Revista El Topo Nº11

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N° 11 • Vol. 1 | ISSN: 0719-3335 | VALPARAÍSO.CHILE | JUNIO - JULIO DE 2021


Revista El Topo. “Autoconstrucción, habitar y apropiación territorial” N° 11 Vol.1 / Junio - Julio de 2021. Gran Valparaíso. Chile. ISSN: 0719-3335 Mail: contacto@eltopo.cl Web: www.eltopo.cl Dirección: Felipe Espinosa. Gino Bailey. Consejo Editorial: Gino Bailey. Felipe Espinosa. Félix González. Carlos Vergara. Consejo Asesor: Beatrice Collignon. Camilo Arriagada. Juan Cristóbal Moreno . María Eugenia Dominguez. Rolando Tiemann. Dirección, producción diseño editorial y arte : Catalina Marchant V. | www.catalinaluz.cl


N° 11 • Vol.1 Junio - Julio de 2021

Autoconstrucción, habitar y apropiación territorial



ÍNDICE 7

AUTOCONSTRUCCIÓN, HABITAR Y APROPIACIÓN TERRITORIAL Carlos Vergara

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Eduard Sala Cartografiando los desahucios: conflictos y resistencias por el derecho a la vivienda en Barcelona

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Francisco Escobar-Escobar Población migrante y construcción de identidad: el rol de los espacios públicos

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63

79

99

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Corinna Del Bianco Espacios de vida espontáneos: las casas autoconstruidas de Sao Paulo (Brasil), Hong Kong (República Popular China) y Pemba (Mozambique) Ana Bengoa Sobre policía y política: observaciones desde un trabajo de campo en Ladera Angelmó Valentina Zanetta Prácticas políticas y gestión de la política habitacional de mujeres que viven en asentamientos informales en Chile. Bruno Coutinho de Souza Oliveira Las transformaciones de la vivienda popular: ingresos, seguridad y ocio en un barrio brasileño1 RESEÑA BIBLIOGRÁFICA Los antiguos hoteles del puerto de Valparaíso (1827-1927) por Samuel León Cáceres (2015)



REVISTA EL TOPO N°11 • VOL.1 AUTOCONSTRUCCIÓN, HABITAR Y APROPIACIÓN TERRITORIAL La onceava edición de Revista El Topo contiene una serie de artículos producto de investigaciones sobre la problemática de la apropiación territorial y el desarrollo de formas de vida aún no avasalladas del todo por gubernamentalidades neoliberales. Más allá de la disciplina de origen de las autorías -Sociología, Geografía, Arquitectura y Antropología-, lo que permite apreciar esta serie de artículos es la disputa por la reproducción de la vida a través de la vivienda. Ya sea en América del Sur, Europa, Asia o África, dentro de países que poseen diferentes intensidades en sus regímenes de acumulación de capital, expresiones políticas de éstos y mecanismos institucionales de acceso a la vivienda, los trabajos dan cuenta de experiencias de lucha donde emerge y se desarrollan expresiones de protagonismo popular. En este orden, el artículo de Eduard Sala analiza las formas de acción colectiva contra los desahucios ocurridos en Barcelona como efectos de la crisis de la vivienda producida por su uso especulativo y por la disposición de funciones turísticas en espacios residenciales, intensificando contradicciones entre valores de uso y cambio. Por su parte Francisco Escobar, a través de un sistemático estudio bibliográfico sobre migrantes y espacio público en diferentes lugares del mundo, da cuenta de cómo esta población disputa la apropiación del espacio público para construir su identidad, cuestión que implica combatir un estigma y luchar por reconocimiento y legitimidad. Los artículos realizados por Corina del Bianco, Ana Bengoa, Valentina Zanetta y Bruno Coutino tienen en común la observación de las dinámicas de la autoconstrucción del hábitat. Si bien estos textos se diferencian en una serie de matices relativos al foco de análisis y relaciones sociales implicadas en estos procesos, la relevancia de estos textos está puesta en dos ejes: la conflictividad inherente en la disputa por el espacio para habitar ante el avance de la urbanización capitalista y, la posibilidad de encontrar nuevos elementos para continuar discutiendo sobre los procesos, fronteras e intersticios entre lo urbano y lo rural.


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En este marco, Corinna del Bianco estudia la autoconstrucción en Sao Paulo (Brasil), Hong Kong (China) y Pemba (Mozambique) identificando estrategias de subsistencia y usos del espacio que entremezclan lo productivo con lo reproductivo, no solo identificando la yuxtaposición de estas funciones urbanas, sino una multiplicidad de usos. Ana Bengoa analiza un campamento en la ciudad de Puerto Montt, sur de Chile. En él aprecia la conflictividad entre el despliegue estatal de políticas habitacionales y las acciones de pobladores y pobladoras, cuestión que resulta como pretexto para problematizar estrategias metodológicas como la etnografía y repensar los códigos dominantes mediante los cuales se desarrolla la escritura académica. Por su parte, Valentina Zanetta pone énfasis en las prácticas políticas de mujeres en asentamientos informales, identificando dos aspectos fundamentales: la neutralización de su potencia política cuando el Estado aplica el dispositivo habitacional y la explotación de las mujeres que asumen responsabilidades políticas, trabajo doméstico y trabajo remunerado en su cotidianeidad. Bruno Coutino analiza la construcción de vivienda informal en Río de Janeiro (Brasil). Mediante una etnografía logra plasmar cómo la informalidad implica adoptar una forma de vida asociada a una disposición a la negociación de la pertenencia y apropiación del espacio. El texto indaga en las formas de conseguir ingresos, producir seguridad, alimentación y espacios de ocio a través de la batería conceptual proporcionada por la obra de Michel de Certeau. Por último, Felipe Espinosa nos entrega una reseña del libro Los Antiguos Hoteles del Puerto de Valparaíso (1827-1927) realizado por Samuel León, donde se describen las dinámicas de estas residencias temporales, caracterizadas por la intensidad y la fugacidad, durante la época en que Valparaíso comenzó a forjar su carácter financiero e industrial.

Carlos Vergara


Cartografiando los desahucios: conflictos y resistencias por el derecho a la vivienda en Barcelona

Cartografiando los desahucios: conflictos y resistencias por el derecho a la vivienda en Barcelona Eduard Sala 1

Resumen A raíz de la crisis económica de 2008 y los efectos en el mercado de vivienda, los procesos de desposesión se agraviaron en ciudades del sud de Europa como en el caso de Barcelona. Frente a la ineficacia de los diferentes gobiernos, la población se unió para parar los desahucios y crear formas alternativas de vivienda y resistencia. En este artículo se analizan los efectos de la crisis de la vivienda en esta ciudad, realizando un trabajo de campo etnográfico de observación participante en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Barcelona. El estudio se complementa con una actualización de los desahucios producidos en la ciudad de Barcelona con la cartografía de más de 600 casos. Entre los resultados se destaca la importancia de los movimientos sociales, reivindicando el derecho a la vivienda con la resistencia en ellas, pero también introduciendo un nuevo imaginario en el concepto de ocupación, representando logros a nivel social que denotan el empoderamiento de la población afectada, y el paso de víctimas a activistas defensores de derechos básicos y universales como la vivienda. Palabras clave: derecho a la vivienda; desahucios; movimientos sociales; Barcelona

Abstract Following the economic crisis of 2008 and the effects on the housing market, the processes of dispossession were offended in southern European cities such as Barcelona. Faced with the inefficiency of the different governments, the population united to stop the evictions and create alternative forms of housing and resistance. In this article I analyze the effects of the housing crisis in this city, doing an ethnographic fieldwork observation participant in the Platform of People Affected by Mortgages in Barcelona. The study is complemented with an update of the evictions produced in the city of Barcelona with the mapping of more than 600 cases. Among the results there is the importance of the social movements, claiming the right to housing with resistance in this, but also introducing a new imaginary in the concept 1. Eduard Sala: Doctor en Geografía y Máster en Estudios Territoriales y de la Población por la Universidad Autónoma de Barcelona (Cataluña). Correo electrónico: edusala123@ hotmail.com

of squatting, represent social achievements that denote the empowerment of the affected population, and the pass from victims to activists who defend basic and universal rights such as housing. Keywords: right to housing; evictions; social movements; Barcelona

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Introducción La crisis económica iniciada hace ya una década, con la quiebra de Lehman Brothers en 2008 y su rápida propagación por Europa, tuvo un efecto agraviado en países cuya economía basaba su crecimiento económico a raíz del crecimiento urbanístico, especialmente los países situados en el sur de Europa. Entre ellos destacó los llamados PIIGS, por sus siglas en inglés -Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España- dónde los niveles de paro se dispararon y se produjo un empobrecimiento de la población, sobre todo en las clases medias y bajas (Navarro, 2015). Las políticas de liberalización del mercado con el rescate bancario como prioritario, provocó un sistema de precios que de manera repentina expulsó a la población de los hogares. En palabras de Jeff Sparrow “todo lo que temíamos del comunismo- que perderíamos nuestras casas y nuestros ahorros y nos obligarían a trabajar eternamente por escasos salarios y sin tener voz en el sistema- se ha convertido en realidad bajo el capitalismo”. Se produjo a nivel mundial un sistema de expulsiones de los hogares, bajo diferentes formas, gobiernos y lógicas capitales (Sassen, 2015), (re)produciéndose la máxima capitalista de acumulación por desposesión (Harvey, 2008). Paralelamente al proceso de precarización social, hubo un renacer de las uniones ciudadanas y de los movimientos sociales por la lucha de los derechos básicos, siendo uno de los casos más paradigmáticos el 15M español, iniciado el 15 de mayo de 2011 a partir de protestas ciudadanas y juveniles de los llamados Indignados, en referencia al manifiesto de Stéphane Hessel (2010). Este movimiento, centrado en la ocupación de plazas públicas, la auto gestión y el ágora ciudadana, dio pie al fomento de otros movimientos, entre ellos la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), creada dos años antes en la ciudad de Barcelona. Ésta tuvo una gran incidencia y repercusión en la lucha social puesto que se trataba de gente afectada por la estafa hipotecaria en España, dónde la ley estipulaba que cuando no se podía pagar la hipoteca no sólo se tenía que devolver la vivienda, sino que se seguía contrayendo una deuda de por vida con el banco (Méndez & Plaza, 2016). Esto provocó que muchas familias experimentaran por primera vez una lucha pacífica, asamblearia, apartidista y gratuita. La paralización de los desahucios in situ con movilización de la gente bloqueando las puertas de la familia que iba a ser desahuciada, así como las protestas en las sedes de los bancos hasta conseguir renegociaciones de la vivienda y la deuda, provocaron un sentimiento de empoderamiento por parte de la población


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afectada por la crisis de la vivienda. Otras ciudades y países de Europa se unieron a partir de varios movimientos por la lucha por la vivienda, tejiendo una red internacional de movimientos sociales llamada European Action Coalition for the Right to Housing and the City2. Diez años después del inicio de la vorágine devastadora que la crisis provocó en las clases medias, y frente a la ineficacia de los poderes públicos y privados para solventar la situación, los movimientos sociales siguen siendo el salvavidas de la mayoría de las familias afectadas. En esta situación y para el presente estudio, se han seleccionado la ciudad de Barcelona en España como significativa y relacionada con la lucha por la vivienda, dónde la explosión en los últimos años de movimientos sociales por el derecho a la ciudad y a la vivienda ha provocado un nuevo imaginario en la manera de coexistir y en el concepto de hogar, haciendo frente a poderes políticos, represivos, económicos y mediáticos. Existe además, una nueva problemática en el acceso a la vivienda, más allá de las desposesiones comentadas, puesto que en los últimos años ha visto incrementar el valor los precios de alquiler muy por encima de las posibilidades de la población media, provocando una nueva oleada de expulsiones y tensando la cuerda en la lucha por el espacio público, puesto que Barcelona se ha visto afectada con el aumento constante y progresivo del turismo de masas, así como de los grandes fondos de inversión internacionales en su compra – expulsión de familias – revalorización – venta de viviendas o bloques de viviendas, dando pie, junto con otros factores, a procesos de gentrificación urbana y, nuevamente, al desplazamiento de la población.

Metodología

2. https://housingnotprofit.org/ [Último acceso: 30/07/2019]. 3. http://www.ine.es/ [Último acceso: 30/07/2019]. 4. http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/ Poder_Judicial [Último acceso: 5. https://twitter.com/PAH_BCN [Último acceso: 29/07/2019]. 6. https://pahbarcelona.org/es/category/ stop-desahucios/ [Último acceso: 29/07/2019].

Para analizar los procesos de lucha por la vivienda en l ciudad europea de Barcelona se han seguido varias metodologías. Para contextualizar y realizar un análisis cuantitativo se han usado fuentes de datos de organismos oficiales: el Instituto Nacional de Estadística (INE)3 y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)4 y se ha usado, además, datos publicados por la PAH de Barcelona a partir de los informes que publican periódicamente sobre la población afectada, así como un análisis de los desahucios gestionados desde 2016 hasta mitad de 2019. Este ha consistido en localizar todos los avisos de desahucio que ha publicado la PAH de Barcelona en su cuenta de Twitter5 entre 2016 y 2017 y los que ha publicado en su página web entre 2018 y 2019, en su apartado Media – Stop Desahucios6.

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Se han usado estas dos fuentes diferentes y por el período señalado debido a los cambios y mejora en la sistematización de los desahucios recibidos por parte de la PAH de Barcelona. Cabe contextualizar brevemente, que uno de los trabajos diarios a que se dedica la PAH es a atender de manera asamblearia a la población que llega con una orden de desahucio y sin una alternativa habitacional. A través de un grupo de trabajo interno, llamado Comisión Stop Desahucios, se registran los datos de la familia afectada y se comunicada en la asamblea, así como en las redes sociales, el lugar exacto y la hora en la cual se va a producir el desahucio, según la orden judicial estudiada. El motivo es doble: por un lado, informar y denunciar de la situación diaria de vulnerabilidad de las familias en situación de precariedad habitacional, y, por otro lado, el de convocar el máximo número de personas para que acudan delante de la puerta dónde se va a producir el desahucio, con la finalidad de obstaculizar la comitiva judicial y que no se pueda llevar a cabo el dicho desahucio. Si se consigue paralizar el desahucio se anuncia y publica como “parado” mientras que, si se llega a producir, se anuncia como “ejecutado”. Por otro lado, también se puede llegar suspender, es decir, a partir de negociaciones previas al día del desahucio se consigue una orden en la cual se pospone el desahucio para más adelante, o tal vez se consigue una anulación, anunciándose como “suspendido”. Es a partir de 2016 cuando se twittea de manera sistemática todas las órdenes de desahucio recibidas y hasta la actualidad, todos con la etiqueta #stopdesahucios. Así, filtrando el perfil de Twitter de @PAH_BCN con esta etiqueta se pueden identificar los desahucios de manera precisa en el tiempo y el espacio, así como su resultado. A partir de 2018, el equipo encargado de comunicación de la PAH de Barcelona decidió nuevamente realizar una labor más precisa y sistemática en cuanto al contador de desahucios y sus resultados, publicándolos en una pestaña específica en su página web, dando una mayor facilidad para realizar el análisis de estos. Con toda esta información, se ha realizado una hoja de cálculo apuntando todos los desahucios desde 2016, por tipo de desahucio (por impagos de hipoteca, de alquileres o por situación de ocupación), por resultado (parado, suspendido, ejecutado u otros), por fechas y geo codificando los domicilios en la ciudad de Barcelona con coordenadas geográficas, y procesado todo a partir del servidor del Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya llamado Instamaps7, dando como resultado los mapas de situación de los desahucios por resultado y por concentración. En cuanto al aspecto más cualitativo, este ha incluido un trabajo de campo continuo de observación participante en la PAH de Barcelona desde inicios de 2015 hasta mitad de 2019, con entrevistas y charlas informales

7. https://www.instamaps.cat [Último acceso: 29/07/219].


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con participantes, activistas y grupos de trabajo. También se ha colaborado de manera activa en tareas de organización del movimiento, dinamización, difusión y, sobre todo, en la recolección de datos por parte del grupo de trabajo llamado Comisión Base de Datos. Esta ha consistido en tomar la ficha de toda la gente nueva que ha llegado, de manera semanal, a formar parte de la PAH, tomando datos sobre su situación familiar, habitacional, sobre los suministros de su hogar y también con información de su salud, con tal de realizar de manera periódica estudios pormenorizados sobre la población afectada por la crisis de la vivienda que ha acudido a la PAH de Barcelona.

Desarrollo Barcelona Barcelona es la capital de Cataluña, comunidad autónoma histórica de España, situada al noreste de la península ibérica. Tiene una población de 1.7 millones de habitantes y recibe cerca de 14.5 millones de turistas al año. En la historia reciente de la ciudad, después de diferentes cambios morfológicos marcados por la Ferias Internacionales y sobre todo por el Plan Cerdà, el Eixample, que instauró en 1859 una retícula ortogonal unificando la ciudad y creando un continuo desde el centro histórico hasta los barrios periféricos, destacaría el cambio integral que se originó a raíz de la adjudicación de los Juegos Olímpicos de 1992. La reconversión y creación de barrios como el caso de la Vila Olímpica, así como todas las infraestructuras para un acontecimiento de esta índole marcaron la definición de la ciudad hasta finales de siglo pasado, hasta la invención del Fórum de las Culturas en 2004, que sirvió para reconvertir la zona noreste de la ciudad. Recientemente y debido a su pasado como ciudad industrial, se ha reconvertido la zona de Poble Nou, de sus anteriores usos industriales a la creación de un polo de innovación llamado el Distrito 22@ (Casellas & Pallarès-Barberà, 2009). Todos estos cambios han ido configurando el planeamiento de la ciudad y dejando de lado el fomento de vivienda pública, que se encuentra en valores inferiores al 1.5%, igual que el resto del estado español. Hay que tener en cuenta que, en España, en los inicios de la crisis de 2008, no solamente no existía un parque asequible de vivienda pública, sino que se había fomentado la propiedad privada desde la dictadura franquista (1939-1975) con la máxima de conseguir un país de “propietarios y no de proletarios” (Cano & Etxezarreta, 2014; Colau & Alemany, 2013; Casellas & Sala, 2017). Ya en la democracia, se siguió

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fomentando el modelo de consumo del suelo y a partir de 1998, con el gobierno de derechas del Partido Popular y con José María Aznar de presidente, se liberalizó el suelo a partir de la comúnmente llamada Ley del Todo Urbanizable. Esta ley se basaba en el hecho de que aumentando el suelo urbanizable se obtendría una mayor oferta habitacional y los precios descenderían (Sala, 2018). El fomento desmedido de la construcción provocó que se llegara a construir más que Alemania, Francia e Inglaterra juntos durante el período 1998-2005, con 600.000 viviendas por año (Rodríguez, 2007), basando el crecimiento económico en la urbanización y el fomento del turismo. La proliferación de urbanizaciones en el litoral mediterráneo y los megaproyectos urbanísticos se frenaron en seco a partir de los inicios de la crisis de 2008. La promoción de la propiedad privada había sido fomentada a partir de medios de comunicación, gobiernos y expertos en economía, argumentando con las máximas de que “el ladrillo nunca baja” y “mejor invertir en hipotecas que tirar el dinero en alquiler” (Casellas & Sala, 2017). La disminución en la concesión de hipotecas dio un cambio repentino comparando los mapas (Figura 1) entre el período 2003-2007 y la década 2008-2017, tal y como aparece en el estudio de Sala (2018), dónde se aprecia un descenso generalizado en el litoral mediterráneo y los alrededores de Madrid, la capital, coincidiendo con las zonas de mayor boom urbanístico en los años previos a la crisis.

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Figura 1: Hipotecas concedidas cada mil habitantes por províncias en España Fuente: Elaboración propia.


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Esta disminución en la concesión de hipotecas tiene relación con el descenso generalizado del acceso al crédito, y nuevamente la difusión del mensaje fue la culpabilización de la población con el mantra “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” (Casellas & Sala, 2017).

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca Precisamente en el contexto de culpabilización de la población por el endeudamiento y el fracaso laboral, junto con la pérdida de vivienda, nace en Barcelona a principios de 2009 la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), a partir de activistas por el derecho al acceso a la vivienda. Previamente se habían realizado campañas de denuncia de la precariedad laboral y el incremento de precios de la vivienda, promovidas por el movimiento V de Vivienda y con el eslogan “No tendrás una casa en tu puta vida” (Casellas & Sala, 2017). Activistas de dicho movimiento se encontraron que la población empezaba, no sólo a no poder acceder a la vivienda, si no a perder la que ya tenía con el banco. Con la reestructuración del mercado y la flexibilización del despedido, el aumento del paro y las deudas contraídas con el banco durante los años precrisis, se inició una etapa en la cual los bancos reclamaban la deuda de las cuotas impagadas de la hipoteca con el retorno de la casa y con una deuda asociada. En la PAH se decidió hacer frente a esta problemática con un funcionamiento basado en tres principios: asamblearismo, a partidismo y gratuidad. Tratar los problemas de manera igualitaria y sin rangos, dando pie a un sistema de confianza y lucha colectiva para empoderar y pasar de víctimas a activistas (Colau & Alemany, 2012). Se realizaron campañas de Stop Desahucios, consistentes en parar el desahucio con resistencia pacífica delante de la familia que iba a ser desahuciada con el fin de ganar tiempo para seguir negociando la deuda con el bando. Otra campaña consistió en señalar a los culpables según la PAH de la situación con el eslogan “Este banco engaña, estafa y hecha a la gente de su casa” (Figura 2) consistente en acudir a una sucursal céntrica de un banco y llenar de carteles y pegatinas su fachada, con el fin de bloquear sus tareas diarias pero sobre todo dañar la imagen corporativa, con el propósito de negociar soluciones habitacionales con la familia desahuciada, que podían ir desde la dación en pago -inexistente en España- hasta la condonación de la deuda o la adjudicación de alquileres sociales de acuerdo con los ingresos familiares. La PAH no solamente ha realizado campañas reactivas como las mencionadas, sino que se ha caracterizado por su índole activa de proposiciones

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de cambios de leyes, tanto a nivel municipal como autonómico o incluso estatal. Para ello ha promovido mociones en ayuntamientos, Iniciativas Legislativas Populares -consistentes en recaudar firmas entre la ciudadanía para poder presentar propuestas de leyes en los Parlamentos- o incluso la redacción directa de leyes para presentar en el Congreso de los Diputados. Todas estas medidas han incorporado las tres demandas con las cuales se inició la PAH: la dación en pago retroactiva, parar los desahucios en caso de única vivienda y la obtención de alquileres sociales, así como dos demandas más referentes a aumentar el parque de vivienda pública y garantizar los suministros básicos de agua, luz y gas para las viviendas vulnerables. Estas medidas han tenido mayor o menor éxito según dónde y cómo se han aplicado. Debido al repentino éxito que obtuvo la PAH en sus primeros meses y años de vida, rápidamente se propagaron las asambleas locales creando nodos en ciudades y pueblos de España, llegando a superar las 200 PAHs en todo el país, 70 de las cuales se encontraban en Cataluña (Libro Verde de la PAH, 2014). Todos los nodos tienen un funcionamiento asambleario, con grupos de trabajo específicos -comunicación, stop desahucios, jurídicos, etc.- y con reuniones asamblearias cada mes para el caso de todas las PAHs de Cataluña y cada 3-4 meses para todos los nodos existentes en la geografía española, siempre en asambleas multitudinarias en ciudades diferentes. Así se consiguió aplicar en Catalunya la Ley 24/2015, que a priori garantiza el derecho a la vivienda en la Comunidad Autónoma de Cataluña, hasta la moción conseguida recientemente en el Ayuntamiento de Barcelona con el compromiso de crear un 30% de vivienda pública en las nuevas construcciones de la ciudad. Finalmente, 2

Imagen 2: Acción en el céntrico Paseo de Gracia delante del banco BBVA, el 28/10/2014 Fuente: Fotografía del autor.


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8. https://pahbarcelona.org/wp-content/ uploads/2018/04/Informe-exclusi%C3%B3n-residencial-en-el-mundo-local.pdf [Último acceso: 30/07/2019].

cabe destacar que la alcaldesa de la ciudad fue una de las fundadoras y la portavoz del movimiento durante los primeros años, Ada Colau, dejando constancia de la influencia que ha llegado a tener con su paso por la PAH. Todo ello ha comportado una generación de información única en la ciudad de Barcelona. Puesto que las fuentes oficiales no detallan más allá de la escala ciudad -partido judicial- en cuanto a los desahucios, la PAH ha sido un referente en cuanto a la localización pormenorizada de ellos. Los diferentes informes que ha realizado han demostrado la distribución territorial desigual de los afectados por la hipoteca durante los años 20132016 -esto incluye a quién había sido desahuciado, quién tenía orden de ejecución hipotecaria debido a impagos de hipoteca e incluso a quién seguía pagando la hipoteca, pero con dificultades para llegar a final de mes. En dicho informe8 se realizó a partir del análisis de 957 familias que habían acudido a la PAH de Barcelona durante este período, concluyendo que la mayoría de la población se localizaba en las áreas de menor renta media, tal y como se puede comprobar con la superposición de mapas de afectados por la hipoteca y niveles de renta realizada por Sala (2018) en la Figura 3.

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Figura 3: Renta media y cantidad de familias afectadas por la hipoteca en la ciudad de Barcelona por distritos entre 2013 - 2016 Fuente: Elaboración propia.

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A partir de 2016 el incremento de precios de alquiler en la ciudad de Barcelona fue notable, provocando nuevamente una situación de desposesiones a la cual tuvo que enfrentarse la PAH, ya no sólo con familias afectadas por la hipoteca sino también por el incremento de precios de los alquileres. El asesoramiento colectivo que se realizaba cada semana con afectados o antiguos afectados por la hipoteca se transformó en tres grupos de asesoramiento con una introducción común: hipotecas, alquileres y ocupación. Este último grupo se creó de manera paralela a la aparición de gente afectada por los alquileres, puesto que también se constató en las asambleas un incremento de la población con problemas habitacionales por estar en situación de ocupación. Cabe destacar que la PAH tiene otro grupo de trabajo, llamado Obra Social. Este se encarga, cuando todas las negociaciones con la propiedad, abogados, servicios sociales e instituciones han fallado y se ha producido el desahucio, de reubicar a la familia en algún piso vacío propiedad de la banca. Este tipo de ocupación ha representado una novedad en el imaginario popular del movimiento okupa, puesto como se afirma en la asociación “la PAH no okupa, recupera”9. El argumentario se basa en el rescate bancario y en la creación en España de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB): es la sociedad anónima creada el 2012 con 55% de capital privado y 45% de capital pública con el fin de comprar los “activos tóxicos” de la banca para salvar el sistema financiero. Se buscan pisos vacíos de la SAREB, puesto que están rescatados con fondo público, para reubicar a la familia desahuciada hasta que se consiga una alternativa habitacional. Se trata de un método de ocupación que vas más allá del carácter ideológico del movimiento okupa, aunque comparten principios como la solidaridad y la lucha social por parte de sus habitantes, y puesto que se ha llegado a recuperar bloques enteros propiedad de la SAREB. Esta nueva realidad ha dado a pie a, por un lado, el aumento progresivo de los desahucios en la PAH de Barcelona, tal y como se demuestra en la Figura 4 -teniendo en cuenta que faltan los datos del último cuarto de año del 2019, y por otro lado en nuevamente una distribución territorial dispar, tal y como se observa en el novedoso mapa realizado y actualizado para el presente artículo con la georreferenciación de 626 desahucios, desde el 1 de enero de 2016 hasta el 1 de setiembre de 2019 (Figuras 5 y 6). En los mapas se aprecia una distribución desigual a lo largo de la ciudad de Barcelona. Los “puntos calientes” se focalizan en primer lugar en la zona sud de la ciudad, alrededor de la calle Paralelo y llegando a la ciudad vecina y conurbación urbana de l’Hospitalet de Llobregat, zona de clases

9. https://www.vilaweb.cat/noticies/ ara-ocupar-sescriu-amb-c/ [Último acceso: 30/07/2019].


Cartografiando los desahucios: conflictos y resistencias por el derecho a la vivienda en Barcelona

4

Año/Tipo

Otro

Parado

20

44

2

48

114

Alquiler

12

22

1

14

49

Hipoteca

5

5

1

11

22

Ocupación

3

17

0

23

43

1

48

5

72

126

Alquiler

0

35

4

21

60

Hipoteca

0

3

0

22

25

Ocupación

1

10

1

29

41

3

103

8

116

230

Alquiler

1

69

7

56

133

Hipoteca

1

6

1

24

32

Ocupación

1

28

0

36

65

4

74

6

72

156

Alquiler

3

52

5

30

90

Hipoteca

0

6

0

14

20

Ocupación

1

16

1

28

46

Total general

28

269

21

308

626

2016

2017

2018

2019*

Ejecutado Suspendido Total

*Hasta el mes de setiembre Figura 4: Órdenes de desahucio recibidas en la PAH de Barcelona por año, tipo y resultado Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la PAH de Barcelona.

media y bajas. Aquí se destaca la capacidad de incidencia de la PAH de Barcelona, puesto que traspasaría los límites de la propia ciudad en su ámbito de actuación, teniendo en cuenta que en la ciudad de l’Hospitalet ya se encuentra un nodo de la PAH, aunque de menor tamaño y capacidad. La zona más roja coincide en este caso con la ubicación de la sede de la PAH, denotando una relación ente ubicación física y origen de la población afectada, aunque el segundo foco se concentra en la zona norte de la ciudad, coincidiendo con el distrito de menor renta llamado Nou Barris. Este mapa entra en consonancia con unos de los barrios más pobres de la ciudad, situado en dicho distrito, Ciutat Meridiana, y conocido popularmente como “Villa Desahucio”. El centre histórico, situado alrededor del puerto central, conformaría el tercer foco de concentración de desahucios.

