MALA N° 14 TERRORISMO

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ISSN 0719-5184

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Nº 14 2014

MALA

MALA / EDICIÓN 14 / 2014

TERRORISMO

EN ESTA EDICIÓN: Víctor Montoya, Rodrigo Román, Subverso, Lorenza Soto (ACES), Margarita Peña, Radio Villa Francia, Manuel García y Taller de Serigrafía Instantánea.

Esta revista camina libremente por las principales calles de Latinoamérica. MALA / PÁG 1


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TERRORISMO PATRONAL por Margarita Peña.

CASO BOMBA LAS VIZCACHAS por Victor Montoya. CANCIONES TERRORISTAS por Subverso.

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Queda rigurosamente permitida la reproducción total o parcial de esta publicación y puede transmitirse en cualquier forma o por cualquier medio, siempre y cuando se nombre a revista MALA como fuente. No está permitido el plagio total ni parcial de esta revista, así como tampoco la utilización del nombre y de la marca MALA para otros contenidos e intereses.

TERRORISMO por Lorenza Soto.

EL TERRORISMO MEDIÁTICO por Radio Villa Francia.

ENTREVISTA a Manuel García.

LA RUTA HACIA EL TERRORISMO BACHELETIANO por Rodrigo Román.

LOS QUISIERON DESAPARECER, y aparecieron por todo el mundo. por Taller de Serigrafía Instantánea.

DIRECTORA: Nathaly Jones. DISEÑO: Polilla Delacalle. IMPRENTA: Ojo en Tinta. MALA es una revista de Publicaciones Stammheim Limitada, domiciliada en Santiago de Chile. Diciembre de 2014. EMAIL: contacto@revistamala.cl ESTA REVISTA ES TOTALMENTE AUTOGESTIONADA, INDEPENDIENTE, AUTÓNOMA Y NO REPRESENTA INTERESES EMPRESARIALES, RELIGIOSOS NI PARTIDISTAS.


MALA / EDICIÓN 14 / 2014

¿Quiénes son los verdaderos

TERRORISTAS? Por la MALA

H

emos sido criados en la cultura del miedo. Miedo a perder, miedo a sufrir, miedo a algo, o a todo. Pero a medida que vamos creciendo y adquiriendo conciencia, se vuelve más fácil identificar el objeto que produce algún miedo, para resolverlo y superarlo. Muy diferente al terror, el cual no tiene un objeto puntual que lo produzca, por el contrario, en un determinado contexto, todo puede llegar a serlo. El terror puede ser causado por un basurero del metro, o puede irrumpir al interior de nuestras casas. No es como el miedo a las arañas o a los ratones. El miedo nos ayuda en la supervivencia, nos impulsa a la vida. Muy por el contrario, el terror nos impide pensar racionalmente, puede llegar a paralizar nuestro cuerpo y causar la muerte casi instantáneamente. Por esto, en las sociedades capitalistas, no hay nada más efectivo que la dominación a través del terror. De esta manera, el terrorismo de Estado se ha impuesto como una forma implacable de control político social. “La lucha contra el terrorismo” es el discurso político de los poderosos para legitimar institucional y democráticamente el terrorismo de Estado. Bajo esta consigna es que se ha iniciado una guerra en contra del pueblo mapuche y contra todos los luchadores sociales, grupos estudiantiles o anarquistas, que demuestran públicamente su disidencia ante el orden imperante. Y para ejercer este terrorismo no sólo se valen de mentiras y montajes, sino de todas las herramientas que este sistema capitalista político y económico les provee. Somos gobernados, informados y apatronados por una gran mafia de terroristas. Y sus acciones han sido tan despiadadas que efectivamente imponen el ter-

r o r. Te r r o r a q u e n o s a l l a n e n , a q u e n o s callen, a que nos asesinen; terror a enfermarnos, a no poder acceder a un diagnóstico certero, a morir en el sueldo de una sala de espera de un hospital público; terror a perder el trabajo, a sucumbir en meses infinitos de cesantía, a no tener que darles de comer a los hijos, a no poder educarlos, a quedar en la calle; terror a envejecer, a tener una pensión miserable que no alcance ni para pagar los remedios, a ver que fuiste explotado toda tu vida y no conseguiste nada a cambio; terror a que nuestra verdad sea la mentira y que los mentirosos transformen sus mentiras en la única verdad oficial; terror a que nos encarcelen, terror a la tortura física, a ver a los compañeros morir; terror a que los compañeros nos traicionen, a que nos vendan, a que se entreguen, a que cambien de bando por conveniencia; terror a quedarnos solos. Por esto, quienes decidimos no someternos a este terrorismo, quienes nos empecinamos en develar la verdad, luchar contra los opresores, reconstruir la memoria, la conciencia y el pensamiento crítico, generando nuevos mecanismos y formas de lucha, finalmente, precisamente por esta insubordinación, terminamos siendo considerados como los únicos terroristas.

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TERRORISMOPATRONAL Por Margarita Peña

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l terrorismo es definido como los “actos de violencia ejecutados para provocar terror” y, a su vez, el terror es el miedo intenso. De una entidad tal que anula la libre determinación y la voluntad de quienes padecen los actos de violencia. Los medios de comunicación masivos asocian la conducta terrorista a individuos o a grupos “antisistema”, minoritarios, portadores de un proyecto transformador de la sociedad, que buscan imponer a mayorías inorgánicas incapaces de oponérseles. Esta visión goza del status de “verdad oficial” pero no corresponde a la realidad. La historia del conflicto entre clases antagónicas -obreros y burgueses o trabajadores y patrones – da cuenta del uso de la violencia (dirigida a crear terror) por parte de la minoría social burguesa, no con el objeto de imponer un proyecto de sociedad nuevo o distinto, sino para perpetuar las relaciones sociales ya existentes. Esta conducta histórica configura lo que denomino “terrorismo patronal”, expresión que da nombre a este escrito. Afirmo que el uso del terror de parte de la patronal asume diversas expresiones. Unas abiertas y otras solapadas. Unas puntuales y otras cotidianas. Independientemente de la forma, el objetivo es siempre el mismo: provocar miedo intenso entre los trabajadores, destruir su iniciativa, su organización y sembrar desesperanza para mantener intacto el orden imperante. El movimiento obrero – en casi todas partes del mundo incluido Chile- conoció una “edad heroica” que corresponde a la época en que el enfrentamiento entre obreros y patrones se verificaba en forma directa, sin leyes sociales que amor-

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tiguarán la fuerza que adquiere el choque entre las clases. Eran frecuentes las huelgas masivas contra el capital y sus perniciosos efectos. La respuesta de los patrones fue la masacre. La cárcel, tortura, cesantía, destierro y hambre para los sobrevivientes. La historia de esta lucha ha sido escrita y deliberadamente tergiversada. Pero los actos violentos cometidos por la patronal para sembrar terror entre los obreros, han dejado a tantos de los nuestros en el camino que son hechos que no han podido ser silenciados ni aun por los más fanáticos defensores del orden existente. El terrorismo patronal tiene muchas particularidades. Ya anotamos una. No busca la transformación del tipo de sociedad imperante. Busca su perpetuación. Otra particularidad radica en quien ejecuta el acto violento. No es habitual que burgueses “manu propia” lo realicen. Ellos participan


MALA / EDICIÓN 14 / 2014 desde la sombra, como autores intelectuales que encargan a otros consumar la materialidad del acto criminal. Normalmente miembros de sus cuerpos armados. Aunque existen excepciones. Otro aspecto propio de este tipo de terrorismo es que cuenta con una serie de mecanismos políticos y jurídicos que transfiguran el crimen en un acto necesario, inevitable y hasta patriótico. Se asesinó a los obreros por el “bien común” dice la prensa. Sería una visión parcial del fenómeno reducir este tipo de terrorismo a episodios excepcionales. No. Lo que ocurre es que el fenómeno conoce dos fases relacionadas entre sí. Una sigue a la otra. Al episodio sigue el estado de cosas generado por la acción violenta. La nueva situación se caracteriza por la desesperanza que domina la conciencia y la voluntad de amplias masas. La lección es clara. Cada obrero (y su familia) razona de la siguiente manera “No sacamos nada con luchar. Nunca ganaremos. Ellos tienen la fuerza. Necesito trabajar para criar mis niños. Voy a aguantar. Me sacrifico y no importa”. La acción terrorista busca dominar la voluntad de

otro mediante el terror. Esa es su esencia. Se logra infundir temor a otro mediante la violencia desatada o –muchas veces peor- amenaza mediante. El sistema de trabajo asalariado es la negación misma de la libertad de hombres y mujeres obligados por la necesidad a entregar su tiempo y energía a otro a cambio de un salario. Detrás del sistema del salario pende eternamente la amenaza del despido. El patrón tiene el poder de lanzar a los trabajadores al abismo del hambre de un minuto a otro. Sin explicación y sin fundamento alguno. Terror mediante se consolida el funcionamiento del sistema. En nuestro país, las huelgas masivas acarrean hasta hoy castigos severos a los huelguistas. Golpes, detenciones, despidos masivos, listas negras, persecución y hambre… El tema es que se inicia un nuevo ciclo de la lucha entre las clases y el terrorismo patronal está dejando de lograr sus objetivos. Los actos de terrorismo patronal no generan el estado de parálisis esperado por sus autores …

Fotografías: Momentos previos a la Matanza de Santa María de Iquique.

Margarita Peña: Abogada Laboralista

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CASO BOMBA 2 veces procesado, 2 veces inocente

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La

Por Victor Montoya

Y

o fui procesado y puesto en prisión preventiva, sin pruebas, ni evidencias certeras o contundentes de mi culpabilidad. Fui acusado de ser autor de la colocación y detonación de un artefacto explosivo la noche del viernes 9 de febrero del año 2013, en el retén de policía del sector de las Vizcachas. Tras haber estado privado de libertad 16 meses, finalmente el jueves 5 de junio del 2014, fui absuelto por los tres jueces del Tribunal de Puente Alto, en una votación unánime, ya que, mi culpabilidad no fue comprobada bajo ningún aspecto científico, lógico o probable, aun haciendo alusión a la duda razonable. Sin embargo, hace un par de meses fui nuevamente el blanco de la persecución política, mediática y judicial del Estado de Chile. En el foco de los últimos acontecimientos públicos, como supuestos ataques terroristas (Bombazo en la estación de metro Escuela Militar, etc.) se basó este nuevo proceso de juicio oral al que tuve que enfrentarme, ya que de manera infundada e irresponsable, la presión ejercida por los medios de comunicación y los poderes políticos por sobre los poderes judiciales, lograron su objetivo de anular la absolución del caso en una primera instancia, llevándolo así a una absurda e innecesaria repetición, esto bajo la responsabilidad de los Tribunales de San Miguel, quienes se han visto fuertemente criticados por tener un trato preferencial por el fiscal del caso y no por la teoría comprobada inicialmente. Por otra parte, es de conocimiento público la tendencia política de la presidenta de esta sala conformada por tres juezas, donde tanto ella como su hermano el senador Espina (político) son abiertamente derechistas y fieles seguidores del régimen militar. Tuve que enfrentar un nuevo proceso, un segundo juicio oral, con medidas cautelares injustificadas, como fueron el arresto domiciliario nocturno, firma semanal y arraigo nacional durante el desarrollo del proceso. Sin embargo, nuevamente no pudieron comprobar mi responsabilidad ni culpabilidad en los hechos que se me imputaban y nuevamente fui absuelto de todos los cargos, siendo declarado inocente.

