Revista Odradek Nº5

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ODRADEK

PRIMAVERA 2020

Nยบ5

CARLOS FLORES | IVANNA DONOSO | PERDIDOS EN EL ESPACIO


Imagen portada: Krasna Vukasovic FotografĂ­a interior: Luciano Contreras, Ignacio Venegas y Manuel Castillo.

Providencia 2271 editorialodradek@gmail.com

www.odradek.cl


septiembre NÚMERO 5 SANTIAGO CHILE

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Ficción

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Poesía

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Poesía

45

Ficción

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Ficción

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Ensayo

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Entrevista

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Ensayo

Ivanna Donoso Cualquier cosa

Carlos Flores Bomba de tiempo

Krasna Vukasovic Cartas al padre

Perdidos en el espacio 25 años

Providencia 2271 editorialodradek@gmail.com

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Tomás Cohen En el templo de Vajrayogini

Roberto Merino Presente

Natalia Berbelagua Caras visibles: en respuesta al debate generado por la crítica Lorena Amaro

Cristina Peri Rossi Las diosas de las orgías


SARERTNOC ONAICUL



SARERTNOC ONAICUL


FICCIÓN

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CUALQUIER COSA IVANNA DONOSO

Me gustaría ver todas las películas de Jodorowsky y leer al grupo Mandrágora porque quiero grabar una película surrealista. Un relato sin narrativa, con pura improvisación. Igual no más me van a querer hacer cagar por fresca, pero no me importa. Solo necesito unos referentes. Lo siento como una especie de reencuentro: como si nos conociéramos de antes. A veces con los libros me pasa lo contrario, me aburren, y pareciera que no hay nada nuevo, que todo lo que pasa en el mundo llega a morir a un libro. Entonces pienso que no tengo nada nuevo que decir. Necesito aprender nuevas formas y olvidar las que ya sé. Aprovechar que aún tengo ansiedad por descubrir nuevos lenguajes. Pero no tengo tiempo para gozar de los placeres del estudio, porque tengo que conseguir dinero.

Quizás en un escenario iluso escribir este libro sería la solución a mis problemas económicos, y a hacerme cargo del pasaje que compré en un instinto suicida con una tarjeta de crédito prestada. Aunque es para cuatro meses más, me desarmé. Nunca antes me había proyectado tanto tiempo. El máximo tiempo de proyección era de una semana y ahora tengo cuatro meses para vivir con un Excel en la mochila, y pensar todo en euros. No tengo tiempo para escribir, dejar que una idea me inocule, y desplegar mi universo en un texto es muy difícil. Tengo que trabajar todos los días, trasladarme, leer otras cosas, ir a limpiar unos talleres, y dejar tiempo para… no sé, un poquito que sea para distenderme.


FICCIÓN

Dejé de trabajar en las fiestas porque soy muy buena pa los after, los que trabajan en la fiesta deben hacerse una al final y esa termina como a las siete del otro día. El problema es que soy demasiado entusiasta; cuando era adolescente, mi papá siempre me decía: “¡A ti te gusta la jarana!” y es cierto, iba a la Blondie a las fiestas y lo pasaba bacán bailando y trasnochando. Unos cigarros y vodka naranja en el bandejón central. En la calle libertad imprimías tu web flyer para que la entrada te saliera más barata. Llegaba muchas veces a las ocho o nueve del domingo, pero igual tenía que sentarme al almuerzo, nada de irme a dormir, todos en la mesa, y ¡puta la cariitaaaa po! Si había pasado una 210 de ida y vuelta, la micro buena onda que cruza casi todo santiago, tomaba la micro en la vereda sur de Ula, ahí había un cajero del Banco Estado que los más desesperados abrían para aislarse del frío o hasta que abriera el metro. Generalmente me gasto la plata que gano en la fiestas en hueveo, cuando hay que festejar se festeja sin ataos. Me cuesta ahorrar, aunque igual tengo una alcancía de monedas de quinientos, y cuando la llene me iré a pasear a alguna parte. Extraño a mi gente de la noche, pero me conozco tanto que sé que no debo salir en un rato para concentrarme.

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Pongo un mixtape y bailo en el living, puedo pegar en cualquier parte. Pero los amigos y la situación social se extrañan. Bailar al frente del parlante. Es terrible no poder disponer libremente de mi tiempo, aunque igual las últimas semanas he podido hacer cosas que me entretienen y no “son rentables”, como encurtir verduras, coser mi ropa, jardinear y hacer cosmética natural. Si no logro escribir este libro debo conseguir dinero como sea; necesito un millón como diría Bacilos, mi primer millón. Cada vez que todo se va a la mierda y los números no se ajustan, tengo que ajustarlos y eso significa jugar fuera de la ley, hacer trampa: tácticas de guerra. Estoy a punto de tirar la toalla porque todo se transforma en un problema: el pasaporte, el pasaje, Barcelona, Berlín. A mí nunca me interesó ir al Continente Viejo, pero el pasaje de ida y regreso ya existe y lo terminé de pagar hace poco, así que debo hacerme cargo. Quiero estar en Grecia, en el Olimpo, supongo que comparado con una montaña o la cordillera vendría siendo algo así como un cerrito, aunque eso es un detalle. Ahí estaban asentados los dioses griegos por lo que vale la pena, es importante.


FICCIÓN

En algún momento todo se va a equilibrar. Por ahora quiero hacer las cosas bien. Me cuesta, soy mi peor enemigo. Solo espero no autoboicotearme. Es un trabajo realmente riguroso escribir una página decente al día, aunque sea una sola. El fin de semana pasado estuve en una feria de libros en el MAC como vendedora. Fue una talla buena. O, no sé. La cosa es que estaba ahí, en esa sala tan grande y fría, tan limpia y fome, con toda esa gente pretenciosa mirando los libros, cuando me pregunté: ¿cuántos escritores han vendido libros? Hartos, imagino, pero solo veía algunos paseándose volados o curados, sapeando la movida. Algunos (los que me conocían) se acercaban para preguntar: “¿Cuándo sale tu libro?”, a lo que respondía: “No sé, yo solo los vendo”. *** Estoy en Ñuñoa tres horas antes de ir a mi trabajo de niñera, decidí salir de mi casa antes para avanzar en unos textos para la SCD. Quiero ir a un café pedir el wifi y avanzar, en mi casa me desconcentro mucho, me pongo a seleccionar música y luego termino haciendo playlist donde me levanto en cada tanto a cocinar o a fumar compulsivamente para evadir el trabajo,

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me dedico como cualquier persona a procrastinar en la comodidad de mi morada para finalizar el día y ver que he avanzado de forma mediocre apenas 10 líneas. Me voy caminando por Irarrázaval, paso por el café California, siempre lo miro ya que es un clásico. Nunca he entrado; me siento en una mesa adentro, en la parte más lejana al baño y menos concurrida, para transcribir unas coplas de Quelentaro para un libro que recopila todas sus obras, desde Las coplas libertarias para la historia de Chile hasta Amanocheciendo. Viene una mesera y me pasa una carta. Soy buena onda con la mesera, pero le pregunto cosas como: ¿de dónde es el café? me responde y pido un americano. A veces siento como si mi alma saliera de una taza de café. El café servido expresa todas sus propiedades y aromas. Mientras lo hace, al fondo de la taza espera la materia de los adivinos: la borra. La cafeomancia es un arte adivinatorio que pocos manejan y no deja libres interpretaciones, una taza de café para para comenzar el día es como un shock de optimismo, aunque también una sentencia: algo va a pasar. Bueno, pasa, todo pasa. Cambia, todo cambia.


