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Caminando: Prácticas, corporalidades y efectos en la ciudad

En el marco de una producción espacial bajo la lógica de políticas neoliberales, las ciudades desarrollan procesos intensivos de densificación (De Mattos, 2016). y con una movilidad que prioriza al automóvil (Miralles, 2011), hace que el funcionamiento de estas ciudades modernas sea ineficiente e insostenible. En este sentido, el concepto de la Smart City ha tomado importancia en los debates de la ciudad contemporánea que busca ser más inteligente, más eficiente y más sustentable. De esta manera, entidades públicas como privadas han apostado en invertir recursos en el desarrollo de aplicaciones digitales, programas pilotos o nuevas iniciativas que permitan mejorar el entorno de las ciudades y la calidad de vida de sus habitantes. En la búsqueda de esta ciudad sostenible, la movilidad urbana se ha convertido en el objeto de estudio y materialización de la Smart City. Así, el caminar es el modo de movilidad saludable y sustentable, que permite entender el entretejido invisible de los trayectos diarios que forman parte esencial de la estructura funcional de las ciudades, en este sentido, el caminar evidencia como se configuran y reconfiguran, se construyen y se deconstruyen los espacios con nuestras prácticas cotidianas.

El caminar se ha convertido el objeto cuantificable de las aplicaciones digitales, contando nuestro número de pasos, marcando nuestros recorridos e incluso permitiendo calificar nuestras sensaciones como la percepción de seguridad de las calles, sin embargo, ¿es posible entender el caminar como un mero objeto medible? El caminar es una experiencia única para cada individuo, por tanto, es más que un simple modo de movilidad porque es un acto que involucra todos nuestros sentidos y permite que nos apropiemos del espacio que transitamos.

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«El caminar es un acto de resistencia a la microfísica del poder que condicionan nuestros recorridos, en este sentido, la figura de hacedor de De Certeau (1980), describe a la persona que con pequeños actos de rebeldía en sus prácticas cotidianas evidencian las fallas del diseño urbano y generan nuevos espacios estructurado por un andar reflexivo y creativo»

El caminar hace que el individuo se reconozca como ciudadano, es así como la figura del flaneur de Walter Benjamin (1982), describe al sujeto que camina atento a su entorno experimentando cada paso con sus cinco sentidos, superando las atrocidades de la ciudad y apoderándose de las maravillas pasajeras. Además, el caminar es un acto de resistencia a la microfísica del poder que condicionan nuestros recorridos, en este sentido, la figura de hacedor de De Certeau (1980), describe a la persona que con pequeños actos de rebeldía en sus prácticas cotidianas evidencian las fallas del diseño urbano y generan nuevos espacios estructurado por un andar reflexivo y creativo.

En la actualidad surge la figura de caminante idiota, que contrario al flaneur, tiene un andar desatento y tampoco se parece a un hacedor porque sus recorridos son inciertos e improductivos. El caminar idiota es una figura marginada de los beneficios que brindan las nuevas tecnologías, su andar se re-elabora constantemente porque toma como puntos de referencia objetos deleznables por falta de lugares auténticos en las ciudades contemporáneas. En este sentido, el andar idiota evidencia las fallas del diseño urbano y es un murmullo que debe ser considerado por los planificadores urbanos.

El acto de caminar perdido en una ciudad te obliga poner tus cinco sentidos para poder ubicarte, para individuos que no tienen acceso a las herramientas tecnológicas actuales, tienen mayor dificultad en poder ubicarse y llegar a su destino. La figura del idiota es un desafío Smart City. Según Sennet (2012) debemos generar ciudades eficientes pero que sean abiertas a los cambios, incertidumbres y desórdenes que se presentan en la vida real. De esta manera, los proyectos de políticas públicas, no deben ser tomados bajo la lógica de algoritmos cuantificados de recorridos peatonales, sino de un comprendimiento más profundo de la experiencia del caminar, sobre todo, considerando el murmullo del andar idiota para generar alternativas que den un mejor acceso a los beneficios que brindan las nuevas tecnologías. ¶

referencias bibliográficas

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Benjamin, W. (1982). Toward an Ethics of Algorithms

Convening, Observation, Probability, and Timeliness.

Science, Tecnology & Human Values, 41 (1), 93-117. De Certeau, M. (1980). La Invención de lo Cotidiano I: Artes de hacer. Ciudad de México: Universidad Iberoamericana, 1996. De Mattos, C. (2016). Lógica financiera, geografía de la financiarización y crecimiento urbano mercantilizado.

Urbanización planetaria y la reconstrucción de la ciudad, 29-55. Miralles, C. (2011). Dinámicas metropolitanas y tiempos de la movilidad. La región metropolitana de Barcelona, como ejemplo1. In Anales de geografía de la Universidad

Complutense (Vol. 31, No. 1, p. 124). Universidad

Complutense de Madrid. Sennett, R. (2017). The fall of public man. WW Norton &

Company. Tironi, M. & Mora, G (2018). Caminando. Prácticas, corporalidades y efectos en la ciudad. Santiago: Editorial

Universidad Alberto Hurtado.

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