Nos dijeron que aquellos hombres que pocos recuerdan, esos que dieron alas al Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana hace muchos más años de los que tiene el Festival, viejitos ya, se estaban muriendo.
Rocío Lloret fue en busca de Walter Neuwirth, franciscano alemán que en 1966 llegó a Bolivia y se instaló para siempre en Urubichá, provincia Guarayos al norte de Santa Cruz, en la región chiquitana donde se acomodaron las misiones jesuíticas y franciscanas desde 1691.
“Los guarayos son músicos por naturaleza. Cuenta la leyenda que cuando uno de ellos muere, debe pasar un río montado en el lomo de un caimán para reencontrarse con sus abuelos. Si quiere llegar a destino, necesita tocar algún instrumento porque, de lo contrario, se cae en el trayecto y desaparece”, escribe Rocío en la crónica central de este número que se monta sobre ese caimán en busca de los abuelos.
Misioneros de la música, para ustedes este número de Rascacielos.