Revista Pedalea #38

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año

04 | n º 38 | julio 2017

Comunidad haitiana :

La Primera Bicicleta de los nuevos chilenos Actualidad Mapocho Pedaleable: crónica de una aprobación definitiva El Taller Leonidas Ayala comienza nuevo proyecto comunitario Vivencial Pedaleando por luz

Revista mensual de circulación gratuita www.revistapedalea.com

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Contenidos Publicación digital de fomento de la cultura ciclista de edición mensual. //Directora Myriam Salazar //Textos Andrés Santelices Myriam Salazar Colaboración especial de Tomás Echiburú Altamirano //Fotografías Víctor Rojas Myriam Salazar //Portada Myriam Salazar //Portafolio Alpes Escuela de Imagen y Comunicación //Diseño Aribel González //Diagramación La Máquina Editores //Ventas Roberto Caices roberto.revistapedalea@gmail.com +56 9 8527 6639

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Tomás Echiburú Mapocho Pedaleable: De la protesta a la propuesta

mi primer a

los nuevos chilenos

Innobike Stgo

portafolio

Nicolás Torres

//Contacto contactorevistapedalea@gmail.com + 56 9 5714 3245

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Revista Pedalea es una publicación independiente, editada por La Máquina Editores Limitada. Revista Pedalea no se responsabiliza por las opiniones de sus colaboradores. Todos los derechos reservados. Las imágenes publicadas no pueden ser reproducidas por ningún medio sin autorización.

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Proyecto Mapocho Pedaleable

el taller

urbanos

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Pedaleando por Luz


editorial

Mapocho Pedaleable: De la Protesta a la Propuesta Por : Tomás Echiburú Altamirano Arquitecto - Magíster en Arquitectura del Paisaje PUC Concejal por Providencia - Revolución Democrática

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Uno de los mayores desafíos para un Estado contemporáneo es adaptarse a modelos de democracia participativa, donde los distintos actores de la sociedad confluyen y se integran en un modelo de desarrollo cuya matriz es colaborativa, horizontal y menos jerárquica. En el contexto local, nuestro aparato político sólo ha logrado incorporar la idea de participación como un mero trámite para obtener la validación ciudadana ante una iniciativa gubernamental o privada. Las movilizaciones sociales de los últimos años –relacionadas a la educación, salud o sistema previsional- han tendido a correr progresivamente los límites de lo posible y presionar para que el Estado incorpore otros actores en la mesa. En materia urbana esto es, todavía, casi inexistente. El año 2011, en pleno apogeo de las movilizaciones sociales, junto a un grupo de ciclistas convocamos a un paseo por el interior del cauce, para hacer un video y promocionar la idea de que el río podía recuperarse como un espacio público, no navegable -como entonces prometía Sebastián Piñera-: nuestra tesis inicial era que solo bastaba con ‘abrirlo’ para que la gente se lo apropiara. Ese día inauguramos un proceso de reconquista urbana, sustentado por los propios ciudadanos. Así nos hicimos parte de una causa que fue creciendo de forma orgánica con el tiempo; además de testear el interés que despertaba la idea, queríamos mostrarles a las autoridades que las personas organizadas pueden pasar de la protesta a la propuesta y hacerse cargo de reclamar sus espacios públicos y cambiar la forma en que vivimos la ciudad. Cinco años después, un colectivo de organizaciones sociales, a esas alturas mucho más empoderado, ingresa en bicicleta a la Moneda para escuchar el anuncio de la presidenta Bachelet: impulsar el Mapocho Pedaleable como un espacio público consolidado. Lo que se originó en un contexto académico como contrapropuesta a la que circulaba en los medios de comunicación, en un lugar hasta entonces vacante y carente de interés público, logró germinar en los movimientos sociales e instalarse estratégicamente hasta ganar suficiente fuerza y visibilidad para avanzar de abajo hacia arriba; primero organizaciones ciudadanas, luego los gobiernos locales, más adelante el gobierno regional, hasta escalar al máximo nivel del Estado. El Mapocho Pedaleable es, antes que todo, un proceso que invita a pensar formas alternativas de hacer ciudad, donde los ciudadanos son protagonistas y pueden influir en la inversión pública. En ese sentido, este caso debe servir de escuela; aprender de sus dificultades y conflictos, los actores involucrados, las alianzas y estrategias utilizadas, puede ofrecer un panorama que sirva, tanto de de guía como de aliento, para nuevos actores sociales que se propongan transformar su ciudad.

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actualidad

Una nueva forma de hacer ciudad

Proyecto Mapocho Pedaleable: crónica de una aprobación definitiva

Se construirá por la ribera del río Mapocho una ciclovía de 5,4 kilómetros desde calle Suecia hasta el Parque Los Reyes que además incluirá un paseo peatonal diseñado para que sea un parque inundable que estará listo a mediados del año 2019. Acá te contamos cómo se logró concretar una política pública de envergadura desde la ciudadanía. Por Andrés Santelices Fotos Víctor Rojas

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La fría tarde de ese 7 de junio cuando se votó la construcción definitiva del Mapocho Pedaleable en el Consejo Regional (Core) Metropolitano será recordada por varios años. Como nunca, la sesión plenaria estaba llena y la tensión del edificio ubicado en calle Bandera se veía en las caras de los representantes de las organizaciones ciclistas que esperaban la aprobación del proyecto. La incertidumbre se explicaba por el revés que sufrío la iniciativa anteriormente en la comisión de Deportes del (Core) y que puso en riesgo a la emblemática iniciativa a pesar de la exitosa experiencia que resultó del piloto implementado entre diciembre de 2016 y abril de 2017. Finalmente los consejeros regionales aprobaron el proyecto, el cual contempla un presupuesto de $ 6.500 millones, que abarca una extensión aproximada de 5,4 kilómetros, entre el sector de Estación Mapocho hasta la altura de Costanera Center y que estará listo el segundo semestre de 2019. Principales hitos La cinematográfica historia del Mapocho Pedaleable comenzó en 2010 cuando Tomás Echiburú -hoy concejal de Providencia- y Osvaldo Larraín propusieron en su tesis de Arquitectura de la Universidad Católica (UC) un estudio acerca del rol del río en la ciudad de Santiago. Desde ahí hasta la aprobación definitiva por parte del Consejo Regional Metropolitano, hecho que Echiburú destaca porque se produjo “un respaldo político transversal al proyecto”, el proceso contempla la 5 acontecimientos clave. El primer hito es la bajada al río que se hizo en el año 2011, ocación en la cual se presentó la propuesta a organizaciones ciclistas para impulsar la idea. En aquella oportunidad, donde bajaron cerca de 500 personas, no hubo ni permisos ni una gran producción más allá de convocar a algunos medios de comunicación. “Ese es el hito fundacional pues ahí la propuesta se hace pública y se instala en el debate público. En esa oportunidad se bautizó como Mapocho Pedaleable”, señala Tomás Echiburu.

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Un año después de ese ejercicio cívico, el Centro de Políticas Públicas de la UC se interesó en la propuesta y definió junto a sus creadores, las bases para una licitación que llamó la Secreataría de Planificación de Transporte (Sectra). Esto permitió la generación de una Ficha Iniciativa de Inversión con el nombre de Mapocho Pedaleable (documento que contiene el detalle del proyecto, en términos de actividades a realizar, calendario de financiamiento, plazos y recomendación técnico-económica). “Fue un hito importante porque el Estado se interesó en estudiar la viabilidad del proyecto. Fue la primera vez que se hizo parte”, señala Tomás. El año 2013 también será recordado por otro hecho que marcó el proceso, cuando las alcaldesas de ese momento, Carolina Tohá (Santiago) y Josefa Errázuriz (Providencia), anunciaron su apoyo a la iniciativa, lo que posibilitó realizar el primer evento “Yo Vivo Mapocho”. Esto concretó el financiamiento de la infraestructura y las actividades que se efectuaron, aumentando la convocatoria de 500 a más 4.000 personas. Esto se repitió en el año 2014 y 2015 (se efectuó dos días), sumando también a los municipios de Independencia y Recoleta.

Tomás Echiburú, impulsor del proyecto

El 2016 ya la historia se tornaría más épica aún cuando en el marco del Foro Mundial de la Bicicleta que se realizó en Chile, la propia Presidenta Michelle Bachelet anunció en La Moneda, junto a organizaciones ciclistas del país y provenientes de distintas latitudes del mundo, que el proyecto sería prioridad presidencial. “Esto parecía inalcanzable, considerando que a partir del estudio que emitió Sectra el proyecto no era rentable. Por ello la única posibilidad para concretar el proyecto era a través de la proridad presidencial, la cual se generó en parte gracias a la presión del movimiento ciclista y la gestión del Intendente Claudio Orrego”, indicó el concejal.

