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La metáfora de la religión en los andes

Rosa Castro Pinto / Hernán Iván Hurtado Castro

Médico – Cirujano / Ciencias Biológicas

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La veloz expansión del gobierno Inca (entre 1430 – 1530), el resultado de 300 años de un gobierno colonial y casi 200 años de vida republicana, hacen del Perú una permanente polémica en cuanto a sus orígenes religiosos, de culto o credos más antiguos y populares. Además, un lugar común es advertir la ausencia de grafía o sistema de escritura, al menos de la forma alfabética, y ningún registro que permita interpretar la vasta iconografía prehispánica que hace doblemente un reto de interpretación a la arqueología.

Celebrar a lo cristiano nuestro mundo andino frente a celebrar a lo andino nuestro cristianismo

Como es de conocimiento general, el desarrollo del Perú en los últimos 500 años ha sabido transmitir sus mitos de forma oral. En todo ese tiempo se han registrado dantescos esfuerzos por destruir todos los cultos andinos que disten de la hegemonía católica. Este proceso de destrucción tiene notables exponentes en la llamada “extirpación de idolatrías” (siglos XVI y XVII), que se divide entre períodos relacionados a Francisco de Ávila entre 1609 y 1619, luego Gonzalo de Ocampo entre 1625 y 1626, y, finalmente, el Arzobispo Pedro de Villagómez entre 1641 y 1671, canónigos destacados para asolar huacas e ídolos que enjuiciaron y cercenaron toda forma de actividad que fuera considerada pagana, de hechicería, herejía y, por ende, en contra de la fe cristiana.

Así como en la Europa medieval, la mayoría de pobladores del territorio andino no dominaban la lectura y la escritura, en tanto “que la imaginería religiosa debe haber jugado un rol trascendental para la difusión de las ideas cristianas durante la evangelización” (Ortega 2001). Basta dar cuenta del escenario tras el telón de las visitas, los concilios limeños y las campañas de extirpación de idolatrías. Por tanto, la ritualidad demanda sobrevivencia de los símbolos andinos revestidos de símbolos católicos, como señalan diversas investigaciones; por ejemplo, sobre la “fiesta del agua” en buen número de comunidades altoandinas, no necesariamente en el ámbito formal de lo religioso, sino en la tradición oral de mitos y fiestas, de cierta forma informal y hasta fuera de la ley.

“La ritualidad demanda sobrevivencia de los símbolos andinos revestidos de símbolos católicos”

Habida cuenta que la “extirpación de Idolatrías”, con motivo de fortalecer la política de evangelización del Perú, resultaba en esencia una estrategia política para evitar y controlar la organización de levantamientos, toda vez de reducir y extinguir los brotes del Tanki Onkoy vinculados a la vuelta a las huacas, tanto para fechas festivas, ceremonias fúnebres, visita a los malquis, conspiraciones, etcétera. Y para consolidar el orden y control de la producción de las doctrinas o provincias.

Asimismo, mediante un lenguaje sencillo, tanto como los esfuerzos por el uso de lenguas naturales, a pesar que las homilías se siguieron dictando en latín, se fueron filtrando y superponiendo el credo y calendario cristiano sobre el culto y calendario andino. Una sub estrategia que adoptaron algunas órdenes fue aprender las lenguas o dialectos locales, hacer lexicones y registros, para poder transmitir el evangelio en las lenguas maternas.

En el imaginario de muchos andinos, tanto en los actuales Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia, Chile y Argentina, celebramos fiestas del calendario cristiano, con santos cristianos, parecemos muy cristianos y se evita pensar o considerar qué culto existió antes de todo lo hispánico. De repente existe una tergiversación generalizada, como que los antiguos peruanos adoraban al sol, un hecho bastante alejado de la realidad y exageradamente retroalimentado por el sistema educativo y el discurso insano de algunos políticos.

Desnudar la relación de algunos santos o patrones cristianos de los actuales pueblos del Perú con las huacas, permite revelar cultos ancestrales a la naturaleza que se explican con mitos de origen que han sido transmitidos oralmente de generación en generación, a pesar de las tergiversaciones perdura el sentido y esencia de explicaciones y correlatos con cerros, lagunas, cuevas, quebradas, ríos y otras formas expresivas de la naturaleza.

Antes del Sol y de Pachacamac, estuvieron Kon y Pariacaca, dicho de otro modo, el panteón andino no tendría que ser necesariamente monoteísta. Hoy, el culto más popular es al cristianismo, sin dejar de celebrar sus fiestas con peculiaridades andinas.

Procesión de la Virgen del Carmen (Pisac, Perú)

Hoy el culto más popular es al cristianismo, sin dejar de celebrar las fiestas con peculiaridades andinas.

Las religiones, como construcciones culturales arraigadas, sufren transformaciones y, exactamente, ese cristianismo en sus expresiones simbólicas en el desarrollo de sus ceremonias, se matiza con los cultos milenarios del mundo andino que se han resistido. Una suerte de metáfora de la religión que prosigue su largo andar que, aunque cuesta verlo, está ahí, latente y reacia, como si resumiera el tránsito simbólico del pasar de miles de años.

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