Revista Odradek N.11

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Nº 11 VERANO 2022

MACARENA CUEVAS | PAULINA FLORES | MIKE WILSON

ODRADEK


REVISTAODRADEKN. 11 Edición limitada Fecha de publicación: 13 de febrero 2022 Imagen portada: Matthew Neary

MATTHEWNEARY

Editorial Odradek editorialodradek@gmail.com




marzo NÚMERO 11 SANTIAGO CHILE

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Ficcióm

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Ficción

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Ficción

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Arte

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Ensayo

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Ficción

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Arte

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Arte

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Mike Wilson Seis arcanos

Rodrigo Curicó No todos

Marcela Fuentealba Agua oscura

Macarena Cuevas El contexto contigo en el reflejo

Ficción

Paulina Flores Pero una carta que nunca envié

www.odradek.cl

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Gonzalez Vera Necesidad de compañía

Soledad Ramírez Anuncios

David Parra Confecciones

UFO Sueños y premoniciones

Ficción

Fedor Sánchez Prodialogo y diaprólogo


MATTHEWNEARY

LINDAZENNARO


FICCIÓN

SEIS ARCANOS

Mike Wilson

1. Cuando era chico le pedía a mi hermano que me contara historias de terror. Siempre empezaban igual, un chico, parecido a mí, de mi edad, salía del colegio y se iba caminando a su casa, siempre llegaba una tormenta de viento y nubes oscuras, siempre era otoño y caían hojas secas, siempre subía por una colina curva en dónde se encontraba con una mansión ruinosa que por algún motivo nunca había notado, siempre algo lo movía a entrar a la casona, pasando primero por una reja de fierro negro que rechinaba al abrirse, el antejardín descuidado, hierba amarilla y maleza, la puerta de entrada siempre era de madera maciza, grande y oscura, siempre estaba sin llave y cuando el niño entraba siempre se cerraba tras él y quedaba encerrado, y después de una aventura pavorosa en el segundo piso de la mansión, el niño siempre lograba escapar, apenas, y llegaba a su casa justo a tiempo para la comida. Pienso que la última vez que me contó esa historia algo pasó, creo que tembló fuerte y tuvimos que interrumpir el relato y

salir a la calle, me acuerdo de estar afuera de noche en pijama, los vecinos con linternas, después de un rato todos volvieron a entrar, nos dormimos, nunca más le pedí que me contara esa historia. Esta noche, muchos años después, me acuerdo de eso, y que cuando tembló, el niño de la historia inconclusa seguía encerrado en la mansión, pienso que permanece ahí esperando, mi hermano vive en otro país, ya no lo veo casi nunca, me imagino al niño sentado en los escalones que dan al segundo piso, arrimado contra la baranda, sus ojos vacíos, y lejos de ahí sus padres lo esperan, la comida servida, putrefacta, nadie se mueve. 2. Mi abuelo murió en las colinas de Chihuahua en 1973, mi abuela lo encontró en el granero, ahogado en un barril de roble. Mi viejo dice que no sabe todos los detalles, que mi abuela le contó que estaba en el la casa leyendo un libro, me gusta pensar que leía algo como Hawthorne o Lovecraft. El sol se

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FICCIÓN

había puesto, hacía frío, armó un fuego en la chimenea y se sentó en una mecedora de pícea a leer. El fuego crepitaba, mi abuela preparaba una sopa, estaban solos, ancianos, hacía años que los niños se habían vuelto hombres e ido al norte. La casa era de madera, grande y vacía, la había construido mi abuelo cuando era joven, solo, sin maquinaria. Mi abuela le contó a mi viejo que después de leer un rato se puso de pie e hizo un gesto de dolor, tomándose el brazo, le dijo que se sentía descompensado, mi abuela ofreció prepararle una baño de agua caliente en el granero, calentaría agua y llenaría el barril de roble, mi abuelo dijo que sí. Mi abuela le preguntó si quería que lo acompañara, dijo no gracias, buscaba la soledad, siempre fue así, mi viejo también, yo igual, se fue solo al granero, afuera soplaba un viento helado, hojas en el aire, su sombrero de disparó, lo persiguió por unos metros hasta pillarlo cerca de la puerta del granero, entró, el barril lleno, vapor se elevaba del agua caliente, se desnudó, se demoró, sus articulaciones tiesas, le costaba quitarse la botas, su cuerpo cargaba con los años y con una vida de labor doblegado por el campo. Hay dos caballos en el establo, se escucha como mastican, el aroma de alfalfa, el sonido de roedores bajo la hierba, se sube a una banca dispuesta al lado del barril y se sumerge en el agua caliente. Tan pronto supo, mi papá viajó del norte a buscar a mi abuela y a dejar las cosas en orden. El cadáver de mi abuelo estaba en un cajón de pino, mi viejo fue al granero, el barril seguía ahí con agua, ahora helada, lo tumbó, en el fondo estaban los anteojos de lectura de mi abuelo. Mi papá regresó a casa. Fui concebido es noche. 3. En la casa de enfrente había un chico con síndrome down, yo no sabía qué era eso, tenía cinco años, nos hicimos mejores amigos, se

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llamaba Winnie, pensaba que hablaba distinto no más, yo también lo hacía, a esa edad mezclaba idiomas, pese a eso, nos comunicábamos bien. Jugábamos con cartón, hacíamos autos de cajas de fósforos, edificios de cajas de línea blanca, guaridas de cajas de zapatos. A veces arrancábamos amargones del patio y jugábamos a pillar al otro desapercibido y soplarle las cipselas a la cara. A veces decía cosas de su padre, no se acordaba de él, murió poco después de que naciera, pero en su cabeza se armó una historia. Decía que era grande y fuerte, le creí, la madre de Winnie era pequeña, Winnie era más alto que yo y tenía fuerza. A veces me lo hacía saber cuando hacíamos carreras y me tumbaba de un manotazo como sin nada. Le tenía miedo a los gatos, mi casa estaba repleta de gatos, jugábamos más en la de él. Me fui de ahí a los siete, a otro país, crecí, me olvidé de muchas cosas, me cambié de país varias veces, estudié, me enamoré, viví una vida, perdí todo eso, seguí adelante, dejé de pensar en Winnie. Cumplo cuarenta y me llega una carta de su madre, dice que Winnie sigue cruzando la calle y toca el timbre, buscándome, dice que los vecinos le tienen paciencia, le dicen que no estoy pero que vuelva mañana, para él siempre estoy por llegar. Me acuerdo del niño de los cuentos de mi hermano, esperando en la mansión ruinosa, sentado en los escalones, arrimado a la baranda. 4. Hace más de treinta años que mi hermano mayor vive, come, duerme y existe en un camión. Lleva cargamentos de granos, whisky, carne y harina. Cruza el país entero, Nueva York a Los Ángeles, a Chicago, a Nueva Orleans, a Seattle, a Salt Lake, a Dallas, a Boston, a St Louis, Phoenix, Boise, Pittsburgh, Cincinnati, y pueblos olvidables, desiertos, montañas, humedales, planicies,


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bosques, prados, hielos, primavera, verano, dijeron que era por mi ropa, me quedaba grande, otoño, invierno, día tras día, año tras año, herencia de mis hermanos mayores, me tiraron sin tregua. Siempre solo, apenas hay gente al suelo y me patearon entre todos. No recuerdo accidental, cruces momentáneos con otros en el dolor, creo que el miedo fue más, mi cuerpo se diners, cafés, boliches de carretera, encuentros había adormecido. Me escupieron, me dejaron sin permanencia. Cada noche se estaciona ahí, no me moví por un rato, quedé sin voluntad, donde puede y duerme en la cabina del casonó la campana, junté fuerzas y me levanté. mión. Siempre. No es una mala forma de Sacudí la tierra de mi ropa y lloré un poco. No vivir, no es una buena forma de vivir, es una volví a la sala de clases, decidí irme, nadie me vida. La soledad deja de ser una idea poética detuvo al salir del colegio, crucé la avenida y con el pasar de los años. caminé unas veinte A veces me escribe, me cuadras hasta llegar a Cada noche se estaciona donde manda mensajes de casa. Ya atardecía, me puede y duerme en la cabina del senté en el living y me texto, siempre breves, dos o tres palabras, me camión. Siempre. No es una mala puse a leer un libro dice que me quiere, sobre un niño que se forma de vivir, no es una buena que me extraña, nunllama Henry que va ca sé de dónde escribe, forma de vivir, es una vida. La sole- al mar con su padre y siempre me llegan en un mero gigandad deja de ser una idea poética con pesca la madrugada. A veces te. Y luego un vacío. pasan varios años sin el pasar de los años. A veces me es- Mi hermano me desvernos. La última vez pierta, me pregunta cribe, me manda mensajes de texto, que lo vi fue en una qué hago ahí, son las siempre breves, dos o tres palabras, tres de la madrugaintersección rural en Wyoming, me dijo que me dice que me quiere, que me da, el pasillo oscuro, no puede jubilarse, que estoy en el baño, de extraña, nunca sé de dónde escribe, no hay forma, que va pie, con la frente apoa seguir andando hassiempre me llegan en la madrugada. yada contra el espejo. ta no poder más, me Confundido, digo no dice que piensa que sé, me acuesto a doren algún momento se va a quedar dormido mir. En la mañana hago el cálculo, había perdido manejando, que pasa, me cuenta de otros canueve horas, repaso el día en mi cabeza, lo repimioneros que terminan así, desbarrancándose to en un loop esforzándome por recuperar lo en la noche por una quebrada en el desierto extraviado, sondar la laguna mental, me queda o en las montañas, lejos de todo y de todos. la sensación de que no es tiempo perdido, sino Anoche me llegó otro mensaje, que me quiere, más bien tiempo ausente. Revivo la golpiza deque me extraña. cenas de veces, calco mis pasos, reviso las páginas del libro, Henry y el pez, pero da lo mismo, siempre llego al mismo olvido, no sé con qué 5. En 1986, durante el recreo, unos chicos llenarlo. Es como un viaje en el tiempo, pero al me golpearon mientras cruzaba la cancha de revés, como si el futuro hubiese viajado a mí, las fútbol. Yo era más chico que ellos, creo que nueve horas hechas un bucle y amputadas de la

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FICCIÓN

existencia. Poco después, me despreocupo, pido ropa de mi porte, vuelvo al colegio, las cosas tranquilas, veo tele, Robotech, Cobra, fútbol, el Mundial, la mano de Dios seguida por el mejor gol de la historia. 6. Anoche una amiga me escribió un mensaje de texto a las tres de la mañana, yo estaba despierto, insomne, me dijo que había soñado conmigo, que en realidad fue una pesadilla, que debía contármelo ahora porque en la mañana se le iba a olvidar, estaba alterada, me dijo que en el sueño ella y su hermana y su padre estaban en una casa abandonada, y la casa en un baldío remoto, y que todo estaba helado, y que en la casona había una escalera curva, y que me vio descender por la escalera y que estaba pálido, espantosamente blanco, y que detrás mío, ceñido a mí, venía un anciano, alto y delgado, con cabello largo y una barba blanca como la nieve, así lo dijo ella, y el hombre viejo seguía de cerca mis pasos, imitando cada movimiento que hacía, y ellos nos miraban descender por la escalera, y temblaban en el frío y sintieron miedo, y solamente querían que el anciano desapareciese, y después me dijo cosas ambiguas, que había sangre y que algo malo ocurrió en ese lugar frío, le dije que me sentía mal, culpable por causarle miedo en la pesadilla, se quedó callada, esta mañana volví a escribirle, le dije que la

descripción del anciano me hacía pensar en un viejo italiano que llegó a Buenos Aires al comienzo del siglo XX, que no hablaba español, que mi abuelo lo recogió de la calle y que se quedó con ellos hasta morir, que él era muy delgado y tenía el pelo largo y una barba blanca como la nieve, busqué una foto, me demoré, sabía que mi madre me había mandado una del anciano, le decían el Vecchio, encontré la foto, estaba de pie enfrente de una casa, usaba ropa gastada que le quedaba grande, o que alguna vez le quedaba bien pero que con el avance de los años su carne se había atrofiado hasta quedar en huesos, y su chaleco de lana colgaba sobre sus costillas pero no encontraba a qué ceñirse, sus piernas largas apenas unas varas ocultas en el género holgado del pantalón, un sol lánguido lanzaba las sombras de las ramas desnudas de los árboles sobre el muro de la casa, manchas muertas ennegrecían la vereda, un viento gélido cruzaba el encuadre, su barba estaba soplada y él fruncía el ceño en un gesto de helor, y además el aire de la escena estaba trocado por una filtración de luz al negativo, dejando un aura amarillenta que se devoraba el costado izquierdo de la imagen, le mando la foto a mi amiga, me dice que es igual, siento frío y no hablamos más del tema.

Que él era muy delgado y tenía el pelo largo y una barba blanca como la nieve, busqué una foto, me demoré, sabía que mi madre me había mandado una del anciano, le decían el Vecchio

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DANIEL ESTADADELACRUZ


No todos

LINDAZENNARO

Rodrigo Curicó


FICCIÓN

Se subieron tan apuradas que se les quedó el nylon.

Por el espejo retrovisor lo vieron resistiendo los embates del viento, amarrado aún al árbol bajo el cual se habían parapetado las últimas cinco horas. Como único gesto de bienvenida, el conductor dio dos golpecitos en el ancho asiento del copiloto. Se acomodaron pegadas a la puerta, casi encima la una de la otra, dejando medio metro entre ellas y el camionero, quien inmediatamente dijo “ya pero si no muerdo”. Los tres camioneros anteriores habían dicho exactamente lo mismo, así que solo se miraron y suspiraron, aburridas. Tanto Ignacia como Ana iban vestidas con buzo y parca. Se sentían seguras así, abultadas y ocultas dentro de sí mismas. Contestaron las mismas preguntas de siempre y luego cambiaron de tema: el cielo del sur, su luz, las fotografías que habían sacado y las que quedaban por sacar. Acordaron el cruce en el que se bajarían, recibieron consejos que no habían pedido (todos relativos a cuáles eran los mejores lugares para acampar y hacer dedo) y luego, como un gato sobre otro, se durmieron. Ambas soñaron cuestiones relativas a la situación en la que se encontraban, pero ninguna dijo nada. Se habían salido del camino, ya no llovía y el camionero, un sujeto rectangular y de yoqui rojo, sostenía un termo humeante frente a ellas. Como fue lo primero que vieron apenas abrieron los ojos, dieron un salto. No todos los hombres somos iguales, ¿saben? Como si aquello lo certificara, les mostró fotos de su familia y, mientras bebían y rellenaban sus tazas plásticas, fue soltándoles la historia de su solitaria pasión por la carretera. Se notaba que lo tenía ensayado, pero no por ello dejaba de ser un relato interesante de oír allí, en algún punto de la carretera austral, mientras la tarde iba perdiendo su luz. Lejos, meando en unos matorrales, convinieron que era un tipo confiable. De vuelta le preguntaron si podían tomarle algunas fotos. A diferencia de los camioneros anteriores, contestó inmediatamente que sí. Sin preguntar para qué, o por qué. Le tomaron unas cuantas simulando manejar, otras de pie y con

los brazos cruzados frente a su máquina –él mismo había propuesto esa pose- y, f inalmente, una foto grupal en la que, por vez primera, le vieron sonreír. A diferencia de cuando recién se subieron, se habían sentado a sus anchas, cubriendo casi toda la superficie del asiento. Ana se había quitado la parca, Ignacia se pintaba los labios; incluso habían puesto música y vociferaban coros de canciones que el camionero no había oído ni volvería a oír nunca. Había agotado ya su repertorio y parecía una extensión orgánica de la máquina que se limitaba a mirar hacia adelante e insistir en los mismos consejos que, unas horas antes, ya les había dado. El tránsito era nulo y la niebla comenzaba a agolparse cuando frenaron de golpe. Al sobresalto se le agregó la curiosidad en torno al bulto que yacía en frente, iluminado por los faros. Ni siquiera estacionaron. Se bajaron los tres: el conductor primero y Ana e Ignacia a la cola. Era un caballo atropellado. De lado, con las patas tiesas y los ojos que parecían de juguete y mal atornillados. Aún podía verse el vapor que subía desde la nariz, en tandas cada vez más espaciadas. Por unos instantes estuvieron los tres en silencio, improvisadamente solemnes alrededor de esa especie de escenario brumoso. Eso hasta que el camionero comenzó a inquietarse: murmuraba para sí mismo, girando sobre su propio eje como animal enjaulado. En ningún momento le habían preguntado su nombre, así que no supieron qué decir cuando lo vieron avanzar y agacharse hasta el costado lacerado del animal. Quizá, de haber sabido su nombre, tampoco habrían dicho nada. No entendían si el tipo besaba o masticaba. Fuera cual fuera el caso, había apoyado ambas manos en el cuerpo inerte y parecía concentrado en su labor. En cuclillas, y como si aguantara la respiración bajo el agua, Ignacia se acercó con su cámara. Las primeras fotos salieron borrosas, por la niebla y también porque Ana, con sus bolsos y abrigos a cuestas, insistía en tironearla para que huyeran. Luego, con su amiga alejándose en sentido contrario, pudo sacar varias más, incluso desde distintos ángulos y siempre atenta al tráfico, que seguía siendo escaso.