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5 Figura 5: Resultado de los desahucios registrados en la PAH de Barcelona entre 01/2016 y 09/2019 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la PAH de Barcelona.

Figura 6: Concentración de desahucios registrados en la PAH de Barcelona entre 01/2016 y 09/2019 Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la PAH de Barcelona.

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Casos similares Como se ha comentado, existe un tejido de redes europeas de movimientos sociales de lucha por el derecho a la vivienda, con trabajo y objetivos comunes. Estos movimientos sociales se han organizado entorno a la European Action Coaliction. En ellas se realizan acciones de protesta y demanda


Cartografiando los desahucios: conflictos y resistencias por el derecho a la vivienda en Barcelona

10. https://elpais.com/politica/2012/09/15/ actualidad/1347734347_839040.html [Último acceso: 29/07/2019].

entorno al derecho a la vivienda. Entre todas ellas, se destaca el caso de Lisboa por su similitud, tanto a nivel morfológico y geográfico de la ciudad, como por los procesos que se acontecen, en comparación con Barcelona. Lisboa es la capital de Portugal situada al borde del río Tajo, con desembocadura al Océano Atlántico. Con cerca de medio millón de habitantes, abarca un peso de 4.5 millones de turistas al año. Su peculiaridad urbanística, a parte de la situación sobre diferentes colinas -las llamadas 7 colinas- radica en el hecho de que el centro histórico presenta una retícula debido a la reconstrucción que realizó el Marques de Pombal por el terremoto y posterior incendio de 1755. La incidencia de la crisis iniciada en 2008 también tuvo efectos dañinos para la economía y la población de Portugal (Mendes, 2017), una situación que empeoró en 2012 los derechos a la vivienda con la alteración de la Lei do Arrendamento Urbano, siguiendo las directrices de intervención en el mercado por parte de la Troika -el triunvirato formado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional-10, (Lestegás, Lois-González, & Seixas, 2018) “generando así las condiciones plenas para el fomento de un mercado de viviendas especulativo, alimentado por fondos inmobiliarios y la ausencia de pagos de impuestos (Estevens, 2017). Estos recortes generaron protestas por parte de movimientos por el derecho a la vivienda, como Habita o Morar em Lisboa. Como ha sucedido en Barcelona, la relatora de las Naciones Unidas para la Vivienda, Leilani Farha mostró de manera reiterada su preocupación por los derechos de la vivienda (Roseta, 2016). La comparativa de la ciudad de Barcelona con los procesos urbanos producidos en Lisboa queda patente en estudios como el de Sequera & Nofre (2018)”title”:”Urban activism and touristification in southern Europe”,”type”:”chapter”},”uris”:[“http:// www.mendeley.com/documents/?uuid=5bbd6457-5abe-4678-b357-7fc4ff7e52a0”]}],”mendeley”:{“formattedCitation”:”(Sequera & Nofre, 2018 o en el uso del espacio que explica Ana Estevens (2017) en su libro A Cidade Neoliberal, analizando las reconversiones neoliberales del barrio del Raval para el primer caso y la Mouraria para el segundo. En el libro Estevens describe como en ambas ciudades se producen fenómenos de branding urbano, con el uso de la marca ciudad, la videovigilancia o los bares alternativos contribuyen a crean espacios gentrificados. El problema de la turistificación se hace presente, igual que en Barcelona, a partir de 2013 con la masiva presencia de plataformas como Airbnb, pero además Lisboa está considerada como ciudad predilecta de los Erasmus, con el Erasmus Corner en Bairo Alto, la cual degenera en fiestas nocturnas y continuas

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en la zona antigua de la ciudad, asociando el fenómeno de gentrificación con el de studentificación (Barata-Salgueiro, 2017) Además, hay que añadir la también a Uniplaces, una plataforma de funcionamiento similar a Airbnb pero enfocada a largas estancias y muy en constancia con los Erasmus, con cerca de la mitad del mercado de alquiler de la ciudad. En la lucha por la vivienda también entra en juego las Golden Visa, es decir, conseguir la nacionalidad europea gracias a la compra de propiedades por valor de 500.000€ (Minder, 2018), puesto que el gobierno ha realizado muchos esfuerzos en captar capital exterior debido a la crisis. A partir de los años 90 diversos actos provocaron una regeneración urbana: el 1994 se declara la ciudad como Capital Europea de la Cultura, la Expo de 1998 – figurando en el imaginario de la gente de Lisboa en el mismo escalafón que los Juegos Olímpicos de Barcelona – y la Eurocopa de Futbol de 2004 (Barata-Salgueiro, 2017). Todo lo apuntado generó, en palabras de Luis Mendes “una tormenta perfecta que introdujo distorsiones significativas en el mercado habitacional” (2017). El nivel asociativo es inferior a Barcelona, pero con mayor capacidad de negociar puesto que la mínima protesta pone en alerta a la administración aunque muchos activistas están ligados a su carrera académica lo que los convierte en entes irregulares en los movimientos sociales (Accornero, 2018). En cuanto a los movimientos sociales por el derecho a la vivienda, Habita11 nació en 2005 a partir de redes de solidaridad (Giovanni, 2017) y se trató de manera asamblearia los problemas de vivienda, aunque con carácter más asistencialista y compartiendo ideales y luchas con la PAH a través de la comentada European Action Coalition. Este movimiento tiene una fuerte relación con el colectivo audiovisual Left Hand Rotation, los cuales han creado campañas virales en cuanto a la gentrificación y turistificación de Lisboa12. En 2017 tuvo éxito la asociación Morar em Lisboa13, que agrupaba ciudadanía y académicos, con una carta abierta de 2017 sobre la problemática de la vivienda. Precisamente estos grupos han sido los impulsores del grupo Stop Despejos14 en 2018, el cual coincide plenamente con la PAH en la paralización de desahucios in situ y con la creación de acciones sorpresivas, como protestas ocupando el Ministerio de Vivienda o delante de la sede del fondo de inversión Fidelidade que había comprado y desahuciado familias de sus viviendas. Esta nueva realidad denota la necesidad de fomentar los movimientos sociales urbanos ya que “deben de articular-se cómo otros de narrativa contra hegemónica y de resistencia y combatir la ofensiva neoliberal que asola el espacio urbano” (Mendes, 2016).

11. http://habita.info/ [Último acceso: 30/07/2019]. 12. http://www.lefthandrotation.com/ [Último acceso: 30/07/2019]. 13. http://moraremlisboa.org/ [Último acceso: 30/07/2019]. 14. https://stopdespejos.wordpress.com/ [Último acceso: 30/07/2019].


Cartografiando los desahucios: conflictos y resistencias por el derecho a la vivienda en Barcelona

Durante los primeros meses de vida de este movimiento se hicieron encuentros quincenales con activistas y expertos en vivienda, para configurar una red de apoyo y actuar en casos de desahucios, haciendo canales de información divulgativos y acciones como las comentadas. Aunque incipiente, ya se constató entre diferentes miembros la necesidad de cartografiar los desahucios, creando una base de datos para obtener información de denuncia a nivel de ciudad. Como destacan Malet, Gago & Cócola-Gant, (2019): “En una ciudad sin mucha tradición de movimientos sociales, y menos en relación con el problema particular de la vivienda, estos ejemplos de resistencia están sirviendo para crear una red de acción, solidaridad y denuncia que está teniendo un gran impacto mediático y social. Por ejemplo, el pasado marzo de 2018 se organizó una manifestación conjunta y festiva entorno al derecho a la vivienda con una participación de 2.000 personas: ‘Rock in Riot’”.

Conclusiones En el presente artículo se ha puesto incidencia en la crisis de la vivienda en España, y en concreto en la ciudad de Barcelona, remarcando los efectos más directos en la población, a partir de las expulsiones registradas, los desahucios. Los resultados demuestran una mayor incidencia de la crisis en el litoral del Mar Mediterráneo en cuanto al estado español, demostrando una alta incidencia en Barcelona, ciudad que a lo largo de los años ha experimentado cambios urbanísticos importantes en cuanto a la configuración de esta, pero que en ningún caso ha repercutido en un aumento de la vivienda social o de una mayor garantía para el derecho a la vivienda. A pesar de cómo se indica en el artículo 47 de la Constitución Española, que cita el derecho a la vivienda exponiendo que “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”, este principio no se ha visto reproducido, puesto que a raíz de la crisis habitacional ha habido un aumento de los desahucios, tanto por impago de hipoteca como por aumento de precios de alquiler. El artículo detalla el hecho de por qué surge en este contexto de crisis y esta ciudad la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Se constata de

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que se trata de un movimiento horizontal, de ciudadanía afectada por la crisis, que, a partir de un cambio de la narrativa imperante de culpabilizar a la población, pone el foco en la crisis producida por los bancos, con acciones de señalamiento, parando desahucios y fomentado la creación de leyes que garanticen el derecho al a vivienda, hechos que denotan un empoderamiento social de la población afectada. De manera notoria, se destaca el uso que se hace de los datos que aglutina la PAH de Barcelona, tanto de manera directa con las fichas de las familias afectadas, que han permitido demostrar cómo la crisis ha incidido mucho más en los distritos más empobrecidos; como de manera directa, a partir de la localización de todos los desahucios registrados por la PAH durante cerca de 4 años (2016 – finales de 2019), aportando una nueva cartografía urbana. La novedad de esta cartografía radica, por un lado, en la denuncia de la falta de datos oficiales sobre este fenómeno masivo y constante que son los desahucios en la ciudad, y, por otro lado, nuevamente, denota la relación con el espacio, abarcando zonas urbanas más empobrecidas y yendo más allá de los límites administrativos de la ciudad. El estudio también ha demostrado la capacidad de movilización y de éxito directo que ha repercutido este movimiento para la ciudad, puesto que por el período analizado la PAH de Barcelona ha conseguido parar o suspender cerca de 600 desahucios, es decir, más del 90% de los casos que ha atendido. Este éxito, acompañado de la repercusión mediática y política que ha tenido a lo largo de su historia, ha tenido su réplica en diferentes países de Europa con diferentes ciudades, tal y como se demuestra brevemente con la capital de Portugal, Lisboa, en cuanto a ciudad y generación de nuevos movimientos sociales por el derecho a la vivienda. El uso de la vivienda en Barcelona se ha convertido en un frente de especulación e interés global, con el fomento del uso especulativo de la vivienda, el cual se ha visto agraviado por el peso del turismo de masas, la concesión desmedida de hipotecas y una escalada de precios de alquiler, todo con sus desahucios asociados, y sobre todo en las zonas más empobrecidas. Aun así, la sociedad civil organizada y empoderada ha conseguido, no solo frenar el fenómeno, sino cambiar leyes y crear nuevas ideologías de habitar.


Cartografiando los desahucios: conflictos y resistencias por el derecho a la vivienda en Barcelona

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Población migrante y construcción de identidad: el rol de los espacios públicos

Población migrante y construcción de identidad: el rol de los espacios públicos Francisco Escobar-Escobar 1

Resumen Las migraciones como fenómenos inherentes a la sociedad humana influyen ineludiblemente en la identidad de quienes cambian geográficamente de territorio, tanto en las migraciones clásicas como en las de carácter transnacional. Este artículo presenta un análisis sistemático del rol que tiene el espacio público en la construcción de la identidad cultural de colectivos migrantes en distintos países. Para ello, se utilizó una búsqueda sistemática de los últimos 5 años en tres bases de datos científicas, que tras aplicar criterios de inclusión/exclusión arrojaron 14 estudios clasificados según el tipo de espacio público y el uso dado: social- urbano, religioso, deportivo-recreativo y virtual. Los resultados muestran que, en general, la población migrante busca visibilizar y reafirmar su identidad de origen en los países de llegada a través de la apropiación del espacio público –físico o virtual-, exhibiendo prácticas y elementos de sus tradiciones culturales y/o religiosas. Asimismo, el espacio público urbano, es también un soporte para resistir estigmas y discriminaciones xenófobas por parte de la población local. Se concluye, que la gran mayoría de los colectivos migrantes se sienten orgullosos de reflejar su identidad en un espacio que en distintas ocasiones se les ha negado. Palabras claves: Migración, identidad, espacios públicos, cultura, revisión sistemática.

Abstract

1. Francisco Escobar Escobar: Profesor de Historia, Geografía y Ed. Cívica, Universidad de la Frontera, Temuco. Magíster en Educación, mención Gestión Directiva Escolar, Universidad Santo Tomás, Temuco. Máster en Investigación en Educación, mención Desigualdades, Investigación y Acción Educativa, Universidad Autónoma de Barcelona, España. Actualmente, profesor en escuela municipal y académico de la Universidad de la Frontera. Temuco, Chile.

Migrations as inherent phenomena in human society inevitably influence the identity of those who change their territory geographically, both in usual migrations and in those of a transnational nature. This article presents a systematic analysis of the role of public space in the construction of the cultural identity of migrant groups in different countries. Therefore, a systematic search of the last 5 years was used in three scientific databases, which after applying the inclusion and exclusion criteria produced 14 studies classified according to the type of public space and the use given: urban-social, religious, sporting, recreational and virtual. The results show that, in general terms, the migrant population seeks to make its identity visible. Even migrants try to reassert their origin in the countries of arrival through the appropriation of the public spaces exhibiting performances and elements of their cultural and / or religious traditions. In addition to this, the urban public space is also a support to resist xenophobic stigmas and discriminations from the local population. It is concluded that the vast majority of migrant groups are proud to reflect their identity in a space that has been denied on several opportunities before. Keywords: Migration, identity, public spaces, culture, systematic review.

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Introducción La sociedad humana no puede concebirse sin la migración, es que desde los inicios, los Seres Humanos se han desplazado por el mundo bajo múltiples razones. A su vez, la carga cultural que lleva consigo la población migrada genera procesos que afectan y dinamizan su identidad individual y colectiva, es decir “se configura y reconfigura en un proceso de permanente juego de autoafirmación y diferencia, que se desarrolla en la interacción con otros” (Masseroni y Domínguez, 2016, p. 18). En este sentido, la importancia que tiene el territorio de llegada como soporte geográfico es crucial, pues los migrantes se enfrentan a un escenario desconocido que –según su proyecto migratorio- debe comenzar a asimilar y apropiar. Siguiendo a Reyes y Martínez (2015), uno de los elementos que se puede observar de la dimensión socio-cultural del territorio es la lógica de recomposición geográfica que hacen los migrantes del lugar de llegada, los cuales son creados y apropiados simbólicamente. En este proceso, el fenómeno de la globalización ayuda a mitigar las representaciones del nuevo espacio, pues permite establecer lazos trasnacionales con el territorio de origen a través de los avanzados medios de transporte o las tecnologías de la comunicación. Así, las nuevas territorialidades son enlazadas con la circulación de diversos elementos -simbólicos o materiales- que permiten a los migrantes establecer “sentimientos de pertenencia, apropiación y/o traducción de sus espacios de vida” (Reyes y Martínez, 2015, p. 130). El arribo de la población migrante se produce principalmente en las ciudades, por lo que la tarea en cuanto al espacio es doble, pues implica el privado-doméstico y el público. La coexistencia o convivencia con la población autóctona se visibiliza concretamente en los espacios públicos como lugar de libre circulación de los ciudadanos, permitiendo su uso, apropiación y participación. En consonancia con esto, Alguacil (2008) sostiene que un espacio público es “siempre un espacio colectivo donde se encuentran los diferentes, los actores diversos, las partes que comparten el espacio y que al hacerlo lo elevan a la categoría de público y colectivo” (p. 54), generando interacciones y pertenencia. En contraposición con las restricciones del espacio privado, el espacio público alude a la reivindicación de lo plural y la multiplicidad de formas de actuar en un espacio que es compartido también por distintos actores sociales (Ramírez, 2015). Considerando lo anterior, el objetivo de este artículo es analizar el rol que tienen los espacios públicos en la construcción de identidad de la


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población migrante, -principalmente en lugares urbanos-, a través de la revisión sistemática de la literatura científica. El artículo también considera el espacio virtual como un lugar público y atingente al mundo de hoy, el cual es potenciado por el uso de internet. Brito (2015) sostiene que este espacio de flujos de información también establece un lugar de encuentro donde cada uno puede manifestar sus particularidades y su propio imaginario social. En otras palabras, en el “espacio abierto de Internet los individuos tienen las mismas posibilidades de hacerse oír y, además, de poner en discusión esas diferencias de género/sexo, clase, o étnicas, entre otras, que la esfera pública liberal relegó al espacio de lo privado” (Cruz, 2015, p. 115).

Metodología La revisión consistió en la búsqueda digital en tres bases de datos que aseguraran la calidad de las fuentes: Scopus, Web of Science y ScienceDirect. Se utilizaron las palabras claves en castellano de “(migración OR migrantes) AND “identidad” AND “espacio público” además de la combinación “(migración OR migrantes) AND espacio público”; y en inglés “(migration OR migrant)” AND “identity” AND “public space”. Los criterios de inclusión de la búsqueda se centraron entre los años 2013-2018; documentos que fuesen artículos científicos y que desarrollaran estudios empíricos pertenecientes al campo de las Humanidades y las Ciencias Sociales. Se excluyeron libros, capítulos de libros, ponencias de congresos o conferencias, informes, reseñas, etc. Por último, y por las características del actual mundo interconectado, se añadió el criterio sobre el tipo de migración, prescindiendo de las internas (grupos indígenas, campo-ciudad, etc.) y priorizando en las transnacionales, es decir, donde “los migrantes crean sus propias redes que rebasan las fronteras nacionales y abren nuevos espacios sociales más allá del Estado-nación” (Biao, 2005, p.134), cuyas prácticas reflejan una vida que discurre entre una y otra sociedad. La búsqueda sistemática arrojó un resultado de 163 artículos de los cuales se escogieron 14, como se detalla en el cuadro nº1: Cuadro nº1. Resultados de búsqueda BASE DE DATOS

ARTÍCULOS TOTALES

ARTÍCULOS SELECCIONADOS

Scopus

70

12

Web of Science

89

1

ScienceDirect

4

1

163

14

Total

29


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La selección de los artículos se basó en la aplicación de los criterios de inclusión/exclusión mencionados, descartando, en primer lugar, los estudios repetidos2. Una segunda fase consistió en lectura de títulos y resúmenes, suprimiendo los que abordaban otras temáticas migratorias (urbanismo, medicina, justicia, religión), se referían a migración interna, sin relación al espacio público3 o no tenían vínculo específico con la investigación. Finalmente se dio paso a una lectura en profundidad del texto completo4. Dentro de la selección final se incluye un artículo del año 2011, que por el trato del tema, exhibe importancia para esta revisión. Los estudios elegidos, fruto de investigaciones cualitativas, fueron clasificados según el uso del espacio público (ver cuadro nº2), lo que permitió a su vez, establecer el eje de análisis de los resultados en base a las actividades que migrantes de primera o segunda generación realizaban en distintos países del mundo. Cuadro nº 2. Clasificación de artículos según el uso del espacio USO DE ESPACIO

Nº DE ARTÍCULOS

Social-urbano

5

Religioso

4

Deportivo-recreativo

3

Virtual o ciberespacio

2

Desarrollo Los resultados de esta investigación se presentan organizados según el uso que la población migrante da a los espacios públicos. A saber: el espacio social -urbano, el espacio religioso, el espacio deportivo-recreativo y el espacio virtual.

El espacio social urbano: barrios, plazas y parques La ciudad contemporánea es un espacio que se ha reconstruido gracias a los procesos globales de la migración internacional (Hall, 2015) y no se refiere solamente a las transformaciones demográficas, sino que también a las morfológicas y socio-culturales. Las grandes capitales son actualmente multiétnicas y el espacio urbano cada vez más complejo, entre otras cosas,

2. Un total de 25 artículos. 3. 49 artículos vinculados a otra temática migratoria, sin referencia al espacio público o por migración interna. 4. De 24 artículos se eliminaron 10 por criterios de contenido.


Población migrante y construcción de identidad: el rol de los espacios públicos

5. Shodesh u hogar

por la “intensificación del uso de los espacios de relación, transgresiones y apropiaciones en el uso del espacio público, proliferación de comercio regentado por y dirigido para inmigrantes, diversificación de experiencias y necesidades en el espacio urbano” (Gutiérrez, Ciocoletto y García, 2011, p. 336). Por tanto, la ciudad y sus espacios públicos son siempre relacionales y promueven el establecimiento de redes sociales de apoyo, especialmente los barrios como epicentro de lo cotidiano. En esta línea, el estudio de Gutiérrez, Ciocoletto y García (2011) pone como protagonista a cinco barrios del Área Metropolitana de Barcelona: El Raval, El Escorxador, Ciutat Meridiana, La Torrasa y la Maurina que se han destacado por el aumento de población migrante, especialmente el Raval que colinda con el centro neurálgico de la ciudad. En este caso, el uso del espacio público depende de los diferentes orígenes, desarrollando actividades cotidianas como si estuvieran en sus países, por ejemplo, se ha visto a grupos de hombres realizar actividades muy diversas: marroquíes en el Raval jugando a las cartas y pakistaníes jugando al cricket; latinoamericanos bebiendo y charlando en un parque de La Torrassa; subsaharianos conversando en la calle en Ciutat Meridiana; y marroquíes en los alrededores de negocios de compatriotas en El Escorxador, etc. (Gutiérrez et al., 2011, p. 348) Según los autores, en el caso de las mujeres migrantes, el espacio público es utilizado también habitualmente como en sus países de origen, relacionado con el cuidado de niños, compras, etc. Los niños y adolescentes utilizan el espacio público para jugar o practicar deporte, mientras que la presencia de adultos mayores es escasa. En todas las situaciones, la construcción de la identidad colectiva es un proceso que tiende a la coexistencia, esto significa que la interacción entre grupos migrantes es menor, fundamentalmente por la barrera idiomática. La excepción se representa con los niños que en parques interactúan jugando, o bien, en eventos que se realizan en espacios públicos como una celebración en la plaza la Maurina donde se buscaba precisamente que todos los vecinos compartieran un espacio común. La resignificación simbólica que puede hacerse del espacio público es fundamental para la reafirmación o reconstrucción de la identidad individual o colectiva. En la investigación de Della Puppa (2015), se da cuenta de cómo migrantes musulmanes bangladeshís despliegan estrategias de ‘domesticación’ que buscan hacer sentir a la ciudad italiana de Alte Ceccato como si fuera su hogar5. Una de las acciones de los migrantes

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fue rebautizar un parque llamado “Don Milani” por “Burqa Park”, debido que este lugar es frecuentado por madres musulmanas –vistiendo velo y atuendo tradicional- que llevan a sus hijos a jugar, además de que es un espacio separado de la mirada de los hombres, tal como lo plantean ciertas prácticas musulmanas sobre la relación de género. El parque es también llamado “veiled park” (en relación al velo), reafirmándolo como un lugar tradicional de su cultura that the park becomes a “legitimate” place, in which the presence of women not accompanied by their husbands is acceptable and which can be frequented also by wives of immigrants paying more attention to the separation between genders and to a strict abidance by the rules of conduct designated by purdah6 (Della Puppa, 2015, p. 102)7. Por otra parte, los hombres musulmanes bangladeshís se reúnen generalmente en la plaza “San Pablo” para hablar de temas de sus países de origen, leyes de inmigración, cuestiones laborales o simplemente socializar con sus compatriotas. Sin embargo, se han introducido prácticas que afectan la identidad musulmana, y es que es en esta plaza está el “Bottle Building” atestado por botellas de bebidas alcohólicas vacías, y que es frecuentado por jóvenes solteros o maridos -que aún no han podido realizar el reagrupamiento familiar- para consumir alcohol. Esta actividad es vista negativamente por el resto de la comunidad musulmana en relación a las prohibiciones del islam, pero representa parte de la apropiación del espacio público. Con todo, el parque y la plaza son lugares que permiten reflejar la vida en el hogar de origen y asumir una identidad común entre la población migrada, resignificando arquitectónica y culturalmente los nuevos espacios en los que se desenvuelven. En el caso latinoamericano, Chile, es uno de los países que más migrantes recibe8. El caso histórico es el de la comunidad peruana en la capital Santiago, principalmente en el centro de la ciudad. En concordancia con el estudio anterior, Stefoni (2015) analiza como las formas de habitar una esquina de la ciudad favorecen la construcción de un sujeto peruano colectivo que desarrolla su identidad mediante el reconocimiento propio y en diferencia con la población de llegada. Esta esquina de la calle Catedral (a un costado de la Plaza de Armas) se convirtió para muchos peruanos en un punto que les permite conseguir trabajo y a la vez de encuentro y recreación entre compatriotas. Esta esquina significa vínculos pragmáticos

6. Cortina o separación tajante entre hombres y mujeres. 7. Traducción de la cita: que el parque se convierte en un lugar “legítimo”, en el que la presencia de mujeres no acompañadas por sus esposos es aceptable y que también puede ser frecuentada por esposas de inmigrantes que prestan más atención a la separación entre géneros y a una estricta observancia de las reglas de conducta designada por purdah. 8. 4,9% promedio de migrantes por año entre 2010-2015 (CEPAL, 2017). Más información en http://www2.latercera. com/noticia/chile-pais-latinoamericano-donde-mas-ha-aumentado-la-inmigracion/


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y volátiles, pero también es un espacio que les permite reconocerse colectivamente como un ‘nosotros’, separando su identidad trabajadora, honesta y eficiente, de la identidad del chileno, que en lo laboral es descrito como irresponsable, mentiroso y poco trabajador. Este espacio público, es para los migrantes peruanos un lugar de iguales en medio de las múltiples relaciones desiguales que experimentan diariamente. Si en sus respectivos trabajos son catalogados como inmigrantes peruanos y clase trabajadora, en la esquina son solo compatriotas que viven experiencias similares. Reconocerse como iguales permite generar vínculos, relaciones sociales desde donde emergen formas de apoyo, ayuda, compromiso y solidaridad. (Stefoni, 2015, p. 676) El colectivo peruano reconoce que todas las actividades que realizaban en su país de origen (incluyendo el ocio) son difíciles de efectuarlas en las condiciones migratorias en que viven en Santiago, por eso es mejor utilizar el espacio público del cual ya se han apropiado y sienten seguridad. La esquina, utilizada con fines laborales y culturales plantea esta doble significancia de la identidad, por una parte, la reafirmación colectiva, y por otra, una separación espacio-cultural con la población de llegada. Sobre la misma población peruana en Santiago de Chile, Garcés (2014) estudia la criminalización e higienización de la que ha sido objeto por el uso que hacen del espacio público. En este sentido, el espacio urbano del centro de la capital chilena (calle Catedral y Rivera) está destinado por los peruanos al comercio ambulante y locales comerciales, representando sus origen nacional con expresiones musicales, comidas y colores. A pesar de los prejuicios, segregaciones y acusaciones de la sociedad chilena (incluyendo las autoridades políticas), el espacio construido por los peruanos se mantiene enraizado a su propio país y la “sociabilidad que aquí se impone tiende a una alta estructuración de las relaciones y a la certificación de una membrecía que descansa firmemente en la identidad (para empezar, nacional) de sus participantes” (Garcés, 2014, p. 143). Se concluye, además, que la apropiación del espacio público por parte de los peruanos es también un desafío a la planificación urbana que busca dominar y disciplinar las calles de la ciudad, puesto que sus prácticas culturales traspasan cualquier forma de homogeneización la actividad urbana. La dicotomía inclusión/exclusión en el espacio urbano, también se refleja en la investigación de Radford (2017) que indagó en las relaciones interculturales de la comunidad hazara afgana con los residentes autóctonos

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de una ciudad rural de Australia. Para ello se consideran dos espacios de encuentro: el hotel (bar) y la plaza del pueblo, que a pesar de estar en un asentamiento rural, representan lugares propios de una ciudad. Entre los hallazgos, se puede mencionar la exclusión de la población local a los musulmanes que iban al hotel y no consumían cervezas, considerando esta acción como algo no australiano. La reacción de los migrantes era, generalmente, volverse a sus casas voluntariamente o a la tienda que uno de ellos inició para socializar exclusivamente con sus hermanos musulmanes. Esto era visto por los australianos como una falta de integración, carencia de identidad australiana, generando también, según el investigador, una actitud que rasgaba en el racismo o islamofobia: is quite possible that the hotel manager, and perhaps other patrons, may have also felt uncomfortable at the extended physical presence, the ‘embodied presence of otherness’ of the Hazara in this hotel space, as there are elements of Islamophobia in the community – those who are unhappy and antagonistic to the arrival of ‘these Muslims’ (Radford, 2017, p. 502)9. Sobre la plaza pública de la ciudad se generaron diversos sentimientos, por una parte continúan actitudes de xenofobia islámica, pero también se consideran intentos por hacer de este espacio un lugar para todos, como por ejemplo la celebración del ‘día de la armonía’ destinado a la diversidad cultural y donde se visibiliza a la población musulmana vistiendo atuendos típicos como la hijab de las mujeres. En consecuencia, también se genera un sentido de pertenencia, inclusión, tolerancia y reconocimiento de la alteridad: “the ability and willingness to access public space together promotes a sense of belonging and inclusion, and legitimizes presence, visibility and participation” (Radford, 2017, p. 506)10.

