Revista Pedalea #58

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06 | n º 58 | marzo 2019

Bruno Loução Director Latam Tembici: "Nos ha sorprendido el gran uso de la bicicleta en Santiago". Editorial Por Isabel Serra "Descentralización, Gobernanza y Movilidad". Mi primera bicicleta Camila Silva @nomedalomismo: "Usar la bicicleta fue el punto de partida para cambiar mi forma de conectarme con el entorno". Revista mensual de circulación gratuita www.revistapedalea.com

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Contenidos Publicación digital de fomento de la cultura ciclista de edición mensual. //Directora Myriam Salazar //Textos Natalia Bobadilla Patricio Cofré Lukas Toledo Francisco Aravena Solar Myriam Salazar Colaboración especial de Isabel Serra

//Fotografías Víctor Rojas Myriam Salazar //Portada Victor Rojas //Portafolio Alpes Escuela de Imagen y Comunicación //Diseño Aribel González //Diagramación La Máquina Editores

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Descentralización, Gobernanza y Movilidad

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Camila Silva

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Consuelo Toro Traverso

//Ventas Victor Rojas vrojas@revistapedalea.com //Contacto contacto@revistapedalea.com

@revistapedalea revista pedalea revista pedalea www.revistapedalea.com

Revista Pedalea es una publicación independiente, editada por La Máquina Editores Limitada. Revista Pedalea no se responsabiliza por las opiniones de sus colaboradores. Todos los derechos reservados. Las imágenes publicadas no pueden ser reproducidas por ningún medio sin autorización.

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Tembici en Chile

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Ciclista Patrimonial


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Descentralización, Gobernanza y Movilidad Por Isabel Serra, Laboratorio Ciudad y Territorio UDP, Red Ciudad Futura

Muchas personas han identificado que estamos viviendo un cambio de época, un proceso de cambio multidimensional que detona distintas crisis de gobernabilidad y conflictos sociales que la actual sociedad y su institucionalidad no es capaz de gestionar. En las ciudades estos cambios ya son evidentes, en materia de movilidad se traducen en mayor congestión, contaminación, desregulación, nuevas desigualdades y exclusiones. Existe un desajuste entre los expertos, lo institucional, el territorio y la ciudadanía para dar respuesta a los nuevos desafíos. La discusión está desfasada respecto a cuáles problemas son los importantes, cuáles los urgentes y cómo deberíamos enfrentarlos.

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Existe un reconocimiento de que enfrentamos hoy en día complejidades antes nunca vistas, y es necesario establecer nuevos mecanismos de toma de decisión descentralizadas, adoptar nuevos roles de cooperación entre el gobierno nacional, regional, local y elaborar instrumentos eficaces y flexibles de acorde a las escalas de intervención. Debemos impulsar fuertemente la descentralización, como el proceso de modernización que establece mecanismos de transferencia de poder del Estado central a otros niveles y territorios. En nuestro país, a falta de una Política Nacional de Movilidad, es el Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones la institución que elabora política, dirige, supervisa, coordina y promueve leyes sobre transporte, las subsecretarias regionales ejecutan decisiones tomadas desde el nivel central en coordinación con las autoridades regionales. A su vez, algunos gobiernos regionales logran implementar iniciativas y proyectos inconexos a partir del Financiamiento Nacional de Desarrollo Regional, pero que pocas veces responden a una visión de movilidad regional. Por su lado, los gobiernos locales, más que tomar decisiones gestionan tránsito y algunos proyectos, resuelven contingencias. Algunos gobiernos locales y a partir de su propio capital, han podido superar los obstáculos de la sectorialidad de las direcciones de tránsito e infraestructura para implementar políticas integrales de movilidad y espacio público, lamentablemente son ejemplos muy puntuales. Este año tenemos dos ventanas de oportunidad que no debemos dejar pasar, la primera es la implementación de la ley 21.073, que regula la elección de gobernadores regionales; y la 21.074, de fortalecimiento de la regionalización del país, que en estos momentos se está discutiendo cuáles son las competencias y recursos financieros que se traspasarán desde el nivel central al regional. Hasta el momento los ámbitos de movilidad, transporte e infraestructura están quedando fuera de la discusión, y es necesario que esta materia se plante de manera mas enérgica por parte de los actores involucrados, las regiones y sus autoridades democráticamente elegidas deben poder decidir en propiedad la visión de movilidad de sus territorios. La segunda ventana de oportunidad es la pronta implementación de la ley 20.958 que establece un sistema de aportes al espacio público que reemplaza a los Estudios de Impacto sobre el Sistema de Transporte Urbano (EISTU) por un nuevo sistema basado en mitigaciones sobre la base que todos los proyectos inmobiliarios sean públicos o privados generan externalidades en su entorno. La ley establece la obligatoriedad para la elaboración de planes de movilidad tanto en áreas metropolitanas como en áreas locales. Cada municipalidad deberá elaborar un plan comunal de inversiones en infraestructura de movilidad y espacio público, que contendrá una cartera de proyectos, obras y medidas para mejorar sus condiciones de conectividad, accesibilidad, operación y movilidad, así como la calidad de sus espacios públicos, la cohesión social y sustentabilidad urbana. Existe una oportunidad, ya que el reglamento aún está en elaboración, existiendo así la posibilidad de incluir procesos vinculantes en materia de participación y colaboración ciudadana en la elaboración de estos planes. Y desde esta perspectiva, esta discusión da paso para hablar de la gobernanza en movilidad; ¿cómo tomamos las decisiones en materia de movilidad?, ¿cómo y cuándo transferimos poder, competencias y recursos?, y ¿cómo coproducimos política de movilidad en nuestro territorio, donde la experiencia del usuario debiera ser fundamental y protagonista del proceso? Una nueva gobernanza de la movilidad tiene que ver con cómo los actores tomamos decisiones de manera coordinada y en este sentido la experiencia chilena de elaboración de la Ley de Convivencia Vial fue fundamental. Una ley que a partir del impulso de las principales organizaciones pro-bicicleta logró imponer una agenda, alinear a los actores y negociar con los otros modos para lograr cambios significativos en materia de normativa de uso del espacio público y vial. Se logró por primera vez en el país, elaborar desde abajo, desde la experiencia del usuario, y desde los distintos territorios, una política pública de movilidad mediante un proceso de gobernanza en red que gestionó la coproducción de política y eso tiene un valor enorme que debe ser sistematizado, protocolizado y replicado en otras instancias. El uso de la bicicleta no solo brinda beneficios individuales de bienestar físico y mental, si no que además genera bienestar colectivo al ser este un medio, que no solo no contamina ni congestiona, si no que además cohesiona e impulsa diversas iniciativas de innovación social y política y que bien encausadas, pueden dar respuestas a los nuevos desafíos de gobernanza requeridos para enfrentar el cambio de época.

