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EDITORIAL
Más allá de la medicina En los próximos días se realizará el XVI Congreso Argentino de Neuropsiquiatría y Neurociencia Cognitiva de la Asociación Neuropsiquiátrica Argentina (ANA), V Congreso Argentino de Psicogeriatría, 12.º Congreso Latinoamericano de Neuropsiquiatría y 2.ª Jornada de Investigación y Nuevas Estrategias en Enfermedad de Alzheimer. El programa científico es realmente abarcador para este encuentro que, desde sus inicios, ha procurado acercar no solo a especialistas de las áreas de Psiquiatría y de Neurología las problemáticas de mayor relevancia, sino también a profesionales de la salud de otras disciplinas, aquellos temas importantes desde el punto de vista de la Salud Pública. Con el objetivo principal de mantener el intercambio científico entre profesionales, tanto a nivel nacional como internacional, el congreso de la ANA ofrece a los concurrentes la posibilidad de actualizarse y compartir experiencias con referentes tanto de nuestro país como del exterior. Por su parte, el 22.º Congreso Internacional de Psiquiatría que organiza la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), se desarrollará entre el 10 y el 12 de noviembre próximo. Paralelamente, se llevarán a cabo las XLI Jornadas Argentinas de Psiquiatría. El lema elegido para esta edición es “Desde bases más científicas y hacia un rostro más humano”. De este modo retoma una expresión del profesor Carlos A. Márquez, de 1982, que dice: “La psiquiatría del futuro deberá asentarse sobre bases más científicas y ofrecer, simultáneamente, un rostro más humano”, y propicia retomar ese espíritu al mismo tiempo que homenajear a este maestro argentino de la Psiquiatría. Ambos congresos, en sus respectivos programas, contemplan una multiplicidad de temas muy vigentes, como son, entre otros, la depresión, el estrés, la enfermedad de Alzheimer (EA) y otras demencias, las novedades en torno del cerebro, y muchos otros que conciernen tanto a los campos de la Neurología como de la Psiquiatría. En este marco, también adquieren enorme relieve disciplinas que se desprenden de otras –en este caso de la Psiquiatría y la Gerontología-, como la Gerontopsiquiatría, debido al envejecimiento poblacional en el mundo y los trastornos derivados de esta situación. Un ejemplo claro son las demencias, entre las cuales sobresale la EA, que interesan tanto a psiquiatras como a neurólogos. La presente edición incluye, además de información sobre ambos congresos, entrevistas sobre depresión, la más prevalente de las patologías mentales; estrés, cuya vigencia actual no requiere mayores explicaciones; gerontopsiquiatría y las enfermedades principales que afectan a las personas de edad avanzada, más allá de otras circunstancias de orden social y familiar; y alimentación y cerebro, un tema muy actual sobre el cual es interesante conocer precisiones de los expertos, entre otras no menos importantes. En tanto, en el área de la Psicología, las problemáticas también son amplias, pero sobresalen algunas como los vínculos de todo tipo y los cambios que han sufrido en los últimos tiempos, sobre todo con el advenimiento de las nuevas tecnologías y las redes sociales, y también, por supuesto, las adicciones, que ocupan un espacio muy destacado en este tipo de encuentros. Al respecto, también publicamos un anticipo de lo que se presentará, en este caso, en el congreso de la AAP. Prescribe es una publicación de Prensa y Sociedad S.R.L., Registro de la Propiedad Intelectual en trámite, Director Responsable: Eduardo J. Marcos. Dirección: Riobamba 566, planta baja “A” (1025, CABA) - Tel.: 4371-7216 // 4371-6955 e-mail: prescribe@speedy.com.ar - www.revistaprescribe.com
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Sumario 6 - XVI Congreso de la ANA. El congreso anual de la Asociación Neuropsiquiátrica Argentina, se desarrollará del 20 al 22 de agosto de 2014 en la Ciudad de Buenos Aires. El Dr. Ignacio Brusco nos anticipa algunos de los temas más destacados. 7 - Gerontopsiquiatría. La Dra. Graciela Civale traza un panorama sobre el envejecimiento poblacional y, en este marco, la importancia que adquiere esta disciplina, que tendrá un espacio destacado en el próximo congreso de la Asociación Neuropsiquiátrica Argentina. 9 - Alimentación y cerebro. La comida como herramienta de prevención del deterioro cognitivo es el tema sobre el cual nos aporta conceptos esclarecedores el Dr. Pablo Richly. Los nuevos alimentos medicinales y recomendaciones para una vida sana. 13 - Enfermedad de Alzheimer. Neurocientíficos de la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida, definieron un subtipo de la enfermedad de Alzheimer que, al parecer, no es ni reconocido ni tratado adecuadamente. La Dra. Melissa Murray expresa sus expectativas. 14 - Epilepsia. Alternativas para su control. En la Argentina, entre el 0,5% y el 1% de la población la padece y una de cada tres personas afectadas no responde a la medicación. La Dra. María Vaccarezza nos comenta este panorama y se refiere a las alternativas de tratamiento. 18 - Vínculos y Adicciones. Son dos de las causas más frecuentes de consulta y ocuparán espacios destacados en el próximo congreso de la Asociación Argentina de Psiquiatras. El Lic. Gabriel Espiño se refiere a ambos temas y su relación entre sí. Además, anticipa una importante actividad pre-Congreso. 20 - Depresión. Entre los trastornos psiquiátricos, continúa siendo el más prevalente. El Dr. Enzo Guzzo lo describe, advierte sobre el subdiagnóstico de la depresión y analiza otras cuestiones inherentes. Los nuevos fármacos. 24 - Trastornos neuropsiquiátricos en pacientes con sida. La depresión y los trastornos neurocognitivos se ubican al tope entre los cuadros de salud mental que sufren las personas infectadas con VIH. Las doctoras Analía Espiño y Romina Mauas se refieren al tema. 27 - “Una disciplina de frontera”. Así define la Psiquiatría el Dr. Carlos Soria, presidente del 22.º Congreso Internacional de Psiquiatría de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), que aquí se refiere al espíritu del encuentro y de la especialidad. 28 - Un enfoque holístico del paciente. El Dr. Rogelio D’Ovidio nos comenta sobre el enfoque que aplica, su interacción con los colegas médicos y la necesidad de continuar la búsqueda cuando las herramientas se agotan y el sufrimiento del paciente continúa. 32 - Estrés. El Dr. Marcelo Cetkovich apunta cuáles son las causas y los efectos que generan las situaciones estresantes. Indica las formas de tratamiento y resalta la erosión de los telómeros como un hallazgo fundamental de la investigación científica. 34 - Dolor y Depresión. Ciertos dolores podrían estar encubriendo cuadros depresivos, según especialistas que participaron del 3.er Foro Argentino de Dolor y Neurociencias, realizado recientemente en Buenos Aires. Lo explican la doctora Andrea Márquez López Mato y el doctor Sergio Rojtenberg. 37 - Dislexia. La padece más de uno de cada diez niños. Según la Asociación Dislexia y Familia (DISFAM), el principal problema es que el sistema educativo no comprende el trastorno y basa todo el esquema de aprendizaje en el código escrito. La palabra de los especialistas. 5
NEUROCIENCIAS
XVI Congreso de la ANA El congreso anual de la Asociación Neuropsiquiátrica Argentina, se desarrollará del 20 al 22 de agosto en la Ciudad de Buenos Aires. El Dr. Ignacio Brusco anticipa algunos de los temas más destacados.
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esde sus inicios, esta actividad ha intentado acercar no solo a los especialistas de las áreas de Psiquiatría y Neurología los temas de mayor relevancia, sino también a otros profesionales. El lema, este año, es ‘Multidisciplinaridad en Neuropsiquiatría’”, señala el doctor Ignacio Brusco, presidente de la Asociación Neuropsiquiátrica Argentina (ANA) sobre el encuentro científico anual que organiza la institución. Al ampliar sobre el lema del XVI Congreso Argentino de Neuropsiquiatría y Neurociencia Cognitiva, destaca los objetivos y expectativas: “Lo elegimos porque justamente es allí a donde tiene que apuntar la salud. Estamos convencidos de que solo trabajando en conjunto, con el paciente y la familia, se logran buenos resultados y es más sencillo alcanzar los objetivos pautados. Si bien cada profesional tiene una especialidad a la que se aboca, la realidad es que una se nutre de la otra, y el paciente es uno solo, por lo cual hay que mirarlo como un todo. Esperamos que este lema se refleje a lo largo de las conferencias, mesas y pósters que se presentarán en el congreso”. Uno de los aspectos más destacados del próximo congreso es que contará con la presencia de una mayor cantidad de investigadores dedicados a las ciencias básicas: “Explicarán, desde el punto de vista molecular y celular, los cambios fisiopatológicos de distintas enfermedades. Incluir esta mirada nos ayudará a la búsqueda de nuevos blancos terapéuticos”, considera el doctor Brusco, quien se desempeña como profesor titular de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UBA. Y agrega: “Hemos intentado
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acercar la ciencia básica a la práctica clínica, porque es importante conocer los mecanismos moleculares por los cuales se producen las distintas patologías, para entender los fenómenos que estamos observando y así establecer un tratamiento más efectivo”. El congreso, que convoca una importante concurrencia, tuvo desde sus inicios un objetivo principal, que es promover el intercambio científico entre profesionales, tanto a nivel nacional como internacional. “En el país contamos con muchos profesionales de renombre y experiencia en distintos temas. Se intentó incluirlos a todos y que cada uno de ellos cubra un aspecto diferente de un tema. Como siempre, contaremos con la presencia de profesionales del exterior, que nos acercan los avances e investigaciones llevadas a cabo en sus respectivos países”, comenta al respecto. Acerca del programa científico, señala: “Hemos desarrollado un programa con temas muy variados y rico en cuanto a contenidos. Cuando comenzamos con los preparativos de este congreso y tratando de acercarnos lo más posible al lema propuesto, decidimos incluir la mayor cantidad de temas y profesionales posibles, para que
Dr. Ignacio Brusco
cada uno, desde su campo, pudiera brindarnos su mirada”. Durante el encuentro, se presentarán novedades en torno de la enfermedad de Alzheimer y de la neuropsiquiatría en general. Con respecto a esta última, destaca que diversos estudios y métodos de evaluación se han acercado a definir los distintos mecanismos que regulan la conducta: “Un hecho no menor, dado que son múltiples las variables que se ponen en juego a la hora de tomar una decisión”. Como referente en enfermedad de Alzheimer, anticipa que se exhibirán las últimas novedades expuestas en el AAIC en mayo pasado. “En estos últimos años, las investigaciones han girado en torno del diagnóstico precoz y los biomarcadores”. Antes de finalizar la entrevista, el Director del Programa Nacional de Datos, Docencia e Investigación en Alzheimer y otros Trastornos cognitivos (PRONADIAL), invita “a todos los profesionales de la salud, profesionales en formación y estudiantes, fundamentalmente porque esta nueva edición seguramente nos permitirá renovar y actualizar los conocimientos en nuestro quehacer, en el cual muchas veces enfrentamos dificultades de distinta índole; y este es un espacio para conocer y trasmitir diferentes variables en la terapéutica y el abordaje cotidiano”. Paralelamente al XVI Congreso Argentino de Neuropsiquiatría y Neurociencia Cognitiva, se llevarán a cabo el V Congreso Argentino de Psicogeriatría, el 12.º Congreso Latinoamericano de Neuropsiquiatría y la 2.ª Jornada de Investigación y Nuevas Estrategias en Enfermedad de Alzheimer. ■
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Gerontopsiquiatría La Dra. Graciela Civale traza un panorama sobre el envejecimiento poblacional y, en este marco, la importancia que adquiere esta disciplina, que tendrá un espacio destacado en el próximo congreso de la Asociación Neuropsiquiátrica Argentina.
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ste año, en el marco del XVI Congreso Argentino de Neuropsiquiatría y Neurociencia Cognitiva que organiza la Asociación Neuropsiquiátrica Argentina (ANA), se desarrollará un capítulo dedicado exclusivamente a la Gerontopsiquiatría, en el cual se destacará la importancia de esta rama de la medicina y su trayectoria dentro de la ANA. “Actualmente, se considera la Gerontopsiquiatría como una rama importante de la medicina, ya que se ocupa de temas de alta y creciente frecuencia, que pueden afectar severamente la calidad de vida de las personas”, señala la doctora Graciela Civale, especialista en Medicina Interna, Medicina Familiar, y coordinadora del Curso de Posgrado de Psicogeriatría Gerontopsiquiatría de la ANA. Se estima que, al menos el 30% de las personas mayores de 65 años, podrán tener un diagnóstico de alguna enfermedad psiquiátrica. Según la profesional, “estas cifras se incrementan al 40% de los pacientes internados por condiciones médico clínicas, y podrán llegar hasta el 80% en aquellos que se encuentran viviendo en instituciones geriátricas”. “Si bien muchas de estas enfermedades no son mortales –continúa–, sí son altamente discapacitantes y tienen un efecto deletéreo en la calidad de vida de los pacientes y sus familiares. Seis de las primeras diez causas de discapacidad, a nivel mundial, son enfermedades psiquiátricas; esto explica la importancia que tienen actualmente los problemas neuropsiquiátricos relacionados con el envejecimiento en la salud pública. La combinación de este aumento exponencial del número de
personas envejecidas y la mayor predisposición de estos a sufrir problemas neuropsiquiátricos, convierte a esta área de la medicina en una prioridad sanitaria”, subraya la doctora Civale. Y explica que la Gerontopsiquiatría “es una ciencia que trata los trastornos propios de la vejez como son los trastornos de adaptación, diferentes aspectos de la personalidad, trastornos depresivos, psicóticos, problemática social y, especialmente, las demencias propias de la tercera edad”. Según la especialista, “las personas, en la etapa de la vejez, tienen ciertas condiciones biológicas y psicosociales que pertenecen al campo de la psicogeriatría, y no al de la psiquiatría propiamente dicho, ya que los ‘trastornos’ que padecen son propios de la edad”. En este punto, explica que la Psicogeriatría es una disciplina “que ha sido recortada de la Neurología, de la Psiquiatría y de la Psicología en general”, y, “donde más se centra, es en la investigación y en las intervenciones de los psicoterapeutas en enfermedades relativas al cerebro de las personas mayores, ya sean neurológicas, psiquiátricas o neuropsiquiátricas. Desde el curso de posgrado en Gerontopsicogeriatría de la Asociación Neuropsiquiátrica Argentina, transmitimos estos principios, con un enfoque integral de las personas”, destaca. La cantidad de personas mayores de 60 años, aumentó en el mundo durante el siglo XX, de 400 millones en la década de 1970 a 700 millones en la década de 1990. Y, se estima que hacia 2025, existirán 1200 millones de ancianos, informa la entrevistada. Y agrega: “También se ha incrementado
el grupo de los ‘muy viejos’, es decir los mayores de 80 años que, en los próximos 30 años constituirán el 30% de los adultos mayores en los países desarrollados, y el 12% en los que se encuentran en vías de desarrollo”. “El proceso de transición demográfica difiere entre países”, señala, y remite a las tasas de natalidad, mortalidad y crecimiento natural, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha considerado para establecer los criterios que permiten clasificarlos en cuatro grupos de transición siguientes: ●
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Incipiente. Tasa de natalidad alta, alta mortalidad, crecimiento natural moderado (2,5%). Moderada. Tasa de mortalidad alta, mortalidad moderada, crecimiento natural alto (3,0%). Completa. Tasa de natalidad moderada, mortalidad moderada o baja, crecimiento natural moderado (2,0%). Avanzada. Tasa de natalidad moderada o baja, mortalidad moderada o baja, crecimiento natural bajo (1,0%).