El espacio religioso Las prácticas religiosas ocupan una posición preferente en los proyectos migratorios transnacionales, especialmente, cuando sus manifestaciones se tornan visibles en los espacios públicos (Caba y Rojas, 2014; Garbin, 2013; Hatziprokopiou & Evergeti, 2014; Saint-Blancat & Cancellieri, 2014). Para la comunidad peruana en Santiago de Chile, por ejemplo, la festividad o celebración de “Nuestro señor de los milagros” (29 de septiembre al 1 de noviembre) que termina con una procesión por un parque público y avenidas de la ciudad, ha significado una “estrategia de apropiación simbólica de los espacios públicos y uso de signos identitarios por parte de la comunidad

9. Traducción de la cita: Es muy posible que el gerente del hotel, y tal vez otros clientes, también se hayan sentido incómodos por la presencia física extendida, la ‘presencia encarnada de la alteridad’ de los Hazara en este espacio del hotel, ya que hay elementos de islamofobia en la comunidad: esos que son infelices y antagónicos a la llegada de ‘estos musulmanes’. 10. Traducción de la cita: “la capacidad y la voluntad de acceder juntos al espacio público promueve un sentido de pertenencia e inclusión, y legitima la presencia, la visibilidad y la participación”.


Población migrante y construcción de identidad: el rol de los espacios públicos

11. Traducción de la cita: “El desfile comenzó como un pequeño intento de re- territorialización y se ha convertido hoy en un momento de orgullo para la visibilidad pública filipina”

inmigrante, que les ha permitido adquirir visibilidad social y grados importantes de inclusión a partir de manifestaciones culturales” (Caba y Rojas, 2014, p. 90). Este rito religioso ha demostrado la continuidad cultural y re-territorialización del patrimonio inmaterial peruano en el espacio público chileno, incorporando bailes, gastronomía y objetos traídos desde su país de origen. La influencia que tiene desarrollar estas actividades en el espacio urbano – donde también participan chilenos- ha permitido un proceso de reafirmación y enorgullecimiento colectivo de su identidad. Como señala Caba y Rojas (2014) son los mismos migrantes peruanos “quienes portan su cultura, y en cada manifestación o reinterpretación mantienen el nexo con su tierra, lo que los convierte, a cada uno de ellos, en embajadores de su cultura y sus tradiciones, recreadas y reapropiadas en la migración” (p. 112). Lo mismo sucede con el colectivo filipino en la ciudad italiana de Padua que progresivamente pasaron de celebrar su festividad religiosa de “Santacruzan” (30 de mayo) desde el espacio privado hasta una procesión pública por plazas y principales calles de la ciudad. Con la aprobación de la iglesia católica y la puesta en escena de trajes típicos filipinos, este colectivo migrante convirtió el desfile religioso en honor a la ‘virgen María’ en un acto que les otorgó visibilidad y externalización de su identidad a la comunidad italiana. La peregrinación permitió re-territorializar sus propias prácticas culturales, pero también lograr fortalecimiento y reconocimiento identitario en el espacio público que por años les fue negado y marginado. Como lo plantea Saint-Blancat & Cancellieri (2014) “the parade started as a small attempt of re-territorialisation and has become today a proud moment of Filipino public visibility” (p. 650)11. Un caso similar lo representa la comunidad congoleña de la iglesia Kimbanguista en Londres, los que luego de consolidar un reconocimiento de su culto –en lo propiamente religioso como en infraestructura- se tornaron hacia el espacio público. Garbin (2014) destaca la participación de una banda musical kimbanguista en el desfile de año nuevo de 2010 y en otros eventos músico-culturales, que les permitió difundir himnos y mensajes religiosos en la ciudad londinense y el mundo a través de medios de comunicación como la televisión. Así, la apropiación y la sacralización del espacio urbano (Garbin, 2014) permite la reafirmación de la identidad colectiva y la consagración de su presencia legítima en el país de acogida, fenómeno que se potencia con los jóvenes congoleños de segunda generación que propagan este tipo de manifestaciones kimbanguistas por el espacio público de internet mediante la plataforma de videos de youtube. Finalmente, como símbolo de la lucha contra la homogeneización cultural del espacio público se encuentra la experiencia musulmana en Grecia, país que forja su identidad religiosa-nacional en oposición al Islam. Tras siglos

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de aislamiento y opresión físico- religioso, la comunidad musulmana logra salir de la esfera privada y realiza masivas oraciones en plazas públicas de Atenas, especialmente la celebración del cierre del mes de Ramadán (10 de septiembre). Por una parte, el acto público concedió visibilidad a sus prácticas religiosas, y por otra, fue un modo de manifestar la relevancia que tiene la impronta islámica en la sociedad griega (Hatziprokopiou & Evergeti, 2014). Estas acciones que desafiaron a las autoridades locales, adquirieron un sentido político- ciudadano y también reafirmaron su identidad religiosa y cultural musulmana en el espacio público del que habían sido excluidos. Así lo señala Hatziprokopiou & Evergeti (2014) cuando indica que “public prayers in the open urban space epitomise the ways in which claims to Muslim identity, rights and recognition are made public” (p. 620)12.

El espacio recreativo-deportivo Las prácticas deportivas se han convertido en actos de resistencia contra el racismo, pero también de reafirmación de la identidad en algunos países occidentales que se presentan hostiles en la integración social de los migrantes (Amara, 2013; Strunk, 2015; De Martini & Moyer, 2016). El parkour13 y el capoeira14 practicados por jóvenes migrantes de segunda generación en la ciudad italiana de Turín se perfilaron como una manera de reapropiarse creativa y espontáneamente de la ciudad como un derecho a ella (Harvey, 2001 en De Martini & Moyer, 2016), así también, como una respuesta a las desigualdades y discriminaciones xenófobas sufridas por los adolescentes. De Martini & Moyer, (2016) señalan que el uso de espacios públicos como estacionamientos, parques o calles, fue la forma en que los jóvenes se reposicionaron socialmente, plasmaron públicamente su identidad y mostraron su rechazo ante el trato agresivo de la población nativa. Lo mismo sucede en Francia en relación a la población musulmana con el deporte, principalmente a los estigmas y discriminaciones en el ámbito del fútbol. Amara (2013) menciona la agresión de Zinedine Zidane (ex-jugador francés) a Marco Materazzi (ex-jugador italiano) en el Mundial de Fútbol de 2006 tras provocarlo por su origen argelino-musulmán; también la reacción del sector conservador de la política francesa en el Mundial de Fútbol de 2010, cuando la esposa del seleccionado francés de origen argelino Franck Ribery lució la bandera de su país natal, poniendo en duda el apoyo a Francia. En este sentido, muchos futbolistas franceses de origen migrante combinan su identidad o pertenencia étnica, pues

12. Traducción de la cita: “Las oraciones públicas en el espacio urbano abierto personifican las formas en que se hacen públicos los reclamos de identidad, derechos y reconocimiento musulmán” 13. Actividad física que consiste en desplazarse por el medio urbano, superando los obstáculos, sin retroceder y evitando tocar el suelo. 14. Manifestación afro-brasileño que incluye la música, danza, acrobacias y artes marciales.


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is an occasion to celebrate their double sense of belonging to a ‘hybrid’ identity—that is, an amalgam of aspects of migrant culture and French citizenship, expressed neither in terms of fully belonging to ‘French culture’ nor in terms of belonging to ‘culture of origin. (Amara, 2013, p. 652)15. El espacio público de los recintos deportivos –multiplicado por los medios de comunicación- permiten observar como la identidad del país de origen continúa vigente en estos futbolistas de élite. A ello, se suman los casos de jugadores que visibilizan la práctica del Ramadán o reafirman públicamente su identidad islámica. Un ejemplo es el de Frederic Kanouté -ex-jugador francés nacido en Mali- que en 2009 cuando era parte del club español Sevilla FC mostró una camiseta de apoyo a Palestina, recibiendo una multa de 3000 euros por la Federación de Fútbol de España (Amara, 2013). Para la población migrante de Bolivia en Washington D.C. -Estados Unidos-, el fútbol es también la oportunidad para construir una identidad nacional explícita y visible. Por ello, la participación en una liga de fútbol local va siempre acompañada con elementos culturales propios como la música andina o el idioma quechua (Strunk, 2015). A su vez, esta actividad deportiva “facilitate migrant civic engagement by requiring Bolivian organisations to develop connections with local institutions across the Washington DC metropolitan área” (Strunk, 2015, p. 627)16. Finalmente, y como alternativa para reafirmar la identidad boliviana en la capital estadounidense, se destaca la puesta en escena de danzas folclóricas típicas, que influyan en la construcción de espacios donde se sientan parte. Estas prácticas que se exhiben en espacios públicos y en fechas como el ‘4 de julio’ proyectan una unidad cultural de la experiencia migratoria boliviana, así como también, una estrategia para diferenciarse de otras identidades nacionales (centroamericanas, principalmente) presentes en territorio norteamericano. 15. Traducción de la cita: es una ocasión para celebrar su doble sentido de pertenencia a una identidad ‘híbrida’, es decir, una amalgama de aspectos de la cultura migrante y la ciudadanía francesa, expresada ni en términos de pertenencia plena a la ‘cultura francesa’ ni en términos de pertenencia a ‘ cultura de origen. 16. Traducción de la cita: “Facilita el compromiso cívico de los migrantes al exigir que las organizaciones bolivianas desarrollen conexiones con instituciones locales en todo el área metropolitana de Washington DC”.

El espacio virtual o ciberespacio Los avances de la tecnología han posicionado al internet como uno de los principales puntos de encuentro social y cultural. Representa categóricamente un espacio virtual- público utilizado también por los migrantes para conectar sus experiencias transnacionales y desafiar la geografía (Aguirre & Graham, 2015; Marino 2015), ejemplo de ello es la popular red social de Facebook o las comunidades online. De esta última, destaca la experiencia de migrantes italianos en Londres que mediante el uso de espacios web

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como foros o comunidades, han logrado reafirmar su identidad y visibilizarla públicamente, generando con ello una digital togetherness o unidad digital (Marino, 2015). A través de los foros web italianos: Italians of London, The London Link e Italiani a Londra, Marino (2015), sostiene que el colectivo migrante construyó una sentido de pertenencia e identidad transnacional basada en la participación, el apoyo y la solidaridad entre sus miembros. La experiencia migrante los llevó a visibilizar un “nosotros” y transformar un espacio virtual en un lugar común y público para las identidades que se encontraban desterritorializadas de Italia. La comunidad en línea “is characterized by a direct, decentralized, and alternative type of communication, where diasporas can claim their space and celebrate their identity in the national context where they now live, as well as in relation to their homeland” (Marino, 2015, p. 7)17. Contrariamente a esto, es lo que revela Aguirre & Graham (2015) con la experiencia migrante de Amy: una filipina en Nueva Zelanda y su actividad virtual en la red social de Facebook. Tras dos años en el país de llegada, la publicación de un video “aniversario” da cuenta de cómo la identidad nacional de origen es reemplazada por otra que es construida en el territorio extranjero. Según el análisis del material audiovisual, la apropiación de los espacios públicos nacionales y la mejora en las condiciones de vida ponen a su nuevo país como un soporte identitario ideal que es lucido orgullosamente: “significant the construction of New Zealand as a nation with a unique identity and as a place to build an ideal home” (Aguirre & Graham, 2015, p. 12)18.

Conclusiones Esta revisión sistemática ha presentado un análisis sobre el rol del espacio público en la construcción de la identidad migrante transnacional durante los últimos 5 años. Se concluye que la apropiación del espacio público es una necesidad intrínseca de los grupos migrantes que se instalan en nuevos territorios, pues les permite erigir una identidad colectiva, auto-reconocerse y exhibir sus prácticas culturales renegadas al hermetismo del espacio privado. Actuar en el espacio público urbano, bajo distintas motivaciones, ha sido para los migrantes una forma de resistir las actitudes racistas y discriminaciones que ofrece la sociedad local, generando un sentimiento de orgullo, reafirmar la identidad de origen y sobre todo, lograr visibilizarse en el nuevo territorio.

17. Traducción de la cita: “se caracteriza por un tipo de comunicación directa, descentralizada y alternativa, donde las diásporas pueden reclamar su espacio y celebrar su identidad en el contexto nacional donde viven ahora, así como en relación con su tierra natal”. 18. Traducción de la cita: “significa la construcción de Nueva Zelanda como una nación con una identidad única y como un lugar para construir una hogar ideal”


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Los distintos usos del espacio público por la población migrante buscan, en un principio, lograr una ‘domesticación’ que le permita asimilarlo como propio y romper con lógicas de exclusión como es el caso de colectivos musulmanes en Europa. En consecuencia de esto, y tras la visibilización de sus identidades en espacios públicos como las plazas, calles, recintos deportivos o el ciberespacio, se encuentra también, la lucha por participar cívicamente en una ciudad actual moderna y globalizada. De la misma forma, los resultados indican que los grupos migrantes llevan a cabo procesos de re-territorialización que dan dinamismo a la construcción de su identidad, donde la utilización de las tecnologías de la comunicación son fundamentales para poner en órbita las manifestaciones culturales y las redes identitarias. A través del análisis documental se han encontrado prácticas que navegan entre la conservación de pautas propias de los países de origen junto a adaptaciones o transgresiones de ciertos valores culturales. Ejemplo de ello, se puede mencionar el caso de los musulmanes que comenzaron a consumir bebidas alcohólicas en Italia o la migrante filipina que en un par de años asumió el modo de vida neozelandesa como identidad propia. Con todo lo anterior, queda evidenciado que “el espacio de lo público revela sobre todo expectativas de grupos que demandan reconocimiento e inclusión en la ciudad formal y el derecho a intervenir en la organización y transformación del entorno que habitan” (Ramírez, 2015, p.32). Es imperativo que bajo las condiciones en que se desarrolla la vida moderna, todos los grupos culturales tengan el derecho a participar y utilizar los espacios públicos en función de sus identidades de origen. Finalmente, esta investigación proyecta retos y desafíos hacia la gestión de los espacios públicos que confluyan también en espacios de convivencia y aprendizaje cultural. La ciudad y sus distintos lugares de libre circulación son motores para lograr una comunidad culturalmente diversa y tolerante.

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Espacios de vida espontáneos: las casas autoconstruidas de Sao Paulo (Brasil), Hong Kong (República Popular China) y Pemba (Mozambique) Corinna Del Bianco 1

Resumen La autoconstrucción es parte determinando del paisaje urbano de las ciudades, especialmente dentro de los países que ahora viven su desarrollo y urbanización. Las casas autoconstruidas surgen de la necesidad, se hacen en poco tiempo y con recursos económicos limitados. Ya sea que resulten legalmente formales o informales, existe la tendencia a considerarlos como elementos temporales del tejido urbano, aunque en muchos casos se convierten en su parte constituyente. Por lo tanto, la investigación analiza estas casas como parte integral del tejido urbano, tanto para proporcionar documentación sobre este aspecto del crecimiento urbano como para comprender la forma cultural de la vida que sucede en ellas. Los espacios de vida espontáneos consideran las casas autoconstruidas como elementos fundamentales que expresan la forma de vida a nivel social, comunitario, familiar y privado. Metodológicamente, las casas se mapean a través de un conjunto de herramientas de representación (fotografía, video, bocetos, dibujos arquitectónicos y urbanos, para un análisis tipo-morfológico, diagramas, entrevistas). El mapeo involucró profundamente a la comunidad local y sus habitantes con quienes fue crucial desarrollar una relación de confianza para permitir realizar encuestas al interior de las casas. La investigación nació en 2011 y hasta la fecha ha consistido en tres estudios de caso: Jardim Filhos da Terra a favela en Sao Paulo (Brasil); Pok Fu Lam, un barrio de baja densidad en Hong Kong; y cuatro barrios seleccionados de Pemba, Mozambique. Palabras clave: autoconstrucción, patrimonio, conocimiento tradicional, Mozambique, Sao Paulo, Hong Kong.

Abstract Self construction determines a consistent part of the urban landscape of cities, especially in countries that are now living their development and urbanization. Selfbuilt houses rise from need, in short time and with limited economical resources. 1. Corinna Del Bianco PhD Arch. Politecnico di Milano, Fundación Romualdo Del Bianco, Coordinadora Científica Instituto Internacional Life Beyond Tourism.

Whether they result legally formal or informal, there is the tendency to consider them as temporary elements of the urban fabric, even though in many cases they become its constituent part. Therefore, the research considers, surveys and analyzes these houses as integral part of the urban fabric, both to provide documentation to this

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aspect of the urban growth and to understand the culture of living that is reflected in them. Spontaneous Living Spaces considers self-built houses as fundamental elements that express the culture of living on a social, community, family and private level. In methodological terms, Houses are mapped on site in their spaces and functions through a set of representation tools (photography, video, sketches, architectural and urban drawings for a typo-morphological analysis, diagrams, interviews…). The mapping deeply involves the local community with its inhabitants with whom it is crucial to develop a trust relationship to enable the houses interiors survey. The research was born in 2011 and up to date consists in three case studies: Jardim Filhos da Terra a favela in Sao Paulo, Brazil, Pok Fu Lam, a low density neighbourhood in Hong Kong and four selected neighbourhoods of Pemba, Mozambican intermediate coastal city. Keywords: self-construction, heritage, traditional knowledge, Mozambique, Sao Paulo, Hong Kong


Espacios de vida espontáneos: las casas autoconstruidas de Sao Paulo (Brasil), Hong Kong (República Popular China) y Pemba (Mozambique)

Introducción

2. En ningún caso resulta una excepción ver que las casas autoconstruidas poseen algunos materiales y funciones rurales, tales como gallineros, huertos, etc.

La población mundial está aumentando y las ciudades están creciendo exponencialmente, especialmente en aquellos países que recientemente se están enfrentando al proceso de industrialización. Las tendencias establecen que, aproximadamente, para el año 2.100 el 70% de las personas vivirán en ciudades, lo cual implica que las diferentes ciudades del planeta tendrán que enfrentar nuevas dinámicas de urbanización. En los países “en desarrollo”, las casas autoconstruidas constituyen la parte principal del paisaje urbano. Su relevancia requiere un análisis profundo no solo de las tipologías actuales, sino también de la comprensión de las rupturas y continuidades de formas de vida tradicionales. En este sentido, los procesos de globalización están influyendo en la formas de vida mediante inversiones de la ciudad, nuevas economías (como el turismo) y nuevas funciones, elementos y materialidades arquitectónicas. Por lo tanto, en esta investigación se reconoce la importancia de la arquitectura autoconstruida dentro del tejido urbano, analizando la vinculación de las casas con la calle y la dinámica de la ciudad; observando la morfología y las tipologías urbanas en sus implementaciones de “abajo hacia arriba” y de “arriba hacia abajo”. Comprender las diferentes formas de vida se está volviendo crucial para una comprensión más profunda de la diversidad cultural. En este contexto, el hogar es un concepto intrínsecamente conectado a la forma de la vida, en tanto conecta lo privado con la vida pública. Los asentamientos autoconstruidos son la respuesta espontánea a la necesidad socio-espacial del hogar y representan una expresión relevante de las culturas locales. En la mayoría de los casos, el número de personas que arriba a las ciudades y la velocidad de estas migraciones son tan altos que los municipios no poseen las capacidades para controlar y gestionar el proceso. Esto conlleva varias problemáticas entre las cuales está la vivienda. Por su parte, los nuevos residentes urbanos responden a la necesidad de vivienda mediante autoconstrucción y, a menudo, dada su procedencia desde el campo, importan tipologías rurales al tejido urbano2. Por lo tanto, el desafío de esta investigación es crear un conocimiento transversal de esta forma de habitar en diferentes espacios, contribuyendo a un mapeo cultural de la sociedad actual en movimiento (Pillai, 2013). Para esto se proponen herramientas y metodologías para: contribuir hacia una cartografía del paisaje cultural contemporáneo; aumentar la

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conciencia sobre la diversidad cultural local y, por lo tanto, contribuir al diálogo intercultural; contribuir a la gestión de las ciudades en los procesos de transformación; crear los fundamentos para la comprensión del paisaje vivo de los lugares (UNESCO, 2011); e informar a los diseñadores y planificadores con estudios preliminares sobre la vida espontánea en la contemporaneidad. En este trabajo se presentan tres estudios de caso investigados desde el año 2012. Éstos pertenecen a la zona climática tropical, en los cuales el fenómeno en estudio ha sido relevante. El primero da cuenta de una cuadra en la favela Guapira II, dentro del área denominada Jardim Filhos da Terra (Sao Paulo)3; en 2013, el segundo estudio de caso tuvo lugar en Pok Fu Lam, un barrio tradicional de Hong Kong; luego desde 2015 el estudio se centró en la ciudad costera de Pemba (Mozambique), trabajando en cuatro barrios seleccionados de la ciudad4. La investigación ha buscado abiertamente no usar los términos formal/ informal, planificado/no planificado, ya que estas categorías interpretativas a menudo no se ajustan a los contextos estudiados, puesto que a menudo la discusión entre qué se planifica y qué no, qué es formal y qué es informal contamina la riqueza de los datos. Para ampliar el punto de vista sobre el tema, en este artículo el autor intenta evitar estas categorizaciones. 1

Figura 1: ubicación de los tres estudios de caso desarrollados desde 2012. Todos localizados en zona tropical

3. La investigación se originó en 2011 durante el trabajo en Stefano Boeri Architetti para la exposición “São Paulo Calling”, y concluyó en 2013 con la tesis de maestría de la autora, premiada en el Politecnico di Milano. La investigación fue publicada por Pacini Editore en 2014 con el nombre de Jardim Filhos da Terra. 4. El estudio de caso se efectuó en el marco de la investigación de doctorado realizada en el Politecnico di Milano (Dipartimento di Architettura e Studi Urbani), supervisada por Michele Ugolini y revisada por Michael Turner.


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Objetivos de investigación La investigación se ha basado en la idea que para trabajar en contextos en desarrollo es necesario utilizar categorías específicas de dicho contexto. Por lo tanto, las categorías occidentales y las metodologías de intervención, es necesario adaptarlas o bien no usarlas. Por esta razón, la investigación, en el marco de la Nueva Agenda Urbana - Declaración de Quito sobre Ciudades Sostenibles y Asentamientos Humanos para Todos - y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tiene como objetivo general contribuir a la comprensión de los problemas urbanos relacionados con viviendas y asentamientos humanos autoconstruidos. Desde esta base se reconoce que: 1. Esta tipología de construcción es una parte central del tejido urbano de la mayoría de los entornos urbanos en desarrollo y transformación, constituyendo el paisaje de su ciudad; 2. El estudio de casas autoconstruidas, su vinculación a la dinámica de la calle y la ciudad y el registro de la morfología y tipologías urbanas permiten recrear las implementaciones de “abajo hacia arriba” y de “arriba hacia abajo”; 3. La arquitectura autoconstruida posee la dignidad de ser estudiada como cualquier otro tipo presente en la ciudad. Por lo tanto, se pretende reconocer el valor cultural de la urbanización y arquitectura autoconstruidas; 4. Se deben abordar los desafíos para soluciones alternativas teniendo en cuenta los factores espaciales, sociales, económicos y ambientales. En términos generales, los resultados de esta investigación brindan a planificadores y diseñadores que operan en los contextos analizados o, en entornos urbanos similares, nuevas herramientas para comprender el desarrollo de la ciudad y, por lo tanto, para diseñar considerando la identidad urbana y arquitectónica local, con el fin de preservar la diversidad de sus expresiones culturales. Por lo mismo, estos resultados podrían contribuir a municipios, organizaciones no gubernamentales y otro tipo de asociaciones, siendo particularmente útil para mejorar las técnicas de construcción, alentar formas sostenibles de turismo y aumentar la conciencia sobre la importancia de los métodos constructivos tradicionales y la preservación del paisaje urbano y cultural.

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Metodología Las condiciones climáticas y ambientales son cruciales para comprender el diseño los hogares, el vecindario y también en la forma de vivir en ellas. Por lo tanto, la investigación posee el elemento común de llevarse a cabo en tres casos que pertenecen a la zona climática tropical: Sao Paulo (Brasil), Hong Kong (China), Pemba (Mozambique). En términos generales, se optó por la zona tropical en tanto permite una relación bastante fluida entre el ser humano y el medio ambiente5. Sin embargo, otros indicadores que influyeron para la elección de los casos de estudio fueron: el crecimiento económico del país (PIB); el tamaño de la ciudad; y la velocidad de crecimiento de la ciudad. Además, la investigación contempló la realización la aplicación de un instrumento para caracterizar espacios y funciones de las casas, lo cual se conjugó con un análisis más amplio de los factores socioeconómicos desarrollado a través de un enfoque de observación participante, técnica relevante no solo para mapear formas de vida espontáneas y si no que para proporcionar orientaciones políticas en planificación y diseño urbano. Desde el punto de vista metodológico del instrumento, las principales referencias están relacionadas con las escuelas tipográficas de análisis urbano y arquitectónico, tanto la escuela italiana, con los estudios de Muratori (1960) sobre Venecia, como la escuela británica con el trabajo de Conzen (2012) en Alnwick. Otros instrumentos relevantes tomados en cuenta han sido lao de Simounet en los bidonvilles de Algeri, la investigación sobre elementos arquitectónicos populares portugueses por el grupo de arquitectos portugueses AAC (Inquérito à Arquitectura Regional Portuguesa)6 y los estudios de Bernard Rudofsky sobre arquitectura sin arquitectos. El método arquitectónico está integrado con herramientas antropológicas de análisis de texto, imágenes y videos, las cuales fueron utilizadas para representar la diversidad de culturas dentro de la ciudad con una imagen sinóptica. Incluso con la conciencia que, como afirma Lévi-Strauss (2011), ninguna cultura es capaz de emitir un juicio verdadero sobre otra, siendo solo es posible dar una representación de ellas. Consciente de la complejidad del organismo urbano, la investigación ha intentado representarlo con un análisis que integra el estudio sobre la morfología urbana y las tipologías de casas, con diversas escalas de detalle7 y diversas herramientas8. Además, el análisis ha integrado la reconstrucción histórica de viviendas y el desarrollo de asentamientos a través de mapas históricos. Finalmente, la interacción con la comunidad local fue crucial, ya

5. De hecho, la zona geográfica se caracteriza principalmente por dos estaciones (la húmeda y la seca) con temperaturas no tan severas. 6. AAP 1988. Arquitectura Popular en Portugal. Lisboa 7. Desde el marco regional a varias escalas (1), el análisis territorial generalmente en la escala de 1: 5000 - mirando las capas seleccionadas que crean la ciudad como las calles principales, calles secundarias, frentes de calles (2), los barrios análisis a 1: 1000 - a través de las capas: verde, vacíos / edificados, infraestructuras, propiedad pública / privada, funciones comunitarias - (3), análisis de la encuesta de bloques a escala 1: 500, observando las relaciones entre público y espacios privados, abiertos y cerrados y los elementos de conexión entre ellos (4), los espacios y funciones de las casas en 1: 200 (5) y el estudio fotográfico de los elementos y objetos dentro de las casas (6). 8. Las herramientas utilizadas, además de los mapas y dibujos arquitectónicos tradicionales, fueron imágenes, pistas geolocalizadas, videos, imágenes, bocetos y entrevistas a los habitantes.


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que mediante una serie de encuentros se forjó una relación de confianza que no solo permitió entrevistarles, sino que posibilitó que abrieran las puertas de hogar y con ello observar y examinar los espacios y funciones de sus casas en conjunto con la dinámica del barrio.

Tres estudios de caso Hasta la fecha se han desarrollado tres estudios de caso pertenecientes a tres continentes (América del Sur, África y Asia), aunque el atlas aún está en desarrollo. Comparándolos, poseen contextos similares en términos climáticos, caracterizados por fuertes lluvias estacionales y sequías. Sin embargo, los contextos económicos y culturales son fuertes y diferencian los espacios vitales y los barrios residenciales. 2

Figura 2: los tres estudios de caso: desde izquierda a derecha: los barrios de Guapira II en Sao Paulo, Pok Fu Lam en Hong Kong y Natite en Pemba. Fuente: Imagen Google Maps, 2019.