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actualidad

Bruno Loução, líder de Tembici en Chile: “Nos ha sorprendido el gran uso de la bicicleta en Santiago”

El nuevo operador de Bike Santiago, debutó en febrero con la renovación total del sistema que comenzó en 2013 bajo el alero de Banco Itaú. Hoy, con 14 comunas asociadas y una inversión de $50 millones de dólares, la empresa brasileña anuncia que antes de mayo tendrá 350 estaciones y 3500 bicicletas completamente nuevas. Pese a que su foco de 2019 es completar ese proceso, la empresa ya comienza a visualizar su futuro en el país: analizan ampliarse a nuevas comunas, que su tarifa se integre a la tarjeta Bip! y proyectan el aterrizaje en regiones en el mediano plazo. “El uso en Santiago es similar a Río de Janeiro y Sao Paulo”, explica.

Por Patricio Cofré A. Fotos: Victor Rojas

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En octubre de 2013, las calles de Santiago comenzaron lentamente a teñirse de naranjo. La forma de moverse por la ciudad ya no dependía de un automóvil, un bus o el Metro. Comenzaban a aparecer las bicicletas compartidas, de la mano de las primeras políticas de movilidad urbana que incluían la construcción de ciclovías -en zonas urbanas y comerciales negadas en el pasado para ese tipo de vehículos- en comunas como Santiago o Providencia, y de la masificación de la bicicleta como medio de transportes.

Por eso, ante la buena recepción de Bike Santiago, la expansión no tardó en llegar y pronto comunas como Lo Barnechea y Ñuñoa, se integraban a la red. Pero sin duda, el gran salto se dio en febrero de 2015. Ese año, comenzó la operación en 11 comunas de forma conjunta: Santiago, Providencia, Independencia, San Miguel, Estación Central, La Florida, Puente Alto, San Joaquín, entre otras comunas se sumaron al proyecto que en esa época encabezaba por Bcycle Latam empresa bajo el sello del banco Itaú.

Fue Vitacura el primer municipio que innovó en la Región Metropolitana y adoptó el moderno sistema Bike Santiago. La fórmula era sencilla: el usuario se suscribía y recibía una tarjeta que permitía liberar una bicicleta desde un dock que se alimentaba de paneles solares. Luego solo bastaba con dejarlas en una estación, con lo que se completaba la devolución. Antes de eso, sólo Providencia contaba con un modelo más precario y sin tecnología donde las entregas eran realizadas por cuidadores.

La renovación que debía realizar Providencia y la intención de Santiago de sumarse, bajo las administraciones de Josefa Errázuriz y Carolina Tohá –respectivamente-, marcaron un hito fundamental: las jefaturas comunales decidieron en 2014 potenciar la interconexión de la red e invitaron a otras 9 jefaturas comunales a adoptar el proyecto haciendo un convenio común, en base a los procesos administrativos que debía desarrollar cada territorio. El proceso dio resultados a inicios de 2015, pero si bien el explosivo crecimiento terminó de llenar las calles de la colorida apuesta, también trajo consigo las pri-

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meras señales de problemas: estaciones sin bicicletas en horas punta, el deterioro progresivo de muchas de las unidades y un exceso de usuarios que no pudo ser absorbido. Esto último provocó cobros erróneos, reclamos al Servicio Nacional del Consumidor y el cierre temporal de las suscripciones. La situación comenzó a alertar a las autoridades de las empresas involucradas de que era el momento de realizar un cambio profundo. Desde hace dos años, la empresa brasileña Tembici comenzó a evaluar un proceso de expansión fuera de las fronteras del país carioca. Con 16 de las principales ciudades en la nación más grande del subcontinente, millones de usuarios, 8 mil bicicletas y 800 estaciones, sentían que debían dar el salto y decidieron estudiar la realidad de la capital de nuestro país. “De inmediato nos pareció que era una muy buena oportunidad. Se necesitaba una inversión importante para una renovación completa y los datos de uso eran muy buenos”, comenta Bruno Loução, gerente de la nueva operadora de Bike Santiago.


Así fue como en 2018 se cerró la compra de la marca por parte de la compañía carioca, manteniendo el convenio con Itaú como socio y sponsor de la iniciativa. El cambio, que incluye todos los elementos operativos, de gestión y suscripción, incluye una inversión de 12 millones de dólares. El proyecto en total inyectará 50 millones de la divisa norteamericana. “La marca y la forma de operar ya está metida en la lógica de la ciudad, tomamos todos los conflictos que se arrastraban porque creemos que es un gran mercado y que nuestra experiencia en operación le dará un salto de calidad al servicio”, explica Loução. En pleno proceso de ampliación, la firma también comenzó a operar a fines de febrero en Buenos Aires.

Bip, más comunas y regiones. Bruno Loução, conoció a Santiago hace unos 7 años, cuando recién comenzaban a sembrarse las semillas de una movilidad urbana que incluía nuevos modos de desplazamiento. “Ya se veía que el uso de la bicicleta comenzaba a tomar fuerza y había algo de infraestructura”, recuerda. A hora, el brasileño ya lleva dos años viviendo en la ciudad y tiene una buena evaluación de ella. “Santiago tiene una muy buena calidad de vida, me gusta mucho”, señala.

