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Entrevista a Mabel Anido

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Perla Telias

Perla Telias

Entrevista a Mabel Anido

Desde el Centro entrevistó a la Lic. Mabel Anido, coordinadora del equipo de Grupos, quien nos comentó sobre el libro Diversidad de lo grupal en el Hospital Público, compilación realizada en conjunto con Carlos Pachuk. Esta publicación reúne los testimonios de la práctica profesional que el equipo de Grupos del hospital sostiene, no solo desde la práctica clínica, sino también desde la docencia.

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Desde el Centro: ¿Cómo surge esta publicación? Mabel Anido: En tanto producción colectiva, cada autor puede dar una respuesta diferente, pero creo que coincidiríamos en decir que es el resultado de múltiples factores. Podríamos decir que es una consecuencia inevitable. Está muy anudada al desarrollo sostenido que viene teniendo el equipo desde hace varios años. No me refiero a crecimiento, sino a desarrollo. Poco a poco fuimos construyendo cimientos sólidos, dando pasos en la medida de nuestras posibilidades. Desde el Centro: ¿Cuáles serían los factores que llevaron a ello? Mabel Anido: En primer lugar, con los años fuimos diversificando los dispositivos grupales con los que trabajamos, ampliado significativamente la oferta del equipo. Los grupos de análisis fueron y son el eje fundamental de nuestra clínica. Sin embargo, nos vimos en la necesidad de contar con otro tipo de grupos. Por ejemplo, los grupos terapéuticos temáticos. Con ese dispositivo nos adentramos en la clínica de los consumos problemáticos, articulando con el equipo de Alcoholismo. Esos grupos terapéuticos suelen ser el modo grupal del trabajo preliminar a un análisis. Es un espacio de apuntalamiento para tener respaldo a la hora de problematizar, a la hora de conminar al sujeto, a la hora de interpretar. Para hacer eso hay que tener con qué y estos grupos permiten ese tiempo de trabajo, ya que aborda lo actual que convoca a la persona. Bajo este formato, abordamos también psicosomáticas, como por ejemplo personas con fibromialgia, crisis actuales como ser familiares de personas trans o familiares de excombatientes. En 248

este momento los grupos temáticos que están funcionando son los destinados al tratamiento de personas que llegan mediante oficios judiciales. Otro de los dispositivos que pusimos a prueba fueron los grupos de apuntalamiento, esos los pensamos para situaciones coyunturales, como, por ejemplo, los grupos de verano. Estos grupos los organizábamos para aquellos pacientes que requerían la referencia institucional durante las vacaciones de sus analistas. La experiencia con los grupos de socialización podemos inscribirla en esta apuesta también. En los últimos 4 años hemos armado varios talleres. Esos espacios fueron tomando mucha presencia institucional, porque se trata de un dispositivo muy versátil que pude aplicarse en un sinfín de situaciones. Talleres comunitarios, talleres abiertos a la comunidad, talleres complementarios con otros abordajes simultáneos, talleres de apuntalamiento, de intervenciones institucionales. Ha crecido muchísimo la demanda de equipos e instituciones que buscan espacios para pensarse como equipos. Esto nos animó a trabajar con profesionales de otras instituciones de salud, de programas de Desarrollo Social tanto de la Ciudad de Buenos Aires como de la Provincia de Buenos Aires. El boca a boca fue expandiendo esta posibilidad y se nos hizo necesario reposicionarnos para poder acompañar esos procesos. Estas experiencias nos llevaron a la necesidad de ampliar nuestra formación. Este seria otro de los factores que contribuyó a que nos embarquemos en la escritura de un libro. Muchos de nosotros hicimos una diplomatura en la AAPPG. Con esa institución tenemos una larga relación, ya que la mayoría de nuestros supervisores han sido de allí. Siempre contamos con ellos para pensar las problemáticas que se nos van presentando. El compartir ese recorrido teórico nos ayudó a poder formalizar nuestras experiencias, produciendo articulaciones teórico clínicas. Otro factor fundamental fueron las jornadas anuales del equipo. Año a año hicimos la experiencia de ponernos a escribir sobre nuestras prácticas. De esas producciones nacen articulaciones y planteos novedosos sobre la teoría, la técnica, la clínica, lo institucional, lo social. Sin dudas los cursos de posgrado, que venimos dictando desde hace varios años, son un desafío que nos permite ensayar diferentes modos de trasmisión sobre nuestras experiencias. Ese esfuerzo por formalizar las prácticas, trasmitir, articular clínica teoría y técnica, nos fue preparando para darle contenido a esta producción. Cuando en el 2018 Carlos Pachuk nos

