10 minute read

Presencia, transmisión, nostalgia

Next Article
Perla Telias

Perla Telias

Presencia, transmisión, nostalgia

Claudio Di Pinto

Advertisement

Agradezco a la Comisión de Publicaciones haberse hecho cargo de la inmensa tarea de publicar nuevamente nuestra revista y del tema elegido para ello: Presencias.

Presencia puede tener diferentes acepciones: asistencia, representación y también memoria de una imagen, de una idea. Podemos agregar memoria respecto de la historia. La presencia de algo que ya no está y sin embargo se hace presente.

Los escritos son una presencia. Pero una presencia para ser olvidada en lo que se explica y a su vez es esto lo que los mantiene vivos. Su vitalidad, su presencia, está en la apropiación que hagan de ellos, nuestras compañeras y compañeros con quienes compartimos diariamente la tarea. Y es allí donde se olvida el texto original dando lugar a nuevos y diferentes. Es en ese olvido donde están presentes desde una ausencia, y es en este inter-juego que se produce la transmisión.

Lo que sigue intenta dar cuenta de estas ideas, sabiendo que el mejor destino que pueden tener es el olvido.

¿Recuperar la memoria?

El paciente viene relatando sus dificultades para relacionarse con el mundo, sus temores, su enojo y sospechas de que los otros lo dejan de lado. Esto lo lleva a encerrarse por varios días en su casa. Allí, en ese encierro que lo agobia, no habla con nadie, pero mira repetidas veces el teléfono, constatando una y otra vez que no recibe llamadas ni mensajes. Sin embargo, no renuncia al anhelo de que suene y que dicho sonido lo saque de esa pesadez en la que se encuentra. Se queda esperando.

Es en ese momento que recuerda una escena que resume de alguna manera su posición de espera en la vida. Y es a partir de ese recuerdo que puede empezar a torcer, con suerte diversa, algunas determinaciones de su historia que podían transformarse en un destino. Señalo, en la sesión, que

12

este recuerdo que trae muestra de alguna manera su posición de espera. Cuando se está despidiendo dice: “hoy recuperé parte de la memoria”.

Cierro la puerta del consultorio y me quedo pensando: ¿en qué consiste recuperar la memoria? ¿Se trata de recuperar recuerdos? ¿Llenar lagunas mnémicas? ¿Sería la misma escena la que relata el paciente y la que relatarían los otros participantes? Seguramente tendría diferentes colores, emociones, sensaciones.

Esto plantea una primera diferencia entre lo que sucedió y el recuerdo que tenemos de eso, o bien entre la marca de lo acontecido, y la recuperación que puede hacerse, ya no de lo vivido, sino de su inscripción. Es por eso, que alguien responde a la pregunta acerca de quién es, no tanto en función de lo que le ha sucedido, sino en función de la lectura, de la interpretación que hace de lo que ha vivido.

Lo diferentes episodios de una vida dejan una marca, una escritura, que solo es posible recuperar como huella. Recuperamos en el mejor de los casos, esas huellas, esas trazas que va dejando lo vivido, pero la lectura que hacemos de ellas siempre está marcada por el interés, por el deseo y la posición subjetiva de quien las lee. La verdad objetiva de lo acontecido es solo un fantasma que habita al sujeto.

Tenemos entonces por un lado lo que podemos llamar el orden de los acontecimientos, lo que se escribe de eso y por otro, y acá hay que hacer una diferenciación entre el retorno, o bien el recuerdo de lo que ha sucedido.

Como vemos, al plantear que el pasado puede retornar o ser recordado, hago referencia a dos modalidades de la memoria que podemos situar en Freud. Tenemos entonces por un lado los recuerdos y por otro el retorno.

Vayamos a los recuerdos

Que el pasado pueda ser recordado, que se puedan contar y verbalizar los hechos pone en juego una dimensión de la memoria ligada al Otro, a la elaboración discursiva. Los recuerdos van a estar en relación al principio de placer, ya sea por lo agradable, lo neutro o bien lo doloroso que los acompaña.