Tembici? Desde que comenzamos a estudiar el mercado chileno en 2017, consideramos que era un muy buen lugar. El uso de las bicicletas compartidas era similar al que tenemos en nuestras mejores plazas de Brasil. Acá el uso por unidad era similar al de Río de Janeiro o Sao Paulo donde cada unidad realiza entre 8 y 9 viajes por día. Estamos muy sorprendidos por el gran uso de la bicicleta en Santiago. Además, existía una base muy importante y que era fundamental para nosotros. El contrato a largo plazo con las 14 comunas es muy relevante para nosotros. Es un compromiso que nos permite proyectarnos en el trabajo y eso fue muy relevante en nuestra decisión. ¿Cuál es la evaluación que hacen de la infraestructura de Santiago? Creemos que existe una buena red de ciclovías y planes para ampliarlas en cada una de las comunas. Hemos conversado con todos los alcaldes y la idea es que podamos ayudar y ser un aporte para los vecinos. Nuestra idea es que no tengamos estaciones en un rango de distancia mayor a 400 metros. La ampliación debía estar concluida en marzo próximo, por lo que hemos trabajado muy cerca de las administraciones locales para ir determinando

Luego de ser Gerente de Operaciones de la marca nacida hace siete años como una startup de dos estudiantes de Sao Paulo, tomó el desafío de implementar el sistema en las capitales de Chile y Argentina. Tembici también tiene ramificaciones en Brasil para el desarrollo de proyectos de infraestructura, gestión de estacionamientos para bicicletas, entre otras iniciativas. Cada mes tienen 1 millón de viajes, cuentan con más de 3,5 millones de usuarios y están presentes en Porto Alegre, Salvador de Bahía, Río de Janeiro y Sao Paulo, además de otras 12 urbes. ¿Cuales fueron las características que hicieron que Santiago fuera la primera ciudad fuera de Brasil en la que opera

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los nuevos lugares, en base a las necesidades que nos plantean y pensando en la utilidad para la comunidad, para facilitar su desplazamiento. ¿Ha sido muy complejo el tema de la burocracia en la relación con 14 administraciones diferentes? En Brasil estamos en 17 ciudades, por lo que estamos acostumbrados a relacionarnos con el poder político. Nos ha sorprendido que hemos encontrado mucha colaboración e interés por trabajar en conjunto, codo a codo, de parte de las autoridades. Eso es sumamente importante. Nuestra idea también es ser parte de la construcción de los planes comunales o proyectos. Vamos a entregar la información de los movimientos de las personas en cada comuna, sus desplazamientos, horarios, para que esa información sirva como insumo para las iniciativas que desarrollen las autoridades. ¿Cuál es la idea con respecto a la posibilidad de una integración con el transporte público a través de la tarjeta Bip? Nos interesa mucho la opción de que se pueda desbloquear las bicicletas y realizar el pago a través de la tarjeta Bip!. Creemos que el sistema es parte de las ciudades y que debe estar integrado al resto de


¿Qué les parece la competencia que existe en el mercado de las bici públicas, considerando lo que ocurre con Mobike? Creemos que mientras más bicicletas existan en las calles, es mejor para todos. Es importante que tengamos diferentes servicios, porque eso ayuda a los usuarios y todo lo que permita que ayude a que tengamos más ciclistas lo valoramos y creemos que fortalece la movilidad de la ciudad. Nuestra misión es prestar el mejor servicio.

Nueva Cara A mediados de febrero, se dio el puntapié inicial a la versión 2.0 de Bike Santiago. Bicicletas más livianas y modernas, estaciones con espacio más reducido y mayor capacidad, a lo que se suman una larga lista de nuevas ubicaciones son parte de la nueva cara del sistema. Dentro de las próximas semanas se completarán 350 estaciones y 3500 bicicletas, con lo que se finalizará la actualización. “Con esto quedaremos en la vanguardia con la mejor tecnología de bicicletas compartidas que existe en el mundo”, indica Loução.

los medios de transporte y ser parte de ellos. Iniciamos las conversaciones con el Ministerio de Transportes, pero sabemos que existe un proceso de licitación que se debe realizar para renovar y actualizar la tecnología de la tarjeta Bip!. Antes de que eso ocurra es muy difícil. Nosotros tenemos la capacidad para adaptar los lectores de las estaciones y bicicletas para eso, ya ocurre así en Río de Janeiro y Sao Paulo. La idea es que las personas puedan subirse al Metro, a los buses y a las bicicletas y puedan enlazar sus recorridos con los diversos modos. ¿En el cor to plazo se pla nea suma r nuevas comunas a la ofer ta de Bike Santiago? La demanda es increíble. Estamos conversando con algunos municipios y es una meta a corto o mediano plazo al igual que sumarnos a la tarjeta Bip!. Son procesos que aun restan pasos para que se concre-

ten. Estamos 100% enfocados en que la ampliación y renovación se hagan de la forma que la hemos planificado durante estos meses y lograr el sistema de mejor calidad. El resto lo iremos viendo. ¿Existe la posibilidad de expandirse a regiones? Creemos que existen muchas ciudades que podrían tener el potencial para tener un sistema de bicicletas públicas como el nuestro. Es un objetivo a mediano plazo. Todavía no tenemos estudios, no hemos conversado con nadie, ni hemos visto una ciudad en específico. No te podría decir que todo el país o todas las ciudades pueden contar con un sistema así, pero hay varias que perfectamente podrían tener. Existen ciudades costeras que podrían asimilarse con algunas que ya tenemos en operación. Queremos expandirnos dentro de Chile, pero todavía no iniciamos estudios concretos.

