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La importancia del legado

Para muchos, el legado se trata de dejar bienes materiales, pero este concepto va más allá. Si lo vemos bajo la lupa de la Palabra de Dios, nos podemos dar cuenta que este se manifiesta de diferentes maneras.

1. Destaca la importancia de dejar un legado de fe y virtud a las generaciones futuras, como se menciona en Proverbios 13: 22a El hombre de bien deja herencia a sus nietos…

2. Recalca la importancia de transmitir enseñanzas y valores morales. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Deuteronomio 6:6-7.

Y, en tercer lugar, exhorta a vivir una vida que agrade y honre a Dios, para dejar un legado de testimonio y ejemplo a otros como dice Mateo 5:16: Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos. No cabe duda que la Biblia enseña que el legado no solo implica dejar bienes materiales, sino también un impacto espiritual y perdurable generación tras generación. A propósito, ¿qué legado está dejando la generación de hoy a las generaciones venideras?

En la edición de junio de la revista Hechos&Crónicas, los invitamos a leer nuestro tema central, donde reconocidos pastores como Darío Silva-Silva, Carlos Ricardo Bustos, Mario Andrés Santa, José Ordóñez y conferencistas de talla internacional como Lucas Leys, Roberto Reed, Héctor Teme y Esteban Fernández explican cómo crear un legado de impacto para la sociedad actual.

Cuando un buen legado se transmite a las generaciones, se establecen familias sobre esa Roca que es Cristo. De ahí la importancia de comunicar y predicar las enseñanzas que Jesús nos dejó con amor, compasión y perdón, siguiendo siempre ese ejemplo de humildad, sabiduría y servicio desinteresado y dejar un legado de impacto. Es tiempo de proyectar las familias hacia el futuro y contarles lo que Dios hará, los planes que Él tiene y ha prometido. No dejemos que la familia se extinga, en nuestras manos está dejar esa marca imborrable a los que vienen detrás de nosotros.

Aun cuando sea yo anciano y peine canas, no me abandones, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a la generación venidera,y dé a conocer tus proezas a los que aún no han nacido. Salmo 71:18.

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