Foresta Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural. N.o 71
El sector forestal y la protección del medio natural en Letonia #ElMontecambia: sucesión de la vegetación Mitigación o adaptación al cambio climático Aprovechamiento de madera en España
a Entrevist
Miguel Castroviejo Bolíbar Consejero Coordinador de Medio Ambiente en la Representación Permanente de España ante la Unión Europea
Especial
La organización en la extinción de incendios e Reportaj
Acumulación y descomposición del desfronde Mapas nacionales de calidad de estación Caracterización morfológica de cinco clones de olmo resistentes a la grafiosis El papel de los bosques en la alimentación en el Sahel
Los Montes de Toledo
yOrdenación y del Territorio yProtección y ambiental yGestión y de espacios naturales y especies protegidas ySeguridad y y salud yJardinería y y paisajismo yCaza y y pesca yAprovechamientos y forestales yEnergías y renovables yHidrología y
yCalidad y ambiental yEducación y ambiental yPrevención y y extinción de incendios yRestauración y de cubierta vegetal yIndustrias y forestales y papeleras ySanidad y vegetal yPeritaciones y y valoraciones yTrabajos y topográficos yConstrucciones y
Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales Avenida Menéndez Pelayo, 75, bajo izquierda. 28007 Madrid Tfno.: 91 501 35 79 . Fax: 91 501 33 89 forestales@forestales.net
www.forestales.net Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
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B
SUMARIO APUNTES
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Cigüeñas: la bella benefectarora. Enrique García Gómez El pino piñonero. Gregorio Montero González
8
#ElMontecambia. Rafael Serrada Hierro
4
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El sector forestal y la protección del medio natural en Letonia. David León Carbonero
13
Redes forestales. Ismael Muñoz Linares
14
El cambio climático y el sector forestal: mitigación o adaptación. Álvaro Enríquez de Salamanca
15
Aprovechamiento de madera en España. Ismael Muñoz
38
Acumulación y descomposición del desfronde en suelos forestales.
COLABORACIONES TÉCNICAS
Gregorio Montero, Raquel Onrubia, César López Leiva, Ricardo Ruiz Peinado, Eduardo López Senespleda, Andrés Bravo Oviedo, María Pasalodos, Miren del Rio
72 16
Diego Perea Ruiz-Tapiador
Mapas nacionales de calidad de estación para Pinus sylvestris, Pinus nigra, Pinus pinaster, Fagus sylvatica y Quercus pyrenaica.
50
Entrevista
Daniel Moreno Fernández, Juan Gabriel Álvarez Álvarez, Roque Rodríguez Sollaeiro, Isabel Cañellas, Fernando Montes, César Pérez Cruzado
Miguel Castroviejo Bolíbar, consejero coordinador de medioambiente en la Representación Permanente de España ante la Unión Europea.
Caracterización morfológica y del crecimiento en su primer año de cinco clones de olmo resistentes a la grafiosis.
58
Jesús Rodríguez Calcerrada, Clara Martínez Arias, Juan Sobrino Plata, David Medel, Natalie Aguirre, Tania Domínguez, Carlos Magro, Carmen Collada, Luis Gil, Juan A. Martín
El papel de los bosques en la alimentación en el Sahel y la conservación de sus recursos genéticos forestales.
66
Dolores Agúndez, Lawali Sitou, Ali Mahamane, Ricardo Alía, Mario Soliño
LITERATURA Y MEDIO NATURAL
90
La naturaleza en la obra de Miguel Delibes.
92
El arte de mirar: Bernardo Lara.
96
El Centro de Investigación Forestal (CIFOR) INIA.
Juan Delibes
PINCELADAS DE VIDA
REPORTAJE
Los Montes de Toledo.
Ismael Muñoz Linares
22 Opinión de actualidad
La organización en la extinción de incendios forestales. Jorge Rodríguez López Felipe Aguirre Briones Vicente Rodríguez Fernández Pablo Cristóbal Mayoral Área de Bomberos del SEPA Elena Hernández Paredes Aurelio Sotos Suárez
Ismael Muñoz Linares
LA PÁGINA DE
Juan Ignacio Fernández Golfín
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Noticias Libros
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agenda
“Impreso en papel certificado que proviene de bosques gestionados de forma sostenible y fuentes controladas”
2018. N.o 71
EDITORIAL
Incendios: la organización de su extinción
C
oincide este número de la revista con la temporada estival, la época con mayor riesgo de incendios en el sur de Europa. El fuego ha sido y sigue siendo un elemento modelador de la vegetación de la región Mediterránea, pero su comportamiento y consecuencias han variado mucho a lo largo de los siglos. Por una parte, el paisaje vegetal que cubre esta región, poblada desde tiempos ancestrales, se ha visto muy modificado por el cultivo, el pastoreo, la urbanización y la plantación de especies forestales, tanto espontáneas como alóctonas. Estos cambios han exacerbado riesgos que no existían de forma natural, como los interfaces humanoforestales, y hacen que los efectos del fuego en la vegetación sean más devastadores de lo que era habitual; muchas masas de especies pirófitas pasivas y rebrotadoras han sido sustituidas, a menudo tras su desaparición, por masas menos adaptadas al fuego. Por otra parte, el cultivo, la urbanización y en general la deforestación ha fragmentado las masas arboladas, y han reducido mucho su extensión. En una situación natural, sin presencia humana, un incendio de unas decenas de miles de hectáreas sería un proceso normal, que ayudaría a modelar el paisaje y la sucesión de la vegetación; los servicios ecosistémicos y el refugio de la biodiversidad de la zona afectada serían fácilmente asumidos por las zonas colindantes. Pero en la actualidad ese mismo incendio sería dramático, perdiéndose no solo la superficie forestal, sino la biodiversidad contenida en ella, y poniendo en riesgo los bienes e incluso la integridad de las personas. Ese fenómeno natural, el fuego, ya no puede actuar de forma espontánea, porque el paisaje ha dejado de ser natural; es un sistema antrópico-natural.
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A todo esto se suma la influencia del cambio climático, cuyas previsiones apuntan a una reducción de precipitaciones en la región mediterránea y un aumento de las temperaturas estivales, que incrementarán el riesgo de incendios. No se deben confundir las tendencias con los años concretos; cada año tiene unas condiciones de precipitación, temperatura o vientos que hace que el riesgo varíe mucho, aparte de lo impredecible del comportamiento humano en cuanto a negligencias e incendios provocados. En consecuencia, aunque los incendios forestales sean un fenómeno común en nuestro país, y en parte natural, su origen y evolución están muy alterados por la acción humana, lo que exige también una actuación humana decidida para su prevención y control. La forma de enfrentarse al fuego ha cambiado a lo largo del tiempo, pasando de ser un problema local a uno de los mayores retos ambientales de las administraciones publicas. Esto ha llevado a la creación de servicios especializados en la prevención y extinción de incendios forestales, cada vez más potentes y adaptados a las condiciones regionales. Cada comunidad autónoma ha buscado el modelo que considera más idóneo en función de sus peculiaridades, y la Administración General del Estado ha desarrollado un paraguas de apoyo a todas ellas. Hay dos grandes modelos en los que la prevención y extinción dependen de los servicios forestales o de los de emergencias. Hemos querido analizar los diferentes tipos de organización, y para ello hemos invitado a diversos especialistas para que aborden el tema, tanto de forma general e histórica, como desde la perspectiva estatal y autonómica, y dentro de esta última con comunidades que han optado tanto por una gestión por los servicios forestales como por los de emergencias. La bondad de uno u otro modelo es un debate abierto, y cada lector puede sa2018. N.o 71
car sus propias conclusiones; a menudo las bondades de un sistema son las debilidades del otro, a lo que se suman las peculiaridades de cada comunidad autónoma. Sea una u otra la organización, lo cierto es que los profesionales que trabajan en la extinción han alcanzado un alto grado de eficacia, como demuestra el dato de que menos del 1 % de los incendios que se producen al año se transforman en incendios de gran superficie. Los estudios realizados apuntan a que aumentar más los servicios de extinción difícilmente produciría mejores resultados de los que tenemos. Así que la inversión en gestión forestal, comprendida esta en el más amplio sentido de la palabra (prevención, educación y sensibilización, conciliación de intereses, trabajos selvícolas, aprovechamientos del monte y valorización de sus servicios ambientales) debe ser el eje de la política forestal para el futuro, como la mejor forma de evitar y combatir los incendios forestales. Pero esa es una cuestión que abordaremos en otro editorial. El mundo de los incendios forestales es muy duro, por sus consecuencias y por el
EDITA: Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural Avda. Menéndez Pelayo n.º 75, 28007 Madrid Tfno: 91-501 35 79, Fax: 91-501 33 89. Página web: www.forestales.net Director Álvaro Enríquez de Salamanca Sánchez-Cámara Ingeniero Técnico Forestal y Doctor en Ciencias Ambientales DRABA Ingeniería y Consultoría Medioambiental, SL @AlvaroEnriquezS Subdirector Andrés Arregui Noguer Ingeniero Técnico Forestal Ministerio para la Transición Ecológica Director técnico Ismael Muñoz Linares Licenciado en Ciencias de la Información Altermedia Comunicacion, SL @ismaelnatura Consejo de redacción Francisco Javier Cantero Desmartines Ingeniero Técnico Forestal Dirección General de Medio Ambiente. Comunidad de Madrid Llanos Gabaldón Lozano Ingeniera Técnica Forestal e Ingeniera de Montes Dirección General de Política Forestal y Espacios Naturales. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha
peligroso trabajo que implica su extinción, pero en nuestra portada hemos querido verlo desde una perspectiva de esperanza, la recuperación del monte tras el fuego, de forma natural y apoyada por la intervención humana. La fotografía de portada muestra el tocón de un pino, quemado en el incendio de Las Peñuelas, en Moguer (Huelva), sucedido entre el 24 y el 27 de junio de 2017. Allí ardieron algo más de 10.300 hectáreas, afectando a espacios naturales protegidos como el parque Natural de Doñana (6.761 ha) y el paraje natural Laguna de Palos y Las Madres (17 ha). Este incendio provocó una enorme sensibilización en la población de los pueblos afectados, que posteriormente ha participado en jornadas de educación y de voluntariado ambiental para la recuperación de los terrenos quemados, organizadas por la Junta de Andalucía. Con esto queremos quedarnos: la fuerza de la naturaleza para recuperarse y el creciente compromiso e identificación de los ciudadanos con sus terrenos forestales.
Enrique García Gómez Ingeniero Técnico Forestal y Doctor en Medio Ambiente Diputación de Toledo
Fotografías tomadas en junio de 2018 en la zona quemada en el incendio de Las Peñuelas en Moguer (Huelva), producido en junio de 2017 Autor: José González Granados
Salustiano Iglesias Sauce Ingeniero Técnico Forestal Sociedad Española de Ciencias Forestales
Enrique García Gómez, Luis Gil, Valentín Gómez Sanz, Elena Hernández Paredes, David León Carbonero, César López-Leiva, Eduardo López-Senespleda, Carlos Magro, Ali Mahamane, Juan A. Martín, Clara Martínez Arias, David Medel, Gregorio Montero González, Fernando Montes, Daniel MorenoFernández, Ismael Muñoz Linares, Raquel Onrubia, María Pasalodos, Diego Perea Ruiz-Tapiador, César Pérez-Cruzado, Jesús Rodríguez Calcerrada, Vicente Rodríguez Fernández, Jorge Rodríguez López, Roque Rodríguez-Sollaeiro, Ricardo Ruiz-Peinado, Rafael Serrada Hierro, Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA), Lawali Sitou, Juan Sobrino Plata, Mario Soliño, Aurelio Sotos Suárez
David León Carbonero. Ingeniero Técnico Forestal Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación
DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Altermedia Comunicación 2000, S.L. C/ Electrodo n.º 68, oficina 6, 28522 Rivas Vaciamadrid
María José Manzano Serrano Ingeniera Técnica Forestal ESMA Estudios Medioambientales, SL @esmasl_es, @mariaj_manzano
IMPRESIÓN: Grupo Impresa. C/ Herreros n.º 42, 28969 Getafe
José González Granados Ingeniero Técnico Forestal Parque Regional del Sureste. Comunidad de Madrid / Ayuntamiento de Aranjuez
Jorge Rodríguez López. Ingeniero Técnico Forestal y Licenciado en Ciencias Ambientales Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación @Jorgenemoralis Autores que han colaborado en este número: Felipe Aguirre Briones, Natalie Aguirre, Dolores Agúndez, Ricardo Alía, Juan Gabriel Álvarez-Álvarez, Andrés BravoOviedo, Isabel Cañellas, Carmen Collada, Pablo Cristóbal Mayoral, Juan Delibes, Miren del Río, Tania Domínguez, Álvaro Enríquez de Salamanca, Juan I. Fernández-Golfín Seco,
Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
DEPÓSITO LEGAL: M-4.268-1975, ISSN: 1575-2356 FOTOGRAFÍA DE PORTADA: Tocón de pino quemado en el incendio de Las Peñuelas (Moguer, Huelva), en 2017. José González Granados Las opiniones expuestas por los autores de los artículos no son necesariamente las del C. O. I. T. F. Los artículos, fotografías y gráficos que se publican en Foresta son facilitados por las personas que los firman. Es su responsabilidad la autoría de los mismos. Foresta admite, de buena fe, que este material pertenece a quienes lo firman, o que disponen de los permisos pertinentes para su reproducción.
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El maná de los vertederos Desde hace décadas las cigüeñas han encontrado en los vertederos una buena parte de su alimento. Este hecho es, entre otros, uno de los principales factores que favorecen la permanencia invernal de buena parte de la población ibérica. Falsos alimentos Además de los restos orgánicos de los que se alimentan, en los vertederos hay plásticos, envoltorios, cuerdas, vidrios y otros residuos que constituyen una amenaza permanente. Cada vez más se encuentran en estómagos de cigüeñas multitud de gomas elásticas que “capturan” y tragan como si se tratase de gusanos; de algunos ejemplares se ha extraído hasta medio kilo de este material. “Por san Blas la cigüeña verás” Ya no hay que esperar al 3 de febrero para ver las cigüeñas como antaño, ya que sus hábitos migratorios han cambiado, adaptándose al clima y a los nuevos recursos alimenticios. La población invernante en la península Ibérica procede de Centro Europa, mientras la población que cruza el Estrecho de Gibraltar está compuesta mayoritariamente por jóvenes del año e inmaduros. Animal social Es un ave de ecología social. Nidifica en colonias, busca alimento en grupo y los desplazamientos, tanto migratorios como de exploración en busca de alimento, los suelen hacer igualmente en grupos.
Cigüeña blanca, (Ciconia ciconia) 4
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Alimentándose en aguazales Su alimentación es de lo más variada. Frecuenta charcas, lagunas, pantanos y arroyos, en donde, ayudándose de sus largas patas, consigue anfibios, reptiles y peces de buen tamaño, que pinza con su afilado y potente pico. “Machacar el ajo” Es como se conoce popularmente al castañeteo que hacen los adultos con el pico, habitualmente en un ejercicio de salutación y reconocimiento de la pareja. Este sonido, tan popular y reconocible en muchas plazas de Castilla cuyos edificios históricos están ocupados por cigüeñas, ha sido tradicionalmente reconocido como benefactor y de buen augurio a lo largo del tiempo. Los vuelos prenupciales Los acrobáticos vuelos prenupciales acontecen entre enero y febrero, y sirven para afianzar los lazos afectivos de una pareja que ocupa el mismo nido cada año, y se es fiel durante toda su vida. El “pacto de no agresión y buena vecindad” Desde tiempo inmemorial el ser humano y la cigüeña blanca establecieron un pacto no escrito de buena vecindad. Las personas permitieron que anidaran en el interior de los pueblos y ciudades, en sus torres y campanarios, donde permanecían libres de enemigos naturales, mientras las cigüeñas les libraban de animales perniciosos para la agricultura, innumerables invertebrados y micromamíferos, pacto que sigue vigente hoy día.
la bella benefactora Texto: Enrique García Gómez Fotografía: Foto Ardeidas Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
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APUNTES / El sector forestal y la protección del medio natural en la Unión Europea
El pino piñonero: (Pinus pinea L.)
Gregorio Montero
Irlanda Gregorio Montero González Mapa de distribución de Pinus pinea en el mundo. Las cifras indican la superficie ocupada en cada país en miles de hectáreas
7.268 Producción 100 kg de piñas producen de media 16,5 kg de piñón con cáscara y 3,5 kg de piñón sin cáscara
6
Edad
Nº pies/ha
20
682
o piñón blanco. La producción anual de piñón con cáscara en España es de 7.268 toneladas (media de los diez últimos años con datos, 2004-2013).
Madrid-Ávila
Huelva
Valladolid
kg/árbol
kg/ha
kg/árbol
kg/ha
kg/árbol
kg/ha
0,30
204,6
0,05
34,1
0,23
156,9
40
387
0,86
332,8
0,13
50,3
0,64
247,7
60
254
1,92
487,7
0,26
66,0
1,40
355,6
80
183
3,55
649,6
0,44
80,5
2,55
466,6
100
141
5,83
822,0
0,67
94,5
4,13
582,3
120
113
8,81
995,5
0,96
108,5
6,17
697,2
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tn de piñón con cáscara se producen al año en España
Tabla de producción de piña por árbol y por hectárea (kg) en diferentes zonas geográficas, aplicando una selvicultura que compatibiliza la producción de piña y madera 2018. N.o 71
Gregorio Montero Gregorio Montero
Gregorio Montero
Ciclo reproductivo de Pinus pinea, especie con maduración trianual. De arriba abajo: flor de un año, flor del segundo año y piña del tercer año (en primavera).
Arriba: recolección de piñas. Abajo: ramillete de diez piñas
Piñones sanos con y sin cáscara (izquierda) y piñones vanos con y sin cáscara (derecha).
Producción de piñón (%) por comunidades autónomas
El peso medio de las piñas es muy variable según años y árboles, en general entre 100-150 g y 300-350 g, con límites de 50 a 750 g.
100 kg 3,5 kg
de piñas producen
290 g
217 g
194 g
168 g
107 g
56 g
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Referencias La información se basa en los trabajos de S. Mutke, R. Calama y G. Montero, principalmente.
de piñón sin cáscara
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APUNTES / #ELMONTECAMBIA
Ejemplo de sucesión de la vegetación La vegetación, de modo natural, evoluciona teóricamente según un patrón marcado por las condiciones climáticas y, aunque no siempre se tienen en cuenta, también por las características edáficas y fisiográficas. El conocimiento de estos procesos es fundamental para diseñar tratamientos selvícolas, tanto de mejora como de regeneración, y repoblaciones forestales. Sin embargo, la posibilidad de que se manifiesten perturbaciones hace muy frecuentes sucesiones cíclicas en la dinámica natural de la cubierta vegetal. El ejemplo que se presenta analiza los efectos de un alud producido en 2002 en la margen izquierda del río Ésera, en el término municipal de Benasque, a la altura del kilómetro 68 de la carretera de Francia. Este alud produjo un raso entre las cotas 1550 y 1750 aproximadamente, sobre una vegetación for-
2005 8
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mada por una masa madura donde dominan el pino negro (Pinus uncinata) y el abeto (Abies alba), como se observa en las zonas colindantes. Se sitúa en el monte "Valle de la Izquierda del río Ésera", nº 30 del CUP de Huesca, perteneciente al ayuntamiento de Benasque, y que forma parte del Parque Natural de Posets-Maladeta. El clima del lugar según la clasificación de Allué (1990) es de tipo X(VIII), oroborealoide genuino, con una precipitación del orden de 1.150 mm anuales, sin sequía estival, y una temperatura media anual de 6,6 °C. Dadas las condiciones de pendiente acusada, el suelo, formado sobre pizarras y esquistos silíceos del Devónico Superior, es un Leptosol (IUSS Working Group WRB, 2014), de bajo grado de desarrollo y elevada pedregosidad (esquelético) y escasa capacidad de retención de agua.
Rafael Serrada Hierro Sociedad Española de Ciencias Forestales @RafaelSerrada1 Valentín Gómez Sanz Profesor titular Universidad Politécnica de Madrid ECOGESFOR
Evolución del monte desde 2005 hasta 2017
2011 2018. N.o 71
1986 La recuperación inicial, o proceso de regeneración natural en términos generales, que para el caso de perturbaciones denominamos restauración, se produce con especies de luz, abedul (Betula alba) y álamo temblón (Populus tremula) en masa regular. Estas especies, aparte de tener un temperamento robusto, son frugales y presentan diseminación abundante anemócora que manifiestan con gran precocidad. Tienen escasa longevidad y porte con una altura relativamente reducida. Las condiciones de espesura y de mejora edáfica que inducen las especies pioneras facilitarán la incorporación paulatina de especies más tolerantes a la sombra, más exigentes en nutrientes y de mayor longevidad, como son el pino negro y el abeto, dando lugar a una masa irregular. La estrategia reproductiva de estas especies, también anemócoras pero de menor alcance por tener semillas más grandes que las pioneras, manifiesta una notable vecería.
Se observa en la zona central del raso inicial una mata de álamo temblón con una gran regularidad entre los pies que la forman. Este hecho hace suponer que proceden de una brotación de raíz tras el alud, que eliminó la parte aérea de su o sus progenitores. Con 15 años de edad, esta mata empieza a manifestar poda natural, denotando el temperamento robusto de la especie. El proceso de irregularización se mantendrá hasta que se alcance un estado similar al de las zonas colindantes, en las que los abetos y pinos superan actualmente los 100 años. No es fácil predecir el periodo de recurrencia de los aludes en esta localización, pero viendo la conformación de la ladera, y si el régimen de precipitaciones no cambia, es muy probable que vuelva a ocurrir esta perturbación, dando lugar a la repetición del ciclo evolutivo de la vegetación.
2015 Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
2012 Arriba, a la izquierda: mapa del IGN. En el centro: ortofoto vuelo nacional 1980-1986 A la derecha: ortofoto PNOA 2012
2017 @RevForesta
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APUNTES / El sector forestal y la protección del medio natural en la Unión Europea
Letonia Datos generales Letonia es miembro de la UE desde el 1 de mayo de 2004. El país tiene una superficie de 6.457.300 ha y una población de 1.950.116 habitantes, de los cuales un 38 %, 742.572 habitantes, se concentran en su capital, Riga. El PIB por habitante en estándar de poder adquisitivo expresa la relación del país con la media de la UE (100); Letonia tiene un valor de 64, muy inferior a la media europea. El sector forestal Los bosques en Letonia son reconocidos por el Ministerio de Agricultura como el oro verde. El país posee un sector forestal potente y dinámico, que ha tenido una evolución muy rápida, sobre todo desde su independencia en 1991. La superficie forestal es de 3.383.720 ha, un 52 % del total nacional, que sitúa a este país como el cuarto de la UE en porcentaje de superficie forestal. Esta cifra está en continuo aumento desde 1935, y se ha duplicado desde entonces. La especie forestal más abundante es Pinus sylvestris, seguida de Betula pendula y Picea abies, que en conjunto suponen más del 80 % de la superficie arbolada; el resto se distribuye entre otras especies de frondosas eurosiberianas. Destaca la ausencia de Larix spp., Fagus sylvatica y Quercus petraea, especies que no alcanzan Letonia dentro de su área de distribución actual. La mayor parte de las masas forestales son el resultado de una regeneración natural tras la realización de cortas o de terrenos agrícolas abandonados, aunque también se han realizado siembras y plantaciones.
Especie
Superficie ha
Porcentaje
Pinus sylvestris
993.274
34,0 %
Betula pendula
904.032
30,9 %
Picea abies
523.325
17,9 %
Alnus incana
218.186
7,5 %
Populus tremula
163.361
5,6 %
Alnus glutinosa
88.611
3,0 %
Fraxinus excelsior
13.011
0,4 %
Quercus robur
10.077
0,3 %
Otras especies
9.637
0,3 %
Desde 1997 existe un departamento forestal en el Ministerio de Agricultura que tiene como función, entre otras, el desarrollo de una estrategia forestal basada en el desarrollo sostenible (la actual para 2015-2020) y la regulación de la normativa en materia de manejo forestal, el uso de los recursos forestales, la protección de la naturaleza y la caza.
Superficie forestal (miles de ha)
52 %
del territorio es forestal 3.383.720 ha
44,2 %
de la superficie forestal pertenece al Estado
Río Gauja
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2018. N.o 71
HISTORIA FORESTAL La vegetación actual de Letonia se estableció hace 14.000 a 16.000 años, tras la retirada de los últimos glaciares que habían dominado el paisaje durante 200.000 años. Según el clima se iba haciendo más cálido se fueron estableciendo especies que aún son comunes, como pinos y abedules, y luego bosques de frondosas como robles, tilos, olmos y avellanos. Hace 9.000 años el 90 % del territorio estaba cubierto por bosques, pero hace 6.000 años la superficie forestal comenzó a decrecer por el aumento de la superficie de lagos y zonas pantanosas y por la presión de las actividades humanas, sobre todo la agricultura. En el siglo XI hubo un cambio en la agricultura, pasando de un sistema de cultivo con posterior abandono y recuperación del bosque a otro de rotación trienal, con una intensificación en la explotación agrícola. Durante los últimos 1.000 años Letonia ha pasado por periodos de reducción y expansión de los bosques asociados a oscilaciones en la población por guerras o epidemias; tras la revolución industrial, a finales del siglo XIX, solo el 30 % del territorio estaba cubierto por bosques. Durante la Primera Guerra Mundial la superficie forestal se redujo aún más, con intensas cortas para construir estructuras defensivas y puentes, sobre todo en zonas fronterizas. La proclamación de la República de Letonia el 18 de noviembre de 1918 propició el establecimiento de un departamento forestal que gestionaba los terrenos forestales del Estado (cerca de dos millones de hectáreas), pero la posterior reforma rural hizo que la superficie forestal volviera a disminuir. Esta etapa se caracterizó por un gran aumento de las cortas y las exportaciones de madera, que llegaron a suponer el 38 % del valor del conjunto de las exportaciones. No obstante, también se estableció una política de reforestación; muchas repoblaciones de entonces están ahora alcanzando el turno de corta.
Tras la Segunda Guerra Mundial, en la etapa soviética, los sectores agrícola y forestal no fueron considerados de desarrollo prioritario, como el industrial, que sí se vio favorecido por los planes de desarrollo. Durante la década de 1960 comenzó el desarrollo del sector agrícola, y se drenaron casi un millón de hectáreas de zonas húmedas. No obstante, el abandono de otros terrenos agrícolas hizo posible la regeneración natural de muchas zonas con frondosas caducifolias. A comienzos de la década de 1990 Letonia recuperó la independencia, y con ello se restauraron los derechos de propiedad. PROPIEDAD FORESTAL El Estado es propietario de 1.495.633 ha forestales, gestionadas por la empresa Latvijas Valsts Meži, creada en 1999. Esta empresa se ocupa de la planificación forestal, caza, usos recreativos y producción de semillas y plantas seleccionadas, pero no de los aprovechamientos, transporte de madera ni actividades de regeneración, que son realizadas por empresas contratadas. La compañía obtuvo en 2015 unos beneficios de 59,3 millones de euros, y entregó al Estado 52 millones de euros como dividendos. El resto de la superficie forestal pertenece casi en su totalidad a propietarios privados. Existen unos 144.000 propietarios forestales, representados por una asociación sectorial. Actualmente se está iniciando una positiva tendencia de crear cooperativas para mejorar la gestión forestal. PRODUCCIÓN DE MADERA Y OTROS PRODUCTOS FORESTALES Los bosques letones acumulan 670 millones de m3 de madera, dato en constante incremento desde 1935 cuando había 176 millones de m3. Esto ha sido posible gracias al aumento de superficie forestal y de la productividad por hectárea. Tradicionalmente se ha fijado el turno de corta del abedul en 71 años y en 101 años para el pino. La utilización de material genético
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80.000
empleos directos en el sector forestal, el 10 % de la población activa
4
parques nacionales
12,1 %
superficie terrestre es RN2000 788.093 ha
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mejorado, la mejora de la gestión selvícola y la posibilidad de utilización industrial de diámetros menores está propiciando reducir estos turnos hasta 30-35 años para el abedul y 60-80 años para el pino. El crecimiento neto de las masas forestales es de 19,7 millones de m3 al año, y las cortas anuales de madera suponen 12,8 millones de m3, por lo que las existencias siguen aumentando. Se han calculado que los bosques retienen 628 millones de toneladas de carbono entre biomasa y carbono orgánico, incluida la turba. La mayor parte de la madera en rollo se destina a aserrío, tableros y pulpa de papel, y una décima parte a la producción de biomasa, sobre todo pellets. El sector forestal genera el 20 % de los ingresos por exportaciones, y supone alrededor del 5 % del PIB. El número de empleos directos del sector forestal es de 80.000 (cerca del 10 % del total); sumando los empleos indirectos, casi 145.000 personas obtienen sus ingresos del bosque. El 80 % de los letones pasan su tiempo libre en el bosque cazando, realizando actividades deportivas o recogiendo setas o frutos silvestres. Además, la recolección de savia o jugo de abedul, para consumir en fresco o fermentado, es una actividad muy común. BIODIVERSIDAD En Letonia se han inventariado 18.047 especies de animales, 5.396 de plantas y unos 4.000 hongos. Las poblaciones letonas tienen gran importancia para algunas especies protegidas en la UE como la cigüeña negra (Ciconia nigra), el águila moteada (Aquila clanga), el guión de codornices (Crex crex), el pico dorsiblanco (Dendrocopos leucotos), la grulla común (Grus grus), el castor europeo (Castor fiver) o la nutria (Lutra lutra). Algunas especies escasas en Europa, como linces boreales (Lynx linx) y lobos (Canis lupus), tienen poblaciones estables en Letonia, que incluso en ocasiones es necesario regular mediante su caza. Letonia cuenta con una ley de protección de especies y hábitats conforme a las directivas comu-
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nitarias, con 723 especies animales y vegetales y 93 hábitats protegidos. Se han declarado 327 lugares integrados en la Red Natura 2000, que suman 788.093 ha (12,1 % de la superficie nacional). Además, hay 690 territorios protegidos con diferentes figuras: cuatro Reservas Naturales Estrictas: Moricsala (1912), Grīņi (1936), Krustkalni (1977) y Teiči (1982); cuatro Parques Nacionales: Gauja (1973), Ķemeri (1997), Slītere (1999) y Rāzna (2007); una Reserva de la Biosfera: Ziemeļvidzemes (1997); 42 Parques Naturales; 355 Monumentos Naturales; 275 Reservas Naturales, y nueve Áreas de Paisajes Protegidos. El 28 % de los bosques (850.000 ha) tiene alguna restricción a la explotación forestal por motivos ambientales, sobre todo en los bosques propiedad del Estado; en dos tercios de los que están en edad de corta no se explota la madera porque las limitaciones ambientales no permiten una explotación forestal económicamente viable. David León Carbonero Ingeniero Técnico Forestal
Mapa de la Red Natura 2000 en Letonia
Fuentes consultadas 2017 Latvian forest sector in facts & figures. https://www. zm.gov.lv/public/ck/files/ skaitli&fakti_EN_2017.pdf European Forest Genetic Resources Programme. http://www.euforgen.org Eurostat. Comisión Europea. http://ec.europa.eu/eurostat Forest sector in the 25 years of independence of Latvia. https:// www.zm.gov.lv/public/ck/files/Meza_nozare_25_en_.pdf Ministerial Conference on the Protection of Forests in Europe. http://foresteurope.org Ministerio de Agricultura / Zemkopības ministrija. https:// www.zm.gov.lv Ministerio de Protección Ambiental y Desarrollo Regional / Vides aizsardzības un reģionālās attīstības ministrija. http:// www.varam.gov.lv
Bosque de pino silvestre
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REDES / FORESTALES
Internacional
Medios de comunicación
Tejiendo redes En las redes sociales se cuecen ideas y mensajes con la rapidez de la luz. Un porcentaje cada día mayor de profesionales se informa principalmente a través de las redes sociales. Es decir, los medios de comunicación tradicionales han dejado de ser la principal fuente de información de una parte importante de la sociedad. Las redes sociales se han convertido en pequeños medios de comunicación, en altavoces de pensamientos y de conocimiento. Hay que estar al tanto de lo que se dice en ellas, os invitamos a participar. Estas son las cuentas de Twitter que os recomendamos seguir. Ismael Muñoz. @Ismaelnatura
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Periodistas
Profesional
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Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
Fundaciones
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APUNTES / Cambio climático y sector forestal: Efectos, mitigación y adaptación
¿Mitigación o adaptación?
Fuentes consultadas
La emisión antrópica de gases de efecto invernadero (GEI) y la destrucción de sumideros de carbono elevan la concentración atmosférica de GEI, incrementando el efecto invernadero y alterando el funcionamiento del sistema climático. El clima está cambiando, y seguirá cambiando con una intensidad que dependerá de los esfuerzos que se hagan por mitigar la contribución antrópica. La acción humana contribuye al cambio climático, y el cambio climático impacta en los sistemas naturales y humanos. Esto da lugar a la necesidad de medidas de mitigación y de adaptación. La mitigación es una intervención humana encaminada a reducir las fuentes o potenciar los sumideros de GEI. Incluye medidas como mejorar la eficiencia de los combustibles fósiles y del uso de la electricidad, crear fuentes de energía con bajo porcentaje de carbono, fuentes de energía que no utilicen combustibles fósiles, captación biológica de CO2, eliminación y almacenamiento artificial de CO2 o medidas para reducir las emisiones de otros GEI. La adaptación es el proceso de ajuste al clima real o proyectado y sus efectos. En los sistemas humanos la adaptación trata de moderar o evitar los daños o aprovechar las oportunidades
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beneficiosas. En algunos sistemas naturales la intervención humana puede facilitar el ajuste al nuevo clima o al clima proyectado. Durante años, la mitigación y la adaptación se entendieron como opciones alternativas, con una visión económica; se podía optar por mitigar o por adaptarse. Esto llevó a que las políticas climáticas se centraran en la mitigación, considerando la adaptación un sustituto “perverso” de la mitigación. Hoy en día no se pueden ignorar que el clima está cambiando, y que hay regiones que ya sufren sus efectos, lo que obliga a actuar. Por eso, actualmente la mitigación y la adaptación se consideran acciones complementarias e interrelacionadas para abordar el cambio climático. La situación varía según países; muchos pequeños Estados insulares contribuyen escasamente al cambio climático, pero sufren mucho sus efectos, por lo que sus políticas se centran en la adaptación. España es un país con una contribución importante al cambio climático, y también sensible a sus efectos, por lo que debe aunar mitigación y adaptación. Álvaro Enríquez de Salamanca Ingeniero Técnico Forestal. Doctor en Ciencias Ambientales @AlvaroEnriquezS
Adger WN, Arnell NW, Tompkins EL. 2005. Successful adaptation to climate change across scales. Glob. Environ. Chang. 15: 77–86. Buob S, Stephan G. 2011. To mitigate or to adapt: how to confront global climate change. Eur. J. Political Econ. 27: 1–16. Edenhofer O, Pichs-Madruga R, Sokona Y et al. 2014. (Eds.). Cambio climático 2014: Mitigación del cambio climático. Contribución del Grupo de trabajo III al Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. IPCC, Ginebra. Field CB, Barros VT, Dokken DJ et al. 2014. (Eds.) Cambio climático 2014: Impactos, adaptación y vulnerabilidad. Contribución del Grupo de trabajo II al Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. IPCC, Ginebra. Klein RJT, Schipper ELF, Dessai S. 2005. Integrating mitigation and adaptation into climate and development policy: three research questions. Environ. Sci. Pol. 8: 579–588. Yohe GW. 2001. Mitigative capacity: the mirror image of adaptive capacity on the emissions side. Clim. Change 49: 247–262.