ONANGAM ONAILIMIXAM


FICCIÓN

El té verde y el mate se preparan con agua hervida a 70 grados, si no se quema. El café se prepara con agua purificada a 90 grados para infusionar. Los granos se traen verdes, porque no presentan defectos y tienen un sabor especial, muy distintivo. Esta forma estúpida de referirme a los procesos y materias del café fueron parte de lo que quedó de mi paso por una cafetería de barrio italia. El café de especialidad contiene en cada taza preparada una evidente muestra de paciencia y cuidado; el grano del Perú es bien bueno en cuanto a aroma y cuerpo; la planta de café se da perfecto en sectores aledaños a la selva amazónica. Por eso en Brasil y Colombia también hay café de primera. Para hacer la espuma de un cappuccino la leche debe estar refrigerada a once grados, por lo menos. La espuma se forma con leche fría. Esto lo aprendí en la calle Andrés de Fuenzalida, en un café donde mi jefe era un ex arquitecto retirado, súper ecológico llamado Roberto. Le gustaba la música clásica. Una vez me comentó que fue a Brasil, y ahí se dio cuenta de que la gente nunca ve lo feos y descuidados que son los techos, sólo se pueden ver desde arriba; en mi cabeza, la imagen de una favela o inmediatamente la pobla, con mitades de ladrillos afirmando el zinc para que no se vuelen por el viento. El lugar era muy mini, tenía colores flúor y muchas plantas; quebró porque imposible competir con el Tavelli

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Pienso en el momento en el que me volví público objetivo de beber café y me veo sentada en una cafetería preguntando ¿qué café es?, nunca voy al Starbucks es como el Mcdonals, y también creo que Lucafe es un poco racista. Será que mis propios conocimientos me han gentrificado, si al final si tiene cafeína da igual. En el Drugstore aprendí a manejar una máquina de expreso; fue toda una aventura, dominarla para no salir quemada con agua caliente. En ese tiempo acompañaba a una amiga a una tostaduría de café en Einstein, maravillándome por la ciencia y arte del café, las distintas maneras de filtrar (kalita, v60, chemex) todas made in Japan y con números perfectos. No tengo certificado de barista profesional, pero si los amateurs son los que realmente aman las cosas, no hay para qué ser profesional, ¿no? En todo caso, mi vida antes de aprender todo esto estaba basada en abrir un tarro de Nescafé, ponerle dos cucharadas, un poco de azúcar, un chorrito de agua y comenzar a batir por largo rato. Luego el agua hasta llenar la taza y… vualá: una especie de cappuccino casero, entretenido de preparar, art attack. En mi casa tengo una prensa francesa porque tiene más control en la infusión; no me gusta mucho la italiana, siento que se quema y para hacerlo bien hay que estar presente. La verdad es que casi nunca tengo tiempo. Nunca tengo tiempo para nada, salvo para drogarme. Y me gusta drogarme con café, para seguir trabajando.


SARERTNOC ONAICUL


FICCIÓN

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LA TERRIBLE HISTORIA DEL NIÑO PEGAMENTO UNIVERSAL

Agita y abre, eran las instrucciones de uso. Un caluroso día de marzo, Max Brillos Rosales, se encontraba solo, comiendo plástica gelatina verde centella en el patio de su casa. Hacían unos 40° y el sol que llegaba de manera brutal en la acera, hacía sudar la pegajosa frente de Max. La noche anterior, Max había decidido que no quería ser más un niño vulgar y que desde ese momento se convertiría en un fenómeno, para trabajar en lo que durante ocho años había sido su gran sueño: ser parte de la Feria de Anomalías Humanas, y así poder compartir escenario con la Mujer Barbuda y El chico de doce dedos. Esa noche odió ser tan normal, y no tener nada peculiar, excéntrico y simpático que enseñarle al mundo.

Su vida y él eran tan extrañamente aburridos, que la mayoría del tiempo se dedicaba a coleccionar pelusas, y hacer esculturas de juguetes rotos que su perro fox terrier Newton destruía. A veces Max pensaba, que con todos los artículos de papelería estimulantes que sus padres le compraban… Y hasta ahí llegué. Nunca más la terminé, obvio: tenía pura pena adolescente, escribía diarios con todas mis ganas de morir y ser inadaptada, olvidando por completo que esta pudo ser mi obra maestra y ahora estaría forrada. Tampoco tenía tanto tiempo para leer cosas extra y menos escribir. Para ese entonces ya me había vuelto una experta adolescente ladrona de libros, los libros no tenían alarma, pues ¿quién roba libros?


FICCIÓN

Aparte de los escritores o los personajes con ropas de vagabundo de Roberto Bolaño la gente normal roba otras cosas, ropa, maquillaje. Pero yo aprendí que los libros no tenían alarmas. El primer libro que me robé fue Putas asesinas, libro morado de anagrama, estaba nerviosa pero nadie me pescaba, caminé por los estantes llenos, seguí mirando tranquilamente, pregunté a un vendedor por un libro de Freud y caminó hacia clasicos de la psicología; me lo mostró y costaba 12 lucas, puse cara de uff vengo en dos semanas, me pasie como cinco minutos y salí, con mi mochila llena de chapitas brit pop, con una bolsa de plástico con carpetas, papeles y mi nuevo libro, después de eso robaba un libro todas las semanas y una vez en época de navidad saqué El almuerzo al

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desnudo, Rayuela, y la Historia del ojo rosado so hermoso de la colección de la sonrisa vertical. Mis papás no sabían de dónde sacaba tantos libros, pero nunca me preguntaron mucho porque yo decía que eran de la biblioteca y a veces de verdad juntaba plata y me compraba algunos. Quería irme de la casa de mis papás y ser escritora. Tenía un pololo fake que estaba terminando periodismo en la universidad. Era medio cuico y lo saqué de internet; le gustaba mucho Fuguet, así que nunca enganché mucho con él, pero igual leí Mala onda y... ni una onda, po. —No tengo nada que ver con Fuguet — le decía a mi pololo—, yo no nací con pasaporte incluido. Igual me caía bien porqué follábamos caleta, naturalmente.


FICCIÓN

Si yo tenía como dieciséis y era más caliente que la cresta. Me regaló casi todos los de Bukowski y culiabamos en todas partes; creo que una vez tuvimos un sexxxy encuentro en un cine. Me caía bien. Me regaló libros, me copió películas: lo pasabamos la raja. Nos mandábamos mails porno, así que escribía todo el tiempo. Hubiésemos sido felices sino fuera porque le gustaba Deftones. Yo era súper agrandada y no tenía amigos de mi edad: me aburrían, los encontraba tontos, así que siempre me junté con gente ocho años más grande, que tenía otras preocupaciones más que estudiar para la PSU, porque a mí realmente me importaba nada. Solo quería conocer gente que me pudiera dar un trabajo para irme de la casa.

