Revista Foresta nº 56

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Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales. N.o 56

La contribución de los montes al desarrollo de la España rural actual El bosque productor

ta s i v e r t n E

Francisco Garín, creador y exdirector del Jardín Botánico de Iturrarán

l Especia

Especies exóticas invasoras


SUMARIO FORESTA n.o 56 4

Entrevista: Francisco Garín García, creador y exdirector del Jardín Botánico de Iturrarán

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Colaboraciones Técnicas:

Ismael Muñoz Linares

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Especial: Especies exóticas invasoras Colaboraciones Técnicas:

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La percepción social del fuego forestal y su ecología: la necesidad de un cambio de orientación

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Jorge Rodríguez López

Cálculo de estructuras biológicas. Procesos de marginalización José Miguel Montoya Oliver

Legislación ambiental: 108

Medidas urgentes en materia de medio ambiente Antonio García Giralda

Empresa forestal: 110

Basoinsa S.L.

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Noticias forestales

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Verónica Ramírez

Núñez Vázquez, L.;

Barceló Tortella, A.; Closa Salinas, S.

Libros Madera y arte: Retablo de Santa Clara

Evolución de la población de procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa Den. & Schiff.) y situación actual en Formentera (2012). Marco legal y actuaciones de control

Almudena Córdoba López y Teodoro Abbad Santiveri

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Plagas y enfermedades forestales: Dendrolimus pini Linnaeus, 1758. Lasiocampa del pino n.º 42 Nieves Ibarra Ibáñez y Enrique Martín Bernal

Hongos: Mycenella rubropuntacta Boekhout. Polyporus umbellatus (Pers) Fr.

José Cuesta Cuesta y Nino Santamaría Rodríguez

Programa Europeo de Conservación de los Recursos Genéticos Forestales (EUFORGEN) Acer pseudoplatanus

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Mari Rusanen, Tor Myking, F.J. Auñón, D. Barba

Gregorio Montero González María Pasalodos Tato Eduardo López Senespleda

El bosque productor

Una reflexión sobre la contribución de los montes al desarrollo rural de la España actual Jesús Casas Grande

“Impreso en papel certificado que proviene de bosques gestionados de forma sostenible y fuentes controladas”


editorial

El nuevo Catálogo de Especies Exóticas Invasoras

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l Gobierno redacta en estos momentos el nuevo Catálogo de Especies Exóticas Invasoras. Después de que el Catálogo publicado en el Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre, provocase tanta contestación social e incluso su suspensión cautelar por una sentencia de Tribunal Supremo, tras recurso de varias comunidades autónomas y la Federación Española de Pesca. Tal es la expectativa y el debate técnico, social y económico que ha levantado esta revisión del Catálogo que los responsables de su redacción y preparación en el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente han preferido no participar en la sección especial que en este número le dedicamos a esta cuestión. La comunidad científica internacional está de acuerdo en que las invasiones biológicas es una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo. En el caso de las islas es la primera de las causas. Así que el problema en las Islas Canarias o Baleares puede ser mucho más grave de lo que ya lo está siendo en zonas como el Ebro con el mejillón cebra o el siluro, o la última y más preocupante de ellas en su desembocadura con el caracol manzana. No son los únicos casos, aunque quizás sean los más llamativos y conocidos. El Convenio de Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, ratificado por España en 1993, es el primero en reflejar esta problemática, y estableció en su artículo 8 la obligación de las Partes Contratantes de impedir la entrada en sus países, de controlar y de erradicar las es-

pecies exóticas que pusieran en peligro sus ecosistemas y especies. La Unión Europea estableció en 2004 su Estrategia Europea de Especies Exóticas Invasoras, además de legislar indirectamente sobre esta cuestión en distintas Directivas como la 2009/147/CE de Aves Silvestres o la Directiva 2008/56/CE, de 17 de junio de 2008, por la que se establece un marco de acción comunitaria para la política del medio marino, o el Reglamento (CE) n.º 338/97 del Consejo, de 9 de diciembre de 1996, relativo a la protección de especies de la fauna y flora silvestres mediante el control de su comercio, que regula la aplicación del Convenio CITES en la Unión Europea, por poner algunos ejemplos. Lo curioso es que la Unión Europea aún no ha aprobado una Directiva Comunitaria específica para control de especies invasoras. A pesar de ello, España va por delante, consciente de la importancia económica, social y ecológica de estas invasiones. Por eso aprobó un Real Decreto que ahora está cambiando tras la sentencia del Tribunal Supremo que lo anulaba cautelarmente. Hay varios aspectos en los que todas las partes implicadas están de acuerdo. Uno de ellos es la necesidad de controlar la entrada y evitar la expansión de especies exóticas que perjudiquen a los ecosistemas españoles y que causen graves pérdidas económicas a los productores agrícolas, forestales o pesqueros. La controversia viene en la lista de especies que deben ser eliminadas: ¿qué criterios se pueden seguir para elegirlas,

Todas las partes implicadas están de acuerdo en la necesidad de controlar la entrada y evitar la expansión de especies exóticas que perjudiquen a los ecosistemas españoles y que causen graves pérdidas económicas. La controversia viene en el listado de especies que deben ser eliminadas Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

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El sentido común debe ser la base de las actuaciones, evitando posturas integristas, valorando los impactos indeseados de actuaciones bienintencionadas, y aunando la necesidad de protección y mejora de los ecosistemas con los usos y aprovechamientos tradicionales. exclusivamente ecológicos, económicos, sociales?; ¿se puede tratar de igual forma, por ejemplo, al mejillón cebra que a determinados clones de olmos o de chopos que cubren las riberas de nuestros ríos?; ¿qué hacer con las especies ya naturalizadas o que forman parte de nuestros ecosistemas, como por ejemplo la trucha arco iris, o el castaño que introdujeron los romanos hace 2.000 años?; ¿dónde se establece la frontera, en una decena de años desde su introducción, en cientos o en miles?; ¿existen recursos para erradicar todas las especies que se consideren exóticas?; ¿qué es más problemática: su presencia en nuestros ecosistemas o su erradicación?; ¿se pueden justificar siempre los daños ambientales asociados a la erradicación de ciertas especies por las ventajas a largo plazo de su eliminación?; ¿se puede tratar igual a todas estas especies en función de su adaptación ecológica o su importancia económica o social?; ¿qué debe primar al considerar a una especie, su valor económico o su daño ecológico? El sentido común dice que se debe legislar en esta cuestión, que hay que establecer límites y que se precisan objetivos y herramientas que permitan evitar desastres económicos y ecológicos como los que originan algunas de estas especies exóticas. Pero ese mismo sentido común debe ser la base de las actuaciones, evitando posturas integristas, valorando los impactos indeseados de actuaciones bienintencionadas y aunando la necesidad de protección y mejora de los ecosistemas con los usos y aprovechamientos tradicionales. Pensar en erradicar todas las especies que hace determinados años no formaban parte de nuestros ecosistemas es utópico y seguramente es un planteamiento erróneo desde el punto de vista económico e incluso ecológico. Parece lógico pensar en trabajar con cada especie de forma individualizada, teniendo en cuenta, entre otras cosas, su distribución geográfica, sus usos tradicionales o la importancia ecológica que, pese a su carácter alóctono, puede tener como refugio de fauna, o para controlar la erosión o evitar inundaciones, por

ejemplo. Así, una misma especie podría tener un trato distinto en función del lugar o del hábitat en donde se encuentre. Hay numerosos ejemplos de especies cuya presencia ha provocado un gran perjuicio ecológico a otras similares en algunas zonas, pero que en otros lugares han producido todo lo contrario: son magníficas aliadas de la conservación de otras especies. Así que no parece tener sentido cortar por lo sano y eliminar la especie en cuestión allí donde se encuentre, menos aun cuando en algunos lugares puede ser más beneficiosa que perjudicial. Establecer un Catálogo de Especies Exóticas muy severo puede suponer el hundimiento económico de algunos sectores productivos. Sin embargo, porque una especie sea muy rentable no debería dejar de considerarse invasora, pero sí sería deseable que tuviese una consideración especial en función de distintas variables ya apuntadas. Por otra parte, si bien es cierto que hay especies que, por su doble condición ecológica y económica, puede provocar dudas su erradicación, no menos cierto es que otras son evidentemente dañinas, su presencia en nuestros ecosistemas es un perjuicio en todos los sentidos. Nos consta que los responsables de la redacción del borrador del Catálogo de Especies Exóticas Invasoras, tienen todas estas circunstancias en cuenta y que su intención es la de poner orden y una base legal sobre la que justificar actuaciones que son, en algunos casos, de urgencia. Lo que sucede es que no es fácil redactar un Catálogo que contente a todos los actores sociales y económicos implicados. Pero con flexibilidad en los planteamientos y con imaginación en las soluciones propuestas, siempre basadas en el conocimiento científico y en una evaluación de las repercusiones ambientales de las actuaciones, se pueden solucionar gran parte de las dudas que provocan determinadas especies exóticas. Esa flexibilidad deben tenerla no solo los redactores del borrador de la norma sino todos los sectores implicados.

Con flexibilidad en los planteamientos y con imaginación en las soluciones, siempre basadas en el conocimiento científico y en una evaluación de las repercusiones ambientales de las actuaciones, se pueden solucionar gran parte de las dudas que provocan determinadas especies exóticas. 2

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Fe de erratas del número 54

Fe de erratas del número 55

En el artículo "Descubrimiento de una nueva subespecie de Sedum en el centro de España", el epígrafe donde figura el autor está incompleto, pues es: José González Granados, Ingeniero Técnico Forestal, Botánico del Parque Regional del Sureste, Comunidad de Madrid. En la página 86, en la tercera columna, se habla sobre “sala de alerta y emergencia, como las del Servicio de Información del Sistema del Instituto Geográfico Nacional o de seguimiento de caudales”, cuando en realidad es “la sala de coordinación de operaciones de la DGPC de la Red Sísmica Nacional”. La fotografía de la noticia sobre el curso básico de defensa contra incendios forestales de la página 87 no se corresponde con el mismo, sino con el de la Helitransportada que se menciona en líneas anteriores de la misma página. En la página 89 se habla de Curso Gv-SIG, cuando en realidad es gv-SIG.

En la “Oda al Pino”, en la versión original en eusquera, “Pinua” (página 4), el nombre del autor, Xabier Amuriza, está escrito indebidamente como Xavier. En el artículo “Agrupaciones de montes privados en torno a una pista forestal de primer orden en el territorio histórico de Vizcaya/ Bizkaia” (página 126) está equivocado el segundo apellido del autor, que es Rubio, no Pusio. En el artículo “Conservación de la flora amenazada de Guipúzcoa/Gipuzkoa y País Vasco: Banco de Germoplasma de Fraisoro y Jardín Botánico de Iturrarán” (página 166) no se ha incluido el nombre del coautor, Joseba Garmendia Altuna, Biólogo de la Sociedad de Ciencias Arantzadi/Arantzadi Zientzia Elkartea, responsable del funcionamiento del banco de Germoplasma y del Proyecto de Conservación de la Planta Amenazada de Guipúzcoa/Gipuzkoa y del País Vasco.

C/ Menéndez Pelayo

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ACTUALIDAD

ENTREVISTA

Francisco Garín García, ingeniero técnico forestal, creador y exdirector del Jardín Botánico de Iturrarán y Colegiado de Honor del COITF

“Un jardín botánico debe ser un lugar de conservación de especies en peligro, primero las propias y luego las de otros lugares” Ismael Muñoz Linares

Cuando te ganas la vida gracias a tu vocación, el trabajo es un placer del que uno no quiere desprenderse. Y esa pequeña droga diaria te hace dar, en ocasiones, más de lo que se te exige, más de lo que puedes. Eso fue lo que le sucedió a Francisco Garín, en 1987, cuando comenzó a crear el Jardín Botánico de Iturrarán. Veinticinco años después, ya jubilado, aún siente la necesidad de rodearse de “sus plantas”, de perderse entre los robles y arces subtropicales que hacen de Iturrarán un jardín botánico único en Europa. Es el ejemplo del trabajo vocacional constante, callado y sordo, que ahora encuentra su recompensa en el reconocimiento profesional y en los miles de visitantes que, cada año, recorren los caminos de Iturrarán para aprender y sentir de cerca el valor de la botánica y la importancia de la vegetación en sus vidas.

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Usted ha sido el creador y el director del jardín botánico de Iturrarán, en el parque natural de Pagoeta, en Aia, Guipúzcoa. ¿qué condiciones hacen especial a esta zona para instalar aquí un jardín botánico? Iturrarán reúne una serie de características que le hacen especial, pero no único. Resaltaría sobre todo el clima; es lluvioso, con precipitaciones anuales entre 1.500-1.700 litros, aunque en años como el actual pueden bajar de esas cantidades. Por otro lado, las temperaturas son relativamente suaves, no hay grandes heladas y suelen ser de pocos días al año, excepcionalmente pueden llegar a -7 oC, pero rara vez bajan de -4 oC. Además, el paisaje

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es excepcional, con vistas al mar y a las montañas, con variadas exposiciones que nos permiten jugar y buscar el lugar idóneo a cada especie. Si tuviera que definir el jardín botánico de Iturrarán en un par de frases, ¿cómo lo haría?, ¿qué es lo que le hace tan especial? Es excepcionalmente variado y sus colecciones de árboles y arbustos están entre las mejores de Europa.

Francisco Garín mostrando Iturrarán a un grupo de visitantes

¿Cuáles son los principales problemas de un jardín botánico naturalizado o tan integrado en el entorno como este? El clima tan excepcional de que gozamos lleva consigo que es también excepcional para el crecimiento de la hierba y las plantas leñosas que no deseamos en el jardín; lo peor es el mantenimiento. Otro problema es que tenemos que convivir con una fauna variada contra la que tenemos que proteger las plantas, ya que somos conscientes de que debemos respetarla;, aquí abundan los corzos, los jabalíes, los conejos, etc. ¿Cómo llega a formarse un jardín botánico de estas características? Hay mucho de tiempo, de suerte y de interés. Hay que invertir mucho en conocer y relacionarte con las personas adecuadas en los distintos países y hay que saber qué es lo prioritario para tu jardín. Tienes que centrarte en aquello con lo que otros jardines de Europa y del mundo no pueden competir, por eso nos especializamos en especies de robles y arces subtropicales que en otros lugares no se pueden cultivar por las temperaturas o por la escasez de precipitaciones. ¿Cómo se adquieren las plantas y se traen hasta aquí? Al principio se empiezan a adquirir en viveros comerciales y después en viveros especializados en plantas raras y de colección, después viajando e intercambiando con otras colecciones botánicas. ¿Qué le falta a Iturrarán para ser el jardín botánico perfecto que a usted le gustaría? Solamente algo más de personal. Piensa que se mantienen las 25 hectáreas del jardín con un plantel de tres personas, asistidas por otra cuadrilla solamente siete veces al año para el corte de hierba.

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Ismael Muñoz

¿Cuáles son las funciones que debe cumplir un jardín botánico en el siglo XXI? En este siglo XXI están desapareciendo muchísimas especies vegetales, incluso antes de ser descritas. He visto en mis viajes, por ejemplo en Perú, cómo se destruyen miles de ha de selva nublada, la más rica en especies epífitas como orquídeas y bromelias, simplemente para cultivar patata. He estado allí, en la zona de Chachapoyas, para intentar recuperar la vegetación perdida y ahora es imposible, se ha desertificado de tal forma que necesitarán muchos años para conseguirlo, desaparece la selva y deja de llover, la única recomendación posible allí es proteger lo antes posible lo poco que queda. Por lo tanto, debe ser un lugar de conservación de especies en peligro, primero las propias y luego las de otros lugares.

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Creo que sería un error intentar eliminar todas las especies exóticas, que costaría ingentes cantidades de un dinero del que no disponemos y que el resultado sería muy dudoso. En todo caso, se debería actuar en ecosistemas bien conservados y de alto valor ecológico, ahí sí que intentaría la eliminación de especies exóticas.

¿Qué clase de profesionales son los más idóneos por formación, experiencia o conocimiento para trabajar en un jardín botánico? Pueden ser Ingenieros forestales, agrícolas, biológos, etc, siempre tienen que tener una formación muy fuerte en botánica.

les y arbustos, se pueden erradicar en cuanto se comprueba que pueden ser peligrosas. Aquí hemos eliminado una especie con gran peligro de expansión, el Solanum mauritianum, de Brasil y Uruguay, un arbolito de hasta 10 m de alto, pero con gran potencial de expansión.

Ahora que estamos todos tan preocupados por la conservación de especies autóctonas y la eliminación de especies alóctonas, hay algunos detractores de los jardines botánicos como el de Iturrarán, que tiene tantas especies alóctonas naturalizadas, ¿Hay peligro de colonización del territorio por alguna de estas especies? Desde el año 1987 que empezó a constituirse la colección de Iturrarán, no conozco ningún caso de plantas que se hayan extendido fuera de sus límites. Creo que, al contrario, son un buen test para saber cómo se comportan las especies recién introducidas y cuáles pueden ser peligrosas. En principio, las peores son las especies de ciclo corto de vida, como las plantas herbáceas anuales, las de ciclo más largo, árbo-

El gobierno de España prepara un Real Decreto de especies exóticas que ha provocado gran revuelo social por las consecuencias económicas y ecológicas que supone catalogar una especie como exótica a eliminar. ¿Son todas las especies exóticas igual de peligrosas?, ¿cree usted que hay que eliminarlas todas cuando ya se han instalado y colonizado grandes extensiones de territorio? Mi opinión es políticamente incorrecta; creo que sería un error, que costaría ingentes cantidades de un dinero del que no disponemos y que el resultado sería muy dudoso. Veo difícil erradicar plátanos y chopos de nuestras riberas, sin crear además un problema ecológico añadido al dar luz y calor a nuestros cauces. Además, son

especies que brotan de cepa y habría que destoconar para ser efectivos. Si seguimos así, terminaremos queriendo eliminar los castaños que introdujeron los romanos, los olmos que trajeron los celtas... Pienso que, en todo caso, se debería actuar en ecosistemas bien conservados y de alto valor ecológico, ahí sí que intentaría la eliminación de especies exóticas. En el caso de un jardín botánico como Iturrarán, como he dicho antes, no todas las especies son igual de “peligrosas”. Por ejemplo, el género Buddleja. Hemos cultivado una veintena de especies y la mayoría desaparecen en pocos años pues son de vida breve; solamente Buddleja davidii ha resultado invasora, la tenemos en Iturrarán sin haberla plantado. Otro ejemplo: las Pterocaryas se comportan de forma muy diferente: Pterocarya fraxinifolia nunca ha producido plántulas viables, en cambio P. stenoptera se reproduce con gran facilidad. ¿Hay intereses comerciales o de coleccionistas sobre el trabajo que reali-

Desde el año 1987 que empezó a constituirse la colección de Iturrarán, no conozco ningún caso de plantas que se hayan extendido fuera de sus límites. Creo que, al contrario, son un buen test para saber cómo se comportan las especies recién introducidas y cuáles pueden ser peligrosas. En principio, las peores son las especies de ciclo corto de vida, como las plantas herbáceas anuales, las de ciclo más largo, árboles y arbustos, se pueden erradicar en cuanto se comprueba que pueden ser peligrosas. 6

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El Convenio Cites reconoce a los jardines botánicos una importante labor de educación, investigación e incluso recuperación de especies en peligro de extinción. Y también ha redactado una lista de recomendaciones para que se conviertan en aliados en la lucha contra el tráfico de especies en peligro de extinción. ¿De qué manera pueden los jardines botánicos cumplir con todas estas labores? Por su experiencia, ¿participan todos los jardines botánicos de los mismos principios de actuación? La mayoría de los jardines botánicos que conozco son respetuosos y responsables con la conservación y contra el tráfico de especies en peligro de extinción. El jardín botánico de Iturrarán y el banco de germoplasma de Fraisoro participan en el proyecto Phoenix para la conservación ex situ de la flora amenazada de distintos países. Cuéntenos en qué consiste este proyecto y cómo participa Iturrarán. En principio Iturrarán participa en la conservación ex situ de la Flora Amenazada del País Vasco y regiones

Ismael Muñoz

zan ustedes en los jardines botánicos? ¿Qué clase de control se realiza sobre la vegetación de un jardín botánico para que no sea objeto de comercio, tráfico o venta ilegal, tanto del que entra como del que sale? Es imposible evitar que un visitante se lleve unas semillas, la mayoría de las veces no tienen valor ya que en las colecciones botánicas existe un gran porcentaje de hibridación y no se pueden utilizar las semillas. Otra cosa es lo que se llama “Plant Hunters”, ladrones de plantas, que son un verdadero peligro para países con flora de valor ornamental y que no tienen regulado el comercio de sus plantas.

Francisco Garín en el momento de recibir el diploma como Colegiado de Honor del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales, entre el decano del Colegio José María Jiménez Angulo y el decano del COITF en Euskadi Bixente Dorronsoro Mintegi

limítrofes. En el banco de germoplasma se recogen las semillas de especies en distintos grados de conservación y se conservan en bancos de semillas. Por otro lado, para conocimiento del público, en Iturrarán existe una colección de plantas, no solamente amenazadas, sino también de las plantas que comparten hábitat con aquellas. Colaboramos sobre todo con el banco de germoplasma de Gijón y con los del suroeste de Francia. ¿Qué tiene la botánica que a quien lo engancha no lo suelta en la vida?, ¿pueden ustedes dar un paseo por el monte sin

examinar toda la vegetación que ven? Es imposible, te absorbe de tal forma que eres ciego a cualquier otra cosa; ves pájaros, setas, pero no los conoces salvo raras excepciones, es posible que tengas al lado el animal más escaso del mundo, pero muy facilmente no te des cuenta. ¿Es más fácil el trabajo cuando se conjugan vocación y placer personal? Infinitamente más, gracias a eso soy de las pocas personas que sienten haberse jubilado, no puedo evitar ir de dos a tres veces a la semana a Iturrarán para ver cómo va todo por allí.

La botánica te absorbe de tal forma que eres ciego a cualquier otra cosa, ves pájaros, setas, pero no los conoces salvo raras excepciones, es posible que tengas al lado el animal más escaso del mundo, pero muy facilmente no te des cuenta. Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

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ACTUALIDAD

Especies invasoras

El control de las invasiones biológicas, un difícil reto ambiental Eduardo Sobrino Vesperinas. Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agraria Universidad de La Laguna. Tenerife

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Antecedentes e importancia de las invasiones biológicas l control de las especies invasoras es actualmente un tema central en el ámbito de la ecología, como consecuencia de la generalización del proceso introducción-naturalización-invasión, en grandes áreas de todo el planeta. Hasta tal punto es grave, que las invasiones biológicas son consideradas actualmente la segunda causa de extinción de especies a nivel mundial después de la destrucción de hábitats (DRAKE et al. 1989; LONSDALE, 1997; DEVINE, 1998; MACK et al. 2000, UICN, 2000). DANA et al., 2004 consideran que las invasiones biológicas se deben considerar como un nuevo problema para el diseño de las estrategias de conservación de la biodiversidad (fig.1). Los perjuicios que las invasiones biológicas producen en el medio son múltiples, y van desde la extinción de especies autóctonas, o bien su rarificación, a la alteración y perdida de ecosistemas naturales, a la destrucción del paisaje o su disminución en valor, a la pérdida económica directa en cultivos y en jardinería, a la reducción de recursos cinegéticos, a la introducción de nuevos patógenos y un largo etcétera. La pérdida en biodiversidad puede deberse a la competencia por los recursos (hábitat y nutrientes), pero en animales puede ocurrir también por enfrentamiento directo por el hábitat o por situaciones de depredación. Además, las alteraciones tanto estructurales como funcionales de los ecosistemas pueden influir de forma muy variada sobre la viabilidad de las especies.

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La introducción masiva de especies en nuevos hábitats, alejados de sus áreas naturales de distribución, aislados por importantes barreras geográficas, ha generado su expansión indiscriminada, causando fuertes problemas de competencia interespecifica entre especies originarias de distintas regiones biogeográficas, con diferentes resultados. En muchos casos las especies alóctonas o exóticas son normalmente introducida por causas antrópicas, aunque por diferentes vías (jardinería, agricultura, etc.), en medios alterados, desde donde colonizan medios más naturales. Hay que destacar que no todas las especies que son introducidas llegan a naturalizarse. Afortunadamente, a su vez, solo una parte de las especies naturalizadas llegan a convertirse en invasoras. Algunas precisiones terminológicas fundamentales l termino especies invasoras también ha sido objeto de discusión, que todavía continúa. Aquí utilizamos el término en el sentido de RICHARDSON et al. (2001), pues consideramos que sigue una terminología que engloba mejor las diferentes alternativas de las invasiones biológicas. Desde esta perspectiva, una especie invasora sería aquella especie naturalizada capaz de producir nuevas poblaciones alejadas de la inicial. Esta definición contrasta con la propuesta por la IUCN (2000), que relaciona la condición de invasora de forma directa con su capacidad de establecimiento en un hábitat natural o seminatural, como agente capaz de cambiar el medio y de constituir una amenaza para

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la biodiversidad nativa. Sin embargo, Richardson et al. (l.c.) desligan el carácter invasor de una serie de condicionantes: 1) Del tiempo que lleva introducida: arqueófito, neófito. Este último termino puede englobar especies introducidas de manera muy reciente o hasta 1492 d.C. (Descubrimiento de América). La consideración de invasión frente a naturalización se relaciona con la longitud de la fase de retardo (Kowarik, 1995) o fase de latencia, diferente para las distintas especies. El proceso se cuantifica matemáticamente mediante la función sigmoidea o curva sigmoidal en forma de “S”, modelo densodependiente, que se caracteriza por un crecimiento inicial lento, para después acelerarse exponencialmente para finalizar en una meseta, que representa el tamaño poblacional máximo de la población. En el eje de ordenadas “Y” se representa la densidad específica en el espacio, y en el eje de abscisas “X”, el tiempo. 2) Del tipo de hábitat que ocupa (natural, seminatural, antropizado). Muchas especies invasoras ocupan de manera simultánea los tres tipos de hábitats, y además generalmente la introducción se realiza primero en espacios antropizados de distinta índole, alcanzando la invasión posteriormente a aquellos más naturales. Por este motivo, no resulta adecuado considerar los diferentes tipos de hábitats como compartimentos estancos. 3) Del tipo de daño provocado por la invasión: ambientales, económicos o ambos. Los daños en espacios naturales son también económicos sin duda, pero su valoración suele postergarse o incluso tratar de que pase desapercibida.

Características de las especies invasoras as especies invasoras están muchas veces relacionadas taxonómicamente, pero la base taxonómica suele estar ligada a características morfológicas y fisiológicas concretas, de manera que la utilización combinada de criterios taxonómicos y morfologistas (utilizados precisamente para establecer la taxonomía) resulta ser un tema complejo, porque no pueden ser considerados como independientes en un análisis. Aunque se ha dedicado bastante esfuerzo por parte de la comunidad científica, el tema solo está parcialmente resuelto. No se ha conseguido definir con precisión las características que indicarían qué especies van a resultar invasoras. Así, por lo general, por un lado se conocen familias y géneros que poseen numerosas especies invasoras, y por otro lado se han podido determinar algunas de las características fundamentales que determinan el proceso de invasión. En la región mediterránea, y en concreto en España, las plantas invasoras pertenecen frecuentemente a las familias Poaceae, Asteraceae, Amaranthaceae, Fabaceae, Solanaceae, Cyperaceae y Brassicaceae, siendo esta una relación no exhaustiva. Como características principales de las especies vegetales invasoras consideramos las siguientes, simplificando la relación de atributos propuesto por Sanz-Elorza et al. (2004): 1) Mecanismos eficaces de dispersión. P.e., vilanos para la diseminación anemocora (fig.3). 2) Estrategias dobles de reproducción, que combinan la sexual y la asexual. 3) Valencia ecológica alta, con amplia capacidad adaptativa.

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Fig.1.- Opuntia dillenii (Cactaceae) invadiendo un área importante en la Punta de Teno (Tenerife) y compitiendo directamente con la endémica Euphorbia canariensis

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Fig.2.- Pennisetum setaceum (Poaceae), especie que ha invadido amplias áreas en la isla de Tenerife en tan solo unas pocas décadas y que resulta de difícil control

4) Ausencia de enemigos naturales en el área de recepción. 5) Afinidad climática entre origen y área de invasión. 6) En zonas áridas o cálidas, metabolismos tipo CAM o bien C-4. Vías de entrada y efectos de las invasiones biológicas n los últimos años, las vías de entrada son cada vez más amplias y polimorfas, y el número de especies introducidas aumenta sin cesar como consecuencia del incremento del tráfico planetario, tanto para las especies exóticas utilizadas en jardinería como para el punto de vista turístico y de intercambio de mercancías. Anteriormente, la vía de introducción más frecuente para las especies exóticas era la agricultura, mientras que en la actualidad este puesto es ocupado por la jardinería, debido al importante peso que ha tomado esta actividad y al hecho de que se eligen especies capaces de adaptarse al medio de uso. Es decir, en el fondo se realiza de forma previa a su importación una selección previa para su capacidad de supervivencia, lo que finalmente puede acarrear consecuencias negativas además de las positivas. Incluso actividades deportivas, turísticas y científicas, así como los procesos migratorios, pueden actuar como vectores de diseminación de las diásporas de especies alóctonas potencialmente invasoras. P.e., la presencia de ejemplares aislados de Crepis bursifolia, invasora endémica de origen italiano, en las proximidades de una laguna salina del oriente de la provincia de Toledo (La Sagra) resulta sorprendente:

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La especie invade céspedes de la Ciudad Universitaria de Madrid y también espacios ruderales en La Casa de Campo de dicha ciudad. ¿Cabe sospechar que el suelo transportado involuntariamente en zapatos de los visitantes pudo ser la vía de entrada de las diásporas de esta especie? Ello nos ejemplifica la dificultad existente para el control de las invasiones, en cuanto al incremento del área de invasión. Lo que también se ha evidenciado en otros casos, p.e., el mejillón cebra en el tramo medio del río Ebro. Es imprescindible que las actividades de jardinería y el comercio de mascotas posean una rigurosa reglamentación para poder reducir esta cascada de introducciones. Unido por supuesto a la concienciación de los ciudadanos sobre el abandono de especies exóticas y el vertido de residuos de plantas en la naturaleza. Posibilidades de control de las especies invasoras n realidad, la posibilidad de control y eventualmente de erradicación de las invasiones biológicas es muy amplia, pero solamente útil en el inicio del proceso invasivo. Ya superado un determinado umbral, diferente para cada especie, las posibilidades de éxito disminuyen radicalmente, mientras se incrementa de manera exponencial el coste de la actuación. Cuando la invasión esta ampliamente establecida sobre un área grande son muy limitadas las posibilidades de control y prácticamente nulas las de erradicación: en estos casos lo más adecuado es limitar la actuación a áreas espe-

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Fig. 3.- Ageratina adenohopra (Asteraceae), especie invasora con dispersión anemocora por vilanos, lo que le proporciona una gran eficacia en la dispersión de sus diásporas

ciales, concretas y limitadas en su superficie, como pueden ser áreas protegidas de alto valor de conservación. Hablar de erradicación es algo que se encuentra normalmente fuera de nuestro alcance, por eso es preferible hablar de control. En consecuencia, la mejor práctica se basa en la prevención de la invasión, impidiendo la entrada al territorio de las especies potencialmente peligrosas. Y si esta ya se ha producido, la actuación temprana. Actualmente existen mecanismos legales para ello tanto a nivel de la UE como nacional, y es conveniente su continua mejora. Pero además es preciso ponerlos en práctica. También conviene tener en cuanta que frecuentemente los ecosistemas naturales, incluyendo las áreas protegidas, suelen contaminarse a partir de zonas humanizadas y de actuaciones antrópicas. Metodología de control de invasiones biológicas a eficacia de los distintos métodos aumenta cuando se aplica de manera temprana y la invasión no está plenamente establecida. Cuando por el contrario esta se extiende sobre grandes superficies, resulta más eficaz limitar las acciones sobre áreas concretas aisladas y no sobre la totalidad. Evidentemente, esto obliga a mantener barreras de protección sobre el área recuperada. Los métodos son los siguientes: 1) Prevención. 2) Mecánicos. 3) Químicos. 4) Restauración ambiental. 5) Biocidas. 6) Mixtos. Hay que tener siempre en cuenta que cualquier método utilizado obliga a cumplir de forma ineludible con la legislación sobre higiene y seguridad en el trabajo.

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Prevención Algunas ideas para su aplicación: - Impedir la entrada de especies peligrosa de convertirse en invasoras. Existen diferentes listas en la bibliografía y disposiciones legales. - Limitar aquellas con un potencial medio de invasión. - Como alternativa: Utilización de especies autóctonas en jardinería - Potenciar la educación en la ciudadanía sobre la gravedad del fenómeno de las invasiones biológicas, sobre todo en edades tempranas biológicas. - Potenciar el voluntariado para el control de las invasiones biológicas. Se ha revelado, sorprendentemente, como uno de los métodos más eficaces. Un caso concreto es la actuación de jóvenes en el control del caracol lobo (Euglandina rosea Ferussac, 1821), (http://www.molluscs.it/gastropoda/terrestial.html?/gastropoda/terrestrial euglandina.html) mediante recolección manual. Esta especie es originaria de América del Sur y Central y sureste de los EE. UU. y fue introducida en islas tropicales del Océano Pacifico (Hawai, Marianas y Polinesia) para controlar al caracol gigante africano (Achatina falica Bowdich, 1822). Sin embargo se ha convertido en un grave problema porque prefiere elegir sus presas entre los caracoles autóctonos, que consume íntegros, incluida la concha, habiéndose citado hasta la fecha la extinción de tres especies. - Crear Observatorios de Invasiones Biológicas, con tres funciones: 1) Detección de nuevas especies naturaliza-

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Fig. 4.- Ataque fúngico natural sobre cladodios de Opuntia dillenii (Cactaceae) en Punta de Teno (Tenerife). Esta cactácea produce graves invasiones en áreas costeras y su control sería muy importante.

das, 2) Mantenimiento de bases de datos actualizadas y activas, interrelacionadas por conexión en red para cubrir todo el territorio nacional, y 3) Capacidad para intervenir en la erradicación temprana mediante cuadrillas de actuación. No todo debería ser sufragado por las arcas del Estado, pues una parte (las de base) podrían apoyarse en Asociaciones y Fundaciones, con carácter voluntario, y otra general -el Banco de Datos Centralizado-, con financiación publica. - Potenciar la actuación rápida y documentada, con un conocimiento exhaustivo de la distribución de las especies a controlar, metodología particularizada para cada una de ellas y la generación de un Proyecto de Actuación concreto, detallado y eficaz. Métodos mecánicos Son aquellos basados en la eliminación directa de las plantas invasoras por recogida directa, seguida de su posterior transporte fuera del área y destrucción inmediata. Es fundamental la adecuación de la metodología concreta a aplicar en relación con la autoecología de la especie invasora y el desarrollo de nuevos métodos adaptados al problema concreto. La utilización de criterios concretos, adecuados e innovadores será en muchas ocasiones la diferencia entre el éxito y el fracaso. La eliminación debe realizarse de forma previa a la época reproductiva. Cualquier retraso que por cualquier causa (económica, disponibilidad de personal o de medios, climatológica, etc.) que hiciere coincidir ambos sucesos sería causa suficiente para retrasar las tareas de control.

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Algunos métodos básicos se indican a continuación: 1. Manual.- Cuadrillas de operarios y tractores remolque o camiones de recogida y transporte a vertedero de destrucción inmediata. 2. Uso de maquinaria.- Maquinaria ligera y pesada para eliminación de las plantas invasoras. Pueden ser muy variadas en cuanto al tipo de aperos y medios tractores, como buldózeres, destoconadoras, tractores provistos con gradas, palas mecánicas, camiones pesados, etc. en función del proyecto de control redactado. La retirada del material es un punto clave sobre todo cuando la extracción de biomasa es elevada. El transporte debe realizarse de forma inmediata, en el mismo día de eliminación, trasladándose al vertedero de destrucción. Tanto este método como el anterior son adaptables para la eliminación de invasiones en medios acuáticos, como segadoras acuáticas instaladas sobre barcas de ejecución, recogida y transporte. El uso de maquinaria en cualquier ámbito obliga a cumplir con la legislación sobre higiene y seguridad en el trabajo. 3. Cubiertas sombreadoras.- Acolchado, mediante cubiertas de diversa índole, como películas de polietileno negro, cubiertas de paja, etc., que impidan la realización de la actividad fotosintética o la limiten, por parte de las invasoras. Puede ser adecuado para zonas limitadas de terreno, evitando cubrir especies autóctonas. Métodos químicos (herbicidas) Los problemas de los herbicidas son básicamente la relativa especificad que poseen gran parte de ellos y la contami-

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nación de aguas y suelos que pueden provocar, especialmente dañina en ecosistemas naturales de alto valor ecológico. Cuando el control de la invasión vegetal se lleva a cabo en la actividad agrícola no existe la misma problemática para el uso de herbicidas. Su desarrollo ha sido dirigido en la mayoría de los casos hacia esas condiciones de trabajo, y existe una precisa normativa legal de uso que debe cumplirse escrupulosamente para evitar la contaminación. En la agricultura, los herbicidas están autorizados para su uso en cultivos determinados. Pueden aplicarse en diferentes momentos fonológicos tanto del cultivo como de la invasión a controlar. Existe una serie de herbicidas obtenidos para su utilización en cultivos determinados y también utilizables en grandes grupos taxonómicos, como dicotiledóneas y monocotiledóneas. Su utilización se complica enormemente cuando se pretende aplicar en invasiones vegetales en ambiente naturales, ya que en este ámbito de aplicación coexisten una gran variedad de especies, muy diferentes desde el punto de vista taxonómico, con una variada sensibilidad a las distintas materias activas fitotóxicas. Además, una parte de la flora puede ser de alto valor de conservación, siendo necesarios permisos previos específicos previos a cualquier actuación cuando se trate de espacios con cualquier tipo de protección. Por estos motivos, en el ámbito natural muchas veces el tratamiento queda limitado a situaciones muy controladas, como el caso de árboles, arbustos y grandes matas previa corta y aplicación directa del herbicida (brocha o botella con aplicador), dentro del ámbito de usos autorizado y evitando la contaminación sobre el espacio circundante, en concreto especies autóctonas, suelo y agua. En muchas ocasiones la utilización se hace solo de forma dirigida sobre la especie invasora que pretende controlar. Esto resulta más sencillo sobre árboles. Se pueden utilizar distintas técnicas, pero la más efectiva es la aplicación de herbicidas a alta concentración sobre los tocones. Biocidas En los métodos biológicos para el control de las invasiones vegetales se utilizan enemigos naturales de la especie invasora a controlar. El principal problema consiste en la dificultad para encontrar biocidas lo suficientemente específicos para el huésped elegido, lo que impide que su utilización indiscriminada pueda generar riesgos al atacar no solo la invasión sino también a otras especies diferentes. Previamente al diseño y ejecución de cualquier actuación utilizando biocidas es preciso conocer si se encuentran autorizados y los permisos previos a obtener. Por otro lado, resulta sumamente difícil encontrar los agentes biocidas autóctonos, de manera que se corre el riego de que una nueva introducción se convierta en un problema añadido al que se pretende resolver. Sin embargo, consideramos que esta es una de las líneas de investigación en las que se debería avanzar (fig. 4). En cualquier caso, siempre es interesante disponer de un segundo depredador que en caso de una excesiva expansión del biocida pueda ser utilizado en su control. Existen muchos ejemplos de introducción de biocidas que introducidos con la pretensión de controlar un problema han llegado a generar otros mayores. Por citar un caso concreto, la introducción del pez de pequeño tamaño Gambusia holbrooki en España. Se llevo a cabo en un arroyo de Navalmoral de la Mata (Cáceres) en 1921, con objeto de controlar las larvas del mosquito del paludismo. No solo no lograron re-

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solver el problema, sino que el pececillo se convirtió en un nuevo problema, invadiendo gran variedad de ambientes de aguas dulces peninsulares, depredando la freza y alevines de otras especies y alterando las comunidades acuáticas. Actualmente, este pequeño pez originario del sur de EE. UU. se encuentra invadiendo gran cantidad de países de todos los continentes, salvo el Antártico, incluso estanques del Parque García Sanabria en Santa Cruz de Tenerife. Sin embargo, también existen casos ciados con éxito de la utilización de biocidas. Así, en Australia se empleó en 1925 el lepidóptero Cactoblastis cactorum, originario de Méjico, para en el control de Opuntia ficus-indica, sobre un territorio de gran extensión, de unos 260.000 km2. Todos los intentos de control mecánicos y químicos (herbicidas) previos no tuvieron éxito, y fue precisamente con un biocida con el que llegaron a controlar la invasión. En resumen, se trata de una alternativa que puede tener éxito, y que en ese caso puede ser sumamente eficaz y económica, pero que debería ser utilizada dentro del “Principio de Prudencia”, solo después de estudios detallados y como solución después de considerar otros métodos posibles.

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ACTUALIDAD

Especies invasoras

Pasado, presente y ¿futuro?. Ejemplos de especies exóticas invasoras de alto impacto

Muchos son los organismos exóticos invasores que han sido introducidos en España. Algunos de ellos llegaron ya hace décadas, como son, por ejemplo, las diferentes especies de acacias, eucaliptos u otras especies arbóreas de uso forestal, especies piscícolas, como el lucio, introducidas para pesca deportiva, u otras como el visón americano, que llegó a España para su explotación por parte de la industria peletera.

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tras especies han aparecido en tiempos más recientes: plantas de agua dulce como el jacinto de agua o la azolla, algas como el sargazo o el alga wakame, invertebrados como la famosa avispa asiática o el mejillón cebra, o diferentes especies de vertebrados (cotorras, mapache, etc.). Algunas de estas especies son especialmente preocupantes, dado el grave impacto que provocan en el medio invadido o por sus consecuencias en términos económicos o sanitarios. Probablemente el más famoso en los últimos tiempos ha sido el mejillón cebra (Dreissena polymorpha), presente en el Ebro desde el año 2001. No se sabe exactamente cómo llegó, pero sí que fue de forma accidental, quizás con las aguas de lastre de los barcos, quizás como organismo incrustante… Es una especie filtradora que compite por el fitoplancton con otras especies autóctonas de gran valor, como la amenazada Margaritifera auricularia, desplazándolas; además incrementa el nivel de materia orgánica, afectando a la calidad de las aguas continentales, y disminuye la concentración de oxígeno en las aguas, provocando fenómenos de anoxia. Crece y tapiza a una velocidad pasmosa todo sustrato en el que se encuentra (desde lechos fluviales a presas, motores de embarcaciones, etc.), dado que un solo mejillón cebra puede producir hasta un millón de descendientes al año, causando un grave desequilibrio ecológico. La acumulación de multitud de valvas de los especímenes muertos de mejillón cebra altera drásticamente

las características del sustrato de los fondos de los ríos. Otro tristemente célebre invasor es el mosquito tigre (Aedes albopictus), originario de Asia, muy agresivo, de hábitos diurnos y transmisor de numerosas enfermedades. En Italia lo saben bien, al sufrir en la localidad de Rávena, en el año 2007, un brote epidémico de la fiebre chicungunya, diseminada por la picadura de este mosquito, o en Grecia, donde en el año 2010 se detectaron ejemplares de esta especie infectados por el virus del Nilo Occidental. En España se descubrió por vez primera en Cataluña en el año 2004, gracias al Servicio de Control de Mosquitos del Consell Comarcal del Baix Llobregat. A partir de entonces, este mosquito está expandiendo su área de distribución por las zonas más templadas de nuestra geografía. Un ejemplo de introducción pasada, y que todavía hoy, curiosamente, sigue realizándose de forma intencional, se refiere al cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus), originario de América del Norte, como su “primo” el cangrejo rojo americano. Es un crustáceo de rápido crecimiento, territorial y de hábitos nocturnos. Fue introducido en nuestro país en la década de los 70 para su explotación comercial en dos astacifactorías de Soria y Guadalajara, desde donde probablemente se “escaparon” al medio natural. Su expansión ha sido favorecida por introducciones intencionales por parte de distintas administraciones, con el objetivo de que este cangrejo pudiera reemplazar al cangrejo nativo y hacer de “barrera” al anteriormente introduci-

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do cangrejo rojo americano. Esto no ha sucedido, ya que el cangrejo señal ocupa el mismo nicho ecológico que el cangrejo autóctono, desplazándolo o impidiendo su recolonización, pues es más territorial y agresivo que el nativo, es más prolífico y presenta reproducción adelantada. Este cangrejo depreda las comunidades de macroinvertebrados, larvas de anfibios, peces y macrófitos, y compite por el alimento con otras especies. Su hábito de escarbar túneles para superar periodos de sequía afecta a la vegetación de ribera y desestabiliza las orillas, acelerando su erosión. A nivel sanitario es, al igual que el cangrejo rojo americano, portador sano del hongo Aphanomices astacii, responsable de la afanomicosis, mortal para el cangrejo de río nativo. Hay que señalar justamente que esta especie genera también beneficios económicos re-

Crepidula fornicata

lacionados con la pesca deportiva, a pesar de que también es necesario apuntar que los daños que provoca en Europa ascienden anualmente a 53,28 millones de euros. Menos conocido a nivel nacional es el caracol manzana (Pomacea canaliculata), otra de nuestras “últimas adquisiciones”, que se ha convertido en una auténtica plaga en los canales del delta del Ebro, provocando cuantiosas pérdidas gracias a la voracidad con que consumen los brotes de arroz, así como otras plantas acuáticas autóctonas. Su brutal expansión se debe, principalmente, a que un solo individuo puede poner entre 400 y 500 huevos cada diez días, lo que multiplica con una asombrosa rapidez la presencia de la especie. Las especies vegetales invasoras, a pesar de contar con un comportamiento aparentemente más estático, se expan-

Cangrejo señal

Jacinto de agua

Hedychium gardenarium

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den con gran rapidez y son las causantes de numerosos impactos. Reynoutria japonica, nativa de Japón, Corea y China, es una de las especies vegetales más dañinas en las zonas más cálidas de España, así como en el País Vasco. Esta especie es persistente y agresiva, y coloniza tanto ambientes de riberas como vías férreas, orillas de bosques, etc., desplazando por competencia a especies autóctonas de ambientes naturales, seminaturales o antropizados. Las caraterísticas que le proporcionan su elevado poder invasor se pueden resumir en: rápido crecimiento vegetativo, denso follaje, gigantismo, altos rendimientos fotosintéticos y presencia de sustancias alelopáticas. En las zonas de ribera puede llegar a ocupar grandes superficies, impidiendo por completo la regeneración de la vegetación nativa. La mala descomposición de sus hojas provoca la contaminación de los suelos, dañando a la fauna edáfica. Los daños económicos derivan de la reducción en la la capacidad de desagüe de ríos y canales, desestabilizando sus orillas; dificulta el tráfico ferroviario y la visibilidad en las carreteras; provoca daños en las infraestructuras públicas, etc. Además, disminuye el valor de los pastos para el ganado, con la consiguiente disminución de su rendimiento. El jacinto de agua (Eichhornia crassipes), calificada con una de las especies más dañinas del mundo, es, sin embargo, una especie que podemos adquirir muy barata en múltiples viveros y centros comerciales para su uso como planta ornamental en acuarios y estanques. Invade los cursos de agua (como fue, en su momento, el Guadiana) formando una gruesa alfombra que cubre la masa de agua, provocando la eutrofización de las mismas y la muerte de numerosas especies asociadas, obstruyendo los canales, impidiendo su uso recreativo (navegación, pesca, etc.) y favoreciendo la proliferación de insectos, como mosquitos. El falso jengibre (Hedychium gardnerianum), también conocido como jengibre del Himalaya o jengibre blanco, es una de las especies de llegada reciente a España, y está incluida entre las “100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo” según la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En este año ha aparecido naturalizada, por

Tropaeolum majus

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ejemplo, en muchos puntos de Galicia, debido probablemente a su uso como planta ornamental. Originaria del Himalaya, llega a alcanzar dos metros y medio de altura. Entre las características que le confieren su capacidad invasora es que se puede multiplicar tanto por semillas como vegetativamente por divisiones del rizoma y además tolera muy bien la sombra. Llega a formar densas masas en las zonas que invade, ahogando a las plantas nativas jóvenes, impidiendo su crecimiento y establecimiento. Esto ocasiona la alteración de los hábitats naturales, degradando las comunidades forestales autóctonas; en último término puede impedir por completo la regeneración de las especies nativas. Como añadido, también provoca modificaciones en el suelo (por ejemplo, reducción del nitrógeno disponible) alterando el ciclo de los nutrientes, con el consiguiente impacto sobre la fauna edáfica. La desconocida háquea picante (Hakea sericea) está llegando desde Portugal, donde se encuentra catalogada como invasora, y es una de las especies consideradas como más agresivas en países como Sudáfrica. Es una especie pirófita procedente del sur de Australia, introducida con fines ornamentales o para la creación de setos de protección. Esta especie forma bosquetes densos e impenetrables, provocando una importante reducción de la riqueza nativa de la zona, disminuyendo los recursos hídricos disponibles para otras especies, desplazando a la vegetación nativa y aumentando la probabilidad de incendios. Sus espinas provocan daños a la fauna de la zona, tanto silvestre como doméstica, con el consiguiente impacto negativo tanto ambiental como económico. Disminuye, por la misma razón, el posible uso público de los montes invadidos. Entre los vertebrados, tenemos numerosas especies de peces, como el pez sol, la perca americana, el lucio, la lucioperca, el siluro o la gambusia. La perca sol o pez sol (Lepomis gibbosus) es un atractivo pez que presenta una asombrosa librea, y se introdujo en nuestras aguas como cebo vivo o debido a su uso en acuariofilia. Es una especie con una gran capacidad de adaptación a vivir en charcas y zonas de escasa profundidad; esto, junto con su voracidad y sus hábitos

Visón americano

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alimenticios (depreda sobre una gran variedad de especies) constituyen uno de los problemas más serios para la ictiofauna nativa, diezmando juveniles y alevines de especies propias de nuestros cauces. También encontramos otro tipo de vertebrados, bien conocidos, como es el galápago de Florida, diversas aves como el Pico de Coral o la cotorra gris de Argentina, o el coipú, pero nuevas especies se encuentran ya en el medio natural, procedentes de escapes o sueltas voluntarias por parte de particulares o por su uso comercial. Este es el caso del mapache (Procyon lotor), actualmente de moda como animal de compañía, el cual es frecuente verlo naturalizado en zonas de Madrid o Guadalajara. Esta especie es portadora de varias enfermedades, como la rabia, el moquillo, los parvovirus felino y canino, etc. y actúa como hospedadora de diversos parásitos, como la lombriz intestinal del mapache. Compite con los depredadores nativos, transmite enfermedades y provoca importantes impactos sobre las aves nidificantes. Estos son algunos casos concretos, graves o poco conocidos, pero hay muchos más, y el futuro no parece muy halagüeño en este sentido. La prevención, la mejor arma para luchar contra las invasiones biológicas es, aún hoy en día, la asignatura pendiente de nuestro país. Prevenir la entrada de una especie exótica invasora es la mejor opción de gestión porque es más rentable económicamente y más compatible desde el punto de vista medioambiental. La prevención se basa en un conjunto de herramientas de diferente tipo, desde la educación y sensibilización a la legislación y normativa, pasando, en algunos casos, por cuestiones más técnicas, como es la prevención de entrada de organismos acuáticos por medio del tratamiento de aguas de lastre, la aplicación de protocolos de análisis de riesgos previamente a la introducción intencionada de una especie concreta, la inspección de mercancías, etc. Podríamos resumir las medidas de prevención en cinco categorías clave: normativa, desarrollo de capacidades (desarrollo de capacidades técnicas, científicas, institucionales y humanas), coordinación (a nivel intergubernamental, interinstitucional, entre las diversas administraciones y con la participación ciudadana), divulgación/comunicación (pues el público en general es la principal fuerza que arrastra el asombroso incremento en el movimiento de organismos que vienen trasladados de una parte a otra del globo, especialmente a través del comercio, el transporte y el turismo) y conocimiento e información (pues la toma de decisiones en las cuestiones relativas a las especies exóticas debe fundarse en una base de conocimientos técnicos y científicos rigurosos). Sin embargo, pese al consenso general sobre el Principio de Precaución, las medidas de prevención siguen siendo poco efectivas y están poco desarrolladas. Por el contrario, gran parte del esfuerzo se ha dirigido hacia aquellas EEI ya establecidas, llevando a cabo campañas de control puntuales, dirigidas a especies concretas y casi exclusivamente en aquellos lugares donde crean mayores impactos. Pero, pese a los éxitos obtenidos en alguna campaña de erradicación, la irreversibilidad de muchas invasiones pone de relieve la importancia de la prevención y de medidas que respondan a una visión estratégica (que no táctica) del problema.