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MALA / EDICIÓN 14 / 2014 La ley antiterrorista y sus “testigos protegidos”

C

omo protagonista de esta historia y acusado de la misma, mi perspectiva de lo que representa actualmente la ley anti-terrorista en este país llamado Chile -sea cual sea el color político que rija a este mismo- es básicamente el hecho de cómo un grupo indeterminado de personas, pertenecientes a la clase política, la clase acomodada o la desclase policial, buscan fundamentar y legislar sobre estas medidas privativas e invasivas para desarticular, tanto a movimientos y/o luchadores sociales como a las mismas manifestaciones colectivas de descontento, enlodando de forma discriminatoria y prejuiciosa estas y otras formas de lucha o resistencia social. De una u otra forma, la ley anti-terrorista no es más que un puñado de justificaciones injustificadas, ordenadas y manipuladas de manera castrante que limitan, dificultan y reducen la posibilidad de la presa del Estado -en este caso el acusado- para que se genere una presunción de inocencia. Con esto quiero decir que finalmente uno no debería tener que probar su inocencia, sino que por el contrario se debiera comprobar la culpabilidad, como en toda acusación lógica. Todo esto se respalda con ciertas medidas premeditadas, unas planificadas y otras circunstanciales, el hecho de que los “testigos protegidos”, más conocidos como “testigos sin rostros”, pudiesen ser prueba suficiente para encarcelar de la manera más fácil a un posible autor, es la más clara señal de que estas pruebas no requieren de una veracidad razonable, ya que son prácticamente versiones incuestionables. Medida que no es valorada de la misma manera bajo otras acusaciones o enjuiciamientos comunes. Por otra parte, los factores circunstanciales como son la presión mediática y política, son fundamentales en este ajedrez judicial, ya que, la opinión pública, que verdaderamente no es una opinión pública, sino que más bien es una opinión sembra-

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da en el público por los mismos medios, siempre debe ser saciada con algún sacrificio. Esto es algo que se ha observado desde siempre, por lo que finalmente, ya teniendo un acusado, el acusador sólo perfila una teoría del caso, la cual no debe ser precisamente evidenciada o probada de forma lógica, científica, razonable, sino que basta con una o más declaraciones vagas, incongruentes que no necesariamente deban ser respaldadas, ya que, el trabajo de influencia político/mediático ya está hecho y previamente planificado, maquillado y comunicado a todos y cada uno de los espectadores de esta ejecución pública. He centrado mi opinión en los “testigos protegidos” porque mi caso fue basado en esto, como una prueba casi irrefutable, cuando a mi parecer era lo de menor valor en un juicio tan importante como este, ya que, en otros casos, como el de Escuela Militar, o el Caso Bombas, no se utilizó este recurso, pero sí el mediático/político lo cual nos lleva a las conclusiones lógicas, de que estas acusaciones que conllevan un proceso largo y tortuoso en ningún caso son justificadas, ya que, las valoraciones de las pruebas y evidencias entregadas nunca son positivas, porque no son de mayor

importancia ni de peso o derechamente concretas, cayendo mayoritariamente en el absurdo.

Finalmente un Estado que trabaja de forma irregular, clandestina y discriminadora en ningún caso puede brindarnos seguridad o tranquilidad, ya que, si disponen de todos sus recursos fiscales o de inteligencias policiales para encarcelar -según mejor les parezca- cualquier forma de pensamiento distinto o contrario a los moralmente impartidos por ellos como clase privilegiada, puedo afirmar que claramente vivimos bajo un constante bombardeo de terrorismo de Estado, ejercido por el Ministerio Público, el cual fiscaliza con toda facilidad de presumir teorías, recibir financiamiento ilimitado y por sobre todo, sin tener que pasar ellos por un proceso de fiscalización ética o profesional previa. Finalmente si aquí nadie vigila al vigilante, el verdadero terrorismo es ejercido por su parte.

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CANCIONES

TERRORISTAS Por Subverso

Quiero a Zalaquett en brasas en la Plaza de Armas Y trazar en la panza de Labbé la “V” de Venganza Detonar el parlamento y sus centros de eventos Expropiar a Matte y racionar sus quilates en el pueblo

U

Portavoz, “Flow y Venganza”

na de las primeras “canciones terroristas” que escuché era una canción de cuna, basada en un clásico infantil. La cantaba mi papá en las peñas, ¡y la gente se cagaba de la risa! El imperialismo gringo era el famoso titiritero “Gepeto”, y su hijo marioneta, “Pinocho”, era un gorila tipo “King Kong”, y… bueno, ya van captando la idea. Nos reíamos, pero hasta los niños sabíamos que cantar una canción así era peligroso en plenos años ochenta, cuando la risa y el arte enfrentaban al terrorismo de Estado. ¿Cuántas canciones así –chistosas o serias, alegres o tristes, esperanzadas o furiosas– sirvieron para sobrevivir a las dictaduras latinoamericanas? Desde melodías casi inocentes de Silvio, hasta manuales guerrilleros que enseñaban a usar armas en Centroamérica; desde salsas, cumbias y corridos hasta los arpegios de Viglietti, anunciando que “queremos TODO, lo siempre ajeno, lo nunca nuestro, ¡LO TOMAREMOS!” Canciones que eran desacato y rebelión: la esencia misma del terrorismo, según los tiranos. Cantores populares, artistas comprometidos con el cambio mayúsculo y radical. Terroristas todos, encarcelados cientos, y algunos -como Víctor- asesinados para cortar de raíz nuestras ganas de cantar desafiando al poderoso. Pero siguieron cantando: Los Prisioneros desbordando la censura con su “ruido” y su crítica