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APUNTES / SITUACIÓN DE LOS BOSQUES EN ESPAÑA
Aprovechamiento de la madera Ismael Muñoz Linares Es la producción media de productos maderables en España desde 1991. Los cuatro grandes destinos de esta madera son:
Aserrío 19 % Trituración para fabricación de tableros 20 %
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Fuente: Bravo F, Guijarro M, Cámara A, Díaz Balteiro L, Fernández P, Pajares JA, Pemán J, Ruiz Peinado R. 2017. La situación de los bosques y el sector forestal en España - ISFE 2017. Sociedad Española de Ciencias Forestales.
millones de m3
Trituración para papel 38 %
Leñas 22 %
80 %
Galicia es la comunidad autónoma con un mayor porcentaje de cortas a nivel nacional; suponen un 46,8 % del total. Le siguen Castilla y León con un 14,7 % del total y País Vasco con un 10 %. Las dos comunidades donde menos se corta son Canarias y Murcia con algo más de 6.000 m3 de madera, en cada una. En Extremadura las frondosas suponen el 90 % del total de sus cortas. En cambio en Andalucía, Comunidad Valenciana y Baleares las coníferas suponen el 95 % de sus cortas anuales.
Es el porcentaje de las cortas que se producen en montes privados. El 48 % son cortas de coníferas y el 52 % restante son frondosas. En los montes públicos el 87 % de las cortas son coníferas.
Principales CC. AA. productoras de madera, 2014.
7,37 millones de m3 en Galicia
Comunidad Autómoma
m3 con corteza
Galicia
7.379.100
Castilla y León
2.317.000
País Vasco
1.563.500
Principado de Asturias
920.400
Extremadura
870.900
Cataluña
702.800
Cantabria
580.200
Comunidad Foral de Navarra
447.500
Volumen de cortas de frondosas por especie, 2014. Especie
m3 con corteza
Eucalyptus spp.
5.578.331
Populus spp.
926.622
Quercus robur
131.163
Castanea sativa
106.464
Fagus sylvatica
105.802
Betula spp.
59.545
Otros Quercus
16.111
Otras frondosas alóctonas
25.726
Resto de frondosas
32.673
Total
Fue el volumen cortado en 2014, lo que supuso el 44 % de las cortas. Los eucaliptos supusieron el 80 % de las cortas de frondosas, seguidas de las especies de Populus con el 13 %. En conjunto, ambas especies suponen el 41 % de todas las cortas de madera en España.
8,8
millones de m3 de coníferas
Fue el volumen cortado en 2014, el 56 % de las cortas, destacando el Pinus pinaster con 3,6 millones de m3 (41 %) y Pinus radiata con 2,3 millones de m3 (27 %). El 33 % de las coníferas cortadas se destina a aserrío y un 25 % se utiliza para fabricación de tableros. Volumen de cortas de coníferas por especie, 2014. Especie
6.982.437
7
millones de m3 de frondosas
Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
m3 con corteza
Pinus pinaster
3.641.620
Pinus radiata
2.369.493
Pinus sylvestris
1.404.859
Pinus nigra
500.607
Pinus pinea
294.322
Pinus halepensis
290.590
Otras coníferas alóctonas
64.262
Otras coníferas
213.699
Total
8.779.452
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ENTREVISTA
Miguel Castroviejo Bolíbar, consejero coordinador de medioambiente en la Representación Permanente de España ante la Unión Europea
"El sector forestal español tiene que hacer suyo el cambio climático" Ismael Muñoz Linares
¿En qué consiste el trabajo del consejero coordinador de medioambiente en la Representación Permanente de España ante la Unión Europea?
Como consejero la función principal es la representación y defensa de los intereses de España ante las distintas instituciones de la Unión Europea
Habla con la prudencia que da ocupar un puesto técnico de máxima responsabilidad y con el hecho de haber estado en medio de las negociaciones internacionales que han dado lugar a algunas de las normas ambientales que nos rigen. Pero también lo hace con la firmeza de quien está comprometido con lograr un medioambiente en buen estado, primer paso para el bienestar humano. Europeísta convencido, reconoce el papel comprometido de la UE en la lucha contra los principales problemas ambientales del planeta y el trabajo que desempeña en la elaboración de la normativa que puede parar su deterioro ambiental. Oyéndole hablar te das cuenta de que el futuro de nuestro país se juega muchas más veces de lo que pensamos en el seno de las instituciones europeas.
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en materia de medioambiente. Normalmente se actúa con más frecuencia en el Consejo, formado por los estados miembros. Antes de que una propuesta de norma llegue al consejo de ministros de la Unión Europea hay unas mesas de trabajo formadas por técnicos de los 28 estados miembros donde se discute la norma de acuerdo a los intereses de cada país. De ahí, pasa al Coreper, que es el Comité de Representantes Permanentes (Embajadores), que la preparan ya para el debate ministerial. Una vez aprobada una posición concreta por el Consejo, hay que ponerse de acuerdo con el Parlamento Europeo para adoptarla conjuntamente. Entonces comienzan los llamados trílogos: unas negociaciones a tres bandas entre el Parlamento, el Consejo y la Comisión Europea que, aunque no vota, tiene la capacidad de facilitar el entendimiento, hasta que el Parlamento y el Consejo acuerdan el mismo texto. En esos procesos hay que estar ayudando para su preparación y celebración. Otras actividades de mi trabajo son atender visitas a las Instituciones, esencialmente de nuestra Administración, organizar las reuniones, defender proyectos que presenta España o ayudar a interpretar normas en caso de infracción, por ejemplo. Como coordinador me corresponde facilitar la coordinación del trabajo entre los tres consejeros que componemos el equipo de medioambiente. Parece un largo proceso de elaboración del que puede salir cualquier resultado, no siempre lo deseable desde un punto de vista técnico. Los técnicos tendemos a considerar que tenemos el conocimiento único y la verdad de las cosas según lo que hemos aprendido en nuestra universidad y carrera profesional. Nos pasa a todos un poco. Pero lo cierto es que la sociedad es muchísimo más compleja que lo que es un ingeniero. Hay todo tipo de profesiones e intereses en las más variopintas situaciones. En el trabajo nos encontramos con todo tipo de organizaciones, empresas con un legítimo ánimo de lucro, técnicos con su visión de las cosas, políticos de distintas ideologías, organizaciones sociales que pujan por sus
Hay que tener perspectiva, no siempre se puede conseguir todo lo que pretendes en una negociación y hay que ver cuáles son las cosas más importantes para tu país
objetivos o ideas, etcétera. Es una representación de la sociedad. Y todos tienen derecho a hablar y a ser escuchados. Si esto es así en cada país, imagínate en una organización de 28 estados miembros. Llegar a acuerdos que concilien tantos intereses es necesariamente largo y, forzosamente, los resultados finales superan las visiones unilaterales. Llegar hasta el corazón donde se deciden estas leyes es muy difícil para cualquier ciudadano o pequeña asociación. Sí, es verdad, es complicado para todos, la propia Administración incluida, y más para un ciudadano o una pequeña asociación. Bruselas es la ciudad de los lobbys, miles de ellos que representan a todos tipo de intereses económicos, sociales, políticos, empresariales, sectoriales, toda una nebulosa de intereses. A un sector o grupo pequeño le resulta muy costoso estar presente en Bruselas defendiendo sus intereses, pues ello requiere una actividad permanente, estar atento a toda la información que se genera y reaccionar de continuo en
Hay mucha normativa ambiental y a pesar de ello el medioambiente sigue degradándose a diario
Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
muchos foros. Los de menor tamaño suelen hacerlo a través de las agrupaciones nacionales y posteriormente allí a través de las europeas. Así ganan potencia, porque se unen a asociaciones más fuertes, pero pierden individualidad. Este complejo y largo proceso provoca la sensación entre los ciudadanos de que las cosas se deciden muy lejos de ellos y de sus necesidades. ¿Se puede legislar desde la Unión Europea con los matices adecuados a cada territorio y a sus circunstancias socioeconómicas? Eso también sucede dentro de un mismo país por la propia dinámica de conjunción de intereses. En el caso de la Unión Europea, no veo cómo se puede hacer una ley para cuatrocientos millones de personas y que satisfaga a todos. Es materialmente imposible cumplir con las particularidades de todos y cada uno de los ciudadanos. El mecanismo es complejo. En el mundo rural suele existir la opinión de que algunas decisiones de la UE, especialmente relacionadas con subvenciones o ayudas, perjudican sus actividades tradicionales ¿hasta qué punto esa percepción es cierta? Para que el mundo rural pueda recibir subvenciones tenemos que tener normas e incluso disponer de mecanismos pesados y aburridos de control del dinero que se da. Y cuando tienes que coordinar un mecanismo de control en el que tienes que combinar el derecho germánico con el romano o cosas similares, forzosamente tienes que hacer concesiones de un lado y de otro, que no suelen ser satisfactorias para todos simultáneamente. No tenemos un sistema que sea mejor. Hay que tener perspectiva, no siempre se puede conseguir todo lo que pretendes en una negociación y hay que ver cuáles son las cosas más importantes para tu país para centrarte en ellas. Es esta conjunción de fuerzas e intereses la que da un producto que nunca es satisfactorio para todos en todos los aspectos. Existe la percepción entre distintos sectores sociales de que hay
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un exceso de normativa ambiental, principalmente a raíz de la entrada de España en la UE, ¿es así? Es cierto, hay mucha normativa ambiental y a pesar de ello el medioambiente sigue degradándose a diario: problemas de contaminación del aire en las ciudades, de contaminación de ríos, de pérdida de biodiversidad como, por ejemplo, la disminución continuada de las poblaciones de aves comunes en los últimos veinticinco años, o la desaparición de las abejas, que está obligando a comprar abejorros en los invernaderos para polinizar las tomateras, cuando este era un servicio gratis que nos daba la naturaleza. Las normas intentan salir al paso de la degradación ambiental aunque a veces no lo consiguen. La normativa ambiental ha conseguido logros importantes -recordemos el agujero de capa de ozono, que está en franca recuperación- pero no llega a evitar la degradación ambiental. Y es compleja, claro que lo es. Como son complejos los problemas que intenta resolver. Tomemos un coche, por ejemplo, y sus impactos: emisiones de CO2 (cambio climático), emisiones de otros contaminantes (salud de las personas), residuos y reciclabilidad de sus piezas, componentes químicos, congestión e infraestructuras … Y pensemos en los intereses que influyen en cada uno de esos aspectos. No es tan fácil hacer normas sencillas para abordar todo eso. Y he puesto solo el ejemplo de un coche. ¿Y por qué no lo consiguen?, ¿es que las normas no son lo suficientemente buenas, o no las cumplimos, o es que la presión que ejercemos sobre los recursos es excesiva? Seguramente un poco de las tres causas pero lo cierto es que el medioambiente va hacia atrás en determinados parámetros. En otros va mejor como la eliminación de los fosfatos en los detergentes o la recuperación de la capa de ozono mencionada. Los buenos resultados demuestran que podemos hacer las cosas de otra forma sin afectar gravemente al medioambiente, seguir creciendo económicamente generando empleo y riqueza.
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¿En qué ha beneficiado ambientalmente a España su pertenencia a la UE? Mucho. Me resulta muy difícil imaginar en qué situación ambiental estaría España en solitario, fuera de la Unión, sin un corpus jurídico ambiental de calidad. Piensa en la limpieza de ríos, emisiones a la atmósfera, protección de biodiversidad, etc. Por ejemplo, en aves migratorias, sin la Directiva Aves, hubiese sido un desastre porque lo que normalmente se produce es una competencia a la baja: “¿por qué lo voy yo a proteger para que se beneficie el vecino y viva de ello?” Sin un esfuerzo concertado hubiese sido imposible. En todos los aspectos medioambientales que tienen una dimensión transfronteriza, que son muchos, no habría sido eficaz la acción de España en solitario. ¿Desde el punto de vista económico cómo ha ayudado disponer de esa legislación ambiental europea? En términos económicos y comerciales nos ha ayudado enormemente. El mercado único europeo no sería posible sin estas normas ambientales comunes porque tendríamos normas diferentes e incluso divergentes en cada estado miembro. Por ejemplo, no podríamos exportar muchos productos porque alguien podría haber conseguido que el parlamento de ese país aprobase un requisito legal para el producto en cuestión que tú no cumples en tu producción nacional. Dicho de otra forma ¿crear un mercado único europeo ha beneficiado al medioambiente? Sí, por las normas. La Unión Europea es el único organismo, a escala internacional, que tiene en su norma fundacional una protección ambiental sólida. En el Tratado de la UE se establece que uno de los objetivos de la Unión es lograr un alto nivel de protección y mejora del medioambiente, a la par con los otros objetivos fundacionales. Esto demuestra la importancia que le da la Unión a algo que es fundamental para la calidad de vida de los ciudadanos, disponer de un medioambiente en buen estado. Como otro de los objetivos principales es disponer de un mercado in-
Me resulta muy difícil imaginar en qué situación ambiental estaría España en solitario, fuera de la Unión, sin un corpus jurídico ambiental de calidad
terior, a este no le queda más remedio que ser un mercado basado en la protección del medioambiente. Tenemos normas muy importantes relacionadas con biocidas, residuos, emisiones y productos químicos, por ejemplo, que deben ser comunes para todos y permitir que todos esos productos circulen por el mercado de la UE con seguridad. ¿Cuáles son las principales amenazas ambientales para la Unión Europea? Probablemente el cambio climático sea lo que se lleve por delante a todo lo demás. Está tan ligado a nuestra forma de vida, a lo que entendemos como 2018. N.o 71
ca, mucho transporte y una actividad continua de transformación y degradación de hábitats naturales, que pasan a ser terrenos urbanos o agricultura intensiva, entre otras cosas. Un ejemplo de esto es el problema de los plásticos, que es enorme y que va a crecer exponencialmente por el desarrollo de países como China e India. Muchos de ellos acaban en el mar, así como metales pesados y desechos químicos que después nos comemos. Todo nos vuelve. Según los científicos, la inmensa mayoría de los cánceres que sufrimos tienen un origen ambiental a través de la alimentación y de lo que respiramos. Y esto solo puede crecer porque aumenta la población mundial y aumenta la presión que ejercemos sobre el planeta.
Tenemos que cambiar a un consumo y producción más responsable y razonable que evite los procesos más contaminantes
comunidades de personas y a cómo queremos vivir, que luchar contra él requiere cambios muy sustantivos. El segundo gran problema es la pérdida de biodiversidad. En Europa estamos perdiendo territorio natural a un ritmo enorme y eso supone pérdida de hábitats y de los servicios ambientales que nos prestan. ¿Cómo es posible que en el territorio que más preocupación ha mostrado en el mundo con los problemas ambientales se esté perdiendo biodiversidad? Probablemente, porque somos muchos y con un nivel de vida muy alto, con mucha actividad económi-
Por lo que dice parece que la gran causa de los problemas ambientales a nivel mundial es el modelo económico y productivo, algo que ya apuntó el último congreso internacional de conservación de la naturaleza. Es evidente que lo es y lo que tenemos que hacer es cambiar a un consumo y producción más responsable y razonable que evite los procesos más contaminantes. Y para esto son imprescindibles las normas; el cambio no puede ser fruto de la voluntariedad porque nadie va a tomar medidas unilaterales sobre su producción si eso le resta competitividad en el mercado porque el de al lado no las toma. En este sentido, la UE ha elaborado un Plan de Economía Circular ¿cuáles son los puntos fuertes de este plan? Es un plan muy complicado de implantar, con muchísimos componentes. Hay partes que se han conseguido ya, como es la modificación de siete directivas ligadas al mundo de los residuos que ayudarán a reducir el concepto lineal de produzco, utilizo y desecho, buscando una reutilización continua. Se está elaborando ahora una nueva norma sobre plásticos de un solo uso, para prohibir su producción o uso, ya veremos en qué termina. Otra cuestión importantísima es
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el ecodiseño, un ejemplo claro son los teléfonos móviles y su necesidad continua de tierras raras. Una posible reutilización aliviaría la presión en los países de origen y dejaría de contaminar los vertederos en Europa. El Plan también ayudaría a alargar la vida útil de muchos productos acabando con la obsolescencia programada, que es la antítesis de la economía circular. Hoy es prácticamente imposible arreglar un aparato, en cuanto se estropea va a la basura y compramos otro. Estos elementos son los que hacen compleja la implementación del Plan. Conseguir esto parece una empresa enorme si tenemos en cuenta la resistencia que pueden plantear los sectores económicos y las personas que viven ahora de ese modelo productivo. Así es, hay que tener en cuenta los efectos de esta normativa. Si tu dejas de aprovechar una materia prima a quien perjudica en primer lugar es al que los explota y después a la industria que los transforma. ¿Conseguiremos cambiar estos intereses que se resisten a producir piezas de recambio, o a enseñar a un tercero cómo funciona un aparato y a darle medios para poder arreglarlo? Es complicado preverlo. Estamos al principio de todo en la economía circular, no sé a dónde llegaremos. Pero no perdamos la esperanza. El campo del medioambiente está plagado de soluciones que pocas décadas antes parecían imposibles. ¿Llegaremos a tiempo? (Se ríe) Y yo qué sé si llegaremos a tiempo, puede que una parte de nosotros sí. El ser humano tiene una parte individualista que le impide reflexionar en colectivo, piensa solo en sus intereses y a corto plazo, cree demasiadas veces que los problemas no van con él y si alguna vez le atañen tendrá tiempo de buscarse una solución. Esa misma conducta muestran muchas veces los países. Depende mucho, por etéreo que parezca, de la conciencia ciudadana y de la presión que ejerzan sobre los poderes públicos, pues al final son los ciudadanos los que los mueven.
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Mientras la Unión Europea apuesta por una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en nuestro país siguen aumentando sus emisiones año tras año. ¿Son realistas los planes de la UE? Soy optimista, creo que cumpliremos con los planes. El primer objetivo fue el del acuerdo de Kioto y la UE cumplió holgadamente con su reducción de emisiones en un 8 %. El segundo objetivo para 2020 era lograr un 20 % de reducción de emisiones, un 20 % en energías renovables y un 20 % de mejora en eficiencia energética y prácticamente lo hemos cumplido. Para 2030, por el acuerdo de París, la UE se compromete a reducir un 40 % sus emisiones con respecto a 1990. Para ello aprobó el año pasado un paquete de medidas para el periodo 2020-2030 que creo que nos permitirá lograr el objetivo. Con el reciente acuerdo entre el Consejo y el Parlamento Europeo en materia de renovables y eficiencia energética, que va en objetivos más allá de la propuesta inicial de la Comisión, el Comisario señaló hace unos días que la Unión Europea logrará ya una reducción superior al 40% previsto. De todos modos, hay que mirar siempre evolución y tendencias por series de años y no fijarse sólo en un año concreto, pues basta que haya habido más o menos frío, más o menos actividad económica, más o menos lluvia, para que las emisiones varíen considerablemente. La trayectoria es que cumpliremos. El Acuerdo de París establecía más compromisos como la neutralidad carbónica y no alcanzar los 2 oC de aumento de temperatura ¿le parecen objetivo alcanzables? El Acuerdo de París establece dos grandes objetivos: - primero que las partes se comprometen a que el aumento de la temperatura en este siglo quede bien por debajo los 2 oC y a hacer esfuerzos para que se queden por debajo de 1,5 oC. - segundo, alcanzar la neutralidad carbónica en la segunda mitad de siglo, es decir no emitir más de lo que absorbes. Estos dos objetivos son muy am-
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Estamos al principio de todo en la economía circular, no sé a dónde llegaremos. Pero no perdamos la esperanza. El campo del medioambiente está plagado de soluciones que pocas décadas antes parecían imposibles
biciosos. A falta de disponer de tecnología de absorción de CO2, los bosques son los sumideros naturales de carbono. Este objetivo le da un protagonismo monumental al uso del suelo y en concreto al papel de los bosques. ¿Cómo se reducen las emisiones a medio plazo para cumplir con el Acuerdo de París? A través de aportaciones voluntarias, son las llamadas CND, contribuciones nacionalmente determinadas. Cada parte debe presentar su CND, es decir un plan de lo que va a hacer para reducir las emisiones, incluyendo las emisiones y las absorciones. El Secretariado de la Convención, para la COP24 que se celebrará en diciembre en Katowize, sumará las de todos los países y exigirá revisar las CND si
A falta de disponer de tecnología de absorción de CO2, los bosques son los sumideros naturales de carbono. Este objetivo le da un protagonismo monumental al uso del suelo y en concreto al papel de los bosques
no se alcanza el objetivo comprometido, lo cual es una continua presión internacional al alza. Las previsiones a día de hoy son que con las CND actuales estemos situados en un aumento de la temperatura por encima de los 2 oC a final de siglo. Además, el IPCC tiene que presentar para antes de la COP24 un informe sobre cómo mantenerse por debajo de 1,5 oC. La UE tiene que presentar su nueva contribución en 2020. Paralelamente, en diciembre la UE va a presentar una estrategia a largo plazo para una economía baja en carbono. Va a analizar, entre otras cosas, el año 2050 como la fecha de emisiones cero, con una serie de hitos a lograr por años. Es un reto descomunal. Para hacernos una idea, en 2011 la Comisión hizo una hoja de ruta para reducir las emisiones un 80 % en 2050. Esto suponía reducir las emisiones de energía en un 97 % y las del transporte en un 80 %. Esto te da un dibujo de una transformación social y económica de tal calibre que yo no sé si vamos a ser capaces de lograrlo. ¿Y qué papel pueden jugar los bosques y sus productos en la consecución de estos objetivos? Determinante. El uso de la madera o la biomasa reemplaza a otros productos que son grandes productores de emisiones. Además, almacena durante muchos años ese carbono y que forma parte de un ciclo que continuamente va fijando las emisiones que pudiera lanzar a la atmósfera. ¿Es consciente el sector forestal de que la lucha contra el cambio climático puede ser una oportunidad para la actividad forestal? El sector forestal, sobre todo el español, tiene que hacer suyo el cambio climático. Tiene una gran oportunidad para capitanear la lucha contra el cambio a través de sus absorciones y que esto suponga un refuerzo de su actividad forestal y de su capacidad de absorción de carbono. Y si logra hacerlo, será una victoria doble: el reconocimiento del papel y la activación del sector forestal y su contribución a resolver uno de los mayores problemas con los que se encuentra ahora la humanidad. 2018. N.o 71
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OPINIÓN DE ACTUALIDAD / La organización en la extinción de incendios
Jorge Rodríguez López Ingeniero Técnico Forestal y Licenciado en Ciencias Ambientales
Modelos organizativos de los dispositivos de extinción y colectivos profesionales que participan
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En 1955 se crea la primera unidad administrativa específica para la lucha contra los incendios forestales, el Servicio Especial de Defensa de los Montes contra los Incendios, dentro del Ministerio de Agricultura. Por su parte, la Ley de Montes de 1957 y su Reglamento, contemplan la organización de dispositivos de extinción por parte de la administración forestal
Tragsa
La organización de los dispositivos de extinción de incendios forestales en España resulta compleja, dado el número de administraciones participantes y los distintos modelos organizativos existentes. El papel de los departamentos forestales de la administración y en consecuencia, de los profesionales forestales, fue preponderante durante décadas, y aún lo es en muchas comunidades autónomas. Sin embargo, los cambios en la organización administrativa, la transformación de la sociedad, e incluso la propia evolución de la realidad de los incendios forestales, han dado lugar a diferentes enfoques por parte de las administraciones, que han adoptado nuevas formas de organización y dado entrada a otros colectivos profesionales. La implicación de los forestales en la extinción parece consecuencia lógica de sus competencias en la gestión y conservación de los montes. Sin embargo, actualmente el problema de los incendios no puede reducirse a una cuestión puramente forestal, debido a que en muchos casos se convierten en emergencias de protección civil, a sus numerosas implicaciones, y a la alarma social que despiertan en determinados contextos territoriales y sociales. También es cierto que los incendios no siempre fueron un tema de especial interés para los forestales. Tomando como punto de partida la Ley de Montes de 1863, no encontramos en ella ninguna referencia a los incendios forestales. Pocas décadas después, la Ley de Conservación de Montes y Repoblación Forestal de 1908 hace alusión únicamente a la necesidad de establecer medidas preventivas y acotados para la regeneración tras incendios, sin que se haga ninguna mención a la organización de la extinción. La ausencia de referencias a la extinción en la legislación forestal de esa época es una muestra de la escasa atención que la cuestión despertaba entonces. Los incendios eran un problema local, para cuya solución se confiaba en la participación de los vecinos. El fuego era una herramienta habitual en la sociedad rural, que no tenía una percep-
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ción catastrófica de los incendios. Cuando se propagaba en masas arboladas se trataba estrictamente de un problema de gestión, que incumbía a la administración cuando tocaba terrenos bajo su tutela, pero sin las implicaciones de emergencia actuales. El criterio actual de tratar de extinguir todos los fuegos cuanto antes, tardaría todavía mucho en llegar. Como indicativo de la menor preocupación por los incendios durante el siglo XIX y primera mitad del XX se puede señalar que no entraron como materia individualizada en el plan de estudios de Ingeniería de Montes hasta una fecha relativamente cercana, 1965. Los cambios en España desde mediados del siglo XX se manifiestan profundamente en la sociedad rural y en el paisaje forestal, lo que implica una profunda transformación en la realidad de los incendios forestales. El gran impulso del plan nacional de repoblaciones de 1939 durante la posguerra incrementó de forma espectacular la superficie arbolada bajo responsabilidad de la adminis• Este gráfico muestra la distribución de los principales dispositivos de extinción terrestres en España, dependientes de 28 tración. Paralelamente, se produce un éxodo rural hacia Administraciones Públicas (Estado, Comunidades Autónomas, Cabildos Insulares y Diputaciones Forales). No se incluyen medios aéreos. las ciudades, todo lo cual va conformando un cambio • Los planes INFO de cada comunidad autónoma establecen la forma de participación de los distintos departamentos responsables. en el paisaje y el contexto social en el que suceden los Los representados en el gráfico no tienen competencia exclusiva, interviniendo además en cada territorio otros departamentos según incendios. La madera era un recurso valioso, y las plantasus competencias (p.e. en una Comunidad con dispositivo principal forestal, también intervienen bomberos cuando corresponda). ciones productivas proliferaron en la Cornisa Cantábrica, • Como muestra el gráfico, en varias comunidades con dispositivo de Protección Civil / Bomberos, es frecuente la intervención en comarcas donde el uso tradicional del fuego estaba de unidades forestales generalmente centradas en tareas de prevención y primer ataque. fuertemente arraigado. La responsabilidad de la extinción • A los dispositivos representados hay que añadir los medios de Administraciones Locales (diputaciones provinciales, mancomunidades, en sus montes sigue correspondiendo a la administración municipios…) forestal, pero la situación resulta claramente diferente. Los incendios dejan de ser un asunto marginal, y es torio, y un dispositivo nacional de apoyo extraordinario. Las particularinecesario algo más que un repicar de campanas para dades de cada comunidad autónoma llevaron a una deriva lógica en la convocar a los vecinos. Se ponen en marcha entonces, una serie de reque cada cual adapta sus recursos a sus necesidades. Las comunidaformas administrativas y legales para hacer frente al creciente problema des más rurales mantuvieron organizaciones forestales, mientras que de los incendios, y que refuerzan el papel de la administración forestal las más urbanas incidieron en las emergencias y la protección civil. En como responsable de la extinción. En 1955 se crea la primera unidad 2005 el Estado reforzó su dispositivo de apoyo con la creación de la administrativa específica para la lucha contra los incendios forestales, el Unidad Militar de Emergencias (UME), especializada en emergencias de Servicio Especial de Defensa de los Montes contra los Incendios, dentro protección civil, incrementando y fortaleciendo la tradicional colaboradel Ministerio de Agricultura. Por su parte, la Ley de Montes de 1957 y su ción de las fuerzas armadas. Reglamento, contemplan la organización de dispositivos de extinción por En cuanto a la legislación, la normativa de protección civil estaparte de la administración forestal. blece que la organización se articulará a través de los planes INFO En 1968 se promulga la Ley 81/1968 de Incendios Forestales. autonómicos, que siguiendo directrices nacionales establecen las Esta Ley supone un salto cualitativo importante, ya que con ella responsabilidades de las distintas organizaciones. Por otra parte, la los incendios, ausentes de la legislación un siglo antes, pasan a ser Ley 43/2003 de Montes obliga a las administraciones competentes, reconocidos como un problema de protección civil. Alcaldes y gobersean cuales sean, a organizarse y coordinarse en la extinción de los nadores civiles, como máximas autoridades en materia de protección incendios “cualquiera que sea la titularidad de los montes”, lo que civil, son reconocidos como responsables de la movilización de meconsagra la lucha contra los incendios forestales como un servicio dios, y se reconoce la capacidad técnica de la administración forestal público universal. En conclusión, en España disponemos de diversos para asesorar a los responsables de la toma de decisiones. Además, modelos organizativos, una heterogeneidad que no es un obstáculo se regula la participación de las fuerzas armadas en los casos de para la efectividad y coordinación de los operativos, que alcanzan emergencia extraordinaria. Estos tres pilares, protección civil – admiunos resultados bastante razonables. nistración forestal – fuerzas armadas, son las bases del actual sisteLa implicación de los departamentos forestales y sus profesioma de extinción de incendios forestales. nales en la prevención de incendios y la gestión de los montes les En la década de 1980 se transfieren las competencias en materia concede una posición relevante frente al problema, que no debería de conservación de la naturaleza desde el Estado a las comunidades ser menospreciada en el diseño de ningún operativo de extinción. autónomas, pasando a ser responsabilidad autonómica la prevención Por otra parte, problemas como los grandes incendios y la interfaz y lucha contra los incendios forestales. Sin embargo, la transferencia urbano-forestal evidencian la necesidad de contar con recursos adise enfrentó al hecho de que no era posible repartir de forma equitativa cionales, y de la participación de otros profesionales con capacidalos medios de cobertura nacional de que disponía el Instituto para la des y conocimientos complementarios. Una colaboración necesaria Conservación de la Naturaleza (ICONA) entre las comunidades autónosi queremos alcanzar la máxima protección para nuestros montes y mas. Esto generó la existencia de dos niveles de respuesta: dispositigarantizar la seguridad de las poblaciones vecinas. vos autonómicos que afrontan la mayoría de los siniestros en su terriAsociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
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OPINIÓN DE ACTUALIDAD / La organización en la extinción de incendios
Felipe Aguirre Briones Ingeniero de Montes. TRAGSA
Organización de la lucha contra los incendios forestales en España: evolución temporal y situación actual El fuego forma parte indisoluble de los ecosistemas forestales de España, pues es una de las herramientas que la naturaleza utiliza para cincelar, controlar, y modelar el paisaje vegetal. La humanidad ha promovido su uso para abrir espacios, y ha combatido sus excesos no deseados: los incendios forestales. Hasta mediados del siglo XX la extinción de incendios descansaba en la población rural, próxima a las áreas afectadas. Es a partir de los programas de repoblaciones de la década de 1950 cuando empieza a tener relevancia la defensa de las superficies repobladas. En el año 1955 se crea el Servicio de Incendios Forestales dentro de la Dirección General de Montes, que puso en marcha programas de defensa y creó una infraestructura territorial apoyada en la administración forestal. En todas las provincias españolas se estableció una estructura formada por cuadrillas-retén, de composición variable según fuera la capacidad del vehículo de transporte, Land Rover 109 largo o camión, apoyadas con escasos vehículos autobomba carrozados sobre chasis todoterreno Land Rover o carrocetas Mafsa; eran vehículos con poca potencia y escasa capacidad de carga de agua, 500 a 1.500 litros, que se destinaban a las zonas forestales con mayor riesgo de incendio. Desde la década de 1950 se ha venido produciendo un enorme cambio social. El territorio rural se ha ido abandonando paulatinamente, provocando un desplazamiento de la población al ámbito urbano, con las siguientes consecuencias: - Abandono de aprovechamientos forestales, del pastoreo extensivo y de ciertas prácticas agrarias, que han dado lugar a una continuidad y acumulación de combustibles que provocan mayor intensidad del fuego y dificultan la extinción. - Escasez, cuando no desaparición, de mano de obra local suficiente para luchar contra el fuego producido; además, la que queda está envejecida. También se produce una organización creciente de los trabajadores (sindicalización).
