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Flores comestibles FLORIFAGIA

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aspan en acción

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Las flores comestibles, también conocido como florifagia son utilizadas en la cocina desde hace siglos. Aparentemente la primera cultura en registrar el uso de flores fue la romana, utilizando rosas y violetas. Otra fue la china que registra el uso de flores comestibles en sopas e infusiones, asimismo en los países árabes.

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También solía ser atributo casi imprescindible para la decoración de los platos de los reyes y emperadores, dándole ese característico toque colorido a la comida.

Explosión de sabores y nutrientes

Las flores han estado enraizadas a nuestra cultura y pese a que hoy la vemos como simple decoración, tienen la capacidad de convertir una comida habitual en una espectacular explosión de sabores y su uso suele ser sinónimo de valioso y fino.

Las flores comestibles tienen nutrientes beneficiosos para la salud, por lo que, si se añade a un plato, puede resultar muy favorecedor por ser fuente de minerales, antioxidantes, vitaminas y fibra:

Vitamina A: indispensable para el adecuado mantenimiento celular, la visión y la piel,

Vitaminas del complejo B: beneficiosas para el adecuado funcionamiento del sistema nervioso y control del estrés.

Vitamina C: fortalece al sistema inmunológico previniendo diferentes enfermedades respiratorias.

Vitamina E: necesaria para la regeneración celular y fortalecimiento de la piel.

Fitoquímicos con función antioxidante: excelente aporte que evita el ataque de los radicales libres a nuestro organismo.

En la zona costera del Perú se está produciendo flores en invernaderos, para restaurantes prestigiosos donde destacan sus platos con este agregado especial.

La valoración a este recurso ya está llegando a diferentes hogares donde producen flores para su propio consumo y para generar ingresos al colocarlas en mercados accesibles al público en general.

En la alta gastronomía las flores le otorgan un toque de distinción en multitud de platos elaborados por restaurantes de todo el mundo.

A través del estudio de distintos biólogos y científicos, estas plantas son aptas para su consumo humano:

Clavelina

Los pétalos de esta flor tienen un sabor agradable parecido a la pimienta y al clavo. Van bien en ensaladas de frutas, mantequillas o como guarnición.

Flor Capuchina

Llamada también Mastuerzo, de esta planta no solo es comestible la flor, sino que sus hojas y semillas también se usan en gastronomía.

Caléndula

Presenta una gama de colores entre el amarillo y el naranja bastante intenso. Tiene un sabor agridulce que se asemeja al azafrán o a la pimienta.

Sus pétalos pueden servir como tinte para platos fuertes o como decorativos en los postres.

Girasol

La parte que más se aprovecha son las semillas, que se consumen en ensaladas, snacks saludables o en la pasta y el arroz. También se consumen los aceites derivados. La flor se usa en ensaladas, infusiones y como decoración.

Geranio

Suele ser de color rosado, pero puede variar dependiendo la especie. Tiene un sabor cítrico parecido al de las frutas. Comúnmente se usa para pasteles, bebidas y como ingrediente de ensaladas y platos fuertes.

Clavel

Presente en algunas bebidas alcohólicas. Su sabor es un poco picante por lo que sirve para condimentar ensaladas, pastas, entre otros. Además, se usa en postres y como colorante.

Jazmín

De perfume intenso y sabor dulce, normalmente se usa como té o para aromatizar un almíbar.

Boca de Dragón - Dogo

De insípido a algo amargo, el sabor de la flor varía según la planta y el suelo en el que se cultiva. Destaca en la textura de sus pétalos, que es fresca y algo crujiente.

Diente de león

Es totalmente comestible, puede ser añadida en sopas, ensaladas, vinos o infusiones. Además, en algunos lugares se utiliza la raíz tostada como un sustituto del café.

Lavanda

Tiene un intenso aroma y color violáceo ideal para crear platillos llamativos.

Se puede consumir en infusiones para relajar el sistema nervioso. También puede consumirse junto con frutas y quesos para mejorar el sabor.

Todas estas plantas deben adquirirse en lugares certificados, de horticultores orgánicos o sembrarlos uno mismo para garantizar que no han sido tratadas con químicos ni pesticidas tóxicos.

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