“Entre los países con transición avanzada se encuentran Japón, Grecia, la Argentina, Chile y Uruguay, entre otros”, menciona a modo de ejemplo. “El reto social que el proceso de transición representa para la naciones, se debe a las grandes necesidades que genera desde los puntos de vista económico, biomédico y social. Su repercusión sobre el sistema de salud radica en que son los ancianos los mayores consumidores (relativos o absolutos) de medicamentos y servicios de salud”, señala. Asimismo, “el envejecimiento transforma sustancial- y progresivamente la situación de salud in7
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✔ Dificultad para planificar o resol-
dividual, y también influye sobre la estructura y dinámica de la familia como célula básica de la sociedad”, amplía. En la actualidad, se calcula que existen 35.6 millones de personas con demencias en el mundo. De ellas, alrededor del 60% vive en países de bajos y medianos ingresos (PBMI). “Las proyecciones indican que se producirá un incremento de este porcentaje a 71% para el 2050. Se calcula que el número de personas con demencia se duplicará cada 20 años; 65,7 millones para 2030 y 115,4 millones para el 2050. El mayor incremento se dará en los PBMI, particularmente en la región de América Latina”, advierte. Y precisa que las enfermedades psiquiátricas más frecuentes son las demencias (especialmente la enfermedad de Alzheimer), la depresión, el delirium y los trastornos de ansiedad. Con respecto al deterioro cognitivo y las demencias, explica que “las manifestaciones clínicas pueden aparecer aproximadamente hasta diez años antes de hacerse evidente la enfermedad; con cambios sutiles que el paciente no nota; pero sí los pueden detectar sus familiares, acompañantes, y amigos; principalmente a partir de los 65 años”. Además, asigna responsabilidad desde el sistema de salud, “ya que es importante que las instituciones y los médicos, tengamos un rol activo en la detección de estos cambios. Es decir que dentro de lo que es prevención primaria, tengamos en cuenta los aspectos psiquiátricos que, en muchas ocasiones, no son incluidos en el control periódico de salud”. Consultada al respecto, responde que al hacer referencia a estos deterioros cognitivos, “la prevención es importante”, y recomienda “tener una vida saludable, con cifras normales de presión arterial, colesterol, glucemia; realizar actividad física; evitar la sole8
ver problemas.
✔ Dificultad para desempeñar tareas
en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre. ✔ Desorientación de tiempo y lugar. ✔ Dificultad para comprender imágenes visuales y cómo los objetos se relacionan unos con otros en el ambiente. ✔ Cambios en el humor o en la personalidad.
Dra. Graciela Civale
dad; tener actividad social; e incorporar nuevos conocimientos, entre otras medidas”. Al mismo tiempo, reconoce que la situación actual de la población mundial “muchas veces va en contra de lo que se postula desde la gerontopsiquiatría, ya que cada vez hay más personas solas, sin contención familiar, sin redes sociales y sin recursos personales, dado que gran parte de los adultos mayores carecen hoy en día de reserva cognitiva previa, es decir que poseen un nivel educacional bajo”. Por otra parte, “muchos ancianos de edad avanzada pierden la capacidad de vivir independientemente, ya que padecen limitaciones de la movilidad, fragilidad u otros problemas físicos o mentales. De modo que muchos también necesitan asistencia a largo plazo, que puede consistir en cuidados domiciliarios, comunitarios, y ayuda para la vida cotidiana; internación en geriátricos; y estadías prolongadas en hospitales”. Entre los principales síntomas de deterioro cognitivo por tener en cuenta, la doctora Civale enumera los siguientes:
✔ Cambios de memoria que dificul-
tan la vida cotidiana, olvidar información recién aprendida, pedir la misma información repetidamente, requerir sistemas de ayuda memoria.
“Muchos ancianos deben ser internados en geriátricos, ya sea por no contar con familiares que cuiden de ellos o porque se encuentran en un estado de enfermedad que resulta peligroso para sí y para terceros. Por esta razón, es importante, en el caso de que exista familia continente, amigos, vecinos etc., que se mantengan estos vínculos incluso en la internación, ya que ello contribuirá a mejorar la calidad de vida del paciente”, enfatiza. Y agrega que la internación es “inevitable” cuando “no hay conciencia de enfermedad, cuando resulta peligroso para el propio paciente o para terceros, cuando el juicio está desviado”. En cuanto al tratamiento de una persona mayor, la profesional señala que “tiene las mismas posibilidades de recuperación que una persona joven que se encuentra en la misma situación. Durante las últimas décadas, se han producido numerosos avances en los tratamientos farmacológicos y no farmacológicos como la psicoterapia cognitiva y la terapia ocupacional, entre otras, en el ámbito de la gerontopsiquiatría. Esto permite que tanto los pacientes como sus familiares, y también los profesionales de la salud, obtengan mejores resultados en los tratamientos, para que tengan mejores perspectivas. Por eso es muy importante tener en cuenta que los adultos mayores se ven beneficiados por estos tratamientos”, concluye la doctora Civale. ■
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Alimentación y cerebro La comida como herramienta de prevención del deterioro cognitivo es el tema sobre el cual nos aporta conceptos esclarecedores el Dr. Pablo Richly en esta entrevista. Los nuevos alimentos medicinales y recomendaciones para una vida sana.
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a manera en que nos alimentamos puede tener efectos beneficiosos o adversos en la salud cerebral”, asevera el doctor Pablo Richly, jefe de la Clínica de Memoria INECO y subdirector del Instituto Alzheimer de la Fundación INECO. Y enseguida aclara que existen numerosos trabajos científicos “que refieren que la alimentación saludable, aquella que incluye los nutrientes que el cerebro necesita, disminuye el riesgo de presentar enfermedades cerebrales y, en el caso de que ya exista alguna de estas enfermedades, enlentece su evolución”. Según el entrevistado, que también se desempeña como director del Centro de Salud Cerebral (CESAL), “muchos estudios demuestran que una dieta rica en frutas, verduras, cereales, granos integrales y pescado, protegen el cerebro; mientras que, por el contrario, una dieta rica en grasas saturadas, grasas trans y colesterol está asociada a un aumento del riesgo de presentar deterioro cognitivo y demencia”. “Una alimentación saludable cuida al cerebro de distintas maneras”, subraya. Y explica: “En primer lugar, fortalece los vasos sanguíneos, de manera tal que el oxígeno y los nutrientes que viajan por la sangre puedan llegar correctamente a cada célula. En segundo lugar, nutre áreas cerebrales encargadas del lenguaje, el aprendizaje, y el razonamiento, entre otras. Protege el organismo de la inflamación, un proceso relacionado con muchas enfermedades, y, por último, una alimentación saluda-
ble aporta aquellos nutrientes que promueven y participan en el crecimiento de nuevas células cerebrales y nuevas conexiones neuronales”. Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de “alimentación saludable”? Al interrogante, el doctor Richly responde: “Cuando hablamos de llevar una ‘alimentación saludable’, nos referimos a consumir varios grupos de alimentos, comer variado, hacer las cuatro comidas principales (desayuno, almuerzo, merienda y cena) sin saltear ninguna, comer con moderación, y beber abundante agua. Pero, además, si queremos cuidar el cerebro debemos prestar especial atención a ciertos alimentos que aportan nutrientes con una participación muy importante en este. Esos alimentos no deben faltar en nuestra alimentación”, remarca. Y precisa cuáles son algunos de los nutrientes que se consideran de suma importancia para mantener un cerebro
Dr. Pablo Richly
sano: “Son los ácidos grasos poliinsaturados omega 3, las vitaminas del complejo B y antioxidantes como la vitamina E y los polifenoles. Esto –aclara–, siempre en el marco de una dieta balanceada que incluya hidratos de carbono, proteínas y grasas”. El doctor Richly señala que, pese a que al cerebro humano le toma hasta los 22 ó 23 años para llegar a su madurez, “una adecuada nutrición durante los primeros años, resulta clave para que pueda alcanzar su potencial”. En este escenario, “la desnutrición puede ser un obstáculo con efectos irreversibles”. Por esta razón, destaca, “es imprescindible que tanto la madre como su bebé tengan una buena alimentación, ya que, en caso contrario, se podrá posteriormente llevar adelante acciones para mitigar el efecto deletéreo de la malnutrición, pero sin lograr revertir su impacto del todo”. Se ha demostrado que determinados nutrientes o componentes de los alimentos tienen efectos favorables para el cerebro y, en muchos casos, resultan útiles para prevenir la aparición de trastornos cognitivos. Al respecto, el especialista relata que “se han efectuado estudios que muestran que ciertos tipos de dieta que incluyen alimentos que aportan estos nutrientes, serían beneficiosas para prevenir diversas enfermedades. Un ejemplo es el de la dieta Mediterránea, que incluye una combinación de frutas, verduras, frutas secas, legumbres, cereales, aceite de oliva y pescado”, ilustra. Y continúa: “Los nutrientes que 9
NEUROCIENCIAS
contienen estos tipos de dietas tendrían un efecto neuroprotector, muy probablemente a través de su efecto antiinflamatorio, y por disminuir el estrés oxidativo a nivel de las neuronas. Seguir estilos de vida como el mencionado, contribuiría a evitar o retrasar la aparición de enfermedades cardiovasculares y la demencia”. A tal punto la alimentación tiene una influencia positiva en el cerebro que “ya se han desarrollado y aprobado alimentos medicinales que combinan una serie de nutrientes esenciales para nuestras neuronas, con el objetivo de combatir enfermedades como la de Alzheimer”. A modo de ejemplos de estos productos, menciona Axona®, de origen norteamericano, o Souvenaid® de origen europeo. Sin embargo, “como no existen las soluciones mágicas, la alimentación debe ser parte de una serie de medidas destinadas a aumentar nuestra salud cerebral”. Entre estas medidas, además de una alimentación saludable, figuran realizar actividad física en forma regular, reducir el estrés, controlar la presión arterial y mantener un peso adecuado, entre otras que se detallan en el Cuadro 1. Por otra parte, las personas con enfermedad de Alzheimer u otras demencias, también pueden ver afectada su alimentación. Algunos de los principales síntomas, en estos casos, consisten en: olvidarse de comer, no ser capaces de identificar un alimento en mal estado o vencido, perder la capacidad de reconocer las sensaciones de apetito, sed y saciedad, fatigarse rápidamente y no llegar a terminar de ingerir la comida, entre otros que se detallan en el Cuadro 2, junto con las estrategias recomendadas en cada uno. Como parte del plan anual de concientización que realiza todos los años la Fundación INECO con la Caminata por el Alzheimer, que se llevará a cabo en septiembre próximo, especialistas 10
Cuadro 1
de diferentes disciplinas escribieron un libro dirigido al público, en general, “a fin de poder enseñar de forma amena la importancia de cuidar el cerebro y el importante rol de la alimentación en esta tarea”, anticipa Richly, que es uno de los autores. El libro “Comida para un cerebro saludable”, que se distribuirá gratuitamente, cuenta entre sus autores a profesionales de la Clínica de Memoria de INECO, y también del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Entre otros, se encuentran el doctor Santiago O´Neill, médico neurólogo; el doctor Julián Bustin, psiquiatra; el doctor Daniel Martínez, geriatra; y la licenciada en Nutrición Sol Vilaró. Y contaron con el apoyo de la Escuela de Cocina del “Gato” Dumas, destaca el entrevistado. El libro tiene cuatro secciones: “Al principio se explica el concepto de salud cerebral, y luego se trata sobre los fundamentos de una alimentación sana y como esta puede contribuir, tanto a prevenir como a tratar el deterioro cognitivo. Al final, los lectores encontrarán varias recetas para poder llevar a la práctica estas sugerencias en la vida cotidiana”, anticipa el psiquiatra.
Y agrega que la idea de la publicación “surgió en un contexto particular, ya que a pesar de los avances en la producción mundial de alimentos que podrían garantizar la alimentación a todas las personas, la desnutrición continúa siendo un flagelo que aqueja a una porción significativa de la humanidad. Sin embargo, como contrapartida, existe una amenaza actual estimada como uno de los grandes desafíos sanitarios en nuestro horizonte: la malnutrición. Es decir, aquella que, por defecto o por exceso, tiene un efecto negativo en la salud”, detalla. “Muchas personas no reciben una cantidad adecuada de nutrientes por llevar dietas pobremente balanceadas, y lo que es aún más frecuente, un exceso de calorías que conducen al sobrepeso y la obesidad”, amplía. “Los malos hábitos se asocian a la oferta de alimentos poco saludables y una falta de información sobre cómo deberíamos comer correctamente”. En este punto de la entrevista, se remite a un estudio publicado en el British Medical Journal, “muy interesante, que mostró que el consumo de comida ‘chatarra’ estaba relacionado con la exposición a locales que vendieran este tipo de alimentos cercanos al hogar o traba-
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Cuadro 2 Síntomas que pueden afectar la correcta alimentación Olvidarse de comer.
Estar atento y recordarle el horario de las comidas.
No ser capaces de identificar un alimento en mal estado o vencido.
Vigilar el estado de los alimentos y la fecha de vencimiento.
Perder la capacidad de reconocer el hambre, la sed y la saciedad.
Establecer una rutina de comidas.
Fatigarse rápidamente y no alcanzar a terminar su plato de comida.
Ofrecer varias raciones pequeñas a lo largo del día.
Dificultad para cortar o masticar.
Ofrecer alimentos blandos y fáciles de masticar e incluso que puedan comerse con la mano.
No comer por falta de interés.
Ofrecer alimentos atractivos en colores, sabores y gusto.
Dificultad para encontrar o reconocer el alimento como tal.
ntentar generar el contexto para que el paciente Iidentifique que es el momento de comer.
jo. Por esta razón, en algunos lugares se están tomando medidas al respecto. Por ejemplo, en el Estado de Nueva Jersey se propuso la prohibición de la venta de gaseosas extragrandes, mientras que recientemente, en México, se prohibió la publicidad de bebidas que no sean dietéticas”. Y explica las razones de estas medidas: “Se trata de áreas donde la obesidad ha llegado a cifras preocupantes. Datos de la Global Burden of Disease Study 2013 publicados recientemente en The Lancet, muestran que más de un tercio de la personas a nivel mundial sufre de obesidad, con un crecimiento alarmante de la obesidad infantil a un 13%”. Por su parte, “algunos estudios canadienses estiman que en la próxima década, la obesidad podría superar al tabaquismo como el mayor factor de riesgo para desarrollar eventos cardiocerebrovasculares”, advierte el profesional. Y va más allá: “Marjo Eskelinen, en una publicación de la University of Eastern Finland, realiza un estudio epidemiológico sobre el impacto de la dieta de la adultez sobre la capacidad cognitiva en la vejez, y afirma que no solo una dieta saludable es beneficiosa sino que, como contra12
Estrategias recomendadas
partida, una alimentación inadecuada aumenta el riesgo de trastornos cognitivos futuros”. El doctor Richly lamenta que la formación médica también sea “muy deficiente” en ese sentido. Y expone el porqué: “En una encuesta nacional realizada en 2004 en 104 facultades de Medicina de los Estados Unidos, se constató que solo un 38% de los alumnos habían cubierto las 25 horas de instrucción en Nutrición propuestas
como objetivo de mínima por la National Academy of Sciences. Desconocer la relevancia de la nutrición como estrategia médica resulta llamativo – plantea al respecto–, sobre todo en algunos casos donde puede ser la manera más efectiva de intervenir”. Al hacer esta referencia, cita como ejemplo muy claro la enfermedad celíaca. “Actualmente no existe ningún tipo de fármaco que haya demostrado tener capacidad de reducir el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo”, reconoce. Y agrega: “Incluso en los pacientes que presentan deterioro cognitivo leve, que tienen una tasa de entre 5% y 15% anual de conversión a demencia, no hay recomendación de utilizar medicación. De modo que las únicas opciones terapéuticas para estos pacientes son la estimulación cognitiva, el ejercicio físico y una alimentación saludable”, subraya. A modo de conclusión, el profesional expresa un anhelo que comparte con sus colegas especialistas en la materia: “Que podamos ayudar a generar una mayor conciencia en la comunidad y en los profesionales de la salud sobre esta problemática creciente. Creemos que una clave en este camino está a la hora de sentarse a la mesa”. ■
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Enfermedad de Alzheimer Neurocientíficos de la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida, definieron un subtipo de la enfermedad de Alzheimer que, al parecer, no es ni reconocido ni tratado adecuadamente. La Dra. Melissa Murray expresa sus expectativas.