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Uno de esos hueones me prestó un bajo, así que tomé unas clases con un loco que trabajaba en la SCD. Él me ofreció trabajo vendiendo discos, era con boleta de honorarios y yo nunca había iniciado actividades, ni podía hacerlo por ser menor de edad. Como el problema era grande, la solución tenía que serlo también. Me arriesgué: al final el loco empezó a tirar las boletas y me daba mi plata. Trabajaba dos o tres veces a la semana y ganaba como veinte lucas al día. Empecé a guardar plata y un año después conseguí un arriendo de una pieza a sesenta mil pesos en una casa en la Villa Frei. La venta de discos me sacó de mi casa pero como dice la canción, nada es para siempre.


BOMBA DE TIEMPO CARLOS FLORES

OLLITSAC LEUNAM


POESÍA

I Ojo bajo la carne hueso, lombrices Muertos que no saben que están muertos La sangre corre, yo duermo El riñón marca el paso del tiempo que olvido como puedo Despierto asustado la mañana me maltrata Pero estoy vivo Siento la espalda las rodillas Tengo ganas de orinar Oxidado, mohoso presiento el desastre Leo para embolinar la perdiz Imagino amores, batallas balas cayéndome encima como el agua en la ducha

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POESÍA

II Mi perro ignora que el tiempo le muerde los talones. No morirá como yo morirá de improviso Yo presiento el final III Al compás de la música me vuelvo inmortal La guitarra, los bronces las negras del coro me transforman en demonio En ángel me transforman IV Me veo corriendo por un sendero que baja entre eucaliptos por un costado de un cerro en Talcahuano Siento que fui real que estuve ahí

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POESÍA

V Tendido en un diván llorando a mares así va a terminar ese hijo de puta cuando se canse de gritar Ahí lo quiero ver Grita nomás mocoso de mierda a mi ventana no van a llegar tus peñascazos Grita, grita, deshahógate Ya vas a envejecer Entonces te quiero ver Parado en la ventana de un octavo piso a los 80 años Con un cuerpo que no soportas Mirando gritar a un hijo de puta Que quiere tu derrota. VI Soporta el artificio el pez para gozar su imagen de la tierra dos dedos que golpean su pecera Como un buzo que avanza mar adentro sumergido en su escafandra recorre su pequeño mar sin saber que está muerto que es un pez fuera del agua

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POESĂ?A

VII Soy un cuerpo que se desmorona Un muerto que espera su turno Mis rodillas anuncian el fin Para morir he nacido

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SARERTNOC ONAICUL


FICCIÓN

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CARTAS AL PADRE TEXTO Y PINTURAS DE KRASNA VUKASOVIC

Primera carta: “Otoño de 2009 Padre, Comienzo estas notas con el amargo saber de que te has ido y que una vez más nos hemos abandonado. Fue en la tarde cuando supe que habrías de partir muy lejos, a un lugar que nunca has nombrado, pero que a juzgar por tu actitud es un lugar que causa en ti desolación y melancolía. Sin embargo, yo no pude evitar sentirme celosa por tu partida: ¿quién más que yo desearía volar? También yo mantengo en mis ojos el brillo de la esperanza. Pero a mí ello no me ha sido otorgado; ¿acaso dejarás algo para el resto que te admira? Padre, una vez más, agradezco tu partida.”



FICCIÓN

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Segunda carta: “Sin fecha Querido Padre: Cuánta fue mi calma y cuánta fue mi emoción al verte cruzar la puerta: estabas luminoso, agitabas tus manos –ya te he dicho que es en ti la alegría de un niño–, almendrabas los ojos. ¡Dicha! Allí venías y de pronto me llené de gracia. En tu abrazo encontré contención."



FICCIÓN

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Tercera carta: “Primavera de 2013 Padre: Te escribo esta carta para decirte que me has fallado de tal manera que me has avergonzado frente a todo mi curso. Se supone que debíamos bailar la cueca de fin de año y ¿sabes quién no bailó? Te imaginarás ahora por qué no quise recibir tu regalo, que además estaba muy mal empaquetado (se nota que lo hiciste a la rápida). Fue tan penoso, que otro papá me ofreció bailar, pero le dije que no porque todos se iban a reír de mí e iban a comentar que era la pobrecita bailando con otro papá. Te digo altiro que no voy a ir a tu asado del 18, estoy muy enojada y sentida, además que me carga esa fecha. Claro, a ti te encanta la patria y sobarle el lomo a los tíos. Te aviso altiro también que no me mandes nada con la mami porque lo voy a botar apenas me lo pase.Y pásame mis fotos del viaje.”

Cuarta carta: "Noviembre 2019 Hola Padre, Que estás en el cielo.”



FICCIÓN

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Quinta carta: "Julio de 2018 Padre, Ha llovido toda la noche y me temo que pasaré mi cumpleaños con lluvia también. En estos días ha crecido mi angustia, ya te escribí hace unas semanas que me siento completamente inútil aquí, con una impotencia que crece y crece a medida que pasan los días. Anoche tuve menos fiebre, pero todavía me parece oírte, aunque estoy convencida que es delirio febril. Ya nadie me mira, pero ¡oh!, ¿acaso murmuran algo como un himno?. Te he extrañado y necesitado, a veces proyecto una sombra en la puerta, una sombra como la tuya, una silueta: la tuya, te has hecho de pronto mi sombra. El invierno es muy oscuro y apenas alcanza a verse el sol; este clima me recuerda que tengo que buscar una respuesta: pero no quiero. Padre, si regreso, ¿me tomarás de la mano? Desconfío de la distancia entre nosotros y temo que ya no me quieras. Te prometo que estaré a la altura y conseguiré recuperarme, aunque sea el tamaño de esta piedra inconmensurable: me llamarán Sísifa. El retorno hoy es un espejismo: agua de la cual no puedo beber. Es maldita, y parece que mientras más camino recorro, más lejos se ubica. Estoy inquieta y pienso que nadie me espera de vuelta, o si lo hacen, buscarán mirarme con ojos inquisitivos. Padre, ¿por qué no me enseñaste lo pesada de esta cruz? ¿por qué en vez de tesoros no compartiste conmigo la eterna promesa del alma? Padre, ¿ya me has abandonado?”



PERdidos en el

ESPACIO

NOITCIVNOC DNA ECNAIGELLA /LRAC & YDNIW

102.5 FM 25 AÑOS AL AIRE


ENTREVISTA

En el año 91 la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile inició unas sesiones semanales de videomúsica organizadas por Jaime Baeza; dos años antes de que se inagurara la transmisión de MTV en Latinoamérica con el video "We are sudamerican Rockers" de Los Prisioneros. En las sesiones Jaime Baeza proyectó sus inquietudes musicales y presentó una serie de músicos y bandas que conoció en sus viajes y que le fueron recomendados por amigos que vivían en el exterior. Bandas como Cocteu Twins y Dead Can Dance eran traídas en videos que luego había que pasar de PAL a NTSC. El proyecto nació en una de las salas ubicada en el tercer piso de la facultad bajo el nombre de Radio Integral, radio que daría origen a "Perdidos en el Espacio". Allí se inició el programa junto a un estudiante de eléctrica que contaba con un transmisor de corto alcance y otros que se encargarían de llevar los discos, un deck y una tornamesa.