anti-sistema. La pobla combativa levantando su voz en las canciones de Sol y Lluvia o Transporte Urbano, con odas a sujetos tan antisociales como “El Muchacho” o “El Flaco”. Y justo en eso, llegaron quienes prometían “la alegría”, con sus jingles felices, nada de terroristas ellos… En los noventa, década de traiciones y aniquilamiento de extremistas, siguieron atacando con su música a los de arriba. Gritando “Matar al Presidente”, narrando una “Guerra en las Calles”, o alentando al “Gallo Rojo”. Pero ya estábamos en la transición y las amenazas eran más veladas, y las consecuencias de cantar así, menos duras. Muchos raperos se sumaron también al oficio subversivo, con su tradicional odio a la yuta, con su rabia juvenil y callejera, pero también en forma creciente con una postura que trascendía la simple denuncia y buscaba aportar a la construcción de sujetos activos y organizados. El rap –exagerado y agresivo por naturaleza– ponía en la mira ya no a sus pares, sino a estructuras sociales y fuerzas enemigas, y toda esa agresividad se volvió amenaza, choreza popular, “posición de combate” enclasada. Surgen versos como los que introducen este texto, amenazando líricamente desde Piñera a Bachelet, desde Amaro Gómez-Pablo a Karadima. ¡Claramente terrorismo! Pero aunque nosotros sepamos que los ricos representan el verdadero terrorismo, la cultura

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hegemónica –a la cual adhieren las mayorías– dice que es más violento faltarle el respeto a la autoridad con palabras que victimizar a millones con acciones. Esa misma cultura permite torturar públicamente a tu misma clase, aplaudiendo y justificándolo, pero es incapaz de rebelarse cuando te suben el pasaje del Transantiago o te cagan con la salud. Frente al Estado, los pacos y los multimillonarios, nos achicamos y agachamos la cabeza. Y los que no, claro, son terroristas: ¡lo dice la tele! Pero entonces, ¿por qué no estamos presos, si es tan subversivo lo que cantamos? Porque aún no somos peligrosos, porque las canciones sin acción no hacen daño. En México, seríamos los próximos desaparecidos. En Colombia, caeríamos tras las rejas por dedicarle versos a la guerrilla. En España, denunciar a la oligarquía y escupir a la monarquía es motivo de sanciones penales—ya lo sabe Pablo Hasel. Enjuiciado por apología al terrorismo en Inglaterra, Lowkey, una de las voces más potentes contra el imperialismo en Medio Oriente, se retira súbitamente del ambiente. Y es que todo depende del contexto: las canciones no existen en un vacío ahistórico, sino en sociedades concretas, con conflictos que se expresan en la política y el arte. Hoy Chile es como una película creada con CGI—un montaje virtual, un conjunto de ilusiones y efectos visuales. El espejismo de la “democracia representativa”. La ilusión de la “libertad de expresión”. La fantasía de las “reformas progresistas”. Los artistas podemos cantar, sin miedo, que la violencia surge de la explotación capitalista y el robo sistemático de nuestros recursos. Podemos alegar contra los abusos y la represión. Podemos solidarizar con l@s pres@s por luchar. Podemos llamar a la organización. Pero tenemos clarísimo que nuestra libertad de acción se acabará en el mismo instante en que la

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clase dominante nos perciba como amenaza real. Ahí se irán a la chucha las leyes, la democracia, y el mismísimo “estado de derecho”. Porque, finalmente, una sociedad de clases es una sociedad en guerra. Mientras antes lo asumamos, mejor podremos liberarnos de toda fe en su institucionalidad, o una supuesta coexistencia pacífica entre clases antagónicas. Las leyes no están hechas para nosotros, y el sistema político es una trampa para aquellos “ratones” de la campaña de la Roxana. El discurso oficial sobre “terrorismo” solo expresa una correlación de fuerzas sociales. Una de ellas es capaz de acusar a la otra de criminal, inhumana, digna de desprecio y persecución. Es tan simple como eso: ellos deciden quién es terrorista y qué penas merece. Pero lo que buscan siempre ocultar son los proyectos políticos detrás de esas fuerzas. Por eso nosotros, los que reconocemos y visibilizamos esta guerra cotidiana en nuestra música, no hacemos “canciones terroristas”, hacemos canciones anticapitalistas, anti-imperialistas, anti-colonialistas, anti-patriarcales… y pro-socialistas. Saludamos el arte como una herramienta pedagógica al servicio de l@s que luchan. Ese arte que no es solo un “retrato” de la realidad, sino una forma de interpretarla… para transformarla. Y si esto puede ser interpretado como “terrorismo”, es simplemente porque busca desatar el mayor terror de los poderosos: un pueblo organizado, con conciencia de clase, tomándose sus derechos “sin permiso”, construyendo paso a paso su proyecto histórico, hasta alcanzar su libertad. ¡Sigamos cantando y creando!

Subverso: rapero impulsor del hip-hop combativo y rebelde. Su música es una herramienta de comunicación y educación para apoyar las luchas populares.


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terrorismo Por Lorenza Soto

¿Quiénes son los responsables del terror con que crecen siempre los niños de población? ¿Quién tortura con la economía lentamente? ¿Y a cuántos de mi pueblo han matado impunemente? Subverso

1.