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a variante de la enfermedad de Alzheimer (EA) que no afecta el hipocampo, conformó el 11% de los 1821 cerebros confirmados con EA examinados por investigadores de la Clínica Mayo. El dato, sugiere que este subtipo está relativamente extendido en la población general. La Asociación de Alzheimer (Chicago, EE. UU.) estima que 5,2 millones de estadounidenses viven con esta patología. En tanto, casi la mitad de los pacientes con la EA que no afecta el hipocampo estarían mal diagnosticados, lo cual podría significar que más de 600.000 de ellos presentarían esta variante, según los investigadores. En una presentación oral en el marco de la Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología, en Filadelfia, Pensilvania, los científicos expresaron que la EA que no afecta el hipocampo, a menudo produce síntomas sustancialmente diferentes de la forma más comúnmente conocida de este mal, que sí afecta el hipocampo. Los pacientes, en su mayoría hombres, se ven afectados a una edad mucho menor, y sus síntomas pueden ser variados: arrebatos frecuentes de enojo, en ocasiones obscenos; sensación de que sus miembros no les pertenecen y están controlados por una fuerza no identificada; o alteraciones visuales, en ausencia de problemas en los ojos, según explican los investigadores. También sufren un deterioro mucho más rápido que los pacientes con la forma más común de EA. “Sin embargo, muchas de estas personas tienen recuerdos que son cercanos a lo normal; por eso, a menudo los médicos les diagnostican erróneamente una variedad de condiciones que no
coinciden con la neuropatología subyacente”, explicó la doctora Melissa Murray, Ph.D., autora principal del estudio y profesora asistente de Neurociencias en la Clínica Mayo de la Florida. Y agregó que muchos de ellos son diagnosticados con demencia frontotemporal, un trastorno caracterizado por cambios en la personalidad y en el comportamiento social, o con síndrome corticobasal, determinado por trastornos del movimiento y disfunción cognitiva. La disfunción del lenguaje es también más común en la EA que no afecta el hipocampo, aunque estos pacientes no presenten déficits vocales o auditivos. Para Murray, “lo trágico es que estos enfermos suelen ser mal diagnosticados y tenemos nueva evidencia que sugiere que los fármacos que se encuentran actualmente en el mercado para la EA, podrían funcionar mejor en ellos, posiblemente mejor que lo que funcionan en la forma común de la enfermedad”. Las dos proteínas características de la EA -la beta-amiloide (ßA), que forma Dra. Melissa Murray
placas de ßA, y la proteína tau, que produce ovillos-, se encuentran en todos los subtipos de la EA, incluso la que no afecta el hipocampo. Los investigadores desarrollaron un algoritmo matemático para clasificar los subtipos de la enfermedad utilizando conteos de ovillos. La profesional calificó de “fascinante” que “todos los pacientes con subtipos de EA tenían la misma cantidad de amieloide pero, por alguna razón, se encontraron ovillos de tau en regiones corticales estratégicas desproporcionados al hipocampo”. En estos pacientes, “la proteína tau preferentemente daña y, eventualmente, destruye neuronas en las zonas del cerebro relacionadas con la conducta, la conciencia motora y la comprensión, y también al uso del lenguaje y la visión”. A la vez, la doctora Murray manifestó su esperanza en que esta investigación, el segundo estudio de alto perfil de la Clínica Mayo para informar acerca de la variante de la EA que no afecta el hipocampo, “abra la mente” de los médicos que están tratando de diagnosticar la demencia, ayudándoles a entender que la pérdida de memoria no está presente en todos los casos con EA. “Nuestros estudios apoyan la idea de que la demencia relacionada con la EA no equivale necesariamente a una pérdida de memoria”, aclaró. Y destacó la necesidad de más investigación en biomarcadores de imagen de amiloide y tau, “que contribuyan a que los médicos puedan diagnosticar con precisión la EA, independientemente del subtipo”. ■ Servicios Internacionales: Tel +1-904-953-7000 intl.mcj@mayo.edu. MayoClinic.org/espanol. 13
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Epilepsia
Alternativas para su control Se estima que alrededor de 50 millones de personas tienen epilepsia, y cerca del 80% de los pacientes proceden de países en desarrollo. En la Argentina, entre el 0,5% y el 1% de la población la padece y una de cada tres personas afectadas no responde a la medicación. La Dra. María Vaccarezza describe este panorama.
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a epilepsia es una enfermedad con una prevalencia aproximada de 0,5% a 1% de la población, siendo más frecuente en niños y ancianos. Sin embargo, no existe diferencia significativa en cuanto al sexo en su presentación”, explica la doctora María Vaccarezza, neuróloga infantil y médica de planta del Hospital Italiano de Buenos Aires. “La epilepsia se caracteriza por la repetición, al menos dos episodios distantes en el tiempo, de crisis epilépticas no provocadas, esto quiere decir, sin una causa aguda que la desencadene”, amplía. Estudios realizados a nivel mundial, indican que la proporción estimada de personas con epilepsia activa, es decir, con ataques continuos o necesidad de tratamiento, es de seis a diez por mil. En tanto, en los países desarrollados, los nuevos casos aparecidos en la población general oscilan entre 40 y 70 por cada 100.000 habitantes. Por su parte, en los países en desarrollo, la cifra suele acercarse al doble, debido al mayor riesgo de sufrir afecciones que pueden causar daño cerebral permanente, según informa la especialista. Se trata de una enfermedad que se origina en el cerebro, como resultado de una descarga eléctrica anormal que, a su vez, tiene su origen en las neuronas. Esta patología afecta a uno de cada 100 chicos y el 30% de ellos no responde a la terapia farmacológica. “La elección del fármaco antiepiléptico se realiza de acuerdo con el tipo de crisis epiléptica, ya sea parcial o generalizada y, de ser posible,
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acorde con el síndrome epiléptico”, explica la entrevistada. Y recomienda “tener en cuenta, a la hora de elegir el tratamiento, los recursos económicos del paciente o su familia”. Dentro de las posibilidades de tratamiento, en la actualidad se cuenta “con las drogas específicas para las epilepsias parciales, como la carbamacepina y la oxcarbacepina. En el caso de las epilepsias generalizadas, la droga de elección sigue siendo el ácido valproico”, precisa la neuróloga pediatra. Y añade que, más recientemente, se han desarrollado los que se conocen como “nuevos fármacos”, entre los que cita el levetiracetam, el topiramato y la lamotrigina. “Estas drogas tienen la ventaja de tener menores efectos adversos y un espectro más amplio para diferentes tipos de crisis”, pero “su costo es más elevado con respecto a las dro-
“Todo paciente con epilepsia debe ser controlado por un neurólogo o neuropediatra, quienes también realizan el seguimiento de las patologías o morbilidades asociadas”.
gas clásicas, algo que se debe tener en cuenta a la hora de elegir el tratamiento”. En este punto, remarca que “todo paciente con epilepsia debe ser controlado por un neurólogo o neuropediatra, quienes también realizan el seguimiento de las patologías o morbilidades asociadas, como pueden ser los trastornos escolares o conductuales, que son más frecuentes en quienes padecen esta enfermedad. Los niños con epilepsia – continúa–, tienen entre un 20% y un 30% de riesgo de presentar algún tipo de trastorno escolar como, por ejemplo, trastornos específicos del aprendizaje o déficit atencional”. Además, “existe un grupo de síndromes epilépticos característicos de la infancia: las denominadas encefalopatías epilépticas. Estas se caracterizan por presentar crisis asociadas a deterioro cognitivo progresivo si le epilepsia no es controlada. Dentro de estos síndromes se encuentra el Síndrome de West, las encefalopatías epilépticas neonatales y el Síndrome de Lennox Gastaut”, detalla. “El 70% de los pacientes responde favorablemente a fármacos, pero el otro 30% es refractario a estos, lo cual se denomina epilepsia refractaria o fármacorresistente. Las posibilidades de éxito de una nueva droga en estos pacientes rondan en el orden del 5%. Por eso, se deben considerar otras opciones terapéuticas como cirugía, el estimulador vagal y la dieta cetogénica (CD)”, considera. En aquellos que no responden a dro-
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Dieta cetogénica
gas, la dieta cetogénica juega un rol fundamental, ya que lograría reducir las crisis hasta en un 50%; incluso, en algunos pacientes la erradicaría por completo. Al respecto, la especialista comenta que “en distintos centros y hospitales de nuestro país, los pacientes cuentan con estas diferentes opciones”. Y aclara que la DC consiste en un tratamiento que crece tanto en la Argentina y en el mundo. En la Argentina incluso, se realiza tanto a nivel público como privado”, aclara. Habitualmente, la enfermedad se trata con medicamentos antiepilépticos que actúan sobre la química del cerebro y logran que entre el 60% y el 70% de los pacientes puedan tener una vida normal. No obstante, quienes están diagnosticados con epilepsia refractaria, deben considerar otras opciones: “Existen pacientes que, debido al tipo de epilepsia y la etiología de la misma, tienen una indicación quirúrgica. En ellos, este es el tratamiento de elección. Si el paciente no cumple criterios para ser candidato quirúrgico, existe la opción del estimulador vagal y la dieta cetogénica”, remarca la médica neuróloga. Y destaca que “hablar de epilepsia no siempre implica la sucesión de convulsiones”. “Muchas veces, la enfermedad puede manifestarse de maneras más sutiles. Por ejemplo, la persona que la sufre puede quedar como desconectada, como es el caso de quienes presentan crisis de ausencia, sin prestar atención, o quedarse dormida mientras realiza alguna actividad. Otra manifestación que puede ocurrir por largos períodos sin tratamiento, son las epilepsias que inician con mioclonías, sospechándose recién el diagnóstico de epilepsia al presentar una crisis convulsiva. Por eso son tan importantes el diagnóstico y el control de la patología”, subraya.
La doctora Vaccarezza comenta que “existen dos tipos de dieta cetogénica: la clásica, utilizada en niños, y la dieta de Atkins, modificada, que se utiliza en adolescentes y adultos. La particularidad que presenta es ser elevada en grasas (más del 90% del aporte calórico diario), baja en hidratos de carbono, y normo-proteica. Incluye alimentos comunes como crema, aceite, manteca, carne, pollo, huevo, quesos, pescado, frutas y verduras. Además, existe una leche medicamentosa que puede ser utilizada para preparar comidas, o en caso de pacientes lactantes. Entre los alimentos prohibidos se encuentran los cereales, lácteos, y vegetales tipo C; y cualquier alimento que contenga azúcares libres”.
Dra. María Vaccarezza
Además, en algunos casos, tiene componentes hereditarios. Pero en muchos otros, la causa es desconocida. Lo que sí se conoce es que los traumatismos de cráneo pueden desencadenar crisis epilépticas hasta diez años después de ocurrido el accidente.
“…hablar de epilepsia no siempre implica la sucesión de convulsiones. Muchas veces, la enfermedad puede manifestarse de maneras más sutiles”.
La doctora Vaccarezza explica en qué consiste el tratamiento: “El paciente inicia la dieta estando internado; en caso de que se trate de la dieta clásica, durará cinco días. Los pacientes a los que se les indica la dieta de Atkins modificada, la inician con entrenamiento ambulatorio. Tiene que ser manejada por un equipo de dieta que al menos incluya un neurólogo y un nutricionista especializados en el tema”, aclara. Los seguimientos posteriores se realizan al mes de iniciada, luego cada tres meses, y pueden permanecer dos o tres años en dieta, según la evolución. El tiempo mínimo para valorar la eficacia oscila entre tres y seis meses. Según la entrevistada, “puede llegar a disminuir las crisis, en un 50% de los pacientes, a menos de la mitad, y lograr control de crisis en un 15%”. Y añade que ciertos síndromes como el de Lennox-Gastaut, el de West refractario o la epilepsia mioclónica astática, “tienen una mayor respuesta a la dieta”. Por otra parte, existen dos patolo15
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Tiene que ser manejada por un equipo de dieta que al menos incluya un neurólogo y un nutricionista especializados en el tema” gías de origen metabólico: la enfermedad por déficit de GLUT 1 y el déficit de piruvato deshidrogenasa, en los cuales “la dieta cetogénica es la indicación absoluta”. Del mismo modo, “otros síndromes epilépticos más frecuentes como las epilepsias parciales secundarias a alteraciones estructurales también tendrían indicación”. Habitualmente, el organismo utiliza la glucosa como fuente de energía, siempre que la dieta incluya hidratos de carbono, que se metabolizan como azúcar. “Con una dieta elevada en grasas, la energía necesaria proviene de estas últimas, produciéndose, en un proceso de degradación, cetonas, que son las sustancias que tienen el efecto anticonvulsivante”, señala Vaccarezza. Y añade que, generalmente, “los pacientes con epilepsia refractaria son pacientes o familias en busca de nuevas estrategias de tratamiento, por lo cual la consideran una opción válida. La idea es que algo más ‘natural’, como una dieta, los ayude en su tratamiento; y eso es algo que frecuentemente los padres de los pacientes resaltan”, destaca la doctora.
Una dieta con historia “Desde la época de Hipócrates se conoce que el ayuno tiene un efecto anticonvulsivante. El ayuno provoca la aparición de cetosis, uno de los 16
mecanismos de acción de esta dieta. De 1921 data la primera investigación por parte de la Clínica Mayo, cuando el doctor Russel Wilder probó la eficacia de una dieta muy baja en hidratos de carbono y alta en grasas, que simulaba el efecto metabólico del ayuno para disminuir las crisis epilépticas. Algo olvidada por el advenimiento de las terapias farmacológicas, esta dieta resurgió en la década de 1990, luego del caso emblemático de un niño estadounidense llamado Charlie, que padecía epilepsia refractaria y logró curarse a través a través de la alimentación. Desde entonces, el centro de epilepsia del Johns Hopkins Hospital, se convirtió en la institución referente en esta terapia, y actualmente cuenta con la mayor casuística y publicaciones de pacientes en este tratamiento”, resalta la doctora Vaccarezza.
Crisis epiléptica Las crisis pueden provocar la pérdida de conciencia, que la persona se caiga, rigidez, temblor en los miembros y también muecas en la cara. En otras ocasiones, los pacientes sufren una desconexión con el entorno, fijan su mirada un instante y hacen movimientos con la boca. En otros casos, ante determinados episodios epilépticos, las personas afectadas ven alteradas las maneras de percibir las imágenes o los sonidos. Mientras que algunas personas no
“… los pacientes con epilepsia refractaria son pacientes o familias en busca de nuevas estrategias de tratamiento”.
“Desde la época de Hipócrates se conoce que el ayuno tiene un efecto anticonvulsivante”. son conscientes de que están sufriendo una crisis epiléptica, otras, en cambio, pueden describir lo que les está ocurriendo, y hasta recordar de qué manera comenzó el episodio, fenómeno que se conoce como “aura”. Cuando se sufre una crisis epiléptica, “lo que no se debe hacer es amontonarse alrededor de la persona; por el contrario, hay que dejar que las convulsiones cesen sin tratar de sujetarla, y tampoco ofrecerle agua, ya que podría aspirarse”, remarca la médica. Otra recomendación es colocar “algo blando debajo de la cabeza” para evitar que se golpee, y aflojarle la corbata, la camisa o cualquier prenda que esté oprimiendo su cuello. Se recomienda colocar al individuo de costado para que la saliva no obstruya la respiración. “Una vez terminadas las convulsiones, se le debe preguntar dónde vive, tranquilamente, ya que pude sufrir desorientación y, por último, facilitarle los medios para volver a su casa o para concurrir a algún centro de asistencia médica si fuera necesario”. “Si la crisis no cede en forma espontánea pasados los cinco minutos, debe trasladarse al paciente a un centro de emergencias o llamar a una ambulancia. Cuando la crisis se prolonga, esto se denomina ‘status convulsivo’, una entidad que se considera una emergencia médica”, concluye la profesional. ■
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Vínculos y Adicciones Son dos de las causas más frecuentes de consulta y ocuparán espacios destacados en el próximo congreso de la Asociación Argentina de Psiquiatras. El Lic. Gabriel Espiño, se refiere a ambos temas y su relación entre sí. Además, anticipa una importante actividad precongreso.