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Reynoutria japonica

Nidos de cotorra

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ACTUALIDAD

Especies invasoras

Medidas y actuaciones sobre especies exóticas invasoras en la Comunidad Autónoma de Canarias

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Elizabeth Ojeda Land Bióloga Servicio de Biodiversidad Gobierno de Canarias

a presencia de especies exóticas invasoras es una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad del planeta. Algunos ecosistemas, como los territorios insulares, son especialmente vulnerables a los impactos negativos que estas especies generan en los hábitats y especies nativas. Las islas Canarias son una de las zonas del planeta con mayor densidad de endemismos. Casi un tercio de las especies terrestres nativas son exclusivas del archipiélago, buena parte de ellas habitan en una sola isla, lo que les confiere aún más importancia. Las especies exóticas invasoras suponen un grave riesgo para la conservación de su biodiversidad y de su economía. Introducción egún el Banco de Datos de Biodiversidad de Canarias1 existen actualmente un total de 14.254 especies terrestres de animales, plantas y hongos que se desarrollan de forma silvestres en el archipiélago. De ellos, aproximadamente un 11 % se consideran especies introducidas o probablemente introducidas (1.556 especies). Son exóticas con seguridad 62 especies de hongos (incluidos los hongos imperfectos, protozoos y líquenes); 797 de animales (vertebrados e invertebrados) y 101 especies de plantas (fanerógamas y helechos). Tenerife es la isla con más especies introducidas seguida de Gran Canaria, siendo

S Juan Luis Rodríguez Luengo Biólogo Servicio de Biodiversidad Gobierno de Canarias

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Lanzarote en la que se ha registrado el menor numero de especies exóticas silvestres en términos absolutos. De todas estas especies introducidas presentes en el archipiélago, 183 son consideradas invasoras. En Canarias las especies exóticas invasoras (EEI) afectan negativamente al 73 % de las 100 especies nativas protegidas prioritarias de gestión, alterando también sus hábitats2. Las amenazas más importantes son las que derivan de la presión que ejercen los herbívoros introducidos sobre las plantas, particularmente el conejo (Oryctolagus cuniculus), el muflón (Ovis orientalis) y el arruí (Ammotragus lervia)3. También los ejemplares domésticos sin control de cabras (Capra hircus) y ovejas (Ovis aries) generan fuertes impactos en la flora y en los hábitats naturales. El gato asilvestrado (Felis catus) figura entre los principales factores de amenaza para los lagartos gigantes de El Hierro (Galliotia simonyi), La Gomera (G. bravoana) y Tenerife (G. intermedia). Entre las plantas, la mayoría de las especies exóticas invasoras introducidas en Canarias lo han sido voluntariamente, provocando cambios profundos en el paisaje y compitiendo por el espacio y los recursos con la flora nativa. Distintos usos y aprovechamientos han favorecido su expansión, resultando algunas de estas especies en la actualidad auténticas transformadoras de los hábitats naturales y de los procesos

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ecológicos que los sustentan. La caña común (Arundo donax) ejerce una fuerte competencia con la vegetación nativa de Canarias sobre todo en los cauces de barranco, donde forma un tapiz impenetrable que además altera en su caso el régimen de incendio provocando su rápida expansión y mayor virulencia4,5. La tunera común (Opuntia maxima) fue introducida inicialmente para el cultivo y la obtención de tinte de la cochinilla (Dactylopius coccus). Posteriormente se la ha usado como planta alimenticia por sus frutos, como seto de fincas e incluso como ornamental. En la actualidad se encuentra tan extendida que su erradicación de los paisajes canarios se considera prácticamente imposible. Algo similar ocurre con la tunera india (Opuntia dillenii) o con la pitera (Agave americana), ampliamente distribuidas por todo el archipiélago. Algunos árboles y arbustos de introducción más reciente, como las acacias (Acacia spp.) o los eucaliptos (Eucalyptus globulus y E. camaldulensis), impiden o dificultan la regeneración de especies nativas al secretar sustancias alelopáticas (inhibidoras del crecimiento) o al modificar las características químicas y físicas del sustrato alterando fuertemente los hábitats que ocupan. Pero sin duda, entre las plantas que están resultando más dañinas para el entorno natural y seminatural del archipiélago canario se encuentra el rabogato (Pennisetum setaceum), gramínea de origen africano cuya introducción ornamental data de la década de los años 40 del siglo pasado6 que ha logrado proliferar de tal manera que en la actualidad se ha establecido en todas las islas del archipiélago entre la franja costera y las medianías, invadiendo fuertemente Gran

Ejemplares de pitera en el Monumento Natural de Montaña Tindaya (Fuerteventura). Foto: E. Ojeda

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Canaria, Tenerife y La Palma, llegado en esta última isla a alcanzar el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. El rabogato ocupa en la actualidad más superficie en Canarias que algunas de las formaciones vegetales isleñas características y exclusivas, como por ejemplo los palmerales endémicos de palmera canaria (Phoenix canariensis), que están considerados en la Directiva de Hábitats de la Unión Europea como hábitat natural de interés comunitario con carácter prioritario. Por último, también resulta importante destacar que las propias especies nativas o endémicas de Canarias (ya sean locales o insulares) pueden funcionar como especies invasoras si por usos inadecuados se las traslada entre islas o de localización de origen, ya que entonces pueden producirse fenómenos de depredación, competencia e hibridación genética que de forma natural no ocurrirían7. Reseñas sobre el marco normativo y competencial a distribución de competencias en el archipiélago en relación con la prevención y control de las especies exóticas invasoras se reparte entre los ayuntamientos, los cabildos insulares y el gobierno autónomo de modo que, sintéticamente, y en el caso de la fauna, los ayuntamientos son competentes en la recogida de animales abandonados o escapados en el ámbito urbano, así como en el mantenimiento de los registros municipales de animales de compañía. Para el caso de las plantas, los ayuntamientos son competentes en parques y jardines públicos, áreas urbanas y resto de terrenos de su titularidad siempre y cuando no estén declarados Montes de Utilidad Pública, en cuyo caso la gestión corresponde a los cabildos insulares. A estos les corresponde también la erradicación o el control de las especies exóticas en las zonas naturales o seminaturales, particularmente en los espacios naturales protegidos de su ámbito insular, salvo los parques nacionales, que son competencia actualmente del Gobierno de Canarias. Por último, el Gobierno de Canarias es responsable además de promover y hacer cumplir la normativa espe-

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cífica sobre especies exóticas invasoras asumiendo también la inspección de los parques y demás núcleos zoológicos del archipiélago. A la Administración General del Estado le corresponde el control de las fronteras exteriores, así como garantizar el cumplimiento de la normativa mediante el concurso de los cuerpos y fuerzas de seguridad. Sin embargo, en términos reales, las distintas administraciones colaboran habitualmente en lo que se refiere a los distintos y variados campos a los que puede afectar directa o indirectamente la presencia, el control o el tráfico de especies introducidas invasoras, no solo a nivel medioambiental, sino también en los ámbitos sanitario, ganadero o agrícola. En lo que se refiere a los instrumentos normativos, la principal herramienta disponible es el Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula el listado y catálogo español de especies exóticas invasoras. Esta norma recoge, en su Anexo I numerosas especies presentes en Canarias -algunas se incluyen o excluyen específicamente-, lo que abre la posibilidad de prevenir nuevas invasiones y ampara las actuaciones de control o erradicación dentro y fuera de espacios naturales protegidos. Así, por ejemplo, la inclusión para Canarias de la familia Colubridae prohíbe la tenencia y comercio de cientos de especies que potencialmente podrían establecerse en estas islas. En 2010 comenzó el proceso de elaboración de la Estrategia para el control y prevención de las especies exóticas invasoras en Canarias. Se han celebrado diferentes talleres con la participación de técnicos de distintos ámbitos de las administraciones estatal, regional, insular y local, diferentes ONG y miembros de la comunidad científica. Esta Estrategia se sitúa en la línea de las directrices establecidas por las Estrategia Mundial promovida por el Convenio de la Diversidad Biológica y la Estrategia Europea del Consejo de Europa. Actualmente está en la última etapa para culminar su elaboración.

El abandono de las tierras de cultivo facilita la propagación de especies invasoras como la tunera común y el tabaco moro, que son frecuentes en Lanzarote. Foto: E. Ojeda

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El rabogato es la planta invasora de expansión más rápida que se conoce en Canarias. Fotos: E. Ojeda

Control de la caña común en el barranco de Ayagaures en el interior del Parque Natural de Pilancones (Gran Canaria). Foto: C. Samarín

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En el caso de los parques nacionales, el Gobierno de Canarias, tal y como establecen los respectivos planes rectores de uso y gestión, desarrolla periódicamente programas de control de muflón y de conejo en el Parque Nacional del Teide, y de arruí, en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. Por otra parte, en aplicación de la normativa estatal y de la Unión Europea sobre la conservación de la fauna silvestre en los parques zoológicos, el Gobierno de Canarias inspecciona anualmente los parques zoológicos autorizados, con especial atención a la presencia y condiciones de seguridad de las especies exóticas invasoras o potencialmente invasoras que albergan. Actuaciones de seguimiento y control de flora exótica n estudio realizado sobre la gestión de las plantas exóticas en espacios naturales de España8 coloca a la Comunidad Autónoma de Canarias en la primera posición en cuanto al número de táaxones vegetales diferentes que se han gestionados (42) y en tercer lugar en cuanto al costo total aproximado de la inversión de esta gestión. No obstante, tal como se señala en dicho artículo, la aproximación a la inversión real en el control de flora exótica es complicada. En el caso de Canarias, muchas de las actuaciones se realizan de manera cotidiana por parte de los cabildos insulares en el desarrollo de la gestión de los espacios naturales protegidos de la cual son responsables y muchas de ellas en el marco de la restauración de hábitats, en la cual también colabora el Gobierno de Canarias. Entre las especies que se han erradicado o controlado en el interior de estos espacios protegidos, además de las ya referenciadas en 2007, se encuentran, por ejemplo: el olmo (Ulmus minor) y el álamo blanco (Populus alba) en medianías de Gran Canaria, el tojo (Ulex europaeus) en Tenerife, donde el Cabildo realiza una campaña desde hace varios años, los eucaliptos blanco (Eucalyptus globulus) y rojo (E. camaldulensis), diversas especies de los géneros Agave y Opuntia, el tabaco moro (Nicotiana glauca), la valeriana roja (Centranthus ruber) y el tartaguero (Ricinus communis), todas ellas en varias islas y en distintas áreas y espacios naturales protegidos. Destaca también la eliminación puntual de núcleos emergentes de especies menos conocidas como la orejagato de río (Tradescantia fluminensis), el rocío púrpura (Aptenia cordiflora), la crásula rosada (Crassula multicava) o la vara de San José (Crocosmia x crocosmiflora), entre otras varias especies. En todas las islas se realizan controles periódicos por parte de los cabildos insulares o el Gobierno de Canarias para la contención del rabogato o la eliminación de nuevas localidades de avance de la especie. También la Reserva Mundial de la Biosfera La Palma, en colaboración con el MARM, ha realizado en 2010 una fuerte campaña de varios meses de duración para su control en lugares de gran valor natural y paisajístico de la isla, en la que se han implicado más de 60 trabajadores distribuidos en distintas cuadrillas además de un equipo técnico multidisciplinar. Con respecto al rabogato, diversos ayuntamientos han organizado y orga-

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El picudo rojo supone una grave amenaza para la palmera canaria

Actuaciones de seguimiento y control de fauna exótica os cabildos insulares, con la colaboración del Gobierno de Canarias, han desarrollado actuaciones destinadas al control o erradicación de diferentes especies exóticas invasoras tales como conejos en determinados islotes, gatos asilvestrados que amenazan poblaciones de lagartos gigantes en La Gomera, El Hierro y Tenerife y aves exóticas establecidas en medios urbanos o rurales. Asimismo, los cabildos asumen la recogida de gran cantidad de mascotas exóticas que se encuentran en libertad como resultado de huidas o liberaciones intencionadas. Una de las campañas más costosas ha sido la del control del picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) y el picudo de las palmeras (Diocalandra frumenti), dos plagas que constituyen una grave amenaza para la palmera canaria. En el sitio en internet http://www.picudorojocanarias.es/ se puede encontrar abundante información al respecto. Desde 2008, el Cabildo Insular de Gran Canaria, con la colaboración del Gobierno de Canarias, desarrolla un programa de control de la culebra real de California (Lampropeltis californiae) en la mencionada isla. En la actualidad, este programa cuenta con apoyo de la Unión Europea a través del instrumento financiero LIFE (http://www.lifelampropeltis.com).

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nizan campañas dirigidas de voluntariado para el control de la especie en diferentes áreas del archipiélago (http://www. eldia.es/2012-08-15/tenerife/tenerife6.htm). De especial interés resultan también las actuaciones llevadas a cabo por el Gobierno Autónomo para el control o erradicación de EEI en los causes de barrancos isleños. La especie diana es la caña común (Arundo donax), invasora transformadora de muy difícil gestión, que además de alterar

Arranque de sisal (Agave sisalana) mediante un camión-pinza en Paisaje Protegido de Pino Santo (Gran Canaria) .Foto: F.J. Sosa.

los regímenes hídricos y de incendios en las cuencas, es capaz de rebrotar tras el fuego. Información, educación, divulgación y sensibilización l Gobierno de Canarias cuenta con el Banco de Datos de la Biodiversidad de Canarias (http://www.biodiversidadcanarias.es/), un portal accesible al público que incluye todas las especies terrestres establecidas en Canarias. Las especies exóticas se clasifican en introducidas seguras o probables, y se especifica si se consideran o no invasoras. Asimismo se puede consultar su distribución geográfica con diferentes niveles de precisión. Una herramienta que complementa la anterior es el Banco de Datos de Especies Introducidas en Canarias (http:// www.interreg-bionatura.com/especies/index.php), que incluye información sobre origen, distribución, biología, ecología, impactos y métodos de control de alrededor de 700 especies exóticas invasoras o potencialmente invasoras, así como recursos didácticos y bibliografía especializada. En el ámbito de la educación divulgación y sensibilización, durante los últimos años, el Gobierno de Canarias y algunos cabidos insulares han editado audiovisuales y manuales de buenas prácticas sobre el uso, tenencia y comercio responsable de animales y plantas invasoras o potencialmente invasoras, que están disponibles en el sitio en internet http://www. interreg-bionatura.com/especies/index.php?opt=divulgacion.

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Tratamiento de inyección de fitocida al tronco en un ejemplar de eucalipto en el Paisaje Protegido de Pino Santo (Gran Canaria) .Foto: M. Díaz-Bertrana

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Bibliografía

Página principal de la Web de Especies Introducidas en Canarias

Página de inicio del Banco de Datos de Biodiversidad de Canarias en la Web del Gobierno Autonomo

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ACTUALIDAD

Especies invasoras

El mapache boreal (Procyon lotor) en el Parque Regional del Sureste de la Comunidad de Madrid y su área de influencia. Seguimiento y control de una nueva especie exótica invasora en España

Juan Manuel Ceballos-Escalera, director conservador del Parque Regional del Sureste Felipe Ruza, subdirector general de Conservación del Medio Natural.

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as especies exóticas invasoras (EEI) son actualmente reconocidas como una de las principales causas de pérdida de biodiversidad (segunda tras la destrucción del hábitat), pudiendo llegar a ser en un futuro próximo el factor más importante de desintegración ecológica. Así, a nivel mundial, el 39 % de las extinciones conocidas de animales desde el año 1600 se han producido por la introducción de especies foráneas. Según estudiosos del tema, este aspecto llegará a tener consecuencias en campos como el desarrollo económico y el sector sanitario. El mapache boreal (Procyon lotor Linnaeus, 1758) es un mamífero carnívoro de origen americano que actualmente se encuentra en diversos países europeos como consecuencia de escapes o sueltas intencionadas desde granjas peleteras o de particulares que lo tenían como mascota. De

reciente introducción en España, con citas esporádicas de ejemplares en libertad en algunas comunidades autónomas, es en la Comunidad de Madrid, concretamente en el Parque Regional del Sureste, donde primero se ha establecido en estado silvestre, con una población reproductora fundada a partir de ejemplares domésticos liberados en el medio natural que se han adaptado perfectamente al ambiente mediterráneo ibérico. Se trata de una especie muy inteligente y tremendamente versátil que se adapta rápidamente a cambios en las condiciones ambientales de su hábitat, ocupando incluso nuevos nichos y colonizando áreas donde previamente no se encontraba. Por otro lado, su biología reproductora proporciona una tasa de crecimiento poblacional muy elevada, pudiendo alcanzar grandes densidades. Todo ello redunda en una gran capacidad de expansión, siendo muy rápida en caso de no

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encontrar competidores o predadores. Por ello ha sido incluida recientemente en el Anexo I del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras (Real Decreto 1628/2011). Como cualquier especie alóctona de carácter invasor, la existencia de una población de mapaches en estado silvestre tiene un impacto negativo sobre el ecosistema y las especies que lo habitan, además de suponer un riesgo para la población humana. Los principales factores de amenaza son la predación sobre la fauna autóctona, la competencia con otros carnívoros, la transmisión de enfermedades, tanto a la fauna como al hombre, y el impacto económico sobre la población humana. Su presencia en el Parque Regional del Sureste fue detectada por primera vez en abril de 2003 durante un sondeo específico de nutria. Posteriormente fueron hallándose rastros en diferentes puntos alejados entre sí, lo que llevó a pensar que existía más de un individuo, con el consiguiente riesgo de encontrarse y llegar a reproducirse. Siguiendo las recomendaciones del ISSG/UICN se decidió entonces comenzar su control en las fases iniciales de su asentamiento para evitar que la situación evolucionase hasta llegar a ser irreversible. Así, en 2007 se llevó a cabo un sondeo específico de la especie para conocer su distribución real y tener una estima indirecta de su abundancia relativa y el uso del espacio para poder planificar su extracción del medio. Pese a que durante el sondeo se detectaron huellas de diferentes tamaños que hacían pensar que había unos individuos bastante más pequeños que otros, fue mediante el trampeo realizado en verano de 2007

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cuando se pudo comprobar su reproducción en libertad, con lo que se confirmó la existencia de una población viable en estado silvestre. Entre 2007 y 2012 se han realizado seis campañas de control (la última, en curso), con un total de 194 individuos capturados hasta finales de agosto de 2012. Para ello se ha llevado a cabo un trampeo selectivo en vivo con métodos no cruentos mediante la instalación de baterías de jaulas saturando tramos de ribera, hábitat que ocupa la especie en el Parque. El cebo empleado ha sido el descrito en la bibliografía como específico (selectivo) para mapache: mantequilla de cacahuete. Para que resultara más atrayente, en nuestro caso se ha acompañado de huevos de gallina crudos y nubes de azúcar. Toda especie autóctona eventualmente capturada ha sido liberada de inmediato en el mismo lugar de su captura sin sufrir daño alguno. En caso de captura de otras especies alóctonas, como el visón americano (Neovison vison Schreber, 1777), han sido retiradas del medio. Para profundizar en el conocimiento de la especie y como apoyo al diseño del trampeo también se han realizado fototrampeos, lo que ha permitido detectar a la especie en aquellos tramos con dificultad para encontrar indicios, conocer horarios de actividad, el tamaño de los grupos, la fenología de la reproducción e incluso mejorar el sistema de cierre de las jaulas al observar comportamientos evasivos en algunos individuos. Por otro lado, además han sido radiomarcados siete individuos previamente esterilizados, una hembra y seis machos. Con ello se ha obtenido información sobre el uso

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del hábitat que realiza la especie, el tamaño territorial de cada individuo, su capacidad de dispersión y los patrones de actividad en diferentes estaciones del año y bajo diferentes condiciones meteorológicas. Pero la utilidad más valiosa del radioseguimiento en este caso es su aplicación al control de la especie mediante el denominado “método Judas”. Se basa en el carácter social de esta especie, presuponiendo que los mapaches marcados se dirigen a zonas donde hay más mapaches, que es donde posteriormente se ubicarán las jaulas. Ante el potencial riesgo sanitario que supone la especie, tanto para la fauna (epizootias) como para la especie humana (zoonosis), el equipo de veterinarios de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid viene realizando análisis de parásitos y patógenos de los mapaches capturados desde la campaña de 2010. En estos últimos años, el número de citas ha aumentado en diferentes puntos de la región y el mapache ocupa en la actualidad la mayor parte de los sotos del Parque Regional del Sureste y del resto de la Comarca Forestal VIII, todo el corredor del río Henares hasta Guadalajara, existiendo citas que podrían indicar la presencia de la especie también en el río Alberche en las proximidades de Aldea del Fresno, los arroyos de la Casa de Campo de Madrid y, por último, alguna cita esporádica en el río Tajo a su paso por Aranjuez. La situación es realmente preocupante, pues existe la posibilidad de que la especie acabe colonizando toda la cuenca hidrográfica del Tajo. Para conseguir la erradicación completa del mapache en estado silvestre se pone de manifiesto la necesidad de realizar un trampeo de forma continua en toda su área de distribución. Para ello resulta imprescindible la colaboración entre las distintas administraciones públicas afectadas: Comunidad de Madrid, Comunidad de Castilla-La Mancha y Ayuntamiento de Madrid. Además del trampeo son necesarias otras medidas, como ofertar la recogida de mascotas exóticas no deseadas para evitar que sean abandonadas y realizar un gran esfuerzo

de divulgación y educación ambiental sobre la inconveniencia de tener en cautividad este tipo de animales y los efectos de su liberación en el medio. A pesar de la reciente prohibición de su venta como animal de compañía, existe un importante mercado ilegal a través de internet.

Galápagos alóctonos Se trata, desde hace ya muchos años, de especies muy demandadas por la población infantil como mascotas. Existen varias especies, siendo la mas común el denominado galápago americano o de Florida, Trachemys scripta, con gran difusión en los hogares por su fácil adquisición. Ha sido liberado en los cursos de agua de la Comunidad, seguramente por desconocimiento de las consecuencias que esta práctica supo-

ne para el medio acuático, resultando que una multitud de individuos se han aclimatado y adaptado perfectamente al medio madrileño. En el año 2007 se adquirieron nasas para la captura de galápagos en el embalse de Pedrezuela, obteniéndose una media de capturas anual (periodo 2007/2011) de 20 ejemplares de galápago de Florida. Esta especie ha sido ampliamente entregada por los particulares para su custodia a los Centros de Recuperación de Fauna de la Comunidad de Madrid. Los principales perjuicios causados por esta especie al ser introducida en el medio natural son: - Competencia por el espacio y desplazamiento de galápagos autóctonos. - Competencia alimentaria con galápagos autóctonos. - Transmisión de patógenos a la fauna y al hombre (salmonella). - Alteración de los hábitats acuáticos debido a su gran voracidad.

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Desarrollo de las campañas de control de animales exóticos en la Comunidad de Madrid desde el año 2007 hasta la actualidad n el marco de las actuaciones destinadas a la conservación de la flora y de la fauna silvestres en la Comunidad de Madrid, se desarrollan una serie de trabajos destinados al control de determinadas especies. Como es ya perfectamente admitido por los sectores implicados en la conservación del medio natural, la aparición de ciertas especies de flora y de fauna exótica en este medio natural altera aún más el frágil equilibrio de los ecosistemas y especialmente las poblaciones de una pluralidad de especies silvestres autóctonas protegidas y amenazadas. Las especies exóticas invasoras sobre las que la Comunidad de Madrid ha centrado su actuación son las siguientes:

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Mapaches Actualmente, en la Comunidad de Madrid el mapache presenta su principal área de distribución ligada a los ecosistemas acuáticos del corredor Henares-Jarama-Tajo, en las márgenes y riberas de estos ríos y sus afluentes. La observación más septentrional de individuos en la Comunidad se sitúa en la localidad de Soto del Real; por el oeste, en la localidad de Aldea del Fresno; y tanto al sur como al este serían los limites geográficos de la región en los límites con las provincias de Toledo y Guadalajara, respectivamente. En el año 2007 los trabajos de trampeo permitieron capturar un total de 20 animales entre la primavera de 2007 y 2008, en dos campañas distintas.

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Las campañas del 2009 y 2010 confirman la colonización del río Henares al menos hasta Yunquera de Henares (Guadalajara), del río Jarama al menos hasta Valdetorres de Jarama, aguas arriba, y hasta Aranjuez, aguas abajo, del río Tajuña al menos hasta la zona de El Moral frente a la laguna de San Juan (Chinchón) y del río Tajo en el término municipal de Aranjuez, con 26 capturas en 2009 y 31 capturas en 2010. En 2011 (mayo-octubre) se han capturado 41 ejemplares (12 machos y 14 hembras). En 2012 la tendencia e intensidad de captura se ha incrementado muy notablemente, indicando la progresión en el avance de la especie. Visón americano Otra especie de mamífero exótico invasor presente en los habitats fluviales de la Comunidad de Madrid, procedente de fugas de granjas peleteras, es Neovison vison, el visón americano. De mayor tamaño y agresividad que nuestro visón autóctono, compite con la nutria, el turón y la garduña en sus hábitats naturales. Dado su tamaño y agresividad no

Cotorra gris Esta ave, Myiopsitta monachus, está alcanzando niveles poblaciones muy importantes en ciertos entornos de parques urbanos y periurbanos. Causa daños importantes al arbolado y a las plantas de los jardines por su voracidad y por elegir brotes tiernos y semillas para su alimentación. Empieza a ocupar hábitats agrarios, donde sin duda llegará a ocasionar importantes daños a las cosechas. En los entornos urbanos genera graves perturbaciones en el vecindario, al tratarse de especies que viven en nidos-colonia y resultar muy ruidosas. Pueden ser vehículo de transmisión de distintas enfermedades. En 2011 se tramitaron 14 autorizaciones para la retirada de nidos de esta especie, en su mayoría solicitadas por distintos ayuntamientos para eliminar nidos existentes en los árboles de la vía pública y parques y jardines. En lo que llevamos del año 2012 ya se han emitido veintidós autorizaciones para la retirada de nidos de cotorra gris. Los principales perjuicios causados por esta especie al ser introducida en el medio natural son: - Transmisión de zoonosis y otras enfermedades importantes como la clamidiosis, también conocida como clamidias (psitacosis u ornitosis), o la influenza o gripe aviar. - Alteraciones del hábitat por su alta capacidad destructiva en relación principalmente con la regeneración vegetativa. Como resumen podemos indicar que los datos de entradas de fauna exótica por distintos motivos en el Centro de recuperación de fauna silvestre CRAS de Madrid-Viñuelas en 2011 fueron de 603 ejemplares, de los cuales 487 son cedidos por particulares, 54 son abandonados/extraviados, dos son incautaciones, 47 son ejemplares asilvestrados y 13 han llegado por otras causas. En el presente año 2012, hasta el mes de agosto el número de animales exóticos que entraron en el centro ha sido de 620 ejemplares, superando por tanto los que ingresaron durante todo el año 2011. Por último, queremos hacer desde estas páginas un llamamiento a los poseedores de animales exóticos en sus

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sufre apenas predación y la limitación a su expansión viene marcada por la disponibilidad de hábitat adecuado y presas abundantes (especialmente peces, crustáceos y pequeños roedores, aunque su espectro alimentario puede ser mucho mas amplio). Se han llevado a cabo capturas mediante jaulas -trampa en 2008 y 2009 en el municipio de Santa María de la Alameda. Igualmente, y mediante colaboración con Ayuntamiento de Valdeavero, se ha procedido a la capturas de visón americano y mapache en el ámbito del río Torote. Los principales perjuicios causados por esta especie y por los mapaches antes mencionados al ser introducidos en el medio natural son: - Competencia trófica para otras especies de carnívoros acuáticos como turón y nutria. - Transmisión de enfermedades (coronavirus, enfermedad aleutiana o moquillo canino) a otros carnívoros autóctonos, especialmente nutria y turón. Para el hombre, transmisión de parásitos intestinales, vector de rabia y nematodos.

domicilios para indicarles que si no desean seguir haciéndose cargo de sus mascotas en ningún caso se deshagan de ellas liberándolas en el medio natural, ya que pueden generar serios riesgos para la biodiversidad, transmitir enfermedades, provocar accidentes de tráfico y otros daños. Pueden ponerse en contacto con el Centro de Recuperación de Animales Silvestres de la Comunidad de Madrid CRAS Madrid- Viñuelas sito en carretera de Soto de Viñuelas s/n. Dispone de un teléfono de atención 24 h, donde serán atendidos y se harán cargo de los ejemplares.

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ACTUALIDAD

Especies invasoras

El chopo híbrido (Populus x canadensis Moench), una especie ignorada

P Álvaro Enríquez de Salamanca Ingeniero Técnico Forestal y Licenciado en Ciencias Ambientales. DRABA Ingeniería y Consultoría Medioambiental, S.L.

Salustiano Iglesias Sauce Ingeniero Técnico Forestal. Jefe de Servicio de Material Genético, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

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opulus x canadensis es un híbrido de origen artificial entre Populus deltoides, originario del este de Norteamérica, y Populus nigra, euroasiático, que se emplea de forma generalizada en plantaciones forestales, sobre todo en vegas y riberas. De hecho, la práctica totalidad de la madera de chopo que se produce en España procede de los diversos clones de este híbrido que se utilizan. Su rápido crecimiento hace de este chopo una especie forestal de primer orden, y su plantación, explotación y transformación es una importante actividad económica en ciertas regiones. Pero a su vez, su capacidad para asilvestrarse, mediante el arraigo de fragmentos vegetativos, lo convierte en una especie invasora, que afecta a unos ecosistemas muy sensibles, las riberas. En consecuencia, el chopo híbrido es un claro ejemplo de la complejidad a la hora de tomar decisiones sobre especies exóticas invasoras cuando se contraponen criterios económicos y ambientales. ORÍGENES l origen de Populus x canadensis Moench es una hibridación espontánea entre un chopo americano (Populus deltoides Bartr. ex Marsh.) y un chopo euroasiático (Populus nigra L.). Es un híbrido que no hubiera podido producirse de no mediar la acción humana, que puso en contacto en Europa a las especies parentales, aisladas geo-

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gráficamente. Una vez detectada la viabilidad de este híbrido, se ha fomentado de forma artificial para obtener genotipos seleccionados que luego se reproducen vegetativamente (clones) para su empleo en plantaciones forestales. El híbrido, bautizado como Populus x canadensis, fue descrito por el botánico alemán Conrad Moench en el año 1785. A menudo se conoce con el nombre Populus x euramericana, una sinonimia que carece de validez taxonómica. El chopo americano o eastern cottonwood (Populus deltoides) es oriundo del este de Norteamérica. Vive en regiones con una amplia gama de temperaturas y precipitaciones entre 380 y 1.400 mm. En las zonas más secas recibe la mayor parte de su humedad de los cauces. Presenta su óptimo en terrenos húmedos y bien drenados cerca de arroyos. Hibrida con facilidad con otras especies del género de forma natural o artificial. El chopo o álamo negro (Populus nigra) es una especie más conflictiva en cuanto a sus orígenes. Parece claro que es oriunda del este de Europa y el oeste de Asia. Durante mucho tiempo se consideró espontánea también en el oeste de Europa y el norte de África. Esta idea fue puesta en duda por varios autores: JALAS & SUOMINEN (1976), en su mapa de distribución de la especie en Europa, lo consideraron naturalizado en España; SORIANO (1993), en su revisión del género Populus, considera la especie cultivada desde la antigüedad y asilvestrado en

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Choperas en la vega del río Bernesga (León)

Choperas en la vega del río Pisuerga (Palencia-Burgos)

Choperas en la vega del Jarama (Madrid-Guadalajara)

Industria de tableros de chopo (fotografías cortesía de Industrias Monzón, S.L.)

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la mayor parte de Europa, incluyendo la Península Ibérica. Otros autores, como VANDEN BROECK (2003) o COTRELL & al. (2005), defienden la espontaneidad del chopo en España; estos últimos, basándose en análisis del ADN, sugieren que hubo refugios de chopo durante la Edad de Hielo en el suroeste de España. Sobrepasa el objeto de este artículo la discusión de la espontaneidad del chopo en España, pero lo que no es discutible es el carácter alóctono de Populus x canadensis. En ocasiones se conoce a este híbrido como chopo canadiense, traducción de su nombre científico, o Carolina poplar, denominaciones poco afortunadas, al no ser oriundo de esas regiones. Más frecuente es denominarlo “chopo”, sin establecer diferencias con Populus nigra, lo que lleva a confusiones, e incluso atribuirle, consciente o inconscientemente, una espontaneidad de la que este híbrido carece en cualquier lugar del planeta. Parece más acertado hablar de “chopo híbrido”, para marcar una diferencia con sus especies parentales, aunque no es el único híbrido existente entre especies de chopos. Entre los que tienen más probabilidad de expansión en España está el chopo híbrido americano o interamerican hybrid poplar, Populus x generosa Henry (Populus deltoides Bartr. ex Marsh. x Populus trichocarpa Torr. & Gray), denominado incorrectamente Populus x interamericana. No obstante, Populus x canadensis es, con diferencia, el chopo híbrido más común en España. A partir de pies seleccionados de los híbridos obtenidos mediante polinizaciones controladas, y buscando genotipos con buenos crecimientos o resistencia a plagas, enfermedades o condiciones ambientales adversas, se han obtenido ejemplares que son clonados y, tras ensayos de campo, finalmente catalogados como materiales de base (clones). A partir de ellos se inicia la fase productiva con el establecimiento de campos de plantas madre, y por multiplicación vegetativa, mediante estaquillado, se obtiene el material forestal que es utilizado en plantaciones productivas. En España existe una Comisión Nacional del Chopo, dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, creada en 1952 bajo los auspicios de la Comisión Internacional del Álamo, integrada en la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). La autorización de materiales de base y la producción y comercialización de los materiales forestales de reproducción de los híbridos del género Populus está regulada por la Directiva 1999/105/CE del Consejo, de 22 de diciembre de 1999, sobre la comercialización de materiales forestales de reproducción, transpuesta al ordenamiento jurídico español por el Real Decreto 289/2003, de 7 de marzo, sobre comercialización de los materiales forestales de reproducción. Los clones autorizados hasta la fecha han sido publicados mediante diferentes Órdenes Ministeriales. La primera de ellas fue la Orden de 24 de junio de 1992, por la que se publicó el catálogo nacional de los clones admitidos como materiales de base para los materiales forestales de reproducción, relativo al género Populus L., ampliada por la Orden APA/544/2003, de 6 de marzo, y en la que se autorizaron catorce nuevos clones. Finalmente, por medio de la Resolución de 7 de noviembre de 2011 de la Dirección General de Recursos Agrícolas y Ganaderos se modifica el Catálogo de los clones admitidos, excluyendo tres clones y modificando el nombre de otro más.

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Los clones admitidos actualmente son: Populus x canadensis Moench [Populus x euramericana en las Órdenes] 2000 Verde Agathe F B-1M Branagesi Campeador Canadá blanco Dorskamp Flevo Guardi I-214 I-454/40 Luisa Avanzo MC Triplo E-298 Populus deltoides Marsh. x Populus alba L. 114/69 Populus deltoides Marsh. Lux

Viriato

Populus nigra L. Bordils Tr 56/75

Lombardo leonés

Populus x generosa A. Henry [Populus trichocarpa x Populus deltoides y Populus x interamericana en las Órdenes] Beaupre Boelare USA 49-177

Raspalje Unal

En España, hasta el momento, la plantación de chopos se ha centrado en la producción de madera. Los clones más utilizados en plantaciones forestales son todos de Populus x canadensis. El principal es el ‘I-214’, que ocupa un 70 % de las plantaciones españolas de chopo. Se trata de un clon femenino de origen italiano, desarrollado en el antiguo Istituto di Sperimentazione per la Pioppicoltura (actualmente Unità di ricerca per le Produzioni Legnose fuori Foresta), situado en Casale Monferrato. Durante años fue muy popular también el clon ‘Campeador’. Hay que señalar que todo el material que se produce en viveros con esta denominación (Campeador), y que ha sido analizado con técnicas de marcadores moleculares, ha resultado ser I-214, por lo que o bien nunca existió como tal o con el manejo y por problemas de rastreabilidad el material original se ha perdido. Existen estudios específicos sobre rendimiento de los diferentes clones de chopo. BAONZA & GUTIÉRREZ (2002) analizan rendimientos y calidad para chapa, concluyendo que los clones que mejor respuesta dan son ‘I-214’, ‘I-262’, ‘PA1’ y ‘MC’, y con similar calidad pero rendimiento algo inferior ‘Canadá blanco’ y ‘454-40’. En la actualidad, la necesidad de incrementar la producción de energía renovable en España está llevando a considerar la producción de biomasa como una de las posibles alternativas. Por ello, se han puesto en marcha ensayos de clones de chopo para realizar plantaciones en altas densi-

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Superficie de chopo en hectáreas CC. AA.

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

8.740

6.808

6.534

7.635

6.491

6.462

8.434

10.834

9.885

9.784

8.620

7.880

7.042

6.716

-

12

9

8

9

23

23

18

4

-

819

2.019

2.780

2.639

-

-

-

-

-

-

31

313

455

582

867

713

643

599

6.656

7.473

7.732

8.529

8.668

9.235

9.371

76.964

78.154

83.190

82.843

83.827

87.260

87.600

Cataluña

6.759

6.172

5.114

7.791

8.659

8.282

7.307

Extremadura

2.627

2.652

2.322

2.019

2.114

1.127

1.298

Galicia

1.936

2.115

2.400

2.561

2.816

547

573

La Rioja

3.913

3.530

3.831

3.947

3.452

5.027

5.068

Madrid

2.375

2.450

2.376

2.610

2.418

2.110

1.864

Murcia

108

107

107

107

107

102

102

Navarra

937

1.791

2.837

2.533

2.723

3.073

3.135

Asturias

-

957

608

132

21

-

-

427

398

1.409

1.146

1.486

1.007

950

122.607

122.963

128.835

132.167

133.403

134.720

135.710

Andalucía Aragón Islas Baleares Com. Valenciana Canarias Cantabria Castilla-La Mancha Castilla y León

País Vasco Total

dades (que pueden llegar a los 50.000 pies por hectárea) y turnos cortos (dos a cuatro años) destinadas a la producción de biomasa energética. Por acuerdo del Comité Nacional de Mejora y Conservación de Recursos Genéticos Forestales, este tipo de producción entra dentro del ámbito de aplicación de la normativa que regula la utilización de los materiales forestales de reproducción. Con este fin se están evaluando algunos de ellos para su posible catalogación como materiales de base, con el criterio de selección mencionado. Entre los resultados obtenidos destaca la idoneidad para estos usos de los clones de Populus x generosa, como ‘Beaupre’ y ‘Raspalje’ (SIXTO & al., 2007). Esto implica que en un futuro, además de las plantaciones de Populus x canadensis, podría generalizarse el empleo de otro chopo híbrido, el ya citado Populus x generosa. EL CHOPO PRODUCTIVO a superficie forestal en España, incluyendo tanto la arbolada como la no arbolada, supera las 27.500.000 ha, siendo la superficie forestal arbolada de 13.695.000 ha. De acuerdo con la última encuesta (2008) sobre superficies realizada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, corresponden a choperas 135.710 ha, lo que supone un 1 % de la superficie arbolada de España. En la página web de la Comisión Nacional del Chopo (MAGRAMA, 2012) se recopila numerosa información, entre ella estadísticas actualizadas basadas en los datos de la Subdirección General de Estadística del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. De acuerdo con estos datos, la media de cortas de cho-

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po en el periodo 2000-2007 supera los 650.000 m³, con un máximo en 2001 y un descenso en los últimos años. La exportación de madera en rollo entre 2005 y 2008 se dirige casi exclusivamente a Francia, con una media de 15.000 m³ anuales, que ha subido el último año hasta los 19.000 m³. Hay exportaciones puntuales a Portugal. Con respecto a la madera procesada, las exportaciones son variables en los años, con una media de 28 m³, pero oscilando entre 3 y 44 m³. El principal destinatario es Portugal, con exportaciones puntuales a Andorra, Francia y Rumanía. De acuerdo con los datos de la Dirección General de Aduanas e Impuestos Especiales (MAGRAMA, 2012), la importación de madera en rollo está en torno a los 7.000 m³ anuales, siendo Francia el principal proveedor, con partidas menores procedentes de Italia, Dinamarca, Portugal, Congo y Estados Unidos. Respecto a la madera procesada, en los últimos cuatro años estudiados (2005-2008) la media de importaciones es de 1.380 m³, procedentes de forma creciente de Estados Unidos, seguidas de Rumanía, Rusia, Francia, Alemania, Ucrania e Italia. En las últimas décadas ha aumentado la necesidad de madera en el mercado, existiendo un claro déficit de madera en el mercado español. En el caso concreto del chopo, el balance comercial de exportaciones de madera en rollo es positivo, mientras que las exportaciones de madera procesada son muy inferiores a las importaciones. La producción de planta de chopo en la campaña 20062007 alcanzó un valor de 726.308 unidades, superior a la anterior campaña. Las plantaciones realizadas en 2002, último año con datos completos, ocuparon 2.482 ha, estando el 50

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% de esa superficie en Castilla y León, el 30 % en Castilla-La Mancha y el 20 % restante repartido entre otras comunidades autónomas, destacando La Rioja, Aragón y Andalucía. El aumento de la producción de madera de chopo en los últimos años no solo es debido a la extensión de superficie plantada, sino también a la mejora genética de la planta utilizada y a los cuidados culturales aplicados a las plantaciones, que contribuyen a aumentar la producción de madera por hectárea plantada. Para Castilla y León, de acuerdo con el OBSERVATORIO INDUSTRIAL DEL SECTOR MADERA Y MUEBLE (2010), el volumen medio de árbol comercializado es 0,66 m³/pie y tienen una producción media de 12 m³/ha/año, lo que significa que para un turno de de 15 años se obtiene en torno a 180 m³/ ha. El precio de la madera de chopo ha tenido varias fluctuaciones, con una reducción en la última década. La renta de las choperas oscila entre 139 € /ha/año en terrenos de baja calidad y 1.100 €/ha/año en terrenos de calidad muy buena y densidades mayores. El chopo es una especie rentable que puede ofrecer ingresos alternativos en zonas rurales, lo que supone una herramienta fundamental para potenciar el desarrollo rural, más aún en zonas como Castilla y León, que se enfrenta en la actualidad al declive de otras actividades, como la minería. La creciente demanda de madera del mercado español y la importación de madera de chopo en rollo y procesada desde terceros países implican un evidente potencial de desarrollo de la populicultura. Además, el prometedor futuro de la producción de biomasa previsiblemente hará crecer más la importancia económica de los chopos. En conclusión, es un mercado que, aunque afectado por la crisis y los problemas de financiación, tiene un claro potencial de crecimiento y una demanda subyacente, lo que puede permitir su desarrollo. Y, con ello, la creación de empleo, especialmente en el medio rural, algo nada despreciable en la actual coyuntura económica y laboral. EL CHOPO INVASOR a investigación en populicultura es profusa, con grandes esfuerzos y logros para obtener clones, en general de chopos híbridos, de elevada productividad y resistencia. También son abundantes las estadísticas forestales sobre superficie y productividad de choperas y los datos económicos asociados a esta actividad. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la información sobre el carácter invasor de ciertos híbridos y clones de chopo. Bajo el paraguas “chopo” se suele incluir tanto a Populus nigra como a todos los clones para producción, en general de Populus x canadensis, y en menor medida, de Populus x generosa. Se les asigna así una unidad, de la que en realidad carecen. El Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula el listado y catálogo español de especies exóticas invasoras, únicamente recoge como invasor a Populus alba en Canarias. Ningún chopo, sea o no híbrido, figura en este catálogo. La revisión prevista del mismo no tiene ninguna modificación en este sentido. Para establecer si el chopo híbrido es o no una especie invasora es obligado referirse a las definiciones que al respecto establece este Real Decreto. Atendiendo a su artículo 2:  Especie exótica o alóctona: se refiere a especies, sub-

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especies o taxones, incluyendo sus partes, gametos, semillas, huevos o propágulos que pudieran sobrevivir o reproducirse, introducidos fuera de su área de distribución natural y de su área potencial de dispersión, que no hubiera podido ocupar sin la introducción directa o indirecta o sin el cuidado del hombre.  Especie exótica con potencial invasor: especie exótica que podría convertirse en invasora en España, y en especial aquella que ha demostrado ese carácter en otros países o regiones de condiciones ecológicas semejantes.  Especie exótica invasora: especie exótica que se introduce o establece en un ecosistema o hábitat natural o seminatural, y que es un agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa, ya sea por su comportamiento invasor o por el riesgo de contaminación genética. Como se ha expuesto anteriormente, es indudable el carácter alóctono del chopo híbrido. Queda pues, por determinar, si es invasora o tiene potencial invasor. Para ser una especie invasora se establecen dos condiciones: a) Se introduce o establece en un ecosistema o hábitat natural o seminatural El chopo híbrido coloniza las riberas fluviales mediante dos mecanismos, la plantación directa de ejemplares y la naturalización a partir de fragmentos (reproducción vegetativa). En el primer caso, han sido, y siguen siendo, frecuentes las plantaciones de chopo híbrido que no respetan un adecuado resguardo con las riberas del río, algo tolerado quizá por considerarse a este chopo una especie más de ribera. A menudo, la explotación de las choperas respeta la hilera más próxima a la ribera, que se acaba convirtiendo en un bosque ripario, que puede enriquecerse con especies espontáneas, como sauces o rosáceas. También son frecuentes las plantaciones directas de chopo híbrido como bosque de ribera, con fines ornamentales, e incluso como una supuesta restauración ecológica. En este caso no se puede hablar de una invasión, ya que se trata de una plantación directa. Sin embargo, una vez introducidos, estos chopos tienen gran persistencia, al ser capaces de rebrotar de cepa. Pero aparte de su plantación, masiva en algunas regiones de España, es destacable su capacidad de expandirse, gracias a su facilidad para reproducirse vegetativamente, mediante el arraigo de fragmentos de un ejemplar, en general ramas vivas con yemas. De hecho, esa reproducción vegetativa es el mecanismo empleado para multiplicar los clones empleados en las plantaciones: el estaquillado. La expansión del chopo híbrido tiene lugar a partir de plantaciones próximas a la ribera. El propio cauce actúa como mecanismo de transporte de los fragmentos vivos, que una vez retenidos en una ribera tienen capacidad de arraigar y desarrollarse. Esto explica la presencia de pies de chopo híbrido en riberas donde no se han realizado plantaciones. De hecho, en la actualidad cada vez son más escasas las riberas donde no existe ni un solo ejemplar de chopo híbrido. En general, las formaciones de ribera de montaña y del norte peninsular tienen una menor intrusión que las formaciones riparias mediterráneas. En conclusión, es una realidad que el chopo híbrido se introduce y establece en un ecosistema o hábitat natural, las riberas, que además presenta una elevada singularidad,

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Populus nigra y Populus x canadensis, junto a sauces y fresnos, en la riberas del río Arlanzón (Burgos)

Chopos híbridos en el río Oca (Burgos)

Chopos híbridos en el arroyo de San Vicente (Madrid)

Chopos híbridos en el río Mundo (Albacete)

Chopos híbridos en el río Vinalopó (Alicante)

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como demuestra el gran número de comunidades de ribera incluidas en la relación de hábitats de interés comunitario de la Directiva 92/43/CEE y en la Ley 42/2007. En las fotografías de este artículo se recogen ejemplos de chopos híbridos creciendo en riberas. b) Es un agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa, ya sea por su comportamiento invasor o por el riesgo de contaminación genética Si bien es fácil y objetivo afirmar que el chopo híbrido se establece en ecosistemas o hábitats naturales, más subjetivo es afirmar si es un agente de cambio o amenaza. Como se ha dicho anteriormente, el origen de Populus x canadensis es la hibridación espontánea al poner en contacto a Populus nigra, euroasiático, y Populus deltoides, americano. Se han realizado cruzamientos controlados entre Populus nigra y Populus x canadiensis, por lo que la introgresión de la especie euroasiática con genes procedentes de plantaciones de híbridos americanos que estén cultivados en su proximidad es factible. Con respecto a la amenaza a la diversidad biológica nativa por su comportamiento invasor, en ocasiones se estable una competencia por el espacio entre los chopos híbridos y ciertas especies de ribera espontáneas. Los hábitats ripícolas son extensos longitudinalmente, pero estrechos, limitados a una banda influenciada por la humedad del cauce. Por ello, el espacio disponible para los vegetales ripícolas es limitado, más que en otras formaciones forestales. Cualquier ocupación de ese espacio puede conllevar la expulsión de otra especie, sobre todo si es menos agresiva o posee menor capacidad de colonización. Este caso se está produciendo en algunas alisedas norteñas, donde la falsa acacia (Robinia pseudoacacia) entra en competencia con los alisos, y no existe duda alguna en calificar a la especie como exótica invasora. Sin embargo, en los cauces mediterráneos, donde Populus x canadensis puede ocupar el espacio ripario, no se llega a dar el paso de considerarlo invasor, decisión que sin duda tendría graves consecuencias económicas. La presencia de chopos híbridos en un bosque de ribera no siempre es motivo de amenaza; en ocasiones conviven con el resto de especies propias del cortejo florístico de las riberas, sin tener un papel preponderante. No obstante, en otras ocasiones sí se detectan bosques riparios donde la especie principal es el chopo híbrido, naturalizado, acompañado de otras especies propias del sotobosque o acompañantes. En estos casos, lo más frecuente es que la especie desplazada haya sido el álamo blanco (Populus alba). Es habitual en la España mediterránea encontrar cauces donde la composición florística apunta a una alameda, pero en la que el álamo es muy secundario, o inexistente, mientras que abunda el chopo híbrido. Tampoco es raro que en riberas con bandas amplias de chopo híbrido resulte más raro encontrar fresnedas riparias. En consecuencia, aunque afirmar que es un agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa de forma rotunda parece aventurado, sí es cierto que, al menos localmente, puede competir o desplazar a ciertas especies riparias espontáneas y, en cualquier caso, su presencia implica una pérdida de naturalidad en la vegetación de ribera.