9. Sao Paulo tiene 11 millones de habitantes en su región micro-metropolitana. En esta área, el municipio cuenta con más de 5.100 asentamientos informales. Esta informalidad incluye una variedad de asentamientos entre los que destacan las favelas, los loteamentos, los cortiços, los nucleos urbanizados y los conjuntos habitacionales.

El primer estudio de caso que se ha desarrollado es el de Jardim Filhos da Terra, un área en la región norte de Sao Paulo donde se encuentra la favela Guapira II, nacida a fines de los años 90. El “fenómeno de las favelas” en São Paulo comenzó a principios de los años 70, cuando la ciudad experimentó crecimiento económico, y convocó a la fuerza laboral de todo el país sin tener las herramientas y la capacidad de planificar y gestionar viviendas suficientes a toda la población que arribaba. Este fenómeno se volvió extremadamente crítico a mediados de los años 80 y sigue siéndolo9: la ciudad ahora se encuentra lidiando con la regularización de las viviendas urbanas y está resolviendo las situaciones de mayor riesgo, aunque se atestigua que desde el año 2000 está surgiendo una nueva clase media y la mayor parte está viviendo en favelas.

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Desde un punto de vista social, las favelas suelen tener una vida comunitaria fuerte que se lleva a cabo en casas, bares, actividades comerciales, calles y centros comunitarios. Desde un punto de vista técnico, más allá de la falta de transporte y saneamiento, los residentes viven en condiciones muy precarias, ya que las casas a menudo carecen de cimientos estables, ventilación e infraestructuras básicas. El desarrollo del área estudiada se llevó a cabo de una vez por un grupo de personas que actuaron colectivamente y dividiendo el bloque entre las calles Boa Vista, Planalto y Davì, en parcelas regulares e iguales que todavía son reconocibles por su forma. En este caso se encuestaron 68 parcelas. Al observar las construcciones de favelas alrededor de la ciudad de São Paulo, se puede observar que existe una tipología bastante difusa. São Paulo es una ciudad con una topografía áspera que expone el área a riesgos de deslizamientos de tierra, donde las tipologías predominantes se han adaptado a ella. Las casas se construyen gradualmente hacia arriba en parcelas rectangulares, utilizando varios materiales de construcción disponibles: mampostería reforzada, bloques de concreto, láminas de metal, etc. La tipología que prevalece en el área es de dos a cuatro pisos10. Las escaleras, una característica clave, generalmente son espacios semiprivados, cerrados por una puerta (con o sin llave o casillero) para fines de ventilación, los cuales están parcialmente o completamente abiertos al nivel del techo. La sensación al entrar en la escalera es de desorden y ruido, causada por las funciones superpuestas de esta área. Aunque uno puede experimentar una sensación de comodidad en las viviendas, el espacio generalmente es de tamaño insuficiente para el número de ocupantes. Las escaleras distribuyen los pisos y, si están estos están separados, definen los apartamentos. De hecho, la propiedad en cada parcela puede ser para una sola familia o para varias familias. Cada apartamento generalmente consta de dos o cuatro dormitorios, uno o dos baños (con al menos una ducha pero nunca bañeras), una cocina, una sala de estar y, en la mayoría de los casos, un garaje a nivel de la calle. Cada apartamento tiene alrededor de 65 metros cuadrados. Los habitantes construyen rápidamente las casas y se pueden mejorar progresivamente mediante la adición de varios pisos superiores, de acuerdo con las necesidades de la familia. La gente los construye durante los fines de semana y días festivos, y los materiales y la fuerza laboral son proporcionados tanto por la familia como por los mutirões11. El acabado suele ser muy rugoso, incluso si a veces se usa yeso en el revestimiento.

10. En el área estudiada de Guapira II, fue posible identificar tres tipos de viviendas: la más difusa es la casa de varios pisos, luego la que consta de un piso, y finalmente la cabaña de madera. 11. Grupos solidarios a nivel barrial.


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El equipo técnico generalmente se coloca fuera de las paredes y los pavimentos generalmente se terminan en concreto. El hogar es un lugar abierto para todas las personas vinculadas de una u otra forma al hogar, por lo que el uso de habitaciones no es exclusivo, siendo principalmente utilizado por familiares y amigos. El único lugar para estar solo es el baño. Estos, generalmente, son espacios muy grandes con acabados de buena calidad. Invariablemente, la mayoría de las duchas no tienen una base, aunque el piso es de baldosas. En general, cada miembro de la familia hace un uso intensivo de ella tomando alrededor de dos duchas por día. Los patios representan la entrada a las casas y se utilizan tanto para actividades de ocio como para servicios. Suelen seguir el eje longitudinal y, al incorporar diversas funciones, tienden a ser muy grandes. En términos de espacio público a escala de vecindario, el único presente y respetado es el espacio de la calle, que se utiliza para diversas actividades del vecindario. Como consecuencia, hay una falta generalizada de espacios abiertos en el tejido urbano.

Figura 3. Una de las casas de Guapira II en 2012.

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Figura 4. Calle frente a una de las casas de Guapira II

Al viajar a Asia, específicamente Hong Kong, apreciamos el desarrollo de la informalidad “tradicional” asociado a la densidad de la ciudad (Canham y Wu, 2015), aunque este no es el caso de Pok Fu Lam, un barrio antiguo y único en Hong Kong, uno de Los pocos barrios históricos

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y con edificios de baja densidad que quedan en la ciudad. Los primeros residentes de esta zona llegaron a Pok Fu Lam en 1660, pero es en la década de 1810 donde se pueden encontrar las primeras descripciones del vecindario. Entre los años 1860 y 1880 del siglo XIX, debido a la colonización británica, el pueblo sufrió cambios, especialmente en lo que respecta a tipologías de edificios e infraestructuras. En estos años, el barrio pasó de ser un área netamente rural a desarrollar un mínimo proceso de urbanización donde se combinaban usos comerciales, residenciales y agrícolas. Después del final de la Segunda Guerra Mundial, una importante migración de China a Hong Kong aumentó la población del vecindario de 20 a 100 familias. En la década de 1980, la economía de Hong Kong creció rápidamente a medida que las actividades comerciales multinacionales globalizadas y la población aumentaron12. La población continuó creciendo hasta la década del 2000, donde experimentó una pequeña disminución a pesar del desarrollo residencial de gran altura que comenzó a extenderse por el vecindario (por ejemplo, en el Jardín Chi Fu)13. Hasta 2006 se llevaron a cabo obras de remodelación, pero los aldeanos aún no tenían un título que les garantizara el derecho a vivir en esas casas. Por lo tanto, la gente no tenía muchas posibilidades de mejorar sus casas, por lo que la aldea comenzó a convertirse rápidamente en un barrio pobre. En 2006 comenzaron a entregarse títulos de dominio, cuestión que posibilitó un auge en la construcción: en un año se reconstruyeron de 20 a 30 casas. La tipología de las casas aumentó tanto en la sección como en el plano, a medida que se agregaron pisos y se extendió el frente. Este auge creó un proceso de reconstrucción rápido e incontrolado. Después de este primer auge, a mediados de 2007, el Departamento de Tierras ordenó rectificaciones con restricciones en altura y en el uso de tejados. Para el propósito de esta investigación en Pok Fu Lam, se encuestó a diez casas. “Esta era un área de casas de cerdos pertenecientes a los principales edificios residenciales de Hakka (18 unidades) en Wai Chai. Como los cerdos eran muy valiosos, tenían el lugar más seguro y, por lo tanto, el más alto de la aldea. El área está bien reparada en caso de tifones, tormentas y deslizamientos de tierra. Estas casas tienen un promedio de 100 años. Por supuesto, esta es la edad del nivel original de la planta baja. Luego, la adición de más pisos comenzó durante los años 50 y 60. En 1960, las Comunidades Británicas desarrollaron la comunidad para involucrar a las personas en la vida de la comunidad social, para facilitar que las personas se unan y mejoren su calidad de vida por sí mismas y no por el gobierno.

12. La población aumentó de 76.900 personas en 1981 a 84.500 personas en 1985 (ref. Registro de notas de planificación urbana - Esquema del Plan de Zonificación No: S / H10 / 1, 28 de febrero de 1998). 13. De 86.000 habitantes en 1998 a 81.900 en 2001.


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14. Entrevistado en septiembre de 2013.

La forma de las parcelas es tan regular porque los propietarios de las casas Hakka dividían la tierra para las casas de cerdos. Dentro del pueblo, una empresa establecida dentro de la comunidad realizó los trabajos de mantenimiento. En 5 años se debió construir el sistema de alcantarillado. Hay amenazas posteriores sobre la aldea, debido a las dinámicas que adquiere el valor de la tierra de Hong Kong, aunque la gente se ha puesto en pie de lucha para poder quedarse allí, sin embargo el poder del Gobierno es muy fuerte. La institución CARITAS también brinda una ayuda” (Benjamín Sin Chiu Hang, líder del equipo del Servicio de Desarrollo Comunitario perteneciente al Proyecto de Desarrollo Comunitario Caritas Pokfulam)14. Al ingresar en Pok Fu Lam, quien visita adquiere la percepción de ingresar en un vecindario privado y cerrado. El uso de las calles y callejones, principalmente peatonal y, caracterizado por pequeños escalones que suben y bajan la colina, es semi privado. A menudo, los fregaderos se encuentran a lo largo del callejón, y con los fregaderos también cepillos de dientes, ollas y platos de cocina y otros objetos privados. A menudo, los residentes se lavan la cabeza y el cabello en estos fregaderos o en cubos a lo largo del callejón. Además, a medida que los residentes se quitan los zapatos en la casa, por lo general, estos se dejan ordenados frente a la puerta a lo largo de la calle. Aquí, la tipología prevaleciente de la casa generalmente se compone de dos partes: la “parte húmeda” (cocina y baño) y la “parte seca” (sala de estar y dormitorio). Estas dos partes a menudo están separadas por la calle, en la que se encuentran dos puertas en cada uno de los dos lados del callejón: uno para la parte húmeda y otra para la parte seca. Mientras que la parte húmeda tiene un piso de altura, la parte seca de la casa puede ser de dos o tres pisos y adaptarse a la topografía del área, especialmente en aquellas parcelas que tienen una doble entrada transversal. Las escaleras distribuyen los múltiples pisos presentes dentro de las casas, que están construidos principalmente en bloques de concreto o en láminas de PVC, al igual que los techos. En este contexto, la concepción del espacio público y privado es muy diferente. El espacio público incluye jardines de vecindarios, espacios donde sentarse y donde se dejan sillas privadas todo el tiempo. Lo público y lo privado interactúan profundamente y se contaminan entre sí con sus funciones. La vida de la comunidad tiende a ser muy cerrada. Resulta difícil ser aceptado, pero una vez que se ingresa físicamente al vecindario, es posible ser parte de una comunidad.

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Figura 5: el plano de una casa de Pok Fu Lam dibujado por la autora. Leyenda del plan: B - dormitorio, T - terraza, K - cocina, L - sala de estar, T / S - Almacenamiento

Pemba es una ciudad costera en la región norte de Cabo Delgado, Mozambique. Al estar ubicada en una bahía natural, nació como un puerto durante la época Swahili y mantuvo su vocación durante la colonización portuguesa y hasta nuestros días. En esta ciudad se seleccionaron cuatro barrios para el análisis: Alto Gingone, Paquitequete, Chuiba y Natite, donde se encuestó un total de 56 casas. Estos barrios tienen diferentes características morfológicas y arquitectónicas, ya que representan la vida popular de la ciudad en diferentes períodos expansión de la misma15. En términos de antigüedad del asentamiento, el primero es Paquitequete, perteneciente al período precolonial; luego Natite representa el asentamiento colonial; el período de independencia generó el vecindario de Alto Gingone; y Chuiba representa la expansión actual. Los cuatro barrios tienen condiciones topográficas similares. La homogeneidad geográfica de los asentamientos fue crucial para permitir el análisis comparativo de las tipologías de casas, por lo tanto, todas las áreas están asentadas en un área plana dentro de Pemba. De todas maneras, todos los vecindarios están cerca de la costa. De hecho Paquitequete, Natite y Chuiba están directamente emplazados mirando hacia el mar. La selección de los barrios también tuvo en cuenta la viabilidad y seguridad en las aplicaciones de la encuesta, cuestión que fue facilitada por la disposición de los líderes de la comunidad para participar en la investigación y crear la conexión con los habitantes locales. Según las estadísticas, Pemba es un entorno seguro, sin embargo, las principales amenazas

15. Paquitequete <1857, Natite 19341960, Alto Gingone 1960-1975, Chuiba 2000.


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Imágenes 6, 7. Frentes y callejones en Pok Fu Lam

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documentadas por el PEDM16 son la corrupción, la malaria y el cólera. En general, la población está abierta al diálogo con los extranjeros, pero las temáticas trabajadas en la encuesta implica que el ingreso al espacio privado y la recopilación de información sobre ella, cuestión fue mucho más ágil en tanto fue presentada y preparada por la población local17. Además, la elección de barrios tuvo en cuenta el número y el origen étnico de las personas que viven en él, puesto que más allá de la similitud de la cantidad de habitantes, todas las áreas difieren significativamente en términos de procedencia étnica18. De hecho, Mozambique alberga una pluralidad de etnias y Pemba representa bien esta mezcla. Los principales grupos étnicos en los cuatro barrios son los Mwanì, Macua y Maconde19. La tipología del vecindario Alto Gingone se puede encontrar en cada uno de los vecindarios de la ciudad. Su presencia se debe a que las personas poseen los saberes para autoconstruir sus viviendas, mediante reglas generales de construcción. Además, las personas se reconocen a sí mismas en el estilo de vida generado por esta tipología de vivienda, siendo parte fundamental de su pertenencia y conformación identitaria. Aquí, la casa se concibe como una secuencia de espacios abiertos y cubiertos dentro de la parcela. En la mayoría de los barrios, la parcela está delimitada por un límite físico que aumenta en grosor y durabilidad del material a medida que aumenta la densidad del área. Los materiales predominantes utilizados para los límites corresponden a palos de bambú, entrelazados o simplemente alineados y fijados juntos a barras de madera con clavos y bloques de cemento. Las construcciones realizadas dentro de los patios son al menos dos: el edificio principal y los servicios para la higiene, tales como baños y letrinas. El inmueble principal generalmente está hecho de una estructura de madera, a menudo simplemente apoyada en la arena, aunque en otros casos se emplaza sobre una losa de concreto de aproximadamente 10 cm de espesor. Las paredes, internas y externas, generalmente están hechas en pau à pique: una técnica constructiva local en la que dos capas de palos de bambú se rellenan con piedras y barro. El acabado vertical generalmente está ausente y si está presente es realizado en matope (palabra swahili usada para denominar el lodo), el cual puede ser de diferentes colores: desde marrón claro hasta rojo. Por su parte, el techo está hecho de una estructura de madera, encontrándose cubierto por materiales vegetales o láminas de metal. En cuanto a las funciones y su distribución dentro de la casa, el inmueble principal se utiliza para dormir, descansar y almacenar distintas mercancías. Los interiores del inmueble generalmente están distribuidos

16. Plano de Desenvolvimento Municipal 2014-2018. 17. El único vecindario en el que varios habitantes se negaron a ser parte de la investigación fue Natite. Este vecindario está muy diversificado en términos de grupos étnicos, siendo un área comercial donde generalmente pasan los extranjeros y en el que el sentido de comunidad no es tan fuerte como en los demás. En este caso, algunas parcelas no fueron encuestadas y se informan como tal. 18. En cuanto al número de habitantes, solo Chuiba difiere con un número entre 4.000 y 9.000 personas, mientras que los otros tres vecindarios albergan entre 9.000 y 22.000 personas. 19. Mwanì, procedencia árabe, principalmente de religión islámica. Históricamente fueron considerados sirvientes y sometidos. Este grupo étnico siempre se dedicó a la pesca y las actividades comerciales. Paquitequete alberga una gran comunidad de personas mwani; sin embargo, también viven en otros barrios dentro de “celdas familiares”. Macua, es una tribu africana, que cree principalmente en las creencias islámicas y africanas. Se pueden encontrar grupos de estas personas en Natite, Alto Gingone y Chuiba. Esta es una población que busca vivir en respeto con la naturaleza. Tanto las mujeres como los hombres usan una máscara blanca de belleza hecha de madera. Su sociedad es tradicionalmente patrilineal. Maconde, es una tribu africana cuyo pasado corresponde al de guerreros.


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por un corredor central que une la entrada simétricamente, distribuyendo cuatro habitaciones de dimensiones similares: dos en un lado y dos en el otro. Una de estas habitaciones, generalmente la que da al lado de la calle, se usa como sala de estar; las otras se utilizan como dormitorios. La otra construcción presente dentro del patio, alberga las funciones higiénicas del baño y la letrina. Esta construcción se encuentra hecha para moverse dentro del patio, ya que no hay un sistema de alcantarillado, por lo tanto, se considera como temporal y se encuentra en el punto más alejado de la casa, generalmente en la parte trasera del patio. Sus paredes circundantes son de bambú, de materiales plásticos o de tela. Mayoritariamente, no tienen cobertura sobre el techo. Los desechos de todo tipo, generalmente, se entierran o se dejan en los bordes de los barrios o bien se entierran en los patios. El patio suele albergar elementos vegetales, decorativos y / o productivos, como un huerto o árboles frutales y, en la mayoría de los casos, un gallinero. El tipo de pavimento dentro de la casa abarca una amplia gama de variedades, desde concreto con decoraciones, pasando por concreto sin decoraciones, hasta revestimientos de plástico destinados para limpiar arena. La arena limpia caracteriza el piso de todos los patios observados, la cual permite distinguirse del pavimento de la calle, el cual usualmente posee arena sucia. Esta distinción ocurre incluso en aquellas casas que no tienen un límite físico en su parcela. Las ventanas a menudo están ocultas por razones de privacidad y seguridad. Como consecuencia, los interiores suelen ser oscuros y no están bien ventilados. Las ventanas pueden quedar vacías dentro de la estructura de madera sin oscurecerse u ocultas por láminas de metal o telas. Los marcos de ventanas artesanales siempre están enmarcados en madera, generalmente se encuentran decorados y poseen una mosquitera. Las puertas también están enmarcadas y delimitadas dentro de la estructura, las cuales están hechas de madera, industrial o artesanal, o de hierro. Por lo general, las aberturas son simétricas tanto en el lado de la calle como en el patio. La mayoría de los elementos de las casas están hechos de materiales locales, lo que hace que las casas sean más ecológicas y más baratas. La inserción de elementos industriales se percibe, actualmente, como reconocimiento de riqueza, aunque aún así, los elementos comprados, como los marcos de ventanas o puertas, a menudo no se emplean adecuadamente (a menudo se usan solo como decoraciones o con fines simbólicos y religiosos). Estos elementos tienden a afectar la tipología: hoy, el cambio principal está representado por los techos de PVC, reemplazando a los vegetales, y con ello modificando toda la estructura y distribución de la casa. Entre los

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elementos arquitectónicos y espaciales de la tipología, dos son los principales que repercuten positivamente en el mejoramiento de la calidad de vida y en la relación interior/exterior y público/privado: el patio y la baranda. Los patios de las casas son espacios vacíos que se utilizan para múltiples propósitos, entre los cuales se encuentra la producción familiar de alimentos, principalmente vinculada a avicultura y huertos. El patio, tal como está concebido, crea la posibilidad de un espacio verde productivo que es un recurso para las familias. La baranda es el elemento arquitectónico que crea una interacción poderosa entre el espacio público y privado, aumentando la calidad de las calles a través de frentes permeables. Está presente en todas las casas de Alto Gingone y deriva directamente de la tipología swahili. Por su parte, la terraza se encuentra en los dos lados más grandes del inmueble principal y se utiliza para varias funciones, tales como cocinar, trabajar y descansar. Por último y a escala de vecindario, la tipología de vivienda tiende a ser fácilmente agregable e independiente de la estructura urbana. El espacio público está presente, y es respetado y percibido como relevante por la comunidad.

Figura 8, 9. Plano y elevación de la tipología de casas prevaleciente, derivada de la superposición de las casas encuestadas en el barrio de Alto Gingone. Dibujado por la autora Figura 9. Fotografía del frente de una de las casas dentro de los cuatro barrios seleccionados.

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Conclusiones Las casas autoconstruidas son una respuesta poderosa al fenómeno de urbanización en todos los contextos, ya que dan cuenta de las especificidades de la forma de vida local; representan el trasfondo social, económico y cultural, destacando aspectos materiales e inmateriales de un lugar. Aquello, entre varios tópicos más, los hace relevantes de ser estudiados para la implementación de nuevos proyectos en los territorios. Las encuestas morfo-tipológicas, acompañadas del estudio de las fuentes bibliográficas, conducen a conclusiones específicas para la arquitectura y para la escala de la ciudad. Suponiendo que algunos contextos no pueden permitirse inversiones públicas sustanciales, es importante planificar un desarrollo que pueda utilizar recursos alternativos, como la creatividad de los habitantes locales y sus capacidades productivas y de construcción. A pesar de las diferencias, las casas autoconstruidas de Sao Paulo, Hong Kong y Pemba representan una etapa de la evolución de formas de vida local que mezclan lo rural y lo urbano, como un proceso de fertilización cruzada. La construcción de abajo hacia arriba plantea la posibilidad de mejorar los inmuebles mucho más fácilmente, proporcionando herramientas que permiten mejorar su calidad de vida. Las personas que habitan estos territorios preservan la identidad cultural local, representan una fortaleza para el desarrollo local y permitirían innovar sobre los modelos de urbanización existentes. Tal como subraya Lévi-Strauss (2017), cada cultura posee su propio camino de evolución, el cual se encuentra inscrito en un sistema peculiar de criterios que determinan el proceso. Es precisamente en contextos en los que la urbanización aún no se ha completado totalmente, donde no hay infraestructuras existentes del sector industrial y donde la cultura urbana se crea casi ex novo, con una base proveniente desde la cultura rural, lo cual posibilitaría problematizar un nuevo concepto de ciudad a ser desarrollado. La transformación de las jerarquías espaciales, a través de la implementación de estas tipologías locales de autoconstrucción, enriquecidas por una producción difusa, se abren las posibilidades para crear nuevos tipos de ciudad, más allá de las necesidades básicas vinculadas al transporte, los tiempos de viaje y la economía de escala. El cambio de significados sobre la urbe se debería enfocar hacia la no producción de la división

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estricta entre lo urbano y lo rural, en la que es posible obtener las ventajas de una producción difusa y de un proceso de silvicultura urbana. Esto sería posible solo si la ciudadanía lo proyecta como una evolución natural, razón que le otorga mayor relevancia al empleo de las tipologías locales, cuestión que posibilitaría la preservación de los saberes asociados a sus modos de construcción vernácula. Figura 10. Comparación de las tres tipologías


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Sobre policía y política: observaciones desde un trabajo de campo en Ladera Angelmó

Sobre policía y política: observaciones desde un trabajo de campo en Ladera Angelmó Ana Bengoa 1.

Resumen Esta crónica-artículo expone algunas de las observaciones de un “trabajo de terreno” realizado en el campamento Ladera Angelmó, en la ciudad de Puerto Montt el año 2017, las cuales abordan de manera crítica -y desde una observación participante-, la relación del Estado y sus políticas habitacionales con el campamento en cuestión. Debido a la forma narrativa del artículo, la o el lector no encontrará ni un apéndice específico de descripción teórica ni metodológica, como suele la usanza de los productos académicos contemporáneos, aún así, el presente escrito es un ejercicio crítico para re-pensar política y epistemológicamente la relación sujeto/ objeto (observante/observado) desde las ciencias sociales en nuestra actualidad. Palabras clave: Campamento, Estado, Política, Policía, Saber.

Abstract

1. Ana Bengoa: Investigadora asociada Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México. Email: abenval@gmail.com

This chronicle-article exposes some of the observations of a “field work” carried out in the Ladera Angelmó camp, in the city of Puerto Montt in 2017, which critically addresses - and from a participant observation - the relationship of the State and its housing policies with respect to the camp in question. Due to the narrative form of the article, the reader or the reader will not find a specific appendix of theoretical or methodological description, as usually the use of contemporary academic products, even so, the present writing is a critical exercise to rethink political and Epistemologically the subject / object relationship from the social sciences. Keywords: Camp, State, Politics, Police, Knowledge.

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A modo de introducción Los formatos escriturales que actualmente definen la forma de lo decible dentro del campo académico, han dado paso a enormes limitaciones con implicancias de carácter político y epistemológico, en una mecánica que para defender los propios imperativos de verdad de cada texto suele omitir el hecho de que en las llamadas ciencias sociales no existe objetividad que no esté precedida por subjetividades específicamente posicionadas. Este tema podría ser trabajado de manera profunda, en un artículo especializado, pero no es ese el propósito de estas páginas. El propósito es mucho más simple y aparentemente inocuo: exponer algunas de las observaciones de un trabajo de terreno realizado en el campamento Ladera Angelmó, en la ciudad de Puerto Montt, apuntes que no tuvieron cabida en ningún informe, quedando agónicos en un pequeño cuadernillo. Los “cuadernos de campo” son instrumentos bastante curiosos, ya que a pesar de su simplicidad, son una de las principales herramientas etnográficas, y aun así, la semejanza con un diario de vida es evidente, dada la intimidad inmersa en cada apunte. De ahí nace esta narración en primera persona, con sus enormes limitaciones, pero también con las ventajas de un ejercicio de pensamiento que no está disociado de los sentires de quien observó y de quienes fueron observados/as e hicieron manifiesta su crítica político-epistemológica a la labor de las ciencias sociales y su vínculo con el Estado.

Desde la Ladera “No voy a repetir una vez más en este tema, las causas más antiguas que originan el problema. (…) No voy a insistir en que fueron nuestras estas tierras, desde antes de que existiera su nación y su bandera (…). No voy a defender mi integridad ni mi inocencia, usted ya decidió que soy culpable, mucho antes de mi audiencia”. Lo que no voy a decir, Sub Verso y Portavoz. Unos tenues rayos de sol hacían brillar los reflejos de los miles de latones que, mojados tras la tormenta, cobijaban las casas del campamento Ladera Angelmó. La lluvia había cesado apenas hacía unos minutos. Yo había pasado el aguacero al calor del mate y la cocina a leña de una señora a quien –siendo sincera–, tras un intermitente hostigamiento, había


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convencido que me concediera una entrevista. Después de casi una hora del extraño e inevitablemente forzado vínculo que implica una entrevista semi–estructurada, salí a caminar y fumarme un cigarro. En ese paréntesis de sol que mostraba la deslumbrante belleza de la ubicación del campamento (el mar en toda su abrumadora extensión), se escuchaba, a pocos metros de distancia, la música que salía de unos parlantes situados en el patio de una casa, parte de la cual sintetizo en el epígrafe de esta crónica. Acompañados por la lírica de los cantantes de rap Sub Verso y Portavoz, tres pobladores –un joven afro descendiente y dos mapuche– arreglaban un cobertizo que la tormenta había rajado. Antes de la primera visita al campamento, enmarcada en una investigación so–licitada por el Estado, había pasado a una reunión con el “Departamento de Campamentos” del Servicio Nacional de Vivienda y Urbanismo (SERVIU) en el centro de la ciudad de Puerto Montt. En esa instancia, el Señor Beyer –encargado regional del programa– me mostró las imágenes y planos del edificio de cuatro pisos a ubicarse en Av. Alessandri con que suponen en 2019 “solucionar el problema”, esto es, erradicar el campamento. Me advirtió en ese entonces del amplio rechazo del proyecto por parte de las y los pobladores, lo cual se debía –en sus palabras– a “cuestiones de índole cultural”. El horizonte de significados al que hacía referencia dicho enunciado se mostraba tan amplio como ambiguo. De cualquier manera, ni la opinión de los/as pobladores/as ni las –supuestas– causas de estas opiniones incidirían en el proceder del proyecto de erradicación. Según datos de SERVIU el campamento fue fundado en 1964, por lo que posee una antigüedad y poblamiento superior a 50 años. Según los testimonios recabados en terreno, sin embargo, el campamento fue fundado en 2002, lo cual posiblemente expone, más que un error en los antecedentes dados por SERVIU, la permanente rotación y cambio del espacio y sus habitantes. Otro elemento a destacar es que la amplitud del campamento señalada por el mapeo del SERVIU no coincide con los límites de las narraciones de las y los vecinos, ya que para ellas/os, los límites del campamento son los del espacio social manejado y controlado por los mismos y el comité, es decir, un espacio más pequeño que el del mapeo antes citado, ya que esto incluye a las viviendas que se encuentran en la parte baja de la ladera y en el otro lado de la quebrada, lo cual para los/ as pobladores/as no constituiría parte del campamento pues no participan del comité. En otras palabras, el campamento está definido, según las narrativas, más bien por el espacio de organización social.