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Dentro de eso quedó "Súper 45" y alargaron a dos horas diarias al aire, entre las 11 de la noche y la una de la mañana. Obtuvieron unos auspicios tránsfugos: jeans Papelucho que se vendían en Rancagua, algo así, y unos taxis con los que el radiocontrol se podía ir más tarde. Ahora eran 14 programas toda la semana, pero después se fue el auspicio, hubo que recortar y se eligieron los programas que más aportaban. "Súper 45" estuvo a punto de quedar fuera, así que se turnaban por un tiempo: una semana cada programa. Durante el 94 y 95 se hizo una convocatoria en que salieron varios programas de la Radio Integral y ocuparon un segmento que se llamó "Antares". Tenían una parrilla de siete programas que transmitían toda la semana, con rasgos distintos. Desde música como la de "Perdidos en el Espacio", misceláneos, música tipo "Rock & Pop", otros más literarios. "Antares" se extendió cerca de un año y entonces hicieron un llamado a toda la Universidad de Chile a presentar programas.


ENTREVISTA

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¿Recuerdas algún momento personal, histórico o político que haya marcado tu paso por la radio?

No involucrado directamente, pero hay dos hitos. Quise dejar memoria en ello realizando u documental sobre "Antares", que era el segmento que nació en radio U. de Chile (en el que estaba "Perdidos", "Contaminando", "Malandanza", "Super45" y otros muy memorables, de estudiantes de la U, de varias facultades, que marcó un antes y después de la Radio U. de Chile. El documental no prosperó lamentablemente, habían (hay) buen material y buenas ideas para hacerlo. En ese documental quería tocar el tema de la “Toma de la Radio” por parte de la FECH de marzo de 1996, momento en que quisieron entregar a privados (de manera trucha) la señal del 102.5. Gracias a ese acto de fuerza, que tiene anécdotas re chistosas que me enteré en el camino, que se logró mantener una radio pública y no comprometida con los poderes que existen en el país, quería en el documental reforzar que las medidas de fuerza sí dan frutos que se valoran con los años. Da gusto formar parte de ello y de alimentarlo en cierta manera.

El segundo es que en "Antares" había una variedad de programas que cruzaban un espectro muy interesante, que representaba lo que era la real universidad, lo universal y experimental, y en uno de los programas (y hablo de los años 1996, 1997, casi ya 6 años de esta pseudodemocracia, tutelada por los militares y negociada y vendida por los de la izquierda y la derecha), se atrevía a hacer contactos en directo con presos en la cárcel de alta seguridad pudiendo ellos transmitir y hablar sin censuras. Ese compromiso con las verdades enteras me parecía increíble, considerando los años en los que estábamos. También nos invitaran a participar del proyecto venezolano www.noesfm.com, donde replican el programa dos veces a la semana y también nos hicieron dos programas especiales en Radio Nova, que es una radio muy bacán en Francia (https://www.nova.fr/podcast/greeting s-home/santiago-avec-uchile ).


ENTREVISTA

¿Cómo es transmitir actualmente en un medio sin imágenes en un mundo que se rinde ante la imagen?

El complementar "Perdidos" con las redes sociales suple un poco aquello, desde 2011, por ejemplo, hemos invitado a amigos diseñadores, ilustradores, artistas, a ponerle imagen a "Perdidos": su logo. Los podcasts ya tienen carátula, variable en el tiempo, que van dando una imagen de cómo nos ven o visualizan los autores, algunos más cercanos a la onda de "Perdidos" que otros, pero hay una sintonía con lo que expresa el programa. Por otro lado, la radio tiene esa aura de algo que puede apelar a tu imaginación, y la música que se muestra en "Perdidos" lo potencia aún más, te puede llevar a volar, y a volar muy lejos, o a dormir, que pasa mucho. Hace un par de semanas, con la emisión de una obra de música concreta de Beatriz Ferreyra me enteré de unos auditores que tuvieron una situación paranormal mientras entraban en sintonía con esas sonoridades.

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RADIOS Y FRECUENCIAS

Hay una radio en internet llamada fluid-radio.co.uk, la puedo escuchar permanentemente, y es básicamente porque necesito concentración durante el día; soy ingeniero civil sanitario, me dedico a ese rubro, y mientras realizo los proyectos (documentos, cálculos, diseños) requiero un ambiente propicio, siempre la recomiendo, y a partir de ella, -la playlist que tienen-, he armado las selecciones que muestro durante los febreros: los "Especiales Suicidas". La segunda es Resonance fm (https://www.resonancefm.com/) que no la escucho tanto, pero no defrauda nunca, es más ecléctica en la oferta, y ha tenido programas memorables. Me gusta también la aplicación radio garden (http://radio.garden/). Hubo un tiempo que me volé con una radio que se llamaba Mali Jet (de Mali, África), ahí uno puede pasear por el globo escuchando lo que sea, es la raja.


MÚSICA

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ALó aló aló, 123 123 Las siguientes 10 canciones se encuentran disponibles en www.discogs.com y corresponden a una selección hecha por Jaime Baeza. Se pide por favor a los auditores respetar el orden de reproducción.

Keith Jarrett A1 – Spirits

The Jesus & Mary Chain B8 These Days

Max Richter

Kaa Antilope

A1 – Dream 3

A5 Arabesque (Dear JP)

The verve

Laurine Frost

See you in the next one (have a good time)

A1 The Disappearing Act


MÚSICA

Jackie Mittoo D3 Darker Shade Of Black

The Clash Shepherds Delight

Afro National' 70 A Mr. Who You Be?

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Talk Talk B2 I Believe In You


07812500 ºN

PLEBISCITO 2020

¿QUIERE UNA NUEVA CONSTITUCIÓN?

APRUEBO

RECHAZO


07812500 ºN

PLEBISCITO 2020

¿QUÉ ÓRGANO DEBIERA REDACTAR LA NUEVA CONSTITUCIÓN?

CONVENCIÓN CONSTITUYENTE (INTEGRADA EXCLUSIVAMENTE POR MIEMBROS ELEGIDOS POPULARMENTE)

CONVENCIÓN MIXTA CONSTITUCIONAL (INTEGRADA EN PARTES IGUALES POR MIEMBROS ELEGIDOS POPULARMENTE Y PARLAMENTARIAS Y PARLAMENTARIOS EN EJERCICIOS)


EN EL TEMPLO DE VAJRAYOGINI TOMÁS COHEN

SARERTNOC ONAICUL


POESÍA

En el templo de Vajrayogini

Había una diosa gorda, esculpida en bajorrelieve con aura de vacíos, casi despegada del muro. Tenía que abrazarla. Adentré los brazos detrás de su cintura, y cuando los brazos se me acabaron estiré las manos, ya invisibles, en oscuridad de gruta. Si mis dedos se unían en esa oscuridad de gruta espejearía este adorador sacrílego al escultor de la diosa, que terminó su estatua abrazándola, cavando con ambas manos como mitades de puente, desde una y otra orilla.

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POESÍA

Mi dios índico

Si tuviera yo muchas cabezas & muchos brazos & muchas manos como los dioses índicos de piedra que he visto húmedos de ofrendas tendría al menos una mano con un lápiz destapado & otra empuñando una copa llena de licor de sol & una cabeza golpeándose frescura bajo una cascada más una frente hipnotizada por la hoguera & un dedo sobre el obturador de ebullición, que gotea. Tendría también una mano abierta besada por las lenguas con que avanza una estrella de mar viva & bajo un brazo, enrollado, uno de esos manuscritos eternos, internos, fallidos, mentales propios de bibliotecas quemadas & un hombro de joven violinista entregado a un viejo y buen violín, al fin. En cuanto a pies, mi dios índico

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POESÍA

sobre un nido de cables, en trance de escenario, pisaría justo el pedal de efecto que cambia al mundo por accidente durante una canción & bajo cada uña sucia de pintor guardaría la receta para una sopa primordial. Tendría por último unos pies de astronauta en calcetines flotando frente al tondo de la ventana de la estación espacial con el planeta, redondo al fin. Nadaría mi dios índico allí donde la vida es imposible guiñándonos desde ese total afuera que nuestro más arriba puede siempre estar debajo.