Forma violenta de lucha política, mediante la cual se persigue la destrucción del orden establecido, o, la creación de un clima de terror e inseguridad susceptible de intimidar a los adversarios o a la población en general.

2.

Sucesión de actos de violencia ejecutados para nfundir terror.

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error, temor, miedo. Palabras comunes en nuestro vocabulario al momento en que rechazamos hablar un poco más fuerte que el común de la gente. Han sido siglos enteros de temor, cualquier cosa que se desvíe unos centímetros del camino designado por quienes nos han dominado toda la vida –hace muchas vidas atrás- es una actitud propia de un antisocial, de un anarquista y con todas sus letras, de un terrorista. Con el solo escuchar esa palabra, se nos pueden venir a la mente fácilmente todas las imágenes que los medios de comunicación han puesto en la mesa; la cuna de la Ley Antiterrorista en la Araucanía, las bombas en la Estación Los Domínicos y Escuela Militar, el reciente ataque a la PDI frente a la Academia de Humanismo Cristiano… Y así diversas situaciones que han despertado el temor en la población, pero también la duda. Duda ante el origen de todo esto, duda ante la ausencia de reivindicaciones por parte de posibles grupos organizados. Entonces, lo natural es que nos cuestionemos ¿quiénes son los verdaderos terroristas? Rápidamente podemos llegar a la respuesta… Los verdaderos terroristas, violentistas, antisociales y abusadores son los responsables de que día a día nos falten monedas pal’ pan, de las eternas filas en los consultorios, de que se pare el metro, de la drogadicción en las poblaciones, de la ausencia de educación y así podría escribir planas y planas sobre lo que a nosotros y nosotras nos falta, y sobre lo que a ellos les sobra. O ¿me van a decir que no es violencia todo esto?, ¿Qué acaso podemos escoger la forma en que vivimos?

Lorenza Soto: Actual vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios, ACES.

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MALA / EDICIÓN 13 14 / 2014 En fin, en esta ocasión no me quiero enfocar en el miedo que se vive día a día en las poblaciones, o en la forma en que nos oprimen. Porque ahora necesitamos canalizar ese miedo y transformarlo en rabia. El miedo ha sido fuente inmovilizadora por más de 20 años, el fantasma de la dictadura aún recorre los pasajes de las poblaciones cada 11 de Septiembre y nuestros viejos -convencidos de su derrota- nos abren el camino a las “nuevas generaciones”. Sus sueños no mueren con la sangre derramada, sólo es el miedo quien asfixia esta gran lucha. Actualmente en los libros de historia nos tratan de convencer año tras año de que vivimos en democracia, de que la Concertación se encargó de hacer todo lo posible para que el trauma post

dictadura se redujera al mínimo. Por supuesto, la muerte de Manuel Gutiérrez, Matías Catrileo y Juan Pablo Jiménez, son parte de esta democracia. El terrorismo simplemente es un concepto que ellos inventaron, una de las tantas herramientas que utilizan para trazar su camino de paz, sin que nosotros y nosotras intervengamos. Es una de sus tantas opciones para convencer a la población de que el terror lo infundimos quienes luchamos por una vida digna. Hace unos párrafos mencioné que este miedo debemos transformarlo en rabia, en una rabia organizada que nos permita creer en nosotros y nosotras, sin espacio para los típicos cuentos de la Nueva Mayoría o de la Alianza. De la mano del pueblo organizado y con todas las luchas que abra nuestros caminos.

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El terrorismo mediรกtico Por Radio Villa Francia

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consignó el poder, ese día en voz del Subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, quien catalogó de “acto terrorista, hecho perpetrado por asesinos” (aunque no hubiera muerto nadie). Así supimos que era un “acto terrorista” y el resto de los medios de comunicación se limitó a reproducir y “poner de su cosecha”, con titulares y coberturas que expandían el miedo (terror) y especulaciones más que tranquilidad y certezas. En otro hecho, en la Provincia de Arauco el pasado 15 de noviembre, un carabinero murió durante la noche producto de un disparo en procedimiento en una parcela y otros dos uniformados resultaron heridos. Era, según las autoridades, sin duda “un acto terrorista”, acto que, según el Gobernador PS, Humberto Soto, “fue hecho por gente que se esconde en la reivindicación del pueblo mapuche”; eso por lo menos durante la madrugada. Sin embargo ya en

¿Quién define qué es un acto terrorista

y qué no lo es?

Una respuesta, muy generalizada, podría ser “su impacto en la población y su capacidad de destrucción”, cuestión que en última instancia correspondería determinar a la institucionalidad jurídica de un país. Sin embargo, esto no es así o -por lo menos- no es así de simple, pues el carácter terrorista de una “acción” la define el poder (institucional y consagrado) personificado en el Estado, notificándolo a través de los (sus) medios de comunicación para que “el resto” se entere y sepa distinguir un acto terrorista de otro que no lo es. Así el caso de la Bomba en Escuela Militar (8 de septiembre) es “un acto terrorista” porque así lo