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Los renovados docks cuentan con paneles solares de 70kw que permiten su funcionamiento las 24 horas y cuentan, al igual que las bicicletas, con tecnología PSBC Urban Solutions, una empresa canadiense con la que también operan en Brasil. Cada unidad tiene un peso de 21 kiloscerca de cuatro kilos menos que el modelo anterior-, sus ruedas son aro 24 y cuenta con una luz delantera que permite cerca de 10 mil horas de uso, un sistema de 3 velocidades, entre otras características mejoradas. “Hemos mantenido la sociedad con Banco Itaú y hemos buscado bajar los precios en el mercado”, comenta el ejecutivo. El valor va desde los 2.990 pesos diarios, a los 59.990 por la membresía anual, lo que da un costo mensual que bordea los 5 mil pesos. Otra variación que tuvo la red es la aplicación que deben utilizar los usuarios. Ahora se accederá a través de la plataforma Bike Itaú.


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mi primera bicicleta

CAMILA SILVA Y SU ESTILO DE VIDA BASURA CERO: “Usar la bicicleta fue el punto de partida para cambiar mi forma de conectarme con el entorno”

Partió reciclando y pedaleando. Eso la llevó a cuestionarse y desde 2016, a través de su blog y su Instagram (@nomedalomismo) ha documentado cómo reduce la emisión de residuos en su día a día.

Por Natalia Bobadilla Fotos Victor Rojas

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La vida que hoy lleva Camila Silva (31) es muy diferente a la que llevaba hace 5 años atrás. Sigue una tendencia mundial que busca disminuir en lo máximo posible la emisión de desechos. No sólo basta reciclar, sino preocuparse desde la forma de conseguir alimentos, fabricar sus propios artículos de aseo, etc. Todo un estilo de vida que esta diseñadora industrial ha documentado en su blog “No me da lo mismo" y, con mayor fuerza en el último tiempo, en su cuenta de Instagram @ nomedalomismo, donde tiene más de 18 mil seguidores. Y en este giro radical, la bicicleta fue vital. “Fue el punto de partida para cambiar mi forma de conectarme con el entorno”, cuenta. “Me pegaba el pique en micro o auto al trabajo. Pensé que podría generar un impacto menor al medio ambiente si me iba en bicicleta, además de un beneficio para mi salud física y mental y un ahorro de plata", argumenta. Incluso el pedaleo le ha ser vido para transmitir estos intereses a su hija Pascuala (8). “A veces cuando mi hija me dice me da lata andar en bici, vamos en auto, yo le respondo que el auto contamina el planeta y ella lo entiende”. "Con mi hija somos parte de un club deportivo enfocado en el ciclismo llamado Una velocidad. Pascuala hace mountain bike. Es uno de los clubes con más mujeres y por lo mismo se hacen hartas actividades desde ese foco para que más chicas se motiven. Ahora se armó un grupo bien fraternal", cuenta entusiasmada. Además, los principios y valores del club coinciden con la forma de ver la vida de Camila. "Hacemos otro tipo de actividades también. Por ejemplo, iremos a un sector a limpiar. Todos queremos hacer el mundo mejor" añade. Pero cuando Camila era pequeña como su hija, no era tan motivada con el pedaleo. “Recuerdo que tuve una bicicleta tipo paseo, me enseñó a andar mi papá cuando tenía 12. Aprendí muy grande y nunca enganché mucho. Después, cerca de los 15 años, mi abuelo me armó una bicicle-

ta. Recuerdo que fuimos a San Diego a comprar las piezas por separado”, relata tratando de hacer memoria. “Mis primeros recuerdos, ya más empoderada con la bicicleta, son de más grande. Cuando tenía 25 años, el papá de mi hija me regaló mi bicicleta apañadora. Él se movía mucho en bici y yo quería irme a la pega pedaleando. Era de paseo, aro 26, single speed, blanca con los puños rosados. Era hermosa. Me iba desde Plaza Ñuñoa a Vitacura, ahí trabajaba en una empresa como desarrolladora de productos y vendedora. Me compré una alforja en un emprendimiento de un amigo (en Instagram @biclabags). Ahí llevaba mis vestidos, tacos, maquillaje, etc. porque me iba con tenida deportiva y allá me transformaba en otra persona, jajajá”, detalla. Al decidir ser una activista del movimiento Zero waste, se motivó aún más con el pedaleo. “Tenía ganas de hacer trayectos más largos. Restauré una bicicleta de ruta, con cambios, más velocidad y pude tener otra interacción con la calle. Además, me regalaron una de montaña con la que incursioné en otras rutas. La bici es mi principal medio de transporte. Tengo un auto que debe pasar toda la semana estacionado", asegura Camila.

Reduciendo desechos

Desde 2014, Camila comenzó a cambiar sus hábitos con pequeños gestos como reciclar toda su basura y a consumir de forma más responsable. Pero tres años más tarde, quiso dar un salto. “Fue respondiendo a un montón de inquietudes que tenía respecto al cuidado del medio ambiente y a la interacción de los seres humanos con nuestro planeta. Me di cuenta de que reciclar no era suficiente y comencé a no generar desechos, mientras en paralelo iba creando mi blog. Fui documentando todo lo que hacía, como una forma de presionarme a mí misma a buscar soluciones nuevas y también para compartir mi avance. Yo en ese tiempo no sabía nada del tema y pensaba que podía haber más gente como yo”, recuerda. Hoy su trabajo también está enfocado en ayudar a reducir la emisión de desechos.

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“Además del blog, tengo mi emprendimiento Maldita primavera, donde vendo productos reutilizables para evitar generar desechos como bolsas, servilletas, pétalos desmaquillantes, etc., todos hechos de tela”, detalla. - ¿Cómo fue la transición a esta nueva forma de vida? -Ha sido una bola de nieve. El proyecto que yo tenía era que en un año iba a disminuir en la mitad nuestros desechos como familia, pero en tres meses me di cuenta de que ya casi no botábamos nada, era un tercio de lo que generábamos. De un año para otro, fue un cambio de vida. - ¿Cómo aprendiste? ¿alguien te aconsejó? - Cuando partí, no sabía mucho. No conocía el movimiento Zero waste en el mundo. Fui muy busquilla. Por ejemplo, quería poder cambiar mi desodorante. Me metía a Google y encontraba un montón de alternativas, en paralelo a que también descubres otras cosas. Así vi que había champú en barra, que podía fabricar mi


propia pasta de dientes, etc. Experimentaba mucho. Casi toda la información estaba en inglés y alemán. No había muchas opciones cuando partí. En ese tiempo iba a La Vega con carros y una mochila para comprar a granel, pero ahora hay más alternativas de tiendas en mí mismo barrio. - ¿Qué ha sido lo más complejo? - Lo último que logré solucionar fueron los productos de limpieza como detergentes. Probaba recetas y no me gustaban o los ingredientes no los encontraba. Pero empezaron a aparecer soluciones, como una tienda que se llama Nacional granel. Ahí compro detergente a granel, biodegradable y de industria chilena. Sé que sigue siendo consumo, me resistía a hacerlo, pero es la mejor solución por ahora. El papel higiénico es una de las cosas que no se si podré cambiar. Trato de buscar opciones. Por eso le compro a una chica que vende los rollos sin empaque y son de una empresa no coludida. Antes buscaba la perfección con todo, pero estos son casos que no puedo solucionar al cien por ciento, pero hago lo mejor posible.

- ¿Qué ha significado para ti está nueva vida? -Ha sido un cambio brutal. En mi vida personal ha afectado un montón. Partí cuestionándome algo súper superficial que era la basura. Antes yo había partido con el vegetarianismo y eso significa un montón de cuestionamientos sobre la forma en que te alimentas, la ética de los animales, etc. Te cuestiones todo constantemente. Soy otra persona. Partiendo por un cambio brutal en imagen, porque trabajaba todos los días en tacos de 12 centímetros y ahora estoy todo el día en zapatillas arriba de la bici. También cambió la forma de ver la vida y cómo me desarrollo profesionalmente. Es súper satisfactorio saber que estoy siendo un aporte individual al impacto que como raza tenemos en el planeta. Pero también soy un aporte colectivo porque con el blog y mi cuenta de Instagram al final se genera una comunidad donde nos retroalimentamos. Y mi experiencia, que ha sido súper amateur, puede ser el impulso para que la gente diga si ella, que

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es una persona común y corriente puede hacerlo, yo también puedo o al menos intentarlo. También ha sido frustrante con cosas que no puedes solucionar. O me molestaba que mi familia no entendiera lo que estaba haciendo y eso generaba discusiones o terminaba peleando en los supermercados. Pero ahora respetan mi opción de vida. Con mis amigos, ha sido lo mismo y ahora me mandan fotos cuando están comprando con un pote reutilizable. Yo no ando obligando a nadie a hacer lo mismo que hago, pero he logrado contagiar a más personas sin querer. - ¿Crees que hay más conciencia sobre la emisión de desechos y la forma de relacionarnos con el planeta? -La ciudad no está preparada, pero uno siempre encuentra la forma. Para mí no ha sido tan complejo. Yo pensaba que no iba a poder hacerlo, pero en realidad es pensar más allá de lo que estamos acostumbrados y tener ganas de hacer un cambio.


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LAVIEJACLETA LVC Diseños y restauraciones del otro lado de la cordillera.

“Laviejacleta” es un taller ubicado en el barrio de Boedo en Buenos Aires, el cual desde el 2011 se dedica a la confección y restauración de variados accesorios vintage para bicicletas. Francisco Abba es el creador, diseñador y restaurador en este proyecto. El equipo se termina de conformar con la inclusión de Fernando Bella y Oscar Decurguez, ambos participantes de la producción de los productos.

Por Lukas Toledo

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Francisco proviene de una familia estrechamente ligada a las artes y el diseño. Su padre es escultor, arquitecto y planificador urbano, su madre diseñadora de indumentaria y muebles, su hermana artesana y diseñadora de joyas, además de un hermano artista plástico. Claras influencias que marcaron el camino del emprendimiento de Francisco, sumado a su formación como “Técnico en Diseño de Artesanías Aplicadas a la Industria” y a su naturaleza ciclista ya que aprendió a andar en bicicleta con una Aurorita plegable rodado 14 a los 3 años. ¿Cuál ha sido tu experiencia como ciclista después de aprender tan pequeño? Tuve distintas bicis entre ellas Cross, mtb , playera y de carrera, pero a mis 14 años encontré una bici Raleigh de paseo de los años 70 toda desarmada que estaba olvidada en una baulera en mi casa. Me propuse como desafío reacondicionarla y ponerla a punto. Desde esos días no paré de usarla por 7 años. Esta experiencia con esta última bici fue increíble. Una bici de más de 30 años, con frenos a varilla, que andaba mejor que cualquiera de las otras con las que había andado y con su asiento original de cuero que hoy en día casi con 50 años se sigo usando.

Además uso la bicicleta casi como único trasporte en la vida diaria. Lo encuentro el medio más práctico para movilizarme en la Ciudad de Buenos Aires. En este momento estoy usando una Hispano France industria argentina de los 60. La cual me resulta muy cómoda para moverme. ¿Cómo se vive la bicicleta en Argentina? En la ciudad de Buenos Aires, en los últimos años se empezó a incluir urbanísticamente a la bicicleta, creció considerablemente el flujo de bicicletas que recorren las calles porteñas. Las bicisendas, las políticas de difusión y el activismo ciclista tuvieron mucho que ver con esto. Falta mucho trabajo por hacer en infraestructura pero sobretodo en educación vial y legislación. Los carriles ciclistas no son mantenidos ni repensados, muchos fueron trazados sobre las banquinas de las calles lo cual los hace muy peligrosos, no hay buenas señalizaciones, son el primer lugar a obstruir, pasan a ser una extensión de la vereda y lugar de descarga. Muchas veces los ciclistas terminan prefiriendo la circulación por otros carriles.