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La abundancia de este tipo de “diferencias ópticas” es una de las características distintivas del enfoque con que el sistema estatal –y paraestatal– aborda el tema de los campamentos o tomas de terreno a nivel regional y nacional. Las estadísticas, en este sentido, también dependen radicalmente de la institución que las emite, como de la metodología con que el “fenómeno” es medido. Lo cierto es que el tratamiento que a nivel biopolítico este tipo de instituciones hace de los grupos humanos –pensados como poblaciones cuantificables– omite una importante constelación de información, fundamentalmente la proveniente desde las propias narrativas de las/os pobladoras/es, exponiendo el abismal muro que separa a gobernantes y gobernados, característico de las autodenominadas democracias representativas. La unidad analítica que representa, en este sentido, “el campamento” desde la óptica biopolítica es nula. El comité, en cuanto forma de organización de las/os pobladoras/os si bien es reconocido por las lógicas gubernamentales, dicho reconocimiento opera de una forma bastante unilateral, lo cual implica que su existencia es incluida siempre y cuando esta obedezca a los intereses gubernamentales, a su lógica clientelar, y nunca en una relación dialógica encaminada a la construcción conjunta de una alternativa habitacional común. No se trata aquí de idealizar a la noción de comunidad, ni mucho menos de pre–suponer que esta existe en cualquier campamento. De hecho, los testimonios recabados confirman que la unidad del campamento no existía –en palabas de muchos/as entrevistados/as “esto era tierra de nadie”–, era un sector inseguro fundamentalmente por la existencia de narcotraficantes de pasta base, lo cual generaba muchos conflictos al interior del campamento: robos domésticos, peleas con armas de fuego, heridos, sensación de peligro y nulos lazos de solidaridad y organización colectiva. Hace aproximadamente dos años (2015), sin embargo, esto cambió. Este es uno de los acontecimientos reconocido por los testimonios recabados como de mayor significación. Los hechos ocurrieron –sintéticamente– de la siguiente manera. Después de que una mujer que traficaba le disparó a otro vecino, los pobladores se armaron con palos y herramientas de trabajo y echaron a la mujer que traficaba junto a sus vendedores por menudeo y desarmaron su casa. Este hito se reconoce como el fundador de la actual forma y situación social del campamento. Desde entonces la organización en todo ámbito es continua, como así también la solidaridad y el control interno. Hay una clara demarcación discursiva de que “si no nos ayudamos entre nosotros, nadie lo va a hacer” y es por eso


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2. Es importante, en este sentido, señalar que las/os pobladores en su gran mayoría son personas que han migrado del campo a la ciudad (carácter derivado del continuo proceso de proletarización del campesinado).

que, más allá de las rencillas interpersonales, el campamento es descrito como una comunidad o familia (asociación de hermanos/as metafórica). Sin embargo, este importante logro organizacional, calificado por todos/ as los/as pobladores/as como positivo, no existe en la gramática de las políticas habitacionales del Estado. El matiz colonial con que el Sr. Beyer se refirió a las “cuestiones de índole cultural” (que argumentan el desacuerdo respecto al proyecto de erradicación), precisa ser analizado con un mínimo de rigurosidad. Al caminar por el campamento, es posible notar rápidamente que muchas de las casas tienen cerrados y techados sus patios con rejas, tablas y latas, es decir, utilizan a cabalidad el espacio para guardar materiales de reciclaje, leña, autos viejos, entre otros. También hay muchos perros y gatos, todos queridos por sus dueños/as, e incluso un caballo y una carreta. Estos elementos, nos permiten entender en parte, el por qué de la negativa unánime de los y las pobladores/as a irse al proyecto inmobiliario propuesto por SERVIU. Desde luego no son las únicas razones. También se planteó, tanto en el conversatorio de la sede como en algunas entrevistas, que el proyecto habitacional correspondía con el proyecto de vida. En este sentido, para quienes tienen hijos/as o pretenden tenerlos/as, las restricciones espaciales de un departamento son significativas, mientras que la opción de una casa permite intervención y ampliación. A su vez, los patios cumplen una función no menor para quienes trabajan en reciclaje, comercio de leña, entre otros, pues es el lugar de acopio de los materiales, esto es, el patio cumple una función importante en la economía doméstica2. Por otra parte, hablando sobre la localización del campamento en relación a la ciudad y los servicios frecuentados por las y los pobladores, hubo un consenso en que la ubicación del campamento es muy buena ya que se encuentra cerca del centro, hay buena locomoción que permite llegar a cualquier parte de la ciudad, existe un consultorio cercano, comercio, escuelas, bomberos, entre otros, todos elementos que quedaron plasmados en el mapa colectivo anexo. Además, vale mencionar que los días de terreno siguientes yo misma bajé del campamento por la escalera, caminando a Angelmó, tramo que no demora más de diez minutos. Es sumamente relevante tomar en cuenta la lectura que el Estado hace respecto al concepto de Seguridad. Si bien es cierto que en el campamento ha habido un sin número de accidentes asociados a incendios y a derrumbes, también es cierto que este tipo de accidentes no se derivan de la neutralidad del terreno, sino de la forma en que organismos como el

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Municipio o el mismo SERVIU han excluido al espacio social constituido por el campamento de su plan de manejo urbano (alcantarillado, electricidad, caminos, muros de contención, etc.). El campamento no presenta antecedentes de contaminación ambiental, ni de basurales; sin riesgos de inundación, ni cercano a cursos de aguas contaminadas, ni a una planta de tratamiento de aguas residuales, ni cercano a un tendido eléctrico de alta tensión. En 2014, la Municipalidad de Puerto Montt, a través del Departamento de Obras, emitió un certificado donde declara inhabitables varias viviendas de la ladera. Sin embargo, en el trabajo de terreno propiamente, y a pesar de las narraciones de accidentes e incendios, el lugar fue descrito como seguro y tranquilo. Si tomamos en cuenta los ejes inscritos en la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC) con que el Ministerio del Interior mide la percepción de riesgo de los/as habitantes, en ella –además de estar referida casi exclusivamente a los delitos contra la propiedad de baja envergadura– se integran como indicadores de “seguridad” curiosas preguntas como por ejemplo la presencia de murales, graffitis y perros en la calle. De hecho, dicha encuesta –base de la mercadotecnia publicitaria de los votos electorales– nada pregunta respecto a la violencia, humillación y vejámenes cotidianos impartidos por las propias “fuerzas del orden”4. Empezamos entonces a entender, poco a poco, a qué se refiere el abstracto enunciado propuesto por el encargado regional del “programa campamentos”. Más allá de que en muchas de las entrevistas realizadas haya sido propuesta como “la mejor solución al problema” que los terrenos sean regularizados, que permanezcan quienes actualmente habitan el territorio junto a sus actuales formas de organización y que los recursos del Estado sean utilizados para mejorar los espacios públicos del campamento, frente a la negativa del Estado, el petitorio colectivo del comité pide al menos que los trasladen a todos/as juntos/as a un sector habitacional de casas, ya que en un edificio simplemente no tienen cabida las actuales formas de vida. Desde la óptica del Estado, sin embargo, es este petitorio quien no tiene cabida. La ausencia de canales para la resolución conjunta de este conflicto, nos lleva a un segundo problema político, a saber: como ningún/a poblador/a está dispuesto/a a irse al proyecto habitacional de SERVIU, quienes están inscritos/as en el programa de subsidios habitacionales han optado por la compra de una casa usada, lo cual evidentemente supone la dispersión y ruptura de los lazos comunitarios creados hasta la fecha. ¿Quiénes habitarán entonces el edificio que SERVIU pretende construir el año 2019? La respuesta es clara: los y las pobladores/as que vayan llegando una vez el

3. En este sentido, vale reiterar que Carabineros de Chile nada tuvo que ver con respecto a la actual situación de “seguridad y tranquilidad” del Campamento, pues estos ni siquiera colaboraron en el control/represión del narcotráfico que antes de los hechos ya narrados regía las dinámicas del campamento. Más aún, los/as entrevistados/as, además de reiterar la nula ayuda que implica dicha institución, en muchos casos mencionaron que constituyen un impedimento o peligro, fundamentalmente porque cuando toca arreglar un tendido eléctrico, los pobladores encargados corren el riesgo de ser apresados.


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Estado logre desarticular, a partir de subsidios, las tramas organizacionales que constituyen hoy el campamento. Por esto, el dispositivo institucional con que interactúa SERVIU no es el campamento, sino La Familia. En este sentido, ambas propuestas colectivas (irse todos/as juntos/as o quedarse todos/as juntos/as) se encuentran minadas por la metodología de comunicación y acceso con que opera el “programa campamentos”, la cual se vincula y relaciona fundamentalmente con unidades familiares y no comunitarias. De esta manera, se observa una suerte de forma institucional de administración poblacional por parte de SERVIU, que no contribuye al fortalecimiento de las redes de organización y de cuidado internas, muy por el contrario, opera –consciente o inconscientemente, poco importa– socavando el espacio social que los y las pobladoras han construido para protegerse de la situación de vulnerabilidad radical en la cual se encuentran inmersos/as. Por esto, es importante recalcar que la ida de quienes actualmente constituyen el campamento no asegura su erradicación, ya sea por la venta de las mediaguas una vez que cada hogar se cambie de casa, ya sea por la aparición de nuevas tomas en el mismo terreno. Es por esto que el campamento está desde 1964, a pesar de que ninguno/a de los/as pobladores/as reconozca esa fecha como origen del mismo. Por él han pasado centenares de personas en una suerte de “estado de tránsito relativo”. Quizás no es la primera vez que los habitantes del campamento logran un nivel de unión, cuidado y organización semejante, esto no lo podemos saber debido a las características exploratorias de este estudio, sin embargo, algo que sí podemos afirmar es que estas, hasta el momento, tienen fecha de término y dicha fecha está dada justamente por la obtención de la –paradójica– “solución habitacional”. El siguiente fragmento de diálogo, es, en este sentido, bastante ilustrativo: –¿Cuántos campamentos hay en Puerto Montt? –Está el de Las Camelias… –No, porque el de Las Camelias ya lo eliminaron –No, porque están saliendo más casas [ahí], se armó de nuevo la toma al otro lado del muro –Entonces eso no se va a terminar nunca –No pues, no va a terminar nunca porque cada vez hay más pobres, ahí se instalaron no sé cuántas familias… Estas observaciones de los/as pobladores/as respecto al caso del reciente intento de “eliminar” al campamento Las Camelias y su actual

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re–emergencia, nos brindan una importante señal frente al proyecto de “eliminar” al campamento Ladera Angelmó programado para el año 2019. Es una señal de alerta respecto a su potencial re–emergencia, y también de cómo esta re–emergencia no incluirá necesariamente a los niveles de organización social que actualmente existen en dicho espacio. Nos brindan también una señal respecto al escenario general del problema de déficit y precariedad habitacional en Chile, junto a una reflexión bastante clara respecto a que las medidas de mitigación actualmente desarrolladas por las instituciones formales encargadas no son la solución, sino parte del problema. Parte de una concatenación de dispositivos de reproducción del problema en cuestión. Esto no es, evidentemente, un asunto nuevo. Ya en los albores del siglo XX, en el marco del debate por la primera Ley de Habitaciones Obreras (Ley 1.883)5, va a ser la familia el dispositivo más importante para articular la relación entre “orden, economía y estabilidad moral”. Un fragmento de un Sr. Orrego Luco, plantea en 1897 que: “Mientras el bajo pueblo esté sumergido en la miseria, mientras viva en la promiscuidad horrible de los ranchos, no solamente tendremos condiciones físicas que hagan inevitable la mortalidad de los párvulos, sino también, la falta de los sentimientos de familia, en que nuestra sociabilidad se halla basada”(Orrego, 1897 citado en Espinoza, p.34, 1988) O citemos otro fragmento, esta vez de la tesis de Arturo Alessandri para obtener el título de abogado en 1893: “En el hogar se forman los ciudadanos, pero esta influencia bienhechora no está presente para el obrero, debido al aspecto lóbrego y sombrío de su habitación. (…) Un hombre así de desgraciado pronto piensa en el crimen. (…) El obrero no conoce el reposo del hogar, que es remplazado por la actividad febril de la taberna” (Alessandri, 1893, Op. Cit. p.35). O la observación del diputado Salas en 1905, también en este sentido “muy elocuente”: “No pudiendo tolerar su miseria, se va a la taberna, se dedica a la bebida, a la charla sobre los mismos temas, abultada por los efectos del alcohol, y nace el odio contra las clases superiores, el malestar con los patrones, las exigencias de mejores jornales, las huelgas”(Salas, 1905, Op. Cit.)

4. Un punto importante a señalar –pues es un tema absolutamente vigente- es que la Ley de Habitaciones Obreras si bien fue aprobada en 1906, en términos concretos fue absolutamente ineficiente respecto al problema habitacional pues no contaba con el financiamiento necesario, y además, las pocas veces que fue aplicada fue exclusivamente en sectores urbanos, pues las grandes faenas se organizaban en torno a todo un sistema de administración privada, control de terratenientes, latifundistas o de los empresarios de la minería, y en esos sectores el Estado no se permitía intervenir. De hecho, para complementar a la Ley de Habitaciones Obreras en 1916 se creó una segunda ley, la Ley 1.969, hecha para alejar al Estado de la construcción directa y estimular la inversión privada en la construcción, es decir, una lógica muy similar a lo que está pasando con las políticas de vivienda actualmente y con otras ramas de las “políticas sociales”.


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El vínculo de las políticas habitacionales y los intentos de producción de la familia heteronormativa en tanto dispositivo de control social (primero asociado al aumento de la población y el control de su crecimiento demográfico, luego, a la función moral y civilizatoria asignada por los discursos de las clases gobernantes), no ha cambiado mucho desde fines del siglo XIX hasta la fecha, independientemente de que de facto los sistemas productivos y reproductivos sí hayan cambiado significativamente. En este contexto, podemos ver entonces que se produce esta escisión violenta entre espacio público y espacio privado –digo “se produce” sin la intención de invisibilizar la voluntad de poder que impregna a estas formaciones discursivas–, una división tajante de los roles sexuados y un fuerte énfasis en el campo reproductivo (de las condiciones de producción) muy ligado al concepto de biopolítica, en el cual la categoría de reproducción es absolutamente productiva: produce cuerpos, cuerpos feminizados y masculinizados: leche, bonos por el cuidado de los infantes para la disminución de su mortandad (y reproducción de la mano de obra o “ejército de reserva” que mantendrá las condiciones laborales por el imperativo de la necesidad). Cuestión que, como hemos visto, incentiva el clientelismo –fundamentalmente encarnado en los cuerpos feminizados– mientras que desincentiva –o simplemente destruye– la organización colectiva a partir de la separación tajante entre vida pública y vida privada, en desmedro claro de la primera. En este sentido, un eje planteado reiteradamente en el conversatorio desarrollado en la sede del campamento remite a la desconfianza de las políticas implementadas por SERVIU, el desacuerdo frente a la modalidad de sus prácticas, el trato diferencial con ciertas familias, el desconocimiento al petitorio colectivo, la inflexibilidad de las propuestas (expuesta en la expresión “o lo toma o lo deja” que catalogaron como “presión psicológica”), entre otras. Eje crítico que también recae frente a la Fundación Techo–Chile, quienes, a pesar de haber participado de la construcción de la sede, según las y los pobladores/as “aparecen sólo cuando necesitan pedirle plata al Estado”. La desconfianza frente a estas instituciones quedó claramente expuesta en el conversatorio en la sede y en términos de la experiencia de trabajo de campo en general, también se vio reflejada en las entrevistas, y en algunos casos en el rechazo a ser entrevistadas por segunda vez, a pesar de haberles explicado que no trabajaba directamente con ninguna de ellas, cuestión que expondré más adelante, siguiendo el orden cronológico del trabajo de terreno. Al momento, basta decir que dicha explicación no pareció convincente –y con justa razón.

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El desacuerdo, la rabia, el espejo Como ya hemos adelantado en párrafos anteriores, la razón de mi estancia de investigación en el campamento remitió a un trabajo derivado de un proyecto licitado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. En este contexto, a pesar de no ser una funcionaria del mismo, inevitablemente la labor investigativa estaba sujeta a los objetivos y metodologías definidas por el Estado. Uno de los primeros problemas que se mostraron a la vista, fue el muestreo de la “población” a entrevistar, pues el estudio exigía que las y los entrevistados/as hubieran vivido ocho o más años en el campamento. Esto abrió un eje de reflexión no previsto, pues, además de que la media de estancia en el campamento era de tres o cuatro años, daba la impresión que entre más años llevaban los y las pobladores/as ahí, menos confianza e interés tenían respecto a las entrevistas, los estudios, las preguntas, en definitiva, el descrédito de cualquier actor vinculado al Estado y sus “soluciones”. El estudio se titulaba “Causas que inciden en la decisión de conformar y habitar en campamentos” y como investigadora, era mi deber leerles tanto el título como una síntesis de sus objetivos. Lo cual abría una interesante constelación de preguntas que iban desde las más básicas e instrumentales (del tipo “¿Y esto, de qué me sirve a mí?”, “¿Qué gano yo con esto?”) a otras, más lúcidas, complejas y evidentemente políticas, como “¿Qué tanto necesitan ustedes estudiar para entender que somos pobres?”, “¿Por qué en vez de gastarse millones de pesos del Estado en estos estudios, no nos dan la plata a nosotros para arreglar nuestras calles?”, entre otras, característica que reflejaba con bastante fuerza y radicalidad la desconfianza frente al Estado y las instituciones o fundaciones dedicadas a la mitigación de la pobreza y los problemas habitacionales ligados a ella. En la reunión del sábado cinco de agosto pasó en este sentido algo bastante revelador. Llegué al campamento a las 18:45 horas a buscar la autorización que la presidenta del campamento me había señalado que individualmente no podía firmar (autorización para utilizar en el informe fotografías que ya habían sido tomadas) y la sede estaba cerrada, así que fui dónde la tesorera de la directiva, Alejandra, una joven muy amable que me invitó a pasar a su casa antes de que empezara la reunión. Quince minutos después partimos a la sede, ahí estaba Margarita, la secretaria del comité junto a Elisa, también miembra del comité y otra vecina. Nos sentamos a conversar y les expliqué el motivo de la reunión: el consentimiento informado para las fotografías. A medida que pasaban los minutos iban llegando los vecinos e integrándose a la mesa. En eso llegó la presidenta con su


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esposo, el vocero. Les expliqué que necesitaba las firmas que autorizaran el uso de las fotografías, pero en eso me interrumpió el vocero. Planteó que los documentos “no tenían timbres y que sin timbres no podían firmar nada”, se volvió sobre el tema de que “muchos han ido a pedir entrevistas y que no tenían soluciones, que ellos no ganaban nada concreto con el estudio”, a su vez, dijo que “no creía que el Estado necesitara consentimiento para utilizar fotografías ya que bastaba con meterse a internet o mirar los drones que a diario pasaban por el sector para darse cuenta que sin consentimiento estaba todo sapeado”. Ninguna de las mujeres que me habían acompañado y apoyado hasta entonces dijo algo. Tampoco los vecinos que ahí estaban y que habían participado el pasado sábado durante la Marcha Exploratoria y el Mapeo Colectivo. Todos/as miraban al suelo, con un silencio que aprobaba el discurso del vocero. Definitivamente el vocero cumple una función bastante importante como líder político, con una destacable performance o retórica confrontacional que articula cohesión dentro del grupo, pues expresa palpablemente la distinción “nosotros/ellos”, base de cualquier organización política. El abismo inmerso en la relación de alteridad me resultó infranqueable (por razones éticas y políticas), ya que el contexto del estudio, en ningún caso constituía una simple externalidad, sino uno de los elementos determinantes al momento de pensar, más allá de cómo observaba “la investigadora a su objeto de estudio”, cómo era yo observada por las y los pobladores. Por tanto, no insistí en discutir con el vocero, ya que además de ser sumamente válidas todas las observaciones ahí situadas, el ambiente estaba bastante tenso y áspero. No me quedó más que agradecerles el tiempo e irme. Caída la noche, el viento y la lluvia no dejaban de preguntarme sobre el lugar que yo ocupaba en esta dinámica. Como sabemos “estado” es una cualidad que se opone al movimiento (Foucault, 2006, p. 295), de ahí su carácter eminentemente estático, la continuidad inscrita en las diferencias administrativas del Estado, más aun si en él se encuentran intermitentemente monopolizadas las posibilidades de la política formal en su conjunto, ya sea hablando desde las estructuras de partidos o el desarrollo mismo de las democracias nominales–formales. Es decir, hablando desde el lenguaje político de la modernidad, la distancia abismal entre representantes y representados, y la noción de mediación que está en su base. Es ahí donde el concepto de policía (o política policial) cobra relevancia. El ingreso de la economía política, la configuración de una relación específica entre poder y saber, y la percepción del control de la población como fenómeno

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naturalizado son algunos de los elementos que se vinculan directamente con la reducción de la noción de policía en su acepción ejecutiva (coercitiva) y la totalización del uso de la política estrictamente vinculada al Estado: por un lado la configuración y trazado de cierto orden –la política– y el control y represión de los desórdenes a cargo de la policía. A pesar de la restricción del uso del concepto de policía a su figura actualmente instituida, replantear dicha distinción hoy permite una apertura para pensar lo político, sus posibilidades e imposibilidades por–venir. A partir de esto Rancière entiende por policía algo que va más allá del propio Estado –en su acepción restringida-, quizás algo que en palabras de Foucault sería la biopolítica de la población, de la especie jerárquicamente segmentada o clasificada. La policía o política–policial, en el sentido propuesto por Rancière, es “un orden de los cuerpos que define las divisiones entre los modos del hacer, los modos del ser y los modos del decir, que hace que tales cuerpos sean asignados por su nombre a tal lugar y a tal tarea” (Rancière, 2000). Es decir, hablamos de un orden de lo visible y lo decible, según el cual, la policía es una regla de las condiciones de su aparecer, una configuración de las ocupaciones y las propiedades de los espacios donde esas ocupaciones se distribuyen. La policía es principalmente ordenamiento vertical, separación entre gobernantes y gobernados. Desde ahí emerge lo político más allá de su definición oficial, la acción o práctica política en cuanto desplazamiento de un cuerpo del lugar que le estaba asignado, haciendo ver, dejando oír, aquello que no tenía razón de ser visto, aquello que no tenía por qué ser oído. Lo político es el conflicto acerca de la existencia de un escenario común. En este escenario común el conflicto separa dos modos del ser. Policial y político, dos modos opuestos pero a su vez anudados por el mismo conflicto, por su tensión y disputa, dos lógicas del ser–juntos que en general se confunden bajo el nombre de política. El conjunto de los procesos mediante los cuales se efectúan los agregados y el consentimiento de las colectividades, la organización de los poderes, la distribución de los lugares y funciones, y los sistemas de legitimación de esta distribución: es esto lo que Rancière entiende por policía (Ídem.). Política en cambio es una palabra algo más difícil de definir pues no contiene ninguna característica permanente que la haga descriptible “en cuanto tal”. Lo político no tiene ni objetos ni elementos permanentes. Ninguna cosa es en sí misma política porque la política no existe como principio situado en el vacío, sino más bien como litigio por los límites y particiones demarcadas por la administración policial del espacio común. Tanto policía como política están transversalizadas por el poder. El


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poder es el espacio de ejecución en que se trazan las líneas y particiones de lo posible en lo común, y a su vez también el espacio donde se fracturan y transgreden los trazos de estos límites, de los límites de lo posible que define el estar juntos, la comunidad. Como plantean Foucault y Rancière, el poder no ocupa el lugar de ningún sujeto permanente específico, tampoco la centralidad territorializada en el Estado como se lo ha pensado en gran parte de la filosofía política moderna, sino más bien una potencia, energía o fuerza que deambula entre la negatividad y la positividad modeladora de las formas que asume el estar juntos, entre la clasificación y desclasificación de sus partes. Por eso el fundamento de la política es su ausencia de fundamento, la pura contingencia de todo orden social. Lo político es lo que desplaza a un cuerpo del lugar que le estaba asignado, más que un estado –estado de las cosas– , una praxis, una acción discontinua, una desclasificación de un orden de sujeción a otro de subjetividad.

A modo de cierre La experiencia del “trabajo de campo” realizada en invierno de 2017 en el campamento Ladera Angelmó, fue –más que una instancia para investigar “el problema habitacional de los campamentos”– una oportunidad para pensar el lugar que ocupan las ciencias sociales en la actualidad. El hostil muro que dicha experiencia expuso entre la relación observante/observado, conformó un espejo tan claro como lóbrego, respecto al carácter policial de un saber que, con el subterfugio de la neutralidad, ha olvidado asumir la parte que en el litigio ocupa. Retomo estos apuntes en diciembre de 2019, a casi dos meses del estallido social y político que, desde múltiples vértices, ha develado el carácter ficticio de la llamada democracia, desde su faceta más sangrienta y autoritaria. No puedo, en este contexto, hacer una conclusión sucinta de “los hallazgos” de la experiencia investigativa antes expuesta, más sí puedo decir –siempre a título personal tal y como han sido escritas estas páginas-, que el momento histórico (y por tanto político) en el que nos encontramos, exhorta al cambio creativo de perspectivas, posiciones y formas de hacer y decir, y no simplemente a un cambio de las élites gobernantes y sus intereses que sabemos inamovibles, sino de nuestras propias formas de ser-en-común, lo cual en el caso de las ciencias sociales, implica romper con las tan comunes escisiones jerárquicas, formatos de pensamiento y modos de producción que reproducen a pequeña escala parte de los mismos escandalosos vicios del Estado.

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Bibliografía Espinoza, V. (1988) Para una historia de los pobres de la ciudad. Ediciones SUR, Santiago. Foucault, M. (2006) Seguridad, territorio y población. Fondo de cultura económica, Buenos Aires. Rancière, J. (2000) El desacuerdo. Política y filosofía. Nueva Visión, Buenos Aires.

Anexos Figura 1. Mapa colectivo de campamento realizado en la sede comunal durante la estancia de terreno.


Sobre policía y política: observaciones desde un trabajo de campo en Ladera Angelmó Figura 2: Mapa colectivo de ubicación del campamento y su entorno.

Figura 3: Imagen del proyecto inmobiliario de “Programa campamentos”, SERVIU

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Prácticas políticas y gestión de la política habitacional de mujeres que viven en asentamientos informales en Chile

Prácticas políticas y gestión de la política habitacional de mujeres que viven en asentamientos informales en Chile Valentina Zanetta 1

Resumen El artículo aborda un conjunto de prácticas políticas realizadas por mujeres que viven en asentamientos informales chilenos y cómo estas se tensionan a partir de la gestión que asumen cuando el Estado y la acción pública, se involucran en el territorio. Se analizan 18 entrevistas realizadas a mujeres a lo largo de Chile en el estudio sobre campamentos elaborado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo en el año 2017. Se trata de trayectorias habitacionales sobre la vida de mujeres pobres y que cumplen diferentes roles tanto en la vivienda como en su espacio local. Se concluye que el rol político de las dirigentes y de las mujeres que participan en la organización es neutralizado cuando asumen el rol de gestionar la Política Habitacional, ya que, dejan de lado sus propias necesidades para responder a las lógicas que el Estado y su entorno demandan. Palabras claves: mujeres, asentamientos informales, rol político, política habitacional

Abstract The article discloses a set of political practices carried out by women living in Chilean informal settlements and how these are tensioned from the management they assume when the State and public actions are involved in the territory. Eighteen interviews where analyzed conducted with women throughout Chile in a study of camps prepared by the Ministry of Housing and Urban Planning in 2017. These are housing trajectories about the lives of poor women and who have different roles both in their homes and in their local space. It is concluded that the political role of the leaders and women who participate in the organization is neutralized when they assume the role of managing the Housing Policy, as they leave their own needs aside to respond to the logic that the State and its surroundings demand. 1. Valentina Zanetta: Antropóloga, Universidad Alberto Hurtado.

