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Caballo
Opciones de manejo de sementales Opciones de manejo de sementales
Enrique Suárez Castillo. Rancho El Yaqui. www.ranchoelyaqui.com
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Para todos los que tenemos sementales siempre ha sido un problema el darles el manejo adecuado y respetar sus necesidades como caballos. Esto se debe a que son muy valiosos para nosotros, no queremos que se lastimen e incluso que estén en las mejores condiciones para ser vistos por los clientes que estén seleccionando sementales para sus yeguas.
El problema es muy común y se han hecho muchos estudios y recomendaciones sobre la forma e instalaciones en donde los caballos y particularmente los sementales deben ser mantenidos. Son muchos los factores a tomar en cuenta.
No es una bestia peligrosa y loca. Es solo un caballo con testículos. Sí, eso significa que tiene las hormonas que van con esos testículos, pero eso no debería significar que no tiene la oportunidad de vivir como un caballo, dicen los investigadores.
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Debemos notar que no todo caballo con testículos es un semental, es sólo un caballo entero y aun cuando un caballo entero puede poner problemas, el manejo reproductivo de un semental puede incrementar los problemas de temperamento en el grupo.
La forma en que se les guarda y mantiene a los sementales no ha sido la más amigable y seguramente está muy alejada de lo que el semental necesita en términos de su bienestar. La mayoría de las veces no se cuenta con el personal adecuado o capacitado para el manejo de sementales, lo cual genera vicios en los animales y por lo general miedo en los manejadores, por tal motivo, los sementales terminan encerrados en caballerizas poco adecuadas a sus necesidades, o incluso amarrados 24 horas al día.
Algunos nunca hacen más ejercicio que la caminata cuando van a servir una yegua o a que les colecten semen, peor aun, ese es el único contacto que tienen con otros animales de su especie, machos o hembras. No es de extrañar que esto genere trastornos psicológicos y de comportamiento en los sementales y los convierta en caballos difíciles de manejar. El semental típico pasa gran parte del tiempo en su caballeriza, donde no tiene acceso al contacto físico con otros caballos, es muy probable que sí vea a otros sementales y que parte de su día esté amarrado en un colgadero para que le de el sol y de tiempo de limpiar la caballeriza. Pocos hacen algo de ejercicio y si lo hacen es en un picadero de forma controlada y con tiempo medido.
Son raros los que tienen tiempo sueltos en un potrero algunos días de la semana y esto está limitado a que se tenga una muy buena cerca y no haya otros caballos o yeguas visibles o que se puedan oler o escuchar para evitar que el caballo intente salirse del potrero.
Algunos sementales afortunados (tienen el temperamento correcto y han sido manejados adecuadamente), pasan tiempo juntos en un potrero cuando no es temporada de reproducción. Esto no es algo que se logra de la noche a la mañana con sementales que han sido manejados de forma distinta y mucho menos sin mucha observación, planeación y precaución. Privar a los sementales de todas sus necesidades como especie puede traer consecuencias serias para su estado mental, físico y
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emocional, así como alteraciones fuertes en el comportamiento y diversas enfermedades por la falta de actividad y socialización.
Nuestro primer error al manejar sementales está en varios prejuicios referentes a su manejo y en nuestra percepción del semental en si. Le asignamos un valor mucho mayor que a cualquier otro caballo (lo cual es correcto), pero no para tenerlo en una caja fuerte, al final es un caballo igual que tiene necesidades específicas de su especie.
Esto nos lleva a manejarlo de forma distinta y en esas variaciones es cuando ocurren las alteraciones que hacen del semental un caballo reactivo y en ocasiones peligroso, un caballo desbalanceado mentalmente, pero en general desbalanceado en todos los sentidos. Pensemos en el manejo de los caballos en el rancho, por lo general todas las yeguas, incluso las potrancas están juntas, todos los potrillos nacen en el mismo potrero y crecen juntos hasta el destete en donde son llevados a otro potrero y crecen machos y hembras juntos. Normalmente se separan los sexos al año y las potrancas pasan a estar
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juntas en un potrero o incluso se juntan de nuevo con las yeguas en donde aprenderán las reglas sociales.
Los potros son otra historia, estarán en un potrero juntos hasta que se inicie su trabajo de doma y rienda, y es posible que sigan juntos después de eso. Aquí, aun cuando hay interacción con otros de su misma especie no tienen el aprendizaje social completo.