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¿Cómo nace el proyecto? Antes de comenzar con el proyecto de Laviejacleta LVC, pase por distintos trabajos en gastronomía, como administrativo y como pintor. Siempre con la idea latente de armar un proyecto independiente. En el año 2011 decidí que tenía que encontrar un espacio para armar un taller en el cual poder reencontrarme con las actividades manuales. Junto a mi compañera nos mudamos a una casa en el barrio de Boedo donde tenía un ambiente más que destinamos para taller. Empecé comprando algunas bicicletas antiguas las cuales restauré modestamente y en esa labor me encontré con que no me era fácil conseguir accesorios que puedan acompañar bien ese tipo de bicicletas o por lo menos no estaban a mi alcance.

Estaba uniendo mi amor por las bicicletas y mi pasión por el trabajo artesanal. Ahí fue cuando en el 2012 empecé a hacer mis primeros puños de cuero para manubrios, sin quererlo estaba haciendo mi primer producto, el cual hoy en día sigo vendiendo. En paralelo comencé el


aprendizaje autodidacta del moldeado de cuero para la restauración de asientos antiguos de bicicletas. Empecé a vender los puños por medios online y además de contactarme particulares, empezaron a comprarme restauradores de bicicletas. Ese fue un quiebre en el camino que iba a tomar mi emprendimiento. Cuando empecé a recorrer algunos de estos talleres de restauración y reacondicionamiento de bicicletas antiguas me quede maravillado. Ahí profundice la idea de diseñar y crear accesorios que acompañen a esas increíbles bicis que salían de esos pequeños talleres. Así nació Laviejacleta LVC. ¿Cómo se ha desarrollado la empresa desde su conformación? En estos años tuve el placer de compartir el trabajo con distintas personas que colaboraron con el proyecto, entre ellos Oscar Decurguez que está trabajando casi desde los comienzos con nosotros y no quiero dejar de nombrar a Leandro Bonini que estuvo varios años colaborando con noso-

tros. En el 2016 se logró mudar el taller a un espacio más grande. En el 2017 con la incorporación al equipo de Fernando Bella compañero de la escuela técnica y amigo, después de un año de aprendizaje en lo referido al trabajo productivo del taller, logramos terminar de desarrollar productos nuevos que nos permitieron dar un gran salto. ¿Qué características han hecho que “Laviejacleta” lograra establecerse en el mercado? Bueno desde un inicio nuestros diseños han buscado reva lorizar los aspectos clásicos de los productos para bicicleta e incorporarlos a la modernidad buscando su adaptación a los nuevos estilos y componentes. En el taller recibimos viejos asientos y accesorios de bicicleta para restaurar, esto nos sirve de gran inspiración. Hacemos una retrospectiva con ellos y tratamos de tomar sus mejores cualidades para aplicar

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a nuestros productos. Por otra parte continuamos diseñando nuevos productos e incorporando herramientas y conocimientos constantemente. También investigando para incorporar nuevos materia les. La gran parte del tiempo nos dedicamos a los procesos productivos. Tuvimos un crecimiento constante en estos 7 años y creemos que se dio en gran parte por priorizar la calidad de la producción por sobre todas las cosas. Nuestro marketing está basado en mostrar la realidad de un taller que produce de manera única y que eso se ve reflejado en las bicicletas que llevan nuestros asientos y accesorios. Estamos en el lugar donde queremos estar y estamos seguros que cada vez nos irá mejor gracias a tener objetivos concretos que sobretodo ponen foco en ese producto que cada día se termina en el taller. L av ie ja c let a t r a baja c on do s l í ne a s principales de productos. La primera


para bicicletas de paseo, que consiste en asientos con resortes de amortiguación, espuma alta densidad, tapizados en cuero; puños de cuero moldeados y cosidos a mano; cartucheras porta-herramientas u objetos personales cosidas a mano. La segunda es la línea deportiva para bicicletas de carrera, media carrera y fixie que consiste en asientos tapizados en cuero natural grueso, relleno con espuma de alta densidad, zona prostática sin estructuras rígidas (solo espuma y cuero) y rieles de acero; cintas para manubrio en cuero con un tratamiento especial para generar un excelente grip, con cinta doble faz para su mejor adhesión en la colocación; tapones para manubrio torneados en madera con

sistema ajustable de expansión interior para su sujeción. Manijas para alzar la bicicleta, la cual se ubica de manera estratégica para que esta labor se haga de manera más cómoda y segura; correas para punteras de cuero con cierre rápido y también alforjas y asientos con tapizados de edición limitada.

Hoy en día tenemos nuestra propia página web www.laviejacleta.com y en el año 2018 logramos que nuestro mayor caudal de ventas se dé por medio nuestra participación activa en redes sociales y redireccionamiento a nuestro sitio web. Nuestros productos también se venden en bicicleterias y talleres de todo el país.

Aparte de estos productos se dedican a la restauración de asientos antiguos y el retapizado personalizado de cualquier asiento.

Las redes sociales cumplieron un factor fundamental ya que nos permitieron cruzar fronteras rápidamente, hicimos envíos de nuestros productos a varios países de América y algunos otros de Europa”.

¿Cómo es el método de compra? En un principio comercializábamos los productos por plataformas online y por redes sociales (facebook e instagram).

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portafolio

Consuelo Toro Traverso Ilustradora

Trabajo mucho con la experimentación por lo que puedo realizar variados estilos o técnicas en mis ilustraciones. En mi trabajo se destacan los detalles y la fantasía, que también he llevado a diseños de tatuajes. Mis intereses y proyectos son realizar videos y animaciones, poder conocer nuevas ilustraciones de otros artistas e influenciarme con ellos. Uno de referentes es Jennifer Haely, una de mis ilustraciones es en honor a ella con estilo art noveau. Junto a esto, también realizo retratos realistas, ilustraciones infantiles y fastasia. Experimento con nuevas técnicas, aprenderlas y realizar ilustraciones únicas, dibujo cuerpos femeninos por la clásica curva, también por su contexto muscular. En el futuro espero viajar a Europa y extender mi carrera de ilustradora en el área de lo experimental y llevar este desarrollo al mundo de la animación.

