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Entrevista a Rodrigo Abínzano
Entrevista a Rodrigo Abínzano
Desde el Centro entrevistó al Lic. Rodrigo Abínzano, integrante del equipo de Adultos Vespertino, quien nos presenta su libro Del alimento a la pulsión. Genealogía de la anorexia lacaniana. El autor ingresó al Ameghino en el año 2013, donde primero fue integrante del equipo de Bulimia y Anorexia y desde 2019 es integrante del equipo de Adultos.
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Desde el Centro: La pregunta que podemos usar como disparador es ¿cómo se origina este libro? Rodrigo Abínzano: Este libro surge por la discusión e intercambio con colegas de tres espacios distintos: nuestro hospital, el Ameghino, la catedra I. de “Clínica de Adultos” de la Facultad de Psicología U.B.A y el Foro Analítico del Río de la Plata. En esos tres espacios, con las características que le son propias a cada uno, siempre estuvo mi intención de poner en práctica cierta formalización de la experiencia que tuve en el hospital, especialmente aquella proveniente del período 2013-2019 en los que integré el equipo de Bulimia y Anorexia. Con mucha regularidad me encontraba orientado por las fuentes primarias psicoanalíticas sobre el tema pero no encontraba ningún texto o libro que contemple la sistematización de esas fuentes primarias con sus antecedentes en otros campos. Es decir, que en cierta medida es dicha área de vacancia a la que intento un poco responder con este libro, sobre la “genealogía”, de ahí el subtítulo nietzcheano/foucaultiano que tiene. Es algo así como la búsqueda, en la conformación conceptual de Lacan y el psicoanálisis lacaniano, de los basamentos que tiene la anorexia desde Freud y la psiquiatría clásica. El libro releva esa constitución conceptual y epistémica que aportan a la concepción de anorexia mental de Lacan tanto los psiquiatras clásicos, especialmente J. M. Charcot, C. Lasègue, W. Gull, y algunos postfreudianos como Melanie Klein, Abraham o Winnicott. Me gustaría señalar
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que quien me había advertido especialmente del nicho de vacancia mencionado –y de la carencia que hay en los abordajes actuales al olvidar la herencia de la psiquiatría clásica–fue la Dra. Julieta De Battista, con quien además pude compartir varios espacios de trabajo, vertebrados en su mayoría por la discusión de un caso paradigma sobre la anorexia melancólica, conocido como “El caso de Ellen West”, escrito por L. Binswanger. Desde el Centro: ¿Hay entonces una relación dialógica entre el psicoanálisis y estos antecedentes? Rodrigo Abínzano: Sin lugar a dudas. Entiendo que se ha instaurado, no sé bien porqué, una especie de falso dualismo entre ambos campos. El psicoanálisis, en todas sus filiaciones, freudiana, lacaniana o kleiniana, le debe en demasía a las elaboraciones de los psiquiatras clásicos. En el tema puntual de la anorexia, diría que la vertiente descriptiva-fenoménica a la que Lacan alude en varios pasajes de su obra se la debemos casi enteramente a las descripciones de Lasègue, un semiólogo colosal. El único punto en el que se amplió dicha descripción, aunque no menor, fue en lo que hace a la imagen corporal, pero el resto es todo producto de una precisión quirúrgica a la hora de escuchar y describir el padecimiento de esas primeras anoréxicas que tuvo este psiquiatra francés. Desde el Centro: ¿Qué te llevo a poder publicar Del alimento a la pulsión. Genealogía de la anorexia lacaniana? Rodrigo Abínzano: La publicación de este libro se dio por una necesidad académica, producto de una reunión con Gabriel Lombardi, mi director de tesis en la Facultad de Psicología, quien me alentó a escribir algunas de esas ideas, en vías de condensar y delimitar cuestiones que se me estaban haciendo muy extensas en ese momento. Yo estaba intentando darle alguna forma a mi tesis de maestría. Esto es lo que me sumergió en la escritura de este libro, la necesidad de intentar poder decir de otro modo lo que se me hacía aún difuso e impreciso. A la inversa de lo que pasa normalmente, en mi caso para poder escribir esa tesis, necesité escribir primero los dos libros que tengo publicados y quedarme con borradores y bosquejos como para hacer alguno más. En general suele ser al revés, primero se escribe la tesis
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y luego se publica el producto de eso; este sería como el revés de escribir una tesis en su concepción habitual. Desde el Centro: Se podría decir que está armado en esos límites entonces, entre la necesidad universitaria y la práctica hospitalaria. Rodrigo Abínzano: Claro. Como te decía antes, en mi caso la universidad siempre fue un hábitat usual, al igual que el Ameghino y el Foro Analítico del Río de la Plata. Yo me recibo en 2012, en 2013 entro al hospital, en 2014 a Clínica de Adultos como co-ayudante y en 2016, luego de hacer una formación de dos años, me hago miembro del Foro. Mis trabajos habitan ese litoral polifónico. Siempre hubo psicoanalistas que desmerecen al psicoanálisis en la universidad, homologando la institución universitaria al discurso universitario, pero me parece un argumento netamente reduccionista; es confundir un modo de decir con una institución, como si no hubiese psicoanalistas fuera de la universidad que hablan exclusivamente desde el discurso universitario. Desde el Centro: Ya que mencionabas varias veces al hospital, cabe la pregunta por el lugar del Ameghino en esta publicación Rodrigo Abínzano: El Ameghino está a lo largo y ancho de todo el libro. Es por ello que estoy agradecido con quienes compartieron conmigo esos seis años en el equipo de Anorexia y Bulimia, ya que esa fue la usina experiencial donde se gestaron la mayoría de las conjeturas de este libro. El hospital fue, desde el primer momento, el lugar de muestra con la que trabaje con este tema, permitiéndome poner a prueba diversas hipótesis. Si bien hace dos años que ya no formo parte de dicho equipo, la relectura de la experiencia de esos años forma parte de muchas de las cuestiones que escribo en el libro. Este libro, como prácticamente todas las cosas que han tocado publicar sobre clínica, salud mental y psicoanálisis, hubiesen sido imposibles sin la experiencia en el Ameghino. Desde el Centro: ¿Qué rol tienen los compañeros y compañeras de la institución en ello? Rodrigo Abínzano: Además de la interlocución con los colegas de los equipos en que me ha tocado estar, fue muy importante para mi el tránsito por el Curso de Postgrado en Psicoanálisis del hospital. Tengo una deuda con muchos de los docentes que lo conforman (y lo han conformado), pero 261
quiero mencionar especialmente a Masu Sebastián, por su modo de transmitir un psicoanálisis como práctica de escritura, en la polisemia que anida en “escritura”, en un sentido lacaniano pero también barthesiano y derridiano del término. En consonancia con ello, resuena también una exigencia y necesidad de escribir día a día, supervisiones, casos, clases. De allí el trabajo que venimos haciendo sin tregua en el equipo de Adultos Vespertino en diversos espacios. Considero y defiendo que es imposible pensar cualquier formalización clínica si no se escribe. Escribir no es necesariamente algo grato, implica además de muchas cosas displacer, tiempo, angustia y también satisfacción, de allí la posibilidad de capitalizar algo que se pierde. Volviendo al libro, así como Lacan hacía ese juego de palabras con poubellication, donde está la publicación pero también el tirar a la basura (poubelle), eso que se pierde, que cae, es en definitiva la condición para avanzar hacia otros territorios. Desde el Centro: Bueno, esperamos esos avances. Te agradecemos el tiempo y las respuestas. Rodrigo Abínzano: Gracias a ustedes por las preguntas y el espacio
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