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l licenciado Gabriel Espiño, psicólogo-psicoanalista, escritor, presidente del Capítulo de Psiquiatría Transcultural de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), comparte la vicepresidencia del 22.º Congreso Internacional de Psiquiatría que organiza dicha institución con el doctor Enzo Guzzo (ver nota aparte). Prescribe lo entrevistó justamente para tener una referencia de cómo será la parte psicológica en dicho encuentro científico, a lo que el entrevistado respondió: “Contará con aportes de profesionales de la especialidad de primer nivel, ya que la AAP siempre ha favorecido los abordajes interdisciplinarios y la interacción participativa de disciplinas que, en una epistemología convergente, afronten los diferentes perfiles de las cuestiones clínicas y teóricas de la salud y la enfermedad mental en cualquiera de sus formas de manifestación”. Todo lo que concierne a los vínculos, resulta central en la actualidad “ya que los trastornos, deficiencias, anomalías y patologías vinculares, son motivos de consulta harto abundantes en estos tiempos; incluso, en muchísimas oportunidades, aparecen asociados a problemáticas clínicas individuales, ya sea en el agravamiento de estas, o en forma de obstáculos para su resolución”, explica. En este escenario, la soledad es un tema que sobresale, habida cuenta de la gran cantidad de personas que hoy en día viven solas, sobre todo en las grandes urbes: “Viven solas y queriendo relacionarse, pero sin saber cómo ni dónde, ya que las formas tradicionales han dado lugar, en su caída, a un universo cibernético como forma de 18
conocer gente o de vincularse afectivamente, con toda la retahíla de problemas derivados de esta situación”, argumenta el licenciado Espiño. Y agrega: “Gente que está todo el tiempo consultando si alguien reparó en ellos, ‘mensajeándose’, frustrándose, topando con engaños o ilusiones derrumbadas. Todo inscripto en una crisis de lo que podríamos llamar las formas del amor en la contemporaneidad, donde a veces todo es rápido, esencialmente centrado en encuentros sexuales efímeros que no anclan, por definición o por intenciones de los participantes, en una relación historizada o más o menos historizada que pudiera llamarse tal; los flashes no hacen estructura”. Si bien reconoce que “no vamos a descubrir ninguna pólvora”, señala que “el narcisismo, el individualismo extremo, la utilización del otro, la indiferencia afectiva, y demás hierbas del herbario actual, generan situaciones frustrantes y efectos deletéreos en los individuos”. “Más allá de que no podemos culpar a
la sociedad como agente o causa de dificultades psicopatológicas –continúa–, es evidente que si no hay una sociogénesis puntual, al menos son factores coadyuvantes que incrementan algunas situaciones de padecimientos personales. Esto se manifiesta en todas las áreas, basta citar como ejemplo los casos de bullyng, la violencia escolar o en reuniones de jóvenes, las adicciones, los excesos de ingesta etílica, e incluso el fenómeno de los linchamientos, de los cuales aparecen casos con una frecuencia antes impensada”. Para el licenciado Espiño, “la estructura de la sociedad muestra estas fisuras, y otras que serán tratadas en nuestro congreso, con la seriedad y la profundidad que requieren, además de la plurirrelacionalidad de estos fenómenos y las potenciaciones y agravamientos generados por esta causa”. Consultado sobre si las dificultades vinculares a las cuales se refiere podrían ser parte de un trabajo clínico, responde: “De hecho, son parte en
Jornada pre-Congreso AAP El licenciado Gabriel Espiño, destaca que la AAP realizará, el 3 de octubre próximo, una Jornada pre-Congreso, cuyo título será “Formas y Clínicas del Malestar Contemporáneo”. Abarcará temáticas como “el malestar en el arte, en las letras, en la clínica, en la polis, en los vínculos y en las cuestiones legales, entre otras”, y tendrá lugar en el Auditorio del Anexo de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación. El entrevistado resalta el carácter gratuito de esta jornada, que “contará con participantes de primer nivel y está organizada por el Capítulo de Psiquiatría Transcultural de la AAP”. La inscripción es vía e-mail a la siguiente dirección: administracion@aap.org.ar
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algunos casos del motivo de consulta, o acompañantes de estos”. E ilustra con el ejemplo de la soledad, que “no es una patología”, aunque, en algunos casos es un síntoma, producto de inhibiciones diversas, que sí pueden ser parte de un trabajo clínico específico. Esto es obvio, pero vale aclarar que hay aislamiento, y eso sí implica empobrecimiento en el plano relacional y personal, donde alguien se ve impedido de plasmar o poner en juego aspectos dinámicos y ‘dinamizantes’ en un plano relacional de mutuo enriquecimiento. Este aislamiento puede deberse a conflictos, patologías residuales, trastornos de personalidad, caracteropatías, adicciones y varias estructuraciones anómalas que lo generan”. En cambio, “la soledad es otra cosa, es inherente a lo humano y, a veces, necesaria para generar un rescate de situaciones agobiantes o estresantes de ciertas situaciones laborales y sociales, entre otras, que hacen necesario un estar a solas para reponer energías y posicionamientos resolutivos de dilemas o conflictos inherentes a dichos ámbitos”. ¿Puede el avasallamiento de tecnología actual tener algún peso en estos aislamientos? Según el entrevistado no lo tiene puntualmente; no obstante “algunas situaciones son jugadas de modo virtual, un modo de relacionarse con el otro a través de textos leídos, restándole margen de aquello que se llamaba la función ‘pática’ de los lenguajes, o sea el tono emocional que la voz delata e imprime a los mismos. Se llega al extremo que si alguien escribe en mayúsculas, el que lee, escribe a su vez ‘¿por qué me gritás’? Nuevas formas casi jocosas de comunicarse con el otro sin las voces pertinentes o impertinentes”.
Adicciones Dentro del marco descripto, también tendrán un espacio destacado en el
Lic. Gabriel Espiño
congreso de la AAP. Según el entrevistado, se trata de “uno de los ejes, insoslayable a estas alturas, ya que el consumo de diversas sustancias se ha incrementado significativamente, y continúa creciendo de manera sostenida. También hay allí una dimensión discursiva de exceso nominativo –aclara-, ya que en muchos casos se llama adicción a cualquier cosa tramitada con intensidad y una frecuencia que a veces puede ser una marca obsesiva; así hablamos de adicción a los juegos, al sexo, a la comida, al ejercicio, etc. Todo puede ser ‘adictivo’ para el lenguaje común. Sin embargo, la adicción tiene parámetros de definición psicopatológica claros: si tomamos el consumo de sustancias, sean drogas, alcohol o equivalentes, habría un sentido estricto de definición de adicciones y un sentido lato, donde cualquier cosa puede ser llama-
“Los trastornos, deficiencias, anomalías y patologías vinculares, son motivos de consulta harto abundantes en estos tiempos”.
da ‘adictiva’, generalizando el término. Tanto se generaliza que se acaba por diluirlo”, subraya. Para el licenciado Espiño, esta liviandad en la utilización de términos técnicos, especificos del campo de la Psicología es “casi inevitable; la vulgarización o generalización de los términos, unidos a la moda que los instala como centro, lleva a que, por ejemplo, no hace mucho tiempo atrás, más allá de la falta de experiencia de algunos, todos eran ‘pánicos’, y entonces se diagnosticaba en masa a los ‘panicosos’, sin discriminar otros elementos que si bien no excluían ataques de pánico, estaban relacionados con otras situaciones psicopatológicas”. “Es casi desmesurado diagnosticar pánicos a diestra y siniestra”, subraya. Y advierte que algo similar ha ocurrido “con los diagnósticos de ‘bipolaridad’, donde también masivamente, se trata de un mundo lleno de ‘bipolares’, soslayando precisiones clínicas fundamentales. Con el término ‘adicciones’ también ha ocurrido algo parecido, ya que se ha generalizado tanto, que termina diluyéndose en lo inespecífico. Visto de esta manera, todos somos adictos a algo o alguien. Entonces, la generalización terminológica lleva rápidamente a la banalización”. Según el profesional, esta banalización incluye también el término “discriminación, tomado como eje de exclusiones y descalificaciones étnicas o de lo que fuere, sumado a la serie de eufemismos que se han acuñado como pueblos originarios y otros por el estilo, en una gratuidad exuberante”. Y asevera que, “justamente, lo que falta, en los términos de los que hablamos, es más ‘discriminación’, o sea eso que parte de un saber para referirse a temas como los que tratamos, en los cuales resulta esencial discriminar entre una cosa y otra”. ■ 19
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Depresión Entre los trastornos psiquiátricos, continúa siendo el más prevalente. Aquí, el Dr. Enzo Guzzo lo describe, advierte sobre el subdiagnóstico de la depresión y analiza otras cuestiones inherentes. Los nuevos fármacos.
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a depresión, en todas sus formas, sigue siendo la enfermedad mental más prevalente. Entrevistado por Prescribe, el doctor Enzo Guzzo, médico psiquiatra y profesor de Psiquiatría del CEMIC, señaló que una de cada cuatro mujeres la padecerán en algún momento de su vida. La condición es doblemente más común en el sexo femenino que en el masculino. En 2004, la Organización Mundial de la Salud publicó The Global Burden of Disease (El costo mundial de las enfermedades), donde se proyectaba que la depresión se desplazaría del tercero al segundo lugar hacia el año 2020, y que, en 2030 ocuparía el primer lugar como causa de discapacidad, entre muchas otras patologías a nivel global. Al respecto, el especialista subraya que “pocos advertimos en ese momento que el estudio ya mostraba que la depresión se ubicaba en el primer lugar entre los países de América”.
bien se trata de un grupo altamente vulnerable y es esto conocido por todos, la depresión se encuentra subdiagnosticada, probablemente debido a las particularidades clínicas que estos pacientes presentan. No debemos olvidar –añade–, que también los tratamientos deberán ajustarse de acuerdo con las particularidades del paciente, como pueden ser la polifarmacia, sistemas metabólicos hepáticos saturados y funcionalidad renal, entre otros. Consultado sobre los factores que pueden predisponer a la aparición de enfermedades depresivas, explica que “se encuentran elementos psiquiátricos como depresión previa (historia familiar positiva para depresión, y tentativas suicidas previas, entre otros); clínicos (enfermedad clínica crónica, puerperio, eventos estresantes de la vida, abuso de alcohol u otras sustancias); y sociales (falta de soporte social y desempleo, por ejemplo). Estos últimos
Depresión en adolescentes y ancianos
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Por otro lado, amplía, “la modernidad muchas veces nos somete a exigencias para las cuales no estamos preparados, o promueve objetivos que exigen un alto grado de sufrimiento y de estrés. Y no siempre se puede tolerar la frustración”. En este punto, también advierte que “nuestra sociedad no sabe contener a quienes no son ‘exitosos’ o ‘ganadores’”.
Subdiagnóstico El especialista señala que “la mitad de los sujetos que padecen el trastorno, no consultan”. En relación con el subdiagnóstico, considera que “la falta de tiempo y de entrenamiento de los profesionales son algunas causas de esta dificultad”. El doctor Guzzo se remite, además, a un trabajo que realizó el año pasado junto con los doctores Andrés Ragusa y Fernando Taragano (aún no publicado) en el cual encuestaron a más de mil personas: 500 del ámbito de la salud (psiquiatras, psicólogos y médicos generalistas) y 500 de público general.
Otro informe de la OMS referido a la adolescencia, difundido en mayo de este año, señala que es la principal causa de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes, mientras que el suicidio (estrechamente ligado a enfermedades del ánimo) es la tercera causa de muerte detrás de los accidentes de tránsito y el sida. La violencia, la pobreza, la humillación y el daño en la autoestima, pueden aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades mentales, según este informe. En los adultos mayores, se da una particularidad muy importante: “Si
juegan un rol fundamental en el desarrollo, no solo de la depresión, sino también de otras enfermedades mentales. Lo más trascendente resulta ser que su resolución no está nunca al alcance de los terapeutas, sino que requiere de intervenciones profundas por parte del Estado”, resalta.
Dr. Enzo Guzzo
Respecto de dicho estudio, detalla: “Hicimos varias preguntas y hallamos un elevado grado de concordancia sobre la tristeza como un afecto normal, la presencia de síntomas físicos más allá de los emocionales, y el impacto negativo de la depresión sobre otras enfermedades”.
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“Encontramos menor creencia entre médicos generalistas y el público general, acerca de que la utilización de drogas y el mal funcionamiento cerebral se relacionaran con causalidad depresiva”, continúa. Además, “poca creencia del público general (27%) de que los médicos generalistas pueden diagnosticar depresión. Esto es un verdadero hallazgo y a la vez un problema”, subraya. Por último, “encontramos poca creencia de todos los participantes, de que los generalistas pueden tratar a los pacientes depresivos”.
Criterios diagnósticos DSM-V para episodio/trastorno depresivo mayor ●
Presencia de cinco o más de los siguientes síntomas, por un lapso de dos semanas, que impliquen un cambio en relación con el estado previo del paciente (uno de los síntomas debe ser 1 ó 2): 1- Estado de humor deprimido (tristeza, vacío, desesperanza, irritabilidad). 2- Anhedonia. 3- Pérdida o aumento de peso. 4- Insomnio o hipersomnia. 5- Agitación o enlentecimiento psicomotor. 6- Pérdida de energía. 7- Sentimientos e ideas de inutilidad o culpa. 8-Disminución de la capacidad de pensar, concentrarse y/o tomar decisiones. 9- Pensamientos recurrentes de muerte.
¿Cómo llegar a un buen diagnóstico de depresión?
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El diagnóstico continúa siendo clínico. Esto significa que se realiza por medio de la recolección de síntomas que el paciente manifiesta y el interrogatorio del médico (ver recuadro). Además, se suelen solicitar estudios de laboratorio y neuroimágenes, para complementar la evaluación. “Por ejemplo, se utilizan para descartar depresiones secundarias a enfermedades médicas o neurológi-
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Los síntomas provocan un malestar clínicamente significativo o un deterioro social, laboral, o en otras áreas importantes para el individuo. Los síntomas no se deben al efecto de una sustancia o de una enfermedad médica.
En resumen, el profesional considera que “tal vez, este trabajo nos permita asomarnos a la respuesta de por qué muchos pacientes no consultan”.
“La modernidad muchas veces nos somete a exigencias para las cuales no estamos preparados, o promueve objetivos que exigen un alto grado de sufrimiento y de estrés. Y no siempre se puede tolerar la frustración”.