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- Cambio en la percepción de la incidencia del fuego en los montes y ecosistemas naturales, pasando de ser un elemento más de la dinámica natural y humana a ser considerado un problema medioambiental que hay que erradicar de nuestro territorio. La Ley de Incendios Forestales de 1968 marcó un camino al considerar el incendio como “una alteración del orden público, sobre todo en la fase de extinción” y dar el mandato a las administraciones públicas, corporaciones locales y Estado, de organizar la extinción. En 1971 se creó el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA), que mantuvo la estructura provincial, apoyada en técnicos y guardería forestal. Este organismo incrementó sus operativos de extinción y desarrolló e incorporó nuevos medios, como los aéreos, con el objetivo de conseguir extinguir el incendio en el menor tiempo posible y con el menor daño producido. El objetivo buscado eran que la superficie media afectada no superase las 5 ha arboladas o 50 ha desarboladas. El diseño operativo no era sencillo porque en España se producen de forma irregular periodos cortos de condiciones extremas, que provocan un altísimo riesgo y convierten incendios pequeños en graves episodios de fuego. Por ello se complementaron los despliegues con equipos de maquinaria ligera y pesada y medios aéreos, incluyendo la participación del ejército. Ha sido tal el éxito de los medios aéreos y los equipos helitransportados que hoy forman parte de la espina dorsal de todo dispositivo de extinción. En 1978 la Constitución estableció una nueva configuración del Estado con la creación de las comunidades autónomas, que en 1984 recibieron la transferencia de la competencia de lucha contra los incendios forestales. Cada comunidad autónoma ha organizado administrativamente esa competencia de la forma que ha estimado más adecuada, existiendo dos modelos, uno bajo la responsabilidad de los departamentos agroforestales y otro bajo la responsabilidad 2018. N.o 71
rencias significativas en Cantabria de los departamentos que gestionan la y Asturias, pero cada una se ha protección civil y los bomberos. Desde 1984 cada comunidad autónoma organizado de forma diferente. Lo Con independencia del modelo de mismo ocurre con Cataluña y Exgestión adoptado, la evolución social ha organizado administrativamente tremadura en cuanto a la gestión continúa: de la propiedad pública, y también - El campo ha seguido despoblándoesa competencia de la forma que se han organizado de forma difese. ha estimado más adecuada, existiendo rente; en la primera la gestión de - Los trabajadores siguen organizánlos incendios es responsabilidad dose y comienza la profesionalizados modelos, uno bajo la responsabilidad de los cuerpos de bomberos, y en ción. Aparece la figura del trabajala segunda, de Agricultura, apoyador fijo discontinuo. de los departamentos agroforestales da por la guardería forestal. - Se produce un incremento muy noy otro bajo la responsabilidad Donde sí se produce una difetable de la interfaz urbano-forestal. rencia significativa es en la densi- Se profundiza la consideración de los departamentos que gestionan dad de población y su distribución. de los incendios forestales como Parece que las comunidades una emergencia, sobre todo en la la protección civil y los bomberos autónomas con mayor densidad interfaz urbano-forestal, por lo que poblacional y mayor concentración la extinción se debe integrar en el urbana, lo que implica una sensisistema de protección civil. bilidad sobre el territorio más alejada de su uso y una mayor interfaz La mejora de las redes viarias y la proliferación de los medios aéurbano-forestal, se decantan por una concepción de la extinción de reos están acortando los tiempos de respuesta frente a los incendios, incendios forestales dentro del ámbito competencial de la protección pero provocan el alejamiento de los equipos de extinción y de sus civil, y se la encomiendan a los cuerpos de bomberos autonómicos y mandos del monte. Los sistemas de posicionamiento, de información locales, reforzados en verano con personal adicional, creando dentro geográfica y los simuladores ayudan a la toma de decisiones, aunque de ellos unidades especializadas contra el fuego forestal, muy difeno sustituyen el conocimiento del monte. rente del urbano o industrial. Considerando la superficie a proteger y la densidad poblacional En todos los casos un factor común es la apuesta decidida por (Tabla 1), se pueden intuir los factores determinantes que han dado los medios aéreos, reforzando los operativos con aeronaves, aviones lugar a una u otra forma de organización competencial de la lucha y helicópteros en la época de mayor peligro. Dentro de cada grupo contra los incendios forestales. En cuanto al uso del suelo hay dife-
Tabla 1. Usos del suelo y densidad de población en las comunidades autónomas Comunidades autonómas
Cultivo ha
%
Forestal + pastos ha %
Superficie Otros ha %
Total ha
%
Forestal pública ha %
Población Habitantes
Densidad
Competencia de incendios en la administración forestal Castilla y León
3.547.661
37,7
5.271.669
55,9
603.359
6,4
9.422.689
100,0
1.714.268
58,8
2.494.790
0,26
Castilla-La Mancha
3.782.068
47,6
3.757.072
47,3
407.058
5,1
7.946.198
100,0
820.636
29,1
2.078.611
0,26
Extremadura
1.178.750
28,3
2.725.400
65,5
260.300
6,3
4.163.450
100,0
183.760
11,3
1.099.632
0,26
195.184
39,1
238.621
47,8
65.360
13,1
499.166
100,0
13.098
5,9
1.103.442
2,21
Andalucía
3.573.758
40,8
4.347.155
49,6
838.784
9,6
8.759.697
100,0
1.170.170
40,6
8.403.271
0,96
Cantabria
7.247
1,4
480.203
90,2
45.204
8,5
532.654
100,0
43.054
15,8
580.140
1,09
Aragón
1.724.872
36,1
2.797.071
58,6
250.082
5,2
4.772.025
100,0
1.045.824
69,1
1.325.385
0,28
Galicia
383.459
13,0
2.335.191
79,0
238.819
8,1
2.957.469
100,0
30.188
1,6
2.748.695
0,93
148.782
Baleares
Murcia
412.472
36,5
497.110
43,9
221.609
19,6
1.131.391
100,0
39,1
1.466.818
1,30
La Rioja
155.870
25,8
312.349
51,7
36.306
6,0
604.525
83,5
206.518 120,8
319.002
0,53
Competencia de incendios en protección civil/bomberos Asturias
18.259
1,7
924.530
85,6
117.457
10,9
1.080.246
98,1
299.156
49,0
1.050.917
0,97
Cataluña
839.486
26,2
2.053.467
64,0
316.100
9,9
3.209.053
100,0
482.447
26,3
7.518.903
2,34
Valencia
662.293
28,5
1.342.159
57,7
320.997
13,8
2.325.449
100,0
403.504
34,2
5.004.642
2,15
Madrid
230.167
28,7
403.066
50,2
169.536
21,1
802.769
100,0
144.371
56,2
6.507.184
8,11
Navarra
333.361
32,1
641.082
61,7
64.593
6,2
1.039.036
100,0
433.583
79,5
636.142
0,61
País Vasco
87.168
12,1
584.426
80,8
51.439
7,1
723.033
100,0
227.445
53,9
2.188.985
3,03
Canarias
55.810
7,5
380.214
51,1
308.671
41,4
744.695
100,0
2.104.815
2,83
Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
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dependientes de las administraciones que gestionan la protección civil, dirigen las emergencias al organismo adecuado para su gestión y coordinan los diferentes recursos y organizaciones que van a intervenir en ellas. Esta forma de organización ha abierto el paso a la participación de colectivos no forestales en la lucha contra los incendios. Establece la dirección de la extinción en otras manos, diferentes de las tradicionales, y marca la consolidación de una nueva organización de la extinción, alejada de la tradición forestal, en la que participan diferentes colectivos que no tiene por qué conocer el territorio en el que se está desarrollando el incendio. La Administración General del Estado se ha reorganizado también, potenciando la actuación de los medios aéreos para dar apoyo a las comunidades autónomas. En 1992 creó las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF), unidades helitransportadas para apoyo en los grandes incendios, que han crecido en número hasta las diez unidades actuales, repartidas por todo el territorio nacional. En 1993 se crean los Centros de Coordinación Operativa (CECOP) a nivel nacional, autonómico y local, y en 1994 el Comité de Lucha contra Incendios Forestales (CLIF), formado por técnicos de las administraciones General del Estado y autonómicas con competencias en incendios forestales, como organismo coordinador y estructurador. El trágico accidente ocurrido en 2005 en el incendio de La Riba de Saelices (Guadalajara), con once trabajadores fallecidos, dio lugar a la creación de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que supuso un cambio significativo en la actuación del Estado. Este organismo se incorpora a las labores de extinción con el mandato legal de asumir la dirección de operaciones, bajo el mando de un responsable del Ministerio de Interior, en los incendios forestales declarados de nivel 3 o emergencia nacional. El continuo despoblamiento rural, la evolución social y el cambio climático hacen que el perfil de este problema vaya cambiando, por lo que es preciso adaptarse. La modificación de la Ley de Montes o la creación del sistema nacional de protección civil han marcado las reglas a la que deben adaptarse las organizaciones de extinción de incendios forestales, potenciando cada vez más la cooperación y la coordinación.
Tragsa
competencial hay diferencias significativas en lo tocante a la organización. Las comunidades autónomas que encomiendan la competencia de incendios forestales a los departamentos agroforestales han compartimentado el territorio, estableciendo unidades o grupos de medios que deben atender cada zona, como es el caso de Andalucía, Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha o Extremadura. En Andalucía se establecieron en 1993 y 1994 los Centros de Defensa Forestal (CEDEFO), que engloban retenes de incendios, vehículos autobomba y medios aéreos, y atienden los incendios que se produzcan en su área específica, con apoyo externo en caso de ser imposible el control con sus medio propios. En Galicia la compartimentación del territorio generó las comarcas, actualmente agrupadas en diecinueve distritos, desde donde se gestionan los recursos repartidos por su territorio. Cuando se exceden las capacidades del distrito, por un elevado número de incendios simultáneos o por su tamaño, actúan equipos de refuerzo, provinciales, autonómicos o estatales. Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura, dada su extensión y dispersión, siguen un modelo más tradicional, pegado al territorio, manteniendo bases terrestres y aéreas y maquinaria dispersas por el territorio de forma estratégica, con niveles de decisión provincial y autonómico. En el grupo de las comunidades autónomas donde esta competencia es gestionada por los bomberos también hay alguna diferencia, debido a la distribución poblacional en el medio rural. Cataluña ha potenciado el cuerpo de bomberos, y se apoya en sus parques repartidos por todo el territorio, con un incremento temporal de personal en verano; también han creado los Grupos de Apoyo de Actuaciones Forestales (GRAF), unidades especiales para los incendios forestales. Participan también las Asociaciones de Defensa Forestal (ADF) formadas por los payeses. En Madrid la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112 engloba todos los servicios de protección civil, entre ellos un servicio forestal integrado dentro del cuerpo de bomberos, que en los meses de mayor peligro contrata unidades de refuerzo distribuidas por las zonas forestales más sensibles. En la Comunidad Valenciana la competencia de la extinción se transfirió en 1993 a la Consejería de Administraciones Públicas, integrando los equipos procedentes de los servicios forestales de la Consejería de Medio Ambiente en los consorcios de bomberos. Esta integración ha sido diferente en cada provincia, como consecuencia de las diferencias entre los consorcios provinciales. Todos los operativos de extinción se integran en sus correspondientes oficinas 112, diseñadas para atender todos los avisos de los ciudadanos ante cualquier tipo de emergencia. Estos organismos,
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OPINIÓN DE ACTUALIDAD / La organización en la extinción de incendios
Vicente Rodríguez Fernández Jefe de Servicio de Defensa del Medio Natural. Dirección General del Medio Natural. Consejería de Fomento y Medio Ambiente. Junta de Castilla y León
Características del operativo de lucha contra incendios forestales en Castilla y León nismos de activación de medios humanos y materiales, por medio de En Castilla y León, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente es los calendarios y pliegos con las empresas contratadas. Los trabajos la competente en la prevención y extinción de incendios forestales, preventivos que se llevan a cabo a lo largo de todo el año permiten, en coordinación con los medios estatales y la administración local además de disminuir la capacidad de propagación de un incendio, y Protección Civil en los casos en que proceda. un mejor conocimiento por parte del personal de las condiciones del Es la comunidad de mayor tamaño de España (mayor que medio en el que se puede desarrollar el mismo. Portugal), y tiene una gran riqueza medioambiental; son casi 9,5 miEl operativo de Castilla y León se caracteriza por ser público, llones de hectáreas, de las que el 51 % son de naturaleza forestal, único y regional, dirigido desde diez centros de mando, concretay de ellas, 2,9 millones son arboladas. Por el contrario, tiene escasa mente nueve Centros Provinciales de Mando (CPM) coordinados por población, poco más de 2,5 millones de habitantes, que además está el Centro Autonómico de Mando (CAM). Además, en cada incendio muy dispersa por 2.248 municipios y numerosas entidades locales se constituye un Puesto de Mando Avanzado (PMA) en el que inicialmenores. Por ello, Castilla y León ha adoptado un modelo de operamente un agente medioambiental y posteriormente un técnico, si tivo forestal que busca la revalorización de los recursos forestales es preciso, asume la dirección técnica de la extinción, dirigiendo la y naturales, lo que permite integrar la prevención y la extinción y actuación de los medios que intervienen en el mismo, apoyado en un adaptar las dimensiones del operativo al riesgo existente en cada desarrollo por su Sistema de Manejo de Emergencias por Incendios época del año. Esto es importante dado que los casi 2.000 incendios Forestales (SMEIF) que le permite optimizar los recursos humanos. forestales que ocurren anualmente de media en la Comunidad, y que En cuanto a los medios de los que se dispone para asumir esafectaron a 31.500 ha/año de terrenos forestales de promedio en el tas labores, en los momentos en que el despliegue es máximo se último decenio, no solo ocurren en la época de máximo riesgo, en cuenta con un total de 4.369 verano, sino que dependiendo de personas, de las cuales algo la situación meteorológica anual más de la mitad (56 %) son también pueden ser numerosos en trabajadores propios de la otros momentos del año, en espeEl operativo de Castilla y León se caracteriza por Administración mientras que cial entre el 15 de febrero y el 15 ser público, único y regional, dirigido desde diez el resto son personal contrade abril. tado por medio de empresas Por ello se ha llegado a un centros de mando, concretamente nueve Centros privadas o de TRAGSA, pero modelo flexible, que está en su siempre bajo la dirección y máximo despliegue entre julio y Provinciales de Mando (CPM) coordinados por supervisión del personal técseptiembre y que se dimensiona el Centro Autonómico de Mando (CAM) nico a través de propuestas semanalmente entre octubre y concretas de licitación. junio, a través de diferentes mecaAsociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
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El personal propio lo componen los técnicos y agentes medioambientales que asumen, mediante un sistema regulado de guardias diarias, puestos “funcionales” rotativos, complementario a su trabajo habitual en la gestión del medio natural. Concretamente los técnicos, ingenieros de montes e ingenieros técnicos forestales, pueden ejercer de jefe de jornada (JJ) en un centro de mando coordinando el operativo provincial o regional o de técnico de guardia (TG), que bajo aviso acude a un incendio en caso de que así se requiera, tras la primera intervención del agente medioambiental o celador, el primero en llegar por estar ubicado en la comarca y quien coordina a los primeros medios en llegar al incendio. Además, existe personal laboral fijo discontinuo de la Administración en las categorías de escucha de incendios, peones de montes y conductores de autobomba, que trabajan, respectivamente, en las 166 torres de vigilancia, donde, además de dar aviso, permiten una mejor localización y seguimiento de los incendios en los centros de mando, donde llevan el control de la emisora y de las 40 cámaras de vigilancia instaladas, y en los vehículos autobomba de 4.500 litros de capacidad media adaptados al medio forestal, que permiten disponer de agua en el incendio y trabajar eficazmente de forma conjunta con las cuadrillas de personal. Desde 2016 se ha establecido un turno nocturno que actualmente afecta a 28 autobombas distribuidas por todas las provincias. Además de las 94 autobombas propiedad de la Administración regional, se ratifican periódicamente convenios con entidades locales y diputaciones para mejorar la colaboración en prevención y extinción dada sus competencias en incendios, aumentando la disponibilidad de este tipo de medios, con 94 autobombas conveniadas con su correspondiente personal para una respuesta más inmediata. En cuanto a los medios que se licitan periódicamente o se encomiendan a TRAGSA, el mayor colectivo de personal externo son los componentes de las cuadrillas de selvicultura, formadas por un capataz, un peón especialista y cinco peones, y dotadas de un vehículo todo terreno camioneta de 500 litros de capacidad. Actualmente operan 118 cuadrillas que se distribuyen por las zonas forestales de toda la región, llevando a cabo diferentes tratamientos selvícolas durante una serie de meses al año, variable entre cuatro y diez, y acudiendo cuando es necesario a participar en la labores de extinción. Además, desde 2016 se cuenta con
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4.369 profesionales trabajan en la protección del monte contra incendios forestales El 56 % es personal propio, el resto pertenece a empresas contratadas Los medios personales se dividen en: Técnicos: ingenieros de montes e ingenieros técnicos forestales: 6 % Agentes medioambientales y celadores: 19,6 % Trabajadores fijos discontinuos y otros: 30,5 % Trabajadores de cuadrillas helitransportadas: 10,7 % Trabajadores de cuadrillas de tratamientos selvícolas: 20,1 % Tripulación medios aéros y retenes de maquinaria: 5,1 % Cuadrillas terrestres: 126 Retenes y maquinaria Buldozer cortafuegos: 28
nueve cuadrillas nocturnas distribuidas por las provincias de mayor siniestralidad, con la finalidad principal de dar relevo a los medios terrestres y llevar a cabo rutas de vigilancia durante el horario nocturno, dado que en general el trabajo de las cuadrillas tiene un horario de tarde todos los días, incluyendo fines de semana y festivos en época de riesgo alto. Los trabajos previstos para las cuadrillas se planifican de forma general, pero se modulan diariamente en función de la situación meteorológica con un sistema automático que se confirma o modifica en el centro provincial de mando a través de los módulos de parada. Los Equipos de Lucha contra los Incendios Forestales (ELIF) son cuadrillas helitransportadas que en época de peligro alto, se denominan ELIF A, y están de retén en las bases en dos turnos de composición variable, entre cinco y ocho trabajadores por turno; en las provincias de mayor riesgo se solapan al mediodía mientras que en el resto tiene parte de su horario nocturno para permitir cubrir mayor período de tiempo y dar relevo a otros medios. El resto del año dispone de cinco componentes, que trabajan en prevención en los lugares que determine la dirección del servicio, cinco días a la semana, además de acudir a labores de extinción ligadas a sus helicópteros. Fuera de las épocas de mayor riesgo se denominan ELIF B. Los medios aéreos utilizados en Castilla y León consisten en 21 helicópteros de diferente capacidad; 20 de ellos transportan cuadrillas helitransportadas de cinco a ocho componentes y actúan como bombarderos con un sistema de helibalde (bambi-bucket); y uno de estos helicópteros, situado en Valladolid, actúa durante la época de máximo riesgo como aeronave de coordinación, para lo cual cuenta con dos coordinadores especializados a bordo. Además, el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) proporciona un importante apoyo con sus medios aéreos en caso de ser solicitado, generalmente en los incendios de especial relevancia. El horario de estos medios está limitado por la regulación aeronáutica 16B, y comienzan su jornada normalmente a las 10 h. Estos medios, por su rapidez y su eficaz sistema de despacho automático, se emplean ante cualquier alerta en las zonas preestablecidas más próximas y permiten un aumento de la eficacia de la cuadrilla que trasportan, a menudo el primer medio en llegar al incendio. Esto ha permitido que el porcentaje de conatos (incendios de menos de una hectárea) tenga una tendencia global creciente que se sitúa en un 68 % de los incendios ocurridos. Uno de los medios más característicos de la comunidad autónoma es el retén de ma2018. N.o 71
quinaria (DELTA), que se utiliza tanto para la prevención, mediante mantenimiento de cortafuegos y repaso de pistas, como en extinción, sobre todo en la apertura de líneas de apoyo y para remate y cierre de las líneas quemadas, donde resulta de gran relevancia y eficacia su labor. Para ello se dispone de un total de 28 máquinas distribuidas en puntos estratégicos de todas las provincias, excepto Valladolid, que por las características de sus terrenos forestales e incendios no dispone de este medio, aunque sí se actúa sobre los cortafuegos existentes mediante gradeo con tractor agrícola. En aras de garantizar la seguridad del personal, en los últimos años se ha trabajado en la localización mediante un sistema de seguimiento de todos los medios del operativo, con una plataforma de seguimiento en tiempo real de todos los medios desde los centros operativos y en el propio incendio. Además, mediante otra aplicación de seguimiento de incendios se trabaja de forma coordinada en
alimentar la información sobre los incendios más relevantes, para que pueda ser consultada por todos los implicados. También se realiza un control operacional de los medios aéreos y de los terrestres. Por motivos también de seguridad se ha establecido, mediante Instrucción de la Dirección General del Medio Natural, la formación de todo el personal que participa en el operativo en sus diferentes categorías, a través un programa específico de formación para cada colectivo, diseñado y coordinado por el Centro para la Defensa contra el Fuego (CDF). Este Centro, localizado en León, depende de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, y dispone de una exposición permanente para la sensibilización de diferentes colectivos, como los escolares o el público general. Desde el CDF se trabaja con la Universidad de León y otros organismos para elaborar material y mejorar el conocimiento y la formación. En los últimos años se ha trabajado sobre todo en coordinación de grandes incendios forestales (2013-2016).
Medio aéreos de Castilla y León: 21 helicópteros. 20 de ellos trasladan a cuadrillas helitransportadas y actúan, además, como bombarderos Puestos y cámaras de vigilancia: 206
Autobomabas: 188
En cada incendio se constituye un Puesto de Mando Avanzado (PMA) en el que inicialmente un agente medioambiental y posteriormente un técnico, si es preciso, asume la dirección técnica de la extinción Medios aéreos y cuadrillas helitransportadas de la Junta de Castilla y León Ávila
Cebreros, Piedralaves y Barco de Ávila
Burgos
Medina de Pomar, Pradoluengo
León
Cueto, Rabanal, Camposagrado, Sahechores
Palencia
Villaeles
Salamanca
El Bodón, El Maíllo, Guadramiro
Segovia
Coca, Las Casillas
Soria
Garray
Valladolid
Valladolid, Quintanilla,
Zamora
Rosinos, Villardeciervos, Villaralbo
Medios aéreos del Ministerio en Castilla y León Ávila (El Puerto del Pico)
1 helicóptero
León (Tabuyo)
2 helicópteros
Salamanca (Matacán)
2 aviones anfibios Canadair del 43 Grupo
Soria (Lubia)
2 helicópteros
Valladolid (Villanubla)
1 ACO
Zamora (Rosinos)
2 aviones anfibios de carga en tierra
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OPINIÓN DE ACTUALIDAD / La organización en la extinción de incendios
Pablo Cristóbal Mayoral Jefe del Servicio de Incendios Forestales. Cuerpo de Bomberos. Dirección General de Emergencias. Comunidad de Madrid
Organización del dispositivo de extinción de incendios forestales en la Comunidad de Madrid El Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid (CBCM) fue creado en el año 1967 bajo la denominación de Servicio Contra Incendios, como un departamento adscrito al Servicio Forestal de la Diputación Provincial de Madrid, cuya misión principal era la extinción de los incendios forestales en el territorio de Madrid, así como el apoyo a los cuerpos de bomberos municipales en todo tipo de siniestros. Tras estos 50 años de lucha contra los incendios forestales, hoy en día corresponden a la Dirección General de Emergencias de la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112 las competencias relativas a la prevención y extinción de dichos incendios en nuestra Comunidad. Estos centros directivos se integran, a su vez, en la estructura de la Vicepresidencia, Consejería de Presidencia y Portavocía del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Dichas competencias, conocidas por el acrónimo INFOMA, se gestionan fundamentalmente a través de los recursos incluidos en el CBCM. Desde la década de 1990 existe en el CBCM un departamento dedicado a la gestión de aquellas cuestiones relacionadas con los incendios forestales, que depende jerárquicamente de la Jefatura del Cuerpo de Bomberos, y cuyo nombre actual es Servicio de Incendios Forestales. Esta unidad asumió en el año 2008, además de las funciones que venía realizando en materia de extinción de incendios forestales, las que le correspondían hasta entonces a la antigua Dirección General del Medio Natural en relación con la prevención y extinción, incorporando también al personal funcionario de dicha Dirección General que venía trabajando en estas tareas. Por tanto, en el CBCM residen tanto las competencias de extinción de incendios forestales como las de prevención, cuestión que resulta diferencial respecto a otros modelos autonómicos. En este sentido se realiza un especial esfuerzo en vincular ambas facetas buscando la conexión entre la planificación y ejecución de las actuaciones en prevención de incendios con la operatividad de dichas acciones en caso de ocurrir un siniestro. Además, resulta fundamental la búsqueda de puntos de unión
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y comunicación entre los distintos agentes implicados en estas materias, desde los ayuntamientos, con su importante papel en la planificación municipal, hasta el bombero especialista en su labor operativa. Sobre este asunto se viene trabajando en diferentes vías, como, por ejemplo, la puesta en marcha de plataformas web compartidas entre organismos donde exponer elementos de interés para la prevención y extinción de incendios (hidrantes, elementos vulnerables, planes…). La estructura actual del CBCM se recoge en el Cuadro 1. El organigrama está dividido en un Gabinete Asesor y dos Unidades Técnicas, una primera dedicada a Extinción, Prevención y Rescate, en la que se ubica el Servicio de Incendios Forestales, y otra segunda con funciones en Recursos y Logística. En el desarrollo de las competencias INFOMA participan de forma coordinada todos los departamentos del CBCM, cada uno de ellos aportando su granito de arena. Por ejemplo, entre otras cuestiones, los vehículos, vestuario, mobiliario o elementos de comunicación son gestionados por el Servicio de Recursos Materiales; los reconocimientos médicos y seguimiento de la salud los efectúa el Servicio Sanitario; la formación del personal es organizada por el Servicio de Formación; la normativa es elaborada por el Servicio de Extinción y Rescate, y, evidentemente, el Servicio de Incendios Forestales, que tiene un papel destacado en la organización de la campaña de extinción de incendios forestales, así como un protagonismo exclusivo en la gestión de la prevención de incendios forestales. Sobre la tipología del personal del CBCM que participa en el dispositivo de extinción de incendios forestales, se distinguen tres grandes grupos. En primer lugar, el formado por los funcionarios de este Cuerpo, que suman un total de 1.224 personas repartidas en sus dos escalas, la técnica o de mando y la operativa, y en sus distintas categorías. Por otro lado está el personal laboral de apoyo a la campaña de incendios, con 210 integrantes actualmente, que participa tanto en labores de vigilancia como de apoyo a la extinción, así como también en tareas técnicas. Y en tercer lugar está el personal contratado a través de empresas, con 2018. N.o 71
son los recursos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación un total de 568 personas repartidas entre las brigadas forestales, los y Medio Ambiente, y los medios del Ministerio de Defensa (Unidad equipos de maquinaria pesada y los medios aéreos. Militar de Emergencias, UME). Todo este personal se distribuye territorialmente con el objetivo - Grupo de Seguridad: Guardia Civil y miembros de las policías principal de reducir los tiempos de respuesta en caso de incendio. La locales de los ayuntamientos. distribución territorial de los recursos se revisó en profundidad durante - Grupo Sanitario: SUMMA 112. el año 2017, usando para ello análisis apoyados por Sistemas de Infor- Grupo de Apoyo Logístico: Protección Civil de la Comunidad de mación Geográfica (SIG), lo que dio lugar a la reubicación de numerosos Madrid y de los ayuntamientos. medios. Así, el despliegue territorial se concreta durante la época de Es importante mencionar que para la puesta en común de conpeligro alto, del 15 de junio al 30 de septiembre, en 19 parques de ceptos de esta temática se realizan cada año jornadas de capacitabomberos, dos parques de incendios rurales, 17 parques de incendios ción en incendios forestales organizadas por el CBCM, y en las que forestales, 25 brigadas forestales terrestres, ocho patrullas de vigilanparticipa gran parte del personal de los organismos implicados en la cia, 34 puestos de vigilancia fija, tres equipos de maquinaria pesada, extinción de incendios forestales en la región. Se llevan realizadas cuatro brigadas helitransportadas, cuatro helicópteros bombarderos tres ediciones de estas jornadas (2016, 2017 y 2018), habiendo y un helicóptero de coordinación, así como el Centro de Coordinación versado las primeras sobre prevención de incendios forestales; las Operativa (CECOP). segundas, sobre procedimientos de trabajo en extinción de incendios, Además del personal del CBCM, en las labores de extinción de y las terceras, sobre uso del fuego técnico en la extinción. incendios forestales participa personal de otros organismos, tanto de Por último, exponer que se lleva a cabo también un esfuerzo la Comunidad de Madrid como de las corporaciones locales o de la especial en materia de sensiAdministración general del Estado, todo bilización de la población, apoello en el marco de lo establecido por yándonos en este sentido en el el Plan INFOMA (actualmente aprobado En el Cuerpo de Bomberos de la Comunidad personal de prensa de la Agenmediante el Decreto 59/2017). De este cia de Seguridad y Emergencias modo participan, clasificados por grude Madrid residen tanto las competencias de Madrid 112, usando para ello pos, los siguientes organismos: - Grupo de Extinción: Agentes foresextinción de incendios forestales como las de diferentes canales como la presencia activa en programas tales de la Comunidad de Madrid y prevención, cuestión que resulta diferencial de radio y televisión o la comugrupos de pronto auxilio de los ayunnicación por redes sociales de tamientos. A este grupo se pueden respecto a otros modelos autonómicos noticias de interés. incorporar, previa solicitud, los medios de apoyo del Estado, como
Vicepresidencia, Consejería de Presidencia y Portavocía del Gobierno
Los fresnos un año después. Veanse las brotaciones en cabeza, fuste y cepa. Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
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OPINIÓN DE ACTUALIDAD / La organización en la extinción de incendios
Área de Bomberos del SEPA Servicio de Emergencias del Principado de Asturias
La organización en la lucha contra los incendios forestales en Asturias Para entender la situación actual de la lucha contra los incendios forestales en el Principado de Asturias hay que realizar una mirada retrospectiva al siglo pasado. Los antecedentes se remontan a un incendio en el monte Cayón, en Piloña, en el que fallecieron dos guardas forestales y un peón forestal en el año 1944 por la falta de medios humanos y materiales especializados en la materia. Años más tarde, a principios de los 80, esta lucha se aborda en el Principado de Asturias desde la administración local, pero en los municipios de más de 20.000 habitantes (Oviedo, Gijón, Avilés, Mieres y Langreo), que eran los únicos que contaban con servicios de extinción de incendios a través del Instituto Nacional de Conservación de la Naturaleza (ICONA), dependiente del entonces Ministerio de Agricultura y Pesca. En el año 1984, el Ministerio de Agricultura traspasa las competencias en incendios forestales al Principado de Asturias, y a principios de 1985 se pone en marcha el primer proyecto de protección civil y emergencias del Principado de Asturias, de la mano del bombero de Oviedo Corsino Suárez Miranda. Fundamentado en la participación voluntaria de los ciudadanos, dio origen al primer proyecto de bomberos voluntarios, a la contratación del primer helicóptero y a la puesta en marcha en 1987 del primer teléfono de atención de emergencias del Principado de Asturias, el 985 77 17 77, difundido especialmente para la lucha contra incendios forestales. En aquel momento también se estableció, por primera vez en España, el color amarillo para los vehículos contra incendios forestales que ha perdurado hasta la actualidad. A partir del año 1986 las competencias se dividen en dos consejerías, la de Agricultura, que se encarga de la Prevención, y la de Interior, que se ocupa de la Vigilancia y Extinción. A finales del año 1989 se constituye el CEISPA (Consorcio de Extinción de Incendios, Salvamento y Protección Civil del Principado de Asturias), compuesto por la Administración del Principado de Asturias y 76 municipios, exceptuando Oviedo y Gijón, los cuales cuentan con servicios propios y consolidados. En el año 2001 se disuelve el CEISPA y se crean dos
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entidades públicas, el 112 Asturias y Bomberos del Principado de Asturias, ambos adscritos a la Dirección General de Seguridad Pública. El objetivo de este último cambio es implantar un servicio ágil, dinámico, eficaz y, ante todo, integral, con el fin de cubrir todas las necesidades de los ciudadanos asturianos en cuanto a seguridad pública se refiere. En el año 2013, a consecuencia de la crisis económica, se produce una nueva reestructuración, y se crea el Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) como organismo gestor de los servicios de atención de llamadas de urgencia y emergencia a través del número 112, de protección civil y de extinción de incendios y salvamentos en el ámbito territorial del Principado de Asturias. El SEPA es un organismo autónomo con personalidad jurídica propia, patrimonio propio para el cumplimiento de sus fines y plena capacidad de obrar en el ejercicio de sus funciones, adscrito a la consejería competente en la materia. En la actualidad, el SEPA está adscrito a la Consejería de Presidencia y Participación Ciudadana, siguiendo este organigrama:
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El SEPA cuenta en la actualidad con quince parques de bomberos permanentes y cuatro parques auxiliares repartidos estratégicamente por el territorio del Principado de Asturias. El dispositivo está compuesto por personal laboral fijo propio del servicio (490 personas). Además, se cuenta con la participación de 136 personas pertenecientes a empresas y cooperativas forestales contratadas al efecto para participar en las tareas de vigilancia y extinción de incendios forestales. Asimismo, cuenta con la participación de 258 agentes de la Guardería del Medio Natural del Principado que ha constituido, constituye y seguirá constituyendo un elemento muy importante en esta tarea, como así le reconoce el recientemente aprobado Plan de Protección Civil de Emergencia por Incendios Forestales en el Principado de Asturias (INFOPA). A estos recursos deben añadirse los medios que anualmente aporta el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que suman otras 50 personas más. En relación a la formación, el INFOPA recoge en uno de sus anexos los niveles formativos que debe poseer todo el personal involucrado en la lucha contra incendios forestales, desde los voluntarios de protección civil y ciudadanos para participar en quemas controladas hasta quienes ejerzan funciones de mando en sus diferentes escalas, tanto técnicos como de Guardería del Medio Natural y Bomberos. Esta formación está encomendada a la Escuela de Seguridad Pública del Principado de Asturias. Los incendios forestales son uno de los mayores problemas medioambientales del Principado de Asturias. En la última década el gran número de incendios ocurridos, con la consiguiente superficie afectada, ha puesto de manifiesto el problema de la simultaneidad, y, en consecuencia, la aparición no solo de grandes incendios sino simultáneos, como ocurrió en octubre del 2017. La dificultad que conlleva la extinción de los incendios forestales con estas características nos hace reflexionar si el modelo de gestión utilizado es el más adecuado o debemos plantearnos nuevas estrategias tanto de prevención como de extinción.