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¿REY O VILLANO? uando una especie exótica actúa como invasora, pudiendo generar problemas ecológicos, y carece de interés económico, es indudable la necesidad de prohibir su empleo y de acometer trabajos de erradicación. Sin embargo, cuando existe una actividad económica asociada a ella, las medidas deseables para la protección del medio natural implicarán daños socioeconómicos, lo que exige una evaluación precisa de magnitud de los impactos ecológicos asociados a su permanencia y de las repercusiones económicas de su prohibición. El Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula el listado y catálogo español de especies exóticas invasoras, es muy rotundo en su artículo 8: 1. La inclusión de una especie en el Catálogo y Listado y de acuerdo al artículo 52.2 de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, conlleva la prohibición de su introducción en el medio natural en todo el territorio nacional y en las zonas marinas bajo soberanía o jurisdicción española. De esta prohibición se exceptúan, previo control administrativo de la comunidad autónoma, en su caso, las especies del Listado introducidas en recintos vinculados a actividades humanas y aislados del medio natural. 2. La inclusión de una especie en el Catálogo, de acuerdo al artículo 61.3 de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, conlleva la prohibición genérica de su posesión, transporte, tráfico y comercio de ejemplares vivos o muertos, de sus restos o propágulos, incluyendo el comercio exterior. Esta prohibición podrá quedar sin efecto, previa autorización administrativa, cuando sea necesario por razones de investigación, salud o seguridad de las personas. Por tanto, si se optase por considerar realmente una especie invasora al chopo híbrido, supondría el hundimiento de todo el sector forestal asociado al mismo, lo que resulta inasumible. Pero la no inclusión implica obviar la problemática derivada de la cada vez mayor expansión de los chopos híbridos en las riberas españolas. Una primera reflexión que puede hacerse sobre el listado y catálogo español de especies exóticas invasoras es que resulta demasiado inflexible, lo que obliga a tomar decisiones drásticas sobre las especies: o se incluyen, y son estigmatizadas, o no se incluyen, y son bendecidas. Parece echarse en falta un mecanismo más flexible, sobre todo para las especies conflictivas, aquellas que pudiendo ser invasoras son también soporte económico en ciertas regiones, o incluso a nivel nacional. También se observa una excesiva simplificación biogeográfica, pues en general se consideran Canarias, Baleares y Península, salvo algunos casos concretos donde se particulariza más. Es una realidad que los problemas de invasiones de Robinia pseudoacacia o Cortaderia selloana se están produciendo en el norte peninsular, mientras que Nicotiana glauca no representa allí un problema apreciable, siendo invasora en el sur y en Canarias. Fuera de casos concretos, es evidente que, además de la especie, el potencial de invasión está determinado por las características ecológicas de la zona concreta, y que bajo ciertas condiciones la posibilidad de invasión o de proliferación es muy escasa. En tercer lugar, la inclusión o exclusión de una especie en el listado y catálogo se basa en estudios previos, pero no admite un análisis de riesgo caso por caso. Si la especie

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Populus x canadensis en las riberas del río Eresma, en Segovia (izquierda) y del río Tirón, en Burgos (derecha)

Chopera siguiendo el río Zadorra (Álava)

Chopos híbridos en una sauceda de la ribera del río Esla (León)

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Chopos híbridos en un humedal del Canal de Castilla (Palencia)

Chopos híbridos como única vegetación riparia en el río Oca (Burgos)

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está excluida, se podrá autorizar su empleo, aunque implique riesgos, como ocurre con el chopo híbrido. Por el contrario, si está excluida no existe la posibilidad de estudiar los riesgos reales, ya que la prohibición es tajante. Sería incomprensible que la evaluación de impacto ambiental se rigiese por un catálogo de proyectos prohibidos, entendiendo que los restantes están admitidos. En lugar de ello, existe una relación de proyectos potencialmente impactantes, en los que se deberán estudiar las afecciones para decidir su viabilidad ambiental. De igual manera, la normativa sobre especies exóticas invasoras podría establecer algún tipo de evaluación caso por caso, al menos para ciertas especies. No se trata de suavizar el actual catálogo, sino de racionalizarlo, ya que a las prohibiciones totales de ciertas especies se suman carencias notables, como los chopos híbridos analizados en este artículo, la caña (Arundo donax) en la Península y Baleares (solo figura en Canarias, pese a ser una de las especies invasoras más agresivas del mundo), o el olmo de Siberia (Ulmus pumila), en plena expansión. Parece que, de forma análoga a los catálogos de especies amenazadas, sería recomendable establecer una serie de categorías y de limitaciones o condiciones. Es evidente que existe un primer grupo de especies exóticas invasoras muy agresivas que deben prohibirse y erradicarse. Pero incluso entre las especies más agresivas, hay veces que es preciso puntualizar. No puede discutirse el potencial invasor de los cangrejos de río Procambarus clarkii y Pacifastacus leniusculus, por lo que su introducción debe evitarse. Pero también es bien cierto que en algunos cauces su proliferación ha traído de la mano la recuperación de las poblaciones de nutria, que ha basado en ellos su alimentación. Un programa de erradicación debería, cuanto menos, evaluarse con cuidado. También los cañaverales de Arundo donax, pese a ser invasores y desplazar a otras especies, pueden albergar importantes poblaciones de aves, e incluso protegerse por ello. Existe otro grupo de especies con problemáticas regionales y comunitarias, donde sería preciso un análisis de riesgobeneficio. Un caso claro es Robinia pseudoacacia, invasora en algunas regiones, pero con interés para la producción de biomasa, e incluso sometida a legislación comunitaria la producción y comercialización de sus materiales forestales de reproducción (Directiva 1999/105/CE del Consejo), lo que imposibilita la prohibición de estos materiales, ya que esta ha de hacerse siguiendo un procedimiento comunitario que obliga a ir caso por caso, es decir, solo autorizar determinados orígenes en determinadas zonas siempre y cuando medien ensayos que lo avalen. También es posible encontrar especies de problemática poco importante, pero escaso interés económico, donde la prohibición como medida preventiva parece razonable, aunque podrían existir excepciones justificadas. Un último grupo de especies serían aquellas de elevado interés económico y con potencial invasor (o invasoras), como los chopos híbridos. En estos casos, y dadas las repercusiones socioeconómicas, la prohibición solo deberían plantearse en casos de riesgo. Por ejemplo, no parece lo más adecuado realizar plantaciones de chopo híbrido junto a riberas con elevada naturalidad. Además, se podrían acometer

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labores de erradicación en riberas donde la especie no tiene valor comercial alguno. El establecimiento de categorías debería llevar implícito la definición de criterios objetivos de evaluación del riesgo que eviten la inseguridad jurídica y administrativa para los particulares y la sensación de discrecionalidad en las autorizaciones. CONCLUSIONES os chopos híbridos, y en especial los clones empleados en plantaciones forestales, son un claro ejemplo de la complejidad a la hora de gestionar ciertas especies exóticas invasoras, ya que es tan cierto el riesgo ecológico que presentan como sus ventajas socioeconómicas al ser importante fuente de rentas y empleo en el medio rural. Precisamente esa complejidad es la que hace recomendable establecer mecanismos más flexibles que el actual listado y catálogo español de especies exóticas invasoras, y que ya ha llevado a proponer una primera modificación que, sin embargo, no termina de resolver esas rigideces.

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Consideraciones sobre las especies exóticas invasoras •

No todas las especies exóticas invasoras tienen el mismo riesgo o potencial invasor, variando según su capacidad de expansión y multiplicación. No todos los hábitats o biotopos colonizados por una misma especie exótica invasora tienen el mismo valor ecológico. Mientras que en unos casos la invasión será muy conflictiva, en otros pasará desapercibida. No en todas las regiones una misma especie exótica invasora tiene el mismo riesgo o potencial invasor. Las diferencias en su comportamiento están ligadas a condiciones ecológicas y biogeográficas. Las especies exóticas invasoras pueden ser colonizadoras adventicias o accidentales o proceder de introducciones premeditadas, cultivos agrícolas, plantaciones forestales o jardines, naturalizándose y expandiéndose. Las especies exóticas invasoras pueden tener o no aprovechamiento económico. La utilización y rentabilidad de una especie no está relacionada con su potencial invasor; no por ser más o menos rentable una especie debería variar su consideración como invasora. Algunas especies exóticas invasoras tienen aprovechamientos locales, aunque de escasa importancia económica, como la recogida de higos chumbos o la venta de flores de mimosa. Las especies exóticas invasoras pueden reemplazar a otras espontáneas, causando en general daños ecológicos, pero a la vez que causan daños puede corregir carencias en los ecosistemas y en las cadenas alimenticias, sirviendo de refugio para la fauna, como la caña, o de alimento a especies amenazadas, como los cangrejos de río americanos.

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Conclusiones generales •

En general, es deseable la desaparición de especies exóticas invasoras del medio natural, pero siempre que el beneficio ambiental supere a los daños potenciales. Una misma especie puede causar a la vez daños y beneficios. La eliminación de una especie exótica invasora puede crear un nuevo desequilibrio en el ecosistema. Aunque este se recuperara a medio o largo plazo, e incluso mejorara la situación al eliminarse un elemento invasor, a corto plazo pueden existir daños ambientales o sociales apreciables. No considerar especies invasoras a aquellas de alta rentabilidad puede llevar a futuras invasiones o a problemas ecológicos. Pero, por el contrario, prohibir su empleo puede generar pérdida de rentas y destrucción de empleo y afectar al desarrollo rural.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS BAONZA, M.V. & A. GUTIÉRREZ (2002). Rendimiento y calidades de chapa en clones de chopo a diferentes alturas del fuste. Invest. Agr.: Sist. Recur. For. 11 (2). COTTRELL, J.E., V. KRYSTUFEK, H.E. TABBENER, A.D. MILNER, T. CONNOLLY, L. SING, S. FLUCH, K. BURG, F. LEFÈVRE, P. ACHARD, S. BORDÁCS, K. GEBHARDT, B. VORNAM, M.J.M. SMULDERS, A.H. VANDEN BROECK, J. VAN SLYCKEN, V. STORME, W. BOERJAN, S. CASTIGLIONE, T. FOSSATI, N. ALBA, D. AGÚNDEZ, C. MAESTRO, E. NOTIVOL, J. BOVENSCHEN, B.C. VAN DAM (2005). Postglacial migration of Populus nigra L.: lessons learnt from chloroplast DNA. Forest Ecology and Management 219 (2005) 293–312 JALAS, J. & J. SUOMINEN (1976, eds.). Atlas Florae Europaeae. Distribution of Vascular Plants in Europe. 3. Salicaceae to Balanophoraceae. Societas Biologica Fennica Vanamo. Helsinki.

Recomendaciones •

Es preciso un tratamiento diferenciado para las especies exóticas invasoras en función de su agresividad, ubicación geográfica, interés económico y social o interés ambiental. Deberían establecerse varias categorías según las características de las especies y su problemática. Es razonable una prohibición total del empleo de especies conflictivas y sin interés económico. Sin embargo, la erradicación no es una solución en todos los casos; es precisa una evaluación detallada en cada caso, un análisis coste-beneficio y una evaluación de los posibles impactos ambientales. En el caso de especies con interés económico, deberían someterse a un régimen de autorización, de acuerdo con el riesgo real que puedan suponer. En el caso concreto del chopo híbrido, podría limitarse su empleo en zonas que linden con bosques de ribera de elevada naturalidad, mientras que no tendrían especiales problemas en zonas agrícolas de vegas, ya ocupadas por cultivos de especies de orígenes diversos.

MAGRAMA (2012). Comisión Nacional del Chopo. Ministerio de Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. http:// www.magrama.gob.es/es/ agricultura/temas/producciones-agricolas/ comision-nacional-del-chopo/default.aspx OBSERVATORIO INDUSTRIAL DEL SECTOR MADERA Y MUEBLE (2010). El cultivo y utilización del chopo en España. Confemadera Observatorio Industrial de la Madera. SIXTO, H., M.J. HERNÁNDEZ, M. BARRIO, J. CARRASCO & I. CAÑELLAS (2007). Plantaciones del género Populus para la producción de biomasa con fines energéticos: revisión. Invest. Agr.: Sist. Recur. For. 16(3), 277-294. SORIANO, C. (1993). Populus L. En S. Castroviejo & al. (eds.) Flora iberica 3: 471-477. CSIC. Madrid VANDEN BROECK, A. (2003). EUFORGEN Technical Guidelines for genetic conservation and use for European black poplar (Populus nigra). International Plant Genetic Resources Institute. Rome.

La plantación de especies exóticas en riberas debería evitarse. Pero la erradicación puede no ser lo más deseable. Entre otros aspectos, pueden influir los paisajísticos (Cuenca).

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ACTUALIDAD

Especies invasoras

Una apuesta por la conservación de la biodiversidad

Nicolás López Técnico en Conservación de Especies Amenazadas, SEO/BirdLife.

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on la entrada en vigor en diciembre de 2011 del Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula el listado y catálogo español de especies exóticas invasoras se produce un importante avance en la legislación medioambiental contra la lucha y la gestión de las especies exóticas invasoras, que actualmente suponen una de las mayores amenazas para la conservación de la biodiversidad, creando una Red de alerta para la vigilancia de especies exóticas invasoras y estableciendo las líneas generales que marcarán las Estrategias de lucha contra las especies exóticas invasoras. A pesar del gran avance logrado, en opinión de SEO/BirdLife, el Real Decreto resulta ser una herramienta mejorable en muchos aspectos, además de haber suscitado una gran polémica. Se ha paralizado su aplicación y se pretende aprobar una modificación que excluya de la norma la asesoría del Comité científico de expertos y elimine el Listado de especies exóticas invasoras, que actualmente contiene especies causantes de graves daños medioambientales y socioeconómicos. Además de impactos ambientales, la proliferación de estas especies también ocasiona importantes daños sanitarios y económicos, que se reflejan, por ejemplo, en los costes del control y erradicación de las principales especies vegetales exóticas en España, que en tan solo una década han superado los 50 millones de euros, según estimaciones de la Universidad de Córdoba.

Como ejemplo del impacto socioeconómico que estas invasiones provocan se pueden citar los costes del control del jacinto de agua (Eichhornia crassipes) en la cuenca del Guadiana, que han superado los 21 millones de euros; el coste para el control del mejillón cebra (Dreissena polymorpha) en el Bajo Ebro, que es valorado en 2 millones de euros anuales por la Confederación Hidrográfica del Ebro; o los costes sociosanitarios para controlar, erradicar y paliar los efectos del mosquito tigre (Aedes albopictus) en Cataluña, donde la Generalitat destina anualmente cientos de miles de euros. Al impacto socioeconómico hay que añadir el grave daño medioambiental que provocan. Algunas de las especies de fauna que se encuentran actualmente amenazadas o en regresión por causa de las invasiones biológicas son: el cangrejo de río autóctono (Austropotamobius pallipes), la trucha común (Salmo trutta), el visón europeo (Mustela lutreola), la malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), el turón (Mustela putorius) y los galápagos europeo (Emys orbicularis) y leproso (Mauremys leprosa). Y entre los hábitats que están siendo invadidos destacan los hábitats dunares y litorales en general, los humedales y los hábitats riparios. En este tipo de ecosistemas, la flora característica va siendo desplazada y se pierden por tanto la estructura, las funciones y la composición que caracteriza a cada tipo de hábitat en particular; por ejemplo, en la provincia de Tarragona, el 20 % de las especies vegetales presentes en la actualidad son alóctonas.

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De manera que se trata de un problema global de primer nivel, de muy difícil resolución en muchos casos, siendo de especial gravedad en los ecosistemas insulares y en los hábitats ligados al medio acuático, donde su impacto en muchas ocasiones se hace irreversible si no se actúa a tiempo. Tal y como muestran las investigaciones científicas realizadas durante las últimas décadas, y como recoge esta norma legal, “Las especies exóticas invasoras constituyen una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo, circunstancia que se agrava en hábitats y ecosistemas especialmente vulnerables como son las islas”. En este sentido, diversos convenios internacionales han determinado que las especies exóticas invasoras constituyen una de las mayores amenazas globales para la conservación de la diversidad biológica y que es necesario actuar para hacer frente a esta amenaza. Entre ellos destaca el Convenio de Diversidad Biológica1, ratificado por España, cuyo Plan Estratégico para 2011-2020 incluye la meta n.o 9, que establece que: “Para 2020, se habrán identificado y priorizado las especies exóticas invasoras y vías de introducción, se habrán controlado o erradicado las especies prioritarias y se habrán establecido medidas para gestionar las vías de introducción a fin de evitar su introducción y establecimiento”2. Por otro lado, el grupo de expertos sobre invasiones biológicas de de la UICN (ISSG: Invasive Species Specialist Group) ha elaborado una base de datos de especies invasoras destacando su impacto negativo sobre la biodiversidad. Además, estos expertos internacionales publicaron una lista con las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo3, donde figuran la trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss) y la perca americana o black-bass (Micropterus salmoides), cuya inclusión en el Listado y Catálogo español de especies exóticas invasoras ha suscitado una gran polémica y la solicitud, por parte de algunos colectivos, de la exclusión de estas especies. La Unión Europea también ha contemplado este problema en su Estrategia de Biodiversidad para 2020, y en su objetivo n.o 5 especifica: “Determinar y jerarquizar por orden de prioridad, no más tarde de 2020, las especies exóticas invasoras

y sus vías de penetración, controlar o erradicar las especies prioritarias y gestionar las vías de penetración para impedir la irrupción y establecimiento de nuevas especies”. Para poder cumplir este objetivo, la Comisión Europea está trabajando en la redacción de un instrumento legal que será de obligado cumplimiento para todos los Estados miembros. En España, el Real Decreto 1628/2011 es, por el momento, la herramienta legal más específica para tratar de dar solución a los problemas socioeconómicos y medioambientales ocasionados por las especies invasoras. Esta norma legal, de ámbito nacional, desarrolla las disposiciones sobre especies exóticas de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, donde en su artículo 52.2 establece que las administraciones públicas competentes prohibirán la introducción de especies, subespecies o razas geográficas alóctonas cuando estas sean susceptibles de competir con las especies silvestres autóctonas, alterar su pureza genética o los equilibrios ecológicos. Además, en el artículo 61.1 se crea el citado Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. En el Catálogo se incluyen las especies exóticas para las que exista información científica y técnica que indique que constituyen una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, la agronomía o para los recursos económicos asociados al uso del patrimonio natural. Mientras que en el Listado se incluyen las especies exóticas susceptibles de convertirse en una amenaza grave por competir con las especies silvestres autóctonas, alterar su pureza genética o los equilibrios ecológicos, además de aquellas especies exóticas con potencial invasor, en especial las que han demostrado ese carácter en otros países o regiones, con el fin de proponer, llegado el caso, su inclusión en el Catálogo. La inclusión de una especie en el Catálogo o en el Listado lleva consigo la prohibición de su introducción en el medio natural, y además, en el caso de una especie incluida en el Catálogo, conlleva la prohibición genérica de su posesión, transporte, tráfico y comercio de ejemplares vivos o muertos, de sus restos o propágulos, incluyendo el comercio exterior.

Oxiura jamaicensis

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Por otra parte, queda en manos de las administraciones autonómicas adoptar las medidas de gestión, control y posible erradicación de las especies incluidas en el Catálogo y el Listado, marcando la prioridad en función del grado de amenaza y la dificultad de erradicación. También se crea la Red de Alerta para la vigilancia de especies exóticas invasoras, con el fin de facilitar la coordinación y la comunicación entre las administraciones competentes, tanto central como autonómicas, en materia de invasiones biológicas y sus efectos. Y por último, se establecen las líneas generales sobre las Estrategias de lucha contra las especies exóticas invasoras, en las que el Ministerio y las comunidades autónomas elaborarán las estrategias de gestión, control y posible erradicación de las especies exóticas invasoras incluidas en el Catálogo. Se trata, por tanto, de una norma legal muy necesaria, pero que en determinados aspectos es mejorable y requiere una puesta en marcha urgente. No obstante, cuando todavía no ha sido posible su correcta implantación sobre el terreno, a pesar de haber entrado en vigor hace meses, ya ha sido objeto de un encendido debate por parte de diversos sectores implicados. Y es el mismo Ministerio, esta vez con otro nombre, el que ha informado de la redacción de un borrador con profundas y cruciales modificaciones sobre el texto anteriormente aprobado. Un avance sustancial pero mejorable n opinión de SEO/BirdLife se ha avanzado mucho para solucionar este grave problema, pero existen aspectos mejorables o errores solventables para mejorar este Real Decreto y facilitar su implantación: - No se han incluido en el Catálogo un buen número de especies exóticas ya establecidas, cuyo potencial invasor ha sido comprobado y que ya han causado daños importantes, como por ejemplo, las especies de codornices o perdices alóctonas procedentes de granjas cinegéticas, que compiten con las autóctonas y pueden hibridarse con estas. Otros casos flagrantes son los de la trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss) y el arruí (Ammotragus lervia), incluidos en el Listado pero no en el Catálogo. - Con respecto a los vegetales, son muchas más las especies que no se han incluido ni en el Listado ni en el Catálogo, ya que de acuerdo con los trabajos encargados por el propio Ministerio de Medio Ambiente en 2004 (ELORZA & AL., 20044), en el territorio español se pueden encontrar, al menos, 937 táxones de plantas vasculares alóctonas invasoras, 123 de las cuales son especies peligrosas para los ecosistemas naturales y producen pérdidas económicas comprobadas. Pues bien, muchas de estas especies no están incluidas ni en el Catálogo de invasoras ni en el Listado de las potencialmente invasoras, o bien están incluidas en el Listado pero no en el Catálogo. El Real Decreto incluye 114 táxones vegetales exóticos con potencial invasor y 50 para el Catálogo. A modo de ejemplo, se pueden citar algunas especies que afectan a espacios protegidos de indudable valor ecológico, algunos de los cuales cuentan incluso con programas de erradicación locales para algunas especies no incluidas en el Catálogo, como son los casos de Tradescantia fluminensis en Garajonay, Gomphocarpus fruticosus en Doñana y Nico-

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tiana glauca en Timanfaya y Doñana. Las dos últimas no están incluidas en el Catálogo (aunque sí en el Listado), y la primera se ha incluido en el Catálogo pero excluye Canarias en su ámbito de aplicación. - Un gran número de especies propias del territorio peninsular o de otros territorios y que son invasoras en Canarias no se han tenido en cuenta para el ámbito de aplicación de las islas. Las islas, especialmente las del archipiélago canario, han sido las menos beneficiadas por esta norma legal, ya que dada su extrema fragilidad y clima benigno son territorios muy susceptibles de sufrir invasiones biológicas. Y es precisamente en estos territorios donde se hecha en falta la creación de una Red de Alerta Temprana de especies exóticas invasoras que funcionara en coordinación con la Red de Alerta para la vigilancia de especies exóticas invasoras, detectando la invasiones en su inicio para así evitar problemas posteriores. Esta Red debería estar en contacto con los organismos internacionales, especialmente de países limítrofes, encargados de las estrategias de erradicación de invasiones biológicas. Una detección precoz y la posterior erradicación de especies cuyo potencial invasor ya es conocido en otros lugares del planeta puede ahorrar muchos medios humanos y económicos. - Por otra parte, algunas disposiciones de la norma entran en contradicción con la Ley 42/2007, ya que no se prohíbe de manera expresa el aprovechamiento de las especies invasoras a erradicar, como ocurre con algunas especies cinegéticas alóctonas, como el faisán (Phasianus colchicus) y el arruí, entre otras. También resulta una contradicción el caso del visón americano (Neovison vison) o los cangrejos de río exóticos (Procambarus clarkii, Pacifastacus leniusculus, etc.), que aunque si están incluidos en el Catálogo, y habiéndose comprobado los graves efectos negativos que han causado sobre los ecosistemas y la biodiversidad, se realiza una excepción para que resulten legales las explotaciones de cría, la tenencia, el transporte y el comercio de estos animales. Los graves daños que se ha comprobado que producen no justifican estas excepciones. Futuras modificaciones or el momento, el Real Decreto 1628/2011 en vigor no parece que se esté aplicando, ya que se cierne sobre su ejecutividad el debate de su modificación y diversos recursos interpuestos por algunas comunidades autónomas. El borrador de Real Decreto modificado ya está encima de la mesa y, esta vez, las opiniones de los científicos que asesoran al Ministerio parece que no cuentan. Ante la posibilidad de modificación de este Real Decreto, el Comité Científico de SEO/BirdLife redactó un manifiesto, suscrito por un amplio grupo de más de 100 destacados investigadores y por importantes sociedades científicas de nuestro país5, para expresar al Ministerio la importancia que tiene la lucha contra las especies exóticas invasoras y la necesidad de mantener, e incluso reforzar, el Real Decreto. Además, SEO/BirdLife presentó alegaciones oficiales a la modificación de distintos puntos de la norma ante el Presidente del Consejo Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad. Las profundas modificaciones que se pretenden aprobar dejarían este instrumento legal sin las herramientas necesa-

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rias para dotarlo de efectividad y rigor. Entre los cambios más preocupantes destacan: - Exclusión del Comité Científico de expertos del proceso de inclusión o exclusión de especies: para que el procedimiento de inclusión o exclusión de especies se lleve a cabo con el máximo rigor científico es necesario consultar con un Comité científico de expertos. Sin una memoria técnica y científica que lo justifique no puede eliminarse ninguna especie ni del Catálogo ni del Listado. Tampoco es aceptable eliminar especies sin consultar previamente al Comité científico previsto en el artículo 7 del Real Decreto 139/2011. La lucha para frenar la expansión de las especies exóticas invasoras debe llevarse a cabo atendiendo a criterios técnicos y científicos. - Eliminación del Listado de especies exóticas invasoras: el citado borrador pretende que desaparezca de la norma, pero las especies que se encuentran en el Listado son especies de reconocido potencial invasor y que suponen una amenaza grave demostrable, por lo que, al menos, debiera prohibirse para estas especies el comercio y el transporte con el objeto de evitar futuros y costosísimos programas de erradicación de las mismas. En lugar de eliminar este Listado, sería urgente identificar cuanto antes el potencial invasor y los efectos causados por las especies de esta lista para valorar su posible inclusión en el Catálogo, y así tomar medidas para evitar daños ambientales.

Ante la posibilidad de que se publique una modificación del Real Decreto de especies exóticas invasoras y se pudiera restar efectividad a la aplicación de este instrumento legal, particularmente en relación al Listado de especies con potencial invasor, SEO/BirdLife, al igual que numerosas instituciones científicas y expertos, considera imprescindible su mantenimiento en el estado actual, así como que se hagan todos los esfuerzos necesarios para la correcta aplicación y cumplimiento de esta norma como herramienta fundamental para hacer frente a una de las mayores amenazas para la conservación de la biodiversidad. Además, debe constituir una prioridad para las diferentes administraciones públicas y entidades responsables y comprometidas con el medioambiente.

1. http://www.cbd.int/invasive 2. http://www.cbd.int/doc/strategic-plan/2011-2020/Aichi-Targets-es.pdf 3. http://www.issg.org/worst100_species.html 4. SANZ ELORZA M., E.D. DANA SÁNCHEZ & E. SOBRINO VESPERINAS (eds.). 2004. Atlas de las Plantas Alóctonas Invasoras en España. Dirección General para la Biodiversidad. Ministerio de Medio Ambiente. Madrid. 5. Sociedades científicas que suscribieron el manifiesto: Asociación Española de Entomología, Asociación Herpetológica Española, Grupo Especialista en Invasiones Biológicas, Sociedad Española de Biología Evolutiva, Sociedad Española para la Conservación y Estudio de los Mamíferos y Sociedad Ibérica de Ictiología.

Tradescantia fluminensis

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ACTUALIDAD

Especies invasoras

La Federación Española de Pesca y el control de especies invasoras

La Federación Española de Pesca y Casting (FEPyC) no está en contra de una regulación que controle las especies exóticas invasoras y dañinas. Al contrario, creemos necesaria una normativa que evite, primero, y controle, después, la introducción de esas especies.

José Luis Bruna Presidente de la FEPyC

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o que no estamos dispuestos a admitir es que se trate a todas las especies exóticas por igual, ya que no es la misma su capacidad invasora, ni mucho menos su efecto dañino. Para entendernos, no podemos tratar igual al mejillón cebra que a la trucha arco iris o al “black bass”, ya que estas dos últimas especies fueron introducidas legalmente por el órgano estatal competente hace decenas de años, están aclimatadas o naturalizadas y no existe evidencia científica indubitada que demuestre su capacidad invasora. Por el contrario, el mejillón cebra es una especie introducida ilegalmente, que sí tiene demostrada su capacidad invasora y efecto dañino. La FEPyC mantiene una posición cercana a la del Secretario de Estado de Medio Ambiente, Don Federico Ramos de Armas, en las declaraciones que efectuó a Europa Press el pasado día 15 de agosto, pues si realmente queremos ser efectivos en el control y posible erradicación de las especies realmente invasoras y dañinas la normativa tiene que contemplar los siguientes objetivos y realidades: - 1.o.- Acción preventiva, que evite o dificulte el tráfico de especies exóticas invasoras y dañinas, así como aumentar la eficacia de policía que disuada de su suelta incontrolada, mediante sanción, formación pedagógica e información. - 2.o.- Complicidad con los sectores implicados para conseguir el objetivo anterior así como la gestión efectiva de las medidas establecidas por la legislación que se apruebe.

- 3.o.- Clasificación adecuada de las especies de acuerdo con su real y demostrada capacidad dañina al medio. Igual que han hecho otros países de nuestro entorno – Alemania y Reino Unido, por ejemplo-, en donde especies aclimatadas desde hace años han sido consideradas como naturalizadas y no incluidas en el Catálogo. - 4.o.- Clasificación de los ecosistemas acuáticos acorde con la realidad, estableciendo un mínimo de tres tipos: en buen estado, que serían las cabeceras de los ríos y ríos no regulados; en estado ineficiente para su repoblación natural, que serían los tramos situados entre presas o aguas abajo de estas; transformados o artificiales, que serían los pantanos y masas de agua artificiales. Nuestra oposición al R.D. 1628/2011 es principalmente en lo relativo la inclusión en el Catálogo de cuatro especies: trucha arco iris, black bass, hucho y salvelino. En nuestra opinión, el impacto social, económico, cultural y deportivo (el deporte es un derecho especialmente protegido por nuestra Constitución) que supondría mantener esas cuatro especies no sería ni justo, ni equitativo ni asumible por los sectores sociales afectados, mayoritariamente zonas económicas poco desarrolladas, industrias de piscicultura, fabricantes y comerciantes de productos relacionados con la pesca deportiva, etc. El impacto económico podría alcanzar cifras inaceptables para el momento de grave crisis que padece el país: varios centenares de millones de euros según los últimos estu-

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los pescadores deportivos estamos a favor de unos (todos) ecosistemas naturales y en buen estado que garanticen la presencia y reproducción natural de nuestras especies autóctonas, del control de las especies exóticas, así como de la erradicación –si fuera posible- de las que realmente se demuestren invasoras y dañinas. ¡Pero por este orden!

dios, a los que si añadimos las economías de escala que se generan, podría alcanzarse la cifra de mil millones de euros. Afectaría gravísimamente a un deporte tan exitoso e internacionalmente reconocido como la pesca, socialmente transversal, integrador y cohesionado. Por el contrario, es un hecho que la erradicación de estas especies ya adaptadas a nuestros ecosistemas desde hace tantos años resulta imposible, y los escasos perjuicios que pudiera haber ocasionado, después de decenas de años ya deberían haberse amortizado. Por el contrario, no existe evidencia científica alguna que demuestre su capacidad invasora o dañina, y su control está garantizado, como demuestran estudios e informes científicos tanto españoles como internacionales, así como la experiencia adquirida durante decenas de años. Finalmente, estamos totalmente convencidos de que el auténtico enemigo de la biodiversidad en los ecosistemas acuáticos continentales son los pantanos, que transforman espacios naturales en zonas totalmente diferentes, destruyendo los hábitats de las especies autóctonas que existían y favoreciendo la introducción, fortuita o no, pervivencia y expansión de especies exóticas que no podrían existir en ecosistemas naturales. Pero está claro que hoy por hoy eso no tiene remedio, ya que nadie quiere llegar a su casa y no disfrutar de luz, electrodomésticos y demás comodidades que nos aporta la electricidad, ni sería viable dejar sin regadío a tantos y tantos agricultores. Muchos de los partidarios de la línea dura del R.D. de 11 de noviembre del 2011 comparten nuestra opinión sobre los pantanos, e incluso han publicado o impartido conferencias sobre ello. Como ejemplo meramente indicativo reproduzco aquí unas líneas de una de ellas: “Desde una perspectiva ecológica general y considerando solo el medio acuático, la creación de embalses representa una profunda alteración del ecosistema fluvial original, con tres consecuencias ambientales fundamentales: 1) El embalse…se sustituye un tipo de ecosistema por otro distinto: en el medio aéreo sería equivalente, por ejemplo, a la transformación de un bosque por un pastizal. 2) Se genera una barrera que dificulta y en ocasiones impide totalmente la dispersión de los distintos elementos que conforman la biocenosis acuática. 3) Favorece (y en no pocas ocasiones estimula) la diseminación y el establecimiento de organismos foráneos de carácter invasor con influencia negativa sobre la biota autóctona. …Este marco ecológico excepcional (de los ríos mediterráneos) se está alterando significativamente en la actualidad a través de la sistemática regulación de la mayor parte de los cursos de agua que lo recorren. Ello supone

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una irreversible pérdida de biodiversidad.” En conclusión, los pescadores deportivos estamos a favor de unos (todos) ecosistemas naturales y en buen estado que garanticen la presencia y reproducción natural de nuestras especies autóctonas, del control de las especies exóticas, así como de la erradicación –si fuera posible- de las que realmente se demuestren invasoras y dañinas. ¡Pero por este orden! Durante decenas de años hemos demostrado nuestra preocupación por nuestros ecosistemas, por nuestras poblaciones autóctonas. Hemos adoptado medidas y formas de pescar que redujeran y anularan el impacto sobre las poblaciones piscícolas: cupos máximos; épocas de veda; reducción y supresión de señuelos y cebos con impacto negativo; captura y suelta de los peces; creación de zonas de reserva genética de especies piscícolas; estudios científicos que proporcionaran información para la adopción de las mejores prácticas de pesca; congresos y jornadas divulgativas e informativas sobre los ecosistemas acuáticos… Hemos contribuido al desarrollo económico de zonas de nuestro país poco favorecidas, hemos fomentado el turismo, reducido la desertización demográfica de zonas rurales y de montaña, colaborado en el establecimiento y desarrollo de industrias y de pequeñas y medianas empresas generadas por la demanda de este deporte. También hemos colaborado muy activamente en el prestigio y el éxito del deporte español en el mundo. Y vamos a seguir. Hemos generado riqueza, deporte, cohesión e integración social, conocimiento y respeto por el medioambiente…, y alimentamos las arcas de Estado con nuestros impuestos, tasas, precios públicos y demás contribuciones que ayudan a configurar los presupuestos. También creamos miles de puestos de trabajo. Y vamos a seguir Consideramos un error grave de estrategia para la obtención del fin último de preservación de nuestra biodiversidad excluir a la pesca deportiva como aliado de referencia, tal como manifestó la viceministra alemana de Medio Ambiente en el Congreso de Biodiversidad celebrado en Madrid por la U. E. en enero de 2010. Por eso, desde este artículo que nos ha pedido la prestigiosa Revista Foresta, queremos manifestar nuestra posición clara y decidida en favor de nuestros ecosistemas acuáticos y de colaboración con nuestras autoridades en su defensa. Pero si se nos quiere imponer una opinión, por respetable que sea, que conllevaría nuestra práctica desaparición como colectivo, como deporte y como agente económico, ¡AHÍ NO VAMOS A SEGUIR!

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ACTUALIDAD

Especies invasoras

Especies invasoras. La Guardia Civil y su labor al respecto La Ley Orgánica 2/1986, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, otorgaba a la Guardia Civil la competencia policial estatal en cuanto a la protección de la naturaleza y del medioambiente. Entre otras materias, también le asignaba al Cuerpo la responsabilidad sobre persecución del contrabando, en calidad de Resguardo Fiscal del Estado.

José Manuel Vivas Prada. Jefe de la UCOMA Jefatura del SEPRONA

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n relación a esas competencias sobre contrabando, la Guardia Civil ya disponía del Servicio Fiscal, pero era necesario contar con personal especializado para desarrollar las labores policiales de protección ambiental, más allá de lo que los componentes del Cuerpo pudieran llevarlas a cabo de manera generalista. Surge así, en el año 1988, el Servicio de Protección de la Naturaleza, conocido por su acrónimo SEPRONA, referente mundial en tanto en cuanto era la primera unidad policial específica que aunaba en una sola especialidad las labores preventivas, ya practicadas por otros cuerpos policiales, con la misión investigadora, repartida en otros cuerpos entre distintas especialidades. Los 25 años que cumplirá el SEPRONA en 2013 han servido para convertirlo en un modelo para muchas instituciones policiales de todo el mundo, habiendo participado en programas de formación, investigación o cualquier otro tipo de colaboración con Ecuador, Bulgaria, Italia, Guatemala, Panamá, Turquía, Honduras… y así hasta completar una larga lista de Estados de los diferentes continentes. Especial significación alcanza en Portugal el SEPNA, especialidad dentro de la Guardia Nacional Republicana (homóloga de la Guardia Civil), creado prácticamente como reflejo del modelo español. Los campos de actividad en los que se desenvuelve el SEPRONA actualmente cubren un amplio abanico de posibilidades, desde los residuos hasta la protección animal, o desde la preservación de los recursos hídricos a su aportación a la prevención, extinción e inves-

tigación de los incendios forestales. Ello conlleva un alto nivel de exigencia en cuanto a la preparación de sus componentes, obligados a una actualización constante de sus conocimientos y a la entrega diaria en su labor. Una de las funciones que cubre el SEPRONA se concreta en la aplicación del Convenio CITES en España, tomado por las dos vertientes posibles que implica el mismo: la protección de las especies en peligro de extinción y la consideración de objetos de comercio internacional que tienen los especímenes que ampara el Convenio, que constituyen contrabando en el caso de las importaciones ilícitas. Y con ello podemos entroncar con una de las problemáticas vigentes en nuestro país desde hace ya unos años: las especies invasoras, materia tan importante que generó un polémico Real Decreto para regular la situación, el 1628/2011, el cual es fruto no solo de la preocupación de nuestra autoridades, sino reflejo del sentir internacional. Por ello, y aunque no existe un nicho concreto para este campo en la labor diaria del SEPRONA, la Guardia Civil colabora en distintos frentes para evitar el aumento de poblaciones de especies que no solamente es difícil justificar su expansión en nuestro suelo sino que pueden llegar a ser la causa de la desaparición de algunas autóctonas, así como tratar de conseguir su disminución e incluso su erradicación. Uno de los frentes fundamentales en los que la Guardia Civil, a través del SEPRONA y, especialmente, del Servicio Fiscal, colabora en evitar la problemática se concreta en la labor

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Una vez introducido cualquier ejemplar en España, resulta difícil hacer un seguimiento preciso de sus movimientos. Si bien, mientras se hallen en dependencias de depósito o en establecimiento de venta es fácil llevar a cabo las labores de inspección y control, la dificultad es enorme cuando se cumple con el objetivo final de esa actividad comercial: la venta al consumidor particular. de control de importaciones ilegales. La ausencia de control sobre estas partidas genera una comercialización irregular, resultando entonces prácticamente imposible determinar el destino final de los ejemplares introducidos en nuestro territorio. En este nivel de trabajo confluyen otros órganos de ámbito estatal (no olvidemos que esta competencia es de carácter exclusivo para el Gobierno central), como son el Área CITES de la Subdirección General de Inspección, Certificación y Asistencia Técnica del Comercio Exterior (Ministerio de Economía y Competitividad) y la AEAT (Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas). La Autoridad CITES es la competente, entre otros aspectos, para conceder los permisos de importación y exportación de partidas de especies exóticas (entendiendo por tales cualquiera de las que tiene su área natural de distribución fuera de nuestro territorio y están incluidas en los Apéndices del Convenio, del orden de unas 35.000 entre flora y fauna). La AEAT, como responsable directa de evitar el contrabando, constituye la Autoridad Adicional en materia de CITES, siendo la que instruye los expedientes por infracción administrativa cuando se detecta un envío irregular. Podríamos ampliar la lista de autoridades afectadas, pero nos extenderíamos en demasía en el formato de este artículo; por ello no detallaremos otros órganos, como los puntos de inspección veterinaria, los tribunales para los casos de delitos penales, etc. Una vez introducido cualquier ejemplar en España, con independencia de su categoría de legal o ilegal, resulta difícil hacer un seguimiento preciso de sus movimientos y situación concreta. Si bien mientras se hallen en dependencias de depósito o en establecimiento de venta es fácil llevar a cabo las labores de inspección y control de su situación, la dificultad es enorme cuando se cumple con el objetivo final de esa actividad comercial: la venta al consumidor particular. La suelta no controlada de ejemplares, además de incumplir la legislación de protección animal y otras normas, puede generar graves problemas en el equilibrio ecológico de la zona afectada. Como es lógico, en la medida de las posibilidades, en los servicios realizados por las unidades del SEPRONA se colabora con las administraciones, principalmente la autonómica, para tratar de establecer censos de población, control del crecimiento de las mismas y otras funciones relacionadas con la responsabilidad de las autoridades ambientales para evitar los perjuicios ya conocidos. El personal del SEPRONA, consciente de la problemática que puede generar la irresponsabilidad de liberar en el medio natural de ejemplares que pueden ser focos de futuras poblaciones, interviene de dos maneras fundamentales.

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En primer lugar, como no puede ser de otra manera, mediante la prevención y la observación diaria. Como es sabido, la presencia de las patrullas de la Guardia Civil en general y del SEPRONA en particular en el medio natural es constante. Cualquier anomalía, variación o detalle que llame la atención de sus componentes supone el inicio del procedimiento que corresponda: formulación de denuncias por vía administrativa, inicio de las diligencias penales pertinentes o emisión de informe para que la autoridad competente tenga conocimiento del hecho, valore las circunstancias y actúe como corresponda. En las zonas donde existe una problemática concreta, los agentes se muestran especialmente sensibles a la observación y se amplía esta preocupación en los perímetros y espacios circundantes para detectar cuanto antes la posible expansión de la colonia invasora. Cuando se articulan dispositivos específicos para tratar por el procedimiento que se considere más adecuado a esa colonia, el SEPRONA también interviene con diferentes funciones: colaborando en las capturas, organizando el cierre perimetral o en cualquiera otra de las que solicite el órgano responsable. La segunda vía por la que discurre el trabajo de la Guardia Civil se relaciona con la investigación de hechos de diverso calado. Más allá de lo que puede suponer la suelta por parte de particulares de ejemplares aislados que pueden entrañar un riesgo potencial, tal vez reducido por su volumen pero elevado por sus consecuencias (recordemos la piraña del delta del Ebro), encontramos actividades de gran volumen, como puede ser la suelta masiva de especímenes por parte de algún importador ilegal que quiera liberarse de las pruebas incriminatorias ante una inspección inminente por los órganos de control ya citados, o como ya ha ocurrido en algunas ocasiones, la “liberación” a cargo de pretendidos “amantes de los animales” de ejemplares que se hallen en granjas, centros de cría, etc. Los daños que podrían generar en el entorno la proliferación de estas especies obligan a una operación inmediata para capturar al total de los especímenes. El SEPRONA es consciente de que el fracaso en este objetivo afectaría al equilibrio ecológico en la zona, por lo que pone especial empeño en erradicar el problema. En suma, la Guardia Civil, como una más de las instituciones implicadas en la protección de la naturaleza, aporta sus esfuerzos para tratar de evitar la progresión de las especies invasoras y colaborar en la disminución de los efectos que producen las colonias existentes. Para ello, además de con su personal, se sirve de diferentes medios técnicos que abarcan desde el uso de visores, captadores de diversos materiales, embarcaciones y cualquier otro de los recursos con los que cuenta para estos cometidos.

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COLABORACIÓN

TÉCNICA

Percepción social del fuego forestal y su ecología: la necesidad de un cambio de orientación

Jorge Rodríguez López Ingeniero Técnico Forestal y Licenciado en Ciencias Ambientales Área de Defensa Contra Incendios Forestales Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

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La defensa contra los incendios forestales en España ha alcanzado altos niveles de desarrollo, con un elevado nivel técnico y una destacada importancia en los planes de las Administraciones forestales o medioambientales. Igualmente se ha conseguido transmitir con razonable éxito a la sociedad la gravedad del problema y la necesidad de invertir esfuerzos en su solución. Sin embargo, la posibilidad de crecimiento de los operativos de extinción y de las partidas presupuestarias destinadas a incendios en el futuro es algo bastante incierto. Paralelamente se ha producido un olvido del papel que el fuego tiene en el ámbito mediterráneo, pues a pesar de ser un fenómeno conocido y bien estudiado por la ecología forestal, se suele ignorar a la hora de valorar su influencia en la dinámica de los ecosistemas e incorporarlo en los criterios de gestión, procurando por el contrario su exclusión de los montes. Igualmente, la sociedad en general percibe un mensaje distorsionado, en el que el fuego aparece como algo ajeno a la naturaleza y al que hay combatir en todas sus formas.

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Puesto que el fuego prescrito puede tener ciertas ventajas de aplicación sobre otras acciones preventivas tradicionales, su incorporación como una herramienta más puede colaborar a dar un nuevo impulso a la defensa contra incendios forestales y a la conservación de los ecosistemas

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través de un repaso al empleo del fuego forestal a lo largo de la historia, su importancia en los ecosistemas y la percepción social que de él se tiene, este artículo pretende invitar a la reflexión sobre las posibilidades de integrar el fuego, componente indisociable de los ecosistemas mediterráneos, en las acciones de manejo de la vegetación con fines preventivos de incendios y de gestión de hábitat. Puesto que el fuego prescrito puede tener ciertas ventajas de aplicación sobre otras acciones preventivas tradicionales, su incorporación como una herramienta más puede colaborar a dar un nuevo impulso a la defensa contra incendios forestales y a la conservación de los ecosistemas. El fuego forestal en la historia y su percepción social l fuego fue probablemente una de las primeras herramientas que el hombre empleó en su actividad transformadora del medio que lo rodeaba, tratando de adaptar el entorno a sus limitadas capacidades biológicas. Las sociedades de cazadores-recolectores utilizaban el fuego para fomentar el crecimiento de determinadas plantas nutricias o para favorecer a las presas de caza (HARLAN, J.R. 1992), práctica que aún mantenían los nativos americanos en algunas partes del oeste de los Estados Unidos hasta bien entrado el siglo XIX. Con la evolución de los grupos humanos y la conversión de la recolección y caza en agricultura y ganadería, el fuego continuó siendo un aliado del hombre, empleándose para despejar terrenos destinados al cultivo, eliminar residuos vegetales o renovar pastizales. Estos usos básicos en la que fuera primitiva gestión del territorio han acompañado a la humanidad a lo largo de su historia hasta la actualidad, sufriendo pocos cambios en esencia.

Todavía hoy, muchos grupos humanos distribuidos por todo el planeta dependen de esta herramienta para su supervivencia mediante rudimentarias técnicas de cultivo y pastoreo. Es comúnmente aceptado que España, por estar situada en la cuenca mediterránea y ser una de las zonas con más antigua existencia de civilizaciones complejas, debió soportar en sus montes desde hace muchos siglos la presión humana con múltiples propósitos. Existen indicios arqueológicos que sugieren el uso del fuego como herramienta desde épocas prehistóricas, así como referencias en textos griegos y latinos al empleo del fuego en los montes en el área mediterránea, como hace el poeta romano Virgilio en su

obra La Eneida, donde menciona “los fuegos que los pastores prenden en el bosque cuando el viento es apropiado”. Pero sin duda esta presión sobre los montes debió de traducirse en una degradación de las superficies forestadas, lo que hizo necesario prestarles mayor atención. Desde la época visigoda existen referencias en diferentes códigos legales a la persecución de quienes incendiaban los montes (BAUER MANDERSCHEID, E. 1980). Posteriormente, muchos de los fueros y ordenanzas de las villas y ciudades medievales castellanas dedicaban un capítulo a los fuegos, que generalmente se basaban en las antiguas normas visigodas y recogían las penas destinadas a aquellos que incendiasen bos-

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En contra de la percepción generalizada del fuego forestal de alta intensidad y sin control, propio de los incendios de verano, las quemas prescritas pueden tener intensidad controlada y efectos previsibles, lo que permite su uso como herramienta de gestión

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La relación entre ciertas comunidades de herbáceas, el fuego y los grandes herbívoros ha sido estudiada especialmente en algunas partes de África, y para algunos autores, el fuego es en cierta medida responsable de las grandes sabanas africanas que sostienen enormes rebaños de herbívoros

de madera para la construcción naval, y especialmente desde mediados del siglo XIX, con la creación de la Administración forestal moderna en España, se acrecienta el enfrentamiento entre ganadería y monte, una de cuyas facetas es el enfrentamiento entre fuego y monte. Diferentes textos técnicos y de opinión de la época señalan el binomio fuego-pastoreo como una de las principales causas de la ruina de la riqueza forestal (BREÑOSA, R. 1869). Tras lo expuesto hasta aquí, podríamos decir que la percepción del fuego como elemento negativo proviene en origen de élites sociales, sean estas políticas o culturales. Es una realidad constatada que siempre existió un uso del fuego como herramienta tradicional, la cual quedó proscrita al entrar en conflicto con los intereses forestales de grupos con suficiente poder o influencia en la sociedad. Tras la aparición en España de la profesión forestal reglada y la organización de la Administración pública en este sector, entra

en escena un grupo científico-técnico con responsabilidad dentro del Estado, cuya tarea principal fue en un principio velar por la conservación de las masas forestales, especialmente las arboladas. Este hecho lleva a que el conflicto social sobre el fuego forestal se institucionalice definitivamente, con un departamento de la Administración pública que tiene entre sus objetivos la erradicación del fuego en los montes, fuera cual fuera su origen. Desde el último tercio del siglo XX, el desarrollo de los medios de comunicación de masas ha permitido a la Administración hacer llegar este mensaje a toda la sociedad a través

Ismael Muñoz

ques e incluso matorrales (MARTÍNEZ RUIZ, E. 2001) La importancia de estas referencias al fuego forestal en los textos legales del Medievo, que perduraron en la Edad Moderna, nos indica dos cosas: primera, que una parte de la población utilizaba el fuego en el monte para sus propios fines, y segunda, que los efectos de este uso del fuego se enfrentaban con los intereses de otra parte de la sociedad o, al menos, con los de la clase dirigente que dictaba las normas. Fuera de estos códigos, no existen sin embargo muchas menciones históricas al empleo del fuego, como cuáles eran sus objetivos, técnicas, etc., siendo lo más probable que su finalidad principal consistiera en favorecer el aprovechamiento ganadero. La percepción por parte de la sociedad del fuego como algo negativo comienza a fraguarse en estas épocas, al instituirse el principio de perseguir y sancionar a quienes pretendieran mantener su uso ancestral. En los textos históricos más citados se obvia, sin embargo, tanto que el fuego en el monte puede aparecer de forma espontánea como que tradicionalmente ha existido una demanda social de su uso. A partir del siglo XVIII, con la necesidad de asegurar los suministros

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EL FUEGO EN LAS ZONAS DE VEGETACIÓN MEDITERRÁNEA DEL MUNDO (Adaptado de WALTER, H. 1994 y ZUNINO, M. et ZULLINI, A. 2003)

Chaparral California, Estados Unidos

Incendios frecuentes, constituyen un factor natural desde antes de intervenir el hombre. Estadísticas muestran frecuentes incendios por rayo. El fuego no altera la estructura del matorral rebrotador. Si el ciclo de incendios se alarga, entran otras especies, y si se acorta, se produce un retroceso de las leñosas. Recurrencia de incendios larga, 40-60 años.

Fynbos Región de El Cabo, Sudáfrica

Vegetación dominada por especies de las familias de las Proteáceas y las Ericáceas. En este ecosistema, el factor ecológico más importante es el fuego generado por el rayo. El fuego determina las adaptaciones al rebrote de las especies y fructificación en edades tempranas. Recurrencia de incendios corta, 10-20 años.

Mallee Sureste de Australia

Pirofitismo muy extendido entre las especies vegetales. Algunas especies solo se regeneran tras el incendio cuando se abren sus frutos leñosos. Recurrencia de incendios corta, 10-20 años.

Maquis, matorral mediterráneo Cuenca mediterránea

Especies de matorral, frecuentemente acompañadas por especies de Pinus. Las especies de Pinus no se regeneran bajo matorral por la falta de luz, solo tras incendio, lo que explica las estructuras de masa regular que adoptan muchos pinares de forma espontánea. Recurrencia de incendios intermedia. Cuadros 1 (arriba) y 2 (debajo)

CATEGORÍAS DE ECOSISTEMAS EN FUNCIÓN DE SUS RESPUESTAS AL FUEGO (Adaptado de MYERS, R. 2006) Ecosistemas independientes del fuego

Demasiado fríos, húmedos o secos para arder. El fuego tiene un papel muy pequeño o nulo. Ej.: Desiertos, tundra, bosques lluviosos no estacionales, etc.

Ecosistemas dependientes del fuego

Especies con adaptaciones para responder positivamente al fuego. Alguna de las adaptaciones es facilitar la propagación: vegetación inflamable y propensa al fuego. Si el fuego desaparece o se altera su régimen, el ecosistema se transforma. Ej.: Bosque boreal, bosques de muchas especies de Pinus, bosque mediterráneo, muchos matorrales, sabanas, bosques de muchas especies de Eucalyptus, etc.

Ecosistemas sensibles al fuego

No han evolucionado con el fuego como proceso importante y recurrente. Especies carecen de adaptaciones al fuego, estructura y composición dificultan ignición y propagación. Ej.: Bosques latifoliados tropicales, bosques templados con altos grados de humedad, etc.

Ecosistemas influidos por el fuego

Zonas de transición entre ecosistemas dependientes y sensibles al fuego. Pueden ser ecosistemas sensibles que contienen especies con adaptaciones al fuego o ecosistemas que podrían subsistir sin fuego, pero las perturbaciones generadas por este mantienen o crean ciertos hábitats. Ej.: Islas de vegetación sensible en matriz propensa al fuego, como galerías de ribera, etc.