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SARERTNOC ONAICUL


POESÍA

En un parque de las gacelas

Me senté entre dos desconocidas hermanas magnéticas. La cerrajería ruidosa de los insectos arropaba la voz del maestro y yo perdía sus palabras; miré, estrato a estrato, el color del acorde: las hojas secas bajo el molar de los mansos pies de ambas y el musgo seco bajo los pies míos. Palitos ínfimos se imprimían en cada desnudez opresora de la tierra seca. Una avispa bailó de largo y, tras soplarle mantras, devolví una chinita al penúltimo piso de un tallo. Entonces, me desprendí del cuello un saltamontes y una hormiga grande, tallada con virtuosismo en obsidiana subió y bajó por mi pulgar. Entonces, una de las desconocidas me dijo su nombre, y me dijo que no eran hermanas.

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POESÍA

La madre niña

Las piernas de la niña salvaje y habladora, sus magulladuras por correrías entre zarzas, cercas, son surcos blanquecinos que asomarían el original de greda en cualquier escultura de bronce. Niña, yo también quiero tener la mejilla embarrada y las aventuras escritas con zarza en los tobillos y los pies descalzos sobre la esponja del musgo embebido. Y a voz viva, desde la última rama que pueda sostenerme, aullar lejos también una bandada como sombra hecha trizas, como dados arrojados hasta alcanzar la próxima generación. Tienes trece años, es de noche, y falla por fortuna la luz: el apagón que guardará con claridad este verano por el resto de tu vida. Tras arrastrar una silla al patio te quedas sorbiendo más estrellas, cada minuto tiritando más constelaciones frutales en el viento: su ritmo mora, rosa mosqueta— tus latidos.

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POESÍA

Niña, esa noche es sabor de saberte ser mi ingrediente favorito: a fuego lento, con receta en retroceso, te haré mi madre, para oír ese ritmo pulsar, yo mórula, voluta en nebulosa de endometrio. La escojo dulcedumbre, la escojo madriguera. Yo naceré de ella pero no en el futuro: porque, quizás, la niña salvaje ya es mi madre en esta vida y esa noche con apagón, mayor de estrellas, es cuento de mi autora.

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FICCIÓN

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PRESENTE ROBERTO MERINO

El siguiente relato pertenece a una colección de textos que Roberto Merino imprimió en el 2010 y le hizo llegar a Germán Marín –editor de Random House en ese entonces–, tras varias conversaciones en torno a lo que sería su próxima novela. Estos textos fueron la primera y última entrega que Marín recibió por parte de Merino: las copias impresas se perdieron junto con Marín, al igual que los archivos que el autor conservaba en su computador. Dentro de los relatos que componen este grupo de textos extraviados se encuentra Tiempo muerto: hoguera de ovejas (publicado en nuestro primer número) y otros relatos que el autor recuerda vagamente: un texto sobre una mujer tirando en un campo con la cara apoyada sobre una superficie de maicillo y otro sobre un sujeto que atraviesa Santiago en unos taxis en una especie de posta de relevo durante una emergencia.


SARERTNOC ONAICUL


FICCIÓN

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Vivo con una extraña sensación de continuidad. Ignoro si esta continuidad es la parte real o la parte ficticia de mi relación con el mundo. Me da lo mismo que las cosas se acaben o se proyecten o se prolonguen. Me habla la misma voz que comenzó a hablarme en el medio de un patio deslavado una tarde remota. Esa voz era como la serpiente del Paraíso, que se aproxima para instalar el mal amablemente, en un susurro.

Es posible que la certeza de la continuidad sea una ficción entre tantas. Lo digo porque el niño de cuatro años que pensaba con la voz con la que pienso, ese niño no está en ninguna parte, no existe y en algún momento indeterminado llegó a término, se transformó en otra cosa como un insecto que va dejando en el camino la carcacha de una piel ya inservible, crocante y traslúcida.

La voz me dijo esa tarde: soy tu voz, ahí estás tú, mírate.

La huella está en las fotos. Sólo en las cajas de fotos, en los álbumes atesorados en los departamentos de las parientas solas, sólo en las imágenes de los viejos cumpleaños que alguien cercano pone en facebook, sólo ahí hay un desmentido a la ficción de la continuidad. La voz me dice: ése niño eres tú, mira sus ojos, recuerda sus malos sentimientos, sus ensueños de venganza, escucha cómo canta, siente su miedo, eres tú, ese niño eres tú y no existe.

Vivo con la sensación de que la voz no ha dejado nunca de transmitir, de apostrofar cada fracción de segundo de estos largos rápidos años que se han ido. No la he apagado con alcohol, meditación trascendental, poemas dramáticos, preocupaciones ni ocupaciones. Por lo tanto nada se ha acabado jamás. Podré decir “aquí hay un final” el día en que ingrese otra vez en la inexistencia de la que provengo y no haya terminales nerviosos activos ni soporte cerebral para sostener la existencia de la voz en cuestión. Por lo tanto no podré decir nada. Dejo el encargo, a quienes por ahí anden, de inferir esa frase final. Si no lo hacen tampoco tiene la menor importancia.

Las viejas fotos son tan profundas: años cincuenta, sesenta, la circunspección general de la vida, los lustrosos jopos, las miradas ridículamente desafiantes de los muchachones enfiestados, el brillo de los cromos, de las guardas de bronce a la entrada de un edificio del centro.


FICCIÓN

Hay que ir a las fotos para discontinuar la experiencia y activar la memoria, que está dormida o adormecida como el caballo Kundalini. El chakra de la memoria. Entonces: no existe ese niño ni tampoco las verjas de madera ni las tapias del fondo ni los columpios, ni los tesoros enterrados ni las liebres ni la nieve barrida en las cunetas de La Reina. La luz de los amaneceres, de sueño en sueño se ha ido agostando hasta lo irreconocible. Han cambiado el curso de las calles, la coordenadas, los nombres de la gente, los carachos. Hablan demasiado. Escuchan demasiado. Se pueden pasar tres días seguidos con la televisión prendida. Tres días con sus noches, sintonizada la tele en el canal que repite las noticias: una y otra vez ese paneo por la entrada de la Quinta Normal, esa vieja que ríe, ese globo que se lleva el viento, ese vendedor de sopaipillas que saluda, ese vereda que se trizó, ese funcionario con casco y cotona que acerca un instrumento a la grieta. Siempre el mundo ha sido extraño, se mueve en relación a los desplazamientos del observador con la equidistancia de una sombra.