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MATTHEWNEARY


ENSAYO

AGUA OSCURA Marcela Fuentealba

“La verdad me ama”. Sylvia Plath a Ted Hughes

Cualquiera que se siente a escribir algo más subjetivo que un reporte, sea una crónica o su diario o un poema, sentirá que aunque supo cómo comenzar, con una idea o noción del tema, termina en otra cosa, en un territorio desconocido. Lo que aparece sorprende porque habla de algo que se intuía pero que no se llegaba a articular, a pensar realmente. Es lo que sucede a los poetas, para ellos y para sus lectores, escriben conectados al inconsciente, por decirlo vagamente, con algo que puede llamarse lo esencial, no deformado, los restos de experiencias remotas incrustadas pero a medias reveladas, que tienen que volver a la luz. Dicen que todo o casi todo se graba en la niñez, en un palimpsesto hasta los 5 o los 4 o los 2 años, sobre el cual toda impresión posterior queda dibujada. Puede existir la idea de que por allá abajo, escondida y borrada, corre una verdad extremadamente clara o compleja, que se marchita en el aire contaminado del mundo

normal. Son cosas, si se quiere, demasiado delicadas y enraizadas para respirar en los espacios abiertos de la cohabitación cambiante. Es un dolor que se ha querido esconder, pero que emerge imparable. Es la esencia del suicidio, como explica Al Alvarez en El dios salvaje. Se trata con ese dios salvaje: el poeta, o también el que examina sus sueños, realiza una especie de magia en la oscuridad, un hechizo por sacar algo de lo desconocido. El lenguaje, como saben todas las madres, es originalmente imaginario y propio. Pero es lo que está entre nosotros. El acto de hablar es mágico porque se dirige a alguien, cuenta algo, hace aparecer: alguien se refiere a algo remoto y el que escucha ve lo que no está. Pero la magia negra es más peligrosa y poco corriente. Hay varias voces, demonios, fuerzas implacables, la última posibilidad de palabra. No se trata de la escritura automática que cultivaban los surrealistas para liberar la cabeza (la fantochada surrealista, como dijo Beckett); 13


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ENSAYO

entender a su hija Lucía). Plath es Perséfone, debe vivir con la muerte. Además del marido, su madre fue su única corresponsal para siempre. Pocos meses antes, en el verano de 1962, Ted A la poeta Sylvia Plath, según su amigo Al Hugues la dejó por Assia, otra mujer guapíAlvarez, librarse a esta magia negra le costó la sima y llena de vida que unos años después muerte. En los últimos seis meses de su vida, que también se suicidó (se especula que Hughes terminó a los 30 años tras meter la cabeza en el la llevó a vivir al campo y la antipatía de la fagas del horno y resguardar a sus hijos, de 2 y 3, milia la liquidó). Plath no alcanzó a pasar el vivía sola en un departamento helado en Primrose invierno y se mató el 11 de febrero de 1963. Hill. Esa mañana estaba congelada. Esperaba a la Habría estado mal medicada, cansada, sola. niñera. “Por esos días escribía uno o dos poemas El arte genuino, reflexiona Alvarez, es un negodiarios, muy hermosos y perturbadores, en los cio riesgoso en que el artista experimenta con que lidia con la muerte más intensamente que formas nuevas no para nunca”, recuerda Alvarez. sorprender sino porque A Silvia Plath la pena le las formas antiguas no quedó grabada a los 9 años, A Silvia Plath la pena le son adecuadas para lo cuando murió su padre. quedó grabada a los 9 años, que quiere expresar. En A los 20 trató de matarse; caso de Sylvia Plath, varios electroshocks no le cuando murió su padre. A eldice, nada tenía que ver la quitaron la sensación de los 20 trató de matarse; varios experimentación técnica, muerte. Fue alumna más electroshocks no le quitaron se trataba de explorar su brillante y en Inglaterra interno, enfrentar conoció a su marido, el la sensación de muerte. Fue mundo sus demonios. “En eso su poeta Ted Hugues. Al alumna más brillante y en valentía y desapego artíscontrario de Sylvia, explica Inglaterra conoció a su ma- tico eran impresionantes: Alvarez, Hugues venía de estremecedores, si se reun mundo campesino en rido, el poeta Ted Hugues. cuerda lo sola que estaba. el cual los dioses negros, Pero cuando todo termilos brujos y los fantasnó, no pude seguir creyenmas, eran cosa normal: do que algún poema, por eran su conexión directa al mundo inconsciente. bueno que fuese, valiera el precio que ella pagó”. Plath, hija de un ambiente intelectual y burgués, Para Sylvia Plath, “Morir/ es un arte, como con Hugues aprendió a seguir esa oscuridad y todo lo demás./ Yo lo hago excepcionalmente obtuvo poderes psíquicos tan fuertes que, dijo su bien”. Siguió la oscuridad que pocos se atreven marido, hubiese preferido no haberle descubierto. a decir, muy pocos con tal claridad y belleza. “En nombre de la poesía, él le dio la clave para “Mis huesos sostienen una quietud, los lejanos entrar al laberinto de su padre muerto”, escribe / campos derriten mi corazón./ Amenazan/ Alvarez, “y ella descendió con la llave en la mano. con dejarme ir hacia un cielo/ sin estrellas ni Pero liberó fantasmas malignos. La ayudaron a padre, un agua oscura”. Esos huesos, esa pena, escribir grandes poemas, pero destruyeron su que parecen volver a su fuente perdida, sin tematrimonio y la destruyeron a ella”. Hugues ner que querer : “La raíz de la magnolia,/ ebria –que escribió sobre este proceso de su mujer con sus propios aromas/ nada le pide a la vida”. en Birthday Letters– nadaba en su elemento, no es solo una liberación ni una pérdida, sino un esfuerzo sostenido de excavar en lo oscuro.

pero ella se ahogaba (así le dijo Jung a Joyce para

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ENTREVISTA

MACARENA CUEVAS

Licenciada de Artes Plásticas, con mención en escultura de la Universidad de Chile. Su obra ha sido exhibida en Sala Juan Egenau de la Universidad de Chile, en exposiciones colectivas 13 Jardines (2018), Zodiac love team en Galería PANAM (2019), Cómo se avanza en un sitio peligroso (2019), VI Concurso Artespacio Joven (2021), entre otros proyectos y colaboraciones artísticas en áreas de la música y la moda. Transitando desde la escultura a la instalación, investigó la relación entre el objeto, la imagen desdoblada y el material como posibilidad escultórica–fotográfica.

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ENTREVISTA

EL CONTEXTO CONTIGO EN EL REFLEJO POR DIEGO MAUREIRA

Diego Maureira: Jean Baudrillard en los años 80 vaticinaba dos destinos para el arte. Por una parte, podía convertirse en un perpetuo ritual en que los espectadores acudían a las galerías o museos para ver lo que ahí se disponía, pero sin que tuviera mayor importancia lo que se mostraba, puesto que las obras venían validadas por el contexto y ya no por cuestiones ligadas a un canon o formato específico. O bien retornaría a la artesanía, es decir, la producción de objetos utilitarios a los que se supeditaba la dimensión estética. ¿Te hace sentido esta concepción del arte? ¿Puedes vincularla de algún modo con tu obra? Macarena Cuevas: Yo diría que mi obra transita entre esos dos espacios. Pienso que son distintos órdenes de posibilidades para trabajar. La galería es uno, que probablemente vuelve al objeto más escultórico, en el sentido moderno de la escultura. Esto tiene que ver también con el montaje, qué es lo que te permite hacer ese lugar y las decisiones de cómo se presenta el objeto en ese espacio blanco. Pero por otro lado, para mí es incluso más bonito cuando se sale de ahí, cuando las obras

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se muestran afuera, en el paisaje o la calle por ejemplo. Creo que adquieren otro carácter, más importante en algunos casos que dentro de una galería o museo. Sacar ciertas piezas que quizá fueron pensadas para un cubo blanco me resulta más entretenido a veces, porque hay aristas que no se controlan, ahí aparece el azar y el encuentro inesperado, que muchas veces aporta un montón al proceso creativo. DM: Esta regla de que todo puede ser arte anula de algún modo el valor estético de ciertas obras, pero me parece que tu trabajo aspira aún así a ciertos resultados en un plano formal, a algo no meramente conceptual o simbólico. MC: Yo creo que siempre aspiran a algo así como apropiarse del lugar en relación a la arquitectura, trato de ser sensible en eso, al menos tenerlo muy presente. En este sentido sí me interesa la escala de cómo llenar un espacio con lo menos posible, me interesa ese lado minimalista. Tiene que ver con cómo puedo apropiarme de un lugar con la menor cantidad de cosas y en ese sentido es súper importante la forma.