Notas a- Los criterios A, B y C representan un episodio depresivo mayor. b- La respuesta normal y esperada a pérdidas (duelo, estrago económico, pérdida en desastres naturales), pueden simular los síntomas del criterio “A” para episodio depresivo mayor. ●
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El episodio depresivo no se explica mejor por la presencia de un trastorno esquizoafectivo; ni está superpuesto a un trastorno esquizofrénico, esquizofreniforme, delirante, ni ningún otro trastorno psicótico no especificado. Nunca ha habido un episodio maníaco o hipomaníaco.
cas, o para orientar el tipo de tratamiento”, ejemplifica Guzzo. Y egrega que, clásicamente, una persona depresiva presenta alteraciones en tres áreas: ●
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La esfera del humor. Siente tristeza inmotivada y desmedida, irritabilidad, desesperanza; pérdida del interés generalizada, ansiedad y angustia; sentimientos de desvalorización y pérdida de la autoestima; y aislamiento social. La esfera cognitiva y psicomotora. Inhibición extrema, alteraciones del curso del pensamiento, al-
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teraciones del contenido ideativo, culpa, ruina, ideas hipocondríacas, muerte y eventualmente ideas de suicidio; disminución en la capacidad de concentración, fallas mnésicas, disminución del rendimiento intelectual y dificultad marcada para la toma de decisiones. La esfera somática y neurovegetativa. Pérdida de la energía; alteraciones en el apetito y el peso (en más o en menos); alteraciones en el sueño (en más o en menos) y padecimientos físicos diversos e inespecíficos. 21
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“Ya no utilizamos la diferenciación entre depresiones endógenas y reactivas. Hoy en día sabemos que un paciente que padece depresión llega a ese estado por una serie de causas genéticas, neurobiológicas y psicosociales”, aclara el psiquiatra. Y añade: “Por supuesto que podemos identificar mayor o menor incidencia de algunos factores en cada caso en particular, pero la enfermedad depresiva debe entenderse como una diátesis entre los elementos mencionados”. Un aspecto que destaca especialmente es la importancia del uso de las escalas, que, a su criterio, no suelen emplearse ampliamente en psiquiatría: “Son herramientas que permiten medir la intensidad y la evolución del trastorno en relación con el tratamiento implementado”, indica. El psiquiatra efectúa una aclaración importante: “La depresión en un paciente bipolar, muchas veces es indistinguible clínicamente de un paciente con enfermedad depresiva unipolar”. Por eso, continúa, “estamos obligados a investigar los antecedentes personales de episodios hipomaníacos, la fenomenología depresiva, la edad de comienzo, y los antecedentes familiares de enfermedad bipolar, que ayudarán en el diagnóstico diferencial. Digamos que los pacientes bipolares pasan la mayor parte del tiempo que están sintomáticos, en fases depresivas”, advierte. Y agrega “que el abordaje de uno y otro trastorno presenta diferencias significativas y pueden condicionar el curso de la enfermedad”.
Un tratamiento, tres objetivos El tratamiento de la depresión debe tener un enfoque dirigido hacia tres objetivos: la remisión sintomática, la recuperación funcional y la evitación de las recurrencias. Las herramientas con las que cuentan en la actualidad 22
El congreso de la AAP En su calidad de vicepresidente -junto con el licenciado Gabriel Espiñodel 22.º Congreso Internacional de Psiquiatría, que se realizará del 10 al 12 de noviembre próximo en Buenos Aires, y ante la consulta de Prescribe, el doctor Guzzo, reflexiona: “Todos los años es un verdadero desafío llevar a cabo un evento de esta magnitud. Nuestro mayor interés está centrado en los nuevos avances científicos y cómo facilitar su difusión entre los colegas (todos nosotros), y, de esa manera, su llegada a nuestros pacientes. Para eso se crean espacios como este, que convocan a los más destacados profesionales de la salud mental y otras especialidades, tanto del país como extranjeros, generando un ámbito propicio para el intercambio, la promoción, el debate y la discusión de nuevo material científico. Esperamos que, como en años anteriores, volvamos a tener una gran convocatoria entre nuestros colegas”.
los profesionales, son las terapias psicosociales –psicoeducación, intervenciones psicosociales de baja intensidad (actividad física, dieta, higiene del sueño, manejo del uso sustancias), intervenciones psicológicas de alta intensidad (diversas psicoterapias de eficacia comprobada), psicofarmacoterapia y otros tratamientos somáticos (electroconvulsivo, estimulación magnética transcraneal, entre otros). “Más del 90% de quienes padecen depresión, presentan buena respuesta cuando reciben un tratamiento adecuado”, enfatiza Guzzo. Y señala que “los
“...hallamos un elevado grado de concordancia sobre la tristeza como un afecto normal, la presencia de síntomas físicos más allá de los emocionales, y el impacto negativo de la depresión sobre otras enfermedades”.
tratamientos se extienden en relación con el número de episodios padecidos por el paciente y la gravedad sintomática de los mismos”. Consultado sobre cuándo se debe indicar internación, responde: “Más allá de que existe una nueva Ley Nacional de Salud Mental (26657), desde un punto de vista clínico se considera adecuado internar a un paciente cuando existe riesgo de suicidio u homicidio, ruptura de los sistemas de apoyo de esa persona, e incapacidad para sostener mínimos cuidados, o necesidad de realizar determinadas pruebas diagnósticas y/o terapéuticas”. En cuanto a los fármacos antidepresivos actuales, los califica como “eficaces y seguros”. Y amplía: “Los más recientemente introducidos en nuestro medio son la desvenlafaxina (dual, noradrenérgico-serotonérgico), la agomelatina (agonista melatonérgico -M1 y M2- y antagonista del receptor serotonérgico 5-HT2C) y un antiguo ISRS, la fluvoxamina. Esperamos el lanzamiento próximo de dos fármacos prometedores y con algunas particularidades distintivas: vilazodone y vortioxetina”. Con respecto a este último, comenta que está próximo a lanzarse en el país, en tanto que ambos ya se comercializan en los Estados Unidos”. ■
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Trastornos neuropsiquiátricos en pacientes con VIH/Sida La depresión y los trastornos neurocognitivos se ubican al tope entre los cuadros de salud mental que sufren las personas infectadas con VIH. Las doctoras Analía Espiño y Romina Mauas explican los tratamientos que se utilizan para mejorar la calidad de vida de estos pacientes, en el marco de la revolución que transformó el sida en una enfermedad crónica.
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n el contexto de la modificación radical que minimizó las consecuencias fatales que el sida provocaba en los pacientes que lo padecían, los trastornos neuropsiquiátricos que golpean su calidad de vida son un punto crucial por tratar. Son frecuentes, variados, y pueden enfrentarse con estrategias eficaces, que las doctoras Analía Espiño, especialista en Psiquiatría que se desempeña en el Hospital “Dr. Lucio Meléndez” de la localidad de Adrogué; y Romina Mauas, especialista en Medicina Interna e Infectología del Sanatorio de la Trinidad de San Isidro, exponen en diálogo con Prescribe. Ambas son profesionales de Helios Salud, donde se abocan estas problemáticas. “Los trastornos neuropsiquiátricos siempre existieron y siempre fueron un motivo de preocupación dentro de la patología asociada al VIH, especialmente porque en el inicio de la epidemia era más prevalente la demencia asociada al VIH/Sida (el cuadro más severo de los trastornos cognitivos asociados al VIH/ Sida). Pero también es cierto que, en ese entonces, lo que más preocupaba a los médicos y a los investigadores era la muerte de las personas con infección por VIH. Por ese motivo, se priorizó desde el inicio un tratamiento que lograra controlar la replicación y el daño produci24
do por el virus sobre el sistema inmune del individuo”, explican las entrevistadas. Pero el escenario del sida ha cambiado de modo rotundo, por lo que señalan: “Actualmente, con los grandes avances en el campo del tratamiento antirretroviral, se ha reducido la progresión de la enfermedad y, entonces, la expectativa de vida es mayor. Por eso, se está dando mayor importancia al estudio y tratamiento de otras comorbilidades (enfermedad cardiovascular, diabetes, hepatopatías, enfermedad renal) que son más frecuentes en esta población y dentro de las cuales se encuentran también los trastornos cognitivos y psiquiátricos. También porque estos últimos están asociados a escasa adherencia a la terapia antirretroviral”.
“Por supuesto que es importante que los pacientes tomen conocimiento del diagnóstico, tanto desde el punto de vista individual como del epidemiológico”.
La salud mental de los pacientes puede sufrir trastornos diversos, pero hay varios que aparecen con llamativa prevalencia, y así lo explican las profesionales: “Las patologías neuropsiquiátricas más frecuentes son el síndrome confusional, los trastornos neurocognitivos asociados al VIH, los trastornos del estado del ánimo y los de ansiedad. Son cinco veces más frecuentes en las personas con VIH que en la población general”, subrayan las doctoras Espiño y Mauas. Y continúan: “Se sabe que el VIH es un virus neurotrófico que ataca al sistema nervioso central desde etapas muy tempranas. En el caso de los trastornos cognitivos, existen factores de riesgo relacionados con el huésped, con el VIH y con las comorbilidades. Los relativos al huésped están representados por factores genéticos, trastornos metabólicos, la edad, enfermedad vascular, anemia y desnutrición. Los relativos al virus son la enfermedad avanzada (sida), la reconstitución inmune, el subtipo viral, la neuroadaptación y la resistencia farmacológica. Por último, dentro de las comorbilidades, se incluyen el abuso de sustancias, la coinfección con hepatitis C y la depresión”, detallan. “La depresión es el trastorno psiquiátrico más frecuente, siendo más prevalente que en la población gene-
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ral (dos a siete veces). Es más frecuente en mujeres y está asociada a escasa adherencia y aumento de la morbimortalidad. La ansiedad también es frecuente. En cuanto a la demencia asociada al sida, como comentamos previamente, su incidencia se ha reducido en forma notable en respuesta al tratamiento antirretroviral de alta eficacia”, indica la psiquiatra. Sin embargo, aclara, “los trastornos neurocognitivos leves a moderados asociados al VIH continúan siendo prevalentes. La incidencia y prevalencia de estos es difícil de determinar, no solo debido a la variedad de criterios usados en su definición, sino también por los múltiples instrumentos usados para su cuantificación. Por ejemplo, en un estudio de cohorte norteamericana (CHARTER o CNS HIV Antiretroviral Therapy Effects Research, de Heaton R. y cols.) donde participaron 1555 individuos con VIH, el 52% de ellos presentaba algún desorden neurocognitivo. En cuanto a la demencia, su incidencia varió del 10% al 15% en el pasado a solo el 2% en la actualidad. Por el contrario, el 44% de los participantes reunieron criterios para las formas leves de trastornos cognitivos”. Espiño y Mauas reparan en la especificidad del tema y aseguran que, “a diferencia de otros trastornos neurodegenerativos, como la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Huntington, los trastornos neurocognitivos asociados al VIH no son invariablemente progresivos o inmutables. Pueden presentar gran variabilidad en su curso, con marcada recuperación de las funciones cognitivas, empeoramiento, estabilidad o curso fluctuante. Se ha observado que aproximadamente el 20% de las personas infectadas presentan cambios cognitivos bidireccionales, es decir, que fluctúan de lo normal a lo anor-
Dra. Analía Espiño
mal y viceversa, con distintos niveles de severidad. Los investigadores aún debemos comprender cuál es el origen de estas fluctuaciones y los efectos sobre el tratamiento, la calidad de vida del paciente y la sobrevida. Por eso, existe una preocupación creciente sobre esta problemática, basada también en observaciones de pacientes que presentaron déficits cognitivos leves o moderados, aún bajo tratamiento antirretroviral, y que, si bien tienen carga viral indetectable en plasma, presentan baja carga detectable en LCR, con neuroinflamación y depósitos de amiloide en el cerebro”. El papel que cumple la información certera que se puede brindar a los pacientes acerca de su situación, es un aspecto que las especia-
“Es de fundamental importancia tratar la depresión porque está asociada a escasa adherencia al tratamiento antirretroviral”.
listas resaltan: “Por supuesto que es importante que los pacientes tomen conocimiento del diagnóstico, tanto desde el punto de vista individual como del epidemiológico. Hoy en día, sabemos que la infección crónica tiene un tratamiento muy eficaz, más simple, con menor toxicidad, y que disminuye la transmisión sexual del VIH. Por lo cual, el tratamiento antirretroviral pasa a ser también una estrategia de prevención. Desde el punto de vista neurológico, el diagnóstico temprano del VIH posibilita el tratamiento precoz de la infección y eso conlleva menor riesgo de enfermedades oportunistas en el sistema nervioso central y de trastornos cognitivos”. “Desde el punto de vista psiquiátrico –agregan–, la complejidad del VIH, el prolongado tiempo de evolución y las diferentes situaciones clínicas, hacen que se produzcan alteraciones en la vida anímica de los pacientes. Los primeros tiempos suelen ser duros para gran parte de ellos, dado que conocen poco acerca de la enfermedad o, en algunos casos, conservan conceptos de la década de 1980. Temen informar a su familia y amigos por temor a ser discriminados pero, a medida que realizan el tratamiento y comprueban que su vida puede seguir adelante; se va logrando una aceptación. Es importante que esta aceptación de la enfermedad se dé en el plano personal y de los vínculos cercanos del paciente, entendiendo que no hay causa o motivo para dejarlo a un lado o estigmatizarlo”, agregan. Un aspecto fundamental que se debe tener en cuenta es que los trastornos neuropsquiátricos pueden ser una alarma que surja aún antes del diagnóstico de la infección por VIH. En este sentido, las entrevistadas remarcan que “es importante tener en 25
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cuenta que los trastornos neuropsiquiátricos pueden ser la primera manifestación de esta infección y, por ende, una oportunidad para ofrecer el testeo al individuo que lo presentara. Especialmente, en una patología donde casi la mitad de las personas que viven con el virus no tiene conocimiento de su diagnóstico”. “Los pacientes con VIH tienen mayor riesgo de presentar trastornos neuropsiquiátricos, del mismo modo que también los pacientes con trastornos psiquiátricos presentan mayor riesgo de contraer VIH”, exponen. Y agregan: “Resulta fundamental la evaluación psiquiátrica en estos pacientes, ya que mejora la adherencia, reduce el comportamiento de riesgo, reduce las complicaciones médicas, disminuye el número de hospitalizaciones y mejora la calidad de vida. Desafortunadamente, el acceso a profesionales de salud mental especializados en el tema es limitado”, reconocen.
Apuntes sobre el tratamiento Ante los trastornos neuropsiquiátricos vinculados al sida, los médicos cuentan con alternativas que deben manejar con precaución. A este tema se refieren las doctoras Analía Espiño y Romina Mauas. “El tratamiento dependerá de la patología que presente el paciente”, señalan. “Es de fundamental importancia tratar la depresión porque está asociada a escasa adherencia al tratamiento antirretroviral. Se trata con antidepresivos y psicoterapia”, destacan al referirse al trastorno de mayor prevalencia, y completan: “Para los casos de deterioro cognitivo, solo contamos con la opción de optimizar el esquema antiviral, indicando fármacos que tengan mayor pe26
“El trabajo multidisciplinario es indispensable en nuestra profesión”. netrancia en el sistema nervioso central, y a esto puede agregarse tratamiento de rehabilitación cognitiva con neuropsicólogos entrenados”. Los psicotrópicos aparecen, en este marco, como un punto que requiere desarrollo, marcan las entrevistadas: “El uso de psicotrópicos no está del todo estudiado en la población con VIH; aún son necesarios más estudios controlados. Como todo paciente con una enfermedad crónica y polimedicado, existe el riesgo de interacciones farmacológicas. Generalmente, se requiere comenzar con dosis bajas, ya que puede haber casos de toxicidad y esta población es más sensible a los efectos adversos de los psicofármacos. La interacción puede ocuDra. Romina Mauas
rrir a distintos niveles: por competición en la unión a proteínas plasmáticas o por el metabolismo hepático (citocromos). Si hay enfermedad hepática concomitante, se deben usar dosis menores de medicación. En síntesis, podríamos decir que, en general, los psicofármacos son drogas efectivas y bien toleradas, aunque hacen falta más estudios controlados en esta población”, opinan. “Debemos agregar que los antivirales también pueden producir efectos adversos neuropsiquiátricos, como es el caso del efavirenz que, por tener gran penetrancia en el sistema nervioso central, es responsable de mareos, cefaleas, alteración en la concentración, alteraciones en el sueño, pesadillas y depresión”, aclaran. Apelando a su experiencia profesional en el tema, las doctoras Espiño y Mauas explican cuál es el modo de trabajo que mayores resultados ofrece: “El trabajo multidisciplinario es indispensable en nuestra profesión y más aún cuando se está ante una patología que requiere atención desde los puntos de vista físico, psíquico, social y legal, entre otros. Y esto dependerá de cada institución en particular y del apoyo del Estado en programas de salud capaces de dar respuesta a todas las necesidades. En Helios Salud, donde ambas trabajamos en equipo, el psiquiatra no solo es el encargado de prescribir psicofármacos, sino que también se dedica a trabajar la importancia de la adherencia al tratamiento antirretroviral, la prevención de conductas de riesgo y, muchas veces, también se ocupa de coordinar el cuidado con otros especialistas. Habitualmente, dialogamos sobre la necesidad de derivación de un paciente con determinadas características y, luego de la evaluación, se les hace una devolución”, concluyen las profesionales. ■
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“Una disciplina de frontera” Así define la Psiquiatría el Dr. Carlos Soria, presidente del 22.º Congreso Internacional de Psiquiatría de la AAP, que aquí se refiere al espíritu del encuentro y de la especialidad.
