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Detrás de los postigos
Detrás de los postigos
Ruth Taiano
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El real presentado por la pandemia con un virus indomable por los recursos inventados hasta el momento por los humanos, y rebelde aún por los recursos creados durante la pandemia misma; puso en jaque la ilusión neurótica de saber, de tener bajo control el funcionamiento de la vida. La organización del trabajo, la programación de proyectos y festejos; el armado de vacaciones, viajes, etc. Pretensión neurótica que quedó expuesta como imposible. Programar la vida, organizar los tiempos, prever gastos.
Un comerciante del barrio, a poco de comenzada la pandemia me comenta que si cuando era chico le hubieran preguntado qué se imaginaba que dominaría el mundo en 2020, hubiera dicho extraterrestres, seres poderosos; pero no un mosquito (el dengue era fuerte a principios del 2020) o un virus. Así las cosas, un mosquito, pero más aún un virus, jaqueó toda la organización familiar, laboral, sanitaria. Y también la escena analítica.
La convocatoria a la escritura para la Revista Desde el Centro, poniendo en eje el tema de presencias, en plural, invita a pensar, nuestra respuesta ante esta situación que nos puso frente, a veces de la imposibilidad y a veces de la inconveniencia del encuentro “presencial”. ¿Qué presencia es posible ante la ausencia de lo presencial? ¿Cuál es la relación de lo que Lacan llama presencia del analista con lo presencial?
La práctica del psicoanálisis en el hospital nos ha hecho preguntarnos muchas veces si era posible el psicoanálisis al variar el artificio técnico. Sin la posibilidad del diván, sin la circulación de dinero, y las más de las veces con una transferencia que se inicia con la institución y no con el analista y que requiere tiempo y trabajo para ese viraje, la pregunta insistía, e insiste.
Ahora… la atención remota, virtual; que sabemos que no es nueva, pero que en este contexto se convirtió en un recurso privilegiado para la atención de pacientes.
Recuerdo lo que señalaba con énfasis Guy Le Gaufey en la primera visita que hiciera a nuestra institución en octubre de 2015. Decía que en el
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análisis, a diferencia de la terapéutica, no se sabe muy bien a dónde vamos, pero se sabe cómo andar. El método analítico está claro: la regla fundamental, y no otra cosa, es lo que no puede variar.
Sostener la asistencia de pacientes que ya estaban en tratamiento, y aún más abrir el espacio virtual a tratamientos nuevos fue y es todo un desafío. Múltiples cuestiones ya instaladas como habituales había que reformularlas: registros, espacios, encuadre. A la escasez de medios provistos por el Gobierno, la zanjamos con la incorporación del teléfono con el número propio, el uso de los dispositivos personales, etc. Un motor sosteniendo eso: el deseo de analizar, y para eso brindar un espacio –temporal, virtual– para el alojamiento de la angustia, el despliegue de la palabra, el entretejido simbólico. Modos actuales de presencia que sin embargo no se confunden con el concepto de presencia del analista trabajado por Lacan.
En “La dirección de la cura y los principios de su poder”, Lacan (1958) separa la presencia en dos tiempos: “se observará que el analista da sin embargo su presencia, pero que ésta no es, en primer lugar, sino la implicación de su acción de escuchar, y que ésta no es sino la condición de la palabra [...] Es más tarde cuando su presencia será notada.” (p. 598)
Podemos diferenciar entonces: una presencia que se da, se otorga y que es propiciatoria de la palabra -hay una relación fuerte entre no ofrecer una meta y la presencia, decía Le Gaufey en el 2015- y otro tiempo, cuando la presencia es “notada” ¿“Más tarde”? ¿Cuándo?
Hay un antecedente en Freud (1912/1976) en su texto “Dinámica de la transferencia” [n]os resulta enigmático porque al análisis se nos opone la transferencia como la resistencia más fuerte contra el tratamiento [...] Podemos comprobar, cuantas veces queramos, que cuando cesan las asociaciones libres de un paciente, siempre puede vencerse tal agotamiento asegurándole que se halla bajo el dominio de una ocurrencia referente a la persona del médico (el subrayado es mío) (p. 1649).
La presentificación de la persona, con sus rasgos, entonces, queda ligado a la transferencia como resistencia, al cierre del inconsciente. Presencia, transferencia, inconsciente, términos propios del trabajo analítico que se entretejen en un juego de ausencia-presencia, en el que resuena el Fort-Da.
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Cuando las asociaciones, -trabajo simbólico-, se agotan, se presenta un giro a lo imaginario que hace, de la presencia que fue causa, una actualidad. La presencia opaca que era el analista en el lugar de semblante de a, presencia sin acento en los rasgos que funciona como causa; pasa, en un giro táctico, a ser revestida por lo imaginario. Allí es cuando es “notada”. Y a modo de cierre a su trabajo asociativo, algún rasgo del analista, del consultorio, toma relevancia. Giro táctico que enlaza la transferencia como actualidad, al inconsciente como pulsación y manifiesta en ese momento el tiempo de cierre, el rechazo del inconsciente.
Para relanzar la apertura, la interpretación apuntará a “la beldad que está detrás de los postigos” (Lacan, 1964 ,137). Apuntar al momento anterior al cierre, a la vía significante que produjo el enlace que llevó de la presencia a su actualidad. La alusión a la “persona” del analista podrá acertar en el blanco, pero no haría más que reforzar el cierre.
Vemos una vez más que el campo de trabajo se da por entero en el terreno de la transferencia. No sabemos a dónde vamos, pero sabemos cómo. Y si la herramienta es un consultorio, un teléfono, o un espacio virtual, cualquiera de ellos puede ser la oportunidad para ofertar la implicación de la escucha, propiciatoria a la emergencia del sujeto del inconsciente.
Bibliografía
Guy Le Gaufey (2015) En el Ameghino, conferencia: “Presencia del analista”, octubre 2015. Lacan, J. (1985). “La dirección de la cura y los principios de su poder”. En Escritos 2 cap. IV, Buenos Aires: Siglo XXI. Publicación original 1958 Freud, S. (1976) “La dinámica de la transferencia”. Obras completas. Madrid: Biblioteca Nueva. Publicación original 1912 Lacan, J. (2011). “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”. El Seminario Libro XI. Buenos Aires: Paidós. Publicación original 1964
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