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de campañas publicitarias, muy meritorias en la mayoría de los casos, pero que más allá de la sensibilización sobre el uso responsable del fuego han terminado de fijar en el subconsciente colectivo la idea del fuego como algo ajeno al sistema forestal, que viniendo del exterior lo ataca y destruye, ignorándose la importancia del fuego dentro del sistema y el papel que desempeña en su dinámica. Ecología del fuego forestal a presencia del fuego como un componente más de los ecosistemas no se puede eludir. Su importancia variará en función de las condiciones climáticas y edáficas que determinen las características de la vegetación y su comportamiento frente al fuego. En los ecosistemas mediterráneos, estas condiciones favorecen el peso del fuego como factor ecológico en muchas situaciones. Algunos autores hablan desde hace décadas de los “bioclimas del fuego” mediterráneos, que se corresponderían con el piso bioclimático Termomediterráno y parte del Mesomediterráneo (NAVEH, Z. 1974). Sin necesidad de adentrarnos en profundidades fitoclimáticas, la simple observación de la vegetación en nuestro entorno nos permite constatar estas afirmaciones. Las adaptaciones al fuego de muchas especies mediterráneas son evidencias ante las que no existen argumentos que justifiquen menospreciar al fuego cuando se trata de valorar los factores que intervienen en la dinámica de nuestros ecosistemas forestales. El aislamiento térmico que proporcionan cortezas gruesas, de las que es ejemplo paradigmático el alcornoque; las estrategias reproductivas de varias especies de Pinus ibéricos, ya sean conos serótinos, ya sean edades precoces de fructificación o ambas cosas; el vigoroso rebrote de los Quercus de carácter mediterráneo; la capacidad germinativa de las semillas de Cistus tras elevadas temperaturas; etc.; todos ellos son ejemplos que muestran la influencia del fuego en la evolución de las especies de nuestros montes. Alcanzar estas adaptaciones significa una presencia importante del fuego desde tiempos anteriores a edades históricas, con una influencia en los ecosistemas equiparable al clima o las condiciones edáficas. En el último pe-

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LA PARADOJA DEL FUEGO En un ecosistema propicio para la existencia de incendios forestales, la ausencia de factores naturales o antrópicos que extraigan parte del crecimiento en biomasa vegetal produce una acumulación de esta como carga de combustible favorable a la propagación del fuego. En estas condiciones, el rápido control de todos los fuegos que se produzcan, evitando su propagación por la masa, favorece el proceso de incremento de la carga de combustible, de modo que los fuegos que no se lleguen a controlar pueden alcanzar cada vez mayor intensidad, resultando más difícil su control. Esto da lugar a la siguiente paradoja: Cuanta más eficiencia se alcanza en la extinción de los incendios, más se favorecen los incendios de difícil extinción. Por otra parte, si el ecosistema es propicio para la existencia de incendios forestales, el fuego puede ser un factor que limite el crecimiento en biomasa vegetal, evitando una acumulación de esta como carga de combustible favorable a la propagación del fuego. En estas condiciones, permitir la propagación limitada y prescrita del fuego por la masa dificulta el proceso de incremento de la carga de combustible, de modo que los fuegos no deseados que se produzcan no alcancen gran intensidad y resulte más fácil su control. Esto nos lleva a una segunda formulación de la paradoja: Permitir la presencia del fuego en el monte bajo prescripción dificulta la ocurrencia de incendios de difícil extinción. Cuadro 3

ríodo interglaciar, sucedido entre hace 200.000 y 80.000 años, se estabilizaron la flora y la fauna mediterráneas, en un proceso en el que el fuego junto con la sequía pudieron ser los agentes ambientales dominantes, como indican algunos estudios paleobiológicos (NAVEH, Z. 1974). La influencia del fuego en la evolución de los distintos organismos no se restringe a las especies vegetales. Si en una localidad dada, el

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Número de siniestros originados por rayo por cuadrícula. 1996–2005 Tomado de “Los incendios forestales en España. Decenio 1996–2005”. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Disponible en la web http://www.magrama.gob.es

conjunto de especies dominantes en la vegetación tiende al pirofitismo en mayor o menor grado, tendremos un hábitat pirófilo, en el que también serían de esperar mecanismos de adaptación al fuego entre los grupos de fauna dependientes de la vegetación. La relación entre ciertas comunidades de herbáceas, el fuego y los grandes herbívoros ha sido estudiada especialmente en algunas partes de África, y para algunos autores, el fuego es en cierta medida responsable de las grandes sabanas africanas que sostienen enormes rebaños de herbívoros. Este hecho no pasó desapercibido a las primeras civilizaciones y todavía hoy es la base de prácticas ganaderas que emplean el fuego para renovar pastizales, como ya se ha comentado. Pero es el de los insectos, entre los que son frecuentes las especies asociadas a un ámbito restringido de plantas hospedantes, el grupo faunístico donde se ha descrito un mayor desarrollo de la pirofilia. En diferentes comunidades vegetales, que incluyen bosques boreales de Eurasia y Norteamérica, pinares del sureste de los Estados Unidos y diferentes ubicaciones de ambiente mediterráneo, como Francia o California, se han identificado especies de insectos pirófilos capaces de detectar incendios a través del humo o la temperatura incluso a kilómetros para desplazarse en masa hacia ellos por resultar lugares propicios para su

reproducción (DAJOZ, R. 1999). En los Estados Unidos, los coleópteros bupréstidos del género Melanophila reciben el nombre popular de “smoke beetles” (escarabajos del humo) debido a su atracción por el humo. Tales adaptaciones no serían explicables si el fuego fuera un hecho ocasional, que sucede de forma esporádica y sin un patrón de recurrencia en el tiempo. Por el contrario, en determinados ecosistemas el fuego debe de haber sido un agente con acción persistente, cuya profunda influencia ha conducido a elevados grados de especialización en diversos organismos, especialmente algunos vegetales. Sin embargo, a pesar de tener un importante papel en la diversificación de las comunidades vegetales en diferentes regiones de todo el planeta, el fuego ha sido un factor ecológico infravalorado durante mucho tiempo (DAJOZ, R. 2001), probablemente por dos causas principales esbozadas en líneas anteriores al hablar del fuego en la historia. Por un lado, el fuego ha sido demasiado a menudo identificado con causas estrictamente humanas, lo que ha hecho que se sustraiga habitualmente de muchos estudios ecológicos. Por otro, la percepción social dominante sobre el fuego forestal es la de sus efectos destructores a corto plazo, y por tanto, llena de connotaciones negativas. Esta última cuestión hace que al fuego se lo tenga en una consideración diferente a

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Por su parte, en la España atlántica (región eurosiberiana), buena parte de los ecosistemas pueden clasificarse como sensibles al fuego. Las especies dominantes en los bosques de frondosas de esta región carecen de adaptaciones al fuego y sus características no favorecen la propagación la de otros factores ecológicos, a los que se puede asociar un carácter “bondadoso” o “positivo”. En este grupo se incluirían el clima y el suelo, a los que se atribuye la capacidad de construcción y mantenimiento del paisaje a largo plazo. Por contra, el fuego se puede asociar en el pensamiento a conceptos tales como “maléfico” o “negativo”, ya que destruye y transforma radicalmente el paisaje a corto plazo. Olvidamos entonces que los ecosistemas se componen de una serie de procesos dinámicos, en los que el concepto de vegetación clímax, estable y permanente es muy discutible y no deja de ser una abstracción humana, una simplificación necesaria para sistematizar y tratar de comprender la complejidad de la naturaleza. Las perturbaciones recurrentes, como las que introduce el fuego, son responsables de ciclos de renovación de las comunidades vegetales. La dispersión en el espacio de estas perturbaciones permite la coincidencia en el tiempo y en un determinado ámbito territorial de variedad de estructuras y, por tanto, de variedad de hábitat. Esta variedad es la base de la diversidad biológica, de la cual las distintas zonas de vegetación mediterránea del planeta constituyen algunos de los llamados puntos calientes. Heinrich Walter, un clásico de la ecología vegetal, reconoció la importancia del fuego como factor ecológico en las zonas de vegetación esclerófila con lluvias invernales, las que comúnmente llamamos vegetación mediterránea, lo que aparece resumido en el cuadro 1. Además de las cuatro zonas de vegetación mediterránea mencionadas en el cuadro 1, existe una quinta en el centro de Chile. Esta zona es la única en la que el fuego no ha condicionado la evolución de la vegetación y prácticamente no ocurren incendios en ella. Con respecto a este hecho, se debe destacar que hay identificada una correlación directa entre frecuencia de

incendios y riqueza de especies en las cinco regiones de vegetación mediterránea. La máxima diversidad de especies se encuentra en las regiones con mayor frecuencia de incendios (Suráfrica y Australia) y es mínima en la de menor frecuencia (Chile). Este hecho se justifica por ser el fuego la perturbación que al aparecer en el ecosistema da lugar a diferentes estructuras de vegetación o, lo que es lo mismo, a diversidad de hábitats y, por tanto, a mayor biodiversidad (ZUNINO, M. et ZULLINI, A. 2003). Más recientemente, otros autores han identificado varias categorías amplias de respuestas de la vegetación al fuego, las cuales no se restringen al ámbito mediterráneo, como puede verse en el cuadro 2. Evidentemente, estas categorías no son muy precisas y existen muchos ecosistemas en los que el papel del fuego no está claramente definido. Sin embargo, son una buena aproximación a grandes grupos para establecer un primer diagnóstico. La mayor parte de los ecosistemas forestales de la España mediterránea podrían clasificarse como dependientes del fuego. Son inflamables y dominados en su mayoría por especies con distintas adaptaciones de pirofitismo pasivo o activo. Cuando el régimen de fuegos se altera, ampliándose el período de rotación, se produce un crecimiento de la biomasa, que en ausencia de otras perturbaciones lleva a la senectud del estrato dominado y de las partes bajas de los individuos del estrato dominante, y en definitiva, al incremento de la carga de combustible propensa al incendio de alta intensidad y difícil control. Este proceso es el que sustenta la conocida como “paradoja del fuego” o “paradoja de la extinción”. Al contrario, si la recurrencia en el tiempo de los incendios se incrementa, el ecosistema se transforma, pasando a ser dominado por las especies con mayores adaptaciones al pirofitismo activo, que se regeneran

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continuamente tras cada nuevo incendio, desplazando a otras especies más sensibles al fuego. Por su parte, en la España atlántica (región eurosiberiana), buena parte de los ecosistemas pueden clasificarse como sensibles al fuego. Las especies dominantes en los bosques de frondosas de esta región carecen de adaptaciones al fuego y sus características no favorecen la propagación. Cuando el régimen de fuegos se incrementa o se induce por causas antrópicas, las especies son desplazadas por vegetación más propensa al fuego, como matorrales, pinos u otras especies de carácter mediterráneo. Evidentemente, la existencia de una vegetación adaptada al fuego implica la presencia de este de forma prolongada y apreciable en la naturaleza. La causa de ignición natural en España registrada por las estadísticas se debe al rayo. En las dos últimas estadísticas del decenio (1991-2000 y 1996-2005) de incendios forestales publicadas por el MARM, el número de siniestros provocados por rayo ronda el 4 % del total, que producen entre el 5 % y el 10 % de la superficie forestal quemada. Aunque esta proporción pueda parecer pequeña, las cifras estadísticas deben matizarse para comprender mejor cuál puede llegar a ser la influencia del fuego en nuestros ecosistemas. Los porcentajes mencionados suponen entre 7.000 ha y 18.000 ha quemadas al año en España por causas naturales, lo que sin ser una superficie despreciable, sería bastante mayor en ausencia de acciones de extinción, como ocurriría en un proceso natural. Para hacerse una idea de la influencia de la extinción en la extensión potencial de los incendios espontáneos, baste indicar que de los más de 20.000 siniestros anuales que como media se produjeron entre 1996 y 2005, más del 60 % no superó 1 ha de extensión, lo que indica la alta eficacia alcanzada

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por los operativos. Donde los incendios por rayo tienen mayor importancia es en la costa mediterránea y en el este del interior peninsular. Según la división territorial de la estadística de incendios forestales, en las comunidades autónomas mediterráneas la superficie quemada por causa natural supuso entre un 7 % y un 15 % del total quemado en los dos decenios mencionados, mientras que en las comunidades interiores estuvo entre el 12 % y el 24 %. Si redujéramos todavía más la escala territorial de análisis, encontraríamos lugares donde el peso del fuego por causas naturales dentro del total de los incendios es todavía mayor. Algunas provincias del sistema Ibérico y del litoral del Mediterráneo deben entre un cuarto y la mitad de sus incendios al rayo. Con estos datos se pone de manifiesto que las causas de ignición nunca faltarían de modo natural en nuestros montes, siempre que tomemos un período de tiempo suficientemente largo. Aunque según recoge la estadística, las superficies quemadas de forma natural no son muy grandes en comparación con los incendios de origen antrópico, en una escala temporal mayor, cuando se dieran las condiciones meteorológicas favorables para el fuego y sin medios de extinción que se opusieran, se podrían generar grandes incendios que recorrieran superficies de importancia. En los últimos años hemos vivido un ejemplo de estos casos, que pudo darse en el episodio meteorológico sucedido a finales de julio de 2009. Las condiciones meteorológicas favorecieron la formación de tormentas entre los días 20 y 21 en el sistema Ibérico y sierras de la costa mediterránea, a lo que siguió la entrada de una masa de aire cálido por el suroeste peninsular que generó vientos solanos fuertes en el sistema Ibérico y el valle del Ebro entre el 22 y el 25 de julio, registrándose estos días en varios observatorios de la zona algunas efemérides relacionadas con temperaturas elevadas. En esta situación, los vientos desecantes favorecieron la propagación por la vegetación forestal de fuegos de cualquier origen. Entre esos fuegos había un número importante de igniciones latentes generadas por los rayos de las tormentas pasadas. Así pues, entre los días 20 y el 23 se iniciaron doce grandes incendios forestales (mayores de 500 ha) en

La puesta a punto de técnicas de quema prescrita, como herramientas de manejo de combustibles y hábitats en los ecosistemas forestales mediterráneos, es un reto pendiente para la profesión forestal

la franja que va desde el País Vasco a la costa mediterránea aproximadamente paralela al sistema Ibérico y al valle del Ebro. La mitad de estos grandes incendios se generaron de forma natural y permanecieron activos de manera simultánea durante los días siguientes, poniendo a prueba la capacidad tanto de los operativos de extinción autonómicos afectados como los de ámbito nacional. Entre estos seis incendios consumieron unas 12.000 ha forestales y 1.300 ha no forestales en apenas cuatro días, a pesar del gran número de medios de extinción destinados a ellos, lo que da una idea del potencial de la naturaleza para generar en poco tiempo grandes superficies quemadas cuando las condiciones son propicias. Si tenemos en cuenta que la acción de los medios de extinción no se limita a tratar de frenar la propagación cuando el incendio aún no ha sido sometido a control, sino que se prolonga en los días posteriores al control en labores de remate y liquidación, asegurando el perímetro y atendiendo las reproducciones especialmente frecuentes en el caso de los grandes incendios, hay razones para pensar que durante el verano los incendios podrían permanecer activos de forma natural durante muchos días, combinando fases de propagación muy activa con otras más

estables en función de las condiciones meteorológicas. En condiciones naturales, un incendio solo se detendría al encontrarse sin combustible (corrientes y masas de agua, roquedos, dunas...) o bien cuando el grado de humedad del mismo lo hace indisponible para la combustión, ya sea por condiciones meteorológicas o por las características propias de la vegetación. Es erróneo pensar que para generarse grandes superficies quemadas es necesario tener un gran número de incendios. En las condiciones del verano mediterráneo, cuando en amplias regiones las temperaturas mínimas pueden mantenerse próximas a 20 oC durante días, en un territorio cubierto por vegetación espontánea, sin discontinuidades generadas por el hombre, el fuego una vez establecido no encontraría obstáculos para la propagación durante largos períodos, hasta alcanzar riberas, prados húmedos, superficies similares con suficiente entidad o cresterías de montañas; o bien hasta que se produjera un aumento sensible de la humedad relativa o aparecieran precipitaciones. Un número reducido de igniciones, cuando se produjeran en lugares y momentos adecuados, podrían incendiar grandes superficies de forma espontánea. Que el número de incendios debidos al rayo

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del fuego como herramienta de manejo de combustibles y gestión de hábitats, ventajosa en muchos sentidos frente a otras técnicas “tradicionales” usadas con los mismos fines. Para ello, es preciso abandonar las ideas preconcebidas y la percepción que tenemos del fuego, generada durante décadas pasadas en un contexto diferente al actual. Recapitulación: Hacia un cambio de orientación ecapitulando sobre todo lo expuesto hasta ahora e introduciendo algunas ideas más, disponemos de una serie de argumentos en los que basar una propuesta de un cambio de orientación en la percepción del fuego que tenemos los forestales y nuestra relación con él, así como en el mensaje que transmitimos al resto de la sociedad. De forma esquemática, algunos de estos argumentos son los siguientes: -- El fuego es uno de los factores ecológicos con mayor influencia en el ámbito mediterráneo. Los ecosistemas y las especies han desarrollado respuestas y adaptaciones consecuentes con esta influencia. Un monte quemado es una fase dentro del ciclo dinámico del ecosistema. Cuando las condiciones meteorológicas y de combustible son apropiadas, buena parte de la vegetación mediterránea es propensa a arder, produciéndose así la renovación de las comunidades y el mantenimiento de la diversidad de hábitat. -- El hombre ha utilizado el fuego desde antiguo, acelerando en algunas partes el régimen natural de recurrencia de incendios en su provecho, lo que causa la degradación de los ecosistemas sensibles o de aquellos donde la recurrencia es muy elevada. Como respuesta a ello, en el último siglo y medio los forestales han procurado la erradicación del fuego, tanto de origen antrópico como natural, y han transmitido a la sociedad, con notable éxito, el mensaje de la esencia negativa del fuego. -- El cambio en el medio rural sucedido desde el último tercio del siglo XX y el escaso grado de aprovechamiento de la biomasa forestal en todas sus formas que se da en la actualidad favorecen el incremento en extensión y carga de los combustibles forestales. Este proceso,

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La defensa contra incendios forestales ha desarrollado operativos de extinción cada vez más costosos y tecnificados, con un importante componente de medios aéreos

en la estadística actual suponga una pequeña proporción no debe inducirnos a creer que la influencia del fuego por causas naturales tuvo poca importancia en la evolución de nuestra vegetación forestal. Se puede afirmar pues que el fuego de manera natural nunca faltaría en los ecosistemas de la España mediterránea, generando anualmente discontinuidades de vegetación dispersas por el territorio que favorecerían la diversidad de hábitats y la constante regeneración de unos ecosistemas en constante evolución dinámica. Ocasionalmente, cuando las condiciones meteorológicas y de combustible lo favorecieran, estas discontinuidades podrían alcanzar grandes dimensiones, al recorrer el fuego grandes superficies. Seguramente, la célebre ardilla del romano Plinio el Viejo no tuvo más remedio que bajar de los árboles para atravesar más de un raso. En las condiciones descritas, un clima de períodos estivales cálidos y secos ha permitido la existencia de incendios recurrentes durante milenios, repitiéndose con una frecuencia suficiente como para influir en la evolución de las especies vegetales y determinar las respuestas del ecosistema mediterráneo al fuego. Se puede afirmar objetivamente que excluir el fuego del sistema significa excluir uno de los

elementos más influyentes de cuantos lo conforman. Pero en cualquier caso, obviamente no sería razonable abogar por la libre propagación del fuego simplemente por ser un elemento perteneciente al ecosistema e integrado en su dinámica. A través de este artículo se pretende fomentar la reflexión, planteándonos con razones técnicas críticas el sentido de unos operativos de extinción cada vez más caros y tecnificados, con un importante componente de medios aéreos; el sentido de insistir en unas acciones de selvicultura preventiva que por múltiples razones se encuentran limitadas en el espacio y en sus efectos; el sentido de tratar de conservar unos hábitats eliminando al fuego que los condicionó y conformó en su origen; etc. En definitiva, reflexionar sobre el sentido de seguir luchando contra el fuego de la manera en que lo hacemos, con el objetivo de la supresión total, con un ánimo que pretende la victoria absoluta sobre un enemigo que sin embargo, sabemos que siempre va a continuar ahí y al menos periódicamente siempre conseguirá superarnos, empeñando en ello recursos cada vez más limitados y esfuerzos que podrían ser más productivos en otros menesteres. Como alternativa, debemos plantearnos avanzar en el conocimiento de las posibilidades

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Los incendios forestales son percibidos por buena parte de la sociedad como episodios aislados que, sucedan de forma provocada o fortuita, son ajenos a los montes que destruyen, de manera análoga a como una inundación o un terremoto destruye una población

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aspecto económico y, bajo determinadas condiciones, también en el ecológico. -- La extracción súbita de biomasa del monte que supone la ejecución de un tratamiento selvícola preventivo no reproduce ningún proceso que ocurra de forma espontánea en la naturaleza. Por contra, los ecosistemas tienen respuestas al fuego adquiridas durante milenios de evolución. La ciencia y la técnica forestales tienen un reto en ampliar el conocimiento sobre los efectos del fuego y perfeccionar las técnicas de prescripción y ejecución de quemas, de modo que modulando la intensidad de la quema se puedan alcanzar los efectos deseados para cada objetivo. -- Los incendios forestales son percibidos por buena parte de la sociedad como episodios aislados que, sucedan de forma provocada

o fortuita, son ajenos a los montes que destruyen, de manera análoga a como una inundación o un terremoto destruye una población. El tratamiento cada vez más frecuente de los incendios forestales como una cuestión principalmente de protección civil refuerza esta visión, no contribuyendo a la solución del problema, ya que se centra en un aspecto parcial del mismo como es la gestión de la emergencia y subordina todo lo relacionado con la prevención. Hay un amplio desconocimiento del fuego como parte del proceso de evolución de los ecosistemas y de las consecuencias que tiene su exclusión total, la cual obliga a adoptar medidas que emulen en parte sus efectos en la vegetación si no se quieren sufrir incendios de intensidad creciente. -- La percepción dominante del fuego entre los forestales es la que se

Jorge Rodríguez

dentro de la dinámica propia de los ecosistemas mediterráneos dependientes del fuego, se corresponde con la fase previa a la ocurrencia del incendio, que será de mayor intensidad cuanta mayor sea la cantidad de biomasa acumulada disponible para arder. -- La defensa contra incendios forestales ha logrado grandes avances en la eficacia de los dispositivos de extinción, aunque ante determinadas situaciones de grandes incendios o incendios simultáneos todos los operativos pueden verse superados. El control del problema de los incendios forestales por la vía de la extinción no parece que pueda avanzar mucho más en el futuro, salvo a costa de incrementar sus presupuestos de manera ineficiente, pues no parece razonable sobredimensionar los operativos en función del episodio más desfavorable que pudiera suceder en un hipotético futuro. Una vía en la que sí es posible incrementar el esfuerzo esperando resultados positivos es en la prevención a través del manejo del combustible. Mediante el control de la carga y la continuidad del elemento propagador del incendio es posible limitar su intensidad y extensión, de modo que se favorezca la eficiencia de los medios de extinción. -- Los tratamientos selvícolas contra incendios que podríamos denominar tradicionales se basan en la extracción de la vegetación por corte u otros medios mecánicos. Tienen limitaciones técnicas, ecológicas y económicas que impiden aplicarlos en todas las superficies donde sería deseable. Sin embargo, el fuego bajo condiciones cuidadosas de prescripción puede alcanzar lugares donde los tratamientos clásicos tengan limitaciones. Disponemos pues de una herramienta más a emplear en la gestión de combustibles, ampliamente ventajosa en el

La dinámica de la vegetación mediterránea produce acumulaciones de biomasa que favorecen la propagación del fuego y que es preciso controlar mediante tratamientos selvícolas. El fuego prescrito puede ser una alternativa ventajosa desde el punto de vista económico y ecológico

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“Cuando un bosque se quema, algo suyo se quema” o “Todos contra el fuego” son frases que permanecen en la memoria colectiva y demuestran el éxito de las campañas de comunicación sobre incendios forestales Fotografía: www.magrama.es

asocia con los efectos del fuego incontrolado y destructivo de alta intensidad, propio de los incendios de verano. Esta idea se ha remachado a lo largo de décadas de sacrificada lucha contra los incendios por varias generaciones de forestales. Es una asignatura pendiente dar a conocer las posibilidades que puede tener el fuego prescrito cuya intensidad se puede predecir para eliminar selectivamente los combustibles, reduciendo cargas y creando discontinuidades que eviten los incendios de alta intensidad, a la vez que respete los organismos edáficos, los bancos de semillas, etc. -- La política de total eliminación del fuego de los montes tiene una débil base de argumentos técnicos y científicos y se debe más a la persistencia de una larga tradición. Por el contrario, un manejo integral del fuego, introduciéndolo de forma controlada en la dinámica del ecosistema allí donde sea posible, está avalado por el conocimiento científico, que nos demuestra que el fuego es la perturbación que en el ámbito mediterráneo puede mantener estructuras de combustible seguras a la vez que diversidad de hábitats. -- Conservar y restaurar la diversidad de hábitats es un objetivo primordial de la gestión forestal en la actualidad, y la sociedad lo demanda para el futuro. La quema pres-

crita con finalidades ecológicas es una magnífica herramienta para el mantenimiento de algunos hábitats mediterráneos de gran interés que responden positivamente al fuego, como muchos pastizales y matorrales, diferentes hábitats leñosos abiertos y mosaicos de hábitats variados, valiosos para la conservación de muchas especies. Esta práctica, que está extendida por Norteamérica desde hace décadas sobre una amplia variedad de condiciones ecológicas, sería factible en nuestro país donde aún está pendiente su puesta en marcha de forma sistemática. Con estos argumentos se pretende poner de manifiesto la necesidad de un debate técnico y científico que destierre prejuicios generados a lo largo de los años y provea de una herramienta adecuada para hacer frente a los desafíos de los incendios forestales y de la conservación. Pero no deberíamos restringirnos al campo de las ideas y quedarnos solo en el debate. Los forestales, como buenos prácticos que siempre hemos sido, debemos procurar un incremento de las experiencias que pongan a punto técnicas adaptadas a los condicionantes de los distintos ecosistemas y sirvan para validar las oportunidades de empleo del fuego prescrito. Igualmente, con serenidad y rigor debemos mostrar a nuestros responsables las posibilidades de estas

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS - BAUER MANDERSCHEID, E. 1980 “Los montes de España en la historia” Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación. Servicio de publicaciones agrarias y Fundación Conde del Valle de Salazar. Madrid - BREÑOSA, R. 1869 “Noticias sobre los incendios en los pinares de la ciudad y tierra de Soria”, Revista Forestal. Madrid - DAJOZ, R. 1999 “Entomología forestal. Los insectos y el bosque”, Mundi Prensa. Madrid - DAJOZ, R. 2001 “Tratado de ecología”, Mundi Prensa. Madrid - HARLAN, J.R. 1992 “Crops and man” Madison in FERNANDEZ-ARMESTO, F. 2002 “Civilizaciones” Taurus. Madrid - MARTÍNEZ RUIZ, E. 2001 “Manual de quemas controladas” Mundi-Prensa. Madrid - MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE Y MEDIO RURAL Y MARINO. “Estadísticas de incendios forestales en España” http:// www.marm.es/es/biodiversidad/temas/ defensa-contra-incendios-forestales/ estadisticas-de-incendios-forestales/default.aspx - MYERS, R. 2006 “Convivir con el fuego – Manteniendo los ecosistemas y los medios de subsistencia mediante el manejo integral del fuego”. The Nature Conservancy - NAVEH, Z. 1974 “Effects of fire in the Mediterranean region” in “Fires and Ecosystem”, Kozlowski, T. et Alegren, C. Editores. Academic Press Inc. New York - WALTER, H. 1994 “Zonas de vegetación y clima”, Omega. Barcelona - ZUNINO, M. et ZULLINI, A. 2003 “Biogeografía”, Fondo de Cultura Económica. México

técnicas y proponer su aplicación allí donde sean adecuadas. Por último, debe trasladarse a toda la sociedad, con especial hincapié en los medios de comunicación, la comunidad científica y las asociaciones conservacionistas, abandonando cualquier tipo de complejo, el papel del fuego en los ecosistemas y su utilidad para la gestión y la conservación de los mismos, junto a la importancia de continuar evitando y poniendo bajo control todos los fuegos que debido a su alta intensidad o excesiva recurrencia dañan los montes, destruyen los bienes y servicios que de ellos se obtienen y amenazan la seguridad de las poblaciones que viven en su entorno.

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COLABORACIÓN

TÉCNICA

Evolución de la población de procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa Den. & Schiff.) y situación actual en Formentera (2012). Marco legal y actuaciones de control NÚÑEZ VÁZQUEZ, L.1; BARCELÓ TORTELLA, A.1; CLOSA SALINAS, S.1 1Servicio

de Sanidad Forestal de la Conselleria d’Agricultura, Medi Ambient i Territori del Govern de les Illes Balears

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La procesionaria del pino, insecto alóctono e invasor en las islas Baleares, se detectó por primera vez en Formentera en 2007. Desde entonces se han instalado cinco rutas de trampeo cada año, con unas mil trampas de feromona en total, para hacer un seguimiento de las poblaciones de procesionaria en la mencionada isla. En febrero de 2010 se detectaron bolsones por primera vez, 84 en total, y en febrero de 2011 aumentó el número de ellos hasta los 213 en la zona suroeste de la isla. En el verano de 2011 las capturas de adultos de procesionaria de esta zona han constituido el 66 % del total de Formentera, lo que ha motivado la declaración de foco incipiente de plaga para poder realizar, en los próximos meses, las actuaciones adecuadas para minimizar la población en esa área. La declaración, así como la ejecución de medidas de control, requiere todo un marco legal, que se repasa también en este artículo. En el otoño de 2011 se realizó un tratamiento terrestre y una eliminación manual de bolsones en Formentera. n.o 56


En Mallorca y Menorca se declaró en 2003 la existencia de plaga de procesionaria del pino, calificando de utilidad pública las medidas fitosanitarias para su control (BOIB núm. 145, de 21 de octubre de 2003) Introducción y antecedentes n las Islas Baleares la procesionaria del pino es un insecto alóctono e invasor que causa muchos problemas en los ecosistemas forestales de pinar en Mallorca y Menorca. Los pelos urticantes pueden producir alergias y otras complicaciones sanitarias a los humanos y a los animales domésticos. Existe una gran superficie forestal recubierta por Pinus halepensis en las islas Pitiusas1: 25.088 ha de pinar autóctono de pino carrasco en Ibiza y 2.422 ha en Formentera. La distancia entre las dos islas es de apenas 7 km. En Ibiza y Formentera, la población del insecto y su incidencia son escasas todavía si se comparan con otras zonas de España (NÚÑEZ 2008a), de ahí la importancia de su control antes de que el problema se extienda.

E

Marco legal general El artículo 45 de la Constitución Española obliga a la Administración a proteger y mejorar la calidad de la vida y a defender y restaurar el medio ambiente, así como el deber de conservarlo. En relación a la obligación de actuar de las administraciones, la Ley 43/2003, de 21 de noviembre, de Montes, dice en su artículo 52, relativo a la protección del bosque contra agentes nocivos: 1. "Sin perjuicio de lo que establece la Ley 43/2002, de 20 de noviembre, de Sanidad Vegetal, la protección del monte contra los agentes nocivos debe ser de carácter preventivo, por la vía de técnicas silvícolas adecuadas, utilización de agentes biológicos que impidan o frenen el incremento de las poblaciones de agentes nocivos y la aplicación de métodos de lucha integrada. 2. Las comunidades autónomas adoptarán las medidas necesarias de vigilancia, localización y extinción de focos incipientes de plagas, habrán de informar al respecto al órgano

competente de la Administración General del Estado por si se pudiera ver afectada la sanidad general del monte español". En la misma Ley, en el artículo 53, "obligaciones de los titulares de los montes", se establece que: "En cumplimiento de lo que dispone la Ley 43/2002, de 20 de noviembre, de Sanidad Vegetal, los titulares del monte están obligados a comunicar la aparición atípica de agentes nocivos a los órganos competentes de las comunidades autónomas y a ejecutar o facilitar la realización de las acciones obligatorias que estos determinen". La Ley 43/2002, de 20 de noviembre, de Sanidad Vegetal, establece en el artículo 19, "ejecución de medidas fitosanitarias", que: "Las medidas fitosanitarias adoptadas, de entre las contempladas en el artículo 18, habrán de ser ejecutadas por los interesados, y correrán a su cargo los gastos que se originen". En el artículo 55 de la misma Ley, en el apartado m, considera grave: "(...) El incumplimiento de las medidas fitosanitarias establecidas en combatir una plaga, o impedir o dificultar su cumplimiento". Lo que puede suponer una sanción desde 3.001 a 120.000 euros. Pero como estas actuaciones exigen el uso de medios extraordinarios no asumibles por los particulares, podrán ser ejecutadas por la Administración si se declaran de utilidad pública las medidas fitosanitarias y se menciona en su declaración (artículos 15, 18 y 19 La Ley 43/2002 de sanidad vegetal). No obstante, en la Ley 43/2003 de Montes, en su artículo 53, los propietarios deberán facilitar dichas actuaciones. Ibiza fue declarada por la Unión Europea como zona protegida de procesionaria (ZP), Directiva 92/76/CEE (DOUE núm. 305, de 21/10/1992).

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El reglamento 690/2008 de la comisión de 4 de julio (DOUE núm. 193, de 22/07/2008), por el que se reconoce determinadas zonas protegidas en la comunidad expuestos a riesgos sanitarios, que entró en vigor el 23 de julio de 2008, dice que Ibiza no ha de continuar siendo reconocida como zona protegida respecto al organismo procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa). Normativa autonómica Existe una complejidad administrativa particular en las Islas Baleares, con competencias en sanidad forestal del Govern de les Illes Balears en todas las islas y en sanidad vegetal de los Consells Insulars de cada isla. Esta complejidad exige un desarrollo normativo que evite divergencias entre administraciones o que puedan quedar actuaciones sin realizar. En Mallorca y Menorca se declaró en 2003 la existencia de plaga de procesionaria del pino, calificando de utilidad pública las medidas fitosanitarias para su control (BOIB núm. 145, de 21 de octubre de 2003). Con fecha 10 de octubre de 2008, el Conseller de Medi Ambient aprobó el Plan de Control Integral de la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) en las Islas Baleares 2008-2011 –en adelante, Plan 2008-2011-. El Plan 2008-2011 fue sometido a una evaluación ambiental estratégica, informándose favorablemente por la Comisión Balear de Medio Ambiente, en acuerdo de la Comisión permanente del día 26 de septiembre de 2008. En principio se podía entender que legalmente no era necesario hacer evaluación ambiental estratégica para el Plan 2008-2011, ni realizar una declaración de impacto ambiental para cada proyecto. Aun así, se realizó una consulta al órgano ambiental, que decidió someterlos a estos procedimientos, que fueron largos y complejos (BLASCO I., NÚÑEZ L. 2009). Además así se evi-

57


ta la polémica que se crea antes de las ejecuciones de los tratamientos, que a veces los han retrasado, con lo que se garantiza la protección del medio ambiente. En el marco del Plan 2008-2011, cada año se realiza un Proyecto de control y seguimiento de la procesionaria del pino en las Islas Baleares, donde se detallan las actuaciones a llevar a cabo en cada una de las islas mayores. Al final de cada campaña se redacta una memoria de todas las acciones desarrolladas durante todo el año. Después de la eliminación de la protección que la Unión Europea (23 de julio 2008) daba a la isla como zona protegida, en el año 2009 la procesionaria del pino se declaró agente nocivo en las islas de Ibiza y Formentera (BOIB n.o 20, de 7 de febrero de 2009), calificando de utilidad pública los tratamientos fitosanitarios para su control. Con fecha 22 de noviembre de 2010, el Conseller de Medi Ambient i Mobilitat aprobó la realización, con carácter excepcional, de una aplicación aérea contra la procesionaria del pino con Diflubenzurón, no contemplada en el Plan 2008-2011, en una zona del norte de la isla de Ibiza. El propio Plan 2008-2011 (apartado 13.8) preveía la posibilidad de un cambio de producto en caso de que fuera conveniente por cuestiones de efectividad y siempre que se trate de sustancias autorizadas e inscritas en el Registro de productos fitosanitarios del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Así, el 2 de septiembre de 2011, el Conseller d’Agricultura, Medi Ambient i Territori aprobó una modificación puntual del Plan 2008-2011, en la que se autorizaba la utilización, en Ibiza y Formentera, de cualquier producto debidamente registrado. El 18 de octubre de 2011, el Conseller d’Agricultura, Medi Ambient i Territori aprobó la prórroga del Plan 2008-2011 para los años 2012-2016. Al existir un incremento preocupante de la población de procesionaria en Formentera en los años 2010 y 2011, en la prórroga se incluye la posibilidad de realizar tratamientos aéreos y terrestres en esta isla con los mismos productos fitosanitarios que en Ibiza (Bacillus thuringiensis var. kurstaki o Diflubenzurón), aspecto que en el plan inicial y en sus modificaciones posteriores no estaba previsto. (BARCELÓ, A.

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Figura 1: Mapa de localización del foco incipiente en Formentera

Figura 2: Ubicación de las primeras trampas de feromona en Formentera, 2007

2010 y BARCELÓ, A. 2011a). El día 7 de noviembre de 2011 se aprobó la Resolución del Conseller d’Agricultura, Medi Ambient i Territori por la cual se declara un foco incipiente de plaga de procesionaria en Formentera, se localiza dicho foco y se insta a establecer y aplicar las medidas de control que se consideren oportunas; esto es, tratamiento fitosanitario terrestre con cañón pulverizador, localización y destrucción manual de bolsones, empleando para los de difícil acceso disparos de escopeta. Antecedentes en las Pitiusas Desde 1975, cuando se detectó

la procesionaria del pino en la isla de Ibiza, gracias al conjunto de actuaciones realizadas (NÚÑEZ, L. 2008a), se ha podido mantener su población en cantidades reducidas, de manera que no se ha producido una explosión demográfica ni se han manifestado daños significativos en el arbolado. Desde la aparición de la procesionaria en Ibiza, el ICONA se encargó de las actuaciones, hasta el traspaso de las competencias a la comunidad autónoma. Desde entonces, los sucesivos ministerios competentes han seguido colaborando en la aportación de feromonas, apoyo técnico, divulgativo, organización de jornadas técnicas, etc.

n.o 56


Figura 3: Curva de vuelo, 2007

Desde su aparición en Ibiza hasta la fecha se han aplicado métodos de control de todo tipo, intensificándose en los últimos años, (NÚÑEZ, L. 2002), (NÚÑEZ, L. 2003), (NÚÑEZ, L. 2004). Desde 2003 hasta 2007 se llevaron a cabo planes de choque específicos. (BERBIELA, L., NÚÑEZ, L. & J. CASADO 2005). A partir de la aprobación del Plan 2008-2011 se redactaron proyectos anuales de control para evitar que los pinares de la isla fueran conquistados y pudiera llegar a consolidarse una población estable y elevada. Se realizaron informes finales de campaña de cada proyecto anual (RAMONELL, A., 2004), (MANCA, T. 2005), (MANCA, T. 2006). En 2003 se detectó un foco en Cala Mastella, en Ibiza, que fue controlado en años posteriores gracias a tratamientos aéreos, eliminación de bolsones y posterior seguimiento intensivo. En Formentera no se constata la presencia de esta especie hasta 2007, (NÚÑEZ, L. 2007), (NÚÑEZ, L. 2008b),

cuando fue detectada gracias a la colocación de 30 trampas con feromona sexual de nombre comercial Pityolure (Z-13-hexadecen-inil acetato 23,5 %). Se colocaron el día 2 de agosto de 2007 y se realizaron nueve inspecciones visuales entre el 17 de agosto y el 3 de octubre, eliminando los ejemplares de las trampas para evitar confusiones en su conteo posterior. Se capturaron 405 ejemplares adultos, construyéndose la siguiente curva de vuelo. Divulgación En 2002 se realizó el Cuaderno de naturaleza número 13, específico de la procesionaria, en donde ya se explicaba qué actuaciones se tenían que realizar en los planes de choque para erradicar la procesionaria en Ibiza. El planteamiento era integral, con todo tipo de acciones, (NÚÑEZ, L. & A. RAMONELL 2002). Como la población residente en Ibiza es de diversa procedencia, se realizaron folletos divulgativos en inglés, alemán,

catalán y castellano con el objetivo de repartirlos a la población, de manera que pudieran recibirse avisos de vista de orugas. Se ha de mencionar que en la Pitiusas nunca se han defoliado los pinos ni la población había visto orugas. En cuanto a la afección a las abejas, como los tratamientos aéreos en Ibiza coincidieron con años secos, los apicultores adjudicaron la causa de la muerte a estos. Los resultados del estudio realizado después de los tratamientos aéreos efectuados en Ibiza parecen indicar que los problemas registrados en las colmenas en el invierno 2003 se debieron a las malas condiciones climatológicas, una larga sequía que afectó a la vegetación disponible. Las lluvias posteriores, por el contrario, han permitido que la floración se desarrolle normalmente y exista néctar para las abejas, (GÓMEZ PAJUELO, A. 2004). Los resultados indican que, en las condiciones del ensayo, no hay daño en las colmenas del Grupo n.o 1, situado en plena zona de tratamiento, atribuible al tratamiento realizado con FORAY 48 B (Bacillus thuringiensis var. kurstaki). El desarrollo de estas colmenas después de que la avioneta de tratamiento sobrevolara la zona aplicando dicho producto ha sido normal y comparable a las de los Grupos 2 y 3, ambos situados fuera de la zona de tratamiento. El Grupo 3, además, se encuentra tan lejos que sus abejas no podían llegar a la vegetación de la zona tratada (GÓMEZ PAJUELO, A. 2004). Transcurrido cierto tiempo se pidió hacer otro informe independiente a la Universidad de las Islas Baleares (UIB); dicho informe indica: “la conclusión del presente estudio es que los tratamientos de B. thuringiensis realizados contra la plaga de la procesionaria del pino no

En 2003 se detectó un foco en Cala Mastella, en Ibiza, que fue controlado en años posteriores gracias a tratamientos aéreos, eliminación de bolsones y posterior seguimiento intensivo. En Formentera no se constata la presencia de esta especie hasta 2007, (NÚÑEZ, L. 2007), (NÚÑEZ, L. 2008b), cuando fue detectada gracias a la colocación de 30 trampas con feromona sexual de nombre comercial Pityolure (Z-13-hexadecen-inil acetato 23,5 %) Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

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Año

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

Ibiza

4.680

1.219

768

5.746

9.351

1.643

884

1.488

870

Formentera

--

--

--

--

405

821

275*

1.243

1.380

*Datos incompletos Tabla 1: Capturas de adultos de los últimos nueve años en las islas Pitiusas

afectan ni a la cría ni a la biología de las abejas de la isla de Ibiza (ALEMANY. A., LEZA, M. M., LLADÓ G. 2010), (LEZA, M. M., LLADÓ G. ALEMANY. A. 2010). Actuaciones realizadas en los años 2008-2010 Colocación de dispositivos de trampeo Desde el año 2008, siguiendo las directrices establecidas por el Plan 2008-2011, se han colocado 929 trampas distribuidas por toda la isla de Formentera en puntos georreferenciados, que se revisan cada 15 días aproximadamente. En el año 2010, después de que se detectaran los primeros bolsones en la zona del Puig Guillem, en la zona suroeste de Formentera, se instaló una ruta de refuerzo en dicha zona de la isla, lo que suma un total de 1.002 trampas. En la tabla 1 se relacionan los mapas de capturas acumuladas del trienio 2008-2010 para la isla de Formentera, así como la tabla y la gráfica con los datos de las mismas para Ibiza y Formentera. La siguiente gráfica de evolución de capturas en las Pitiusas demuestra que el conjunto de actuaciones que se han realizado en Ibiza han resultado muy efectivas, aunque se ha de tener en cuenta que lo más efectivo es el tratamiento aéreo realizado en las zonas con más capturas de machos reproductores (BLASCO, I. 2008), (CLOSA, S. 2009), (BARCELÓ, A. 2010), (BARCELÓ, A. 2011a), (BARCELÓ, A. 2011b). En Formentera, por el contrario, la tendencia es ascendente. A diferencia de Ibiza, en esta segunda isla nunca se han realizado tratamientos con productos fitosanitarios contra la procesionaria (ni aéreos ni terrestres). Plan de inspección ocular y eliminación de bolsones Anualmente, a partir de la segunda quincena de noviembre y hasta mediados de febrero, cada 15 días se hacen recorridos por Formentera para detectar la posible presencia de bolsones y,

60

Figura 4: Mapa de capturas de adultos de procesionaria en Formentera, 2008

Figura 5: Mapa de capturas de adultos de procesionaria en Formentera, 2009

en su caso, poder actuar antes de que las orugas se entierren. Fue precisamente mediante esta actuación, cuando en el invierno de 2009-2010 se detectaron los primeros bolsones en la isla. En concreto, en febrero de 2010, y 84 bolsones, que fueron georreferenciados y eliminados.

Una veintena de los bolsones ya estaban vacíos cuando se cortaron. Para evitar que se repitiera, se intensificó el plan de inspección ocular, destinando a esta tarea a una brigada del Ibanat, que se centró en la zona de aparición de las bolsas el invierno anterior, y a un naturalista de la Unidad de

n.o 56


Figura 6: Mapa de capturas de adultos de procesionaria en Formentera, 2010

Figura 7: Evolución de las capturas con trampas de feromona

Sanidad Forestal, que revisaba toda la isla. Entre los meses de diciembre de 2010 y febrero de 2011 se detectaron y eliminaron 213 bolsones. De estos, 64 fueron eliminados mediante disparos de escopeta debido a su ubicación en la parte alta de las copas.

Fomento de la fauna reguladora Desde el año 2004 se han ido colocado cajas nido para aves insectívoras y cajas refugio para murciélagos. En el año 2009 se colocaron 20 cajas refugio para murciélagos en lugares debidamente georreferenciados (Fig 8).

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La última vez que se revisaron fue a principios de 2011, estando todas ellas sin ocupar. Divulgación Los días 28 y 29 de enero de 2008 se realizaron unas jornadas técnicas

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Figura 8: localización de las cajas refugio de murciélagos en Formentera

RUTA

Trampas

1.a rev.

2.a rev.

3.a rev.

TOTAL

Media

RUTAS ORDINARIAS 1 Barbaria

244

176

187

20

383

1,57

2 Salines

234

27

49

5

81

0,35

3 St. Francesc

136

34

8

2

44

0,38

4 Migjorn

106

86

16

4

106

1,00

5 La Mola

202

196

32

8

236

1,13

922*

519

292

39

850

0,93

52

12

530

7,26

344

51

1380

1,39

SUMA

RUTAS DE REFUERZO 1 Puig Guillem

73

466 TOTAL

Formentera

995

985

*El total de trampas era de 929, pero siete trampas de La Mola presentaron problemas Tabla 2: Capturas de adultos de procesionaria en Formentera (2011)

en Ibiza y Formentera sobre la procesionaria del pino, en las sedes de los respectivos Consejos Insulares2. En 2008 se publicó un artículo en el boletín de la Societat d’Història Natural de les Balears (NÚÑEZ,L. 2008b) haciendo referencia a las actuaciones que se deberían desarrollar para mantener la población en unos umbrales bajos, además de detallar todas las actuaciones que se pueden efectuar dentro de un control integral, cumpliendo la filosofía y los criterios de la estrategia de sanidad forestal de las Islas Baleares (NÚÑEZ,L. 2008c), (NÚÑEZ,L. 2010). Además, continuamente se actualiza y se incorpora información relacionada con la procesionaria en la página web del Servicio de Sanidad Forestal, http://sanidadforestal.caib. es (NÚÑEZ,L. 2008d). Situación actual y actuaciones realizadas en 2011 Situación actual Las capturas por zonas durante el año 2011 son las que recoge la tabla 2. Comparando con la evolución de capturas del año pasado (figura 10), se nota un retroceso, de 1.506 a 1.380 capturas, lo que en principio no parece preocupante. Las capturas de la zona de Barbaria son los mostrados en la tabla 3.

TOTAL EN ZONA BARBARIA Capturas

913

% respecto el total

66,2

Tabla 3: Capturas en la zona más afectada

Por tanto, en la zona de Cap de Barbaria y Puig Guillem se han capturado un total de 913 individuos, es decir, un 66 % del total, lo que demuestra que las capturas de procesionaria están muy localizadas y se trata de un foco incipiente de plaga. Actuaciones realizadas en 2011 Una vez recopilados los datos de capturas y su progresión en Formentera durante la campaña de trampeo de agosto a octubre de 2011, se analizó la situación y se decidió declarar el foco incipiente de plaga, tal como se indica en el punto 1.2. Figura 9: Mapa de capturas de adultos de procesionaria en Formentera, 2011

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Figura 10: Evolución de las capturas de procesionaria en Formentera durante los años 2010 y 2011 para cada una de las rutas ordinarias de trampeo

Figura 11: Recorrido del cañón nebulizador

Figura12: Zonas previstas de tratar. Se diferencian las zonas de bolsones (fucsia) y las zonas tampón de 500 y 1.000 m

63

Esta declaración suponía intensificar el control con unas actuaciones urgentes: destrucción manual de bolsones, tratamiento terrestre con cañón nebulizador (pulverización con producto fitosanitario) y eliminación de bolsones mediante tiros de escopeta. El objetivo era intentar minimizar la presencia de procesionaria en la zona SO de Formentera, así como evitar que en otras zonas de la isla aparecieran bolsones y niveles de población como el del foco actual. Para ello se realizó durante los días 29 y 30 de noviembre y 1 y 2 de diciembre de 2011 un tratamiento fitosanitario terrestre con Diflubenzurón mediante vehículo todoterreno equipado con un cañón pulverizador (figura 11). Se establecieron tres franjas o zonas en función de la prioridad; así, las zonas de máxima prioridad, áreas donde se han detectado bolsones estos últimos años (de color fucsia en la figura 12) se trataron más exhaustivamente. Se determinó la zona a tratar considerando una banda de un kilómetro de ancho alrededor de la zona de máxima afección. Según la presencia de pinar de la zona, se ha llegado a tratar hasta casi un kilómetro de distancia desde las zonas con presencia de bolsones. El 13 de diciembre de 2011 se inspeccionó la zona tratada de forma terrestre, obteniendo los datos de la tabla 4 (SANJUÁN, F. 2011). Se observa que quedaron vivas un gran porcentaje, debido a varias causas, entre ellas que Diflubenzurón afecta a la muda y había pasado poco tiempo desde la fecha del tratamiento (las orugas estaban en L3). Además, se intensificó el plan de inspección ocular para detectar y eliminar nuevos bolsones y evaluar la mortalidad de las orugas presentes en los ya tratados. En la tabla 5 se detallan la situación de los 161 bolsones encontrados, el tipo de masa (pies aislados o rodales afectados), el número de bolsas, si estaban vivas o muertas y el porcentaje de mortalidad, (SANJUÁN, F. 2012). Se demuestra que la efectividad de este tratamiento es muy bajo (un 62 %) si se quiere eliminar el foco de plaga (CLOSA, S. 2011). Esto es debido a que el cañón no puede depositar el producto en árboles lejanos a los recorridos por los que circula. Se analizó esta circunstancia,

n.o 56


Tabla 4 (derecha): Resultados de la inspección de la zona tratada desde tierra

que se muestra gráficamente en la figura 13. De este análisis se desprende la necesidad de realizar un tratamiento aéreo, que tiene un índice de cubrición mucho mayor. Esta actuación se plantea para el año 2012. Posteriormente al tratamiento terrestre, la siguiente acción fue la búsqueda y eliminación de los bolsones con orugas vivas tras el tratamiento (61 bolsones, tabla 5). Los bolsones con orugas vivas de la parte alta de las copas (altura que no permitían su eliminación manual) se destruyeron mediante disparos de escopeta.