Key Words: women, informal settlements, political role, housing policy,

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Presentación La perspectiva de género en estudios de asentamientos humanos permite reconocer que los espacios no son neutros, ya que los roles de género condicionan el acceso y uso de la ciudad, así como la experiencia y vida cotidiana de las mujeres. En Chile muchas mujeres que habitan en campamentos2 asumen un rol fundamental en la reproducción social, en la autogestión y organización del espacio local (MINVU, 2017). Generalmente estas acciones no han sido consideradas como actos políticos sino como parte de la proyección de sus tareas domésticas. Sin embargo, pensamos que a través de este ejercicio las mujeres, de hecho, están ejerciendo un rol político en los territorios para transformar sus condiciones de discriminación y exclusión (Camurça y Gouveia; 1996). No existe así tal separación entre lo público y lo privado; en el espacio local de los campamentos se despliega la vida cotidiana, pública y política de las mujeres y es donde proyectan sus intereses y luchas por consolidar un lugar en la ciudad (Massolo, 1998). Al presentarse como gestoras comunitarias y organizadoras de su territorio, las mujeres históricamente han sido las destinatarias principales de las políticas sociales y habitacionales (Ducci, 1994). El catastro realizado por Techo Chile en el 2017 señala que el 58% de los hogares que viven en campamentos se constituyen por una jefa de hogar3. El 2008 se indicaba que 76,6% de los dirigentes de organizaciones y comités de vivienda de campamentos se componían de mujeres. Y la última cifra del Ministerio de Vivienda y Urbanismo [Minvu] (2019), indicó que el 72% de las soluciones habitacionales y mejoramiento de barrio entregadas, la recibieron y gestionaron las mujeres4. El presente artículo aborda el rol político de las mujeres de diferentes edades en asentamientos informales y cómo se tensiona a partir de la gestión que asumen con la Política Habitacional del Estado. Se consignan y analizan 18 relatos de vida realizadas a mujeres de diferentes edades en el estudio de campamentos llamado “Causas que inciden en la decisión de conformar y habitar campamentos”, realizado por el Minvu (2017). Las entrevistas se complementan con el trabajo de campo realizado durante julio y agosto de 2017 en un campamento ubicado en Colina, al norte de Santiago, cuya organización es liderada por tres mujeres chilenas. Interesa pensar en las prácticas y acciones de estas mujeres como “maneras de hacer” donde surge la apropiación, transformación y organización del espacio local (Certeau, 2000) y desde las cuales se construyen sus territorialidades (Massolo, 1998; Czytajlo, 2005). También, indagar en sus experiencias y

2. Campamento en Chile: Asentamientos informales autoconstruidos, ubicado en territorio marginales de la ciudad, con viviendas precarias, mayormente construidas con material ligero, sin alcantarillado. 3. Véase “Mujeres son las jefas de hogar de los campamentos en Chile” Disponible en https://bit.ly/2XnsTvH 4. Véase “Estudio del Ministerio de Vivienda y Urbanismo reveló que el 72% de los beneficiarios de subsidios son mujeres” Disponible en https:// bit.ly/2x9BV0w


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conflictos presentes cuando se involucran en la obtención de la vivienda social e identificar los “efectos de poder” (Butler, 2015) de la relación que establecen con la política habitacional del Estado. El presente trabajo se enmarca en la generación de conocimiento portados por los estudios de género y teorías feministas, que permiten cuestionar la subordinación de las mujeres (Lagarde, 1990). La perspectiva de género permite actualizar los contenidos relativos a la participación social y política, sobre las políticas públicas, los espacios públicos y privados, entre otros (Serrano, 1992). La riqueza del conocimiento, así generado sobre la acción femenina en los campamentos, hace relevante su estudio. No sólo porque permite constatar que existe un gran potencial de acción social referida a cambiar la condición de subordinación material, política y social de las mujeres y de los grupos que conforman, sino también porque permite entender las relaciones que se establecen entre las políticas del Estado y la situación de las mujeres. Esto, entendiendo que la acción estatal “afecta la existencia y la vida de las organizaciones de mujeres y sus potencialidades” (Valdés y Weinstein, 1993:216). El artículo comienza con una breve descripción de la perspectiva de género. Luego se desarrolla, en una segunda parte, el concepto de prácticas políticas en la vida cotidiana. En un tercer apartado, se examinan las características de la política estatal chilena y su relación con las mujeres. En la cuarta parte se realiza describe la metodología y el contexto del estudio. En el quinto apartado se exponen los resultados de los análisis relacionados con la vida cotidiana de las mujeres y su rol en la participación y organización del espacio local. En el sexto capítulo, se exponen diferentes experiencias y conflictos relacionados a la obtención de la vivienda social, para luego desarrollar, la relación que establecen las mujeres dirigentes con la política habitacional del Estado chileno. Finalmente, se entregan las principales conclusiones del estudio realizado.

La perspectiva de género La perspectiva de género surge de los movimientos sociales y desarrollo de teorías que impugnan la concepción androcéntrica de la humanidad, en tanto imbricada con una organización social basada en la desigualdad de poder entre los géneros (Lagarde, 1996). En los relatos de vida de las mujeres entrevistadas se evidencia que a lo largo de sus vidas se han expuesto a distintos tipos de violencia, discriminación y a situaciones de vulnerabilidad extrema. Son historia de exclusión, de violencia sexual y

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doméstica desde la infancia, trabajo infantil, pobreza intergeneracional y vulneración a sus derechos fundamentales como salud, educación, vivienda y seguridad. A pesar de que en distintos momentos estas mujeres han trabajado como temporeras, empleadas domésticas o en otros tipos de trabajos esporádicos, nunca lograron algún grado de movilidad social ni incrementar su capital laboral, sociocultural, educacional o económico (Minvu, 2017), por lo que hablamos de mujeres que son discriminadas y marginadas por el hombre, el Estado y el capital (Lagarde, 1990). El rol de género y su expresión en las mujeres se configura a partir de un conjunto de normas y prescripciones que dicta la sociedad y la cultura sobre el comportamiento femenino y unas de las más básicas, corresponde a la división sexual del trabajo. Esta división asigna a las mujeres las labores reproductivas y trabajos domésticos del hogar, mientras que el hombre se mueve en la esfera productiva con trabajos remunerados y socialmente reconocidos (Lagarde, 1990, 1996; Lamas, 1996, 2003). Si bien en este proceso se distinguen dos esferas separadas, la realidad en los campamentos estudiados muestra un fenómeno mucho más complejo: mientras que el hombre se ha desligado de su labor reproductiva, las mujeres trabajan5, contribuyen a los ingresos del hogar y administran el presupuesto en paralelo a sus labores domésticas y de cuidado.

Las prácticas políticas de mujeres en asentamientos populares Diversos estudios han destacado a las mujeres como organizadoras de los territorios debido a la activa participación que han tenido en la construcción de la vivienda y el hábitat en los procesos de urbanización en Latinoamérica (Massolo, 1991). La experiencia cotidiana de hombres y mujeres es cualitativamente distinta, el hombre va y vine del trabajo, las mujeres, a través de sus distintos roles, asumen una función fundamental en la reproducción social de su medio urbano. Son ellas las que se activan ante las urgencias y las que participan en espacios comunitarios e institucionalizados para gestionar recursos para su familia, sus vecinos y la comunidad (Terreno y Nocetti, 1997; Bonavitta, 2014). En términos concretos, las mujeres urbano populares cumplen un triple rol en los asentamientos: el relacionado a su trabajo reproductivo (crianza y cuidado de los hijos), el vinculado al trabajo productivo como generadoras de ingresos y, por último, la gestión y organización desarrollada en el espacio local (Ducci, 1994; Massolo, 1991, 1998; Vargas, 2001, 2006).

5. La participación laboral de las mujeres se ha incrementado desde la década de 1990 en Latinoamérica, especialmente de aquellas que provienen de hogares pobres. En Chile, el 15% de las chilenas está bajo la línea de la pobreza y el 74% de las trabajadoras gana menos de $350.000 (Fundación Sol, 2015)


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6. El estudio sobre el mercado inmobiliario informal en asentamientos populares en Chile (Rodríguez y Rodríguez, 2019) señala que muchas veces el acceso a la vivienda se logra bajo transacciones comerciales al margen de las normativas. En los campamentos chilenos se venden o arrienda sitios y viviendas.

En el estudio los habitantes perciben un deterioro del espacio local de los campamentos con respecto a años anteriores. Esto se expresa en la falta de organización, en el arriendo, venta y compra informales de terrenos y habitaciones, en el aumento de la inseguridad como resultado de la falta de control del territorio, entre otros (MINVU, 2017). Para las mujeres la violencia y la inseguridad también puede vivirse dentro de sus propios hogares, esto es especialmente grave cuando dependen económicamente de sus maridos o carecen de autonomía al estar sujetas a tareas de cuidado (Segovia, 2009). Pero, a pesar de este marco de inseguridad y vulnerabilidad, ellas participan activamente en el mejoramiento de las condiciones materiales y sociales del campamento mediante distintos actos políticos; por ejemplo, los contactos estratégicos con las personas, familias, autoridades e instituciones para enfrentar la necesidad y controlar el territorio. En el caso chileno, en los campamentos surgen autoridades locales, muchas veces bajo la figura del comité o de la presidencia de asociaciones vecinales, quienes regulan las transacciones informales6 del suelo y la vivienda lo cual les permite controlar quien entra y permanece en el territorio (Rodríguez y Rodríguez, 2019). Son luchas interminables de las poblaciones excluidas, hechas de movimientos y prácticas en la vida cotidiana (Scott, 2009) que, aunque no siempre articulados ni coordinados colectivamente, sostienen redes solidarias y estratégicas en espacio local. Las resistencias en la vida cotidiana construyen espacios de lucha en el propio territorio del enemigo, es decir son espacios que se apropian y defienden (De Certeau, 2000). Y es en este espacio local, relacionado con la vida cotidiana de la familia, el espacio público más accesible y donde se constituye la territorialidad de las mujeres (Massolo, 1991; Czytajlo, 2005; Camurça y Gouveia, 1996). Este espacio físico no es solo es un recurso de identificación, sino también de movilización y acción social (Santos, 1990, 1996). Como señala De Certeau (2000), existen maneras de hacer y tácticas -prácticas- a partir del cuales los sujetos despliegan su creatividad y expresan las potencialidades políticas y creativas de las personas que viven en la ciudad. En la vida cotidiana surgen espacios de resistencia y se camufla un saber/hacer, el que permite la apropiación y transformación del espacio que habitan. Por lo mismo, el espacio local de los campamentos constituye “un potencial terreno fértil para que las mujeres crezcan como sujetos sociales y ciudadanas” (Massolo, 1998:1).

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Estado subsidiario, patriarcado y la política habitacional Luego del golpe cívico militar de 1973, la política estatal se transformó drásticamente. El Estado chileno adoptó un “principio de subsidiaridad” que tuvo como consecuencia la privatización del acceso a bienes y servicios sociales -como salud, educación, vivienda y seguridad- y la focalización de las políticas públicas hacia quienes denominaron los “pobres extremos” (Sisto, 2009; León, 1998). Será este estrato social el que requiere ser asistido e intervenido hasta que logre alcanzar un determinado nivel de ingresos. La pobreza como carencia que debe ser asistida por el Estado se convirtió en un signo estigmatizante y desvalorizante (Márquez, 2004) Una condición esencial del patriarcado es el hecho de que los costos de esta subsidiariedad sean absorbidos por las mujeres (Vargas, 2009). Las políticas sociales y habitacionales se encuentran dirigidas hacia ellas como representantes de la familia y la comunidad, como efecto directo de la construcción social del género femenino (Serrano, 1992). En Chile, históricamente el Estado ha actuado sobre esta concepción tradicional de la división sexual del trabajo, lo que tiene como consecuencia que sus políticas públicas reproduzcan y refuercen sus roles domésticos y comunitarios (Valdés y Weinstein, 1993; Errázuriz, 1992; Ducci, 1994; Saavedra, 2018). El contrato entre la mujer y el Estado es representado por el dominio masculino y en, muchas ocasiones, anula el punto de vista de las mujeres y naturaliza la desigualdad de género, al mismo tiempo que reafirma su incapacidad de acción y transformación social (Mackinnon, 1995). Desde esta perspectiva, la construcción de la política habitacional desconoce o niega el estatus de sujetos políticos y agentes sociales en especial de las mujeres, porque naturaliza e instrumentaliza su rol comunitario (Czytajlo, 2012, 2009). Las prácticas estatales tienden a frustrar la organización en los territorios y reproducir la dominación (Scott, 2013). Se sabe que el Estado crea estas representaciones, las cuales también son interiorizadas por quienes dominan (Bourdieu, 2014). Además, en los territorios informales persiste una estigmatización que puede disminuir la capacidad de acción colectiva de los sujetos (Wacquant, 2007). Estos son figuras de control que amplían sus márgenes a través de mecanismos de poder, representaciones y prácticas regulatorias (Das & Poole, 2008). Estos efectos de poder configuran espacios tensionados que pueden frustrar la organización del territorio y fragmentarlo, debilitando las potencialidades políticas de quienes lo habitan (Wacquant, 2007).


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Un efecto paradójico es que el aparato estatal, a la vez que excluye, se ve como responsable de dotar las condiciones necesarias para ejercer los derechos ciudadanos (Márquez, 2004). La política habitacional chilena se expresa en diversos programas dirigidos a grupos objetivos de la población. El subsidio es un complemento al financiamiento destinado a la obtención de la vivienda en conjunto con el ahorro de las familias; y, en algunos programas, con créditos hipotecarios mediante entidades bancarias. Esto se complementa con la asistencia técnica, jurídico y social realizada por empresas externas7 a los de Servicios de Vivienda y Urbanismo (SERVIU) para la obtención y aplicación de subsidios (SERVIU, 2016). Estos organismos actúan en territorios donde las mujeres son las encargadas de los trámites relativos a la inscripción. En el año 1992 se estimaba que entre 70% y 80% de las mujeres realizaba los trámites relacionados con la gestión de la vivienda familiar (Ducci, 1994). Cuestión que no ha cambiado en lo absoluto, considerando que para 2016, la propia ministra del Minvu declaró que el “80% de quienes participan de las actividades relacionadas con la adquisición y mejoramiento de vivienda o mejoramiento de barrio son mujeres”. La responsabilidad que asumen las mujeres con la política habitacional influye en la toma de conciencia de su propia situación e inhibe su capacidad de hacer demandas en relación a sus necesidades. Esto porque para las mujeres resulta difícil mirarse como personas independientes a su familia (Errázuriz, 1992); y en el caso de las dirigentes, de la comunidad del campamento que representan. Los efectos de poder producen un proceso de sujeción, definida como la subjetivación para reproducir un determinado ordenamiento, así en tanto que reproducen las lógicas formales y estrictas de las políticas y de la organización social de género, también se van conformando como sujetos, pues tales efectos de poder “proporciona las condiciones de su existencia y la trayectoria de su deseo” (Butler, 2001:12).

Metodología

7. El Ministerio de Vivienda y Urbanismo terceriza la gestión de sus proyectos habitacionales a Entidades de Gestión Inmobiliaria (EGIS), entidades públicas o privadas que se encargan de organizar y realizar las acciones pertinentes para que las familias accedan a la vivienda.

La investigación considera el análisis de 18 relatos de vida de mujeres que habitan campamentos en zonas urbanas de las regiones de Antofagasta, Metropolitana y Los Lagos. Estas entrevistas fueron realizadas en el marco del Estudio “Causas que inciden en la decisión de conformar y habitar en campamentos”, realizado por SUR Profesionales para el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) - ID 587-10-LE17. El Ministerio autorizó el uso de la información que se cita en este artículo.

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El estudio de carácter cualitativo considera 8 campamentos8. La mayoría de las mujeres entrevistadas tiene más de 8 años viviendo en sus respectivos campamentos. 5 de ellas habitan hace 20 años el campamento, mientras que tan solo tres de las mujeres viven hace menos de 4 años. Las edades se encuentran entre los 30 y 74 años; 5 de ellas son dirigentas de sus campamentos y 3 lo habían sido con anterioridad, aunque todas participan de alguna forma en la organización o en asociaciones vecinales. La técnica utilizada en estas entrevistas fue la entrevista antropológica con el objeto de desarrollar relatos de vida que no sean directivos, sino con preguntas abiertas para profundizar sobre aspectos significativos según las propias entrevistadas (Minvu, 2017). En la búsqueda por entender las prácticas, discursos y experiencias vividas con relación al territorio y a la vivienda, el análisis se centra en las trayectorias habitacionales de estas mujeres. Estas permiten reconocer aspectos subjetivos e indagar en las relaciones y significados detrás de las estrategias y proyectos entorno a la vivienda (Cravino, 2003, en Minvu, 2017). Todos estos relatos fueron leídos, ordenados y vaciados en matrices que permitieron analizar las trayectorias de cada una de ellas de acuerdo a los siguientes ejes: a) vida cotidiana en el campamento (hogar, trabajo, barrio); b) prácticas de organización y participación en el espacio local; c) experiencias y discursos en torno a la Política Habitacional y a las instituciones involucradas en el territorio. Esto se complementa con el trabajo de campo9 realizado en el Campamento 1 ubicado en la zona norte de Santiago en el marco del mismo estudio.

“De la casa a la calle” Uno de los aspectos más valorados por las mujeres entrevistadas es la posibilidad que tienen sus viviendas de adaptarse a sus distintas necesidades. Los relatos también insisten en los afectos y el valor que tienen sus casas, su entorno y las relaciones solidarias que surgen entre pobladores y pobladoras. Muchas veces las mujeres logran establecer relaciones de cooperación entre ellas, lo que les permite mantener cierta estabilidad en sus vidas. En el campamento 1, las vecinas se apoyaban mutuamente en el cuidado de los niños. Organizando bingos, completadas o fiestas, conseguían recursos económicos. María, una de las primeras mujeres en recibirnos, nos contó cómo sus vecinas le organizaron con una fiesta de bienvenida después de una larga hospitalización por la pérdida de su hijo. La contuvieron emocionalmente. Incluso los vecinos dejaron de hacer ruido para que

8. Se cambió el nombre de los campamentos y entrevistados, para proteger su identidad. 9. El trabajo de campo se realizó en los meses de julio y agosto de 2017. Se realizaron entrevistas en profundidad (relatos de vida), caminata explotarías, un grupo focal y se desarrollaron pautas de observación. Todo este trabajo fue acompañado con notas de campos y fotografías que permitieron registrar fenómenos y realizar observaciones personales de la investigadora.


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pudiera descansar (Diario de campo, 01.07.2017). Situaciones similares son relatadas por distintas mujeres: No tengo ningún problema, nos ayudamos cuando pasa algo, “ya vecina, ningún problema”, la manguera, que una cosa, así, nosotros nos ayudamos entre nosotros, como podemos nos ayudamos (…). Pasamos de casa en casa ayudándonos. Hace poco había una señora en mal estado económico, estaba media precaria y ya: un paquetito de fideos, que un kilito de arroz, el azúcar, el aceite y ahí unas luquitas para el gas o para algo más que le falte. (Ana, 62 años, Campamento 2) Que buenos días, buenas tardes y así. Si tenemos que pedirles algo, ¿vecina, tiene esto? Ya, tome. Y después lo viene a devolver. Si se corta la luz de repente, porque hay que ir a darla allá arriba si esa la 1, 2 de la mañana, ¿vecina me tiran un alargador? Y ya tienen luz … y así. (María, 48 años, dirigenta, Campamento 1) […]La Karina que yo le contaba, organizó un bingo, no un bingo, una rifa y me hicieron llegar un dinero, que a uno le cae bien, cuando está mal. (Violeta, 52 años, Campamento 3) En los campamentos estudiados viven mujeres jóvenes, entre los 30 y 45 años de edad, que trabajan esporádicamente como empleadas domésticas, vendedoras ambulantes, en las ferias libres cercanas al campamento y se movilizan por la ciudad a centros de salud, supermercados, al colegio de los niños y a la Municipalidad para realizar trámites. En el campamento Ribera Sur, la mayoría de las mujeres, en especial aquellas migrantes de República Dominicana, trabajan en el ámbito doméstico como “asesora del hogar” en los condominios privados que se encuentran cercanos (Diario de campo, 27.07.2017). Un aspecto a considerar es como el ser madre afecta su capacidad laboral, ya que, deben buscar trabajos que se adapten a estas responsabilidades de cuidado: Cuando estaba embarazada del Renatito ya no podía seguir trabajando, así que tuve que renunciar, tuve que renunciar por Renatito, porque no puedo trabajar en un horario fijo, ni tampoco todos los días, porque tiene terapia también en la semana. Entonces tengo que cuadrar los horarios con las terapias y aparte trabajar cuando aparece algo como ahora; hoy día fui a hacer aseo a una casa, me permiten ir con mi hijo entonces… (Paola, 35 años, Campamento 3)

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Las mujeres mayores señalan que el dinero lo obtienen por vender diversos productos desde sus casas, algunas trabajan como costureras y realizan uniformes escolares, otras viven con la pensión mínima que les otorga el Pilar Solidario10 más las “ayuditas” de los vecinos. En algunos casos tienen un negocio en sus casas o arriendan piezas; mientras que aquellas más ancianas trabajan como cuidadoras de los niños y de personas enfermas, muchas veces para que otros familiares o parientes puedan trabajar y traer ingresos al hogar. Estas responsabilidades condicionan su propio desarrollo, ya que muchas pierden el trabajo o dejan sus proyectos en virtud de sus tareas relativas a la familia o aquellos a quienes cuidan: Claro que he trabajado igual, yo me he desenvuelto, he hecho cursos en la Universidad Santo Tomás, tengo cursos de capacitación, hago proyectos del Fosis [Fondo de Solidaridad e Inversión Social], me he ganado dos proyectos en el Fosis, pero lo malo es que no puedo salir de aquí porque no me alcanza lo que gano. Yo soy mamá, papá, abuelita, todo. Entonces lo que gano, lo que hago yo es para comer, para comprar. (Ana, 62 años, Campamento 2) Yo tengo trabajos buenos, a mí me han ofrecido trabajos, ¿pero sabe por qué yo no trabajo contratada? Porque los colegios de los chiquillos, las reuniones, mis mismos controles médicos que, a veces, son tan seguidos. Este mes me dieron cada tres meses. ¡Póngale que en septiembre tengo control y que me digan que tengo que quedarme hospitalizada! Porque a usted no se le baja el azúcar ni con la insulina ni con el este …y ellas quedan solas aquí. (María, 48 años, dirigenta Campamento 8) Sin oportunidades de trabajo estable, sin tiempo, ni medios económicos, deben desarrollar un conjunto de acciones tendientes a suplir la precariedad del presupuesto diario del hogar. Las situaciones en crisis y el descontrol del ámbito local permite consolidar formas de organización que se vinculen a las necesidades de sus propias familias, a las de sus niños y ancianos (Czytajlo, 2007). Las mujeres que habitan campamentos conocen el territorio, a las familias, los espacios y muchas veces comparten los problemas y necesidades relacionados a su medio urbano: A todos parejo les ayudamos. Antes no se veía. Antes hicimos una rifa para juntar fondos para los cables, porque los cables están en mal estado acá;

10. El Pilar Solidario es beneficio estatal dirigido a la población que tiene ahorros insuficientes para financiar su pensión.


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igual se hizo aporte con los vecinos, así que ahora estamos bien. Ahora uno puede salir para allá. Antes los niños no podían jugar ahí afuera, ahora sí. (Isabel, 35 años, dirigenta, Campamento 4) En lo personal igual tengo el WhatsApp del campamento y pedí que hicieran una reunión para proteger a nuestros hijos [...] Porque era justo, no podíamos quedarnos así entonces les mandé un mensaje de que por favor se hiciera una reunión con la dirigenta, vino carabineros entonces ahí se juntaron firmas y que estuvieran viniendo más seguido a hacer rondas. (Gristen, 30 años, Campamento 5) Estas prácticas son estrategias y tácticas que desafían relaciones de género, como aquellas relacionadas al liderazgo político y social de la mujer en el hogar y en la comunidad. En efecto, las organizaciones de los campamentos se basan en la directiva del asentamiento o en los comités de vivienda, en los cuales las mujeres participan en mayor medida que los hombres. Según el estudio sobre campamentos del Minvu (2017), siete de los ocho campamentos examinados contaban con una mujer presidenta: Hay hartos niños, mujeres... Por lo general. las que siempre participan son las mujeres; los hombres son como más… hay sí hombres que participan, pero muy poco… las que más participan son mujeres […]. En cuanto a reunión, si yo hago una reunión, los que aparecen son todas las mujeres; los hombres, uno que otro aparece, pero por lo general son las mujeres las que andan… (Gloria, 50 años, dirigenta Campamento 6) En el Campamento 1, la organización vecinal estaba compuesta por tres mujeres y se constató que son las que más participan de las reuniones. Hablan con la municipalidad y con autoridades políticas, se encargan de resolver urgencias como de salud o alimentación, realizan fiestas y ferias para la comunidad, gestionan reuniones con otras instituciones. La presidenta tenía una “batalla” con la municipalidad para que recogieran la basura semanalmente. Además, a ella se le cuenta “todo lo que pasa” en el campamento con el objeto de resguardar el territorio de “extraños” (Diario de Campo, 30.07.2017). En los relatos de estas mujeres de diversos campamentos se señala la existencia de un saber/hacer de ser dirigenta, de “moverse” para las actividades, de gestionar espacios y beneficios para la comunidad en

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dialogo con instituciones públicas y privadas11. Ellas canalizan los intereses y problemas colectivos, demandan o gestionan servicios de recolección de basura, de agua, electricidad, seguridad. También se esfuerzan por mejorar el equipamiento comunitario y urbano de los campamentos —vale decir, las sedes sociales, plazas, canchas, calles—: […] Yo se lo puedo decir porque viví trece años en un campamento. Fui dirigente también. Sí, yo sé el sistema de las dirigentes. Sé perfectamente. Nosotros hacíamos un comité comunitario en Santiago, en Las Turbinas. Estábamos metidos en el comité, con el Hogar de Cristo... Íbamos a La Vega, a pedir cosas. (Mercedes, 65 años, antigua dirigenta Campamento 3) Tenían una pura parte y yo hablé con el Municipio para que les dieran una sede, o sea, una casa, una mediagua. La transformaron todo, pero con la condición de que ellos, cuando necesitemos la sede, que nos la presten para hacer reuniones, así que no ha habido problema; vez que hablo con la señora, ni un problema… La presta, ni un drama… De hecho, por ejemplo, cuando ha venido Desafío [ONG] nos presta la Iglesia, la parte de afuera. (Gloria, 50 años, dirigenta Campamento 6) El espacio local de los campamentos es donde surge la territorialidad de estas mujeres (Massolo, 1991; Czytaylo, 2005). Los afectos, las relaciones solidarias y estratégicas constituyen este complejo entramado inscrito material y simbólicamente en el espacio, permite la afirmación “de lo nuestro” y la expansión de su campo de acción más allá del espacio doméstico. Las mujeres se transforman en sujetos políticos que las posiciona en condiciones de negociar y encontrar soluciones en asuntos relativos a la vida de barrio. En definitiva, estas organizaciones permiten realizar cambios en el espacio material, lo que evidencia no solo sus competencias políticas por sobre los territorios (Massolo, 1998) sino también la capacidad efectiva de transformar y defender de su espacio (De Certeau, 2000).

La lucha por la vivienda Las divisiones de género atraviesan fuertemente las posibilidades de las mujeres de obtener una vivienda, debido a una la variedad de condiciones, resistencias y obstáculos existentes (Ducci, 1992). A lo largo de sus vidas estas mujeres transitaron por diferentes espacios marcados por la

11. Entre ellas podemos mencionar iglesias evangélicas, los carabineros, funcionarios del Municipio, comités de viviendas y empresas que muchas veces facilitan mediaguas y materiales de construcción para el arreglo de las casas. También con canastas de alimentos básicos, remedios y rondas médicas que atienden a niños, personas enfermas y discapacitadas.


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pobreza y la vulnerabilidad. Algunas vivieron como allegadas, otras por la pobreza y enfermedades perdieron o vendieron la casa, por deudas fueron desalojadas, por divorcios, abuso y violencia escaparon y vivieron de “casa en casa” en distintos lugares del país. Los campamentos resultaron en ser soluciones y respuestas a estas experiencias: Sí, era una casa usada y teníamos... con la plata que nos dieron no podíamos comprar una casa muy alta; estaba la luz atrasada y el agua atrasada; y yo estaba viviendo aquí en el campamento y quedé embarazada de mi hijo y la vendí, porque tenía que llevarlo para Santiago, tenía que quedarme allá, comprar remedios y todas esas cosas, porque mi hijo, seis veces lo operaron, del riñón, dos acá y cuatro en Santiago; y ahí pues el viaje para allá y para acá y todas esas cosas, teníamos que gastar, porque nadie nos ayudó a nosotros con mi niño. Entonces teníamos que ver de dónde sacar recursos y tuvimos que vender la casa. (Caty, 44 años, dirigenta Campamento 2) Aceptando o rechazando condiciones, todas las mujeres entrevistadas llevan varios años luchando por una vivienda. Estas mujeres señalan la dificultad de adquirir y mantener una casa, porque siempre deben resguardar el interés común de la familia12 en un contexto de pobreza extrema así, se resisten a ser parte de la política habitacional y gestionar una casa subsidiada, porque sus posibilidades y calidad de vida se ven restringidas con los gastos que ello implica: No, lo que pasa es que muchos tenían más familias, por ejemplo, no es que solamente… Es lo mismo que aquí. Por ejemplo, aquí yo me puedo ir con un subsidio, pero ¿y mi hermano? Por ejemplo, su hijo... mi prima, su hija no tienen subsidio, quedan acá hasta que ellos tengan ¿entiende? Entonces por eso es que de repente se alarga como tanto el tema de los campamentos. (Paola, 35 años, Campamento 6) 12. De acuerdo al estudio del (Minvu, 2017) el modelo de familia nuclear no corresponde necesariamente a la realidad de las familias que viven en campamentos. Generalmente se encuentran familias extensas, con varios núcleos familiares dentro de una vivienda y la existencia de otras redes que no necesariamente responden a vínculos de parentesco.