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la mañana la versión era distinta en los hechos, y el carácter de “terrorista” cambió a “un crimen que se investigará”. El parcelero, dado por muerto también por El Mercurio, estaba vivo y era el responsable de la muerte del carabinero y el resto de heridos. Por tal, ya no era “un acto terrorista” ¿Qué cambió? Simple: Que en primera instancia los responsables habrían sido “los mapuches” y – ahora- ya no eran ellos, ahora era el parcelero, por tanto ya no “existe el acto terrorista”. ¿Discriminación? Por último, está el caso de Víctor Montoya (24), quien pasó 16 meses en prisión preventiva imputado por el caso “Bomba Las Vizcachas”, que afectó a un retén de carabineros. Víctor debió soportar dos juicios, ambos absolutorios en decisiones unánimes, el acoso de la prensa y del Fiscal Raúl Guzmán, jefe de la Fiscalía Sur, mismo que lleva actual Caso Bombas 2 y que tiene a 3 jóvenes privados de libertad, sin pruebas contundentes. Es más, ya la Corte Suprema rechazó varias pruebas presentadas por ser ilegales (de los peritajes presentados), sumado a que Guzmán y su rol a cargo de la Fiscalía Sur están actualmente bajo un sumario por el caso “Mexicanas” (drogas).

zones políticas. El miedo difuminado en la sociedad, paraliza, ordena y condiciona. Tesis que desde el 2001 EE.UU. demostrara en la práctica y que debe llevar a un análisis más profundo y a una práctica distinta de manejo de información por los medios de información que se dicen “independientes, alternativos o populares”, no sólo en la reacción a lo dado, si no a la propuesta y construcción de relatos. Queda mucho por aprender en esto, mientras una brújula que puede orientar es seguir los hechos y no la música y reportes que da el poder, aunque sea sólo para “repelerlas” pues tiende a ser lo buscado. El asunto es buscar la verdad en la mentira y generar pensamiento crítico, pues como dijo alguien “cuando la prensa apunta, la policía dispara”. Bueno, comencemos evadiendo las balas. Eso ya sería un buen comienzo.

El terrorismo es una construcción social de varios factores, la mayoría de ellos de propiedad del poder, del Estado (gobierno, policía, medios y el poder judicial) y son ellos los que determinan hoy qué es terrorismo o no, o quién es terrorista y quién no lo es. Por lo que es inevitable que sus decisiones no estén amparadas en la conveniencia y en ra-

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Radio Villa Francia: La primera radio popular de Chile, emitiendo desde el 1 de abril de 1990.


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N “ o me extraña esta represión, pero sí encuentro

que es inaceptable” Entrevista a Manuel García

¿Cómo viste la cobertura de la noticia del bombazo en escuela Militar? ¿Qué te parece este nuevo ciclo represivo post bombazo? Bueno, por ejemplo, lo de sacar los basureros me pareció casi una ironía, es una medida un poco desesperada. Yo no soy muy religioso pero me gusta ese versículo que dice “no hay peor ciego que el que no quiere ver” porque estamos en una sociedad que no se mira a sí misma, a aquellas cosas que son problemáticas sociales que vienen necesariamente con el “crecimiento económico” con el afán del primer mundismo, y una sociedad que no mira eso, finalmente no ve cuales son los círculos viciosos, las cosas traumáticas y las complejidades sociales. Lo que veo que sucede en este último tiempo, son piezas que van calzando en este rompecabezas de una sociedad que ha entregado al libre consumo

su propia filosofía de vida. En el fondo, veo una acumulación de una serie de energías que para mí simbolizan la explosión de una bomba en el metro. Más allá que han sido semanas llenas de mecanismos represivos, y de operativos que tienen que ver con detectar a “los verdaderos culpables”, yo creo que hay una responsabilidad mayor. Porque más allá de lo que puede significar este hecho en concreto, a mí me gusta hablar de una responsabilidad mayor, como sociedad. Las últimas 2 semanas previas al bombazo, se dieron jornadas de evasión muy masivas. ¿Tuviste la oportunidad de verlas? Lamentablemente no. Pero sí por ejemplo lo vi en España, donde se dio hace un tiempo. Yo escuché las razones de quienes se negaban a pagar el pasaje por todas estas cobranzas extrañas y platas

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¿Y el discurso represivo?

¿Y cómo ves la calle?

Es que nosotros vivimos en una sociedad donde esas medidas están permanentemente escondidas pero existen, siempre están. Ese rasgo de poder dominante con respecto al poder represivo, siempre está, y si no está manifiesto de manera concreta, está a nivel moral. Nosotros como ciudadanos nunca hemos sido libres, siempre está esta cosa paternalista, de que alguien te debe decir lo que tienes que hacer, alguien te tiene que controlar, fiscalizar, etc. Hay mucho alrededor de una sociedad represiva y la cadena es muy amplia. Está tanto aquel que le gusta reprimir, y está el que cree que su papel en la sociedad es ser reprimido. Por eso que el tema de la anarquía bien entendida como movimiento social, la idea de no adherir socialmente a una cadena de mandos de obediencias casi militares también es legítimo.

Yo creo que así como hablamos del individualismo, también éste tiene su antítesis en un desarrollo de conciencia social que antes no existía. Y me parece que hay una fuerza que se está enriqueciendo por sí misma en la medida que la gente intercambia información en torno a qué creerle y a qué no. Veo a una comunidad que se organiza, ya sea en torno a una actividad, o una olla común, pero creo que una de las grandes ganadas de los movimientos sociales en las calles el año pasado y antepasado, es precisamente recuperar el sentido de la poesía de la lucha de vivir, del hacer, del crear, del incidir. Más allá de los resultados. Pero el hecho de movilizarse es muy importante. Y están pasando cosas. En la dictadura todo lo que se hacía era parte de la resistencia política, pero ahora se hace más por el conocimiento, por la autoeducación o porque simplemente no le crees a toda esta articulación del gobierno y te independizas y generas tus espacios propios, que no son guetos cerrados, son espacios sociales de convivencia, porque si nos quedamos esperando a que algo “suceda”, no va a suceder, entonces mejor nos organizamos y disfrutamos de lo que tenemos, con la gente que tengamos y tratamos de darle valor a esto que sucede. Y eso me parece que es una forma súper legítima de que mientras vamos marchando y nos vamos organizando, vamos también decidiendo el día a día, porque los cambios son a largo plazo y el día a día no se te puede pasar.