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ntre el 10 y el 12 de noviembre de 2014, tendrá lugar en el Sheraton Buenos Aires Hotel & Convention Center el 22.º Congreso Internacional de Psiquiatría organizado por la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP). Paralelamente se desarrollarán las XLI Jornadas Argentinas de Psiquiatría. El presidente del encuentro, doctor Carlos Soria, dialogó con Prescribe acerca de los puntos salientes de este encuentro científico y también sobre sus expectativas al respecto. “La psiquiatría es una disciplina de frontera, sus congresos son el ‘ágora’ del encuentro y la novedad. La familia hipocrática se reúne allí para dar cuenta de sus logros, carencias y promesas”, comienza el entrevistado, que es presidente de la Asociación Argentina de Psicofarmacología e investigador principal de la Fundación Henri Laborit. Y continúa: “Nuestra especialidad, erigida en la encrucijada de los mundos natural y cultural, constituye un espacio ideacional y heurístico a partir del cual son convocadas otras ciencias del hombre. Por ello, un congreso es siempre un delta conformado por los islotes de seguridad objetiva conseguidos al que confluyen los múltiples afluentes de otras ciencias. Por este fecundo maridaje, el cuerpo gnoseológico del saber psiquiátrico se sigue arborizando”. “Desde bases más científicas y hacia un rostro más humano” es el lema elegido para esta edición del congreso anual de la AAP. Al respecto, el reconocido médico psicoanalista especialista en Psiquiatría y en Farmacología Clínica, explica: “El eje temático del congreso retoma un aserto que expresó, en 1982, el profesor Carlos A. Márquez -La psiquiatría del futuro
deberá asentarse sobre bases más científicas y ofrecer, simultáneamente, un rostro más humano-. Aquel futuro es hoy y sus demandas se preservan; las preposiciones ‘desde’ y ‘hacia’ procuran reflejar el dinamismo de nuestra ciencia y sus brumosos bordes que siempre se están expandiendo. Con la escucha, entra el hombre a ser sujeto de la medicina y adquiere la psiquiatría su sesgo antropológico. El humanismo está en el centro de nuestra tarea”. “El crecimiento se ha dado hacia fuera por el contacto con las ciencias sociales y hacia adentro con la genómica, la biología molecular, la psicofarmacología, la neuroimagenología y las nuevas luces que ofrece la psiconeuroinmunoendocrinología sobre el diálogo mente-cuerpo”, agrega. Y resalta que la AAP, que es miembro de la World Psychiatric Association, tiene sus raíces, es savia, esencia y fruto del hospital público. El rostro más humano abarca a los enfermos allí asistidos, pero también es deuda para aquellos que cada día los asisten, buceando en el
Dr. Carlos Soria
espanto y el desamparo para dar sentido, comprensión y alivio al sufrimiento. Al que la locura -desde otros ámbitos ‘normales y razonantes’- les suma exigencias al tiempo que les niega medios”. En este marco, los temas centrales del programa científico serán los siguientes: De la asistencia a la prevención, Integración en las Neurociencias, Medicina traslacional: el psiquiatra en la era post-genómica, El hospital psiquiátrico: rescate, humanización y desestigmatización, y Nuevas respuestas a viejos dilemas: violencia social y epidemias adictivas. El doctor Carlos Soria le contó a Prescribe cómo imagina el futuro de la psiquiatría con estas palabras: “Incorporando los nuevos saberes sin perder su núcleo identitario. Siendo oficio de ayuda y ciencia aplicada, reconociendo que la enfermedad mental es ‘la patología de la libertad’ (Henry Ey), al tiempo que “antroposis” (Ludwig Binswanger), un modo morboso de existir y bastante más que ‘ese silencio de los órganos’ (Claude Bernard); que la salud mental es un proceso y una construcción personal en un marco social”. Durante la entrevista, el doctor Soria remite a obras y autores de la antigüedad. Es así que a modo de cierre, expresa: “Recordando que ‘nada de lo humano me es extraño’ (Plauto, Asinaria, canto IV) y que ‘Ninguna otra técnica de orientación vital liga al hombre tan fuertemente a la realidad como la acentuación del trabajo’ (Sigmund Freud, ‘El malestar e la cultura’); y que, más allá de nuestras progenies y filiaciones, uno siempre se entiende con los que más trabajan. Reafirmando nuestra devoción al dato y a la evidencia, sembrando esperanza”. ■ 27
NEUROCIENCIAS
Un enfoque holístico del paciente El Dr. Rogelio D’Ovidio comenzó como pediatra y neumonólogo infantil, y atiende en la actualidad a pacientes adultos y niños, luego de haberse formado en cinco posgrados. En esta entrevista se refiere al enfoque que aplica, su interacción con los colegas médicos y la necesidad de continuar la búsqueda cuando las herramientas se agotan y el sufrimiento del paciente continúa.
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omo “un médico que ejerce la medicina con enfoque holístico”, se presenta el doctor Rogelio D’Ovidio. Y enseguida explica: “‘Holos’ es una palabra griega que significa ‘totalidad’; es decir que el enfoque holístico es aquel que contempla al ser humano como una totalidad compuesta por los cuerpos físico, emocional, mental y espiritual. Desde el enfoque integral (u holístico), un tratamiento parcial llevaría a resultados también parciales, explica, e ilustra: “Tratar una enfermedad con independencia del ser humano que la padece, es incompleto desde nuestro enfoque”. Médico neumonólogo pediatra en sus comienzos, realizó posgrados en psicoterapia gestáltica y psicoterapia cognitivo-conductual, y se formó en diferentes disciplinas como homeopatía, medicina china y acupuntura, meditación y también en religiones comparadas. ¿Qué fue lo que lo llevó por estos caminos que, sin embargo no lo alejaron de la medicina convencional? “Una vez terminada mi residencia en Clínica Médica Pediátrica en el Hospital ‘Pedro de Elizalde’ –le cuenta a Prescribe–, me fui al hospital de Clínicas ‘José de San Martín’, donde estaba el doctor Víctor Badaracco, que en ese momento era el neumonólogo infantil número 1”. Allí, el entrevistado vio muchos casos de pequeños pacientes con trastornos respiratorios: “El paciente asmático es un paciente crónico”, continúa su re28
lato. “Y me pareció que para tratar a un niño enfermo crónico, eran necesarios más conocimientos que los que yo poseía, por lo que me dediqué a estudiar distintas disciplinas. Comencé con un posgrado en psicoterapia gestáltica, luego con dos posgrados en acupuntura y medicina china, y seguí con un posgrado en homeopatía unicista. Finalmente, hice un posgrado en psicoterapia cognitivo-conductual. Toda la formación posterior estuvo orientada a adultos, por lo que hoy en día trato a adultos y niños en mi consultorio”. Asimismo, el profesional medita y estudia disciplinas espirituales hace más de 20 años. “He incursionado en el hinduismo, el yoga y el budismo, además del cristianismo de origen”, precisa.
“En mi caso, como soy médico, entreno a mis pacientes para que también vivan su enfermedad con esa conciencia y aprendan, y cambien todo lo que puedan en esta circunstancia en particular”.
Los siete cuerpos D’Ovidio explica que, siguiendo las enseñanzas espirituales más antiguas (hindúes y tibetanas), “podríamos entender la estructura del ser humano como integrada por siete cuerpos (o planos)”, y los enumera, desde el más denso al más sutil, en el siguiente orden: 1- Cuerpo físico. “Es el cuerpo que todos conocemos en Occidente”, señala. 2- Cuerpo emocional. “Este plano da origen a todas nuestras respuestas emocionales”. 3- Cuerpo mental. “Es la fuente de nuestros pensamientos”, explica. Y agrega que este plano se divide en plano mental inferior (el intelecto) y en plano mental superior (que ya es un cuerpo espiritual, y todos los otros cuerpos que continúan pertenecen a dimensiones espirituales). Físico, emoción y mente inferior (intelecto) es lo que conocemos en Occidente como ‘personalidad’”, remarca. A partir de lo descripto, “lo que sigue es el componente espiritual que, siendo estrictos, son cuatro planos o cuerpos más: los cuerpos intuicional, espiritual, monádico y divino, cada uno con funciones específicas. Basta decir que en estos planos se localiza el alma y también el espíritu, que no son sinónimos”, aclara.
Médico de cuerpos y almas El espectro de pacientes que atiende en su consultorio es muy amplio; algu-
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nos con cáncer; con enfermedades autoinmunes; o neurológicas, como la esclerosis múltiple y la enfermedad de Parkinson, entre otras; y también pacientes pediátricos respiratorios y con afecciones dermatológicas, que son derivados por pediatras para su tratamiento homeopático, “que es el más validado como eficaz para este tipo de patología”, indica. Otro grupo importante de pacientes consultan por psicoterapia. Por lo general “llegan recomendados por otros pacientes, o porque han leído alguno de mis libros, o porque escucharon entrevistas que me realizan frecuentemente”, comenta. Consultado acerca de qué manera interactúa con sus colegas más “clásicos”, no duda en definirse él también como “un médico clásico”. Más aún, se considera “casi anacrónico, como eran los médicos de antes, que conocían a toda la familia y atendían a los abuelos, a los hijos y a los nietos. Y, remitiéndose a la novela de A. J. Cronin -“Médico de cuerpos y almas”“sin que suene cursi –sonríe–, yo me podría definir como un médico de cuerpos y almas”. “Los conocimientos que aplico, son los que podríamos definir como ‘medicinas integrativas’, que en diferentes ámbitos académicos –entre otros, Fundaleu, Fleni y el Hospital Alemán, también están utilizando para determinados casos”, destaca. El doctor D’Ovidio no duda en recurrir a la interconsulta con sus colegas médicos cuando considera que algún paciente lo requiere. Para eso, “utilizo una red de derivación amplia de distintos especialistas de la “medicina convencional”, así como toda la batería de estudios complementarios solicitados habitualmente, que considere necesarios en cada caso. A lo largo de estos 25 años en la práctica de la medicina con enfoque holístico, he 30
coloco agujas de acupuntura, o entreno a ese paciente para que aprenda a utilizar su mente de manera adecuada para potenciar el tratamiento clásico convencional”.
Dr. Rogelio D’Ovidio
interconsultado con todas las especialidades médicas conocidas”, subraya. La aplicación de las mencionadas técnicas y disciplinas, en ningún caso invalida el uso de fármacos, y así lo explica el profesional: “Cuando recibo a un paciente que ya viene con un tratamiento médico convencional de cualquier índole, no intervengo para nada en el mismo ni lo modifico. Simplemente agrego, en paralelo, algún medicamento homeopático, o le
“...innumerables trabajos científicos que han validado la meditación como una de las herramientas más eficaces para volverse inmune al estrés, o para transitar con conciencia plena situaciones muy graves como la depresión, los dolores crónicos y el cáncer, entre otras”.
“A todo paciente con una enfermedad severa –especifica–, lo entreno en respiración hindú (Pranayama o ciencia hindú Yogui de la respiración), y también le enseño a visualizar. Se trata del enfoque conocido como el ‘enfoque Simonton’, del doctor Carl Simonton -quien estuvo en Buenos Aires hace unos años dando conferencias en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires-, que desde hace 30 años se aplica en los Estados Unidos, para potenciar el tratamiento de quimio- o radioterapia en cáncer mediante la visualización”.
Cerebro y mente Al referirse al área de las neurociencias, D’Ovidio reconoce que “han aportado un avance gigantesco en el conocimiento del cerebro y de sus funciones”. No obstante, en este punto considera “muy importante no confundir el cerebro con la mente”. Y argumenta: “La mente y el cerebro no son sinónimos. Como señalé anteriormente, los pensamientos no se originan en el cerebro, sino en el plano mental. Uno no piensa con el cerebro, sino con la mente. Sé que este concepto genera controversias, pero es mi postura”, sostiene convencido. La depresión, el estrés y la ansiedad, son en la actualidad motivos de consulta más que frecuentes. Y el consultorio del doctor D’Ovidio no es la excepción. Con respecto al enfoque que aplica en estos casos, responde: “Una de las quejas más comunes de los pacientes que vienen a mi consultorio es que los médicos les dicen ‘no se haga tanta mala sangre’, y con eso cierran el tema. Pero el punto, justamente, es: ¿cómo hace un paciente
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para sentir menos estrés o para no hacerse tanta mala sangre ante diferentes circunstancias?” Al respecto, destaca que “existen innumerables trabajos científicos que han validado la meditación como una de las herramientas más eficaces para volverse inmune al estrés, o para transitar con conciencia plena situaciones muy graves como la depresión, los dolores crónicos y el cáncer, entre otras”. En este punto, repasa “desde los primeros trabajos del doctor Herbert Benson en la década de 1980, que habla de la ‘respuesta de relajación’ en la meditación luego de estudiar a lamas tibetanos, hasta trabajos mucho más actuales como los del doctor Jon Kabat Zin, creador de la técnica de Mindfulness luego de practicar budismo Zen en Francia”. Respecto a si el enfoque holístico puede contribuir a la prevención de ciertas enfermedades, explica: “A veces detectamos conductas disfuncionales que, si persisten en el tiempo, pueden derivar en enfermedades funcionales primero y estructurales más tarde. Por ejemplo, si alguien contiene la ira, o como se dice comúnmente, ‘se traga la bronca’, es muy probable que termine con una gastritis o, finalmente, y luego de muchos años, un cáncer gástrico. De modo que, una vez detectada dicha conducta, procuramos ‘sanarla’ con el fin de prevenir dichas disfunciones físicas a futuro”. El doctor D’Ovidio es autor de tres libros en los cuales refleja estos temas. “Del Cuerpo al Espíritu: un camino de sanación”, fue publicado por primera vez en 1995 por Editorial Deva´s y ya va por su sexta edición, con más de 19.000 ejemplares vendidos. “Es un vuelo por el ser humano como totalidad, y por la explicación de distintos aspectos inherentes a la vida espiritual. Asimismo, incluye un gran capítulo con la simbología de los órganos en base a su función fisiológica elevada por analo-
“¿Cómo hace un paciente para sentir menos estrés o para no hacerse tanta mala sangre ante diferentes circunstancias?”. gía, a los planos emocional y mental. El último capítulo trata sobre la muerte, pero desde el alma y no desde la personalidad, como se la mira en Occidente”. Recientemente publicó “Camino a la Sanación: Sanar la mente para curar el cuerpo” (Ediciones Grupal). La obra, según explica su autor, “es la continuación del primer libro, donde amplío ciertos aspectos de la génesis existencial de la enfermedad, y también incluyo ejercicios para su autoexploración”. El otro título, publicado en 2008, es “El poder de cambiar: secretos milenarios para vivir mejor”, también de Grupal, que va por su quinta edición en librerías. A través de sus páginas, D’Ovidio se explaya sobre “técnicas efectivas para la transformación personal”, basándose en una síntesis de
los conocimientos aportados por el yoga mental y la psicoterapia occidental. Si bien estas técnicas y disciplinas, sobre todo la meditación y el yoga, por citar algunas de las más conocidas, han logrado aceptación en la comunidad médica y son aplicadas como complemento de tratamientos convencionales, aún generan cierta resistencia en el ámbito de los profesionales de la salud. El entrevistado lo tiene claro y considera que, en general, “esta resistencia se da en quienes desconocen la forma en que trabajo. Pero cuando los médicos ven que no cambio ningún tratamiento, que todo lo que hago está validado también en Occidente, que no utilizo recursos sin ningún respaldo, y que no trabajo como un gurú de la nueva era, se quedan más tranquilos y me dejan trabajan con tranquilidad. Por eso – enfatiza–, no hay nada peor que la ignorancia necia en la ciencia. Y lo peor que puede ocurrir con el paciente en mi trabajo holístico es que ‘no pase nada’; de ahí para adelante, es todo ganancia”, asegura. Como una síntesis que ilustra lo expuesto, el doctor D’Ovidio señala: “Mi vida está signada por el componente espiritual. A través de él he aprendido que, como bien dice el Maestro Buda, ‘todo lo que nos sucede en la vida no es más que una circunstancia de aprendizaje’. Somos nosotros los que calificamos de ‘bueno’ o ‘malo’ aquello que vivimos. Por eso, cada cosa que vivimos, la deberíamos considerar con toda la consciencia posible”, propone. Y concluye: “En mi caso, como soy médico, entreno a mis pacientes para que también vivan su enfermedad con esa conciencia y aprendan, y cambien todo lo que puedan en esta circunstancia en particular. Porque un paciente es una ‘persona que sufre’, y esto es el motor que me lleva a estudiar y buscar más y más cuando las herramientas se agotan y el sufrimiento continúa”. ■ 31
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Estrés El Dr. Marcelo Cetkovich apunta cuáles son las causas y los efectos que generan las situaciones estresantes. Indica las formas de tratamiento y resalta la erosión de los telómeros como un hallazgo fundamental de la investigación científica.