Estas resistencias se contraponen a otros casos donde las mujeres se rinden y dejan de lado sus propios sueños por los mecanismos sancionatorios del Estado. En 3 campamentos las dirigentas, por falta de recursos y necesidad, perdieron o vendieron la casa que habían ganado; ellas se encontraban “castigadas” por el Estado sin posibilidad de postular, por lo tanto, se involucraban en la gestión de subsidios habitacionales para sus

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vecinos. En el Campamento 1, el caso de la señora Rosa, también la habían castigado, sin embargo, no expresaba deseo de seguir con el “trámite”, se conformaba con las ganancias de su negocio (Diario de Campo, 27.07.17). De las mujeres depende que la acción pública se involucre en los territorios y alcance de manera eficiente a las familias (Czytajlo, 2012). En el único de los campamentos estudiados donde el dirigente del campamento era hombre (Minvu, 2017), el trámite de adquirir subsidio habitacional era realizado por la mujer. Así, tanto la acción pública como su entorno social adjudican a la mujer un rol central en la ejecución de acciones y políticas habitacionales. Estas formas de representación son apropiadas por las mujeres (Bourdieu, 2014), y serán ellas las que canalizan las demandas, pero también las que reproducen el orden institucional de la política pública. En el proceso que la acción pública interviene se produce una reconfiguración dentro de las relaciones de poder en el territorio, se elaboran “micro diferencias” (Wacquant, 2007) y se activan los llamados “enemigos internos”. En el Campamento 1 se hace una clara distinción entre los extranjeros y los chilenos, y quien merecía más obtener los subsidios habitacionales. Además, se hablaba negativamente de aquellos que se “sabía” abiertamente que ya tenían casa o que la habían perdido y que venían al campamento solo por el beneficio del subsidio (Diario de Campo, 30.07.2017). También, muchas veces, asumir la gestión de los beneficios causa sospechas entre los mismos pobladores, sobre todo en tejidos sociales debilitados o con ausencia de organizaciones y liderazgos: “Me llamó porque no había dirigente; justo había habido un revuelo y me llamaron a mí para que fuera a reuniones y reemplazara. Yo fui porque igual me gusta el tema; entonces tenía que traer una lista de las personas nuevas de ahora que se tenían que anotar para postular a proyectos que vienen a futuro de Calbuco. Entonces vine yo y busqué a las personas, y toda la gente nueva pensó que yo me estaba haciendo la linda con los papeles para yo poder postular a eso también. Entonces fui a Serviu y les dije “sabe que no, no funciona”. (Gristen, 30 años, Campamento 5) El Estado subsidiario traspasa la responsabilidad social y política en los conocimientos y capacidades de las mujeres e instrumentaliza su rol comunitario asociado a su rol de cuidadora (Czytaylo, 2012, 2009). Por otro lado, esta responsabilidad adquiere un valor tanto en su entorno como en


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la subjetividad propia de cada dirigenta que permite movilizar la acción pública dentro del campamento: […]Yo le digo: “Perdón, si yo estoy como presidenta tengo que preocuparme de toda la gente; o sea, de qué me sirve haber estado donde estoy... No po’, yo me voy, pero se va toda la gente conmigo”; o sea, a lo mejor, no sé, al mismo lado; pero por lo menos que todos tengan su subsidio, que es lo que me interesa… Y así he seguido… (Gloria, 50 años, dirigenta Campamento 6) […] porque para ser dirigente tienes que ser una persona libre (...). Y la [dice el nombre de antigua presidenta] nunca le dio la mano así a la gente humilde. Y por eso ella —yo siempre dije— ella como es chicharra va a morir cantando... Así le dije una vez, “porque tú no tuviste corazón”. Porque ella se fue primero. La presidenta nunca se va primero. Una presidenta siempre lucha por su gente. Esos fueron los valores que me enseñaron a mí... los de Techo... Y también tuve los cursos aparte de, cómo se llama las mujeres que dan... (María, dirigenta Campamento 8) La política habitacional impregna en estas mujeres la imagen de sí mismas, hacia ellas y hacia los demás. Tal como señala Butler (2015), los efectos de poder del Estado y las instituciones, proporcionan condiciones de existencia y trayectorias de deseo, un proceso de sujeción que termina por reproducir la desigual de género en los asentamientos informales. Las mujeres postergan su propio desarrollo personal para asumir un rol central en la gestión de la acción pública en el campamento (Czytajlo, 2009, 2012). Este proceso se constituye como una operación que termina excluyendo a la mujer como sujeto político.

Conclusión El objetivo de este artículo consistía en dar a conocer el conjunto de prácticas políticas que realizan las mujeres que viven en asentamientos informales y cómo estas se tensionan una vez asumen la gestión comunitaria y pública de la política habitacional del Estado. Primero, es necesario reconocer que, en la medida en que se incorpora la perspectiva de género en el análisis de los asentamientos humanos y los modos de vincularse de las mujeres con las políticas públicas, se reconoce que no todos los actores sustentan

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posiciones de igual poder. La perspectiva de género cuestiona la visión de roles tradicionales de hombres y mujeres. Ello, en la medida en que ambos desarrollan múltiples roles en lo público y en lo privado, lo comunitario y lo político, o productivo y reproductivo, la manera en que viven y habitan el espacio diferencialmente. Con lo expuesto, es preciso concluir que para las mujeres el valor de la vivienda y el espacio local del campamento no solo está mediados por factores materiales, sino también por aspectos inmateriales y políticos. Los afectos entre las familias y vecinos, las redes de cuidado y solidaridad, el trabajo, la calidad de vida y el sueño de vivienda, son aspectos que movilizan a las mujeres a construir y gestionar su hábitat. Si bien desde sus inicios esta responsabilidad se ha dado como respuesta a la definición tradicional de los roles de género, ha permitido que mujeres que viven en condiciones de vulnerabilidad y estigmatización puedan desarrollarse políticamente en el espacio local. Son ellas quienes dejan huellas y organizan los territorios, transformando el espacio que habitan a través de las prácticas cotidianas, gestionando las sedes comunitarias, las plazas, la iluminación y la seguridad de los campamentos. Con esto se confirma que las mujeres asumen múltiples responsabilidades: sustentadoras de redes solidarias y estratégicas con las instituciones para obtener beneficios materiales para la comunidad y el espacio local, generadoras de ingresos, administradoras del presupuesto, y gestoras de la política social y habitacional del Estado. Pesada carga si consideramos además sus responsabilidades domésticas de cuidado de los niños, mantención del hogar y de la familia. Esto conlleva a preguntarse por los niveles de postergación personal de cada una de estas mujeres, aunque para ellas sea una razón de orgullo por sentirse buenas dirigentes y madres. Los mecanismos estatales basados en el principio de subsidiariedad contribuyen a profundizar las relaciones desiguales de género en los estratos sociales más pobres. Primero, porque se le suma una carga más no remunerada de gestionar los trámites y subsidios a las mujeres como representantes de la familia y la comunidad. Segundo, porque se potencia su rol como canalizadoras y reproductoras de la acción pública, no como demandantes de ciudadanía y derechos social. Además, las operaciones de exclusión en términos de ciudadanía no solo se reflejan en las condiciones materiales que tienen, sino también en la autopercepción como sujetos de derecho -o no- frente a la lógica pública, es decir, influyen en la construcción de la subjetividad de estas mujeres.


Prácticas políticas y gestión de la política habitacional de mujeres que viven en asentamientos informales en Chile

Otro aspecto a considerar es que como la dirigencia y liderazgo del campamento se tensionan una vez que la acción pública se involucra en el territorio, las mujeres se ven obligadas a asumir un rol público en la gestión para y con las familias que representan reproduciendo las lógicas propias del Estado subsidiario. Todo esto en un contexto de precaria organización del campamento donde deben sortear los beneficios entre las familias produciendo lógicas competitivas entre los vecinos y activando los llamados “enemigos internos”. Pese a todo se evidencia que las mujeres ganan terreno en lo público y en lo político cuando entablan alianzas y redes estratégicas con organizaciones públicas y privadas. Finalmente, las mujeres dirigentes del campamento que cumplen un rol político dejan de lado sus propias necesidades y potencialidades, a fin de responder a la lógica pública que el Estado y su entorno les demandan. Como señala Virginia Vargas (2009), las exclusiones no solo tienen un relato material sino también subjetivo y simbólico, el que debe ser problematizado desde la vereda democrática y el reconocimiento de los derechos ciudadanos de las personas y de las comunidades. Las exclusiones hacia las mujeres no son un asunto provocado por las propias mujeres que accionan en estos territorios, sino más bien un producto de las condicionantes del espacio material y simbólico en que habitan, así como también de las políticas de un Estado subsidiario. Este sitúa a la mujer en un rol de sujeción regulado a partir de mecanismos, representaciones y prácticas de poder validadas por las instituciones. La tarea es fortalecer la conciencia de estas mujeres sobre la situación que enfrentan, con el fin de que puedan alcanzar una mayor autonomía y autoridad en la toma de decisiones y en el control de sus vidas. Se trata, pues, de un proceso profundamente personal e individual, el que está relacionado con la posibilidad de conformarse como ciudadanas activas en la toma de decisiones y conscientes de su poder organizacional y político, en el territorio que autogestionan.

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Las transformaciones de la vivienda popular: ingresos, seguridad y ocio en un barrio brasileño1

Las transformaciones de la vivienda popular: ingresos, seguridad y ocio en un barrio brasileño1 Bruno Coutinho de Souza Oliveira 2

Resumen

1. Este artículo forma parte de la tesis OLIVEIRA, Bruno Coutinho de Souza. “Não tem essa de separação, aqui é tudo Complexo do Alemão!”: uma etnografia dos espaços urbanos em um conjunto residencial no Rio de Janeiro. Tese de Doutorado), Universidade do Estado do Rio de Janeiro, Instituto de Estudos Sociais e Políticos, 2018. 2. Bruno Coutinho de Souza Oliveira: Doctor en Sociología por el Instituto de Investigación Política y Social (IESP-UERJ). Profesor suplente en el Instituto Federal de Educación, Ciencia y Tecnología - IFRJ. Forma parte del grupo de investigadores del Colectivo de Estudios sobre Violencia y Socialidad - CEVIS. Rio de Janeiro. Brasil.

Basado en estudios sobre territorios y espacios periféricos de centros urbanos, este artículo tiene como objetivo problematizar los límites de las políticas de urbanización impuestas a los habitantes de favelas en los últimos años. Parte de la investigación etnográfica, complementada por entrevistas semi-estructuradas, realizadas entre 2013 y 2017 para el doctorado, este trabajo comparte experiencias de residentes que ocuparon sistemáticamente espacios de uso común dentro del complejo residencial “Relicário”. Sus narrativas exponen la forma pragmática en que se orientan hacia las necesidades no cubiertas por las políticas públicas, relacionadas con el mundo del trabajo y el ocio, exponiendo así una “forma de vida” en la ciudad. Por otro lado también revelan las relaciones de poder y los procesos de negociación que aún organizan ese espacio habitacional, así como sus expectativas disonantes sobre el mismo lugar. En las conclusiones, observando las tácticas en el espacio vivido, se problematizan las transformaciones de la vivienda popular considerando las perspectivas que guiaron las acciones de los actores locales: la individualización de la negociación, la necesidades de supervivencia y la dominación violenta del espacio, elementos que subyacen a la despojo de los barrios bajos en la última década en Brasil. Palabras Clave: vivienda popular; urbanización; favela; supervivencia; Complexo do Alemão

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Introducción Construido por un programa del gobierno federal brasileño para la urbanización de áreas de la ciudad de Río de Janeiro con bajas tasas de desarrollo social y económico - las “favelas3 cariocas” - entre 2009 y 2010, un conjunto de edificios multicolores simboliza enfáticamente proceso de transformaciones recientes en el barrio del Complexo do Alemão. La construcción del Complejo Residencial Relicario4 por el programa gubernamental conocido como “PAC-Favelas” representó el cambio en la vida de cientos de familias sin hogar, primero debido a los procesos de expropiación de las laderas, luego como resultado de la falta de vivienda causada por las fuertes lluvias en abril de 2010. A medida que se mudaron a un espacio “condominial”, los nuevos residentes de ese desarrollo de viviendas comenzaron a jugar una serie de disputas y conflictos en la vida cotidiana de esa vivienda popular. Durante este período, el barrio del Complexo do Alemão experimentó una serie de acciones públicas y privadas que reestructuraron su tejido urbano y cambiaron las relaciones de poder entre los grupos organizados locales, así como las personas en sus espacios cotidianos de la vida comunitaria. En línea con acciones similares aplicadas en otras ciudades latinoamericanas, como Medellín (CO) y Quito (EQ) del llamado “urbanismo social”, Río de Janeiro, representada por el Complexo do Alemão, se ha convertido en el símbolo de un territorio para transformar y tener a su población socialmente incluida a través de políticas públicas. Desde 2010 hasta la actualidad, ese lugar de residencia sufrió transformaciones severas que representarían una especie de metamorfosis del espacio habitado (SANTOS, 2012). Además del desgaste de las estructuras físicas de los edificios, influenciados en gran medida por las dificultades económicas de los residentes para mantener el mantenimiento de los edificios, muchas de las promesas gubernamentales de inclusión social y desarrollo económico a través de proyectos de empleabilidad y emprendimiento no hecho efectivo. Como resultado, muchas de las personas que vinieron a vivir a esa urbanización tuvieron que crear alternativas para generar trabajo e ingresos. Ya no podían esperar “ayuda del gobierno”. Por lo tanto, uno de los principales problemas identificados en la investigación etnográfica que realicé en el sitio entre 2013 y 2017 fue el proceso permanente de ocupación privada de los espacios libres de uso común dentro del complejo residencial. Los establecimientos comerciales improvisados, los “puxadinhos” y otras modalidades constructivas características

4. Nombre ficticio. 3. El término “favela” se utilizará a lo largo del artículo como referencia a territorios con características sociales, políticas y económicas específicas, y que durante mucho tiempo denotaron una forma de vida en las metrópolis brasileñas. Existe un amplio debate en la producción académica y en los medios sobre la legitimidad para la permanencia de estos espacios, fuertemente marcados por los signos de violencia y pobreza, lo que hace que el término “favela” también se use aquí como un instrumento de afirmación del derecho a existir en las ciudades. (Cf. Zaluar, 2001; Valladares, 2005; Lopes, 2011).


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de la “cultura local” comenzaron a componer el escenario de ese lugar de residencia. Este proceso desencadenó una serie de disputas y conflictos entre residentes y grupos de poder que operan en la región y dentro del complejo residencial. Por lo tanto, este artículo busca compartir con el lector narraciones que exponen la forma pragmática en que se orientan hacia las necesidades no cubiertas por las políticas públicas, relacionadas con el mundo del trabajo y el ocio, exponiendo así una “forma de vida” en la ciudad. También revelan las relaciones de poder y los procesos de negociación que aún organizan ese espacio habitacional, así como sus expectativas disonantes sobre el mismo lugar. En primer lugar, presento el barrio Complexo do Alemão, su ubicación y sus principales referencias históricas. A continuación, demuestro los aspectos organizativos de la vivienda en el terreno, así como sus principales características físicas en el espacio urbano. Desde una perspectiva teórica y metodológica que combina las notas del campo etnográfico con las narrativas locales, que se presentarán debajo de esta introducción, se presenta las principales preguntas planteadas por tres residentes con respecto al uso de espacios libres, sus percepciones y posiciones en disputa las relaciones sobre los locales. En las conclusiones, observando las transformaciones del espacio vivido, problematizo las metamorfosis de la vivienda popular considerando las perspectivas que guiaron esa política de urbanización: la individualización de la negociación, la fragmentación de los reclamos y la moralización del espacio, elementos que subyacen a la “modernización” de los barrios bajos en la última década en Brasil.

Metodología Para presentar la metodología utilizada, es necesario escribir primero sobre de dónde viene y cómo ingresar en un nuevo viaje de trabajo e investigación. Durante el largo proceso del trabajo hubo cambios importantes en el panorama político del territorio, así como mi propia representación social frente a los residentes de Complexo do Alemão. Mi llegada al territorio ocurre en abril de 2010 Entro en el barrio por primera vez en medio de una gran conmoción pública por las condiciones materiales de miles de familias que quedan sin hogar por las fuertes lluvias de verano que caen todos los años en la ciudad de Rio de Janeiro. Fue durante este período, entre 2010 y 2011, que realicé la función de administrador del gobierno del programa de

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mejoramientos de favelas llamado “PAC-Favelas”. Esta función me insertó en el territorio desde una perspectiva gubernamental, donde el papel funcional era servir a la población en la relación con la clientela: los residentes presentaron sus demandas más urgentes y busqué reunirme con ellos en diálogo con representantes gubernamentales de los órganos superiores de toma de decisiones. Con mi partida del gobierno y mi regreso al territorio casi tres años después como investigador académico, me di cuenta de que la representación social del administrador del gobierno que los residentes hicieron de mí todavía estaba presente y era sustancial en las interacciones en el campo de la investigación. Muchos residentes todavía se dirigían a mí para pedirme que hablara con el gobierno sobre asuntos y demandas políticas locales. Leer acerca de mi presencia en el territorio a través de esta “fachada” (Goffman, 1985) gubernamental todavía estableció un diálogo con los residentes de manera clientelista: entendieron que debían hacerme solicitudes y reclamos y sentí que de alguna manera todavía tenía que tratar de atenderlos. Analizando desde Goffman (1985), el “fachada” se materializó como “parte del desempeño del individuo que funciona regularmente y de manera general para definir una situación” (Goffman, 1985, p. 29), es decir, la fachada hace metáfora de la representación social a partir de las prácticas realizadas frente a su interlocutor y su “audiencia”. Formado por “estímulos”, para el autor la fachada se dividiría en dos dimensiones: “apariencia” y “forma”. El primero se refiere a los estímulos que funcionan en el momento de la interacción para revelarnos el estado social o el estado ritual temporal del actor, es decir, la participación en una actividad social formal, un trabajo o cualquier actividad ejercida antes que el otro. El segundo, el “camino”, define Goffman como los estímulos que resaltan el papel que el actor espera desempeñar en la interacción y los tonos que los actores enfatizan en las relaciones con sus interlocutores, que es un movimiento recíproco. Así, desde las primeras entradas en el campo de la investigación, fue evidente que sería necesario pensar en las representaciones sociales que se construyen entre los interlocutores en un trabajo etnográfico. Sintió que era necesario crear otra “fachada” para estas personas, porque no quería crear expectativas sobre el posible cumplimiento de las demandas sociales o económicas. Una frustración por algo que se espera de mí podría cerrar las puertas del campo de investigación. Dada la situación presentada, era necesario crear otro tipo de relación ahora entre el investigador y los encuestados. Pensar estrategias para reducir el peso de esta representación en el campo. Tendría que verse afectado (Favret-Saada, 2005) de otra manera.


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Traté de acercarme y probar el lugar del otro. Me permití “hechizar” participando activamente en ese sistema de atribuciones que ordenó ese mundo. Empecé a compartir prácticas y experiencias. Alquilé un departamento y comencé a vivir durante tres semanas, luego alternando con las idas y venidas del campo. La forma en que llegué a estar frente a los residentes del Relicario contribuyó significativamente a otro tipo de compromiso dentro del grupo. Con el tiempo comencé a compartir dramas familiares, como la muerte del recién nacido de una persona muy cercana a mí en el Relicario, participé en celebraciones comunitarias y en reuniones con líderes locales en espacios de toma de decisiones, reduciendo el peso de esa antigua representación estatal en el territorio. A partir de entonces, dos perspectivas teórico-metodológicas complementarias guiaron el trabajo de campo: la etnografía multisituada y la búsqueda de narrativas locales que explicaran cómo la vida significaba sus espacios de vida, así como sus rutinas y órdenes internas. En el primero, desde la perspectiva de la etnografía multisitued de George Marcus (1991; 1995), me propuse pensar cómo se construyen las representaciones entre límites locales / globales borrosos en una etnografía en y del sistema mundial (Marcus, 1995). Por lo tanto, se hizo esencial reconocer frente a esta perspectiva teórica y metodológica que ya no se puede ignorar que el lugar está incrustado en una amplia red de significados que se desarrollan en agencias, símbolos y prácticas cotidianas, incluso cuando se expresan en paisajes con configuraciones locales diferentes. Ser multisituado es considerar, en primer lugar, que el investigador junto con sus interlocutores está inmerso en contextos locales impregnados y formados por la lógica del sistema mundial, de un régimen capitalista de organización comunitaria. Lo global es una dimensión constitutiva de lo local y todas las implicaciones de la modernidad (individualidades, racionalismos, selectividades y fragmentaciones) conforman el universo compartido entre las personas. En el caso del Complexo do Alemão, la experiencia de la urbanización y la construcción y ocupación de viviendas populares en el PAC ejemplifica categóricamente esta perspectiva epistemológica. Tanto las prácticas como el contenido del programa implementado en el vecindario están estrechamente relacionados con la dinámica práctica-discursiva de las intervenciones urbanísticas que ocurrieron durante un período de tiempo en ciudades del llamado “capitalismo periférico”, como Medellín (Colombia), La Paz (Bolivia) y Caracas (Venezuela) con un sesgo de acciones altamente objetivado y fragmentado (Garcia, 2016) .

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Por lo tanto, dada la multisitucionalidad de la presencia en el campo, aquí expandiendo aún más los límites entre mirar, sentir y escribir, pensar que la producción de cierto conocimiento a través de una densidad etnográfica era, ante todo, reflexionar sobre la autocrítica necesaria sobre los lugares observando tanto al investigador como al investigador. Comprender la observación participante (Geertz, 1989) formulada en términos hermenéuticos, como una dialéctica entre experiencia e interpretación, es decir, como resultado de la relación entre los sentidos aprehendidos en el campo, a través de interacciones cotidianas, y las formulaciones integrales resultantes. Estas mismas interacciones. Además de la etnografía y las anotaciones de campo, consideré importante crear una base de datos cualitativa más sistematizada con narraciones sobre la vivienda de esos residentes. Traté de realizar entrevistas en profundidad basadas en lo que J. Claude Kaufmann (1996) definió como “entrevistas completas” (Kaufmann, 1996). Según el autor, esta perspectiva metodológica nos permite abordar, de manera privilegiada, el universo subjetivo del actor. Le permite identificar las representaciones y los significados que atribuye al mundo que lo rodea y los eventos que informa como parte de su historia. Se aplicaron veinte (20) entrevistas semiestructuradas a los residentes ubicados en diferentes lugares del complejo residencial. Así, basado en una perspectiva metodológica etnográfica multisituada, que utilizó también de otras herramientas complementarias de investigación de campo, como el registro de narraciones, este trabajo privilegia la mirada del otro, busca comprender la interpretación del lugar investigado a partir de las experiencias de los propios vivos. Un ejercicio de escucha permanente y reformulación de lecturas estigmatizantes sobre estos espacios y sus modos de vida en la ciudad, que ahora comparto en el estudio de caso. Por fin, cabe destacar que todos los datos en este artículo provienen del trabajo que hice para el proceso de doctorado en sociología entre 2013 y 2018, financiado por la Fundación Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior (CAPES), Ministério da Educação (MEC) Governo Federal.

Caso estudio El barrio Complexo do Alemão consta de docenas de favelas – alrededor de 14. Su tejido urbano está compuesto por una variedad de agencias e instalaciones públicas (escuelas, jardines de infancia, centros de salud), instituciones privadas y comunitarias (como organizaciones no


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gubernamentales, institutos de investigación, asociaciones de residentes) y diversas empresas - supermercados, bancos, tiendas misceláneas - en una densa composición urbana. La región ahora se considera una de las más pobladas de la ciudad, con más de 100,000 habitantes con características demográficas, económicas, sociales y culturales actuales que nos llevan a una típica ciudad brasileña de tamaño mediano.

Imagen 1:División territorial de las favelas no barrio del Complexo do Alemão

Los orígenes históricos que retratan la aparición de viviendas populares en Complexo do Alemão, ubicado en el suburbio de Leopoldina, datan de finales del siglo XIX. Con el cambio de siglo, las ocupaciones en la región cayeron bajo la fuerte influencia de sucesivas reformas urbanas en el centro de la ciudad que marcaron el comienzo del siglo XX y el intenso proceso de urbanización e industrialización de los suburbios que se desarrolló durante la primera mitad de ese siglo.

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Entre los años 80 y 2000, el Complexo do Alemão estuvo marcado por violentos conflictos entre facciones criminales que tienen el monopolio del comercio minorista de drogas y la policía militar del estado de Río de Janeiro. Esta situación de violencia que casi a diario ha provocado que los medios de comunicación nombren el lugar como la “franja de gaza” en la ciudad. El estigma y la segregación marcaron la representación social de este espacio urbano en Río de Janeiro. En combinación con la imagen de la violencia, la cantidad de desigualdad socioeconómica y pobreza en la región reforzó aún más las lecturas estigmatizantes sobre el lugar. Fue a partir de este escenario que se implementó el Programa de Aceleración del Crecimiento (las “Favelas PAC”), propuesto por el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) para proporcionar desarrollo social y económico con inclusión social de esa población. Entre las acciones propuestas por el proyecto de urbanización de favelas, como obras de saneamiento, construcción de escuelas y puestos de salud, estaba la oferta de nuevas unidades de vivienda para los residentes de Complexo do Alemão. Vivir en un departamento en los “condominios PAC” se convirtió en la promesa de una nueva vida que comenzó con la intervención del gobierno. El Conjunto Relicario fue una de las nueve urbanizaciones construidas por PAC-Favelas. Al igual que los demás, ha ido cambiando y adaptándose según las condiciones materiales, las necesidades y los deseos de sus residentes. El proyecto de vivienda Relicário se inauguró en agosto de 2010. Al igual que otros proyectos de vivienda originados por el “PAC-Favela”, se construyó en terrenos que durante muchos años albergaron un antigua fábrica de ropa interior. Ubicados en una de las principales vías de acceso al Complexo do Alemão, los veintidós edificios ubicados en un terreno empinado cruzado por muchos tramos de escaleras conforman un colorido telón de fondo de construcciones de bloques prefabricados. Dispuestos en el suelo en cuatro pisos, cada edificio (o bloque) tiene cuatro (4) pisos con cuatro (4) unidades de vivienda sin ascensor, con un total de dieciséis (16) villas por bloque. En total hay trescientas cincuenta y dos (352) unidades de vivienda. Está situado entre los edificios vistos y reconocidos como “favela” y el área formal del barrio. El complejo Relicário se construyó en una gran parcela donde los veintidós bloques de apartamentos se combinan con grandes áreas libres, ya sea construidas (en el caso de almacenes) o no construidas (los espacios libres), mantenidas en el proyecto arquitectónico como Espacios comunes


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Imagen 2. Complexo do Alemão – Rio de Janeiro, Brasil.

sin una definición clara de su destino (excepto parques infantiles y espacios de gimnasio / fitness). A lo largo de la investigación, escuché varias veces de mis interlocutores que un espacio no utilizado no podía “quedarse quieto”. Siempre era necesario “hacerle algo”. Paulo, uno de mis principales socios de investigación, cada vez que paramos para hablar sobre alguna posibilidad de trabajo y generación de ingresos, a lo largo de la encuesta, Paulo estuvo desempleado muchas veces, dijo que le gustaría tomar un cobertizo vacío y “establecer un negocio” o “ hacer un proyecto para las personas más necesitadas “. Tal perspectiva sobre los espacios libres se ha convertido en un tema central en los procesos relacionales que forman la vida cotidiana del Relicario, ya que comenzaron a exponer expectativas y representaciones muy disonantes entre los actores residentes de este complejo residencial sobre los mismos lugares. En consecuencia, sobre sus usos y propósitos.

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Imagen 3 – Vivendas Relicário (Ilustración propia del autor)

Con el tiempo, varias partes de esta tierra fueron ocupadas y utilizadas de forma privada, con edificios e instalaciones comerciales, generando una serie de efectos en las relaciones entre los residentes y en los arreglos internos dentro del Relicario. Los espacios libres se convirtieron en objeto de disputas no solo por su valor de uso, sino también como un medio para ordenar y representar la vida social del lugar. Un cobertizo vacío utilizado por la Asociación de Residentes representaba para sus miembros la posibilidad de generar sus propios recursos en nombre de una organización colectiva y espacio compartido entre todos los residentes. Este mismo cobertizo, cuando fue utilizado con fines privados por un pastor evangélico, representó la apropiación indebida del espacio colectivo, la permanencia del “desorden” y la interferencia de grupos armados que controlan el narcotráfico local, en asuntos internos. Tener chozas construidas dentro de la tierra, algunos residentes creían, devaluaría sus propiedades. La forma en que los espacios libres de uso común comenzaron a organizarse en el Relicario se convirtió en el centro de esta análisis sobre las transformaciones del espacio vivido: las ocupaciones y construcciones


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improvisadas se reflejaron en parte en las prácticas espaciales de un grupo social. Además, estas organizaciones expusieron una “forma de vida” o una “forma de actuar” directamente relacionada con los medios disponibles de producción y reproducción de la vida cotidiana de los residentes del Complexo do Alemão, históricamente marcados por las condiciones impuestas por las desigualdades en las comunidades. El acceso a bienes y servicios que estructuran la vida de la ciudad; desigualdades sociales y económicas, características de las sociedades capitalistas tardías.