NOM

X

Y

VIVAS

MUERTAS

BOLSAS

b1

360455

4280498

16

0

1

b2

360450

4280489

0

15

1

b3

360434

4280488

25

0

1

b4

360479

4280403

12

0

1

b5

360517

4280420

50

0

1

b6

360644

4280523

80

12

2

b7

360652

4280525

60

0

1

b8

360589

4280557

0

15

1

b9

360584

4280561

10

0

1

b10

360556

4280586

55

20

3

col1

360436

4280491

51

0

0

Actuaciones previstas para 2012 Situación actual La grave crisis económica hace necesario replantearse las actuaciones que se venían realizando hasta la fecha. La reducción de presupuesto en Baleares para actuar en sanidad forestal ha sido de un 85 %, por lo que actuar en las islas de Mallorca y Menorca es inviable, pero el mantenimiento de las medidas de control del foco inicial de Formentera y de vigilar la situación en Ibiza tiene un coste asumible, por lo que el Servicio de Sanidad Forestal lo considera como prioritario. Además, se han buscado otras fuentes de financiación para poder realizar las acciones de control con feromonas y de eliminación de bolsones en Ibiza y Formentera, como es el programa Incorpora de “La Caixa”, que aceptó la propuesta de “control biotecnológico (feromonas), eliminación manual y eliminación mediante tiros de escopeta”, como se detalla en el siguiente punto. Actuaciones previstas para 2012 Gracias a la financiación mencionada se podrá realizar las actuaciones siguientes: Control mediante dispositivos de captura (control biotecnológico): esta actuación se concentra en las islas de Ibiza y Formentera, y consiste en la instalación de trampas de feromona siguiendo rutas determinadas. Fomento de la fauna reguladora (control biológico): se revisarán y lim-

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Figura13: Recorrido del cañón nebulizador y mortalidad de las orugas

n.o 56


COORDENADAS

TIPO DE MASA Pinos (n.o)

N.o BOLSAS

VIVAS

MUERTAS

% MORTALIDAD

4280488

1

5

2

3

60

360479

4280403

1

1

1

360517

4280420

1

2

1

1

50

360782

4280711

22

6

2

4

67

361181

4281092

50

5

1

4

80

361184

4281340

20

1

1

361289

4281371

50

22

13

361366

4280931

9

1

361420

4280907

361470

4280860

361410

X

Y

360434

Rodal n.o pies

1

0

0 9

41

1

100

1

1

0

9

1

1

0

4281064

30

5

3

2

40

361333

4281173

50

8

5

3

38

361658

4280521

17

2

1

1

50

360655

4279880

1

1

360296

4280998

20

22

10

360175

4280657

20

360062

4280800

360911

4280899

360811

4280481

360729

1

0 12

55

3

3

100

40

1

1

100

20

8

1

7

88

1

1

1

4280651

1

1

1

100

360729

4280651

1

1

1

100

360704

4280753

40

10

2

8

80

360551

4280566

50

27

3

24

89

361402

4279559

1

1

1

100

360739

4280181

1

1

1

100

360724

4280202

3

60

360627

4280329

3

2

2

100

360657

4280297

1

1

1

100

360679

4280320

1

2

1

1

50

360679

4280339

1

2

1

1

50

360327

4280667

7

2

2

0

360337

4280654

1

1

1

0

360759

4280284

50

4

360396

4280391

50

1

1

0

360046

4279805

50

2

2

0

360081

4279913

1

1

0

360996

4281887

30

5

1 50

2

4

1 TOTAL

161

0

61

Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

Tabla 5 (izquierda): Coordenadas, estado y mortalidad, posterior al tratamiento terrestre, de los bolsones

piarán las cajas nido y cajas refugio para favorecer la presencia de aves y murciélagos. Esta actuación se centrará en las islas donde la procesionaria tiene una menor incidencia, puesto que solo es eficaz en casos de poca afectación. Actuación directa sobre los bolsones (control manual): tala y quema de bolsones en Ibiza y Formentera. Se llevará a término allá donde el número de bolsones sea bajo y por lo tanto sea eficaz la corta y quema. Se reserva el uso de tiros con escopeta para casos concretos de bolsones que, por su altura, no puedan cortarse manualmente. Se hará el mapa de capturas a partir de las trampas de feromonas colocadas en las islas Pitiusas, y se mantendrá la ruta de refuerzo en la zona de Cap de Barbaria, donde se declaró el foco incipiente de plaga. Plan de inspección ocular: a partir del mes de noviembre y hasta mediados de febrero, en las Pitiusas, donde los signos de la presencia de procesionaria son más difíciles de ver, se irán recorriendo los pinares periódicamente con objeto de detectar bolsones o colonias de la procesionaria lo antes posible y poder eliminarlas antes de que se entierren las orugas. Esta actuación tiene mucha importancia en Formentera, en especial en la zona del foco incipiente de plaga. Otras opciones de control, como el tratamiento aéreo con helicóptero sobre unas 200 ha, no son financiadas por esta entidad, por lo que se engloba dentro del proyecto de control integral de la procesionaria en las Islas Baleares 2012 a realizar con recursos de la Administración, aunque en la actualidad no se tiene la seguridad de su realización por motivos ajenos al Servicio de Sanidad Forestal.

100

1

100

100

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1 De hecho deben su nombre a esta especie forestal, pues al parecer la raíz etimológica viene del griego (piti- y –oussa), que significa “isla de pinos”. 2 Las comunicaciones pueden consultarse en http:// www.caib.es/sacmicrofront/noticias.do?idsite=149& tipo=2132&mcont=13258

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Agradecimientos A todo el personal de las administraciones y empresas públicas que han colaborado en los trabajos realiza-

dos en Ibiza y Formentera, Agentes de Medio Ambiente, y en especial a David Tena, Félix Sanjuán y al resto de personal de Ibanat que ha trabajado

en la detección y eliminación de los bolsones en Formentera estos últimos dos años.

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AsociaciĂłn y Colegio Oficial de Ingenieros TĂŠcnicos Forestales

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OPINIÓN

TÉCNICA

Cálculo de estructuras biológicas. Procesos de marginalización José Miguel Montoya Oliver

La marginalización, entendida como proceso de abandono voluntario de las captaciones antrópicas por razones socioeconómicas, es un proceso capital en el cálculo de las estructuras biológicas de cualquier recurso natural renovable (bosques, pastos, caza, pesca recreativa e industrial, continental o marítima, especies protegidas…) y resulta clave en la interpretación y diagnóstico de los hechos que se observan en la realidad de los espacios naturales (continentales o marinos); sin embargo, no viene recibiendo el interés técnico que le corresponde. Tras destacar su importancia para la ingeniería del medio natural y el complejo proceso metodológico seguido para su estudio (de carácter heurístico), se procede al análisis del concepto, al estudio de los diferentes niveles posibles de residuo poblacional marginal y a sus previsibles efectos sobre la sostenibilidad (ecológica, económica y social). El trabajo termina estudiando las variaciones posibles en materia de marginalización y estableciendo algunos ejemplos prácticos en el caso de ciertos recursos naturales renovables (pesca industrial marina, caza y pesca recreativas y diferentes tipos de pastos y maderas).

Importancia y proceso metodológico inguna ingeniería alcanza su plenitud hasta que no se dota de los correspondientes procedimientos técnicos normalizados para el cálculo de las estructuras que le conciernen. En este sentido, la ingeniería

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del medio natural presenta un considerable déficit respecto a la ingeniería civil en general. Déficit que debe ser cubierto, como primera prioridad para ella. El imprescindible “Cálculo de sostenibilidad (ecológica, económica y social) de las estructuras biológicas sometidas a

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El problema muchas veces no es tanto el manejo de los perímetros gestionados como el de los paisajes culturales en los que estos se integran

esfuerzos de captación antrópicos (bosques, pastos, caza, pesca continental y marítima, especies protegidas…)”, al que abreviadamente denominaremos “Cálculo de Estructuras Biológicas” o (CEB), metodológicamente no puede establecerse sino tras los oportunos procesos de “transcensión conceptual”1 entre todos los recursos naturales renovables (en adelante, RNR). Para ello es preciso conocer en detalle los distintos recursos en diferentes medios, para, básicamente mediante procedimientos científicos de análisissíntesis de carácter heurístico2, llegar a alcanzar esa transcensión conceptual: trabajar larga y tenazmente en todos ellos, bosques, pastos, caza, pesca, especies protegidas… hasta identificar la unicidad profunda, la identidad conceptual y de cálculo existente entre todos los RNR. Si quisiéramos trivializar o distender la cuestión, diríamos que “Por el mar corre la liebre y por el monte la sardina… ¡y quien lo niegue es el que miente!”. Mar, caza, pesca, pastos… ¡Es lo mismo! Tras muchos años de investigación bajo estos siempre arduos, dubitati-

vos y lentos procedimientos heurísticos hemos logrado finalmente establecer una teoría común para el Cálculo de Estructuras Biológicas y desarrollar los Programas Básicos de Cálculo Aplicado que la desarrollan. Dentro de los múltiples cálculos implicados, los referentes a los procesos de marginalización (apenas un 5 % del total del CEB) aparecen por supuesto en todos los RNR y resultan claves en el CEB. Nada puede manejarse de manera sostenible sin la identificación y pleno dominio de este concepto en todos y cada uno de los RNR. Su interés central ahora, la razón para su desarrollo y difusión aquí, radica además en que, como a continuación veremos, explica no pocas de las situaciones de hecho que suelen observarse en los espacios naturales (continentales y marinos). Análisis de marginalización Concepto de marginalización Una unidad biológica3 se dice que está marginalizada cuando su densidad poblacional es tan reducida que el valor de la captación real lograda

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por unidad de esfuerzo no es bastante para justificar la aplicación real de esta última. Lo que se capta vale lo mismo o menos que lo que cuesta captarlo. En consecuencia, la captación se abandona. La marginalización es un concepto centralmente económico, pero con claros efectos “colaterales” de carácter ecológico y social. La marginalización interviene en la cuantificación de: 1/ los principales aspectos sociales (asistencia real de los agentes4 que captan, empleo y recreo generados, tensión de ordenación existente…) y 2/ las valoraciones económicas esenciales (costes de captación, valoración residual…). Puede llegar a afectar a la tasa útil de crecimiento en biomasa, e incluso a la conservación de la biodiversidad (extinción directa, o indirecta por desplome o colapso5, de las unidades biológicas concernidas). La densidad residual (biomasa terrestre o acuática por unidad espacial) que una determinada “unidad biológica” presenta en un momento dado es la que queda tras las captaciones a las que han sido sometidas sus unidades captables6 hasta ese momento. Al

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cidad de captación que tienen. En todos los recursos hubo lugares y tiempos en los que los medios de captación no podían captar toda la posibilidad de los mismos (tiempos de recursos “infinitos”). El desarrollo tecnológico y el incremento del consumo han hecho variar esta situación en muchos casos. Los recursos se hacen hoy mayoritariamente “finitos” y, por tanto, precisados de ordenación. 2. Socioeconómicos. Los agentes que captan abandonan sus esfuerzos cuando los resultados obtenidos son insuficientes para justificar el valor del esfuerzo de captación: la “esperanza de captación” es demasiado reducida. Esta situación tiende a generalizarse en nuestros días en circunstancias fácticas de “manejo banal”.

La marginalización de determinadas especies marinas hasta el límite del colapso puede comprometer su conservación y aprovechamiento. Atún rojo y bocarte son ejemplos españoles de todos conocidos. La búsqueda de la normalidad biológica afecta a todos los recursos naturales renovables, exigiendo pautas idénticas de manejo técnico para todos ellos, iguales a las tradicionales en los bosques

acabar las captaciones, cuando estas son periódicas o estacionales (ya se fije la estación por razones biológicas, técnicas o legales), hablaríamos de densidad residual final. Mientras tanto han podido producirse otras variaciones distintas en la biomasa, positivas o negativas: nacimiento de nuevos individuos, entradas y salidas de otros, crecimiento de los presentes… Densidad residual = Densidad inicial – Captaciones efectuadas ± Variaciones habidas La densidad residual final, “la ma-

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dre residual”, puede ser consecuencia de un manejo ordenado o de un manejo banal; es decir: hasta las necesidades de la sostenibilidad (el que llamamos “manejo ordenado”) o hasta los límites intrínsecos de los procesos de captación aplicados (el que llamamos “manejo banal”). Estos límites intrínsecos pueden ser: 1. Técnicos. En ocasiones las captaciones solo llegan hasta donde pueden llegar los medios de captación existentes. Los medios disponibles son los que son y tienen la capa-

Niveles de residuo final Cuando las captaciones se ejercen desordenadamente (“manejo banal”), tras ellas queda un “residuo fáctico”. Si no se capta más es por las mencionadas razones técnicas o socioeconómicas. En ambos casos el residuo puede corresponder a: 1. Biomasa supraideal. Residuo superior al que debería quedar respecto a las necesidades de la sostenibilidad (infracaptación). Si las limitaciones son técnicas, procede desarrollar los medios de captación; cuando son socioeconómicas, puede aparecer la necesidad de efectuar “captaciones de gestión”, “no económicas” o “a pérdidas”. En estas, las razones de fomento (mejora global ecológica, económica o social, a plazo más o menos largo) se añaden al puro mercado. Podrán aparecer problemas de ejecución o bien de financiación. Siempre debemos recordar que: Valor de lo captado = Valor de mercado ± Valor del impacto ambiental de la captación. 2. Biomasa infraideal. Residuo inferior respecto a esas mismas necesidades (supracaptación). Se deriva la necesidad de establecer una “disciplina de ordenación”. Podrán aparecer problemas de aceptabilidad socioeconómica de la ordenación. Los agentes que captan desearían seguir captando, pese a que el rendimiento económico y social del

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recurso en el espacio manejado decae significativamente al tiempo que crece la tensión ecológica. 3. Biomasa crítica. Cuando la biomasa residual resulta abusivamente reducida, llega a producirse el “colapso biológico” de las poblaciones. El residuo es tan escaso que incluso resulta arriesgado para la conservación de la biodiversidad (captación extrema). El recurso pierde así la condición de renovable y debería ser sometido a protección urgente, al presentarse problemas efectivos de conservación de la biodiversidad. La proximidad a esta biomasa crítica se detecta por la deficiente reacción ante las vedas de captación. La perdiz roja autóctona y la trucha común parecen estar en esta situación en muchas zonas de España. Probablemente, la anchoa del Cantábrico y el atún rojo del Mediterráneo han bordeado

también esta situación crítica. En ella están igualmente buena parte de las principales especies en riesgo de extinción. Se ha puesto bastante énfasis en la “capacidad de carga” de los ecosistemas, pero demasiado poco en esta limitada “capacidad de descarga” de los mismos. Si una biomasa excesiva implica riesgos graves de perturbaciones bióticas y abióticas, una demasiado escasa implica el colapso poblacional. 4. Biomasa ideal. Solo por casualidad en un “manejo banal” la biomasa residual coincidirá con la ideal; una situación improbable, pero que puede llegar a existir. Sin embargo, alcanzar y mantener esta biomasa ideal es el objetivo central de todo manejo ordenado. Hablamos de “biomasa ideal” y no de “biomasa normal”, porque pueden aparecer circunstancias de sostenibilidad

que fuercen la búsqueda de una biomasa distinta de la biológicamente normal, usualmente por razones de compatibilidad. Por ejemplo: una densidad biológicamente normal para el lobo y el oso pardo en la Península Ibérica causaría importantes daños sobre el ganado y otros recursos; una demasiado reducida produciría un colapso poblacional (similar a la que hoy existe); la densidad ideal sería menor que la normal, pero mayor que la de colapso. Efectos de la marginalización Desde que el valor de lo captado se hace igual (operaciones “blancas”) o incluso menor que el valor de su captación, el valor residual “en vida” de cada “unidad captada” se hace cero o incluso negativo. En la marginalización socioeconó-

Un recurso en situaciones poblacionales límite puede provocar procesos de desplome en otros. El caso conejo-lince es el más relevante en España. La casi extinción del conejo por mixomatosis y vírica (enfermedades importadas ambas) llevó a la casi extinción del lince, que hoy presenta generalizados procesos de colapso poblacional en España de muy compleja resolución. El estado de normalidad biológica de una especie (objetivo forestal central) suele repercutir positivamente en las demás de su ecosistema

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Valor en vida7 = Valor en punto de entrega - Valor de captación Si Valor en punto de entrega ≤ Valor de captación Entonces Valor en vida ≤ 0 Generándose así la marginalización. mica, la posibilidad técnica de alcanzar un verdadero manejo sostenible se esfuma: 1. Económicamente. Pérdida de valor y abandono práctico del manejo, porque nadie podrá invertir gran cosa en manejar y fomentar adecuadamente “algo” que casi nada vale (Valor residual muy escaso, nulo e incluso negativo). El espacio no generará apenas recursos económicos bastantes como para poder sustentar un manejo endógeno. 2. Socialmente. Porque desde ese momento se paraliza la actividad social asociada directa e indirectamente a las captaciones. Empleo y recreo se extinguen progresivamente. El interés social por el recurso desaparece inevitablemente. Apenas si sobrevive en ocasiones una cierta preocupación “histórica” o “cultural”, usualmente poco comprometida. 3. Ecológicamente. Aunque el interés social suele reactivarse -en intensidad y compromiso- cuando el recurso alcanza los límites de su extinción (especies protegidas), en muchos casos es ya demasiado tarde, pues los procesos de extinción indirecta persisten y el desplome poblacional deviene inevitable. Quiebra así la clave para el logro del objetivo básico de la supervivencia: “optimizar el rendimiento global por unidad de superficie del planeta Tierra”. Pocas razones más evidentes para proceder a la ordenación de los RNR: tratar de alcanzar de forma permanente y sostenible el máximo valor final acumulado posible a partir de todos los beneficios que puedan llegar a obtenerse (bienes, productos y servicios) por unidad espacial manejada: el verdadero objetivo del manejo de los RNR. Es típico que los espacios mal manejados se llenen de agentes al principio de cada temporada de captación, para después abandonarse prácticamente. Este abandono fáctico de las captaciones conduce habitualmen-

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Los valores ambientales no suelen incluirse como parte del valor gestionado en el manejo de los recursos naturales renovables. El manejo solo puede basarse en el valor gestionado, siendo habitualmente expoliados muchos de los valores generados por un buen manejo. Valor generado no es lo mismo que valor gestionado, como no es lo mismo valor y precio

te a la existencia de un determinado residuo poblacional final (excepto en manejos conocidos como “mineros”, destructores directos del recurso: deforestaciones, cambios de uso...). Por eso es raro que las especies se extingan simplemente por sobreexplotación directa del hombre; aunque a veces llegan a hacerlo, porque ese residuo no resulta bastante como para garantizar su correcta biología: problemas de sexualidad (bucardo), de comportamiento, depredación… Dejar residuos demasiado escasos respecto al temperamento de una especie8 puede conducir en ocasiones a la extinción de una especie en un espacio: destrucción indirecta del recurso. Por tanto, los mecanismos de marginalización de carácter socioeconómico no siempre protegen a las especies, al no aparecer en determinadas ocasiones (captaciones de carácter “minero”) o al hacerlo demasiado tardíamente (destrucción indirecta por desplome). Incluso hay ocasiones y circunstancias especiales en las que puede llegar a suceder que una población muy escasa se sobrevalore. Suelen ser razones de tipo cultural, como por ejemplo el afán de coleccionismo, la voluntad de extinguir

determinadas especies juzgadas nocivas u otras cualesquiera; por ejemplo: “el tigre, el rinoceronte y la medicina china”. Tras la marginalización, cuando con el paso del tiempo la biomasa pueda llegar a recuperarse en mayor o menor grado en su cuantía o en su calidad (ingreso de nuevos individuos por migración o reproducción o simple crecimiento de la biomasa presente), se volverán a reanudar las captaciones, hasta precipitar de nuevo a la población hasta el estado de marginalidad. Si las condiciones socioeconómicas no han variado: hasta idéntico estado de marginalidad. Apenas habremos cosechado mientras tanto el crecimiento de una población previamente marginalizada. Cuando esta población marginalizada sea infranormal (como suele ser hoy el caso más común), los costes medios de captación por unidad captada serán muy elevados y, en consecuencia, el valor residual obtenido muy escaso. Marginalizar las existencias es lo que venimos haciendo de forma particularmente grave en nuestros mares, en nuestras pesquerías marinas (pesquerías extractivas). También en no pocos ríos y en la caza, sobre todo

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en la menor, y máxime con la que se gestiona con criterios llamados “sociales”9. Lo mismo sucede con los pastos y las leñas de carácter “libre” o “social”. Muchas veces estos recursos están sobreexplotados bajo el amparo de lo “tradicional”; un argumento que no suele ser cierto, al haberse producido desde entonces (desde aquel “de siempre”) importantes cambios socioeconómicos. Tan solo una parte del potencial natural del espacio resultará finalmente captado y, por tanto, tan solo una fracción del manejo posible será usualmente efectuada, pues no existirán recursos endógenos bastantes para hacerlo. Se traduce todo esto en un despilfarro del espacio disponible: como si el espacio que se maneja midiera bastante menos de lo que mide. Algunos países incluso llegan a entrar en guerra por unas cuantas hectáreas de tierra o de mar, mientras despilfarran los valiosos recursos naturales de las que ya poseen. En los países más pobres, esta situación se hace particularmente dramática; porque la carga de personas por kilómetro cuadrado crece conforme el potencial de sus recursos “se reduce” por la sobreexplotación directa y por la inevitable degradación ambiental asociada.

previamente por terceros, como sucede en el caso de determinados tipos de caza que exigen densidades reducidas, y hasta prefieren la ausencia de terceros tras el abandono o “deserción de captación” de los mismos (liebre al rastro con sabuesos). 2. Tal vez alcanzan una mayor eficacia, medida en unidades captadas por unidad de esfuerzo aplicada, ya sea por sus habilidades propias o por desarrollo de la tecnología aplicada a la captación (incremento de la captabilidad). 3. Tal vez tienen menores costes por unidad de esfuerzo ejecutada: proximidad, bajos costes laborales, banderas de conveniencia, dinero negro, paraísos fiscales, mercados distorsionados... Los agentes con menores costes totales de captación (incluyendo en esos costes: gastos, esfuerzos, sacrificios e impactos colaterales), mejor situación de cara al mercado (proximidad, ma-

yor demanda, mejor estructura comercial, mayor desarrollo de la industria asociada…), mejores prácticas o más avanzadas tecnologías constituirán normalmente el origen central del conflicto de aceptabilidad social de cualquier ordenación, pues conseguirán todavía resultados suficientes ¡y pretenderán por tanto continuar con las captaciones! cuando muchos otros hayan ya abandonado, e incluso cuando las poblaciones hayan caído en la marginalidad económica y hasta en la infradensidad biológica, con todos los riesgos de sostenibilidad y conservación inherentes a este estado depresivo ¿Qué decíamos del atún rojo? El reto social de la aceptabilidad -y de la aplicación, control y seguimiento de una ordenación- consiste, precisamente, en lograr que los agentes dejen de ir a captar un recurso cuando la densidad residual sea la óptima para Lo recreativo es un aprovechamiento tan legítimo como el comercial. Lo social resulta una componente clave de la sostenibilidad

Variaciones en la marginalización veces, algunos agentes pueden seguir consiguiendo resultados de captación suficientemente remuneradores para ellos cuando otros han abandonado ya su esfuerzo. Estos agentes “recalcitrantes” o “persistentes” contribuyen así a reducir todavía más la densidad residual final ¿Por qué persisten algunos, cuando todos los demás desisten? ¿Qué efecto tienen sobre la sostenibilidad? 1. Tal vez consiguen una sobrevaloración de sus captaciones (objetiva de mercado o subjetiva-personal), lo que les permite continuar captando. Algunos consiguen “vender” más caro que los demás, o en otro mercado o desarrollando su propia industria o circuito comercial… Otros, sobre todo en aprovechamientos de carácter recreativo, son pescadores o cazadores recalcitrantes y verdaderamente apasionados que sobrevaloran sus ya escasas capturas... A algunos hasta les beneficia la reducción de densidad efectuada

A

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Una ordenación pastoral inadecuada puede marginalizar los pastos leñosos y de especies vivaces, así como el ganado mismo en lo que a su rentabilidad se refiere. Nada distinto sucede en los demás recursos naturales renovables

el medio natural y para el rendimiento futuro de los recursos: en lo ambiental, en lo social y en lo económico. Algunos casos prácticos de marginalización ensemos en un barco de alta tecnología que descarga en un puerto privilegiado y que trabaja bajo bandera de conveniencia y con personal procedente de países con escasos costes laborales. Este barco seguirá ganando dinero, donde todos -y en especial las flotas más locales y artesanales- lo pierden ya; pero mediante sus captaciones añadidas, seguirá reduciendo todavía más las densidades residuales finales de las poblaciones que aprovecha. Nada de extraño tendría el que estas poblaciones acabaran teniendo unas densidades tan reducidas que imposibiliten la renovación de su biomasa: problemas de sexualidad, de reproducción y de comportamiento, conflictos de depredación (“pozo de la depredación”), desplazamiento del nicho, abandono de las aguas... ¡Desplome poblacional! La conservación misma de las especies podría llegar a estar implicada. Las flotas artesanales locales resultarán automáticamente arruinadas. Como principio básico de ordenación, todos los barcos implicados, artesanales o industriales, deberían suspender las extracciones cuando la densidad residual fuera la ideal para un mejor rendimiento futuro

P

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de la población; algo que depende de la biología y que es independiente de la tecnología y del mercado10. Cierto, mientras tanto habrán ganado más dinero los que disfrutan de esas privilegiadas circunstancias, lo que después de todo es legítimo, al menos en principio; aunque consideraciones de otro orden, culturales, sociales, o incluso de intereses nacionales o regionales, podrían obligar a matizar este criterio inicial. En el caso de la caza (como igualmente en el de la pesca recreativa de río o de mar) siempre quedará un cazador con menores costes de ejecución de cacería (un jubilado o un parado residentes en el mismo pueblo), mayor afición (con mayor valoración subjetiva de cada pieza por tanto) o más eficaz (mejor cazador, al menos desde la perspectiva de la percha diaria lograda) que persista en el aprovechamiento de la caza cuando todos los demás hayan abandonado; pues obtendrá aún resultados suficientes, al menos desde su peculiar marco personal de valoración, cuando a los demás ya no les compense el seguir saliendo a cazar. Este es precisamente el perfil del cazador que centralizará el “conflicto de aceptabilidad de la ordenación”, cuando de una caza meramente banal se pretenda pasar a una caza verdaderamente ordenada y racional. Curiosamente, este es un tipo de cazador muy valorado por su colectivo: mayores con amplia

experiencia de campo, grandes y esforzados deportistas, prestigiosos cazadores de élite... Finalmente, se trata de un cazador con alto peso específico en las decisiones democráticas de los colectivos cinegéticos, lo que muchas veces dificulta la “aceptabilidad socioeconómica” de los Proyectos de Ordenación. Los “mejores y más expertos” considerarán siempre que las limitaciones -por más que se justifiquen y argumenten biológica y técnicamente- son innecesarias y excesivas. Muy probablemente incluso descalifiquen al técnico autor de la propuesta; pues normalmente es ajeno al lugar y no suele haber demostrado allí ni su alta valoración de la caza, ni siquiera sus capacidades personales para practicarla. Que “saber cazar no es saber de caza” es una obviedad difícil de hacer entender a los prácticos en el asunto. No otra cosa pasa con todos los demás RNR. No es la caza el único caso en el que los agentes de captación juzgan con dureza a los técnicos. El conflicto a tres bandas entre el responsable de la ordenación, el posterior responsable de la gestión (aplicación de la misma) y los agentes ejecutores de la captación es un clásico en la materia. Un “idioma” común y una confianza mutua tardan en establecerse, pero son imprescindibles. No es el mero papel de un proyecto de ordenación el que resuelve la cuestión: apenas si es el primer paso. A veces, esta situación de marginalización “acumulativa” no es tan negativa. Por ejemplo, es sabido en el caso de los pastos que un aprovechamiento intenso de los herbáceos, y en especial cuando son predominantemente de anuales, puede llegar a favorecer la producción y la calidad futuras del pastadero: reducción de “rechazos”, mayor cantidad de abonado orgánico, mejor evolución fitosociológica del tapiz vegetal… ¡Es el ganado el que hace el pasto y no al revés! Un pastizal ya recomido y marginalizado para el ganado mayor (donde el ganado no recoge ya la energía que consume durante su pastoreo) puede ser aprovechado todavía por el menor (de mordida más corta) y hasta por otros, como el caballar o el cabrío (con consumos muy diferenciados), con recíproco beneficio para las especies ganaderas y para el pastadero. Cuando las existencias residuales finales son idealmente cero -o casi-, todo agente que profundice en

n.o 56


su reducción será útil al manejo; como puede ser el caso del ganado caballar y el asnal consumiendo los últimos residuos, cuando parece que ya no queda nada que comer, aparte de tóxicas, rechazos y cardos. Apenas si el siempre oculto “banco de semillas” constituirá la biomasa residual final pretendida. En otros tipos de pastaderos, en especial los de vivaces, la marginalización, como esta misma sobreexplotación acumulativa, tendrán indudables efectos perniciosos, porque en ellos un nivel ideal de biomasa residual debe ser

siempre respetado (como en general en todos los RNR). Algunos bosques presentan costes de aprovechamiento tan elevados, por razones de relieve, suelo, distancia a vías de saca y centros de consumo, etc., que el valor residual en vivo (en pie) de la madera llega a ser nulo o incluso negativo: maderas marginales. Algo parecido sucede en selvicultura tropical, cuando la densidad de maderas de calidad comercial, medida en metros cúbicos por kilómetro cuadrado, se torna demasiado reducida.

Estas maderas marginalizadas suelen ser sin embargo inventariadas en ambos casos, lo que puede llevar a serios errores numéricos en la evaluación de los recursos madereros realmente disponibles. Diseñar planes a cualquier escala, local, regional o nacional, según los clásicos inventarios forestales (IFN) lleva inevitablemente a enormes errores groseros: inviabilidad de las políticas programadas basándose en los mismos.

1 En el sistema kantiano, traspasar los límites de la experiencia posible. La que denominamos “transcensión conceptual” rebasa por ello los límites del experimentalismo, viniendo forzada a la aplicación de métodos heurísticos. 2 “En algunas ciencias, manera de buscar la solución de un problema mediante métodos no rigurosos, como por tanteo, reglas empíricas, etc.” (RAE). Usualmente metodologías ligadas al ensayo y error, poco en boga hoy frente al experimentalismo imperante, han sido y son aún fuente de avances muy importantes en la conformación de las ciencias. Recordemos que ciencia según la RAE es: “Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales”. Las vías al conocimiento científico son, por tanto, diversas, y la heurística sigue siendo capital, en especial en las Ciencias Naturales. 3 Unidad elemental del CEB. Según casos: fracción de especie (sexos, dimensiones, calidades…), especie propiamente dicha o grupos de especies (aprovechamientos multiespecíficos, como, por ejemplo,

muchos de los pastorales y no pocos de los de la pesca marina). 4 El término agente incluye a maderistas y leñadores, a los pastores y sus ganados, a cazadores, pescadores recreativos y profesionales… No siempre el agente es una persona física; en ocasiones puede ser un medio de captación, como un barco o un rebaño). 5 Los desplomes poblacionales se producen bajo biomasas inadecuadas para mantener la biología normal de una población, lo que pude llevar a la extinción final de la misma. 6 Una unidad biológica puede poseer varias unidades captables en función de las modalidades de captación seguidas (una modalidad, una unidad captable). Un ejemplo sencillo: unidad biológica (específica en este caso): la perdíz roja, unidades captables, 1.ª perdiz en mano y al salto, 2.ª perdiz en ojeo, 3.ª perdiz con reclamo. 7 Valor en vida (aprovechamientos animales) o valor en pie (aprovechamientos vegetales). Usamos para ambos “valor en vida”. 8 En materia forestal se ha traducido a la cuestión “sol-sombra”, pero el conflicto existe en todos los RNR.

9 No es cierto que manejar las poblaciones entre sucesivos extremos de marginalización sea social tan solo porque su valor en vivo de mercado tienda a cero y no existan por tanto rentas que abonar (captar “de gratis”). De esta forma se generan muchas menos jornadas reales de cazador o de pescador (el verdadero objetivo social) y además ¡mucho menos satisfactorias! que bajo una caza o una pesca ordenada y racional. El problema de fondo no es tanto de costes y presupuestos (de dinero) como de concienciación y disciplina. Nada se logra con rapidez en materia de buen manejo de los recursos naturales renovables, pues suelen ser precisos cambios generacionales: ¡Razón de más para comenzar cuanto antes! 10 No estamos en el ámbito de la economía común, ni tan siquiera en el de la economía agraria; estamos en el ámbito de la economía de los recursos naturales renovables, en la que los capitales biológicos vienen estrechamente predeterminados en horquillas de elección bastante estrechas. También igualmente predeterminados vienen sus réditos en biomasa. El mercado en materia de RNR es “otra cosa”.

Algunos montes situados en zonas inaccesibles tienen hoy un valor en pie nulo. La urgencia de identificar las áreas marginales concierne sobre todo a los inventarios forestales. La rutina en los mismos puede conducir a error

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COLABORACIÓN

TÉCNICA

El bosque productor NOTA: Una primera versión del texto sin tablas ni gráficos fue publicado en El Bosque Protector, libro editado por la empresa Acciona en diciembre de 2011

Gregorio Montero González

María Pasalodos Tato

Eduardo López Senespleda Centro de Investigación Forestal del INIA (CIFOR-INIA)-IUGFS, UVa–INIA

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Los bosques primigenios se presentan como mosaicos de ecosistemas naturales y estables a lo largo del tiempo. Se trata de ecosistemas complejos organizados para resistir las perturbaciones naturales y autorregular los daños que sufren en un plazo de tiempo que depende de la intensidad de la perturbación y de su capacidad de resistencia. Es lo que se conoce como poder de recuperación natural de los ecosistemas no intervenidos. Los ecosistemas no intervenidos contienen grandes cantidades de biomasa envejecida acumulada. Su crecimiento neto en términos de biomasa total es nulo, o dicho de otra manera, los árboles y plantas jóvenes que se van incorporando y el crecimiento que cada año se acumula en los árboles maduros se ven compensado por la mortalidad natural, el desfronde anual y el desprendimiento y descomposición de ramas, cortezas, etc. Estos bosques permanecen en equilibrio natural permanente, con pequeñas oscilaciones de biomasa acumulada alrededor del óptimo.

E

n España se conser van pocas áreas boscosas que puedan considerarse como primigenias, y algo similar ocurre en toda Europa. En nuestro país, el hombre y el bosque han tenido una estrecha relación desde los primeros tiempos. Las poblaciones nómadas utilizaban el bosque para refugiarse de sus enemigos, de las inclemencias meteorológicas, para extraer leñas, frutos comestibles etc. Este tipo de recolección se caracterizaba porque el hombre cogía del bosque lo que necesitaba, no más. Con los asentamientos de los grupos humanos se fue intensificando el uso del

bosque, pero los escasos medios no permitían grandes aprovechamientos, de tal forma que el efecto del hombre sobre la evolución natural de aquel era moderado. Pero a medida que las sociedades se fueron desarrollando, aumentaron su presión sobre el medio forestal, fundamentalmente a través del pastoreo y los cultivos agrícolas. Con la aparición de los derechos de propiedad, los ecosistemas comenzaron a ser seriamente alterados, dando lugar a paisajes compuestos por nuevos mosaicos que ya no obedecen solo a las características ecológicas y geomorfológicas de cada tesela sino al uso que cada propietario hace

n.o 56


de su territorio (López de Sebastián, 1999). Con la aparición de este derecho comienza a intuirse el conflicto entre uso del suelo y aprovechamiento de los recursos del bosque y la conservación del mismo. No tardó en aparecer la idea de que el propietario tenía derecho a producir, consumir y comerciar con los productos del bosque. Pronto se puso de manifiesto que el uso y aprovechamiento del bosque de forma incontrolada y extrayendo cosechas de biomasa superiores al crecimiento natural producía un empobrecimiento del bosque que afectaba a su equilibrio ecológico e incluso a su capacidad de seguir produciendo en la cuantía que lo hacía inicialmente. El proceso destructivo del bosque por el hombre duró siglos, ocasionando la desaparición de grandes áreas boscosas que se convirtieron en terrenos de pastoreo y en cultivos agrícolas. La degradación del territorio llegó a tal nivel, que en el siglo XVIII en Centroeuropa y en el siglo XIX en

España se produjo una gran preocupación social por el deterioro de los bosques. En estas fechas comenzaron a aparecer los primeros métodos de gestión forestal propuestos para frenar la degradación del territorio y recuperar masas de bosque allí donde todavía era posible y la propiedad lo consentía. Puede decirse que aparece la Selvicultura como ciencia o técnica necesaria para restablecer la cubierta vegetal donde era más necesario y para aprovechar de forma racional los bosques que quedaban (Montero 1992). Esta ciencia forestal nacida en Centroeuropa e importada a España fundamentalmente desde Alemania y Francia puede considerarse como el inicio de la gestión forestal sostenible, pues se preocupaba por garantizar la viabilidad ecológica, económica y social de los bosques y todo ello sin perder de vista sus funciones protectoras del suelo y de regulación hidrológica de las cuencas fluviales, las cuales se intentaban repoblar para evitar el arrastre de

la tierra y las grandes avenidas. Poco a poco se fue comprobando que el efecto de las cortas realizadas con criterios técnicos creaba una perturbación en el bosque o en áreas del mismo que reaccionaba regenerándose y activando el crecimiento de los árboles que permanecían en pie. Se dice que si las cortas son acertadamente dosificadas y organizadas en el tiempo y en el espacio, el selvicultor puede canalizar la reacción del bosque con objeto de hacerlo producir (Vanniére, 1997). Se trata de que una vez conocida la dinámica natural del bosque, intentar acompañarla adelantándose a la naturaleza y extrayendo del bosque “aquello que le sobra”, tal como postulaba Miguel Delibes en referencia a la caza practicada de forma racional y moderada. El conocimiento de la ecología y la dinámica de los bosques ha permitido diseñar modelos de gestión sostenible, figura 1, que permiten hoy día que un bosque bien gestionado, convertido

Figura 1. Diagrama de construcción de modelos de gestión forestal a partir de datos experimentales

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en bosque productivo, pueda sostener indefinidamente un nivel de producción óptimo, en función de las especies que lo pueblan y de la fertilidad del terreno en que se asienta: es lo que se conoce como “equilibrio cultural” o equilibrio de gestión. En Europa y en España existen un abanico de modelos o métodos de gestión adaptados a diferentes especies capaces de aprovechar los bosques y obtener de ellos diversos productos comerciales sin menoscabo de sus funciones ecológicas y ambientales. En España tenemos numerosos ejemplos de bosque gestionados desde finales del siglo XIX en los que se demuestra científicamente la compatibilidad de la gestión y el aprovechamiento de madera, frutos, corcho, etc. durante más de 100 años con el mantenimiento y mejora de las funciones ecológicas y ambientales (Montero, 1993). Equilibrio natural y equilibrio cultural Como antes se ha dicho, el equilibrio natural se produce en los bosques no intervenidos, es decir, en los no gestionados. El equilibrio cultural se alcanza en los bosques gestionados con criterios multifuncionales sostenibles. En estas condiciones el óptimo ecológico primigenio da paso al óptimo ecológico cultural mediante la gestión y la puesta en producción del bosque. Este óptimo permite al hombre generar productos y valores ambientales, de manera que el bosque es susceptible de convertirse en un sujeto económico capaz de producir

bienes y servicios a la sociedad, generando rentas de capital y de trabajo. Existen evidencias en nuestro país de que el estado de equilibrio cultural es reversible, siempre y cuando cese el aprovechamiento, recuperando de nuevo el bosque el equilibrio natural sin demasiadas dificultades. Para controlar los efectos de la gestión sobre el bosque y evaluar la diferencia entre el equilibrio natural y el cultural, los métodos de gestión aplicados son sometidos periódicamente a revisión (cada 10 años). Si se considera que la gestión está poniendo en peligro algún aspecto de la evolución dinámica del bosque, se arbitran acciones de mejora consistentes en intervenir para ayudar al bosque a recuperar al óptimo cultural. En los montes públicos gestionados mediante un método de gestión determinado se prevé el empleo del 15 % anual de las rentas para este tipo de mejoras, asegurando así el equilibrio cultural en el nivel que se considere óptimo. Características de las producciones forestales El proceso productivo forestal presenta numerosas características, las cuales derivan del hecho de ser una producción biológica y de las numerosas valoraciones sociales que el hombre hace del bosque. De la interacción de estos dos aspectos, sociales y ambientales, surgen la mayoría de las peculiaridades económicas de la producción forestal. Estas características pueden ser de índole más o menos

técnica o económica, tales como: 1) La inmovilidad física del bosque que hace que las producciones se presenten en un lugar determinado y no en otro. No es posible lo que podríamos llamar “deslocalización” del bosque; 2) La producción conjunta y simultánea de diversos productos y bienes en el mismo territorio, lo que condiciona que el aprovechamiento de uno o varios de ellos ha de ser compatible con la conservación de otros que se dan en ese mismo espacio; 3) El carácter dual de la producción, que es a la vez máquina y producto. La factoría de producción de madera es el árbol y el producto es el crecimiento que anualmente acumulan los árboles del bosque, de tal manera que para extraer el producto es necesario cortar el árbol que es la máquina productora. En el caso de las producciones no madereras no se da este hecho. 4) La longitud del turno, que rara veces es inferior a 15-20 años y en numerosas ocasiones ha de superar los 80-120 años si se quiere obtener maderas de calidad, hace poco competitivas las inversiones, que siempre han de efectuarse a muy largo plazo. 5) Se trata de una producción con una alta relación entre los factores y el producto, así que se hace necesario tener mucha madera inmovilizada para poder extraer cada año una cantidad que no suele superar el 2-3 % de la madera almacenada en las especies de turno largo. 6) La naturaleza fundamentalmente institucional de las producciones forestales en lo referente a que el bosque no es solo un factor de Parcela Experimental de Pinus sylvestris L. para realización de modelos selvícolas y de gestión forestal (izquierda) Corta de árboles para favorecer el crecimiento de los árboles seleccionados y aprovechar la madera de los extraídos (debajo)

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n.o 56


producción sino un bien de importancia fundamental para la organización del país y de la sociedad. Como consecuencia de las características anteriores, las producciones forestales presentan un elevado riesgo que puede derivarse de catástrofes ambientales, incendios, modificaciones legales respecto a las normas de aprovechamiento, etc., lo que crea incertidumbre en la dinámica de precios y demandas. Se puede afirmar que se trata de un proceso productivo que debe tener en cuenta al resto de las producciones conjuntas y simultáneas que se generan en el monte (uso múltiple del monte). El bosque productor Generalidades Todos los bosques producen bienes o servicios útiles para la sociedad, pero a los efectos que ahora nos interesan se entiende por bosque productor aquel cuyo objetivo principal sea la producción de bienes de mercado (madera, leñas, corcho, resinas, setas, caza, fijación de CO2 o varios de estos conjuntamente). En Europa (excluida la Federación Rusa), aproximadamente el 56 % de la superficie de bosque se considera bosque productor. El resto se distribuye entre un 11,0 % de bosque protector, un 10,0 % de bosque para la conservación de la biodiversidad, un 2,0 % para uso social, un 11,0 % de la superficie que se considera como uso múltiple (uso productor, protector, conservador, conjuntamente) y el 10,0 % restante se considera de uso no clasificado. En España no contamos con una clasificación disgregada y completa. Contamos con una extensa Red de Espacios Naturales Protegidos y con la Red Natura 2000, que ocupan entre ambas el 40,3 % de la superficie forestal. Esta superficie está dedicada prioritariamente a la conservación de

Madera extraída del monte y puesta en cargadero para su transporte a fábrica

la diversidad biológica y a la protección de suelo, especies, paisajes etc. Una parte, no bien cuantificada, de la Red Natura 2000 puede considerarse como de uso múltiple (productor, protector y conservador conjuntamente). No hemos encontrado información suficiente pero todo indica que en nuestro país podría aceptarse que aproximadamente un 30 % de la superficie de los bosques podría considerarse como productora, un 30 % como prioritariamente dedicada a la conservación de la biodiversidad y otro 30 % como de uso múltiple; el 10 % restante estaría como superficie no clasificada. La visión del bosque como entidad productora de bienes y servicios es diferente dependiendo del desarrollo socioeconómico de los pueblos. Así, Dourojeanni (2003) asegura que los países en vías de desarrollo la población se divide en tres grupos: En el primer grupo se incluye una mayoría que califica como indiferente o inconsciente, que en general viven en las ciudades. Un segundo grupo

está formado por un porcentaje considerable de personas que necesitan o saben que necesitan de la existencia del bosque y sus bienes y productos, y un tercer grupo está formado por una proporción importante de población que prefieren eliminar el bosque para desarrollar otras actividades. Sin tener en cuenta a los indiferentes del primer grupo, los situados en el segundo y en el tercero constituyen una dicotomía antagónica. Los del segundo grupo propugnan la conservación de los bosques, mientras que los del tercer grupo, a través de la agricultura y la ganadería, intentan o consiguen transformar el bosque en terrenos agrícolas o pastizales que resultan más beneficiosos para su medio de vida. La relación entre los dos grupos se regula en función de las necesidades humanas, perentorias o no. En Europa existe una situación similar, pero se ha alcanzado un consenso entre ambas necesidades, aprovechamiento y conservación, ya que se acepta que ambas son necesarias para todos.

Todos los bosques producen bienes o servicios útiles para la sociedad, pero a los efectos que ahora nos interesan se entiende por bosque productor aquel cuyo objetivo principal sea la producción de bienes de mercado (madera, leñas, corcho, resinas, setas, caza, fijación de CO2 o varios de estos conjuntamente) Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

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La superficie forestal española se estima en 27.528 millones de hectáreas, de las cuales, alrededor de 18,0 millones de hectáreas están arboladas, y el resto, 9,5 millones de hectáreas, se consideran desarboladas (matorral, arbolado muy ralo, pastizales, eriales, etc.) La práctica totalidad de la UE considera importante la existencia y conservación de los bosques, pero también aquí surgen tres grandes grupos: 1) los que viven directamente del bosque, como sucede con una parte de la población rural, o de forma indirecta cuando dependen o trabajan para industrias forestales o del comercio de los productos forestales. 2) Los que aman la naturaleza y están dispuestos a pagar el costo de su conservación por considerarla como un patrimonio que no solamente produce (aceptan y valoran el consumo de productos forestales) sino que reúne valores éticos o estéticos especiales, y finalmente existe un tercer grupo que se ha percatado que los servicios ambientales de los bosque son crecientemente importantes para la seguridad futura y ven en esos servicios oportunidades de negocio.

Comunidad Autónoma

Población

Es evidente que no existe una separación clara entre los grupos, y es frecuente que numerosas personas físicas o jurídicas no opten, claramente, por uno u otro. Según Campos (2011), una encuesta reciente de la UE pone de manifiesto que el 30 % de los ciudadanos prefieren la regulación publica estricta de las actividades económicas para proteger la naturaleza, frente al 12 % que prefieren dar prioridad al aumento de presupuesto público en la conservación de la naturaleza, y solo un 11 % prefiere dar prioridad al aumento de presupuesto publico para compensar a los propietarios de los bosques por conservarlos (European Commission, 2010-12). En este mismo sentido, el documento pone de manifiesto que un 41 % de los ciudadanos otorga prioridad al desarrollo de actividades económicas en las áreas protegidas

Sup. total (1.000 ha)

Sup. forestal (1.000 ha)

Sup. arbolada (1.000 ha)

que implican pérdida de biodiversidad siempre y cuando los beneficios compensen a los costes derivados de la destrucción de hábitats y especies. Por el contrario, un 48 % concede prioridad a la conservación de la naturaleza frente al desarrollo de actividades económicas que causen daños a la biodiversidad (European Commission, 2010-15). De estas preferencias se desprende que no hay un acuerdo mayoritario para renunciar o no al aprovechamiento de los bosques. Desconocemos cómo estaban formuladas las preguntas, pero seguramente una opción para realizar actividades económicas en los bosques garantizando un equilibrio cultural del bosque estable y próximo al óptimo decantaría a un mayor porcentaje de personas a favor de la gestión sostenible y multifuncional con garantías técnico-científicas. Pues bien, en estas

Sup. desarbolada (1.000 ha)

% Forestal

% Arbolada

S. arb per cápita

Andalucía

8.150.467

8.760

4.394

2.656

1.738

50 %

30 %

0,33

Aragón

1.313.735

4.772

2.608

1.578

1.030

55 %

33 %

1,20

Asturias

1.058.923

1.060

765

451

313

72 %

43 %

0,43

Baleares

1.070.066

499

224

186

37

45 %

37 %

0,17

Canarias

2.076.585

745

564

134

430

76 %

18 %

0,06

Cantabria

576.418

532

359

214

145

68 %

40 %

0,37

Castilla y León

2.510.545

9.423

4.808

2.982

1.825

51 %

32 %

1,19

Castilla-La Mancha

2.022.647

7.946

3.565

2.740

825

45 %

34 %

1,35

Cataluña

7.290.292

3.211

1.930

1.626

304

60 %

51 %

0,22

Extremadura

1.080.439

4.164

2.727

1.921

806

66 %

46 %

1,78

Galicia

2.738.930

2.957

2.040

1.405

634

69 %

48 %

0,51

La Rioja

315.718

505

301

170

132

60 %

34 %

0,54

Madrid

6.295.011

803

420

270

150

52 %

34 %

0,04

Murcia

1.443.383

1.131

486

316

170

43 %

28 %

0,22

Navarra

614.526

1.039

587

463

124

56 %

45 %

0,75

País Vasco

2.136.061

724

495

398

97

68 %

55 %

0,19

C. Valenciana

4.991.789

2.326

1.255

754

501

54 %

32 %

0,15

Total

45.685.535

50.596

27.528

18.265

9.263

54 %

36 %

0,40

Tabla 1. Superficie forestal arbolada y desarbolada por comunidad autónoma (2009). Fuente: MCPFE (2007). Tomado de SECF 2010

80

n.o 56


condiciones de acuerdo-desacuerdo entre los actores principales: consumidores, trabajadores y gobiernos, se desarrollan actualmente en Europa y en España las actividades de gestión y conservación de los bosques. En lo que sigue, para caracterizar al bosque productor se presentan las cifras que hacen referencia a su extensión superficial y a las principales producciones físicas que proporcionan. La información sobre precios de mercado de los principales productos es escasa, parcial y poco precisa, por lo cual hemos optado por no incluirla. Superficie forestal española La superficie forestal española se estima en 27.528 millones de hectáreas, de las cuales, alrededor de 18,0 millones de hectáreas están arboladas, y el resto, 9,5 millones de hectáreas, se consideran desarboladas (matorral, arbolado muy ralo, pastizales, eriales, etc.). Esta superficie ha aumentado considerablemente durante los últimos 3040 años debido al esfuerzo repoblador llevado a cabo a partir de 1940 y al abandono de tierras agrícolas marginales que se produjo a partir de 1960 con motivo de la emigración de la población rural del campo a las ciudades. En la figura 2 se representa la evolución de la superficie forestal (1860-2009). No existe una relación directa entre el desarrollo económico (en términos de PIB) y la superficie forestal absoluta o relativa. La configuración del espacio forestal tiene más que ver con el uso secular del suelo y con el relieve del territorio que con los impulsos socioeconómicos de los sectores secundario y terciario (SECF, 2010) Para poner de manifiesto la importancia de la superficie forestal nacional en relación con las comunidades autónomas y con la Unión Europea se incluyen las tablas 1 y 2. Las pequeñas diferencias existentes en la superficie forestal nacional se deben a la utilización de diferentes fuentes y a los redondeos de las cifras originales. Producción de madera Para la presentación de la producción forestal de madera vamos a considerar tres apartados: Existencias totales acumuladas en los bosques, crecimiento anual y extracciones anuales por cortas.

Figura 2. Evolución de la superficie forestal arbolada y desarbolada (1860-2009) Fuente: INE (2010); Grupo de Estudios de Historia Rural (1999); Ximénez de Embún y Ceballos (1939); Tafunell y Carreras (2006); Elaboración propia. Adaptado de Informe SECF 2010

Superficie forestal (1.000 ha) Desarbolada

Arbolada

Total

% Desarbolado

% Aporte UE-27

-

11.076

11.076

-

-

Austria

118

3.862

3.980

2,96 %

0,54 %

Bélgica

27

667

694

3,89 %

0,12 %

Bulgaria

27

3.625

3.652

0,74 %

0,12 %

Chipre

174

214

388

44,85 %

0,80 %

Dinamarca

136

500

636

21,38 %

0,63 %

Eslovaquia

-

1.929

1.929

-

-

Eslovenia

44

1.264

1.308

3,36 %

0,20 %

9.085

17.915

27.000

33,65 %

41,87 %

Alemania

España Estonia

82

2.284

2.366

3,47 %

0,38 %

Finlandia

802

22.500

23.302

3,44 %

3,70 %

Francia

1.708

15.554

17.262

9,89 %

7,87 %

Grecia

2.780

3.752

6.532

42,56 %

12,81%

Hungría

0

1.976

1.976

0,00 %

0,00 %

Irlanda

41

669

710

5,77 %

0,19 %

1.047

9.979

11.026

9,50 %

4,83 %

Letonia

115

2.941

3.056

3,76 %

0,53 %

Lituania

Italia

77

2.099

2.176

3,54 %

0,35 %

Luxemburgo

1

87

88

1,14 %

0,00 %

Malta

0

0

0

0,00 %

0,00 %

Países Bajos

0

365

365

0,00 %

0,00 %

Polonia

-

9.192

9.192

-

-

Portugal

1.899

3.783

5.682

33,42 %

8,75 %

Reino Unido

20

2.845

2.865

0,70 %

0,09 %

República Checa

0

2.648

2.648

0,00 %

0,00 %

Rumanía

258

6.370

6.628

3,89 %

1,19 %

Suecia

3.257

27.528

30.785

10,58 %

15,01 %

EU-27

21.698

155.624

177.322

12,24 %

100,00%

Tabla 2. Superficie forestal arbolada, desarbolada y total por países UE-27 (2005) Fuente: MCPFE (2007). Tomado de SECF 2010

Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

81


Existencias Según los datos del tercer Inventario Forestal Nacional (IFN-3) recopilados por la Sociedad Española de Ciencias Forestales (SECF) en el informe SECF 2010 sobre la situación de los bosques y el sector forestal en España, los bosques españoles acumulan unas existencias de 921,913 millones de metros cúbicos tal como se pone de manifiesto en la tabla 3. Puede apreciarse que el 40,3 % de las existencias de madera se concentran en la región central peninsular, el 34,2 % en la región atlántica, el 24,1 % en la región mediterránea y el 1,5 % en la macaronésica1. Los bosques atlánticos acumulan mayor volumen de madera por superficie arbolada (107,5 m3/ha) que el resto de regiones, aproximándose al dato medio mundial (111 m3/ha), si bien la región macaronésica destaca con la cifra de 101 m3/ha. Las regiones central y mediterránea ofrecen valores muy bajos. El análisis autonómico indica que el 53 % de las existencias actuales se concentra en cuatro regiones españolas: Castilla y León (16,7 %), Galicia (14,4 %), Cataluña (12,8 %) y CastillaLa Mancha (9,1 %). País Vasco (137,8 m3/ha), Navarra (118,1 m3/ha), Cantabria (117,7 m3/ ha), Asturias (104,9 m3/ha), Canarias (101,1 m3/ha), Galicia (94,7 m3/ha) y La Rioja (91,5 m3/ha) son las regiones con mayor relación de existencias por superficie arbórea forestal, con valores próximos a las cifras medias europeas. Cataluña (72,7 m3/ha), Castilla y León (51,6 m3/ha), Aragón (47,1 m3/ ha), Baleares (40,4 m3/ha) y Madrid (40,3 m3/ha) cuentan con unas existencias medias con respecto a la situación nacional y bajas en comparación con las cifras de UE-27. Finalmente, Castilla-La Mancha (30,6 m3/ha), Comunidad Valenciana (26,6 m3/ha), Andalucía (24,4 m3/ha), Murcia (21,9 m3/ha) y Extremadura (17,3 m3/ha) son las comunidades con menor relación de volumen maderable, calificándose como muy baja su relación de madera por hectárea con respecto a los bosques de EU-27. Si se observa el volumen de madera en relación a la población, destacan Navarra, Castilla y León, Aragón y La Rioja como las regiones con mayores existencias por habitante (89 m3/hab., 61 m3/hab., 57 m3/hab. y 50 m3/hab. respectivamente, presentando valores

82

REGIÓN

VCC (Miles m3)

VCC respecto total España (%)

VCC por superficie forestal arbolada (m3/ha)

Atlántica

315.068

34,2

107,6

Centro

371.512

40,3

38,5

Mediterránea

221.790

24,1

38,8

Macaronésica

13.544

1,5

101,0

Total

921.913

100

50,5

Tabla 3. Volumen de madera total acumulado en nuestros bosques y volumen por hectárea por regiones bioclimáticas, 2009. Fuente: MARM. IFN3 (2009f). VCC: Volumen de Madera con Corteza en m3

CC. AA.

VCC (Mil m3)

VCC respecto total (%)

VCC por superficie forestal arbolada (m3/ha.)

VCC por habitante (m3/hab.)

Andalucía*

69.123

6,8

24,4

8,5

Aragón

74.338

8,1

47,1

56,6

Asturias

47.301

5,2

104,9

44,7

Baleares

7.525

0,8

40,4

7,0

Canarias

13.544

1,5

101,0

6,5

Cantabria

25.207

2,8

117,7

43,7

Castilla y León

153.772

16,8

51,6

61,3

Castilla-La Mancha

83.734

9,2

30,6

41,4

Cataluña

118.157

12,9

72,7

16,2

Extremadura

33.256

3,6

17,3

30,8

Galicia

133.093

14,6

94,7

48,6

La Rioja

15.517

1,7

91,5

49,2

Madrid

10.895

1,2

40,3

1,7

Murcia

6.920

0,8

21,9

4,8

Navarra

54.651

6,0

118,1

88,9

País Vasco

54.817

6,0

137,8

25,7

Comunidad Valenciana

20.065

2,2

26,6

4,0

TOTAL

921.913

100

50,5

20,2

Tabla 4. Volumen de madera por CC. AA., total y relativo a superficie forestal arbolada y habitante, 2009 *Andalucía incluye datos IFN3 para todas las provincias salvo Huelva y Sevilla, para las que se ha empleado IFN2. Fuente: MARM. IFN3 (2009f). Adaptado de Informe SECF, 2010

AÑO

Crecimiento anual VCC (Miles m3/año)

Crecimiento VCC por superficie arbolada (m3/ha y año)

Porcentaje anual de crecimiento respecto a existencias totales (%)

1975

31.337

2,7

6,9

1996

30.089

2,1

5,1

2009

46.136

2,5

5,0

Tabla 5. Evolución del crecimiento anual del volumen de madera total y relativo a superficie arbolada en España, periodo 1975-2009. Fuente: Ministerio de Agricultura–ICONA. IFN 1 (1975), Ministerio de Agricultura–ICONA. IFN2 (1996) y MARM. IFN3 (2009f)

n.o 56


REGIÓN

Crecimiento VCC (Miles m3/año)

VCC respecto total España (%)

Crecimiento VCC por superficie forestal arbolada (m3/ha y año)

Atlántica

22.281

48 %

7,6

Centro

15.684

34 %

1,6

Mediterránea

7.789

17 %

1,4

Macaronésica

383

1%

2,9

Total

46.136

100 %

2,5

Tabla 6. Crecimiento anual del volumen de madera total y relativo a superficie arbolada por regiones bioclimáticas, 2009. Fuente: MARM. IFN3 (2009f)

Promedio (20032007)

% Total

7.153

6.475

51,3

1.569

1.630

1.495

11,8

1.029

1.183

601

990

7,8

831

756

696

710

731

5,8

502

446

822

584

560

583

4,6

Andalucía

955

589

247

544

318

531

4,2

Castilla-La Mancha

322

352

356

1.122

318

494

3,9

Cantabria

455

453

527

368

429

446

3,5

Navarra

178

238

326

267

347

271

2,1

Extremadura

237

303

328

211

240

264

2,1

Aragón

149

183

104

144

224

161

1,3

Comunidad Valenciana

104

47

60

51

45

61

0,5

La Rioja

48

75

60

55

43

56

0,4

Madrid

53

36

18

20

41

34

0,3

Canarias

21

19

16

17

16

18

0,1

Baleares

5

6

8

9

10

8

0,1

Murcia

5

3

6

4

8

5

0,0

Total

12.059

11.446

13.382

13.530

12.691

12.622

-

Comunidad Autónoma

2003

2004

2005

2006

2007

Galicia

6.121

5.490

6.925

6.687

Castilla y León

1.240

1.240

1.796

País Vasco

1.003

1.135

Asturias

662

Cataluña

Tabla 7. Producción de madera por comunidades autónomas (2003-2007) en miles de metros cúbicos Fuente: MARM. IFN3 (2008f)

Fig. 3. Evolución histórica de la producción de madera y leña (1915-2007) Fuente: INE. Anuario Estadístico de España (1858-2011); MARM (2008c)

Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

superiores a la media europea de 40 m3/hab.), frente a Madrid, Comunidad Valenciana y Murcia, con menor relación (2 m3/hab., 4 m3/hab. y 5 m3/ hab. respectivamente). Las existencias por comunidades autónomas referidas a la superficie forestal arbolada y al número de habitantes se exponen en la tabla 4. Crecimiento anual de la madera en España Según los datos del IFN-3, el crecimiento anual de madera de nuestros bosques entre 1996 y 2009 fue de 46,136 millones de m3/año, entre 1975 y 1996 fue de 30,089 millones de m3/año, y en 1975, fecha de finalización del IFN-1, era de 31,337 millones de m3/año. En correspondencia en las existencias por regiones se presentan los crecimientos correspondientes a cada una de ellas en la Tabla 6. Producción anual de madera La producción anual de madera extraída de los bosques españoles, datos del promedio entre 2003 y 2007, es de 12,6 millones de m3/año. Esta cifra se refiere a las autorizaciones de cortas hechas por las administraciones forestales de las CC. AA. Existe un cierto consenso entre técnicos y expertos de que esta cifra solo refleja en torno al 80 % de las cortas reales, situándose las extracciones reales para el periodo 2003-2007 en 15,1 millones de m3/ año. La producción de leñas en España experimenta una disminución progresiva entre los años 1960-65 y 1975-80, debido la implantación generalizada del butano y otros combustibles de uso más cómodo en los hogares españoles. Sin embargo, la producción de madera ha seguido una tendencia creciente muy acentuada a partir de 1980, como corresponde al desarrollo social y económico de España. Si se atiende a la producción de madera y leñas y a su evolución desde 1990 se aprecia una notable disminución de las extracciones por corta de coníferas entre 2000 y 2004, probablemente debido a los derribos por viento de grandes extensiones de Pinus pinaster en las regiones francesas de Aquitania y Las Landas, lo que provocó la entrada masiva de madera a bajo costo para la industria española. En

83


Fig. 4. Evolución de la producción de madera y leña (1990-2007) en miles de metros cúbicos con corteza. Fuente: SECF, 2010

la figura 4 se representa la evolución durante el periodo 1990-2007 de las cortas de madera por especies en los montes españoles. Los destinos a los que van a parar las maderas cortadas anualmente son diversos, figura 5, destacando: la industria de aserrío con un 36 %, la de trituración para pasta de papel con el 27 % y la de trituración para la fabricación de tableros con el 25 %. Como resumen de lo expuesto cabe resaltar la baja tasa de aprovechamiento y de autoabastecimiento nacional en relación con el crecimiento anual de los bosques españoles: • Crecimiento anual de los bosques españoles….......46,1 mill. m3/año • Extracción por cortas..........15,1 mill. m3/año • Tasa de aprovechamiento o de extracción…...…………32,7 % • Consumo aparente anual, aproximado.….....36,0 mill. m3/año • Tasa de autoabastecimiento...42,0 % • Tasa de importación………..58,0 % Cabe destacar también que los bosques españoles debidamente gestionados podrían ofertar una producción anual de alrededor de 30-32 millones de m3, lo que supondría una tasa de extracción entre el 65 y el 69 %, lo cual permitiría mejorar su situación actual de abandono sin peligro alguno para seguir cumpliendo todas sus funciones sociales y ambientales. Este aumento en la gestión permitiría duplicar nuestra cuota de autoabastecimiento, pasando de 15 a 30-32 millones de m3/año (Informe SECF, 2010). Por otro lado, el consumo actual de madera en España es de alrededor de 0,8 m3/habitante/año, en Europa Central, de 1,5 m3/habitante/año, y en Europa del Norte, de 3,0 m3/ha-

84

País

Fig. 5 Producción de madera según destinos (2003-2007) Fuente: MARM (2008c)

Crecimiento (m3/año)

Extracción (m3/año)

Tasa de Extracción (% )

Irlanda (sin datos)

-

-

-

Malta (sin datos)

-

-

-

Suecia

91.355

78.127

85,5

Bélgica

5.289

4.475

84,6

República Checa

20.500

17.190

83,9

Portugal (2000)

12.900

10.590

82,1

Grecia (1990)

3.813

2.979

78,1

Eslovaquia

11.980

8.962

74,8

Lituania

9.888

7.238

73,2

Holanda

2.230

1.552

69,6

Finlandia

92.860

64.526

69,5

Letonia

16.500

11.290

68,4

Austria (2000)

31.255

18.797

60,1

Hungría

12.899

7.167

55,6

Francia

102.456

56.623

55,3

Polonia

67.595

37.156

55,0

11.015

5.730

52,0

122.000

60.770

49,8

Estonia Alemania Reino Unido

20.700

9.900

47,8

Rumanía

34.600

15.900

46,0

Eslovenia

7.277

3.203

44,0

España (2005)

46.196

19.093(1)

41,3

Bulgaria

14.120

5.768

40,8

650

249

38,3

Luxemburgo Dinamarca Italia Chipre Media UE-27

5.176

1.837

35,5

38.320

10.105

26,4

40

6

16,0

781.614

459.233

58,8

Tabla 8. Crecimientos y cortas en masas forestales de la Unión Europea2 (2005) Fuente: MCPFE (2007); MARM (2007b); IFN3

bitante/año. Todo indica que nuestro consumo de madera seguirá creciendo, y necesitaremos extraerla de nuestros bosques o importarla de otros países. Si comparamos la situación española con la del resto de los países de

UE-27 se deduce que solo Bulgaria, Luxemburgo, Dinamarca, Italia y Chipre tienen una tasa de extracción de madera y leñas inferior a la nuestra, tabla 8. En los párrafos anteriores se hacía referencia a la madera sin incluir las le-

n.o 56


de toneladas de biomasa referida a materia seca (MS) y cada año aumentan esta cantidad en 52,4 millones de toneladas por efecto de su crecimiento neto (crecimiento bruto anual menos extracciones por cortas). Tabla 9. Actualmente, la Junta de Andalucía está llevando a cabo un estudio sobre la Renta Capital y Ambiental de los bosques (RECAMAN) en colaboración con varios organismos públicos de investigación y universidades, en el cual se está inventariando la biomasa de los matorrales mediterráneos en zonas arboladas y desarboladas para determinar la biomasa de matorral acumulada en los diferentes tipos de bosques y su crecimiento o acumulación anual por hectárea. Surge de este estudio la idea de que una vez cuantificada la biomasa de los matorrales y su crecimiento anual podría plantearse la posibilidad de aprovechar parte del matorral y de los restos de corta como biomasa para producir energía, a la vez que se rebajaría el riesgo de incendios, contribuyendo así a solucionar parte de los dos más importantes problemas que tiene planteado el sector forestal en España: la falta de limpieza de los montes y el riesgo de incendios.

Figura 6: Distribución de cortas de madera por tipo de propiedad. Año 2009 Fuente: Avance anuario Estadística forestal 2009

Figura 7: Distribución de la extracción de leña según tipo de propiedad 2008 Fuente: Anuario Estadística Forestal 2008

Especies

Fuste

R>7

R 2-7

R<2

Total aérea

Total radial

TOTAL

Frondosas

348,7

97,3

108,5

87,0

641,5

701,6

1343,1

Coníferas

374,7

17,1

50,1

97,8

539,7

154,5

694,2

Laurisilva y fayal-brezal

1,8

0,4

0,6

1,2

4,0

2,5

6,5

TOTAL

725,2

114,8

159,2

186,0

1.185,2

858,6

2.043,8

Tabla 9. Distribución de la biomasa acumulada en los bosques españoles (miles de toneladas de materia seca) por grupos de especies y fracciones de biomasa Fuste: madera de más de 7 cm de diámetro en punta delgada R>7: Leñas gruesas de más de 7 cm de diámetro R 2-7: Leñas delgadas de 2 a 7 cm de diámetro R<2: Ramillas de menos de 2 cm de diámetro Biomasa radical: Formada por el tocón y las raíces gruesas, mayores de 5-7 cm de diámetro

ñas, y en esta tabla se incluye madera y leñas, pero la tendencia y orden de las cifras en los diferentes países son significativas. Producción de leñas La información sobre producción de leñas no es tan completa como la de cortas de madera. Según el Anuario de Estadística Forestal del MARM, en 2008 se produjeron 1.175.249 t de

leñas, lo que equivale a 2,5 millones de estéreos, de los cuales el 77,1 % corresponde a leñas de encina, el 13,1 % a leñas de pino y el 9,8 % a otras frondosas sin determinar. Producción de biomasa Según un estudio del CIFOR-INIA (Montero et al., 2005) actualizado a 2010, los bosques españoles acumulaban a esa fecha más de 2.000 millones

Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

Producciones no maderables Los montes no solo producen madera y leñas, sino que proporcionan además otros productos no maderables de gran utilidad para la sociedad y, sobre todo, para las poblaciones rurales. En España, debido a su diversidad climática y orográfica, se producen un elevado número de productos forestales no maderables tales como: corcho, resinas, esparto, piñón, bellota, castañas, setas, plantas aromáticas y medicinales, caza, ganadería extensiva, etc. Sin embargo, la despoblación rural ha llevado consigo el abandono de la recolección de muchos de estos productos. Otros continúan manteniendo un alto interés, como el corcho, las setas, las plantas aromáticas y medicinales, el piñón etc., y son considerados como productos de elevada calidad y autenticidad que en algunos casos van siendo sustituidos por sucedáneos químicos de menor precio. Las sociedades desarrolladas los reivindican como productos naturales de excelencia, pero su precio en relación con los sucedáneos no siempre los favorece. Existe poca información en España

85


Poda encina para producción de leñas y ramoneo del ganado

Aprovechamiento del corcho. Descorche del árbol.

Producción de setas en el bosque

sobre las producciones físicas de cada uno de ellos, y la que existe no suele tener mucha precisión. En muchos casos solo consta información de algunas CC. AA., y en ocasiones no de todas las provincias que la componen. En estos casos se intenta hacer estimaciones basadas en la información de años anteriores, pero de todas formas la precisión de las cifras que se ofrecen es baja. Por otro lado, debido a la escasa rentabilidad, la producción es recogida sin control alguno por particulares, que venden los productos directamente a fábricas transformadoras, lo que es muy frecuente sobre todo en el caso del piñón, ya que los montes productores son mayoritariamente públicos (Estado, comunidades autónomas, municipios, etc.). Podría decirse que más que una estadística lo que aquí se ofrece es una

86

relación de productos que da idea más de los diversos tipos de producciones que ofrece el sector forestal que de las cantidades físicas que se aprovechan cada año. Los precios unitarios son muy variables y se producen en un mercado imperfecto, con bajo volumen de transacciones y escasa transparencia; por ese motivo no ofrecemos aquí los datos estadísticos que pueden encontrarse en diversas fuentes. A continuación se presenta una relación de productos no maderables producidos en los bosques españoles haciendo referencia al último año del que se tiene información y la producción física en toneladas. (Anuario de Estadística Forestal del MARM 2006, 2007 y 2008, último año del que existe información oficial).

• Corcho (2008) ..……….....62.393 t • Resina (2008) ……….........1.443 t • Esparto (2008) …………........557 t • Castañas (2008) …..........44.575 t • Piñón (2007) ……….….....13.535 t • Bellotas (2006) ..…….......13.036 t • Otros frutos forestales (2007) ..................380 t • Hongos comestibles (2008) ..…....10.598 t • Trufas (2008) ..………..........12,7 t • Plantas aromáticas (2008) .............2.451 t • Plantas medicinales (2006) ...............481 t • Alcaparras (2008) ………… 195,8 t • Plantas ornamentales (2008) ....…..3.354 t • Plantas para la fabricación de utensilios, artesanía y construcción (2008) .…..28.991 t • Arenas, gravas y piedras (2008) ..…....1.823.000 t • Colmenas (2008) .…….....72.872 t • Pinocha (2008) …...............9.456 t • Algarroba (2008) ………........10,2 t • Plantas para fabricación de colorantes (2008) .…........350 t • Árboles de Navidad (2008) ..3.000 t • Plantas diversas .………...20.456 t

n.o 56


Fijación de CO2 Según los últimos datos actualizados del trabajo “producción de biomasa y fijación de CO2 por los bosques españoles” (Montero et al., 2005), los bosques españoles tienen fijadas en su biomasa 3.565 millones de toneladas de CO2 y su crecimiento fija anualmente del orden de 94 millones de toneladas netas. La fijación anual neta permite a los bosques españoles fijar 1,1 veces el CO2 emitido por el sector de transformación y generación de energía, 1,14 veces el CO2 emitido por el sector industrial, 0,9 veces el CO2 emitido por el sector transportes y 3,45 veces el CO2 emitido por el sector residencial, comercial e institucional. Datos referidos al Inventario Nacional de Emisiones de GEI de España 2010. Producciones cinegética y piscícola La información que se incluye a continuación está tomada del Informe SECF 2010 “Situación de los bosques y del Sector Forestal en España” editado por la Sociedad Española de Ciencias Forestales http://www.secforestales. org La caza y la pesca son actividades ancestrales ligadas al medio forestal donde se desarrollan. En su origen y hasta el mantenimiento del sistema agrario tradicional (década de los 50-60 en España) cumplían primordialmente una función productiva alimenticia. A partir del éxodo rural y la progresiva urbanización de la sociedad española, la actividad cinegética y piscícola pasa a tener un carácter deportivo y de ocio en la naturaleza. Evaluar el número de cazadores y pescadores a nivel nacional en la actualidad es una tarea difícil. A partir de 1984 se inicia la transferencia de competencias en esta materia y cada comunidad autónoma se encarga de gestionar las licencias de caza y pesca en cada región. Esto implica que un cazador tenga la obligación de disponer de una licencia para cada una de las comunidades en las que cace o pesque, siendo bastante común que un mismo cazador o pescador tenga licencia para dos o más regiones. De esta forma, a nivel nacional, el número de licencias coincide con el número de cazadores y de pescadores hasta 1984; a partir de esa fecha los datos solamente deben interpretarse a nivel autonómico (n.o

de cazadores/pescadores que cazan/ pescan en una determinada comunidad autónoma). A la vista de los datos, se puede hablar de un continuo incremento del número de licencias de caza hasta 1984. Entre 1984 y el año 2001 se produce un descenso considerable, volviéndose a incrementar la cifra hasta llegar a la actualidad con una cifra estable de 1.500.00 licencias. El número de licencias de pesca

se incrementa hasta 1980 (800.000 licencias), produciéndose un descenso que llega hasta finales de los años 80 (600.000 licencias). Entre 1987 y la actualidad se produce un nuevo ascenso, situándose en cifras cercanas a 1.100.000 licencias. Atendiendo a la serie de datos 2005-2007, las comunidades autónomas con mayor número de licencias de caza son Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura. Comparando datos rela-

Figura 8. Evolución licencias de caza y pesca 1955-2007 Fuente: INE. Anuario Estadístico de España (1858-2011); MARM. Anuario de Estadística Forestal (2005-2008)

N.o Licencias Caza

Superficie Cinegética (ha)

N.o licencias por 1.000 ha cinegéticas

Andalucía

642.716

7.034.315

77,15

Aragón

53.387

4.436.988

12,03

Canarias

27.583

180.597

152,73

Cantabria

10.650

485.528

21,93

Comunidad Autónoma

Castilla-La Mancha

179.553

4.520.405

39,72

Castilla y León

135.397

8.743.038

26,92

Cataluña

80.094

2.949.101

27,16

Madrid

38.277

568.663

67,31

Navarra

25.556

Sin datos

Sin datos

Extremadura

166.654

3.615.245

46,10

Galicia

28.011

1.354.253

20,68

Islas Baleares

26.042

371.940

70,02

La Rioja

13.957

503.388

27,73

País Vasco

19.787

364.668

54,26

Asturias

21.838

948.747

23,02

Murcia

15.249

744.984

20,47

Comunidad Valenciana

87.536

1.862.000

47,01

1.572.287

38.683.860

40,64

Total

Tabla 10. N.º de licencias de caza por comunidades autónomas. Fuente: MARM (2008b)

Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

87


Tabla 11. N.º de capturas, peso total, peso medio, valor económico y precio medio según especie cinegética, 2009 Fuente: Anuario Estadística Forestal Avance 2009

tivos al número de licencias por cada mil hectáreas de superficie cinegética, Canarias, Andalucía y Baleares presentan los valores más altos, mientras que Aragón, Galicia y Murcia aportan los más bajos. Como consecuencia de la actividad cinegética de los cazadores, cada año se produce un elevado número de capturas de piezas de caza de diferentes especies que adquieren un valor directo en el mercado y que no incluye la riqueza que se genera, de forma indirecta, por la actividad cinegética (mano de obra rural, hostelería, transporte, etc.). Aun a sabiendas de que las cifras sobre capturas son poco precisas de-

88

bido a la falta de colaboración de las instituciones implicadas con la estadística nacional, que no permite contar con datos completos de todas las CC. AA., se incluye la Tabla 11, tomada del avance de resultados del Anuario de Estadística Forestal para 2009, que aporta una información interesante y permite comparar la importancia relativa de cada especie en el conjunto de la actividad cinegética. Cada comunidad autónoma tiene competencia en la regulación de la actividad de la caza, por lo que existen numerosas tipologías para clasificar los terrenos cinegéticos. En la siguiente tabla se muestran las superficies

correspondientes a cada una de estas. Según el tipo de terreno cinegético, los cotos privados ocupan más del 70 % de la superficie cinegética total, seguidos de los cotos sociales o deportivos, de especial relevancia en comunidades como Extremadura, Andalucía y Aragón. Las Reservas de Caza constituyen el 5 % de los terrenos cinegéticos. En el caso de la pesca continental, la información sobre el número de capturas por especie piscícolas es igualmente muy deficiente, razón por la cual se hace necesario acudir a estimaciones basadas en las series históricas, cuando existen. En la Tabla

n.o 56


Coto Privado de Caza Andalucía

5.530.427

Aragón

317.846

Coto Coto Regional o social Municipal

Coto Refugio Cotos Refugio Social o Otros de Intensivos fauna Deportivo Caza

Reserva de Caza

1.337.376

5.057

130.868

1.383.224 47.216 2.478.411

3.327

Canarias Cantabria

291.758

Castilla-La Mancha

4.352.197

Castilla y León

8.081.179

Cataluña

2.569.645

Madrid

529.755

3.706

972

9.988

7.034.315

30.587

196.976

4.436.988

-

180.597

180.597

210

178.170

15.390

485.528

63.860

61.513

86.839

546.014

22.662

8.743.038

25.862

239.758

113.836

2.949.101

11.276

27.632

568.663

6.925

338

Navarra

4.520.405

-

Extremadura 1.151.304 Galicia

1.334.675

Islas Baleares

369.100

La Rioja

6.316

País Vasco

32.558

2.236.180 121.842

170

38.009

35.182

3.615.245

19.578

1.354.253 900

410

177.396

196.724

680

294.084

3.000

6.476

Asturias

604

738.000

Murcia

634.411

Comunidad Valenciana

1.799.991

Total

Totales

-

30.894

6.344

Zona de Zonas Caza seguridad Controlada

1.530 15.338

371.940

106.934 6.354

96.391

27.263.292 2.360.100 50.922 6.353.430 275.121 15.338 7.095

503.388 54.754

364.668

210.143

948.747

14.182

744.984

62.009

1.862.000

9.988 1.804.553 543.683

338

38.683.860

Tabla 12. Superficie según tipología de los terrenos cinegéticos por comunidad autónoma. Fuente: MARM (2008b). Elaboración propia

13, tomada del Anuario de Estadística Forestal de 2007, se presentan el n.o de capturas por especie y el peso total de las mismas.

Producción ganadera No es posible entender gran parte del actual paisaje natural de España (ni de los países mediterráneos en gene-

Especie

Número

Peso total (kg)

Perca americana (black-bass)

2.000

500

Anguila

50

38

Lucio

421

737

Cangrejo de río americano

822.151

54.978

Salmón

2.255

9.978

Truca arcoíris

745.000

167.500

Trucha común

1.195.473

254.076

Trucha sin especificar

130.000

32.500

Ciprínidos: barbo, tenca, carpa y sin especificar

2.355.260

2.498.410

Otros

1.185.000

600.000

TOTAL

6.437.610

3.618.716

Tabla 13 Distribución del número de capturas en aguas continentales por especie y peso medio de las mismas. Fuente: Anuario de Estadística Forestal 2007

Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

ral) sin comprender la importancia histórica de la ganadería y el pastoralismo. España tiene buenas condiciones naturales para el desarrollo de la ganadería. De hecho, las culturas neolíticas desarrolladas en la Península se orientaron prioritariamente hacia la ganadería, no hacia la agricultura. Tradicionalmente, la mayor parte de la cabaña ganadera se había sostenido mediante el pastoreo de la práctica totalidad de los terrenos forestales y de los barbechos, complementado con el aprovechamiento de las rastrojeras una vez recogidas las cosechas. Hasta 1905, la totalidad de la cabaña ganadera se puede considerar ganadería extensiva. En 1950, el 90 % de la cabaña sigue siendo extensiva (Informe SECF, 2010). La evolución total y extensiva de la cabaña ganadera se representa en la figura 9. La cabaña en régimen extensivo, que en 1950 rondaba el 85-90 %, bajó al 60 % entre 1980-85 y al 25 % en la actualidad. Así mismo, el porcentaje

89


Uso recreativo del bosque. Senderismo

de la cabaña ganadera nacional que se alimentaba mayoritariamente de pastos forestales pasó del 50 % en los años 50 (Navarro, 1961) al 25 % en 1980 (Zulueta y Allué, 1982) y a alrededor del 10 % en la actualidad. Las cifras anteriores indican que la importancia de la ganadería extensiva ha disminuido drásticamente en los últimos 50-60 años, y en cambio la intensiva ha crecido extraordinariamente en el mismo periodo. En la actualidad no existe una estadística actualizada de la distribución de las superficies pastadas por tipos de cubierta en España. Los últimos datos publicados datan de 1999 (San Miguel, 2001) y se presentan en la tabla 14. Estos datos se refieren a la carga ganadera y al peso vivo total de los animales que pastan en terrenos forestales en lugar de estar referidos a cabezas de ganado mayor o menor. La superficie forestal española tiene una capacidad de acogida media de 0,17 UGM por hectárea, y de llevarse a cabo resultaría fundamental para la prevención de incendios y la conservación de la biodiversidad, el paisaje y la cultura rural. En tal caso, la superficie forestal podría alimentar una cabaña en régimen extensivo de entre 4,2 y 4,5 millones de unidades de ganado mayor, lo que vendría a representar aproximadamente la cuarta parte de la actual

90

cabaña ganadera española. Para ello, resultaría necesario establecer medidas de fomento comercial (marcas de calidad, ganadería ecológica) así como resolver cuestiones de tipo social (escasez de pastores), político (subvenciones, ganaderos a tiempo parcial) y ecológicas (distribución irregular de la oferta de hierba verde).

Producciones no comerciales Además de todas las producciones enumeradas en los epígrafes anteriores, los bosques ofrecen otros bienes y servicios a la sociedad que esta valora muy positivamente, pero que al no ser comercializables no se les ha podido asignar un precio y, por tanto, no figuran en las estadísticas de producción de los bosques. Actualmente se está trabajando en la valoración de estos bienes por grupos de investigación punteros compuestos por economistas ambientales, ingenieros forestales y otros naturalistas para intentar estimar la disposición al pago (DAP) de los ciudadanos por los servicios recreativos, el paisaje, la biodiversidad, los servicios del agua, el valor de existencia, el de opción, etc. Los estudios parciales que se han hecho hasta la fecha demuestran que la ciudadanía de nuestro país concede un mayor valor a estas producciones que a algunas de las actuales producciones comerciales. Estos estudios están comenzando a dar sus frutos, y en este sentido pronto se encontrará en condiciones de conocer las rentas de capital y ambiental de los bosques andaluces (Proyecto RECAMAN, desarrollado por el CSIC con la colaboración del CIFOR– INIA y varias universidades). Estamos seguros que más pronto que tarde el pago de los servicios am-

Ganadería extensiva: los bosques proporcionan alimento al más del 25 % de la ganadería española que se produce en régimen extensivo (ovejas, cerdo ibérico, vacas -de razas autóctonas o no-, cabra, etc.)

n.o 56


Tipo de cubierta

Superficie (miles hectáreas)

Carga (kg Peso vivo/ha)

Peso Vivo Total (t) Peso Vivo Total (UGM)

Prados naturales

1.095,2

138

151.137,6

629.740

Pastizales

5.203,9

25

130.097,5

542.073

Eriales a pastos

4.028,2

10

40.282,0

167.842

Espartizales

384,9

10

3.849,0

16.038

Monte abierto

4.130,3

23

94.996,9

395.820

Monte leñoso

5.041,9

16

80.670,4

336.127

Monte maderable

7.240,9

6

43.445,4

181.023

Total forestal

27.125,3

20,07

544.478,8

2.268.662

Tabla 14. Distribución de superficies pastadas por tipo de cubierta (1999) Fuente: San Miguel (2001)

Figura 9. Evolución de la cabaña ganadera total y extensiva en millones de Unidades de Ganado Menor. UGM: Unidades de ganado mayor Fuente: Navarro (1961); Zulueta y Allué (1984); San Miguel (2001); *Estimaciones elaboración propia

Importancia económica del bosque Contribución de los bosques españoles al PIB El bosque productor, como entidad productiva, genera una actividad económica que se deriva de su propia existencia. Para poner a España en el contexto de Europa, se presenta esta información conjuntamente con la del resto de los países de la UE–27, lo cual facilita la posibilidad de comparación directa y resalta la posición relativa de cada país. La actividad forestal incluye el movimiento económico derivado de la selvicultura y de la explotación forestal (CNAE 2). La industria forestal com-

bientales será una realidad en España y en el resto del mundo. En un mundo donde el mercado regula casi todas las relaciones socioeconómicas y donde los países ricos usan gratuitamente parte de los balances ambientales positivos de los países pobres, que tienen bajo consumo de energía y son ricos en bosques, el pago por este tipo de bienes públicos no tardará en imponerse. El mercado de CO2 puesto en marcha por el protocolo de Kioto, aunque incipiente y poco definido, ha supuesto una paso importante en esa dirección. No es arriesgado pronosticar que en un futuro próximo las sociedades de los países desarrollados, a través de impuestos, tasas o venta directa de los propietarios de los bienes ambientales, tengan que pagar cantidades bastante superiores a las que pagan hoy por los bienes y productos con mercado. Para entonces, habrá que revisar el concepto de bosque productor que hemos utilizado en este trabajo. El Paisaje forestal es un bien muy valorado por la sociedad, del cual disfruta de forma gratuita

Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

91


El sector forestal genera 13,7 millones de puestos de trabajo en el mundo prende la fabricación de productos de la madera (CNAE 20: aserrío y fabricación de tableros, carpintería y corcho) así como la industria de papel, pasta de papel y cartón (CNAE 21). Se debe resaltar que solamente se tiene en cuenta la contribución directa del sector forestal al PIB. Los datos presentados no incluyen los valores indirectos a través de otros sectores (por ejemplo: movimiento económico derivado de la caza, la ganadería extensiva, turismo en la naturaleza o medios dedicados a la extinción de incendios). La inclusión de estos valores incrementaría con seguridad las cifras de las tablas presentadas a continuación, pero el criterio establecido es reflejar solamente la contribución directa sectorial. A nivel europeo, el último dato3 disponible corresponde al año 2005. Los países en los que el sector forestal presenta un mayor aporte relativo al PIB nacional son Finlandia, Estonia y Letonia, con valores superiores a un 4 % del total nacional. La media de este dato en la Unión Europea se sitúa en el 1,04 %. España (0,9 %) se sitúa por debajo de la media europea (1,04 %) en aportación del sector forestal al producto interior bruto. En la tabla 15 se muestran los datos con la evolución de la aportación del sector al PIB entre 1990 y 2005. La contribución del sector forestal Subsector

al Producto Interior Bruto de nuestro país ha ido disminuyendo paulatinamente desde 1990, debido probablemente al estancamiento del valor de las producciones forestales que no incluyen los bienes sin mercado que la sociedad disfruta libremente y al aumento progresivo del PIB. Destaca el despegue del sector forestal experimentado en países como Estonia, Letonia y Rumanía, y el descenso progresivo que se ha ido produciendo en España. Es cierto que estos datos no tienen en cuenta otras producciones no maderables como son el corcho, la caza, la ganadería extensiva, etc., que alcanzan mayor valor en España que en el resto de los países de la UE–27. Evolución en España La evolución del VAB forestal en España por sus sectores de producción se presenta en la tabla 16. Indicadores de Productividad del sector forestal (tabla 17) Las mayores productividades del sector forestal por hectárea arbolada en Europa (EU-27) corresponden a Holanda, Reino Unido y Bélgica. España (0,426 euros/hectárea arbolada) se sitúa por debajo de la media europea y también por debajo de países -Francia (0,79 euros/ha) y Portugal (0,57 euros/ha)– con similares condi-

País

1990 1995 2000 2005

Irlanda

0,9

1

0,7

0,5

Malta

0,4

0,3

0,3

0,1

Suecia

4,0

4,8

3,8

3,1

Bélgica

1,1

0,9

0,9

0,8

República Checa

1,8

2,2

2,0

2,1

Portugal

2,6

2,3

2,3

1,7

Grecia

0,7

0,8

0,7

0,5

Eslovaquia

1,9

3,0

2,4

2,4

Lituania

1,6

2,4

2,2

2,9

Holanda

0,8

0,7

0,7

0,6

Finlandia

7,2

8,5

8,1

5,4

Letonia

1,5

3,3

4,5

4,3

Austria

2,6

2,4

2,5

2,2

Hungría

1,0

1,3

1,1

0,8

Francia

1,1

1,2

0,9

0,8

Polonia

1,5

1,9

1,6

1,6

Estonia

1,8

3,0

4,5

4,2

Alemania

1,7

2,0

1,0

1,0

Reino Unido

1,2

1,0

0,7

0,6

Rumanía

1,8

1,7

2,9

3,5

Eslovenia

2,3

1,9

2,2

1,8

España

1,1

1,2

1,1

0,9

Bulgaria

1,0

1,5

0,7

0,9

Luxemburgo

0,5

0,3

0,4

0,3

Dinamarca

1,0

1,0

0,9

0,9

Italia

1,1

1,1

1,0

0,9

Chipre

1,1

1,0

0,8

0,9

Media EU-27

1,2

Tabla 15. Evolución de la aportación del sector forestal al PIB en EU-27 (1990-2005), en porcentaje. Fuente: MCPFE (2007)

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

Promedio

%

1.850

1.726

1.785

1.744

1.675

1.672

1.677

1.733

20 %

3.211

3.194

3.148

3.142

3.117

3.184

3.347

3.192

37 %

Industria del papel

3.729

3.853

3.772

3.631

3.588

3.498

3.494

3.652

43 %

Subtotal Selvicultura, Madera y Papel

8.790

8.773

8.705

8.517

8.380

8.354

8.518

8.577

Selvicultura y explotación forestal Industria de la madera y el corcho

Industria del mueble

6.379

6.301

6.027

5.955

6.313

6.210

6.266

6.207

Subtotal (incluyendo Industria del mueble)

15.169

15.074

14.732

14.472

14.693

14.564

14.784

14.784

Total VAB España

732.597

772.815

795.143

827.818

858.819

890.270

934.698

830.309

% VAB Forestal

1,20 %

1,14 %

1,09 %

1,03 %

0,98 %

0,94 %

0,91 %

1,03 %

% VAB Forestal (incluyendo Mueble)

2,1 %

2,0 %

1,9 %

1,7 %

1,7 %

1,6 %

1,6 %

1,8 %

Tabla 16. Evolución del VAB Forestal por sus sectores (2000-2006) - € constantes 2009 - Fuente: INE (2006)

92

n.o 56


País

Superficie arbolada (ha)

VAB Sector Forestal

% VAB nacional

VAB/Mil ha arbolada

VAB/N.o trabajadores

Alemania

11.076

19.975

1,0

1.803,4

58,07

Austria

3.862

4.769

2,2

1.234,9

80,83

Bélgica

667

2.120

0,8

3.178,4

66,25

Bulgaria

3.625

159

0,9

43,9

3,38

Chipre

174

109

0,9

626,4

21,80

Dinamarca

500

1.549

0,9

3.098,0

59,58

Eslovaquia

1.929

811

2,4

420,4

13,98

Eslovenia

1.264

426

1,8

337,0

19,36

España

17.915

7.635

0,9

426,2

32,91

Estonia

2.284

382

4,2

167,3

14,15

Finlandia

22.500

7.313

5,4

325,0

88,11

Francia

15.554

12.291

0,8

790,2

57,43

Grecia

3.752

868

0,5

231,3

19,29

Holanda

365

2.661

0,6

7.290,4

66,53

Hungría

1.976

613

0,8

310,2

9,15

Irlanda

669

795

0,5

1.188,3

4,18

Italia

9.979

10.858

0,9

1.088,1

36,68

Letonia

2.941

476

4,3

161,8

7,10

Lituania

2.099

526

2,9

250,6

15,47

Luxemburgo

87

80

0,3

919,5

80,00

Malta

0

6

0,1

-

-

Polonia

9.192

3.184

1,6

346,4

13,16

Portugal

3.783

2.174

1,7

574,7

25,88

Reino Unido

2.845

9.436

0,6

3.316,7

51,01

República Checa

2.648

1.918

2,1

724,3

16,68

Rumanía

6.370

1.762

3,5

276,6

10,94

Suecia

27.528

7.771

3,1

282,3

82,67

Total

155.584

100.667

1,04

647,0

36,34

ciones naturales. Las mayores productividades por trabajador se concentran en Finlandia, Suecia y Austria, con valores superiores a los 80 euros por trabajador. España (32,91 €/trabajador) se sitúa cerca de la media del conjunto europeo (36,34 €/trabajador), aunque con menor productividad que países con condiciones de producción similares -Francia, 57,43 €/trabajador-. Inversiones en los bosques españoles La inversión en el sector forestal ha crecido considerablemente desde 1964 hasta la actualidad, tanto en términos absolutos como relativos, como se pone de manifiesto en el esfuerzo inversor. A partir de 1979-80 se produjo un cambio importante en el sector. Hasta esas fechas la práctica totalidad de los trabajos forestales se ejecutaban por medios propios de la Administración, y a partir de entonces comienza un proceso progresivo de contratación de servicios y obras a empresas privadas que han resultado importantes para la conformación de un sector forestal empresarial y que ha permitido ejecutar las crecientes inversiones que no habrían podido llevarse a cabo con los medios propios de la Administración. El cambio de sistema de ejecución de obras y servicios supuso, en aquel momento, un significativo incremento de los costes por unidad de obra, lo que puede haberse visto reflejado en el aumento de las inversiones forestales. La distribución de las inversiones por tipos de actuación en el sector forestal se expone en la tabla 19. Obsérvese que los programas de de-

Tabla 17. Indicadores de productividad en Europa (EU-27). Fuente: MCPFE (2007), INE (2005)

Año

1964

1983

2005

Inversión en el sector forestal (Millones € actualizados 2009)

235

567

1.127

Superficie Forestal (Mil hectáreas)

25.622

25.984

27.000

Superficie Forestal Arbolada (Mil hectáreas)

11.792

14.080

17.915

Habitantes (Miles habitantes)

32.408

38.081

42.662

PIB (Millones € actualizados 2009)

202.956

426.842

909.687

Esfuerzo inversor en el Sector Forestal (Inversión Sector/PIB)

0,1159 %

0,1329 %

0,1239 %

Inversión / Sup. forestal (€/ha)

9,2

21,8

41,0

Inversión / Sup. arbolada (€/ha)

19,9

40,3

61,7

Inversión / Habitante (€/hab)

7,3

14,9

26,4

Tabla 18. Evolución e indicadores de inversión en el sector forestal (1964-2005). Fuente: ICONA (1964, 1983), ASEMFO (2005)

Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

93


Concepto

Inversión (millones €)

%

Prevención y extinción de incendios forestales

747,4

47,6 %

Protección hidrológico-forestal

189,4

12,1 %

Subvenciones

141,8

9,0 %

Tratamientos selvícolas

140,1

8,9 %

Forestación y restauración de la cubierta vegetal

83,2

5,3 %

Protección de flora y fauna silvestres

69,6

4,4 %

Protección de los espacios naturales de especial interés

46,5

3,0 %

Creación y mantenimiento de vías forestales

43,7

2,8 %

Otras inversiones en el sector forestal

39,4

2,5 %

Uso público recreativo y educación ambiental

25,0

1,6 %

Ordenación y aprovechamiento de los recursos forestales

16,7

1,1 %

Plagas y enfermedades forestales

11,4

0,7 %

Investigación forestal

7,8

0,5 %

Mejora de pastos

4,4

0,3 %

Participación social y desarrollo económico

2,9

0,2 %

Total

1.569,4

100,0 %

Tabla 19. Distribución de la inversión pública en el sector forestal en España (2008). Fuente: ASEMFO (2002-2008)

Figura 10. Evolución de la inversión Forestal Pública (2002-2008) -€ constantes 2009- Fuente: ASEMFO (2002-2008)

tección y extinción de incendios forestales absorbe casi la mitad de las inversiones totales, lo cual limita las inversiones en selvicultura preventiva y en gestión forestal de las cuales están tan necesitados nuestros bosques. Empleo forestal El sector forestal genera 13,7 millones de puestos de trabajo en el mundo. Una cuarta parte de los mismos se emplea en labores de selvicultura y explotación forestal, y el resto, en la industria forestal. En la Unión Europea, casi tres millones de personas trabajan en el sector, lo que supone un 1,1 % de la población activa. Destacan Alemania, Italia y Polonia como países con mayor número de trabajadores. En España, cerca de 200.000 personas trabajan directamente en el sector forestal, lo que equivale al 1,13 % de la población activa (promedio de datos 2000-2007). Otro aspecto impor tante es el que hace referencia al repar to de las inversiones forestales entre la Administración General del Estado y las administraciones autonómicas, que supuso alrededor de un 3 % del total de la inversión pública, como media, durante el periodo 2002-2008 (Fig. 10). En términos comparativos tenemos menos empleo forestal por hectáreas de bosque que la UE-27, sobre todo en lo referente a empleo en el subsector de trabajos de campo (selvicultura y

Total

Selvicultura y explotación forestal

% Total

Industria de Madera y Papel

% Total

% Población activa

Mundo

13.700

3.900

28%

9.800

72 %

0,4 %

UE-27

2.735

575

21%

2.180

80 %

1,1 %

España

197

25

13%

172

87 %

1%

Tabla 20. Empleo forestal (2005) –miles de trabajadores– Fuente: FAO (2009); MCPFE (2007)

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

Promedio 2000-2007

%

36

30

36

33

29

36

44

36

35

17%

113

124

125

119

114

127

117

106

118

59%

Industria del papel

52

50

48

47

52

49

47

41

48

24%

Total sector forestal

201

204

210

199

195

212

207

183

201

Población activa total

15.506

16.146

16.630

17.296

17.971

18.973

19.748

20.356

17.828

% Población activa en sector forestal

1,30 %

1,26 %

1,26 %

1,15 %

1,09 %

1,12 %

1,05 %

0,90%

1,13 %

Selvicultura y Explotación Forestal Industria de la madera y del corcho

Tabla 21. Empleo en el sector forestal en España (2000-2007) –miles de trabajadoresFuente: INE. Encuestas de Población Activa (2000-2008) Tomado de Informe SECF-2010

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n.o 56


explotación forestal). La puesta en producción de algunos de nuestros bosques que están siendo muy débilmente gestionados, como por ejemplo, cortar alrededor de 30 millones de m3/año en lugar de los 15 millones de m3 que cortamos actualmente e intensificar la limpieza de parte del matorral de nuestros bosques, podrían incrementar los puestos de trabajo en el sector forestal en más de un 50 %.

1 La región atlántica se corresponde con las comunidades autónomas de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y Navarra; la región central comprende Castilla y León, La Rioja, Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha y Aragón; la región mediterránea abarca Andalucía, Baleares, Murcia, Comunidad Valenciana y Cataluña; y por último, la región macaronésica incluye exclusivamente a Canarias. 2 Se han utilizado los datos de 2005 para el conjunto de países (STATE OF EUROPE’S

FORESTS 2007) a excepción de España (Datos de crecimiento: IFN3–2009/Datos de cortas: Balance Nacional de la Madera 2005), Grecia (1990) y Austria y Portugal (2000). (1) incluye leñas. 3 Los datos disponibles corresponden al VAB (Valor Añadido Bruto), que es una magnitud equivalente a efectos prácticos al PIB (Producto Interior Bruto) con la diferencia de que el VAB no considera los impuestos indirectos de las producciones.

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Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

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OPINIÓN

TÉCNICA

Una reflexión sobre la contribución de los montes al desarrollo rural de la España actual

Jesús Casas Grande Ingeniero de Montes Ex Director General de Desarrollo Sostenible del Medio Rural Texto de la conferencia impartida en diciembre de 2011 con motivo del Año Internacional de los Bosques en el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino

96

n.o 56


L

a verdad, como siempre en el centro de la balanza, es que poderosos argumentos teníamos para pensar así. Durante siglos sucesivas generaciones de habitantes de la península Ibérica se habrían dedicado, para desgracia de las descendientes de la discutida ardilla de Estrabón, a talar, cortar, quemar, deforestar, desertizar y convertir lo que la naturaleza hubiera conformado como bosque (aceptemos esta vez el “término” como genérico por aquello de la construcción argumental) en un secarral. Y algo de razón existía en todo ello. Basta rebuscar en las viejas fotos añosas, en los daguerrotipos preñados de brumas o en los relatos de los viajeros románticos del siglo XIX para entrever lo que debían ser la geografía y los paisajes rurales españoles a prin-

cipios de este siglo. Si lo registrado era veraz, efectivamente había cumplidas razones para temer por nuestro patrimonio arbolado. Pero quizá nos faltaba en ese paradigma el interiorizar que nuestro territorio no es un espacio natural. Porque lo cierto es que no hay nada en él que permita pensar en que estamos ante un resultado compuesto y orquestado por el libre devenir de una naturaleza no intervenida. Nuestra tierra es puro mestizaje cultural, no siempre clemente, entre la necesidad de los ciudadanos por progresar, su lucha por encontrar acomodo y la fuerza de la naturaleza por medrar. Que en algún caso el resultado de todo ello sea muy valioso ambientalmente, haya permitido conservar especies emblemáticas, sea ensoñador paisajísticamente o

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trascendente en lo emocional no resta un ápice a su origen. Nuestros horizontes son el resultado de un equilibrio sobrevenido. De un armisticio pactado entre fuerzas, a veces forzadamente moduladas, y otras veces abiertamente antagónicas. Hablar de naturaleza en España es hablar de paisajes construidos. Dudo que exista un solo metro cuadrado no intervenido en los últimos dos mil años. Si lo hay, soy de los que no tengo la menor vacilación en proponer su protección absoluta y la preservación de esa situación sin la menor intromisión posible. A lo largo de todo nuestro proceso de construcción identitaria, a los forestales se nos ha dibujado que los bosques españoles vivían en el difícil filo de un conflicto territorial con las necesidades de la agricultura y la ga-

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Javier Cantero

Hecho singular en esta especie de construcción del “carácter” fueron los procesos de desamortización de montes acaecidos a lo largo del siglo XIX. Fruto de ellos, probablemente insospechado, fue que contribuyeron a la identificación de lo forestal y de los forestales no con la sociedad y el territorio en su conjunto, sino con una parte muy concreta del mismo. La creación del catálogo de montes de utilidad pública, la exclusión de la venta a manos privadas de una parte, importante, de nuestros bosques públicos (del orden de nueve millones de hectáreas) tuvo sus buenas y malas consecuencias, siendo el balance, en cualquier caso, y creo que sobre ello no debe quedar la más mínima duda, absolutamente positivo. No hay que dar muchas vueltas para caer en la cuenta de que ciento cincuenta años después nuestras mejores masas forestales son aquellos montes de utilidad pública. Y que mucha de la cultura forestal que se nos ha inculcado es, precisamente, la del cuidado y la atención a esa parte esen-

cial, aunque no exclusiva, de nuestro patrimonio natural. Ese proceso de defensa del carácter público de una amplia superficie de montes bajo la figura de los montes de utilidad pública tuvo, como correlato, la creación de una administración forestal y la incardinación de toda la formación y la preparación de los colectivos forestales a su gestión. Cuando recuerdo mis años en la Escuela de Montes en realidad lo que creo que realmente aprendí, y lo que quería hacer cuando acabe mi formación, algo que luego nunca hice y probablemente ya nunca haré, era gestionar montes de utilidad pública. Pero esa pujante fortaleza ha tenido también, en mi opinión, un segundo correlato adicional no tan satisfactorio, como ha sido la focalización de la administración y de las políticas públicas en el servicio parapatrimonial de la gestión de estos montes. Tengo la sensación de que la potencia, obvia y magnifica, del concepto nos ha iluminado tanto que poco o nada hemos pensado en el “resto” de los

Javier Cantero

nadería, en donde el avance de estas dos actividades primarias y vitales era causa fundamental de la regresión de las masas forestales. A fin de cuentas, “trashumante” hace referencia a aquellos que se movían “detrás del humo”. Pero para una sociedad rural y hambrienta como lo fue la española, y de manera angustiosa hasta bien entrado el pasado siglo, plantear la dicotomía entre el uso productivo, agrario y ganadero, de la tierra y la preservación de la cubierta vegetal debía de ser una alternativa irrelevante. La ordenación del territorio es la respuesta a la necesidad. La planificación territorial consolidada son las cicatrices del imperativo de la supervivencia. En ese contexto se debe situar el desenganche conceptual entre los montes y la sociedad rural. Somos herederos de ese desenganche, y no hay nada de malo en aceptarlo. Aunque tal vez nunca debimos pretender pasar la delgada línea roja que nos separaba del conformarnos como una especie de brazo armado de una pretendida contrarreforma forestal.