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vivencial

Ciclista Patrimonial

Por Francisco Aravena Solar, Licenciado en Historia, restaurador patrimonial y ciclista.

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Hay una visión de patrimonio que considero transversal y vital para nuestra sociedad, esa visión consiste en una ciudad integrada en su movimiento diario, y en su movimiento histórico. Sus distintas fases y construcciones una sobre la otra, en oposición, o corriendo en la misma dirección. Pero para todo es necesario tener una visión esclarecida del comportamiento del hombre en sociedad, la sociedad en su ciudad, y ambos vistos en una perspectiva dinámica. Recorremos la ciudad de distintas maneras, a veces con nuestra mente, a veces con nuestros cuerpos. Es aquí donde comienzo a hablar de un recorrido lleno de maravillas y vaivenes, en donde principalmente nos movemos físicamente, pero nuestra mente va un poco más adelante, tratando de anticipar movimientos, trazado distintos vectores, pero también absorbiendo con todos nuestros sentidos los estímulos del medio. El olor de los escapes de los autos mezclado con el del polvo y la tierra húmeda en el invierno; el cambio de temperatura de nuestros cuerpos desde un tibio desayuno en casa, a un frío inicio de cabalgata hacia

nuestros destinos, al que llegamos siempre acalorados y con el espíritu lleno, sintiéndonos como guerreros legendarios que se abren paso por la ciudad.

mi condición física, que por esos años se veía muy afectada por una lesión de ligamento cruzado anterior en mi rodilla izquierda.

Primero el estudio y luego el trabajo. Cuando comencé a darme cuenta de que era necesario un cambio en la forma de moverme, fue como el inicio de muchos ciclistas, intentar ahorrar o dejar algo de dinero para divertirme el fin de semana.

Pero, independiente de todas esas cosas que uno siempre escucha de la gente que ve desde fuera al ciclista urbano: “bajarás de peso, tu salud mejorará considerablemente, te entrega mejor calidad de vida, etc.”. Hay algo que la bicicleta me entrega y lo veo reflejado en muchos compañeros que veo en la calle, en algún semáforo esperando la verde o una brecha en el espacio tiempo para hacer un cálculo rápido y pasar, cálculo a veces erróneo... y es esa mirada del tigre, la emoción de ir sentado en un par de fierros creyéndonos los dueños del mundo, es por algo muy hermoso, creo que la bicicleta nos trae al mundo real, nos reconecta, nos entrega esa sensación de estar muy presentes en nosotros y de sentirnos muy presentes en el espacio de la ciudad.

Comencé a ir en bicicleta a la universidad desde primer año hace ya ocho, y recuerdo muy bien ese momento de transición en el que la querida bicicleta deja de ser un elemento recreativo para hacer algunos trucos con tus amigos, o dejar largas estelas de frenado en el pavimento. Fue algo que nació meramente desde lo funcional, pero que me fue entregando tanta buenaventura que pasó a convertirse en una buena compañera. Mi bicicleta de esos tiempos era una mountain bike aparatosa y pesada como carreta de feria. Muchas veces se hacía algo complejo el cruzar la ciudad para llegar a tiempo a clases, pero lo hacía, siempre lo hacemos. Ese pesado caballo me significó no gastar en transporte público, mejorar

Es muy distinto ser peatón a ser ciclista, el peatón va a un ritmo y por lugares en los que siento que es como ver un concierto desde un lugar lejano y con asientos, se pierde mucho de la emoción de lo que es estar en primera fila, en las trincheras esquivando las balas y a veces salir herido. Esa a veces fricción con el peligro es la que nos hace estar cada vez más conscientes de nuestro espacio urbano, con más práctica y conciencia, eso es respeto. Ese estado de respeto mutuo y de pasión por ese avance intrincado que significa pedalear por Santiago, es lo que me hace amar el andar en bicicleta diariamente por la ciudad. Partió en esos primeros años de universidad, y sigue más fuerte que nunca años después, para ir al trabajo y donde sea. Así como cuando terminas un ciclo y comienzas otro, y se abren todas esas ventanas en tu cabeza, me pasó en mi relación con las bicicletas luego de terminar mis estudios. Hace unos años tuve la suerte de conocer algunas ciudades fuera del país, un poco por placer y mucho por el gusto de aprender.

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Fui a hacer una especialización en restauración patrimonial a la hermosa Florencia en Italia. En ella me vi por primera vez perdido (literalmente) en una ciudad con una estructura completamente distinta a nuestro querido Santiago. Una ciudad conformada desde la fortificación, desde los muros de contención en su casco histórico, y distintas áreas conformadas como nuevos barrios amurallados que se fueron anexando a la ciudad “original”, hasta que en un momento el paradigma cambia, las grandes invasiones, plagas y pestes dejan de asolar la región. La tecnología y la conectividad entre rutas hace que los muros ya no sean necesarios, y en donde la ciudad primero se estructura como un bastión difícil de penetrar, ahora se conforma como un núcleo integrador, el cual nos invita a recorrer sus vías. Poco antes de viajar compré una bicicleta de una velocidad, la más barata y funcional que encontré en el mercado, ya que estaba cansado de las mountain bikes, lo costoso de sus repuestos, lo medianamente complejo de las mantenciones, y el peso principalmente. Así comenzaba mi hermosa relación hasta estos días con el piñón fijo.