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Evolución en relación con el número de incendios forestales
Evolución en relación con la superficie quemada anualmente
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OPINIÓN DE ACTUALIDAD / La organización en la extinción de incendios
Elena Hernández Paredes Área de Defensa contra Incendios Forestales Dirección General de Desarrollo Rural y Política Forestal Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación
El dispositivo de prevención y extinción de incendios forestales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación
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Ley de Montes, deben basarse en los estudios de causalidad y considerar las principales motivaciones que generan incendios forestales. El MAPA, con esta premisa como base, realiza e impulsa acciones muy diversas de prevención, entre ellas: - Actuaciones de selvicultura preventiva en el entorno de las bases de las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales, repartidas en 10 localizaciones distintas en todo el territorio nacional. - Actuaciones de prevención integral desarrolladas por los Equipos de Prevención Integral de Incendios Forestales (EPRIF), distribuidos en 18 localizaciones en todo el país. Estos equipos de técnicos y capataces forestales trabajan sobre el territorio en conciliación de intereses, concienciación, análisis y evaluación y realización de quemas prescritas, entre otros ámbitos. - Campañas de concienciación y sensibilización de la población general, rural y escolar.
Tragsa
Las competencias de la Administración General del Estado (AGE) en materia de incendios forestales están claramente definidas en la Ley de Montes (Ley 43/2003, de 21 de noviembre). Se trata de competencias compartidas en colaboración con las comunidades autónomas, que abarcan aspectos de la prevención, extinción y restauración de los terrenos forestales afectados por incendios forestales. Actualmente, e históricamente, dentro de la AGE estas competencias compartidas han sido desarrolladas por técnicos forestales, ingenieros de montes e ingenieros técnicos forestales, adscritos a la unidad responsable de la política forestal a nivel nacional. Esta unidad actualmente es la Subdirección General de Política Forestal, y dentro de ella es el Área de Defensa Contra Incendios Forestales (ADCIF) el departamento técnico que gestiona directamente las competencias de prevención y extinción de incendios forestales. El dispositivo de prevención y extinción de incendios forestales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) se ha ido construyendo y adaptando en base a la realidad de la incidencia de los incendios forestales en nuestro país, tomando para ello como base fundamental la Estadística General de Incendios Forestales (EGIF) que se realiza desde el ADCIF. La información que proporciona la EGIF, con datos desde la década de 1960, es clave para conocer las causas de los incendios, las motivaciones de aquellas causas intencionadas y la distribución espacial y temporal de los incendios, entre otros aspectos. Este conocimiento, junto a la experiencia acumulada a lo largo de los años, son la referencia para la definición de las líneas estratégicas de actuación en materia de prevención y extinción de incendios forestales. Las acciones de prevención de incendios, tal y como recoge la
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Tragsa Tragsa MAPAMA MAPAMA
En cuanto a la extinción de incendios forestales, el dispositivo del MAPA es un apoyo potente a los dispositivos autonómicos, entre cuyas actuaciones destacan: - Despliegue de medios aéreos de extinción. En campaña de alto riesgo el MAPA despliega cerca de 70 aeronaves de extinción, la mayoría de ellas medios pesados para situaciones de simultaneidad o grandes incendios forestales donde los dispositivos regionales necesitan apoyo. Entre estos medios destacan los 18 aviones anfibios Canadair del MAPA y operados, a través de un convenio entre el MAPA y el Ministerio de Defensa, por el 43 Grupo del Ejército del Aire. - Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF). Estas brigadas helitransportadas nacieron en 1992 y actualmente hay 10. Son brigadas compuestas por personal profesional y especializado en el uso de técnicas y estrategias de extinción en situaciones complejas. Cada BRIF que se desplaza a un incendio supone un total de 14 especialistas en extinción de incendios forestales, a cuyo mando van 2 capataces forestales y al frente de todos ellos un técnico forestal. - Unidades Móviles de Análisis y Planificación (UMAP), Aeronaves de Coordinación y Observación (ACO) y drones (RPAS). Estos tres recursos son elementos de apoyo para la toma de decisiones, que se ponen a disposición del Director Técnico de Extinción (DTE). Las UMAP cuentan con un técnico experto en telecomunicaciones y otro experto en análisis y planificación de incendios forestales, que es un técnico forestal. Los ACO cuentan con un operador experto en toma de imágenes y un coordinador de medios aéreos, también técnico forestal. Los RPAS son operados desde tierra por personal especializado. Las imágenes de drones y ACO se recogen en la UMAP y se ponen a disposición del Puesto de Mando Avanzado (PMA) y de las centrales regionales de coordinación de incendios. Las Brigadas de Labores Preventivas (BLP) y los EPRIF permiten mantener prácticamente todo el año al
personal de las BRIF, algo más de 500 trabajadores, de manera que tenemos un dispositivo profesionalizado que durante el invierno trabaja y se forma en el medio forestal, donde se van a desarrollar los incendios a los que van a tener que acudir, y que deben conocer para una mayor seguridad y eficacia en su trabajo de extinción. Además, durante la época no estival utilizan técnicas y manejan herramientas necesarias para aplicar en verano, tales como el fuego técnico. Es decir, están de manera continuada en un proceso de formación y preparación para afrontar el trabajo de mayor riesgo en las mejores condiciones posibles. Este aspecto es sin duda clave para garantizar operaciones seguras y acertadas en la prevención y extinción de incendios forestales, pues igualmente la experiencia del verano aporta mucho a la planificación invernal de los trabajos de prevención. Con esta misma premisa, el personal que trabaja en el ADCIF del MAPA son profesionales ingenieros de montes o forestales que se dedican todo el año a la prevención y extinción de incendios forestales. Esta continuidad en el trabajo, sumado a su conocimiento y experiencia en todas las fases relacionadas con los incendios forestales (casuística, prevención, preparación, extinción y recuperación) y al conocimiento técnico por las materias estudiadas como ingenieros de montes o forestales son de manera clara los puntos clave de un trabajo con garantías en la gestión de incendios forestales. Históricamente ha sido así, y así se sigue manteniendo en la actualidad en la AGE. Los incendios forestales son fenómenos que se desarrollan en el medio forestal, que basan sus dinámicas en elementos de ese medio y que sólo se convierten en emergencias de protección civil cuando afectan a personas y bienes. En estos casos deben ser los profesionales de las emergencias y protección civil los que actúen en esa parte de la emergencia, la que afecta a personas y bienes, pero el resto del evento, que es de naturaleza forestal, debe estar en manos de los profesionales forestales, conocedores reales del medio, de sus elementos y de los medios y recursos de prevención y extinción. En definitiva, el dispositivo del MAPA es un dispositivo forestal, profesional y potente de apoyo a las comunidades autónomas.
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OPINIÓN DE ACTUALIDAD / La organización en la extinción de incendios
Aurelio Sotos Suárez Teniente de Navío. Jefe de la Oficina de Comunicación Pública de la UME
La Unidad Militar de Emergencias en la lucha contra los incendios forestales La Unidad Militar de Emergencias (UME) participa en la campaña de lucha contra incendios forestales de 2018 con un total de 2.900 militares pertenecientes a los cinco Batallones de Intervención en Emergencias (BIEM), al Batallón de Trasmisiones y al Regimiento de Apoyo e Intervención en Emergencias, dedicados a apoyar a las autoridades competentes. De estos efectivos, 1.400 militares estarán dedicados a la lucha directa contra los incendios forestales y otros 1.500 se ocuparán de darles el apoyo logístico y operativo necesario para sus intervenciones. El esfuerzo principal consistirá en intervenir en el tiempo oportuno y con la cantidad de personal y medios necesarios para minimizar las consecuencias de las emergencias en la población civil, bienes,
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medioambiente e infraestructuras críticas, mediante una eficaz coordinación con el resto de actores presentes. Los equipos de intervención directa se articulan en 33 secciones, distribuidas tanto en las bases de los BIEM (Torrejón de Ardoz, Morón, Bétera, Zaragoza, León, Gran Canaria y Tenerife) como en los destacamentos temporales en los que la UME despliega equipos durante la campaña de lucha contra incendios forestales. Estas secciones se organizan en diferentes elementos, cuyo despliegue es progresivo en función de las necesidades de los incendios. El primero en desplegarse es el Elemento de Reconocimiento, compuesto por cuatro militares y dos vehículos, seguido por un Elemento de Primera Intervención, compuesto por 21 militares, tres autobombas y un camión nodriza. En caso de resultar necesario, a estos elementos de primera intervención se les podría sumar un elemento de segunda intervención, compuesto por otros 25 militares, tres autobombas y un
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equipo de máquinas pesadas tipo Dozer, cuya actuación puede ser muy recomendable en algunas circunstancias, tanto para las labores de perimetración como para el ataque directo al fuego. A partir de ahí, el incremento de efectivos de la UME se materializa por secciones completas compuesta, principalmente, por 46 militares, seis autobombas y un camión nodriza. Este dimensionamiento del personal permite al dispositivo militar asegurar su trabajo durante 24 horas al día (12 horas por turno) manteniendo la misma intensidad y esfuerzo durante toda la intervención. Además, para el caso de incidentes que pudieran derivar en emergencias tecnológicas o medioambientales, la UME pone a disposición de las autoridades una sección de alerta del Grupo de Intervención en Emergencias Tecnológicas y Medioambientales (GIETMA). Este equipo cuenta con preparación específica y material especializado para actuar en estos casos, como son los vehículos de intervención en áreas contaminadas: VELIRE, VINTAC 1 y VINTAC 2. Por su parte, el Batallón de Transmisiones (BTUME) es el responsable de asegurar las comunicaciones, el intercambio de información para garantizar el mando y control del dispositivo de la UME y el enlace con el resto de servicios intervinientes y autoridades responsables de la gestión de cada incendio forestal. A esto hay que sumar los drones que, equipados con cámaras de infrarrojos, proporcionan una información detallada a la dirección de la emergencia, incluso durante el arco nocturno. Además estará en disposición de destacar una torre de coordinación aérea para apoyo directo a los jefes y controladores de operaciones aéreas de las comunidades autónomas. A lo largo de las últimas semanas todas las unidades de la UME han realizado, en sus respectivas áreas de responsabilidad, los denominados “Ejercicios Beta LCIF”, de cinco días de duración, especialmente orientados a la Lucha Contra Incendios Forestales (LCIF). Asimismo se han realizado simulacros en los que efectivos de la UME han participado junto a los servicios de extinción de distintas comunidades autónomas, diputaciones y localidades. Estos ejercicios han incluido colaboraciones con el 43 Grupo de Fuerzas Aéreas del Ejército del Aire y el Batallón de Helicópteros de Emergencias del Ejército de Tierra (BHELEME). Despliegue y preposicionamiento Como en campañas anteriores, la UME ocupará temporalmente aquellos destacamentos que sean precisos en función del riesgo de incendios forestales. Así, la UME tiene previsto desplegar, en función de las circunstancias, parte de sus efectivos en Pontevedra (Base General Morillo), Mallorca (Base Jaime II), Ibiza (Sa Coma), Menorca (San Isidro), Cáceres (Acuartelamiento Santa Ana) y Granada (Base Aérea de Armilla). Este personal y medios facilitarán un rápido despliegue en caso de incendios próximos a sus zonas de preposicionamiento, acortando así el tiempo de llegada.
De este modo, la UME garantiza poder intervenir en todo el territorio nacional en menos de cuatro horas desde que se haya autorizado su intervención, con excepción de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, donde el Ejército de Tierra mantendrá, en el plazo de cuatro horas, y si la situación lo requiere, la capacidad para prestar exclusivamente labores de apoyo hasta que las unidades de la UME efectúen su despliegue. De acuerdo con los protocolos vigentes, el 43 Grupo de Fuerzas Aéreas del Ejército del Aire continuará operando con los aviones apagafuegos Canadair CL 215-T y CL 415-T. Durante la campaña se irán desplegando, de manera escalonada, hasta un total de trece aviones en los destacamentos de Zaragoza, Pollensa, Albacete, Santiago, Salamanca, Málaga, Badajoz y en su base principal de Torrejón de Ardoz. Por su parte, el BHELEME aporta dos helicópteros EC-135 para tareas de mando y control y dos helicópteros modelo Cougar en apoyo directo a las unidades terrestres de la UME en la lucha contra los incendios forestales (mediante el empleo de helibalde), rescate y evacuación. En la pasada campaña de 2017 la UME participó en la extinción de 56 incendios forestales, con una media de 105 militares desplegados en cada intervención. De estas intervenciones, 32 se produjeron fuera de campaña, destacando el mes de octubre con 26; el 16 de octubre participaron más de 900 intervinientes en los incendios acaecidos en Galicia y Asturias.
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COLABORACIÓN TÉCNICA
Acumulación y descomposición del desfronde en suelos forestales Gregorio Montero 1,2, Raquel Onrubia 3, César López Leiva 4, Ricardo Ruiz Peinado 2,3, Eduardo López Senespleda 2,3, Andrés Bravo Oviedo 5, María Pasalodos 3, Miren del Rio 2,3 1 Sociedad Española de Ciencias Forestales 2 Instituto Universitario de Gestión Forestal Sostenible IUGFS
(UVa-INIA)
En este trabajo se hace una breve introducción a los conceptos de desfronde, su acumulación y proceso de descomposición del mismo que se producen en la capa orgánica de los suelos forestales. Se presenta una recopilación de la información general, cuantitativa, disponible sobre los depósitos de desfronde y los procesos de descomposición e incorporación al suelo mineral. Así mismo, se aportan datos medios existentes para las principales especies arbóreas y de matorral en España, así como las tasas medias de descomposición, para aquellas especies para las que hemos podido encontrar información suficiente.
3 Departamento de Selvicultura y Gestión de Sistemas
Forestales, INIA-CIFOR 4 Universidad Politécnica de Madrid
Palabras clave: Desfronde; suelos forestales; capa orgánica del suelo
5 Departamento de Biogeografía y Cambio Global, Museo
Nacional de Ciencias Naturales, CSIC
Introducción La biomasa vegetal o fitomasa de los ecosistemas forestales se acumula en diferentes compartimentos que conviene diferenciar para facilitar su estudio y gestión. A menudo se habla de biomasa aérea y radical para referirse a la biomasa acumulada en cada una de esas fracciones o de la materia orgánica del suelo forestal que forma parte del complejo arcillo-húmico y que es importante para la fertilidad de los mismos (Zanella et al., 2011), perteneciendo al conjunto de biomasa edáfica. Sin embargo, pocas veces se habla de otro gran compartimento de acumulación de necromasa, que se suele designar como hojarasca, mantillo o capa orgánica superficial (forest floor en inglés), refiriéndose siempre
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a la capa de restos vegetales en diferentes grados de descomposición que se acumula sobre la superficie del suelo. El contenido de carbono en dicha capa orgánica y su proceso de disgregación en los suelos forestales es el principal motivo de atención de este trabajo. Definición y conceptos a capa orgánica puede considerarse como un horizonte superpuesto al suelo mineral. Esta capa orgánica incluye típicamente material vegetal fresco, partes parcialmente descompuestas y material bastante transformado (humificado) que posee diferentes características en función de las condiciones climáticas y edáficas del sitio y de las especies arbó-
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reas, arbustivas y herbáceas de cuyo desfronde procede. Su determinación es bastante simple (Figura 1), aunque a veces existe una mezcla íntima en la zona de contacto entre la capa orgánica y el suelo mineral. Quedarían excluidos aquellos horizontes con suficiente material orgánico de diagnóstico (FAO, 2007). La importancia de la capa orgánica del suelo como un componente principal de los ecosistemas forestales terrestres ha llevado a su estudio intensivo. Así, se ha desarrollado una clasificación taxonómica de las formas de humus (primera aproximación de Klinka et al., 1981; segunda y tercera aproximación de Green et al., 1993 y 1997, respectivamente; clasificación europea de humus de Zanella et al., 2011). Aunque, a veces, puede llevar a confusión, puesto que el humus es habitualmente definido como una parte del horizonte orgánico del suelo (capa humificada) y también existen humus y ácidos húmicos en las capas minerales del suelo (Binkley & Fisher, 2013). En este trabajo, cuando se haga referencia al humus se estará refiriendo exclusivamente a la totalidad de la capa orgánica. En el caso más completo, la capa orgánica está formado por tres subcapas (L, F y H), todas ellas de espesor variable según los casos (Fisher & Binkley, 2000) que pueden identificarse de manera visual. La capa L (litter en inglés) u hojarasca está formada por una capa superior de restos vegetales poco descompuestos cuyo origen es fácilmente reconocible; la capa F (fragmented en inglés) o de
Figura 1. Identificación del horizonte orgánico superficial mediante línea de puntos, que coinciden aproximadamente con su espesor
restos fragmentados está compuesta de restos parcialmente descompuestos en los que todavía se reconocen, con alguna dificultad, las formas y estructuras de las hojas, flores, frutos y ramillas que la componen; la capa H o humificada está formada por restos orgánicos totalmente descompuestos sin estructura visible y generalmente de color oscuro pero en los que no se aprecian partículas de suelo mineral (Figura 1). El desfronde anual y la velocidad de descomposición de los restos orgánicos aportados por los árboles y matorrales del bosque determinan el espesor de la capa orgánica. Esta
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capa regula la mayoría de los procesos funcionales del bosque actuando como una capa protectora frente a los cambios extremos de temperatura y humedad, protegiendo al suelo de la erosión y favoreciendo la infiltración del agua (Roig et al., 2005). Y esta regulación cobra aún mayor importancia en los ecosistemas mediterráneos. El papel del mantillo en la nutrición del ecosistema depende, como es lógico, de la cantidad de restos que se incorporan anualmente, de la calidad de los mismos y de la velocidad de descomposición e incorporación de estos al suelo. Se afirma que más del 90 % del nitrógeno y el fósforo absor-
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39
bidos por las plantas, en la mayoría de ecosistemas forestales, provienen de los nutrientes de la hojarasca producida en años anteriores (Chapin et al., 2002). En los bosques mediterráneos los nutrientes liberados por la capa orgánica representan la principal fuente del mantenimiento de la fertilidad del suelo, junto con los aportes de la biomasa subterránea, para satisfacer las necesidades nutricionales de las plantas. Procesos de humificación y mineralización a existencia de las tres capas conjuntamente (L, F y H) no se presenta en todos los suelos. En sitios con una fuerte actividad biológica, bien aireados y poco ácidos, la descomposición de la hojarasca que se desprende anualmente es muy rápida, realizándose en un periodo de uno a dos años (Duchaufour, 1984). En estos casos la hojarasca forma una capa delgada en otoño que desaparece casi por completo en el verano siguiente, incorporándose a la parte superior del suelo, dando lugar a un horizonte mixto con agregados organominerales estables que, siguiendo la clasificación de Duchaufour (1984), se conoce como humus de tipo mull. Por el contrario, en condiciones edafoclimáticas desfavorables para la descomposición de la necromasa, como por ejemplo medios mal aireados, falta de luz, temperaturas muy bajas, poca humedad edáfica y acidez (lo que se traduce en poca actividad biológica), o cuando la materia prima simplemente es muy poco biodegradable, la descomposición de los restos vegetales es muy lenta (períodos de 10 a 20 años). Esto da lugar a un horizonte orgánico formado por restos vegetales parcialmente descompuestos, característico de los humus forestales de tipo moor, en los cuales suelen coexistir las tres capas (L, F y H) simultáneamente, alcanzando espesores superiores a los 5-10 cm. En condiciones edáficoclimáticas intermedias, que permiten una actividad biológica moderada, suelen desarrollarse las capas L y H formando un horizonte orgánico ácido de 2 a 4 cm de espesor, que se corresponde con el tipo moder, de características intermedias entre los
L
40
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Figura 2. Morfología de los tipos de humus. Fuente: simplificado de Duchaufour (1984)
tipos de humus anteriormente citados (Duchaufour, 1984) (Figura 2). Como se acaba de apuntar, la hojarasca en su descomposición se va transformando poco a poco en moléculas pequeñas más o menos hidrosolubles a una velocidad variable. Algunos autores como Duchaufour et al. (1987) indican que los restos orgánicos ricos en proteínas se solubilizan muy rápidamente, los ricos en celulosas y hemicelulosas lo hacen a una velocidad media y los muy ricos en lignina lo hacen de forma muy lenta. La velocidad de esta transformación depende, también, de los organismos que la realizan, del clima, de las condiciones físico-químicas del suelo y de la naturaleza o composición de la necromasa. La hojarasca, dependiendo de la especie principal de la cual procede, presenta propiedades variables que hacen que su humificación y mineralización sean más o menos rápidas y que el humus formado sea más o menos rico en nutrientes. En este sentido, autores como Cobertera (1993) clasifican los restos orgánicos de-
positados sobre la superficie en mejorantes, acidificantes y aquellos que no producen, por sí mismos, efectos acidificantes del humus y por lo tanto del suelo. Los nutrientes contenidos en la hojarasca se incorporan al suelo mineral mediante la mineralización de la misma. Una parte de la hojarasca se transforma merced a descomponedores en compuestos minerales solubles (fosfatos, sulfatos, nitratos, etc.) y en compuestos gaseosos como CO2 y NH3. Los compuestos solubles pasan a la solución del suelo y pueden ser absorbidos por las plantas o perdidos por lixiviación. Otra parte puede reorganizarse mediante la incorporación de una fracción de los compuestos químicos liberados a los compuestos húmicos (Figura 3). En otros casos se produce primero un proceso de humificación más o menos lento de la materia orgánica u hojarasca (formación de humus) y la posterior mineralización de este humus, que se conoce como mineralización secundaria. A pesar de estas diferencias en las vías de mineralización de los restos 2018. N.o 71
Mineralización primaria Materia orgánica
CO2, SO4, PO4, NH4, NO3, y otros
- Absorción por las plantas - lixiviación - Absorción al complejo arcillo-húmico - Evaporación en forma de gases a la atmósfera
Reorganización
Humificación Humus
Mineralización secundaria
CO2, SO4, PO4, NH4, NO3, y otros
- Absorción por las plantas - lixiviación - Absorción al complejo arcillo-húmico - Evaporación en forma de gases a la atmósfera
Figura 3. Procesos de mineralización de la materia orgánica. Fuente: modificado de Duchaufour (1984)
orgánicos, en los climas templadohúmedos, los dos procesos de mineralización se producen a una velocidad semejante, siendo siempre más rápidos en los humus de tipo mull que en los de tipo moor y moder. Desfronde ras los comentarios realizados en el apartado anterior sobre la dinámica de los restos orgánicos depositados sobre la superficie de los suelos forestales antes de su humificaciónmineralización, conviene llamar la atención sobre el importante papel que juegan estos restos forestales como fijadores de carbono. En este sentido, interesa conocer y cuantificar los procesos de desfronde y descomposición de los restos vegetales que caen al suelo anualmente. El desfronde de las plantas es la principal vía de incorporación de materia orgánica y de nutrientes al suelo, junto con los procesos de rizodeposición. El estudio de los procesos de desfronde y su relación con el clima es de gran importancia para el conocimiento de la ecología de las especies y la dinámica natural de las masas forestales y formaciones de matorral.
T
Según el diccionario de términos pascícolas (San Miguel y Roig, 2012) y el diccionario forestal de la Sociedad Española de Ciencias Forestales (SECF, 2005), se define el desfronde como la caída natural de biomasa procedente de la parte aérea de los árboles, arbustos y matorrales: hojas, frutos, ramillos, corteza, etc., de forma periódica y que contiene una gran parte de los nutrientes extraídos del suelo por el vegetal. En ocasiones, el término es sustituido por el de hojarasca, como una simplificación del mismo, debido a que las hojas suelen constituir el mayor componente del desfronde. El desfronde anual se refiere a la cantidad de biomasa caída de forma natural a lo largo de un año en un sistema o una formación forestal determinada. Su conocimiento y cuantificación interesa para conocer el grado de retorno anual de biomasa al suelo y su influencia en la cuantía, estructura y dinámica de la capa orgánica. En la tabla 1 se muestra una recopilación bibliográfica de valores de desfronde para diferentes especies forestales arbóreas, y en la tabla 2, para diferentes especies arbustivas o de matorral.
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Descomposición del desfronde n climas homogéneos con precipitaciones suficientes y sin alteraciones antrópicas importantes, la temperatura y la humedad regulan, en gran medida, la tasa de descomposición del desfronde y, como consecuencia, la cantidad de material orgánico acumulado sobre la superficie del suelo. La tasa de incorporación de nutrientes al suelo y la importancia de las rutas de humificación y mineralización primaria y secundaria, así como la eficacia con la que la vegetación absorbe y utiliza los nutrientes fijados en el complejo arcillo-húmico del suelo, están muy condicionados por la temperatura. Así, la latitud y la altitud condicionan, en gran medida, los procesos indicados. En el ámbito mediterráneo, caracterizado por grandes variaciones climáticas entre años y con gran variación microclimática a escala regional y local y una alta diversidad botánica, los procesos de descomposición, mineralización e incorporación de nutrientes al suelo, así como su posterior utilización por la vegetación, son más complejos. En lí-
E
@RevForesta
41
Tabla 1. Producción de desfronde anual para diferentes especies arbóreas (kg de materia seca por ha) en España Formación y especie
Región o Provincia
Área
Fcc (%)
Nº años
≥2
Producción (kg ha-1 año)
Referencia 1
BOSQUE Abies alba Castanea sativa
Fagus sylvatica
Barcelona
Montseny
Salamanca
S.ª de Béjar
2
5.873
Santa Regina y Gallardo, 1985
Montseny
≥2
4.300
Ferrés et al., 1984
La Rioja
S.ª de la Demanda
5
4.682
Santa Regina y Tarazona, 2000
Girona
Montseny
5
6.000
Bou et al., 2015
Islas Baleares
Mallorca
85
3
3.287
Jiménez y Navarro, 2016
58
3
2.326
Jiménez y Navarro, 2016
Granada
Guadix
47
3
1.953
Jiménez y Navarro, 2016
Granada
Guadix
32
3
1.304
Jiménez y Navarro, 2016
Murcia
Cuenca del río Mula
2.379
Belmonte Serrato et al., 1998
Tuéjar
2
2.144
Bueis et al., 2017
2
2.912
Lado-Monserrat et al., 2016
Valencia
Tuéjar
40
2
2.057
Lado-Monserrat et al., 2016
Tuéjar
25
2
1.321
Lado-Monserrat et al., 2016
Almería
S.ª de los Filabres
≥2
1.143
Moro, 1992
Almería
S.ª de los Filabres
≥2
2.040
Moro, 1992
Ciudad Real
.Sª Morena
100
10
3.532
Montero et al., 1999
Ciudad Real
S.ª Morena
90
10
2.687
Montero et al., 1999
Ciudad Real
S.ª Morena
80
10
2.372
Montero et al., 1999
70
S.ª Morena
Pinus pinaster / Q. pyrenaica
Toledo
Montes de Toledo
Pinus pinaster
Zamora
Pinus pinea
Zamora
10
2.175
Montero et al., 1999
10
3.285
Roig et al., 2005
2
4.837
Bravo-Oviedo et al., 2013
Villalpando
3
1.726
Santa Regina, 2001
Villalpando
3
2.402
Santa Regina, 2001
Guipúzcoa
2
3.914
Huber y Oyarzun, 2011
Vizcaya
2
3.435
Baraqueta y Basagoiti, 1988
1
3.000
Romanyà y Vallejo, 2004
País Vasco
Área atlántica
Cataluña, Andalucía
Área mediterránea
Girona
Pirineo Oriental
Girona
Pirineo Oriental
La Rioja
S.ª de la Demanda
Navarra
Aspurz
100
1
4.100
Romanyà y Vallejo, 2004
2
2.685
Pausas et al., 1994
2
3.632
Pausas, 1997
5
5.791
Santa Regina y Tarazona, 2000
2
5.533
Blanco et al., 2006
Navarra
Aspurz
80
2
4.635
Blanco et al., 2006
Navarra
Aspurz
70
2
4.313
Blanco et al., 2006
Navarra
Garde
100
2
3.986
Blanco et al., 2006
Navarra
Garde
80
2
3.584
Blanco et al., 2006
Navarra
Garde
70
2
2.795
Blanco et al., 2006
Palencia
85
2
2.357
Bueis et al., 2017
Salamanca
≥1
7.100
Santa Regina y Gallardo, 1985
2
8.845
Santa Regina y Gallardo, 1985
Salamanca
@RevForesta
71 100
Valencia
S.ª Morena
42
Gil et al., 1999 García-Plé et al., 1995
Guadix
Ciudad Real
Pinus sylvestris
5.760 2.980
Guadix
Ciudad Real
Pinus radiata
2
Granada
Palencia
Pinus pinaster
60
Granada
Valencia
Pinus nigra
Ferrés et al., 1984
Barcelona
Madrid
Pinus halepensis
3.430
S.ª de Béjar
Segovia
Valsaín
1
3.720
García del Barrio, 2000
Segovia
Valsaín
11
4.116
Martínez-Alonso et al., 2007
2018. N.o 71
Formación y especie
Región o Provincia
Área
Fcc (%)
Nº años
Producción (kg ha-1 año)
Referencia 1
Pinus sylvestris
Zaragoza
Moncayo
Quercus canariensis
Cádiz
Quejigar
91
Cádiz
Canutos
56
1
397
≥1
5.310
Ferrés et al., 1984
5
4.340
Bou et al., 2015
2.278
Andivia et al., 2012
≥1
6.100
Escudero et al., 1985
1.198
Serrada et al., 1996
Girona
Quercus ilex
Girona
Montseny
Huelva
Hinojos
Salamanca Segovia
4
2.907
1
394
Muñopedro
Pausas et al., 1994 Fernández, 1999 Fernández, 1999
Tarragona
Prades
6
3.900
Lledó, 1990
Tarragona
Prades
100
7
2.300
Bellot et al., 1992
Zamora
Villalpando
3
2.317
Santa Regina, 2001
Quercus petraea
Girona
Montseny
5
4.400
Bou et al., 2015
Quercus pyrenaica
Salamanca
Madrid S.ª de Béjar
Salamanca Salamanca Quercus robur
5.220
Gil et al., 1999
2
8.618
Santa Regina y Gallardo, 1985
≥1
8.600
Santa Regina y Gallardo, 1985
2
3.136
Rapp et al., 1999
Sierra de Gata
Galicia Girona
Quercus suber
≥2
S.ª de Sant Hilari
3
5.978
Diaz-Maroto y Vila-Lameiro, 2006
1
5.246
Oliva et al., 1992
Girona
Quart
1
4.380
Oliva et al., 1992
Girona
S.ª de Sant Hilari
≥3
4.620
Caritat et al., 1996
Girona
Quart
≥3
3.960
Caritat et al., 1996
Girona
Montseny
6
4.774
Caritat et al., 2006
MANCHA Cádiz Quercus suber
23
1
441
Fernández, 1999
Sevilla
Las Navas
16
2
561
Fernández, 1999
Sevilla
Las Navas
18
2
351
Fernández, 1999
18
1
151
Fernández, 1999
DEHESA Olea europaea var. oleaster
Pinus pinea
Quercus ilex
Quercus suber
Cádiz Sevilla
Las Navas
10
1
321
Fernández, 1999
Valladolid
Viana de Cega
29
4
719
Calama et al., com pers.
Valladolid
Viana de Cega
20
4
514
Calama et al., com pers.
Valladolid
Viana de Cega
26
4
680
Calama et al., com pers.
Valladolid
Viana de Cega
19
4
312
Calama et al., com pers. Calama et al., com pers.
Valladolid
Viana de Cega
29
4
699
Valladolid
Viana de Cega
26
4
668
Calama et al., com pers.
Valladolid
Viana de Cega
33
4
716
Calama et al., com pers.
Valladolid
Viana de Cega
49
4
1.143
Calama et al., com pers.
Huelva
Calañas
2
2.533
Andivia et al., 2009 Andivia et al., 2012
Huelva
San Bartolomé
6
2.627
Salamanca
Salamanca
2
458
Salamanca
Muñovela
3
1.887
Gómez Gutiérrez et al., 1981 Martín et al., 1996
Sevilla
Las Navas
22
2
347
Fernández, 1999
Sevilla
Las Navas
32
2
230
Fernández, 1999
Huelva
Hinojos
≥2
3.368
Sevilla
Las Navas
26
2
336
Andivia et al., 2012 Fernández, 1999
1 Las referencias pueden consultarse en el material adicional
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43
Tabla 2. Producción anual de restos orgánicos (desfronde) por especie de matorral, en gramos de materia seca por m2 de área cubierta por matorral en distintas localizaciones españolas Especie
Región o Provincia
Zona
Biomasa (MS) g m-2 año-1
Referencia 1
Adenocarpus decorticans
Almería
S.ª de los Filabres
93,40
Adenocarpus hispanicus
Madrid
S.ª de Guadarrama
353,49
García Ibáñez, 2001
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
333,00
Fernández, 1999
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
160,00
Fernández, 1999
Cádiz
Parque de Los Alcornocales
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
Cádiz
Parque de Los Alcornocales
Arbutus unedo
Cistus ladanifer
Extremadura
Moro, 1992
51,00
Fernández, 1999
272,00
Fernández, 1999
84,00
Fernández, 1999
234,00
Fernández, 1999
280,00
Núñez Oliveira, 1989
Almería
S.ª de los Filabres
47,70
Madrid
S.ª de Guadarrama
435,60
García Ibáñez, 2001
Cistus salviifolius
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
212,00
Fernández et al., 1999
Cytisus purgans
Madrid
S.ª de Guadarrama
135,64
García Ibáñez, 2001
Cytisus scoparius
Madrid
S.ª de Guadarrama
222,87
García Ibáñez, 2001
Daphne gnidium
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
Erica arborea
Cádiz
Parque de Los Alcornocales
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
Erica scoparia
Huelva
Doñana
176,10
Merino y Martín, 1988
Genista cinerea
Madrid
S.ª de Guadarrama
321,51
García Ibáñez, 2001
Genista florida
Madrid
S.ª de Guadarrama
358,32
García Ibáñez, 2001
Genista hirsuta
Sevilla
Las Navas.S.ª Norte
45,00
Cádiz
Parque de Los Alcornocales
115,00
Fernández, 1999
Huelva
Doñana
281,20
Merino y Martín, 1988
Murcia
Cuenca del río Mula
112,00
Belmonte Serrato et al., 1998
Ávila
Hoyo de Pinares
63,00
Calama et al., com. pers.
Madrid
Cadalso de los Vidrios
31,00
Calama et al., com. pers.
