Las iglesias coloniales del Altiplano, en Bolivia y Perú, fueron su cuna y su parque. Si los niños de su edad jugaban meciéndose en columpios, él lo hacía entre las columnas de aquellos templos con igual algarabía. Andrés de Mesa Gisbert creció en ese vientre amorosamente preservado por sus padres, los arquitectos José de Mesa y Teresa Gisbert. Por eso no es extraño que los senderos de la vida lo hayan conducido hasta... una iglesia. ¡Y vaya qué iglesia! Nada menos que la Sagrada Familia, en Barcelona. Uno de los templos más grandes del mundo –por su altura; será la catedral más alta de Europa, con 172,5 metros–.
Lleva 135 años en construcción porque parte del ritual es no ser financiada por Estado alguno sino por los fieles y visitantes. Una labor sin fin que sin embargo aquellos arquitectos, como Andrés de Mesa, se han propuesto terminar. Así sea, cual final consecuente con un claro camino.