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l uso del término “estrés” está generalizado y funciona para señalar situaciones de agotamiento de cualquier tipo, en las que se mezclan lo físico y lo mental. Se trata de una utilización popularizada de una palabra que ha excedido los ámbitos médicos y forma parte de lo cotidiano. En este escenario, es interesante retomar el debate médico, anclado en la evidencia, para ofrecer certezas y novedades que cooperen en la difusión del conocimiento. Con este fin, Prescribe dialoga con el doctor Marcelo Cetkovich, jefe de los Departamentos de Psiquiatría de INECO y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. “Bajo el nombre de estrés designamos una serie de cambios que ocurren en nuestro organismo ante una situación de agresión externa. No constituye una enfermedad en sí mismo, sino que representa la capacidad de nuestro organismo de adaptarnos a través de cambios en el equilibrio interno. Estos cambios implican modificaciones hormonales (sube el cortisol), metabólicas, neuroquímicas (aumenta el tono simpático y disminuye el tono parasimpático), entre otras, lo que nos prepara para la lucha o la huida. Gracias a estos mecanismos de adaptación, es que nos mantenemos vivos. Pero esto tiene un costo en el largo plazo; el estrés acumulado produce mecanismos de ‘desgaste por el uso’”, explica Cetkovich. El psiquiatra subraya que “el estrés es uno solo”, y argumenta: “Algunas investigaciones se refieren a los mecanismos de afrontamiento del estrés, es decir, al estilo cognitivo que utiliza32
mos para enfrentar los avatares de la vida. No todos reaccionamos igual. Algunas personas reaccionan ante los problemas con calma y pueden tomar decisiones acertadas. Otras, ante el estrés se vuelven ansiosas, o irritables, o se paralizan. Son las diversas formas de reacción. La personalidad tipo D (por ‘distresados’), se refiere a sujetos que se sienten muy vulnerables ante el estrés, reaccionan con irritabilidad y cogniciones negativas, por lo que tienden a aislarse para evitarlo y están permanentemente vigilando su entorno, buscando fuentes de conflicto o preocupación. Diversas investigaciones demostraron que este patrón de conducta, al que no podemos llamar una enfermedad o trastorno en sí mismo, predispone a las personas a padecer enfermedades vinculadas con el estrés: trastornos cardiovasculares, enfermedades metabólicas, algunas formas de cáncer. Las personas con personalidad tipo D, cuando se enferman, además, presentan un pronóstico peor que aquellos que no tienen este patrón de conducta”. “Claramente, las situaciones de incertidumbre aumentan las respuestas de estrés y el desgaste que este produce. Cada vez que nos preparamos para un evento negativo, nuestro organismo se prepara para la lucha o la huida. La incertidumbre implica un organismo que está en forma permanente y repetida preparándose para un evento negativo, que nunca termina de ocurrir. Como decimos siempre, la incertidumbre puede ser peor que la peor de las noticias. ¿Quiénes están más estresados en este momento, los familiares del avión derribado en Ucrania o los familiares del que desapareció sin
dejar rastros en el océano Índico?”, grafica. “Las personas que viven en zonas de conflicto sufren la peor forma de estrés, porque su integridad física y la de los seres que aman está amenazada en forma permanente. No hay dudas de que esta forma de estrés es infinitamente más dañina que otras”. “Si bien los niños y los ancianos son, casi siempre, los más vulnerables –continúa–, sabemos que la edad productiva de la vida es la que está más asociada a patologías vinculadas con el estrés. Existen profesiones de riesgo en las cuales la combinación de alta incertidumbre con alta responsabilidad produce efectos devastadores. Podemos mencionar a los trabajadores de la salud, a quienes hacen tareas peligrosas como el manejo de grandes maquinarias, o a las fuerzas de seguridad”, ejemplifica. Consultado al respecto, el entrevistado explica que “se suele atribuir el estrés a múltiples situaciones. La realidad es que no existe un consenso sobre cuál es el síndrome que caracteriza un cuadro de estrés, pero se parece bastante a un cuadro de agotamiento con malestar subjetivo y disconfort, que suele expresarse con ansiedad, irritabilidad, insomnio. No se trata de un cuadro que pareciera estar subdiagnosticado”. Los perjuicios de las situaciones de estrés son múltiples y el doctor Cetkovich los resume: “La idea que debemos tener en mente es que el estrés produce un desgaste por el uso. Las alteraciones que mencionábamos antes agravan ciertos procesos patológicos. Las arterias sufren el exceso de
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si fuera un medicamento; más bien, es algo que nos va ayudar a prevenir enfermedades o, en todo caso, a mejorar la respuesta a los tratamientos, nuestra apreciación de las cosas y la calidad de vida a través del tiempo”, sostiene el médico.
colesterol y la vida sedentaria, el estrés agrava esta situación y la cronifica. Sin lugar a dudas, las enfermedades cardiovasculares se encuentran a la cabeza de las relacionadas con el estrés”, señala. Por otro lado, “el estrés acumulado produce una serie de cambios sutiles en nuestro funcionamiento cotidiano que comienza a expresarse a través de malestar, cansancio, irritabilidad, tensión muscular, dificultades para dormir. No es raro que el estrés prolongado culmine en un cuadro depresivo. Además, cualquier enfermedad que nos toque padecer, se agravará o tendrá una evolución más tórpida si estamos sometidos a un entorno estresante”, añade el profesional. Y remata: “Un capitulo fundamental del desarrollo humano en relación con el estrés, son los efectos indelebles que dejan en nuestra integridad psicofísica los estresores infantiles, bajo la forma de abuso físico y/o la negligencia emocional. Sabemos que estos factores favorecen el desarrollo de una serie de patologías, entre ellas, los trastornos mentales”. Estas consideraciones que aporta el doctor Cetkovich, marcan la complejidad del estrés, el cual, no obstante las dificultades que presenta, puede ser enfrentado desde múltiples abordajes. “Las denominadas estrategias de afrontamiento del estrés han experimentado un gran avance, de la mano de la psicoterapia cognitiva y sus aliados, como la meditación. El reconocimiento de las situaciones que nos alteran, como primera herramienta, nos permite pensar mejor nuestras respuestas para, en forma progresiva, ir intentando estrategias diferentes. Una forma de afrontamiento de situaciones de estrés fácil de observar es el enojo. Frecuentemente tendemos a repetir la respuesta de enojo ante situaciones que no nos gustan. Cada reacción de enojo o ira
Telómeros
Dr. Marcelo Cetkovich
produce una ‘tormenta autonómica’ que, en personas con enfermedad coronaria, duplica el riesgo de tener un evento cardíaco agudo. Detectar y modificar esta respuesta de enojo o ira, repercute en forma positiva en nuestro bienestar”, resume el profesor titular de Psiquiatría de la Universidad Favaloro. Dentro de los tratamientos, señala, “algunas veces utilizamos fármacos antidepresivos, porque parte de su mecanismo de acción implica revertir los circuitos del estrés. Los ansiolíticos pueden ser de gran ayuda en situaciones puntuales. La mayoría de la población no tiene acceso a los tratamientos más sofisticados, pero siempre existe la posibilidad de lograr bajar los efectos del estrés a través de una actitud de autocuidado y alerta”, resalta el profesional de INECO. Entre las herramientas que el entrevistado subraya, la meditación ocupa un lugar destacado: “Las terapias complementarias (ya no las consideramos alternativas) han llegado para quedarse. La meditación ha demostrado la capacidad de mejorar la calidad de vida de las personas que la practican y de mejorar los síntomas de la ansiedad y las estrategias de afrontamiento del estrés. Es importante recordar que la meditación no es una prédica religiosa, sino que es una práctica que ha demostrado tener efectos beneficiosos. No debe tomarse la meditación como
El estrés, como integrante establecido de las vicisitudes humanas, es objeto de investigaciones permanentes que han arribado a conclusiones de importancia. Al respecto, Cetkovich, subraya: “Sin lugar a dudas, el hallazgo más importante que se ha llevado a cabo en los últimos años sobre el estrés es el fenómeno denominado ‘erosión de los telómeros’. Los telómeros son una parte de los extremos de un cromosoma que los protege del envejecimiento. Con cada división, estos telómeros se van acortando. Habría una enzima, la telomerasa, que los repara. Parecería que este es el mecanismo por el cual el estrés afecta la capacidad de reproducción saludable de las células, lo que se traduce en diferentes enfermedades”. La trascendencia de este hallazgo se expresa en las palabras del psiquiatra, que señala que su aparición en la escena científica marca un hecho fundamental, con posibles aplicaciones más allá de lo estrictamente vinculado al estrés: “Muchos consideran que la erosión de los telómeros es la verdadera ‘pistola humeante’ que vincula el estrés con diferentes enfermedades. Sus descubridores, Elizabeth Blackburn, Carol Greider y Jack Szostak, recibieron el Premio Nobel de Medicina en 2009. Se piensa que, con este descubrimiento, se abrió todo un camino de investigación para el tratamiento de enfermedades, como el cáncer, por ejemplo. El efecto de la telomerasa estaría detrás del hecho de que una célula cancerosa pueda seguir reproduciéndose”, concluye el doctor Cetkovich. ■ 33
NEUROCIENCIAS
Dolor y Depresión Ciertos dolores podrían estar encubriendo cuadros depresivos, según especialistas que participaron del 3.er Foro Argentino de Dolor y Neurociencias, realizado recientemente en Buenos Aires. Lo explican la doctora Andrea Márquez López Mato y el doctor Sergio Rojtenberg.
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a depresión se manifiesta con un conjunto de síntomas y se caracteriza por la imposibilidad de experimentar placer y de afrontar las actividades cotidianas. Esto va acompañado por expresiones en los niveles conductual, cognitivo y motor, y suele traer aparejadas repercusiones importantes sobre la salud, la calidad de vida y el desempeño socio ocupacional de las personas. Considerada como un problema de Salud Pública, la depresión afecta a unas 350 millones de personas en el mundo y causa 1 millón de muertes cada año. El trastorno se torna más grave aún cuando el estado depresivo se acompaña, a su vez, de dolor, en una suerte de círculo vicioso que deja vulnerables a quienes los padecen. “Dolor y depresión conforman un círculo vicioso. La depresión es una sensación dolorosa per se; a la persona le duele vivir. Un paciente con dolor puede derivar en un cuadro depresivo y una persona con depresión está sumamente vulnerable a los procesos dolorosos”, explicó el doctor Sergio Rojtenberg, médico psiquiatra y miembro de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA). En el marco del 3.er Foro Argentino de Dolor y Neurociencias organizado por Pfizer, el profesional añadió que en un altísimo porcentaje de pacientes, la depresión se presenta con síntomas somáticos, provocándoles dolores, e incluso incrementando los ya existentes. “Si una persona tiene una artritis, por ejemplo, ante la depresión, la artritis empieza a doler más. De los pacientes que padecen depresión, hasta un 80% cursa algún tipo de dolor y no consultan al psiquiatra; consultan al médico clínico, al trau34
matólogo, o al neurólogo, que les dice que la enfermedad está igual y solo les aumenta la dosis de la medicación analgésica. Hoy se sabe que la depresión promueve fenómenos inflamatorios, sensibilidad y dolor”, subrayó. En la actualidad, la depresión está considerada como la cuarta causa de carga entre todas las enfermedades estudiadas, y es la segunda causa de discapacidad entre los varones y las mujeres de entre 15 y 44 años. Y se estima que será la segunda causa de carga de la enfermedad antes de 2020, luego del accidente isquémico transitorio, según estudios confiables. La doctora Andrea Márquez López Mato, médica psiquiatra y directora del Instituto de Psiquiatría Biológica Integral (IPBI), señaló que “la depresión y el dolor van siempre de la mano, es un círculo vicioso, lo cual no quiere decir que sean la misma enfermedad”, aclaró. Y ofreció detalles al respecto: “Las alteraciones biológicas y las alteraciones de neurotransmiso-
res en el cerebro, y otras alteraciones moleculares, a veces coinciden y otras veces son opuestas. Clínicamente, sí se superponen algunos síntomas, porque todas las enfermedades dolorosas crónicas producen lo que se denomina depresión sintomática. Cualquier enfermedad, como una artritis reumatoidea, tiene hasta un 80% de posibilidades de producir depresión”, reafirmó. Por otro lado, agregó, “en la depresión, como enfermedad psiquiátrica, también se alteran otras vías biológicas que pueden llegar a producir dolor”. De acuerdo con lo indicado por la psiquiatra, la depresión implica alteraciones en diferentes órganos, provocando dolores que pueden ser específicos o inespecíficos: “Hay enfermedades, entre ellas la más llamativa, que es la fibromialgia, en las cuales se presentan dolores inespecíficos que van por todo el cuerpo. El paciente se queja, los marcadores de laboratorio -que generalmente los hacen los médicos reumatólogos o los clínicos-, dan normales, y entonces, los médicos no les creen”. Los dolores mencionados, fueron agrupados en una entidad que se conoce como “’síndrome sensitivo central’, dentro del cual aparecen las cistitis intersticiales que no son provocadas por bacterias; el síndrome de colon irritable; la fibromialgia; la fatiga crónica; los dolores de la articulación temporo-mandibular que da bruxismo; dismenorreas inespecíficas, y los dolores menstruales”, explicó la doctora Márquez López Mato.
