de miércoles a domingo de 10:00 a.m. a 5:00 p.m. para que más personas puedan visitarla durante el fin de semana.

Exposición Centenario de Rafael Tufiño (1922-2022). La exposición en conmemoración del Centenario de Tufiño en la sede de la Cooperativa de Seguros Múltiples continuará hasta el 30 de noviembre de 2022. Habrá una visita guiada el sabado, 19 de novembre de 2022. Para reservar su espacio deben enviar un email a: arte@segurosmultiples.com

Enero - Mayo 2023 UAGM Recinto de Cupey Actividades de la División Académica de Artes Liberales

Conversatorio con la participación de Pablo Tufiño

Exposición de cartas de Rafael Tufiño a su hijo Pablo – Biblioteca UAGM, Recinto de Cupey

Jueves, 30 de marzo de 2023

Museo Las Américas Tufiño íntimo: Cartas a Pablo

Septiembre 2023 UAGM Recinto de Cupey Edición especial de la Revista Cruce de UAGM, dedicada al maestro Rafael Tufiño

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