Bond Intervención espacio público Acrílico espejo doblado Los Ángeles, California 2021


ENTREVISTA

DM: Y por el lado de la postproducción o el colaborar con otros soportes, con otras disciplinas, ¿ese lado te interesa más o te da lo mismo el lugar que habite la obra? ¿Consideras que sigue siendo arte?

aunque no quieras o no pienses nada de la obra, la imagen va a aparecer. Y por otro lado, eso de que se pueda interactuar con las piezas es quitarles la distancia que en general provocan los objetos en nombre del arte, es un juego también. En este caso es una escultura que viene en una caja y de hecho fue más problemático hacer la caja, el contenedor, que la propia escultura. La obra completa es este juego en que puedes ponerla de una forma o de otra y la caja es parte de la obra. Pero si quieres puedes botar la caja y dejar la pieza sola.

MC: Para mí tiene que ver con la distribución de las imágenes y cómo pueden aparecer en distintos lugares. No solo en un espacio destinado al arte sino también descubrir cómo podría verse una pieza que fue pensada para eso en un videoclip o en una escenograf ía. Y ahí, claro, quizá no sé si me Lo versátil o cómo se va interesa tanto la pregunta DM: ¿Qué opinas de que transformando el objeto de si sigue siendo arte o no, el arte devenga artesanía? en esos lugares que a vemás bien me importan las ces no tienen nada en covariaciones del objeto en esos MC: Me parece bien que otros campos que pueden exista eso. De hecho, hice mún. No siento una cosa ser aparentemente distantes algunos objetos de uso tan estricta en ese sentido. entre sí, y las variaciones de cotidiano con Primor y De hecho, es mejor que no la imagen como parte de la me pareció muy bonito sean solo para un mismo obra. Lo versátil o cómo se el ejercicio. Creo que una espacio. Prefiero que sean va transformando el objeto persona que se dedica al en esos lugares que a veces no arte o a hacer objetos de móviles, que sean fluidos tienen nada en común. No esta categoría también puetodo el tiempo. Que tensiento una cosa tan estricta de producir cosas que se gan una vida propia. en ese sentido. De hecho, es pueden usar, que tengan mejor que no sean solo para una función. Siento que un mismo espacio. Prefiero mientras más se mezclen que sean móviles, que sean fluidos todo el cuestiones como el diseño, las técnicas y las tiempo. Que tengan una vida propia. ideas, hay más posibilidades de que cosas nuevas puedan aparecer y está bien. DM: Las piezas que co-produjiste con Yávar funcionan así. Dependen de cómo las disponga DM: ¿Qué opinas de la abstracción versus quien las manipule. lo figurativo? Tu trabajo empezó como una aproximación más figurativa hacia el mundo, MC: Sí. Porque también está ese interés de pero después terminó en la pura abstracción. cómo interactúa el espectador con el objeto y la obra. En un plano puede ser el material MC: Claro, porque tuve una formación de y el reflejo y lo que pasa con esto. La persona pintura y el taller de la Universidad de Chile que está mirando la obra se ve a sí misma. Ahí es muy de observar la realidad y traducirla. hay una interacción directa con el espectador, Pero al final me di cuenta que mi interés por

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Bond Intervención espacio público Acrílico espejo doblado Los Ángeles California 2021


19.07 Acero inoxidable Sala Juan Eugenau, Universidad de Chile 2019


ENTREVISTA

la pintura tenía que ver más con las obras que tocaban temas en relación al espacio y al espectador, como Velázquez y el máximo ejemplo que es Las Meninas. Cómo el espectador es parte de la obra y cómo el pintor te integra en el espacio, en esa ventana. En ese sentido las pinturas que me llaman la atención proponían esas relaciones. También los bodegones nórdicos con objetos que brillaban y reflejaban el entorno y que mostraban lo que estaba fuera del encuadre. Bajo esa mirada me interesaba la pintura, pero después llevando eso a lo material me di cuenta que la figuración no era el único medio, que haya un tema ahora no me parece algo importante. Ahí vienen entonces los materiales que reflejan, los metales, los espejos, y al final claro me quedé con eso. Me importa la experiencia, la reacción que produce el material, la sensación visual previa a la interacción física, el juego con los sentidos. DM: Transmiten cosas que te ponen en un plano confuso o ambiguo. Son piezas enigmáticas a las cuales tienes que acercarte y a medida que lo haces van cambiando, o si las tocas también cambian. Y está esa parte que tiene que ver con la época de las imágenes y de la fotografía. Como en general son obras que tienden a reflejar se vuelven reacias a la mera captura porque hacen que aparezca el medio a través del cual las estás capturando. En ese caso son velazquianas, generan ese fenómeno de representar a quien representa. MC: Sí, eso de la imagen desdoblada, en la que el objeto te devuelve la imagen de ti mismo y eso ocurre de manera directa, no conceptual. Además me gusta experimentar con las posibilidades fotográficas de la escultura o del objeto, porque también se

puede producir una imágen donde no se vea la cámara y eso de repente es más complejo, y se generan otros recortes que son tan ambiguos que a veces no sabes si son reales o digitales. DM: ¿Es una escultura que es consciente del tiempo en que acontece? MC: Claro, de cómo circula, sobre todo en internet. Para mí al final la circulación ha sido a través de las redes sociales y es súper importante internet. Las imágenes que yo consumo también, porque influyen mucho en lo que me llama la atención de ciertos materiales. DM: No solo la pieza en sí misma sino en todas sus posibilidades o ramificaciones o reproducciones. A propósito de lo anterior, ¿qué significa para ti el espejo? MC: Igual tengo un rollo más espiritual con eso. Una historia biográfica de porqué empecé a usar espejos que tiene que ver con un juego que yo hacía de poner un espejo en mi mentón y mirar el reflejo mientras caminaba. El piso se convertía en el reflejo del techo y había una distorsión del espacio a partir de la imagen reflejada. Ese juego me obsesionaba cuando era chica, podía pasar mucho tiempo haciendo eso. El espejo tiene esa propiedad de atraparte, bueno también de reflejar tu imagen y todos los conflictos y temas que esto puede generar. Verte a ti mismo y el contexto contigo en el reflejo. Entonces ahí también el material se vuelve un medio para entrar en temas personales, pero sigue siendo abierto y abstracto, sigue siendo vacío, para cada persona va a ser distinto.

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FICCIÓN

PERO UNA CARTA QUE NUNCA ENVIÉ Paulina Flores

Querido V: Gracias por responder, eso es lo primero. Intenté leer tu correo en word. Lo copié y lo pegué. Pero es diferente. aauuuuuuuuuuuuuffff. Son plataformas diferentes, extrañas entre sí. No es que antes no hayamos hablado de esto, pero ahora se siente distinto. No sé si mejor, pero algo así. Me he dado cuenta, por ejemplo, que me cuesta mucho escribir cuando una página de word está terminándose: cuando escribo y quedo al medio de dos páginas, con ese espacio entre medio, no blanco como la “hoja”, sino gris. Es incómodo y me desconcentra. Como escribir y estar cayéndose, o escribir durante un terremoto. Así que ahora, lo que hago, es escribir o más abajo o más arriba, para no tener ese espacio molesto. Y luego lo subo. O lo bajo. Pero quizás tampoco queda igual Quizás nada quede igual. Porque los libros no se leen en “hojas” de word. He pensado en cambiar la configuración para escribir sin esos espacios –a lo Kerouac–, o escribir en formato de libro. Pero eso me recuerda a un ex–amigo que escribía así y a todos los ex––––amigos de esa época, que sin quererlo me hicieron daño.

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Siempre pienso que no le cuento esas cosas a nadie, pero lo más probable es que las haya repetido demasiado. El otro día leí algo terrible en un libro terrible que estoy leyendo. “La guerra no tiene rostro de mujer”. Es un libro horrible en el sentido bueno: puros testimonios –o testimonios puros– de mujeres –chicas de entre 14 y 21– que pelearon en la segunda guerra mundial. Imagina algo así como ser una mujer: ir descalza y sin fuerzas, hambrienta mientras te bombardean y además te llega la regla. Enamorarse durante la guerra. Peinarse antes de ir a la lucha. Dormir sobre el uniforme para que al otro día este planchado, cajas de bombones. Mucho sentimentalismo, de lo mejor que hay. La autora también escribe algunas reflexiones. A veces. Esta es la que leí: “Me he quedado algo perpleja. Antes pensaba que el sufrimiento libera, que tras superar las penas, el individuo ya solo se pertenece a sí mismo. Que su propia memoria le protege. Pero estoy descubriendo que no, que no es una regla general”.