Dr. Sergio Rojtenberg
Y agregó que dichos dolores presentan un componente psiquiátrico y un com-
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ponente psicoinmunoneuroendócrino, y que se trata de pacientes en los cuales la percepción del dolor está amplificada en el cerebro: “Estos pacientes, a los que no se les creía, no solo tienen esos dolores, sino que los tienen de modo más incapacitante y exagerado que el dolor de cabeza que podría tener una persona convencional”. El doctor Rojtenberg destacó, por otra parte, la existencia de factores socioculturales que afectan la percepción del dolor, entre las que se encuentran las situaciones de crisis personal o familiar, y así lo expresó: “El dolor es una vivencia subjetiva que puede estar relacionada, o no, con un daño. Cuando hay factores sociodemográficos negativos -como las situaciones de crisis o el desempleo-, aumenta la severidad del dolor”. También mencionó la edad como un factor por tener en cuenta, “ya que a mayor edad se incrementa la percepción del dolor y
“Cualquier enfermedad, como una artritis reumatoidea, tiene hasta un 80% de posibilidades de producir depresión”. la vulnerabilidad”. En cuanto al sexo, completó, “en general no hay diferencia estadística importante. No obstante, el nivel de consulta a veces se inclina hacia el sexo femenino, pero es un sesgo estadístico, ya que puede ser que la mujer consulte más, o que el hombre, cultural y socialmente, tenga el mandato de soportar el dolor”, ilustró el profesional. Cuando se manifiestan los dolores en un paciente que cursa depresión y no
Dra. Andrea Márquez López Mato
lo sabe, es muy probable que este consulte al traumatólogo, al médico clínico, al neurólogo por los dolores de cabeza y articular, debido a que la depresión se presenta con su forma somática. El psiquiatra resaltó que “de los pacientes que padecen depresión, hasta un 80% cursa algún tipo de dolor y no van a consultar al psiquiatra sino al clínico, al traumatólogo, al neurólogo”. Y especificó que “la mujer que está cansada, agotada, piensa que es un problema hormonal y va al ginecólogo. Para arribar al diagnóstico de depresión en estos casos, dependerá de la sintomatología y de la historia de estos pacientes que hacen policonsultas y también terminan polimedicados. La máscara somática que tienen los episodios depresivos hace que consulten y les digan que ‘no tienen nada’ y les recomienden que vayan al psiquiatra. En realidad –enfatizó–, el especialista debiera decirles que lo que les pasa, son expresiones de cuestiones que les ocurren en la cabeza y que repercuten en el cuerpo, explicado de modo tal que lo entienda”. Para la doctora Márquez López Mato, es importante que los especialistas tengan en claro lo que significa verdaderamente la depresión: “Lo que los médicos recuerdan de la definición de depresión es la tristeza, pero lo fundamental en la depresión no es la triste-
za, sino la pérdida del disfrute de las actividades habituales, la incapacidad para tomar acción. A esto se le agregan ideas cognitivas de desesperanza, la sensación de que nada en la vida tiene sentido. Por otra parte, la depresión tiene síntomas físicos tales como alteraciones del apetito, generalmente anorexia; del sueño, como insomnio; alteraciones en la percepción del dolor; y variaciones en la toma de decisiones. Existen escalas específicas para evaluar los síntomas de depresión; todo médico clínico debe saber diagnosticar una depresión y tratarla en primera instancia; solo las depresiones complicadas van a ir al psiquiatra el día de mañana”.
“Cuando hay factores sociodemográficos negativos -como las situaciones de crisis o el desempleo-, aumenta la severidad del dolor”. La psiquiatra, comentó que, recientemente, se efectuó un estudio en nuestro país sobre el síndrome sensitivo central, donde se observó que el promedio de tiempo que se tarda en llegar al diagnóstico es de ocho años: “Estas personas van al neurólogo, al reumatólogo, al gastroenterólogo, y nadie los ve en forma global”. De todas maneras, reconoció que desde que se difundió más lo concerniente a la sensibilización, el tiempo hasta el diagnóstico se redujo.
Abordaje integral En opinión del doctor Rojtenberg, en el abordaje de la depresión resulta fundamental que el paciente conozca qué le ocurre, que cuente con la orientación y la psicoeducación necesarias, 35
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que se le diga que tiene una depresión, cómo se trata, y cuánto tiempo aproximadamente puede tomar la terapia. “Hay varios tipos de psicoterapia. Lo esencial es explicarle al paciente qué tiene, y decirle que tal vez requiera medicación antidepresiva que deberá tomar durante un tiempo relativamente prolongado. Esto es muy importante, ya que uno de los riesgos de no tratar adecuadamente la depresión es la cronicidad de la enfermedad, además de la dificultad para resolverla. Una persona que está mucho tiempo con depresión y que ha tardado mucho en ser diagnosticada y tratada, tiene una posibilidad de remisión más baja”, advirtió. Los especialistas coincidieron que una persona que experimenta una depresión y además cursa dolor, habitualmente es más difícil de tratar. Esto se explica porque el dolor es un factor de resistencia y dificultad en el tratamiento de la depresión. Cuando más tiempo permanece el paciente sin tratamiento, resulta más difícil el abordaje, los resultados son más pobres y la persona también se encuentra más expuesta. “La depresión es una enfermedad multidimensional, afecta todo el organismo. La depresión aumenta seriamente el riesgo coronario”, remarcó Rojtenberg. Y recordó que, de hecho, la American Heart Association conside-
“... lo fundamental en la depresión no es la tristeza, sino la pérdida del disfrute de las actividades habituales, la incapacidad para tomar acción”. 36
El dolor en la depresión infantil Según explicó la doctora Márquez López Mato, la depresión infantil se acompaña generalmente de irritabilidad o de apatía. “Son chicos que no quieren hacer nada. En ellos también están los síntomas psicosomáticos”, dijo y graficó: “Es el chico que no quiere ir al colegio porque le duele la cabeza todos los días o porque tiene dolores de panza inexplicables por la medicina tradicional. La depresión en los chicos pueden ser reactiva, es decir por algo que les está pasando en su entorno; o endógena, es decir bioquímica”, aclaró. Otra de las diferencias con la depresión en los adultos radica en que, en vez de insomnio, los chicos tienen hipersomnia: “Si es una depresión reactiva, hay que hacer una buena psicoterapia y dedicarse a un tratamiento vincular con los padres y con el entorno que le esté produciendo alteraciones a ese chico. En cambio, si hay involucrada una cuestión genética, si tiene ideas de muerte o intentos de suicidios, como se ve en algunos preadolescentes, se necesitará medicación además de psicoterapia. Hoy en día, se cuenta con psicofármacos respaldados por datos, es decir por medicina basada en la evidencia, para tratar a los chicos depresivos”, destacó la psiquiatra. ra el sedentarismo, el tabaquismo, la hipertensión, el colesterol, los triglicéridos y la depresión como factores de riesgo cardiovascular. “Una persona que tiene un infarto y se deprime, tiene mayor riesgo de mortalidad”, resaltó. “El abordaje de la depresión debe ser integral. Esto significa que se aconseja un pilar biológico que estudie al paciente, que determine si esa persona necesita antidepresivos u otras moléculas psicofarmacológicas o vitaminas y minerales, cuyas falencias pueden provocar la depresión. Por otra parte, debe haber un pilar psicológico, conformado por muchas psicoterapias. Generalmente, las personas asocian psicoterapia con psicoanálisis, pero el psicoanálisis es uno de los cien tipos de psicoterapias”, refirió la doctora Márquez López Mato. Y continuó: “En el tratamiento de la depresión, lo que más se indica es la terapia cognitivo-conductual o la terapia interpersonal. En tanto, el tercer pilar está conformado por los gru-
“Lo importante es que los equipos no sean multidisciplinarios sino interdisciplinarios, o sea que se consulten permanentemente”. pos de apoyo social integrados por familiares y pacientes”. A su vez, con respecto al dolor, el trabajo debe ser más interdisciplinario, ya que se recomienda que incluya un médico clínico, un reumatólogo, fisioterapeutas y especialistas en depresión. “Lo importante es que los equipos no sean multidisciplinarios sino interdisciplinarios, o sea que se consulten permanentemente, que vean al paciente como un todo; tiene que ser un equipo de trabajo para ese paciente y su familia”, concluyó la psiquiatra. ■
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Dislexia La padece más de uno de cada diez niños. Según la Asociación Dislexia y Familia (DISFAM), el principal problema es que el sistema educativo no comprende el trastorno y basa todo el esquema de aprendizaje en el código escrito. La palabra de los especialistas.
S
i un niño presenta, por ejemplo, algunas dificultades para recitar el alfabeto, denominar letras, realizar rimas simples o para analizar o clasificar los sonidos, y al leer realiza omisiones, sustituciones, distorsiones, inversiones o adicciones, lentitud, vacilaciones, problemas de seguimiento visual y déficit de comprensión, todo indica que se trataría de un cuadro de ‘dislexia’, un trastorno caracterizado por la falta de capacidad para decodificar el sonido de las letras, y que trae aparejada una afectación en la lectura y, muchas veces, también en la escritura. La dislexia está considerada la primera causa de fracaso escolar, y es la principal alteración de las denominadas ‘Dificultades Específicas del Aprendizaje’ (DEAS), un grupo de situaciones que afectan al 15% de los niños. Un padre con dislexia, presenta ocho veces más chances de tener un hijo disléxico; y un recién nacido con un hermano con dislexia, posee un 40% más
de posibilidades de padecer esta afección. Se trata de un trastorno neurobiológico de origen genético, en el cual se encuentra alterada la migración neuronal. Esto hace que el niño presente una falta de capacidad para decodificar el sonido de las letras, y ello afecta su desempeño en la lectura y la escritura. Además suelen presentar problemas de comprensión, de memoria en el corto plazo y confusión entre la derecha y la izquierda, entre otras condiciones. No obstante, se trata de niños muy inteligentes y creativos y, si encuentran un marco de enseñanza acorde con sus posibilidades, pueden alcanzar un desarrollo intelectual similar al de los restantes chicos. Personalidades destacadas de la historia padecieron dislexia, como, por ejemplo, Albert Einstein, Thomas Edison, Winston Churchill y Walt Disney, entre muchos otros. Estela Picca, presidenta de la DISFAM Argentina, expresó que esta enti-
dad tiene como objetivo dar apoyo a las familias de niños con dislexia, para que se la reconozca como una dificultad del aprendizaje, y el sistema educativo tome las medidas necesarias para contenerlos y ofrecerles esquemas distintos de enseñanza, de manera que puedan aprender sin frustrarse. En tanto, para el doctor Gustavo Abichacra, médico pediatra, miembro del Comité Científico de la Asociación Dislexia y Familia (DISFAM) Argentina, y jefe de Pediatría del Sanatorio Las Lomas, San Isidro, “el gran problema es que el sistema educativo no está preparado para detectar ni para adaptarse a las necesidades de aprendizaje de los chiquitos con dislexia, y debemos tener en cuenta que, en promedio, hay entre uno y dos chicos por aula con esta alteración”. “Ante un niño con dificultades –agregó–, se piensa que es un problema psicológico vinculado con su grupo familiar, un divorcio de los padres, por ejemplo; y se demora el verdadero diagnóstico. Y lo que realmente puede generar un problema psicológico es si no lo ayudamos a tener éxito en el aprendizaje”. Por su parte, María Julia Ramírez, psicopedagoga especializada en Neurocognición y miembro del Comité Científico de DISFAM, consignó que los padres y los docentes “tienen que entender lo que está pasando con el niño y no tildarlo de vago, haragán, etc. El problema es que el trastorno no surge a simple vista, y entonces se suele cargar las tintas en la familia, la escuela o en la propia voluntad del chico, y nada más desacertado”.
Sra. Estela Picca, Lic. María Julia Ramírez, Sr. Iñaqui Muñoz, Dr. Gustavo Abichara y Dra. Isabel Galli de Pampliega.
“En general esta alteración se caracteriza por disminuir la facilidad para 37
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reconocer el sonido de las letras dentro de la palabra. Falta la habilidad para lograr precisión y velocidad en la lectura y la escritura”, precisó Isabel Galli de Pampliega, doctora en Fonoaudiología y asesora de padres con niños con Dificultades Específicas del Aprendizaje. “En estos chiquitos no está automatizada la lectura y generalmente tampoco la escritura, lo que hace que se deba trabajar en reeducarlos en la ‘conciencia fonológica’, y el tratamiento fundamentalmente consiste en focalizarse en el aspecto oral”, subrayó el doctor Abichacra. Y añadió que, respecto de los textos, “en general es recomendable utilizar palabras más grandes y más espaciadas, asegurándonos que hayan entendido las consignas”. Por lo expuesto, desde DISFAM fue presentado un proyecto de ley que contempla una serie de medidas para que los establecimientos educativos provean al niño de las herramientas y los esquemas de aprendizaje necesarios para transitar con éxito este proceso, destacó Estela Picca. Con respecto a la detección de estos pacientes, “generalmente se produce entre los 4 y 5 años de edad; los primeros en sospechar el cuadro suelen ser los padres, los docentes y el pediatra, y luego el diagnóstico es confirmado por fonoaudiólogos o psicopedagogos formados en esta disciplina”, refirió la doctora Galli de Pampliega, quien también pertenece al Comité Científico de DISFAM. Para la confirmación del diagnóstico, los profesionales se valen de distintos test de palabras, sonidos e inteligencia, que consisten en conocer la cantidad de vocabulario que maneja el niño, su capacidad para recordar las palabras, ver qué letras confunde y cuánto tiempo demora en la comprensión de la lectura. “Pese a que la certificación de la dislexia recién se constata a los 8 años de 38
Qué deben hacer los padres y los docentes frente a un niño con dislexia* Comprenderlo y quererlo. Entender que ese chico aprende de una manera diferente. Informarse acerca de la dislexia y de lo que le sucede a este niño. No evaluarlo con lectura oral delante del grupo. No remarcar en público sus errores de ortografía, que lo van a acompañar siempre. ■ No corregir la letra, que también siempre va a ser igual. ■ Examinarlo en forma oral, no escrita. ■ Anticiparle los textos para que cuando llegue a clase tenga el tema escuchado. ■ Proporcionarle textos con letras grandes y separadas. ■ Trabajar sobre su autoestima. ■ No tratarlo de vago ni de haragán. ■ Potenciar sus fortalezas: suelen ser niños muy creativos y muy buenos deportistas. ■ Adaptar la enseñanza del niño en formas y acceso al conocimiento ■ ■ ■ ■ ■
* Fuente: DISFAM Argentina
edad, es posible hacer un prediagnóstico anticipado y comenzar a trabajar en una adaptación de formas y acceso del niño al conocimiento. Para ello se aconseja, ante todo, comprender y querer al niño, entender que va a aprender de una manera diferente, informarse de lo que sucede con este niño, y tener en cuenta algunas recomendaciones para no dañar su autoestima, como, por ejemplo no evaluarlo con lectura oral delante del grupo, no remarcarle los errores de ortografía ni la desprolijidad en la escritura y, en lo posible, que dé las pruebas en forma oral”, remarcó la licenciada Ramírez, quien también se desempeña como directora general de Cognitas. “Si bien las personas con dislexia convivirán con este trastorno durante toda su vida, un aprendizaje adaptado a sus aptitudes no les debería restar ninguna de sus potencialidades. Personalidades como Albert Einstein, Thomas Edison, Winston Churchill, o Walt Disney, llevaron adelante la afección y ello no impidió que se destaca-
ran (y mucho) en su desempeño”, destacó Abichacra. Sin embargo, el gran problema es la afectación de la autoestima de estos niños, no comprendidos ni por sus familias ni por su entorno escolar. “Por definición, los chicos siempre tienen que tener éxito para querer aprender; en la dislexia, si uno los aleja de la posibilidad de éxito al utilizar herramientas que no le son familiares, el niño no se motiva, se encierra en sí mismo y pierde el interés por el aprendizaje”, remarcó Galli de Pampliega. Y concluyó: “El aprendizaje de una lengua incluye un aspecto ‘fonológico’, vinculado estrictamente con los sonidos de las letras, uno ‘sintáctico’ referido a las secuencias existentes de los sonidos en las palabras, las palabras en las oraciones, las oraciones en los textos, etc., y, finalmente el esquema semántico, focalizado en la comprensión. En la dislexia, el paciente tiene afectados los dos primeros mecanismos: el fonológico y el sintáctico”. ■
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