Imagen 4 – Vivendas Relicário (fachada del edificio)

En Ideología Alemana (1996), Marx presenta su perspectiva sobre lo que entiende sobre “modo de vida” y que, en gran medida, ayuda en la reflexión que se propone hacer:

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[…] la manera en que los hombres producen sus medios de vida depende en primer lugar de la naturaleza de los medios de vida que ya han encontrado y que deben reproducir. Tal modo de producción no debe considerarse desde un único punto de vista, es decir, la reproducción de la existencia física de los individuos. Se trata mucho más de una determinada forma de actividad de los individuos, una cierta forma de manifestar su vida, una cierta forma de vida [nuestro énfasis]. A medida que los individuos manifiestan sus vidas, ellos también. Por lo tanto, lo que son coincide con su producción, tanto con lo que producen como con la forma en que producen. Lo que los individuos son, por lo tanto, depende de las condiciones materiales de su producción. (Marx, 1996, p. 27, 28) Se puede considerar que esto “modo de vida” lleva las marcas de las condiciones materiales y simbólicas de un grupo social particular que sobrevive a la lógica excluyente de las políticas de desarrollo y las reformas urbanas, especialmente la lógica relacionada con las intervenciones del poder público en los espacios de vida de los trabajadores, grupos sociales en condiciones de pobreza. El perfil de la mayoría de las familias que se mudaron a esta y otras urbanizaciones, construidas por “PAC-Favelas”, fue formado por personas sin hogar, algunas de ellas en extrema pobreza. En este sentido, propongo interpretar estas prácticas de ocupación espacial como una forma de “supervivencia”, como dirían Facina (2014) y Lopes, Silva y Facina (2019), inspirados por Jacques Derrida (1979). Según estos autores, la supervivencia que no sugiere una vida insuficiente o inferior (una subvida), sino que, por el contrario, se refiere a personas que, debido a que lidian con condiciones precarias (y a menudo violentas) a diario, más allá de la dicotomía vida / muerte, tan bien construida en la imaginación de las ciudades modernas. En este sentido, Facina (2014), observando la vida cotidiana en las favelas, específicamente el Complexo do Alemão, destaca que la supervivencia está relacionada con “patrones específicos de interacción social y sociabilidad, a menudo erigidos bajo el signo de resistencia”. (Idem P. 58). En este sentido, la supervivencia implicaría agentes, exactamente lo contrario de la perspectiva inmediata: una capacidad aguda para el análisis del contexto y el cálculo prospectivo para encontrar soluciones a los problemas y satisfacer las necesidades en situaciones adversas. Sin embargo, la lectura sobre estos movimientos ocupacionales variaba a medida que los intereses y expectativas con respecto al espacio vital


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se volvían conflictivos. Para analizar este conflicto y los otros eventos de la misma naturaleza relacional que observé a lo largo de la investigación dentro de este complejo residencial (disputas, desacuerdos, desacuerdos, entre otros), comienzo a partir de una lectura optimista de la idea del conflicto. Lo entiendo como una forma de interacción que se opone a la indiferencia y expone los problemas que permiten la búsqueda de entendimiento entre las partes. Obviamente, un conflicto puede tener su lado negativo cuando las partes en una disputa buscan eliminar a su oponente. Desde esta perspectiva, me opongo radicalmente. Por otro lado, en su dimensión sociológica, como lo afirma Simmel (2011 [1964]), un conflicto también puede indicarnos toda la vitalidad y la estructura orgánica de un grupo. Este fue el punto de partida epistemológico que seguí al construir esta investigación. A continuación, dos historias narradas y observadas en el campo de investigación sobre el proceso de ocupación de espacios libres y uso común muestran la dinámica de las disputas locales, así como sus relaciones de poder. Del mismo modo, a medida que las ocupaciones llegan a ser vistas como tácticas de supervivencia en el contexto de la precariedad y la violencia, es decir, en contextos donde existen relaciones sociales están permeados por un tipo de “sociabilidad violenta” (Machado da Silva, 2002, 2004a., 2004b.), así como las demandas para satisfacer las necesidades y los deseos que impregnan la vida cotidiana de la ciudad.

Resultados Las plantaciones de Sulamita Doña Sulamita vivía en el primer piso del Bloque U, uno de los primeros edificios a la entrada de la Sala del Relicario. Sulamita había sido sacado de sus hogares en la cima de Morro das Palmeiras, una de las 14 favelas que componen el Complexo do Alemão. Sulamita era firme en su rutina de manejo de la tierra y el cultivo de plantas en los lechos del suelo. Utilizó estos espacios libres para el cultivo de sus jardines. En sus discursos, el cultivo de plantas y árboles frutales siempre estuvo relacionado como un tiempo pasado, una colina en el proceso de ocupación o una infancia en el campo. Recordaron el Complexo do Alemão “cuando todo era una gran granja”, en referencia a

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las características rurales que marcaron la configuración de los suburbios de Rio de Janeiro. Sin embargo, tal práctica de gestión de la tierra fue más allá del anhelo de vidas pasadas. Día a día, las plantaciones adquirieron un sentido de acción pragmático cuando se revelaron como “tácticas de resistencia” (Certeau, 2008). Su objetivo declarado era evitar, o al menos obstaculizar, la construcción de “chozas” y la instalación de “bocas” (lugares de tráfico de drogas en las favelas) dentro del desarrollo de viviendas. La posibilidad de abrir una “boca” era una preocupación permanente, que causaba permanentemente una creciente sensación de inseguridad y opresión. Temía el tráfico de “malos” y “adictos” en las puertas de sus apartamentos. Además, pensó que este tipo de comercio podría alejar a sus clientes (Sulamita tenía una pequeña empresa instalada en la cocina de su departamento) y causar la devaluación de su propiedad. Él dijo en una ocasión, recordando cuando llegó al Relicario: Al principio ... fue una pelea, ¿ves? Fue así ... Pero no tengo miedo, no tengo miedo a nada, si es por mi bien, me voy. No importa lo que suceda por adelantado, le pertenece a Dios, ¡pero quiero saberlo ahora! Estoy aquí ... establecieron [la “boca”] aquí en el pico de esa palma allí, luego yo ... ahora no hay más, pero al principio … Sulamita me dijo que el enfrentamiento con el grupo juvenil era recurrente, casi a diario, alternando en intensidad con el tiempo. El impacto negativo de la circulación del grupo en ella estuvo directamente relacionado con la ubicación de su apartamento, la planta baja y la parte inferior del piso 1, y el uso compartido de sus instalaciones internas como negocio. En el área donde se encontraba la ventana de su balcón había un pequeño corredor exterior empotrado que conducía a la parte posterior del Bloque U. Aquí, los jóvenes tenían una intensa rutina de encontrarse con “extraños”, especialmente después de la puesta del sol. Música ruidosa, conversación y pasos fueron una constante en las noches de Sulamita. Dijo que había sido amenazada varias veces en las primeras horas con tocar paredes, gritos y blasfemias, y constantemente al amanecer tener que limpiar la orina debajo de la ventana de su habitación. Al principio, trató de dialogar con el grupo. Llamó a los “muchachos” para explicarles que este era su lugar de residencia y trabajo y que no podían hacer de ese espacio un punto de venta de drogas. Dijo que en


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un momento de desesperación, ya que la situación no cambió, incluso construyó un baño en la parte posterior del Bloque U para que “los niños” dejaran de orinar debajo de su ventana. Pero su movimiento de conciliación no fue bueno. Los días y las noches alrededor de su departamento y su pequeña tienda se volvieron insoportables para Sulamita, lo que la hizo cambiar de postura. Intentando reducir la presencia de jóvenes en el área, e incluso eliminar la “boca” del lugar, comenzó a plantar en el cantero frente a su ventana. Con la creciente cantidad de árboles y plantas, su idea era dificultar a las personas moverse por el sitio y evitar que se asentaran permanentemente en esa parte del Relicario. Sacó el baño que había construido y colocó un gallinero en el mismo lugar en la parte trasera del edificio para bloquear el pasaje debajo de su ventana. Puso pedazos de madera pegados en el piso donde estaban las sillas y las mesas. Con toda esta “ruralización” del espacio, el conflicto se hizo más intenso con amenazas de ambos lados. Ante el caótico escenario que se encontró en un momento determinado, incluso de mala gana, Sulamita recurrió al “gerente de la boca” para tratar de resolver el problema. Sulamita dijo: Luego fui a hablar con el gerente: “Mira, me veré obligado a cerrar mis puertas y pagarás mis facturas”. Luego dijo: “Tía, ¿te está molestando?”. Entonces le dije: “Hijo mío, mira el tamaño [de la vendinha] ... La persona tiene dos cosas para vender, un refresco y una cerveza, por lo que la gente que ata no puedo trabajar, lo que me dificulta la vida ... “. Él dijo: “La gente te está molestando, está bien, puedes dejar que ya no se detengan allí”. Se evaporó, pero solo por unos días. En este momento, esos periódicos eran los que estaban allí, incluso ahora tenían alrededor de cinco sentados. Entonces dije: “¿Ahora este es un lugar para comentar sobre cracudo?” Entonces uno respondió: “¿Tengo una cara de cracudo?” Le dije: “no, pero estás hablando de drogas. ¡He dicho miles de veces que este es mi trabajo, no tengo descanso! Me miraron y fruncieron el ceño Una de las explicaciones que encontró para la situación fue un desapego entre la “ley de la colina” y la “ley del todo”. Para ella, incluso estando en el Complexo do Alemão, es en la favela donde se obedece “la ley del dueño de la colina ... la ley del bien”. Para Sulamita, hay una distinción de orden entre los dos espacios. A diferencia de la favela, dentro del Relicario, “cualquier estiércol quiere enviar”. Por lo tanto, entiendo en su

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discurso que, para ella, el orden de ese espacio vital dentro del Relicario aún no se había consolidado. Como si ese nuevo espacio habitable fuera tanto dentro como fuera de la dinámica territorial del barrio y los favelas circundantes. Aquí no habría disputa por un conflicto de órdenes, sino el vacío de pedidos causado por una vaguedad sobre un esquema interno de organización del complejo residencial, aún en construcción. Dadas sus condiciones, las disputas entre los “niños” y la Sulamita ganaron una perspectiva más individualizada, donde las tácticas de resistencia y ocupación se diseñaron dentro de las expectativas de cada uno: “cada uno para sí mismo y Dios para todos”.

Imagen 5 – Gallinero

Sulamita siempre estaba pensando en alternativas con un sesgo de interés más colectivo. Incluso mencionó la posibilidad de crear una acción de “agricultura colectiva” para resolver el problema de la construcción de cabañas en espacios abiertos. Pero rápidamente se dio cuenta de que incluso con todas las desregulaciones, hay quienes gobiernan en el espacio. Para ella tendría que tener “autoridad” para hacer algún tipo de cambio dentro del Santuario. De alguna manera, ella y muchos otros residentes de la región carecían del orden de “tráfico”, conocido y experimentado con el tiempo, de modo que la “seguridad” (o al menos el sentimiento) se restableció.


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“Barzinhos” y remolques (trailers): generación de ingresos, seguridad y ocio

5. El autor no hace una conceptualización precisa del término, como él mismo afirma en una de sus notas al pie de página del texto en cuestión. Sin embargo, a lo largo del artículo, indica algunas características que forman el “carácter” de estos espacios de vida en los centros urbanos, como la clase social, la ubicación, sus frecuentadores, los temas abordados en las conversaciones, así como la multidimensionalidad de su dinámica y valores relacionales. pp. 48-69.

Con el tiempo, algunas construcciones han surgido en varios lugares dentro del conjunto de Relicario. Son edificios con características físicas / estructurales muy similares: pequeñas chozas hechas de una mezcla de madera contrachapada y mampostería. Los edificios que permanecieron en funcionamiento dentro del Relicario fueron los principales productos de bebidas alcohólicas y no alcohólicas, pequeñas porciones de alimentos acompañantes (los “refrigerios”) y productos comestibles envasados ​​como galletas. Algunos residentes del complejo de viviendas se refirieron a estos establecimientos como “barzinhos”. Estos lugares, en general, se acercan a lo que Machado da Silva (2016 [1969]) llamó “botequim” o “birosca” - “cualquiera que venda bebidas alcohólicas (sin necesariamente constituir la atracción principal) a menudo son “establecimientos mixtos, es decir, sirven a diferentes grupos de consumidores y / o operan con diferentes clases de productos”, donde sus clientes a menudo le dan un “carácter hogareño”5 (Machado da Silva, p. 49 y 69). Uno de estos establecimientos era propiedad de Pedro, un residente del Relicário.

Imagen 6 – “Barzinhos”

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Pedro dijo que el perfil de los visitantes a estos espacios variará con el día y el horario de apertura, como pude ver poco después en un momento en que me instalé con más frecuencia en el campo de la investigación. Los viernes y sábados por la noche, el movimiento era diferente de los otros días de la semana. Estos fueron los períodos en que había una mayor concentración de personas alrededor de los bares, y los altavoces permanecieron más tiempo y más fuertes. La audiencia principal en estos días eran jóvenes de entre 14 y 17 años. La circulación y permanencia de este público en el lugar fue intensa. La mayoría de las veces, estaban en círculos, hablando, algunos jugando a las cartas y fumando hierba. Cada vez que estaba cerca, rara vez era testigo del consumo de alcohol entre ellos. El consumo menos frecuente de este tipo de bebida se debió al alto costo del producto para un grupo de niños sin ingresos fijos. La mayoría estaban matriculados en la escuela, pero no trabajaban. Algunos desempeñaron el papel de “olheiros” (personas que desempeñan el papel de observadores de drogas). No había “boca” en el lugar, pero la presencia de los “meninos da marcação”6 era regular. Otros cumplen la condición de “ni, ni”, es decir, ni la escuela ni el trabajo7. Diferentes de los “bares” fueron los remolques (trailers) instalados dentro de la vivienda en el Relicário. Básicamente eran tiendas improvisadas con sillas y mesas de hierro a su alrededor. Algunos instalan pequeños parlantes y pequeñas barbacoas al lado para la preparación y venta de “brochetas” (barbacoa de carne en brochetas de madera, con guarniciones como arroz, salsas y farofa). André, residente del bloque S fue uno de los propietarios de estos remolques. El dijo que todas estas empresas tenían como característica común su organización laboral de tipo familiar. Eran esposas, hijos, yernos, sobrinos que dirigían los lugares, tanto económicamente (en el cajero) como de servicio al cliente. El perfil difería de las “barras”. El horario de apertura era temprano en la noche, alrededor de las 6 p.m., hasta las 2 a.m. La mayoría de las personas que asistieron y consumieron eran jóvenes que regresaban del trabajo o la escuela por la noche y se detenían a tomar un refrigerio. Sin embargo, como en los “bares”, la pregunta central que justificó a estas empresas privadas en espacios libres para uso colectivo fue la necesidad de generación de ingresos, consumo seguro y la provisión de espacios de ocio para los residentes del grupo Residencial. Con el creciente conflicto entre los traficantes y la policía en la región, tres dimensiones complementarias de la vida cotidiana se combinaron en un solo lugar.

6. En la estructura organizativa del narcotráfico en las favelas, los “meninos da marcação” (“niños que marcan”) son aquellos que juegan el papel de controlar el territorio. Están vigilando el espacio para identificar posibles casos de invasión de territorio por facciones rivales o incluso por la policía. Por lo general, están dentro o al lado de la “boca”. También actúan como “olheiros”. 7. En la literatura juvenil y del mercado laboral, la condición de “ni, ni” se utiliza para representar la situación de los jóvenes de 15 a 29 años que se encuentran en la condición en que no trabajan ni estudian. El sociólogo y profesor Adalberto Cardoso en su artículo “Juventud, trabajo y desarrollo: elementos para una agenda de investigación” (2013) argumenta que, a diferencia de los países ricos, donde la crisis económica de 2008 y las principales protestas sociales contribuyeron negativamente al crecimiento del número. De los jóvenes que no estudian ni trabajan, especialmente en España y Grecia, en Brasil, la condición del “ni, ni” es estructural. En el mismo artículo, sugiere que los cambios estructurales que atravesó el país entre 2000 y 2010, con políticas públicas que reducen las barreras de acceso a la escuela y al mercado laboral, “redujeron el impacto de las desigualdades regionales y aumentaron la carga de la pobreza. al explicar la condición de “ni ni” de los jóvenes “(CARDOSO, 2013, p. 293).


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Todos ellos de alguna manera tuvieron que obtener algún tipo de permiso de “tráfico”, directa o indirectamente, para comenzar su trabajo en el acto. Para ocupar un espacio dentro del Relicario era necesario solicitar una “licencia”, es decir, tanto las barras como los trailers ocupan los espacios libres del conjunto del Relicario bajo el mismo orden espacial: ambos se someten, directa o indirectamente, y de alguna manera amplía la regulación de la “tráfico”. Cuando no hay consulta o permiso del “dueño de la boca” para ocupar y construir, el resultado frecuente es la orden de la ruptura del establecimiento, a menudo bajo pena de algún castigo, que pasa de la prohibición permanente a ocupar el castigo físico, lo que puede incluso conducir a la muerte. Teniendo en cuenta tanto los movimientos de ocupación de Sulamita como las instalaciones de bares y remolques relicarios de Pedro y André, es apropiado traer nuevamente lo que Michel de Certeau (2008) plantea sobre las “trayectorias”, “tácticas” y “retóricas” de “hombres comunes ... héroes comunes” (Idem, pp. 41-57). En una “serie temporalmente irreversible”, dijo, es fundamental analizar las tácticas como la necesidad constante de jugar con eventos para convertirse en “ocasiones”. Por lo tanto, “sin cesar, los débiles deben aprovechar las fuerzas que les son ajenas ... la decisión, el acto y la forma de aprovechar la ‘ocasión’ ... [donde las tácticas] pequeños golpes, artes de golpear, astucia de ‘cazadores’ ... actuaciones operativas de conocimientos muy antiguos ”(Idem, p. 47). Aquí, en las trayectorias que trazo, fueron las “tácticas sucesivas”, la “astucia pragmática” y las “formas de hacer” de los “más débiles” que se impusieron como mecanismo de acción, satisfacción de necesidades y deseos, e incluso, supervivencia (Idem, p. 51). Por lo tanto, a partir de este acuerdo sociopolítico, los “nuevos” condominios PAC “nacen” como nuevos espacios de vida en el vecindario.

Conclusiones Como principio, esta investigación se centró en aprehender y reflexionar sobre los datos recopilados y organizados desde la perspectiva de las personas que viven dentro del conjunto Relicário, tomando como parámetro para el análisis las narrativas sobre sus trayectorias, las formas en que entendieron el desarrollo de los recientes políticas de urbanización, así como asentadas en sus nuevas viviendas de barrio. La idea más amplia era capturar los significados que atribuyeron a todo este proceso de cambiar el paisaje del Complexo do Alemão, y cómo estos significados

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afectaron las transformaciones internas del Relicario, considerando sus condiciones históricas de permanencia en la ciudad, las prácticas diarias y sus narraciones sobre los espacios. El proceso de llegada, partida y reingreso al campo a través de diferentes “fachadas”, primero como gobierno, luego como investigador, hizo mi lectura del territorio, las prácticas diarias y las “modos de vida” de esa área. Se renunció a la población de la agencia de los sujetos que hacen su propia vida cotidiana. Fue a partir de la investigación en el campo y de convertirse en parte de ser afectado etnográficamente por los residentes que las relaciones entre el investigador y los encuestados podrían modificarse. Al volver a entrar y permanecer en el conjunto de Relicario, pude observar y escuchar cómo los grupos sociales con diferentes vidas cotidianidades llegan a compartir y disputar sus espacios de vida. Pude seguir cómo la vida de las personas en situación de pobreza materializa los acuerdos y conflictos sobre bienes escasos, como lo son los espacios libres en la favela, así como revela la capacidad de invención para ganarse la vida con lo que está disponible. La vida que se puede vivir. Supervivencia. Las historias presentadas en los procesos de ocupación de espacios libres de uso común dentro del Complejo Residencial Relicario muestran cómo las personas en situaciones de emergencia, o incluso de supervivencia, actúan para resolver sus “situaciones problemáticas” (FREIRE, 2008), volviendo a significar su acciones individuales y colectivas entre los parámetros institucionales disponibles y los arreglos personalizados, haciendo sus posiciones estrictamente pragmáticas en un ámbito público (CEFAÏ, 2002) de disputas y negociaciones. En el caso del Complexo do Alemão, un espacio marcado por las asimetrías de actores y grupos, y las relaciones de poder que característicamente constituyen estos espacios de reclamos. Con respecto al proceso de transformaciones internas que el Relicario ha estado presentando recientemente, así como la constitución de relaciones imbricadas en disputas sobre el uso de espacios libres, me gustaría afirmar que las consecuencias de estos fenómenos observados permiten al menos dos dimensiones complementarias de análisis: primero, el dimensión del “despojo urbano”, acuñado por Kowarick (1979; 2000), es decir, la consecuencia histórica de un suma de extorsiones que opera debido a la falta o precariedad de servicios colectivos de consumo, que junto con el acceso a la tierra y la vivienda son socialmente necesarios para la reproducción de los trabajadores y


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agudizan aún más la dilapidación resultante de la explotación laboral o, lo que es peor, la falta de esto. (KOWARICK, 2000, p. 22). El autor afirma que el término “desposesión” debe entenderse como un mecanismo para extorsionar a las capas más pobres de sus derechos elementales y el acceso a los servicios colectivos de consumo. Las acciones de los residentes que emprendieron sus necesidades y deseos explícitos de autoconstrucción que no se materializaron con la empresa de urbanización. El trabajo / ingresos, la seguridad y el ocio se convirtieron en temas relevantes en las justificaciones de los residentes que ocupaban los espacios libres, como se ve en las plantaciones, los “barzinhos” e trailers. Del mismo modo, la incertidumbre sobre los términos de la formalización del conjunto de Relicarios expone la fragilidad de los mecanismos de inclusión y reconocimiento de la ciudadanía basada​en el ideal del urbanismo. El saqueo aquí está aquí en la garantía del derecho de propiedad de la vivienda, por lo tanto, es irregular ante la legislación, cuyo responsable es el propio Estado. En segundo lugar, la dimensión de la supervivencia, como invención, como creatividad, como la capacidad de posicionarse críticamente en los temas de la vida práctica, frente a la adversidad y las necesidades individuales y colectivas de resignificarse en la vida cotidiana de las favelas. Aquí, más que nunca, las prácticas de las “clases populares” observadas dentro del Relicario también demuestran ser resistencia a esta fragmentación de la vida moderna, el despojo de la vida social y la opresión de las ordenanzas basadas en la fuerza. Las cervezas en las biroscas familiares (o no), los cultivos y la fruta distribuidos, las cometas en el cielo compartidas por docenas de niños en la dinámica de las cruces, las ancianas sentadas juntas hablando de sus familias, fútbol descalzo en el asfalto, los niños corriendo de aquí para allá, las reuniones de jóvenes en las mesas y los bancos de cemento también forman un espacio de vida de uso compartido. Estas prácticas de la vida cotidiana denotan las posibilidades de una colectividad que, en sus rutinas diarias marcadas por los límites de la fuerza y ​​la violencia, también gana un soplo de comunión y afecto comprensivo entre sus pares.

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Los antiguos hoteles del puerto de Valparaíso (1827-1927) de Samuel León Cáceres (2015)

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

Los antiguos hoteles del puerto de Valparaíso (1827-1927) de Samuel León Cáceres (2015) Felipe Espinosa 1

El libro que tenemos la oportunidad de reseñar en esta ocasión fue publicado por primera vez en el año 2008 y editado nuevamente en 2015 por Samuel León Cáceres su autor y presenta la historia de los antiguos hoteles de Valparaíso en un ejercicio de catastro e interpretación de un momento particularmente importante en la vida de la ciudad. La historia de los hoteles pudiera parecer una forma poco convencional de acercarse a la historia y memoria de una ciudad, pero lo cierto es que los antiguos hoteles tomaban muchas veces la forma de lugar, entendiendo por esto un espacio relacional y singular. Al contrario de lo que pueden ser hoy en día las cadenas de hoteles, esparcidos por el mundo con una forma estándar en su construcción y atención, y que han llevado a nombrarlos como no-lugares en la conocida obra de Marc Augé. La antigua hotelería era una empresa mucho más familiar y a escala local de lo que hoy observamos.

1. Felipe Espinosa: miembro Revista Eltopo

Leemos este libro desde distintas matrices, como la relevancia de estos lugares en tanto espacios de encuentro, intensivos en relaciones y al mismo tiempo fugaces. Son puntos de encuentro entre el mundo exterior, siempre lleno de posibilidades y futuros inciertos y el mundo interior y local, la idiosincrasia que a veces puede pasar por provincianismo para el viajero cosmopolita. Así se encuentran las primeras impresiones de los viajeros sobre la primitiva hotelería porteña, que surge en los primeros años de 1820 bajo condiciones precarias. Más tarde –el libro nos recuerda- comenzó a desarrollarse esta actividad con mayor regularidad hasta la década de 1860 cuando esta actividad finalmente se profesionaliza. Son cerca de 100 hoteles los que se registran en esta historia, principalmente a partir de los relatos de los viajeros, las imágenes, fotografías y postales que recoge el autor con minuciosidad.

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Revista El Topo N°11 • Vol. 1, junio - julio de 2021

De ahí deriva otra clave de lectura para este texto, que es la condición pasajera y permanente, estática, pero al mismo tiempo dinámica y en tránsito, como toda ciudad puerto. Este concepto, el del tránsito, nos permite referirnos a la condición de ciudad, que es ágil y cambiante en su origen. La ciudad, en el periodo que registra este libro, vive permanentes transformaciones tanto en su morfología urbana como en la activación de la vida social, pero en ese proceso va legando este tipo de espacios relacionales, lugares que como los hoteles conservan un momento de la vida en este movimiento constante. “El lector encontrará que hay apariciones y desapariciones de hoteles. También, sucesiones como la tan notable continuación por 145 años de un hotel en el mismo edificio de la calle Serrano, desde el Hotel Oddó en 1870, su continuador ¡, el gran Hotel Central y el Hotel Garden (desde 1926) hasta la actualidad. Asimismo descubrirá que el “Hotel Meuble”, fichado en 1926, generó cinco establecimientos diversos en el mismo local hasta el día de hoy.” (p. 11) Son múltiples las historias de hoteles y sus fundadores que estimulan la imaginación histórica, lo que el libro logra además mediante fotografías y recortes de prensa de la época. Estos recursos nos aportan otra mirada al texto, a la imagen de esta ciudad que pareciera encontrarse en un tránsito, ¿o a la deriva? La historia de los hoteles es también la historia de ese auge vertiginoso y posterior declive de la ciudad que alguna vez fue el puerto principal del Pacífico Sur. Parece casi increíble que en un periodo cercano de 100 años, la ciudad pasa de ser la pequeña villa que servía de embarcadero, a ser una ciudad portuaria para el comercio global. La “edad dorada” de Valparaíso, que el autor sitúa entre 1850-1900, es también el momento en que crece la actividad hotelera y en ese proceso se incrusta la vida de la ciudad, los múltiples incendios que ocurrieron en la ciudad también afectaron a los hoteles, los bombardeos en la guerra contra España, la ampliación del plano quitándole espacio al mar, donde también se instalaron las nuevas edificaciones hoteleras. Ahí se entremezcla también las historias de los marineros, los artistas, las actrices problemáticas y los científicos naturalistas., quienes de paso en la ciudad y en los hoteles, van dejando sus recuerdos e impresiones, el testimonio de


Los antiguos hoteles del puerto de Valparaíso (1827-1927) de Samuel León Cáceres (2015)

la existencia de esa ciudad a veces imaginada a veces real. Esta imagen de ciudad se va construyendo sobre si misma y sin imitación, un acto de espontaneidad que no conduce a caminos conocidos, ni destinos claros, donde es posible tomar riesgos. A los viajeros por mar, este periodo suma a los viajeros terrestres que se trasladan a la ciudad puerto primero por medio del ferrocarril que une a Valparaíso con Quillota, pero luego también a los pasajeros del ferrocarril a Santiago, que permite aún más la ampliación de la oferta hotelera. Son múltiples los pasajes en que la historia de Valparaíso, del Puerto, del Almendral o del Cerro de Playa Ancha, se va develando a partir de estas construcciones para albergar a residentes momentáneos. El meticuloso trabajo de registro y catastro realizado por el autor y que generosamente ofrece en tablas ordenadas al final del libro, son un gran aporte para investigadores, estudiantes y lectores en general interesados en la historia y memoria de una de las ciudades más icónicas del siglo XIX en el cono sur.

Datos de la Publicación: Samuel León Cáceres, “Los antiguos hoteles del puerto de Valparaíso 1827-1927”. Valparaisología. Impreso en Valparaíso, Chile. 2º edición del año 2015

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