6 minute read

Yo estuve en Woodstock

Joe Cocker https://www.youtube.com/watch?v=kGbK5y94LOE&list=PLu3nfuKAISlIDd-fmS6Sbc2kGkTwm-rhM

(Parte 1)

Advertisement

Aland Bisso Andrade

Médico Internista

El 15 de agosto se cumplieron 52 años del festival de rock más famoso que registra la historia….y yo estuve ahí.

Mi nombre es Mike. Mis padres, Joan y Peter, pertenecían a una comunidad hippie y, junto con mi hermana Helen, de apenas cinco años, me llevaron al festival. En la mañana del 15 de agosto de 1969, llegamos a la granja Bethel a las afueras de New York, en un bus pintado de flores e imágenes psicodélicas. Además de toda clase de vehículos motorizados, la gente también llegaba a pie, en bicicletas, carretas y hasta montadas a caballo. Las filas eran interminables. Dijeron que los organizadores esperaban a unas sesenta mil personas, que sería apoteósico. Pero se quedaron cortos. Se calcula que asistieron casi medio millón.

Mis padres llevaron leche malteada, galletas, manzanas, gomas de mascar y un par de recipientes plásticos con agua. Sin embargo, nuestra comunidad lo compartía todo y todos comíamos y bebíamos lo que todos ofrecían. Todos ellos hablaban acerca del conflicto con Vietnam, de la “guerra fría” con los rusos, del imperialismo en manos de burócratas de saco y corbata, y de la necesidad de difundir la paz y el amor entre los hombres. Sacaban sus guitarras e improvisaban canciones o recitaban poemas, al mismo tiempo que fumaban sus cigarrillos y pipas cargados de marihuana. Hacía calor y mucha gente, incluso mujeres, se quitaban la ropa sin que nadie se moleste ni escandalice por ello. Mi madre decía que la desnudez era hermosa, que los animales no necesitan vestirse porque no tenían el cerebro corrompido por prejuicios y falsa moralina.

A las 5 de la tarde se inició el festival. Richie Havens cantó “Minstrel from Gault”, pero la canción que más me impactó fue “Freedom”. Luego siguieron Sweetwater, Tim Hardin, Ravi Shankar (mientras cantaba se inició una intensa lluvia), Melanie Safka y Arlo Guthrie. Joan Baez cerró la primera jornada pasada la medianoche. Era notorio su estado de embarazo, lo cual generó mayor entusiasmo en el público. Mi madre, entre lágrimas, cantaba a coro cada una de sus canciones, en especial “Sweet Sunny South”. Poco después nos quedamos dormidos en una carpa improvisada hasta que los anuncios por altoparlante nos despegaron los ojos. Vimos helicópteros de la policía volando sobre nuestras cabezas. Escuché decir que los organizadores estaban asustados, que las autoridades temían una tragedia y que los dueños de las granjas vecinas estaban aterrados porque no sabían qué hacer con la masa humana que pasaba buscando agua y comida a cualquier hora. Los servicios higiénicos móviles que se instalaron, colapsaron; los módulos que abastecían alimentos nunca fueron suficientes y aquellos que enfermaron no tenían cómo regresar a la ciudad. Sin embargo, mis padres reían y cantaban, a Helen y a mí nunca nos faltó qué comer, incluso tomamos un baño en una pequeña laguna donde todos entraban completamente desnudos.

Joan Baez cerró la primera jornada pasada la medianoche. Era notorio su estado de embarazo, lo cual generó mayor entusiasmo en el público.

Poco después de la una de la tarde, Quill inició la jornada del segundo día, seguido de Country Joel McDonald quien logró que todos, los cientos de miles ahí presentes, cantemos al unísono una canción que pedía el cese de la guerra con Vietnam. Después se presentó John Sebastian y pude reconocer “I had a dream” porque era un tema que papá interpretaba con su guitarra. Él estaba feliz, pero lamentó mucho que Bob Dylan, su favorito, no estuviese presente en el festival. Luego apareció la banda de Keef Hartley y mientras escuchábamos el tema “Medley”, nos enteramos que había una chica a punto de dar a luz. Como a las cinco de la tarde se presentó Santana y mi emoción fue mayúscula cuando tocaron “Soul sacrifice”. Las congas repercutían dentro de mi pecho y la endiablada performance de Michael Shrieve en la batería no se comparaba con nada. Mi corta edad (estaba a pocas horas de cumplir 11 años) no podía asimilar tal acontecimiento, pero me dejó una marca de por vida. Shrive, uno de los mejores bateristas de toda esa generación, sigue siendo uno de mis ídolos.

“…mis padres reían y cantaban, a Helen y a mí nunca nos faltó qué comer, incluso tomamos un baño en una pequeña laguna donde todos entraban completamente desnudos”

Entrada la noche, se presentaron otras bandas y cada cierto tiempo escuchábamos por los parlantes mensajes dirigidos a gente extraviada, confesiones de amor y diversos avisos para que el público mantenga la cordura ya que se habían detectado casos de sobredosis de drogas y algunos accidentes. Pasada la medianoche, aprovechando un receso obligado por una falla en los altoparlantes durante la participación de la banda The Grateful Dead, mi madre se fue a descansar con mi hermana Helen y yo me quedé con mi padre frente al escenario. Janis Joplin nos hablaba como una hermana mayor y cantó con la fuerza de un huracán, como si fuese el último día de su vida. Entrada la madrugada se presentó la banda Sly & The Family Stone y a las cinco de la mañana apareció la esperada The Who. Fue el amanecer más hermoso de mi vida… y, por si fuera poco, estaba de cumpleaños. Mientras Jefferson Airplane cerraba la jornada nos fuimos a descansar. Mi madre nos esperaba con el desayuno listo. De su morral sacó una pequeña torta de cumpleaños que había llevado oculta, le pusieron una vela encendida y me entonaron la canción del cumpleaños feliz. Inolvidable.

Carlos Santana

https://www.youtube.com/watch?v=xBG6IaSQCpU

Como a las cinco de la tarde se presentó Santana y mi emoción fue mayúscula cuando tocaron “Soul sacrifice”

El programa del domingo 17 se inició como a las tres de la tarde. Joe Cocker inmortalizó “With a little help from my friends“ más allá de lo que pretendió The Beatles con su versión original. Al finalizar su participación apareció una lluvia tupida que duró varias horas. Los organizadores paralizaron las actividades a fin de evitar accidentes eléctricos.

Jimi Hendrix

https://www.youtube.com/watch?v=ezI1uya213I

Cuatro horas después salieron al escenario Country Joe and The Fish, seguido de Ten Years After, The Band, Johnny Winters y Blood, Sweat & Tears. A las tres de la madrugada del lunes 18 conocí a los legendarios Crosby, Stills, Nash & Young, verdaderos íconos del rock mundial. La armonía que lograban con las voces y las guitarras era, simplemente, inigualable. No podías decir que tocabas la guitarra si antes no interpretabas sus temas “Blackbird” o “Judy blue eyes”. Sha-Na-Na puso diez canciones en la primera hora de la mañana y Jimi Hendrix apareció a las 8 y 30. Jimi era zurdo y tocaba con la guitarra en posición invertida. Era genial. Un virtuoso de otro mundo que tocaba hasta con los dientes. Me gustó más “Hey Joe”, pero la improvisación que hizo con el himno de los Estados Unidos quedó para la historia.

Eso fue Woodstock de 1969, uno de los acontecimientos musicales más trascendentales del siglo XX (y quien sabe de los años venideros) y yo, hace 52 años, estuve ahí, para contarlo.

This article is from: