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Malos tiempos
Malos tiempos
Mirian Dios, Claudio Di Pinto, Laura Libertelli, Cecilia Montenegro, Paula Totah, Ruth Taiano, Ezequiel Weitzman1
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Le tocaron, como a todos los hombres, malos tiempos en que vivir “Nueva refutación del tiempo” J.L.Borges
No exentos de lo que toca a todos los hombres, la pandemia introdujo además de una condición amenazante en relación a la salud y la vida, una desarticulación del intercambio y del lazo a todo nivel.
No quedó fuera de esta situación el funcionamiento de nuestra institución en la que se planteó una abrupta ruptura de los modos de funcionamiento, atención, organización.
Los malos tiempos nos convirtieron en esenciales y así reaccionamos desde nuestra esencia: apelando al lazo, al colectivo. Y en ese contexto de temor, falta de información precisa o informaciones cruzadas, generamos reuniones para pensar entre todos alternativas posibles.
Los primeros tiempos, marcados por falta de insumos para el cuidado y desorganizaciones varias fueron compensados, como solemos hacer, gestionando y recibiendo donaciones de alcohol en gel, barbijos y máscaras, hasta que un mes más tarde el Gobierno de la Ciudad comenzó a mandar los insumos correspondientes.
El funcionamiento colectivo y autogestivo pareció ser suficiente hasta que llegó un pedido de la dirección General de salud mental: nos solicita un listado de profesionales para ser enviados a realizar una guardia de asistencia telefónica en los hoteles destinados al aislamiento de personas con sospecha o sintomatología de COVID 19. Cabe destacar que las personas allí alojadas se encontraban mayoritariamente en condiciones de intenso malestar por la situación de aislamiento y sin información clara.
1 Comité de crisis del Centro de Salud Mental Nº3 “Dr. A. Ameghino”
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Por otra parte, en muchos casos, los espacios en los que debían permanecer los profesionales no reunían las condiciones sanitarias aconsejadas para la prevención del contagio, no contaban con ventilación, ni elementos de higiene suficientes que por lo tanto los profesionales debían llevar desde su domicilio.
Las directivas recibidas dictaban que el modo de la atención era telefónica, sólo en caso de urgencia psiquiátrica se debía llamar a los dispositivos preparados para entrar en contacto con las personas aisladas; no justificaba la necesidad de nuestra presencia. Y nos sometía a riesgos innecesarios.
Las notas elevadas tanto al Director de la institución como al Director General de Salud Mental -en las cuales dejábamos clara nuestra disposición al trabajo en el marco de la emergencia sanitaria, pero solicitábamos se tenga en cuenta evitar dicho riesgo innecesario- se acompañaron de informes de situación de cada uno de los hoteles donde fuimos enviados.
La negativa de las autoridades a escuchar el pedido de realizar la atención desde la institución, que de todos modos era remota, determinó que en el marco de la Asociación de Profesionales, se tomará la decisión de conformar un Comité de Crisis habilitado para realizar las gestiones necesarias frente a las autoridades y gestionar en términos de organización respecto de las necesidades de la institución y de los compañeros, en un marco de cuidado que la situación requería.
La primera gestión del comité fue el contacto con la Defensoría de la Ciudad desde la cual un defensor de oficio realiza un pedido de informe sobre la situación al Ministro de Salud. El pedido de informe fue ignorado, lo cual nos llevó a avanzar en la vía de un amparo judicial.
Minutos antes de que el amparo se presente, el Ministro resuelve que se de baja la asistencia presencial a hoteles y se organice asistencia desde los lugares de trabajo.
Desde el Comité de Crisis trabajamos en forma conjunta con la Dirección de Salud Mental en el armado de una grilla de profesionales de guardia para recibir esos llamados, promoviendo la participación tanto de profesionales que asisten a la institución como de compañeros que estaban con licencias
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especiales por situación de riesgo de salud; ya que la asistencia remota era posible desde los domicilios. Articulamos también las derivaciones para la atención remota de personas que habiendo estado en hoteles solicitan, al salir, seguir recibiendo atención profesional.