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Lo pensaba con respecto a mí misma (que no he ido a ninguna guerra). ¿Habrá penas que no pasan nunca? Sanan pero no se van. Sanar y pasar. pasear A mi me da pena cuando hablas de los museos. Yo sé que pueden ser asquerosamente turísticos y superficiales, como cuando vas a un concierto y el cantante pide que enciendan las linternas del celular y lo levanten. Da vergüencita, pero igual tiene lo suyo, o uno igual levanta el celular. Fuego sintético. Pero es que he vivido tantas cosas lindas en museos, o sea, entiendo tus “reparos” o “animadversiones”, porque es más un mundo(?) más cercano para ti(?). Y te hubieras caído de espalda en el MET, de culo, (o quizás estuviste ahí, una vez en un sueño), era tan exagerado, tan asquerosamente gringo. Onda, es un museo que tiene de todo: tesoros de la antigüedad clásica, arte egipcio, africano, de oriente medio, bizantino, islámico, una colección de guitarras eléctricas, fósiles y tazas de porcelana. Es como si metieras todos los tipos de museos en un sólo gran museo enorme. Entonces es chistoso porque como es tan grande, obvio que la gente va a ver lo que le interesa y no sé, las señoras con bolsas y los gays están en la sala dedicada al Camp y los papás con hijos hombres en la expo de las guitarras o en la de los escudos de la edad media. Es enorme enorme y yo estaba que me meaba. Así que después de entrar, de lograr entrar, lo primero que hice fue ir al baño, pero sólo había dos en todo el museo. Dos! Maravillosamente, al que fui, por casualidad, estaba cerca de la colección asiática. ¡Todo calza!, pensé. Y luego, lo disfruté mucho. Primero me metí a una sala de arte coreano, puras vasijas y la evolución de la vasija: estuve como una hora. Después llegué al salón con los budas. Y ahí pasaron dos cosas

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hermosas. En primer lugar, había una abuela en silla de ruedas frente a una gran escultura de buda de pie, muy hermoso el buda, más que cristo según yo. En fin, la abuela era full gringa, en silla de ruedas eléctrica (de esas que parecen mitad scooter).Y estaba dibujando al buda, copiándolo. ¿Puedes creerlo? Qué alguien haga algo como eso ¡en silla de ruedas eléctrica! A mí me sorprendió mucho. Imaginé que pasaba todas sus tardes haciendo eso, retratando budas que le gustaban. Después me fui a observar un buda joven, sentado a lo loto, sin manos (sin manos porque estaban rotas, es decir que le faltaban las manos, pero no era la intención del escultor, creo). Me quedé bastante tiempo observándolo y depenterre llegó un curso, un paseo escolar. Eran puros niños asiáticos, como de 10-12 años. Los niños deben haber sido estadounidenses, porque hablaban inglés, pero CLARAMENTE tenían ascendencia asiática y se pusieron a hacer algo muy curioso. Se sentaban en grupos bajo el buda e imitaban la posición y se sacaban una selfie. “It’s easy” decía entre ellos “its easy”. Se referían a la pose de buda. El buda estaba arriba y ellos sentados en el piso imitándolo, no sé cómo se sentirían, si se daban cuenta de que el buda era parte de su cultura o cosas más graves y solemnes de ese estilo, o si lo hacían con otras esculturas, la de jesucristo en la cruz, por ejemplo, pero el asunto es que querían hacerlo bien, imitar la pose del buda joven en loto, y aunque no eran muy ruidosos, la profesora vino a retarlos, a decirles que estaba en un museo y que debía comportarse. Sonaba muy dura, sonaba racista, como si fuera una tortura para ella tener que educar a estos asiático-americanos. Habló de sus padres y de lo que se esperaba de ellos. Pero ellos estaban felices, siguieron felices pese a los retos. s “It’s easy”, no dejaban de repetirlo, como cuando los hombres preadolescentes


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empiezan a aprender a escupir o silbar. Y por Yo sólo me puse débil cuando debía estar más supuesto, en esa parte del museo casi sólo había fuerte. Es que pensé que era más fuerte. asiáticos o de asiáticos-americanos, entonces Me voy a Tirúa el 6 de octubre. Espero mandar–pensé mientras paseaba también– que era te este correo antes, me muero por mandártelo muy gracioso que viajaran –si es que venían ahora, de hecho, pero pero. de lejos y eran turisno creo que sea netas como yo– a ver cesario decirlo, pero. su propio arte como pero. pero. No se te para sentirse en casa, ocurra ir a leer el cao algo así, para saber pítulo malo, al mecómo era casa. No sé, nos, en eso, que me “It’s easy”, no dejaban de rerollos que me pasé. respetes. petirlo, como cuando los homPero fue muy diverHoy explotó un debres preadolescentes empiezan tido. Muy hermoso partamento. El bade ver. Había una rrio sigue mal, quería a aprender a escupir o silbar. Y ruina y un señor chidecir. por supuesto, en esa parte del no se acercó a tocarSe incendió. Las llamuseo casi sólo había asiáticos la, y cuando posó su mas salían hacia afueo de asiáticos-americanos, enmano sobre el muro ra. Fue horriblemente derruido fue como si bello. Una pieza, sutonces –pensé mientras paseaba realmente estuviera pongo. La cocina que también– que era muy gracioso dentro de una ruina, estaba en la pieza, que viajaran –si es que venían de bajo sombra, como si probablemente. lejos y eran turistas como yo– un católico entrara a Los bomberos no a ver su propio arte como para una iglesia y tocara podían entrar, y arun pilar o se persignadió durante mucho. sentirse en casa, o algo así, para ra con agua bendita, Todos los vecinos nos saber cómo era casa. pero obviamente de dimos cuenta de eso, modo más práctico, creo. Que estos edifimás comedido (auncios no tienen salidas que no por eso menos de emergencia, que memorable, sino por están cerrados en sí el contario), como hamismos. cen las cosas algunos asiáticos a los que he visto hacer cosas. Lo más curioso fue que antes de ayer hubo Ahora mismo me siento medio drogada. Es una tormenta. que estuve con influenza. Hice el ridículo el sábado (entre otras cosas) por ir toda pilucha y saliendo a fumar. Me dio influenza el martes. p. Igual no es tan culpa de mi estupidez. Porque la polola de una amiga tenía el bicho de antes. Santiago, 28 de septiembre de 2019


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NECESIDAD DE COMPAÑÍA GONZÁLEZ VERA

Estoy tan sola. Mi marido no se ocupa de mi. Mentiría, si dijera que es malo, qué va a serlo, si es un pan. Se lo pasa en el piano. Apenas anochece come y parte a tocar. Usted sabe que está en una orquesta y lo consideran mucho. Suelo estar dormida cuando regresa y entonces quiere contarme cómo le ha ido. “¡Déjame dormir, por favor!” le digo. De día ando sin saber qué hacer, no tengo quien me acompañe al teatro. Pierdo las mejores películas, los conciertos y para qué hablar de ir al parque. Una vida así, como la mía, no tiene asunto. Y ahora que está de tiempo tan bonito –y miró los árboles dorados a través de los cristales–. Era una rubia en camino hacia el otoño, de rostro serio y formas expansivas. Fuera, con la brisa, crujían las hojas. Hallábase en el café con un profesor reposado, de bigote, que la miraba con atención, pero sin recoger la sugerencia. Conocía a la pareja desde que llegó del extranjero con otros refugiados. El pianista era algo más que cincuentón, ensimismado, de carácter dulce. Ella tenía hermosa piel y buen porte; era espontánea, graciosa a ratos,

pero únicamente proyectada al exterior. El marido vino al café, a diario, en las primeras semanas de su arribo. No bien le contrataron, desapareció. La rubia necesitaba divertirse con los ojos, bailar, tal vez conocer a otros hombres por si entre los, extraviados, surgía ese gran amador con que sueña cada mujer, de sin par encanto varonil, que le traería joyas, bombones y flores (¿qué mujer, aunque viva en una caverna, no adora las flores?); que le construiría una casa con ventana al mar; un hombre que la llevaría a una comida suntuosa en que el escote es obligatorio; que insiste en ver solo con ella tal drama o sainete; hombre afortunado que acierta en la lotería y la lleva a otros mundos, sin reparar en gastos; que le dice con voz y palabras diversas que la ama, no, que la idolatra; que la siente crecer en belleza cada día; que si ella dejara de quererlo sucumbiría de pesar; hombre atento a su Capricho que, no bien ella exclama: “¡qué hermoso vestido!”, a la fuerza la introduce en la tienda, y el vestido, en una caja preciosa, los espera en casa a la llegada. El profesor, pasajeramente, se sintió atraído por su lindo cutis y por la piel de su cuello y de 31