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
122,00
Fernández, 1999
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
119,00
Fernández, 1999
Cádiz
Parque de Los Alcornocales
47,00
Fernández, 1999
Cistus laurifolius
Halimium halimifolium Juniperus oxycedrus Lavandula stoechas Myrtus communis
Extremadura
Moro, 1992
9,00
Fernández , 1999
152,00
Fernández, 1999
78,00
Fernández, 1999
121,00
Fernández et al., 1999
Lavado et al., 1989
Sevilla
Las Navas. Sª Norte
27,00
Fernández, 1999
Cádiz
Parque de Los Alcornocales
31,00
Fernández, 1999
Phillyrea latifolia
Cádiz
Parque de Los Alcornocales
51,00
Fernández, 1999
Phlomis purpurea
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
53,00
Fernández, 1999
Pistacea lentiscus
Extremadura
Phillyrea angustifolia
Quercus coccifera
Quercus ilex
Rosmarinus officinalis
236,00
Lavado et al., 1989
Valencia
Buñol
373,30
Cañellas y San Miguel, 2003
Valencia
Venta Moro
324,20
Cañellas y San Miguel, 2003
Valencia
Chelva
522,90
Cañellas y San Miguel, 2003
Ávila
Hoyo de Pinares
73,00
Calama et al., com. pers.
Madrid
Cadalso de los Vidrios
37,00
Calama et al., com. pers.
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
91,00
Fernández, 1999
Murcia
Cuenca del río Mula
77,5
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
147,00
Belmonte Serrato et al., 1998 Fernández, 1999
Thymus vulgaris
Murcia
Cuenca del río Mula
111,70
Belmonte Serrato et al., 1998
Viburnum tinus
Sevilla
Las Navas. S.ª Norte
Cádiz
Parque de Los Alcornocales
65,00
Fernández, 1999
106,00
Fernández, 1999
1 Las referencias pueden consultarse en el material adicional
44
@RevForesta
2018. N.o 71
neas generales, estos procesos están muy marcados por el microrrelieve, la composición florística, los períodos de sequía, la capacidad de retención del agua del suelo, la fauna edáfica específica, la composición química y textural del suelo, la recurrencia de los incendios forestales, etc. Se han identificado tres fracciones en la descomposición química de los restos del desfronde (Berg & Laskowski, 2006). Una fracción lábil que se puede descomponer rápidamente compuesta por carbohidratos y proteínas; una estructuras de descomposición más lenta formadas principalmente por celulosa y hemicelulosa, que son las más abundantes en el desfronde, y una fracción resistente a la degradación con alto contenido en lignina y polifenoles. Los nutrientes provenientes de restos orgánicos con altas tasas de descomposición y rápida mineralización se encuentran disponibles para las plantas durante cortos períodos de tiempo y tienen el inconveniente de que pueden agotarse muy rápidamente, especialmente después de una fuerte perturbación, como puede ser el caso de un incendio forestal. Algunos autores, por ejemplo Gallardo (2001), indican que la tasa de descomposición en ecosistemas mediterráneos suele ser relativamente baja en comparación con otro tipo de ecosistemas. Berg et al. (1993) afirman que los ecosistemas mediterráneos muestran, en general, menores tasas de descomposición de las que les corresponderían por su índice de evapotranspiración y justifica esta discrepancia por la facilidad con que se seca la superficie del suelo durante los únicos períodos en los que la disponibilidad de agua y las temperaturas son suficientes para permitir una buena velocidad de descomposición (primavera y otoño). Este secado superficial, según Gallardo (2001), puede provocar el desplazamiento de las condiciones idóneas de mineralización hacia capas más profundas donde aún puede haber humedad suficiente. Por otro lado, el secado repentino del horizonte orgánico, o mineral superficial, impide el establecimiento de una microflora y microfauna más o menos estable en el horizonte orgánico.
Landsberg & Gower (1997) apuntan que las tasas de descomposición y de mineralización disminuyen según aumenta la edad de la vegetación. Esto es debido a que hay un aporte de restos de material leñoso de mayor tamaño y con una relación C/N más alta, favoreciendo la inmovilización de los nutrientes por los organismos del suelo, y esta inmovilización reduce la disponibilidad de nutrientes absorbibles por las plantas. Según Gallardo (2001), en todos los ecosistemas, pero seguramente en mayor proporción en los mediterráneos, se crea, a veces, una especie de círculo cerrado de retroalimentación, según el cual, una estación poco fértil produce desfronde pobre en nutrientes que, a su vez, disminuye la tasa de descomposición de la hojarasca. Esto redunda en un menor reciclado de nutrientes y en una disponibilidad más baja de los mismos en el suelo. Por otra parte, si en ese sitio entran pocos nutrientes y se producen grandes salidas por perturbaciones (fuego, arrastre superficial, etc.), el ecosistema se empobrece. Es conocido que los ecosistemas mediterráneos están más expuestos a perturbaciones, como las indicadas anteriormente, siendo más sensibles a las mismas. Tasas de descomposición del desfronde os ecosistemas mediterráneos suelen estar compuestos por un conjunto amplio de especies perennifolias y algunas, más escasas, caducifolias. Como consecuencia de esa composición, el desfronde en perennifolias se produce de manera continua a lo largo de todo el año, pero presentando una clara estacionalidad que muestra un máximo al comienzo o final del verano, dependiendo de las condiciones edáfico-climáticas de la estación (Escudero et al., 1985; Garrido et al., 1989; Núñez Oliveira, 1989; Gallardo, 2001). Otro máximo relativo anual del desfronde (menor que el anterior) puede presentarse cuando comienza la máxima abscisión, después de la retraslocación de nutrientes (N y P principalmente), coincidiendo con la renovación foliar (habitualmente en primavera temprana). En algunos casos, la influencia de perturbaciones
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fuertes (vientos, lluvias fuertes o nieves) puede hacer aparecer picos en el desfronde. En la práctica, se trata de un proceso continuo bimodal en el que las oscilaciones anuales y estacionales causadas por los fenómenos antes mencionados y por los ritmos fenológicos anuales contribuyen a fomentar la variabilidad (García Ibáñez, 2001) y afectan a los procesos de descomposición, mineralización e inmovilización. En ecosistemas forestales maduros, estos procesos se estabilizan en torno a valores medios anuales, propios de cada formación vegetal en equilibrio con su suelo y clima. El ritmo o velocidad de descomposición de la hojarasca se mide por la tasa de descomposición K (Jenny et al., 1949; Olson, 1963). Así, se ha definido el índice de descomposición suponiendo que el ecosistema está en equilibrio con el medio y las entradas de materia orgánica compensan la mineralización, realizándose un aporte de hojarasca continuo, por ejemplo, en masas de especies perennifolias.
K=
A F
siendo “A” la producción anual de hojarasca (Mg ha-1 año-1) y “F” la cantidad de hojarasca acumulada sobre la superficie del suelo forestal (Mg ha-1). En ecosistemas caducifolios el máximo pico del desfronde se produce al finalizar el periodo vegetativo, generalmente en otoño, coincidiendo con la caída de la hoja. Para este tipo de vegetación el cálculo de la tasa de descomposición se realiza mediante la siguiente ecuación:
K'=
A F+A
Los valores de esta tasa suelen oscilar entre 0 y 1, aunque pueden ser mayores. Valores de Ko>1 indican un tiempo medio de residencia del desfronde sobre el suelo menor de un año. Además, como la velocidad de descomposición de los restos varía a lo largo del año se podrían calcular tasas de descomposición mensuales o estacionales. De la misma manera, existen variaciones de la tasa de descomposición entre años, pero a efectos prácticos se acepta que sus va-
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lores se aproximan a un valor medio. Es frecuente obtener los valores de la tasa de descomposición mediante la utilización de bolsas de descomposición. Así se ha realizado en varios trabajos en España (ver, entre otros, los trabajos de Gallardo et Merino, 1993; Pausas, 1997; Santa Regina, 2001; Bravo-Oviedo et al., 2017). El cálculo de la tasa de descomposición se realiza a partir de la ecuación de Olson (1963), en función de las cantidades descompuestas en un tiempo conocido.
ln(
Wt )= -Ko · t Wo
donde Wo es la cantidad inicial de hojarasca en la bolsa de descomposición, Wt es la cantidad de hojarasca que queda en la bolsa tras el tiempo t, y Ko es la tasa de descomposición. A partir de la tasa media de desfronde y la cantidad de hojarasca acumulada, se puede calcular el tiempo medio de residencia como la inversa de la tasa media de descomposición, siguiendo la formulación de Olson (1963).
TMR=
F 1 (años) 1 = = ko A A/F
En general, las curvas de pérdida de biomasa o descomposición del desfronde anual se caracterizan por tener una pendiente más pronunciada en la fase inicial de descomposición que va disminuyendo con el tiempo, hasta la descomposición total e incorporación al suelo. La utilización de la tasa Ko puede servir para obtener un valor promedio del tiempo medio de residencia de la hojarasca depositada sobre el suelo antes de descomponerse totalmente. Este valor del tiempo de
residencia sería similar al obtenido cuando se alcanza el tramo final de la curva de descomposición, o parte asintótica de esta, obtenida por el método experimental de cálculo de la velocidad de descomposición a lo largo del tiempo. Dicho método experimental permite, si la serie temporal es suficientemente larga, estimar el tiempo medio que tarda en descomponerse el 50 % de la hojarasca en las bolsas expeFigura 4. Dinámica de la descomposición de las acículas de Pinus pinaster (azul) y hojas rimentales (t50) y el de Quercus pyrenaica (rojo) en una masa mixta de estas dos especies en los Montes tiempo medio para de Toledo (Toledo). Fuente: modificado de Bravo-Oviedo et al. (2013 y 2017) el cual se considera que se ha descomnecesario realizar un mayor esfuerzo puesto el 99 % de para disponer de un número de valola hojarasca (t99). Este tiempo (t99) deres significativamente más alto. Para bería coincidir, aproximadamente, con completar esa escasa información el tiempo medio de residencia definido que se dispone sobre las tasas de anteriormente por el método del balandescomposición, se ha realizado una ce integral de necromasa. recopilación de la información biblioSiguiendo con la recopilación de gráfica para especies forestales en bibliografía, se presentan en la figura España (Tabla 3). 4 la dinámica de descomposición de A modo ilustrativo se incluye inforhojarasca para dos especies forestales mación sobre una repoblación de Pi(Pinus pinaster y Quercus pyrenaica) en nus pinaster situada en Fuencaliente un bosque mixto (Bravo-Oviedo et al., (Sierra Morena, Ciudad Real), donde 2013; 2017). Las tasas de descompose han calculado estas tasas (Tabla sición son similares en ambas especies 4) para cuatro grados de densidad hasta los (≈1,5 años) donde comienzan de arbolado (para más detalles ver a existir diferencias significativas entre Montero et al., 1999). Se muestra, con ambas (siendo mayor en rebollo). ello, la influencia que puede tener la Existen varios estudios que han gestión forestal en estos valores. La estimado las tasas de descomposimasa forestal donde se ha realizado ción del desfronde en ecosistemas esta experiencia procede de siembra forestales de España, pero aún es
Tabla 3. Tasa de descomposición de hojarasca (K) para diferentes especies (matorral y arbóreas) en distintas zonas de España (valores tomados de bibliografía)s Formación/especie
Región/Provincia
Área
Referencia 1
Tasa K
ZONA ARBOLADA Castanea sativa
Salamanca
Sierra de Béjar
0,29
Santa Regina y Gallardo, 1989
Fagus sylvatica
Barcelona
Montseny
0,22
Terradas et al., 1984
Fagus sylvatica
La Rioja
Sierra de la Demanda
0,40
Santa Regina y Tarazona, 2001
Fraxinus angustifolia
Andalucía
Huelva
0,44
Gallardo y Merino, 1993
Pinus halepensis
Mallorca
Alcudia
0,16
García-Plé et al., 1990
Pinus halepensis
Palencia
0.30
Bueis et al., 2017
Pinus nigra
Andalucía
0,17
Moro et al., 1996
46
@RevForesta
Almería
2018. N.o 71
Formación/especie
Región/Provincia
Área
Referencia 1
Tasa K
Andalucía
Almería
0,13
Moro et al., 1996
Ciudad Real
Sierra Morena
0,37
Montero et al., 1999
Toledo
Montes de Toledo
0,15
Bravo-Oviedo et al., 2017
Zamora
Tierra de Campos
0,33
Santa Regina, 2001
Pinus pinea
Zamora
Tierra de Campos
0,38
Santa Regina, 2001
Pinus radiata
Girona
Sta. Coloma de Farners
0,47
Cortina y Vallejo, 1994
Girona
Pirineos
0,24
Pausas, 1997
La Rioja
Sierra de la Demanda
0,45
Santa Regina y Tarazona, 2001
Madrid
Montejo de la Sierra
0,31
Pardo et al., 1997
0,37
Bueis et al., 2017
0,15
Santa Regina y Gallardo, 1989
Pinus pinaster
Pinus sylvestris
Palencia Salamanca
Sierra de Béjar
Populus nigra
Guadalajara
0,71
Aranda et al., 1990
Quercus canariensis
Andalucía
Huelva
0,33
Gallardo y Merino, 1993
Andalucía
Málaga. La Sauceda
0,62
Gallardo y Merino, 1993
Andalucía
Huelva
0,17
Gallardo y Merino, 1993
Andalucía
Málaga. La Sauceda
0,37
Gallardo y Merino, 1993
Barcelona
Montseny
0,30
Verdú, 1984
Lleida
Cervera
0,36
Rosich et al., 1989
0,61
Hernández et al., 1992
Quercus faginea
Quercus ilex
Zamora Zamora
Tierra de Campos
0,52
Santa Regina, 2001
Andalucía
Huelva
0,34
Gallardo y Merino, 1993
Andalucía
Málaga. La Sauceda
0,35
Gallardo y Merino, 1993
Madrid
Montejo de la Sierra
0,47
Pardo et al., 1997
Salamanca
Sierra de Béjar
0,23
Santa Regina y Gallardo, 1989
Toledo
Montes de Toledo
0,17
Bravo-Oviedo et al., 2017
Andalucía
Huelva
0,18
Gallardo y Merino, 1993
Andalucía
Málaga. La Sauceda
0,40
Gallardo y Merino, 1993
Andalucía
Huelva
0,18
Gallardo y Merino, 1993
Andalucía
Málaga. La Sauceda
1,07
Gallardo y Merino, 1993
Adenocarpus decorticans
Andalucía
Almería
0,53
Moro et al., 1996
Adenocarpus hispanicus
Madrid
Sierra de Guadarrama
0,69
García Ibáñez, 2001
Cistus laurifolius
Andalucía
Almería
0,21
Moro et al., 1996
Madrid
Sierra de Guadarrama
0,53
García Ibáñez, 2001
Andalucía
Doñaña
0,14
Gallardo y Merino, 1999
Quercus pyrenaica
Quercus suber Salix atrocinerea ZONA ARBUSTIVA
Cistus libanotis
Andalucía
Málaga. La Sauceda
0,34
Gallardo y Merino, 1999
Cytisus oromediterraneus
Madrid
Sierra de Guadarrama
0,61
García Ibáñez, 2001
Cytisus scoparius
Madrid
Sierra de Guadarrama
0,64
García Ibáñez, 2001
Genista cinerea
Madrid
Sierra de Guadarrama
0,87
García Ibáñez, 2001
Genista florida
Madrid
Sierra de Guadarrama
1,03
García Ibáñez, 2001
Halimium halimifolium
Andalucía
Doñaña
0,16
Gallardo y Merino, 1999
Andalucía
Málaga. La Sauceda
0,46
Gallardo y Merino, 1999
Andalucía
Doñaña
0,22
Gallardo y Merino, 1999
Andalucía
Málaga. La Sauceda
0,50
Gallardo y Merino, 1999
Quercus coccifera
1 Las referencias pueden consultarse en el material adicional
en el año 1951. Los diferentes grados de densidad de arbolado resultado de la gestión aplicada, se definen a continuación. El primer grado, denominado de máxima densidad biológica para la
especie (MDB), se corresponde con una densidad muy alta, resultante de no haberse realizado ninguna intervención selvícola en la masa, siendo la espesura actual resultante del pro-
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ceso de mortalidad natural. El segundo grado, denominado control o testigo, es resultante de haber realizado solamente un clareo en la masa a los 17 años siendo la reducción del nú-
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lores más elevados que en el control y la clara moderada (C-1), aunque podrían explicarse por el descenso de los aportes de desfronde al reducirse de manera notable la densidad por la clara realizada y al posible “efecto barrido” del viento por esa menor cobertura arbórea.
tasas de descomposición entre tratamientos y también para los diferentes periodos estudiados. Sorprende los valores altos de las tasas de descomposición encontrados en el tratamiento donde existe un mayor número de pies (MDB). También, el tratamiento de clara más fuerte (C-2) muestra va-
mero de pies también por mortalidad natural. El tercer y cuarto grado se corresponde con dos regímenes de claras, moderado (C-1) y fuerte (C-2). Se muestran además los valores de densidad (N) y área basimétrica (AB) al inicio y fin del periodo de estudio. Se observa la variabilidad de las
Tabla 4. Tasas de descomposición K, K’ y tiempo de residencia (TMR) en una repoblación de Pinus pinaster entre 33 y 43 años, sometidas a diferentes tratamientos selvícolas Tratamientos selvícolas Periodo (años) 1985-1988
MBD
Control
C-1
C-2
K
K’
N
AB
K
K’
N
AB
K
K’
N
AB
K
K’
N
AB
0,34
0,28
3600
64
0,27
0,22
1193
49
0,31
0,24
753
41
0,36
0,21
687
51
0,39
0,28
0,40
0,29
0,48
0,32
2350
72
0,32
0,24
1163
61
0,28
0,21
543
39
0,31
0,24
460
35
0,33
0,25
0,33
0,25
0,38
0,26
1989-1992
0,51
0,34
1992-1995
0,43
0,30
Media (1985-1995)
0,43
0,31
TMR (1985-1995)
2,8
3,3
3,6
3,7
MBD: Máxima densidad biológica para la especie; Control: Sin tratamiento; C-1: Clara moderada; C-2: Clara fuerte; N: Número de árboles (pies ha-1); AB: Área basimétrica (m2 ha-1); N y AB se corresponden con el valor de inicio (1985) y fin (1995) de los respectivos rangos temporales; TMR: Tiempo medio de residencia (años)
Referencias Se incluyen a continuación las referencias citadas en el texto. Las referencias recogidas en las tablas pueden consultarse en el material adicional disponible en la página web de la revista (http://www.forestales.net), junto a este artículo. Berg B, Bottner P, Box E et al. 1993. Litter mass loss rates in pine forest of Europe and Eastern Unites States: some relationships with climate and litter quality. Biogeochemistry 20: 127–159. Berg B, Laskowski R. 2006. Litter decomposition: A guide to carbon and nutrient turnover. Elsevier, Amsterdam. Binkley D, Fisher RF. 2013. Ecology and management of forest soils. 4th Ed., Wiley-Blackwell, Chichester. Chapin FS, Matson PA, Mooney HA. 2002. Principles of terrestrial ecosystem ecology. Springer, Nueva York. Bravo-Oviedo A, del Río M, Montero G et al. 2013. Desfronde y tasa de descomposición foliar en rebollar-pinar de repoblación con distinto grado de clara. VI Congreso Forestal Español. 10-14 junio 2013. Vitoria-Gasteiz. Bravo-Oviedo A, Ruiz-Peinado R, Onrubia R et al. 2017. Thinning alters the early-decomposition rate and nutrient immobilization-release pattern of foliar litter in Mediterranean oak-pine mixed stands. For. Ecol. Manage. 391: 309–320. Cobertera E. 1993. Edafología aplicada. Catedra, Madrid. Duchaufour PH. 1984. Edafología I. Edafogénesis y clasificación. Masson, Barcelona. Duchaufour PH, Bonneu M, Souchier B. 1987. Edafología II. Constituyentes y propiedades del suelo. Masson, Barcelona.
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Normas de publicación Instrucciones a los autores La revista abarca todo tipo de temas relacionados con la ciencia, gestión e industria forestal, tanto bienes como servicios generados por los terrenos forestales, su gestión, protección, defensa, restauración y mejora. Acepta trabajos originales que no hayan sido previamente publicados ni enviados simultáneamente a otras revistas. De forma excepcional, el consejo de redacción podrá aceptar la publicación de trabajos no originales de especial interés, siempre que no existan conflictos con la propiedad intelectual. Se podrán enviar artículos de opinión o colaboraciones técnicas, debiendo indicar los autores dónde desean que se incluya su trabajo. Las colaboraciones técnicas tratarán sobre cualquier aspecto que entre dentro del ámbito de la revista, aceptándose revisiones, nuevas técnicas o propuestas, análisis históricos o casos prácticos. Los artículos de opinión se deben centrar en temas de actualidad o interés para los lectores, aportando una postura razonada, que justifique su publicación. Los artículos se remitirán por correo electrónico a la dirección foresta@forestales.net. La revista confirmará la recepción del artículo, y el director asignará los miembros del consejo de redacción que se ocuparán de su revisión, así como revisores externos adicionales cuando sea preciso. La publicación de un artículo en la revista supone la cesión de los derechos de propiedad intelectual a la editora, el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural, a efectos de su publicación y distribución. Los autores son los responsables de obtener los permisos necesarios para reproducir materiales con copyright procedentes de otras fuentes. Los artículos se someterán a las siguientes normas: - Título. Será breve y reflejará el contenido del artículo. Se debe evitar el empleo de abreviaturas o fórmulas. - Autores. Se indicará el nombre y apellidos, profesión y centro de trabajo de
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COLABORACIÓN TÉCNICA
Mapas nacionales de calidad de estación para Pinus sylvestris, Pinus nigra, Pinus pinaster, Fagus sylvatica y Quercus pyrenaica Daniel Moreno Fernández1, Juan Gabriel Álvarez Álvarez2, Roque Rodríguez Sollaeiro3, Isabel Cañellas4, Fernando Montes4, César Pérez Cruzado2 1 Dr. Ingeniero Forestal. INIA-CIFOR/Escuela Técnica Superior
de Ingeniería de Montes, Forestal y del Medio Natural 2 Dr. Ingeniero de Montes. Departamento de Ingeniería Agroforestal. Unidad de Gestión Forestal Sostenible. Escuela de Ingeniería. Universidad de Santiago de Compostela 3 Dr. Ingeniera/o de Montes. Departamento de Producción vegetal. Unidad de Gestión Forestal Sostenible. Escuela de Ingeniería. Universidad de Santiago de Compostela 4 Dra./Dr. Ingeniera/o de Montes. INIA-CIFOR
La determinación de la calidad de estación de un rodal es fundamental para poder establecer una gestión sostenible de los recursos. La mayor parte de los trabajos que estudian las variables que explican la calidad de estación se ha llevado a cabo a escala local o regional y fundamentalmente utilizando índices, como el índice de sitio (relación altura dominante-edad), aplicables únicamente a masas regulares. Los objetivos de este trabajo son: i) ajustar modelos de calidad de estación a escala nacional para algunas de las principales especies arbóreas forestales de la Península Ibérica (Pinus sylvestris, P. nigra, P. pinaster, Fagus sylvatica y Quercus pyrenaica) válidos para masas con distinta forma principal; y ii) elaborar mapas de calidad de estación a escala nacional. Los modelos de calidad de estación se ajustaron usando modelos no lineales a partir de los pares de datos altura dominante-diámetro dominante de las parcelas del Tercer Inventario Forestal Nacional. Los mapas de calidad de estación se desarrollaron usando las predicciones de modelos aditivos espaciales que incluían variables fisiográficas como predictores. La precisión de nuestros modelos aditivos espaciales se encuentra entre 38,2 % y 47,9 %. La altitud y la orientación son variables fundamentales para determinar la calidad de estación. Los mapas mostrados pueden ser útiles tanto para la gestión forestal a escala regional como para el desarrollo de políticas forestales a nivel nacional. Palabras clave: Gestión forestal sostenible; índice de forma; políticas forestales; escala nacional
50
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Introducción a toma de decisiones selvícolas como la determinación del turno, el régimen de claras, la estimación de la posibilidad o las prioridades de producción (no solo madera) en un rodal viene determinada por diferentes factores como son la especie, edad, protección del suelo, altitud, exposición, clima, fisiografía, espesura o calidad de los productos que se espera obtener, entre otros. Uno de los factores que tiene una especial importancia en esa toma de decisiones es la calidad de estación. Se conoce como calidad de estación a la capacidad que tiene una especie de producir bienes y servicios (ya sea madera, corcho, piñas, fijación de carbono, etcétera) en una estación determinada, es decir, a la productividad forestal de una especie en un lugar determinado. La calidad de estación también afecta a la producción de productos no maderables, como se ha señalado para la producción de piña (Calama et al., 2008), corcho (Corona et al., 2005; Ferreira et al., 2000) o bayas (Turtiainen et al., 2016). La calidad de estación ha sido frecuentemente expresada a través del índice de calidad de estación o índice de sitio (site index en inglés). El índice de sitio define la calidad de estación, mediante familias de curvas de distinta naturaleza, como la altura dominante que alcanza una masa a una edad determinada, conocida como edad típica o de referencia (Ortega y Montero, 1988). Sin embargo, el empleo del índice de sitio queda restringido a masas regulares. De esta forma, la calidad de estación en masas con formas principales de masa más complejas, como las irregulares, o en masas mixtas no podría ser determinada mediante este índice. Frente a la relación
L
altura dominante–edad, otros autores (por ejemplo Vanclay, 1994) han empleado la relación altura dominante–diámetro. Esta relación se conoce como índice de forma (del inglés, site form), y se ha demostrado que se puede aplicar satisfactoriamente en masas puras y mixtas con distintas formas principales de masa (McLintock and Bickford, 1957; Stout and Shumway, 1982; Huang and Titus, 1993; Vanclay, 1994) lodgepole pine (Pinuscontorta Dougl.; su ventaja es, por tanto, la posibilidad de aplicar los modelos de estimación de calidad de estación a escala muy amplia, sin necesidad de tener que distinguir entre masas regulares o irregulares ni que estimar la edad (en masas regulares). Sin embargo, algunos autores desaconsejan su uso, como Wang (1998) o Fu et al. (2017the validity of using height of dominant trees at a specific breast height diameter (20 cm). Aunque en este trabajo se ha optado por emplear el índice de forma, la controversia sobre su uso hace recomendables más trabajos que evalúen su relación con la calidad de estación. En España hay disponible una amplia variedad de modelos de calidad de estación para las principales especies en el territorio nacional (ver por ejemplo las recopilaciones de Diéguez-Aranda et al., 2009 o Bravo et al., 2011), cuya aplicación queda restringida a las zonas en las que se tomaron los datos para el ajuste (a escala local o regional), quedando además condicionado su uso al conocimiento de la edad del rodal. Sin embargo, no hay ninguna herramienta o modelo que permita determinar la calidad de estación a escala nacional para las principales especies forestales. Una metodología que permita estimar la calidad de estación a escala nacional puede ser especial-
mente útil para el desarrollo de políticas forestales. El objetivo de este trabajo es ajustar modelos de calidad de estación a escala nacional para cinco especies forestales: pino resinero (Pinus pinaster Ait.), haya (Fagus sylvatica L.), rebollo (Quercus pyrenaica Willd.), pino laricio (Pinus nigra Arn.) y pino silvestre (Pinus sylvestris L.), usando el Tercer Inventario Forestal Nacional (3IFN; DGCN, 2006) como base de datos y el índice de forma como índice de referencia. Además, se elaboran mapas de calidad de estación a nivel nacional para las cinco especies mencionadas. Material y métodos ara cada una de las especies se seleccionaron todas las parcelas del 3IFN en las que la dominancia de los pies mayores (diámetro normal ≥ 7,5 cm) era superior al 90 % en área basimétrica (Tabla 1). Para el caso del pino resinero, únicamente se consideraron las parcelas de esta especie situadas en las provincias gallegas costeras (La Coruña, Lugo y Pontevedra), Asturias, Cantabria y el País Vasco. En cada una de las parcelas se calculó el diámetro dominante (D0) y la altura dominante (H0), como la media del diámetro y de la altura de los 100 pies más gruesos. A continuación, mediante el método de la curva guía se ajustaron modelos no lineales de calidad de estación relacionando el diámetro dominante y la altura dominante, es decir, se ajustaron modelos de índice de forma. Se probaron dos modelos base, el de Hossfeld II y el de Bertalanffy-Richards (Kiviste et al., 2002), y se seleccionó el que mejor se ajustó a la naturaleza de los datos. Estos modelos permiten determinar la altura dominante de una masa para un diámetro típico de forma análoga al índice de sitio.
P
Tabla 1. Características dasométricas de las parcelas del Tercer Inventario Forestal para las especies estudiadas
Especie
N
N G ≥ 90 %
G
H0
D0
Fagus sylvatica
4 449
1 915
(0,4) 25,5 (64,2)
(3,7)18,8 (36,5)
(7,5) 40,9 (158,8)
Pinus nigra
8 352
3 212
(0,4) 15,1 (80,4)
(2,6) 10,4 (33,3)
(7,5) 26,5 (100,3)
Pinus pinaster
3 410
1 568
(0,4) 18,0 (85,0)
(2,0) 15,2 (29,3)
(7,5) 30,5 (71,9)
Pinus sylvestris
10 919
5 171
(0,4) 22,7 (83,8)
(2,0) 12,1 (30,5)
(7,5) 29,9 (64,8)
Quercus pyrenaica
5 528
2 889
(0,4) 10,9 (72,5)
(0,4) 9,9 (23,3)
(7,5) 24,2 (134,4)
N - Número de parcelas del Tercer Inventario Forestal; N G≥90 % - Número de parcelas del Tercer Inventario Forestal con área basimétrica mayor del 90 %; G - Área basimétrica media (m2 ha-1); H0 - Altura dominante media (m); D0 - Diámetro dominante medio (cm). Valores mínimos y máximos entre paréntesis. Fuente: Moreno-Fernández et al. (2018) Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
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Figura 1. Familias de curvas de índice de forma para las distintas especies estudiadas. Fuente: Moreno-Fernández et al. (2018)
La relación H0/D0 varía con la edad de la masa en masas regulares y con la edad del árbol en las irregulares; se asume que esa variación sigue una misma curva para una parcela dada, de forma que todas las parcelas que tienen una calidad de estación similar presentan curvas similares. Se ha usado un mínimo de árboles por parcela de forma que se amortigüe el hecho de que uno o varios de ellos no hayan sido dominantes durante toda su vida, y se trabaja con masas donde el 90 % del área basimétrica corresponde con la especie principal, intentando evitar árboles trasmochos o con una relación H0/D0 alterada por daños en la copa. El empleo de curvas de calidad determinadas a partir de la edad mediante el apeo y análisis del tronco ayudan a distinguir árboles dominantes, pero no garantiza que un árbol haya sido dominante durante
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toda su vida; tanto para el índice de sitio como para el índice de forma, la calidad de los resultados depende de la selección de los árboles tipo. Además, la obtención de datos de análisis del tronco es muy costosa, y difícilmente se obtiene una muestra distribuida de forma homogénea por toda el área de estudio. La relación H0/D0 puede verse más afectada por la espesura y los cambios asociados a perturbaciones naturales y tratamientos selvícolas que la altura dominante, al menos en masas regulares. Aun así, a pesar de las debilidades del índice de forma, permite obtener una idea global del patrón de cambio de calidad de estación a escala nacional, o tal vez en toda el área de distribución de una especie. Se asume que los cambios en el índice de forma como consecuencia de la gestión son más evidentes en especies donde esta
es intensiva (como Pinus radiata o especies del género Eucalyptus) que en especies donde es extensiva. Una vez seleccionado el modelo, se asignó una categoría de calidad de estación (calidad de estación observada) a cada una de las parcelas utilizando los cuartiles de la distribución de valores de la calidad de estación como puntos de corte, siendo las parcelas con mejor calidad de estación aquellas situadas por encima del tercer cuartil (calidad I); y las de peor calidad, aquellas situadas por debajo del primer cuartil (calidad IV), mientras que las parcelas situadas entre el primer y el tercer cuartil se repartieron entre dos categorías intermedias de calidad de estación (calidad II y III) usando la mediana (segundo cuartil) como valor de separación. En el siguiente paso, mediante modelos aditivos espaciales se deter2018. N.o 71
Figura 2. Mapas de calidad de estación para el rebollo. A la izquierda, valores observados (parcelas con dominancia mayor del 90 % en área basimétrica). A la derecha, valores predichos en las parcelas con presencia de pies adultos. Fuente: MorenoFernández et al. (2018)
Figura 3. Mapas de calidad de estación para el pino laricio. A la izquierda, valores observados (parcelas con dominancia mayor del 90 % en área basimétrica). A la derecha, valores predichos en las parcelas con presencia de pies adultos. Fuente: Moreno Fernández et al. (2018)
minó la relación entre el índice de forma y distintas variables fisiográficas (altitud en m, pendiente y orientación en grados) y climáticas (temperatura media anual en ºC). Estos modelos permiten establecer relaciones complejas entre la variable dependiente y las independientes de forma no lineal. Además, se incorporó una componente espacial relacionando la latitud y la longitud que permitió, además, eliminar la autocorrelación espacial y
considerar el efecto de las variables ambientales (como las variables edafológicas) no incluidas en el modelo. Los valores predichos por los modelos aditivos espaciales se clasificaron en categorías de calidad de estación (calidad de estación predicha) de acuerdo a los puntos de corte establecidos con anterioridad. La evaluación de los modelos se realizó comparando la calidad de estación observada y la calidad de estación predicha
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usando una matriz de confusión, que evalúa el grado de concordancia entre las clases observadas y las clases asignadas por el modelo. Finalmente, se extrapoló la calidad de estación a todas las parcelas del 3IFN en las que había presencia de las especies estudiadas, permitiendo de esta forma la elaboración de los mapas de calidad de estación. En Moreno-Fernández et al. (2018) se recoge de forma más detallada la metodología empleada.