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El bochinche nos impide asistir en plenitud de conciencia al final de las cosas. El cine Santa Lucía, por ejemplo. Anunciaron un día en el diario que venía la demolición. Un ruido nos distrajo, un cotorreo político amplificado periodísticamente, cualquier cosa, un estruendo. Un mediodía pasamos por el frente y deteniendo la marcha por un momento oteamos hacia el cine y ya no había nada, o había un templo bautista o un Lápiz López. El diario había dicho: “El fin de una época”. Por supuesto: el fin de la época de la capacidad de asombro del cinemascope, el fin de esas confianzas, el final de Lo que el viento se llevó y los créditos de Las 24 horas de Le Mans mientras el poco público se orienta hacia las salidas. Y sin embargo, el fin de qué. Maldito presente pegado a la cabeza con un imán.


SARERTNOC ONAICUL



FICCIÓN

Hace una o dos navidades, se estaban vendiendo gifcard para asistir a talleres de escritura. Osadía o desubicación capitalista, fue otra manifestación más, de cómo la literatura ha ido generando un vínculo indisoluble con el mercado, y cómo las tradicionales formas de ser autora o autor han ido cambiando con los años. He seguido de cerca el debate planteado por la crítica Lorena Amaro, con quien discrepo en algunos puntos, pero a quien valoro la iniciativa de abrir esta discusión necesaria. Daré un ejemplo autorreferente con el fin de entregar datos acerca de las prácticas del sistema. Cuando entré al mundo literario, hace unos nueve años atrás, en el panorama había muchas más poetas que narradoras. Y esto generaba en las editoriales el deseo contrario. Existía avidez por publicar mujeres que escribieran narrativa, hablando sobre los cambios visibles de la sociedad chilena. En ese momento, tuve la suerte o la desgracia de publicar uno de los primeros libros de editoriales independientes que vendió miles de ejemplares, hecho que no se tradujo en ningún tipo de mejora de mi sistema económico, ya que no me pagaron derechos de autor por cuatro años, y de haberlos recibido, me hubiese llevado solo el 10%. Luego de esa publicación, la lógica de mercado señalaba que debía escribir un texto más largo, que ampliara la cosmovisión propuesta. Se decía que el cuento era el pariente pobre de las novelas, y si no tenía una en camino, difícilmente podría permanecer.

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Utilizaban la figura del temblor de manos en la página cien. Si era capaz de pasar esa cifra y salir airosa de sostener las tramas hasta el final, tendría la chance de que no se me tildara de poca pericia narrativa y falta de originalidad. Las EIRLS literarias tenían como objetivo abrirse camino, fidelizar lectores y llegar a los medios de comunicación masiva. Era mucho más difícil ser publicada en transnacionales en ese momento, tan solo porque no veían mercado posible para libros extraños, para autores emergentes o con algún tipo de variación en su estructura. Las recomendaciones de los editores a veces transgreden los límites no solo de la originalidad de la autora o el autor, sino también de la búsqueda artística genuina. No solo hay un tormento o dificultad por cerrar bien una obra, sino por la posibilidad de que ese libro signifique algo para alguien, el resistir con la mayor entereza la crítica del estilo farándula de diario, que va a tirar los dardos a tu cara y no necesariamente a tu obra. La falta de medios para la crítica literaria o lugares que la sustenten ha implementado un vergonzoso sistema de lectura semanal donde todo queda en frases deshilvanadas de la trama, que fuera de contexto dan pie para construcciones ideológicas sustentadas como modelo de prueba.


FICCIÓN

Bajo ese parámetro, todo aquello que se escapa de la norma, aun cuando sea desde la supuesta subversión de lo hegemónico, lanza un código de error que termina ridiculizando al autor o autora. Como esto es una práctica sostenida en el tiempo, los asistentes a talleres literarios que leen el sistema antes de participar activamente en él, llegan con estas lógicas instaladas. Últimamente he comprobado que lamentablemente estos vicios también están en algunos de los discursos feministas, que, haciendo uso del cliché y la propaganda, reducen la discusión a una etiqueta, a un slogan sin posibilidad de ser examinado o discutido. La suma de los estándares con gestos vacíos que pretenden ser antipatriarcales, van haciendo predecible el camino para los lectores, generando escritores en sobreadaptación para ser aceptados y no quedarse en la exclusión. Las editoriales tienen claro hoy, que libros escritos por mujeres, para mujeres, con personajes femeninos o pertenecientes a la comunidad LGBTQ van a vender más. Y volviendo al punto de Lorena Amaro, varias escritoras, o de frentón influencers a las que les escriben los libros, son sin darse cuenta, utilizadas por el sistema. Desde mi punto de vista, las escritoras no estamos siendo invisibilizadas por el patriarcado sino todo lo contrario, esta excesiva fanfarria nos debe llevar a mirar el asunto con detención. En ese escenario hay que buscar otras salidas, porque el punto no es solo cuánto se aparece o no en redes sociales y en si se paga publicidad para un taller o un libro

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El asunto es que todo este circuito que rodea la obra también merece una cirugía mayor, una demolición, una crisis profunda que genere movimiento. Estas temáticas que cuando se habla de ellas se repite hasta el cansancio lo de su supuesta invisibilidad, han circulado igual, aunque sea de mano en mano. De hecho, en 1965 ya se publicó un buen ejemplo: “El cuento femenino chileno”, una antología donde aparecieron escritoras consagradas como María Luisa Bombal y Magdalena Petit, pero donde también compartieron espacio textual con escritoras que no publicaron mucho más que solo un cuento. Pensemos también en Pedro Lemebel, que hizo su obra en los momentos más pechoños y difíciles políticamente en el país. La escritura de mujeres se ha sostenido y se va a seguir sosteniendo más allá de la preocupación de las editoriales, las tiendas, las marcas y los medios. La pregunta que cae de cajón para hacerse y que la mejor respuesta es siempre individual. ¿Para qué estoy escribiendo? ¿Para quién estoy escribiendo? ¿Tengo realmente algo nuevo que decir o solo necesito ser vista? No quiero generar un descrédito sobre la obra de Paulina Flores bajo ningún punto, pero creo su caso es ejemplar en términos de lo que las estrategias del mercado generan alrededor de una autora.


FICCIÓN

Su libro Qué vergüenza, la llevó a ser portada de revistas de moda, invitada a canales de televisión y una cantidad arrolladora de prensa, fenómeno extraño para quien destacó por su mirada discursiva. El periodismo y la gestión cultural se apropiaba de sus ideas, instalando un grupo de mujeres cuentistas nacidas en los 80, donde también caigo por haber nacido en la misma fecha. La prensa nos llamó “Las nuevas chicas del barrio”, y en las mesas de conversación ha sido frecuente que nos pregunten qué tenemos en común, intentando crear una nueva generación de autoras. En esas instancias me viene insistentemente la misma reflexión: ¿Qué podría yo tener que ver con mi vecino más allá del terreno habitado o haber llegado a vivir en la misma fecha? En el mejor de los casos podríamos ser amigos, o tener los mismos ideales, pero nada dice que tengamos muchas cosas en común o que tengamos que ser analizados bajo los mismos prejuicios que dan paso a las teorías. Tal vez lo único bueno de que nos hayan agrupado a todas juntas, es que se dejó de ver a Ñuñoa como el mayor escenario posible para cualquier novela o libro de cuentos. El camino literario, sobre todo para las escritoras de narrativa, está lleno de anzuelos, cebos o transacciones de imagen, que muestra de manera fehaciente, que la industria para seguir creciendo necesita apropiarse de autores y autoras-marca.