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trae la propuesta de escribir sobre el equipo, nos entusiasmamos enseguida. Nos pareció posible porque estábamos en condiciones de hacerlo. Con Carlos veníamos trabajando desde hacían varios años, tanto como supervisor de la clínica de grupos como en su función de interlocutor de los problemas que el equipo atravesó. Ese trabajo de reflexión interno al equipo ha sido y es fundamental, ya que también somos un grupo. Ese es un aspecto que la mayoría de los equipos dejan de lado y es esencial. La oportunidad de escribir un libro era una vuelta de tuerca que nos desafiaba a precipitar en textos testimoniales nuestras prácticas de muchos años de trabajo. Un excelente modo de capitalizar esos recorridos. Una forma de dejar un legado para las siguientes generaciones y para nosotros un modo de anudamiento que nos permita dar el siguiente paso. Afortunadamente el proyecto de escribir el libro logró sobrevivir a la pandemia y quedaron plasmados algunos de sus efectos. Por un momento pensamos que todo quedaría sin concretarse porque no teníamos resto para escribir, para pensar, para incubar un proyecto. Estábamos muy afectados por la crisis sanitaria y la ruptura de los espacios intermediarios, que en definitiva son los que nos ayudan a tramitar el encuentro con lo real que irrumpe y nos recuerda que es imposible. Desde el Centro: ¿Cuáles serían algunos de esos efectos? Mabel Anido: Creo que todavía no tenemos la perspectiva suficiente para separar lo catártico de lo elaborativo y pensar los efectos. El momento de lo traumático nos paralizó y no sé de qué modo pudimos como institución reorganizarnos una y mil veces para seguir adelante. Cada elemento nuevo que teníamos que integrar representaba un gran esfuerzo. El seguir adelante con la asistencia fue muy conmovedor porque reforzamos los lazos con todo aquello que sentíamos que era esencial. Al principio tratamos de seguir haciendo en forma remota lo que hacíamos en forma presencial. Enseguida nos dimos cuenta de que no era posible. Se trataba de aprender otro modo de trabajar. Esto representó un esfuerzo psíquico de adaptación muy grande. En varios artículos del libro quedó plasmado ese momento disruptivo y el modo singular de cada espacio para sortearlo. Si algo fue afectado durante la pandemia eso fue lo grupal. El aislamiento social obligatorio fue un golpe durísimo para todos los grupos, una pesadilla. Nos queda mucha tarea por delante respecto de esta herramienta de lo remoto 250

en nuestras prácticas. Pusimos a prueba todos los dispositivos y algunos se pudieron redefinir y otros se interrumpieron. Nos queda claro que en la postpandemia habrá que refundar muchos espacios grupales. Tendremos que lidiar con el miedo a estar con otros. Ese miedo siempre estuvo, pero ahora tiene una coartada difícil de desenmascarar. Identificar cómo hemos sido afectados por este evento a nivel subjetivo también será parte de nuestro horizonte. Desde el Centro: ¿Qué rol han tenido los compañeros de la institución en el proceso de escritura de este libro? Mabel Anido: Fueron el punto de partida, el motor, el combustible y el punto de llegada. Escribir un libro es una experiencia muy importante, modifica a quien lo escribe. Pero escribir un libro en equipo es algo increíble. Parece un sueño hecho realidad. Es algo muy difícil de lograr por muchísimas razones. Nuestro libro es una producción colectiva, tiene ejes en común, experiencias compartidas, pero no es unísono, es polifónico. Cada autor plasmó en sus producciones su particular modo de ser y estar. No nos ocupamos de uniformar el discurso sino de escribir las experiencias tal como las pensamos y vivimos. No nos ocupamos de plasmar la coherencia de un texto a otro porque la coherencia la fuimos encontrando luego de extraviarnos. Confiamos que quien pueda perderse en los pasillos del libro tendrá la oportunidad de acercarse a esa maravillosa experiencia y tan única de formar parte de un equipo en una institución como el Ameghino. Estamos muy orgullosos y felices de haber llegado a tener esta oportunidad. Desde el Centro: Tienen motivos para estarlo. Los felicitamos y te agradecemos el tiempo para esta entrevista. Mabel Anido: ¡Gracias a ustedes!

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