"El barrio está más triste” le dijeron los vecinos al cronista Álex Ayala, cuando volvió por ahí luego de que el campo de juego del barrio Cosmos 79, en El Alto, no era ya escenario para partidos de fútbol de grandes ligas. Nunca lo fue. O casi nunca. Y esa fue justamente la razón por la que un día del año 2011, los vecinos protestaron y con toda la calma del mundo decidieron echar candado a las puertas del estadio vetado, con los jugadores del La Paz Fútbol Club dentro. Ese fue El secuestro más extraño del fútbol. El argumento era básico y conocido: tenían derecho a jugar allí donde habían nacido. Parece que las condiciones del espacio no eran las más adecua- das pero, en verdad, el argumento era otro, esta vez universal: la pobreza sin fútbol es aún más insoportable.
De ese fútbol de cancha de barrio, de pata pelada, de dos piedritas que marcan el arco, de una pelota hecha de bolsas de plástico, de esa alegría tantas veces única ante tanta derrota cotidiana, de eso hablaremos en Rascacielos estos día.