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Actualidades. Mayo/Junio 2022
La trascendencia humana: producción agropecuaria, alimentación y esperanza de vida
CÉSAR RAFAEL OCAÑA ROMO. M.Sc. in International Agricultural Sciences. Universidad Humboldt, Berlín, Alemania.
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Alimentar al mundo de manera sostenible es uno de los desafíos que a lo largo de la historia ha enfrentado la humanidad, y lo seguirá siendo en las próximas décadas. Las fuentes de proteína de origen animal juegan un papel fundamental en la esperanza de vida.
La esperanza de vida
Investigaciones demográficas sugieren que hasta antes del siglo XIX ningún país del mundo tenía una esperanza de vida superior a los 40 años. La generalidad era la pobreza extrema con muy pocos conocimientos médicos y muertes prematuras. (fuente: https://ourworldindata.org/)
La esperanza de vida aumenta rápidamente a partir del siglo XIX con el inicio de la revolución industrial, aparejada con una incipiente agricultura comercial y el desplazamiento de la agricultura de subsistencia, para generar posteriormente una creciente oferta de alimentos nunca antes vista.
Con el proceso de industrialización la economía de las naciones dejo de ser agropecuaria, desarrollándose de manera importante los sectores secundario y terciario, resultando en un aumento considerable del ingreso per - cápita de sus poblaciones, mientras en aquellos paises en los cuales la actividad primaria siguió siendo preponderante, su ingreso continuó siendo de los más bajos del mundo.
La paradoja es que en estos países industrializados y despues desarrollados, la participación del sector primaro en el Producto Interno Bruto (PIB) y la población dedicada al campo, en terminos porcentuales declinó (alrededor del 3 – 4%), no obstante, se volvieron los más importantes productores de alimentos a nivel global.
Parte de ello se explica porque el sector agropecuario es pujante, llegando a incidir en aproximadamente el 15% del PIB, ya que demanda insumos como semillas mejoradas, fertilizantes, agroquímicos, combustibles, además de maquinaria especializada y equipos, todo ello con un alto componente de valor tecnológico; y por otro lado, el sector oferta productos primarios (animales para sacrificio, leche, huevo, cereales, frutas y legumbres) que requieren fuertes procesos de transformación, transporte y comercialización hasta llegar al anaquel, lo cual genera inversión, empleo y riqueza.
Así, en los países desarrollados se propició un acceso a más y mejores alimentos, impactando favorablemente en la salud y expectativa de vida, mientras en los países pobres persistió una deficiente alimentación y mala salud. Es de destacar, que en las últimas décadas la desigualdad ha disminuido: a partir del año 1900, la esperanza de vida media mundial se ha más que duplicado y ahora supera los 70 años, lográndose mejoras sostenidas en la salud de poblaciones enteras después de milenios de años de estancamiento (fuente: https://ourworldindata.org/).
Crecimiento demógrafico, desnutrición y mortandad
En el año 1800 la población global era de mil millones de personas, para el 1950 rondaba en los 2,500 millones. Actualmente habitan el mundo 7.9 mil millones de individuos, mientras anualmente mueren alrededor de 56 millones de personas, lo cual da cuenta de los avances en todos las ramas de la ciencia respecto de las mejoras logradas. (fuente: https://ourworldindata.org/)
Hace no muchas décadas y cientos de años atrás, las enfermedades infecciosas eran causa muy importante de muertes. A ello contribuían el hambre, la desnutrición y entre otras las enfermedades diarreicas, por uso de agua insalubre y un saneamiento deficiente.
El mundo ha progresado contra las enfermedades infecciosas, menos personas mueren a una edad temprana, casi la mitad de fallecidos tienen 70 años o más, por ello hay más decesos a causa de enfermedades que no son transmisibles, mayormente en los países desarrollados.
Entre las enfermedades que no son transmisibles, sobresalen las cardiovasculares como la principal causa de mortalidad global, la segunda son los cánceres. Los principales factores de riesgo de muerte prematura incluyen presión arterial alta, tabaquismo, obesidad, niveles altos de azúcar en la sangre y factores de riesgo ambientales, incluida la contaminación del aire. Cabe citar, las enfermedades infecciosas que siguen siendo altas en los países de bajos ingresos.
De resaltar que en el transcurso del siglo XX, la hambruna fue prácticamente erradicada de la mayor parte del mundo, pero paradójicamente durante el mismo período ocurrieron algunas de las peores hambrunas resultado de guerras o regímenes totalitarios.
Producción de alimentos creciente
Actualmente en el mundo se utiliza aproximadamente el 50% de la tierra habitable para la agricultura y ganadería. El uso de tierra para la cría de ganado es dominante en relación con la agricultura. La tierra agrícola suele estar por debajo del 20% en la mayoría de los países utilizándose la mayor parte para producir cereales.
La producción mundial de cereales del año 1961 hasta el 2014, ha aumentado un 280%, mientras que la población aumentó 136% durante el mismo período. El rendimiento promedio de cereales se ha incrementado en un 175% desde 1961. Hoy el mundo puede producir casi tres veces más cereales en un área determinada de tierra que en 1961.
En producción de carnes (pollo, puerco, bovino, búfalo, ovino y caprino), ahora se produce más de tres veces la cantidad de carne que hace cincuenta años. En 2018, la producción fue de alrededor de 340 millones de toneladas. La carne de cerdo predomina a nivel mundial, mientras la producción de aves de corral aumenta vertiginosamente.
En 1961 la carne de ave representó el 12% de la producción mundial total de carne; para 2013, su participación se ha triplicado aproximadamente al 35%, mientas la de porcino se ha mantenido constante en alrededor de 35 - 40%. La carne de res y de búfalo se ha reducido casi a la mitad, representando alrededor del 22% del total.
El consumo per cápita de carne total en promedio global el año 2014 fue alrededor de 43 kilogramos (kg.) y tiende a aumentar a medida que mejora la economía de las familias. En el año 2017, Estados Unidos consumió 146 kg. de carne, Etiopía 5.8 kg. y México 79 kg. (de pollo 33; puerco 17; bovino 14; pescado 14; y 1 kg de otros). (fuente: https://ourworldindata.org/)
Reflexiones
Los adelantos tecnólogicos en agricultura y ganadería son una de las innovaciones de salud pública más importantes del avance científico para la humanidad, por ello, existe una creciente oferta de alimentos sanos e inocuos jamás vista, lo cual ha generado una mejora en la expectativa de vida humana junto con otros progresos científicos, entre ellos en medicina humana, u otros tan normales hoy en la mayor parte del mundo, como lo es la potabilizacion del agua (eliminando enfermedades infecciosas mortales).
No obstante lo anterior, sumado a las desigualdades aún existentes en el acceso a una alimentación y salud adecuada, la producción de alimentos enfrenta grandes retos como el cambio climático, la degradación de recursos naturales, el COVID – 19 y su afectaciones a las cadenas de suministro, al cual se le añade el conflicto de Rusia y Ucrania y no menos importante la gran ola global de desinformación y alarma sin evidencia cientifica que intenta desacreditar la seguridad, sanidad e inocuidad de los alimentos que se producen y consumen actualmente.
En cuanto a México, pese a ser una potencia mundial en la producción de alimentos, persiste la necesidad de incorporar a todos los productores en su acceso a tecnologías e insumos que les permitan ser más productivos, rentables y mejorar su calidad de vida, algo que no se visualiza en el corto, ni mediano plazo.