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sus brazos. Sospechaba que la oculta no desme–Comprendo que el marido de esta señora anhele recería. Sin ánimo de contárselo a ser viviente, ser un buen ejecutante, un virtuoso. ¿Así se dice? ansió besarla en contorno. Era indudable que, de Ensayando una y más veces halla placer. Es algo favorecerlo con esta merced, ella la condicionaría. que nadie le podría arrebatar. Sin embargo, por ser Podía ocurrir que la rubia, cumplida la prueba casado, tiene la responsabilidad de otra persona, pasional, resultara un clavo. Una bonita figura ¿no es cierto? satisface al ojo, y ella apenas la es, pero si el espíri–Así es –intervino el profesor– pero a la rubia nada tu no juega entre mirada le falta. Viste bien, fuma, y mirada y entre labio y tiene para gastos de calle labio, lo que se recibe en dispone de su tiempo. Es Tampoco es una niñita para pasearun día, en ciento o en un poco superficial, ¡no se con ella de la mañana a la noche. mil, es dulzura insípida, me lo negarás! no sabe enhumo. Su lejano origen tenderse sola. Tampoco Otras recuerdan hechos. Tú sabes lo lo hacia sospechar que es una niñita para pasearfina y profunda que es en las mujeres jamás seria suya del todo, se con ella de la mañana a la memoria emotiva. Algunas imagiaun en el caso hipotético la noche. Otras recuerdan de enamorarse de ella. La hechos. Tú sabes lo fina nan tintas, que su vida pudo desenvolrubia dejó raíces en un y profunda que es en las verse de otra manera y la desarrollan lugar remoto y desconomujeres la memoria emoen ese plano ideal, disfrutando horas cido para él. En cambio, tiva. Algunas imaginan con Isabelita, su amiga, que pudieron ser distiny horas con tal ensoñación. Eso es a la cual seguramente se tas, que su vida pudo deslo que en prosa se llama tener vida uniría, aunque oriunda envolverse de otra manera interior. La afortunada que la posee de un extremo del país, y la desarrollan en ese no había cosa, idea o paplano ideal, disfrutando no estaría nunca sola, porque así, con recer de uno que resulhoras y horas con tal ensu fantasía, crea su felicidad. tara ininteligible para el soñación. Eso es lo que otro. Un país posee una en prosa se llama tener atmósfera absoluta. Cada vida interior. La afortupaisano, sea del rincón que sea, la expresa, la refleja, nada que la posee no estaría nunca sola, porque la representa. así, con su fantasía, crea su felicidad. Apenas pudo varió de conversación y con –Nos apartamos –replica el químico, hombre miradas de soslayo se despedía de su tez suave, con huesudo de mirar serio–. Si tú eres casado, es mi la tristeza del que por seguir un camino pierde el caso tú señora puede ser anodina, con tal o cual fruto de los demás. defecto. No es razón para que te desentiendas. Te El profesor venia al café, con amigos, a gustará a morir la música, el dibujo o la invención, menudo. Hallaba a la rubia conversando con alpero llegada cierta hora hay que dejarlo todo y salir gún prójimo, y si éste no era de apariencia inicua, con ella al cine, acompañarla a una visita, invitarla quejábase de abandono. a un restaurante. Queramos o no, nos debemos, no Un químico, también conocedor de la pasolo a la mujer, sino a muchos parientes, amigos y reja, manifestó, al profesor:

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conocidos. A extraños también. La gracia es hacer por alguien lo que hasta pudiera sernos penoso. –Considera que la rubia también se debe a su marido. Ella, ¿le compondrá la ropa, tendrá la casa como se debe, lo apoyará? Acepta que alguien recoja su insinuación y la lleve al baile, al teatro o a un lugar boscoso. Estaría feliz con la animación o con la belleza, ¿cómo dudarlo?, pero debe condescender con su invitante. Empieza el lío o el nudo. ¿Cómo procede, rompe con el nuevo, sigue con su esposo, quién gana, quién pierde ? ¡Sépalo Dios! –¡Diablos! –exclamó el químico mirando su reloj–. Me espera mi señora, y con lo impaciente que es… ¡Paga tú! –y se alejó a largos pasos. Mientras, la rubia se lamentaba ante un varsoviano joven y vigoroso, comisionista de suerte, también refugiado. Este la estuvo mirando a los ojos unos instantes y se puso de pie ¿quería irse? Decidido la invitó: –¿Por qué no te vienes conmigo? Gano lo suficiente, tengo dos cuartos, soy solo, me basta salir. ¿No nos entenderíamos? –y seguidamente miró su cuello, su busto, sus ojazos y la hora. –¡Pero Michal! Tendría que hablar con mi marido, esperar unos días. ¿cómo dejarlo tan de repente? Además, necesito llevarme la ropa. –¡Qué marido ni qué ropa! Te vienes conmigo, te compro lo necesario y se acabó. ¡Decídete!– y remiró su reloj. Ella vio ante sí un abismo y en torno el caos. Su esposo era bueno. Le apenaba abandonarlo de sopetón. ¿Y si cambiara? No, no habría fuerza que lo alejase del piano. Michal si que era resuelto y estaba segura de que la quería. Copiosos lagrimones se escurrieron por sus tersas mejillas. El enérgico polonés seguía erguido, a punto de mirar nuevamente su reloj. La rubia enjuagó sus lagrimas y se cogió del brazo fuerte. No se les vio más en el café.

Al mes, inesperadamente, porque hubiera evitado el encuentro, ella tropieza con su marido y queda sin saber qué decir ni cómo irse. ¿La mataría? El pianista, que caminaba con paso macilento, como buscando, ¿qué? no bien la vio, la tomó de una mano con desesperación, y mirándola enojado, no furioso, habló a borbotones, a gritos, gesticulando con su otro brazo. –¡Qué porquería de persona eres tú! Abandonas tu casa, dejas a tu esposo sin aviso. –¿Crees que es conducta de gente? Eres un animal, te vas como un perro o un gato, no, éstos son más fieles. No debería mirarte. ¡No te avergüenza tu proceder. ¡Contesta! ¿Tienes que reprocharme algo, te faltó pan, te faltó ropa, te faltó dinero, te faltó cama, te maltraté? ¡Contesta! ¡Tú debes comprender el apego que ahora puedo tenerle a la casa, abandonado el día entero. ¡Matarte sería poco! –le soltó la mano. Su voz se transformó en dormida: Ni siquiera puedo estudiar tranquilo; salgo a vagar. Estuve enfermo una semana. ¡Es terrible! –se quedó unos segundos mirando al suelo y, en seguida, con tono, forzadamente plácido, que procuró fuera acariciador, agregó: ¿Cuándo te vienes? La rubia respiró profundamente, agradeciendo al Creador no recibir ninguna bofetada, aunque las dio por seguras. –Pero, ¿cómo podría hacerlo si vivo con Michal? –No veo la dificultad. ¡Te vienes con él! Ella quedó en suspenso. Antes de responder lo miró hasta el fondo de los ojos, más adentro aún. Cuando al fin comprendió tuvo pena: –Debo consultar a Michal y luego te diré lo que acordemos. El músico había conocido a la rubia temprano, cuando ésta dejaba la adolescencia. El era joven. No le cabía duda de ser famoso con los años. Empezaba su afición a la música. De la rubia sabia acaso tanto como de sí.

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La consideraba una prolongación suya, impresLa rubia apareció al subsiguiente día. Miró el cindible como sus manos o sus piernas. Le tenia hogar como si recién empezara a verlo y su esposo confianza, pese a sus defectos. Sus nuevos amigos, le fuese vagamente conocido. Todo se hallaba en si atentos, le resultaban a menudo incomprensimediano desorden, sin excluir la vestimenta del bles. El idioma adquirido lo entendía por fuera, músico. pero los matices se le escapaban, de modo que sin –Conversé con Michal. Al principio se negó. la rubia su soledad era pavorosa. Exclamaba una y otra vez: ¿qué pensaría la genDesde hacia años hallaba placer únicamente te? Michal es muy delicado. Dijo, al fin, que no en interpretar a sus compositores predilectos. Los podemos venirnos sin una razón. Distinto sería, sonidos lo adentraban en una zona sin contrarieson sus palabras, si tuviéramos algo nuestro en tu dades, protectora, de dicha casa. ¿No nos podrías vender permanente, que le ofrecelos muebles ? ría novedad aunque viviera –Qué más da. Será El mal quizás consistiera en tanto como los hombres de como ustedes quieran. la Biblia. que él tenia una razón per- Con tal de tenerte cerca Sin embargo, al ser cualquier solución. sonal para vivir: el piano, las acepto abandonado por su mujer, ¡Vénganse al momento! ¿Los posibilidades sin fin que éste espero a comer? Es mi día comprendió que ésta también lo protegía con sólo cale ofrecía, mientras la rubia, libre. minar por las habitaciones, El músico se reservó por carecer de un interés pro- dos piezas, las últimas. Con con su canturreo. Es verdad pio y duradero, pues no era las demás se quedó la pareja. que apenas hablaban. No obstante, al decir “ha camsoñadora ni inclinada a la La rubia manejaba la casa biado el tiempo” estaba secantando o ratos. El piano religión, tenía que vivir de se oía distante, a horas reguro de que ella sentía cual era su ánimo: si alegre, triste gulares. Ella se defendía con alguien o para alguien. o cansado. Suficiente le era una radio que le obsequiara esta comunicación indirecta, Michal. Solían verse los tres pues seguro estaba de que ella, en caso extremo al mediodía. Si Michal no llegaba, almorzaban haría por él cuanto pudiese. los dos. Al músico le gustaba entonces recordar El mal quizás consistiera en que él tenia una lo vivido por ambos. Uno y otro se referían a razón personal para vivir: el piano, las posibilidades hechos gratos. Habían entrado en un encanto sin fin que éste le ofrecía, mientras la rubia, por que no querían alterar. carecer de un interés propio y duradero, pues no Como Michal era callejero, el músico alguna era soñadora ni inclinada a la religión, tenía que vez lo veía abriendo la puerta, a medianoche, y vivir de alguien o para alguien. cambiaban breves impresiones de aliados inevitaEs evidente que mi conducta –pensó el múbles, porque si Michal dejara de sentirse bien allí, sico– se aparta de las normas comunes que todo él perdía a la rubia. Sin esfuerzo le fluía al músico individuo elabora para no perderse en los caminos una reflexión tierna que, en los recovecos de su del mundo; pero, desde la profundidad de su ser, espíritu valía por ¡no te vayas! lo urgente era la compañía de la rubia. Con sólo tenerla al alcance de su voz, volvería a integrarse. 35


SOLEDAD

RAMÍREZ 36

Santiago 1996. Estudió Artes Visuales en la Universidad Finis Terra con mención en pintura. Expuso en la galería Patricia Ready (Ladera, 2019), Museo Arte Contemporáneo (2019) y Estado de arrojo en Sala Andacollo (2020). En el año 2021 realizó la exposición No hay escapatoria en el Museo Regional de Rancagua, Subcielo en Manuel Montt y Anuncios; última exposición individual realizada en Galería Liam que reune las siguientes pinturas.


ARTE

PRONUNCIAMIENTOS VERÓNICA ECHEVERRÍA

A comienzos de este año choqué en bicicleta y tras la caída tuve una especie de convulsión que sólo yo percibí entre quienes me asistieron. Esos pequeños espasmos, que venían acompañados con fuertes calambres en la parte inferior de mi cuerpo, fueron presentándose con mayor frecuencia en los lugares más extraños. El último ocurrió en la sala de espera minutos antes de ingresar al dentista. Me encontraba mirando la aguja del reloj en el momento exacto en que mi pierna izquierda comenzó a adormecerse hasta quedar inmovilizada por completo. Experimenté, por primera vez, una serie de visiones y delirios que se repitieron después al encontrarme expuesto a situaciones que me generaban altos niveles de tensión. Las imágenes eran tan sobrecogedoras que pensé que me encontraba frente a la muerte. Había presenciado este fenómeno segundos antes de la muerte de mi padre, y leído que algunas personas altamente creyentes experimentan convulsiones similares y extrañas visiones acompañadas con una sensación de perfecta armonía. Durante el tiempo que duraron las visiones, tuve la impresión de que todo se manifestaba a través de un inmenso lente microscópico. Frente a mí, pude ver una extraña marca verde sobre las paredes de la sala

que se pronunciaba como un código fatídico. Mi campo de visión era incapaz de abordar la sala por completo, obligándome a arrastrar la mirada lentamente sobre las cosas. Entre los diversos objetos que conformaban la sala de espera, tuve la sensación de que cada uno de ellos era tocado por una especie de luz anaranjada. Una luz dócil al inicio pero que fue proyectándose con más fuerza al final de mis visiones hasta atravesar el edificio. Mientras todo esto ocurría, en la habitación de al lado una mujer enumeraba ciudades, causas y métodos hasta quedar sin aire. Nadie me escucha como mi amiga que vive en Londres. ¡Londres es una ciudad fantástica! –exclamaba. En un intento por querer llevar al límite mis visiones, quise entrar en términos tangibles a esa frase que resonaba en mi cabeza. Todo lo que pensaba y sentía me fue arrebatado en ese preciso momento. Innumerables monedas aparecieron frente a mis ojos. Las monedas flotaban e incluso yo mismo tuve la sensación de estar flotando junto a ellas en medio del salón. Me puse, por así decirlo, de brazos abiertos con la intención de tocarlas mientras pronunciaba nombres femeninos acentuando el sonido en cada sílaba. Empecé por la A: Andrea, Amanda, Aurora, Antonia, y continué hasta despertar.


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A12 / A13 160x 290 cm Acrílico sobre tela

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A15 Acrílico sobre tela 160x145 cm 2021

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A14 Acrílico sobre tela 160x145 cm 2021

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FICCIÓN

CONFECCIONES David Parra

1. Recordar, ya sea como acto voluntario o involuntario, es también –y quizás, sobre todo– un ejercicio de confección. Con mi mamá, mi papá y mi hermano, vivimos en una pieza, en la casa de mi abuela. Era una casa de madera, donde mi abuela se dedicaba a la costura. Recuerdo el sonido de la máquina de coser, la vibración en el ensamblaje de madera.

en la noche. Recuerdo enunciados sueltos: “Romántica, es tu mejor compañía de verdad…”, sonaba en la radio que mi abuela tenía sobre el refrigerador en la cocina. Románticos fuimos todos. En la cocina, con el té. La tetera ebullendo. Antes de ir a coser, en “los talleres del alma”, mi abuela: romántica.

2. Con la máquina de coser unía los géneros. Los géneros estaban tirados en el suelo, sobre la mesa, en los muebles. Moldes y géneros, tirados, desordenados, mezclados. La caja metálica de los botones y alfileres, donde a veces metía mi mano, para buscar algo intentando no pincharme. El sonido caótico de los botones. De pronto, del desorden, emergía resplandeciente un traje. Un traje compuesto, cosido, ordenado y limpio. Casi siempre trajes que eran para otros.

4. Intento reconstruir la higuera que estaba junto a la cocina. El marco de la ventana, por la que apenas entra un poco de luz, permite recortar un trozo de verdor que, junto al deslustrado café oscuro de las paredes de madera, componen un extraño contraste, intenso. La voz de mi abuela, suave y delicada, componen una sustancia sonora indistinguible junto con el sonido del refrigerador. Intento reconstruir la impresión de una intensidad de la realidad sobre un cuerpo. El cariño, la calidez, el cobijo. El instante de una imagen que se mueve lentamente, casi suspendida, por siempre: la luz cálida que golpea los muros de madera, café oscuro, ahora brillantes

3. Mi abuela dormía con su madre, en la pieza contigua. Anita y Dominga. Dos abuelas, dos madres. Los ronquidos de mis abuelas

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FICCIÓN

muros de madera, café oscuro, ahora brillantes por el efecto de la luz. La noche afuera en la estrecha calle Concepción. La noche que disuelve el recuerdo. 5. Sé, lo sé muy bien, no hay reconstrucción posible, solo el anhelo que se desliza por el desfiladero de las palabras; lo sé muy bien, pero sin embargo, esta insistencia de coser con palabras. 6. Unos muros de concreto, unidos por una vieja y ruidosa puerta metálica, separaban la casa de mi abuela de la calle Concepción. El crujir de los metales de la puerta cada vez que se abría anunciaba la llegada de alguien conocido. 7. El peligro acechaba cuando la puerta se abría y apenas sonaba. Alguien entraba con demasiado cuidado. El lobo que amenazaba con echar abajo –de un soplido– la casa de madera. El lobo que devora los recuerdos. El miedo, la prohibición, de mirar hacia el pasado y quedar hecho sal. 8. Quizás la relación con los recuerdos impone la tarea de imaginar un inventario de lo sensible, rastrear todas aquellas contigüidades que el primer relato que la memoria impone amenaza con recubrir. Encontrar resonancias inéditas donde otras historias puedan aparecer. Otros modos de ir y venir de la memoria: descoser un traje, rehacerlo, volver a recomponerse. 9. Éramos mi hermano, mis cinco primos, dos primos-tíos, mi papá, mi mamá, mis abuelas y una tía. Unos dentro de la casa, otros más distantes. Todo se mezclaba adentro: los géneros, la ropa, los trajes. Nos cosía la ropa para

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Quizás la relación con los recuerdos impone la tarea de imaginar un inventario de lo sensible, rastrear todas aquellas contigüidades que el primer relato que la memoria impone amenaza con recubrir. Encontrar resonancias inéditas donde otras historias puedan aparecer. no estar –¿o ser?– rotos. El deseo de coser: punzar y zurcir la realidad. Recomponer lo que nunca estuvo junto; separar lo que siempre estuvo mezclado. 10. Leo que murió Tamara Kamenszain. Releo estos versos: “Para armar un libro hay que hacer como las modistas que cosen siempre del lado de adentro y cuando dan vuelta la tela esas costuras que ellas trabajaron confiadas desaparecen para dejar ver un aceptable lado de afuera”. 11. Sentado aquí, recupero, poco a poco, el sentido de la concreción indiferente de la realidad de las cosas; regreso, de los otros lados de la memoria, para constatar, una vez más, que ya nos dejaste para siempre, abuela amada. Y nos dejaste para siempre, también, la posibilidad de suturar los recortes del dolor sobre el tejido del cuerpo sensible. Y es esa tu mayor grandeza: nos enseñaste a confeccionar el duelo.


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ARTE

UFO

Sueños y premoniciones UFO es un grupo de muralistas y grafiteros conformado en el año 2015 en la zona sur de Santiago. Su trabajo está enmarcado en la continuación del delegado de Edmilson Mosca, quien les introdujo el trabajo que se desarrolló en las brigadas paralelas anarquistas durante los años 60 y 70; apuesta más subversiva que las brigadas oficiales de izquierda, donde además de muralistas, existían expresiones gráficas como fanzines, folletos y bandas de música. Todo ese trabajo quedó eclipsado por las brigadas de propaganda y muralismo más reconocidas. El grupo UFO no sólo involucra a pintores, sino que también funciona como red, donde podemos encontrar poetas, músicos y artistas multidisciplinarios que colaboran de diversas maneras con el proyecto. Además de la pintura, han realizado las películas Señor Blanco y Bultisam y cuentan con un espacio de comunicación y difusión contracultural llamado Pan Verde Fanzine. Cansados del discurso formal y los símbolos clásicos, unieron sus imaginarios y perspectiva de vida con el graffiti y el mural, narrando los sucesos vividos en los sectores marginales de la ciudad, o de lo que ellos acuñan como interzona, que es todo lo que está fuera de la zona de confort o el ultra margen. Idea que señalan haber extraído de la literatura; en especial del poeta Juan Carreño, del cual son lectores y quien habla de este concepto en su libro Budnik. 48


UFO Santa rosa con Departamental Año 2020


SAMUEL SUMAK Exposición UFO

En el año 1991, Samuel Sumak abandona la vida ciudadana tras una revelación espiritual que lo lleva a renunciar al mundo instaurado por la tecnocracia y la modernidad y refugiarse en un ruco ubicado en el paradero 22 de Av. Santa Rosa con Tomé, adoptando la vida de vagabundo. Samuel Sumak fue un artista gráfico de periódicos y fanzines en dictadura, además participó en las brigadas muralistas durante los 70’s, desarrollando su trabajo en las guerrillas gráficas de la época. Llegó a ser el primer operario de la imprenta Offset, regalo que el pintor surrealista Roberto Matta dejó en manos de las juventudes creativas del grupo contracultural “La Masa”. Este grupo contaba con miembros vinculados a la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), miembros insurgentes de las BRP, cineastas y fotógrafos populares. Esta exposición se centra en los sueños y premoniciones que Samuel Sumak relatará al grupo UFO, respecto al presente y futuro del denominado Street Art en Chile. Una visión extrema y grotesca, que gira en torno a los gendarmes del arte, sus agentes vampirescos y la lucha de un pueblo contra las bestias de la dominación del capital.


Tríptico Samuel Sumak Exposición galería art dealers Noviembre 2022


Fósil Humano 2 Departamental con Vicuña Mackenna 2015


Samuel confidenció al grupo UFO sus pensamientos y críticas más profundas en contra de un sistema sociocultural y político, entrelazado con profecías bíblicas desarrolladas en paisajes distópicos. Motivando así al grupo a interpretar estas imágenes en un tríptico de 3,20 x 1,60 mts, realizados durante el año 2020 y 2021. Un trabajo pictórico, nutrido por las diversas manos e improntas de los miembros; gran ejercicio mancomunado del imaginario y la técnica UFO. Sin duda, dentro de esta obra, pareciera no haber salida de un extenso sueño que nos mantiene en constantes aprietos e incertidumbre circular de este acontecer apocalíptico. Sin embargo, el humor de ciertos espacios y acciones de esta exposición nos invita a reflexionar y a buscar en cada detalle una idea, una gesto divino que nos conecte con ese otro tiempo. Un rostro que espera la nieve, una nave que nunca despegó, el autoexilio de Samuel alejándose de las convenciones sociales y estructuras de poder para encontrar en su ruco la poesía que quiere emerger.

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Queremos recordar lo que anoche soñamos Acrílico, spray y tintas sobre tela

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Graffiti y personaje UFO en la exposición Samuel Sumak Noviembre 2021



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FICCIÓN

PRODIALOGO Y DIAPROLOGO Fedor Sánchez

Entrevista de Masthur Ludik Vaar, filómano y congénito húngaro a uno de los autores y a mí también

Símbolos, magias y realidades es un trabajo magnífico, no recomendado para clérigos ni laicos que promocionan la familia (como pilar fundamental y todas esas pesca’s) ni para pragmáticos ni demócratas. Tampoco para los poseedores de verdades absolutas ni menopáusicas vírgenes ni científicos egocéntricos ¿A pito de qué? Escribí el siguiente estudio acerca de física cuántica, sin embargo, en el desarrollo de él, tuve que abordar dimensiones tan eclécticas como poéticas. (Yo también). Este trabajo es el reflejo de lo irreal de la dicha y los más siniestros y verdaderos suburbios de la desdicha, de la televisión. –¿Por qué la televisión? Para desinformarme. –¿La cárcel? La institución total del estado totalitario, el invento macabro de un poder omnímodo... Morada de sueños, perversiones y dolores, luchas soterradas, resistencia. –¿La domesticación del ojo? Más sabe el diablo por viejo. “El panop-tismo, un instrumento masivo de sometimiento; múltiples hilos invisibles que atrapa y conduce como marionetas nuestras almas”. (Dijo alguien; yo también; ¡y yo!) –¿La televisión? ¿Otra vez? Bueno... Las cámaras, el ojo que vigila, que limita, que inhibe. Frena y a la vez desnuda a zarpazos, haciendo guiñapos nuestros… –¿Destruye la intimidad? Imposibilita el espacio propio e invade. –¿Prisión? Barrotes, muros y mallas reales y virtuales nos mantienen cautivos en el set (de televisión) y en la celda, desnudos como

la Sussy; volados como el Flaco; inseguros y miserables como el negro; mágicos como el hechizo africano. –¿Al final, qué? Tenemos, a pesar de todo, nuestro territorio liberado; nuestro reducto inexpugnable, el pequeño saco ideológico al que llamamos conciencia. ¡Atención! (con voz ronca de mando). “Apreciada tal situación; dentro del metálico teatro de operaciones, hemos definido nuestra estrategia; para destruir todo el entramado bestial que nos acomete. Para ello os insto a fortalecer todas las rabias, elevando así nuestra disposición combativa, personal y colectiva. Apertrecharnos de puños cerrados, dientes apretados, gargajos y blasfemias; sin olvidar, por un momento, el amor a la mujer, al niño descalzo, al viejo en harapos y a nosotros mismos. Las medidas previas para el combate son: para los presos, masturbarse una vez cada noche lejos del ojo que vigila; escribir cuatro versos de odio incendiario contra el oprobioso sistema; y otros cuatro llenos de amor por los nuestros; fumar nuestras diferencias, todos juntos en una ronda de mate bien amargo; cultivar la cooperación hasta que gorgotee, y esperar dispuestos, tranquilos, enamorados y convencidos de nosotros, la secreta señal.” (Aquí los famélicos combatientes cumplen).

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Revista Odradek (24 de mayo 2020 – 6 de marzo 2022) Santiago Chile




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