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Resultados y discusión l modelo base de índice de forma que mejor se adaptó a la naturaleza de los pares de datos diámetro dominante-altura dominante fue Hossfeld II para todas las especies excepto en el caso del pino laricio, en cuyo caso fue seleccionado el de Bertalanffy-Richards. La Figura 1 muestra las familias de curvas del índice de forma para las cinco especies estudiadas. En cuanto a los modelos aditivos espaciales, cabe destacar que la altitud de las parcelas fue la variable más determinante en el análisis de la calidad de estación. Las mejores calidades de estación del pino resinero aparecen en altitudes bajas. Este resultado no es sorprendente, ya que concuerda con la autoecología de la especie (Gandullo y Sánchez Palomares, 1994; Álvarez Álvarez et al., 2011). De hecho, Álvarez Álvarez et al. (2011) detectan que la productividad se maximiza a los 513 m de altitud. La
E
relación del rebollo con la altitud presenta una forma similar a la de una U invertida con una meseta en torno a los 500 y 800 metros. La calidad de estación se reduce a altitudes inferiores a los 500 m y altitudes superiores a los 800 m, aunque la especie siga creciendo hasta los 1200-1350 m. Según Sánchez Palomares et al. (2008) el intervalo altitudinal de esta especie se sitúa entre los 400 y los 1400 m, apareciendo su hábitat óptimo a altitudes inferiores en el norte que en el sur. Se esperarían relaciones similares entre la calidad de estación del pino silvestre, del pino laricio y del haya. Sin embargo, nuestros resultados apuntan a que la calidad de estación de estas tres especies disminuye al incrementarse la altitud, si bien los modelos han sido ajustados en parcelas en las que la especie estudiada presentaba una dominancia mayor del 90 % en área basimétrica, es decir, en parcelas en las que las condiciones ambientales o la acción
Tabla 2. Matriz de confusión para las especies estudiadas Especie
Fagus sylvatica
Pinus nigra
Pinus pinaster
Pinus sylvestris
Quercus pyrenaica
Capacidad predictiva
42,7 %
47,9 %
45,4 %
45,2 %
38,2 %
Modelo aditivo espacial 2
Modelo de índice de forma 1
I
II
I
135
270
73
1
II
34
274
157
13
III
13
193
220
53
III
IV
2
79
209
189
I
418
309
72
4
II
120
388
253
42
III
31
277
406
89
IV
6
117
354
326
I
139
121
44
1
II
37
145
114
10
III
11
109
159
26
IV
2
59
133
112
I
654
464
161
13
II
197
659
400
36
III
47
468
664
113
IV
11
225
696
360
I
179
428
113
0
II
50
373
296
3
III
19
255
409
39
IV
11
153
417
142
1 Calidad de estación observada. 2 Calidad de estación predicha. Calidad de estación: I - Alta; II - Intermedia-alta;
III - Intermedia-baja; IV - Baja. Fuente: Moreno Fernández et al. (2018)
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IV
humana permiten la persistencia de masas monoespecíficas. Además, la componente espacio-temporal puede absorber parte del efecto de la altitud. La orientación también jugó un papel importante explicando la variación en la calidad de estación del pino silvestre, el pino laricio, el haya y el rebollo. Las mejores calidades de estación se encontraron en orientaciones situadas al norte, es decir, en umbrías. Este resultado no es sorprendente debido a que ninguna de estas cuatro especies es de temperamento robusto y, además, se ven favorecidas en condiciones de humedad (Gandullo y Sánchez Palomares, 1994; Gandullo et al., 2004; Ruiz de la Torre, 2006; Sánchez Palomares et al., 2008). Finalmente, encontramos una relación débil, aunque significativa, entre la calidad de estación y la pendiente del terreno para el haya. Las mejores calidades de estación aparecen en pendientes entre 20 º y 30 º, mientras que se ve reducida a medida que aumenta o disminuye la pendiente. Este resultado se justifica porque la distribución de esta especie queda prácticamente restringida a lugares montañosos. La capacidad predictiva de los modelos aditivos espaciales osciló entre el 38,7 % hasta el 47,9 % en el caso del pino laricio (Tabla 2). Las especies que han mostrado peor capacidad predictiva han sido las dos frondosas, el haya y el rebollo. Esto puede explicarse por el distinto patrón en crecimiento en altura que muestran estas especies cuando se les trata en monte bajo. Otros trabajos desarrollados en España obtuvieron mayor capacidad predictiva. Por ejemplo, los modelos de calidad de estación propuestos por Bueis et al. (2016) para el pino silvestre en el norte de Castilla presentan valores del 71 %, y los modelos de Bravo Oviedo y Montero (2005) alcanzaron valores del 75 % para el pino piñonero (Pinus pinea L.) en el sur de Andalucía. Sin embargo, estos trabajos se llevaron a cabo a escalas más pequeñas: local o regional. De hecho, otros autores (Chen et al., 2002) han advertido de que la capacidad predictiva de los modelos de calidad de estación disminuye a medida que aumenta la escala de trabajo. Por otro lado, la matriz de confusión 2018. N.o 71
Figura 4. Mapas de calidad de estación para el pino silvestre. A la izquierda, valores observados (parcelas con dominancia mayor del 90 % en área basimétrica). A la derecha, valores predichos en las parcelas con presencia de pies adultos. Fuente: MorenoFernández et al. (2018)
Figura 5. Mapas de calidad de estación para el haya. A la izquierda, valores observados (parcelas con dominancia mayor del 90 % en área basimétrica). A la derecha, valores predichos en las parcelas con presencia de pies adultos. Fuente: Moreno Fernández et al. (2018)
muestra que las parcelas no clasificadas correctamente por los modelos aditivos espaciales son clasificadas, en su mayor parte, en las categorías de calidad de estación adyacentes, disminuyendo la proporción de errores groseros. Además, la correspondencia entre los mapas de calidad de estación observada y los mapas de calidad de estación predicha (Figuras 2, 3, 4, 5 y 6) es clara. Las Figuras 2, 3, 4, 5 y 6 permi-
ten identificar patrones espaciales de calidad de estación para las cinco especies a escala nacional. Las zonas septentrionales del Sistema Ibérico, el oeste de La Rioja y de los montes Vascos, la cara sur de la cordillera Cantábrica, los montes de Galicia y ciertas áreas del Sistema Central son estaciones con gran productividad para el rebollo (calidad de estación I y II, ver Figura 2). En el caso del pino laricio, las áreas con mayor productivi-
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dad aparecen tanto en masas naturales (Prepirineo aragonés y catalán, sur del Sistema Ibérico y algunas localizaciones en los sistemas Béticos) como en las repoblaciones localizadas en el País Vasco y Navarra, en el norte del Sistema Ibérico y en la cordillera Cantábrica (Figura 3). Resultados similares han sido detectados para el pino silvestre (Figura 4). Por su parte, el haya presenta las mejores calidades de estación en las parcelas situadas
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Figura 6. Mapas de calidad de estación para el pino resinero. A la izquierda, valores observados (parcelas con dominancia mayor del 90 % en área basimétrica). A la derecha, valores predichos en las parcelas con presencia de pies adultos. Fuente: Moreno Fernández et al. (2018)
en Navarra y en el oeste de La Rioja, mientras que las peores calidades de estación se encuentran en las parcelas más meridionales (Figura 5). Son sorprendentes las altas calidades de estación identificadas en el Prepirineo Oriental y Pirineo Oriental para el pino silvestre, pino laricio y las dos frondosas estudiadas. Finalmente, nuestros resultados indican que las mejores calidades de estación para el pino resinero están a bajas altitudes, en Vizcaya, Asturias y, con mayor importancia, en los valles gallegos (Figura 6). Nuestros resultados pueden ser una importante herramienta para los gestores forestales así como para el
desarrollo de políticas forestales a escala nacional, si bien deben manejarse con cautela en la gestión de montes concretos, debiendo contrastarse con datos locales. Además, la
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@RevForesta
metodología propuesta hace que dichos resultados puedan ser aplicados en masas con distinta forma principal y en masas con distinta composición de especies.
Agradecimientos Este trabajo se ha financiado por los siguientes proyectos de investigación: AGL2016-76769-C2-1-R y AGL2016-76769-C2-2-R. Daniel Moreno Fernández es beneficiario de un contrato predoctoral de Formación del Profesorado Universitario (FPU13/02113) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. César Pérez Cruzado es beneficiario de un contrato Juan de la Cierva financiado por la Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, y MSCA-EF de la Comisión Europea. Agradecemos a la editorial Elsevier por autorizar el uso de las figuras incluidas en este trabajo, publicadas originalmente en la revista Forest Ecology and Management 417 (2018), en el artículo National-scale assessment of forest site productivity in Spain (https://doi.org/10.1016/j.foreco.2018.03.016).
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COLABORACIÓN TÉCNICA
Caracterización morfológica y del crecimiento en su primer año de cinco clones de olmo resistentes a la grafiosis Jesús Rodríguez Calcerrada1, Clara Martínez Arias1, Juan Sobrino Plata1, David Medel1, Natalie Aguirre1, Tania Domínguez1, Carlos Magro1, Carmen Collada1, Luis Gil1, Juan A. Martín1 1 Grupo de Investigación en Genética, Fisiología e Historia
Forestal. E. T. S. I. de Montes, Forestal y del Medio Natural. Universidad Politécnica de Madrid
Tras más 30 años de investigación sobre la grafiosis al amparo del Programa Español de Conservación y Mejora de los Recursos Genéticos de los Olmos Ibéricos, en el año 2014 se registraron, por su tolerancia a la grafiosis, siete clones de Ulmus minor Mill. (olmo común) en el Registro Nacional de Materiales de Base para la producción de material forestal de reproducción cualificado. El deseo de recuperar el protagonismo de esta especie está suscitando el interés de administraciones locales y entidades privadas y particulares, que demandan este material para su plantación en las riberas y plazas en las que los olmos crecían en siglos pasados. El éxito de las plantaciones depende de muchos factores, destacando la adecuación de los lugares de plantación a las características de cada clon. En este trabajo se presentan algunas características morfológicas de cinco clones de olmo común resistentes a la grafiosis propagados in vitro y cultivados durante un periodo vegetativo sin limitaciones de luz, agua o nutrientes, con el fin de proporcionar unas indicaciones para la elección de los clones según el lugar de plantación, que podrán ser mejoradas en el futuro. Palabras clave: Grafiosis; restauración de riberas; calidad de planta.
La investigación como respuesta a la obligación social de conservar una especie en peligro os ataques del hongo Ophiostoma ulmi en la primera mitad del siglo XX y de O. novo-ulmi en la segunda mitad han ido acabando con la mayoría de olmedas europeas. La germi-
L 58
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nación de las esporas del hongo y su posterior desarrollo en el xilema provoca una sobreproducción de tilosas y gomas por parte del árbol que, junto con otras sustancias segregadas por el propio hongo, bloquean los vasos del xilema y causan la desecación de la copa, en mayor o menor tiempo de acuerdo con la época de la entrada 2018. N.o 71
del hongo, siendo muy rápida si se produce al comienzo de la primavera. A la degradación, y a menudo completa desaparición, de las olmedas, se fue sumando la inexorable pérdida de los grandes olmos que engalanaban las plazas y las calles de muchas localidades (Fotografía 1). La transmisión del hongo a través de las raíces de los árboles a otros contiguos y, sobre todo, de los barrenillos del olmo (escarabajos del género Scolytus) era tan rápida y eficaz que incluso llegó
a plantearse si las especies de olmo europeas –Ulmus minor, U. laevis y U. glabra– corrían peligro de extinción. Sin embargo, la gran capacidad de rebrote de los olmos permitió su persistencia en muchas localidades, aunque con portes reducidos, ya que sufren ciclos de enfermedad de forma recurrente que, con el tiempo, acabarán eliminándolos. Surgieron planes de conservación, entre cuyos objetivos figuraba la promoción de genotipos resistentes a la grafiosis a partir
de cruces controlados con especies asiáticas resistentes como U. pumila. En España, el programa de conservación y mejora del olmo pronto se orientó hacia la identificación y propagación de genotipos autóctonos que no habían manifestado síntomas de la enfermedad, y que por ello, eran candidatos a ser resistentes (Martín et al., 2012). Durante décadas se recogieron estacas y semillas de miles de árboles. Este material se propagaba vegetativamente (ramets) para, a los cuatro
David Medel
Olmo común en la localidad de Socovos (Albacete) en el verano de 2016
Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
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Base para la producción de Material Forestal de Reproducción cualificado (Martín et al., 2015). La expansión de los clones resistentes en el futuro a disponibilidad de este material vegetal ofrece una oportunidad para recuperar la presencia del olmo en los cauces fluviales, sotos y pueblos de España (Fotografías 2-4). La demanda de estos clones resistentes a la grafiosis se extiende a otros países, como Reino Unido, Holanda e Italia, interesados en restaurar las olmedas con material genético autóctono europeo. La recuperación del olmo será lenta. Se desconoce la forma en que las perturbaciones ambientales a las que inevitablemente se enfrentarán las plantas –sequías, inundaciones u olas de calor, cada vez más frecuentes– afectarán a su resistencia frente a Ophiostoma novo-ulmi, o a la posibilidad de que aumente la virulencia del hongo. No obstante, la disponibilidad de clones autóctonos resistentes a la grafiosis supone un primer paso hacia la recuperación de la especie. La re-
L
producción de estos individuos en el campo supondrá la aparición de nuevos genotipos cuya resistencia podría ser en algunos casos superior a la de sus progenitores. Con el tiempo, las nuevas generaciones de olmo común resistentes podrían extenderse, facilitando la restauración de sus antiguos territorios de forma natural. Por el momento, es necesario asegurar el mayor éxito posible de las plantaciones que se hagan. Para ello es importante disponer de planta de calidad. El cultivo de la planta antes de su trasplante condiciona su capacidad para crecer y sobrevivir en condiciones desfavorables o tras perturbaciones, como puede ser la defoliación por insectos o herbívoros. Además, es importante adecuar los lugares de plantación a los requerimientos ecológicos del material vegetal. Los olmos son especies ligadas a la presencia de agua en el suelo, aunque a diferencia de otras especies de ribera más exigentes en humedad, como fresnos o alisos, son relativamente tolerantes a sequías no demasiado intensas; por ello, pueden crecer en sotos y vagua-
Eva Miranda
años de edad, inocularles en la base del tallo una suspensión de esporas de Ophiostoma novo-ulmi y evaluar el grado de daño a partir del porcentaje de defoliación de la copa. Para que un clon sea calificado como resistente es necesario que sus ramets presenten una defoliación similar o inferior a la de un clon comercial resistente utilizado como referencia, que en el programa del olmo ha sido el clon ‘Sapporo Autumn Gold’, híbrido entre las especies asiáticas U. pumila y U. davidiana var. japonica. La resistencia se verifica tras dos años sucesivos de inoculación en los que los ramets de los clones que se ensayan se comparan, también en la misma parcela, con un clon susceptible, que debe mostrar a su vez una defoliación de al menos el 70 % de su copa. Estos criterios, además de otros de carácter estético, han sido satisfechos hasta ahora por siete genotipos de olmo común, que han sido registrados en 2014 por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) en el Registro Nacional de Materiales de
Plantación de olmos resistentes realizada en el municipio de Aranjuez (Madrid) en la primavera de 2017 con el objetivo de restaurar la vegetación de la ribera del río Tajo. En la fotografía del centro, plantación de olmos resistentes en un parque del municipio de Aranjuez (Madrid)
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Cultivo de las plantas ste artículo tiene como objetivo dar a conocer algunas características morfológicas de cinco clones de olmo común resistentes a la grafiosis, de interés para seleccionar sus lugares de plantación más apropiados. Se trata de los clones ‘Ademuz’ (procedente de Valencia), ‘Dehesa de Amaniel’ (Madrid), ‘Dehesa de la Villa’ (Madrid), ‘Majadahonda’ (Madrid) y ‘Retiro’ (Madrid). En la actualidad los clones se localizan en las sedes de Puerta de Hierro (Madrid), Valsaín (Segovia) y Alaquàs (Valencia), de la Red de Centros Nacionales de Recursos Genéticos Forestales del MAPAMA. El material de estudio se obtuvo a partir de la propagación in vitro de tejido vegetativo de cada clon. A partir de hojas o yemas cultivadas en un medio solido de agar con dosis de nutrientes y fuentes de carbono apropiadas se produjeron 200 plantas que, tras cinco semanas en cultivo in vitro, se trasplantaron a bandejas forestales de 0,2 dm3 y 15 cm de profundidad, en las que permanecieron en un invernadero para evitar daños por heladas
Altura, diámetro y esbeltez ranscurrido el primer periodo vegetativo, las plantas superaron en general un metro de altura, y un centímetro de diámetro en la base del tallo, excepto las correspondientes al clon ‘Majadahonda’’” (Figura 1). Este clon tiene una forma de crecimiento particular (Fotografía 5), ya que crece ramificado desde la base, como los restantes, pero a diferencia de ellos las ramas alcanzan una longitud importante en relación a la del
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Óscar Miravalles
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en invierno. En febrero se trasplantaron de nuevo a envases de 5 dm3 y 30 cm de profundidad en un sustrato de arena y turba (en proporción de volumen 1:3) enriquecido con fertilizante de liberación lenta, manteniéndolos durante el periodo vegetativo de 2017 en condiciones óptimas de riego, realizado por aspersión y con aporte extra con manguera cada dos o tres días durante el verano, y bajo una malla de sombreo de un 40 % de intensidad para evitar el exceso de irradiación en verano. La densidad de cultivo fue de 10 plantas/m2.
Eva Miranda
das donde la capa freática del suelo desciende durante el verano. También son capaces de crecer en zonas temporalmente inundadas, sobre todo Ulmus laevis. A la hora de decidir los lugares de plantación de los olmos, es necesario atender a las necesidades generales de la especie, pero también a las características morfológicas de cada uno de estos clones. La biomasa que alcanza un clon y cómo queda repartida entre sus órganos, o la relación entre la altura y el diámetro del tallo principal, pueden aportar una información relevante sobre sus necesidades ecológicas y, por tanto, útil para elegir uno u otro clon según la zona donde se pretendan plantar (Villar Salvador, 2003). Esta información también puede ser de gran interés para las plantaciones en núcleos de población, teniendo en cuenta que muchas de las solicitudes de estos clones están encaminadas a reponer los olmos centenarios que dominaban las plazas o bordeaban las avenidas de los cascos urbanos, y que, por tanto, pueden necesitar podas de formación.
La educación ambiental es un factor importante en la recuperación de la especie
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tallo principal. La menor dominancia apical del clon “Majadahonda” podría ser un factor a tener en cuenta a la hora de plantarlo en calles y plazas, ya que podría exigir más podas de formación. Por el contrario, el clon ‘Ademuz’ posee una dominancia apical muy marcada (Fotografía 5). El índice de esbeltez, resultante de dividir la altura (en cm) por el diámetro en la base (en mm), varió entre 8,8 en el clon ‘Majadahonda’ y 11,9 en el clon ‘Dehesa de Amaniel’, con valores intermedios en el resto de clones. El índice de esbeltez es un parámetro estudiado en los viveros forestales por su importancia en el desarrollo de las plantas una vez establecidas en el campo; sin embargo, los valores idóneos varían entre especies y ambientes de plantación. Aunque el clon ‘Dehesa de Amaniel’ tiene un mayor crecimiento en altura que en diámetro, bajo las condiciones de este estudio las diferencias no parecen relevantes como para hacer pensar en un peor desarrollo en campo. Crecimiento y distribución de biomasa entre órganos on el fin de evaluar la distribución de biomasa entre los órganos de la planta se realizaron dos cosechas, una a los cinco meses del transplante al último envase, y otra, a los siete, al término del periodo vegetativo, antes de la caída de hojas, secando por separado en una estufa el conjunto de hojas, tallos y raíces de cada planta (cinco por clon, excepto para el clon ‘Ademuz’ del que solo se disponía de tres plantas en la segunda cosecha). Los clones que mayor acumulación de biomasa presentaron transcurrido el periodo vegetativo fueron ‘Retiro’, ‘Dehesa de la Villa’ y ‘Dehesa de Amaniel’. En consonancia con los valores de altura y diámetro, el clon ‘Majadahonda’ presentó una acumulación de biomasa considerablemente menor que el resto, 59 g de materia seca frente a 123 g de media en los tres clones anteriores. Estos resultados pueden reflejar unas condiciones de cultivo menos favorables para este clon. Sin embargo, al no observarse un desarrollo defectuoso durante el cultivo, es más probable que estos resultados reflejen diferencias genéticas entre clones.
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También el reparto de biomasa entre órganos varió entre clones. El clon ‘Dehesa de la Villa’ destacó por una proporción de raíces elevada; ‘Dehesa de Amaniel’, por la pequeña proporción de hojas y la elevada proporción de tallos; ‘Retiro’, por su elevada proporción de raíces y hojas, y ‘Ademuz’, por una alta proporción de biomasa en los tallos, sobre todo en el tallo principal (Figura 2, Fotografía 5). En consonancia, con estos resultados, el cociente entre la biomasa radical y aérea fue mayor en el clon ‘Dehesa de la Villa’; menor, en ‘Ademuz’”, e intermedio, en los otros clones. Todas estas diferencias están potencialmente relacionadas con el arraigo y la supervivencia de las plantas en distintas condiciones ambientales. La exigencia hídrica de los olmos hace que las plantaciones en el campo con estos clones se tengan que realizar cerca de cauces de agua, ambientes competitivos donde es importante que los individuos que se planten tengan un buen tamaño y una tendencia a crecer rápidamente. En este sentido, el clon ‘Majadahonda’, por su menor altura y biomasa, sería más vulnerable a la competencia con otras plantas, y estaría expuesto a la
Valores medios y error estándar de la altura y diámetro en la base del tallo principal de cinco clones de Ulmus minor autorizados por su resistencia a la grafiosis como material de base para la producción de Material Forestal de Reproducción Cualificado. Letras diferentes indican clones significativamente diferentes tras un test de comparación de medias “Tukey HSD”
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herbivoría durante más tiempo que los otros clones, requiriendo mayores cuidados de desbroce de vegetación y protección frente a herbívoros. El clon ‘Retiro’, por el contrario, gracias a la elevada proporción de hojas y raíces crece rápidamente durante el periodo vegetativo, y puede ser un buen candidato para asegurar un arraigo rápido tras su plantación en ambientes de ribera donde la competencia por la luz y los nutrientes del suelo sea alta. También los clones ‘Dehesa de Amaniel’ y ‘Ademuz’ muestran una tendencia a invertir el carbono asimilado en producir tallos, que puede favorecerles en la competencia por la luz con otras plantas. Sin
Valores medios y error estándar de variables morfológicas de cinco clones de U. minor autorizados por su resistencia a la grafiosis como material de base para la producción de Material Forestal de Reproducción Cualificado. La proporción de cada órgano se calculó a partir del cociente entre el peso seco de cada órgano y el peso seco de la planta. El agua en las raíces se calculó como la diferencia entre el peso fresco y el peso seco de las raíces, dividido por su peso seco. La parte aérea en la última figura hace alusión a la suma de biomasa seca de hojas y tallos. Letras diferentes indican clones significativamente diferentes tras un test de comparación de medias “Tukey HSD”. Se realizaron dos cosechas a los cinco y siete meses tras el transplante en los envases definitivos.
Tania Domínguez
Imágenes de plantas propagadas in vitro y cultivadas en envases de 5 dm3 durante siete meses pertenecientes a los cinco clones de U. minor autorizadospor su resistencia a la grafiosis como material de base para la producción de Material Forestal de Reproducción Cualificado
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sistentes ya catalogados. El avance en las técnicas de detección precoz del grado de tolerancia a Ophiostoma novo-ulmi y de propagación vegetativa, como la embriogénesis somática, es también fundamental. La investigación sobre la forma en que las condiciones ambientales y la existencia de ciertos hongos simbiontes pueden afectar a la tolerancia de los olmos a Ophiostoma novo-ulmi contribuirá a seguir avanzando en el camino hacia la recuperación de la especie, algo impensable hace tan solo unas décadas.
La web del Life+ Olmos Vivos permite la participación ciudadana en la búsqueda de ejemplares de olmos resistentes a la enfermedad
embargo, esta inversión parece hacerse a costa de la biomasa invertida en las hojas, lo que podría reducir su potencial de crecimiento. El elevado cociente de biomasa radical y aérea de ‘Dehesa de la Villa’, con un valor próximo a la unidad, podría implicar una cierta ventaja en situaciones de baja disponibilidad de agua en el suelo, o tras la desaparición de la parte aérea producida por herbívoros. En ocasiones, sin embargo, un cociente entre biomasa radical y área elevado no favorece el desarrollo en campo en ambientes con sequía (Villar Salvador, 2003). El establecimiento de una planta depende de la regulación ambiental de numerosos factores fisiológicos, además de los factores morfológicos expuestos anteriormente, lo que exige ser precavidos a la hora de proponer un clon para un determinado lugar de plantación. Además, los patrones de distribución de biomasa no fueron constantes a lo largo del periodo vegetativo. Las diferencias entre clones en la proporción de hojas y tallos fueron similares a los cinco y siete meses del transplante en febrero, pero no fue así en el caso de la proporción de raíces y del cociente entre biomasa radical y aérea. Llama la atención la diferencia de estas dos últimas variables entre las dos cosechas realizadas, separadas tan solo por dos meses. Cabe también destacar que entre la primera y la segunda cosecha las plantas crecieron considerablemente menos en altura y diámetro que en biomasa, a excepción del clon
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‘Majadahonda’”. Aunque es posible que esto se deba a que las plantas seleccionadas entre fechas fueran distintas, también es posible que a medida que el periodo vegetativo llega a su fin, las plantas destinen una mayor proporción del carbono asimilado a través de la fotosíntesis a lignificar los tejidos formados previamente y a acumular sustancias de reserva, de cara al mantenimiento de sus tejidos leñosos en invierno y al crecimiento en la primavera siguiente, algo que sería consistente con una mayor inversión en raíces. Una explicación alternativa es que el riego entre mediados de julio y septiembre, cuando se realizaron ambas cosechas, no compensase la alta evapotranspiración de esos meses. Así, el contenido de agua en las raíces (en relación a su peso seco) fue menor en la segunda cosecha (Figura 2). Un aporte de agua insuficiente podría haber favorecido el crecimiento radical en la última parte del periodo vegetativo. El futuro a búsqueda de olmos resistentes continúa entre los ejemplares supervivientes que crecen dispersos por gran parte de España. A través de la web del proyecto LIFE+ Olmos Vivos (www.olmosvivos.es), que coordina el grupo de investigación en Genética, Fisiología e Historia Forestal de la Universidad Politécnica de Madrid (www. gfhforestal.com), el público puede colaborar en esta tarea indicando la localización de individuos, que podrían llegar a sumarse a los siete re-
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Agradecimientos A los diferentes ministerios que han albergado a la Administración Forestal del Estado, y que desde 1986 han apostado por la conservación del olmo en España, y en particular, al personal del Centro Nacional de Recursos Genéticos Forestales de Puerta de Hierro, pues son los que mantienen las plantaciones y parcelas de ensayo necesarias para la comprobación de la resistencia a la grafiosis. También a las administraciones de la Comunidad de Madrid y General del Estado, que han aprobado proyectos de investigación sobre los olmos. A los revisores del manuscrito original de este artículo por sus minuciosas aportaciones. Al ministerio de Economía, Industria y Competitividad por la financiación recibida para este trabajo a través del proyecto AGL2015-66925-R MINECO/FEDER, UE, y a la Comisión Europea por co-financiar el proyecto LIFE13 BIO/ES/000556 LIFE Elm.
REFERENCIAS Martín JA, Collada Collada C, Venturas M, Domínguez Palacios J, Miranda García-Rovés E, Díez Rodríguez J, Iglesias Sauce S, Gil Sánchez L. 2012. El programa español del olmo: 25 años de mejora e investigación frente a la grafiosis. Cuadernos de la Sociedad Española de Ciencias Forestales 36: 127–140. Martín JA, Solla A, Venturas M, Collada C, Domínguez J, Miranda E, Fuentes P, Burón M, Iglesias S, Gil L. 2015. Seven Ulmus minor clones tolerant to Ophiostoma novo-ulmi registered as forest reproductive material in Spain. iForest – Biogeosciences and Forestry 8: 172–180. Villar Salvador P. 2003. Importancia de la calidad de planta en los proyectos de revegetación. En: ReyBenayas JM, Espigares Pinilla T, Nicolau Ibarra JM (Eds.). Restauración de ecosistemas mediterráneos. Universidad de Alcalá-Asociación Española de Ecología Terrestre, Madrid.
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COLABORACIÓN TÉCNICA
El papel de los bosques en la alimentación en el Sahel y la conservación de sus recursos genéticos forestales Dolores Agúndez1, Lawali Sitou2, Ali Mahamane3, Ricardo Alía4, Mario Soliño4
1 Ingeniero Forestal. Jefe de Sección de Unidad Técnica. Centro
de Investigación Forestal (CIFOR-INIA)/Instituto Universitario de Gestión Forestal Sostenible IUGFS (Universidad de Valladolid-INIA 2 Decano de la Facultad de Agronomía y Ciencias Medioambientales de la Universidad Dan Dicko Dankoulodo de Maradi, República de Níger 3 Rector de la Universidad de Diffa, República de Níger 4 Investigador. Centro de Investigación Forestal (CIFOR-INIA)/ Instituto Universitario de Gestión Forestal Sostenible IUGFS (Universidad de Valladolid-INIA)
Este artículo trata del papel que juegan los productos forestales en la seguridad alimentaria en el Sahel, más concretamente en la República de Níger (África Occidental). En esta región, sometida a fuertes presiones debidas al cambio climático y al aumento de la población, se práctica una agricultura y ganadería de subsistencia basada en técnicas tradicionales. Los productos forestales no maderables aportan recursos alimenticios esenciales en la dieta de la población, sobre todo en las situaciones anuales de carencia de alimentos y ante crisis climáticas que provocan la pérdida de las cosechas. Existe una percepción general de que se está produciendo una degradación progresiva de la vegetación que puede generar la pérdida de recursos genéticos. Se propone la conservación de las especies leñosas de mayor valor alimenticio con la participación de las comunidades locales y la sociedad nigerina en general. Palabras clave: Productos forestales no maderables; África; participación local; sistemas agroforestales
La seguridad alimentaria y nutricional en la región a seguridad alimentaria, junto con una adecuada nutrición, contribuye al desarrollo humano, permitiendo a cada persona aprovechar su propio potencial y las oportunidades de los procesos de desarrollo. La seguridad alimentaria implica la disponibilidad y la accesibilidad a los alimentos en cantidad y calidad suficientes como
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para asegurar una adecuada nutrición. En el mundo, alrededor de 795 millones de personas (más de una persona de cada nueve) no pueden consumir la cantidad de alimento suficiente para tener una vida saludable. La gran mayoría de esa población, alrededor de 780 millones de personas, vive en las regiones en desarrollo. En África subsahariana, se calcula que aproximadamente 220 millones de personas, 2018. N.o 71
prácticamente una de cada cuatro, sufren hambre (FAO et al., 2015). La República de Níger se sitúa en África Occidental, al sur del desierto del Sáhara, siendo uno de los países de la región saheliana. El Sahel es la región de África donde el desierto del Sáhara limita con la zona tropical subsahariana (región sudanesa); ambas forman la zona semiárida sudano-saheliana, que se extiende desde Somalia al este hasta Senegal al oeste, una región con una precipitación media anual entre 200 y 1.000 mm (Figura 1). En esta región, la prosperidad humana está estrechamente unida a los recursos que ofrece la vegetación, ya que la estrategia de vida de aproximadamente el 80 % de la población está basada en prácticas tradicionales de producción agrícola y ganadera de subsistencia (FAO, 2016). El comienzo de la estación de lluvias, de importancia capital para el cultivo de cereales, se da cada vez más tarde, con graves episodios de sequía seguidos de grandes inundaciones. El papel de los bosques en la alimentación e calcula que más de diez milenios después de que surgiera la agricultura, en la mayoría de las regiones geográficas del mundo millones de pequeños productores rurales todavía dependen de productos silvestres para su alimentación y subsistencia
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(Wunder et al., 2014). Ickowitz et al. (2014) encontraron una relación positiva entre la cobertura arbórea y la diversidad de la dieta, lo que sugiere que los niños en África que viven en áreas con más cobertura arbóFigura 1. Zona semiárida sudano-saheliana (modificado de Karlson y Ostwald, 2015) rea tienen dietas más diversas y nutritivas. Paralelamente, es evipobres (Larwarnou y Saadou, 2011; dente que los bosques y los sistemas Thiombiano et al, 2013). forestales pueden desempeñar un paUn ejemplo concreto de la impel importante en el complemento de portancia de estos recursos en la la producción agrícola al proporcionar alimentación es el baobab (Adansodietas mejores y más equilibradas nunia digitata), árbol para el que se han tricionalmente (Vinceti et al., 2013). identificado en África Occidental más Los sistemas agroforestales y sus de 300 usos diferentes, y cuyas hojas productos forestales no maderables y frutos son consumidos diariamente (PFNM) son fuente de alimentos tapor más del 90 % de las personas reles como frutas, grasas, aceites, hosidentes en las zonas semiáridas de jas, frutos secos y condimentos, que esta región (Buchmann et al., 2010). complementan los cultivos de alimenEn las zonas rurales de Burkina Faso tos básicos en la dieta local. La agrolos frutos locales desempeñan un paforestería está considerada como una pel fundamental en el equilibrio de las de las pocas soluciones que unen la dietas, ya que su contenido en proseguridad alimentaria y la resiliencia al teínas, lípidos, azúcares, minerales y, cambio climático, y una de las mejores principalmente, vitaminas contribuye para la conservación del medioama satisfacer la necesidad de nutrientes biente y la biodiversidad (Mbow et (Lamien et al., 2009). Estos autores al., 2014). Los árboles y arbustos en sugieren que muchas enfermedades tierras marginales o en sistemas agrocarenciales se evitan en los niños de forestales tienen un gran valor ecolóBurkina Faso probablemente gracias gico, económico y alimenticio para los al consumo de frutos locales como hogares de las comunidades rurales
Figura 2. Aspecto de un sistema agroforestal en Bodol (Makalondi, agosto de 2016)
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golosinas o aperitivos. Otro ejemplo se observa en Níger con los frutos y las almendras de Sclerocarya birrea, un suplemento alimenticio útil no solo para los niños, sino también para los adultos (Glew et al., 2014). Además de su papel directo en la alimentación, la producción de los árboles es normalmente más resistente frente a condiciones ecológicas adversas que la agrícola, por lo que constituyen una “red de seguridad” en situaciones de pérdida de producción en los cultivos anuales, así como en periodos de carencia de alimentos entre dos cosechas (Blackie et al., 2014). Por ejemplo, la semilla de Boscia senegalensis (anza), arbusto silvestre o árbol de pequeña talla, se utiliza tradicionalmente en las zonas áridas de Níger como alimento base en tiempos de carencia. El anza ha quedado asociado a las hambrunas, ya que sirvió de alimento básico en las crisis de los años 1970 y 2000. El uso de especies forestales para la alimentación y el manejo de los sistemas agroforestales en la República de Níger a zona sudano-saheliana de Níger es un buen modelo para estudiar y proponer estrategias de gestión y conservación, teniendo en cuenta la gran importancia de los PFNM en la alimentación, los cambios ambientales y la alta interacción humana. Las especies leñosas alimenticias desempeñan un papel importante en la dieta diaria de adultos y niños, y generan beneficios económicos para las comunidades rurales y urbanas (Abasse et al., 2007). Muchas de las plantas consideradas alimentos de tiempos de carencia, en realidad se usan a diario en las dietas como ingredientes tradicionales, incluso cuando los cereales no escasean (Muller y Almedom, 2008). Un estudio preliminar sobre el uso de plantas silvestres alimenticias en zonas periféricas del Parque Nacional de la W en Níger (Dan Guimbo y Barrage, 2012) determinó que el 12 % de las especies estudiadas se consumen durante todo el año, mientras que el resto (88 %) tiene un alto valor de consumo durante el período de sequía.