98

n.o 56


Patrimonio Forestal del Estado es el corolario lógico del planteamiento ideológico acuñado durante las últimas décadas del siglo XIX: la necesidad de una rehabilitación de lo forestal desde la intervención pública. Los más de tres millones de hectáreas de montes del Estado repobladas a lo largo de las décadas que el organismo estuvo activo han sido, y son, un importante blasón de nuestra capacidad colectiva, difíciles de poner en tela de juicio hasta que la naturaleza, ella solita y como consecuencia del abandono del medio rural, nos ha señalado que la capacidad para regeneración natural

ques, hacemos nuestro un mandato de uso que corresponde a toda la sociedad y, de alguna forma, solo logramos desgajar de un territorio una mera parte. Nadie puede poner en duda nuestro voluntarismo y nuestra actitud. Otra cuestión es que, probablemente, con todo ello, nos estuviéramos quedando un poco solos. Quizá la reflexión sobre el Patrimonio Forestal del Estado y la política de repoblaciones forestales posteriores a nuestra guerra civil merezca una reflexión adicional. Sostengo que el

es muy superior, cuando desaparecen los elementos de perturbación, a la que podríamos esperar. Sin duda fue un esfuerzo loable que, sin embargo, el paso del tiempo no ha consolidado como estructura económica. Las repoblaciones del Patrimonio Forestal en muchos casos aún se dibujan sobre el paisaje como espacios ajenos a la realidad económica y social del lugar donde se sitúan. Están ahí, pero no hemos sigo capaces de generar entusiasmo local con ellas. El hilo conductor que debe relacionar los recursos naturales,

el paisaje, y el bienestar de la población que lo siente como suyo en este caso no se ha producido lo suficiente. Siguen siendo los montes del Estado. A finales de los años sesenta y principios de los años setenta del siglo XX irrumpen en España las políticas conservacionistas, descubriendo un mundo nuevo en un país que en realidad había sido un adelantado en su configuración. De hecho, la primera ley de Parques Nacionales en la legislación mundial fue la española del año 1916. Sin embargo, ese impulso perdió pujanza entre el desgobierno, los avatares de la guerra civil y la posguerra.

Ricardo Montón Utrilla

montes, que es como decir que poco o nada hemos pensado en el territorio forestal como un todo en conjunto. De alguna forma, la atención por aquello que era un mandato obvio nos ha dificultado ver que existían más bosques además de ese bosque, y más formas de hacer política forestal además de esa política forestal. Cuando, a principios del siglo XX, se pone en marcha el Patrimonio Forestal del Estado, se vuelve a reproducir, probablemente por aquello de las inercias, un análogo modelo. Aspiramos a asumir como colectivo administrador la responsabilidad del futuro de los bos-

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No fue capaz de incorporar matices y capacidades, y retrasó su incorporación al tenor general de la acción pública hasta bien entrados los años sesenta. Cuando irrumpe, irrumpe con retraso, con sensación de cuenta pendiente, y con visión antagónica respecto de lo que entonces se estaba desarrollando. Todavía persiste algún rescoldo de sensación de que la incorporación de lo ambiental a la acción pública se hizo a pesar de la administración forestal. Incluso en algunos casos se llegó a pretender identificar a la administración

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forestal como la principal responsable de los desmanes ambientales que por entonces se estuvieran cometiendo. Como en tantos otros casos del devenir humano, precisamente los más celosos guardianes de un fin acaban siendo imputados como responsables de los riesgos y amenazas que sobre ese fin se ciernen. Revisar la hemeroteca de los primeros setenta es encontrar referencias continuas al carácter destructor y explotador de la naturaleza por parte de, precisamente, el organismo garante de su conservación. En donde, no me cabe la menor duda, la práctica totalidad de sus profesionales estaban formados y volcados en el uso sostenible y en la preservación de los valores naturales. Mi impresión es que aquella crisis, la de los primeros setenta, no solo no quedó bien resulta sino que de ella procede un germen de división absurdo que aún se mantiene y que ha llevado a definir, como si fueran dos compar-

100

timentos estancos cuando en realidad son dos formas de nombrar a la misma cosa, lo forestal y el medio natural. No hay un espacio diferenciado, ni nunca lo ha habido. La conservación de los valores naturales, en un país donde los bosques son montes, pasa por saber integrar ese delicado juego de equilibrios entre el uso y la conservación. Pero es cierto que durante estos últimos treinta años hemos hablado mucho de conservación y poco de gestión forestal. Y sobre todo, tal vez no hayamos sido capaces de encontrar argumento económico más allá del dinero público. Las políticas basadas en el gasto público, en la renuncia al retorno monetario y en la patrimonialización administrativa de la gestión están bien en escenarios concretos indubitativos, o en situaciones de extraordinaria bonanza económica, pero no se puede pretender que conformen un marco estable de actividad sobre todo el territorio. En estos años, la de-

riva conservacionista, probablemente necesaria, nos ha llevado a ocultar, cuando no obviar, que el medio natural (los montes, dicho de forma más comprensible para todos nuestros ciudadanos rurales) no solo son espacios de conservación, son sitios para generar actividad económica. Cortar madera no es ni un delito ni un error; por el contrario, forma parte de un modelo sostenible de usar y usar bien que, por el contrario, tiene todas las razones para ser entendido como más solidario con el planeta que cualquier otro. Sin embargo, en estas últimas décadas, ese mensaje equilibrado no lo hemos sabido trasladar. En estas últimas décadas, la sensación impuesta de que no estábamos haciendo las cosas bien nos ha llevado, precisamente, a dejar de hacer las cosas razonablemente. Y naturalmente, el modelo conservacionista al mismo tiempo cargaba los tintes intervencionistas y limitaba la capacidad de acción del ciudadano, del ti-

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Ricardo Montón Utrilla

tular, del gestor del territorio. Preservar la biodiversidad, el último mantra del pasado siglo, se convertía en una labor propia de la administración y las paraadministraciones asociadas. Un nuevo golpe en el clavo de restar capacidad al territorio y añadir argumentos a la patrimonialización. Todo lo contrario de lo que sería deseable en un planteamiento de consolidar, a medio y largo plazo, una filosofía de gestión. Tampoco pudimos ver que, al mismo tiempo, en la sociedad rural se había iniciado un proceso irreversible que la alejaba de aquella visión antagónica con la preservación y el uso sostenible del medio natural (léase montes). Por primera vez en la historia de la península Ibérica, los espacios transformados retrocedían. Al mismo tiempo que la producción agraria y ganadera aumentaba considerablemente, la superficie ocupada disminuía. La superficie dejaba de ser un factor esencial de producción. En apenas cincuenta años, en España, aunque el 80 % de su territorio sigue siendo rural, la mayor parte de la población ya no reside en el campo. Apenas un 20 % del total de la población española se puede calificar como rural. En un proceso implacable, nuestros pueblos se han ido quedando vacíos, y nuestro territorio se ha convertido en el gran desconocido de la realidad española. El balance en algunos casos es tremendo. Hoy, más de un 40 % del territorio tiene menos de dos habitantes por kilómetro cuadrado. Vastas zonas del interior peninsular son desiertos sociales. Los paisajes de la Ibérica, las estribaciones de las Mesetas, el Prepirineo y las sierras interiores mediterráneas, el escudo gallego o la raya con Portugal conforman un espacio que, querámoslo o no, se nos está quedando vacío. Se puede plantear este proceso como inevitable. Pero también conviene reflexionar hasta qué punto es razonable para la vertebración territorial de un país que se conforme sobre grandes macroconcentraciones de población y vacíos geográficos. Por otra parte, la realidad es que la gente que se desplaza se mueve impelida por la insatisfacción en su forma de vida, por la sensación de que no tiene cubiertas todas sus necesidades. Y eso no es razonable. Los ciudadanos tienen derecho a desarrollarse, a vivir como

personas y a alcanzar su plenitud personal con carácter general en cualquier lugar del territorio. No hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. El resultado ha supuesto una importante pérdida de valores culturales, de identidades y de formas de entender la vida. Y lo que es más grave, ha supuesto una pérdida de la capacidad protagónica del territorio rural para ser entendido como un espacio de futuro. Con la incorporación de España a la Unión Europea, nuestro país se incorpora progresivamente a la política agraria común. Una política que, aunque matizada a lo largo de las sucesivas modificaciones, consagra el objetivo de la producción y del abastecimiento suficiente a los ciudadanos europeos, en cantidad y en calidad, contribuyendo además al aseguramiento de rentas básicas de agricultores y ganaderos. La irrupción de la PAC ha supuesto una notable profesionalización de la actividad agraria en un contexto de mercado y de producción agroalimentaria, y un importante, importantísimo, aporte financiero al sector agrario español, que se puede cifrar en términos actuales en unos 7.000 millones de euros anuales. Pero también ha cambiado profundamente la forma de entender la agricultura y la ganadería, con una orientación cada vez más dirigida al mercado y progresivamente menos vin-

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culada a la realidad territorial. Aunque bien es verdad que los reglamentos que actualmente se debaten en el seno del Consejo de Ministros y en el Parlamento Europeo tratan de matizar esa orientación, la PAC es en cierta medida la responsable de un proceso de subrogación de las iniciativas de los agricultores al escenario económico que mayor apoyo financiero tenía. Hemos hecho un sistema dependiente en donde no tanto se cultiva en función del territorio, sino que se cultiva en función de la prima asociada. El modelo agrario esta plenamente inmerso en el contexto de globalización que pesa sobre toda la actividad económica. Nuestros agricultores tienen la necesidad de producir más, mejor y a precios más competitivos. La aportación tecnológica en este sentido es inevitable, como inevitable es que se produzca una tendencia a la concentración y a la intensificación de las producciones. Estos tiempos han visto crecer pues un modelo agrario que, progresivamente, se aleja del territorio y se independiza del factor suelo. Un modelo agrícola en donde lo importante no es producir, sino vender, y en donde la clave está en el valor añadido que se deriva de la transformación y la comercialización. En ese escenario, el territorio y sus circunstancias pierden protagonismo y necesidad. Y en ese

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contexto es cuando la supervivencia de otro modelo agrario y ganadero, no necesariamente antagónico pero desde luego diferente, basado en el territorio, en la producción local y en la apuesta por un modelo tradicional de elaboración encuentra riesgo en su continuidad si no está apoyado en un reconocimiento expreso de los servicios ambientales y de las externalidades positivas que genera. La necesidad de vincular ese remanente de actividad agraria tradicional con otros usos territoriales, forestales, ambientales, se vuelve perentoria. Por sorprendente que parezca, en estas condiciones, la alianza entre los que defienden el mantenimiento de un modelo agrario tradicional y local, que pasa por su valorización comercial y el reconocimiento de sus valores añadidos, y los sectores conservacionistas o ambientales, lejos de ser una realidad es todavía un terreno por construir. Desgraciadamente, la percepción que hace la sociedad rural de lo ambiental está impregnada de desconfianza y recelo. Los conservacionistas no hemos hecho amigos en el medio rural. Por el contrario, en no pocas ocasiones hemos cargado a los gestores del medio rural y a los residentes locales con la responsabilidad de una problemática de conservación de la que no eran responsables, sino sufridores. En algunos casos, los ciudadanos rurales, agobiados por sus carencias, han visto como se daba más importancia a determinada población de una especie que a su propia calidad de vida. Esto, además del desenganche entre presumibles

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aliados, es un error conceptual a medio y largo plazo, porque difícilmente las políticas de conservación van a ser viables si no encuentran acomodo, aceptación, entre la gente rural. Si la gente rural no las hace suyas, no vamos a superar el empuje de una determinada generación más o menos militante. El medio rural encuentra dificultad para valorizar los nuevos usos. Ve con distancia y recelo una actitud conservacionista que no acaba de entender, y no encuentra ningún escenario material, más allá de las palabras, en donde se les conceda valor a las externalidades positivas que, más allá de la producción directa, ofrece al conjunto de la sociedad y que, de alguna forma, permitirían mantener una actividad que todos entendemos como necesaria, en tanto que es soporte de los valores naturales del territorio. Porque, esa es la cuestión de fondo, en la medida que nuestro territorio rural es un espacio construido basándose en un determinado tipo de uso, de presencia y de actividad, la única forma a medio plazo de asegurar el mantenimiento de esos procesos y la evolución dinámica de esos paisajes es, precisamente, que se consolide una cierta presencia de actividad que lo haga posible. Y eso, que resulta así de sencillo de presentar, no parece que logre superar la fase de la definición conceptual para tornarse en política y acción real. Algo de todo esto tiene que ver también con la irrupción del nuevo paradigma rural, y con la posterior oleada de reflexión que se deriva de la actual

situación de crisis económica. Creo que todas las administraciones públicas han hecho un notable esfuerzo en las últimas décadas para dar respuesta a las necesidades del medio rural. Desde la Administración General del Estado a las administraciones autonómicas y, obviamente, las administraciones locales, ningún responsable político ha dejado de entender que nuestro territorio rural era un espacio para hacer cosas. Sin embargo, a pesar del esfuerzo, de los recursos invertidos y de la voluntad manifestada, lo cierto es que no hemos conseguido equilibrar la balanza entre medio rural y medio urbano. Nuestro medio rural se sigue despoblando, la brecha retributiva se mantiene, la calidad de los servicios y del disfrute de los derechos ciudadanos es inferior y, como colofón, nuestros ciudadanos rurales siguen teniendo la sensación de que son ciudadanos de segunda. No es verdad que en el medio rural se viva mejor que en el medio urbano. Si esto fuera así, la gente no se iría del medio rural, y se siguen yendo. Incluso en un escenario de crisis económica en donde todos los expertos señalan que el medio rural está resistiendo la crisis mejor que el medio urbano, la población, y ahí están los datos que anualmente ofrece el Instituto Nacional de Estadística, de forma insistente y machacona sigue abandonando el medio rural. En consecuencia, y sin buscar responsables, podemos hablar de fracaso. Es cierto que la actividad agraria ha perdido capacidad de retener mano

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Los expertos afirman que esta situación de degradación del territorio rural es, en realidad, un fracaso de las políticas sectoriales, que contribuyen a entender el territorio como una superposición de planos separados de obra dentro del proceso de concentración. Un agricultor podía vivir, ciertamente en unas condiciones difícilmente envidiables, con apenas unas hectáreas, y hoy la superficie mínima que permite una cierta rentabilidad se debe multiplicar por cien. También es verdad que, al mismo tiempo, la tecnificación ha permitido que en una misma jornada laboral un agricultor pueda atender una superficie muy superior a la que atendía hace solo un par de décadas, con el consiguiente aumento de producciones y abaratamiento de costes. Pero el corolario adicional es que eso ha arrojado fuera de la agricultura una gran cantidad de mano de obra que el medio rural no ha logrado absorber. Ese porcentaje de población, que no encuentra respuesta en la diversificación de la actividad rural, es, sin embargo, esencial para asegurar una mínima “masa crítica” poblacional que permita la viabilidad de los procesos sociales. Es evidente que cuando en una comarca determinada la densidad de población se sitúa por debajo de un habitante por kilómetro cuadrado, los núcleos de población abandonados medran y se pierden los vínculos sociales,

resulta difícil remontar. Los expertos afirman que esta situación de degradación del territorio rural es, en realidad, un fracaso de las políticas sectoriales, que contribuyen a entender el territorio como una superposición de planos separados. La Unión Europea, en el Tratado de Lisboa, ha acuñado el concepto de cohesión territorial, complementario de los conceptos de cohesión económica y cohesión social, para conformar el núcleo esencial de la vertebración conjunta de la Unión Europea. La cohesión territorial es entendida como la capacidad de los territorios para articular procesos de desarrollo y crecimiento sostenible independientemente de su situación geográfica dentro de la Unión Europa. De acuerdo con ello, la asignación de usos y capacidades territoriales, con el correlato de infraestructuras, servicios, y ofertas, debería permitir una continuidad en su desempeño a lo largo de todo el territorio de la Unión, sin vacíos geográficos ni espacios olvidados. Se trataría de asegurar que todas las potencialidades territoriales podrían estar en condiciones de ser desarrolladas, por existir elementos, sustrato y so-

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porte que lo hiciera posible. En este sentido, el nuevo paradigma del desarrollo rural trasciende de las políticas sectoriales hacia una política territorial. No olvida que el espacio rural es un espacio de producción primaria, pero no lo entiende como un mero espacio de abastecimiento al servicio del medio urbano, sino como un territorio con proyecto y capacidad propia. En este punto es cuando también cabe hablar del fracaso de los modelos de planificación descendente. No se puede pretender imponer al territorio un determinado modelo, o una línea estratégica concreta. El medio rural está lleno de ejemplos de cosas, proyectos y actividades bien pensadas desde los órganos de poder que, por falta de integración con los ciudadanos, se convierten en fracasos o no alcanzan toda su plena capacidad. A lo largo de esta exposición ya se ha hecho referencia a ello. Creo que, con la mejor intención del mundo, la política de repoblaciones forestales de los años cincuenta al setenta es un ejemplo claro de ese error de plantear los modelos de organización como escenarios de planificación descendentes. Diseñadas desde el po-

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la gente se va porque no encuentra espacios de relación u ocio, a lo mejor tan importante como la bomba de impulsión del riego es escucharles y asegurar que esté abierto los fines de semana el local social. El nuevo paradigma territorial consagra la incorporación del principio de la participación ascendente en los procesos de construcción de modelos territoriales: contar con la gente, devolver responsabilidad y capacidad, dar protagonismo y hacer a los ciudadanos mirarse en el espejo de sus capacidades y de sus posibilidades. Abandonar la idea de una sociedad dependiente y mantenida en donde los criterios, las orientaciones y los principios vienen de fuera, y apostar por una sociedad protagónica, responsable y consciente de que lo que sea de ella depende, simple y llanamente, de lo que quiera ser. Recapitulemos. Vivimos en un escenario en donde lo agrario, sin demérito alguno de su importancia, es insuficiente para vertebrar el territorio. Se nos está desenganchando de la realidad terreno y, cada vez más depende de as-

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der político-tecnocrático, y sin duda con buena intención, el no conseguir un enganche con la población, el no hacer a esta parte de su configuración, ha supuesto que, cuarenta años después, sigan siendo espacios vacíos en donde el territorio no encuentra respuesta ni piensa que puede incorporar ningún elemento. Son “los pinos del ICONA”. Por el contrario, pensemos en la metodología Leader, con todas sus luces y sombras. Cuando las ideas y los escenarios surgen desde la base, o al menos con la participación de los agentes territoriales, es mucho más plausible pensar que aquello se incorpore a la realidad, la población lo haga suyo y realmente conforme crecimiento y desarrollo. No se trata de hacer lo que pensamos que necesita la gente, se trata de hacer lo que la gente quiere que hagamos. Y muchas veces, en estos escenarios tan sencillos y tan elementares, el optar por uno u otro modelo es el punto de no retorno para la viabilidad del territorio. Es importante mejorar las infraestructuras agrarias, es verdad, pero si en una localidad

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pectos y factores que no guardan relación con el factor tierra. Alguien puede pensar todavía que la tierra es para el que la trabaja, pero realmente, cada vez más, la tierra como tal es un factor irrelevante de la producción. La cuestión no es producir, es vender y comercializar en términos de competitividad. Ese proceso deja vacíos territoriales, deja vacíos sociales, y deja vacíos económicos que deben ser cubiertos. Y deben ser cubiertos con una llamada a la valorización de los restantes valores territoriales y, por qué no, a la incorporación de nuevas actividades en el medio rural. Y en ese sentido, una apostilla; no tiene sentido pensar que el espacio rural es un ámbito condenado únicamente a la valorización de lo autóctono, por el contrario, es absolutamente razonable incorporar nuevas líneas de actividad, aunque para ello sea necesario contar con un mínimo básico de infraestructuras, de servicios, de capacidades y de medios. El medio rural no es un reducto para hacer lo de siempre, como siempre y con los de siempre. En todo este escenario complejo, y probablemente planteado de forma inconexa, hay varios corolarios acordes con toda esta argumentación. En primer lugar, reconocer que vivimos en una situación un poco contradictoria. De una parte, el territorio rural no encuentra su punto de equilibrio y las tendencias desvertebradoras siguen más presentes que nunca, pero también es verdad que nunca ha existido mayor compromiso, conciencia y percepción social de los valores que el mundo rural aporta a la sociedad, y no necesariamente los relacionados con la producción agraria. El mundo urba-

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no quiere ruralizarse, siente añoranza de aquel perdido horizonte abierto y clemente, pero, al mismo tiempo, el mundo rural aspira a urbanizarse, y pretende encontrar formas, maneras y organizaciones lo más próximas posibles, en presencia, calidad y cantidad, al mundo urbano. Para resolver eso no parece que haya una receta preestablecida, pero si vale alguna apostilla. En concreto, que no se puede plantear ninguna política de desarrollo rural que merezca ser denominada así si no se apoya en una visión territorial transversal y supraterritorial, y eso, en un país como España, en que más de la mitad del territorio es forestal, no puede hacerse sin considerar los montes, los bosques, el medio natural, como queramos llamarlo, dentro del proceso integral de dar futuro a nuestro medio rural Porque la realidad es que la foto actual de lo forestal es bastante distinta de la que históricamente hemos escuchado. Pueden existir en nuestro país enclaves con problemas de erosión y desertización, y habrá que atenderlos con el cuidado que el caso requiere, pero lo cierto es que, hoy por hoy, de forma espontánea en España la superficie forestal crece, y crece a un ritmo notable. Más de tres millones de hectáreas en las últimas décadas, en un ritmo que se aproxima a las 200.000 hectáreas anuales, en datos avalados por el Inventario Forestal Nacional. Ello supone un crecimiento anual de volumen de madera de cerca de 50 millones de metros cúbicos, de los que apenas se estarían cortando 15 millones. Nuestras existencias forestales totales superan los 500 millones de metros cúbicos, una cifra probablemente desconocida e inalcanzada en los últimos dos mil

años. Dicho en otras palabras, nunca ha habido en España tanto bosque como actualmente. Y todo parece indicar que, independientemente de avatares diversos, ese proceso no se va a detener. Es cierto que mayoritariamente se trata de masas jóvenes, que requieren gestión y selvicultura, y que el volumen de madera acumulado por hectárea es relativamente bajo, pero el hecho es que más del 54 % de la superficie del país se puede calificar como forestal, y no existe, en la práctica, ninguna cautela social frente a ello. Con carácter general, y salvo cuestiones puntuales y localizadas, no hay una demanda general de transformación y ocupación de terreno forestal. En esas circunstancias, España, que es un país eminentemente rural desde el punto de vista territorial (más del 80 % del territorio tiene la consideración de rural), tiene que ser entendido también, por sorprendente que pueda resultar la afirmación, como un país eminentemente forestal.

Un país eminentemente forestal, y mayoritariamente privado. Solo un tercio de la superficie forestal es pública, independientemente de que los más sonoros y señeros de nuestros bosques tengan esa condición. Por ello a mí me resulta evidente que no se podrá hacer una política forestal con visión de Estado si no interioriza claramente que la propiedad de los bosques es privada, y que la atención singular a los propietarios privados es pieza clave en todo ello. Las administraciones públicas tienen que dejar de hacer “gestión forestal” para hacer “política forestal”. A los funcionarios la sociedad no nos quiere para hacer cortas u organizar monterías, nos quiere para que esas cosas simplemente se hagan por quien las tiene que hacer, que es el titular. Bien hechas, ambientalmente integradas y generando riqueza y desarrollo económico. Y desde esa perspectiva, creo que todavía no somos del todo conscientes

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del trabajo que tenemos pendiente. Creo que ha llegado el momento de dejar de considerar la gestión forestal como una actividad pública vinculada a la administración y construir un sector en donde la iniciativa la tenga la iniciativa privada. No podemos quedarnos al margen del proceso productivo, ni podemos pensar que la conservación del medio natural pasa por generalizar un modelo abstencionista y ajeno a la realidad económica y social. No podemos trasladar la visión de una actividad permanentemente obligada a la subvención. Porque, entre otras cosas, la situación no tiene por qué ser necesariamente esa. En un escenario de necesidad creciente de utilización de recursos naturales, en un país en donde el volumen de madera consumida supera ampliamente el volumen de madera cortada, en un marco de demanda energética en plena revisión y en donde la biomasa forestal puede y debe tener un papel energético, y en una sociedad en donde cada vez tiene peso económico el resto de los aprovechamientos asociados al medio forestal tanto ligados al uso consuntivo de los recursos naturales como los relacionados con externalidades ambientales positivas, no querer ver en ello una oportunidad económica y no pensar que además puede suponer un efecto de enganche con la mejora de la sociedad rural es, además de un profundo error, un notable desprecio.

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Sencillamente, es reprochable que no tratemos de valorizarlo. Y ese debe ser nuestro principal objetivo, la consolidación de un sector forestal, en plena coherencia con toda la normativa ambiental, que se convierta en un argumento de estabilidad, progreso y producción de riqueza para el medio rural y, por extensión, para el conjunto de la sociedad española. Eso pasa, también, por una reformulación de dónde y a qué se deben destinar los recursos públicos asignados al sistema. ¿Debemos repensar un gasto que apenas tiene proyección económica y que, básicamente, se concentra en la acumulación de información o en el mantenimiento de sistemas de prevención y extinción de incendios forestales configurados no sobre la mejora de los bosques sino sobre la protección estática? En la línea de lo que se viene argumentando, los fondos públicos no puede ser un capítulo aparte; tienen que engranarse con los recursos privados y contribuir a potenciar esa capacidad de creación de riqueza. Más que a fortalecer la potencia burocrática de las administraciones, deben dirigirse a actuaciones que contribuyan a la mejora del sistema forestal, a la consolidación de su gestión, al apoyo de sus titulares y a la creación de riqueza. Deberíamos estar obsesionados porque todo gasto público solo sea una espoleta inicia-

dora de una actividad económica que tenga viabilidad en sí misma más allá de tiempo de encendido que provoque el gasto público. Durante años, los forestales y la gestión de los montes parecerían haber estado reñida con la visión económica. Muchos, impregnados de un sentido de trascendencia de nuestros actos, hemos podido llegar a pensar que lo nuestro estaba fuera de las reglas de la economía, de la sociedad y del mercado. Y nada más lejos de la realidad. Es más, asegurar esa trascendencia en el tiempo pasa, muy probablemente, por sentirse cómodo, insisto, sin menoscabo de aspectos ambientales, en la economía y en la sociedad. El siguiente argumento en esta construcción intelectual es, coherentemente, reconocer que la gestión de lo forestal, en su acepción más amplia posible, no puede configurarse al margen de lo que queramos, como diseño, construir en el mundo rural. Más aún, frente a otros escenarios de uso, la actividad forestal mantiene su absoluta vinculación con el territorio, no es deslocalizable, y es la base de conformación de los servicios ambientales que el medio rural aporta a la sociedad. Probablemente, en un contexto agrícola que inevitablemente se desengancha de la realidad territorial, sea el principal argumento para esa vertebración territorial a la que se ha hecho referencia. Sirva solo

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un dato: un 85 % del gasto en gestión forestal es mano de obra. La energía producida por la biomasa es la que mayor aportación de mano de obra conlleva, con gran diferencia, respecto a todas las posibles fuentes de energía. Para que eso sea así, también es verdad que el mundo forestal, ya lo he anticipado, tiene que apostar por un cierto cambio. En primer lugar debemos dejar de pensar que todo lo que hacemos ha de tener un sustrato de actividad pública. Es necesario reflexionar sobre el papel de lo público y entender que la subsidiariedad en esto, como en casi todo, no solo es conveniente sino que es imprescindible. Tenemos que pasar de hacer gestión forestal a hacer política forestal. La gestión la tienen que hacer los titulares, las empresas, los actores territoriales. Los políticos y los funcionarios tenemos que hacer política forestal, en el mejor sentido de la palabra. No se trata de que nosotros hagamos las cosas, manejemos el territorio, se trata de que eso, en todo el territorio y no solo en los montes públicos, ocurra, y ocurra para bien. Mucho de nuestro trabajo actual puede que no solo no sea nuestro trabajo, sino que al desarrollarlo impidamos, precisamente, su desarrollo. Hasta qué punto la intromisión de la Administración en responsabilidades gestoras no está en la razón de la escasez que nuestro sector forestal manifiesta. El futuro del medio rural se basa en la construcción de un sustrato territorial transversal que supere visiones y orientaciones sectoriales, que sea capaz de integrar, que dé respuesta a las demandas de los ciudadanos y que sintonice con las

expectativas de una sociedad cada vez más ambientalmente comprometida. Hay que superar la dicotomía anquilosada entre uso y no uso. No hay ninguna razón que, con carácter general (ya se ha comentado lo referido, por ejemplo, a relictos no intervenidos de vegetación que pudieran existir), justifique el no aprovechamiento racional de los recursos naturales. Y eso no es incompatible, todo lo contrario, con su conservación. En todos los casos, la sostenibilidad en el uso es la clave para que las cosas se conserven. La otra alternativa es la subsidiación pública permanente, que los tiempos y las crisis han demostrado claramente que, salvo lugares simbólicos y singulares fuera de toda duda y consideración, ni es viable ni tiene justificación. La política forestal y del medio natural tiene que ser una política de amplio espectro, de visión generosa y de integración. No es espacio ni para los detalles ni para la visión localizada. No se puede mirar el territorio desde el prisma unívoco de una determinada orientación. Eso pasa también por desmitificar el sentido patrimonial. Es verdad que hay valores colectivos, es verdad que hay esencias con las que todos nos podemos sentir comprometidos e implicados, pero eso no quiere decir que la tierra no tenga dueño o que el dueño tenga que quedar fuera del proceso de gestión como resultado, precisamente, del reconocimiento de los valores que encierra su propiedad. En estos casos es verdad que nos movemos en una delgada línea de capacidades y de libertades, pero no podemos condenar al propietario, al residente, al actor lo-

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cal a ser un mero espectador de la función que representamos en su teatro. Asentir con esta realidad, por mucho que nos pese (y hablo como funcionario con diez trienios a mis espaldas), significa reconocer que tal vez podamos ser menos, significa simplificar estructuras administrativas, desburocratizar, amortizar procedimientos y, probablemente, obviar la autorización por la regulación y perder esa capacidad de inmiscuirnos en todos y en cada uno los actos y las actividades. No se trata de considerar el mercado un dogma, y es evidente que en el medio rural hay carencias e insuficiencias en donde nunca el mercado va a entrar, pero si pretendemos, y lo necesitamos, empezar a jugar la partida de las complicidades, las capacidades y las sintonías, o damos más libertad o difícilmente vamos a lograr nada. Tenemos que crear sector. Y eso pasa por reforzar el papel de los que quieren hacer cosas y de los que quieren apostar y arriesgar. Busquemos a nuestros emprendedores y a nuestros empresarios comprometidos y mimémoslos, desde la consideración del monte con un vector económico del medio rural. Y tratemos de pasar de las palabras a los hechos, comencemos a hacer cosas concretas. Todo lo dicho puede resultar muy útil intelectualmente, pero no avanza un centímetro en ninguna dirección. Tenemos que constatar que muchas cosas las debemos cambiar, y cuando antes, comenzar a cambiarlas. No quisiera tener que seguir diciendo cosas similares, en similares términos, dentro de otros diez trienios.

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LEGISLACIÓN

AMBIENTAL

Antonio García-Giralda Ruiz Abogado ambientalista

Medidas urgentes en materia de medio ambiente El pasado 5 de mayo se publicó en el Boletín Oficial del Estado el Real Decreto Ley 17/2012, de 4 de mayo, de medidas urgentes en materia de medio ambiente, introduciendo modificaciones al Real Decreto Ley 1/2001 de Aguas, a la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural, a la Ley 22/2011 de Residuos y Suelos Contaminados y, por último, a la Ley 24/1988, del Mercado de Valores.

Modificación del Real Decreto Ley 1/2001 de Aguas on la finalidad de racionalizar la gestión y uso del agua, en línea con la Directiva 2000/60/CE, de 23 de octubre de 2000, Marco del Agua, se regulan las masas de agua subterránea y el buen estado de las mismas. El régimen introducido en el presente Real Decreto-ley permite reaccionar con rapidez ante los problemas que se detecten en las masas de aguas subterráneas así como una mayor flexibilidad para gestionar las disponibilidades de agua en las masas que cuenten con un plan de actuación. En la misma línea, este Real Decreto-ley incorpora medidas que incentivan, como mecanismo potestativo, la transformación de los derechos de aprovechamiento privados de aguas a derechos concesionales, con el objetivo, entre otros, de facilitar y mejorar la gestión de episodios meteorológicos e hidrológicos desfavorables. Se incorpora una disposición específica para la cesión de

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derechos en el ámbito territorial del Plan Especial del Alto Guadiana, cuya aplicación urgente impida un nuevo deterioro del acuífero y permita mantener la sostenibilidad de las instalaciones agrícolas derivadas y una reordenación de los derechos de uso de las aguas tendente a la recuperación ambiental de los acuíferos. Por otra parte, este Real Decreto-ley refuerza la potestad sancionadora en materia de aguas, imprescindible para garantizar la correcta aplicación de la legislación sustantiva. Lo que era del todo punto necesario y urgente tras la declaración de nulidad parcial de la Orden MAM/85/2008, de 16 de enero, por la que se establecen los criterios técnicos para la valoración de los daños al dominio público hidráulico y las normas sobre toma de muestras y análisis de vertidos de aguas residuales por la sentencia del Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo), de 4 de noviembre de 2011, recaída en el recurso de casación núm. 6062/2010. De esta forma, se incorporan al texto refundido de la Ley de Aguas, sin perjuicio del ulterior desarrollo reglamentario, los criterios generales que se tomarán en cuenta en la valoración del daño causado en el dominio público hidráulico, determinantes para calificar la infracción. En definitiva, se garantiza el ejercicio de la potestad sancionadora con pleno respeto al principio de legalidad (artículo 25 de la Constitución), en su doble vertiente de reserva legal y tipicidad. El Real Decreto-ley 12/2011, de 26 de agosto, añadió al texto refundido de la Ley de Aguas una disposición adicional decimocuarta que habilitaba a determinadas Comunidades Autónomas para el ejercicio de facultades de policía de dominio público hidráulico en las cuencas intercomunitarias, así como para la tramitación de los procedimientos a que dieran lugar sus actuaciones hasta la propuesta de resolución.

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Por ello, resulta necesario evitar que con esta reforma legal pueda verse afectado el principio de unidad de gestión de las cuencas hidrográficas intercomunitarias, elevado a principio constitucional por el Tribunal Constitucional en sus sentencias 227/1988, 161/1996 y 30 y 32/2011. Y salir al paso de los desarrollos normativos que sobre esta materia hayan realizado o puedan realizar las Comunidades Autónomas habilitadas por esa disposición adicional. Modificación de la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural e modifica la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, ya que, su aplicación ha revelado ciertos desajustes que exigen ser corregidos con la máxima prontitud, puesto que están generando retrasos innecesarios a los ciudadanos e inconvenientes difíciles de superar a las Administraciones públicas encargadas de la gestión de los espacios protegidos y de la Red Natura 2000. Así, en aquellos casos en que se solapan varias figuras de protección, se dispone que se consolidarán y unificarán todas ellas en un único instrumento de protección. Al tiempo, se garantiza la compatibilidad de la protección con las necesidades de desarrollo propias de los núcleos urbanos, a través, precisamente, de la planificación de los espacios naturales. También resulta urgente la habilitación para que reglamentariamente se instituya un procedimiento para comunicar a la Comisión Europea las medidas compensatorias que se adopten en el marco de lo dispuesto en el artículo 45.5 de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre.

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Modificación de la Ley 22/2011 de Residuos y Suelos Contaminados gualmente, es preciso introducir modificaciones en la Ley 22/2011, de 28 de julio, de Residuos y Suelos Contaminados, con la finalidad de simplificar y reducir las cargas administrativas que ocasionaban ambigüedad, incertidumbre e inseguridad en la aplicación de la norma.

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Asimismo, para eliminar la indeterminación e inseguridad jurídica, era indispensable delimitar las competencias sancionadoras de las entidades locales en esta materia, disponiendo que las ejercerán respecto de los residuos cuya recogida y gestión les corresponda. Modificación de la Ley 24/1988, del Mercado de Valores su vez, el artículo cuarto trae causa en el Reglamento (UE) n.o 1210/2011 de la Comisión, de 23 de noviembre de 2011, por el que se modifica el Reglamento (UE) n.o 1031/2010 (Reglamento de subastas), en particular con el fin de determinar el volumen de los derechos de emisión de gases de efecto invernadero por subastar antes de 2013. Dicha norma establece que deberá subastarse en 2012 un volumen total de 120 millones de derechos de emisión de gases de efecto invernadero en el conjunto de la Unión Europea. En el anexo I del reglamento, donde se desglosa el volumen a subastar por cada Estado miembro, se establece que a España le corresponderá subastar en 2012 la cifra de 10.145.000 derechos. Los trabajos para la contratación de la plataforma común transitoria, donde se realizarán las subastas hasta que la plataforma definitiva haya sido designada, se encuentran muy avanzados estimándose que las subastas podrán comenzar inmediatamente. En consecuencia, es necesario, desarrollar la normativa que permite a las entidades financieras concurrir a las subastas por cuenta propia o en nombre de clientes, investir a la Comisión Nacional del Mercado de Valores de las facultades de supervisión, inspección y sanción en relación a las conductas relativas al abuso de mercado, establecer las infracciones aplicables a estas conductas. En definitiva, la adopción de la modificación de la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores contemplada en este Real Decreto-ley responde a la necesidad de tener adaptada la legislación financiera española ante el inminente comienzo de las subastas de derechos.

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Ismael Muñoz

Parque Natural del Tajo Internacional, ente España y Portugal

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EMPRESAS

FORESTALES

Basoinsa S.L.,

Ingeniería ambiental desde Leioa hasta Latinoamérica Basoinsa adquirió su nombre en 1984, aunque oficialmente se constituyó como sociedad limitada en diciembre de 1985. Entonces estaba formada por ocho técnicos, de los cuales cuatro eran ingenieros técnicos forestales, y los otros cuatro, ingenieros de montes. De aquellos orígenes, su consejero delegado Gotzon Cuesta hace una mención especial a Carlos García Muro, “uno de los principales gestores de la idea de Basoinsa, en la que desempeñó el puesto de Gerente desde el año 1992 hasta su fallecimiento en marzo de 2009”. Verónica Ramírez

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us actividades principales se enmarcan dentro de los campos de la evaluación ambiental, estudios de impacto ambiental de proyectos y de planes y programas, ordenación del territorio con especial incidencia sobre la ordenación de los recursos naturales. A esta lista de tareas que llevan a cabo le siguen más, como vigilancias ambientales en obras, informes de sostenibilidad ambiental, autorización ambiental integrada, gestión de residuos, suelos y sedimentos contaminados, restauración de áreas degradadas, jardinería y paisajismo, aplicación de biotécnicas, fitorremediación, geología, desarrollo de

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aplicaciones y herramientas personalizadas SIG y otras tantas actividades. Basoinsa comenzó trabajando en el País Vasco principalmente en lo relacionado con trabajos como el del plan General de Caminos Forestales de Vicaya/Bizkaia. En este momento actúan en todo el territorio nacional e incluso internacional: han establecido contacto con autoridades ambientales y socios locales de Colombia, Perú, Paraguay, México, Argentina, Brasil y Chile y han trabajado recientemente en un estudio ambiental con el Ministerio de Ordenación Territorial y Medio Ambiente de Uruguay. La empresa la compone un equipo multidisciplinar de más de 40 técnicos en biología, geología, eco-tecnología acuática, ingeniería forestal,

ingeniería agrónomica, química, ciencias ambientales, geografía, informática, cartografía GIS-CAD y prevención de riesgos laborales. A todo lo anterior se le une además su trabajo en innovación. En estos momentos están desarrollando cinco proyecto de I+D que se suman a otros cuatro ya terminados. Uno de ellos, Fitobitek, trata de una “Metodología de Fitorrecuperación de Suelos Contaminados con Metales Pesados para Áreas Degradadas”. Dentro de este proyecto se han instalado varias parcelas experimentales de simulación real, en las cuales se emplea la vegetación para el tratamiento in situ de suelos, sedimentos y aguas contaminadas. Otra parte de la investigación se dedica a las aplicaciones in-

formáticas, como en Arsotek 2.0, un proyecto en el que trabajan en una herramienta para introducir la gestión de las contaminaciones acústica y lumínica en la gestión de los espacios naturales. Después de mucho tiempo Gotzon Cuesta insiste en reconocer que “todo esto no hubiese sido posible sin el magnífico equipo que tiene la empresa y todos aquellos profesionales que han pasado por ella en estos veintiocho años”. Basoinsa son 28 años de ingeniería medioambiental con sede principal en Leioa (Vizcaya), en los que Cuesta otorga la misma relevancia tanto a los aciertos como a los fallos, en un instante de balance: “Todo forma parte del bagaje de la empresa y de todo se aprende”, afirma.

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Gotzon Cuesta, consejero delegado de Basoinsa S.L.

“Sin ser conscientes de ello hemos sido una empresa con un potentísimo componente innovador” ¿Qué objetivos teníais en el momento de creación de la empresa? Nuestro primer objetivo era conseguir trabajo para los socios. No nos movía un concepto empresarial clásico pensando en beneficio, dividendos y esa serie de cosas. Lo que nos movía era la inquietud por hacer cosas que entendíamos importantes y que no se estaban haciendo o no como nosotros las entendíamos. Ahora me doy cuenta de que hemos sido, sin ser conscientes de ello, una empresa con un potentísimo componente innovador desde el comienzo. ¿Se cumplieron los objetivos iniciales? Con creces, pero muy especialmente por lo de hacer cosas novedosas. Yo creo que desde el comienzo sabíamos que el sector forestal no podía ser nuestra principal actividad si queríamos crecer. Bajo mi punto de vista hay una tendencia hacia el funcionariado en esta profesión y, normalmente, los técnicos de la administración no valoran el ejercicio libre de la profesión. ¿En qué destaca Basoinsa en relación a otras empresas del sector? Basoinsa está diseñando de manera conjunta con el Grupo de Investigación Reconocido GIR-TADRUS (Tecnologías Avanzadas aplicadas al Desarrollo Rural Sostenible) de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de la Universidad de Valladolid un proyecto para demostrar que la aplicación de las TIC (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) de última generación en espacios naturales contribuye notablemente a mejorar la conservación y gestión de las especies y los hábitats. Desde nuestro inicio hemos destacado también por la incorporación temprana de prácticas y técnicas de restauración en áreas degradadas de

Gotzon Cuesta en la oficina de Basoinsa

todo tipo, siendo pioneros en el diseño y puesta en práctica de medidas correctoras en infraestructuras lineales, canteras, bioingeniería, etc. A modo de ejemplo, estamos experimentando con la introducción de madera muerta en cauces para la mejora de los hábitats fluviales. Son las primeras experiencias a nivel estatal. Por otro lado, en el área de Geología Ambiental hemos desarrollado un Equipo de Inspección de suelos contaminados y aguas subterráneas asociadas, compuesto por siete técnicos, con implantación de la norma UNE-EN ISO/ IEC 17020, auditada anualmente por ENAC. Esto nos faculta para realizar investigaciones de suelos contaminados bajo dicha norma a nivel estatal y europeo y nos otorga el rango de entidad

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acreditada para dichas investigaciones frente al órgano ambiental de la CAPV. Entre estas acreditaciones es de destacar la de realizar Análisis Cuantitativos de Riesgos o ACR para calcular numéricamente el umbral de riesgo aceptable, para la salud humana y el medio ambiente, derivado de la presencia de contaminantes en suelo o aguas subterráneas. ¿Qué importancia tiene contar con un equipo multidisciplinar? Desde el punto de vista de organización interna de la empresa, el equipo multidisciplinar permite una organización por grupos de trabajo o comités en los que se integra todo el personal, y aporta sus conocimientos a la mejor gestión profesional y laboral.

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“Desde el comienzo sabíamos que el sector forestal no podía ser nuestra principal actividad si queríamos crecer” Oficina de Basoinsa

tar la gran sensibilización ambiental de la que dispone en conjunto la sociedad y más en el caso de las generaciones más jóvenes, lo que supone un no retorno en la percepción y aplicación de las políticas ambientales. Este hecho obligará a realizar cada vez mejores estudios y proyectos que avalen aquellas actividades que se planifiquen en nuestro futuro a medio plazo. ¿En qué afecta el contexto actual a una consultoría ambiental? No hace falta decir que el momento actual es difícil para todos. Tenemos adjudicados concursos con distintas administraciones que no se han terminado de ejecutar, alegando que no tienen dinero para pagar sus nóminas por lo que deben dar por rescindidos los contratos. Esta situación yo no la había vivido hasta ahora.

Entre estos comités destacan los de legislación, informática, diseño, I+D+i, sistemas de gestión de calidad, medio ambiente y seguridad y salud, mejora técnica. Tras años trabajando en todas las CC. AA. peninsulares, ¿qué diferencia unas de otras? Existen diferencias entre todas ellas, tanto legislativas como de organización, desarrollo de las distintas fuentes de información ambiental, niveles de exigencia etc. En ocasiones esto dificulta el trabajo a realizar ya que puede llegar a suponer multiplicar esfuerzos. Sin embargo, después de tantos años nos hemos acostumbrado a trabajar con esta situación y hasta puede decirse que constituye un activo, ya que nos ha permitido conocer las mejores prácticas de cada una de ellas y adaptarlas a nuestros procedimientos, y el conocer la distinta legislación,

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organización y particularidad de cada comunidad nos da la oportunidad de poder asesorar y dar un mejor servicio a nuestros clientes del ámbito privado. ¿Tenéis pensado abrir más delegaciones? La apuesta actual está en la internacionalización. Este año abrimos una delegación en Colombia. También este año hemos constituido una agrupación de empresas con el nombre de Confluentia en la que estamos representadas cinco empresas con una trayectoria muy contrastada en distintos ámbitos del sector medioambiental, lo que nos da una gran capacidad de respuesta experta. ¿Hay suficiente interés por la ordenación del territorio? Indudablemente en los últimos años nuestra sociedad ha cambiado sustancialmente y en su haber debemos ano-

También habéis trabajado en la redacción de planes de gestión de la Red Natura 2000, ¿habéis detectado a qué se deben los retrasos en las fechas impuestas por la UE? No se puede generalizar una misma causa para todas las comunidades autónomas, existiendo comunidades que están más avanzadas que otras en la elaboración de los planes de gestión. En cualquier caso el problema de mayor calado es el de la financiación de la gestión activa de la red, ya que si bien la comisión contempló la vinculación de cofinanciación de los planes de gestión, no ha acabado de resolver cuáles son los instrumentos para abordar esta gestión de acuerdo a las estimaciones económicas realizadas por las comunidades autónomas. A este aspecto de primer orden se pueden añadir otros aspectos como el de acabar de cerrar las listas de varias comunidades completando las carencias detectadas por la comisión, la obligación de cambiar el alcance convencional de los planes de gestión de espacios naturales hechos hasta la fecha o integrar adecuadamente los procesos de participación, por poner un ejemplo.

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NOTICIAS

FORESTALES

Del 10 al 14 de junio de 2013

Vitoria acogerá el 6.º Congreso Forestal Español El Congreso Forestal Español celebrará su próximo encuentro del 10 al 14 de junio de 2013 en el Palacio de Congresos y Exposiciones Europa de Vitoria-Gasteiz, organizado por la Sociedad Española de Ciencias Forestales (SECF) bajo el lema “Montes: Servicios y desarrollo rural”. En esta ocasión se han presentado 866 propuestas de ponencias técnicas, cifra algo inferior a la de la anterior edición, en la que se recibieron 931. Los autores tienen hasta finales de año para la presentación de los textos completos. Rafael Serrada, vicepresidente de la SECF, estima que habrá una participación similar con respecto al anterior congreso: “Es cierto que la situación es distinta y que es probable que disminuya algo la asistencia pero la consolidación del Congreso Forestal Español como la referencia científico-técnica más importante del país nos hace ser medianamente optimistas y pensar que estaremos en unos números de asistentes parecidos a los de 2009”, afirma. Algo que sí ha cambiado desde la anterior edición es la financiación del evento, ya que por ahora no cuenta con ninguna ayuda institucional. Se financia solo con las cuotas de los asociados de la SECF, las cuotas de inscripción del congreso y la participación de alguna empresa. Existe solamente la aportación del Ayuntamiento de Vitoria, que cede gratuitamente el palacio de congresos, y la Diputación de Álava, como responsable de

la gestión de los montes, que colabora con la organización de las visitas técnicas. Especialmente significativa es la falta de apoyo presupuestario de la Dirección General de Desarrollo Rural y Política Forestal del Ministerio de Alimentación, Agricultura y Medio Ambiente, teniendo en cuenta que el lema del Congreso es en esta ocasión “Montes: desarrollo rural y servicios”. Rafael Serrada se muestra seguro del éxito de la convocatoria: “el congreso saldrá adelante gracias, en este caso muy especialmente, a la colaboración desinteresada de muchos profesionales que participan en el comité científico, en la organización de actos y mesas redondas, y que colabora durante todo el año con la SECF”. El congreso contará con diez mesas temáticas: 1. Ecología y biodiversidad forestal. Flora y Fauna protegidas. 2. Gestión del a Biodiversidad y de las producciones: técnicas selvícolas, silvopascícolas y agroforestales 3. Conservación y mejora de recursos genéticos, repoblación y restauración forestal 4. Gestión de la fauna cinegética y piscícola 5. Montes y agua: El papel

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de la hidrología forestal 6. Incendios forestales 7. Sanidad forestal 8. Monte, paisaje y territorio: Inventario, planificación y ordenación forestal; planes de gestión de espacios protegidos y de zonas verdes urbanas y periurbanas 9. Productos e industrias forestales: Caracterización, transformación y nuevos usos 10. Economía, historia, valoración y mercado de sistemas y recursos forestales. Al igual que en las anteriores ocasiones habrá lugar para mesas redondas, identificadas esta vez como “retos”: • Reto A. Gestión forestal adaptativa al cambio global. • Reto B. Aprovechamiento energético de los montes y de los cultivos forestales. • Reto C. Red Natura 2000 y otras figuras de protección. • Reto D. Nuevas tecnologías, avances metodológicos y transferencia. Inventario e información forestales. • Reto E. Productos no maderables y servicios ambientales. • Reto F. Medio forestal y desarrollo rural. • Reto G. El sector forestal

y los medios de comunicación: viejos tópicos y nuevos mensajes. Estas mesas de debate tienen el mismo formato de presentación de breves ponencias y de debate, y el objetivo es debatir con la sociedad cuáles son los retos del sector forestal en su conjunto y de qué manera puede lograrlos. En el 6.o Congreso Forestal Español habrá un espacio para visitas de campo, exposiciones y actos paralelos. Se puede consultar más información mediante la web www.congresoforestal.es, y participar a través de la página de Facebook ‘Congreso Forestal Español’ o el perfil de Twitter @congresoforesta. El Congreso Forestal Español se celebra cada cuatro años. El objetivo es presentar los resultados de las investigaciones y experiencias en materia de ciencias y técnicas forestales logrados en el periodo que transcurre entre cada edición, para fomentar el análisis y el debate de nuevas ideas y propuestas para la mejora de la gestión forestal y orientar la política hacia el sector. La anterior edición se celebró en septiembre de 2009 en Ávila, organizado por la SECF y la Junta de Castilla y León.

