1 minute read

Trotamundos, por Angeles Monta\u00F1ez - Poemas

Trotamundos

Angeles Montañez

Advertisement

Tengo plumas de fuego atoradas en la tráquea,porque he tenido la necesidad de renacersiempre que caigo en versos de olvido;y las tengo clavadas en mi carne,

para que curen mis huesos y purifiquen de mis pulmones

el perfume del poema perdido.

Me he sangrado en cada encuentro de horas absurdas,

cada vez que me duermo entre letras de golondrinas,

como si fuera el mismo silencio que los inspira,el mismo cielo que los atormenta.Me pregunto dónde se entierran las semillas

cuando se mueren las flores internas, si hay que abrirnos el cuerpo

y sacarlas al solpara que pierdan la amargura;si hay que bañarlas en agua de río,o dejarlas secar en un frasquito vacío,esperar a que se tornen café oscuroy hacer con ellas un collar,llevarlas en pecho como corazóny regalar una cada que pregunten por el artesano,

regalar una cada que te enamoren palabras de terrazas surrealistas, o el barro de cada tal vez.

Sueños de fiebreCuando en nuestro propio cuerpo nos quemamos,en nuestra mente propia nos consumimos,y vertemos nuestras cenizas entre órganos vitales;

nos dejamos a lo desconocido de nuestras cuerdas vocales,

a nuestra historia interna,cuando viajamos del corazón a la sangre;dejamos, entonces que nos arranquen la vida

y jueguen con ella, sin saber con certeza quién ni a dónde la llevan;

pero sentimos que los sueños son distintos,porque no sólo es tu mente quien te abandona,un fragmento de tu cuerpo se ha desprendidocon la mitad o la mayoría de tus pulmones,y una vez ajeno a ti,el túmulo viaja a mundos alternos,

donde el vicio es inexistente y el exceso nunca es basto.

Entonces el sol yace muerto,

porque no se necesita más que para embellecer el sueño,

pero en este mundo carece de poder,

porque se hinca ante voluntad de las reinas lunas,de las lunas que se pasean coquetas frente al cosmos,porque aquí no son inertes,aquí son la vida después de la muerte; entonces, al llegar, se deja caer en el pasto, que no es verde, ni amarillo, ni seco,es azul intenso, es el mar en la tierra, el cielo de noche.

Y el agua, el agua se rige por sí misma,se le antoja a veces ser nada, y todo, a veces contiene el reflejo de mil narcisos,

y otras el oleaje suena a gritos de auxilio,porque no olvida quién ha muerto en su cuerpo,

ni quién se ha abandonado al meter en sus bolsillos las piedras que llevaba en los hombros.

También ha hecho el amor con tantos mortales y tantas musas,

y se ha quedado con lo más temible o más precioso de cada sexo.

Terminando de bañarse en lo que fueron aguas benditas,

antes de tornarse en un rojo escarlata, sume su cuerpo en un tronco de laurel,

y se mueve como pecadora en el interior, para subir a las ramas,tomar una estrella y reconstruir el corazón desmembrado que se robó.

This article is from: