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Las quimeras humanas
Daniel Haro Haro
Médico Oftalmólogo
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El quimerismo y el mosaicismo son raros trastornos genéticos en los que una misma persona posee células con diferente composición genética. Dichos trastornos se diferencian en el origen del ácido desoxirribonucleico (ADN). En las quimeras se trata de un solo cigoto y en los mosaicos de dos o más cigotos. Los mosaicos humanos surgen de un mismo cigoto por errores durante las divisiones celulares que se producen en el proceso de desarrollo fetal, generándose dos o más líneas celulares con diferente ADN.
Las quimeras humanas se originan de dos o más cigotos, cuando los óvulos fertilizados se unen antes de las tres semanas de gestación y crean un ser con doble material genético. Esto puede generar individuos con doble sexo, por disgenesia gonadal con células que tienen genotipos de ambos sexos, heterocromía del iris, diferente color de los ojos; o la piel con color no definido y cambios en la coloración postraumática debido a las células que se regeneran en la cicatrización tienen código genético diferente.
Heterocromía del iris
El término quimera deriva del griego “chimaira” y del latín “chimaera” que significan animal fabuloso. En la mitología griega, esto se refería a seres monstruosos con cuerpo de cabra, cabeza de león y cola de serpiente; el minotauro, cuerpo de hombre y cabeza de toro, y aquellos seres de tres cabezas que vomitaban fuego y vagaban por las regiones del Asia Menor aterrorizando a los pobladores y engullendo animales.
De este mito a la realidad hay mucho trecho, pero las quimeras humanas existen, aunque se manifiestan muy rara vez de manera natural. En la actualidad la posibilidad de crearlas de manera artificial viene siendo materializada en laboratorios de ingeniería genética y pese a sus potenciales beneficios, su creación tiene serios interrogantes éticos y legales que requieren de mucha prudencia y responsabilidad y no debe limitarse al ámbito médico por el peligro de crear “humanos de diseño”.
En la quimera, el producto resultante posee dos tipos de células diferentes, cada una con distinta constitución genética. Esto podría interpretarse como la existencia de “dos personas en una sola”.
En la literatura médica se ha registrado alrededor de 100 casos de quimeras naturales, pero es posible que existan más. Algunos casos han ganado notoriedad habiendo motivado controversias médico-legales.
Se ha demostrado que el ADN es irrepetible, lo que ha permitido la inequívoca identificación bajo el supuesto de que cada individuo tiene su propio y único código genético.Ello difiere en las quimeras y mosaicos en las que un solo individuo tiene más de un código genético. Esto tiene impacto en el ámbito legal, en el que el estudio del ADN tiene como objetivo esclarecer los problemas de paternidad dudosa, culpabilidad de sospechosos y procesados, identidad de víctimas y victimarios, etc. Las quimeras pueden inducir a los jueces a cometer errores, tomar decisiones equivocadas y otorgar sentencias injustas.
En 2002, Lydia Fairchild pidió ayuda estatal en Estados Unidos para sostener a sus dos menores hijos y un tercero que estaba en su vientre. Los tres eran producto de su relación con Jamie Townsend. Al solicitársele los estudios de ADN, resultó que Lydia no tenía ninguna relación genética con sus hijos lo que condujo a la conclusión de que no era la madre, hecho que terminó en la Corte de Justicia y la llevó a la cárcel de Seattle por intento de fraude y sustitución de maternidad, incluso pese a la intervención del Obstetra Leonard Dreisbach quien testificó la veracidad de los partos. Al final del caso, se descubrió que la madre era portadora de dos líneas genéticas, era una quimera natural o sea “dos mujeres en una”. El juez falló a su favor.
Otro caso conocido es el de la modelo y cantante Taylor Muhl quien, según los estudios realizados, absorbió a su hermana gemela durante la gestación en el útero y los dos cigotos se unieron permaneciendo con vida uno solo con dos tipos de células. Su vientre tiene dos colores, dientes dobles y sufre diversas alergias.
En general, las quimeras desde el punto de vista cuantitativo pueden ser: totales o completas y parciales o incompletas y en las microquimeras, la mujer embarazada absorbe una pequeña cantidad células de su feto y viceversa.
Desde el punto de vista cualitativo, las quimeras pueden ser naturales o espontáneas y adquiridas en un individuo trasplantado, creándose una quimera parcial por tener células genéticamente diferentes a las de su organismo y artificiales o creadas en laboratorios.
Respecto de las quimeras artificiales, se vienen abriendo nuevas líneas de investigación sobre las técnicas de edición genética que permite modificar el ADN al antojo del investigador, lo cual está muy cuestionado por la comunidad científica.
Los experimentos en quimerismo de animales tiene limitaciones por los riesgos y por sus resultados impredecibles al modificar el ADN. Beatrice Mitz de la Universidad de Chicago, consiguió la transferencia de genes entre embriones de ratones de diferentes colores obteniendo como resultado animales acebrados por la fusión de colores como fruto de la combinación genética y la coexistencia del material genético.
En la Universidad de Oregón crearon los primeros monos quiméricos compuestos por una mezcla de células de seis genomas diferentes. Este experimento se consideró demasiado peligroso porque se podría aplicar para crear “seres humanos de diseño”.
Actualmente algunos laboratorios tienen la posibilidad de crear embriones animales a los que se inoculan células pluripotenciales humanas con el objetivo de crear órganos humanos que crezcan dentro del animal. Ello requiere de prudencia y responsabilidad.
Un caso denunciado por el español Juan Carlos Ipezúa, del Instituto Salk de la Jolla, California, es el hecho de mantener con vida una quimera humana criada en un embrión de mono durante 20 días. En el experimento se inyectaron células madre humanas en blastocitos de mono en fase temprana de desarrollo, logrando mantenerlos vivos. Hay muchas dudas éticas sobre el futuro de este tipo de investigaciones pues es impredecible interferir deliberadamente en el producto resultante.
Los experimentos para crear embriones de monos con células humanas, los “embriones quimeras humano-mono” tienen cuestionamientos y podrían generar monstruos semejantes a los de la mitología griega, como muestra la ilustración del español Gabriel Sanz.
Los reparos sobre la creación de seres híbridos producto de las mezclas de animales con humanos oscurecen las líneas que definen la identidad de las especies.
Por todo lo expuesto, resulta indispensable sentar las bases del comportamiento ético de los investigadores a fin de no transgredir las normas rigurosas establecidas y evitar la humanización de los animales y la animalización de los humanos.