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NOTICIAS

FORESTALES

XVII CONGRESO DE EUROPARC-ESPAÑA (ESPARC-2012). “Áreas Protegidas: Oportunidades de futuro” Del 29 al 31 de mayo de 2012 tuvo lugar en la Región de Murcia el XVII Congreso bianual de los miembros de Europarc-España, ESPARC-2012, que contó con la asistencia de más de 110 profesionales. El Congreso, organizado por EUROPARC-España y el Gobierno de la Región de Murcia, bajo el patrocinio de la Obra Social de la CAM, fue auspiciado bajo el lema “Áreas Protegidas: Oportunidades de futuro”. El Congreso se desarrolló en el marco de las celebraciones por el 20.º aniversario de la declaración de los espacios naturales protegidos de la Región de Murcia.

Región de Murcia fue galardonada por las acciones de conservación llevadas a cabo en el Parque Regional de Calblanque, junto a otros tres espacios protegidos de Andalucía y Cataluña. Las discusiones y debates del ESPARC-2012 se desarrollaron a través de sesiones de trabajo, estructuradas en cinco talleres de diversa temática, ligadas al Programa de trabajo para las Áreas Protegidas (20092013), junto con numerosas experiencias presentadas por representantes de diferentes Comunidades Autónomas, tanto a través

Javier Puertas

Federico Zamora Martínez. Jefe de Sección de Espacios Naturales Singulares. Dirección General del Medio Ambiente. Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid

Durante la inauguración oficial del Congreso, que tuvo lugar en el Aula CAM-Obra Social de Murcia y que corrió a cargo de las autoridades de la Región de Murcia, se presentó la ponencia marco por parte del profesor de Economía Aplicada José Alba Alonso bajo el título “Una senda de desarrollo para los Parques”, la cual se centró en las oportunidades de desarrollo socioeconómico que ofrecen los espacios protegidos. Tras ello se procedió a la entrega de los premios a las buenas prácticas de conser vación promovidos por EUROPARC-España. La

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de comunicaciones orales, hasta un total de 27, como de exposición de carteles (19 paneles). La organización del ESPARC programó también una serie de visitas técnicas a los parques regionales de Sierra Espuña, Salinas de San Pedro del Pinatar y Calblanque. Los objetivos de estas visitas fueron dar a conocer los valores de estos espacios así como las actuaciones de gestión y uso público que desarrolla la Administración regional. Algunas de las sesiones de trabajo del ESPARC-2012, partiendo de premisas como la situación actual de crisis en que estamos inmersos, tuvieron como objetivo debatir sobre las oportunidades que los espacios protegidos pueden aportar para el desarrollo socioeconómico de los municipios de su entorno. De forma global, las sesiones programadas se centraron en las siguientes: Los cinco talleres de trabajo programados se intentaron ligar a tres de los cinco ejes de que consta el Programa de trabajo para las áreas protegidas 2009-2013, impulsado por Europarc-España, en colaboración con las CC. AA. Los cinco ejes del referido programa son los siguientes: - Eje 1. Sistemas completos de áreas protegidas - Eje 2. Instrumentos para garantizar la gestión eficaz de las áreas protegidas - Eje 3. Gobernabilidad e instrumentos financieros y fiscales - Eje 4. Apoyo social a través de la demostración de los beneficios y servicios de las áreas protegidas - Eje 5. Cooperación internacional Los cinco talleres programados del presente ESPARC 2012 se encuentran ligados a los siguientes ejes: Eje 1. Sistemas comple-

tos de áreas protegidas - Taller 4. Modelos de gestión para los espacios Natura 2000 - Taller 5. Evaluación de repercusiones de planes, programas y actuaciones en áreas protegidas Eje 2. Instrumentos para garantizar la gestión eficaz de las áreas protegidas - Taller 1. Las áreas protegidas: fuentes de actividad y empleo - Taller 3. Criterios para la calidad en la planificación de la conservación del patrimonio natural Eje 4. Apoyo social a través de la demostración de los beneficios y servicios de las áreas protegidas - Taller 2. Cooperación y participación para la gestión de las áreas protegidas Los objetivos y avance de conclusiones de cada uno de los cinco talleres programados son los siguientes (más información en http:// www.europarc.es.org): Taller 1. Las áreas protegidas: fuentes de actividad y empleo Objetivo: Debatir las opor tunidades para la actividad y, en particular, abrir el debate sobre el cobro por acceso a los espacios protegidos, así como por el cobro por determinadas actividades y servicios que se ofertan a los ciudadanos desde la Administración ambiental responsable. Conclusiones: • Las áreas protegidas son bienes públicos, y por ello, los servicios que se brindan a los ciudadanos deben orientarse a mejorar la eficacia, incluyendo medidas de ahorro, y no a maximizar los ingresos. • Establecer criterios comunes en la identificación de qué tipo de servicios deben ser básicos y gratuitos (información y educación),

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y cuáles se pueden someter a tarifas. Estos últimos serían, básicamente, los servicios recreativos, culturales e interpretativos especializados; todo ello, en alianza con el tejido empresarial local, que fomente el empleo vinculado a las áreas protegidas. • Asegurar los adecuados mecanismos para que los ingresos generados por los servicios de uso público reviertan en el mantenimiento directo de las áreas protegidas, estableciendo mecanismos que eviten que se diluya en la caja central de la administración. Se recomienda mejorar y afinar lo más posible los pliegos de prestación de servicios. • Reforzar los mecanismos de comunicación con la sociedad a todos los niveles, tanto a nivel político (concienciación sobre el valor que representan para la sociedad las áreas protegidas como proveedoras de bienes y servicios ambientales insustituibles) como a nivel de medios de comunicación, visitantes y población local. Taller 2. Cooperación y participación para la gestión de las áreas protegidas Objetivo: Debatir sobre modelos de gestión complementarios a la gestión directa de la Administración ambiental, como consorcios y patronatos, y sobre fórmulas de gestión integrada y participada de implicación directa en la gestión de otras administraciones, asociaciones, propietarios… Conclusiones: • Es preciso diseñar la oferta de los programas de voluntariado a partir del conocimiento previo de la demanda social, y con unos objetivos compartidos entre voluntarios po-

tenciales y Administración ambiental que respondan a las necesidades de gestión del área protegida. • Los programas de voluntariado deben contribuir de manera particular a implicar a la población local, considerando los muy diversos públicos potenciales, y sus resultados deberían servir para mejorar el apoyo social a los objetivos últimos de las áreas protegidas. • Es el tejido asociativo el que debe tener un mayor protagonismo en el desarrollo y la puesta en marcha de los programas y actividades del voluntariado, aunque sea la Administración ambiental la que impulse los programas. • Los programas de voluntariado deben cubrir las expectativas de los participantes, incluyendo la satisfacción personal del voluntario también en su dimensión psicológica y afectiva. Taller 3. Criterios para la calidad en la planificación de la conservación del patrimonio natural Objetivo: Dar a conocer los avances del grupo de conservación de EUROPARC-España en materia de recomendaciones para la priorización de acciones de conservación, incorporando sugerencias, aportaciones y puntos de vista que ayuden a completar y consensuar el trabajo desarrollado. Conclusiones: • Se constata la necesidad de avanzar hacia la calidad en la gestión para la conservación en los espacios protegidos. Se considera que el “Estándar de Calidad en la gestión para la conservación” es una herramienta válida para garantizar la calidad

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del proceso de gestión de los proyectos, aunque es necesario complementarlo para evaluar la calidad del resultado final. • Como complemento al estándar de conser vación enfocado a proyectos es necesario desarrollar una herramienta que permita asegurar también la calidad en el proceso de diseño de instrumentos de planificación de carácter estratégico (planes). • La planificación de la conser vación debe priorizar los elementos y procesos sobre los que actuar con criterios explícitos, así como las estrategias y líneas de actuación que se consideran recomendables. Se recomienda avanzar en el documento presentado en el taller sobre planificación de la conservación del patrimonio natural en los espacios protegidos españoles. • El estado actual de desarrollo de herramientas para evaluar la calidad del producto final de los planes y acciones de conservación es aún insuficiente. EUROPARC España es el foro adecuado para la definición y desarrollo de estos criterios mediante la participación de los gestores de los espacios protegidos.

óptimos y adaptativos de estos espacios, definidos por las capacidades de gestión necesarias para alcanzarlos. La planificación siempre estará limitada si no se adopta previamente un modelo de gestión. • En el documento elaborado por el grupo de trabajo de EUROPARC España se han clasificado los espacios de la Red Natura 2000 de España en nueve tipologías, definidas por variables asociadas a las características territoriales y a las capacidades de gestión de dichos espacios. • Se han propuesto tres modelos de gestión: gestión preventiva, gestión activa básica y gestión activa avanzada. Cada modelo es aplicable a cada una de las capacidades de ges-

tión del espacio, en función de sus objetivos de conservación, y su asignación es dinámica, en función de cómo puedan variar dichos objetivos. Para cada modelo y para cada capacidad de gestión se incluyen recomendaciones para su puesta en práctica. Taller 5. Evaluación de repercusiones de planes, programas y actuaciones en áreas protegidas Objetivo: Avanzar en el establecimiento de los criterios básicos para la evaluación de las repercusiones de planes, programas y proyectos, incluyendo los situados fuera de áreas protegidas. Conclusiones: • La evaluación ambiental en nuestras áreas protegidas es una herramienta

compleja, excesivamente burocratizada, insuficientemente coordinada entre todos los actores que intervienen y, por tanto, poco efectiva. • En nuestras áreas protegidas contamos con experiencia en la planificación y gestión que puede apor tar conocimientos imprescindibles para una adecuada evaluación ambiental. • Los Planes de Gestión pueden ayudar a que la evaluación ambiental actúe como una herramienta eficaz para garantizar una verdadera gestión preventiva, especialmente en la Red Natura 2000. • EUROPARC España es el foro adecuado para la puesta en marcha de mecanismos (obser vatorio, seminarios….) destinados a la recopilación

Salinas de Calblanque (Murcia)

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Javier Puertas

Taller 4. Modelos de gestión para los espacios Natura 2000 Objetivo: Consensuar un marco general sobre los modelos de gestión para los espacios Natura 2000 que facilite una mayor eficacia en la gestión y oriente el diseño y la elaboración de los instrumentos de gestión. Conclusiones: • En el punto actual de gestión de la Red Natura 2000 es necesario establecer modelos de gestión

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y sistematización de información sobre cómo se está llevando a cabo la evaluación ambiental en nuestras áreas protegidas y a analizar cómo mejorar los procedimientos.

Por lo que respecta a las experiencias orales, se presentaron un total de 27, que fueron expuestas simultáneamente en cuatro Salas diferentes por los representantes de las Comunidades

La relación de experiencias presentadas en cada unade las Salas fueron las siguientes: -- Evaluación del estado de conservación del hábitat 9210 “Hayedos acidófilos atlánticos” en el Parque Natural del Moncayo. -- Restauración de hábitats afectados por especies exóticas invasoras en estuarios del País Vasco (Proyecto LIFE+ Estuarios). -- El Programa de Conservación y Seguimiento de la Biodiversidad de la Red de Parques de la Generalitat de Catalunya (PCSB). -- Geoconservación y gestión de áreas protegidas. Bases para un manual. -- El Plan de conservación del Parque de la Serralada de Marina. -- Conservación variedades tradicionales de árboles frutales. -- Control de visón americano en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia. -- Una panorámica sobre las experiencias desarrolladas en la Federación EUROPARC. -- Estrategia de Calidad de la Red de ENP del País Vasco. Memoria Ejecutiva 2011. -- Experiencias de gestión del Parque Fluvial del Besòs. -- Proyecto ISEM Iniciativas Sostenibles para el Empleo: estudio socioeconómico en tres espacios Red Natura 2000 y en un Parque. -- Beneficios de la gestión ecosistémica del territorio. El caso del Parque Metropolitano Marisma de los Toruños. -- Arsotek, una herramienta SIG enfocada a la gestión de espacios naturales protegidos ordenando las emisiones sonoras y lumínicas. -- La responsabilidad patrimonial de las administraciones públicas en accidentes en senderos en los espacios naturales protegidos. -- Restauración Ambiental del sitio de interés científico (SIC) Juncalillo del Sur (Gran Canaria): plan de obras. -- Restauración Ambiental del SIC Juncalillo del Sur (Gran Canaria): plan de comunicación. -- Voluntariado ambiental en la isla de Tenerife. -- La Fundación Biodiversidad y avances en la custodia del territorio en España. -- Integración de los valores inmateriales en la gestión de los espacios protegidos. -- Diversos enfoques de la participación en la gestión de áreas naturales protegidas. -- Espacios Naturales Protegidos: Ventajas y Oportunidades para el desarrollo económico y social de las zonas rurales en Galicia. -- Oportunidades de la Carta Europea de Turismo Sostenible para el desarrollo del territorio.

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Autónomas implicadas. Las experiencias, que fueron muy diversas, trataron desde un manual para la incorporación de los valores inmateriales a la gestión de los espacios naturales pro-

tegidos hasta actuaciones de restauración en humedales, pasando por la zonificación de áreas protegidas por instrumentos internacionales.

-- Protección y desarrollo en el litoral murciano. -- I-parks, parques inclusivos; todo un reto para nuestro siglo y una gran oportunidad para el desarrollo turístico sostenible en espacios naturales. -- Zonificación en la Reserva de la biosfera Sierra Nevada -- LIFE Malvasía. -- La explotación salinera como modelo de desarrollo sostenible en el Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. Por lo que respecta a la lista de carteles presentados, por un total de 19, estos fueron los siguientes: -- Restauración vegetal y faunística de la laurisilva en Gran Canaria. -- Gestión ecosistémica del marjal de lzki. -- Recuperación y conservación del patrimoio genético frutal en el Parque Natural de Valderejo. -- Control de la frecuentación de caminos en Aigüestortes. -- Programa de seguimiento de la biodiversidad en el Parque Natural del Alt Pirineu. -- Fórmulas de gestión de los espacios naturales de la Xarxa de Parcs de la Diputació de Barcelona. -- Educación ambiental sobre la Red Natura 2000: Proyecto lo que el río cuenta. -- Eliminación de Carpobrotus edulis en la isla de Portlligat (Parc Natural de Cap de Creus). -- Observatorio de Seguimiento del Cambio Global en Sierra Nevada. -- Perjuban Parks. Integrando áreas naturales y rurales en nuestras ciudades. -- La educación ambiental en Espacios Naturales de la Región de Murcia. La experiencia de la Red de Aulas de la Naturaleza. -- Proyecto Eras de la Sal. -- Buenas prácticas sobre turismo sostenible en los espacios protegidos de la Región de Murcia. -- Proyecto Hippocampus. Acciones de seguimiento y conservación del caballito de mar en el ámbito del Mar Menor. -- El PORN del Parque de Sierra Espuña: un modelo de regulación, un fracaso de ejecución y gestión. -- Proyecto Bubo: Seguimiento y acciones de conservación de fauna en Espacios de Interior. Parque Regional de Sierra Espuña. -- Restauración del hábitats bosques de Tetraclinis articulata tras el incendio en la Peña del Águila. -- Proyecto Rasall: Conservación de la naturaleza y patrimonio del sociocultural en las Salinas de Rasall. Parque Regional de Calblanque. -- Adecuación del estado ecológico de la charca de experimentación e interpretación “El Coterillo”.

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Asamblea General del D

Javier Manrique

Francisco Garín

Ismael Muñoz

Julián Unanue

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el mar a la montaña, de la sidrería a la campa, del “txacoli” de Guetaria al santuario de San Ignacio de Lozoya. Tres días para debatir de las cuestiones del Colegio; para encontrarse con viejos amigos; para visitar un jardín botánico único, el de Iturrarán; para entrar en las galerías de “la montaña de hierro” en Zerain; y para conocer de cerca una parte de la Guipúzcoa menos conocida, la del Goierri, donde nació, en el caserío Urtain, el mítico José Manuel Ibar Aspiazu “el tigre de Zestona”; en donde se hace uno de los quesos con más renombre y sabor, el Idiazábal; en donde las lachas salpican las praderas del monte Aizkorri y en donde, desde que se pierde la memoria, las tradiciones forman parte de la vida diaria y marcan el carácter de los habitantes de esta tierra. Tres días que se pasaron volando y que cuando acaban le saben a poco al visitante y respira aliviado el que lo organiza porque todo ha salido bien. Hubo tiempo para reconocer como Colegiados de Honor a Francisco Javier Manrique y a Francisco Garín, y para dar los Diplomas de Honor del COITF a la empresa Basoinsa y a la Fundación de la Kutxa. Os dejamos algunas fotografías de un fin de semana en el corazón del País Vasco.

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COITF en Euskadi

Ismael Muñoz

Ismael Muñoz

Caserío Jauregui, en Zerain

San Sebastián

Jardín botánico de Iturraran

Ismael Muñoz

Ismael Muñoz

El puerto pesquero de Guetaria

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AGENDA

LIBROS

LA TRANSFORMACIÓN HISTÓRICA DEL PAISAJE FORESTAL DE LAS ISLAS CANARIAS Autores: Luis Gil Sánchez, Inés González Doncel. Edita: Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. 2012406 páginas

Luis Gil, en esta ocasión junto con Inés González Doncel, presenta una nueva monografía sobre la transformación del paisaje forestal español. El undécimo tomo de esta serie, promovida gracias a la iniciativa de José Antonio Villanueva hace más de una década, aborda el estudio y análisis crítico de la transformación histórica del paisaje forestal de las Islas Canarias, el territorio español que disfruta de la biodiversidad más singular y, en reiteradas ocasiones, única. Los autores describen la transformación que ha sufrido la vegetación canaria desde los tiempos prehistóricos hasta la configuración de los paisajes actuales. El Archipiélago, sin herbívoros autóctonos ni tormentas secas, posee una historia que destaca por su prolongada etapa aborigen que, aunque implicó extinciones muy destacadas de flora y fauna, no tuvo parangón a la alteración ocurrida tras la conquista franconormanda y el dominio castellano. En la obra se recurre a numerosas fuentes históricas localizadas en archivos, fondos bibliográficos, pictóricos y, muy especialmente, fotográficos para reflexionar sobre las acciones causantes del actual paisaje forestal y comprender cuáles han sido las respuestas de los ecosistemas. Igualmente realiza un análisis crítico de las actuales políticas forestales y ambientales en el Archipiélago.

Reseña de Luis Gil Sánchez e Inés González Doncel La presencia y abundancia de seres vivos, ya sean plantas, animales u otros tipos menos conocidos, estuvieron durante millones de años determinadas por las fuerzas exclusivas de la naturaleza. Así ha sido en el Archipiélago

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Canario, cuya historia natural y su riqueza en flora y fauna, su relevante biodiversidad, estuvieron condicionadas por una localización tropical y oceánica, un origen volcánico antiguo, un marcado gradiente de altitudes y de exposiciones en la mayoría de las islas y las reiteradas explosiones y coladas de lava que, a lo largo de su historia geológica, implicaron una

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Arando (Lanzarote)

El Monacal (El Hierro)

reiterada fragmentación de las poblaciones que evolucionaron hacia nuevas especies. Finalmente, el aislamiento del continente africano permitió que la vegetación no tuviera como factor selectivo a los grandes herbívoros, ausencia que facilitó de forma destacada la riqueza de su flora endémica y de los insectos asociados. La situación de las Islas Canarias en medio del océano, aunque cercanas al continente africano, retrasó sensiblemente el poblamiento humano, pero fueron las primeras en ser habitadas de toda la Macaronesia. Solo pueblos con vocación navegante y comercial lograron atracar en sus costas, lo que ocurrió hace varios milenios, siendo el vehículo que asentó a las comunidades aborígenes, muy anteriores a la más cercana conquista y poblamiento

castellano. La primera ocupación de Canarias ab initio se atribuye a una colonización protagonizada por los fenopúnicos en la mitad del primer milenio antes de nuestra era (siglos VII-V a.C), acometida por intereses económicos. La naturaleza canaria estaba adaptada a la asoladora devastación que seguía a las erupciones volcánicas, en ocasiones de dimensiones colosales; pero no lo estaba a la actividad de los primeros habitantes que, basada en la ganadería extensiva y en la recolección de los recursos naturales, ha mostrado que la imponente masa forestal que cubría su suelo la constituían gigantes con pies de barro, incapaces de resistir a la reiterada perturbación de origen humano. La evolución técnica y social de los primeros pobladores estuvo menos avanzada respecto a las naciones

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que, en la misma época, ocupaban los continentes inmediatos y esporádicamente visitaban sus costas. Los primeros pobladores del Archipiélago utilizaban el fuego, una innovación cultural que permitió aprovechar la energía acumulada en forma de madera para la preparación de alimentos, lo que les facilitó ampliar el espectro alimenticio y, en palabras de Payne (1998), cocinar el planeta. La aplicación reiterada del fuego seguida de pastoreo creó nuevas formaciones forestales de menor talla, pero más propicias a los intereses ganaderos. La vegetación natural canaria no padecía ni fuegos recurrentes, por ausencia de tormentas secas, ni presencia de herbívoros. La laurisilva, inmersa en el mar de nubes, era poco propicia a la ignición. En los demás tipos de bosque, el fuego provocado

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Viñedos en La Orotava

por la mano humana los abrió y, poco a poco, aumentaron matorrales o pastizales, comunidades vegetales de menor talla y más accesibles a los ganados que las copas de las formaciones arbóreas. La intensidad con que los aborígenes canarios se valieron del fuego como agente modelador lo fue en función de su densidad demográfica y de sus relaciones con los navegantes que arribaban a sus costas. El incremento significativo de carbones en el estudio palinológico de La Laguna (De Nascimento, 2009) es coincidente tanto con la llegada de los aborígenes como con el descenso de los registros polínicos de dos especies arbóreas endémicas que suelen ser de área extensa, como fueron Quercus sp. y Carpinus sp., géneros detectados en dicho estudio y hoy ausentes. Estos árboles estaban presentes antes de la etapa guanche y desaparecieron del registro polínico antes de la conquista de los españoles. Las especies extintas son inevitablemente desconocidas para la ciencia. El tipo de bosque al que pertenecían y el denominado bosque termófilo canario debieron de tener una estructura y composición florística que no es fácil imaginar. La responsabilidad del modo de vida aborigen en la extinción de especies con obligada área reducida, ya fueran animales apetecidos por el hombre o plantas que tuvieran escasa capacidad para superar la continua poda que supone el pastoreo, debió de ser destacada. Cabrera (2001) afirma que existen pocas dudas de que los aborígenes canarios fueran los que provocaron la transformación de las comunidades de bosques termófilos. Análogamente, Atoche (2003) ha mos-

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trado con la rotundidad y la fuerza del espesor de los sedimentos generados por la pérdida de la cubierta arbórea en la isla de Lanzarote cómo sus primeros habitantes generaron un impacto destacado en la masa forestal. El progreso que supuso el uso del fuego para el hombre va asociado al alejamiento de la Historia Natural y el inicio de una nueva etapa. La Historia Forestal narrará un proceso regresivo de los bosques y su simplificación, ligado a la expansión de los sistemas agropastorales. Sebastian Münster, autor de una Cosmographiae Uniuersalis impresa por primera vez en 1544, transmite como imagen de las Canarias la de una gran montaña que arde continuamente, como el monte Etna. Junto al elemento geográfico más singular de la isla de Tenerife destacan las quemas intencionadas de monte de la última etapa aborigen: «se cree que las columnas de humo que vieron los primeros europeos al llegar a las costas canarias no eran otra cosa que incendios, provocados para ganar pastos para sus rebaños o terrenos para su incipiente agricultura» (Quirantes et al., 2011). La vegetación de mayor nivel evolutivo, la menos intervenida y más próxima a la naturaleza era la que quedaba “afuera” de la acción del hombre, persistiendo donde la actividad humana y, por extensión, la acción de sus ganados era más reducida o esporádica. Su origen etimológico apoya esta interpretación. La voz “forestal” deriva del bajo latín forestis, y este a su vez de los adverbios latinos forīs, forās, (en español, “afuera”) (Ernout & Meillet, 1959). El término refleja el tipo de aprovechamiento que estaba más alejado de los asentamientos humanos, en contrapo-

sición a la agricultura y a la ganadería, cuyo territorio provenía habitualmente de antiguos bosques, los más cercanos a los asentamientos. A la transformación de la cubierta forestal durante cerca de dos mil años por las comunidades indígenas siguió un nuevo proceso cultural: el nacimiento del paisaje. El cambio se debe a la llegada de los normandos y la posterior colonización castellana. Bajo la nueva sociedad establecida se produjo el incremento de los campos labrados por la expansión de la agricultura, opinión respaldada por la etimología. El término ‘paisaje’ procede del francés y tiene su origen en el latín pãgus, que se refiere a un territorio rural limitado por mojones (Ernout & Meillet, 1959) y del que deriva «pagensis» como habitante de un pago con el significado de labriego, dando en catalán «pagès», castellanizado como payés. ‘Paisaje’ se refiere a un territorio («pays» en francés) cuyo aspecto visual ha cambiado por la actividad de sus habitantes, campesinos que van situando mojones o hitos para señalar su pertenencia y marcar la superficie en la que las actividades de subsistencia han eliminado la vegetación natural. Representa pues el proceso de privatización del territorio. El derecho de propiedad que se atribuyen sus moradores lo fundamentan en el esfuerzo realizado en la deforestación de un terreno virgen, de su desmonte como se decía en tiempos medievales, y cuyo uso desean mantener o transmitir por venta u otras formas de cesión. Es decir, la historia de los paisajes debe narrar los cambios debidos al aprovechamiento económico de una región o comarca mediante la delimitación de propiedades para su uso a título indivi-

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dual. Los cambios serán más rápidos e intensos conforme los productos se destinen a la exportación, como lo fueron en las Canarias la producción de la pez o el cultivo del azúcar, principales fuentes económicas en los comienzos de la conquista castellana. Ambos productos llevarían a la ruina casi generalizada del pinar y al hasta entonces intocado monteverde. En la competencia entre plantas, los árboles, por altura y por longevidad ,lograron desplazar al resto de las plantas de menor talla (Terradas, 2001). Matorrales y pastizales quedaron relegados al sotobosque de las zonas poco densas, a los huecos creados por perturbaciones, renovadoras de las formaciones vegetales, o a lugares donde la adversidad de las condiciones ambientales impiden la vida de los árboles. En nuestra apropiación de la naturaleza, el bosque en sí mismo, como formación cerrada tanto más umbrosa cuanto mayor nivel evolutivo posea, se identifica con una escasa intervención humana. Como señala Gómez Mendoza (2011): el bosque, paisaje por antonomasia junto con la montaña o el mar, no deja de ser una paradoja: una definición puramente visual del paisaje, que sólo haga hincapié en la perspectiva, los elementos, las formas, las líneas, haría del bosque un antipaisaje. Sin embargo, el paisaje y sus componentes es descrito y valorado de

Pino gordo

forma muy diferente según la formación recibida por el que opina o por el campesino que lo modeló, quien, probablemente, no lo sabría describir (López Lillo y Ramos, 1969). La creación del paisaje ha sido un proceso socioeconómico y, en su manejo generalizado del territorio, la actividad del hombre ha creado paisajes culturales poseedores de grandes contrastes, diferenciados por su tipo de aprovechamiento, los productos que cultiva o extrae y el clima de cada lugar. En las islas, parte de los primitivos bosques se mantuvieron como espacio forestal ligados a la propiedad señorial o pública (ya fuera concejil o de realengo) y se destinaron a usos comunales de abastecimiento de maderas, leñas y pastos, así como a reserva territorial para nuevas demandas agrarias o urbanas. El tiempo fue reduciendo las masas forestales de forma diferente según el tipo de propiedad, y las que eran más abundantes, como las formaciones arbóreas y de polinización anemófila, pasaron a ser raras cuando no desaparecieron en algunas de las islas. En general, el sistema forestal se fue simplificando en su estructura dando lugar a nuevas extinciones, ya fueran locales, insulares o en el conjunto del Archipiélago. En particular, la presión sobre las tierras de mayor profundidad edáfica por la agricultura, y en el resto por la ganadería, llevó a la desaparición de especies que habían superado la etapa aborigen. En la actualidad, especies de área reducida y escasa entidad demográfica, que han logrado superar varios milenios de ganadería y agricultura, resultan paradójicamente necesitadas de medidas de protección ya que lo que se prioriza en la etapa actual es la rareza; pero esta muchas veces se debe a que son elementos marginales y con pequeña o nula significación en la evolución del sistema y con una fragilidad que no es consecuencia de la acción humana. Estos endemismos, fácilmente identificables a nivel morfológico, son poseedores de un componente de exclusividad que los diferencia de otros en territorios muy próximos y, aunque raros por naturaleza, se promueve su incremento numérico, pero conservando su componente local. Por el contrario, las especies de mayor área, árboles presentes en parte o en la totalidad del Archipiélago

o en otros continentes, son menos valoradas cuanto más extensa sea su distribución. Pese a ser especies que desempeñan un papel básico en el sistema y disponer de adaptaciones diferenciales de una localidad a otra, su dificultad en ser diferenciadas morfológicamente las hacen poco interesantes para muchos. La presencia de los árboles no es contraria a la pluralidad de otras especies existentes, pues esta biodiversidad evolucionó y se diferenció bajo su dosel. Sin embargo, se llega a tachar de ciega la exaltación del valor ecológico de los bosques y se le niega que posea fundamento biológico (Herrera, 2010). La razón parece ser achacada a que su baja biodiversidad interespecifica no se considera una estrategia biológica adecuada. No obstante, es la que ha sido seleccionada por la naturaleza para los bosques templados que están dominados por especies anemófilas, donde cada individuo actúa como pantalla para la difusión del polen ajeno. En estos bosques, como los hayedos europeos, la diversidad interespecífica, que es fácil de observar y cuantificar, es muy baja al compararla con otros bosques tropicales o ecuatoriales, pero la diversidad intraespecífica, difícil de evaluar, es por el contrario muy elevada. En paralelo a la presencia e intervención humana, en los suelos en pendiente se ha perdido su potencial agrícola o pastoral, pues tales usos –que eliminaron la cubierta vegetal– promovieron el inicio de procesos erosivos de los horizontes edáficos superficiales. La regresión fue máxima en gran parte de lo que hoy es el cardonar-tabaibar, paisaje de gran belleza y rusticidad pero poco propicio para la regeneración arbórea por los suelos esqueléticos, un clima con baja pluviometría y una sequía pertinaz. Pero lo que definitivamente suele impedir la recuperación arbórea es la total ausencia de árboles que emitan propágulos. Frente a la histórica presión agroganadera surgen nuevas amenazas. A excepción de la laurisilva, los paisajes formados por matorrales o pastizales se potencian en función del número de endemismos que albergan. El antipaisaje como formación cerrada solo se valora en la laurisilva, gracias a poseer un elevado número de especies, biodiversidad florística fácilmente cuantificable, relacionada, entre otras

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Recogida de pinocha

Riego a cubos

muchas causas, con su estrategia reproductiva basada en una polinización entomófila. La alta montaña, localizada en las elevadas laderas del Teide, fue un paraje que se escapaba a la acción humana porque no producía apenas nada; si acaso, deleite a los sentidos de sus escasos visitantes. Hace décadas se instaló un teleférico que permite ascender al techo de España sin grandes esfuerzos. Gracias a él, muchos visitantes, con independencia de su edad o estado físico, pueden contemplar un vasto panorama desde los mismos bordes del cráter volcánico. Como con toda obra humana, su idoneidad es valorada con diferente sensibilidad. Hollados prácticamente todos los rincones de la naturaleza canaria en su largo contacto con el hombre y sus ganados, el paisaje que nos ha llegado mantiene una cierta capacidad de absorción visual y, aunque frágil y necesitado de conservación, su flora y su fauna siguen siendo de las más originales y diversas del planeta. Es por ello que para la Ley 4/2010, del Catálogo Canario de Especies Protegidas, la preservación de la biodiversidad sea un objetivo fundamental; corresponde a las administraciones, pero también a la población canaria, trazar los límites, la “foto final”, de la historia del paisaje forestal con los componentes que quieren y, ante todo, decidir si se es capaz de asumir el coste y el reto de su conservación en estado silvestre.

Cedro en La Palma

Pinar en Caldera de Taburiente

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EL ARRUÍ (AMMOTRAGUS LERVIA PALLAS 1777) EN SIERRA ESPUÑA (MURCIA) ¿AMENAZA U OPORTUNIDAD? San Miguel, A. (Coord.). Edita: Sierra Espuña Mancomunidad Turística. Murcia. 2010. 76 páginas.

Se trata de un texto de divulgación que describe la problemática que plantea la presencia del arruí en Sierra Espuña (Murcia) y sintetiza la información científica disponible sobre la especie como paso previo para la adopción de medidas racionales de gestión al respecto. El arruí (Ammotragus lervia) es un ungulado procedente del norte de África que fue introducido en Sierra Espuña en 1970 con la finalidad de incrementar la diversidad de especies cinegéticas en España. De hecho, el eminente zoólogo José Antonio Valverde señala en sus Memorias que fue él quien recomendó su introducción para evitar “que nuestras estepas sean desiertos vacíos a menos que dispongamos de una fauna con qué llenarles… y la respuesta está en el norte de África”. Sin embargo, aunque la especie se ha adaptado muy bien, cuenta con numerosos apoyos procedentes de cazadores y turistas y parece paliar, hasta cierto punto, el vacío dejado por la casi total desaparición

de la ganadería menor extensiva en la zona, también existen numerosos detractores que la critican por su carácter exótico, por sus efectos negativos sobre algunas especies leñosas y cultivos colindantes al Parque Regional y por su posible expansión y competencia con otros ungulados autóctonos. En el reciente Listado y Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, el arruí es considerado como tal en España, con la excepción de Murcia y área de expansión natural de la especie en Castilla-La Mancha, Andalucía y Valencia. Los autores recogen y sintetizan la información científica existente sobre la especie y la presentan de forma divulgativa, con numerosas fotografías. Analizan su ecología, tanto en el norte de África como en España; su biología y alimentación (necesidades y preferencias); su situación sanitaria y sus efectos (positivos y negativos) sobre el ecosistema. Como consecuencia, analizan las posibilidades de gestión sustentable de sus poblaciones y las de su hábitat.

En definitiva, se trata de un librito de fácil lectura que puede interesar tanto a quienes deseen mejorar su conocimiento sobre la especie como a los visitantes del Parque Regional, a los cazadores y, por supuesto, a los preocupados por la problemática de las especies exóticas, invasoras o no. PDF disponible en: h t t p : / / w w w. m u r c i a n a t u r a l . car m.es/c/document_librar y/get_ file?uuid=465df050-3a42-4e0c-b63a244a9012cbf3&groupId=14

CONTROL DE DEPREDADORES Y LUCHA CONTRAEL USO ILEGAL DE VENENO EN EL MEDIO NATURAL David Hortelano García, A. Félix Carrillo López, Fernando Escribano Cánovas y Mario Velamazán Ros. Edita: Consejería de Agricultura y Agua. Dirección General de Patrimonio Natural y Biodiversidad de la Región de Murcia. 2010. 46 páginas

El presente Manual de buenas prácticas cinegéticas aborda una de las directrices de la Estrategia Nacional contra el Uso Ilegal de Cebos Envenenados en el Medio Natural (2004), en la que se destaca la importancia de aplicar buenas prácticas cinegéticas, como es el control de depredadores generalistas. En el libro se han recogido los antecedentes en materia de control de depredadores y las técnicas y procedimientos que deben emplearse.

También se ha incorporado la información existente acerca del uso de cebos detectado en la Región de Murcia, con el fin de que se conozca la trascendencia que tiene en ese medio rural y la importancia de eliminar por completo su utilización. Con este documento se pretende poner a disposición de todos aquellos interesados en la actividad cinegética las herramientas para que el desarrollo de la misma se haga de manera sostenible y contribuya a la conservación

Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

del rico patrimonio natural de la región murciana.

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ACTAS DE LA IV REUNIÓN SOBRE SISTEMAS AGROFORESTALES. EL PAPEL DE LA GANADERÍA EXTENSIVA EN LA SILVICULTURA PREVENTIVA Y LA GESTIÓN DEL MEDIO NATURAL Edita Cuadernos de la Sociedad Española de Ciencias Forestales (número 33). 2011. 162 páginas

Nuestro paisaje natural es el resultado de las interacciones entre las características ambientales del territorio y la evolución cultural de las sociedades que lo han venido poblando durante siglos, de modo que, más allá de los ámbitos agrícolas, forestales o ganaderos en los que las solemos situar, las consecuencias del despoblamiento agrario no se limitan a las pérdidas de capital humano o a su efecto en las de producción de alimentos, sino que amenaza directa e indirectamente a importantes aspectos del patrimonio natural y cultural que decimos querer conservar. Hoy, a la vista de tantos grandes problemas de conservación del medio y de gestión sostenible de los recursos, comprendemos la enorme trascendencia que tiene la desaparición de los sistemas tradicionales agrarios en la desvalorización de las tierras, la matorralización de los montes, las perdidas de paisaje y diversidad, y –notablemente- en los riesgos de incendios forestales. La cultura pastoral, las razas autóctonas de ganado doméstico y el paisaje que genera la actividad ganadera tradicional son señas de nuestra identidad colectiva y como tales deberían ser objeto de atención preferente por parte de los poderes públicos con responsa-

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bilidad directa en la gestión y cuidado de nuestro patrimonio rural, pues muchas actividades de pastoralismo dan contenido a multitud de propuestas de multifuncionalidad e innovación, como las que hoy se propugnan en la gestión sostenible del medio. Entendemos que nuestras instituciones más directamente concernidas (organismos públicos de agricultura, medioambiente, desarrollo, innovación, etc.) deberían favorecer la modernización y formación profesional de la actividad pastoral, su reconocimiento social y el pago justo por los servicios agroambientales que presta, pues el ganado que pasta en el monte no solo limita el crecimiento del matorral y de la masa vegetal combustible, contribuyendo a evitar incendios forestales, sino que, con sus practicas itinerantes y el manejo extensivo de los recursos, es un factor paliativo de la fragmentación de los hábitats y un valioso auxiliar en la naturalización de muchas masas forestales repobladas. El ganado pastante favorece la dispersión de semillas y la fertilización de la tierra de forma natural, siendo vital para la supervivencia de especies botánicas cuyos ciclos biológicos, dinámica natural y biología reproductiva están ligadas a la presencia y presión de los herbívoros. Por su parte, no pocos elementos de la fauna salvaje, en particular las especies esteparias y las necrófagas, dependen también muy directamente de ello. Diversos países de nuestro entorno geográfico y cultural vienen revisando desde hace tiempo el papel de la ganadería extensiva en sus políticas de gestión del medio natural, creciendo el número de los que ensayamos el empleo del pastoreo controlado como herramienta auxiliar de la silvicultura preventiva frente a los incendios. Esta práctica, retribuida económicamente por los servicios que presta, facilita eficazmente un marco de relaciones y acuerdos con la población local, corresponsabilizándola en objetivos de conservación, vigilancia, cuidado y mejora de nuestro patrimonio rural. En

nuestro ámbito nacional, existen varios gobiernos autonómicos que promueven ya –bajo diferentes fórmulas- la incorporación de esta actividad a la gestión del medio natural. La junta de Andalucía, a través de la Dirección General de Gestión del Medio Natural de la Consejería de Medioambiente, es pionera en la promoción, estudio, seguimiento y retribución de este tipo de actividades. En este contexto, la Sociedad Española de Ciencias Forestales encomendó al Grupo de Pastos y Sistemas Silvopastorales Mediterráneos del CSIC, responsable científico de la Red de Áreas Pasto Cortafuegos de Andalucía (RAPCA), la organización de la 4.a Reunión Científica del Grupo de Trabajo de Sistemas Agroforestales de la SECF. La reunión se llevó a cabo en el Salón de Actos de la Estación Experimental del Zaidín-CSIC, entre los días 19 a 21 de octubre del 201. Fue organizada por el Grupo de Pastos y Sistemas Silvopastorales Mediterráneos de esta institución y la ONG Pastores por el Monte Mediterráneo, con la colaboración del Departamento Forestal del IFAPA de Granada. Se estructuró en sendos bloques temáticos: “Ganadería Extensiva y Gestión del Medio Natural” (coordinado por investigadores del IFAPA) y “Ganadería extensiva y Silvicultura Preventiva” (coordinada por investigadores del CSIC); más una Mesa Redonda de carácter técnico (moderada por la ONG y compuesta por técnicos de la RAPCA); y se vio completada con la visita técnica a una zona experimental ubicada en los altiplanos de Granada (Guadix). Contó con la financiación destinada al efecto por dicha ONG, junto con las inscripciones de los congresistas, y en determinados aspectos organizativos y editoriales, con las de la SECF, el CSIC y la Consejería de Medioambiente de la Junta de Andalucía. Se presentaron 31 comunicaciones de autores pertenecientes a casi todas las comunidades autónomas españolas, además de a diferentes países como Venezuela, EE. UU., Méjico, Perú, Alemania y Portugal.

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Presentaron trabajos miembros de 20 universidades españolas, técnicos de cinco consejerías, 17 centros de investigación, junto a una destacable presencia de profesionales autónomos, consultores y asociaciones. En el Comité Científico, encargado de evaluar los trabajos presentados, participaron 19 investigadores de las universidades: Politécnica de Madrid, Santiago de Compostela, Extremadura, Valladolid, y Córdoba; de los centros de investigación: IFAPA, de la Junta de Andalucía,

Centre de la Propietat Forestal de la Generalitat de Catalunya; IADIZACONICET de Mendoza, Argentina; CIA de Toledo; y Estación Experimental del Zaidín, del CSIC. El acto fue presidido por D. Nicolás Toro, Director de la Estación Experimental del Zaidín, D. Javier Madrid, Director General de Gestión del Medio Natural de la Consejería de medioambiente, de la Junta de Andalucía; D.a Mercedes Guijarro Secretaria de la Sociedad Española de Ciencias Forestales; D.

Carlos García Izquierdo, coordinador del Área de Ciencias Agrarias del CSIC; y D. Francisco Navarro Reyes, coordinador del Área de Producción Ecológica y Recursos Naturales del IFAPA. La preparación del documento editorial corrió a cargo del Grupo de Pastos y Sistemas Silvopastorales Mediterráneos de la Estación Experimental del Zaidín, llevándose a término su edición por D. Francisco Javier Silva-Pando, de la Sociedad Española de Ciencias Forestales.

EL PATRIMONIO INMATERIAL: VALORES CULTURALES Y ESPIRITUALES. MANUAL PARA SU INCORPORACIÓN EN LAS ÁREAS PROTEGIDAS Josep Maria Mallarach, Eulalia Comas y Alberto Armas. Edita: Fundación Fernando González Bernáldez. Madrid. 2012. 146 páginas.

Número 10 de la Serie de manuales EUROPARC-España, dentro del Programa de trabajo para las áreas protegidas 2009-2013, ha sido impulsado por la Asociación SILENE con el apoyo del Cabildo de Tenerife y la Fundación Catalunya Caixa. La mayoría de los espacios naturales protegidos españoles tiene una gran cantidad de valores vinculados al patrimonio inmaterial, ya sean de tipo histórico, lingüístico, artístico, estético, social (sistemas de gobernanza, oficios y conocimientos tradicionales…), religioso o espiritual, entre otros. Estos

valores suponen una riqueza añadida al patrimonio natural tienen por misión proteger estos espacios y los valores del patrimonio cultural material (arquitectónico, arqueológico, etc.) que con frecuencia concurren en ellos. En las últimas décadas, los criterios de planificación y de gestión de la mayoría de los espacios naturales protegidos españoles han priorizado los aspectos materiales y científico-técnicos del patrimonio natural, mientras que sus dimensiones inmateriales se han ignorado o minusvalorado. Para ayudar a subsanar esta situación de menoscabo de los valores del patrimonio inmaterial en la planificación de nuestras áreas protegidas 2009-2013, EUROPARC-España, con la colaboración de las CC. AA., incluyó, dentro del Eje IV de “Apoyo social a través de la demostración a la sociedad de los beneficios y servicios de las áreas protegidas” una línea de trabajo dedicada a los valores culturales y espirituales de las áreas protegidas. Los objetivos específicos del manual se concretan en: Definir y caracterizar conceptos básicos relativos a los valores vinculados al patrimonio inmaterial, proponiendo criterios y terminología. Proponer métodos simples y efectivos para el inventario y el diagnóstico del patrimonio inmaterial, a fin de cubrir todo el espectro de valores asociados al patrimonio natural.

Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales

Ofrecer unas recomendaciones claras para integrar los valores culturales y espirituales en todas las fases de desarrollo de un área protegida. El manual consta de cinco capítulos fundamentales: Uno de presentación, y otro en el que se exponen los antecedentes más significativos de la integración del patrimonio inmaterial en las áreas protegidas, a partir de experiencias, declaraciones y directrices de ámbito internacional y europeo. El tercer capítulo está dedicado a la metodología. Clarifica y justifica los criterios, propone una tipología de elementos y valores del patrimonio inmaterial y presenta diversos métodos para elaborar inventarios y diagnósticos del patrimonio inmaterial, examinando sus puntos fuertes y débiles, así como algunas opciones para evaluar su aplicación. El capítulo cuatro es el más relevante a efectos prácticos, ya que propone unos principios generales para guiar la integración de estos valores y una batería de recomendaciones para aplicarlos a las diversas fases y facetas de las áreas protegidas. El capítulo cinco ofrece una muestra de diez casos de estudio, seleccionados entre los casi treinta que fueron documentados. El manual se completa con la bibliografía de las referencias citadas y un glosario, junto con la lista completa de las experiencias que se documentan en el anexo del Manual.

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DEL MONTE AL RODAL. MANUAL SIG DE INVENTARIO FORESTAL José A. Reque, Raúl A. Pérez. Edita: Universidad de Valladolid. 2001. 169 páginas El fin de este manual es ser una herramienta de apoyo para el aprendizaje de nuevas tecnologías aplicadas al inventario forestal. El origen técnicoforestal se encuentra en la aplicación de las disciplinas de selvicultura, planificación forestal y ordenación de montes, y la tecnología informática en los llamados Sistemas de Información Geográfica (SIG). Las nuevas tecnologías aplicadas a las ciencias forestales están abriéndose camino fuertemente en el ámbito forestal. La georreferenciación vía satélite con gps y los sistemas de información geográfica son dos herramientasa que actualmente ya están consolidadas en la planificación forestal y en la ordenación de montes. Este libro explica en doce capítulos y seis anejos el procedimiento que debe seguirse en un proyecto SIG en relación a la mayoría de proyectos o estudios en los que el protagonista sea el medio natural, aunque en concreto se centre

en el inventario forestal. A través de un ejemplo práctico explica, paso a paso, las tareas a realizar, desde lo que sería el acceso a los datos cartográficos de partida junto con el inicio de sesión del programa informático pasando por el diseño de la malla de muestreo, la digitalización de cantones, rodales, etc., hasta llegar a la exportación final de los mapas generados. Las herramientas informáticas que se presentan en este volumen pertenecen a los SIG de código fuente abierto, en concreto a gvSIG. Esto implica que a las facilidades que otorgan los programas de libre descarga se une la posibilidad de desarrollar el proyecto bajo un aprendizaje personal del lector, no solamente como estudiante universitario forestal sino como toda aquella persona que quiera continuar formándose en esta materia. Además de gvGIS, este manual guía sobre el tratamiento de imágenes a través del programa GIMP, también de

libre descarga y uso bajo licencia GNU. Con la presentación de este manual animamos a adentrarse en el mundo de los SIG a todos aquellos estudiantes o profesionales que todavía no hayan realizado sus trabajos con cartografía digital o que necesiten un mayor control de sus actuaciones o estudios sobre el terreno.

BOSQUES DE CASTILLA-LA MANCHA: REBOLLARES María José Martínez-Lirola, José María Herranz Sanz y Alfonso Rodríguez Torres. Edita: Consejería de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. 2011. 184 páginas Como su título indica, se trata de un manual de gestión de una de las comunidades boscosas de CastillaLa Mancha incluidas en la Directiva 92/43/CEE, relativa a la conservación de los Hábitats Naturales y de la Flora y Fauna silvestres: los rebollares de Quercus pyrenaica. Es el segundo de estos manuales que edita la Consejería de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, tras la publicación en el año 2004 del manual relativo a quejigares de Quercus faginea. Para abordar el estudio se ha establecido la siguiente tipificación de los rebollares castellano-manchegos: a) húmedos ayllonenses, b) subhúmedos de las sierras septentrionales y nororientales (ibéricos, maestracenses y ayllonenses), c) subhúmedos de las sierras occidentales (mariánicos, oretanos y sanvicentinos), d) béticos y e) edafohi-

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grófilos. En todos los casos se describe la estructura de los estratos arbóreo, arbustivo y herbáceo y su composición florística y se procede a su adscripción fitosociológica. Asimismo, se describe la dinámica de los diferentes tipos y las comunidades zonales y azonales en contacto con los rebollares, dado que todas ellas contribuyen a incrementar el valor ecológico y biológico de estas masas. Dado que el objetivo principal del libro es facilitar la labor de los técnicos forestales encargados de la gestión de los rebollares, se incluye un cuadro de buenas prácticas de gestión que aborda diferentes aspectos: establecimiento de áreas de reserva, conversión de monte bajo en monte medio o monte alto, mejora de la diversidad en rebollares, conservación de comunidades vegetales valiosas insertas en los rebollares, especies de flora y fauna silvestre cuyas necesidades de

conservación deben ser tenidas en cuenta en la gestión, conservación del suelo, actuaciones y fórmulas de gestión desaconsejadas. El libro finaliza con varios anexos: I) Listado florístico, II) Relaciones dinámicas de los rebollares, III) Fotografías.

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Retablo de Santa Clara Almudena Córdoba López Restauradora de Arte Teodoro Abbad Santiveri

C

orría 1524 cuando comenzaba, con doce años de retraso, la construcción del convento de Santa Clara en la villa burgalesa de Briviesca, que concluyó tras más de medio siglo; se completó con la iglesia, la casa solariega y el hospital, constituyendo los cuatro edificios un conjunto declarado Monumento Nacional en 1931. Aun siendo destacable su arquitectura exterior, nos invade al entrar una luminosidad y excelencia que invitan a apreciar, siempre desde la calma que inspira el lugar, todos sus detalles, entre los que merece enfatizarse, sin desmerecer otros, el retablo de Santa Clara. El primer impacto positivo es su tamaño, de más de 20 metros de alto, pero no podemos dejar de valorar que este tallado, de fina elegancia y con profusión de detalles en tres paños, con escenas dispuestas en cinco pisos y adaptadas con increíble precisión al ábside, está realizado enteramente en madera de nogal, lo que da al conjunto vigor, fuerza y elegancia. Su exquisita organización y equilibrio muestran una indiscutible armonía con el conjunto general de las tallas y

ornamentos, entre los que cabe destacar especialmente el adorno con motivos vegetales entremezclados con la imagen y forma humana en admirable filigrana, que hacen de este retablo un ejemplar singular, considerado por muchos autores como una de las mejores manifestaciones escultóricas españolas de la segunda mitad del siglo XVI. El motivo dominante del retablo es la Asunción de la Virgen, y entre sus características, como bien se aprecia, está la ausencia de policromía, debida a la escasez de dinero para acabar la obra. Y si bien la historia del encargo del retablo merece ser contada con detalle, quedémonos hoy con estas hermosas imágenes tanto del conjunto como del detalle del árbol de Jetsé.



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