Me atreví al cambio, pero pronto ya quería más, y anteponiéndome a mi viaje busqué algunas tiendas de bicicleta en Italia para lograr comprar una joya, una bicicleta no solo funcional, rápida y liviana, buscaba eso que hiciera que el andar en bicicleta pasara de ser un acto de desplazamiento a una experiencia épica, esos momentos en los que haces algo y estás tan cerca del cielo que te preguntas “¿por qué no hice esto antes? ¡podría hacerlo todo el día!”. Un día luego de llegar al aeropuerto Leonardo Da Vinci fui a una de las tiendas que había revisado anteriormente para encontrarme con mi bella ragazza. Apenas la vi me encantó, y cuando la monté supe que eso era lo que necesitaba, lo que siempre busqué en una bicicleta y nunca había experimentado. Por un momento sentía que los dioses me sonreían y yo volvía a ser un niño montando su primera bicicleta. La bicicleta, aquella en particular, una Cinelli Mystic me entregó tanta satisfacción, que comencé a ir por más nuevamente. Ya no era solamente moverme por la ciudad y tener una alternativa de transporte libre y gratuita para recorrer las calles, ahora me sentía con el poder de

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viajar y recorrer largas distancias. Comencé a planear mis primeras salidas de día completo, 200 kilómetros para recorrer un fin de semana en la mañana y luego volver a descansar al hotel, para el lunes contarle a mis compañeros la hazaña. Esto solo fue una escalada, los viajes que al principio eran de Florencia a Pisa o a Tirrenia, un símil de ir de Santiago a Lo Vásquez, comenzaron a expandirse, necesitábamos nuevos horizontes y había todo un hermoso continente que recorrer. Me propuse ir de Florencia a Roma ya terminando mi estadía en la Escuela de Artes, y desde ahí tomar un avión a Ámsterdam, para luego llegar a casa de una amiga en Haarlem, unos 80 kilómetros al oeste de la capital. Las aventuras no paraban, Haarlem/Bruselas, Bruselas/Brujas, Brujas/Liverpool, y de vuelta el desafío mayor, Haarlem/ Berlín. No solo la experiencia de ir en una bicicleta y poder detenerte cuando quieras, observando todo en tu entorno mientras pedaleas, cosa que puedes hacer sin ningún problema dada la calidad de sus ciclovías, todo eso te anima más y más.


gráfico per sé, pero también lo político y nuestras relaciones, todo en movimiento. Parte de nuestro espacio geográfico también son las relaciones que establecemos con las personas y los lugares, el cómo nos desarrollamos en ellos y el cómo los intervenimos. El cómo nos movemos también es una parte vital de este concepto, y evidentemente la bicicleta lo refuerza aún más. Nos movemos en bicicleta, terminamos evangelizando a las personas que tenemos a nuestro alrededor, terminamos haciendo buenas migas e incluso grandes amistades con nuestro dealer de repuestos y tiendas, generamos toda una inacabable batería de cultura urbana en base a las dos ruedas. Todo lo que rodea a la bicicleta es una hermosa construcción llena de posibilidades que cambian nuestra perspectiva.

Volví a Chile con una visión distinta del como andar en bicicleta y de cómo observar la ciudad. Siendo restaurador patrimonial, me preocupo del estado de nuestros elementos patrimoniales, pero nuestra cultura y la forma de vivir que tenemos en Santiago hace que no nos preocupemos de lo que tenemos alrededor. Muchas veces caminamos muy ensimismados, y poco observamos nuestro entorno, vamos apurados a nuestros trabajos por tener una jornada laboral larga, monótona y agotadora, y debido a eso poco podemos disfrutar de nuestro entorno, de nuestras relaciones con el otro. Poco observamos de nuestro espacio circundante y poco nos preguntamos por él. Andar en bicicleta para mí significa ir libre de mente y libre de un sistema de transporte público de mala calidad que nos han impuesto y que también al que nosotros no hemos sabido oponernos ni rechazar. Somos tan reticentes al cambio, a innovar, que muchas veces esperamos a que otro lo haga por nosotros. Es tanta la gente que tiene miedo de subir a una bicicleta, y sí, se entiende, por el

actuar prepotente de muchos que adelantan, sobrepasan, insultan por la ventana o tiran el auto e incluso la biciclerta encima. Esa imprudencia me hizo perder a mi amada ragazza, la imprudencia de un chico sin licencia de conducir y con unos tragos de más, que al abrir la puerta de su auto estacionado en una avenida en pleno flujo provocó un doble accidente con tres involucrados en el que yo saqué la peor parte. Lesiones crónicas, un par de meses de licencia y perder a mi compañera fiel. Ya ha pasado un tiempo de aquello, hay una nueva compañera que me acompaña en mis días, he aprendido a pedalear con mis dolores y en base a esa experiencia mantengo los ojos en la espalda y 7 sentidos para moverme en la bicicleta. Nos hace falta educación vial, una política y un comportamiento basado en el respeto mutuo, y en el cómo esas pequeñas cosas significan construir un lugar mejor para nosotros y para nuestros hijos. Hay un concepto en la geografía humana que siempre me hizo un fuerte eco, el concepto de espacio geográfico, que es todo aquello que nos envuelve, lo geo-

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Soy restaurador, pero nunca me había fijado tanto en el patrimonio de mi ciudad y de las ciudades que he visitado antes de subirme a una bicicleta. Nunca me había dado el tiempo de mirar a la distancia y obser var, detenerme, sacar mi cámara y tomar unas fotos, compartirlas en las redes sociales y generar aún más conexión con la gente, a través de mi visión he notado con el pasar del tiempo que es compartida por muchos. Nos perdemos de grandes cosas en nuestro entorno, y eso en parte es por tener un velo en nuestros ojos que no nos permite ver más allá de lo que nos ofrece el ritmo rutinario del sistema. Para salir de eso primeramente es asumirnos como personas que están insertas en un sistema, en el cual algunos nos sentimos oprimidos, otros son oprimidos y no lo ven (dominación sensual según Bengoa), otros gozan de las bondades del pertenecer. La conciencia de dominación es algo tan clave que nos hace quitarnos ese velo y criticar, comenzar a criticar para generar cambios. La bicicleta en este sentido creo que cumple una labor tan hermosa, es un motor para la liberación, un motor de energía y capacidad ilimitada donde el combustible eres tú y tu visión de mundo.


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