De la academia a la realidad La idea de recuperar el río Mapocho siempre estuvo presente en el imaginario colectivo, y existe una vasta literatura al respecto, entre las publicaciones científicas que postularon esta acción se destaca la que hizo el año 2011 el actual ministro de Medio Ambiente y ciclista, Marcelo Mena, en el capítulo “El desafío ambiental y el sueño de la ciudad sustentable” del libro “El Chile que se viene”. El documento, que fue editado por el ex Presidente Ricardo Lagos, reunió miradas, perspectivas y sueños para el 2030 de un grupo de destacados profesionales en torno a desafíos estratégicos. “Es una idea que detecté el año 2009 cuando visité el río Danubio, donde había una ciclovía que conectaba Budapest con Viena por 60 kilómetros, y que también se repite en el río Sena, por ello, es un sueño que hemos compartido con quienes han llevado a cabo el Mapocho Pedaleable. Nosotros estamos felices de que se haga realidad este proyecto porque cuando uno construye la infraestructura los ciclistas llegan, por lo tanto es una demanda inducida positiva”, señala el secretario de Estado. En tanto, Tomás Echiburú confiesa que cuando realizaron este estudio en la universidad, ni él ni Osvaldo Larraín pensaron que esta iniciativa se convertiría en una realidad. Sin embargo, señala que la primera vez que bajaron al río ya existía la decisión instalar el tema. “Al llevar esta propuesta de la academia al mundo social nuestra expectativa era lograr la construcción definitiva. La colaboración de los distintos actores fueron lo que mantuvo vivo a este proyecto”, destaca. Echiburú señala además que el Mapocho Pedaleable sienta un precedente pues se instaló a partir de la ciudadanía. “Los ciudadanos no sólo somos sujetos de políticas públicas sino también podemos hacernos cargo de nuestros problemas y en ese sentido creo que el Estado tiene el desafío de hacerse cargo de abordar estas temáticas. Uno se encuentra con autoridades que tienen la mejor voluntad para apoyar una iniciativa así, pero no siempre están las herramientas para concretarla. El Estado no está diseñado para hacerse cargo de una ciudadanía que cada día está más empoderada y que es parte de la solución”, manifiesta.

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Cómo aporta a la ciudad Llevado al plano de la movilidad eficiente, la construcción definitiva de la ciclovía en el río representa una multiplicidad de beneficios inmediatos para quienes usan la bicicleta como medio de transporte en la Región Metropolitana. “La gracia del Mapocho Pedaleable es que no tiene semáforos, por lo tanto puedes ir a una velocidad bastante alta y creo que es difícil que haya un medio de transporte tan rápido en el trayecto entre el puente del Mercado Central y Huelén. Además, es muy agradable tener el enfriamiento que nos entrega el mismo río en días de verano y aleja a los ciclistas de la contaminación de los automóviles, y por lo tanto, tiene virtudes que van mucho más allá de los temas de salud y transporte”, señala el ministro del Medio Ambiente. El ministro Mena agrega que el eje del Mapocho Pedaleable que va de oriente a poniente desde Costanera a Avenida Andrés Bello, transporta más gente que el automóvil en la hora punta, esto proyectado hacia el centro significa que contaremos con una infraestructura que casi duplicará los trayectos hacia el centro. “Cincuenta por ciento de los ciclistas tiene automóvil y por lo tanto cuando uno ve a un ciclista está aportando a la descongestión de la ciudad y a la menor contaminación, esto es vital en un escenario de cambio climático en donde el transporte tendrá a futuro un mayor crecimiento de emisiones y por tanto tenemos que hacer los esfuerzos para poder reducir esa emisión”, comenta. Además, el Mapocho Pedaleable, por estar ubicado en el centro neurálgico de la ciudad, lo convierte en un espacio público con infinitas posibilidades en términos de movilidad urbana, turismo y recreación. En ese sentido, el concejal Tomás Echiburú indica que cuando pensaron el proyecto nunca hubo intención de que el espacio fuera destinado sólo para ciclistas. “Sabíamos que el río estuvo abandonado por siglos, y por lo tanto, era difícil que la gente lograra acercarse a ese espacio y tener contacto con el río. Eso había que forzarlo a través de una excusa que era más funcional, en el fondo, era a través de una invitación a bajar porque si lo haces puedes llegar más rápido a tu trabajo. Una vez que la gente entiende eso y lo ve como una alternativa, se encuentra con un espacio que no conocía y que comienza a valorar. Para nosotros, el ciclismo fue un pretexto para invitar a la gente a ocupar el espacio, sabiendo que con ello cambiaría su percepción sobre el río, y ese cambio cultural se logró”, concluye. Así también lo concibe el Ministro Mena, quien resalta que esta iniciativa deja atrás esa imagen del río como un problema social. “Hoy día tenemos la oportunidad de incluirlo dentro de la ciudad, que no sea la cloaca ni el basural, pues gracias a la importante inversión inyectada además de descontaminarlo, lo transforma en un lugar virtuoso del espacio público en pos de la sustentabilidad”, finaliza.

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mi primera bicicleta

Entusiastas ciclistas: La primera bicicleta de los nuevos chilenos.

Por Myriam Salazar

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Cada semana llegan al aeropuerto de Santiago más de 200 personas desde Haití, quienes en su mayoría ven en la bicicleta una ayuda económica y práctica para desplazarse. Dejaron sus casas, familia y amigos. Todo. Vieron en Chile la posibilidad de una vida mejor, de futuro. Al hablar con ellos la historia se repite, “aquí hay seguridad”, “aquí hay trabajo”, “aquí es mejor”. Llegan casi con lo puesto y un poco de dinero que les alcance para vivir hasta encontrar un trabajo. Pero conseguir un trabajo no es tan fácil para ellos ya que deben esperar meses para conseguir los documentos que les permitan incorporarse a un empleo. Al comienzo tienen que conformarse con trabajos esporádicos y mal pagados, es común verlos en ferias libres, en mercados cargando mercaderías o vendiendo golosinas en las esquinas. Los que llevan más tiempo en Chile y cuentan con sus documentos consiguen trabajos como aseadores municipales y otros oficios. Viven en la casa de algún conocido o familiar que llegó antes y les dio un espacio. Siempre en una pequeña habitación. Siempre con muchas personas más. La vida de los haitianos en Chile no es fácil, en una ciudad costosa y con trabajos mal pagados se les hace casi imposible costear el transporte diario. Es ahí donde la bicicleta viene a ser un aporte en la vida de estos morenos que llegaron y lo hicieron para quedarse. La bicicleta les permite movilizarse gratis y en menor tiempo, además les entrega la posibilidad de disfrutar los pocos tiempos libres que tienen a la semana ya que muchos trabajan casi todos los días. C-H-I! Miércoles 28 de junio, 14 horas y una de las salas que alberga a la Fundación Frè está repleta de haitianos que esperan ansiosos el comienzo del partido entre las selecciones de Portugal y Chile. El ambiente es de fiesta, hay música, globos tricolores, banderitas chilenas y gorros de lana de la selección nacional. Ellos se esfuerzan en gritar un “C-H-I”. Es en esta casona del barrio Yungay que se reúnen a diario decenas de haitianos a aprender español, recibir orientación y participar de alguna actividad.

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La primera bicicleta de Luccenet, Adolphe, Paul, y Dalinx. Luccenet Jean, 23 años. “Vengo de Gonaïves, llegué hace 6 meses. En Haití trabajaba en costura, también pintura en la construcción. Terminé la escuela clásica y me vine a Chile. Vivía con mi familia, papá, mamá y 3 hermanos. Me gusta el viaje, quiero estar aquí algunos años, si es muy difícil viajaré a otro país como Canadá o España”. Luccenet tiene una bicicleta que compró hace un tiempo. “Cuando salgo no puedo caminar muy lejos, por eso tengo la bicicleta”. Cuando tenía 12 años su padre le dio su primera bicicleta como premio cuando pasó de curso. “La usaba siempre”. Adolphe Wilguis, 36 años. “Llegué el 31 de diciembre de 2016. Pasé el año nuevo bien con unos amigos que me fueron a buscar al aeropuerto. Desde que llegué encontré que la calle era muy espectacular, la fiesta con mucho ambiente. Llegué como a las 11 de la noche, vi los fuegos artificiales, muy bueno. Había mucha gente y lo pasé muy bien”. “La ciudad mía es Plateau Central, en el centro de Haití. Vivía con mis padres y estudié informática. Luego estuve un tiempo en Santo Domingo, ahí trabajé un tiempo en albañilería, construcción. Me fui a trabajar a Santo Domingo para ayudar a los otros hermanos, somos 5 y mi familia no tuvo plata para mantener a los otros. Tuve que ir a buscar la manera de ayudarlos, soy el hijo más grande, tuve que dejar mis estudios y trabajar. Me vine a Chile a buscar mejor vida para ayudar”. “Todavía no tengo trabajo, tengo algunos CV en algunos sitios espero que me llamen, no tengo carnet todavía. Aquí donde busco trabajo me piden carnet y me dicen que sin carnet no puedo trabajar. Para vivir estos 6 meses hago “pololitos” como dicen ustedes. Algunos amigos me llaman para eso, son trabajos donde descargo mercadería en la Estación Central”. “Para mí es muy importante tener una bici acá porque cuando encuentre un trabajo puedo llegar más rápido. Donde demoro en llegar una hora en bicicleta puedo llegar en la mitad del tiempo. El transporte es muy caro, hay que tener Bip. Los trabajos no son bien pagados. Ahora vivo en el centro y trabajo en Estación Central, me voy caminando. Si tuviera una bici llegaría más rápido”. Paul Barthold, 36 años. Viene desde Les Cayes, sur de Haití. “Tengo un año un mes en Chile, vine solo. Tuve muchas bicicletas allá. A los 14 años tuve una para ir más rápido a la escuela que era lejos de mi casa. Quedaba a 3 km, 30 minutos a pie y 10 en bicicleta, mucho mejor. Con mi hermano Gerard teníamos una bicicleta cada uno, mi escuela quedaba en el norte y la de mi hermano quedaba al sur. Un mes antes de venir a Chile lo asaltaron violentamente 8 hombres. “Taparon mi cabeza, me cercaron para robarme con muchas armas, cuchillos y botellas”. Luego de ese episodio se vino a Chile. Recuerda que cuando llegó hace un año no había tantos haitianos como ahora. Conoció la Parroquia San Saturnino en Plaza Yungay donde se dictaban clases de español. ¿Por qué viniste a Chile? Es más fácil entrar. Pregunté muchas veces para ir a encontrar a mi familia a Canadá y no me daban la visa, siempre faltaba algún papel. ¿A qué te dedicas aquí? Soy ingeniero informático, trabajé en una escuela cuando llegué, pero me pagaban muy poco, no podía pagar la renta, no podía comer. Ahora trabajo en una empresa como bodeguero, gano más dinero como bodeguero. Tengo que esperar la residencia definitiva para poder buscar trabajo en informática.

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¿Dónde vives? Vivo en calle Mapocho, vivo solo y hay muchas piezas donde somos muchos. Trabajo todo el día, cuando llego a mi casa ya no puedo hacer nada solamente veo la tele, veo las noticias. Paul tiene una bicicleta, regalo que le hizo su amigo Noel para ir a trabajar. “Voy por la ciclovía y por el parque cada día. La bicicleta más fácil para ir a mi trabajo. Hay una parada de bus afuera de mi casa y tengo que esperar mucho tiempo para el bus, con la bicicleta llego en 15 minutos”. Dalix Noel, coordinador de servicios e intérprete de la Fundación Frè. Desde que llegaste hasta ahora la comunidad haitiana ha crecido bastante, ¿Cómo lo ves? Cuando llegué hace un año a Chile eran 40 mil personas en total, ahora no sé cuantos somos, no tenemos cifras exactas, hay dos o tres aviones que llegan por semana, unas 200 o 300 personas. La principal razón por la que vienen es la búsqueda de trabajo, la mayoría son jóvenes de entre 20 a 35 años. La Fundación Frè se ha vuelto un punto de encuentro para la comunidad haitiana. “Normalmente cuando llegan hay gente que sabe que tenemos un espacio para ellos, hay otros que llegaron por medio de un amigo y así llegan . Aquí se prestan servicios como las clases de español, orientación jurídica, también se ayuda a hacer trámites y conseguir documentos. Tenemos una bolsa de empleo, por ejemplo si una empresa o alguien llama y ofrece trabajo, todos los viernes y sábados ofrecemos esos trabajos a los hermanos”. Para Dalinx es necesario que se generen instancias de apoyo a los migrantes. “Falta un convenio entre Haití y Chile, sobre todo para el ejercicio de la profesión. A pesar de tener un título, por falta de convención entre los dos países”. Hace un tiempo Dalinx había recibido la donación de una bicicleta por parte de la organización Foco Migrante, bicicleta que regaló a su amigo Paul Barthold. “Se la di para facilitarle ir al trabajo, por ahora me quedé sin bicicleta. Vivo cerca y él la necesitaba más. Espero conseguir otra bicicleta porque tengo que llevar a mi hijo a la escuela y llegar rápido al trabajo. Tengo 3 hijos dos hombres y una mujer, todos están aquí conmigo. Fui a buscarles en febrero de este año, soy un afortunado”.

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el taller

Bici Help Chile: Leonidas Ayala comienza nuevo proyecto en el centro de Santiago. Por Myriam Salazar

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Se trata de un taller abierto donde se fomenta el ciclismo, el rescate de bicicletas antiguas y el trabajo en equipo. “A los 8 años le compré la primera guitarra a Juanito –Juan Ayala-, felizmente mis dos hijos se han desarrollado en diferentes ambientes. Emilio en el ciclismo y Juanito en la música”. Orgulloso cuenta sobre sus orígenes y el apoyo que entregó a sus hijos. “Mis padres son fundadores de la población La Palmilla en Conchalí, que es la segunda población más antigua de la comuna. Venimos de una población, las miradas nuestras vienen desde la carencia, somos hijos del rigor, todo nos ha costado”. A Emilio -su hijo mayor- le gustaba la bicicleta. “No fui ciclista, no soy ciclista y no voy a ser ciclista. Yo siempre fui apoderado. ¿Qué hace el español con su hijo? le pone la panadería, ¿qué hace el árabe? le pone una tienda, ¿y el chileno, qué le puedo poner yo?... Ayudarle en lo que más pueda porque no tenemos recursos económicos”, cuenta Leonidas. “Emilio empezó a ir a Lo Vásquez cuando tenía 12 años. A Juan también lo metí en el tema de la bicicleta. Con un grupo corríamos en el Parque O´Higgins y le armamos a la rápida una bicicleta con herradura para que corriera. Pasaba el rato y todos los corredores llegaron al parque menos Juan. Pensaba ¿Qué pasó con el Juan?, se le había salido la herradura y se sacó cresta y media, nunca más quiso bicicleta”, comenta entre risas Leonidas. Su hijo ciclista fue un gran corredor de pista, tuvo varios log ros pero su ca r rera no prosperó por fa lta de apoyo económico, volcando su experiencia hacia la formación de nuevos corredores en el Velódromo de Peñalolén. Además juntos forma ron la Escuela de Cic l ismo de Concha l í. Actualmente Emilio Ayala ha llevado su experiencia hacia el ciclismo urbano y se dedica a importar y vender componentes de alta gama y a armar bicicletas a pedido. Cuando Leonidas vio a sus hijos realizados entendió que era su turno. Le gustaba prepararse y salir al centro, sus lugares favoritos la Plaza Brasil y el Barrio Yungay, lugares llenos de historia y con un valioso patrimonio. Al taller de Conchalí lo siguieron dos proyectos más hasta llegar a Casa Brasil, una antigua casona donde arrendaba una pequeña bodega que poco a poco fue llenando de bicicletas que recolectaba de ferias y persas. Alianza Estratégica Alexander Palacios es un venezolano, profesor de música con interés en temas sociales y ambientales que además es ciclista. En los nueve años que lleva en Chile se ha involucrado bastante en el mundo ciclista, participando por ejemplo en la comisión de políticas públicas del 5° Foro Mundial de la Bicicleta realizado en Chile.

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“ Vengo de u na fa m i l ia u n p oco d ig a mos no p obre , no humilde, mi abuelo era un acaudalado y me dio la posibilidad de tener siempre buenos juguetes. Entonces jugué mucho y pedaleé mucho de niño, eso me hizo prepararme mejor para el futuro como adulto. Los niños que más juegan son niños más preparados para la vida, los menos tímidos, los menos complicados. Evoco siempre esos recuerdos de cuando aprendí a manejar la bicicleta”, cuenta Alexander. Leonidas y Alexander se habían conocido anteriormente, pero no fue hasta comienzos de año que se reencontraron en el Pre Foro Mundial de la Bicicleta México 2017. Alexander “No quería trabajar más para nadie, necesitaba autorealizarme desde una iniciativa solo o con un socio. Participé del Pre Foro y es ahí donde me encuentro con Leonidas Ayala, le conté que me iba al Foro en México y él me contó sobre su proyecto de taller. Me dijo: ´¿entonces que vamos a hacer con la cuestión?´ le dije: me voy a México a la vuelta te llamo. Fui a México lo pasamos muy bien, se hizo política desde la bicicleta, volví y nos juntamos. Vimos el local y le dije esto lo podemos transformar, vamos a darle. Vamos a empezar a promover esta iniciativa”. Bici Help Chile quiere desarrollar 4 líneas de trabajo: educación inicial para niños entre 4 y 6 años, “La Chingana” escuela de ciclismo para mujeres, rescate de bicicletas antiguas y clases de mecánica básica. Además llevan sus servicios de reparación de bicicletas a domicilio y asistencia en ruta. “Nos podemos mover en el rango del centro de Santiago atendiendo emergencias, por eso le pusimos Bici Help Chile” finaliza Alexander.

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Bici Help Chile Casa Brasil, Catedral #2116 Santiago centro.



emprendencleta

Innobike Stgo: creadores locales se reúnen para conquistar el mundo ciclista

Por Myriam Salazar

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El auditorio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile fue el escenario que recibió a diversas iniciativas que además de fomentar el ciclismo, buscan entregar herramientas, comodidad y seguridad a quienes usan la bicicleta. La iniciativa fue organizada por Santiago Innova, apoyada por Corfo y Municipalidad de Santiago. “Las bicicletas salieron a las calles y el espacio público no estaba preparado para ellas. Es fundamental generar instancias de conversación y difusión para generar el cambio”, afirmó al inicio de la actividad Claudia Labbé, Directora Región Metropolitana de Corfo. Hans Alemany dueño de la marca Alemany Bicycles, fue el primero en presentarse en un auditorio repleto de interesados en el tema. Luego de años trabajando en el rubro, prepara el lanzamiento de su nuevo taller y tienda, que además de contar con servicio mecánico y de restauración, destaca por la integración de otros emprendedores. “En mi tienda quiero formar un espacio colaborativo de marcas”. Los primeros convocados a participar de este colectivo son principalmente fabricantes de bicicletas como Yobke (bicicletas de carga), Jokos (bicicletas de madera para niños), Colihue (bicicletas de bambú) y Choike Bags con equipamiento técnico para quienes realizan viajes en bicicleta.

Impala Urbano: manubrio de bicicleta que permite al ciclista cambiar su postura mientras pedalea El diseñador industrial Christian Basáez es el creador de Impala Urbano el cual nació como su proyecto de título y luego de 9 años de trabajo espera lanzarlo al mercado el próximo año. “Soy ciclista y cuando estaba estudiando en la universidad vivía en Maipú, en el trayecto que hacía en bicicleta demoraba alrededor de 45 minutos y me soltaba del manubrio para relajar las manos. Un día fui al Club Hípico y me llamó mucho la atención la doble postura que utilizaba el jinete, una que es para presentar el caballo y otra cuando corre. En esa época estaba haciendo la práctica en Wuenco -empresa de plástico-, en mis momentos libres empecé a dibujar como sería una bicicleta hecha con plástico. Si fuese hecha en plástico tendría más volumen, entonces empecé a jugar con el tema del caballo, la bicicleta con forma de caballo, más volumétrica y ahí me acordé del jinete y de la transformación”. En la investigación previa al proyecto de título definió que era el manubrio el que tenía la doble postura. Trabajó hasta llegar a una primera propuesta hasta llegar a un prototipo. El 2011 empezó el proceso para patentarlo y el 2015 lo consiguió, es un producto único en el mundo. El año pasado consiguió financiamiento de Corfo lo que le permitió desarrollar el prototipo y acercarse a la fabricación.

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“También tuvimos la oportunidad de ir a China en abril a la Feria de Cantón, donde pudimos buscar proveedores que se interesen en la idea y poder participar en su desarrollo, porque en definitiva nosotros queremos que este producto llegue a la mayor cantidad de personas en todo el mundo, ese es nuestro objetivo”. Quienes han probado este innovador accesorio le dan su respaldo. “Es una necesidad del ciclista urbano que nosotros estamos tratando de resolver, tanto para ayudarlo en salud y seguridad como también para incentivar el uso de la bicicleta. Mucha gente no usa la bicicleta por problemas en la espalda, nuestro producto permite descansar la espalda y ahorrar gasto físico. Christian y su equipo siguen trabajando y proyectan el lanzamiento para el 2018. Otro de los emprendimientos que se presentaron fue X-Torch, una mochila inteligente capaz de salvar vidas. David Jerez su creador nos cuenta, “La idea nace por la necesidad propia de ser visible. Al vivir la sensación cuando se termina la ciclovía y tienes que llegar igual a tu punto de destino o cuando pasa un bus del Transantiago muy cerca y se te erizan los pelos; esas situaciones fueron las que nos motivaron a crear la mochila inteligente”. David está a cargo del área creativa y de comunicación, Estefania Peralta de la gestión de la empresa y Wladimir Araya de los prototipos eléctricos. “Queríamos hacer algo nuevo para el ciclista y como la mayoría de las personas usan mochilas, creamos una mochila luminosa con estética futurista y de gran tecnología”. Con el apoyo de Santiago Innova pudieron seguir desarrollando el modelo. La mochila X-Torch tiene incorporado un sensor, el que en caso de que el usuario sufra un impacto envía un mensaje con la ubicación GPS de la colisión, alertando a sus familiares o servicio de emergencia. “Tiene una carcasa indestructible, te puedes pa ra r sobre el la y no le pasa nada, además es impermeable” asegura Jerez. Las luces de la mochila se activan haciendo un click cuando te la abrochas, tiene intermitente izquierda, derecha y luz de freno que funciona a través de un control. Entrega una visibilidad de 360° a 500 metros de distancia. El equipo X-Torch prepara una campaña de crowdfunding que les permita industrializar su fabricación y así salir al mercado. Christian Basáez, Impala Urbano

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urbanos

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Santiago es una de las 7 comunas que cada domingo vive CicloRecreoVía y forma parte de los 34 Kms de circuito.

¿Cuál es tu nombre y a qué te dedicas? Franco Rojas, estudio agricultura ¿Desde cuándo utiliza CicloRecreoVía? La CicloRecreoVía la conocí recién hoy, ando en bicicleta desde que tenía 3 años. ¿Qué es lo que más le gusta del circuito? Que cierren la calle y que no solo hayan bicicletas, sino cualquier tipo de vehículo autosustentable. ¿Recomienda utilizarlo, ¿Por qué? Si mucho, porque es una liberación. Es un espacio seguro para pedalear. ¿Te moviliza habitualmente en bicicleta? Sí. No uso micro, metro, nada de eso. Uso skate también. ¿Cómo mejoraría la experiencia en bicicleta por la ciudad? Reemplazando al auto por la bicicleta y daño más espacio a las bicis, igual las ciclovías son súper angostas y es muy peligroso. Si fueran calles habilitadas solo para bicicletas estaría muy bien. Disfruta de CicloRecreoVía cada domingo de 09:00 a 14:00 horas.

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portafolio

Casi humanos NICOLÁS TORRES / Fotógrafo

El recurso artístico del “Ready Made” propuesto por Duchamp, es la base teórica de la cual surge este trabajo que utiliza los maniquíes, objetos normalmente utilizados en vitrinas y escaparates de diferentes comercios para vender algún producto. Los maniquíes vistos ahora como una metáfora moderna del humanismo renacentista, el cual consideraba al hombre integral, conocedor tanto de lo espiritual, como de las artes y las ciencias, aunque claro dichos conceptos han sufrido modificaciones en la actualidad, y se manifiesta en la capacidad de estos organismos de adaptarse mediante la intervención humana para representar indistintamente cualquier estereotipo presente en nuestra actualidad. Es así como al construir una identidad en un ente genérico, se puede hacer una analogía al proceso de crecimiento de las personas en la vida, desde bebés hasta adultos, cuyas identidades se ven forjadas por sus decisiones y contextos en los cuales se desenvuelven y por tanto logrando individualidad en una realidad genérica. Otro rasgo de unicidad se rescata a través de la técnica de captura, la cual conserva las tendencias de color de la fuente lumínica presentes en las vitrinas en las cuales se encuentran estos pseudo humanos. Erwitt utilizó a los maniquíes en algunas de sus fotografías, aunque siempre se centró en la reacción de las personas al verse enfrentadas a las vitrinas, aquí en cambio, los encuadres van desde retratos tradicionales hasta aquellos que deconstruyen la figura humana e inclusive logran mostrar interacciones románticas en algunos casos. De esta manera se busca rescatar gestos de expresividad atribuibles al ser humano, sin olvidar que son ejecutados por objetos inertes. El montaje también busca asemejarse a la manera en que es utilizada la decoración en las vitrinas, siendo normalmente de impresiones laser, sostenidas por hilos invisibles o pinzas que sostienen aquellos elementos que dan contexto a los maniquíes según la utilización que sea necesaria.

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Pedaleando por Luz Llano / Cineasta / Brasil

La luz de Amsterdam es verde amarillenta. Está en el paisaje del molino Oostzijdse de Mondriaan. Está en toda la ciudad. Debe ser el reflejo de arboles y pastos… como ese parque aquí.. Paro en un costado de la vía, bajo y me doy el tiempo para respirar y ver. Cuando la bicicleta se impone como un estilo de vida, se abren caminos – físicos y mentales- que nunca pensaste experimentar, y que es necesario probar para entender. Aún habiendo pedaleado por mucho tiempo. Bajé hasta la capital holandesa para hablar de cinematografía con colegas de todo el mundo - lo que hasta ahí ya se presentaba como una gran experiencia personal– sin embargo, el pedaleo diario hacia estos encuentros abriría mis ojos más allá del cine y la cinematografía. Amsterdam es una ciudad curiosa, aún no tengo claro si me encanta o simplemente es una linda postal de turista. Tiene mas bicicletas que habitantes, está más abajo que el nivel del mar, todo (o casi todo) funciona y tiene un lema “ vive y deja vivir”. Aquí no necesitas tener una bicicleta de una marca determinada, o con componentes ultra cibernéticos, ni siquiera estar a la moda; simplemente necesitas una para transportarte y seguir dos reglas importantes: pedalea y deja la izquierda libre.

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La bici de Roberta – que sería mi bici por una semana - es negra. Dos ruedas, sin lujos, sin cambios, freno de contra pedal. La misma que puedes arrendar por 8 Euros al día. Suficiente dinero para aprovechar otras atracciones de la ciudad. Las instrucciones para ser parte de la pedaleada de la ciudad son simples. “Casi todo el tiempo la bicicleta tiene preferencia. Si te encuentras con un “ceda el paso” con el ángulo hacia abajo debes dar la preferencia a los otros… si el triángulo tiene la base hacia ti.. tu tienes el paso. Intenta, dejar la bici donde halla mas bicis… si la dejas en el lugar equivocado, el departamento de tránsito puede llevársela. Y lo más importante, diviértete”. Con esa instrucción emprendí el vuelo y casi de inmediato la primera impresión: la calle está completamente preparada para esta aventura.. ciclovías demarcadas o separadas y con suficiente espacio para todos y; señales de tránsito apropiadas. Niños, bolsas de compras, mochilas e incluso una tela para pintar un cuadro, son algunas de las “cargas” que en mi primera jornada cruzan mi camino. Todo el mundo pedalea. Los jóvenes y los menos jóvenes. En mis 40 minutos de pedaleo diario hacia o desde el EYE FilmMuseum – lugar donde se desarrollaba la reunión de cineastas-, no sólo v iajé por una ciudad de un atractivo arquitectónico increíble y donde el respeto es la base de la convivencia diaria, sino que además hice un viaje en el tiempo. En mi tiempo. Pedaleando, pude observar mi entorno y encontrarme dentro de la visualidad que por años estudié de los maestros holandeses de la luz. Pedaleando conseguí entender la forma de la luz de Rembrandt, Vermeer y Mondriaan. Estaba dentro de mi propia visualidad, dentro de la forma de la luz que intento recrear en mis trabajos cinematográficos. La bici negra de Roberta me llevó hacia parques, plazas, bares, restaurantes, coffeshops, de día y de noche, con y sin lluvia. Sin preocupaciones. Sin atrasos. El último encuentro que me tenía preparado en esta visita, fue el RijksMuseum. Allí finalmente me encontré con las pinturas de mis maestros. Quizás fue este pedaleo incesante lo que me hizo reflexionar y emocionarme ante estos trabajos. Me permitió ver de otra forma. En Amsterdam todo el mundo pedalea. Todo el mundo respira. No hay smog.

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