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EL PERIODISMO Y LA GESTIÓN CULTURAL SE APROPIABA DE SUS IDEAS, INSTALANDO UN GRUPO DE MUJERES CUENTISTAS NACIDAS EN LOS 80, DONDE TAMBIÉN CAIGO POR HABER NACIDO EN LA MISMA FECHA.

Esto ocurre también en la poesía, pero de manera diferente, porque ahí opera la consolidación del catálogo, los premios entregados por el Ministerio de cultura y la compra de ejemplares a las bibliotecas públicas. Esto ocurre tanto en transnacionales como editoriales independientes, donde las redes sociales han sido el principal canal de venta de estos libros, junto a las ferias literarias, democratizando muy entre comillas, el que un autor o autora sin prensa, pueda gestionar sus contenidos. Tal vez, lo que molesta con relación al mercadeo del propio autor en redes, sea el que en algunos casos se torne excesivo, cuando ya hay respaldo de parte de universidades, medios de comunicación o instituciones, que evidencia por defecto, la precarización del trabajo cultural del país y las diferencias sociales. En ese escenario, muchos y muchas caen en la práctica inadvertida de darse codazos, o subirse a una silla para gritar más fuerte.


SARERTNOC ONAICUL


FICCIÓN

La creatividad de la manutención lleva a que autores y autoras casi sin obra, se arriesguen a dar un taller literario, cayendo en los decálogos o en la lectura sistemática de cuentos trillados, o en el marketing de la lectura de autoras chilenas para participar de la contingencia, a que un autor invite todas las semanas un colega para hacer uso del comodín de relleno de contenido, tras la máscara de “dar visibilidad a la obra”; a que un libro que podría pasar sin pena ni gloria, por gestión de su autora pagando a un periodista, pueda terminar influyendo y ganándose premios. Existen tantas estrategias como autores en este momento. Podríamos preguntarnos por qué se le añade a la escritura la presión de dar de comer a un autor. Para algunos es la única alternativa, lo que no quita que lo más importante sea siempre la obra, con el respeto, la admiración y la vergüenza de saber que tal vez nunca se alcance eso que es intangible en la lectura, pero que al mismo tiempo es el motor de la escritura. Imponer el modelo antiguo del escritor fuera de las redes como un ejemplo de calidad, también me parece erróneo.

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El campo, al igual que la ciudad, también está lleno de pésimos escritores, e incluso grandes autores cuando se retiraron de la urbe, escribieron textos nefastos, porque el ego está en la obra en sí, en tanto funciona como un espejo que devuelve imágenes distorsionadas del yo y del ambiente. El autobombo, una práctica de percusión ensordecedora incluso para quien la práctica, puede derivar en un recurso más elegante, como la ejecución de un triángulo en una orquesta, gesto único pero preciso si es que se sabe utilizarse.


SARERTNOC ONAICUL


SARERTNOC ONAICUL


ENSAYO

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CRISTINA PERI ROSSI

LA DIOSA DE LAS ORGÍAS En casi todas las religiones politeístas primitivas, la religión y la sexualidad estaban estrechamente emparentadas; los cultos, los ritos, las fiestas y los sacrificios, fuera cual fuera la comunidad, concernían fundamentalmente a dos asuntos: la reproducción y la muerte. El deseo de supervivencia frente a las amenazas externas —pueblos enemigos, animales, pestes— y frente a las disensiones internas —luchas por el poder, reparto de riquezas— exigía alejar la muerte todo lo posible y asegurar la descendencia a través de la reproducción. De esta necesidad surgen las primeras prohibiciones o interdictos sexuales y sociales que llegan hasta nuestros días.

(No otra es la preocupación de las sociedades contemporáneas, a pesar de los aparentes cambios de la revolución industrial y tecnológica: evitar la muerte, asegurar la descendencia). Magia, deseo y reproducción estaban estrechamente ligados, aunque las interdicciones eran menores que en nuestros días. La religión siempre se ha ocupado de la vida erótica de sus fieles; seguramente la temprana conciencia de que la pulsión sexual es una fuerza que puede conducir al caos social y a la desintegración de los clanes, castas y centros de poder, hizo que los magos y los sacerdotes quisieran regularla, controlarla, y apelaron a las prohibiciones para ordenar de alguna manera esa energía explosiva.


ENSAYO

Las dos grandes civilizaciones de la antigüedad, Egipto y Mesopotamia, tuvieron Grandes Diosas con sus festividades, rituales, sacrificios y cultos orgiásticos, andróginos y ginolátricos, los cuales se extendieron por todo el Mediterráneo occidental. Se puede afirmar de manera casi general que en aquellas civilizaciones antiguas donde existió el culto a las Grandes Diosas, la libertad sexual y erótica era mucho mayor que en aquellas posteriores, donde la figura mítica fue masculina. Posiblemente la explicación se deba a que las civilizaciones presididas por Grandes Diosas no fueron patriarcales, y las mujeres estaban en un plano de igualdad con los hombres (como ocurrió con las culturas celtas, por ejemplo). Históricamente, al predominio de las religiones con un solo dios masculino corresponden formas de organización social muy jerarquizadas, autoritarias y con una pronunciada esclavitud de la mujer, considerada objeto de cambio como el ganado, o botín de guerra, como el oro o los cueros. Uno de los cultos femeninos más excitantes fue el de Cibeles, la diosa madre de los frigios, solo comparable, en cuanto furor orgiástico, al de Dionisos.

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Los celebrantes de Cibeles la adoraban en ceremonias báquicas, embriagándose con vino, utilizando máscaras (a menudo de sexo intercambiado), con inhalación de hierbas alucinógenas, danzas frenéticas, gritos, cantos y ritos de sacrificio de animales, cuya carne se devoraba aún caliente. Los coribantes de Cibeles se autoflagelaban y se castraban para servir mejor a la diosa (del mismo modo que los dioses varones exigían la virginidad de muchas jóvenes, como voto de adoración). Lo importante es señalar que las Grandes Diosas disponían libremente de su sexualidad. No estaban regidas por ley alguna. Las más antiguas, como Inanna, sumeria, y la Ishtar babilónica, practicaban la prostitución sagrada. Conviene recordar aquí que la misma libertad de que gozaban estas grandes diosas se concedía a sus fieles: podían acoplarse con hombres, mujeres o animales, y en sus ritos el sadomasoquismo era habitual. Heliogábalo, el emperador adolescente, oriundo de Siria y celebrante de la diosa Cibeles, por ejemplo, deseaba ser mujer para asemejarse a la diosa; usaba ropas femeninas, tenía relaciones sexuales con hombres y mujeres, sin que esto pusiera en duda su carácter de sacerdote masculino de la diosa.


ENSAYO

El triunfo y la universalización del cristianismo liquidó, en apariencia, todos los excesos de los cultos a las diosas de la promiscuidad, de las orgías y del sacrificio ritual; allí donde existía el culto a una Venus, el cristianismo colocó a una Virgen, dignificando los cultos y los rituales, aunque a veces, las celebraciones de la Semana Santa en Sevilla, por ejemplo, tengan una oscura reminiscencia de los antiguos cultos y festejos. La naturaleza, la luz y el paisaje de esa zona de Andalucía, donde los sentidos tienen tantas oportunidades para gozar, hicieron decir a Santa Teresa de Jesús: «Bastante tienen los sevillanos con no pecar»). La religión y la industria (la productividad) son las encargadas, en cualquier sociedad, de oponer los interdictos, las prohibiciones a la actividad sexual, a la energía libidinal que es ciega, violenta y desordenada. (El Marqués de Sade propone una orgía permanente de hombres, mujeres, niños, animales y objetos como manera de destruir el Estado y la Iglesia. Para él, el sexo es revolucionario — vivido de manera indiferenciada, en mezcolanza— justamente porque ataca los principios que sostienen la concepción clásica del poder político: la propiedad privada —incluido el matrimonio, como forma de poseer a la mujer y a los hijos— y su orgía perpetua conducirá a la destrucción de esos grandes enemigos, el Estado y la Iglesia.