Qué sucede después con ese grupo, si alguno es seleccionado como semental (no todo caballo entero es semental y debe pasar por un proceso riguroso de selección del cual no comentaré en este artículo), es separado y se lleva a vivir en otras condiciones, mayormente una caballeriza, aislado.
Qué podemos esperar de este caballo cuando lo convertimos en un macho alfa por decisión, no por la interacción social. Simple, es un caballo que al ver la posibilidad de tener contacto con otros caballos exagerará su falso estatus de macho alfa, se concentrará en el contacto y puede ser peligroso para el manejador. De ahí todo el manejo posterior es una espiral que aleja al caballo de su naturaleza.
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Lo primero es tener la intensión de mejorar las condiciones para nuestros sementales, pero no puede hacerse a la ligera, debemos entender que como individuos siempre existirán caballos que no se agraden mutuamente por razones que jamás entenderemos.
Así que debemos reconocer esas diferencias y manejar los caballos adecuadamente para evitar peleas, esto mediante un acercamiento paulatino o de plano serán caballos que no podrán socializar nunca.
Aun cuando se haya logrado hacer grupos de sementales para pasar el tiempo juntos fuera de la temporada reproductiva, debemos mantenernos pendientes para hacer cambios en el manejo ya que la interacción social entre los caballos es siempre cambiante.
La clave está en los rasgos mentales y de comportamiento de cada semental, construir grupos afines, observarlos y entender que hay individuos que nunca podrán estar en grupo.
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El segundo aspecto a considerar son las instalaciones. Si van a estar sueltos en un potrero este debe ser lo suficientemente grande para que si un caballo tiene que escapar de la violencia pueda hacerlo y no se sienta encerrado. El potrero también debe tener cercos fuertes y seguros, bebederos y comederos en 2 o más lugares y de preferencia, alejados de las manadas de yeguas o potrancas, a una distancia que no se puedan ver, oír u oler, ya que esto ocasionará que los sementales reaccionen y compitan por las hembras.
Otra opción que puede ser temporal o permanente según el temperamento de cada individuo es tenerlos en caballerizas bien diseñadas. Estas caballerizas deben tener suficiente espacio para un semental, donde el semental tenga la oportunidad de ver a otros sementales u otros caballos y la posibilidad de contacto con un caballo o semental vecino así sea a través de una reja.
Cuando se da la posibilidad de contacto, el caballo debe tener otra pared que no permita contacto con ningún otro caballo, de está forma el caballo tiene un área de escape en donde puede decidir si quiere o no contacto con el vecino. Caballerizas así son importantes para acercar a los sementales a su socialización natural (falta mucho, pero es algo), y pueden servir como transición para evaluar la socialización del semental con cada uno de los otros sementales con los que se planea soltarlos en grupo. De esta forma podemos ver qué caballos congenian mejor con otros y cuáles de plano no se toleran, o podemos ver si con el tiempo se van tolerando y tienen oportunidad de estar juntos en potrero. Ya se que estarán pensando que existen otras formas de socialización de caballos en la silla, en donde se trabaja con el caballo en grupos y logramos que el caballo pueda comportarse en una cabalgata o charreada, etc., es verdad, sin embargo estas son situaciones donde la socialización es artificial, controlada, en el momento en que se les deja a los caballos solos, volverán a su comportamiento natural, tratando de establecer jerarquías, por lo mismo no recomiendo estás técnicas considerando que lo que buscamos es que los sementales convivan con la menor supervisión posible.
Existen otras formas, como soltar a un semental con potros jóvenes y posteriormente ir introduciendo otros, o soltarlo con yeguas preñadas, etc., lo importante es que conozcamos al semental, manejarlo adecuadamente, planear y observar constantemente el comportamiento que presentan y si el semental no es apto para esto mantenerlo en las condiciones en las que lo tenemos.
No olvidemos que cuando nosotros sacamos a un animal de su ambiente natural estamos aceptando la responsabilidad de ver que todas sus necesidades sean satisfechas, el no puede buscar su comida, nosotros debemos llevársela en cantidad y calidad adecuada, no puede ejercitarse, es nuestra responsabilidad trabajarlo o darle la opción de hacerlo por si mismo. Somos responsables de su aseo y de su interacción social.
“¡Somos y debemos ser RESPONSABLES con ellos!”