Este es también el terreno, en principio, de los recuerdos encubridores, que como su nombre lo indica, tienen por función evitar que se ponga algo

13

en evidencia, son recuerdos que muestran, pero que en dicho mostrar tratan de ocultar tanto la posición del sujeto, como el goce que la acompaña, por eso son encubridores. Es también esta vertiente de la memoria la que puede conducir a la nostalgia.

Cuando el paciente recuerda la escena, en principio es un recuerdo encubridor. Para que deje de serlo, es necesario que adquiera significación, y que dicha significación tenga consecuencias. Si nos detuviéramos sólo en el relato de la escena, funciona como un recuerdo que encubre la posición del sujeto ante el Otro, por eso es que solo a partir de la sanción de que: se trata de lo que muestra el recuerdo y no el recuerdo mismo, es que cae el velo que intentaba ocultar dicha posición.

Se trata de dos condiciones, la primera, la presencia del analista o bien de quien conduce el tratamiento que sanciona, señala, interpreta lo que muestra el relato de ese recorte de la historia. La segunda condición es que esto tenga consecuencias respecto de la posición ante lo real, lo cual queda del lado del sujeto.

Ahora bien, ¿qué sucedía previamente con esa escena? Podemos decir que estaba escrita, y que en la medida en que no es recuperada por el lenguaje empuja a la repetición.

Esto lleva a lo que señalamos como retorno, otra modalidad de la memoria, que se produce siempre a nivel de la acción. En la memoria como retorno se trata de un guion que se repite y empuja al goce, entendido como la ausencia de palabra, ya que lo escrito en la medida en que no es recuperado como huella puede retornar al estilo de una maldición que persigue al sujeto. Esta segunda modalidad de la memoria se vincula con el trauma, en tanto se repite en la cotidianeidad lo que no adquirió significación.

Hasta acá podemos situar el siguiente recorrido que hace posible un pasaje de la repetición de un guion, de una memoria que no puede olvidar e insiste, al recuerdo de una escena. El momento posterior es cuando dicha escena adquiere significación en relación a la vida de ese sujeto, lo cual genera la posibilidad de transformarse en efectivamente un recuerdo, y por lo tanto dejar de repetirse. El recuerdo de la escena sin esa significación es solo un recuerdo encubridor.

14

El recuerdo no es algo que viene del pasado y del cual somos portadores, sino que es a partir de que algunas marcas de lo acontecido adquieren un efecto de sentido, que es siempre real, que dicho recuerdo se constituye

Como si esto trastocara la línea del tiempo, ya que es un recuerdo, pero que se constituye en el presente, y al constituirse en el presente sitúa algunas determinaciones de la vida de un sujeto, lo cual abre la posibilidad de hacer de esas determinaciones una contingencia que modifican la posición ante lo real. Tiene un carácter paradójico ya que es un recuerdo que se constituye en el presente y que modifica el pasado.

Retomando la pregunta del comienzo, ¿en qué consiste recuperar la memoria? Podría decir que implica constituir un recuerdo que nos modifica en cuanto a nuestra posición subjetiva. Sabiendo también que dicho recuerdo solo se constituye en tanto haya la presencia de un Otro, que funciona también como testigo de ello. Eso que se escribió de la palabra del Otro, esas marcas de la historia, se pierden y se conservan en el recuerdo que se constituye como tal.

Esto también, es inseparable de la idea de la transmisión. Transmitir supone la idea de movimiento, de algo que parte de un lugar y llega a otro. En este sentido el recuerdo se constituye como tal a partir de una elaboración discursiva, y en la medida en que modifica al sujeto, es esta modificación la que tiene consecuencias respecto de la posición subjetiva. Consecuencias en principio incalculables, ya que no podemos saber de antemano a dónde conduce dicho movimiento.

