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Mujer-Médico-Madre

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Aldabas Coloniales

Aldabas Coloniales

Mónica Naranjo

Ginecología y Obstetricia

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En los últimos años las mujeres estamos participando activamente en el desarrollo y progreso de la sociedad. Somos parte del cambio y buscamos oportunidades y la tan preciada equidad, sin ir al extremo de que nos brinden un lugar en el área laboral (cumplir con la cuota de género) solo por el hecho de ser mujeres, sino porque realmente estamos capacitadas para desempeñar la labor que nos asignan.

El área de la salud médica no es ajena a estos cambios. Elizabeth Blackwell, médica británica (Reino Unido, 1821-1910), fue la primera mujer en recibir un título médico en los Estados Unidos y la primera mujer en el Registro Médico del Consejo Médico General. Tanto en los Estados Unidos como en Inglaterra, desempeñó un destacado papel como concienciadora social e impulsora de la educación de la mujer en medicina. Sus contribuciones siguen siendo celebradas con la medalla “Elizabeth Blackwell”, que cada año se otorga a la mujer que haya contribuido significativamente en la promoción de la mujer en la medicina (1).

Laura Esther Rodríguez Dulanto fue la primera mujer en el Perú que ingresó a una universidad (1892) y que juramentó como Médica Cirujana el 25 de octubre de 1900 en la Facultad de Medicina de la UNMSM, siendo reconocida como la Primera Médica Peruana.

Según el reporte del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en el primer trimestre del 2020 de cada 100 hombres en edad de trabajar, 78 se encuentran integrando la fuerza laboral, mientras las mujeres que participan en la actividad económica representan solo el 62%, Por nivel de educación, se observa una mayor participación en la actividad económica de los hombres, en todos los niveles. Así, el 80,8% de los hombres que tienen educación primaria o menor nivel están en la actividad económica y en el caso de las mujeres 64,5%; entre los que tienen secundaria en los hombres la tasa de actividad es de 74,6% y en las mujeres de 55,0% y con educación superior: hombres 81,8% y mujeres 68,8%. (3)

El sector salud presenta una tendencia similar, si apenas el 9% de los estudiantes en carreras de medicina en Estados Unidos eran mujeres en 1965, en 2017 esa cifra aumentó a más del 50%, tanto en gineco-obstetricia como en pediatría, medicina general y psiquiatría. También en América Latina y el Caribe la mayoría de los empleos en salud hoy son ocupados por mujeres: ocupan el 57% de todo el cuerpo médico. En los Estados Unidos el porcentaje de mujeres gineco-obstetras va en aumento, del 7% en 1970 al 59% en la actualidad.

Existen varias iniciativas que están empoderando a las mujeres para que puedan crecer profesionalmente e innovar y aportar sus propias ideas y perspectivas a la salud, incluyendo:

• EITHealth, un programa que facilita oportunidades de visibilidad e inversión a proyectos fundados por mujeres,

• Healthtech Women, una red internacional de mujeres biotecnólogas para el intercambio de conocimiento y aprendizajes,

• MakerNurse, una comunidad que impulsa a las mujeres a idear soluciones tecnológicas para mejorar la vida de los pacientes.

Equilibrando roles

¿Cómo equilibrar el trabajo de mujeres médicos (históricamente enlazado con un romanticismo de entrega total) con las labores maternas sin culpa de no serlo al 100%?. Estas culpas pueden proceder de la ambivalencia que se genera entre las situaciones que surgen de sus propias vivencias y ese modelo de maternidad interiorizado como ideal moral, en el que la mujer se entrega al cuidado y ayuda del prójimo, y que mayormente ha sido adoptado del modelo de sus propias madres.