¿Cómo ves a esta Nueva Mayoría? Yo veo que el gobierno está metido en una problemática de compromisos que en este minuto lo tienen sobrepasado. No está dando a basto para cumplir con todos los compromisos que se establecieron. Y ahí empieza el juego político. Yo no creo que este gobierno pueda resolver todo en 4 años. Porque se requieren soluciones a largo plazo y veo que no están las herramientas políticas para eso.

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En general, los medios de comunicación le dan un tratamiento como cualquier hecho que se pueda transformar en sensacionalismo y llenar espacio noticioso. Además que hubo una tendencia fuerte a vincularlo al pasado, al retorno del pasado, como que el terrorismo de la época de la unidad popular -la que combatía Pinochet- había vuelto. Entonces se justificaba a partir de eso incluso la dictadura de nuevo… una cosa bastante esquizofrénica.

que se manejan sin que uno tenga un verdadero conocimiento. Los negociados políticos con las platas tenían muy molesta a la gente, y a una cantidad de muchachos que tienen que ver con un pensamiento anarquista, pero no un pensamiento anarquista movilizado en términos de grupos armados ni mucho menos, sino que son parte de la tradición anarquista catalana, que tiene que ver con una ideología de pensamiento. Es curioso, porque uno ve que viene con las nuevas formas sociales. Pasó allá en España, en México, y la réplica llega hasta acá.

Y todos pidiendo a gritos la mano dura, el gobierno, la nueva mayoría, la oposición, la ciudadanía…

¿Y qué te parece la represión que espera a esta réplica?

Sí, es raro porque el discurso que apareció en torno al tema no era contemporáneo era como antiguo. Y por otro lado, me llamó mucho la atención -yo estaba muy triste, me sentí desvalido- y poco rato después de escuchar la noticia miraba a mi alrededor a la gente comiendo en un lugar muertos de la risa, hablando de sus vidas… y yo pensaba que debiera estar todo el país en silencio. O sea, ¿cuál es el chiste?… y eso te hace ver el infantilismo de la responsabilidad social que los chilenos tienen consigo mismo y con sus familias y con el lugar que creen que viven y la época en que creen que viven; y el nivel de cómo se ha logrado hacer creer a la gente que su espacio de vida es el espacio que habitan no más entre su casa y el trabajo, y que su área es ese pedazo estrecho y pequeño de su propio mundo. Me llamó la atención el festín que se dieron los medios de comunicación con este hecho, y por otro lado la indiferencia de la gente.

Es que siempre ha sido así. Por ejemplo en el tema de derechos humanos, las agrupaciones de Detenidos Desaparecidos, si tú ves las fotos de la historia, de las marchas, ahí están las señoras con sus letreros, todas mojadas por un guanaco. Y es extraordinario, si están buscando a sus familiares, con el nivel más legítimo de derecho social para marchar y expresarse. Y aun así se les reprime. Es el uso de los mecanismos que han sido parte de las formas de gobernar desde hace mucho tiempo atrás. Matanzas en Latinoamérica, ¿cuántas hay? Y sigue pasando. El mismo pueblo mapuche, desde hace mucho tiempo, vive en una represión no contada, por más que se hagan reportajes, vengan observadores internacionales, etc, el cerco comunicacional no permite que se vea y se sienta. Pero la impotencia de la injusticia es una de las sensaciones con las que uno vive permanentemente en una sociedad como en Chile. Lamentablemente no me extraña esta represión, pe r o si e nc ue ntr o q ue e s ina c e p ta b le . Y e l cuestionamiento es cuánto realmente hemos avanzado en términos de democracia.

¿Qué te parece la discusión política que se ha dado en torno al “terrorismo”?

Manuel García: Músico.

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LA RUTA HACIA EL V

ivimos momentos especialmente complejos, todo ello, con motivo del “clima” creado a propósito de la detonación de numerosos artefactos explosivos en la Región Metropolitana desde el año 2005 a la fecha, que tal cual cuenta la inteligencia policial, se empinan por sobre los 300, los que en su gran mayoría, sino todos, fueron instalados en bancos, instituciones policiales y fiscales, hasta el que tuvo ocasión de explotar en la estación de metro Los Dominicos, el pasado 13 de Julio, el de la Escuela Militar, ocurrido el día 08 de Septiembre del año que corre y el que ocasionó la trágica muerte de SERGIO LANDSKRON, el pasado 25 de Septiembre. stos últimos, claramente diferenciables de TODOS los anteriores, por decir lo menos, son eventos extraños, sospechosos y cuestionados en cuanto a sus motivaciones, autorías y demases. Así, hasta en las páginas de contrainformación (así llamadas por la inteligencia policial) queda sembrada la duda respecto de quienes serían sus autores y más aún, cuáles podrían ser sus racionales motivaciones. A cuenta y riesgo, nada justifica tales demenciales explosiones.

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ichas acciones, generaron un terrorífico despliegue de los poderosos, particularmente a través de los medios de desinformación de los cuales son casi en su totalidad dueños, dentro de

Por Rodrigo Román los que destaca el que parece ser su estandarte, cual es, uno de los diarios de Agustín, el vespertino La Segunda, el cual a poco andar tituló el día 09 de Septiembre, El RETORNO DEL TERROR. Si La Segunda lo dice, por supuesto que hay que preocuparse, dado que su dueño sí conoce, en primera persona, de TERRORISMO; otro tanto, es la impunidad que campea respecto del octogenario Edwards y los demás autores, cómplices y encubridores del aún pendiente y reciente genocidio cometido en Chile a partir de 1973, por supuesto, debidamente “ocultado” por los actuales malos gobiernos, todos los cuales, por razones de Estado aparentemente, han sido silenciados, más allá de los falsos discursos y homenajes, que de tanto en tanto los otroras compañeros le realizan a “sus muertos”.