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El problema es que las especies leñosas alimenticias están bajo presión debido a diferentes causas (Douma et al., 2010). Los efectos combinados del cambio climático y de la presión humana están provocando una productividad agrícola insuficiente, la disminución de la cobertura arbórea y el aumento de la degradación del suelo, y todo esto actúa en detrimento de la seguridad alimentaria y del desarrollo de la población. La dirección del cambio y sus factores no están totalmente claros (existen incertidumbres sobre los cambios inducidos por el hombre en el clima) y pueden variar de un lugar a otro. A pesar de esta incertidumbre, existe una percepción general del proceso progresivo de degradación de la vegetación, con un impacto diferente en las zonas agroecológicas saheliana y sudanesa debido a sus diferentes condiciones ambientales, composición étnica, procesos de migración y esfuerzos de “reverdecimiento” (Jalloh et al., 2012; Hermann et al., 2005). Este proceso de degradación debe ser corregido,
mejorando las prácticas de gestión y conservación con el fin de utilizar y preservar los recursos de especies leñosas alimenticias con caracteres importantes (por ejemplo, poblaciones o individuos resistentes a la sequía) que están en riesgo. Los sistemas agroforestales en Níger, como en otras partes de África Occidental, son sistemas tradicionales en los que se protegen y mantienen especies leñosas de origen natural en tierras de cultivo y pastizales. Los agricultores han seguido distintas etapas hasta llegar a su sistema de cultivo. La tierra se desbroza, los árboles se seleccionan de acuerdo con sus preferencias, se podan y protegen, y el resto se corta. Una vez establecido el sistema, los agricultores eliminan la regeneración a medida que surge y podan los pies conservados. Los sistemas de producción agrícola en Níger son de tipo agrosilvopastoral de subsistencia, y los cultivos de cereales (mijo y sorgo principalmente) son la base de la producción. Tradicionalmente el ganado entra a apro-
Figura 3. Safo (Madarounfa, Maradi, octubre de 2016)
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vechar los residuos una vez terminada la cosecha, mediante un acuerdo de beneficio mutuo entre el agricultor y el ganadero, al quedar los campos fertilizados tras el paso de los animales. En
los últimos tiempos cada vez es más frecuente que los agricultores tengan también algunas cabezas de ganado menor, que tienen que alimentar, o que recojan las cañas de mijo o sor-
y otros niños desde el suelo pueden cosechar las hojas y flores. B. aegyptiaca es un árbol espinoso cuyo fruto se aprovecha también para chupar su pulpa; y la semilla, para aceite.
go para venderlas, por lo que en las tierras no queda ningún residuo. Esta práctica de los agricultores resulta un problema tanto para los ganaderos, que no encuentran terrenos para alimentar al ganado, como para los mismos agricultores, pues las tierras se van empobreciendo año tras año. En las fotografías incluidas se representan distintos aspectos y situaciones de los sistemas agroforestales en esta región. La Figura 2 muestra el aspecto general de un sistema agroforestal de mijo, donde pueden apreciarse distintas especies arbóreas. En la Figura 3 se observa un campo de cultivo de sorgo parcialmente cosechado, con dos pies de baobab y otras especies acompañantes. Las hojas del baobab de la izquierda fueron recogidas en el momento de la fotografía (octubre de 2016); sin embargo, el baobab de la derecha todavía presenta follaje. La Figura 4 ilustra el paso del ganado trashumante en un campo de mijo donde se dejaron los restos de la cosecha. Por último, en la Figura 5 se ve un pie de Balanites aegyptiaca al que un niño está encaramado para cortar y echar abajo las ramas. De esta manera, las mujeres
La participación de la población local en la conservación a conservación y el uso sostenible de la biodiversidad son indispensables para el funcionamiento de los ecosistemas y para que estos puedan proporcionar los bienes y servicios esenciales para la salud humana, que incluyen, entre otros, la alimentación y la mitigación del cambio climático. La conservación, definida como la gestión racional y sostenible de los recursos naturales, ha entrado a menudo en conflicto con la supervivencia y el desarrollo humano. En los últimos años la perspectiva de gestión y conservación de la naturaleza excesivamente utilitaria se ha ido transformando en una perspectiva más dinámica “hombre-naturaleza”. Desde esta nueva perspectiva se hace hincapié en el desarrollo de interacciones sostenibles entre las sociedades humanas y el medioambiente natural (Mace, 2014). El éxito de los planes de gestión se basa en acciones donde la intervención de las comunidades locales juega un papel fundamental, aprovechando su conocimiento y la capacidad de los miembros de observar los procesos y recoger información clave. Además, reconocer cómo y por qué las personas valoran los recursos, reduce los conflictos entre actores y promueve la aceptación de los planes de gestión (Ives y Kendal, 2014). El Sahel es un buen modelo para estudiar y proponer estrategias de manejo y conservación teniendo en cuenta la alta importancia de los PFNM, junto a los cambios medioambientales y la alta interacción humana en el manejo y uso de los ecosistemas. Se han estudiado los cambios medioambientales para identificar sus causas, minimizar su impacto negativo en la producción agrícola y ofrecer soluciones para reconstruir la resiliencia de las poblaciones rurales afectadas. La mayoría de estudios están enfocados a escala regional en el Sahel, analizando la vulnerabilidad
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Figura 4. Kouré (Kollo, Tillabéri, abril de 2015)
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de la región al cambio climático (Lézine et al., 2011) y al estrés ambiental (Mertz et al., 2012), el uso de la tierra y los cambios en la cubierta vegetal (Nutini et al., 2013) y la dinámica de la vegetación (Hermann et al., 2005). La hipótesis que prevalece es que la región experimentó un cambio climático dramático, principalmente impulsado por la disminución de las precipitaciones anuales, aunque en realidad no hay una sola causa que justifique los cambios observados. Las estrategias de gestión de la tierra, las prácticas locales, los factores macroeconómicos y de la economía locales, la fluctuación de la población y las políticas agrícolas y medioambientales son factores que contribuyen a impulsar estos cambios en el Sahel (Mbow et al., 2008). También hay un esfuerzo de reverdecimiento en el Sahel con distintas iniciativas como la Gran Muralla Verde, emprendida por múltiples actores para fomentar la restauración y rehabilitación de los bosques y lograr revertir la deforestación a nivel local (Sendzimir et al., 2011; Tougiani et al., 2009). Los cambios que afectan a la cubierta arbórea, en su densidad, calidad y composición, provocan un impacto directo sobre la diversidad genética de las especies (Dawson et al., 2014). Esta diversidad genética está relacionada con la capacidad de adaptación a los cambios que puedan presentarse en las condiciones ecológicas del entorno donde habitan las especies, además de con el potencial para mejorar los caracteres de producción de las mismas. Únicamente existe conocimiento sobre la diversidad genética para contadas especies de árboles, como por ejemplo Adansonia digitata y Vitellaria paradoxa, y aun así los estudios existentes no
incluyen las poblaciones de la región sudano-saheliana. Ante la falta de conocimiento sobre la diversidad genética de las especies forestales, se sugiere, como principio de precaución, que se conserve la mayor cantidad posible de recursos genéticos importantes a nivel local, de manera que se pueda garantizar la conservación de las especies leñosas con valor actual o que puedan ser fuente de valores hasta ahora desconocidos /o nuevos productos y servicios para generaciones futuras (Bozzano et al., 2014). La participación social debe situarse en el centro de cualquier actividad de conservación efectiva de los recursos naturales, incluidos los recursos genéticos forestales. Las comunidades locales deberían estar involucradas en todo momento, desde la identificación del problema a sus posibles soluciones, incluyendo la planificación, organización y desarrollo de las acciones de conservación. Los estudios científicos deben evaluar los problemas que perciben estas comunidades, y ofrecer propuestas que puedan ser asumidas por ellas para solucionarlos.
Una estrategia de conservación participativa aumenta tanto las posibilidades de aplicavión real como su probabilidad de éxito (FAO et al., 2004). Así, en los parques nacionales de África, Muhumuza y Balkwill (2013) sugirieron que los enfoques de conservación deberían poner más énfasis en la dimensión humana de la conservación de la biodiversidad, y no enfocarse solo en estudios puramente científicos de especies y hábitats, que son los más profusos en la bibliografía. En Níger, ciertos recursos forestales tienen un alto valor de uso, ya que algunos forman parte de la alimentación diaria y otros son utilizados principalmente en tiempos de carestía por las poblaciones rurales pobres. Estos recursos suelen competir con otros como la agricultura o ganadería, generando problemas de sostenibilidad a largo plazo. Para favorecer la resiliencia de los sistemas agroforestales y minimizar los conflictos entre los distintos usos es necesario conocer los factores que ocasionan la perdida de los recursos, confrontarlo con el conocimiento y la percepción local
Figura 5. Mujeres y niños recogiendo hojas y flores de B. aegyptiaca. Kouré (Kollo, Tillabéri, abril de 2015)
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sobre el estado de los mismos (que pueden diferir dependiendo de cuestiones de edad, sexo o etnia) y ofrecer alternativas de gestión que puedan ser adoptadas por los principales actores afectados: los agricultores. La estrategia que se propone para nuestro caso se basa en la conservación por el uso o conservación circa
situm de los recursos leñosos alimenticios en los sistemas agroforestales. Siguiendo a Dawson et al. (2013), la conservación circa situm es la preservación de árboles plantados o remanentes de zonas silvestres en tierras agrícolas donde alguna vez se encontraron bosques naturales o bosques que contenían los mismos árboles,
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pero esto se ha perdido o modificado significativamente a través de la expansión agrícola. En la conservación circa situm, los agricultores son los protagonistas de la gestión sostenible y de la conservación de las especies que utilizan, con el apoyo de las instituciones responsables y de la sociedad en general.
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REPORTAJE FOTOGRÁFICO
Los Montes Texto y fotografía: Diego Perea Ruiz-Tapiador
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sta extensa comarca, a caballo entre las actuales provincias de Toledo y Ciudad Real, fue así denominada por pertenecer desde el siglo XIII al XIX a la ciudad de Toledo. Desde entonces y hasta 1837, periodo de vigencia del Dominio Señorial de la ciudad, se dictaron una serie de ordenanzas que intentaban dar respuesta por parte de la ciudad a los problemas de explotación que se planteaban en los montes de su propiedad. La observación de estas estrictas directrices resultaría ser un factor decisivo en la conservación del medio natural, prescribiendo –por ejemplo– el uso del fuego en las rañas y piedemonte, estableciendo la prohibición de talas en los bosques o controlando los lugares y rotación de pastoreo. A los vecinos de la ciudad de Toledo se les permitía la extracción de madera y carbón vegetal para uso propio, la entrada de algunos ganados y el establecimiento de colmenas, pero se les vetaba realizar roturaciones y poner en cultivo nuevas tierras; mientras que por su parte los vecinos de los pueblos de los montes, que no eran propietarios, también tenían prohibido acometer roturaciones, estando solo autorizados a cultivar zonas ocupadas por jarales o brezales (el denominado entonces “monte pardo”) que posteriormente deberían
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abandonar. También podían aprovechar madera y leña para uso particular siempre que no procediera de bosques maduros de encina o mixtos con alcornoque y quejigo, además de rebollares (los denominados “monte bravo” y “monte grueso” respectivamente). Podían, además, apacentar rebaños y mantener colmenas, siempre pagando al común de los vecinos de Toledo la doceava parte de los productos obtenidos, el conocido como “dozavo”. La disminución de la población fue muy notable a lo largo de esta etapa histórica, llegando a desaparecer numerosos núcleos de población. El manifiesto de 1820, elevado a las Cortes por los pueblos monteños, fue el punto de inflexión a esta situación. En él se rechazaba la relación de vasallaje, siendo abolidos entre 1823 y 1837 los derechos señoriales e iniciándose algo más tarde un proceso desamortizador que culminó con la venta y privatización de la práctica totalidad de los Montes. La desamortización de Madoz en 1885 abría paso al mayor proceso de privatización de su historia, con importantes consecuencias sociales y económicas. Los nuevos propietarios, generalmente sin ninguna relación con la zona, comenzaron la explotación de sus recursos naturales especialmente a través de la agricultura y la caza, manteniendo enormes
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s de Toledo extensiones con escasos rendimientos económicos. Una situación que se prolongaría hasta mediados del pasado siglo. Consecuencia de todo ello es el actual paisaje de la zona: rañas cultivadas y sierras donde se conserva gran parte de la vegetación natural de la comarca, si bien en las mismas es posible encontrar las huellas del carboneo (viejos tocones, veredas y horneras) que se practicó intensamente a principios del siglo XX. No debemos olvidar que ya en el siglo XVIII se extraía del puerto del Espinazo del Can el carbón de brezo que se consumía en las ciudades de Toledo y Madrid. La legislación agraria de aquellos años facilitó que en la década de los cincuenta del pasado siglo algunas fincas se declararán “manifiestamente mejorables”, como ocurrió con el propio Cabañeros en 1955, lo que conllevaría nuevos procesos de transformación, incluyendo roturas y puesta en cultivo de terrenos marginales, así como la introducción del regadío en la comarca. En la actualidad, y fruto de esa historia que aquí solo hemos esbozado, los Montes de Toledo se han convertido en una de las áreas de mayor importancia nacional e internacional en la conservación de la biodiversidad, formando parte de la Red Natura 2000 (ZEC y ZEPA “Montes de
Toledo”). En su interior albergan un gran parque nacional, estratégico para la conservación de la fauna y vegetación mediterránea, varias microrreservas de flora amenazada y dos reservas fluviales, esenciales para la supervivencia de la deteriorada fauna piscícola y de los propios sotos ribereños. Algunas fincas, de tradición cinegética, han sido declaradas refugios de fauna. Además, buena parte de su geografía entra de lleno en las áreas críticas para la reproducción o dispersión de varias especies amenazadas. Recientemente tres GEOSITES, una ambiciosa iniciativa global para realizar un inventario de los elementos más sobresalientes del patrimonio geológico a escala mundial, se han sumado a los valores naturales reconocidos formalmente en la zona. Iniciamos en estas páginas un recorrido fotográfico por su último medio siglo de historia, pasando revista a la actual problemática en la gestión y conservación de sus principales valores naturales, así como de las especies amenazadas objeto de atención prioritaria. Las luces y sombras en la gestión de los valores naturales de este singular espacio natural dejan ciertas preguntas sin respuesta y añaden un espacio para la reflexión.
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El bosque y matorral mediterráneo Los encinares conforman la etapa más evolucionada de la serie de vegetación más extendida en los Montes de Toledo, junto a los alcornocales y quejigares. Las encinas o chaparros cubren buena parte de sus sierras, acantonándose los mayores ejemplares en los márgenes de las pedrizas o canchales. En la imagen puede observarse en primer plano una de las etapas de degradación más comunes de estos bosques esclerófilos: los jarales de jara pringosa (Cistus ladanifer). Allá donde las nieblas abrazan la sierra, ocultando parte de su fisonomía durante un buen número de días al año, crecen los bosques marcescentes de roble melojo (Quercus pyrenaica). Un ecosistema genuinamente ibérico Las dehesas son montes arbolados con escasa cobertura arbórea (en muchas ocasiones por debajo de los 30 pies/ha). Funcionan como sistemas agrosil-
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vopastorales, con dos estratos principales: el arbóreo y el herbáceo subyacente. En buena parte de las mismas se cultivan cereales, generando pastos para el ganado y la caza mayor, en un ciclo establecido a tercios o cuartos (según rotación de cultivos en 3 o 4 hojas de labranza). La homogeneidad de edades en el arbolado y la decadencia de los Quercus por déficit hídrico (y las consiguientes plagas y enfermedades), unida a la nula regeneración (sometida a intensa herbivoría por la fauna silvestre y el ganado) comprometen seriamente su futuro a medio plazo. ¿Serán viables las dehesas, en el actual escenario de cambio climático, más allá de la próxima centuria? Enfrentarse a los nuevos tiempos Uno de los cambios más notables del último medio siglo ha sido el despoblamiento de grandes espacios. Allá donde se daban cita cabreros, carboneros y colmeneros, con sus majadas, cercos de colmenas y horneras, hoy solo queda el recuerdo y la soledad. La apuesta
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por una explotación preferente de la caza mayor, en detrimento de otras actividades convencionalmente denominadas “tradicionales”, ha generado un llamativo despoblamiento. Las fincas cinegéticas sufrieron una intensa transformación en su fisonomía, especialmente perceptible durante la década de los 80 del pasado siglo, con la apertura de caminos y cortafuegos. La proliferación de cercados cinegéticos, la mayor parte de las veces al margen de la legalidad, convirtió señeras manchas en corrales de caza mayor. Los cercones interiores para la cría intensiva de jabalíes o para protección de siembras acabaron convirtiendo muchos cotos en auténticos laberintos, con las perniciosas consecuencias para la conservación de otras muchas especies. En la fotografía puede observarse cómo los ciervos llegan a atravesar los cercados cinegéticos, siempre y cuando, como es el caso de la imagen, no hayan sido anclados ilegalmente al suelo.
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Microrreservas de flora Durante los últimos años, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha puesto en marcha la creación de una red de microrreservas, principalmente destinadas (aunque no únicamente) a la conservación de flora sensible. En la imagen puede verse la cascada de El Chorro, hoy integrada en el Parque Nacional de Cabañeros, del que constituye una de sus rutas más atractivas y de mayor afluencia de visitantes. El descenso acusado de las precipitaciones y la apreciable xerificación del paisaje comprometen seriamente la viabilidad del centenar de pequeñas turberas presentes en la zona y de las especies que allí medran, como es el caso del helecho real (Osmunda regalis) de la fotografía. ¿Será posible la conservación de las especies turbófilas y sus propios hábitats en este nuevo escenario? ¿Podrán sobrevivir estas islas de vegetación atlántica en los dominios del monte mediterráneo?
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¿Cuál será el futuro de los bosques marcescentes? En la imagen puede observarse cómo el bosque de Quercus esclerófilos (encinar) cede el testigo, a partir de los aproximadamente 900 m en las umbrías o de los 1.200 m en las solanas, a las formaciones marcescentes de roble rebollo (Quercus pyrenaica), cuyas hojas tapizan ya el mismo suelo bajo las encinas. La altitud contrarresta las elevadas temperaturas y favorece una mayor pluviosidad, algo de lo que también se beneficia el más ubicuo quejigo (Q. faginea subsp. broteroi), una especie de temperamento submediterráneo o mediterráneo atenuado. En la actualidad los quejigares luso-extremadurenses se consideran comunidades climácicas de una serie climatotemporihigrófila, muy común en los piedemontes, valles y umbrías de la comarca, soportando mejor que otros congéneres el encharcamiento, los fríos invernales y las nieblas de inversión.
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El ocaso de los madroñales Considerado a veces un tipo de formación arbolada (bosque), y otras, meramente arbustiva, los madroñales pueden llegar a formar comunidades climácicas en zonas de elevada pendiente donde el desarrollo de los Quercus se hace más complicado. Sus llamativos frutos maduran en el otoño siguiente cuando el árbol vuelve a florecer, coincidiendo frutos y flores en el mismo pie. Estamos ante una de las especies más sensibles al déficit hídrico, con una pérdida continuada de ejemplares debido a esta causa, especialmente notable en las formaciones de ladera. En la imagen, amanecer en el arroyo de la Cebea (P. N. de Cabañeros), dejando ver claramente el escaso sotobosque, fruto de sus tupidas sombras y del exceso de herbivoría. ¿Sobrevivirán estas formaciones, con ejemplos tan llamativos como los madroñales adehesados de Anchuras y Espinoso del Rey, de seguir la actual tendencia climática? Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
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La gestión de la caza mayor Las elevadas densidades de cérvidos (hasta 60 individuos por km2 en algunos casos), fruto de la ausencia absoluta de predadores y del deliberado fomento de las especies cinegéticas de ungulados silvestres, modifica la composición específica de las diferentes comunidades vegetales. Aquellas especies más palatables encuentran serias dificultades en su regeneración, con una notable pérdida de riqueza en especies a escala local. Acebuches, madreselvas, labiérnagos, madroños, escurrideras, cornicabras, carquesas, mirtos o los escasos acebos ven roto
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su ciclo de regeneración sexual, no llegando a producir flores ni frutos. A ello hay que añadir el daño producido por el escodado o frote de la cuerna en ramas y troncos por parte del ciervo, poniendo –por ejemplo– en riesgo la supervivencia de los últimos ejemplares monopódicos de cornicabra en el valle del río Las Navas. La reintroducción y reciente expansión de la cabra montés en la comarca plantea similar problemática, en este caso por su repercusión sobre las comunidades orófilas supramediterráneas que crecen sobre crestones cuarcíticos.
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bal común (Sorbus domestica), cuyas hojas de otoño (junto a plumas de abubilla) pueden apreciarse en la imagen. La prevención de los incendios ha de basarse en un eficaz sistema de alerta rápida en un paisaje en el que las formaciones arbustivas mantienen un enorme interés ecológico.
Incendios forestales El fuego ha sido uno de los principales agentes de transformación del paisaje en los Montes de Toledo. Provocados, muchas veces, para aumentar la superficie de pastos, se propagaban por leguas enteras reduciendo a cenizas manchas de monte y abrasando a veces colmenas e incluso ganados, como así testimonian documentos históricos especialmente a partir del siglo XV. La huella de un incendio reciente puede apreciarse en este paraje de Navas de Estena. Una consecuencia indeseable del fuego es la eliminación de la cobertura necesaria para el desarrollo de especies tan escasas en la zona como el ser-
La gestión forestal Si bien quedan ya en el olvido los miles de hectáreas repobladas de coníferas y eucaliptos, especialmente durante los años 1950-1980, no es el momento de bajar la guardia en la gestión de las masas forestales de la comarca. El resalveo, las podas a cabeza de gato (trasmochos) o las fumigaciones incontroladas siguen siendo, en caso de mal uso o abuso, factores que conllevan la pérdida de arbolado o de su fauna asociada. En la imagen puede observarse el tronco trasmochado de un fresno perteneciente a un área marginal de una dehesa en Retuerta del Bullaque. Estas formaciones higrófilas son muy escasas en los Montes de Toledo y su conservación debe ser prioritaria.
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Especies emblemáticas en expansión El buitre negro (Aegypius monachus) ha pasado de las 82 parejas reproductoras conocidas en 1995 a las 204 en el año 2015, tan solo en el Parque Nacional de Cabañeros. Su laxa colonia está en pleno proceso de expansión, con núcleos satélites en sierras vecinas del entorno del espacio protegido. Algo parecido ha ocurrido con el águila imperial (Aquila adalberti), que ha pasado de las ocho parejas conocidas a principios de la década de los ochenta del pasado siglo a más de medio centenar, con una notable expansión en la denominada meseta granítica toledana, una zona, por razones históricas, indisolublemente asociada a los Montes de Toledo. La disminución de la mortalidad en ambas especies, fruto de la erradicación del uso del veneno y de la corrección de tendidos eléctricos principalmente, ha sido uno de los mayores logros en la gestión de las poblaciones de grandes rapaces en la comarca.
zona durante el año 2014. Ya en 2016 se pudo constatar la reproducción de una de las primeras hembras soltadas (Keres, criada en tierras extremeñas) y en la actualidad ya se reproducen las crías de esa primera generación. No obstante, la escasez de conejos en la mayor parte de los Montes se perfila como el gran condicionante para el asentamiento definitivo de hembras reproductoras en futuras poblaciones satélites. ¿Podrá el lince reconquistar sus antiguos dominios en los Montes de Toledo desde las zonas de suelta en el piedemonte de la sierra del Castañar? En la imagen puede verse un lince fotografiado en libertad.
El retorno del lince ibérico Extinguido desde la década de los ochenta del pasado siglo, los últimos años han sido testigo de la vuelta del lince ibérico a su antiguo bastión. Un exitoso programa de cría en cautividad culminó con las primeras sueltas en la
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Una rapaz contra las cuerdas: el caso del águila perdicera Si bien nunca fue la especie de gran águila más abundante en la comarca de los Montes, es ahora cuando su situación puede considerarse crítica. El 19 de diciembre de 2016 se publicó el decreto 76/2016, de 13 de diciembre, por el que se aprueba el Plan de Recuperación 2018. N.o 71
del águila perdicera en Castilla-La Mancha y se declaran zonas sensibles las áreas críticas para la supervivencia de esta especie. El principal objetivo del Plan es la reducción al menos en un 50 % de la incidencia de las causas de mortalidad no natural que afecta a una especie con una población reproductora en el interior de los Montes no superior a las tres parejas. ¿Seremos capaces de frenar la imparable regresión de esta especie, consolidando y, en su caso, mejorando la población actual?
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La gestión y conservación de las aves esteparias En ciertas rañas de los Montes de Toledo la actividad agrícola se llevó por delante cualquier atisbo de arbolado. Hoy pueden verse extensas áreas agrícolas, en ocasiones con enclaves de regadío aprovechando las aguas del embalse Torre de Abraham, en los términos municipales de Porzuna, El Robledo, Urda o Malagón. En alguno de los mismos es posible encontrar poblaciones residuales de avutardas o áreas de interés para sisones, alcaravanes, ortegas o cernícalos primilla. La intensificación de la agricultura y el uso indiscriminado de herbicidas (que eliminan sus principales recursos tróficos) ha puesto en jaque a las poblaciones de muchas de estas especies. En el Parque Nacional de Cabañeros (foto pequeña) se ha instalado recientemente un primillar para facilitar el retorno de esta pequeña rapaz, otrora común en algunos pueblos de la zona, al valle del Bullaque.
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El declive de la caza menor Si hasta mediados del siglo pasado los Montes de Toledo fueron una de las mayores reservas de caza menor (especialmente conejos y perdices), en la actualidad hemos asistido a un acentuado declive, cuando no a múltiples procesos de extinción local. Las poblaciones de conejo sufrieron un duro revés con la llegada de la NHV, que venía a completar lo que la mixomatosis había iniciado. Hoy en día tan solo la orla septentrional de la cordillera, la denominada meseta granítica toledana, alberga poblaciones adecuadas de este lagomorfo. En el interior de los Montes sigue habiendo miles de hectáreas con nula presencia de conejos. Todo ello dificulta enormemente la gestión de las poblaciones de muchas especies protegidas, muchas de las cuales necesitan unas densidades mínimas para poder llegar a reproducirse en la zona. ¿Será posible con las actuales repoblaciones de conejos volver a tener poblaciones viables que permitan –por ejemplo– el asentamiento de nuevas poblaciones de lince?
La lenta agonía de los anfibios La desaparición de fuentes y manantiales, algunos ya datados en textos medievales, ha trasformado el paisaje de los Montes. Quedan en el recuerdo los muchos huertos asociados a los mismos, una buena parte de los cuales se hicieron inviables durante la extrema sequía que culminó en 1995. La pertinaz xerificación del paisaje desde entonces ha provocado extinciones a escala local de muchos anfibios (especialmente tritones, gallipatos,
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sapillos pintojos y las más exigentes salamandras), habiendo mermado radicalmente las poblaciones de ofidios asociados a enclaves húmedos, cual es el caso de las antaño abundantes culebras de agua (Natrix astreptophora y N. maura). En la imagen, un ejemplar de esta última especie en el momento de devorar un gallipato.
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Las especies introducidas y la conservación de los ecosistemas fluviales Otro de los retos pasa por la conservación de las especies piscícolas autóctonas, hoy seriamente amenazadas por la introducción de especies foráneas. La reciente declaración de la Reserva Natural Fluvial de los ríos Estena, Estenilla y Estomiza protege estos representativos ríos de la baja montaña mediterránea silícea. Hoy se trabaja intensamente en el primero de ellos, a su paso por el P. N. de Cabañeros, en la eliminación de especies alóctonas, como es el caso de la carpa (Cyprinus carpio), para favorecer las poblaciones del endémico jarabugo (Anaecypris hispanica) y de otras especies autóctonas. En las fotografías puede observarse el conocido Boquerón del Estena, uno de los enclaves más visitados del Parque Nacional de Cabañeros, así como una carpa muerta por la desecación de charcas marginales asociadas al embalse de Torre de Abraham.
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El ecoturismo: dinamización para los nuevos tiempos Junto a las actividades tradicionales de aprovechamiento del medio han surgido con fuerza en el último cuarto de siglo un conjunto de actividades ligadas al ocio y el tiempo libre. Entre ellas destaca singularmente el ecoturismo, que posibilita el acercamiento respetuoso del ciudadano al medioambiente. Actualmente existen más de medio centenar de rutas, algunas dentro de los espacios protegidos de la comarca, para ser realizadas a pie o en bicicleta. Actividades como la micología, la observación de aves y la fotografía de la naturaleza son la novedosa apuesta de una sociedad cada vez más concienciada de la necesidad de preservar la singularidad de los ecosistemas mediterráneos. El turismo cultural añade otros atractivos a la zona, tales como un rico patrimonio monumental, tradiciones y festividades o la elaboración de artesanía. En las imágenes aparecen las sie-
rras y riberos del Estena, en el oeste del Parque Nacional de Cabañeros, una de las zonas más despobladas de la península Ibérica, junto a la torre Tolanca, una atalaya de origen musulmán en el pie de monte de la sierra del Castañar.
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¿Puede el lobo volver a los Montes de Toledo? Erradicado definitivamente a mediados de las década de los 70 del pasado siglo (aunque con algunas capturas posteriores de incierto origen), el lobo es el único mamífero extinto en tiempos recientes (si hacemos excepción del oso, desaparecido a mediados del siglo XVII) sin poblaciones actualmente en los Montes. La expansión demográfica de la especie, que la ha llevado a alcanzar en Castilla-La Mancha las sierras del norte de Guadalajara, plantea la posibilidad de una llegada natural a la comarca. De ser así, ¿es compatible su presencia con las actuales explotaciones cinegéticas de la comarca? ¿Sería posible compatibilizar su presencia con los intereses generados por la caza mayor y una menguante carga ganadera? ¿Es posible siquiera evaluar su posible reintroducción para limitar el exceso de ungulados silvestres y los daños –especialmente significativos en el caso del jabalí– ocasionados en cultivos y otras especies?
