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¿Qué legado estás dejando en la siguiente generación?

Lucas Leys

Cuando somos padres, los hijos nos miran en casa; cuando somo maestros, los alumnos nos miran en la escuela; cuando somo jefes, nos miran nuestros empleados y aun sí somos empleados, nos miran nuestros jefes. Las nuevas generaciones siempre están mirando a los adultos, así que es inevitable dejar un legado.

Tenemos que pensar… ¿Qué ven en nosotros la siguiente generación? ¿Están aprendiendo a imitar a Jesús al vernos a nosotros? ¿Estamos siendo intencionales en dejar el mejor legado?

¡No hay manera de evitar dejar un legado! La cuestión es que seamos intencionales en dejar nuestro mejor legado.

El mejor legado es imitar a Jesús. Que puedan ver en nosotros una fe fuerte, robusta, legítima y que sea honesta. Esta es una palabra fundamental, digo que sea honesta, porque a veces en algunos rincones del cristianismo contemporáneo parece que todo se trata en ser perfectos y eso siempre es imposible para los seres humanos.

El pastor Lucas Leys nos comparte algunas ideas y reflexiones para entregar el legado correcto a las nuevas generaciones:

Una buena lectura al libro de Romanos nos lleva a encontrar a Pablo insistiendo con que ninguno de nosotros cumple con la ley, que ninguno de nosotros hace todo lo que debiera hacer, que ninguno de nosotros tiene el corazón correcto y que estamos siempre dependiendo de una justificación que viene a través de la gracia. Así que toca admitir nuestra pecaminosidad, nuestra imperfección y darle gloria a Dios porque su Gracia no ha alcanzado. Y eso se hace admitiendo que nos equivocamos, permanecer aprendiendo y siendo humildes; dejar un legado no se trata de que vamos a hacer perfectos, se trata de que vamos a intentarlo honestamente haciendo nuestra mayor y mejor esfuerzo en representar a Jesús.

Una última idea que considero fundamental, los padres no estamos llamados a tener a los mejores hijos. Los padres cristianos no tenemos que trabajar en tener los mejores hijos ¿Te asustas con lo que estoy diciendo? Aquí va la idea: tenemos que trabajar en ser los mejores padres porque nuestros hijos tienen voluntad y Dios les dio libre albedrío, eso quiere decir que ellos empiezan a tomar sus propias decisiones y se pueden equivocar.

Adán y Eva, hijos del Padre perfecto del universo, tomaron la decisión de darle la espalda. Y si esto le paso a Dios, también nos puede pasar a nosotros. De hecho, Jesús cita un ejemplo claro y es la historia del hijo pródigo: el padre, según esta historia no hizo nada equivocado, pero el hijo decidió irse por su cuenta y alejarse del padre. Nuestros hijos podrían un día no obedecernos y tomar malos caminos, pero nosotros debemos tener paz y permanecer fieles, así como el padre del hijo pródigo y como Dios, que permanece fiel a pesar nuestra infidelidad.

Así que ánimo, no te desanimes cuando tus hijos toman malas decisiones, es inevitable porque tienen voluntad. Lo único que podemos controlar es nuestra responsabilidad de ser los mejores padres. Al enfocarnos en ello estamos más descansados en El Señor, tenemos expectativas que son correctas, permanecemos siendo fieles a nuestros hijos siendo amorosos, a pesar de que es necesario corregirles. Así representamos mejor a la voluntad de Dios que siempre es buena, agradable y perfecta.

Dejar un legado es inevitable y hacerlo con los hijos no es una buena idea sino que es un mandato de Dios. Pensar en la siguiente generación es un llamado para todo el pueblo de Dios y el Espíritu Santo está de nuestro lado para ayudarnos a ser responsables, para poder actuar a través de nosotros en nuestros hijos y en la siguiente generación, cuando ya no nos alcancen más fuerzas.

Dios está con nosotros mientras dejamos el legado

Esta idea me parece vital para entender lo anterior: Dios está de nuestro lado así no cumplamos.

Qué gran noticia. Cuando Dios nos encarga algo, su Espíritu Santo viene a ayudarnos a cumplirlo. Él ya sabe que no podemos en nuestras propias fuerzas y la gran noticia, es que ahora tenemos el poder del Espíritu Santo para lograr en sus fuerzas lo que no podemos en las nuestras. La voluntad de Dios se va perfeccionando en la medida que intentamos representarle con honestidad y no mediante nuestra “perfección”.

Te lo digo de la forma más simple y cito a Pablo: el poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad, pero la tenemos que poner a disposición de Dios: Señor aquí está mi debilidad y mi imperfección, ahora perfeccióname con tu poder.

La perfección de Jesús nos ayuda, más allá de nuestras posibilidades, en dejar el mejor legado que le podemos dar a nuestros hijos. Dios también ama a nuestros hijos y el Espíritu Santo quiere actuar en ellos. Cuando nosotros nos ponemos a disposición del Señor y entendemos que Él nos encargó dejar un legado de fe a nuestros hijos, el Espíritu Santo viene a completar su obra.

Lo segundo y que es fundamental, es que dejar un legado no solamente es una linda idea, un buen programa, un tema interesante para tratar; sino que es un mandato de Dios. Nada más y nada menos que en Deuteronomio 6, tenemos a Dios pidiéndonos que transmitamos la fe a la siguiente generación, sobre todo en el caso de los padres.

Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu almay con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casay cuandovayas por el camino, cuando te acuestesy cuando te levantes. Deuteronomio 6: 4 - 7.

¿A qué me refiero? Este texto comienza con “escucha, Israel”, o sea, es un llamado para todo el pueblo de Dios. Luego viene el gran mandamiento, cuando a Jesús le preguntaron ¿Qué es lo más importante de todo? Cito estas palabras que viene de Deuteronomio 6: “Amarás al Señor tu Dios con todo lo que eres”, tenemos que amar al Señor por sobre todas las cosas y amar al prójimo, como a nosotros mismos. Pero lo que muchos pierden de vista, es que el versículo siete tiene la primera premisa táctica dada luego de establecer este mandamiento, qué es no es una linda idea es un mandato dado por Dios.

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