Por eso la interpretación, o la significación que adquieren determinados hechos de una historia, no es lo que dice el analista o su palabra, ni siquiera lo que dice el paciente, sino que la interpretación es lo que hace el sujeto con esa palabra, cuanto incide o modifica su posición ante lo real.

Es en el hacer del sujeto con esa palabra, donde se produce efectivamente el acto de la transmisión. Para que haya transmisión no basta contar lo sucedido, es necesario que esas marcas adquieran significación.

La nostalgia, un modo de no recordar

15

Si se trata solo de un recuerdo encubridor, es decir sin esa significación que nos modifica, puede conducir a la nostalgia y en la nostalgia, el sujeto queda detenido.

La palabra nostalgia tiene en su etimología dos partes, la primera nostos, refiere al regreso, al retorno, y la segunda parte, algos, significa dolor. La nostalgia remite al dolor por la imposibilidad de un regreso. Se relaciona con la melancolía en tanto se trata también del dolor por la pérdida de lo que se ha sido, de las posibilidades que no fueron, o del tiempo donde supuestamente todo era posible.

Por eso detiene al sujeto, ya que lo deja fijado a un momento pasado donde se conserva la ilusión del paraíso perdido. Parafraseando a Sui Generis: “hubo un tiempo que fue hermoso1”, o bien “vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez2”, muestran que allí el dolor es por lo que ya nunca se recuperará y sin embargo el sujeto no puede dejar de aferrarse y lamentarse por eso perdido.

Nostalgia y transmisión se oponen, también se opone al recuerdo, mientras que la primera detiene la dimensión deseante, la transmisión y el recuerdo causan al sujeto, implican un movimiento de apropiación, de dar significación a las marcas que han ido dejando lo vivido y es en ese movimiento que modifica la posición ante lo real.

Algunas derivaciones posibles

Llegado a este punto me preguntaba por las diferentes formas que pueden adquirir la nostalgia o la transmisión en una institución, o bien dentro de un marco teórico.

En una institución, por ejemplo, no basta con contar los mitos fundadores para que haya transmisión, ya que puede haber tantas versiones como integrantes y ninguna versión sería más verdadera que otras. Detenerse en este punto, en solo contar la novela, conduce a la nostalgia, y a la ilusión de que hubo un tiempo donde todo era maravilloso, ilusión que paraliza. Solo hay transmisión en la medida en que quien escucha esos mitos fundadores puede darle una significación que determina, modifica o bien hace que se

1 Sui Generis. Album Vida. Canción para mi muerte. 1972. 2 Carlos Gardel y Alfredo Le Pera. Volver. 1934

16

apropie de ese espacio que ahora pasa a ser suyo. Claro que esto requiere también que quien ha relatado la historia soporte que ese espacio deje de ser solo suyo y que ya no sea lo que cree que ha sido. Requiere de la presencia de quien relata la historia, pero también de su eclipse cuando quien escucha se apropia de dicho relato.

También en un marco teórico, la repetición obsesiva de los textos, la cita de frases célebres que lo que hace es evitar todo intercambio e impide pensar; suponer que hay una palabra revelada, ¿no son una forma de nostalgia? La ilusión de que hay un lugar donde está o estaba casi todo.

Cuando un paciente relata su historia, cuando relatamos la historia de la institución, en el momento en que adquiere significación para el paciente o para quien escucha, nuestra presencia como analistas o como aquellos que contamos lo que fue, se transforma en una ausencia, dando lugar al recuerdo que modifica al sujeto o bien hace posible la apropiación de un espacio.

En el sujeto, produce un efecto de des-escritura, de des-destinación, eso que había sido un guion que se repetía puede modificarse, la determinación se vuelve contingencia, y conduce al punto tal vez más complejo de un análisis, donde un sujeto está ante la decisión de tomar o no, la propia vida en sus manos.

En una institución, construir con la historia un recuerdo, conduce al punto donde quienes se van integrando a la misma pueden apropiarse de ella. También en este caso la decisión está en sus manos

17

This article is from: