Revista Pedalea #41

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año

04 | n º 41 | octubre 2017

Actualidad Las propuestas y efectos del Día Mundial Sin Autos en Chile La primera bicicleta de Don Pallets Emprendencleta Vive Vivero: huerto itinerante con estética enfocada en el reciclaje

Revista mensual de circulación gratuita www.revistapedalea.com

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Contenidos Publicación digital de fomento de la cultura ciclista de edición mensual. //Directora Myriam Salazar //Textos Andrés Santelices Maryon Urbina Myriam Salazar Colaboración especial de Pedalea Atacama //Fotografías Víctor Rojas Myriam Salazar //Portada Victor Rojas //Portafolio Alpes Escuela de Imagen y Comunicación //Diseño Aribel González

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editorial

Pedalea Atacama

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mi primer a bicicleta

Sebastián Godoy

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portafolio

Sebastián González

//Diagramación La Máquina Editores //Ventas Roberto Caices roberto.revistapedalea@gmail.com +56 9 8527 6639 //Contacto contactorevistapedalea@gmail.com + 56 9 5714 3245

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Revista Pedalea es una publicación independiente, editada por La Máquina Editores Limitada. Revista Pedalea no se responsabiliza por las opiniones de sus colaboradores. Todos los derechos reservados. Las imágenes publicadas no pueden ser reproducidas por ningún medio sin autorización.

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actualidad

Día mundial sin autos 2017

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emprendencleta

Vive Vivero

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v iv encial

Maryon Urbina


editorial

Pedalea Atacama visibilizando a ciclistas urbanos y deportivos de la tercera región Por: Por Andrés Cortéz, ciclista y fundador de Pedalea Atacama.

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Club Pedaleatacama se inició con solo 15 integrantes hace ya más de cuatro años. Los mismos que queríamos mostrar que existían ciclistas urbanos en la ciudad de Copiapó y no solo en Santiago. Comenzamos las salidas semanales como un escape del día a día y así poder interactuar con las demás personas que usan la bicicleta, crear nuestros propios espacios donde poder expresarnos, protegernos y modificar de a poco nuestra conducta a la hora de usar la bicicleta. Así fue como nos constituimos como club. Tuvimos que aprender a usar casco, luces, guantes y mantener en buen estado nuestras bicicletas que mucho soportaban, de una ida tranquila al trabajo por el asfalto, hasta una bajada por el cerro y arena, cuando nos juntábamos en nuestras salidas como grupo. Para llevar a cabo el desarrollo de nuestra organización, adoptamos prácticas como la Cicletada del Primer Martes. Al inicio éramos solo unos pocos, aunque con el tiempo y la motivación hemos logrado reunir más de 150 personas en promedio en cada cicletada, lo que al principio era inimaginable para nosotros sabiendo que nuestra ciudad es de automovilistas, donde el lujo u estatus social es marcado por el vehículo o camioneta más grande por ser una región minera. Nuestra alegría aumentó cuando las familias se unieron a nuestras actividades, donde hemos visto crecer a pequeños pedaleros. Mismas familias que no se pierden ninguna de nuestras salidas y de a poco han aprendido la importancia del uso de implementos de seguridad como también de la educación vial, lo que nos enorgullece como club deportivo y movimiento urbano. Cuando comenzaron las movilizaciones masivas de ciclistas y actividades familiares entorno a la bicicleta, el gobierno nos contactó justo cuando comenzaron aumentar las ciclovías en nuestra ciudad. Al principio solo nos informaban y luego de varias reuniones y conversaciones logramos incorporar nuestra opinión en algunos temas. Hoy en día contamos con un aproximado de 20 km de ciclovías los cuales no han sido fáciles de ganar. Estas van en aumento y tal como en otras ciudades, los automovilistas reclaman que no hay ciclistas suficientes para tanta ciclovía y que solo logran congestión y atochamiento en las horas punta, debido a que las calles fueron achicadas para crear las ciclovías. A pesar de todo lo que hemos logrado como ciclistas organizados, aún nos falta mucho para eliminar las tremendas barreras sociales de la ciudad. Estamos marcando la diferencia como ciclistas urbanos, ahora contamos con contadores en 3 de nuestras ciclovías lo que indica que en un solo día pasan un promedio de 350 ciclistas. Debemos seguir trabajando en conjunto con las instituciones públicas y privadas, ya que con el aumento de ciclistas en la ciudad se suman nuevas problemáticas, como la necesidad de biciestacionamientos por ejemplo. En Copiapó existen estacionamientos en forma de U invertida, pero éstos no entregan la seguridad necesaria. Muchos de nosotros tomamos el ciclismo como deporte y por ende utilizamos la misma bici para competir fuera de la región en representación de nuestro Club. Lamentablemente comenzaron los robos y van en aumento, aunque hemos mejorado la forma de anclar nuestras bicis y cambiado nuestros candados, solo hemos logrado hacer la tarea un poco más difícil al ladrón, pero no soluciona el problema. De igual manera existen privados e instituciones educacionales en la región que tienen sus estacionamientos de bicicletas, pero muchos no dan abasto o no son seguros. La gente está pedaleando de un lugar a otro de la ciudad de Copiapó e incluso a otras ciudades de nuestra región, jugando un rol muy importante. Sabemos cómo ciclistas, que estamos comenzando a subir el cerro más grande de nuestra sociedad y debemos seguir pedaleando con el plato chico y piñón grande, esto no es moda es una forma de vida mejorada. ¡Vamos por más ciclistas! .

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actualidad

Piden que se realice el último viernes de septiembre

Las propuestas y efectos del Día Mundial Sin Autos en Chile

En esta versión 2017 las organizaciones ciclistas junto con solicitar al Gobierno la promulgación de un Decreto Supremo de Ley que establezca la realización del evento el último viernes de septiembre, lograron unir a un movimiento que por años estuvo fragmentado.

Por Andrés Santelices Fotos Victor Rojas

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El Día Mundial Sin Automóvil (DMSA) es una iniciativa que tiene como objetivo desincentivar el uso del automóvil, a raíz de los daños que genera su uso en el medio ambiente. En dicha jornada se llama a los ciudadanos a dejar este vehículo por un día y utilizar otros modos de transporte. Aunque la idea se realizaba hace años, fue en la década del 90 cuando comenzó a adoptarse en algunas ciudades. En Colombia, la jornada se dio por primera vez en el año 2000 e incluso en varias ciudades se lleva a cabo en diferentes fechas. Bogotá y Medellín incluso establecieron -vía referéndum- la prohibición de circular a automóviles particulares por la ciudad. Hoy es celebrado en más de 1.500 ciudades del mundo y en Chile es impulsado por la ciudadanía organizada desde hace ya más de diez años entre Antofagasta y Valdivia. Esta realidad responde a que el sector transporte aporta aproximadamente un 25% de los contaminantes que afectan a la población, y cerca de un 80% de este aporte corresponde al transporte urbano. A ello se suma que desde el punto de vista del uso de la infraestructura y de la emisión de contaminantes resulta urgente actuar sobre las conductas de movilidad de las personas mediante iniciativas que apunten a incentivar el uso de modos de transporte más eficientes y al mismo tiempo desincentivar el uso de aquellos modos que más congestión y contaminación generan por pasajero transportado, en particular del auto. En esta versión 2017, varias ciudades del país organizaron cicletadas y cierre de calles con diferentes grados de alcance. En la Región Metropolitana, si bien aspiró en un primer momento al cierre de un tramo de la Alameda, principal arteria de la ciudad, sólo se cerró por algunas horas el paso a vehículos motorizados en calle Moneda entre Miraflores y Morandé. Pese a ello, el balance de los organizadores del evento fue positivo pues la cobertura mediática alcanzada permitió instalar y visibilizar el objetivo del jornada. “Organizaciones ambientalistas y ciclistas han hecho un trabajo de más de diez años por lograr que se establezca el Día Mundial Sin Autos, se celebre y nos den facilidades para cortar ciertas calles importantes que implique corte el tránsito, se informe de ello en las noticias y la gente se pregunte por qué es importante realizar esta iniciativa, para de esa manera comenzar una discusión sobre el rol nefasto que están cumpliendo los autos particulares que han pasado de ser una solución a la movilidad a ser un problema”, señaló

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Amarilis Horta, directora Centro Bicicultura. En tanto Sandra Aguilera, vocera de Muévete, indicó que “el Día Mundial Sin Autos ha cobrado la suficiente importancia que debería tener y esto es un gran paso que ha desarrollado el mundo ciclista”, señaló. Al respecto, la ministra de Transportes, Paola Tapia, destacó que la actividad “es una celebración ciudadana que estamos viviendo con los ciclistas, peatones, con quienes usan el transporte público, en el cual se llama al mundo a dejar el automóvil y utilizar estos medios de transporte. Es una tremenda oportunidad por el medio ambiente, por nuestra salud y por lo tanto felicitamos que podamos estar convocados ampliamente y ojala transversalmente para apoyar estas iniciativas”. Carta a la Presidenta En Santiago, organizaciones pro bicicleta y ciudadanas de todo Chile, solicitaron a través de una carta que se entregó durante el DMSA a la Presidenta de la República la promulgación de un Decreto Supremo de Ley que establezca el último viernes de septiembre, como el Día Nacional Sin Autos en Chile. “El hecho de ponernos de acuerdo para una fecha en que no sea el 22 de septiembre, como se celebra en el mundo entero, sino el último viernes de septiembre es importante porque es muy complejo realizar esta celebración cerca de las Fiestas Patrias, a veces no hay día hábil entre medio, y para nosotros sería mucho mejor alejarnos del día 22”, señaló Amarilis Horta. En tanto Rodrigo Quiroz, vocero de Movimiento Furiosos Ciclistas, resaltó el símbolo que representa entregarle una solicitud a la autoridad, sobre todo cuando se genera por la sociedad civil organizada y empoderada que conoce y busca sus derechos. “Si bien el contenido de la misiva es muy importante pues se solicita promulgar la Ley de Convivencia Vial, es un llamado de atención para que entiendan que no somos ovejitas, sino que somos personas que estamos interesadas no solamente en modificar la convivencia en la ciudad sino también en desarrollar una sociedad civil con conocimiento, empoderada y sobre todo organizada”, destacó.

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En la misiva además se solicita la promulgación del Proyecto de Ley de Convivencia Vial argumentando la necesidad de alcanzar los compromisos internacionales de Chile en materia de desarrollo sostenible, cambio climático e inclusión social, lo cual es posible mediante el trabajo conjunto de las entidades públicas responsables con la sociedad civil organizada. Al respecto, Rodrigo Quiroz señaló que más allá del apoyo a las solicitudes presentes en la carta, el verdadero triunfo para el movimiento es que como sociedad civil organizada se logró tener contacto directo con la autoridad. “Más allá de salir en la foto o darle la mano, nosotros tenemos necesidades que ellos como autoridades deben cumplir. Estamos en pie de mejorar la legislación a favor del ciudadano y de mejorar la convivencia entre los distintos modos de transporte entendiendo que el ciudadano debe mandar y el gobierno cumplir”, subrayó. El efecto DMSA en las organizaciones ciclistas Durante el desayuno ciclista que se realizó en calle Moneda el marco del DMSA, en medio de un ambiente distendido, las agrupaciones ciclistas que organizaron y participaron en el evento coincidieron en que la iniciativa posibilitó la unión del movimiento. Sobre este proceso, Sandra Aguilera, coordinadora general de Muévete, indicó que “el evento permitió unificar las distintas agrupaciones ciclistas como Bicicultura, Movimiento Furiosos Ciclistas y Muévete, entonces transformarnos en una especie de coordinación ciudadana siempre será un aporte que nos fortalece”. Amarilis Horta, concluyó que lo más importante es que en esta versión 2017 del DMSA es el trabajo conjunto de las organizaciones pro bicicleta por una acción unitaria. “Ahora tenemos que trabajar de forma tolerante y amistosa porque este movimiento estaba fragmentado, entonces esta experiencia puede ser el inicio de cosas muy grandes”, señaló.

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mi primera bicicleta

Sebastián Godoy: "La bicicleta fue un motor, un flujo de energía ilimitada que me empezó a generar curiosidades".

Por Myriam Salazar

El creador de Don Pallets (32), ciclista urbano pero no fanático, ha desarrollado diferentes áreas en su negocio para seguir innovando y se prepara para una prueba solo para valientes y emprendedores de verdad.

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“Principalmente bicicleta para mi es retornar a los 9 años, cuando mi hermana me regaló su bicicleta. No me regalaron una directamente, sino que fue el desuso de la bicicleta de la hermana mayor que lo recicla el hermano menor, esa fue mi primera experiencia. Ahora claro mi hermana era súper niñito en su infancia y tenía una bicicleta de Superman, entonces quedé más feliz porque me creía el Superbicicleta y todo el cuento. El entusiasmo no me duró mucho, me puse a hacer otras cosas. Anduve en bicicleta entre 3 y 4 años cuando chico. La continuidad de la Superman fue una bici que me regaló mi abuela, pero de ahí no la ocupé después de harto rato, hasta que empecé a trabajar, ese fue el primer episodio”. El barrio y los amigos “Crecí en Estación Central, en el paradero 7 de Pajaritos. Ahí forjé mi personalidad junto a mis amigos. El barrio era un pasaje de una cuadra donde hacíamos carreras de bicicletas, bombitas de agua, en ese contexto compartíamos desde chicos, la pelota y todo eso. Me hice una red de amigos que hasta el día de hoy mantengo, aunque más distantes porque cada uno va haciendo su vida. Mi mamá me decía: ¡hasta la esquina!, ¡no des la vuelta a la manzana!, pasaba esa cuestión entretenida que uno igual desafiaba y me iba a dar la vuelta a la manzana, pero al otro pasaje y ahí empiezas a expandirte, a explorar otras zonas arriba de la bicicleta, uno no cacha mucho pero después se entiende”. Cuando me compré la bici 4 años atrás fue como recuperar todo ese recuerdo, esa nostalgia de la niñez, sin responsabilidades, libre absoluto, me recordó mucho a los tiempos anteriores pero motivándome con la experiencia de hoy día. Salí de 4° medio como técnico comercial contador. Mi papá me decía “estudia contabilidad porque cuando salgas vas a tener algo asegurado, vas a poder trabajar y después vez que haces. Examiné un poco la situación y mi hermana estaba estudiando a la universidad y a mí me tiraron a las carreras comerciales técnicas. Es como lo que dice el Copano, “el primer hijo a la universidad, con el segundo hay que experimentar otra cosa, que sea más independiente”. Y bueno les funcionó, conmigo se fue dando esa tónica, pero claro estudié contabilidad”.

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Luego de trabajar mucho tiempo en una empresa renunció. “Salí con el ánimo de darme un mes sabático, relajarme absolutamente y no pensar en nada, y me compré mi segunda o tercera bicicleta, con el sentido de hacer alguna actividad. Me hizo recordar muchas cosas, fue un motor, un flujo de energía ilimitada que me empezó a despertar curiosidades. Me aburrí de la oficina, de las actividades que estaba haciendo y empecé a cambiar un poco el foco, el que tenía que ver con andar en bici, subir el cerro, dar una vuelta, visitar a la polola en bici y despejarme. Finalmente funcionó como una especie de ordenamiento mental la bici. Eso me genera mucha más tranquilidad y un montón de cosas más”. A Contabilidad le siguieron Técnico Financiero e Ingeniería Comercial. “En ese proceso desde el colegio a Ingeniería Comercial -que no termine a propósito- me desenvolví en trabajos como analista de gestión, analista de existencias y yo le decía “analista existencial”, siempre cuestionaba por qué estaba haciendo eso. Nadie lo entendía, sólo yo o al revés, todos lo entendían y yo no. Eran inventarios, gestión administrativa, trabajé en una automotora, en un club de golf ”. ¿Cuáles eran tus intereses cuando eras niño? De ese momento no me acuerdo, pero siempre me gustaron los animales hasta el día de hoy, cualquier cosa con los animales. Nunca tuve una fijación hacia el medio ambiente por ejemplo, la fijación se fue dando en la medida en que fui explorando distintas cosas. Un propósito desde chico, creo que nunca tuve claro. Hasta los 27 años creo que hice lo que me dijeron que hiciera y a los 27 dije wait…¡quiero hacer lo que yo quiero! ahí apareció la bici. ¿Por qué elegiste la bicicleta? Necesitaba un distractor. Me aburrí del celular, de las redes sociales, del play y todas estas cuestiones, quería algo más real, más experimental. Me empecé a vincular con la bicicleta. Con una aplicación registraba datos como velocidad, la pendiente y eso es entretenido porque es un dato concreto de lo que hiciste y te obsesionas con eso, y quieres mejorar el ritmo, la velocidad, el tiempo y te vas midiendo, te vas desafiando. ¿Te empezaste a movilizar en bici por Santiago? Absolutamente, de hecho cuando me fui de la clínica donde trabajaba, me propuse trabajar en un lugar donde sí y solo si pudiera llegar en bici. Y llegó la pega. Vivía en Maipú y el trabajo era en la calle Miraflores, 22 minutos en bicicleta, cuando en metro eran 45 minutos. La hice. En ese tiempo estaba full gimnasio, llegaba en bici, entrenaba y me iba a trabajar, esa era mi rutina. Después iba a ver a mi chica a Maipú en la Ciudad Satélite, así iba sumando y acumulando kilómetros, obsesionado con el tema. Estaba aburrido del trabajo en oficina, “pensaba que era lo que realmente quería hacer, y empezaron a suceder cosas que uno va encontrando y persiguiendo y hay que agarrarlas y darle nomás si te hace sentir bien. Ese trabajo fue muy bienvenido porque como me demoraba 25 minutos me cambió la vida. Empecé a tener más tiempo y venía trabajando una idea de emprendimiento pero todavía no se concretaba, que era hacer cosas de reutilización con los pallets, comencé a averiguar y todo, no era algo obsesivo sino que una idea, algo que estaba a lo lejos que no era importante”. ¿Viste algo que llamó tu atención? Si, un amigo me preguntó si podía conseguir pallets. Mi pega tenía que ver con logística, inventarios. Ya los conocía, pero no sabía que se podía hacer algo con ellos. Mi amigo necesitaba cuatro pallets y se los conseguí. Le pregunté qué iba a hacer con ellos, pasó el tiempo y se me olvidó el tema. Un día fui a tomarme una chela a su casa y me acordé, le pregunté y me dice ¿cómo no te das cuenta? me fijo y veo una colchoneta hasta que veo el respaldo y dije ¡oh te hiciste un sillón!, quedé impactado. Le dije: Ale hagamos de estos, yo quiero hacer esto. Me dijo que necesitábamos un taller, herramientas y bla, bla, bla, le dije bueno no hagamos nada, filo es una idea loca. En ese momento entró la idea a mi cabeza y empecé a imaginar lugares con pallets. Luego del mes y medio sabático y pedalear por Santiago, entró a un nuevo trabajo. “En mi escritorio había un mini pallets como taco de apunte y digo ¡oh un pallet! y me puse a reír. Me contaron que sería el analista de existencia y en mi cabeza sonaba “analista existencial” porque siempre reflexionaba todo. Me explicaron que tenía que hacer los inventarios y conteos de todas las cosas, me pasan la primera hoja y decía Pallets tipo, 10 tipos de pallets, me doy cuenta y empiezo a contar pallets y veo 100 unidades, 1.000 unidades, 10.000 unidades y pensaba donde estaban todas estas cuestiones y cuando iba a conocer todos esos pallets. Me coordinaron la primera reunión a la planta, esa fue mi primera salida de la oficina. Llego a la planta y veo 15.000 pallets de distinta forma y colores, podías hacer una ciudad con ellos y me imaginé miles de sillones y mesas. Pregunté qué hacían con ellos y me respondieron que los quemaban, o los vendían como leña y cada vez que me respondían me iba doliendo la guata y me preguntaba por la contaminación y toda esa mugre. Los pedí y me los regalaron.

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Entre que detecté que había mucho objetos que se podía hacer con este material, empecé a generar ideas entorno a ellos, a la obtención, a como reciclarlo y reutilizarlo, que eran términos desconocidos para mi en ese tiempo y que son dos cosas completamente distintas. Me vinculé más a eso, fui a charlas y talleres de protección medioambiental, cuidado del planeta y sustentabilidad. Me empapé del tema y concluí que un ciudadano sustentable se abastece con productores locales, se desplaza sin emitir CO2 y empiezas a relacionar y tu estilo de vida se va forjando hacia una etiqueta. Se van trazando caminos y vas escogiendo. Cuando vi todos esos pallets decidí hacer algo, claramente la intención inicial fue hacer un negocio, pero después te vas empapando un poco porque si o si te tienes que relacionar con el entorno. Buscar que sea realmente sustentable, no emularlo porque hasta hace un tiempo atrás al menos hay gente que compra madera cepillada completa y emula el pallet, así no funciona. Ideé el modelo de negocio partí haciendo jardineras, vendiéndole a mi hermana, después a un tío, los vecinos y así. Cuando partí no sabía taladrar ni tomar el serrucho, nada. Trabajaba en oficina y hacía cero manualidades. Entonces ¿cómo los fabricaste? Un amigo es mueblista nos juntamos y le conté la idea y cómo funcionaba, de donde venían el material y todo el cuento. Montamos el taller y nos asociamos, el los fabricaba y yo los vendía. Funcionó por un tiempo. En paralelo aprendí a taladrar y el proceso porque quería aprender y me fui a trabajar en el patio de la casa de mis papás, estuve un año y medio así y en paralelo con mi trabajo de oficina. El reciclaje y la reutilización de los pallets le ganaron al trabajo estable de oficina. En 2014 lo llamaron para Lollapalooza, luego para Womad con quienes han trabajado tres años seguidos. “Para 2018 esperamos estar en ambos eventos. Así empezaron a repetirse eventos y ferias importantes, con lo que el emprendimiento se vuelve más formal, sale del pasatiempo dar el próximo paso, escalar y focalizar para donde queremos que vaya el negocio. Hoy día estamos apuntando a la venta a empresas, más corporativo porque es la empresa la que va a comprar 10 mesas de centro no una. No es por un tema de ganar más o menos plata, es por un tema de tiempo. Cuando una persona me pide una mesa el tiempo en desarrollo de la idea personalizada te toma mucha más energía que hacer 10 en un proceso que está diseñado con x terminaciones”.

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Hoy en día Don Pallets está presente con sus terrazas recicladas en las Plazas de Bolsillo y quiere sacarle el máximo provecho a esa vitrina, tanto para los negocios que ya funcionan en ellas, como para él que llega a fortalecer el espacio con sus muebles de material recuperado. “La idea es ir desarrollando una marca relacionada a nivel corporativo con distintas empresas e instituciones y posicionarlos, además está orientado hacia el reciclaje, la reutilización y la sustentabilidad. Hay un par de cosas que vamos a desarrollar, por ejemplo: los pallets equivalen a árboles y a fin de año nos vamos a comprometer con plantas x cantidad árboles según los pallets que reutilizamos durante el año. Nos tomando en serio el tema para que sea sostenible en el tiempo. Estoy 120% dedicado a este proyecto y lo que se relacione a él, por ejemplo tengo unos amigos que hacen eco instalaciones con paneles solares, me relaciono con ellos y donde se pueda introducir el pallet, a ellos siempre los voy a recomendar porque mientas más somos más lejos llegamos. Colaborar en comunidad, gestionar negocios con todos los que estamos dentro del ecosistema”. ¿Cuáles son las nuevas ideas en las que están trabajando? Varias cosas, estamos presentando un proyecto para una marca de retail. También hay un patio nuevo que se va a abrir en Antonia López de Bello donde diseñamos las mesas de picnic, otro proyecto en el que participamos es un concepto que se toma los estacionamientos y arma espacios lúdicos para la hora de almuerzo. Estamos negociando con una importante marca, hace un tiempo nos contactaron para hacer unas terrazas de pallets para la venta en tienda y consumo masivo ecommerce. La idea es hacer las terrazas de pallets con sus pallets y venderlas a través de su página web o en la misma tienda. Nos estamos preparando, uniendo los chacras máximamente para que nos pille en buena posición porque esta oportunidad se le puede generar a cualquier persona en verdad, pero el riesgo es tu capacidad. Si de verdad puedes fabricar lo que te pide la orden de compra dale, a conciencia, sino mejor ni te metas porque lo que te van a facturar de vuelta por no cerrar el negocio te puede matar. ¿Ésta es la gran prueba para Don Pallets? Yo creo, tenemos buena adaptación y agilidad en articular cosas, no sé si sea la prueba definitiva pero es un hito porque ahí el pallet penetra en una transversalidad hasta el retail. Ya penetró en la gente, en los eventos masivos, en los espacios públicos y en el mundo corporativo. El elemento vuelve a su lugar de origen, la economía circular que tiene que ver con la economía que se está implementando hoy en día, el residuo se vuelve a reutilizar y se vuelve un nuevo componente más durable, en el fondo lo sacas del desecho y lo metes al sistema, generando menos tala de árboles, menos explotación de mano de obra, etc, va relacionado a la sustentabilidad. Ese es el fondo, al final todos queremos ser ciudadanos inteligentes. Le dimos una vuelta al tema y tampoco podemos llegar y no venderle a la gente, así que decidimos hacer talleres y enseñarles ¿para qué venderles la mesa si la pueden hacer? en estos talleres se puede experimentar el proceso completo aunque más resumido, en el fondo pagan por un taller y se van con una mesa para la casa hecha por ellos mismos, entregamos los tips y todo lo necesario. Ahora comienza el periodo estival más entretenido donde se hacen más talleres y la gente participa más. ¿Te sigues moviendo en bicicleta? Estuve en una pausa por el frío, que igual impacta un montón, pero ahora que empieza la temporada, se viene la bici con todo.

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emprendencleta

Vive Vivero huerto itinerante con estĂŠtica enfocada en el reciclaje

Por Myriam Salazar

Triciclo restaurado es el motor y vitrina de plantas medicinales y ornamentales.

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Gerardo Pedraza y Camila Salazar son pareja y desde hace poco más de un año crearon juntos Vive Vivero, un triciclo de venta de plantas con mucha onda ya que además de promover la sustentabilidad, se han preocupado de cultivar un estilo propio mediante de la recuperación de objetos en desuso que convierten en atractivas macetas. Gerardo llegó desde Temuco donde se dedicaba a vender plantas con su familia. “Mi mamá nos pegó desde chico el bichito de las plantas, ella siempre anda guardando semillas, recicla envases de yogurt y todo lo que sea envase lo tiene con plantas. Llegué a Santiago con la idea de poder generar algo que me ayudara para poder tirar para arriba mi propio vivero”. Necesitaba generar un capital para implementar su idea de negocio. “Empecé comprando guayaberas en la feria y las vendía, me fue súper bien con eso pero mi meta eran las plantas. Compré algunas y otras las cambié por ropa, llené un cajón de tomates con plantitas y las salí a vender”. Estaba en eso cuando conoció a Camila, “ella estaba con sus libros y empanaditas, vendiendo al lado mío con su pañito frente al Biógrafo. Nos enamoramos sin saber ni el nombre, sin saludarnos, nada. Fueron un par de miradas y nos dejamos de ver. Cuando estaba con la venta de plantas con el cajón de tomates me llevaron detenido, me quitaron las plantas y todo lo que tenía. El mismo día que me pasó eso me propuse algo, tenía 30 lucas en el bolsillo y me fui a la población José María Caro y compré un triciclo en $20.000. Estaba oxidado, sin ruedas, mal y en un día y medio más o menos lo saqué de la casa a la calle para vender. Lo hice pensando en que era un vehículo mucho más ágil y eficaz y que me iba a dar la ayuda que necesitaba. Y así fue”. “Partí todo a fines del 2016 vendiendo plantas en el triciclo en el Barrio Lastarria, Brasil, Parque O´Higgins, San Diego, en todos lados. Con las puras ganas y convencido. Todos los días iba desde Cerrillos -donde vivía- hasta Lastarria en el triciclo, lo cargaba de plantas con la meta de volver sin ninguna, así me convencí”. Con el triciclo tampoco fue tan fácil ya que al principio no contaba con los permisos necesarios de venta y tenía el constante miedo de que se lo quitaran. Con la incertidumbre de trabajar en la calle dio un giro y se constituyó como empresa, la que armaron juntos con Camila. Luego de pasar el verano en El Tabo, de vuelta en Santiago continuaron con su proyecto en una casa en Peñalolén, donde cultivan hasta el día de hoy las plantas que venden en Vive Vivero. Camila está terminando sus estudios en antropología, “siempre he tenido que trabajar para poder solventar los gastos de la universidad, vendiendo libros, ilustraciones y empanadas que hacía con mi mamá. Me interesa lo natural, las plantas medicinales siempre me ha llamado mucho la atención. He sentido una conexión muy fuerte con la tierra, con los mapuches y nuestros orígenes fundamentalmente, con la sabiduría que de la tierra se puede ir traspasando y generar conocimiento desde las plantas. Cuando vi

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que Gerardo trabajaba con plantas me maravillé mucho. Además cuando yo era niña mi papá vendía cloro en un triciclo, entonces desde chica el triciclo estuvo presente como algo de mucho esfuerzo y trabajo, entonces claro cuando vi a Gerardo con las plantas y el triciclo fue como ¡guau!”. Gerardo usa Instagram como principal plataforma de difusión para Vive Vivero. De esta manera conoció otras iniciativas sobre ruedas, y también las plazas de bolsillo. “Dije: voy a ver si pasa algo con las plazas de bolsillo. Logré llegar con la persona a cargo de la plaza ubicada en calle Morandé, yo quería trabajar ahí. Esta persona me ofreció trabajar en Providencia, pero Morandé era mi foco. Contacté al administrador le envié mi proyecto, fotos del triciclo de cuando vendíamos en Lastarria y me dio la oportunidad de probar durante una semana y aquí estoy”. Uno de los productos destacados es la “Widüm” o vasija de greda, la que diseñaron junto a Nibaldo Santander de Pomaire Gredas. Esta vasija tiene la particularidad de pueden convivir más de 11 especies de hierbas, flores y suculentas en el mismo contenedor. Este pequeño punto verde ubicado en Morandé 83, comparte espacio con Food Trucks, lo que permite al visitante tomarse un descanso y disfrutar por ejemplo de un café en un lugar privilegiado, donde Vive Vivero además de ofrecer al público una amplia variedad de plantas ornamentales y medicinales, están a cargo del paisajismo de esta Plaza de Bolsillo. Por su parte Camila compró un triciclo propio y creó “Amaranta” donde además de la venta plantas, promueve la medicina natural a través de especies medicinales curativas, integrando aceites naturales y aromaterapia, productos orgánicos y gourmet, el que está instalado en Abate Molina 91 en Estación Central. TRIINA: Triciclos Itinerantes Nativos Los buenos resultados de Vive Vivero en Plaza de Bolsillo provocaron que Gerardo y Camila quisieran crecer, invitando a otros proyectos sobre triciclos a participar creando una cooperativa sobre ruedas. “Esto comenzó junto a una pareja de amigos que hacen bombas de semillas, ellos son Ikaika. Los cuatro somos muy cercanos a la tierra y amamos las plantas, con ellos nació la idea de crear una organización. Vimos que ya existían proyectos muy buenos como Taco Perdido y Tricicletto crepes; el triciclo nos unía a todos”. De esta manera nace TRIINA, una asociación cultural de triciclos, la que coordina a diversos emprendedores y genera instancias donde visibilizar estos proyectos. La asociación está abierta a recibir nuevos integrantes, el único requisito para participar es contar con un triciclo. Vive Vivero también realiza talleres los que están enfocados a todo público, donde los asistentes pueden fabricar con sus propias manos y con materiales reciclados una Küyen o corona de suculentas.

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portafolio

Sebastián González ILUSTRADOR

Sebastián González Ruiz, vive y trabaja en su estudio en Santiago de Chile. Su trabajo nace del complemento entre su carrera de diseñador gráfico, sus trabajos en escenografía, la ilustración y el cómics. Entre sus proyectos de diseño se encuentra la creación de Perroseco Editores, donde desarrolla variados experimentos gráficos en formato fanzine y libro objeto, entre los que destacan el libro “27 de febrero”, ganador del premio Altazor 2011, categoría diseño e ilustración, y el cómics “Visiones de Noska”. Es también cofundador del espacio “Galería Taller del Mono”. Estudió en la Escuela de Diseño de Duoc UC, además de complementar sus estudios en cursos en el SVA en Nueva York, EE.UU. Algunos de sus trabajos han sido expuestos en galerías o pertenecen a colecciones en Chile, Argentina, México y Estados Unidos.

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vivencial

"Y bueno, en el Día Mundial Sin Autos, me atropelló un auto". Por Maryon Urbina Fotos: Victor Rojas

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No quería publicar nada primero porque no me gusta mucho hacer pública mi vida, pero segundo y muy importante, porque no quiero asustar a todos los que hoy se movilizan en bicicleta. Sin embargo, cambié de opinión porque luego de mucho reflexionar, y de escuchar la versión de un automovilista testigo de mi atropello que me corroboró que yo iba en total regla y el automovilista fue el que cometió toda la falta, pienso que este accidente, del cual salí muy bien parada gracias a Dios, el universo, las circunstancias y más, no puede ser en vano, y si sirve para crear algo de conciencia sobre el uso del automóvil, entonces merece ser publicado. Estaba yo este viernes 22 de septiembre, pedaleando por la rotonda Carol Urzúa (la que conecta Escrivá de Balaguer con Luis Pasteur y Juan XXIII), en pleno día, camino a actividades que estábamos realizando en la UC para celebrar el Día Mundial Sin Autos, cuando un automovilista me embistió violentamente por mi izquierda, sin dejar ni un segundo ni centímetro para reaccionar, lo cual me arrastró y botó al suelo haciéndome caer con la mano y luego toda la cabeza y el resto del cuerpo. Debo decir que he pasado cientos de veces por esa rotonda, la conozco y por lo mismo tomo siempre las precauciones de mirar constantemente hacia los lados y atrás de modo de asegurarme que los automovilistas me hayan visto, y andar a una velocidad nunca menos a 30 km/hr de modo de no molestar a los automóviles (si fuese una ciclista urbana menos experimentada me bajaría de la bicicleta y caminaría por los espacios peatonales naturalmente). En esta ocasión, tomé las mismas precauciones de siempre, asegurándome que los automóviles me hubiesen visto, pero de pronto simplemente apareció un auto por la izquierda acelerando, que me empujó junto a mi bicicleta. Mi primera impresión, y de hecho la declaración que di al carabinero, fue que un auto en segunda o incluso tercera pista se había atravesado para tomar la salida más próxima, creo que al ser usuaria frecuente de bicicleta y a la vez de automóvil aunque con mucha menos frecuencia, sé reconocer maniobras que sucedan a mi alrededor, y justamente ayer sábado corroboré que mi percepción era real ya que logré contactarme con un testigo (el automovilista que iba manejando por mi pista justo detrás de mí y pudo ver todo el accidente) que me dijo

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que el automóvil que me atropelló venía en tercera fila (yo estaba en la primera), no señalizó y repentinamente solo se atravesó atropellándome fuertemente. Es paradójico que esto haya sucedido el viernes, en el Día Mundial Sin Autos, y no sólo por la efeméride, sino porque ese mismo día estuve toda la mañana en actividades relacionadas. Partí a las 6.30 AM desde la casa del Rector de la UC, con el mismo Rector, el Vicerrector Académico, miembros de la Dirección de Sustentabilidad y alumnos voluntarios del Taller de Bicicletas de la UC, pedaleando rumbo a Casa Central, con el objetivo de celebrar el día y crear conciencia sobre la forma en que nos movilizamos. Luego de eso, junto a la Coordinación Ciudadana para el Día Mundial Sin Autos que reúne a más de 60 organizaciones, pedaleamos hacia La Moneda a entregar una carta que busca crear conciencia, solicitar urgencia a la aprobación del Proyecto de Ley de Convivencia Vial (que a todo esto reduce máximas velocidades de circulación) e instaurar el Día Mundial Sin Autos. Por otro lado, el la universidad, yo misma estuve toda la semana coordinando y organizando las actividades de la Semana de la Movilidad Sustentable… entonces estando tan involucrada en la temática, no puede dejar de sorprenderme lo irónico que resulta esta situación. El viernes no lograba entender, cómo es posible que esto me hubiese pasado siendo que yo estaba respetando las normas del tránsito, usando todos los elementos de seguridad necesarios, y con el espíritu lleno de esperanza de poder seguir construyendo ciudades más justas para las personas. Pensé todo el día que quizá esto era una señal de la vida, quizá para que no ande más en bicicleta, quizá para que me cambie a trabajar en otros temas, o quizá para qué no siga fomentando el uso de la bici. Pero luego de tanta reflexión, luego de escuchar la versión del testigo y asegurarme de no haber tenido nada de culpa, y luego de recordar la lucha que llevo años dando en el movimiento ciclista, me dí cuenta que estaba focalizando mal lo sucedido. Muchos me han dicho “viste, yo te dije que era peligroso andar en bicicleta”, “ve que es porfiada, si yo le he dicho que mejor ande en auto”, “pero si te estás exponiendo al andar en bicicleta”, “yo te dije que esto iba a pasar algún día”… y así varios más. Obviamente al principio me sentía mal, pero ahora me doy cuenta que no tienen razón, porque la verdad y lo justo es que todos tenemos derecho a moveros por la ciudad, la bicicleta es por ley un vehículo y tiene derecho y obligación de circular por la calle. Yo tengo la suerte de poder elegir la bicicleta a diario y desde hace casi 8 años como mi modo de transporte, podría movilizarme en transporte público o auto todos los días si quisiera, pero muchas personas toman la bicicleta como modo de transportarse porque es la única forma que tienen, y no es justo que estemos expuestos a accidentes que podrían tener consecuencias muy graves e incluso fatales por el hecho de que existan otras personas que conducen de forma descuidada. Todos, quienes nos movilizamos en bicicleta a diario tenemos el derecho a transitar seguros por las calles. Ahora bien, ¿qué saco en limpio de todo lo sucedido? Creo que existe una fuerte necesidad de crear conciencia respecto de la responsabilidad que implica conducir un automóvil. Los automóviles son muy útiles para muchas situaciones como viajes de larga distancia, personas con discapacidad, personas que tienen mala o nula conexión con transporte público o para quienes tienen por ejemplo movilidad reducida, entre otros casos. Es verdad que lamentablemente hoy el transporte público no es de una calidad que compita con el automóvil particular, y confío en que el país siga avanzando para revertir esta situación. Pero más allá de las externalidades negativas (como contaminación, impactos en salud, uso del espacio público, contaminación acústica, etc) que genera el automóvil, me parece relevante hablar de quien conduce el automóvil: un ser humano, una persona como todos nosotros. Y en el fondo, lo que más me preocupa es el comportamiento y el “espíritu” del conductor del automóvil. Hoy en día es bastante fácil obtener una licencia de conducir y ello hace que en las calles tengamos gente con poca experiencia y/o habilidades al volante; pero adicional a esto, me preocupa en demasía el “espíritu” de los conductores. Con “espíritu” me refiero a esta actitud de prepotencia que muchos tienen, al sentirse dueños de la calle, o muy importantes cuando van arriba de un auto, a la poca humildad de reconocer que estás conduciendo una masa de muchos kilos, que en velocidad son capaz de matar a alguien. Me parece que estamos siendo poco humildes, al no reconocer que como humanos somos seres imperfectos, y por lo mismo desde el momento en que nos subimos al automóvil debemos tener una precaución extrema por la responsabilidad que significa. Alrededor de 2.200 personas mueren todos los años en Chile por accidentes de tránsito, y es un número que tenemos tan naturalizado que me da un espanto horroroso. No esperemos que sea un familiar o amigo cercano quien muera para tomar conciencia sobre la responsabilidad que implica conducir. Espero que esto sirva al menos para remover alguna conciencia y que podamos avanzar para seguir construyendo ciudades más sustentables y justas, donde todos tengamos derecho a movernos de la forma que queramos.



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