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o cierto, es que entre bombas, gallos y medianoche no solo se consolida el actual modelo de exclusión y miseria, por medio de la trucha aprobación de las mal llamadas reformas, sino que, paralelamente, se consolida una agenda criminalizadora por parte del Estado hacia la disidencia y los movimientos sociales, ya por medio de la instalación de dicho discurso a través de los medios de comunicación, como punta de lanza, ya por medio de las adecuaciones al derecho penal, general y especial, el cual bien sabido, es la más poderosa herramienta de control social.

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Rodrigo Román: Abogado, miembro fundador de la organización “Defensoría Popular”.


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TERRORISMO BACHELETIANO A

sí, se “instala” el fenómeno del terrorismo como el principal problema que atraviesa la sociedad chilena, haciendo pasar piola las estafas de los dueños de las AFP, de las ISAPRES, de los comerciantes de POLLOS, de las FARMACIAS; el develamiento de los “polituchos” financiados por los ricos y estafadores y tantas y tantas otras evidencias que bien pudiesen ser tratados en un capítulo especial.

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or otro lado, los poderosos, a través de sus duopólicos representantes, bien vestidos y alimentados, se alistan para presentar al país nuevas y poderosas herramientas de control social, importadas quizás por Peñailillo a través de su reciente viaje a la madre patria, las cuales le llevan el reforzamiento de la Ley Antiterrorista, la inyección de importantes y peligrosos recursos a la inteligencia policial, el chipe libre e impunidad de la brutalidad policial, la persecución penal infundada a la luchadores sociales, los montajes policiales y otras; todas las cuales apuntan a mismo objetivo, cual es, la criminalización de la disidencia, la crítica y los movimientos sociales.

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n síntesis, la ley antiterrorista, aquella que por ilegítima no se iba aplicar (palabras de los gobernantes durante la pasada campaña presidencial), se viene reforzada, en su versión 2.0, según se puede leer en el proyecto de ley, mensaje Nº755-362, de fecha 03 de Noviembre de 2014, rubricado por Michelle, Peñailillo y Gómez, el cual en lo fundamental contiene el concepto de Estado

Policial y en definitiva, la forma de control de la disidencia.

A

sí, estamos en la fase final de instalación del terrorismo bacheletiano, el cual es conveniente señalar, que en los aspectos relativos al fundamento ideológico, se parece bastante, sino se confunde, con el fenecido proyecto de ley Hinzpeter.

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e muestra un botón, Harboe y Espina, junto al empaquetado ministro del interior, brazos arriba, anunciaron hace un par de semanas el nacimiento de una moderna criatura criminalizadora, la cual bajo el argumento del terrorismo, aspira dotarse de más y más potentes herramientas penales para enfrentar a la disidencia y la protesta social.

H

abrá que estar atento a lo que se viene, de nuestros politicuchos legisladores, se puede esperar cualquier cosa.

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“Los Quisieron Desaparecer y Aparecieron por Todo el Mundo” Terrorismo de Estado en México

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Por Taller de Serigrafía Instantánea

a noche del 26 de septiembre, desaparecieron 43 estudiantes de la normal Raúl Isidro Burgos, en Ayotzinapa, Guerrero. Lo último que se sabe de ellos, es que luego de ser atacados por la policía municipal de Iguala, fueron llevados por ésta misma en dos camionetas y desde allí se perdió su rastro.

“Compañero normalista, no te conozco. La primera vez que vi tu rostro, tú no podías ver el mío. Pero sé, en el fondo, que somos parte de lo mismo”

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Taller de Serigrafía Instantánea: colectivo de propaganda serigráfica, que estampa prendas en marchas y eventos de distinto tipo –con diseños de protesta alusivos a la convocatoria-. También realiza pegatinas de carteles, e imparte talleres de distintas técnicas serigráficas.


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IMÁGENES DE LA MARCHA “Una Luz por Ayotzinapa”, Miércoles 22 de Octubre, Ciudad de México // Serigrafía Instantánea.

iferentes formas de manifestación se han estado dando en México, tras la desaparición de los compañeros. Los rostros de los 43 jóvenes se repiten en las calles, en las universidades. Pero esto nos viene a demostrar un paisaje mucho más crudo de este país, que es la práctica cotidiana de este tipo de hechos y que ya es tiempo de decir basta. La atmósfera de ese México que cantaba rancheras y que se vanagloriaba de su riqueza cultural, ha quedado por debajo en este país tricolor. Aquello que ha hecho el narcotráfico, la corrupción, los secuestros, la falta de prensa alternativa, se refleja en la desaparición de los estudiantes. Esto viene a demostrar en lo que se ha ido convirtiendo en este último tiempo México y quizás el mundo.

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dos meses de su desaparición no hay rastros de los normalistas. A pesar de encontrar varias fosas clandestinas, ninguno de los cuerpos corresponde a los estudiantes. ¿Cómo desaparecen 43 personas sin dejar indicios? ¿A quiénes corresponden estos otros cuerpos encontrados? ¿Cuántos más?.

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EL TERRORISTA

ES EL ESTADO Afiche Taller de serigrafía Instantánea.

WWW.REVISTAMALA.CL 24 PÁG/ MALA

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