El acceso a la educación superior, a la formación profesional, la posterior inserción en el mercado de trabajo y la construcción de trayectorias de vida son factores que tienen consecuencias en el significado que se otorga a la maternidad. De acuerdo con Tania Sanhueza (2005), la maternidad se ha convertido en una posibilidad más del abanico de posibilidades del ser mujer, una posibilidad que puede o no ejercerse. (4)

Elizabeth Blacwell (1821 – 1919)

Manni (2010) exhibe cómo algunas de las mujeres que participaron en su investigación señalan que su profesión no es un impedimento para llevar a cabo la maternidad. Sin embargo, la autora señala que las participantes de su investigación se caracterizaron porque se casaron y tuvieron hijos a mayor edad, o bien se incorporaron al mercado de trabajo más tardíamente y permanecieron en este por más años. Estas mujeres algunas veces experimentan culpa y hablan de que el ideal de maternidad es lo tradicional. Sin embargo, en otras ocasiones expresan orgullo por mostrar nuevos modelos de maternidad a sus hijos y por la satisfacción que les brinda poder hacer ambas tareas. (5)

Las mujeres que trabajan y son madres argumentan que el trabajo les permite ser mejores madres que si no trabajaran.

No se trata de ser una «buena madre», sino que el trabajo les permite aprehender una dimensión propia para la felicidad y el desarrollo, «soportar» la entrega, el sacrificio y el anonimato de los cuidados y, finalmente, resignificar el ejemplo que dan como madres, asumiéndolo más allá de la entrega como un ejemplo de esfuerzo y trabajo.

“Las madres intentan buscar un equilibrio entre sus propios deseos y las exigencias de la crianza de niños, pero es todavía socialmente inaceptable que pongan sus propias necesidades por encima de las necesidades de los hijos”

De alguna manera, sus argumentos siempre han de ser altruistas porque la presión cultural tiende a culpabilizarlas del aspecto que dejen más desatendido.

Esperemos algún día conseguir tener equidad en las oportunidades de preparación y desarrollo; así mismo que se acepten y respeten los diferentes roles que las mujeres elegimos en la familia y en la sociedad, algunas como profesionales, otras como madres y otras asumiendo ambas responsabilidades, sin que ninguna de ellas sea mejor que la otra.

Gracias a las personas que día a día trabajan por lograr este objetivo. Es un trabajo silencioso, de hormiga que empieza con la crianza de las nuevas generaciones, basada en el respeto y el amor.

Me permito hacer una mención especial a mis Padres Víctor y Ana quienes siempre a mi hermano y a mí nos brindaron las mismas oportunidades de estudios y desarrollo.

Creo que es mejor una mamá satisfecha profesionalmente, (que cuando llega a casa está contenta, aunque cansada), que una mamá frustrada o malhumorada.

Ahora, en mi rol de médico y docente universitaria trato de transmitir a mis pacientes y alumnos la importancia del respeto a los demás, trabajar duro para alcanzar nuestras metas, cuidar nuestra salud física y emocional, todo lo cual nos permitirá generar el cambio que tanto deseamos en la sociedad. Como madre, asumí con amor el reto de guiar y educar a mi hijo Joaquín, le agradezco porque comprende y acepta que su madre además es un médico que se debe a su trabajo y a sus pacientes, y también es una mujer que necesita tiempo y espacio para ella.

Referencias

1. Blackwell, Elizabeth (1895).Pioneer Work in Opening the Medical Profession to Women: Autobiographical Sketches. Londres, Nueva York:Longmans, Green, and Co.Consultado el 17 de julio de 2016.

2. Triunfa la mujer peruana.Bachiller en Ciencias (27-X1898). Será médica. Diario El Comercio 28 de octubre de 1998.

3. Informe Técnico: Estadísticas de Enfoque de Género,Trimestre enero- Febrero –Marzo 2020.

4. Sanhueza Morales, Tatiana (2005). De prácticas y significancias en la maternidad, transformaciones en identidad de género en América Latina. La Ventana, 146-188.

5. Manni, Luciana (2010). Cambios en las representaciones sociales e identidades genéricas de mujeres profesionales. La Aljaba Segunda Época, 14, 135-156.

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