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Más allá de cualquier delirio, hay que reconocer en Sade la clara percepción de que la fuerza del deseo puede cambiar el mundo y de que las instituciones tradicionales que los hombres se han dado históricamente para organizarse han domesticado fundamentalmente a Eros, ese querubín cuyos flechazos envenenados pueden destruir la poderosa arquitectura del Estado patriarcal). Sin embargo, en este antiguo pleito entre la religión y la industria, con sus interdictos sexuales, y cierto «regreso a la naturaleza» (al caos del Marqués de Sade o a un universo psicótico, «animal», en tanto libre) el camino intermedio es el erotismo. Bataille lo ha expresado con absoluta claridad al decir: «La transgresión difiere de la vuelta a la naturaleza: levanta el interdicto sin suprimirlo». Ese es el resorte del erotismo: la transgresión. La ambigüedad intrínseca del interdicto — religioso o social— es que, al vedar ciertos objetos al deseo —madre, padre, hermanos, personas del mismo sexo—, los aleja de nosotros, pero a la vez refuerza su deseo, por lo cual han de regresar, deben reaparecer, disfrazados de otra cosa (en cierto sentido el psicoanálisis es una tarea de desenvestidura: tiene que levantar esas máscaras bajo las cuales el deseo reprimido ha podido entrar en nuestra conciencia).


SARERTNOC ONAICUL


ENSAYO

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En la Antigüedad, las orgías rituales, vinculadas a fiestas fijas y de origen sagrado, proponían un período de «transgresión» de las normas donde nada se oponía a la libertad del impulso sexual. La ebriedad, la promiscuidad, el éxtasis erótico y el religioso se mezclaban. Era una fuerza instintiva, un derroche que buscaba la negación de todo límite.

están mucho más unidas y que en el principio de todas las cosas, posiblemente, eran difíciles de distinguir. Los antiguos partos, con su dolor y su riesgo, eran el símbolo de ese fenómeno de unión del amor, la vida y la muerte. Mientras la naturaleza no fue domesticada por el hombre, ofrecía casi siempre el espectáculo de la reproducción, el nacimiento y la muerte en confusión constante).

Posiblemente había una oscura fantasía de mezcolanza: vísceras de animales muertos, de víctimas humanas, sangre menstrual y vino, todo tipo de secreciones orgánicas, de productos de la tierra, sin discriminación. Las macaras con las que cubrían el rostro no solo no se correspondían al sexo genital real, sino que evocaban a los animales, a los muertos o a los dioses; los adornos combinaban las líneas geométricas con las plumas y los aros; todo tendía a disolver la identidad en la concupiscencia, en un magma revuelto que evocaba conjuntamente el sexo, la vida y la muerte. (En las sociedades avanzadas en las que vivimos, estas tres instancias se han separado. Podríamos decir, en cierto sentido, que el grado de civilización de un grupo se mide justamente por la capacidad de separar, de disociar estas tres funciones: sexomuerte-nacimiento, que en los animales

Repito, es posible que en las antiguas orgías religiosas hubiera una representación simbólica del caos original, donde las formas no tenían precisión, los organismos no estaban separados los unos de los otros, y la vida y la muerte se alimentaban recíprocamente. Es verdad que en nuestros días seguimos alimentándonos de la misma manera, pero tenemos el buen gusto de no matar con nuestras propias manos aquello que comemos, o disfrazamos a las víctimas bajo tal cantidad de ornamentos que el acto de comernos un trozo de faisán no evoca nunca el acto de matarlo y desplumarlo. Dicho de otro modo: seguimos alimentándonos de la muerte, pero sin sangre, con las vísceras sabiamente disimuladas. En las orgías rituales había un regreso deliberado a la animalidad primigenia, al desorden inicial, y también, bajo ese impulso de consustanciación de formas y de cuerpos, una evocación de la mítica unidad con los dioses, tempranamente perdida.


OLLITSAC LEUNAM


ENSAYO

(Es oportuno recordar que en casi todas las mitologías y religiones hubo un principio en que los hombres no estaban separados de los dioses. Esa mítica unidad de los orígenes, sin diferenciación, parece ser una suerte de fantasía de plenitud, de completud común a todo el género humano). La civilización es un mecanismo de alejamiento cada vez mayor del animal que una vez fuimos, y esa animalidad está en el cuerpo. Allí donde primitivamente hubo una secreción, hemos inventado un producto sustitutivo y «civilizado». Por ejemplo: los francos y violentos olores del cuerpo, especialmente durante la juventud, ebria de hormonas, y que guiaban la búsqueda de objeto sexual, han sido sustituidos por los perfumes y los desodorantes (el reclamo publicitario de éstos, y sus nombres, intentan recuperar algo del antiguo impulso instintivo: lociones Sauvage, perfumes Aspid o Andros, etc., juegan con la ambigüedad de la llamada al inconsciente animal reprimido. Si algún porvenir tiene el erotismo es justamente ese lugar de fractura, de recuperación de las pulsiones más primitivas, ahora bajo la transformación industrial). Ocultar nuestro origen animal, visceral, fruto de la violencia de los órganos, de los estallidos de la sangre, es un mandamiento tan forzoso en nuestra civilización que llamamos «vergüenzas» o «partes pudendas» a los genitales, y muchas mujeres modernas y sofisticadas creen necesario ocultar el olor de su sexo con lociones desodorantes vaginales.

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Es cierto: el animal huele, chupa, arranca, suele estar sucio, mata para comer y muere herido, enfermo o viejo. De este origen hemos huido vertiginosamente, y si no siempre esta huida fue eficaz para eliminar alguna de estas actividades (nos matamos entre nosotros continuamente, y no para comernos, en el sentido literal), lo cierto es que ha creado una especie de sentimiento de culpa cuando la animalidad se manifiesta. (El Informe Hite sobre la sexualidad femenina revelaba, hace más de diez años, que muchas mujeres sentían vergüenza del olor de su vagina o de su menstruación, por ejemplo [15]). Las orgías rituales, en cambio, eran un regreso festivo a la antigua confusión entre hombres y animales, entre hombres y dioses: fornicación bestializada o indistinta, mezcla de jugos de la tierra con secreciones del cuerpo, confusión entre las vísceras de los animales sacrificados y las de aquellos que se flagelaban o se castraban durante el culto. (El lenguaje popular conserva esas analogías al designar ciertas secreciones; «leche» por semen es una de ellas, y no es irrelevante que la felación sea una de las actividades más placenteras para los varones, especialmente cuando está acompañada por la ingestión del líquido seminal: transgrede un tabú de la civilización según el cual las secreciones son sucias, perniciosas y nocivas para la salud).


SAGENEV OICANGI




P

Ó

S

T

E

R




Santiago Chile


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