El sostén de la atención en la institución -presencial cuando la situación lo requería y remota en todo lo que fuera posible- generaba también exposición para todos nosotros. La articulación del Comité de Crisis con el Comité de Bioseguridad y el Cata, permitió implementar una serie de medidas que se revelaron efectivas para cuidarnos y cuidar a los pacientes que circulaban por la institución.
Así concertamos una reunión con el doctor Omar Sued, infectólogo, con la participación de la dirección del hospital y el sector administrativo a partir de la cual se obtuvieron herramientas y lineamientos claros acerca de las previsiones a tomar: desde cómo circular en la institución (nosotros y los pacientes) hasta los requerimientos para realizar las consultas presenciales.
También, para el mejor cuidado de quienes asistíamos a la institución, propiciamos la alternancia en dos cohortes que se turnaron semanalmente, para evitar la posibilidad de un contagio generalizado y en la situación de la aparición de casos en algún grupo, disponer de un grupo de recambio. La propuesta mostró su eficacia, los casos de contagio que sucedieron no tuvieron origen aparentemente en contactos en la institución ni generaron, en los contados casos de contagiados, expansión entre los compañeros.
Se organizó en la entrada un consultorio para la atención presencial de emergencias, con una mampara que divide el lugar donde está el paciente y el lugar donde está el equipo interdisciplinario (psicólogo y psiquiatra) que atiende la consulta. Los elementos para la confección de la mampara fueron comprados por los profesionales del Equipo de emergencia, y realizados por personal de maestranza. Primer espacio de atención presencial al que luego siguieron otros.
La atención remota en nuestra práctica de Salud mental resulta posible, pero es imprescindible contar con elementos adecuados para la comunicación con los pacientes: líneas telefónicas, Wifi, dispositivos para video llamadas. Muy poco de ello fue provisto por el Gobierno de la Ciudad, y la necesidad de sostener la asistencia hizo que usáramos nuestros 189
teléfonos celulares, nuestros planes de telefonía y datos pagados por nosotros. Una vez más nos encontramos con que el Gobierno nos pide que atendamos pero no nos brinda los elementos básicos. Situación de deuda por parte de las autoridades que aún sigue vigente.
La atención telefónica estuvo representada en la institución por el dispositivo “Ameghino Atiende”, creado por compañeros de la institución, y que fue paulatinamente sustituido por la organización que cada equipo implementó para su franja de asistencia. La participación en el dispositivo “Salud Mental Responde” nos presentaba una realidad a la que algunas veces podíamos dar respuesta: turnos, atención, derivaciones; pero muchas otras veces no podíamos resolver, personas angustiadas o desesperadas, que dejaban de ser atendidas en sus lugares habituales, o que no conseguían turno frente a situaciones de urgencia.
En ese contexto se desdibujaba nuestro rol profesional y el tema se constituyó en un punto de intenso trabajo por parte de todos los compañeros. Sostuvimos entonces: que nuestra función no es atender
teléfonos ni gestionar turnos, sino la atención de pacientes.
El Comité de Crisis se organizó como instancia para legitimar una gestión de organización y cuidado en un contexto de profunda crisis, pero es necesario subrayar que esta ha sido una gestión del conjunto de los compañeros y de instancias políticas, gremiales y de organización de la institución. Es así que además de la estrecha relación con el Comité de Bioseguridad y el CATA, muchísimos compañeros en nombre propio integraron diferentes comisiones y grupos que redactaron notas o planificaron acciones para llevar adelante todas las decisiones de conjunto.
Nos tocaron, sí, malos tiempos en qué vivir. Como a todos los hombres, como muchas otras veces. Y como en otros malos tiempos, como muchas otras veces, pudimos responder desde lo esencial: el conjunto. Los otros. Ingrediente fundamental para crear comités y superar crisis
Bibliografía:
Borges, J. L (1984) “Nueva refutación del tiempo” en Obras Completas Tomo 2. Buenos Aires: Circulo de lectores. Emecé
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