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REVOCACIÓN DE MANDATO
Como ponente, el Mtro. José Ramírez Salcedo, experto en materia electoral, abordó este tema “en favor del derecho y de la democracia, que es lo que más necesita este país”.
En el artículo 40 nos define como una república representativa: votamos por nuestros gobernantes, y ellos toman decisiones a nombre nuestro. No obstante, los mecanismos están creciendo de manera abrumadora: entre ellos, la revocación de mandato, donde el presidente puede ser quitado en caso de que la población así lo solicite.
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En México, se aprobó la Ley de Revocación de Mandato en el año 2019. En ella, se establecieron los lineamientos para llevar a cabo tal proceso en el país, disponiéndose que pudiera realizarse, a mitad del periodo presidencial, una consulta ciudadana donde la gente pronuncia su opinión respecto a si resulta oportuno despojar al presidente de su cargo.
Como puede esperarse, el tema suscita opiniones a favor y en contra. Aquellos que la promueven, argumentan que la democracia se ve fortalecida a través del ejercicio; los que no, señalan que podría fácilmente utilizarse además para no muy transparentes fines.
El doctor menciona que, el hecho de “que uno pueda quitar a quien guste” no implica que la sociedad mejore en automático. Diversos autores, en su opinión, dan cuenta de un desencanto democrático generalizado por américa latina que nos lleva hasta tomar este tipo de acciones.
Curiosamente -nos recuerda el maestro-, en toda la constitución política del país, la palabra “democracia” aparece por única ocasión en el artículo tercero. Ahora bien, en este, no solo se le mira como estructura jurídica, sino incluso como un “sistema que tiende al constante mejoramiento del pueblo en términos económicos, sociales y políticos”. Es decir, se trata de una visión bastante amplia.
Puesto que constituye un pilar fundamental para construir la sociedad, viene muy a cuento hablar aquí de la educación; tanto más por cuanto que “en este país”, afirma el maestro, “la educación pública está avanzando más allá de todas las críticas”. Prueba de ello, el hecho de que contemos con libros de texto gratuitos, a diferencia de la mayoría de los países donde se deben comprar. “Muchas veces esta es la primera biblioteca propia que llega a tener un mexicano”, menciona.
Pero volviendo a la revocación de mandato, la definición específica que proporciona el maestro aparece como sigue: “no es otra cosa que un procedimiento institucional previsto en concepciones de democracia directa, de acuerdo con el cual es posible en todo momento la remoción del puesto de representantes designados por parte de sus electores”
De fuentes diferentes, cita: “procedimiento a través del cual los electores pueden destituir a un funcionario de un cargo público con anterioridad a la expiración del periodo para el que fue electo”.
Dos esquemas generales en el tema: Mixto o puro: updown en inglés, va de arriba hacia abajo: lo inicia el poder legislativo o ejecutivo.
Puro: down to up, aquí, la ciudadanía solicita que se inicie el proceso de revocación de mandato con base a la reunión de la petición de muchas personas.
Este último es aquel de conocemos, pero resulta importante recordar que esta práctica se ha atestiguado a nivel universal, entre muchas de las sociedades de todas las épocas, incluyendo 23 de las naciones actuales (solamente el 11%). Curiosamente, el país que cuenta con las medidas más directas y agresivas se trata de los Estados Unidos.
Lo interesante de las recientes experiencias de revocación de mandato en los países latinoamericanos, en realidad, se trata de que en ninguna de estos ejercicios no hubo revocación de mandato; por el contrario, se logró que fuera posible que los gobernantes, que contaron con una aparente gran aceptación social, obtuvieran la posibilidad de reelegirse.
Hasta ahora había sido inexistente en México este procedimiento, por lo que constituye un caso interesante. Tratándose de un proceso equivalente a una elección para el presidente de la república, en la que todos en la lista nominal de electores somos votantes para tomar esta decisión. El problema es que no siempre se cuenta con el presupuesto; lo que deviene en elecciones que obtienen una respuesta demasiado pequeña (un 19%) de la lista nominal.
Todo esto solo evidencia, dice el maestro, los “grandes problemas de conducta democrática que exhibe nuestra sociedad”.
El maestro cierra con el comentario de que nuestra constitución aparece “maravillosa” en tanto que, en México, se describe que “la soberanía nacional se ejerce por el pueblo”. Esto, no obstante, en términos teóricos resulta imposible, puesto que si se es nacional no puede ser popular. “Aquí se pueden las dos”.