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literatura y medio natural
La naturaleza en la obra de
Miguel Delibes Juan Delibes Biólogo y divulgador
Sin lugar a duda, dentro de los autores contemporáneos españoles, Miguel Delibes ha sido el que ha tenido una mayor vocación de campo y el que más se ha preocupado por la conservación de la naturaleza. Incluso dentro del panorama literario mundial sería difícil encontrar paralelismos en ese sentido. En buena medida el propio escritor atribuía esa afición al campo a la herencia transmitida por sus ascendentes. Su abuelo francés gustaba de disfrutar del campo y de los deportes practicados en plena naturaleza. En Mi vida al aire libre (1989), comienza diciendo que a su padre se le “adivinaba la ascendencia europea en su afición al aire libre. No es que fuera un sportman …, pero sí un hombre que con cualquier motivo buscaba el contacto con el campo”. En esa misma línea nos educó a los siete hijos que tuvo. Poco después de casarse con Ángeles de Castro, el matrimonio se hizo una casita en la localidad de Sedano, en el norte de Burgos, donde toda la familia pasábamos anualmente al menos tres meses. La semilla de la naturaleza y el mundo rural prendió hasta tal punto en todos nosotros, que de los siete hijos del escritor cuatro somos biólogos. Una carrera universitaria que hoy día es común para toda la sociedad, pero que, en los años 60, cuando iniciaron sus estudios mis dos hermanos mayores, era prácticamente nueva y desconocida. Personalmente, recuerdo las salidas al campo con mi padre como lo más atractivo que me podía suceder en mi niñez. Mi progenitor poseía un pequeño tesoro intocable que me apasionaba: la primera edición de la “Guía de aves Peterson”, probablemente el libro más clásico entre los clásicos de la bibliografía de aves en Europa. En nuestra casa mi madre había implantado
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una disciplina espartana de cara a que mi padre pudiese trabajar y el funcionamiento de una familia de siete hijos no fuese una locura. En ese sentido, la guía de aves de mi padre, de tapas amarillas, era algo que los hijos no podíamos tocar so pena de un severo castigo. Reconozco que, a veces con autorización paterna, a veces sin ella, yo la consultaba a hurtadillas con bastante frecuencia. Cuando comencé a hacerlo me parecía que el número de especies de aves que había en España era abrumador, sin embargo, a los doce años me di cuenta de que no era tan alto y que, en definitiva, sin darme cuenta me había aprendido todos los pájaros que había en España. También recuerdo mi priMiguel Delibes mer contacto con la alta montaña, de la mano de mi padre, que pienso tuvo mucho que ver para que orientase mi vida definitivamente por la rama del medio ambiente. Mi padre era pescador de truchas, y con frecuencia viajaba al norte de León, Burgos o Palencia para perderse, caña en mano, entre espectaculares paisajes de montaña. Con trece años lo acompañé al coto de Escaro, en el río Esla, hoy anegado por la presa de Riaño. La nieve nos llegaba por encima de las rodillas, y el guarda forestal me contaba que aquellos hayedos impresionantes que me rodeaban estaban poblados por lobos, osos y urogallos. Aquella jornada para mí supuso descubrir un mundo absolutamente nuevo que a la que de otro género diferente, ya que se trata más bien de larga iba a marcar mi destino. ensayos. El propio Delibes se ha calificado a sí mismo con La afición por el campo y la preocupación por el mefrecuencia como “un cazador que escribe”. La importandio ambiente se halla presente en prácticamente todas las cia de la caza en su obra es obras de Delibes. Ya en su tertal que él mismo reconoce que cera novela, El camino (1950), “sin la caza difícilmente podría el novelista retrata a un niño, desenvolverme”. ParadójicaDaniel el Mochuelo, que se remente, en una sociedad que siste a abandonar su pueblo rechaza cada día más la acen la montaña para integrarse tividad cinegética, Delibes es en el mundanal urbano. En Las generalmente aceptado como ratas (1962), el autor describe un cazador sensible, respegráficamente la miseria de un tuoso y conservacionista. No pueblo castellano de mitad del en vano el autor se preocupa siglo XX, y cómo el Tío Ratero, de que el reto entre cazador y que vive en una cueva, sobrepieza sea siempre lo más equivive cazando ratas de agua librado posible: “Hombre libre, que vende para el consumo. contra pieza libre, sobre campo El verdadero protagonista es libre”. Afirma que un cazador su hijo, “el Nini”, un pequeño verdadero “es capaz de disfrusabio local al que los vecinos tar de un placentero día de caza recurren para saber más acersin necesidad de disparar la esca del tiempo, las cosechas o copeta”, lo que induce a pensar sus animales. que la caza es una excusa como En 1955 publica su primeotra cualquiera para disfrutar de ra novela de tema cinegético: la naturaleza e incluso inspirarse Diario de un cazador. Lorenzo, para su actividad literaria: “…a un modesto bedel de escueveces cazo un libro…”. la, afronta con dignidad los Sin lugar a duda la perdiz sinsabores cotidianos sabiendo roja es la especie icónica de sus que siempre le quedarán los doLa afición por el campo y libros cinegéticos. El pesimismingos de caza para hacer frenla preocupación por el medio ambiente mo que rezuma en parte de su te a la amargura de la vida. A esa obra también es patente cuando primera novela de caza siguieron se halla presente en prácticamente analiza el futuro de la “patirroja”. otros ocho libros de temas venaRecuerdo que yo mismo le decía torios, aunque podríamos decir todas las obras de Delibes
Hombre libre, contra pieza libre, sobre campo libre. Un cazador verdadero es capaz de disfrutar de un placentero día de caza sin necesidad de disparar la escopeta
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meseta, y descendiendo hacia el Cantábrico, es más suave que sus predicciones me parecían demasiado sombrías. que el recorrido que el escritor hacía para ver a su novia. Sin embargo, el tiempo le ha dado la razón y la situación Nadar, andar por el campo (el autor rehúsa la terminología de la perdiz hoy es francamente delicada. actual de “senderismo”), el fútbol, el tenis, el ping pong… En mayo de 1975 ingresa en la Real Academia Españoson actividades que Delibes practicó con frecuencia, y a un la. Un momento decisivo en su vida, pues acaba de morir nivel bastante notable, casi siempre rodeado de su familia. Ángeles, su compañera inseparable de más de 30 años de En 1987 publica Tres pájaros de cuenta, una obrita vida, y el estado de ánimo de Miguel apenas es suficienaparentemente destinada al público infantil, cuyos protate para leer el discurso de entrada. En este caso Delibes gonistas son la grajilla, el cuco y el cárabo. Las tres hisapuesta por un mensaje ecologista a nivel global. Probatorias se desarrollan en Sedano y recuerdo haber particiblemente influenciado por el libro La primavera silenciosa, pado activamente en las mismas. De hecho, fui yo mismo cuya autora, Rachel Carson, denuncia por primera vez los el que crié el pollo de grajilla y recuerdo que visitaba con efectos nocivos de los insecticidas organoclorados como el mi padre el nido parasitado por el cuco, que no dejaba de DDT. Delibes se pregunta: “¿Por qué no traer a la Academia asombrarnos. Tres pájaros de cuenta es una obra senciuna de las preocupaciones fundamentales, si no la princilla que creo pone de manifiesto, como pocas, el espíritu pal, que ha inspirado desde hace cinco lustros mi carrera de naturalista de Delibes y su escritor?”. El autor piensa que capacidad para interpretar y el mal denominado “progreso” descifrar la naturaleza. atenta contra el medio amComo periodista que fue, biente y, a largo plazo, contra Delibes escribió numerosos la propia especie humana. En artículos de prensa en los este sentido, lanza un alegato que también manifestó su por la brutal agresión a la napreocupación por el medio turaleza por parte de la tecnoambiente. Recuerdo perfeclogía humana, cada vez más tamente el viaje que hicimos moderna, sofisticada y eficaz. desde Valladolid a Doñana en El discurso de entrada en la la década de los 70, con moReal Academia Española, que tivo de una mortandad masiha sido editado con el título va de patos que aconteció en SOS, el sentido del progreel Parque Nacional. El ilustre so desde mi obra (1976), fue científico vallisoletano Tono realmente innovador, ya que Valverde fue nuestro anfitrión, la preocupación por el medio y además nos ilustró acerca ambiente en los años 70 no de todo lo que rodeaba a Doera la actual y era infrecuente ñana. Mi padre escribió artíque un intelectual abordase culos de prensa no solo dediesos aspectos, y menos en cados a Doñana, sino también una institución de tanta raia la desertificación, al regreso gambre. del lobo, al paisaje mancheEn el año 1989 publica go… e incluso a la naturaleza una obra breve autobiográen la Constitución, en el que fica titulada Mi vida al aire interpreta que el artículo 41 se libre. En ella hace un repaso halla mal redactado, llegando a a las actividades deportivas resultar su contenido “incoloro que tuvieron un gran protay desorientador”. gonismo a lo largo de su vida, El epílogo de Delibes en sus la mayor parte de ellas desarroobras relacionadas con la nalladas en el campo. El ciclismo En mayo de 1975 ingresa en la Real turaleza lo constituye sin duda es una de ellas, y relata el viaje La tierra herida, que es un libro que hacía con frecuencia entre Academia Española. En su discurso compartido entre mi hermano Molledo Portolín (Cantabria) apuesta por un mensaje ecologista Miguel, investigador y conservay Sedano (Burgos), para visicionista profesional, y mi padre. tar a su novia Ángeles. Desde a nivel global. El autor piensa En realidad, el promotor de La su muerte en 2010, los hijos, Tierra herida fue Miguel, ya que nietos, familiares y amigos, reque el mal denominado “progreso” nuestro padre estaba demasiamemoramos la ruta ciclista de atenta contra el medio ambiente y, do mayor y desanimado por su Delibes haciéndola todos los estado físico como para hacer años en sentido inverso. Un traa largo plazo, contra la propia frente a un reto de esas caracyecto de aproximadamente 100 terísticas. Miguel tuvo mucho kilómetros que, partiendo de la especie humana
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Yo había nacido naturalista, como otros nacen rubios o morenos… Desde niño ya era un ecologista experimentado que a los tres años cazaba grillos en los ribazos de Geria, con mi padre… Miguel Delibes
mérito en conseguir que nuestro padre se involucrase en este proyecto que cristalizó en una obra que aborda los problemas ambientales más importantes de nuestra era. El calentamiento global, la contaminación química, la capa de ozono, el uso y abuso del agua, el incremento de la población humana en el planeta, el efecto invernadero y la acumulación de dióxido de carbono… En el libro el padre pregunta al hijo acerca de estas cuestiones y discute con él con una mentalidad más propia de otra generación: “…me limité a preguntar cosas hasta la impertinencia. Esto no quita que el que sabía y tenía experiencia en la naturaleza era mi hijo Miguel, educado desde niño en su conservación”. Dos años antes de su muerte, Miguel Delibes recibió con sorpresa la invitación de la Universidad de Salamanca de hacerle Doctor Honoris Causa, pero no por sus méritos
El epílogo de Delibes en sus obras relacionadas con la naturaleza lo constituye "La tierra herida", que es un libro compartido entre mi hermano Miguel, investigador y conservacionista profesional, y mi padre. En el libro el padre pregunta al hijo acerca de los problemas ambientales más importantes de nuestra era: el calentamiento global, la contaminación química, la capa de ozono, el uso y abuso del agua, el incremento de la población humana en el planeta... literarios, sino por considerarlo “un ecologista de vanguardia”. En la carta de respuesta y agradecimiento a la universidad, el novelista admite su condición de hombre de campo desde el primer día: “Yo había nacido naturalista, como otros nacen rubios o morenos… Desde niño ya era un ecologista experimentado que a los tres años cazaba grillos en los ribazos de Geria, con mi padre…”. No tengo dudas de que nuestro padre no hubiese alcanzado jamás el reconocimiento literario unánime que ha conseguido si no hubiese sido por su principal fuente de inspiración, la naturaleza.
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pinceladas de VIDA
El dibujo y la ilustración de naturaleza han sido siempre una herramienta de comunicación, de información y de sensibilización. Desde los primeros pobladores de las cuevas prehistóricas hasta nuestros días, el dibujo ha sido una forma de comunicarnos, de contar lo que vemos, el entorno en el que vivimos y las emociones que nos provoca. Con la intención de rendir un sincero homenaje a todos los ilustradores que han fijado su mirada en la naturaleza, por su enorme valor formativo y testimonial y su capacidad para sensibilizarnos y emocionarnos, comenzamos con esta primera entrevista una serie que nos llevará por el estilo y la personalidad de algunos de los mejores dibujantes de naturaleza de nuestro país.
el 30 x 25 cm Ruiseñor, guache sobre pap
Ismael Muñoz
Bernardo Lara:
el arte de mirar Doñana es el principio y el lugar donde parecen dirigirse todos los caminos de Bernardo Lara. Nace en Sevilla en 1963, donde estudia Artes Aplicadas y Oficios. Desde muy joven dibuja motivos naturales empujado por su creciente afición a la naturaleza fruto de sus viajes a Doñana con su padre. “Era un joven curioso, con ganas de investigar y mucho entusiasmo que devoraba los libros cásicos de pintores ingleses de la naturaleza”. Su participación en un grupo Lince de voluntarios de la entonces ADENA, hoy WWF, le termina de acercar a Doñana, a enamorarse de su ex-
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plosión de vida, de colores y de luces. Cargado siempre con los dibujos que va haciendo en sus visitas al parque nacional, entra en contacto con la jefatura provincial del entonces ICONA: “ví que aquello interesaba y me quedé con la copla. Mi principal mentor fue Ramón Coronado, que fue director conservador de Doñana”. Hizo allí su primera exposición, con bastante éxito, a juzgar por la venta de todas las láminas. “Mi determinación fue entonces venirme a Madrid porque yo quería dedicarme profesionalmente a esto, más allá de pequeñas colaboraciones que podían salir en Sevilla. Cogí unas cuantas lá-
minas de aves y paisajes y aterricé en el ICONA en el año 86. Era un organismo muy potente que hacía publicaciones de mucho prestigio y calidad”. Coincidió en su llegada con la puesta en marcha del CENEAM; ahí comenzó su colaboración y posteriormente su contratación. Después comenzó a trabajar con una asistencia técnica en contacto directo con Pedro Ceballos, “otro de los grandes que me apoyó en esa casa. Empecé a trabajar en espacios científicos puros, menos divulgativos. Fue una etapa muy enriquecedora”. Eran los primeros años de la década de los noventa, y aquello era una 2018. N.o 71
petición continua de trabajo: centros de interpretación, varias editoriales, revistas especializadas en medio ambiente como Natura o Biológica; había una gran demanda. La crisis de la ilustración de naturaleza la marca la llegada de las nuevas tecnologías de la información, en los primeros años del siglo XXI. Desaparecen revistas especializadas, dejan de hacerse enciclopedias y la sociedad consume otro tipo de producto en el que el papel y la pintura dejan paso a nuevos soportes. La crisis económica de 2008 es el remate. “Hoy se ha perdido territorio y clientela. Nos quedan algunos que son fieles al valor del dibujo y de la ilustración, pero porque les gusta muy especialmente lo que yo hago”. Bernardo resume en un párrafo las circunstancias actuales del trabajo de ilustrador de naturaleza. “Este oficio requiere muchos años de estudio, especialización, investigación y no todo el mundo está dispuesto. Por otro lado, el posible cliente prima más el aspecto económico del trabajo, lo cual se entiende, pero ha originado otra circunstancia: la diferencia de cómo se pagaban antes los trabajos a cómo se pagan ahora”.
que es el que motiva al artista. Permite una libertad creativa que en el dibujo científico es muy difícil. Y a Bernardo Lara ¿qué le motiva más en estos momentos? Yo empecé dibujando un herrerillo sobre un fondo blanco, al estilo más clásico de los ilustradores británicos. Con el paso del tiempo he ido evolucionando hacia los fondos, que se han convertido casi en más importantes que el propio motivo. Digamos que la garza ha estado siempre conmigo pero a mi me fascinaban las
luces, las texturas, el agua de un río, sus piedras, los detalles. Me interesa también el paisaje abierto pero me gusta acercar la mirada hacia detalles concretos. Giro hacia un mundo más abstracto. ¿En qué se diferencia una encina de una ilustración de otra pintada al óleo? Cuando pinto al óleo una encina lo hago tal y como es pero pinto algo más: una textura, una emoción, un momento y un sentimiento. Ya no es solo una encina de la sierra de Aro-
¿Cuáles son las características que debe reunir un ilustrador de la naturaleza? Debe dominar dos campos fundamentales: el oficio, es decir, el conocimiento de las técnicas y de los materiales; y el conocimiento y sentimiento que le origina la materia, es decir, la naturaleza en el sentido más amplio. Los dos campos necesitan investigación para evolucionar. El trabajo creativo es evolutivo. ¿Cuáles son las diferencias entre el ilustrador y el pintor de la naturaleza? El ilustrador cumple una función educativa y formativa. Su trabajo normalmente nace de una necesidad informativa en materiales divulgativos, centros interpretativos o publicaciones en general. La pintura entra en otros campos porque nace de los recursos técnicos del dibujo, del color, etcétera, pero deriva hacia un aspecto más personal
Lince y cachorros (Lynx pardinus), guache sobre papel 33 x 47 cm. Umbrías del Acebrón, parque nacional de Doñana, óleo sobre lienzo 116 x 81 cm.
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che, ahora es mi encina. Poco a poco he ido cruzando un puentecito para acercarme al arte. Ya no se trata solo de identificar un objeto, ahora lo importante son las luces y las texturas, lo que me transmite.
trabajado este género por cuestiones económicas pero se me quedaba pequeño, era siempre lo mismo, además me ha interesado siempre un aspecto mucho más contemplativo de la naturaleza.
Un giro impresionista Me gusta mucho el impresionismo porque ya no le interesa tanto el objeto y sí la luz que incide sobre él, los detalles que lo hacen único en un determinado momento. Las sombras, por ejemplo, ya no son negras sino que tiene morados o azules fruto de una manera de mirar.
¿Qué aporta la ilustración al conocimiento de la naturaleza? El rigor, el detalle y el conocimiento exacto de elementos de la naturaleza que no aporta la fotografía. Además, el ilustrador hace un extracto del fondo científico y le aporta un sentimiento personal e interpretativo.
¿Ha sido una evolución natural o empujado por la situación profesional de la ilustración? Las dos cosas. Sin buscarlo expresamente, en los paréntesis de los encargos más científicos, he aprovechado para sacar mi lado más artístico, algo que siempre estaba conmigo pero que no desarrollaba: mi pariente pobre, como yo lo denominaba. La bajada de la demanda de ilustraciones ha provocado la maduración de mi lado más artístico al poder dedicarle más tiempo. ¿Comercialmente tiene demanda la pintura de naturaleza? El de los marchantes y los galeristas es otro mundo. Son otros códigos, otros intereses donde no vale solo pintar bien un paisaje o un buitre negro. Además, en nuestro país, la naturaleza y la pintura han estado desconectadas siempre. La naturaleza no ha tenido importancia en la historia de la pintura española. Hasta el siglo XIX, con un pintor que se llama Carlos de Haes, que pintaba paisajes, no puede decirse que hubiera un especialista. En el campo de la ilustración tenemos una figura enorme, la de Celestino Mutis. Sus láminas botánicas son las mejores que se han hecho en la historia: son fascinantes, qué detalles, qué enorme trabajo paciente y rigurosísimo, algo muy difícil de hacer hoy en día. Somos un país de fogonazos geniales. Quizás, la pintura de la caza sea el único género que ha tenido más escuela, motivado por el mercado que siempre ha tenido. Yo también he
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El ilustrador cumple una función educativa y formativa. La pintura, en cambio, deriva hacia un aspecto más personal que es el que motiva al artista
¿Cómo influyen las nuevas tecnologías, como herramientas de trabajo, en la ilustración que se hace hoy en día? En la mano está el carácter y la imperfección. Una máquina no le imprime sentimiento ni originalidad. El oficio de mano, sobre el papel, se está quedando reducido a un público que lo aprecia especialmente. Se busca la inmediatez, lo barato, la producción, lo virtual frente a lo auténtico y real. Soy de los que cogen un surco y es difícil que me saquen de él, las nuevas tecnologías no me atraen como herramientas para pintar. ¿Se puede vivir solo de la ilustración? Es muy difícil. Yo lo combino con la pintura y algunos cursos y talleres donde resumo todo mi pensamiento y argumento pictórico: “el arte de mi-
Cercetas comunes, óleo sobre tabla 27 x 22 cm. Taraje en flor, 41 x 33 cm. La aventadora, óleo sobre lienzo 81 x 54 cm. 2018. N.o 71
Pinos nevados de Rascafría, óleo sobre lienzo 81 x 65 cm. El alma de la vieja encina, óleo sobre lienzo 81 x 54 cm. La torrentera, óleo sobre lienzo 56 x 46 cm. El pilón y el carbonero, óleo sobre lienzo 48 x 38 cm
siento. Es una visión más amplia en la que aporto más cosas.
rar”, en donde intento que los alumnos rescaten todos sus talentos a través de la pintura; precisamente el último lo he hecho en Doñana.
que somos cada uno. Ya no se trata de pintar la materia sino lo que transmite, algo que ha trabajado históricamente la escuela pictórica oriental.
¿Se puede enseñar a mirar? En realidad, yo investigo lo que es mirar. La técnica pictórica es la mecánica que se adquiere con los años, es echar horas. Mirar es más difícil, es más personal, cada uno lo hace de forma diferente. Y eso no se enseña, tiene que ver con un proceso meditativo relacionado con la esencia de lo
¿Sus óleos son eso, una forma de mirar? Efectivamente, desde el rigor que me dan los años de investigación y trabajo científico, no puedo rechazar lo que soy y conozco, lo meto en un filtro en el que doy más importancia al detalle emocional y menos al científico. Es la naturaleza tal y como la veo, como la
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¿Cómo es su proceso creativo? Ando, no paro de andar por el campo, tomo fotografías, hago dibujos, tomo notas y me empapo del entorno, de las manchas de color, de sus luces, en ocasiones las menos aceptadas socialmente como son las de mediodía. Y miro, no dejo de mirar porque mirar es crear, lo demás es mecánica. El instante es único, es lo que siento en ese momento, ahí está el cuadro. Solo por ese momento ya vale la pena, ya es gratificante. Después, me llevo un recuerdo de lo vivido y lo trabajo en el estudio, pero lo fundamental es el contacto con lo real.
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EL SECTOR FORESTAL/ LA PÁGINA DE...
El Centro de Investigación Forestal (CIFOR) del INIA
Juan I. Fernández-Golfín Seco Director del Centro de Investigación Forestal (CIFOR-INIA)
El Centro de Investigación Forestal (CIFOR), creado en el seno del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) de acuerdo con la Orden PRE/3780/2005, es uno de los principales centros de investigación forestal en España. El CIFOR realiza una parte importante de la investigación forestal de nuestro país, en sintonía con las directrices de la Estrategia Forestal Española y con organizaciones y foros tanto europeos como del resto del mundo, en especial de América Latina. Su objetivo es proveer a la sociedad, directamente y a través de las administraciones públicas, asociaciones sectoriales y empresas del sector forestal, de los conocimientos científico-técnicos y los servicios necesarios para llevar a cabo la mejor conservación, gestión y uso sostenible de los sistemas y recursos forestales, en el actual panorama de cambio global. Para ello, el Centro integra equipos especializados en el conocimiento del medio forestal, de sus dinámicas y perturbaciones, de la mejora genética, de la selvicultura mediterránea e intensiva, de la caracterización y mejora de las materias primas y del diseño y optimización de sus procesos de transformación. Esto permite abordar los problemas del sector forestal de forma unitaria e integradora. El CIFOR articula su actividad a través de tres departamentos (Ecología y Genética Forestal, Dinámica y Gestión
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Forestal, Productos Forestales) y seis grandes áreas de actividad temática, definidas en el Plan Estratégico del Centro 2018-2021, que permiten estructurar y cohesionar la actividad investigadora de una forma transversal respecto a la estructura administrativa (departamentos) y funcional (laboratorios y/o grupos de investigación) del Centro. Estas áreas son: Adaptación y Evolución de especies forestales Bases genéticas y funcionales de la adaptación y aclimatación a
distintos factores en especies forestales. Genética de poblaciones y procesos evolutivos en entornos cambiantes. Dinámica y Funcionamiento de ecosistemas forestales Estructura, dinámica y regeneración de los sistemas forestales y su respuesta ante el cambio global. Gestión de Sistemas Forestales Modelos selvícolas y de gestión orientados a la optimización de diferentes producciones físicas y ambientales. Cultivos y Plantaciones Forestales Caracterización, utilización y mejora de materiales genéticos. Optimización de las técnicas de cultivos forestales para la producción de biomasa con fines energéticos y de bioproductos de alto valor añadido. Protección Forestal Defensa integrada contra incendios forestales. Etiología y dinámi2018. N.o 71
ca espacio-temporal de las enfermedades causadas por hongos. Productos forestales Caracterización físico-mecánica y tecnológica, energética, medioambiental y de aptitud al uso de los productos de la madera y de sus técnicas de procesamiento. Sostenibilidad de la fabricación de celulosa y papel. Productos no madereros (corcho, piñón). Aún cuando su objetivo primordial es la investigación, el CIFOR tiene una serie de plataformas de ensayo y laboratorios en los que se prestan servicios de alta calidad para el exterior. Entre ellos cabe destacar los siguientes: • Determinación de la calidad de la madera, el corcho y sus productos derivados, así como de pastas de celulosa, papeles y cartones. • Evaluación de la eficacia de los protectores de la madera. • Identificación, datación y diagnóstico de daños en maderas. • Estudio de la durabilidad natural de maderas. • Eficacia de los productos químicos utilizados en la lucha contra los incendios forestales. • Caracterización y evaluación de
material forestal de reproducción. • Identificación de maderas Al servicio de proyectos de investigación, nacionales y transnacionales, de las diversas Administraciones del Estado, de la industria y de los usuarios en general, sus treinta y dos investigadores, catorce técnicos superiores y sesenta y seis técnicos de apoyo y contratados del CIFOR trabajan bajo los más elevados estándares de calidad, siguiendo las metodologías más innovadoras y empleando el equipamiento más adecuado en cada caso. Tanto el propio Centro a título oficial como sus investigadores a título personal, mantienen estrechas relaciones de trabajo o forman parte y/o lideran comisiones de trabajo en los principales organismos, instituciones y laboratorios dedicados a la mejora del conocimiento científico en el ámbito forestal. Entre estas hay que reseñar IUFRO, EFI (EFIMED, EVOLTREE), INNOVAWOOD, INAGEA, RIADICYP, BIOPLAT o Foro de Bosques. Al mismo tiempo el Centro forma parte del Instituto Universitario de Investigación sobre Gestión Forestal Sostenible (IUFGS) con la Universidad de Valladolid, así como de diversas unidades mixtas
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y grupos de investigación con la Universidad Politécnica de Madrid y asociaciones profesionales como ATIM o ASPAPEL. El Centro mantiene una extensa red de parcelas de ensayo, tanto de selvicultura (SELVIRED) como de mejora y conservación de recursos genéticos forestales (GENFORED), que se complementa con una política de apertura y compartición de datos con centros y equipos pertenecientes a organismos públicos y organizaciones empresariales del sector privado, que permite coordinar los esfuerzos de investigación y desarrollo tecnológico sobre selvicultura, gestión de sistemas forestales y mejora y conservación de recursos genéticos forestales. El CIFOR también lleva a cabo una intensa labor formativa acogiendo a estudiantes en prácticas procedentes de programas de grado y master de las principales universidades públicas españolas, tales como la Politécnica y la Complutense de Madrid, la de Córdoba, la de Santiago de Compostela (Campus Lugo) o la de Valladolid. Al mismo tiempo se acogen a estudiantes en programas formativos de las principales escuelas de capataces forestales.
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NOTICIAS FORESTALES
Celebrada en Huelva la 55a Asamblea General del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales Durante los pasados días 1 a 3 de junio se ha celebrado en Andalucía la 55ª Asamblea General del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural, organizada por la Delegación Territorial de Andalucía. El acto central tuvo lugar en Huelva el viernes 1, en el Hotel Senator Huelva, y fue inaugurado por el Consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía, José Gregorio Fiscal López, y el Director General de Gestión del Medio Natural y Espacios Protegidos, Francisco Javier Madrid Rojo. Durante la inauguración del acto el Consejero destacó la importancia del patrimonio natural en la fijación de la población al territorio, así como el importante papel del Plan Infoca en la protección de los montes andaluces. El Decano-Presidente del Colegio, José González Granados, reivindicó la figura del ingeniero técnico forestal como uno de los profesionales mejor preparados para trabajar en
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De izquierda a derecha, Juan Carlos Gómez Méndez (Decano Territorial de Andalucía), Francisco Javier Madrid Rojo (Director General de Gestión del Medio Natural y Espacios Naturales Protegidos), José González Granados (Decano del Colegio), José Gregorio Fiscal López (Consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio) y Enrique García Gómez (Vicedecano del Colegio)
el medio natural andaluz y solicitó al Consejero que cuenten con ellos para todo aquello que tenga que ver
con las más de 4,5 millones de hectáreas forestales con las que cuenta Andalucía. También recordó que se-
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rán las nuevas generaciones de ingenieros forestales, como hicieron las que les precedieron, las que marquen sus propios retos y límites, y abran el camino a nuevas y sorprendentes ramas de la profesión. El Decano Territorial de Andalucía, Juan Carlos Gómez Méndez, dio también la bienvenida a los asistentes. Al acto asistieron más de 80 colegiados procedentes de diferentes lugares de España. Durante el mismo se otorgaron distinciones de honor a Anselmo Rama Báez (colegiado de honor), el Centro Forestal de las Islas Baleares y Explotaciones Forestales de RENFE (diploma de honor) y a José Luis Pérez Chiscano y Asunción Cámara Obregón (mención de honor). Este evento fue complementado en días posteriores con visitas técnicas por parte de los asistentes a la zona que se vio afectada por el incendio forestal de Moguer y al Parque Nacional de Doñana en Huelva, así como al Parque Natural de Los Alcornocales, en Cádiz.
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NOTICIAS DEL COLEGIO
REDFORESTA 2018 – Castilla-La Mancha Aplicación de nuevas tecnologías en el mundo forestal Después del éxito de REDFORESTA 2016, el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural está organizando una nueva edición, REDFORESTA 2018 “Los bosques en el siglo XXI”, que incluye una serie de encuentros científico-técnicos donde los profesionales del sector forestal y del medio natural pueden compartir y adquirir conocimientos. Los encuentros se celebrarán en Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana y Comunidad de Madrid. El primer encuentro se ha celebrado en Toledo los días 20 y 21 de junio, contando con el apoyo imprescindible de la Diputación de Toledo, así como de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. El tema abordado ha sido la aplicación de nuevas tecnologías en el mundo forestal, ese conjunto de herramientas, desarrollos y aplicaciones de la microelectrónica, la informática o las telecomunicaciones. Actualmente no se concibe la vida profesional sin estos avances, cuyo constante cambio hacen precisa una permanente actualización de los conocimientos, objeto esencial de esta jornada. La jornada se ha articulado en cuatro bloques temáticos: - Aplicaciones informáticas relacionadas con el sector forestal - Investigaciones y nuevas tecnologías aplicadas a la gestión de fauna y flora - Drones y sus aplicaciones prácticas - Aplicaciones móviles relacionadas con el sector forestal Entre otros muchos temas se ha hablado de gestión de la información (BigData), tecnología Lidar, modelos informáticos aplicados a la gestión forestal, drones o aplicaciones móviles (Apps). Dado el interés y nivel de las ponencias presentadas, se ha previsto recopilarlas en un próximo número de la revista Foresta.
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AGENDA / LIBROS
el estado del planeta Dirección de Enrique Yeves y Pedro Javaloyes Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO , 2018.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), junto al diario El País, han editado una colección de once libros titulada “El estado del Planeta”, que aborda los grandes retos de la humanidad en este siglo como el cambio climático, el agua, el hambre o la pobreza. Los volúmenes responden a preguntas como: ¿estamos a tiempo de salvar nuestro planeta?; El cambio climático ¿es ya irreversible?; ¿habrá agua suficiente para todos?; ¿es la obesidad la plaga del siglo XXI por encima del hambre?; ¿están los mares y los bosques de la Tierra en peligro?; ¿hay lugar en el planeta para tantas personas?; ¿podemos alimentar a 10.000 millones de personas? Nunca en la historia de la humanidad ha existido una necesidad tan grande de recursos naturales, debiendo gestionarse los existentes de forma perdurable; pero el planeta está al límite. ¿Seremos capaces? ¿Es todavía posible? Cada tema ha sido escrito por expertos internacionales de la FAO, aportando los últimos datos disponibles sobre la situación de la Tierra para reducir el tiempo desde que se alcanza un consenso científico hasta que los medios se hacen eco y lo trasladan a la sociedad. Esta labor de difusión es vital en opinión del director de la FAO José Graziano da Silva, ya que para afrontar los grandes retos es clave ser conscientes de los mismos; a ello obedece este esfuerzo editorial de divulgación. Para llegar al gran público los textos son divulgativos, con pocas ideas pero muy claras, acompañadas de fotografías, mapas y gráficos. El enfoque se aleja del pesimismo al que acostumbran algunas obras, que no consiguen sino angustiar a los lectores; al contrario, se analiza qué se puede hacer a nivel individual (desperdiciar menos comida y agua, tomar conciencia del impacto del transporte o de la energía que consumimos, etcétera) y político, promoviendo la participación. Se trata, en definitiva, de una enciclopedia para saber qué podemos hacer para salvar el planeta. Los temas abordados en cada libro son: Los grandes desafíos; El cambio climático; Biodiversidad: El agua; Nutrición; Los bosques; Los océanos; Población, ciudades y migración; Hambre cero; La nueva revolución agrícola, y Los retos del futuro en el siglo XXI. La colección se ha puesto a la venta junto al diario El País entre abril y julio de 2018, y también puede adquirirse en papel o formato digital en las siguientes direcciones: https://colecciones.elpais.com/literatura/79-el-estado-del-planeta.html (papel) https://colecciones.elpais.com/literatura/78-el-estado-del-planeta-digital.html (digital) Asociación y Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
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AGENDA / LIBROS
DIEZ SIGLOS DE CIENCIA Y CIENTÍFICOS TOLEDANOS Enrique García Gómez Ediciones Covarrubias, 2018. 236 págs.
De nuevo el autor nos sorprende con un libro en el que conjuga calidad tanto en el contenido como en el continente. Su labor de investigación y su rigor a la hora de tratar el tema se refleja en una prosa clara, divulgativa y fácil de comprender, demostrando que escribir –y leer– de ciencia y de sus protagonistas puede ser no solamente interesante y necesario, sino también entretenido. Durante los últimos mil años Toledo y su provincia han sido foco y centralidad de grandes momentos históricos. Sus tierras han visto nacer, vivir o han acogido a un buen número de personajes que destacaron mucho más allá de sus fronteras, incluso con importancia a nivel mundial. El recorrido de diez siglos a través de la ciencia gestada por estos personajes bien puede ser un resumen esencial de lo que en el territorio español se ha desarrollado durante ese periodo. No en balde Toledo fue el cen-
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tro cultural y político en muchas épocas de la historia, desde el reino taifa toledano, en el siglo XI, al apogeo intelectual durante la denominada Escuela de Traductores, en los XII y XIII, o la importancia que tuvo durante los reinados de Carlos V o Felipe II. La sociedad española y europea durante bastantes periodos de tiempo tuvieron sus miradas puestas en la ciencia que se forjaba en Toledo o la que generaban algunos de los hijos más ilustres de este territorio. Aquí, o desde aquí, se dieron cita los personajes más sabios en astronomía, medicina, agronomía, matemáticas, historia natural, botánica, geografía, geología…, o los inventores más insignes. Fruto de su trabajo, erudición e ingenio se han producido importantes avances sociales desde la Edad Media. A partir del siglo XI un buen número de científicos de las más variadas disciplinas han escrito, divulgado, investigado o creado ingenios que han ayudado al desarrollo económico y cultural de España. Agrónomos, médicos y botánicos que crearon uno de los primeros jardines botánicos que se conocen en España, y que hicieron largos viajes a Oriente con la finalidad de seleccionar semillas y plantas exóticas para introducir en la península Ibérica. El primer historiador de las ciencias. Astrónomos inventores de nuevos aparatos y con sus nombres dados a diferentes cráteres de la Luna. Alguno de los padres de la oftalmología. Agrónomo cuyo tratado de agricultura ha permanecido como libro de cabecera de dicha disciplina a lo largo de cuatro siglos. Inventores de mil y un artefactos para mejorar la calidad de vida de la sociedad. Ingenios que subían el agua del Tajo a 100 metros de altura con la sola energía hidráulica del río. La primera expedición realizada al Nuevo Mundo con carácter científico. Uno de los responsables del cambio del calendario juliano al gregoriano, el que actualmente se utiliza en buena parte del mundo. El primer aerostato de la historia. El primer trabajo profesional de estudiosos científicos en la cuenca alta del río de la Plata. El primer director del actual Real Jardín Botánico de Madrid. La primera doctora española en matemáticas. El descubridor de algunos de los principales yacimientos de fosfatos del Sáhara. El creador del actual sistema de formación de especialistas médicos MIR. El creador del Instituto de Astrofísica de Canarias. El microbiólogo presidente del CSIC. Estas y muchísimas más son las cosas que podemos encontrar en sus páginas. En definitiva, una breve historia de la ciencia toledana, y española, y de sus más afamados protagonistas, contada de forma sucinta y amena, pensada para ser entendida por todos los lectores.
2018. N.o 71