Parece mentira que en pleno siglo XXI, a pesar de los muchos intentos para combatirlo, aún sigamos cosechando los amargos frutos de la intolerancia: segregación, guerras de odio, políticas discriminatorias y un largo etcétera de absurdos similares. En distintos momentos de la historia humana han surgido voces disidentes cuyo único fin y móvil de vida ha sido sembrar en los demás las semillas de la tolerancia. Muchas de ellas han sido regadas y sus brotes han prosperado; muchas otras siguen esperando el momento de lanzar sus tallos hacia el sol, a sabiendas de una verdad incuestionable: la diversidad existe, es innegable; la tolerancia, se construye.